Esp@Cio Público Espacio Tiempo y Redes Móviles en La Era Digital - Martin y Torres

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AUTORAS: María Victoria Martin [email protected] Mariana L. Torres [email protected] TEMÁTICA: „comunidades virtuales e híbridas' TÍTULO: ESP@CIO PÚBLICO: ESPACIO, TIEMPO Y REDES MÓVILES EN LA ERA DIGITAL RESUMEN Los smartphones permiten participar de las redes sociales virtuales en y desde cualquier lugar y a toda hora; a su vez, las redes sociales virtuales son un fenómeno que crece exponencialmente. En la Argentina, durante Junio de 2011, 11.8 millones de personas visitaron Facebook, lo que representa el 90% del total de la población con acceso a Internet. De la navegación total en la web mediante otros dispositivos (no computadoras) el 80% del tráfico se vale de la utilización de telefonía móvil, siendo Facebook la segunda aplicación más utilizada 1 . Esta nueva realidad genera nuevos modos de apropiación de los espacios comunes para propósitos de tipo personal, reorganiza y reconfigura el sensorium acerca del tiempo y 1 Datos obtenidos de “El Crecimiento de Redes Sociales en América Latina. La Influencia de Los Medios Sociales en el Escenario Digital de América Latina” (Septiembre 2011) y Comunicado de prensa: comScore Introduce Device Essentials™ para Medir el Tráfico Digital desde Todos los Dispositivos, Permitiendo la Optimización de Estrategias de Marketing y Experiencia de Consumidor (Julio 2011). Ambos disponibles en http://www.comscore.com/esl. Además, Según las estadísticas generales que brinda la empresa de Palo Alto, los usuarios que acceden a esta red desde sus dispositivos móviles son dos veces más activos que los que lo hacen a través de computadoras (Datos obtenidos en http://www.facebook.com/notifications.php#!/press/info.php?statistics [fecha de vista: 29 de abril de 2011].

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Esp@Cio Público Espacio Tiempo y Redes Móviles en La Era Digital - Martin y Torres

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AUTORAS:

María Victoria Martin

[email protected]

Mariana L. Torres

[email protected]

TEMÁTICA: „comunidades virtuales e híbridas'

TÍTULO:

ESP@CIO PÚBLICO: ESPACIO, TIEMPO Y REDES MÓVILES EN LA ERA

DIGITAL

RESUMEN

Los smartphones permiten participar de las redes sociales virtuales en y desde cualquier

lugar y a toda hora; a su vez, las redes sociales virtuales son un fenómeno que crece

exponencialmente. En la Argentina, durante Junio de 2011, 11.8 millones de personas

visitaron Facebook, lo que representa el 90% del total de la población con acceso a

Internet. De la navegación total en la web mediante otros dispositivos (no

computadoras) el 80% del tráfico se vale de la utilización de telefonía móvil, siendo

Facebook la segunda aplicación más utilizada1.

Esta nueva realidad genera nuevos modos de apropiación de los espacios comunes para

propósitos de tipo personal, reorganiza y reconfigura el sensorium acerca del tiempo y

1 Datos obtenidos de “El Crecimiento de Redes Sociales en América Latina. La Influencia de Los Medios

Sociales en el Escenario Digital de América Latina” (Septiembre 2011) y Comunicado de prensa:

comScore Introduce Device Essentials™ para Medir el Tráfico Digital desde Todos los Dispositivos,

Permitiendo la Optimización de Estrategias de Marketing y Experiencia de Consumidor (Julio 2011).

Ambos disponibles en http://www.comscore.com/esl. Además, Según las estadísticas generales que

brinda la empresa de Palo Alto, los usuarios que acceden a esta red desde sus dispositivos móviles son

dos veces más activos que los que lo hacen a través de computadoras (Datos obtenidos en

http://www.facebook.com/notifications.php#!/press/info.php?statistics [fecha de vista: 29 de abril de

2011].

el espacio y redefine el espacio público, entre otras. Entonces, la conjunción de redes

sociales y móviles contribuye a la configuración de procesos de subjetivación que se

transforman rápidamente habilitando nuevas formas de vincularse con los pares. Más

allá de cuestiones estructurales, se trata de entender las transformaciones en las

cotidianeidades y las rutinas de las que personas ya que los espacios de la vida cotidiana

funcionan como mediación constitutiva y ubicación histórica, allí donde se dirime la

lucha por la constitución de sentidos.

Palabras clave: redes sociales- telefonía móvil- jóvenes- tiempo- espacio- espacio

público

TITLE:

PUBLIC SP@CE: SPACE, TIME AND MOBILE NETWORKS IN THE

DIGITAL AGE

ABSTRACT

Smartphones allows participation of virtual social networks, anywhere and anytime; as

well, virtual social networks is growing exponentially, and Facebook stands out. In

Argentina, in June 2011, 11.8 million people visited this social network; that represents

90% of the total population with access to the Internet. 80% of the total traffic on web

navigation using other devices (not computers) uses mobile phones and Facebook is the

second most used application for these devices.2

2 Data from "The Rise of Social Networking in Latin America. The Influence of Social Media in

the Digital Scenario of Latin America" (September 2011) and Press release: “comScore Introduces

Digital Analytix™ in Latin America, Providing an Evolution in Web Analytics to the Market” (July

2011). Both available at http://www.comscore.com/. According to the general statistics provided by

Facebook, accessing to the network from their mobile devices, users are two times more active than those

who do so through computers. Data

This new reality creates new modes of appropriation of common areas for personal

purposes, the reorganization and reconfiguration of the sensorium to perceive or

experience time and space, and the redefinition of public space, amongst others

concepts. So, the combination of mobile social networks contribute to shaping

processes of subjectification that are rapidly transformed enabling new ways to

bond with peers. Beyond structural issues, we try to understand the transformations

in everyday life and routines of people for the reason that spaces of daily life function as

a constitutive mediation and historic location where the wrestle is settled by the

constitution of meaning.

1. INTRODUCCIÓN

Actualmente, se entiende que las lógicas de los medios y dispositivos de comunicación

se amplían y extienden por sobre la vida cotidiana, configurando nuevos modos en el

diseño de las interacciones y en la estructuración de las prácticas sociales; las nuevas

tecnologías en su capacidad articulatoria, como matrices donde se tejen modos de

interacción con formas expresivas, lógicas de producción con estrategias de recepción.

