esparto DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTES

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esparto DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTES MADRID, 28— Discurso del presidente del Gobierno, don Carlos Arias Navarro, ante el pleno de las Cortes Españolas en su sesión del día 28 de enero de 1976. Señores procuradores: Ocupo esta tribuna de nuevo y en un momento político que, sin duda, será calificado como excepcional en la historia de nuestra Patria. Quiero, por esta razón, que mis palabras respondan no tanto a la expectación que el anuncio de este discurso haya podido suscitar, como al deseo de que expresen con claridad y fidelidad mis inquietudes de presidente, los propósitos que el Gobierno trata de servir y el programa que, contemplando las actuales circunstancias, intenta articu- lar coherentemente nuestros proyectos. ELOGIO DE RODRÍGUEZ DE VALCARCEL Me importa afirmar que, si las declaraciones hechas hasta el momento pueden y deben interpretarse en su propio contexto o como simples piezas de un conjunto que solo examinado en su totalidad cobra sentido, es aquí en este foro de profundas resonancias y ante los legítimos representantes del pueblo espa- ñol, donde el Gobierno ha de anunciar los rumbos del futuro acontecer político, para haceros partícipes de nuestras preocupaciones y unirnos en una tarea que, cada vez más, requerirá el concurso de todos. Sé muy bien que bajo la experta gufa de Torcuato Fernández Miranda, nombre curtido en el servicio a España, el acierto acompañará constantemente a vuestra entrega en el trabajo; como sabemos que seguiréis contando con el ejemplo y la dedicación de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, quien durante seis años presidió las deliberaciones de esta Cámara y se hizo merecedor de la admiración y respeto que yo hoy le testimonio publicamente. No es bueno sellar con el silencio los umbrales de una nueva etapa que, como la presente, marca el transito entre dos tiempos, claramente diferenciados; distin- tos, pero no distantes. Y el Gobierno, que es consciente de las dificultades de la época en que vive, lo es igualmente de la necesidad de ofrecer al país explicaciones y esclarecimientos. Tampoco conviene que el silencio alimente artificiales climas de opinión, propiciados muchas veces desde áreas excesivamente interesadas; es importante evitar, por el contrario, que puedan confundirse las necesarias tomas de posición ante los nuevos problemas con cualquier injustificada sensación de incertidumbre. Por ello y porque los propósitos del Gobierno precisan del calor de vuestra confianza y del contraste de vuestra autorizada opinión, he resuelto exponer ante vosotros nuestras preocupaciones, como en una reflexión pronunciada en alta voz y bajo la grave responsabilidad depositada sobre mis hombros. Desde esta perspectiva voy a hablaros del legado que hemos recibido y que tenemos que acrecentar ; de los datos objetivos sobre los que se asienta nuestra confianza en el futuro; de la justicia y la libertad en un orden democrático; del desarrollo Social y económico; de las fronteras entre lo licito y lo ilícito en política; de la función reservada al Movimiento en esta hora y de otros grandes temas que reclaman prioridad en su tratamiento. FRANCO NOS LEGO UNA ESPAÑA DISTINTA Podemos entregarnos hoy al ilusionado empeño de dibujar la imagen de nuestro inmediato futuro, porque partimos de unos elevados niveles, alcanzados por sacrificadas generaciones, bajo la larga rectoría de Francisco Franco, Caudillo indiscutido e indiscutible de nuestro pueblo. El ejemplo de su figura excepcio- nal, que ha entrado en uno de los capítulos más brillantes de la historia de España, y el legado d« su obra gigantesca, constituyen una exigencia de Comporta- miento en la lealtad y un condicionante para cualquier planteamiento, con el que, quiérase o no, forzosa y venturosamente, habrá que contar. Su mensaje final, de amor apasionado a España nos obliga a la reflexión, porque a todos nos estrechaba Franco en un solo abrazo, convocándonos a perseverar en la unidad y en la paz, premisa y consecuencia de los logros obtenidos y que ahora nos corresponde conservar y mejorar. Durante su mandato, el pais experi- mentó enormes transformaciones. Cam- bió de estructura socioeconómica, al dar pasos irreversibles necia la industrializa- ción y el desarrollo Je los servicios; dej6 de ser una sociedad, mayoritariamente rural, para convertirse en un país de predominio urbano; fueron liquidados la subalimentación y e1 analfabetismo; que- roto, en ambas direcciones nuestro aislamiento con el exterior; Pero, sobre todo, fue recobrado el sentido de la dignidad; quedaron sentadas las bases de una pacífica convivencia; y se cimentó en la Monarquia, coronada en la persona de Su Majestad Don Juan Carlos I, nq ya la esperanza sino la certeza de estar en el camino más seguro para recorrer esta nueva etapa histórica. ACERTADA Y EFICAZ SOLUCIÓN INSTITUCIONAL Un largo proceso previsoramente esta- blecido, preparado minuciosamente y refrendado en dos ocasiones por el abrumador consenso de la opinión nacio- nal, ha dado una solución institucional a la irrepetible magistratura de Franco; Esta solución, que enlaza con una tradición efímeramente interrumpida, es la de una monarquía arbitral, sustancialmente aná- loga en su configuración la de algunos países europeos que se distinguen por su alta cultura cívica y sosegado desenvol- vimientp político. Conviene señalar, y ello es importante, que la triple legitimidad dé la Corona, a la que el Rey aludía expresamente en su mensaje dirigido al pueblo español desde esta Cámara en la ocasión reciente de su solemne proclamación, se sitúa por encima de las contingencias de lo opinable, como base indestructible sobre la que se asienta la arquitectura de nuestro orden constitucional. Una Monar- quía puramente plebiscitaria es la nega- ción misma de la institución monárquica. Del mismo modo hemos de advertir que el Rey, que actúa ejerciendo una función moderadora como promotor de la justicia en su más amplia dimensión y como servidor del pueblo, no es responsa- ble de la acción específica de gobierno. Por ello, no es lícito, descargar las obligaciones que libre y conscientemente hemos asumido, ni llevar más allá de sus límites naturales la confianza de que hemos sido investidos, evitando cualquier peligrosa confusión en el acierto o desacierto de la propia gestión. La institución monárquica no se identifica con los grupos políticos ni con los hombres que los representan, ni está sujeta a sus vaivenes, pues, como fiel guardián de un depósito inalienable, personifica e integra a todos los españoles en un consenso de concordia nacional. Nuestras Leyes Fundamentales han regulado de forma plenamente satisfacto- ria la institución, al conjugar acertada, mente la tradición con las experiencias recientes. Quedó acreditada totalmente su eficacia para resolver los problemas sucesorios al fallecer el Generalisimo. Todo ello no impide, sino más bien postula, la necesidad de introducir algu- nas modificaciones, muy limitadas, pero de indudable interés. Los treinta años. en que está hoy establecida la mayoría de edad del Rey comportan una exigencia excesiva que parece aconsejable reducir, siguiendo el precedente déla costumbre tradicional. Si antaño, para evitar dilatados periodos de interregno o de regencia, se estableció la mayoría de edad del Rey en los 16, los 14 e incluso los 12 años, en una época en que la norma común, con arreglo a la tradición romana, eran los veinticinco años, no cabe duda de que hoy debe ser lijada por debajo de la señalada con carácter general en el Código Civil, sobre todo teniendo en cuenta Tas numerosas asistencias de consejo y otras ayudas de que el Rey disfruta en el ejercicio de su función. Una monarquía puramente plebiscitaria es la negación misma de la institución monárquica Algo parecido cabe decir en relación con los sistemas de regencia y tutela de las personas reales. Pasado el momento en el cual no estaba decidida concretamente la sucesión de Franco, ni señaladas las circunstancias en que habría de producir- se, todo aconseja volver a un sistema más normal de atender a estas cuestiones trascendentales, para la plena regulación de la institución monárquica. La regencia se concibe como una institución no supletoria de la Corona, sino como guardián de los derechos sucesorios y símbolo de la continuidad en la Jefatura del Estado. Por ello parece oportuno volver a la tradición de que recaiga en el ascendiente o pariente mas próximo sin perjuicio de que, en su defecto, las Cortes puedan decidir lo más conveniente a propuesta del Gobierno y con intervención del Consejo del Reino. Con mayor razón la tutela se concibe como una institución familiar que faculta especialmente al Rey para designar testamentariamente a la persona más adecuada, sin perjuicio de que, en defecto de las normas usuales, puedan proveerlas Cortes. A propuesta del Consejo del Reino, o en caso de incapacidad, la tutela cambia de signo y se orienta a preparar del modo más eficaz y correcto la sucesión. Finalmente habría de reconsiderarse en la misma Ley de Sucesión algún otro precepto que tieae su filiación en la Ley Sálica y carece de clara justificación en el país de Isabel la Católica y de Blanca de Navarra, y en un tiempo de plena incorporación de la mujer a todas las actividades de la vida social. Con estas disposiciones quedaría com- pleta, homogénea y definitivamente regu- lada la institución monárquica, que tan acertadamente encarna y conduce en los primeros pasos de su reinstauración, Don Juan Carlos de Borbón. El ha sabido ganar, en torno a su persona, la confianza de un pueblo, con el que se encuentra identificado. CLARIDAD EN LOS PROPÓSITOS La determinación de la política nacio- nal es función primordial y exclusiva del Gobierno, reconocida en nuestras Leyes Fundamentales como uno de esos dere- chos-deberes que no son compartibles ni delegables. Si la claridad ha sido, en todo momento, una de las constantes de mi actuación política, creo que, en las actuales circunstancias, estoy especial- mente obligado a ella, tanto más cuanto que nos encontramos, de lleno, insertos, en ese gran episodio histórico, al que aludía el doce de febrero de mil novecientos setenta y cuatro, y que consiste en desplazar la responsabilidad de Franco a toda la nación, a sus políticos, a sus gobernantes, a sus instituciones y a sus ciudadanos. Por ello, no debe quedar ninguna duda acerca de nuestro punto de partida, ni de la meta a la que nos dirigimos, ni de los senderos que hemos de transitar. No quiero ni debo pasar por alto un estado de opinión que, con algunos juicios tan ligeros como osados, se ha pretendido inventar en torno a nuestro ultimo pasado político. Es evidente que se intenta borrarlo; que se trata de hacer olvidar nuestra más reciente historia; y que, para ello, se ha creado un ambiente de confusión y desorientación más aparente y ruidoso que real y profundo, ofreciendo, paradójicamente y con el señuelo de la novedad, volver a un imposible e indeseable punto cero. EL MOVIMIENTO NACIONAL, PACTO SOCIAL BÁSICO En los orígenes del sistema español que nacía indudablemente can afán de futuro y no como mera solución transitoria, se pusieron ¡as bases para que el quehacer político consistiese siempre en una torea perfectiva, abierta al horizonte que cada tiempo fuera descubriendo, dispuesta a incorporar las voces plurales de la patria, a la construc- ción de la convivencia nacional. Ese quehacer colectivo, ese afán renovador, tomó el nombre de Movimiento nacional, entendido, desde su propia fundación, como cauce patrticipativo en el proyecto común y como pacto social básico. Tal concepción fue incorporada a la legalidad constitucional que, cabal- mente, interpreta el Movimiento Nacional como la comunión de los españoles en los principios sanciona- dos por la Ley de 17 dé mayo de 1958. Esta es, desprovista de todo subjetivismo, la verdadera significa- ción del Movimiento: empresa y resultado del esfuerzo común. Al servicio de esta concepción, progresivamente lograda y progresi- vamente enriquecida por la aporta- ción de sucesivas generaciones de españoles, el Movimiento dispone de unos órganos institucionales que solo justificarán su existencia en cuanto supongan un conjunto fun- cional que obre desde la sociedad y para la sociedad, en favor de una mejor integración de las particulares corrientes políticas para el logro de un proyecto sugestivo de conviven- cia patria. En este orden de cosas, el conjunto organizativo del Movimien- to está radicalmente obligado a buscar el modo más racional de servir las necesidades y los anhelos de cuantos están en la esfera de sus competencias delegadas y a presen- tar a los órganos del Estado, por medio de sús vías representativas, las aspiraciones del pueblo español. En este sentido ni será ahorrado ningún esfuerzo, ni ninguna restricción, puede ser admitida. HACIA UNA PLENITUD DEMOCRÁTICA Ante nosotros, como gobernan- tes, está muy presente la firme voluntad de un pueblo, que no teleraría ni la estéril contemplación de lo conseguido, en una sociedad dinámica integrada en un mundo fundamentalmente cambiante, ni menos aún la aventura suicida de dinamitar los cimientos de un orden tan dolorosamente alcanzado. Por esta, precisamente por esto, tenemos que acertar con ese punto medio que nos permita sintonizar can las aspiraciones del momento sin poner en riesgo los valores fundamentales. Nuestra actitud, firmemente de- terminada, es la de consolidar todo lo bueno que tenemos; de no rechazar nada que pueda perfec- ccionarío o mejorarlo; de abrirse a toda dase de iniciativas y sugestio- nes; de promover una serie de reformas en el sentido de un avance controlado y no de un cambio improvisado e irresponsable; de moverse, en definitiva, sin prisa y sin pausa, hacia lo que es el destino indudable de nuestro gran país: una sociedad más homogénea, con me- nos diferencias en sus grupos socia- les, cada vez más próxima a los países más prósperos y educados del mundo occidental cada vez más rica, libre y tolerante y, en definiti- va, más democrática. Legítimas y conocidas razones históricas, apoyadas por concretas circunstancias, sociales, aconsejaron en los últimos años una prudente administración de la plenitud demo- crática. Hoy en día, se habla insistentemente de la necesidad de poner a disposición del país fórmu- las de limpia y clara participación. Pues bien, quiero decir que el Gobierno siente también esos anhe- los hasta el punto que ninguna preocupación anima con más intensi- dad sus afanes. Son otras ciertamen- te las circunstancias sociales del pais, que pueden parangonarse con las de cualquier otra, nación industrial del mundo occidental. Con tal conven- La determinación de la política nacional es función primordial y exclusiva del Gobierno 22 La Región 29 DE ENERO DE 1976

