Disciplinamiento Social y Economico Durante La Dictadura Hasta La Actualidad
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8/6/2019 Espacio Pampino, Disciplinamiento Laboral y Lucha de Clases. Avance para una Arqueologa del Capitalismo en Chil
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Ao I N 2 Abril de 2009Serie Historia de Amrica Prehispnica y
ArqueologaIncluye seccin comentarios crticos (I). Escriben: Diego Salazar, FranciscoGarrido y Osvaldo Silva.
www. historiamarxista.cl [email protected]
Espacio pampino,disciplinamiento laboral ylucha de clases. Una discusinen torno a los patrones deasentamiento salitrero en la
regin de Antofagasta (1880-
1930). Avance para unaArqueologa del Capitalismo en
Chile
Miguel Fuentes M
Licenciado en Historia
Estudiante de Licenciatura en Antropologa con
mencin en Arqueologa (IV ao)
Universidad de Chile
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Espacio pampino, disciplinamiento laboral y lucha de clases.
Una discusin en torno a los patrones de asentamientosalitrero en la Regin de Antofagasta (1880-1930). Avance
para unaArqueologa del Capitalismo en Chile
Miguel Fuentes M1
Hacia finales del siglo XIX tuvo lugar en el norte de Chile el desarrollo de la poderosa
industria del salitre. En poco tiempo, esta trajo consigo la implementacin masiva de
nuevas tecnologas extractivas y de un vasto complejo industrial de proporciones
inditas. En general, el ciclo salitrero ha sido un tema recurrente de la historiografa
nacional, siendo abordado desde los ms diversos enfoques. Sin embargo, como afirman
Flora Vilches y Sergio Gonzles, las investigaciones historiogrficas acerca de esta
temtica se han visto frecuentemente limitadas al centrarse casi exclusivamente en
fuentes documentales y orales, tomando a la oficina salitrera tarapaquea como nicomarco de referencia. En el caso de la arqueologa, a pesar de la existencia de un
abundante registro material asociado a la explotacin calichera, esta ltima no ha sido
tomada mayormente en cuenta como caso de estudio. En la lnea de lo planteado por
algunos autores, planteamos que la arqueologa puede brindar, mediante su trabajo en
oficinas, basurales, asentamientos perifricos, estaciones de ferrocarril y puertos, una
importante va para una comprensin ms integral de la historia de la industria del
nitrato. Ahora bien, aunque valorando los recientes aportes (iniciales) de una serie de
arquelogos al conocimiento del pasado de esta industria, polemizamos en este artculo
con algunos de los supuestos tericos en los que aquellos basan su definicin de
patrones de asentamiento salitrero. An cuando dichos investigadores sostengan
correctamente que la industria del caliche habra significado el establecimiento de unaparticular forma de paisaje, social y culturalmente diferenciado: la pampa salitrera,
discutimos el nfasis tecno-econmico a partir del cual estos autores comprenden la
categora de espacio. Proponemos as una re-interpretacin del registro material
industrial desde una perspectiva que tenga en cuenta la correspondencia estructural (no
unidireccional) entre modo de produccin, relaciones sociales y formas de percepcin-
construccin del espacio, siendo la relacin capital-trabajo y capital-naturaleza la base
de esta correspondencia. Desde este punto de vista, la constitucin del espacio pampino,
ligada a un intenso fenmeno de disciplinamiento laboral y al desarrollo de las primeras
expresiones de la lucha de clases moderna, debiera ser entendida desde la perspectiva
del establecimiento de un nuevo marco de prcticas sociales, diferenciadas al nivel de la
experiencia de cada sujeto histrico. Acorde a lo anterior, planteamos la necesidad de laelaboracin de un cuerpo interpretativo y metodolgico acorde al estudio de restos
materiales provenientes de sociedades capitalistas, en la lnea de una Arqueologa del
Capitalismo que se plantee, adems, como un insumo para la crtica revolucionaria de la
sociedad de clases.
Palabras claves.Patrn de asentamiento, espacio, paisaje, prcticas, experiencia, disciplinamiento, lucha
de clases, indicadores materiales, visibilidad, Arqueologa del Capitalismo.
1 Licenciado en Historia (Universidad de Chile). Estudiante de Licenciatura en Antropologa con mencin
en Arqueologa (Universidad de Chile, IV ao). Correo electrnico: [email protected].
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1. Antecedentes (Sesgo
documental y vaco
arqueolgico)
Durante la segunda mitad del siglo XIX
tiene lugar en Chile el impulso de un
proceso de industrializacin parcial de
ciertas ramas productivas (Grez 1998).
Este proceso, que marca la transicin
entre un modo de produccin colonial a
uno capitalista moderno (Salazar 2003),
estuvo lejos de constituir un fenmeno
de carcter exclusivamente econmico.
Por el contrario, motorizado por algunas
de las principales potencias capitalistas
de este periodo (especialmente
Inglaterra), dicho proceso trajo como
consecuencia una serie de profundastransformaciones al interior de la
sociedad chilena (Salazar 2003).
Alentada por la consolidacin de los
primeros bastiones del desarrollo
capitalista industrial en el sector minero,
metalrgico, textil y alimenticio (Grez
1998), una de las ms relevantes de
aquellas transformaciones fue el
desarrollo de un vasto fenmeno de
proletarizacin de la fuerza de trabajo
(Salazar 2003, Grez 1998, Illanes 1984,
1990). Fue precisamente en las zonas en
que la industrializacin capitalista
adquiri ms fuerza, especialmente en
el norte de nuestro pas durante el
periodo de auge salitrero, en donde este
fenmeno se tradujo en la aparicin de
una serie de nuevas formas de
explotacin laboral y de resistencia a la
misma (Grez 1998). De esta manera, la
implantacin de una vasta red de
oficinas salitreras, asociadas al uso
intensivo de nuevas tecnologas mineras
y al establecimiento de una amplia red
de ferrocarriles, constituy as el
escenario2
de una importante
reconfiguracin de las relaciones
sociales (Vilches et.al. 2008) y de las
manifestaciones de la lucha de clases en
el rea (Grez 2000).
El inicio de esta era industrial trajo
consigo una nueva forma de
relaciones de produccin propias del
sistema capitalista, cuya materialidad
se revel de diferentes maneras. Por
un lado, signific la creacin de un
nuevo patrn de asentamiento que
pobl la pampa de oficinas salitreras
como ejes organizacionales (Garcs
1999). Asimismo, el proceso
productivo revel una serie de
elementos tecnolgicos visibles tanto
en las oficinas como en zonas
asociadas (p. ej. Estaciones de
ferrocarril, pozos de sondajes y
explotacin, pueblos, puertos). Por
otro lado, la poblacin aument
2sobre todo una vez concluida la Guerra del
Pacfico.
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considerablemente incluyendo
migrantes de diferentes regiones de
Chile, Bolivia y Per, con sus
respectivos inventarios materiales.
Las grandes diferencias sociales entre
la clase obrera asalariada y la
administracin se hicieron evidentes,
por ejemplo, en el tipo de vivienda de
cada una. Finalmente, las demandas
de forraje, combustible y
alimentacin impuestas por el nuevo
sistema de vida desembocaron en un
importante trfico comercial con el
Noroeste argentino y el sur de Chile
(S.Gonzlez 1999, 2002). (Vilches
et.al. 2008: 19-20).
En trminos generales, tanto el proceso
de industrializacin de fines del siglo
XIX, as como tambin el fenmeno de
disciplinamiento y proletarizacin de la
mano de obra que se produjo durante
este periodo, han sido ampliamente
investigados por una amplia gama de
historiadores nacionales y extranjeros3.
As mismo, el desarrollo de la industria
salitrera y el ciclo de luchas obreras quese desarrollaron en su seno han ocupado
una parte importante de la reflexin
historiogrfica chilena4. Ahora bien, a
pesar de que algunos de estos
3Destacan ac, entre otros, los trabajos de
Ortega (1981), Salazar (2003), Illanes (1984,
1990), Grez (1998, 2000).4
Revisar, por ejemplo, Bermdez (1963),Cariola y Sunkel (1991), Pinto (1990), S.
Gonzlez (2002, 2006).
historiadores se hayan propuesto
estudiar el ciclo salitrero desde una
perspectiva capaz de integrar sus
dimensiones econmicas, polticas y
socio-culturales, la mayora de sus
trabajos se han visto limitados porque
han tomado al documento escrito y/u
oral como nica fuente de informacin
histrica. Al mismo tiempo, junto a la
existencia de este sesgo documental,
la investigacin de dichos historiadores
se ha visto constreida al centrarse
(casi exclusivamente) en el estudio de la
industria del salitre en una regin en
particular; Tarapac, as como en el
tratamiento de un solo tipo de
asentamiento salitrero: la oficina
(Vilches et.al. 2008). Tomando a esta
ltima como nico marco del ciclo
industrial, estos trabajos han tendido a
dejar de lado una variado espectro de
asentamientos salitreros, los cuales
(aunque catalogados como
perifricos) han debido jugar un rol
de primera importancia en el proceso
econmico y social asociado a la
industria del nitrato (Vilches et.al.
2008).
Por otra parte, tal como constatan
Vilches, Rees y Silva (2008), el
desarrollo de la investigacin
arqueolgica de la explotacin del
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caliche ha sido, hasta hace muy poco,
prcticamente inexistente.
Si bien la necesidad de estudiar la
cultura material del ciclo del salitre
desde un punto de vista arqueolgico
fue anunciada hace ms de treinta
aos por historiadores como Cassasas
(1976), estudios sistemticos se
reducen a los esfuerzos espordicos
de Bente Bittmann y Gerda Alcaide
en la dcada de 1980 (Alcaide 1981,
1983; Bittmann y Alcaide 1984) y,
ms recientemente, de Calogero
Santero (2004) y el equipo de
Charles Rees (2005), todos en la II
Regin de Antofagasta.