Más aún: la experiencia cultural se constituye en las intersecciones y mediaciones de

ofertas y expectativas, en múltiples reconfiguraciones de lo discursivo y de lo visible, de

la inteligibilidad y la sensibilidad heterogéneas. Entonces, se pasa a reconocer la

centralidad mediática como marca desde la cual los procesos de producción, circulación

y consumo de las significaciones sociales (la cultura), deben ser entendidos.

En este contexto, nos preguntamos por la convergencia de la telefonía celular y las redes

sociales virtuales, en especial, Facebook. ¿Hay reglas o patrones de uso que distinguen

la participación de las redes por computadora o vía telefonía móvil? ¿Prima la necesidad

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de contar o informar sobre cuestiones personales más que estar en una verdadera red de

sociabilidad? ¿La comunicación tiende a ser unidireccional o dialógica? ¿Cómo se

reconfiguran los códigos en estos pasajes y préstamos? ¿Qué se tiene en cuenta para la

producción del contenido en un entorno donde la actualización es constante? ¿Por qué

los usuarios, para „contar‟ lo que les pasa a quienes comparten un mismo espacio físico,

recurren a la mediación tecnológica? ¿Qué ventajas ofrece este tipo de comunicación

frente a otras?

1.2. CAMPO Y CONCEPTOS

Para el presente trabajo, se diseñó una encuesta autoadministrada que respondieron 52

alumnos, hombres y mujeres, de entre 16 y 18 años de una institución educativa

privada, laica, de la ciudad de La Plata. Privilegiamos la voz de estos sujetos ya que son

los y las jóvenes quienes más utilizan Internet y quienes más tiempo pasan navegando.3

Es importante destacar que a fines investigativos, la muestra incluyó tanto a usuarios

como aquellos que no utilizan Facebook desde dispositivos móviles, ya que nos interesa

recuperar no sólo las prácticas sino también las representaciones acerca de estos usos

De nuestro universo, sólo 11 jóvenes utilizaban sus teléfonos para conectarse a redes (y

fueron rápidamente señalados por su grupo de pares al momento de preguntar quiénes

realizaban esta práctica)4. El hecho de ser o no usuarios constituía un dato menor para

nosotros, ya que nos interesaba rastrear principalmente el imaginario respecto de estos

usos y, además, porque creemos que “para alcanzar la madurez del mercado y lograr el

salto de la telefonía móvil tradicional a la Mobile Internet y luego a la Mobile Web 2.0,

será necesario que las partes involucradas en el negocio modifiquen y adapten

3 Datos obtenidos en Comunicado de prensa: “Usuarios de Facebook en Argentina Dedican 9 Horas al

Mes al Sitio, Obteniendo el Segundo Lugar Luego de Israel en Cuanto a Afinidad de Usuarios” (Junio

2011) disponible en http://www.comscore.com/ 4 Queda pendiente analizar si esta actitud estuvo determinada por la circunstancia que los encuestados

pertenecieran a un grupo conformado hace 10 años atrás, cuando iniciaron juntos, la mayoría de ellos, su

educación formal en esa institución escolar.

estrategias históricas (…). Los usuarios, por su parte, deberán percibir con sus actitudes

de consumo el atractivo que tienen esos dispositivos a nivel de convergencia, ubicuidad

y productividad” (Pardo Kuklinski et al, 2009: 60).

Para entender nuestro caso, retomaremos dos mediaciones, socialidad y tecnicidad, que

propone Jesús Martín Barbero para pensar los fenómenos culturales5.

Para este trabajo nos concentraremos en lo que Jesús Martín Barbero llama tecnicidad

por la que nos referimos a los dispositivos en tanto organizadores perceptivos, parte

fundamental del diseño de nuevas prácticas y no sólo como gadgets.

“Tecnicidad nombra lo que en la sociedad es no sólo instrumento sino

sedimentación de saberes y dimensión constitutiva de las prácticas. (...)

Con lo que la tecnicidad más que a aparatos nos remite al diseño de

nuevas prácticas, y más que destrezas la tecnicidad es competencia en el

lenguaje” (Martín-Barbero, 2000)

Si se considera a la técnica como algo exterior a la comunicación, se desconoce la

materialidad histórica de las mediaciones que ella instituye, que articulan

potencialmente, las nuevas formas de sociabilidad. Por socialidad entendemos “lugar de

anclaje de la praxis comunicativa y resultado de los modos y usos colectivos de

comunicación” (Martín-Barbero, 1998: XVII) en la que los sujetos negocian, como

pueden y con lo que tienen, el orden con el poder y las instituciones.

“Socialidad es la trama de relaciones cotidianas que tejen las gentes al

juntarse y en la que anclan los procesos primarios de interpelación y

constitución de los sujetos y las identidades (...) que es lo que constituye

el sentido de la comunicación como cuestión de fines y no sólo de

medios.” (Martín-Barbero, 2000)

5 MARTÍN-BARBERO, J. De los medios a las mediaciones. Si bien él propone otras dos mediaciones,

ritualidad e institucionalidad, éstas no serán abordadas en este trabajo.

No es sólo el espacio de las dominaciones de las estructuras de poder, sino también

lugar de praxis y emergencia de los movimientos que desplazan y recomponen aquello

que se define como conflicto social y de constitución de las identidades de los distintos

actores. Conocer esos modos y sentidos que establecen los jóvenes a partir de la

utilización de los teléfonos móviles, la capacidad de enviar y recibir SMS e imágenes y

videos, es comprender cómo se crean y recrean las relaciones culturales

contemporáneas.

Los teléfonos celulares de última generación son manejados con una habilidad

asombrosa por estos jóvenes que nacieron con un entrenamiento de su dedo pulgar

(capaz de alcanzar una destreza insospechada por otros grupos etáreos), configurados

más que como receptores o espectadores, en tanto emisores y productores.

El cuerpo del presente trabajo está organizado en tres apartados que permiten

problematizar, primero, tiempo y espacio en la era digital; en segundo lugar nos

ocuparemos de conceptualizaciones sobre el espacio público en entornos virtuales; y un

último capítulo dedicado a pensar las redes en la telefonía móvil.

2. TIEMPO Y ESPACIO EN LA ERA DIGITAL

En cuanto a la separación entre tiempo y espacio, Giddens hace referencia a los

marcadores espaciales que indican una particular conciencia de la localización y señala

que en la Premodernidad “el tiempo y el espacio se vinculaban mediante la situación de

un lugar”, pero resalta que en la Modernidad se generó una dimensión de tiempo

“vacía” que también apartó el espacio de la localización, al inventarse y difundirse el

reloj mecánico, en tanto sistema normalizado para todo el planeta. De manera análoga,

funciona el mapamundi que, en tanto proyección uniforme, no privilegia ningún lugar.

