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ERRATAS

En el Volumen 4, Los Barrios l, se han deslizado algunas erratas que nosapresuramos a salvar.

Pág. Col. Donde dice

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1 Pedro D'Albenas

3 benguelas, munyolas

3 a esos delincuentes y de­sertores

1 Fue mandada vender

1 26 de marzo de 1895

1 con su mayoral ...

1 Hacía 1783

2 Von Brussel

1 Una alta cruz

2 el itinerario de CarlosAnaya

Debe decir

P. D'Albenas. Igualmente en pág.20, col. 3.

banguelas, munyolos.

a delincuentes y desertores

Fue mandada levantar

28 de ¡narzo de 1895

con su cochero y guarda por las aguasdesatadas, que no ahogaron el tiropero sí los hombres.

Hacia 1873

Van Bruyssel

Hacia 1708, una alta cruz

el interinato de Carlos Anaya

50

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60

3

3

2

la fabulosa cantidad ac­tual de

[reiteramos: 1812]

Cuando el cine se llamababiógrafo.

la fabulosa cantidad actual [año1968]

[reiteramos: 1912]

Debe seouir - en semanario MAR­CHA, 15 de enero, 12 de febrero y2 de abril de 1965

Presentamos a nuestros lectores las disculpas del caso.

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monteviCfe¡.lOS BARRIOS 11aníbal barrio~ pintos

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Villa Dolores

Qué es un barrio montevideano 2-_. __.-. ---------------------En el .spaci~.~f'l'I~r~p'!~tano. 4Pocitos: de erial de lavanderos Q émulo de Copacobanc '"

9-Tres Cruces, La Blanqueada y Parque Balite· y Ordóñez

Sochantres y lo Aldea 17

Goes: una lejana vocación comercíat 18Villa Muño%:: el empuje de Reus 21

262628

Vera 29

la Comercial 29

Krüger 31

Del esplendor hípico al desarrollo induSfTial y agrario 32

Marañas 32

Pueblo lIuzoingo. 3.4

Piedras Blancas 35

Manga 36

Villa Gar:::cí.:a:..-.- ,- ---:3-;:6

En la %ono suburbana y rural 38

Sayaga 38

Peñaral 39

Pueblo Conciliación 41

Puebla Abayubá 42

la Barra de Santa lucia {Pueblo Santiago Vázquez}

Barrios residenciales

-._----------- ----Al Oeste de Mdntevideo.

Un diálogo secular entre vides y eucaliptos 44~V;;i1~la~C~a~lo~·n~:::::.:::~::::::.:-...:::::-!.-=::::.::!:.:::.:----:------·-----44

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48

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Molvin: un escenario vital en auge 52

_Ccrrasto:~~a.~~i~~.i0E~~_~~~e_ vertiginoso desarrol1oConclusiones

Bibliografía

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QUE ES UN BARRIOMONTEVIDEANO

Desde que el narrador AdolfoMontiel Ballesteros publicara en1937 su novela "Barrio" -biogra­fia de. un barrio cualquiera deMontevideo, en la que describe suambiente, sus personajes y su evo­lución desde que era "un anchodescampado baldío"- el desarrollode la ciudad ha ido desdibujandolo que fue la imagen diferenciadade muchos de sus barrios.

En algunos de los hoy llamadosresidenciales, de viviendas conporteros eléctricos o con librea, es­tá sensiblemente disminuida la re­lación de vecindad. En cambio,cuanto más humilde es su fisono­mía externa, se hace más estrechala convivencia, quizá porque las ne­cesidades unen más que la pros­peridad. En estos últimos, donde seha demorado el arribo del impul­so urbanístico, el alma original delbarrio todavia anima los seres ylas cosas.

Serenos y soledosos algunos, es­tremecidos otros con el zumbidode las plantas industriales, tras­ciende su intimidad a través de lasferias, del supermercado que vadesplazando a la provisión "aten­dida por su propio dueño", de lapanadería, de la casa de peinados,de la iglesia, de la escuela, del ci­ne, de la peluqueria, del café -re-

. cinto de confesiones y discusionesacaloradas e interminables-, queva dejando de ser "café" para con­vertirse en "bar", del club socíal ydeportivo, que ha cedido en granparte sus reuniones sabatinas aotras instituciones de los balnea­rios canelonenses, invadidos masi­vamente los fines de semana porintegrantes de la clase media mon­tevideana.