Marginalmente, se cuenta con
estudios desde disciplinas afines,
como la historia y antropologa, queincorporan a sus anlisis indicadores
materiales recuperados de oficinas en
ruinas, tales como fichas, botellas,
cajas de cigarrillos y documentos
(p.ej. J.A. Gonzlez 2003, S.
Gonzlez 2006b; Miranda 2001;
Rodrguez et al 2002). (Vilches et.al.
2008: 20).
Ha sido solo en aos recientes, sobre
todo gracias al esfuerzo del equipo de
Rees y a los aportes de Vilches, que la
investigacin arqueolgica de este
periodo ha tomado un mayor impulso5.
5 Hace algunos das ha sido presentado el libro
Flor de Chile. Vida y salitre en el cantn de
Estos arquelogos han tenido el mrito
de ampliar, aunque de manera inicial, el
campo de anlisis del auge salitrero no
slo al rea de Antofagasta, sino que
adems al conjunto de asentamientos
asociados a esta industria; entre otros,
fraguas, cocinerias, campamentos,
estaciones de ferrocarril, etc6. Con todo,
el peso excesivo que ha tenido el
registro documental y oral en el estudio
de la industria del nitrato, as como
tambin la preocupacin casi exclusiva
de la historiografa por el contexto
tarapaqueo y por la oficina salitrera, no
debiera constituir una debilidad
insuperable para la prctica
Taltal, de Alexander San Francisco. Este
trabajo, como parte del proyecto FONDARTArqueologa histrica en la Oficina Flor deChile: valoracin patrimonial del pasado
salitrero de Taltal (II regin), ser sin duda un
importantsimo aporte al desarrollo de la
investigacin arqueolgica de este periodo.6
Como hemos dicho, estos asentamientos no
han sido incluidos sino marginalmente por el
registro documental, habiendo sido, por tanto,
invisibilizados por la historiografa y la
memoria histrica. Como menciona Vilches
(2008): [] el estudio de estos elementosperifricos es especialmente relevante ya que
no han sido incorporados en la memoriahistrica, por medio de la documentacin de sus
caractersticas y relaciones (Rees 2005). En
efecto, si revisamos la literatura especializada,
algunos de estos asentamientos slo se adivinana partir de estudios que describen los oficios de
adultos, jvenes y nios en la industria salitrera
(S.Gonzlz 1996, 2002) o de fotografas
antiguas que dan cuenta del trabajo salitrero
allende las oficinas. Todos estos antecedentesnos llevan a pensar que los sitios perifricos
forman parte del mismo mundo privado delsalitre al cual alude S.Gonzlez, pero que, en
realidad, slo permanece privado en razn delcurso que ha tomado la historiografa del ciclo
salitrero (Vilches et. al. 2008: 25-26).
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arqueolgica7. Por el contrario, ya sea el
impulso de nuevas investigaciones
arqueolgicas en oficinas, basurales y
asentamientos salitreros perifricos, o
bien el desarrollo de posibles estudios
interdisciplinarios con historiadores,
antroplogos y otros cientistas sociales,
alentara posiblemente un significativo
avance de las capacidades de la
Arqueologa en este terreno (Vilches
et.al. 2008). Ms an, una perspectiva
interdisciplinaria como la anterior
podra constituir, a partir del estudio del
ciclo salitrero, una importante va de
aproximacin para una comprensin
ms profunda del complejo proceso de
transicin capitalista acaecido en Chile
durante este periodo. Como menciona
Vilches (2008):
Paulatinamente, algunos
investigadores han reparado en la
necesidad de estudiar el ciclo del
salitre interdisciplinariamente. Sergio
Gonzalez, por ejemplo, destaca que:
7 Orientada hasta hoy casi en su totalidad, como
en gran parte de Amrica Latina, hacia temas de
estudio prehispnicos. Esto se ha traducido en
nuestro pas en la inexistencia de una verdaderaproblematizacin terico-metodolgica de la
prctica arqueolgica en periodos post-contacto,
dando por resultado una serie de trabajos de
marcado nfasis histrico-cultural y descriptivo.
En muchas ocasiones, el contenido de dichas
investigaciones ha estado fuertemente limitado
por una concepcin en la cual el papel del
arquelogo se limitara a la contrastacin de sus
datos con las fuentes documentales, cumpliendode esta forma un papel meramente auxiliardel
trabajo historiogrfico.
Los basurales estn esperando al
arquelogo y al historiador para un
trabajo interdisciplinario El
arquelogo mejor que ningn otro
cientfico puede trabajar con
propiedad con fragmentos y el
historiador es el gran taumaturgo del
contexto (S.Gonzalez 2006b: 70). Al
respecto, creemos que la arqueologa
ofrece la posibilidad de revertir
[refirindose al sesgo documental y
al vaco arqueolgico al que hemos
hecho mencin] esta doble situacin
descompensatoria. (Vilches et.al.
2008: 20).
2. Patrn de asentamiento
salitrero en la Regin de
Antofagasta (1880-1930)
De manera incipiente, sin contar todava
con una propuesta terica-metodolgica
propiamente tal, un nuevo campo se ha
abierto en los ltimos aos para el
quehacer arqueolgico en Chile.
Denominado comnmente como
Arqueologa histrica, este campo ha
tenido como uno de sus ejes principales
la investigacin (parcelada) de ciertos
casos de estudio relacionados con el
periodo colonial y republicano8. Uno de
8 Aunque sin llegar a elaborar un programa de
investigaciones sistemticas, y teniendo su
quehacer cientfico un carcter todavafragmentario (en relacin a su aparato terico-
metodolgico, temticas de estudio y situacin
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estos casos ha sido, precisamente, el
anlisis de los patrones de asentamiento
salitrero en la Regin de Antofagasta
durante las dcadas de 1880 y 1930
(Vilches et.al. 2008)9.
En su artculo sobre este tema, Vilches
(Vilches et.al. 2008) hace hincapi en
las repercusiones que tuvo en el norte
acadmico-institucional), el campo de la
llamada Arqueologa Histrica haexperimentado en los ltimos aos un
importante desarrollo. Lo anterior, sobre todo en
el mbito de la Arqueologa urbana (colonial y
republicana) y de la Arqueologa indgena post-
hispnica. Para una aproximacin a estas
investigaciones, revisar: Botto Carolina, 1989.Palacio de la real aduana: Un metro de cinco
siglos. Tesis para optar al ttulo de licenciado
en Antropologa con mencin en Arqueologa.
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de
Chile. Gmez Alcorta, 2000. ArqueologaHistrica en el casco histrico de la ciudad de
Santiago de Chile: Urbanizacin y Vida Urbana(1650-1814). Estudio experimental. Tesis paraoptar al ttulo de licenciado en Antropologa con
mencin en Arqueologa. Facultad de Ciencias
Sociales, Universidad de Chile. DidierAlejandra, 2004. Arqueologa histrica enValparaso: La plaza Sotomayor como espacio
pblico. Memoria para optar al ttulo
profesional de arqueloga. Facultad de Ciencias
Sociales. Universidad de Chile. Guajardo
Gabriel y Quevedo Silvia, 1991. Cementerio
histrico de la Rinconada de Maip: Hiptesis
sobre su origen y ritualismo mortuorio en el
siglo XIX. Estudio de la adaptabilidadbiocultural de los grupos humanos que poblaron
Chile central: Un enfoque Interdisciplinario.
Proyecto Fondecyt 91-0139. Museo Nacional de
Historia Natural. Planella y Manrquez. 1997.
Los estudios interdisciplinarios y el estado
actual de las investigaciones sobre lo indgena
tardo de Chile central. En: Contribucin
Arqueolgica N.5. Tomo 1, Simposios. Actas del
XIV Congreso Nacional de Arqueologa Chilena
(Copiap, 13 al 18 de Octubre de 1997), pp. 19-
28. Museo Regional de Atacama.9 Ver los trabajos de Cassasas (aos 70s),
Bittmann y Alcaide (aos 80s), as comotambin los de Santoro y Rees, en tiempo
reciente.
de nuestro pas el establecimiento (a
partir de 1870) del nuevo modo de
produccin capitalista y de su marco de
relaciones sociales caractersticas
(Vilches et.al. 2008). Segn esta
arqueloga, dicha transformacin no
solo se habra expresado en la aparicin
de un stockde materialidades culturales
especficas, asociadas al ciclo salitrero,
sino que, adems, en el desarrollo de un
sistema de organizacin industrial
basado en el establecimiento de dos
modelos espaciales10
: el patrn de
oficina, estudiado por Bittman y
Alcaide, y el patrn de asentamiento
salitrero (Vilches et.al. 2008).
Si prestamos atencin a los escasos
antecedentes arqueolgicos para el
mundo del salitre, notamos un
balance entre la arqueologa centrada
en oficinas y aquella centrada en el
patrn de asentamiento general de la
industria salitrera. En el primer caso,
encontramos los estudios de Gerda
Alcaide y Bente Bittmann a
comienzos de la dcada de 1980
(Alcaide 1981, 1983; Bitmann y
Alcaide 1984) en la porcin
meridional del cantn Central. Esta
investigacin fue concebida como un
proyecto interdisciplinario de
mltiples etapas, sin embargo, slo
10posiblemente generalizables al conjunto de
la regin nortina.
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alcanz a desarrollarse la primera de
carcter exploratorio. Segn las
mismas investigadoras concluyen, la
definicin final del patrn de
oficina que esperaban caracterizar a
partir de excavaciones en la oficina
Jos Santos Ossa debe esperar por
una mayor cantidad de investigacin
intensiva. (Vilches et.al. 2008: 24).