El hecho de desarmar configuraciones anteriores, posibilita su articulación a partir de

las organizaciones y la organización moderna, hasta llegar a incluir sistemas

universales.

Castells describe el proceso de reconstrucción de tiempo y espacio como el “tiempo

atemporal eterno” (sin secuencias fijas o comprimido por las interacciones en red) y el

“espacio de los flujos” diferenciado del tradicional “espacio de los lugares” (que

adquieren un nuevo significado como organización material de las prácticas en tiempo

compartido lugares de convergencia comunicacional en los que la gente recrea distintos

propósitos y flujos).

Uno de los primeros en cuestionar la instrumentalidad y linealidad de los efectos de la

técnica fue Walter Benjamin, quien conectó las innovaciones de la tecnicidad con las

transformaciones de un sensorium de los modos de percepción y experiencia social.

Resulta claro, en la dimensión cultural, que el diseño de nuevas prácticas

comunicativas/culturales establecen nuevas relaciones, sobre todo, si uno las contrasta

con las modificaciones del sensorium de las generaciones socializadas sin la utilización

de esos dispositivos.

2.1 TIEMPO ARROBADO

En la virtualidad, el tiempo “no cíclico, sino aleatorio, no recurrente sino incurrente”

(Castells, 1999a: 467) permite la simultaneidad asociada a la instantaneidad y la

atemporalidad, en la que conviven lo eterno -siempre recuperable a través de las url- y

lo efímero -aquello que se pierde de vista en la cantidad ingente de información-.

El tiempo lineal, progresivo e inevitable de la Modernidad, es puesto en jaque con la

superposición de tiempos que permiten los nuevos medios, pero en especial la

convergencia con los tradicionales. La utilización de estos dispositivos contribuye a

completar y llenar de sentido lo que antes era entendido como “tiempo muerto”

mientras se caminaba, esperaba a ser atendido, viajaba en un medio de transporte

público, durante los breaks del empleo o los recreos escolares. El teléfono celular nos

ofrece la posibilidad de contar con un tiempo ilimitado, explotable y aprovechable al

máximo al romper los límites entre el tiempo de ocio y de trabajo establecidos por el

reloj desde la Modernidad, perturbando la noción de secuencia y progreso lineal que se

consolidaban. La politicidad del tiempo, en cuanto a los reordenamientos que configura,

también guarda estrecha relación con los elementos para medirlo; al respecto, los

jóvenes utilizan ese dispositivo en lugar del reloj pulsera o despertador. Manuel Castells

“propone un esquema de relación entre una nueva "atemporalidad" y el nuevo sistema

social informacional. La estructura relacional-reticular de éste, congruente con el mismo

modo de funcionamiento de las nuevas tecnologías de la comunicación e información,

coincide, pues, con el fin, en el terreno que hemos llamado "identitario", del tiempo

lineal, irreversible, mensurable y predecible de la Modernidad (…) Frente al principio

de contigüidad física sobre el que se definía esta simultaneidad en las sociedades

modernas, la expansión global del paradigma informacional [de redes y flujos] impone

un nuevo tipo de interconectividad a distancia establecida en el plano de la temporalidad

absoluta” (Vidal Jiménez, 2005). Al respecto, la determinación del tiempo radica en la

capacidad humana de enlazar entre sí dos o más secuencias distintas de

transformaciones continuas, de las cuales una sirve de unidad de medida temporal para

las otras. La eliminación del orden de secuenciación crea un tiempo eterno,

indiferenciado, que condensa los acontecimientos en la instantaneidad y produce

discontinuidades aleatorias dentro de la misma secuencia. Las expresiones culturales

configuradas en esta tecnicidad se caracterizarían por ser multidimensionales,

enlazadas, heterogéneas, instantáneas y fragmentadas.

Como sostiene Vidal Jiménez (2005), “si, en el plano simbólico (imaginario) de la

temporalidad, el nuevo Capitalismo de Redes responde a un proceso continuo de

desfuturización ahistórica temporal, en el ámbito de la cuantificación cotidiana del

tiempo deriva en una total dislocación y desecuenciación de la propia experiencia vital.

Y es que la heterogeneidad y fragmentación rizomática del tiempo postmoderno e

informacional responde a una nueva lógica de relación entre dominación y

temporalidad”.

En definitiva, si Giddens señala que una dimensión de tiempo “vacía” resulta central

para su unificación en la Modernidad, entendemos que este principio está siendo

socavado por este nuevo fenómeno de la comunicación a través de los nuevos medios

que permiten la digitalización de información telefonía móvil.

2.2 ESP@CIO

¿Un sitio web es un sitio? La metáfora nos permite acceder cognitivamente a lo que es

aquello que siquiera imaginamos los que nacimos antes o durante la década del 70 del

siglo pasado. Según el Diccionario de la Real Academia Española (vigésimo segunda

edición) un sitio es “1. m. Espacio que es ocupado o puede serlo por algo. 2. m. Lugar o

terreno determinado que es a propósito para algo.” La idea de ocupar, estar y albergar

nos bastaba para representarnos qué nos ofrecía un „sitio‟. Sin embargo, si prestamos

atención a las distinciones sutiles, veremos que para las ciencias sociales un lugar no es

lo mismo que un espacio. Michel De Certeau se preocupa por las prácticas cotidianas y

en La Invención de lo Cotidiano - Artes de Hacer (2000) el filósofo e historiador

francés hace una distinción para su trabajo analítico sobre las formas de transitar la

ciudad

“Un lugar es el orden (cualquiera sea) según el cual los elementos se

distribuyen en relaciones de coexistencia. Ahí impera la ley de lo

„propio‟ (...) Hay espacio en cuanto que se toman en consideración los

vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la variable del

tiempo. El espacio es un cruzamiento de movilidades. A diferencia del

lugar, carece pues de la univocidad y de la estabilidad de un sitio

„propio‟” (De Certeau, 2000:130)

Este tipo de definiciones nos remite a un pensamiento más propio a campos de

conocimiento como el de la física más que al de la teoría social, pero nos permite trazar

ciertas analogías, a saber: las personas toman diferentes direcciones y trazan recorridos

en un plano geográfico. En Internet también se navega en múltiples direcciones y se

puede rastrear con mucha facilidad el tráfico del ciberespacio. La velocidad no es otra

cosa que una relación entre tiempo y espacio y ambas categorías nos permiten observar

los movimientos, cambios y cantidades de acciones humanas. Por lo tanto, pensar en

espacio es pensar en personas que lo viven, ocupan y transitan.

