ESCOCIA - tu Aventura · la población escocesa sigue sosteniendo parte de su economía y de su...

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ESCOCIA QUE ME LO CUENTE EN GAÉLICO UNA GAITA La esencia gaélica E l origen de la gaita se haya en los sofocantes desiertos del antiguo Egipto, su máxima actuación se encuentra en los territorios del norte de Europa dónde la cultura céltica aún persiste. Entre los fríos vientos oceánicos, las feroces olas atlánticas y las verdes y extensas praderas, el sonido especial de la gaita encuentra su espacio y su eco particular. Escocia la adoptó como instrumento musical nacional y gozar de este título de prestigio la ha conver- tido en una de las principales protagonistas de la experiencia escocesa. Por ello se la oye resonar por las calles de Edimburgo y Glasgow o por los lugares más emblemáticos de estas tierras de leyenda. Con- fieso que cualquier maravilla se disfruta mejor con el peculiar sonido de la gaita acompañando las vistas. Así pues, Escocia se reconoce, en parte, por la gaita. Es más, ella misma se reconoce en la gaita. Es decir, sabiendo que la gaita consta de tres partes principales: el soplete, que es el tubo superior de madera por la que sopla el gaitero para llenar de aire el fuelle; el orde o fuelle, que es el saco de piel de cabra u ove- ja donde se almacena el aire soplado; y el puntero, que es el tubo perforado inferior, también de madera, por el que sale el aire y que se encarga de dar las notas de la melodía; es posible definir Escocia, su cul- tura, su gente y su paisaje, como si fuese una gaita. El soplete sería la naturaleza virgen y salvaje, el orde o fuelle sería la lengua gaélica y el puntero, las islas Hébridas del oeste. Dejadme contaros porqué. /EL SONIDO DE LAS GAITAS RESUENA POR DOQUIER, GAITEROS Y GAITERAS EN EDIMBRUGO Y SKYE/ REPORTAJE Y FOTOGRAFÍAS DE LARA BAQUÉS VALLDOSERA

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ESCOCIA

QUE ME LO CUENTEEN GAÉLICO UNA GAITA

La esencia gaélica

E l origen de la gaita se haya en los sofocantes desiertos del antiguo Egipto, su máxima actuación se encuentra en los territorios del norte de Europa dónde la cultura céltica aún persiste. Entre los fríos vientos oceánicos, las feroces olas atlánticas y las verdes y extensas praderas, el sonido especial de la gaita encuentra su espacio y su eco particular.Escocia la adoptó como instrumento musical nacional y gozar de este título de prestigio la ha conver-tido en una de las principales protagonistas de la experiencia escocesa. Por ello se la oye resonar por las calles de Edimburgo y Glasgow o por los lugares más emblemáticos de estas tierras de leyenda. Con-fieso que cualquier maravilla se disfruta mejor con el peculiar sonido de la gaita acompañando las vistas.Así pues, Escocia se reconoce, en parte, por la gaita. Es más, ella misma se reconoce en la gaita. Es decir, sabiendo que la gaita consta de tres partes principales: el soplete, que es el tubo superior de madera por la que sopla el gaitero para llenar de aire el fuelle; el orde o fuelle, que es el saco de piel de cabra u ove-ja donde se almacena el aire soplado; y el puntero, que es el tubo perforado inferior, también de madera, por el que sale el aire y que se encarga de dar las notas de la melodía; es posible definir Escocia, su cul-tura, su gente y su paisaje, como si fuese una gaita. El soplete sería la naturaleza virgen y salvaje, el orde o fuelle sería la lengua gaélica y el puntero, las islas Hébridas del oeste. Dejadme contaros porqué.

