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¡ES LA HORA DE LA PAZ!
Retos para la sociedad civil en el proceso de paz en Colombia
ENTREVISTA CON LUIS IGNACIO SANDOVAL
Bogotá, el 28 de septiembre de 2015
En el marco de la 28ª Semana por la Paz (el 6 al 13 de septiembre) reflexionamos con
uno de los promotores de esta iniciativa, Luis Ignacio Sandoval, Presidente Nacional
Colegiado de REDEPAZ, acerca de los desafíos para el Estado y los movimientos
sociales en los procesos de diálogo que se cumplen actualmente encaminados a
buscar el fin del conflicto armado y la construcción de paz.
Entrevista Gabriela Weber1
Luis Ignacio Sandoval – Lucho – es
un dirigente social con estudios de
filosofía, economía, sociología,
autor de varios libros y numerosos
artículos en revistas y columnas de
prensa, miembro del Consejo
Nacional por la Paz, uno de los
iniciadores de Clamor Social por
Paz y, sobre todo, co- fundador de
REDEPAZ (Red Nacional de
Iniciativas Ciudadana por la Paz y
contra la Guerra) en 1993.
Foto: Gabriela Weber
1 Socióloga y cooperante de PPM en Foro Nacional por Colombia que hace parte de Clamor Social por la Paz. La entrevista se realizó el 14 de septiembre de 2015.
1. Luis, tú tienes una larga trayectoria como “pensador y activista por la paz”. ¿Cuáles han
sido tus experiencias en tantos años celebrando la semana por la paz?
La semana por la paz que ya tiene 28 años de estar realizándose sin interrupción - siempre en la
segunda semana de septiembre - ha marcado mi vida, me han tocado todas las violencias y
todas las guerras, me ha correspondido participar intensamente en los altibajos del movimiento
de paz y analizarlo en cuatro libros, el otro está en camino. Semana por la Paz es ya una
dinámica de sociedad que sigue teniendo impulsores en la Conferencia Episcopal Católica y en
REDEPAZ, somos como el motor de arranque de cada Semana por la Paz. REDEPAZ surge en
1993 cinco años después del nacimiento de semana por la paz y recibe la herencia de Semana
del Programa por la Paz de la Compañía de Jesús que la inició.
El ambiente de opinión en la coyuntura política condiciona la Semana por la Paz. Ello tiene que
ver con lo que llamamos la oscilación del péndulo: hay momentos que la sociedad se
entusiasma con la paz y quieren diálogos para salir de la guerra, hay otros momentos en que la
sociedad tiene una postura distinta e inclusive ha llegado a apoyar de alguna manera una
terminación de la guerrilla por la vía armada en virtud de la acción del ejercito oficial, una
especie de exterminio. Entonces a esto llamamos el péndulo: un día a favor de la paz dialogada,
otro día a favor de la paz militar.
Este año 2015 la Semana por la Paz es muy importante porque estamos en los diálogos con las
FARC y pronto vendrán los diálogos con el ELN. En estos procesos la sociedad juega un papel
importante apoyando las conversaciones, procurando que no se levanten de la mesa y
preparándose para que a la paz negativa (terminación del conflicto armado) siga la paz positiva
que signifique más equidad y más democracia en la vida ordinaria de la gente.
2. Aquí en Colombia estamos viviendo un conflicto armado – el más largo del continente –
con 8 millones de víctimas y casi 6 millones desplazados forzados que ha llevado al país en
muchas regiones a una situación de crisis humanitaria continua. Desde los años 1980 hubo
varios intentos de negociar la paz en medio de la guerra. Estos intentos no han sido exitosos
ni en Colombia ni en otros países.
¿Qué piensas de esta estrategia en el proceso actual de las negociaciones en La Habana con
las FARC-EP desde 2012?
Bueno, aquí en Colombia no ha funcionado ese método, esta estrategia de adelantar diálogos
en medio del conflicto, porque el conflicto mismo al producir hechos muy duros para la
sociedad – ataques, confrontaciones, desplazamientos, mutilaciones, pérdidas de vidas de
soldados, de guerrilleros, de personas de la sociedad civil inclusive masacres y secuestros –
todo esto al ocurrir mientras se hacen los diálogos desacredita los diálogos. La gente como que
no cree que sea cierto que se está hablando para terminar el conflicto, pues lo que perciben a
diario es que el conflicto continúa y que los que disparan no quieren dejar de disparar. Podría
ser muy razonable para algunos que precisamente de lo que se trata es de dialogar para
terminar el conflicto que está en curso, pero la impresión de la gente es contraria a esa lógica
ante los duros hechos de la guerra. Entonces este método en Colombia no ha funcionado. Así
fracasaron los diálogos en la época de Belisario Betancourt en los 80, así fracasaron los diálogos
de Tlaxcala a comienzos de los 90 durante el gobierno de Cesar Gaviria. En ese momento
estaban las dos guerrillas FARC y ELN negociando juntas. Conocemos lo que pasó en los
diálogos de El Caguán cuando se intensificó tanto la confrontación que se sobrepuso a los
diálogos que venían de crisis en crisis. Se clausuraron los diálogos después de 46 meses de estar
dialogando en una zona de despeje tan extensa como Holanda.