Más de una década atrás, Manuel Castells problematizaba la cuestión del espacio en la

Era de la Información (1999a). Él describe una nueva forma social de percibir y/o

vivenciar el espacio. Este autor propone que la noción de espacio (y tiempo) se ha

transformado “bajo el efecto combinado del paradigma de la tecnología de la

información y de las formas y procesos sociales inducidos por el proceso actual de

cambio histórico” (1999a: 410). Bien sabemos que la tecnología se crea en el interior de

una sociedad para responder a las necesidades de su cultura, por lo tanto, no debemos

pensar que los cambios que involucran nuevas formas de informarse o vincularse en las

sociedades surgen por efecto de algo externo sino por causa de ellas mismas.

Castells desarrolla una idea interesante, la de los espacios de flujo como una nueva

lógica espacial, distinta de la de los espacios de los lugares, estos últimos representarían

la idea tradicional de espacio. Él lo define así: “El espacio de los flujos es la

organización material de las prácticas en tiempo compartido que funcionarán a través de

los flujos.” (Castells 1999a)6

Sin embargo, mucho antes de los desarrollos de Castells, el novelista William Gibson,

en su obra Neuromante (1984) desarrolla la acción en el ciberespacio. Este término fue

acuñado en ese entonces para dar cuenta de algo que contiene las acciones ocurridas en

y a través de las redes informáticas.

Internet, como red de redes, surge como una forma de compartir conocimiento y de

facilitar el acceso al mismo. Así, la información queda a disposición de todos aquellos

que tengan los recursos tecnológicos para hacerlo. Este uso público de los datos

circulantes fue el ideal que guió el crecimiento y desarrollo de Internet; más

democrática y menos jerárquica. Por ello, esta manera de entender el uso del

ciberespacio tiene estrecha vinculación con el uso del espacio público físico-geográfico.

La máxima expresión de esta nueva percepción del espacio y de la capacidad de crear

mapas mentales está vinculada a la masificación del uso de GoogleEarth, programa

desarrollado por la empresa Google basado en capturas satelitales de cada metro de

suelo terrestre que permiten al mundo entero caber en un monitor. Así, la distancia que

separa a un argentino de un español es una breve línea amarilla y ver la Torre Eiffel

erguida en el cielo de París es posible sin siquiera levantarse del asiento gracias a las

imágenes en tres dimensiones que esta aplicación facilita.

Renato Ortiz se refiere la constitución de territorialidades desvinculadas del medio

físico (Ortiz, 2004:62) que permiten atender al espacio independientemente de las

6 Continúa diciendo: “Por flujos entiendo las secuencias de intercambio e interacción determinadas,

repetitivas y programables entre las posiciones que mantienen los actores sociales en las estructuras

económicas, políticas y simbólicas de la sociedad” (Castells, 1999: 445)

restricciones propias del medio físico. Pero estos procesos de desterritorialización

(García Canclini, Ortiz) también vienen acompañados por reterritorializaciones en la

dimensión social. Es por esto que no se puede afirmar que nos encontremos ante un

territorio vacio o el fin del territorio sino frente a una “territorialidad desarraigada”

(Ortiz, 2004:68).

Con el teléfono móvil y por medio de las redes es posible adelantar trabajo, conversar

con otros, saludar a quienes uno no ve desde hace tiempo, ponerse al día con noticias o,

simplemente, jugar. La confluencia de estas dos características, la ruptura de la noción

de límite espacial y la capacidad de su utilización full time, otorgan un cambio

cualitativo respecto de otras tecnologías.

3. EL ESPACIO PÚBLICO Y LOS ENTORNOS VIRTUALES

Un segundo eje planteado por Giddens (1995:34) hace referencia al desenclave de las

instituciones modernas, es decir a “la extracción de las relaciones sociales de sus

circunstancias locales y su rearticulación en regiones espaciotemporales indefinidas”,

disociándolas de las peculiaridades de lo local. En el mismo sentido, Castells

(2007:258) entiende que las sociedades evolucionan y cambian en la construcción y

reconstrucción de sus instituciones, presionadas por nuevas relaciones de poder y que,

la conjunción de la globalización con la aparición de las identidades locales o

comunales han minado la capacidad de los estados nacionales como unidad para definir

el espacio público.

Recordemos que las transformaciones en las formas de representación desde la

aparición de los medios de comunicación, han modificado la naturaleza de la esfera

pública y, por ende, las nociones de público y privado, desde fines de la Edad Media

hasta nuestros días.

El pensamiento moderno puso en circulación un concepto de espacio público que se

adecua a la idea de lo colectivo, como el que surge cuando seres humanos se reúnen

para hacer entre ellos sociedad en función de sus intereses comunes, sin que ninguno

supere en importancia e intensidad al de convivir. Ferdinand Tönnies, en su libro de

1887 Comunidad y asociación diferenciaba comunidad, como un tipo de organización

social inspirada en el modelo de los lazos familiares, fundamentada en posiciones

sociales heredadas y objetivables y en relaciones personales de intimidad y confianza,

vínculos corporativos, relaciones de intercambio, sistema divino de sanciones, etc. y

asociación, como un tipo ideal de sociedad fundada en relaciones impersonales entre

desconocidos, vínculos independientes, relaciones contractuales, sistema de sanciones

seculares, etc. Esta última estaría centrada en el contrato y los derechos individuales.

Entonces, la comunidad se funda en la comunión; la colectividad, en cambio, se

organiza a partir de la comunicación y se asocia con la idea de reunión de individuos

que toman consciencia de lo conveniente de su copresencia y la asumen como medio

para obtener un fin. Si la comunidad exige coherencia, lo que necesita y produce toda

colectividad es cohesión7.

En su dimensión teórica, el espacio público constituye uno de los pilares del proyecto

cultural de la modernidad. Como espacio concreto el espacio público se asemeja a

cualquier cosa menos a un territorio, ya que carece de límites y nadie puede arrogárselo

como propio; tampoco tiene restricciones al carecer de derecho de admisión. A la

inversa, se trata de un espacio que posibilita la reunión de lo social.