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DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTESMADRID, 28— Discurso del

presidente del Gobierno, don CarlosArias Navarro, ante el pleno de lasCortes Españolas en su sesión del día28 de enero de 1976.

Señores procuradores:Ocupo esta tribuna de nuevo y en un

momento político que, sin duda, serácalificado como excepcional en la historiade nuestra Patria. Quiero, por esta razón,que mis palabras respondan no tanto a laexpectación que el anuncio de estediscurso haya podido suscitar, como aldeseo de que expresen con claridad yfidelidad mis inquietudes de presidente,los propósitos que el Gobierno trata deservir y el programa que, contemplandolas actuales circunstancias, intenta articu-lar coherentemente nuestros proyectos.

ELOGIO DE RODRÍGUEZDE VALCARCEL

Me importa afirmar que, si lasdeclaraciones hechas hasta el momentopueden y deben interpretarse en supropio contexto o como simples piezas deun conjunto que solo examinado en sutotalidad cobra sentido, es aquí en esteforo de profundas resonancias y ante loslegítimos representantes del pueblo espa-ñol, donde el Gobierno ha de anunciar losrumbos del futuro acontecer político,para haceros partícipes de nuestraspreocupaciones y unirnos en una tareaque, cada vez más, requerirá el concursode todos. Sé muy bien que bajo la expertagufa de Torcuato Fernández Miranda,nombre curtido en el servicio a España, elacierto acompañará constantemente avuestra entrega en el trabajo; comosabemos que seguiréis contando con elejemplo y la dedicación de AlejandroRodríguez de Valcárcel, quien duranteseis años presidió las deliberaciones deesta Cámara y se hizo merecedor de laadmiración y respeto que yo hoy letestimonio publicamente.

No es bueno sellar con el silencio losumbrales de una nueva etapa que, comola presente, marca el transito entre dostiempos, claramente diferenciados; distin-tos, pero no distantes. Y el Gobierno, quees consciente de las dificultades de laépoca en que vive, lo es igualmente de lanecesidad de ofrecer al país explicacionesy esclarecimientos. Tampoco convieneque el silencio alimente artificiales climasde opinión, propiciados muchas vecesdesde áreas excesivamente interesadas; esimportante evitar, por el contrario, quepuedan confundirse las necesarias tomasde posición ante los nuevos problemascon cualquier injustificada sensación deincertidumbre.

Por ello y porque los propósitos delGobierno precisan del calor de vuestraconfianza y del contraste de vuestraautorizada opinión, he resuelto exponerante vosotros nuestras preocupaciones,como en una reflexión pronunciada enalta voz y bajo la grave responsabilidaddepositada sobre mis hombros.

Desde esta perspectiva voy a hablarosdel legado que hemos recibido y quetenemos que acrecentar ; de los datosobjetivos sobre los que se asienta nuestraconfianza en el futuro; de la justicia y lalibertad en un orden democrático; deldesarrollo Social y económico; de lasfronteras entre lo licito y lo ilícito enpolítica; de la función reservada alMovimiento en esta hora y de otrosgrandes temas que reclaman prioridad ensu tratamiento.

FRANCO NOS LEGO UNAESPAÑA DISTINTA

Podemos entregarnos hoy al ilusionadoempeño de dibujar la imagen de nuestroinmediato futuro, porque partimos deunos elevados niveles, alcanzados porsacrificadas generaciones, bajo la largarectoría de Francisco Franco, Caudilloindiscutido e indiscutible de nuestropueblo. El ejemplo de su figura excepcio-nal, que ha entrado en uno de loscapítulos más brillantes de la historia deEspaña, y el legado d« su obra gigantesca,constituyen una exigencia de Comporta-miento en la lealtad y un condicionantepara cualquier planteamiento, con el que,quiérase o no, forzosa y venturosamente,habrá que contar. Su mensaje final, deamor apasionado a España nos obliga a lareflexión, porque a todos nos estrechabaFranco en un solo abrazo, convocándonosa perseverar en la unidad y en la paz,premisa y consecuencia de los logrosobtenidos y que ahora nos correspondeconservar y mejorar.