La experiencia en Colombia es negativa, en alguna otra parte de repente ha funcionado pero
esos son casos excepcionales. El cese de hostilidades transitorio, unilateral o bilateral, va
acostumbrando a la gente a pensar y sentir que la paz es posible. Aquí hemos tenido esa
enorme dificultad. Por fortuna, en estos últimos dos meses ha mejorado la situación. Lo que
vivimos de mediados de abril a comienzos de julio fue durísimo porque se rompió la tregua
unilateral de las FARC-EP, volvieron los bombardeos de las fuerzas armadas oficiales. Hay una
experiencia negativa de todos estos meses. Ahora tenemos el acierto de que la FARC y el
gobierno han firmado en La Habana el 12 de julio un plan de cuatro meses que se titula
“Agilizar en La Habana y desescalar en Colombia”. El rechazo de la sociedad a los coletazos del
conflicto llevó a este giro.
3. Ahora, en los diálogos en La Habana desde 2012 con una agenda claramente definida2, solo
existe un espacio para la representación de las víctimas en la mesa de diálogo - no existe una
participación directa de los diferentes sectores de la sociedad civil en La Habana, pero la paz
es de todos los colombianos.
¿Cómo se puede explicar esta exclusión?
La paz es de todos pero no todos tenemos que estar en la mesa de conversaciones. Hay que
tratar de ver un poco con lupa las cosas y hay que asumir algo elemental y es que los diálogos
para terminar el conflicto son un poco distintos a lo que podríamos llamar dinámicas de
construcción de la paz. Esto es diferente. Hay que tenerlo en cuenta para que no se confundan
2 Después de casi tres años del proceso de negociación se ha avanzado en puntos cruciales de la agenda como la política de desarrollo agrario Integral, la participación política con una apertura democrática para construir la paz y el problema de las drogas ilícitas, se ha escuchado a las víctimas en La Habana y se instaló una subcomisión de género. Actualmente, se está construyendo un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición y se creará una Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición para satisfacer los derechos de las víctimas.
las cosas. Para terminar el conflicto directo, la violencia abierta política, dialogan el gobierno y
los grupos armados. Tienen que hablar de manera directa, la sociedad rodea estos diálogos, la
sociedad los apoya, los nutre de alguna manera, pero la responsabilidad definitivamente es de
ellos y es mejor no interferir porque allí se está tramitando, dijéramos, la correlación de
fuerzas.
La guerrilla ha insistido en 50 años en hacer una revolución y no ha logrado hacerlo por la razón
que sea, puede ser militar, política, cultural lo que sea, pero el alzamiento armado no se ha
vuelto mayoritario en la población, no ha tenido un respaldo amplio. Las guerrillas, hay que
decirlo sin rodeos, han sido durante todo el tiempo marginales en la vida colombiana, o sea que
no hay una gran porción de población, así sea los que tienen problemas sociales, que los haya
seguido políticamente en el alzamiento armado. Hay que entender que los insurgentes van a
tramitar con el gobierno la correlación de fuerzas en que hoy están frente al establecimiento y
francamente no le es favorable a ellos, ni política ni militarmente. No es una guerrilla
derrotada, pero está lejos de ser una guerrilla victoriosa.
En esta fase de las negociaciones la sociedad, el movimiento de paz, rodea los diálogos, los
apoya porque reconoce la naturaleza política del conflicto armado y demanda que tenga una
salida política. Ante todo exige que definitivamente el diálogo prime como recurso para superar
el conflicto, que el conflicto se desescale, que el conflicto se suspenda y que lo más pronto haya
un cese del fuego bilateral y definitivo.
Otro tema que tú introduces es que la sociedad tenga su propia agenda. La sociedad sí debe
tener su propia agenda pero no para ponerla en la mesa de los diálogos entre gobierno e
insurgencia. No, esta agenda se tramita por los medios propios de la sociedad, esa agenda no se
agota en los temas con las FARC en La Habana, ni en los temas con el ELN en Quito o en
Caracas. O sea son dos cosas distintas, que no dejan de estar relacionadas, pero existe una
autonomía del proceso armado y una autonomía del proceso societal, son dos autonomía en
curso, la sociedad adelanta la lucha por sus objetivos recurriendo a sus propios medios. La
agenda de la sociedad es mucho más permanente que la de las insurgencias y de más de largo
aliento. Lo que esperamos es que los insurgentes firmen la paz como fin del conflicto armado y
vengan a sumarse al movimiento plural que está construyendo la paz con cambio, con justica
social, con dignidad, con democracia.