La posibilidad misma de un mundo común –en el sentido de compartido– no puede

asentarse en la naturaleza común de los seres humanos que lo conforman, sino “por el

7 M. Moreno Arcas, “Ferdinand Toennies. El conflicto entre comunidad y sociedad”, Ethnica, 10 (1975),

pp. 85-98, citado en Delgado, Manuel: “Lo común y lo colectivo”.

hecho de que, a pesar de las diferencias de posición y la resultante variedad de

perspectivas, todos están interesados en el mismo objeto”.8

En ese sentido, el espacio público moderno, por lo menos en cuanto proyecto, es un

espacio del y para el intercambio comunicacional generalizado, producido -y en el que

se produce- una colectividad inestable, cuyos miembros acuerdan a partir de acuerdos

suficientes. Es un ámbito de y para el libre acuerdo entre seres autónomos y

emancipados que viven en tanto se encuadran en él, una experiencia masiva de

desafiliación. Nuclea, por lo tanto, interacciones y configura y coproduce ciertos

discursos.

En tanto categoría política, considerada desde espacios físicos o exteriores de la vida

social como la calle, el parque, la plaza se amplía al mundo virtual. Internet es también

escenario en el que conocidos y desconocidos se encuentran y gestionan una

coexistencia singular que puede estar atravesada de conflictos. Estos espacios físicos y

virtuales se constituyen en el lugar en que los sistemas nominalmente democráticos ven

o deberían ver confirmada la verdad de su naturaleza igualitaria, donde se ejercen los

derechos de expresión y reunión como formas de control sobre los poderes y el lugar

desde el que esos poderes pueden ser cuestionados en los asuntos que conciernen a

todos. En otras palabras: lugar de mediación entre sociedad y Estado –o sociabilidad y

ciudadanía – organizado para que en él puedan cobrar vida los principios democráticos

que hacen posible el libre flujo de iniciativas, juicios e ideas. Si una primera distinción

entre lo público y lo privado se origina en tanto su “disponibilidad de llegar

abiertamente a todos”, otra distinción de la dicotomía tiene que ver con la relación entre

“el dominio del poder político institucionalizado, que fue in crescendo en manos de un

Estado soberano y, por otra, los dominios de la actividad económica y las relaciones

personales que quedaban fuera del control político directo” (Thompson 1998:163). En

consecuencia, surge la idea de asociar a lo público con las actividades del Estado,

relegándose lo “privado” a aquello que quedaba excluido de él.

En definitiva, la trama en la cual se instalaban y configuraban los sujetos en tanto un

orden perteneciente a lo público (que aunaba y nucleaba consensos) y uno a lo privado

(referido a la esfera de la vida individual), se ve modificada por el advenimiento de

estas otras lógicas de relación que se superponen a tal distinción. Los límites espaciales

del hogar y de las demás instituciones, se ven permeados y atravesados de manera

discrecional por las comunicaciones vehiculizadas por estos dispositivos que no

necesitan anclaje territorial. Si bien aparecerían en principio como potenciadoras de

relaciones en redes más flexibles en todo sentido (espacio, tiempo, instituciones y

roles), esto va a diferir de acuerdo al contexto social general.

Georg Simmel caracterizaba a las sociedades modernas como aquellas integradas por

individuos que combinan una multitud de roles diferentes, y cuya individualización

crecía en la medida que cada persona configuraba su propio establecimiento de rol y con

una trayectoria cambiante en el tiempo. Al brindar la posibilidad de cambiar de roles y

hacerlos flexibles sin moverse de un lugar, los teléfonos celulares armonizan distintas

obligaciones, ya que aquellos roles diacrónicos, hoy pueden ejercerse de manera

sincrónica. Sin embargo, este salirse de las instituciones está menos vinculado a “la

tecnología, sino el desarrollo de las redes de sociabilidad basadas en la elección y la

afinidad, rompiendo las barreras organizativas y de espacio en las relaciones. El

resultado social de estas redes es doble. Por un lado, desde el punto de vista de cada

individuo, su mundo social se forma alrededor de sus redes, y se desarrolla con la

composición de la red. Por otro lado, desde el punto de vista de la red, su configuración

opera como punto de referencia de cada uno de los que participan en la misma”

(Castells et al. 2007:229).

Desde una perspectiva que declara lo público por fuera de cuestiones de derecho o

administrativas vinculadas con el poder del Estado, el urbanista Jordi Borja sostiene que

“lo que define la naturaleza del espacio público es el uso” (1998). Esto, nos permite

relacionar este tipo de apropiación con el uso público que se le da a Facebook, que si

bien es un desarrollo de capitales privados con intención de lucro pero su condición de

gratuidad permite el acceso masivo, favoreciendo el contacto entre personas y

reforzando las características de sociabilidad de sus usuarios. Tal como lo explica

Manuel Castells “Internet es un instrumento que desarrolla pero no cambia los

comportamientos, sino que los comportamientos se apropian de Internet y, por tanto, se

amplifican y se potencian a partir de lo que son” (Castells, 1999b). Aunque Borja

siempre se refiere a la ciudad cuando habla de espacio público, es posible trazar una

rápida analogía entre lo que él expone y las posibilidades que ofrece la red social virtual

Facebook: “El espacio público supone pues dominio público, uso social colectivo y

multifuncionalidad. Se caracteriza físicamente por su accesibilidad, lo que le hace un

factor de centralidad” (Borja, 1998). Por lo tanto, es posible pensar Facebook como una

nueva reconfiguración del espacio público. Facebook es de dominio público, no porque

sea propiedad del Estado, sino porque cualquier persona (con la tecnología adecuada)

está en condiciones de dominar esta herramienta. Su multifuncionalidad está dada por

las múltiples acciones que permite y por las acciones alternativas que los usuarios

proponen. Facebook es accesible por la cantidad de idiomas en los que está disponible

su interfaz gráfica y porque no hay que pagar dinero por su utilización.8

Facebook, como espacio público virtual, demanda nuevas competencias a la hora de

estar en contacto con otros, o como dice Jesús Martín Barbero (2001) se reconfiguran

los “modos de estar juntos”. Aquí, el encuentro es asíncrono y prima la vista sobre todos

8 La monetización de Facebook está ligada a los anuncios publicitarios que esta red aloja, la compra de

„artículos‟ o beneficios en los juegos entre contactos y por un sistema de regalos virtuales que se pagan

con créditos. Ninguno de los tres obligan al usuario a pagar ni determinan el acceso a la plataforma.

los otros sentidos. La circulación por estos espacios ya no está configurada por calles

preexistentes sino que el desplazamiento se da por hipervínculos que no plantean un

único orden de ser visitados sino que se rigen por nuevas “formas de percibir lo

próximo y lo lejano” (Martín-Barbero, 2001).