Durante su mandato, el pais experi-

mentó enormes transformaciones. Cam-bió de estructura socioeconómica, al darpasos irreversibles necia la industrializa-ción y el desarrollo Je los servicios; dej6de ser una sociedad, mayoritariamenterural, para convertirse en un país depredominio urbano; fueron liquidados lasubalimentación y e1 analfabetismo; que-dó roto, en ambas direcciones nuestroaislamiento con el exterior; Pero, sobretodo, fue recobrado el sentido de ladignidad; quedaron sentadas las bases deuna pacífica convivencia; y se cimentó enla Monarquia, coronada en la persona deSu Majestad Don Juan Carlos I, nq ya laesperanza sino la certeza de estar en elcamino más seguro para recorrer estanueva etapa histórica.

ACERTADA Y EFICAZ SOLUCIÓNINSTITUCIONAL

Un largo proceso previsoramente esta-blecido, preparado minuciosamente yrefrendado en dos ocasiones por elabrumador consenso de la opinión nacio-nal, ha dado una solución institucional ala irrepetible magistratura de Franco; Estasolución, que enlaza con una tradiciónefímeramente interrumpida, es la de unamonarquía arbitral, sustancialmente aná-loga en su configuración la de algunospaíses europeos que se distinguen por sualta cultura cívica y sosegado desenvol-vimientp político.

Conviene señalar, y ello es importante,que la triple legitimidad dé la Corona, a laque el Rey aludía expresamente en sumensaje dirigido al pueblo español desdeesta Cámara en la ocasión reciente de susolemne proclamación, se sitúa porencima de las contingencias de loopinable, como base indestructible sobrela que se asienta la arquitectura denuestro orden constitucional. Una Monar-quía puramente plebiscitaria es la nega-ción misma de la institución monárquica.

Del mismo modo hemos de advertirque el Rey, que actúa ejerciendo unafunción moderadora como promotor dela justicia en su más amplia dimensión ycomo servidor del pueblo, no es responsa-ble de la acción específica de gobierno.Por ello, no es lícito, descargar lasobligaciones que libre y conscientementehemos asumido, ni llevar más allá de suslímites naturales la confianza de quehemos sido investidos, evitando cualquierpeligrosa confusión en el acierto odesacierto de la propia gestión. Lainstitución monárquica no se identificacon los grupos políticos ni con loshombres que los representan, ni estásujeta a sus vaivenes, pues, como fielguardián de un depósito inalienable,personifica e integra a todos los españolesen un consenso de concordia nacional.

Nuestras Leyes Fundamentales hanregulado de forma plenamente satisfacto-ria la institución, al conjugar acertada,mente la tradición con las experienciasrecientes. Quedó acreditada totalmente sueficacia para resolver los problemassucesorios al fallecer el Generalisimo.Todo ello no impide, sino más bienpostula, la necesidad de introducir algu-nas modificaciones, muy limitadas, perode indudable interés.

Los treinta años. en que está hoyestablecida la mayoría de edad del Reycomportan una exigencia excesiva queparece aconsejable reducir, siguiendo elprecedente déla costumbre tradicional. Siantaño, para evitar dilatados periodos deinterregno o de regencia, se estableció lamayoría de edad del Rey en los 16, los 14e incluso los 12 años, en una época enque la norma común, con arreglo a latradición romana, eran los veinticincoaños, no cabe duda de que hoy debe serlijada por debajo de la señalada concarácter general en el Código Civil, sobretodo teniendo en cuenta Tas numerosasasistencias de consejo y otras ayudas deque el Rey disfruta en el ejercicio de sufunción.

Una monarquía puramente plebiscitariaes la negación misma de la instituciónmonárquicaAlgo parecido cabe decir en relación

con los sistemas de regencia y tutela delas personas reales. Pasado el momento enel cual no estaba decidida concretamentela sucesión de Franco, ni señaladas lascircunstancias en que habría de producir-se, todo aconseja volver a un sistema másnormal de atender a estas cuestionestrascendentales, para la plena regulaciónde la institución monárquica.

La regencia se concibe como una

institución no supletoria de la Corona,sino como guardián de los derechossucesorios y símbolo de la continuidad enla Jefatura del Estado. Por ello pareceoportuno volver a la tradición de querecaiga en el ascendiente o pariente maspróximo sin perjuicio de que, en sudefecto, las Cortes puedan decidir lo másconveniente a propuesta del Gobierno ycon intervención del Consejo del Reino.

Con mayor razón la tutela se concibecomo una institución familiar que facultaespecialmente al Rey para designartestamentariamente a la persona másadecuada, sin perjuicio de que, en defectode las normas usuales, puedan proveerlasCortes. A propuesta del Consejo delReino, o en caso de incapacidad, la tutelacambia de signo y se orienta a preparardel modo más eficaz y correcto lasucesión.

Finalmente habría de reconsiderarseen la misma Ley de Sucesión algún otroprecepto que tieae su filiación en la LeySálica y carece de clara justificación en elpaís de Isabel la Católica y de Blanca deNavarra, y en un tiempo de plenaincorporación de la mujer a todas lasactividades de la vida social.

Con estas disposiciones quedaría com-pleta, homogénea y definitivamente regu-lada la institución monárquica, que tanacertadamente encarna y conduce en los

primeros pasos de su reinstauración, DonJuan Carlos de Borbón. El ha sabidoganar, en torno a su persona, la confianzade un pueblo, con el que se encuentraidentificado.

CLARIDAD EN LOSPROPÓSITOS

La determinación de la política nacio-nal es función primordial y exclusiva delGobierno, reconocida en nuestras LeyesFundamentales como uno de esos dere-chos-deberes que no son compartibles nidelegables. Si la claridad ha sido, en todomomento, una de las constantes de miactuación política, creo que, en lasactuales circunstancias, estoy especial-mente obligado a ella, tanto más cuantoque nos encontramos, de lleno, insertos,en ese gran episodio histórico, al quealudía el doce de febrero de milnovecientos setenta y cuatro, y queconsiste en desplazar la responsabilidadde Franco a toda la nación, a suspolíticos, a sus gobernantes, a susinstituciones y a sus ciudadanos. Por ello,no debe quedar ninguna duda acerca denuestro punto de partida, ni de la meta ala que nos dirigimos, ni de los senderosque hemos de transitar.

No quiero ni debo pasar por alto unestado de opinión que, con algunosjuicios tan ligeros como osados, se hapretendido inventar en torno a nuestroultimo pasado político. Es evidente quese intenta borrarlo; que se trata de hacerolvidar nuestra más reciente historia; yque, para ello, se ha creado un ambientede confusión y desorientación másaparente y ruidoso que real y profundo,ofreciendo, paradójicamente y con elseñuelo de la novedad, volver a unimposible e indeseable punto cero.

EL MOVIMIENTO NACIONAL,PACTO SOCIAL BÁSICO

En los orígenes del sistemaespañol que nacía indudablementecan afán de futuro y no como merasolución transitoria, se pusieron ¡asbases para que el quehacer político

consistiese siempre en una toreaperfectiva, abierta al horizonte quecada tiempo fuera descubriendo,dispuesta a incorporar las vocesplurales de la patria, a la construc-ción de la convivencia nacional.

Ese quehacer colectivo, ese afánrenovador, tomó el nombre deMovimiento nacional, entendido,desde su propia fundación, como

cauce patrticipativo en el proyectocomún y como pacto social básico.Tal concepción fue incorporada a lalegalidad constitucional que, cabal-mente, interpreta el MovimientoNacional como la comunión de losespañoles en los principios sanciona-dos por la Ley de 17 dé mayo de1958. Esta es, desprovista de todosubjetivismo, la verdadera significa-ción del Movimiento: empresa yresultado del esfuerzo común.

Al servicio de esta concepción,progresivamente lograda y progresi-vamente enriquecida por la aporta-ción de sucesivas generaciones deespañoles, el Movimiento dispone deunos órganos institucionales quesolo justificarán su existencia encuanto supongan un conjunto fun-cional que obre desde la sociedad ypara la sociedad, en favor de unamejor integración de las particularescorrientes políticas para el logro deun proyecto sugestivo de conviven-cia patria.

En este orden de cosas, elconjunto organizativo del Movimien-to está radicalmente obligado a

buscar el modo más racional deservir las necesidades y los anhelosde cuantos están en la esfera de suscompetencias delegadas y a presen-tar a los órganos del Estado, pormedio de sús vías representativas, lasaspiraciones del pueblo español. Eneste sentido ni será ahorrado ningúnesfuerzo, ni ninguna restricción,puede ser admitida.

HACIA UNA PLENITUDDEMOCRÁTICA

Ante nosotros, como gobernan-tes, está muy presente la firmevoluntad de un pueblo, que noteleraría ni la estéril contemplaciónde lo conseguido, en una sociedaddinámica integrada en un mundofundamentalmente cambiante, nimenos aún la aventura suicida dedinamitar los cimientos de un ordentan dolorosamente alcanzado. Poresta, precisamente por esto, tenemosque acertar con ese punto medio quenos permita sintonizar can lasaspiraciones del momento sin poneren riesgo los valores fundamentales.