/EL SONIDO DE LAS GAITAS RESUENA POR DOQUIER, GAITEROS Y GAITERAS EN EDIMBRUGO Y SKYE/

REPORTAJE Y FOTOGRAFÍAS DE LARA BAQUÉS VALLDOSERA

EN PRIMER LUGAR, EL SOPLETENo es imprescindible haber visitado las Tierras Altas, conocidas como Highlands, o las islas de Escocia para saber cómo de íntima es la relación entre su naturaleza y su gente. Además de mantener una conexión casi espiritual con el medio por la antigua tradición celta que creía que el destino de las personas estaba ligado a la tierra por formar parte las unas de las otras, la población escocesa sigue sosteniendo parte de su economía y de su alimentación a través de la agricultura, la ganadería y la pesca. Un 75% de la tierra es destinada a distintos tipos de cultivo, como el de la cebada, uno de los más importantes por la elaboración del whisky y la cerveza. En cuanto a la ganadería, su importancia radica en gran parte en la producción y exportación de lana, especialmente la Tweed Harris, confeccionada en las islas Hébridas. Y respecto a la pesca, el archico-nocido salmón escocés ha obtenido fama alrededor del mundo. Cada uno de estos ámbitos de producción cuenta con un proceso propio y tradicional de realización y fabricación. Se han mantenido las técnicas y las formas a través de los siglos no sólo como elementos de interés cultural, sino también por su real practicidad y efectividad en los resultados.Asimismo, Escocia cuenta con una importante despoblación. Las Clearances de la época industrial del siglo XIX provo-caron un gran vacío de gente que marchó de las zonas rurales a las ciudades. A este movimiento interno que está presente aún hoy en día y que ha provocado el abandono de pueblos y tierras se le une la existencia de numerosas regiones vírgenes, libres de la actuación de la mano humana, que el gobierno escocés ha querido proteger por su importancia tanto turística, como histórica y natural.Así pues, la cultura y la sociedad escocesa respiran y palpitan al son de su entorno, siguiendo un tempo pausado en sus vidas y sus trabajos marcado por el medio natural que les rodea.

/OVEJAS BLACKFACE EN SKYE/

/FAIRY POOLS EN SKYE/

/CASCADA EAS MOR EN SKYE//VALLE DE QUIRAING EN SKYE/

EN SEGUNDO LUGAR, EL ORDE O FUELLELa lengua es el elemento que nos hace humanos. Es la herramienta que materializa, en cierta forma, nuestro pensamiento. Es la respuesta que, como animales sociales, hemos desarrollado para relacionarnos y comunicarnos entre nosotros y con nuestro entorno. Así es que cada lengua representa una clasificación conceptual única adaptada a cada una de las realidades de los distintos grupos sociales y lingüísticos y a sus historias.Es decir, todas las lenguas son distintas y funcionan a través de una estructura lingüística diferente. Contienen formas de expresarse características que representan la forma de pensar de una cultura. Trabajan con palabras exclusivas que definen un sentir o un hacer y que carecen de traducción. Suenan de forma singular al oído de los desconocidos, dando una especial musicalidad a la realidad.Por eso, encontrarnos frente a lenguas minoritarias, es decir, lenguas con un número de hablantes exageradamente reducido y que viven bajo el peligro constante de la extinción, es encontrarnos frente a un reducto de pureza cultural. El gaélico escocés y las zonas de escocia donde se habla es un ejemplo de ello.Hablado por algo menos del 1% de la población, el gaélico sobrevive en Escocia gracias al amor y a la lealtad de su gente. Entre ellos han formado una estrecha comunidad unida por esta lengua que los conecta con todo lo demás y que, como ellos mismos afirman, es la lengua de sus corazones. El gaélico había jugado el papel de llave cultural, es decir, que sólo si se era gaélico hablante se podía acceder al círculo social. Esto era complicado, pues era una lengua genética que se transmitía de generación a generación por la familia y la gente del entorno y no podía ser aprendida fuera. Actualmente, el número de apren-dices que tiene el gaélico aumenta día a día y no sólo en Escocia, también en Alemania, Canadá o Nueva Zelanda entre otros.Quedando reducido a causa del efecto del inglés y del estatus de lengua internacional de este, el gaélico escocés se mantiene en las regiones más alejadas del turismo y las grandes capitales, donde la globalización no sólo ha hecho acto de presencia sino que no ha dado opción a otros tipos de desarrollos. Concretamente en las islas Hébridas, tanto las interiores como las exterio-res, es donde el gaélico tiene una mayor presencia y por tanto y según lo que ya he afirmado, es donde podemos encontrar la pureza cultural escocesa. La más auténtica, la menos retocada por intenciones consumistas, la más natural y sincera.Siendo el gaélico pues la lengua representante de los lugares más puros de la cultura escocesa y siendo la naturaleza el elemento principal de esa cultura, podemos bautizar al gaélico como a la lengua de la naturaleza.