3.1 LA PERSONALIZACIÓN

Según Castells (2007), el poder político está siendo personalizado a través de la

utilización de estas tecnologías de la comunicación, señalando que los medios

constituyen el espacio donde el mismo está siendo decidido. Tradicionalmente, como

indicamos, ese espacio estaba localizado en los formatos masivos, como la radio y la

televisión. Pero la penetración generalizada de los nuevos dispositivos personales ha

creado espacios en los que el poder y su administración se ponen en juego: “la aparición

de políticas insurgentes no puede ser separada de la emergencia de un nuevo espacio

mediático… Al apropiarse de nuevas formas de comunicación, la gente ha establecido

sus propios sistemas de comunicación de masas, vía SMS, blogs, vlogs, podcasts, wikis,

entre otros.” (Castells 2007:246). A diferencia de la sociedad industrial, que se centraba

en la distribución de un mensaje desde un único emisor hacia muchos receptores, la

comunicación fundada en red permite la horizontalización del intercambio, de manera

sincrónica y diacrónica. Además, las tecnologías recién mencionadas se caracterizan por

la producción colaborativa entre varios autores y acceso irrestricto, al menos en teoría.

En la actualidad, lejos de los grandes relatos de la Modernidad, se entiende que se trata

de compartir un cruce de culturas que no deja de tener en su centro la propia experiencia

vivida, pero ahora, extendida en y por un horizonte transterritorial y multitemporal de

sentidos en el cual las instancias se agregan y suman, las identidades se redefinen pero

no se excluyen, involucrando conflictos y ambigüedades, integrándose por los requisitos

personales de la vida cotidiana y, muchas veces, de su comunicación.

Además de los cambios en relación con el sensorium acerca de tiempo y espacio y la

redefinición del orden institucional y público, la sociedad de la comunicación personal

puede visualizarse en la apropiación de los espacios públicos para propósitos no

comunes ni compartidos.

En definitiva, resulta más correcto hablar de la personalización (dar carácter personal

a algo) de este espacio público configurado a partir de estos dispositivos móviles que de

su privatización (transferir una actividad pública al sector privado; que se ejecuta a vista

de pocos). Esta personalización9 de los espacios también reconfigura las relaciones entre

individuos, grupos e instituciones.

4. LAS REDES EN LA TELEFONÍA MÓVIL

Quizás, el dato más contundente de este trabajo, sea que de 52 los encuestados, 41

jóvenes indicaron que usan o usarían su teléfono móvil para conectarse a Facebook,

muy lejos de la cantidad de usuarios que usan o usarían Twitter (17). Al momento de

preguntarles sobre las actividades que desarrollan o desarrollarían en estas redes nos

encontramos que prefieren, en primer lugar, el chat (componente no exclusivo de la red

social virtual Facebook), y en segunda instancia, ver las actualizaciones de los otros

contactos integrantes de su red.

En las respuestas sobre las diferencias entre utilizar las redes desde el celular y las

computadoras podemos observar dos enfoques: uno es sobre las circunstancias de la

comunicación, y otro más vinculado con la cuestión técnica y/o tecnológica. Respecto al

primero, podemos observar respuestas donde se destaca el tiempo y/o el espacio en el

que los jóvenes interactúan con la red, y por medio de ella, con los otros usuarios.

9 Es importante hacer una aclaración sobre las palabras inglesas personalization o customization y sus

derivados que se traducen ambas al castellano como personalización. En inglés, si pensamos como

ejemplo la intervención en una red social virtual, la primera supone agregar o quitar contenido, mientras

que la segunda sólo permite elegir entre opciones que brinde la plataforma. Al escribir este trabajo,

estamos haciendo referencia más a la personalization que a la customization.

“Desde el celular es posible conectarse desde cualquier lugar, en cambio, desde

la computadora dependés de estar en tu casa” (mujer, 16 años)

“…utilizarla mediante el celular crea una dependencia. Sentarse en una

computadora es establecer un espacio fijo para hacerlo, limitado” (mujer, 16

años)

“Desde el celular puedo conectarme en cualquier momento” (17 años)

“…el celular está muy presente en situaciones compartidas con otras personas,

y la computadora es más „solitaria‟, se usa más cuando estás solo” (mujer, 17

años)

Acerca de la dimensión tecnológica, prevalecen las respuestas que destacan la

accesibilidad y visualidad. Asimismo, aparece bastante la idea de comodidad.

“…podés estar con el celular en cualquier lugar y ejercer actividades con ese al

mismo tiempo como sacar una foto y subirla” (mujer, no indica edad)

“La comodidad de estar sentado [a la computadora], con un teclado grande”

(varón, 17 años)

“Desde la computadora tenés una vista más general de la página, es más cómodo

que verlos desde un celular” (mujer, 16 años)

Sobre el uso del celular, 16 respuestas refieren a la ubicuidad, como capacidad de estar

conectado en todos lados, en relación con la accesibilidad; que yo lo tenga conmigo es

algo que facilita esto, en términos de portabilidad.

“… es mucho más práctico lo podés llevar con vos a todos lados, cabe en un

bolsillo, es manuable y pequeño” (varón, 16 años)

“…lo podés llevar a todo lados, pero es un medio de distracción en el trabajo o

en la escuela. La computadora está en un lugar fijo y se usa cuando hay tiempo”

(no indica sexo ni edad)

Sobre la computadora, señalan tiempo y/o espacio específico en el que estar, un

momento o lugar que vos le dedicás (en total, 11 indican esta precisión): para algunos es

positivo y para otros no.

“… la pantalla es más grande y estás tranquila en tu casa” (mujer, 18 años)

“… se ve mejor y además del celular estás conectado en todo momento, es decir,

no te despegás de las redes” (mujer, 16 años)

¿Prima la necesidad de contar o informar sobre cuestiones personales más que estar en

una verdadera red de sociabilidad? ¿La comunicación tiende a ser unidireccional o

dialógica?

El celular en sí es una “herramienta de comunicación interpersonal, indirecta a distancia

(…) un medio central para gobernar y respaldar las relaciones con el grupo de iguales y

con la familia” (SCIFO, 2008: 242). Por ello, ante la pregunta si “al usar celular te

vinculás/vincularías con las mismas personas de la red con las que te

vinculás/vincularías a través de la computadora” 44 contestaron que sí se vinculaban

con las mismas personas; como era de esperar, priorizando a los pares y luego a la

familia.