Con respecto al patrn de asentamiento
salitrero, estudiado en un comienzo por
Rees en el sector meridional del cantn
El Toco, Vilches realiza una
descripcin de los principales resultados
de las investigaciones arqueolgicas en
la zona.
[] En cuanto a la arqueologa
centrada en el patrn de
asentamiento, tenemos el caso de
Charles Rees y colaboradores que
desde el ao 2003 se encuentran
estudiando el segmento meridional
del cantn El Toco, en el marco de
un Estudio de Impacto Ambiental de
cambio tecnolgico en Mara Elena
(Rees 2005). Este grupo de
investigadores se ha concentrado en
la evaluacin detallada del hinterland
de las oficinas localizadas en el
sector, correspondiente a un pao de
200 km2 al oeste de las oficinas
Peregrina y Santa Isabel por el sur y
San Andrs y Santa Fe por el norte.Mediante prospecciones pedestres
intensivas han documentado la
presencia de tres categoras generales
de asentamientos: fraguas, cocinas-
comedor-fraguas y campamentos
(Rees et al. 2007). Las variables que
permitieron distinguir estos tipos de
sitios fueron, por una parte, la
presencia y forma de combinacin de
rasgos arquitectnicos como fraguas,
cocinas y camas de piedras, costra y
argamasa, paravientos y muros de
saco y calamina, corrales, bodegas y
basurales. Por la otra, la presencia,
tipologa y densidad de materiales
arqueolgicos tales como restos de
comidas y contenedores (latas y
botellas), herramientas (chuzos, palas
y tenazas), desechos de fundicin y
trabajo en fraguas (escoria y
fragmentos de herramientas y
artefactos metlicos) y evidencias
constructivas (amarres y vientos de
alambre, sacos). Adems, su
situacin espacial respecto a las
oficinas salitreras, las calicheras, las
reas de sondaje y vas de
comunicacin, fueron claves para
asociarlos, principalmente, con lasfaenas de avanzada de la explotacin
del nitrato y construccin de la va
frrea Toco-Anglo-Tocopilla (Rees
2007; Rees et al. 2007). [] Por otro
lado, la disposicin as como la
variabilidad interna de cada
asentamiento ha permitido
distinguirlos claramente entre s, as
como dar cuenta de formas distintas
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de organizacin del trabajo y/o a
situaciones cronolgicas dispares
propias de los matices de la
administracin y manejo de la
explotacin calichera a comienzos
del siglo XX (Rees et al. 2007). Bajo
esta ptica, [] los resultados de
Rees et al. han comenzado a
identificar el patrn general de
asentamiento salitrero donde los
oficinas slo representan un
elemento. Entonces, el estudio del
patrn de asentamiento salitrero no
slo contribuye a materializarlo, sino
que comienza a extender las
relaciones concretas entre sus
elementos y, en ltimo trmino, a
contextualizar las oficinas en tanto
ejes organizacionales (Vilches et.al.
2008: 25-26).
Paralelamente, las investigaciones de
Santoro (2004) en Pampa Lina (extremo
septentrional del cantn Central) han
arrojado resultados complementarios, y
en gran medida concordantes, con los
alcanzados por Rees en El Toco
(Vilches et.al. 2008). El hallazgo de una
serie de asentamientos perifricos, con
caractersticas tipolgicas similares a las
descritas por Rees, pareciera justificar
una posible generalizacin de su
definicin de patrn de asentamiento
salitrero hacia otros cantones cercanos,
as como tambin hacia zonas an ms
extensas del rea salitrera (Vilches et.al.
2008).
Finalmente, dando cuenta de las
implicancias de la reflexin
arqueolgica en torno a la definicin de
patrn de asentamiento salitrero,
Vilches concluye lo siguiente:
Desde esta perspectiva, la invitacin
de S.Gonzalez a estudiar basurales
con la ayuda de herramientas propias
de la disciplina arqueolgica es
imposible de rechazar [] No
obstante, desde la especificidad
disciplinaria, resulta prioritario
comenzar por una etapa bsica de
identificacin del patrn de
asentamiento salitrero, sin perjuicio
de futuros estudios centrados en la
arqueologa de oficinas y, ms
especficamente, de sus basurales. Es
ms, a partir del estudio del patrn de
asentamiento salitrero se pueden
potenciar otras lneas de estudio ms
especficas y complementarias, no
necesariamente arqueolgicas. []
Una arqueologa del salitre, por lo
tanto, slo puede aspirar a
complejizar y enriquecer an ms un
paisaje provisorio desde el punto de
vista interpretativo, evidenciando
diversos discursos paralelos que en
su conjunto dan forma al mundo del
salitre (Vilches et.al. 2008: 26-27).
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3. Patrn de asentamiento
salitrero y espacio11
11 Para una reflexin terica alrededor de la
categora de espacio en Arqueologa, ver Criado
Felipe. 1991.Construccin social del espacio yreconstruccin arqueolgica del paisaje
( Boletn de Antropologa americana, Numero
24: 7-29). En este trabajo, proponiendo una
articulacin entre las nociones de espacio y
paisaje, dicho autor afirma lo siguiente: Entre
otros puntos se ha justificado la conveniencia de
sustituir la Arqueologa Espacial por unaArqueologa del Paisaje, de dejar de hablar de
espacio, para hablar en cambio del paisaje. Sin
embargo, existen al menos tres formas distintas
de entender este concepto. Una primera,
empirista, en la que el paisaje aparece como una
realidad ya dada y que, por diferentes razones,
se niega a s misma; una segunda, sociolgica,que explica el paisaje como el medio y el
producto de los procesos sociales, y que es la
que sigue, por ejemplo, Vicent (1991); y una
tercera, culturalista, que lo interpreta como
objetificacin de las prcticas sociales, tanto de
carcter material como imaginario (Criado1991: 6). Desde nuestro punto de vista, ms que
discutir el mayor o menor peso que tendra uno
u otro factor en el proceso de construccin
social del paisaje, hacemos hincapi en una
definicin de espacio que tome en cuenta la
relacin estructural (orgnica) entre
condiciones materiales de existencia y
representaciones culturales (Hernando 2002).
Segn esta relacin, las distintas concepciones
de espacio presentes en una serie de sistemas
culturales, no solo tendran relacin con la
existencia de niveles diferenciados de
complejidad socio-econmica. A la vez, dichasformas de concebir y construir el espacio haran
alusin a una particular forma de experiencia,
entendiendo por esta ltima (a diferencia de la
definicin fenomenolgica de la misma) como
la huella que deja el ser social en la conci encia
social (Thompson 1981: 14). De esta manera,
antes que oponeruna definicin culturalista a
una sociolgica en el debate acerca de lacategora de espacio en Arqueologa, se hace
necesaria entonces una reflexin en torno a
como se dara en este mbito (las nociones de
espacio actuantes en diversas sociedades) la
compleja mecnica (o bien dialctica) entremodo de produccin, relaciones sociales y
formas culturales.
Uno de los aportes ms relevantes de las
investigaciones arqueolgicas ya citadas
radica, entre otras cuestiones, en que
estas se han propuesto comprender la
organizacin espacial pampina desde la
perspectiva del desarrollo del nuevo
entramado de relaciones sociales
capitalistas12
(Vilches et.al. 2008). Para
esto ltimo, dicho autores reconocen,
como dijimos, la presencia de dos
modelos de organizacin espacial a
travs de los cuales se habra
estructurado la industria salitrera en la
zona de Antofagasta: el patrn de
oficina y el patrn de asentamiento
salitrero. Desde esta perspectiva, la
proliferacin de oficinas, asentamientos
perifricos, estaciones de ferrocarril y
puertos, daran cuenta as, ejerciendo el
papel de verdaderos nodos al interior
del entramado de los diversos cantones
salitreros, del establecimiento de un
nuevo paisaje social en el rea (Vilches
et.al. 2008).
[] tanto el desierto de Atacama
como el de Tarapac se poblaron
rpidamente en su calidad de
enclaves capitalistas del siglo XIX.
Sin embargo, pese al desarraigo
12Es decir, no solamente a partir de los
requerimientos tecnolgico-productivos del
ciclo industrial; por ejemplo, presencia de
caliche, conectividad expedita con la costa, vasde aprovisionamiento, existencia de puertos y
estaciones de ferrocarril, etc.
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natural de sus habitantes, a nivel
regional se las arreglaron para
construir culturalmente el nuevo
paisaje. De esa manera lo nombraron
pampa y se transformaron en
pampinos, convirtiendo el desierto
en un lugar que se ama como el ms
dulce de los hogares incluso aos
despus de su abandono, segn lo
relata S.Gonzlez (2002: 79) para
Tarapac, y lo corroboran Rodrguez
y colaboradores para el sector de
Mara Elena (Rodrguez et al. 2002).
(Vilches et.al. 2008: 21).
Es ms, polemizando con la perspectiva
a partir de la cual se ha comprendido
tradicionalmente el proceso de
consolidacin de la identidad pampina,
Vilches afirma que:
De acuerdo a S.Gonzlez (2006a),
este aspecto mstico y religioso del
desierto durante el ciclo del salitre
[se refiere a la influencia que habra
tenido el acervo cultural indgena y
campesino en el seno de la
explotacin calichera] ha quedado
fuera de la historiografa
especializada que ha favorecido una
ideologa econmica ya sea obrera u
oligarquista. En consecuencia, se ha
pasado por alto el complejo y variado
tejido cultural que constituye la
identidad del Norte Grande, donde se
entremezclan diferentes tradiciones e
identidades (ver tambin J.A.
Gonzlez 1998). (Vilches et.al.
2008: 21)13
.