Nuestra actitud, firmemente de-terminada, es la de consolidar todolo bueno que tenemos; de norechazar nada que pueda perfec-ccionarío o mejorarlo; de abrirse atoda dase de iniciativas y sugestio-nes; de promover una serie dereformas en el sentido de un avancecontrolado y no de un cambioimprovisado e irresponsable; demoverse, en definitiva, sin prisa y sinpausa, hacia lo que es el destinoindudable de nuestro gran país: unasociedad más homogénea, con me-nos diferencias en sus grupos socia-les, cada vez más próxima a lospaíses más prósperos y educados delmundo occidental cada vez másrica, libre y tolerante y, en definiti-va, más democrática.

Legítimas y conocidas razoneshistóricas, apoyadas por concretascircunstancias, sociales, aconsejaronen los últimos años una prudenteadministración de la plenitud demo-crática. Hoy en día, se hablainsistentemente de la necesidad deponer a disposición del país fórmu-las de limpia y clara participación.Pues bien, quiero decir que elGobierno siente también esos anhe-los hasta el punto que ningunapreocupación anima con más intensi-dad sus afanes. Son otras ciertamen-te las circunstancias sociales del pais,que pueden parangonarse con las decualquier otra, nación industrial delmundo occidental. Con tal conven-

La determinación de la política nacionales función primordial y exclusiva delGobierno

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DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTEScimiento caminamos hada una alter-nativa democrática con serena deci-sión, y no permitiremos que laimpaciencia de unos o el recelo deotros, precipiten o retarden —endefinitiva, frustren— su lógico curso.

UNA "DEMOCRACIAESPAÑOLA"

El Gobierno habló, en su declara-ción de intenciones, de una "demo-cracia española". Ponemos énfasis enambas palabras. Demacrada, sinpaliativos ni restricciones; pero espa-ñola, no copiada, desarrollada pornosotros mismos, a partir de nues-tras necesidades, experiencias ymodo de ser. Así ocurre en nuestromundo más próximo, pues siendoauténticas democracias fas de Euro-pa occidental, ninguna es copia deotra y todas tienen singularidadesnacionales.

Democracia coronada, en el senti-do que acabamos de exponer, aldiferimos a la institución monár-quica.

Democracia representativa, com-binando todas las formas de repre-sentacion, la territorial y las decarácter corporativo para lograr laordenación más perfecta de nuestravaría y rica realidad social

Democracia social, en fin, y nopuramente formal, sino integrada enlos verdaderos problemas del hom-bre, en su vida real, en su casa y ensu familia; en su barriada y en sulugar de trabajo; en su municipio, suprovincia y su región; en susnecesidades auténticas. Queremosque su vida esté protegida por la leyy por un sistema económico y socialeficiente y justo, para que esté libre,no solo de abusos, sino también dela miseria, del paro y déla orfandadsocial.

DEMOCRACIA BAJO ELIMPERIO DE LA LEY

Democracia, sí; pero, democracia ¿pa-ra quién y pata qué? Esta es la preguntaque se hace el país, un poco receloso delos términos grandilocuentes y de loSconceptos que pueden encerrar segundasintenciones. Por ello, es necesario noformular afirmaciones generalizantes, pro-piciats para la discusión interpretativa,sino alcanzar los mayores grados deexplicitación.

Digámoslo claro. Cuando, desde elinstante mismo de la proclamación delRey, se ha forzado un clima de opiniónproclive a la concesión de un nuevoindulto o incluso de una amnistía, se hanpresentado indiscriminados en un mismopaquete, sentimientos generosos de cle-mencia, con otros que, amparados con laetiqueta de la reconciliación, pretendíanforzar, por vía de hecho, la frontera entrelo lícito y lo ilícito en política. Vanapretensión la de querer resolver de formacoactiva, indirecta y contemplando casosparticulares, lo que requiere una afirma-ción categórica, directa y generalizada.

Sepan todos que, con anterioridad alindulto concedido a finales del pasadoaño, el número de reclusos en las cárcelesespañolas representaba la mitad del quehabía en mjunio de mil novecientostreinta y seis, un mes a'ntes de nuestraguerra, cuando el censo de la poblacióntotal era inferior en un quinto al actual.Sepan igualmente que tras el decreto deindulto, ese número ha disminuido deforma notable, y que, no obstante, elGobierno continua el estudia de medidascomplementarias que permitan una reduc-ción, aun mayor, de una población penalque es la más baja de nuestra historia.

Pero que nadie se engañe, al respecto,a pesar de cierta propaganda intencionadaque pretende explotar la generosidad delas gentes de buena voluntad: h ay cosasque ninguna sociedad que quiera subsistir,en Orden y en paz, puede aceptar, olvidaro tolerar. Ni los que usan la violenciaterrorista para defender sus causas; ni losque promueven la disolución social, entodas las formas del anarquismo; ni losque atentan a la sagrada unidad de lapatria, en una u otra forma de separatis-mo; ni aquellos que aspiran, con la ayudaexterior y con métodos sin escrúpulos a

establecer el comunismo tbtalitario y ladictadura de un partido —cualquiera quesea la careta con que se presenten—pueden esperar que se les deje usar de lasmismas libertades que ellos desean des-truir para siempre Apropiándome unaexpresión de fortuna, hoy en boga, nohay que confundir el respeto al adversariocon el desarme ante el enemigo.

Dicho esto, os anuncio que será objetode acción inmediata por el gobierno, parasu envió a estas cortes, un proyecto deLey que modifique los artículos 172 a174 y concordantes del Código Penal, enel que se revisará, asimismo, la materiacircunstancialmente afectada por la publi-cación del decreto-ley sobre prevencióndel terrorismo.

Asi pues, democracia para todos losespañoles, para todos cuantos quieran

aceptar unas reglas de convivencia,elementales pero necesarias y democraciapara vivir bajo el imperio de la Ley en unaexacta correlación de derechos y deberes;en un orden que aspiramos que sea másjusto cada dfa; en una sociedad que sea,cada vez, más acosadora, sin esperarmilagros, con conciencia de las limitacio-nes, pero con las garantías que ofrece unEstado de derecho y, por ello precisamen-te, con una autoridad, reforzada hastadonde sea preciso y ejemplarmenteactuada por las fuerzas de orden públicoy de seguridad, que haga imposible todoslos factores de disolución.

DEFENSA DEL ESTADO

Quiero dejar bien claro, ante el climade agitación que viene padeciendo el paísen los últimos días, que el Gobierno no seha visto sorprendido. Conocía perfecta-mente los psopósitos, los planes, lasconsignas y baste el origen de los recursosarbitrados, en los angustiosos días de laúltima inefermedad del Caudillo, para unamaniobra, tan torpe como Inútil, que noha servido más que para desacreditar a,quienes desde el despecho y la revancha,no encuentran en nuestro pueblo otro ecoque el desprecio. Pero la tolerancia tieneun límite y la generosidad una medida.Que nadie lo olvide; el Gobierno, que haseguido en una tensa expectativa el cursode los acontecimientos, no va a perder losnervios, pero tampoco va a dejar jironesde_ su autoridad ante un reto tanridiculamente desproporcionado. Y novacilará en aplicar las medidas, todas lasmedidas de que dispone, con la firmezaque sea necesaria para mantener el ordeny la tranquilidad ciudadana bajo el únicoimperio que reconoce, el imperio de laley.

Sin otro afán que el de consolidar lasnuevas fronteras de libertad y de justiciaen el ámbito de la autoridad del Estado,absolutamente imprescindible en un or-den social democrático, digno de talnombre, el Gobierno reforzara los mediosde defensa del Estado, legales y de todaíndoles, en la línea en que se mueven lospaíses democráticos más serios, sancio-nando con todo rigor, las conductasantisociales y violentas, dentro del másescrupuloso respeto a la independencia dela función judicial y a los derechosindividuales.

ORGANIZACIÓN INSTITUCIONALDE LAS REGIONES

Uno de los párrafos más significativosdel testamento político de Franco y unade las alusiones más sugestivas del primermensaje de la Corona han coincidido enseñalarnos el hecho regional. Nuestropropósito es que todas las regiones deEspaña dispongan de una organizacióninstitucional que les permita atendermejor a sus necesidades específicas,conservar sus tradiciones y peculiaridadesque enriquecen el conjunto nacional y asíservir mejor a la unidad y grandeza de lapatria.

Estimamos que la Idealización geográ-fica y la naturaleza de las comunicacioneso el carácter insular del territorio debentener la consideración más adecuada; queel gran crecimiento de la Administración,en todos sus niveles, aconseja recurrir afórmulas de descentralización y descon-centración; reconocemos, en fin, que elcultivo y defensa de la tradición ypatrimonio cultural y específico de cada

región histórica, constituyen un deber delGobierno. Pero, al mismo tiempo, esta-mos Convencidos de la necesidad de unEstado unitario y fuerte. No debemosengañarnos: en la competencia universalsolo se salvan los fuertes. La defensa, laseguridad interior, el mantenimiento deun alto nivel económico, la creación deun entorno de ciencia e investigación, ymuchas otras funciones, solo puedencumplirse en grandes unidades con«levadas inversiones y a partir de ingentesesfuerzos colectivos.