4. Antes de regresar a este punto, quisiera profundizar un poco el contexto actual de las
negociaciones, porque las guerrillas (FARC-EP, ELN, EPL) no son los únicos grupos armados,
sino tenemos BACRIM - el paramilitarismo, que siguen siendo una amenaza para los líderes
locales, reclamantes de tierras y defensores de los derechos humanos en varias regiones.
¿Cuál puede ser -en tu opinión- una estrategia de solucionar este problema?
Esto también tiene una experiencia larga. La terminación del conflicto y la paz que venga, solo
es posible si el Estado logra controlar a los grupos armados de derecha que están alimentados
por el comercio de la droga y que, aparte de ser narcotraficantes, la mayor parte de ellos ha
nacido para combatir a la insurgencia o a quienes ellos consideran aliados de la insurgencia que
son, según ellos mismos, todos los que reclaman o protestan. Entonces, la estrategia del Estado
para tener el monopolio legítimo de la fuerza y ser un Estado de derecho, pues, tiene que ser
terminar también con las BACRIM. Es posible que haya conversaciones de sometimiento a la
justica, no diálogos para tratarlos como grupos políticos sino para facilitar que ellos aceden a la
justicia a cambio de algunas ventajas. El gobierno, el estado tiene que garantizar que se acaben
estos grupos. En la realidad colombiana no basta que las insurgencias dejen las armas para que
cese el conflicto armado, si la idea es que las armas salgan de la política ello tiene que ser tanto
con los grupos de tinte izquierdista como con los de tinte derechista. Este es un proceso
complejo que el Estado debe proponerse firmemente hacerlo. Inclusive las guerrillas exigen
para dar el paso a la paz que el Estado garantice que los otros grupos y los paramilitares dejen
de existir. Y la sociedad quiere que así sea, sobre todo las víctimas que se cuentan por millones.
Desde la sociedad y estamos proponiendo una Comisión que integre diversos sectores claves de
la sociedad para que establezca las condiciones y estrategias de no repetición del conflicto
armado. Se requieren cosas estructurales, políticas más articuladas, más complejas, para lograr
este objetivo.
5. En este sistema, que describes, existen múltiples intereses que se ha consolidado durante
muchos años en una lógica militarista y la criminalización de organizaciones sociales - existe
una gran diversidad de iniciativas de paz en diferentes regiones del país, que indica una gran
capacidad de construcción de paz y de resistencia en la población contra la guerra.
¿Cómo pueden enfrentar los movimientos sociales estas amenazas y retos a nivel territorial
desde hace tanto tiempo?
Sin duda se requiere una gran capacidad de heroísmo y capacidad de resiliencia. Hay que seguir
adelante por el camino de la paz a pesar de los enormes, múltiples y continuados obstáculos
que se atraviesan todos los días. Hay una cantidad enorme de expresiones de la sociedad civil,
de comunidades regionales étnicas, indígenas y afro descendientes, los campesinos y
muchísima gente también en las ciudades que desarrollan una lógica de resistencia frente a los
actos de grupos armados. Sin embargo, hace falta mucha más fortaleza en el sentido de lograr
articulaciones más amplias para que haya un movimiento con capacidad de obligar el Estado a
políticas más proactivas y más preventivas en materia de garantías a la movilización y a todas
las dinámicas societales, sobre todo la protesta social. Esto es una cosa progresiva pero hoy en
día hay que exigir al Estado que muestre - como tú las llamas – estrategias que sean factor de
confianza. El Estado tiene que mostrar capacidad de asegurar garantías a los derechos a todos,
cualquiera que sea su pensamiento o posición política.
Día nacional de las víctimas: Marcha por la Paz 9 de abril de 2015, Bogotá
Foto: Archivo Clamor Social por la Paz
6. Ocurren todos los días marchas, congresos, expresiones culturales en muchos lugares, por
parte de una diversidad enorme de actores, las cifras del CINEP indican que estamos en un
período de movilización que no se veía desde hace 40 años.
¿Cuáles son los procesos actuales para consolidar estas iniciativas hacia un gran movimiento
social por la paz a nivel nacional?