/LETREROS EN BILINGÜES EN STORNOWAY, LEWIS/

El gaélico escocés desciende del antiguo céltico. Llegó a Escocia de la mano de un grupo de monjes cristianos proveniente de Irlanda en-tre los siglos IV y V de nuestra era (d.C.). La iglesia fue la principal herramienta de difusión de la lengua, la cual acabó por vivir una im-portante hegemonía, llegándose a hablar en toda Europa central y occidental. Con la marcha a Londres del rey Jaime VI en 1603, el gaélico comenzó a sufrir manipulaciones y deslealtades culturales y políticas, siendo víctima de persecuciones, denigraciones y negligen-cias. Así inició su imponente declive.

/LETRERO DE UNA BLACK HOUSE EN ARNOL, LEWIS/

/RUINAS DE TIGH CLEAT, UNA DE LAS PRIMERAS IGLESIAS CONSTRUÍDA POR COLUMBA EN SKYE/

EN TERCER LUGAR, EL PUNTEROLas islas Hébridas forman un gran y diverso archipiélago en la costa norte oeste del territorio escocés, en un mar que lleva su mismo nombre. Ocupadas desde la época prehistórica de la que aún se conservan restos, estas islas han sido habitadas por distintas culturas como la céltica o la nórdica. Este archipiélago cuenta con unas quinientas islas, con-tando incluso los peñascos inhabitados, de las que sólo un centenar tienen población. Todas ellas están compuestas por unas formaciones rocosas, resultantes de las actividades volcánicas, que son las más antiguas del Reino Unido, 160 millones de años, y de Europa.Las islas interiores funcionan geográficamente como una extensión del territorio escocés y quedan resguardadas de las corrientes oceánicas en un pequeño espacio entre las islas exteriores y la llamada por los isleños Main Land, es decir, la tierra firme. Skye es la más grande de estas islas y es también la más importante, pues es la representante por excelencia de la naturaleza virgen y salvaje de Escocia. Además es uno de los tres puntos a través del que se puede llegar a las islas exteriores. Su belleza natural se presenta como un auténtico escenario de película. Es un fascinante espectáculo de agua, tierra, cielo y frío. Adentrarse en sus tierras y en sus aguas es como entrar en un mundo mágico donde nada es lo que parece, donde la vida ha quedado anclada en un pasado de historia y leyenda que se mueve al son de ritmos propios.Los colores de la isla de Skye son fáciles de definir: el verde de sus colinas y praderas; el gris del cielo lluvioso y de la neblina que cubre la isla la mayor parte del año, el blanco y el plateado del océano embravecido y el negro de las rocas y de los peñascos que perduran a través de los siglos viendo pasar el tiempo.En la península de Trotternish, la región del norte de la isla donde más se habla gaélico, se encuentran algunas mara-villas escondidas entre la bruma. Una cascada de agua dulce que cae con toda su fuerza al mar y con un peculiar telón de fondo en forma de kilt, la típica falda de cuadros escocesa. El valle de Quiraing, que se abre como un enorme teatro griego geológico. La bahía de Staffin, donde uno puede, con suficiente paciencia, ver el rastro del pasado con las huellas de los dinosaurios protegidas por el océano. El Fairy Glen, el valle de las hadas oculto entre los pastos. Y estos son solo algunos de los muchos ejemplos. Además cuenta con la única universidad de habla 100% gaélica de Escocia, la Sabhal Mòr Ostaig (SMO).

/FAIRY GLEN EN SKYE/

/CASCADA Y KILT ROCK EN SKYE/

/CAMINO DEL FERRI A LAS HÉBRIDAS EXTERIORES/

/CARTEL EN EL BUTT OF LEWIS Y EL TÉ DE LAS CINCO Y GALLETAS DE MANTEQUILLA/

/LETRERO DEL MUSEO DEL GAÉLICO DE STORNOWAY DONDE SE DEFINE LA ISLA Y LOS ISLEÑOS COMO UNO SOLO Y LAS PIEDRAS DE CALLANISH EN LEWIS /