España, heredera de Una gran tradiciónmilitar y política, realizadora de una granobra en todos los continentes y madre deuna lengua universal en la que seexpresaron hombres de todas las regiones,desde Boscán a Unamuno, ha conservadoy estimulado instituciones tan originales

como nuestros derechos forales,hoy enpleno florecimiento, o el régimen paccio-nado del antiguo Reino dé Navarra, o lafórmula especial que desde hace más deun siglo funciona en el archipiélagocanario.

Precisamente porque respeta profunda-mente la personalidad varia de lasregiones de España, el Gobierno no quiereproponer aquí unas estructuras organiza-tivas determinadas y uniformes. Entiendeque deben tener la iniciativa las propiasregiones, comenzando a utilizarse las viasde las mancomunidades recientementeincorporadas a nuestra legislación. Solo siestas estructuras regionales surgen así, enfunción de necesidades concretas y concarácter voluntario, tendremos la seguri-dad de que el regionalismo, dentro delEstado español, será algo serio y enraiza-do en el pueblo.

Por último, sabido es que estátrabajando seriamente la comisión queestudia un régimen especial para Viczcayay Guipúzcoa y que acaba de sernombrada otra para la provincia deBarcelona. Esperemos que surjan fórmu-las y experiencias practicas que luegosirvan de modelo. Esperemos también quequede perfectamente claro este principio:regionalismo y autonomía, no son pasoshacia ninguna forma de nacionalismo nimenos de separatismos. Son, al contrario,medios realistas, para que todos participe-mos, desde nuestras propias peculiarida-des, en la suprema unidad de Epsña.Debemos unir y sumar, no restar odestruir. Perderán, pues, el .tiempo quie-nes propugnen la desunión y los quequieran mirar hacia atrás, cuando es en unfuturo fecundo donde podremos encon-trarnos.

UNA CONSTITUCIÓN ABIERTAY DINÁMICA

El marco democrático de nuestraconvivencia está definido de un modo a lavez firme y flexible, en nuestras LeyesFundamentales. Con previsora prudencia,el Genexalfsimo Franco comprendió que

el sistema seguido a lo largo del siglo XIXy al final del primer tercio del actual, conno menos de catorce procesos constitu-yentes, no había dado resultados positi-vos. De 1808 a 1931 una larga serie deconstituciones y otros imnumerablesintentos de fijar definitivamente el ordeninstitucional, dieron por fruto mucharetórica, pero muy escasos resultados.prácticos.

Por eso, estamos operando ahora con.arreglo a un principio diferente, el de unaconstitución abierta y dinámica, sólida ensus fundamentos y capaz de constanteadaptación a las nuevas circunstancias y alas aspiraciones del pueblo español.

Entendemos que este sistema ha hechoya sus pruebas, frente a los difícilesdesafíos del mundo en que vivimos. Si seconsidera que la primera de nuestrasLeyes Fundamentales, el Fuero delTrabajo, se aprobó en mil novecientostreinta y ocho —modificándose parcial-mente treinta años más tarde— se

comprenderá lo fácil que hubiera sidocometer errores, si se hubiera dado unaorientación general y definitiva a nuestrasformas políticas, tanto en los añoscuarenta como en las décadas posteriores.

En este importante aspecto de la vidapolitica, el Gobierno huirá del inmovilis-mo y de la frivolidad; de la rigidez y de laaventura. Intentará mejoras, pero noaceptará el desbordamiento 3e nuestroorden de convivencia. Procederá condecisión y tacto, estableciendo un diálogopermanente con el pueblo y actuando aemodo que las instituciones dispongan delos medios necesarios para su constanteperfeccionamiento.

Vivimos Un tiempo de cambios acelera-dos en todos los órdenes, que nosaconseja proseguir, con prudencia, laadaptación de lo que tenemos, a nuestracqncreta situación histórica, demostrandoa la vez continuidad y espíritu dereforma,

NUEVAS FRONTERAS DELIBERTAD Y JUSTICIA

El Gobierno, en su declaración deintenciones, del pasado quince dediciembre, señaló que consideraría,con especial prioridad, !a ampliaciónde las libertades y derechos ciudada-nos. Fijó su atención, de modoparticular, en el derecho de libreasociación y en la reforma délasinstituciones representativas. Creo

obligadas, por consiguiente, algunasreflexiones sobre temas, de tanevidente trascendencia.

Cuando en diciembre de milnovecientos setenta y cuatro y desdelas cámaras de Televisión Españolapresenté al país el proyecto delestatuto del derecho de asociaciónpolítica, advertí que el paso que seiba a dar parecería a algunosexcesivamente corto y a otros se lesantojaría demasiado largo. Estába-mos tratando de vertebrar y hacersolidarios a los españoles en torno alos problemas colectivos y, por ello,subrayaba que la experiencia nos iríaaconsejando las correcciones o modi-ficaciones que habrían de realizarsecon el futuro.

Con la sinceridad que os debo yque es absolutamente necesaria paraenfocar un problema que se preten-de resolver, hay que convenir quehasta ahora la respuesta a la ofertaasociativa ha resultado limitadamen-te satisfactoria. Distanciados ya quela promulgación del estatuto, ydisponiendo por tanto, de unaperspectiva suficiente, podemos se-ñalar, a parte de insuficiencias yexcesivos condicionamientos delpropio texto, esa confiada acepta-ción de la gran mayoría del puebloespañol, acostumbrado a una largaexperiencia política bajo fórmulasde adhesión, aunque bien es notorioque en ocasiones de excepcionaltrascendencia, requerido para quemanifestara su voluntad, respondió

plebiscitariamente. Por esta razón,merecen especial reconocimientoquienes, rechazada la tentación de lapereza, se han situado exclusivamen-te por su propia iniciativa y suintuición de futuro, en una posiciónmá ventajosa para canalizar lasaspiraciones del pueblo español.

Se bien que, en este momento demi discurso, la expectación dealgunos estará alcanzando su máxi-mo nivel. Esperan, sin duda, com-probar si con un más o menos hábiljuego dialéctico, eludo el términode los partidos políticos, o si, por elcontrario, al utilizarlo, pongo en susmanos un arma con capacidad parasembrar discordia y desunión. Noseré tan ingenuo de tenderme a mímismo una trampa en la que

Consolidar todo lo bueno que tenemos;no rechazar nada que pueda perfeccio-narlo o mejorarlo

"Democracia española", democraciasin paliativos ni restricciones; pero espa-ñola, no copiada

1.a Región 2329 DE ENERO DE 1976

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aspañd

DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTES

El Gobierno reforzará los medios dedefensa del Estado, legales y de todaíndole

Estamos convencidos de la necesidadde un estado unitario y fuerte

forzosamente habría de caer. Notemo tanto a las palabras sincerascomo a su fácil traducción, o a suirresponsable interpretación. Tampo-co me importa anticipar, sino quequiero hacerlo especialmente, quepersuadidos de la insuficiencia de lasnormas asociativas, por su escasoarraigo en la realidad en que debeninsertarse, no tendremos ningúnescrúpulo en reconsiderarlas.

E! Gobierno desea abrir loscauces de la participación a todas lastendencias de la sociedad española,que • sintonicen con los principiosfundamentales de nuestro . ordena-miento, constitucional, colocando

altas barreras tan solo para aquellasiniciativas, que, en si mismas, llevenlos gérmenes de su autoexclusión.

Pretendemos llegar hasta las másavanzadas metas en la conquista dela justicia y la libertad. Ahora bien,la libertad puede convertirse enanarquía y conducir a la desintegra-ción de la comunidad, si el sistemasocial, que pretende ser solidario, nose institucionaliza por la via pluralde un fecundo asociacionismo polí-tico.

Para el desarrollo de la libertad,incluidas las libertades formales, espreciso recorrer el camino delasociacionismo. Las libertades ciuda-danas encuentran en él su apoyo másfirme y su abrigo más eficaz, porqueal impedirla concentración de poderen el Estado y ¡a hegemonía de losgrupos de presión evita la desespera-cion que el sentimiento de aislamien-to personal engendra en la sociedad.Por el contrarío, gracias al asociacio-nismo es posible conseguir que todosdispongan del máximo de oportuni-dades. En política, tan peligroso yesterilizador como el aislamiento esla división y atomización de losgrupos implicados seriamente en eljuego democrático, y la imposiciónde aquellos sectores que, amparán-dose en el derecho asociativo,persiguen abierta o solapadamenteobjetivos disgregadores déla patria,o, totalitariamente de la sociedad.

Esos peligros pueden ser oviadoscon una renovada ley electoral queserá objeto de nuestra inmediata ypreferente atención.