Ms all de la discusin acerca del peso
que habran tenido los distintos
componentes sociales (obrero,
industrial-burgus, peonal, campesino o
indgena) en el proceso de imbricacin
(y resignificacin) de tradiciones
13 Con relacin a esto, Vilches realiza un
interesante balance acerca del estado de la
investigacin historiogrfica sobre la industria
salitrera. Segn esta arqueloga: [] podemosidentificar diferentes enfoques en la
construccin del mundo salitrero dependiendo
de donde se ha puesto el acento analtico(Moulian 1996). En trminos generales, es
posible distinguir dos polos: una historia
conservadora con nfasis en aspectos
econmicos, vale decir, tecnolgico-productivos
(p.ej. Bermdez 1963, 1984, 1987; Blakemore
1974; Hernndez 1930; Semper y Michels1908) y una historia social que privilegia las
condiciones de vida durante el ciclo del salitre
(p.ej. J.A.Gonzlez 1996, 1998, 2003; Pinto
1990). En este ltimo polo incluimos los aportes
ms recientes desde la sociologa (p.ej.
S.Gonzlez 1999, 2002, 2006a, 2006b) y la
antropologa (p.ej. Alvarado 2002; Miranda
2001; Rodrguez et al. 2002, 2005), as como
estudios sobre la arquitectura de oficinas
particulares, con un enfoque claramente local
(p.ej. Garcs 1999). Cabe sealar que si bien el
polo social favorece discursos alternos a la
ideologa capitalista dominante, tambinpresenta limitaciones al centrarse casi
exclusivamente en el origen y organizacin de
movimientos obreros. Es ms, se trata de un
movimiento social directamente asociado a laindustria y la modernidad, anclado en la oficina
como centro urbano. Un reciente trabajo de
S.Gonzlez da cuenta de esta situacin y, en
contraposicin, indaga en los aspectos msticos
y religiosos ligados a la fiesta de La Tirana en la
pampa salitrera de Tarapac (S.Gonzlez
2006a). Segn el autor, uno de los principales
reveses del nfasis en lo obrero-urbano reside en
relegar el componente campesino e indgenapropio de las faenas mineras rurales al mundo
privado del salitre. (Vilches et.al. 2008: 23).
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culturales diversas14
, lo importante a
recalcar en este punto es, como veremos
a continuacin, la correspondencia que
existira entre este proceso (identitario)
y el establecimiento de una nueva forma
de paisaje. En otras palabras, el
nacimiento de un espacio socio-cultural
plenamente diferenciado: la pampa,
ligado al desarrollo de nuevos sectores
sociales (entre otros, la burguesa
industrial y el proletariado) y a un tipo
14 An cuando la influencia del acervo
identitario indgena en las manifestaciones
culturales asociadas al mundo del salitre seainnegable (S.Gonzles 2006b), reconocemos la
preeminencia que en estas ltimas habran
tenido las formas de conciencia social
inherentes al desarrollo de la burguesa
industrial y el proletariado minero. Lejos de
constituir un ocultamiento ideolgico de lasdiversas tradiciones culturales presentes en el
seno de la explotacin salitrera, esto tiene que
ver, de fondo, con una comprensin del papel
distintivo de las clases sociales fundamentales
propias al modo de produccin capitalista. El
rasgo caracterstico de la identidad pampina no
se encontrara, por ende, tan solo en la relacin
particular que los hombres de la pampa
(influidos por las concepciones indgenas
locales y por sus races peonales y campesinas)
habran establecido con su entorno geogrfico
(Gonzlez 2006a). Por el contrario, tomando
como eje la relacin modo de produccin,organizacin social y conciencia, la clave del
fenmeno identitario pampino radicara en la
resignificacin de dicho acervo cultural (pre-
industrial), desde la perspectiva de lainstauracin del nuevo entramado de relaciones
capitalistas. El peso especfico alcanzado por la
burguesa y la clase obrera como agentes
culturales, ya sea mediante el control de las
elites de la institucionalidad estatal y la
aplicacin de prcticas de control social y
disciplinamiento, o bien a travs de las formas
de organizacin y resistencia impulsadas por el
proletariado, sera entonces necesariamentemayor al del resto de los sectores sociales
presentes en el rea.
de identidad cultural propia (Vilches
et.al. 2008)15
.
15
Seguimos ac algunas de las consideracionestericas que realiza Andrs Troncoso (2004) en
sus investigaciones en la cuenca del ro Choapa.
Aunque referidas a un caso de estudioarqueolgico de tiempos prehispnicos (Perodo
Intermedio Tardo y Tardo), compartimos el
criterio a travs del cual el reconocimiento de
uno u otro patrn de asentamiento estara
indicando, de fondo, la existencia de una
particular forma de percepcin (y construccin
social) del espacio. Como ejemplo de lo
anterior, refirindose al impacto que habra
tenido la llegada del inka a la zona, motorizando
una profunda re-configuracin de las sociedadeslocales, Troncoso nos dice lo siguiente: Nosencontramos, por tanto, en un momento en el
que las relaciones sociales y culturales de
produccin se alteran, orientndose segn
formas ms extractivas de interaccin con la
naturaleza, as como con un inters notorio y
claro en la generacin de excedentes posibles deser transportados hacia otras reas. Tal estado
estacionario se asocia a nuestro entender, a la
insercin del Choapa dentro de la lgica y rbita
del Tawantinsuyo, incluyendo a la zona en una
economa y una lgica estatal que traspasa las
fronteras del Choapa y las necesidades de losgrupos campesinos locales. [] La espacialidaddel Perodo Tardo adquiere as una
configuracin particular dada por la
combinacin de dos criterios bsicos que
definen su organizacin: continuidad y
separacin. Continuidad, en cuanto los
asentamientos diaguitas de tiempos Inca
continan utilizando los mismos espacios
previamente ocupados, quedando como clara
evidencia de ella la escasa presencia Incaica en
el valle de Chalinga, espacio poco habitado por
los grupos Diaguita y en que las poblaciones
Alfareras Tempranas continan viviendo hastaavanzado el siglo XVI (Pavlovic 2004,
Troncoso 2003); y separacin, en cuanto la
ocupacin incaica, fornea, se dispone en un
espacio no ocupado por los grupos locales,segregndose, tanto en sus contextos, como en
su emplazamiento [por ejemplo, el caso del sitio
Loma Los Brujos]. El patrn de asentamiento
arqueolgico se materializa como un mudo
testigo de las complejas relaciones sociales
establecidas durante este momento en las tierras
interiores del Choapa, referenciando, tanto un
proceso de continuacin en el uso del espacio y
de sus potencialidades para una sociedadcampesina y estatal, as como de reorganizacin
de este orden. (Troncoso 2004: 63-64).
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4. Una discusin inicial en torno
a los vrtices de la nocin de
espacio
Las investigaciones que han impulsado
los distintos equipos de arquelogos
alrededor del ciclo salitrero constituyen
una importante ampliacin de las vas
tradicionales de aproximacin a esta
temtica. El estudio del patrn de
asentamiento industrial en la regin de
Antofagasta, el reconocimiento de
asentamientos perifricos (funcional y
cronolgicamente diferenciados), as
como el posible examen de basurales y
de otras investigaciones arqueolgicas
en oficinas, son una muestra de lo
anterior.
Sin embargo, la reflexin que realizan
estos arquelogos en torno a los
diversos modelos de organizacin
espacial presentes en el rea, siendo
correcta en los trminos en que aquellos
se la plantean, presenta el lmite de
asentarse (de manera unilateral) sobre
una serie de indicadores de un marcado
nfasis tecnolgico-funcional y
econmico. Impiden con ello la
generacin de una perspectiva espacial
que integre, plenamente, el rol que
habran cumplido los factores socio-
culturales y polticos en la
estructuracin del paisaje salitrero. En
nuestra opinin, esto ltimo se explica
por la existencia de dos falencias claves.
Por un lado, la aplicacin de un
estrecho criterio funcional-econmico
para dar cuenta de las formas que habra
adoptado la organizacin espacial
pampina durante este periodo. Por otro,
el desmedido peso que dichos
investigadores confieren a la evolucin
tecnolgica (en sentido netamente
cronolgico) de los mtodos de
explotacin industrial en su explicacin
de las transformaciones del paisaje
salitrero. En palabras de Vilches,
refirindose a los vrtices a partir de los
cuales habra tomado forma la
constitucin del espacio pampino:
El poblamiento salitrero, por lo
tanto, se materializa en ese espacio
histricamente vaco que es la
pampa, sin responder a una
planificacin abstracta del territorio,
sino que estuvo asociada con la
posicin de los yacimientos,
situacin que deriv en el desarrollo
de los cantones salitreros (Garcs
1999:25). Estas unidades geogrfico-
administrativas se constituyeron en
torno a tres vrtices: un conjunto de
oficinas territorialmente cercanas
vinculadas por un ferrocarril a un
mismo puerto (Vilches et.al. 2008:
21).
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Dentro de lo mismo, estos arquelogos
hacen hincapi en la importancia que
tuvo durante estos aos el desarrollo de
los distintos sistemas tecnolgicos de
explotacin minera:
La explotacin del salitre, segn lo
describe Bermdez (1987) ha
transitado por diversos mtodos, cada
vez ms eficaces y que van de la
mano con un incremento del nivel de
vida de sus usuarios. El sistema o
civilizacin Shanks ocupa una suerte
de posicin intermedia dentro de la
cronologa de la explotacin y
produccin del salitre. Supone un
perfeccionamiento tecnolgico con
respecto al sistema Paradas que lo
precede, pero presenta menor
rendimiento que su sucesor, el
sistema Guggenheim. (Vilches et.al.
2008: 21).