“Me vinculo con las mismas [personas]. Amigos, novio, familia ya que son con

los que hablo diariamente” (mujer, 17 años)

Sin embargo, también aparecen respuestas que aportan datos sobre otras formas de

socialización vinculadas a la virtualidad. En la red, también sucede que tienen contactos

a los cuales no conocen.

“… Por la computadora hablo más con gente con la cual no me llevo tanto, en

cambio por el celular sólo con mis más amigos” (mujer, 18 años)

Casi el 20% de los encuestados manifestaron que no tenían interés en usar redes, y

muchos de ellos consideran innecesario hacerlo desde el teléfono móvil. Quizás esto

esté ligado a que “para la micro-movilidad cotidiana y para conservar las relaciones de

cercanía siguen resultándoles suficientes las funciones básicas del móvil.” (SCIFO,

2008: 260).

Frente a la pregunta “Posteás/postearías más cuando te conectás a la red desde el

celular”, en relación con la difusión o participación en la red, los resultados no

representan grandes diferencias, quizás se deba a que la pregunta se podría haber

formulado de alguna manera que invitara a dar más datos.

Respecto a si “Visitás o leés más perfiles /páginas de tus contactos cuando te conectás a

la red desde el celular”, señalan que no es así. De hecho, indican que “se ve peor”,

“cuesta que carguen las fotos”, “no se puede reproducir videos”, entre otras dificultades

técnicas. Sirve el celular para subir directamente fotos, sin tener que llegar a casa,

conectar el cable USB, encender la PC, etc. pero al momento de descargar para ver

imágenes, escribir mensajes con un teclado mínimo, escribir estados, etc. es más

incómodo. La comodidad/incomodidad se repite como factor.

“… [el celular] resulta incómodo y a veces tarda más de lo habitual [que] en la

computadora” (no indica sexo ni edad)

Es más fácil participar subiendo contenidos visuales que viendo ese tipo de contenidos.

“…Desde el celular uno puede subir fotos o videos que sacó en el momento. En

la computadora uno debe descargarlos desde la cámara o celular” (mujer, 16

años)

No olvidemos que “la intensa actividad de guardar fotografías y videos cortos (…) es un

nuevo recurso simbólico para construir el patrimonio identitario personal del joven”

(SCIFO, 2008: 254) ¿No piensan que los otros pueden encontrar esa misma dificultad?

Quizás, ellos suponen que el otro verá lo posteado desde una computadora. En relación

con esto, también la idea de romper con un prosumer, configuración ideal prometida por

las redes. ¿Es una limitación tecnológica? Es decir, un problema de tecnicidad y no de

socialidad.

Para leer es incómodo, reniegan que cada vez que haya una actualización te llega un

mensaje avisándote, te “esclaviza” y ponen límites a estas utilizaciones.

“…el celular es más constante e invasivo” (mujer, 17 años)

“… uno termina convirtiéndose en "esclavo" de lo que pasa en las redes, ya que

como te suena el celular por un mensaje, te suena por todas las notificaciones en

Facebook” (mujer, 17 años)

Respecto de la transmisión y dialoguicidad, buscan otro tipo de contacto, aún mediante

el dispositivo móvil; no aparece la idea de diálogo con el otro en la utilización de las

redes, no aparece como una construcción conjunta; sólo en casos como “para arreglar

algo posterior”10

. No se percibe un ida y vuelta que construya intercambios fluidos y

haga visible al otro en tanto interlocutor: posteo algo para que lo vea pero no

necesariamente espero respuesta o involucramiento alguno. Esto está muy ligado al

diseño de las mismas redes sociales virtuales, que como primer objetivo consolidan los

10

“[Me contacto] para saber de él [mi amigo], hablar, arreglar algo, etc.” (varón, 17 años). “[Me

contacto] para organizar algún tipo de reunión, para juntarme con él” (mujer, 18 años).

lazos de las relaciones íntimas, pero sin dejar de tener en cuenta que “fueron pensadas a

efectos de compartir materiales fotográficos y videos personales” (SCIFO, 2008: 251).

¿Por qué los usuarios, para „contar‟ lo que les pasa a quienes comparten un mismo

espacio físico, recurren a la mediación tecnológica? Las respuestas en general refieren a

arreglar una salida, preguntarles algo, lo uso “porque sé que el otro está conectado”,

“porque la respuesta es instantánea” (19 casos), y el entretenimiento en segundo lugar

(con 9 menciones).

¿Es mejor la computadora o el celular para participar de las redes sociales? ¿Qué ocurre

con los contenidos? Los 11 encuestados que prefieren el celular indican que éste es

bueno porque estás siempre conectado y no es necesario estar en un lugar especial para

acceder a la red. Sin embargo, no resultan claros los datos recogidos en referencia a los

contenidos, quizás por el tipo de pregunta formulada, aunque sí se vincula con que el

desarrollo de la aplicación Facebook para móviles es diferente que para la computadora;

entre otros, en referencia a los juegos.11

Específicamente preguntamos por las ventajas y desventajas de participar de las redes a

través del celular. Allí aparecen respuestas disociadas entre lo que podemos agrupar

como “de la representación” y “del uso”, la supuesta posibilidad técnica versus una

cuestión fáctica y real de lo que sí se puede hacer desde estos dispositivos.

“las ventajas es que si uno necesita con urgencia hablar con alguien y no tiene el

saldo suficiente, lo puede hacer” (no indica sexo ni edad).

Conectarse a Facebook a través de redes públicas o desde la red hogareña a través de su

celular les permite a los jóvenes encontrar alternativas para lo comunicación que no

impliquen gastar crédito, ya que los recursos de estos usuarios son, por lo general,

escasos y administrados por sus progenitores.

Se refiere mayormente a la posibilidad de estar en cualquier lado, la rapidez,

inmediatez, etc. en la participación, pero luego encontramos respuestas que señalan que

en el teléfono las fotos tardan mucho tiempo en subirse o incluso para cargarse y ser

11

“Generalmente, esos dispositivos [móviles] utilizan tecnologías de bajo consumo energético y reducido

espacio físico, determinado por las necesidades de portabilidad. Además, suelen usar tecnologías

embedded o versiones no relacionadas e inferiores de los sistemas operativos más populares y que a

menudo son sistemas totalmente diferentes que en sus versiones comerciales (especialmente las

pertenecientes a Microsoft y Apple), aunque conservan los nombres de sistemas para desktop por motivos

comerciales.” (Pardo Kuklinski, Brandt, Puerta, 2009).

vistas, este último tipo de respuestas son las que asociamos a reflexiones propias más

del uso en sí que del imaginario que se tiene de la práctica.