DOS CÁMARAS ESPECIALIZADASY COLEGISLADORAS

Voy a referirme ahora a lasinstituciones representativas. LasCortes Españolas, creadas en milnovecientos cuarenta y dos, y cuyaLey constitutiva y reglamento hansido varías veces modificados, hansuperado, con creces, un cuarto desiglo de ejemplar desarrollo, funcio-namiento eficaz y muy importantesservicios a la nación. Enriquecidas;en el transcurso del tiempo, lasdiversas representaciones que conflu-yen en ellas, están hoy, realmentepresentes, todos los elementos nece-sarios, lo mismo de representaciónterritorial que de base orgánica ocorporativa. Creemos que ha llegadoel momento de intentar una mayorhomogeneidad con la organizaciónmas frecuente de los cuerpos legisla-dores en la mayoría de los países,singularmente europeos.

Por otra parte, el Consejo Nacio-nal, como representación colegiadadel Movimiento, custodio y promo-tor de la vida pública desde la lealtada unos ideales imperecederos que haservido en todo momento, hacubierto, con dignidad y eficacia,

una de las más fecundas etapas denuestra historia, marcando rumbosal pensamiento político. Su compo-sición escogida y su elevada misióntal vez aconsejen, inte el reto de untiempo que se presenta con caracte-res diversos al que hemos vivido,descansando en el hombro seguro dequien fue creador del Movimiento,ampliar su base y remodelar susfunciones, implicándole de un modooperativo, en la grave y supremaresponsabilidad de participar en laelaboración de nuestro ordenamien-to normativo de rango superior.

De este u otro modo, e introdu-ciendo las necesarias reformas, debeirse a la configuración de dos Cámars

especializadas y colegisladoras.. Así,nos conformaríamos al criterio se-guido por la mayoría de los paísesque tienen legislaturas de carácterbicameral, y también a la tradiciónde la Monarquía constitucional enEspaña, que siempre funcionó conuna Cámara de Diputados y unSenado. Recordemos que aquellatradición fue rota por las dosRepúblicas, con los resultados que seconocen.

El sistema bicameral es particular-mente útil en períodos de reformas,justamente porque permite un análi-sis más profundo, una reflexióngarantizada y un complemento depuntos de vista, conjugando todaslas representaciones previstas en lasleyes.

Ambas Cámaras serían iguales enderechos, sin perjuicio de que, segúnuna vieja tradición parlamentaria, lostemas económicos y presupuestariosdebieran iniciarse previamente en laCámara Baja. Una Ley Orgánica,finalmente, regularía los relacionesentre los cuerpos colegisladóres, parasu mejor coperación, estableciendolos trámites oportunos para resolverlas eventuales diferencias de criterio.

PROYECTO DE LEY SOBREDERECHOS DE REUNIÓN YMANIFESTACIÓN

Reconocemos que están insufi-cientemente regulados los derechosde reunión y manifestación, piedraangular del edificio de libertadesconcretas en que ha de asentarsetodo sistema jurídico-político cons-tituido democráticamente. Este he-cho, por implicar un infusto pesimis-mo sobre la madurez y preparaciónde nuestro pueblo, puede entorpecerla constitución de una paz social yarmónica. La mesura y la prudenciadeben orientar el proceso de innova-ción y adecuación que pretendemosy que no será posible, si no seafronta con sinceridad y sano talantedemocrático el necesario desarrollonormativo del artículo dieciseis delFu ero de los Españoles. Parecepreciso derogar la orden de veinte dejulio de mil novecientos treinta ynueve, adaptar a las nuevas realida-des nacionales la Ley de 1880 yconcordar, con esta regulación,aquellas otras disposiciones quepuedan verse afectadas, por estenuevo marco normativo. Con estefin, el Gobierno se ha propuestoremitir a las Cortes un proyecto deley sobre la materia.

UNIDAD JURISDICCIONAL

Quedaría incompleto cuanto lle-vamos dicho sin una especificaalusión a la función jurisdiccional.

La Ley Orgánica del Estado consagrala completa independencia de lajusticia y_ le atribuye, en exclusiva, ¡afunción jurisdiccional, estableciendosolamente dos jurisdicciones especia-les, la militar y la eclesiástica. Puesbien, considero que una y otra, porconvicción, y por exigencia de lasinstituciones respectivas, aspiran aenmarcarse en los necesarios yestrictos límites que la peculiaridadde su objeto demanda, lo cualsupone que, en lo demás, deberespetarse el fecundo principio de laun idad jurisdiccional.

LA HORA DE LA REFORMA

Creemos que en la virtualidad yconveniencia de la reforma. Enten-demos que existen motivos suficien-tes para abordarla y deseamosrealizarla en el más breve plazo, deacuerdo con un calendario deprioridades y según criterios, deracionalidad política, dentro delplazo de la prorroga de la legislatura,que se estima suficiente aplicándo-nos todos con calor a la tarea.Razones formales, pero sobre todocomo habéis visto, razones de fondoobligan a dar respuesta a unanecesidad de acomodación y perfec-cionamiento, generalmente sentida ydistante de cualquier afán injustifica-damente constituyente. El país po-see una legalidad constitucional quecontiene los mecanismos necesariospara acometer cualquier re forma quela prudencia aconseje y que elpueblo español demande. Esta es lahora.

Señores procuradores: como inte-grantes de la última legislatura deFranco, habéis recibido el alto honorde ser los albaceas de su memoria yel excepcional privilegio de haceroperativo el mandato expresado ensu último mensaje de forma que nopueda perderse en el recuerdo, sinoque permanezca vivo en nuestropueblo.

Rechazado el riesgo de unainterpretación revisionista de lareforma, os corresponde la tarea deactualizar nuestras leyes e institucio-nes como Franco hubiera deseado,sincronizándolas con las exigenciasde esta etapa histórica. Tan impor-tante tarea significa un gran honor,pero también una gran responsabili-dad. Estoy seguro de que estasrazones han influido poderosamenteen la decisión del Rey, cuandoresolvió prorrogar esta legislatura yestoy absolutamente convencido deque todos vosotros, que no ignoráisque los enemigos de España estánalertas, sabréis deponer, en esteempeño, toda mira personal ante ¡ossupremos intereses de la patria.

CUMPLIMOS CON HONOR NUESTRAMISIÓN EN EL SAHARA

La reciente ley sobre descolonizacióndel Sahara, establece que el Gobiernorendirá a las Cortes un informe específi-co, lógicamente cuando el proceso hayasido concluido. Sin embargo, es mipropósito adelantaros las grandes líneasde la política seguida en aquel territorio,en el fiel del doble compromiso desatisfacer las aspiraciones de la poblaciónautóctona y cumplir las resoluciones delas Naciones Unidas.

Hasta mil novecientos setenta ycuatro, nuestras acciones se encaminabanclaramente a favor de la, autodetermina-ción, mediante un referendum auspiciadopor la ONU. Agudizadas las tensiones, lasolución final quedó demorada, al instarla ONU a España a que aplazase elreferendum hasta que el Tribunal Interna-cional de Justicia emitiera el dictamen,solicitado por Marruecos, sobre la condi-ción jurídica del territorio en el momentode la colonización.

El riesgo que entrañaban estas circuns-tancias para una pacífica conclusión denuestro mandato, justificó la declaracióndel Gobierno, de mayo de mil novecien-tos setenta y cinco. Entonces se manifes-tó el firme propósito de transferir laAdministración en el menor plazo posi-ble. Se advirtió también que la transmi-sión sería adelantada, previa advertencia alas Naciones Unidas, sí, por causas ajenasa nuestra voluntad se veía comprometidala presencia española.

La precipitada evolución de los aconte-cimientos en el interior del territorio,aconsejó al Gobierno intentar, siguiendola recomendación de la ONU eunentendimiento con Jas partes interesadas.Después de largas conversaciones, fuelogrado el acuerdo de Madrid, de catorcede noviembre pasado, del que la propiaorganización mundial tomó nota en unade sus resoluciones. En el texto delacuerdo, reafirmamos la decisión derespetar los deseos del pueblo saharaui, através de la Yemaa y descolonizar elterritorio, poniendo fin a nuestra presen-cia y responsabilidades, antes del próximoveintiocho de febrero, mediante la consti-tución de una administración interina a laque se transmitirían los poderes y en laque participarían Marruecos y Mauritaniacon la colaboración de la asambleadsaharaui. Asf se ha efectuado, y elpasado día doce salió del Sahara, elúltimo soldado español, arriándose conhonor nuestra bandera. Estos son datosciertos; no verdades a medias o especula-ciones.

Es obligado destacar que este difícilproceso ha sido posible por la eficazactuación- de nuestras fuerzas armadasque han cumplido su trascendental misióncon ejemplar sentido de responsabiljdad yel más elevado grado de disciplina,preparación y patriotismo, vibrantementereafirmados con ocasión de la históricajomada compartida allí con ellas porquien hoy es nuestro primer soldado.

Pero, cumplidos todos nuestros com-promisos y agotadas todas nuestras,responsabilidades en el Sahra, no pode-mos olvidar que los vínculos espiritualescontraidos con aquel territorio y con supoblación obligan a mucho. Es- nuestrainformación, una vez superada la crisis,procurar, por vias diplomáticas, y decooperación, soluciones que favorezcan Japaz, la estabilidad y el equilibrio en unaregión que para España no puede serindiferente.