Colombia es uno de los países más ricos en iniciativas de paz; en Colombia el CINEP y en
Inglaterra International Alert llevan el registro de los centenares y miles de acciones ciudadanas
por la paz, que se acentúan todos los años en el mes de septiembre con epicentro en la Semana
por la Paz. Colombia es un inmenso laboratorio de innovaciones y experiencias de ciudadanía
activa, pero tenemos una dificultad enorme para construir movimientos que hagan sinergia,
que hagan acumulación de toda esta gran capacidad que existe. Hay una riqueza enorme, pero
la riqueza de la pluralidad se nos vuelve con frecuencia la tragedia de la fragmentación.
Entonces, los movimientos tienen una tradición, se hizo el Mandato por la Paz en 1997 que
tuvo 10 millones de votos, y esto se logró por la concertación de más de 400 organizaciones con
el liderazgo de REDEPAZ, la Fundación País libre y el apoyo de UNICEF. Pero hay muchos
altibajos en los movimientos, por un momento muestran fortaleza y luego grandes periodos de
mucha debilidad y dispersión y nunca hemos llegado a un punto satisfactorio de articulación.
Ahora hay varias iniciativas, tú las has visto, la movilización del 9 de abril del 2014 y la de este
año 2015 y los congresos, los encuentros y las continuas deliberaciones de mucha gente.
Por lo menos ahora hay varias plataformas importantes que son aglutinamientos y
acumulaciones de mucho peso y mucha capacidad social y política como el Frente Amplio por la
Paz que tuve un surgimiento en junio de 2014 para ver como los sectores independientes,
alternativos, de izquierda y progresistas podían apoyar con su voto la reelección presidencial de
Juan Manuel Santos y esto con el fin de dejar a salvo el proceso de paz. Cualquier otro
candidato que hubiera triunfado seguramente hubiera echado a pique el proceso. Bueno, el
Frente tiene una aglutinación de sectores muy importantes y tiene un sentido más
definidamente político. Este Frente Amplio es que hace el seguimiento del cese del fuego
unilateral de las FARC, esa es una de sus principales tareas y en esto tiene el acompañamiento
de otros sectores.
Otra gran plataforma es Clamor Social por la Paz que tiene otros sectores muy importantes
sociales, regionales, académicos, eclesiales, no solo católicos sino también protestantes, la
Mesa Ecuménica. Esta plataforma tiene su eje la consigna el cese bilateral del fuego y
hostilidades y trabaja por un protagonismo de la sociedad en todo el proceso de paz.
Otra plataforma enorme de mucha capacidad de movilización es la Cumbre Agraria Étnica,
Campesina y Popular que liga la reivindicación social de sus sectores con la causa de la paz y
exige la salida política del conflicto y la reparación de las víctimas y la restitución de las tierras;
exige garantías para todos los que trabajan por la paz y los derechos humanos y por las causas
sociales, la gente es líder de la protesta social.
Está la mesa de impulso a la Semana por la paz que tiene un núcleo básico permanente pero
que cada año se rodea de un sinnúmero de entidades, algunas públicas, organizaciones y
movimientos nacionales, regionales y locales para realizar la Semana en todo el país. Ahí está
REDEPAZ y sectores de iglesia muy importantes.
Políticamente uno podría decir que en Colombia hay sectores de democracia radical que buscan
profundizar la democracia por medio de las armas y sectores de democracia radical que buscan
profundizar la democracia por medios de lucha civil, quizá la terminación del conflicto armado y
la llegada de la paz los ubique a todos, con matices, en la segunda posición a través de un gran
movimiento por la transformación de Colombia.
REDEPAZ, por ejemplo, se sentiría bien en el campo de la democracia radical por medio de la
lucha civil y hay otros sectores muy importantes que quizá sientan lo propio, entre ellos el
Movimiento de los Jóvenes contra la reforma educativa -me parece fue de esta naturaleza-, los
indígenas del Cauca cuando se proponen sacar de sus trincheras a todos los actores armados y
dicen que su territorio es para la paz y para desarrollar sus proyectos de vida, para realizar el
buen vivir. En todas estas expresiones se materializa una especie de civilismo radical
democrático. Si critican a la insurgencia no se identifican con la postura contrainsurgente del
establecimiento, no quieren la guerra pero entienden la necesidad del cambio.
Entonces, se puede decir que hay una potencialidad enorme para un gran movimiento de paz
en el pos acuerdo que incluye sectores sociales, inclusive sectores institucionales y que tiene
fuertes bases en regiones y territorios, porque el Estado regional es distinto al Estado nacional;
muchas veces el estado local está mimetizado con las comunidades locales que son
comunidades de paz: ejemplos de ello son las constituyentes locales, los territorios y
comunidades de paz que existen por centenares dispersos en toda la geografía del país. El
planteamiento del movimiento social y nacional por la paz es lograr una articulación con
capacidad de incidencia en las políticas que tienen que ver con la transición de la guerra a la paz
desde el nivel local hasta el nivel nacional.