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Alguna vez se ha intentado defi­nir a los barrios como "zonas porlas cuales crece la ciudad incesan­temente y en sentido horizontal,buscando un equilibrio inalcanza­ble, una forma definitiva que nun­ca alcanzará".

Un barrio es eso, pero tambiénes una suma menos computable:conversaciones de vereda a vereda,ejemplos de solidaridad humana,sillas que se sacan a la acera enlos atardeceres estivales, radiosatronadoras, ladridos de perros,parrilladas en las esquinas, silen­ciosas plazas donde se refugianlos viejos y donde la niñez tienesu paraiso propio, vetustos casero­nes de muros descascarados, aban­donados por familias y ocupadospor "intrusos", chiquillos que hansustituido las fogatas de San Juanpor la "manga" infantil del "viru­tén pal Judas", hoy ascendido, porobra de las devaluaciones, a mo­neda de díez pesos.

Un barrio es eso y mucho más.Es, son, también, espléndidas re­sidencias que ocultan sus hermososjardines floridos con una protec-

clOn metálica que ha sustituido alas enredaderas; es la pieza deljubilado con sus muebles desven­cijados; es el camión embanderadoque sigue al club de su fervorosasimpatía; es la mujer que teje en,las veredas sin perder de vista elmás mínimo latido del barrio; esla tragedia que enlutó una vida; eltermo bajo el brazo, las torres quese alzan en viejos edificios, el autoiluminado de los navíos, los ado­lescentes que se vuelcan en la no­che en sus veredas en busca deljuego eterno del amor, los atentosy absortos observadores ~uando lacalle cambia su rostro; son los res­taurantes donde se hace un artemístico del asado a la tablíta, lacancha de Baby Fútbol; es el am­biente colorido y entrañable, muypoco reflejado en la literaturanacional.

Dejamos aqui esta prosa de lu­gares comunes para acercarnos alrostro individual de algunos b~

mos, "villas" y "pueblos", a su lar­ga o breve, pero siempre sabrosahistoria.

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Fragmento del plano topográfico de la ciudad de Montevideo y alrededores, en tiempos del Sitio Gran­de (1846). Fue realizado por el agrimensor Pedro Pico y en él se señalan las quintas y caminos exis­tentes, las baterías, las fortificaciones y las líneas avanzadas de la Plaza.

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EN EL ESPACIOMETROPOLITANO

POCITOS: DE ERIAL DELAVANDERAS A EMULODE COPACABANA

Por donde hoy está la calle 26 deMarzo, entre La Gaceta y LorenzoJustiniano Pérez, corria hacia el rioun arroyo sin nombre. Los juncoscrecían libremente y la arena vo­laba impulsada por el viento, for­mando dunas de hasta diez metrosde altura.

Un buen dia, atraidas por lasaguas limpias del arroyo, apare­cieron por alli las lavanderas mo­renas. Excavaron cachimbas o po­citos junto a la ribera y comen­zaron a lavar las ropas de susamos, que residian en la ciudad.Luego plantaron pitas que sirvie­ron para tender la ropa lavada. Alarroyo, desde entonces, se le lla­mó de los Pocitos.

Seis colonos, llamados ManuelSacia, José Bravo, Francisco Ba­gena, Joaquin Pereyra, MarcialAcosta y Manuel Antonio de León,se afincaron en sus cercanias enel siglo XIX. Sus chacras dabanal camino de Punta Brava y susfondos a los médanos. Otros se en­contraban entre el mar y el arro­yo de los Pocitos.

Un gran baldio se extendia en­tre los fondos de estos seis pre­dios, en una zona cuyo perimetroabarcaba aproximadamente el es­pacio comprendido entre este arro­yo por el Este, el Rio de la Platapor el Sur y Sureste, el camino delBuceo y Punta Brava -hoy Fran­cisco Muñoz y Ellauri- por elNorte y Noroeste y un camino queiba por donde hoy se extiende lacalle 21 de Setiembre, por el Oel?­te. Este enorme baldio, que loscitados agricultores no utilizaban

porque no les resultaba de ningunautilidad práctica, fue denunciadoen 1831 al gobierno por el entoncesteniente coronel de ingenieros, J o­sé Maria Reyes, y fue tasado a$ 6 la cuadra.