EL EJEMPLO DE LASFUERZAS ARMADAS

Al hilo de la exposición anterior hemoshecho una referencia obligada a lasfuerzas,armadas, ejemplo de patriotismoy de virtudes, salvaguardia de la indepen-dencia y de la unidad de la patria y delrespeto al orden institucional.

Es consciente el Gobierno de lanecesaria renovación de su potencia]operativo, demorada hasta ahora enbeneficio de otros sectores nacionales,paras alcanzar en la medida que nospermita nuestra situación económica, losmedios y eficacia proporcionados a lapresencia que a España corresponde, porimperativo de la historia y de su presente,en el mundo de hoy.

A este propósito han de responder laactualización orgánica y el planteamientode la política de defensa nacional,afectada por los cambios geoestratégicosproducidos y por las circunstanciasgeopolíticas del futuro previsible.

Y ello, incorporando plenamente alpersonal militar a los avances socialesalcanzados, en condiciones adaptadas alas exigencias de la vida castrense, deplena e ilusionada dedicación que notiene otro norte que los supremosintereses de la patria.

PROPÓSITOS DE ACTIVACIÓNDE NUESTRA POLÍTICAEXTERIOR

La política, exterior de una nación nopuede ser disociada dq la interior ynuestra voluntad es la de acomodar una yotra, en un conjunto armónico, integradoy realista. Dentro de las coordenadas dedefensa de nuestra soberania nacional

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españa

DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTESque representan los intereses nacionalespermanentes, nos hallamos situados en uncontexto internacional en el que estánproduciéndose profundas transformacio-nes. La interdependencia y la-cooperacióninternacional son. realidades indiscutiblesque alcanzan y determinan la política delas naciones más poderosas. El aislamien-to es una auténtica amenaza para lasupervivencia. Por ello, la plena normali-zación de relaciones es algo menos que undesiderátum, pero también algo mas queuna simple cuestión de oportunismo.

En el plano regional de nuestrocontinente, el Gobierno reconociendoque el proceso de integración europeaconstituye un hecho fundamental, busca-rá con ritmo firme y gradual solucionesmutuas y aceptables que faciliten la plenaintegración de .España en esa realidad.

En el momento actual no tenemossituaciones conflictivas que hicieran pen-sar en la necesidad de la utilización de lafuerzza bélica; pero en el contexto de lacivilización occidental, amenazada, seestán considerando las alternativas posi-bles con la Organización de] Tratado delAtlántico Norte, con el convencimientode que la decisión que adopte deberácontar con un análisis previo de loscompromisos que nuestra eventual parti-cipacin en los esquemas de dicha Alianzatraeria consigo.— Por otra parte, quere-mos que la realidad doméstica y la acciónexterior de nuestro país vayan progresiva-mente confirmando nuestra pertenenciaa] mundo de ideas que encierra el adjetivo"occidental". Durante mas de veinteaños, a través de nuestros acuerdosbilaterales con Estados Unidos, hemosparticipado en esquemas defensivos ymilitares de ese mundo occidental, encondiciones que no han reflejado debida-mente una adecuada reciprocidad dederechos y obligaciones de las respectivasentidades soberanas. El gobierno, decomún acuerdo con los Estados Unidosde América, ha obtenido una mássatisfactoria definición para tales realiza-ciones de manera que nuestra aportaciónse ve acompañada por el debido respeto alos intereses nacionales.

España, vinculada con la gran comuni-dad de naciones que comparten nuestralengua y nuestra cultura y en cuyotorrente demográfico late el pulso denuestra sangre desarrollara hacia ellas,relaciones afectivas y profundas, sininnecesarios excesos verbales, en un climade cooperación fructífero y prometedor.

Como país mediterráneo no puedeolvidar sus largas y estrechas relacionescon los paises árabes, con quienes deseamantener y reforzar un intercambioeconómico y técnico, que sea beneficiosopara todos.

Antes de concluir en este orden deideas, quisiera reiterar aquí, la voluntaddecidida del Gobierno, de restaurar laintegridad del suelo dé la patria, amparan-do bajo nuestra bandera, esa parteentrañable de nuestro territorio: Gibral-tar. Nuestro firme deseo es que laculminación de ese propósito se produzcapor vaias de negociación y con satis-faccion mutua.

El logro del pleno empleo, una metaprimordial

LOS VALORES DEL ESPÍRITU

Queda aquí cerrado el gran capítulode las nociones fundamentales, de lasrelativas a nuestro perfeccionamientoconstitucional y desarrollo de determi-nados derechos básicos, reconocidosen el Fuero de los Españoles, Vamosentrar en la consideración de una seriede valores, libertades y derechosalgunos, de los cuales carecen designificación política en su acepciónusúal, pero que han de ser preservadasen todo caso y estimulados, en lamayor parte de las ocasiones. Mereferiré, en primer término, a losvalores del espíritu, para aludir segui-damente a los que contribuyen albienestar material y hacen mas fácil laconvivencia.

El cultivo de los valores morales yreligiosos es algo Que no se agota en elplano individual de la conciencia sinoque trasciende asía sociedad toda queacusa, por igual, tanto los períodos decrisis como, de exaltación. Por estasconsideraciones, es lógico que el

Estado español otorgue la más positivavloración al hecho religioso, reafirman-do la mejor voluntad y sinceridad enlas relaciones con la Iglesia, dentro deun marco de reciproca independenciay mutuo respeto.

El enfoque de las relaciones con laIglesias, igualmente, con las confesio-nes no católicas, ha de instrumentarseen el contexto deja libertad religiosa,reconocida como derecho fundamentalde los españoles.

EDUCACIÓN, INVESTIGACIÓNCULTURA

En el campo de la educación ningúnesfuerzo sera- regateado, tratando deimplicar en el a la sociedad entera, puesno hay tarea mássgenerósa, ni de mayorrendimiento social, que la dirigida a laformación de la juventud. No pretende-mos alterar los grandes esquemas-estable-cidos por la Ley General de Educación,porque ello produciría, sin duda, sacudi-das en una materia tan delicada, Pero,desde luego, nos proponemos,.además deaplicarla y desarrollarla, efectuar una seriaevaluación de la misma y de susresultados,, antes de finalizar el cursoacadémico, que permita obtener conclu-siones fundadas en un análisis riguroso.

Junto a la política educativa, recono-cemos la importancia particular' de unvasto lplan_ de investigación científica,básica y aplicada, que nos irá librando delos riesgos de alienación intelectual, desubordinación industrial- y económica yhasta de debilitación de la capacidaddefensiva. Habremos de fortalecer, igual-mente, nuestra vida cultural, aplicán-donos, en la medida medios, a laconservación de un .patrimonio inigua-lable y a la exaltación de todos los valoresen los que brilla el genio de la creaciónartística e intelectual.

LA PRENSA Y OTROS MEDIOSDE COMUNICACIÓN SOCIAL

La importancia adquirida por losmedios de comunicación social ennuestras época,» obliga a una seríareflexión, porque el Estado, que nodebe ser beligerante, tampoco puedeser indiferente en esta materia. Afirma-mos y defendemos los derechos queasisten a los profesionales para elejercicio responsable de su función;afirmamos también el derecho de losciudadanos a recibir una información yuna orientación honestas y veraces.

Para nadie es un secreto que la Leyde Prensa, e Imprenta de mil novecien-tos sesenta y seis, supuso un gran pasoen la consolidación de las bases denuestra convivencia civil y política. Sinembargo, la experiencia de su aplica-ción, durante una década, será tenidaen cuenta por el Gobierno, quebuscará su perfeccionamiento en armo-nía con el grado de madurez y el deseo

de colaboración leal y crítica denuestros medios de comunicaciónsocial, lo que, indudablemente, enri-quecerá el paisaje comunitario deopiniones, ideas y creencias.

Pero no cabe olvidar que no haydemocracia posible si la libertad deexpresión se convierte en licencia para¡a difamación o para las agriasactitudes a través del torpe y la-mentable juego de los maliciososataques al honor y la dignidad de lasinstituciones, los grupos o las personas.Sabemos —y lo proclamamos consatisfacción y con orgullo— que talesconductas son totalmente ajenas a lainmensa, mayoría de los profesionalesespañoles, que tantas y tan meritoriaspruebas nos han dado y nos darán depatriotismo sincero y operante, prepa-ración, intelectual, sentido político yhonestidad. Tenemos también la evi-dencia de que no siempre son losverdaderos profesionales quienes infor-

man y orientan los medios de comunii-cación social, reflejo en algunos casos,de torpes-apetencias política!. Lamen-

tablemente y aunque sean casosverdaderamente excepcionales, vemoscomo la insidia y el insulto afloran enalguna publicación y se realizaninaceptables campañas contra el Esta-do, la sociedad, la familia, la moralpública o el honor del respetablesciudadanos. Pora evitar o corregir estasactitudes y por el propio prestigio dela Prensa, el Gobierno adoptará, conenergía, las medidas que procedan,inspirándose, a tal efecto en, ¡as deaquellos países de más limpia tradicióndemocrática.