7. Para quedar todavía un momento en las regiones, Sergio Jaramillo, el Alto Comisionado
para la Paz, plantea en sus discursos “la paz territorial”.
¿Qué significa paz territorial para las regiones y las organizaciones sociales, también para los
municipios y alcaldías?
Bueno, ya es un avance muy grande que el gobierno piense en construcción de paz con sentido
territorial. Eso es definitivo. Así como el conflicto tiene algunas características territoriales
marcadísimas, es decir, el conflicto en el sur del país para el lado de la Amazonía, toda la zona
del pie de monte suroriental, todo lo que ha sido espacio de colonización, esto tiene unas
perfiles inconfundibles porque alberga al campesinado que ha tenido que expandir, esto es,
correr la frontera agrícola y ha terminado en los cultivos de uso ilícito; ha tenido que hacerlo
porque no lo han dejado que se instale en tierras fértiles; después de que el campesinado
mismo las ha conquistado y mejorado, siempre tienen que irse corriendo y van mordiéndole
espacio a la selva o al bosque tropical lo cual es gravísimo para el equilibrio ambiental no solo
de Colombia sino del planeta entero.
Entonces, lo que quiero decirte es que esto va dando sentido a la paz territorial. En la zona
andina donde hay mayor desarrollo económico, los departamentos de Santander, de Antioquia,
algunos departamentos de la costa atlántica y donde hay gran concentración de la tierra
productiva, allí hay un asiento diferente del conflicto armado. En otras regiones las condiciones
están determinadas por las explotaciones mineras o petroleras; entonces el conflicto va
tomando sentido de acuerdo con las condiciones territoriales, las condiciones físicas pero
también las condiciones sociales y culturales de las comunidades asentadas en los territorios.
De lo que se trata con la paz territorial es que tome en cuenta esas particularidades regionales
y que se hagan procesos muy aterrizados no simplemente una cosa que se diseña desde
Bogotá, eso no funciona, así no se hace la paz.
Básicamente hay que partir desde abajo. Yo he sido uno de los que han visto positivamente el
lenguaje del gobierno en cuanto al paz territorial pero también he señalado la limitación de ese
enfoque, porque parecería también ser una focalización como tan frecuentemente lo han
propuesto los organismos multilaterales con un enfoque neoliberal. Se favorece a unos pocos y
se deja a la mayoría sin solucionar el problema. Sería una focalización discriminatoria como si la
paz se redujera en tratar de hacer bien las cosas con unos poquitos circunscritos a un territorio,
cuando la paz es un proceso de cambio que necesita todo el país. Hablar de regiones no es
olvidarse de la dimensión general, hablar de las regiones es articular el conjunto de la
territorialidad a una concepción más general de cambios y de transformaciones en el país.
Hemos celebrado el enfoque territorial de la paz propuesto por el gobierno, pero hemos
señalado también las enormes limitaciones que tiene. En esto no hay duda que las
comunidades étnicas, afro descendientes y campesinas son las que han avanzado mayormente
en eso, lo que llamamos movimiento social por la paz está adherido firmemente a este
concepto de la paz territorial desde los pueblos y desde las comunidades locales. Se reclama
presencia del Estado nacional con toda su infraestructura de servicios, pero no se renuncia a la
autonomía y protagonismo de las comunidades locales en su propio desarrollo.
8. En un posible escenario de pos acuerdo, una de las tareas cruciales seria diseñar una
política coherente y crear instituciones y mecanismos democráticos para incluir de manera
constructiva los diferentes planteamientos sobre la convivencia, y más aún -esto lo
mencionaste antes - abrir espacios para posibilitar el tránsito de los grupos armados a
movimientos políticos legales y civiles.
¿Cómo se puede transformar las instituciones y crear mecanismos verdaderamente
democráticos a nivel nacional?
Esto es un aspecto muy importante: la creación de una institucionalidad para la paz. El país está
rezagado en eso, va muy lentamente. Hemos sabido que los organismos de Naciones Unidas
que están presentes en Colombia han elaborado un documento para señalar el atraso en
preparación orientada a enfrentar el pos acuerdo. Prefiero hablar de pos acuerdo porque
posconflicto sugiere que los conflictos se acaban, pero no es así, la conflictividad va a seguir
inclusive en una mayor dimensión. Hay una demanda de las Naciones Unidas para que el
gobierno se prepare mejor. A pesar de que se habló en un momento de crear un “ministerio de
pos conflicto” de parte del Gobierno y nombraron un ex director general de la policía, el
General Oscar Naranjo, para comenzar a trabajar sobre el tema, el general renunció hace
algunos meses y no sabemos en qué va el asunto.