La antigua playa mensurada porel agrimensor Jones en 1833 hadesaparecido bajo las aguas. Lascarretas areneras fueron respon­sables de esta pérdida, ya que des­de entonces, y a partir de 1868con mucha mayor intensidad, seextrajo arena de las dunas paraemplearlas en las obras edilicias.

La extensión (casi 33 hectáreas)adquirida por la modestisima sumade $ 266, fue vendida por éste en1841 a José Ramirez Pérez. El bienfue heredado parcialmente por suhijo mayor y albacea, Juan PedroRamirez, quien sumó a su cuotaparte las demás fracciones, queadquirió a sus hermanos, para con­servar el predio integro.

La idea de Juan Pedro Ramirezera implantar un pueblo en esosdesiertos arenales. Comunicó suproyecto al' agrimensor DemetrioIsola y destinó alrededor de 80.000

m2• al trazado de las futuras ca.­lles, plan que luego hubo de sersustítuido por otro. Esto sucediaen 1868. Pero "Nuestra Señora delos Pocitos", que asi se llamaria elfuturo pueblo, no nació oficial­mente hasta 1886. Fue entoncescuando Pedro Forte Gatto y JavierAlvarez (hijo), procediendo pororden de la Dirección General deObras Públicas, levantaron el pla­no de delineación del Pueblo delos Pocitos". 'Otfopaso hacia elfuturo estaba dado. Pero aún fal­taba mucho para llegar al augeedilicio y la consagración social.

El florecimiento de Pocitos obe­deció a causas diversas que se con­jugaron felizmente para determinarsu brillante porvenir. Una, funda­mental, fue la implantación deltranvía de caballitos; otra, la de­cisión de muchas familias del cero­tro para constituir un balnearjocasi privado, ya que Ramirez erademasiado frecuentado; la tercerafue la creación de numerosos ba­rrios constelados en su derredor,que se unieron naturalmente a él

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la elegancia veraniega de las montevideanas de aquellos tiemposdel 1,887, en la playa de los Pocitos.

y contribuyeron a facilitar el ac­ceso a la playa.

Dichos barrios fueron, con per­dón por algún olvido, el "VictorManuel", fundado en 1874 por Flo­rencia Escardó, sobre el caminoque iba de Punta Carreta a losPocitos; en 1879, el "Caprera",también por Escardó, y los erigi­dos por el incansable Piria: "Cas­telar", en 1879, cuya poblaciónestaba compuesta inicialmente deartesanos y empleados del tranviade Pocitos; "Artigas", en 1884, si­tuado al noroeste de dicho pue­blo; "Mario Méndez", también en1884, en la bifurcación de las ca­lles Rivera y Pereyra, a la en­trada del pueblo; "Fortuna", en1885, entre las calles Pereira yGaribaldi hoy Guayaqui, y dos ca­lles vecinales; "de los Españoles",en 1896, que encerraba ún áreade 2 Y2 hectáreas, con una espacio­sa calle llamada 2 de Mayo; y"Trouville", en 1897. Posterior­mente: en este siglo, "Tribuna",contiguo al anterior, fundado porLapido, propietario del diario "LaTribuna Popular", y "Villa Bia­rritz", desde 1935, con nuevase ininterrumpidas construccionescontribuyeron a acrecer Y agraciarel abanico poderoso de Pocitos.

El 18 de noviembre de 1877 fueinaugurado el Primer Recreo delos Pocitos. Tenia "jardín con glo­rietas y mesas", y ofrecia platosespeciales "al estilo del pais", co­mo asado con cuero al asador, ta:"llarines y ravioles. La cultura nose descuidaba: ya existian en lalocalidad .dos escuelas municipales,la de niñas N' 6 y la de varonesNQ 26,que funcionaban en el mis­mo local. Los maestros eran la Sra.de Artecona y el Sr. Candelas.

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En 1891, Pocitos ya se perfilaba como "el Biarritz Oriental". En latemporada siguiente,' las reuniones sociales fueron salpimentadaspor la orquesta de Grasso.

Un lustro después, ante el yatradicional aflujo de veraneantesargentinos, que llegaban con el do­ble incentivo de los baños y depasar en Montevideo la tempora­da estival, fUe inaugurado el 25 dediciembre de 1882, con un esplén­dido baile, un salón destinado arestaurante Tenia un techo de ma­dera pintad'o en color lila y estabaalumbrado por "64 picos de gasneumático". Fue emplazado en me­dio de los dos departamentos parabaños (el de señoras y el de hom­bres) compuesto cada uno de 68casillas, provistas de perchas, espe­jos y lavatorios de agua dulce.