Desde esta perspectiva, los patrones de
organizacin espacial existentes en los
cantones salitreros habran tomado
forma a partir de la conjuncin de tresvrtices principales (como dijimos, de
naturaleza eminentemente tecno-
funcional y econmica): las oficinas, los
ferrocarriles y los puertos. Se diluye con
esto, en beneficio de un esquema de
evolucin cronolgico-tcnico (sistemas
Paradas, Shanks, Guggenheim), el papel
que habran jugado en la estructuracin
del espacio salitrero los fenmenos
socio-culturales ypolticos asociados al
proceso de transicin capitalista de este
periodo. La serie de prcticas de
disciplinamiento laboral y
legitimizacin poltica, promovidas por
las elites industriales y mercantil-
financieras en la regin (Salazar 2003),
al igual que los importantes fenmenos
de resistencia impulsados por el
naciente proletariado (Grez 2000), no
tendran as, por tanto, un real peso en
la gestacin del espacio salitrero.
Aquello tendra como correlato la
generacin de una profunda dicotoma
entre la constitucin de este nuevo
espacio socio-cultural (la pampa) y el
marco histrico de profundas
transformaciones del cual fue parte.
Segn pensamos, esto es posible debido
a que la categora de espacio que
maneja el grupo de arquelogos ya
mencionado, de naturaleza
fundamentalmente tcno-econmica,
estara dejando de lado una perspectiva
verdaderamente antropolgica (Criado
1991); es decir, eminentemente cultural,
del fenmeno histrico de constitucin
social del paisaje pampino16
. Los
16Por el contrario,tomando algunas reflexionesde Foucault, Criado considera en su nocin de
espacio el papel que habran tenido los factores
culturales e histricos en el proceso de
construccin social del paisaje. [] Foucault,amparado en el principio de que las tcnicasde poder se han inventado para responder a las
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planteamientos de estos investigadores
alrededor de los modelos de
organizacin espacial de la industria
salitrera, no estaran dando cuenta
entonces, sino que de manera ms bien
marginal, del papel fundante que
habran cumplido las nuevas relaciones
sociales capitalistas en el rea17
. Se
exigencias de la produccin (Foucault 1989:23), ha examinado la relacin entre poder y
construccin del espacio a travs de la utopa
arquitectnica del Panptico del arquitectoutilitarista J.Bentham, describiendo de qu
modo ese modelo de organizacin espacial
modela al individuo moderno (Foucault 1984,
Bentham 1989 / 1823). En otro punto, revisa
cmo el orden burgus ha construido los
individuos que precisaba (obreros-soldados-
escolares-presos) a travs de una ordenacin desus vidas privadas operada a travs de la
construccin del espacio domstico, y as
enuncia los principios fundamentales en los que
se podra basar una Arqueologa de los orgenes
de la casa moderna, en la que esta aparece
como el recurso de una nueva tecnologa depoder y que, con su nfasis en la intimidad
compartimentada, es inseparable del nuevo
concepto del hombre que desarrolla la
modernidad (Foucault 1989: 13 y ss). A partir
de este planteamiento surgen varias
consecuencias relativas al espacio de gran
rentabilidad y tiles, tambin, para la
Arqueologa. [] a travs de l se hace evidenteno slo la ntima relacin entre espacio,
pensamiento y sociedad, sino que, ms all del
reconocimiento de esa circunstancia, se percibe
que la construccin del espacio aparece como
una parte esencial del proceso social deconstruccin de la realidad realizada por un
determinado sistema de saber y que es,
asimismo, compatible con la organizacin
socio-econmica y con la definicin de
individuo vigente en este contexto; lo que
significa, en definitiva, que espacio es ante todo
un sistema histrico y poltico. (Criado 1991:
6-7).17 Identificamos ac la presencia de un
significativo empobrecimiento terico al nivel
del tratamiento de los problemas interpretativos
asociados al paisaje. Se hace pertinente as la
discusin que realiza Criado (Criado 1991) entorno a la miseria espacial de algunas
perspectivas tericas de corte funcionalistas,
corre el riesgo con esto de reducir la
historia de dicha industria a una mera
sucesin de sistemas tecnolgicos
(Paradas, Shanks, Guggenheim) y
esquemas de organizacin econmico-
territoriales (cantones), subvaluando as
sus distintas dimensiones sociales,
culturales y polticas.
5. Cmopensar el paisaje
pampino durante el periodo de
auge salitrero?
Una perspectiva como la anterior no
solo implica hacer ms difcil una
efectiva integracin de los factores
socio-culturales y polticos en la
discusin en torno a los modelos deorganizacin espacial presentes en el
rea pampina. A la vez, dicha
perspectiva implica dejar de lado la
reflexin acerca de cmo los restos
ecolgico-economicistas o reduccionistas,
utilizadas comnmente en Arqueologa. A
pesar de la importancia que ha tenido el temadel espacio, dentro del pensamiento occidental
ha existido una cierta miseria en torno a la
reflexin sobre el espacio, que se podra ilustrar
con diversos ejemplos que muestran que tantoayer como hoy se ha evitado considerar al
espacio como un problema histrico-poltico
(Foucault 1989:12). En cambio el espacio fue
normalmente entendido o bien como un
problema natural, geogrfico, o bien como un
mero lugar de residencia y expansin de un
pueblo (Foucault 1989: 12). De este modo el
espacio qued abocado a su comprensin bajo
categoras deterministas y ecologistas; o a suutilizacin como territorio de dominio y
explotacin. (Criado 1991: 7).
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materiales del pasado salitrero daran
cuenta hoy, como una valiosa fuente de
informacin histrica, del curso que
tom la evolucin de las relaciones
sociales capitalistas durante las dcadas
de 1880- 1930 en Chile. As tambin,
una perspectiva como la descrita juega
en contra de las posibilidades de la
arqueologa en sus esfuerzos por decir
algo con respecto a los importantes
fenmenos de dominacin y resistencia
que se produjeron durante estos aos en
la regin nortina. Ms que constituir el
rastro material actual de los procesos
de cambio en que se expres esta
verdadera colonizacin industrial del
desierto, los restos culturales asociados
a la explotacin salitrera dejaran as de
ser la manifestacin directa de un
periodo de brutal intensificacin de las
contradicciones sociales y del conflicto
de clases18
. Serian vistos, por el
contrario, nada ms que como meros
indicadores cronolgicos dentro de la
evolucin de los diversos modelos
territoriales de explotacin econmica
que se dieron en el rea.
18 Expresado al nivel del registro material, por
ejemplo, en la existencia de calabozos,
instrumentos de tortura y de una particular
forma de segregacin socio-espacial de carcter
clasista (reproductora del espacio urbanodecimonnico) al interior de las oficinas
salitreras.
No obstante, ms all de las
implicancias tericas (y polticas!) de
esto ltimo, dichas consideraciones no
son sino un punto de partida dentro de
una discusin ms amplia; esto es,
Cmo pensar el paisaje pampino
durante el periodo de auge salitrero?Es
precisamente alrededor de esta
problemtica que la definicin de
espacio adquiere todo su peso
interpretativo. Mediante su aplicacin
(y problematizacin) la Arqueologa
puede dotarse de un importante
instrumento a travs del cual intentar,
en mejor pie, el necesario salto
reflexivo entre el registro esttico,
asociado a la explotacin salitrera, y el
pasado dinmico del que una vez fue
parte. Al mismo tiempo, aquello podra
constituir una va de acceso alternativa,
independiente del registro documental
y/u oral, para una comprensin ms
profunda de las mltiples
determinaciones econmicas,
tecnolgico-productivas, socio-
culturales y polticas de las que estara
dando cuenta, en cada caso concreto, la
evidencia arqueolgica19
.
Avanzando en esta perspectiva,
pensamos que se hace necesario
19 Esto ltimo, sin restar ninguna importancia a
la necesidad del trabajo interdisciplinario, sobretodo al nivel de las ciencias sociales y la
historiografa.
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articular la categora de espacio con el
estudio de la correspondencia existente
entre los modelos de organizacin
espacial presentes en la zona (de los
cuales los patrones de asentamiento
salitrero constituiran un reflejo
activo20
) y las diversas prcticas socio-
culturales y polticas en que se expres
el proceso de transicin al capitalismo.
Entre estas ltimas, de fundamental
importancia para el establecimiento del
modo de produccin capitalista,
aquellas prcticas que estuvieron
asociadas al impulso del
disciplinamiento y dominacin de
amplios sectores sociales como mano de
obra. Segn creemos, dichas prcticas
habran estado mediatizadas no solo por
las particularidades histricas que tom
el proceso de acumulacin capitalista
durante esos aos, por el carcter que
adquiri la ideologa de clases
dominante (progresismo) y por los
requerimientos (burgueses) de la lucha
de clases del periodo, sino que, a la vez,
condicionadas por los principios
estructurales de organizacin espacial
inherentes al sistema social del cual
formaron parte (Criado 1991); en este
caso, el Capitalismo industrial en sus
20Es decir, relacionados no solo con
requerimientos de ndole productivos y tecno-
econmicos, sino que con las propias
estrategias polticas (sean estas de dominacino resistencia) impulsadas por los diversos
agentes sociales del periodo.