Desarrollo institucional grande debe haber para asegurar que se cumplan los acuerdos, se
requieren algunas reformas importantes de tipo económico, de tipo social, en el mundo rural
sobre todo; también cambio político, transformaciones en todo el sistema electoral, la
organización de los partidos, las facilidades para reconocer nuevas organizaciones políticas; es
muy posible que los insurgentes al dejar las armas vengan a constituir otros movimientos
políticos o a sumarse a los existentes. Todo esto necesita unos cambios muy importantes
porque hay muchas dificultades todavía en la normatividad para que la democracia se exprese
amplia y ágilmente. Una lógica elemental es que si termina la guerra tiene que llegar la política
de manera mucho más intensa. A mí se me ocurre decir si se marchita la guerra tiene que
florecer la política. La justicia alternativa, transicional o especial tiene que facilitar que al hacer
la paz los insurgentes puedan hacer política. Entendemos la exigencia de ellos al respecto y la
apoyamos en los movimientos de paz y esperamos que se haga compatible con la exigencia
igualmente legítima a la verdad y a la justicia por parte de las víctimas. No se puede pensar que
la paz es posible si los que dejan las armas enseguida van a la cárcel. Desde el 12 de julio están
trabajando intensamente sobre esto en La Habana y tengo la impresión de que pronto
tendremos buenas noticias al respecto3. El Consejo Nacional de Paz y los Consejos territoriales
se ocuparán pronto de estos temas, el plan de actividades del CNP incluye la creación de una
Comisión de Trabajo sobre paz territorial e implementación de acuerdos. Otros elementos
importantes se tratarán a través de los planes de desarrollo con las administraciones que
comienzan gestión el 1º de enero de 2016. Inmenso trabajo que implica acción desde el Estado
y acción desde la ciudadanía.
9. Bueno, el segundo gran tema que se discute ahora es el modelo de desarrollo lo que no
forma parte de la agenda de las negociaciones en La Habana pero es parte de la agenda de la
sociedad civil y de las plataformas que ya mencionaste.
¿Cuáles son las propuestas de los movimientos sociales para una agenda de paz con un
modelo socioeconómico alternativo y con justicia social?
Bueno, las plataformas tienen propuestas bastante sólidas. Esto no ocurrió en las décadas
anteriores. Te ha tocada una época de mucha riqueza en lo que plantea la gente porque tú ves
que los estudiantes se movilizan pero ya tienen proyecto de reforma educativa, los campesinos
se movilizan y ya tienen proyecto en lo referente a la tenencia y uso de la tierra; los actores del
movimiento de salud se movilizan y tienen propuesta de cómo garantizar el derecho de la salud
de la gente; los trabajadores tienen propuestas sobre el sistema de pensiones, hay una cantidad
de propuestas supremamente bien concebidas. Las tienen las mujeres, los jóvenes, los LGBTI,
los ambientalistas, etc. Por ejemplo, eso es nuevo, los trabajadores petroleros, la Unión Sindical
Obrera USO está haciendo una asamblea primero regional y luego a nivel nacional y van a
3 El 23 de septiembre de 2015 se publicó el histórico avance con el Acuerdo de creación de una Jurisdicción Especial para la Paz, lo que prevé la implementación de la Justicia Transicional y la creación de un Tribunal Especial, un punto que era hasta ahora uno de los obstáculos más grandes. Al mismo tiempo el presidente Juan Manuel Santos anunció en su discurso en La Habana que la paz se firmará el 23 de marzo de 2016, lo que fue celebrado por los movimientos de paz. Comunicado conjunto # 60 sobre el Acuerdo de creación de una Jurisdicción Especial para la Paz www.mesadeconversaciones.com.co http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/acuerdo-de-paz-discurso-del-presidente-santos-sobre-el-proceso-de-paz/16385038
terminar su tarea con la presentación en el Congreso de la Republica de un proyecto de ley
sobre las políticas de recursos naturales y energéticos y de preservación del medio ambiente,
esto es una cosa muy importante. Los movimientos sociales en Colombia no son solamente
contestatarios, hoy son propositivos, tienen posibilidad de sentarse de igual a igual con las
autoridades del gobierno a discutir política pública. Esto lo acabamos de ver con la cumbre
agraria. En una columna de prensa reciente sugerí discutir el nombre de un ministro de
agricultura nombrado de manera concertada, porque todos los ministros que han nombrado
trabajan en contravía de lo que hablan en La Habana y en contravía de lo que exige el
movimiento social del campo. Tuvo muchos comentarios favorables mi columna, pero aún no
tenemos un ministro campesino como debería ser si de verdad se quieren reformas en favor de
los campesinos en el marco de la paz.