Pocitos ya era considerado elprimer balneario de América delSur y su playa constituía el puntode reunión, por las mañanas y lastardes, de nuestra "high life". Unacuerda servía de sostén contra eloleaje a las bañistas.

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Los almuerzos tenían estos pre·cios en el restaurante francés delseñor Lede; tres platos, p<;Jstre,pan y vino: S 0,50; "a la carte",cada plato para uno, S 0,12; cafécon leche, S 0,10; con manteca,S 0,16; chocolate' con manteca,S 0,20; café negro, S 0,06. Bebidas:ajenjo, bitter, vermouth, etc.,S 0,08; refrescos de todas clases,S 0,08; chartreuse, S 0,12; vinosoporto y jerez, S 0,12.

El viaje en el tranvía a los Po­citos, que se extendia, a Buceo yUnión, costaba desde la Plaza In­dependencia al balneario 20 cen­tésimos ida y vuelta, y en el preciose incluía la ocupación de unacasilla.

Un año después, en diciembre de1883, los almuerzos tenían catego­ría internacional, corno lo demues­tra el siguiente menú: Consoméde volaille á la Orleans, hors

d'oeuvres assorties, filets ele poissoná la Colbert petits piités chaudesau Pocitos, Supréme de volaillesMarechale, Chateaubriand bernai­se, asperges saUCe hollandaise, se­lle ele mouton á la Broche, saladeRomaine, souflet au cacao, dessertsassortis y fruits de la saison. Vi..nos Cachetvert, Chiiteau Leoville,Haut Sauterne, Champagne frappé,Jerez y Oporto,

Todo era sosegado, sereno, lle­no de lenta pereza. Entonces nohabía prisa. Los montevideanos noeran todavía esclavos del reloj.

En el verano de 1887 se efec­tuaron regatas, amenizando lacompetencia deportiva la bandadel regimiento de artillería. Porlas noches, la orquesta del maes­tro Formentini encendía el entu­siasmo de la concurrencia consus melodias.

El l' de enero de 1888, a pesardel mal tiempo Y' de la lluvia, fueinaugurado el Gran Hotel Balnea­rio de los Argentinos, en la esqui­na de las actuales calles de Chu­carro y Pereyra. Disponía de mon­tañas rusas, hamacas, juegos, billary sala de lectura. El gerente direc­tor de las obras fue Florencio Eg·cardó. La fiesta inaugural, ameni­zada por la orquesta del maestroIrigoyen, continuó con una cenay finalizó con un baile que duróhasta las cuatro de la madrugada,pero la concurrencia permanecióallí hasta las diez.

Pero Los Pocitos tenía tambiénotra fisonomía. Un periodista quevisita la localidad en julio de 1890nos la describe así, en tiempos enque el Banco Constructor se apres­taba a rematar en mensualidadesde 15 pesos, en "el Biarritz Orien·tal", solares "situados entre las

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calles Artigas [hoy Masini] , delPuente [actual 26 de Marzo], Ga­ribaldi [Guayaqui como ya indica­mos] y Lavadero [luego FranciscoBerro], en el corazón del pueblo,circundados por los lindos chaletsde Howard y Dominguez, el GranHotel de los Argentinos, el GranRestaurant de los Baños, [que ha­bía inaugurado su piscina en enerode 1889], la gran fábrica de papel,la iglesia y la preciosa casa delSr. Francisco A. Vida!."

"Los Pocitos -escribía el perio­dista montevideano- es una loca­lidad bonita y bien situada, pero

difícilmente llegará a adquirir im­portancia bajo el punto de vistasocial y comercial.

"Es un pueblo esencialmenteobrero. La mayoría de sus hom­bres son canteros y lavanderas susmujeres. No obstante residen allífamilias pudientes, construyéndoseactualmente muchos edificios y doshermosísimos chalets: uno porcuenta del diputado don Rufino T.Dominguez y otro propiedad delSr. Lafont."