primeras fases de desarrollo21
. De
fondo, esto implica estudiar y pensarla
evolucin de los patrones de
asentamiento salitrero y del espacio
pampino desde la perspectiva del
surgimiento de nuevas relaciones
21Tratando el problema del inicio de la
construccin monumental en el seno de algunas
sociedades prehistricas, Criado (1991) plantea
la existencia de una correspondencia estructural
entre la concepcin de espacio presente en
dichas sociedades y las prcticas socio-
culturales asociadas a las mismas. De esta
manera [] se intuye que la no transformacindel medio natural por las prcticas de
subsistencias de ciertas comunidades debi ser
compatible con unas prcticas socio-culturales
que no pretendieron diferenciarse de la
naturaleza a travs de construcciones
artificiales. Esta circunstancia indicara una
estrecha relacin estructural en las estrategiasde apropiacin de espacio entre pensamiento,
organizacin social, subsistencia y concepcin-
utilizacin del ambiente. (Criado 1991: 16). En
la misma lnea, ligando el surgimiento del modo
de vida campesino con la aparicin de nuevas
formas de apropiacin del espacio, Hernandonos dice lo siguiente: En efecto, al igual queimplica un cambio de la organizacin social, el
inicio del modo de vida campesino es
indisociable de un cambio cognitivo de gran
trascendencia. Si la percepcin del mundo
hubiera seguido siendo igual que la de los
primeros agricultores, la naturaleza seguira
siendo considerada sagrada y, por tanto, sera
imposible alterar su orden o aumentar
artificialmente su productividad introduciendo
sistemas de intensificacin, tal como hacen los
grupos campesinos. Insisto en que no se trata de
una relacin causal, sino en una estructural: noes que el orden econmico cambie a
consecuencia de un cambio en el orden
cognitivo, sino que si el cambio econmico se
ha producido es porque se entiende el mundo deotra manera, y el mundo se entiende de otra
manera cuando se acta de distinto modo sobre
l. [] Por eso, el paso de las primeras
sociedades agrcolas a las primeras campesinas
tuvo que implicar, necesariamente, cierta
desacralizacin del mundo en el que vivan,
cierta sensacin de control de la naturaleza
humana sobre la no humana, con todo lo que
esto supone de transformacin de las categorasde tiempo, espacio e identidad. (Hernando
2002: 151-152).
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econmicas y socio-culturales de
produccin (Troncoso 2004), las cuales
habran implicado el desarrollo de
formas especficas depensamiento y ser
en el mundo (Troncoso 2004). En otras
palabras, la consolidacin de formas
particulares de apropiacin del espacio
y de construccin social del paisaje
(Criado 1989, Hernando 2002)22
.
Finalmente, una perspectiva como esta
hara necesario, adems, una
aproximacin al problema de cmo se
habran expresado, en trminos de
organizacin espacial y de las prcticas
22 Mediatizadas, como mencionaremos luego,por la aplicacin de un rango variable de
estrategias de visibilidad arquitectnica y por
una forma particular de relacin (tpica de la
sociedad industrial) entre el hombre y el medio
ambiente. Segn Criado, estas formas deconcebir el espacio indicaran, en ltima
instancia, la existencia de cuatro actitudes
generales del hombre frente a la naturaleza
(algunas de aquellas datadas etnogrficamente):
pasiva, participativa, activa y destructiva
(Criado 1991). Segn este arquelogo, aunque
reconociendo el carcter mayormente
esquemtico de dicha clasificacin: [] cadauna de ellas habra caracterizado diferentes
momentos culturales y dado lugar a cuatro
grandes regularidades en la estrategia social de
apropiacin del espacio y la construccin del
paisaje cultural. La actitud pasiva sera lavigente en la humanidad cazadora, la
participativa habra caracterizado a la
humanidad recolectora (que aqu
denominaremos primitiva), la activa a lahumanidad campesina y la destructora a la
humanidad estatalizada y, sobre todo, al
mximo exponente de este ltimo grupo; esto es
a la sociedad industrial (Criado 1991: 17).Como constata el mismo autor, queda pendiente
una mayor reflexin en torno a como aquellas
regularidades tendran relacin, aunque sin
establecer con ello necesariamente un modelo
de sucesin evolutiva, con un determinado nivelde desarrollo de las condiciones materiales de
existencia y de la complejidad social.
socio-polticas y culturales detectables
al nivel del registro material, los
frecuentes fenmenos de lucha de
clases que marcaron, a sangre y fuego,
la rica historia del proletariado salitrero
durante este periodo.
6. Notas para una reevaluacin
interpretativa del registro
arqueolgico asociado al ciclo
salitrero
Es desde una reflexin como la anterior
alrededor de la categora de espacio23
a
23 propia de la Arqueologa del Paisaje
(Criado 1989, 1991, Hernando 2002, Troncoso
2004), aunque en nuestro caso haciendo un
mayor hincapi en la relacin (orgnica) entre
construccin-percepcin social del paisaje,formas de interaccin hombre-naturaleza y
formacin socio-econmica (modo de
produccin). Sobre este punto, ilustrativo es el
tratamiento que realiza Hernando en torno a la
relacin entre condiciones materiales de vida y
constitucin identitaria en un amplio rango de
sociedades. Como plantea esta arqueloga:
[] el individualismo inherente a lassociedades de clases y la explotacin entre
distintos segmentos sociales que la caracteriza
contradice tanto la lgica de las relaciones de
desigualdad basadas en el parentesco que define
a las sociedad campesinas, como stacontradeca el modo comunal primitivo dereciprocidad generalizada de las sociedades
cazadoras-recolectoras (Vicent, 1998, p. 832).
Esto quiere decir que no slo el ordeneconmico-social, sino tambin el orden lgico
y hasta emocional de la sociedad moderna es
cuantitativamente tan distinto del de las
sociedades campesinas como del de las
sociedades cazadoras-recolectoras. (Hernando2002: 144). Recalcamos ac el criterio, afn al
Materialismo histrico, por el cual se establece
una correspondencia estructural entre
determinados estadios de desarrollo de lasfuerzas productivas (caracterizados por su
capacidad de manipulacin del medio
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partir de donde estimamos pertinente
una re-evaluacin del registro
arqueolgico asociado al estudio de los
patrones de asentamiento del ciclo
salitrero. Desde aqu, afirmamos que la
estructuracin del espacio pampino,
antes que a factores meramente
funcional-econmicos o tecnolgico-
cronolgicos24
, debe ser entendida
desde tres ejes (o vrtices) principales,
de carcter eminentemente socio-
cultural e histrico. Por un lado, la
relacin particular que habra
establecido la burguesa industrial-
financiera en su interaccin con el
medio ambiente, comprendiendo por
medio ambiente no solo el medio
geogrfico-natural, sino que adems el
contexto social del cual form parte25.
Por otro, relacionado con lo anterior, las
diversas estrategias de visibilidad
arquitectnica puestas en juego por los
principales representantes del proceso
industrializador: las clases dominantes y
el Estado. Segn creemos, sera posible
reconocer en dichas estrategias la
aplicacin de importantes mtodos de
ambiente), prcticas culturales y niveles
diferenciados de complejidad socio-poltica.24
aunque sin descartar la influencia que
habran ejercido estos factores en la constitucindel espacio y paisaje salitrero.25
Al igual que otras sociedades en el pasado, el
capitalismo establecera tambin una
determinada forma de relacin con la
naturaleza, correspondiente con su particularconcepcin del trabajo humano como
mercanca.
legitimacin poltica y control social,
sean estos ltimos de naturaleza
consensual como coercitiva26
.
Finalmente, un tercer eje constituido por
el fenmeno de apropiacin identitaria
que tuvo lugar al nivel de la conciencia
social del proletariado minero con
26 De hecho, una de las caractersticas generales
de las formas de apropiacin del espacio en las sociedades campesinas y estatales sera la
naturalizacin, va monumentalizacin del
paisaje, de la desigualdady de la existencia de
clases. Refirindose justamente a las prcticasms tempranas de legitimacin poltica de las
diferencias sociales, desarrolladas en el seno de
las primeras sociedades campesinas europeas,
Criado (1991) establece una relacin entre
dichas prcticas y el impulso de ciertas
estrategias constructivas. Shanin [] subraya
la correspondencia entre el modo de vidacampesino y la presencia y desarrollo de
estructuras de desigualdad y coercin social.
[] Este ltimo rasgo [sobre todo debido a la
particular relacin que el campesinado establece
con la tierra] es esencialmente importante en
nuestro caso, ya que supone que el surgimientodel campesinado [y su sistema de produccin
domstica orientado al autoconsumo y al pago
de rentas y/o a la entrega de tributos], ms que
ningn otro fenmeno, est ntimamente unido a
un tipo especfico de racionalidad espacial. Con
el campesino aparece un paisaje social que se
caracteriza fundamentalmente por reflejar el
efecto del hombre. Es ms, el campesino, a
diferencia de otros hombres histricos, precisa
modelar la naturaleza de acuerdo a una
morfologa cultural; para l la naturaleza es una
enemiga, o al menos un factor imprevisible que
debe ser domesticado. (Criado 1991: 21)Aparecen as nuevas concepciones del tiempo y
del espacio, reflejando con ello no solo el
(nuevo) papel activo de los hombres con
respecto al medio natural, llevando a cabo latransformacin artificial del mismo, sino que
tambin las diferencias sociales (naturalizadas)
entre estos ltimos (Criado 1991). De esta
manera, el surgimiento de las primeras
construcciones monumentales de la prehistoria
europea sera un indicador, no solo del
desarrollo de nuevas formas de intensificacin
econmica (agricultura) y de la aparicin de
jerarquas, sino que adems de una profundatransformacin al nivel de las relaciones
sociales y de la percepcin del medio ambiente.
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respecto al paisaje salitrero, sobre todo
en sus sectores polticos dirigentes27
.
Siguiendo algunas de las proposiciones
de Criado (Criado 1991), planteamos
que el proceso de construccin social
del paisaje pampino habra obedecido a
un patrn cultural, tpico de las
sociedades clasistas y estatales, en el
cual el hombre, estableciendo una
diferencia radical entre aquel y su
medio natural; es decir,
deshumanizndolo, busc
domesticarlo y ponerlo a su servicio. La
irrupcin del complejo salitrero, con
su enjambre de oficinas, estaciones de
tren, lneas de ferrocarril, campamentos
y puertos, represent as la
materializacin espacial de la voluntad
27 Este fenmeno de apropiacin identitaria, y su
respectivo correlato en las formas de
representacin simblica del espacio pampino
por parte de los sectores obreros, debe ser
entendido sobre la base de un estudio particular
de la compleja relacin existente entre ser y
conciencia social en un caso histrico concreto.