Si Skye es el ejemplo de la naturaleza escocesa más virgen y salvaje, la isla de Harris y Lewis, la principal de las Hébridas exteriores, es el ejemplo más puro de cultura escocesa.Estas islas, llamadas por los locales las Western Islands, es decir, las islas del oeste, porque se sitúan al borde del Atlántico, son el lugar de Escocia con mayor porcentaje de hablantes gaélicos. Su situación les ha otorgado un carácter único que les ha permitido, a sus habitantes, conservar unos vínculos con su entorno y un modo de vida prácticamente extinguidos.La isla más grande, conocida como Long Isle, está rodeada por un sequito de pequeñas islas esparcidas por el océano de las cuales muchas están inhabitadas. Esta isla cuenta con una historia propia muy particular que le ha dado dos nombres propios a su super-ficie geológica: Harris y Lewis. Ambos nombres proceden del gaélico. Harris se refiere a “lo alto”, a la altura de las tierras del sur con sus acantilados y montañas. Lewis, en cambio, se vincula a “lo bajo”, a la escasa altura de las tierras del norte y a sus altiplanos. Una única isla formada por dos mundos, dos pasados, dos nombres, pero una misma lengua y una misma cultura.Así pues, la Long Isle estuvo dividida políticamente y económicamente hasta los años sesenta del siglo XX, cuando el primer coche cruzó por carretera la frontera entre ambas regiones. Esta antigua división sigue presente hasta nuestros días muy presente entre la población local que diferencia claramente su isla de origen, tanto por el acento gaélico que usa como por el territorio en sí mismo.Dejando de lado sus peculiaridades históricas y naturales, esta isla contiene en sí misma la mayor autenticidad cultural de Escocia. Stornoway es la capital y cuenta con un gran porcentaje de gaélico en sus calles. Su sede universitaria es bilingüe y su población habla, en gran medida, el gaélico como primera lengua. Es por ello por lo que tanto en Harris como en Lewis puedes escuchar el gaélico resonar por las calles de los pueblos y de las distintas comunidades; puedes participar de un auténtico cèilidh, reunión local en la que actualmente se llevan a cabo cantos y bailes, en cualquier centro cultural y social; colaborar en la elaboración del ya nombrado Harris Tweed, que aporta independencia económica a las islas en general y que representa la íntima vinculación de los locales con la naturaleza del entorno; o, si eres valiente, bañarte en las gélidas aguas oceánicas en una de las numerosas playas de arena blanca y agua turquesa ocultas entre las rocas.

Descubrir un territorio a través de su lengua es vivir la pureza cultural y la autenti-cidad de sus gentes de primera mano. Recorrer aquellos lugares desconocidos por el público general donde aún persiste el elemento más genuino de una cultura, ofrece al viajero una experiencia única de conocimiento. Viajar a través de una lengua es una reivindicación social a la preservación y protección de los bienes tradicionales y del folklore por encima de la globalización y el consumismo. Encontrar las regiones con un mayor número de hablantes es un reto que vale la pena para entender y defender lo que les es propio. Explorar un país a través de su lengua es peregrinar a sus orígenes más profundos.

Slàinte mhath

Y todo ello puedes hacerlo por la gran presencia del gaélico y por la amabilidad de sus hablantes. Interesarte por su lengua es interesarte por ellos y por su mundo, y por eso ellos te recompensan mostrándotelo todo. Ellos te revelan los secretos de la isla, te explican su historia y su realidad, te acompañan a través del tiempo para que comprendas su especial modo de vida, su ritmo peculiar. Ellos te muestran los procesos de producción tradicional de una lana única, con una sonrisa te cuentan leyendas mágicas y cuentos, te cantan, bailan contigo hasta el anochecer, te invitan a un whisky o té para calentarte en tardes de lluvia, se visten con un kilt contigo o te cuentan batallas y cacerías . Ellos son los guerreros y guerreras que luchan a contra reloj para detener el paso del tiempo y preservar su mundo.Así es que, si Escocia fuese una gaita, encontraríamos que su música procede de su naturaleza y de su lengua, y que los autén-ticos gaiteros serían las personas que consiguen hacer sonar el gaélico allá donde van. Si Escocia fuese una gaita, la naturaleza llenaría de aire la lengua que, a su vez, adquiriría su melodía gracias a las Hébridas. Porque si Escocia fuese una gaita, solo podría sonar de una forma, sonaría en gaélico.

/MIEMBROS DEL EQUIPO DE VUEL-TA A PANGEA EN INVERNESS/