UNA POLÍTICA ECONÓMICAREALISTA

Tan incorrecto sería el enjuicia-

miento de los problemas económicosque tiene planteados país, marginan-do la función social inherente a todoproceso de creación y distribución deriqueza, como demagógica la formula-ción de un programa social que notuviera en cuenta, seriamente larealidad de nuestra situación económi-ca. Por ello, sin confundir amboscampos, que tienen caracteres biendefinidos y específicos tratamientos,me ha parecido oportuno abordarlosconjuntamente.

Uno de los temas que preocupa alGobierno es la situación fde nuestraeconomía y, por ello, está decidido aabordar su política económica con ungran realismo, dispuesto a poner enejecución las medidas adecuadas paracorregir nuestros defectos y paraalcanzar prioritariamente los objetivosnecesarios de justicia social. Y los dosprimeros criterios de esta política hande ser el más justo reparto de las cariasy sacrificios y el pleno empleo.

Una política de rentas de auténticajusticia ha de distribuir con equidad yrigor las cargas y sacrificios, y debegarantizar que la sociedad española engeneral, y muy especialmente lostrabajadores, no vean mermado supoder adquisitivo por la erosiónmonetaria; y habremos de conseguircon la colaboración y el esfuerzo detodos, elevar en los próximos años elbienestar de ios españoles, sobre todode los que no hayan alcanzado losmínimos necesarios para una subsisten-cia digna.

El logro del pleno empleo debe serconsiderado una meta primordial. Ypor pleno empleo entiendo que todoslos españoles tengan un puesto dondepoder trabajar a pleno rendimiento;que se creen nuevos puestos de trabajopara que accedan o ellos, tanto unmayor porcentaje de la poblaciónadulta, como las nuevas generacionesque alcancen edad laboral, así comonuestros trabajadores que regresen delextranjero. El empleo sigue inevita-blemente las vicisitudes de las estructu-ras productivas, pero asentado siempresobre el principio de satisfacer elderecho a un trabajo digno y adecua-damente remunerado obliga inexcu-sablemente a toda sociedad respecto asus miembros.

La iniciativa privada, cuyo formida-ble empuje contribuyó en formadecisiva, a ganar la batalla contra elsubaesarrollo, tiene asignado en estahora un puesto insustituible, al que seha hecho acreedora con su esfuerzo.

LA JUSTICIA SOCIAL, ASPIRACIÓNSUPREMA DEL GOBIERNO

Solo en una sociedad equilibrada puedelograrse plenamente la suprema aspiracióndel Gobierno: la justicia social. Justiciasocial que desde la vertiente de la accióneconómica, ha de basarse, además de en lapolítica de rentas y pleno empleo, en unaordenacin fiscal que logre la justacontribución, proporcionada a la real y

verdadera capacidad de cada sujeto y elcumplimiento, con seriedad, de la funciónredistributiva que un sistema tributariodebe jugar en una sociedad moderna.

Deseo recordar a las Cortes que enel pleno celebrado el pasado veintidósde junio anuncie la presentación, ert elplazo de un año, de un libro blancosobre la reforma fiscal. El empeño estáen pie. Más aun. Como la conversiónde un libro blanco en disposicioneslegales requiere elaboraciones y undetallado estudio, debo anunciarosque, sin esperar a ello, el gobiernotiene intención de presentar a estaCámara, a lo largo del año, diferentesproyectos de ley que, en las líneas queel libro blanco marcará, introduzcan

las reformas mas urgentes, en elindicado sentido de una justicia socialy tributaria cada' vez más exigentes.Concretamente; me complace, anunciara las Cortes que el Gobierno, antes detres meses, remitirá dos proyectos deley, uno sobre reforma del impuestogeneral sobre la reñía de las personasfísicas, y, otro, sobre disciplina conta-ble y represión del fraude fiscal. Portanto, la reforma del sistema tributariova a ser abordada, en esta nueva etapa,

con decisión y rigor, mediante sucesi-vas disposiciones. Y estos dos impor-tantes proyectos de la ley se orientarána mejorar el reparto de las cargaspúblicas, haciendo que cada unotribute según su efectiva capacidad yque los que incumplan estos debereshallen ¡a sanción que su conductaantisocial merece.El cuadro de nuestra política económi-

ca no puede limitarse a un repertorio desoluciones técnicas, La respuesta debe serglobal y política y debe ofrecer, en unlenguaje claro, un nuevo modelo decrecimiento hacia una sociedad tambiénrenovada.

El pacto social en que deberá sustentar-se esa política habrá de tener muypresente la base sindical. Confiamos enque el Congreso Sindical promoverá lasmedidas y adoptará las determinacionesprecisas para facilitar la acomodación delsistema a los cambios operados, en losúltimos tiempos, en la sociedad española.

Pero esa vía ha de iniciarse, ya,creando, en trabjadores y empresarios, laconciencia de las destructoras consecuen-cias que trae consigo la inflación,señalando que tanto los'salarios, como lasrentas, deben ser tratados por unapolítica firme y justa, en la que lainversión como remedio del paro y lamejora del subsidio correspondiente .ocu-pen en lugar principal.

La creación de infraestructuras básicases objetivo prioritario para afianzar yelevar los niveles de bienestar y de calidadde vida a que el Gobierno se compro-metió en su primera declaración.

La ordenación del territorio y lapolítica del suelo y de la vivienda,especialmente de la vivienda social,constituyen uno de los retos másapasionantes, juntamente con la conserva-ción del medio ambiente y del equilibrioecológico, problemas que requieren ladefinición de directrices con horizontesválidos hasta el próximo decenio.

El Gobierno robustecerá el prota-gonismo de agricultores y ganaderos en lamodernización de su medio y procuraráunas mejores condiciones de vida en lasáreas rurales. Se corregirá, en lo posible,nuestra balanza comercial agraria y sepotenciará el aprovechamiento armónicodel medio natural.

Sin entrar en su detalle, nosproponemos conseguir unas estructurasindustriales verdaderamente competitivas,atendiendo, también, con carácter inme-diato, a los sectores que atraviesanmayores dificultades, como los de cons-trucción naval y pesca marítima. En elperfeccionamiento de los circuitos comer-ciales, han de hacerse más eficaces susmecanismos, rompiendo, cuando seanecesario, aquellas situaciones monopo-listas, más o menos encubiertas, que

Es el pueblo español el verdaderoprotagonista de su presente y el últimoresponsable de su futuro

29 DE ENERO DE 1976 La Region 25

Page 5: esparto DISCURSO DE ARIAS EN LAS CORTES

DISCURSO DE ARIAS en las CORTESelevan abusivamente los costos de comer-cialización. Entro otras armas se utilizará,para este fin, el apoyo que pueden prestarlos movimientos organizados de consumi-dores que serán y no solo por estemotivo, fomentados al máximo.

En este decidido propósito de mejora,que nos anima, queremos hacer unaespecial referencia a la Administraciónpublica, concebida, no solo como instru-mento del Estado para el cumplimientode sus fines, sino como institución alservicio de los ciudadanos. De ahí, lainesquivable necesidad de hacer frente aldesajuste entre las actuales estructurasadministrativas y las nuevas realidadessociales. Las metas a alcanzar son: laremodelación de las normas que rigen lafunción administrativa; el logro de laadecuada coordinación y distribución delos distintos órganos de la Administra-ción, en aras de una mayor eficacia; elperfeccionamiento de las garantfas ciuda-danas de los particulares en sus relacionescon el poder público; y la dedicación deuna atención preferente a los funcionariosy servidores del Estado, elemento indis-penable y frecuentemente marginado,para el buen funcionamiento de este.

EL PUEBLO, VERDADEROPROTAGONISTA

Señores procuradores: Temo haber

abrumado vuestra atención con esteparlamento que ha querido situarse i;onfidelidad, realismo y esperanza, en laencrucijada de un tiempo difícil, peroiluminado dichosamente por las postreraspalabras del Caudillo y el primer mensajede la Corona. El Gobierno, consciente dela significación histórica del momento, nova a regatear esfuerzos para encontrar larespuesta adecuada. Pero sabe, igualmen-te, que es el pueblo español, al quevosotros representáis, el verdadero prota-gonista de su presente y el ultimoresponsable de su futuro.

Ese magnifico pueblo que tantaspruebas de solidez moral, de buen sentidoy de lealtad profunda, na sabido dar enlos últimos decisivos meses, merece no serjamás defraudado.

Yo le pido, una vez más, su presencia,la suya y no la de intérpretes interesados,en todas las áreas de decisión política;para que impida que nadie falsee suimagen laboriosa, ordenada y pacífica yrechace cualquier receta que conduzca asu disgregación, para que la nostalgia nosea freno sino estímulo; para que severtebre definitivamente con sentido ydimensión nacionales, en la tarea de hacerun mañana, cada vez mejor.

Porque creamos en este pueblo, esta-mos orgullosos de servirle con la ilusión,la responsabilidad y la entrega que mereceesa empresa común que llamamos España.