Contaba la localidad en la épocacon varios negocios: 18 almacenes,2 tiendas, 3 carnicerías, 3 billares

y la botica del señor Nicolás Falca;la policia ocupaba en la calle Pe­reira una casa que constaba de dospiezas y un galpón; los faroles seapagaban a las once de la noche,no obstante haberse comprometi­do el contratista a mantenerlos conluz hasta la madrugada.

En febrero de 1892, época enque las reuniones sociales eransalpimentadas por la orquesta deGrasso, un imponente incendio re­dujo a cenizas el local del restau­rante de los Sres. Ángel Salvadory J. Scarcela, e incluso dos cuer­pos de las casillas de baños para

Pocitos, en los primeros años del siglo XX.

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Estampa actual de Pocitos, con su dinamismo edilicio y su trepidante ritmo de progreso.

hombres. Gracias a la acción de losbomberos quedó en pie sin sufrirdaños de consideración el puente,que partiendo del muelle entrabaen el mar. Era paseo obligado dela concurrencia en las noches deverano.

En ocasiones se coman regatascomo las que organizara en mar­zo de 1901 el Montevideo RowingClub, presenciadas desde la terrazade madera por animada concu­rrencia.

El periodo 1904-1914 ha sido evo­cado en nuestros dias por GuilleJ:l.mo Garcia Moyano, que rehÍzo conpenetrante prosa sus recuerdos deniño en el Pueblo de los Pocitos.

En 1906 llega el primer tranvíaeléctrico; en 1910 se inaugura la

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explanada asfaltada, iluminada conarcos voltaicos; dos años despuésinicia sus actividades el Hotel delos Po¡::itos, de seiscientas habita­ciones y con una gran terraza dela que partia un muelle -con unquiosco de música-, que se inter·naba en el mar. Será centro debailes y banquetes donde las her­mosas montevideanas de la socie­dad alta lucirán sus largos y albosvestidos, rivalizando en distinción,elegancia y belleza. En la rambla,sus vestimentas de calle harán de­cir a un cronista que una damainglesa no los usaría "sino en laópera o en un salón".

Para dar una idea de lo queinfluyó en el desarrollo de Pocitosla empresa tranviaria Sociedad

Comercial de Montevideo bastadecir que hacia 1912 la compañíaera propietaria del Hotel de losPocitos -además, del Gran ParqueCentral-, y de las casillas y ca­rritos de baños para hombres ins­talados en dicha playa y en la deRaIIÚrez.

Ya el balneario estaba consagra­do. Múltiples chalets, de variadosestilos arquitectónicos, algunos lu­josÍsimos adornaban sus calles. Pe­ro muchas de estas residencias eranhabitadas sólo en la temporada esti­val. En 1916, se abre la costane·ra entre Pocitos y Punta Carretas.

Aumentan incensantemente lospobladores, se redobla el tránsito,se habilita la piscina de Trouville,sede de torneos internacionales.

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TARDE DE DOMINGO EN POCITOSA la lwra diecisiete, de un domino

go estival cualquiera, Pocitos es den·tro de la capital, otro mundo inter·nacional aparte. Millares de personasacaloradas se disputan la mínimasombra y todo lugar que permitasentarse. Hombres y mujel'es, niñosy ancianos, jóvenes y personas ma·duras, esmaltan la playa y sus aire·dedores con la calidez de su presen·cia humana. Mientras unos llegan,otros se retiran. Igual que olas. Estánlos que esperan el ómnibUs de re·greso al hogar, llenos de fatiga yarena y los que recién se introducenpara tomar el primer baño de latarde. Están los que aportan la notaal calor local y al folklore, llevandoa la playa el bullicio de sus pan·deretas y tamboriles o las diminutasradios portátiles a transistores. Unapor cada diez cabezas de bañistaspodrían proporcionar diversión. Diezradios para diez usufructuarios, apeogadoscodo con codo, bajo carpasmás y más compartidas, cuya sombrase achica con cada nueva remesade locatarios que llega, son una foroma de Babel musical que requiereoidos de artillero, un pasaporte parael trauma síquico de quien no so­porta diez sonidos distintos a untiempo. Están también los que hacendeporte. La modelo rubia y la chicaempleada de tienda. Los que se aís·lan con un libro de ciencia·ficción.Los que toman mate. Los que charolan. Los que comentan el últimochisme que atañe a ¡ane Mansfield.Los que miran y critican a losotros con un empeño tan libe·ral que los exime oli¡;npicamen·te de toda autocrítica. Están los

