Esencias antiguas en vasijas de barro (1)
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Esencias antiguas
en vasijas de barro
(1)
Adiós
a Occidente
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Era el año del Señordel cuatrocientos setenta y seis,cuando en crisis la eclesiástica
ciencia entró y otras cosas que de la Iglesia no
digo.Adiós se dio a la literatura buena
adiós al áureo período de la teológica sapiencia.
El Papa en líder se convirtióde lo civil y lo administrativo
y si exceptuamos a Gregorio, por sabio
apodado san Gregorio el Grandeapenas de renombre escritor quedó.
Si un mapa abrimos de África al norte
pronto nos enteraremosque empezando por los vándalos
y siguiendo por los árabesno quedó cristiano resto,
aunque, así y todo, destaca el obispo san Fulgencio
seguidor ilustre del genio sabiosan Agustín de Tagaste.
En Italia sobresalieron tambiénel filósofo Boecio, san Máximo el de
Turínamén de san Gregorioy Casiodoro el monje.
La Galia, llamada hoy la Francia, igualmente floreció
en torno al ilustre monasterio de Lerins en Marsella
con san Vicente y Salvianosan Cesáreo de Arles y san Gregorio de
Tours. ¿Y qué decir de la España visigoda
y de la no menos visigoda Portugal su hermana?
Portugal a san Martín de Braga aportó,san Ildefonso a Toledo honrómientras a la andalusí Sevilla
san Isidoro bendecíacon quien, según dicen, se cerró
de Occidente el patrístico periodo.
Si san Agustín de Hiponay otros de sus seguidores
contra el pelagianismo lucharonhasta casi en riesgo poner
de los hombres la libertad personal en cuanto al importante tema de poder la salvación eterna
alcanzar, ahora lo que importaba y así afloró fue el teológico asunto de la Gracia.
Para todo el Occidente
distintos litúrgicos ritos surgieron.
Aparte del consabido rito romano,
hay que recordar el ambrosiano también
por ser san Ambrosio su ilustre inspirador,
el mismo que arzobispo santo fue de Milán,
sin olvidar el visigodo rito, que mozárabe nombrarán
por ser celebrativo y propio de España y de Portugal,
al que añadimos el galicano en Francia,
porque al de Inglaterra e Irlanda celta lo llamarán.
Pero entre rito y rito
adiós damos a Occidente
pues el gran Imperio Romano
de pronto llegado había a su ocaso.
Era el año del Señor
del cuatrocientos setenta y seis,
y este es dato fiel de historia
que cada quien podrá si quiere
en su mente conservar.
Juan Manuel del Río