Entre las desventajas, señalan que “te aísla” y “te distrae” del mundo, es como si fuese

la combinación de las dos, no te desconectás nunca. Se combina el hecho de tener

siempre el celular con uno (aunque no esté permanentemente utilizándose) con la red

que constantemente recibe actualizaciones (por parte de los otros contactos); la

combinación es determinante para generar esa específica y determinada situación; estás

“siempre pendiente”, “es adictivo”, “genera vicio”.

Además, desde lo técnico “se ve menos”, podés bajar fotos pero “todo es lento”, lo cual

se contradice con la ansiedad de un joven (y de lo que ellos marcan como una ventaja

para ambos dispositivos por separado).

5. A MODO DE CONCLUSIÓN: APUNTES DESDE LA COMUNICACIÓN EN LA

ERA DIGITAL

La sociedad contemporánea, mirada desde una perspectiva sociocultural,

presenta como rasgos característicos una multiplicidad de transformaciones en

las distintas esferas de la vida pública y privada, en los diversos sectores y

grupos sociales, en las identidades, en las relaciones y en las prácticas sociales.

Las tecnologías digitales se hacen presentes como una de las instancias centrales

de este período, agudizado por el contexto de la globalización. Estas

reconfiguraciones se visualizan en las prácticas cotidianas a la luz de las

relaciones también cambiantes entre el Estado y la sociedad, la emergencia de

nuevos modos de sociabilidad y la transformación del espacio público, así como

en la esfera de la vida privada.

En sus más variadas expresiones (televisión digital, Internet, telefonía móvil,

multimedia, videojuegos, Web 2.0, entre otros), las tecnologías digitales posibilitan

modificar la experiencia empírica de los sujetos a partir de nuevas prácticas y

representaciones digitalizadas en soportes informáticos. Esta transformación, permite,

entre otras cosas, la distribución a gran escala desafiando las coordenadas témporo-

espaciales. Pero, a su vez, las potencialidades y posibilidades de los nuevos medios y

modos de comunicación permiten a los sujetos la apropiación y uso de nuevos recursos

semióticos, que habilitan nuevas y diversas prácticas discursivas y textos heterogéneos.

La digitalización es lo que da lugar a la emergencia de las comunicación en red,

multimediada, colaborativa e interactiva.

Como uno de sus ejes definitorios, la denominada “interactividad” redimensiona la

posibilidad de distintos sujetos sociales para erigirse en receptores/productores y autores

de discursos que pueblan los distintos y nuevos escenarios digitales. Los géneros

discursivos se entrecruzan y la hibridez emerge como una propiedad significativa de los

discursos multimodales, característicos de la comunicación contemporánea. La

globalización radicaliza el desanclaje al disociar la práctica social de los contextos de

presencia. Es decir, las determinaciones espaciales y temporales de la modernidad son

reconfiguradas en nuevos modos de ser, hacer, pensar y decir. Se conforman nuevas

subjetividades, nuevas relaciones identitarias, otras formas de lazo entre lo público y lo

privado, nuevas sociabilidades y modos de vinculación.

Estos procesos de múltiples transformaciones generan, a su vez, nuevas tecnologías y

nuevos modos de comunicación en tanto lógicas de producción y consumo, nuevas

relaciones y procesos sociales.

Se podría afirmar que potencialmente las tecnologías digitales podrían generar nuevas

instancias comunicacionales que permitan transformar las condiciones simbólicas. Sin

embargo, como afirmábamos párrafos atrás, la tecnología no es neutra pero su sola

existencia tampoco garantiza modos de apropiación específicos. Dependerá, entonces,

de los usos y apropiaciones que los sujetos hagan de las mismas. Dichos usos podrían

convertirse en verdaderas tácticas en el sentido de De Certeau, proponiendo cambios

significativos en las prácticas sociales.

Desde este lugar, el abordaje comunicacional deberá atender a los sentidos instituidos

en relación de pugna con los sentidos instituyentes, haciendo énfasis en los intersticios,

en las interacciones, en los movimientos. Los sujetos, situados histórica y

socioculturalmente, definen sus prácticas sociales a partir de esquemas de

representación distintos y en negociación constante con los significados sociales

hegemónicos.

La manera en la que se señalan dentro de un grupo presencial quiénes son los que están

conectados a redes desde sus teléfonos, nos permite pensar desde la socialidad la

participación en redes como elemento diferenciador que instala, por un lado una suerte

de conflicto entre quienes hacen uso de ella y aquellos que creen que tal práctica es

inútil e innecesaria, obstaculizadora el diálogo copresencial, y por otro se vuelve un

elemento más para la constitución de las identidades de los actores. La mayoría de los

encuestados refieren no poseer lo necesario para acceder Internet desde sus teléfonos,

pero aún así, varios dicen no estar interesados en tener, el plan, el modelo de teléfono, la

conexión, etc. Sin embargo no podemos dejar de observar que actualmente en estos

consumos culturales diferenciadores, la tecnología posiciona a los jóvenes en un lugar

de privilegio, que vos decidas no tenerlos o participar es muy propio de los jóvenes, que

se construyen desde la voluntad más que desde posibilidad.

Más de la mitad (34 sobre 52) prefiere la computadora al celular para conectarse a

redes. Entre los motivos, la computadora es buena para ver mejor los contenidos,

participar en varias redes simultáneamente, acceder a aplicaciones sólo diseñadas para

computadoras personales (por ejemplo los juegos de Facebook), y sobre todo, ellos

refieren que es más rápido y cómodo. Los factores técnicos -de desarrollo del hardware

como del software- aparecen como centrales al momento de justificar las respuestas. En

segundo lugar, muy atrás entre las explicaciones, se retoman cuestiones vinculadas a las

relaciones con los pares. Para que la Mobile Web 2.0 sea parte de la cotidianeidad,

habrá que esperar que las tanto los dispositivos como las aplicaciones se asemejen más

a los de las versiones para computadoras; recién allí se podrá evaluar el consumo real

entre los jóvenes usuarios.

Nuestro enfoque no propone olvidar los aspectos estructurales e institucionales, sino no

reducir el presente análisis a esa dimensión, como tampoco reducir la perspectiva sólo a

los procesos subjetivos de apropiación y negociación de esta tecnología (sus lenguajes e

interpelaciones), La disyuntiva se resuelve en el equilibrio entre ambas perspectivas:

una postura relacional que no permita el análisis de la estructura sin sujetos, ni sujetos

sin estructura.

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