Rescatando desde la historiografa el concepto
de experiencia, desde un enfoque materialista
histrico, Thompson desarrolla en LaFormacin de la clase obrera de Inglaterra
(1989) un enfoque de este tipo. En Chile, un
estudio que se acerca a un tratamiento como el
anterior es, tambin desde la historiografa, laobra Labradores, Peones y Proletarios (Salazar
2000). A nivel arqueolgico, el desafo de un
estudio de esta ndole radica, ante todo, en la
bsqueda (y formulacin terica) de los
indicadores materiales acordes a una
investigacin de estas caractersticas. En otras
palabras, la interpretacin del registro material
desde la perspectiva de la propia experiencia de
los sectores obreros y subalternos en su relacin(activa) con el medio social y natural del cual
formaron parte.
conquistadora (urbanizadora) de la
sociedad industrial con respecto a la
naturaleza, a niveles nunca vistos
(avasallantes) en la historia de nuestro
pas hasta ese momento. Sin embargo,
esto ltimo, un rasgo que se encontrara
en la base del proceso de organizacin
espacial en el seno de una gran cantidad
de sociedades estatales (Criado 1991),
habra tenido como trasfondo algunos
de los rasgos particulares en que se
sostuvo la expansin capitalista durante
este periodo: entre otros, la exaltacin
ideolgica que hizo la burguesa del
progreso tcnico como smil de
modernidad y avance civilizatorio28
.
28 Llevando a lmites extremos la explotacin
(anrquica) del medio ambiente, el fenmenode deshumanizacin de la naturaleza en la
sociedad capitalista tendra caractersticas
especficas, sustancialmente distintas a las del
resto de las sociedades estatales. Sobre la base
de una separacin radical entre el hombre y su
medio natural como un bien de consumo, la
deshumanizacin de este ltimo no sera sino,
paradjicamente, la contra-cara de nuestra
propia deshumanizacin como especie, va
alienacin del trabajo. En su artculo acerca del
capitalismo y la crisis ecolgica, Crevarok
desarrolla esta idea trayendo a colacin algunos
de los planteamientos de la escuela deFrankfurt. Para Adorno la ciencia y la tcnicaen manos del capitalismo aumentan el potencial
de deshumanizacin y destructividad. Los
elementos principales de dicho potencial son latendencia a la homogeneizacin de la
racionalidad tcnica y el dominio de la
naturaleza, que no slo la destruye, sino que
tambin profundiza la relacin de enajenacin
entre los seres humanos. Herbert Marcuse
amplia la intuicin de Benjamn [se refiere a su
crtica de la nocin de progreso] y los
postulados de Marx, sealando la
complementariedad entre el dominio de lanaturaleza y la explotacin de los seres
humanos. (Crevarok 2006: 9). De esta manera,
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Adquiere as una mayor significacin
cultural e histrica la forma de
organizacin espacial que impulsaron
los sectores dominantes al interior de las
oficinas salitreras. Reproduciendo en su
seno las caractersticas tradicionales del
espacio urbano burgus hacia fines del
siglo XIX29
, las clases poseedoras
dieron cuenta con esto de su voluntad,
no solo de civilizar el medio
geogrfico, sometindolo a las
necesidades del proceso de acumulacin
capitalista, sino que, adems, de su
inters por reproducir las condiciones
sociales y polticas esenciales sobre las
cuales se basa la expansin de este
patrn econmico: la desigualdad social
y la explotacin de clases. Consecuente
con esto, y con la actitud modernista-
burguesa de apropiacin del entorno
natural, la organizacin espacial del
paisaje salitrero habra tomado forma
alrededor de una serie de fenmenos de
domesticacin, ya no solo con
respecto al medio ambiente fsico, sino
que con relacin al medio ambiente
social en el cual se desarroll la
segn Marcuse, El autntico progreso humano
no ser resultado del progreso tcnico que se ha
convertido en espantoso medio de dominio, sino
de la subversin [aadimos: va revolucin
social] de ese mismo progreso tcnico
(Crevarok 2006: 9).29 levantando al interior de las mismas, en
pleno desierto, verdaderas ciudades enminiatura con la presencia de iglesias, plazas,
teatros y edificios pblicos.
explotacin salitrera. Desde aqu,
reconocemos la importancia de la
puesta en marcha de una serie de
estrategias de visibilizacinmonumental
(Criado 1991) en el proceso de
constitucin del paisaje pampino. Estas
ltimas habran tenido como correlato,
ya sea por la va de mecanismos de
poder de carcter consensual o
coercitivo30
, el desarrollo de una serie
de prcticas hegemnicas tendientes a la
legitimatizacin poltica de las elites y
al disciplinamiento de la mano de obra.
As, tanto las oficinas salitreras, que en
su ordenamiento interno segregaron
ntidamente los espacios pblicos y
administrativos31
de los espacios
obreros32
, al igual que la estructura
30 Para una definicin de la categora de
hegemona y de sus conceptos auxiliares de
dominio y direccin desde una perspectiva
marxista, ver:Notas sobre Maquiavelo, sobre la
poltica y el estado moderno y El materialismo
histrico y la filosofa de Benedetto Crocce, de
Gramsci (1971, 1984). Desde aqu, entendemos
que una clase o grupo social es dominante
cuando tiene la capacidad de someter o anular,
mediante mtodos principalmente coercitivos, a
sus grupos adversarios. A la vez, es dirigente
cuando posee la facultad de cooptar, medianterecursos polticos y sociales de tipo consensual,
a dichas clases y a los sectores sociales que le
sirven de aliados.31
ligados generalmente a los sectoresdirigentes y a la legitimacin de su hegemona
poltica en teatros, plazas e iglesias.32
los cuales, en muchos casos, se
encontraban en una situacin de visibilidad
subordinada a los espacios de poder. Ver, por
ejemplo, el caso de la ubicacin de la pulpera y
el retn policial, en relacin de las viviendas
obreras, en la oficina salitrera Flor de Chile
(San Francisco, A. comunicacin personal,FONDART en curso). Una descripcin ms
detallada de lo anterior en la reciente
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productiva asociada a las mismas
(estaciones de ferrocarril, puertos, etc),
habran cumplido el rol de verdaderos
hitos espaciales (monumentales)
destinados al engrandecimiento
ideolgico del poder burgus, entendido
como civilizador. En sntesis, la
construccin social del paisaje pampino
obedecera, en no menor medida, al
desarrollo de una clara intencionalidad
de poder, a la cual tanto la naturaleza
(el desierto), como las masas proletarias
y proto-proletarias: peones, campesinos,
vagabundos (asimiladas a dicho
contexto natural domesticable),
deberan rendir tributo. Ahora bien, al
mismo tiempo y como contra cara de lo
anterior, este paisaje habra llegado a
adquirir la fisonoma de un espacio en
disputa, cuna de algunas de las primeras
formas de organizacin y lucha del
proletariado moderno, las cuales
habran llegado a alcanzar con el tiempo
un perfil de tonalidad pica33
. Escenario
publicacin Flor de Chile. Vida y salitre en elcantn de Taltal (San Francisco A 2009).33 En contraposicin a las representaciones
ideolgicas de legitimizacin propias de la
burguesa salitrera, con un nfasis en el discurso
de la civilizacin (urbanismo decimonnico)
y el progreso (domesticacin tecno-
econmica del medio natural), la clase obrera
pampina habra echo de su contexto geogrfico
uno de los principales referentes de su
constitucin identitaria. Resignificando
culturalmente la relacin hombre-naturaleza, la
imagen del trabajador-pampino expresara as
una modalidad distinta de percepcin yconstruccin social del espacio. Esto queda de
manifiesto en la forma particular que asumi, en
de algunos de los ms importantes
procesos de lucha obrera y popular a
principios del siglo XX, producto de la
reaccin de la naciente clase obrera a
sus condiciones de explotacin y al
influjo cada vez ms importante de las
ideas polticas del Marxismo,
Anarquismo y de otras corrientes
ideolgicas (socialistas y liberales), la
pampa habra encarnado con esto los
ideales (universales) de redencin
social de un nuevo sujeto histrico: el
proletariado como caudillo del conjunto
de los sectores populares. Doble cara
del proceso de transicin y
modernizacin capitalista en curso, que
en su forma histrica ms
representativa, la lucha de clases
moderna, se encontrara en la gnesis
misma del desarrollo histrico de este
nuevo espacio socio-cultural al que
el mbito de las representaciones ideolgico-
simblicas, la accin poltica de las
organizaciones obreras de este periodo
(mancomunales, sindicatos, FOCH y partidos
obreros). La evidente exaltacin que hicieron
estas organizaciones de la imagen del hombre
del salitre, de su fortaleza para enfrentar todotipo de adversidades y de su vitalidad como
trabajador del desierto, indicaran la presencia
de una forma particular de relacin hombre-
naturaleza. Esta relacin, sobre todo cuando lasancin ideolgica de las instituciones
burguesas estuvo seriamente cuestionada; con
ocasin de los frecuentes fenmenos de lucha de
clases del periodo, habra jugado un papel de no
menor importancia en el desarrollo de la
conciencia social y poltica del proletariado
minero. Como ya hemos dicho, se hace
necesaria una reflexin en torno a las
posibilidades de la Arqueologa por acceder, varegistro material, a este mbito de la
interpretacin cultural e histrica.
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hemos venido haciendo mencin: la
pampa salitrera.