Entonces, si el Presidente tiene tanta voluntad de cumplir los acuerdos, por qué no comienza
por facilitar las cosas en el campo donde el capitalismo mismo colombiano necesita superar
formas arcaicas de uso y de tenencia de la tierra. Entonces por qué no se embarca el Presidente
en una reforma real efectiva con movilización de la gente y con un ministro que sepa y quiera
desarrollar esa política.
10. Otro tema que te quisiera preguntar. Tú eres también miembro del Consejo Nacional por
la Paz y este organismo se está reactivando.
¿Cuál es la función de este Consejo y hasta qué punto puede contribuir a la construcción de
una arquitectura ciudadana de la paz?
Arquitectura ciudadana, me gusta mucho esa expresión. Sí una arquitectura, una estructura y
una nueva dimensión para un aprestamiento de las instituciones a la paz que llega. El Consejo
es una pieza importante, es un espacio de presencia del estado, de presencia de la sociedad, es
muy plural y se ha fortalecido mucho últimamente con el ingreso de nuevos sectores, es un
escenario institucional o institucionalizado para la relación estado y sociedad en materia de
política pública de paz, la importancia radica en que este país tiene muy pocos espacios de
encuentro, de concertación de intereses y de trámite de conflictos. Entonces el Consejo podría
jugar un papel para la gestación de una política de paz de Estado. Todavía lo que hay en
Colombia no es una política de estado en materia de paz, es una política del Presidente Santos.
Pero tenemos que asegurar – por lo menos en la década siguiente – en los 10 años que siguen
que Colombia, los gobiernos que se sucedan, tengan una política sostenida de paz y que se
cumplan los acuerdos y las reformas que se están identificando. En eso el Consejo puede jugar
un papel, puede trabajar para lograr que esa política de paz, esa voluntad regional y nacional de
paz aparezca y se abra una política de paz de Estado.
Los Consejos funcionan a nivel nacional y a nivel departamental y municipal. Estos Consejos no
pueden jugar solos porque son insuficientes tienen que aproximarse a los Consejos de
reconciliación, de la justicia transicional, de la Ley 1448 y tienen que aproximarse a los
Consejos de Planeación y tienen que ayudar a incidir en los planes de los próximos gobernantes
locales que serán elegidos el próximo 25 de octubre. Entonces estos son las primeras
autoridades y los primeros planes del pos acuerdo. En esta matriz hay que poner el
cumplimiento de los acuerdos. Esto es muy importante, entonces todo esto que tú me
preguntas en relación a la institucionalidad de la paz, la arquitectura de la paz, es un
requerimiento muy grande que tiene el país.
Entonces el Consejo de Paz va a contribuir a eso, va a hacer pedagogía para la paz, va a dar
contenido y sentido a la paz territorial, va a contribuir a una dinámica y unas condiciones que
aseguren la no repetición del conflicto y va a tratar de crear condiciones para la reconciliación.
Se podría decir que todo eso implica que los consejos van a estar en la perspectiva de generar
un protagonismo ciudadano. Se requiere ese protagonismo. Se requiere una participación con
el sentido, permíteme decirlo así, de baile en pareja. Una participación con iniciativa, con
autonomía, con alas. Que tienda a socializar el Estado en lugar de que es Estado tienda estatizar
la sociedad.
Esto es de una importancia definitiva, porque la paz es la construcción de otras condiciones de
vida, de un proyecto de vida que tiende a hacer realidad - el buen vivir. No podemos quedarnos
en el aspecto negativo de la paz, o sea cese del conflicto armado, sino a la paz hay que darle
contenido positivo, concreto y cotidiano. Por eso es preciso construir sujetos capaces de
generar ese contenido en materia de derechos, democracia en profundidad, reconciliación,
cultura de convivencia y de unas relaciones mucho más positivas entre Estado y sociedad.
11. Ahora, en vísperas de las elecciones regionales del 25 de octubre que ya mencionaste,
¿Tú crees que esas elecciones son decisivas para la paz?
Bastante importantes, muy importantes. Yo creo que estamos en los días más importantes de
la vida del país en los últimos 25 años. Porque estamos terminando una guerra de 50 años,
desde hace 25 años estamos intentando terminarla y precisamente en estos días lo estamos
logrando. Estamos llegando a la meta y parece que nos diéramos cuenta. Necesitamos que los
diálogos de paz se hagan a tiempo con todas las insurgencias. Es la hora de la paz no va a ver
otra tan fácilmente, pasarán décadas para que se abra otra oportunidad como la actual. Es
preciso que se emprendan las reformas que el país necesita y que están en los preacuerdos y
para es decisivo de contar con el apoyo ciudadano que en gran parte se da por las elecciones.