mnos que salpican con arena o sonuna esponja chorreante sobre losbañistas de sol, con orden exclusivadel médico para no mojarse. Estánlos adolescentes separados en su en·t,idiable isla de amor. Están lasmuchachas de cara bonita y el cueropo bien formado y las que se confor·man pensando que tienen talento.Están, además, las fachadas de en·frente, los bien compartidos balco·nes de las residencias de la rambla,cuyos moradores salen también afestejar la brisa, tomar un refrescoo charlar. Balcones tumultuosos yfecundos, de domingo ocioso, quesirven de mirador para esa otra col·mena u hormiguero hirviente quees la playa cercana, de donde llegaintacta la risa de una mujer, querebota de una sombrilla a otra.

Pocitos a la hora diecisiete. Esca·parate de vanidad y de hermosasmujeres. De exhibicionistas que sien·ten el deseo implícito de mostrarse.De madres que van por turno areclamar sus chiquillos perdidos aldespacho de la Policía Marítima. Degente que provoca un malón si vea una muchacha en bikini. De genteque se mira y recela. De gente quese mira y llega a entendimientode tácita tolerancia. De gente quese mira pensando que va a arderTroya, si cada uno de los vecinoscircunstanciales no respeta los líomites y el sitio de la sombrilla cuyasombra enmarca la zona de los do·minios personales.

J. R. CRAVEA(Suplemento Dominical de "ElDía", 26 de febrero de 1961.)

Un nuevo mundo de residenciassurge asi sobre el antiguo pasadode lavanderas, inmigrantes italia­nos y bañistas recatados.

La técnica edílícia irrumpe jun­to al mar. Pocitos se va a lasnubes. Desde la década del 40, mo­dernas construcciones que emulanlas de Copacabana sustituyen ver­tiginosamente a los viejos chaletslevantados frente a la rambla.

Hoy Pocitos es residencia de fi­guras represep.tativas -hombrespúblicos, escritores, industriales,comerciantes, hacendados, profesio­nales, profesores- y de una clasemedia culta. Allí tuvo su taller JoséBelloni, que puso en parques yplazas de la ciudad, el toque dela gracia estétíca. Pocitos es tam­bién corazón elegante de la ciudad.la plenitud de una vida soleada quese beneficia con el perpetuo rumorde las olas, con el viento fresco,con el diálogo cordial y reiteradoentre las aguas del rio como mary el Gran Montevideo.

VILLA DOLORESEl Jardín Zoológico de Monte­

video donde tantas horas de solazpas~ los grandes y los chicos enlas horas largas del domingo, na­ció de una iníciativa particular.

Alejo Atanasia Rosell y Rius,nacido en 1848, fue el comercian­te, hacendado Y filántropo que hi­zo posible el surgimiento del zooló­gico. Casado con Dolores Pereira,nieta a la vez del presidente Ga­briel A. Pereira y de Félix Buxa­reo la obra de estos esposos es­tuv~ orientada, como espiritus lí­berales que eran, a las empresasde orden filantrópico, en especiallas vinculadas con la ayuda a los

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Villa Dolores: el viejo y clásico paseo donde la niñez tiene un paraisopropio en la ciudad.

niños y con el mejoramiento delas condiciones de salud del país.

Una de las caracteristicas de supersonalidad está presente en elsiguiente dato. Dueño de numero­sísímas casas de inquilinato -en­tre otras, 3 grupos en el Reductocon 157 departamentos; en el Pa­lacio Colón (Cerrito 714 al 738,con 96 departamentos; un grupoen la calle Washington, con 24;

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otro en la plaza Zabala con 9 casasy otro en la calle Dr. EduardoAcevedo esq. Colonia con 12; pe­queños grupos en la calle Riveray en sus proximidades, etc.-, es­tablecían el monto de los alquile­res de acuerdo con la capacidadde los ocupantes.

Poco antes de morir, en 1918,Rosell y Rius donó sin condicionesal Municipio de Montevideo su

zoológico particular, llamado VillaDolores como recuerdo del nombre

.de su esposa.La afición de Rosell y Rius data

de 1890, cuando comenzó a colec­cionar en sus diversas fincas dis­tintos animales traidos de todaspartes del mundo. El gran provee­dor de fieras era el famoso Ha­genback, de Hamburgo, pero taIl1­bién fueron cuantiosas las contri­buciones del Dr. John N. Ruffin.de Nueva York.