7. Notas para una reevaluacinmetodolgica. Evidencias
materiales y visibilidad
arquitectnica
Cmo evaluar la evidencia
arqueolgica asociada al ciclo salitrero
desde una perspectiva que integre las
consideraciones tericas que hemos
venido tratando? En otras palabras,
cmo operacionalizar
metodolgicamente la categora de
espacio discutida, en el caso particular
del estudio de los patrones de
asentamiento salitrero durante el
periodo 1880-1930 en la regin de
Antofagasta? Sin pretender ms que un
esbozo de acercamiento a estas
problemticas34
, las abordaremos a
partir del tratamiento de dos variables
claves: evidencias materiales y
visibilidad.
Por evidencias materiales, entendemos
todo tipo de resto cultural35
que,
asociado al ciclo salitrero, acte como
34 generalizables posiblemente a futuras
investigaciones arqueolgicas referidas al
periodo salitrero en Tarapac.35
sea este de ndole arquitectnico,artefactual o referido a la manipulacin y/o
modificacin artificial del medio ambiente.
un indicador de la dimensin
econmica, tecnolgica-productiva o
social del mismo. Tomando aqu el
catastro de indicadores arqueolgicos
que enumera Vilches (Vilches et.al.
2008), aunque complementndolo con
algunos elaborados desde la perspectiva
planteada en este artculo, agrupamos a
estos ltimos en seis tems principales:
1: Organizacin productivo-
tecnolgica:
a-Faenas y tcnicas extractivas:
desechos de fundicin, escoria, pozos
de sondaje, fraguas, restos de
explosivos.
b-Roles productivos: maquinarias y
herramientas indicativas de la
funcionalidad de asentamientos
extractivos y de sistemas de
organizacin tecnolgica. Bodegas,
corrales, muros, sacos.
c-Tecnologas: maquinarias,
infraestructura elctrica, herramientas
(chuzos, palas, tenazas), fraguas,
paravientos, redes ferroviarias,
estaciones de tren y maquinaria
portuaria.
d-Trfico comercial: restos de forraje,
materias primas, combustibles,
alimentos.
e-Libros y cuadernos de contabilidad y
administracin. Materiales impresos dela misma ndole.
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2: Organizacin social pampina:
a-Organizacin y distribucin del
espacio pblico: plazas, teatros,
escuelas, cines, hospitales, centros de
administracin burocrtica, espacios de
recreacin, comedores, cementerios.
Trazos de calles y caminos.
b-Organizacin y distribucin del
espacio privado: tipos de viviendas y
zonas residenciales. Espacios
segregados al interior de edificaciones
privadas y pblicas.
c-Arquitectura pblica y privada
asociada a sectores sociales dirigentes y
a prcticas de diferenciacin social:
plazas, teatros, escuelas, cines,
hospitales, centros de administracin
burocrtica, espacios de recreacin,
comedores, cementerios, zonas
residenciales y tipos de vivienda.
d-Arquitectura pblica y privada,
asociada a sectores obreros y estratos
sociales subalternos: sindicatos y
lugares de reunin obrera, zonas
residenciales y tipos de vivienda,
comedores, cocinas, cementerios.
3: Diferenciacin socio-econmica de
clases:
a-Acceso diferencial a recursos:
viviendas, vestuario, alimentos,
botellas, latas, servicios mdicos,
infraestructura elctrica, camas,servicios e implementos de cocina (en
loza, metal o cermica), juguetes,
cementerios, basurales.
b-Lugares de distribucin socio-
econmica, asociados a prcticas
asimtricas: pulperas, fichas, bodegas,
cajas fuertes.
c-Espacios de segregacin
administrativa y patronal: viviendas y
lugares de recreacin, camas,
comedores, cocinas, implementos de
cocina (en loza, metal o cermica).
Fotografas, retratos, pinturas.
d-Espacios de segregacin obrera:
viviendas y lugares de recreacin,
camas de piedra, costra y argamasa,
comedores, cocinas, implementos de
cocina (en metal o cermica).
e-Evidencia de desigualdad social en
restos culturales y humanos: tipos de
tumbas, patrones alimenticios,
patologas, huellas de violencia (malos
tratos, torturas).
4: Prcticas coercitivas de
disciplinamiento:
a-Centros de control econmico-
burocrtico y estatal: pulperas, centros
de control administrativo, retenes.
b-Espacios de coercin fsica:
calabozos, lugares de encierro,
instrumentos de tortura (elctricos y
mecnicos).
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c-Evidencia de malos tratos y torturas
en restos humanos (huellas de
violencia).
5: Prcticas ideolgicas de
disciplinamiento:
a-Lugares de consenso ideolgico
(violencia simblica): iglesias, teatros,
cines, escuelas, plazas.
b-Restos de prensa burguesa y de
publicaciones tradicionales
(decimonnicas): Libros, revistas y
folletos (de ndole cultural, poltica o
religiosa). Comunicados de empresa.
Documentos varios.
c-Representaciones de vida cotidiana:
Fotografas, retratos, pinturas.
6: Prcticas de rebelda y resistencia
obrera:
a-Restos de bebidas alcohlicas o
sustancias prohibidas, posiblemente
asociadas a prcticas de
indisciplinamiento.
b-Evidencia de insubordinacin en
espacios de coercin fsica patronal
(calabozos, lugares de encierro):
Graffiti, rayados.
c-Lugares de reunin sindical y
espacios de representacin poltica
obrera.
d-Restos de prensa y de publicaciones
escritas de carcter reivindicativo o detipo mutualista, sindical o poltico-
partidistas. Cartas de trabajadores.
Documentos varios.
e-Emblemas de representacin poltica:
logotipos sindicales y partidarios,
banderas, pendones, etc.
f-Representaciones de vida cotidiana:
Fotografas, retratos, pinturas.
An cuando los indicadores anteriores
posean un claro carcter preliminar,
susceptible sin duda de ser ampliado y/o
modificado en el corto plazo, pensamos
que podran cumplir un importante
servicio al momento de la interpretacin
del registro arqueolgico asociado al
ciclo salitrero. Como hemos dicho,
sobre todo en relacin al anlisis de la
distribucin socio-econmica y
tecnolgica-funcional presente en
oficinas, estaciones de ferrocarril,
asentamientos perifricos y cantones
(patrones de asentamiento). Igualmente,
con respecto a la presencia de jerarquas
sociales (acceso diferencial a recursos)
y a la implementacin de prcticas de
disciplinamiento laboral y de resistencia
obrera.
Por otra parte, reconocemos la
importancia que tendra para el proceso
de investigacin arqueolgica de este
periodo, especialmente en trminos
metodolgicos, el concepto devisibilidad. En tanto categora
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operativa, aquella seria definida como
la forma que tuvo un grupo social de
exhibir y destacar los productos de
cultura material (Criado 1991), siendo
entonces una de las labores de la
arqueologa estudiar el qu, cmo y
por qu de sus rasgos visuales. Esto es:
qu elementos destacan visualmente, a
qu estrategia especfica de
visibilizacin responden y cual es la
intencin que subyace a la misma
(Criado 1991: 23)36
.
Ahora bien, esta propuesta se basa
en un presupuesto determinado.
Segn ste, la produccin dentro de
las sociedades arqueolgicas de los
elementos de Cultura Material estuvo
determinada, al menos parcialmente,
36Para Criado (1991), dependiendo de si el
registro arqueolgico indique o no un efecto de
alteracin del espacio, de si aquella alteracin
tiene una naturaleza reversible (artefactos) o
irreversible (monumentos), de si esta ltima
posee un carcter intencional o inesperada,
existiran cuatro tipos de estrategias de
visibilizacin bsicas (no excluyentes entre s):
inhibicin, ocultacin, exhibicin y
monumentalizacin. Cada una de ellas podra
ser definida de forma sucinta de modo siguiente:a. Inhibicin sera la ausencia de una actitud
consciente de visibilizacin de los resultados y
efectos de la accin humana. b. En un sentido
contrario, ocultacin sera una estrategiaconsciente de invisibilizacin de los resultados
y efectos de la accin humana. c. Por
exhibicin, por su parte, se entendera una
estrategia consciente de visibilizacin de los
resultados y efectos de la accin humana dentro
del presente social. d. Finalmente, la
monumentalizacin sera una estrategia
consciente de exhibicin de los resultados y
efectos de la accin humana dentro del presentesocial y con pretensiones de permanencia
(Criado 1991: 24-25).
por una estrategia de visibilizacin
que, a su vez, estaba en funcin de la
intencin de hacer ms o menos
conspicuos esos elementos y la
accin social que los produjo. Desde
nuestro punto de vista, esa intencin
estaba estrechamente vinculada con
el tipo de racionalidad espacial
vigente en un determinado contexto
cultural, pues, s tenemos en cuenta
que la forma de visibilizar los
productos humanos altera el paisaje,
la opcin por una u otra estrategia de
visibilizacin o invisibilizacin
presupone una determinada actitud
hacia el entorno (Criado 1991: 23).
Segn este autor, dado que aquellas
estrategias de visibilizacin tendran un
correlato en los patrones de
organizacin espacial presentes en un
marco cultural determinado, estas
podran ser identificadas mediante un
estudio de las condiciones de visibilidad
del registro arqueolgico (Criado
1991). De esta manera:
[] la identificacin de las
diferentes estrategias de
visibilizacin social debe empezar
por reconocer que sta se puede
expresar tanto a travs de los
productos de la accin social, o
Cultura Material, como de la accin
social misma y sus efectos. Sabido
esto, los diferentes tipos de
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racionalidad espacial arqueolgica y,
por lo tanto, los diferentes procesos
de construccin del paisaje social,
pueden ser reconocidos e
interpretados observando de qu
forma el impacto humano sobre e