La elecciones son parte de la movilización, de la gran acción colectiva que se requiere para se
avance de verdad en la construcción de la paz. Quizás no sean las únicas elecciones
importantes.
El jurista Rodrigo Uprimny ha señalado que la validación de todo un proceso de paz no se puede
hacer en un solo día, no en una sola votación sino en votaciones sucesivas. De hecho la
reelección del Presidente Santos el año pasado ya tuvo algo de validación del proceso de paz y
las elecciones territoriales del 25 de octubre tienen ese mismo contenido. Y luego tendremos
que votar en una elección especial los acuerdos y luego vendrá la elección del siguiente
presidente de la república. Todas esas son oportunidades para apuntalar la paz o para
horadarla. Entonces sí son muy importantes las elecciones, pero también como una
oportunidad formativa, no es simplemente el hecho del voto. El voto sí, pero también todo el
debate público sobre políticas públicas, sobre proyectos de gobierno, sobre propósitos
compartidos, sobre cumplimiento de acuerdos. Colombia tiene que superar ser un país que no
tiene propósitos generales compartidos. Uno ve que México los tiene, Brasil los tiene, Argentina
los tiene, Ecuador los tiene, Venezuela los tiene pero en Colombia no aparece tan claramente
que sea un país con propósitos compartidos, con causas nacionales, entonces necesitamos
avanzar en esto. Las elecciones son la oportunidad de discutir sobre esto y también desde el
Consejo Nacional por la Paz y lo Consejos territoriales vamos a contribuir a esa dinámica de
voluntad de paz y de propósitos de país compartidos.
Día nacional de las víctimas: Marcha por la Paz 9 de abril de 2015, Bogotá
Foto: Gabriela Weber
12. Para terminar una última pregunta, en esa fase decisiva de las negociaciones y de la
construcción de la paz:
¿Cuáles son las expectativas desde tu punto de vista y de los movimientos sociales hacia la
comunidad internacional y hacia los movimientos internacionales?
Bueno, son aliados claves sin esos aliados no vamos muy lejos. Recuerda el proverbio chino: si
voy solo voy más rápido, si voy acompañado voy más lejos. La paz de Colombia hay que hacerla
en clave latinoamericana en primer lugar, pero en clave universal también. Cuando en el 2002
(febrero 20) se rompieron los diálogos de El Caguán una conclusión de los movimientos de la
sociedad civil y de las fuerzas alternativas políticas era en primer lugar no desistir de la salida
política del conflicto armado a pesar de que se estaban cerrando los diálogos. Segundo, no
desistir de generar un movimiento político alternativo fuerte, tercero no desistir de buscar a la
comunidad internacional como aliados importantes. Bueno, eso lo tenemos claro hace rato y es
muy importante que la comunidad internacional siga presente como lo está pero que
profundice la participación, yo diría que todavía hace falta un gran movimiento de apoyo a la
paz en el sentido de los cambios generales, no solo presionar para que cese el enfrentamiento
sino presionar también para los cambios. En América Latina los gobiernos vecinos lo están
haciendo: Uruguay con Pepe Mujica, Brasil con Lula, Ecuador con Correa, por supuesto los
gobernantes venezolanos más recientes… Entonces necesitamos ese apoyo y el apoyo a los
cambios incluye apoyo al desarrollo de nuevos actores sociales. Porque los cambios que se han
hecho, por ejemplo en el Cono Sur, al término de las dictaduras militares, han sido con nuevos
actores, nuevos partidos y movimientos que logran a articular fuerzas antes dispersas. En
Colombia también debemos recorrer ese camino.
Nosotros no salimos una dictadura militar, salimos de una guerra, pero hay una cierta
proximidad en que los que salen de la dictadura necesitan más democracia y los que salimos de
la guerra también necesitamos más democracia porque la guerra misma ha significado una
reducción de la política y una limitación de la democracia. Las guerras crean bolsas o
situaciones generales de autoritarismo. El hecho de que las armas salgan de la política pone a
Colombia en una transición de menos democracia a más democracia. La transición es de ese
tipo, pero eso no hacemos nosotros solos, eso es parte de un proceso global más general,
continental y global, entonces necesitamos apoyo político, apoyo financiero, dinámicas
culturales también compartidas, gestión política, gestión diplomática, en fin, yo te respondo sin
vacilación, la comunidad internacional es un aliado estratégico de la paz de Colombia.
Muy bien, Luis, te agradezco mucho esa interesante conversación y sobre todo también tu
tiempo. Muchas Gracias.