En el año 1956 la antigua deno­minación de "Villa Dolores" fuecambiada por la de "Parque Pe­reira Rosell".

En la actualidad, los atractivosdel zoológico se han visto acrecen­tados por la construcción del Pla­netario Municipal, inaugurado en1955, que posee uno' de los másperfectos instrumentos de Améri­ca y una sala con capacidad paramás de trescientos espectadores.

"Villa Dolores" ha dado su nom­bre al barrio levantado en su al­rededor, hoy soldado por el pro­greso al cuerpo dinámico de laciudad.

Antiguamente, según el Dr. LuisBonavita, la chacra donde FélixBuxareo levantó su saladero englo­baba Villa Dolores y el arroyo delos Pocitos, que antes se llamóarroyo de Silva. Su terreno era eldel que fuera saladero de Silva,ubicado al este del actual parqueBat1le y Ordóñez, y tenía comolindero al saladero de Pereira. Ensu predio, afirma Horacio Arre­dando, Felisa Buxareo de Cibilslevantó la capilla de San Félix enrecuerdo de sus padres, Félix Bu­xareo y Petrona Reboledo.

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En la que fuera casa-quinta del escribano Manuel José Sainz de Cavia,en las cercanías de este viejo palomar, Artigas dictó las llamadasInstrucciones del año XIII.

TRES CRUCES,LA BLANQUEADAY PARQUE BATLLE YORDOÑEZ

El casi no nombrado -aunqueexistente- barrio de las Tres Cru·ces se halla situado en el crucede las avenidas 8 de Octubre eItalia (antiguo camino de la Aldea).

Según Isidoro de Maria el lugarrecibió su nombre "por las TresCruces de Madera que señalaraa principios del siglo XVIII el lu·gar donde se consumó el asesinatode tres victimas por malhechores".

En 1812, antes de llegar el ge·neral Rondeau a formalizar el si·tia de Montevideo, las partidas vo­lantes del intrépido artiguista Culota se aproximaban a Tres Cruces,retirándose en horas de la nocheal Peñarol o a Las Piedras.

En dicho paraje se encontrabala chacra de la que Manuel Sainzde Cavia fue "colono arrendata­rio", donde Artigas reunió en 1813el Congreso de Diputados Orienta­les para leerles sus famosas Ins­trucciones, donde fundamenta prin­cipios de libertad y de derechoshumanos. El 5 de abril, en esa ca­sa, el prócer enumeró los capítulosde su inmortal herencia civica an­te los diputados Suárez, Barreiro,Larrañaga, Vidal y Méndez. Aúnsubsiste un torreón ubicado juntoa un ombú en el predio de la quefuera chacra de Cavia, pero deépoca posterior, frente a la calleAvelino Miranda.

En los primeros tiempos de nues­tra República se encontraba esta­blecido en Tres Cruces el salade­ro y grasería del español Francis­co Martinez Nieto, establecimien-

to que luego perteneciera a GabrielAntonio Pereira y que dio un pro­greso decisivo a la industria de lasgrasas, con la utilización del vapor.

"Fue ésta -dice Jorge Grün­waldt Ramasso- la primera in­dustria que, en la República, sevalió de este fluido como trasmisordel calor, pero no como fuerzamotriz." Agrega el autor estos da­tos de interés: "En el año 1831-se presume- fue importada deInglaterra la primera caldera devapor" con aquella finalidad, y en1832 Martinez Nieto obtuvo "elmedio de extraer la grasa en grue­sas cantidades de varios residuos

animales, entonces sin destino útil,por una feliz y simple aplicacióndel vapor imaginado por él. El dis­positivo construido por MartinezNieto debió consistir en tachos dehierro recorridos por serpentines,en cuya agua sobrenadaban lasgrasas fundidas."

El procedimiento de MartínezNieto fue adoptado y perfeccionadopor otros saladeros, y tan prontocomo el uso del vapor fue utilizadoen mayor escala, la grasa y elsebo se constituyeron en importante'rubro de exportación en la épocaOtro saladero situado en T?:es Cru­ces, hacia el principio de la cuarta

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década del siglo XIX, el de JuanHall. también incorporó otros ade­lant¿s: cancha con piso artificial,techo para desollar y torno.

Un episodio heroico tuvo lugardurante el Sitio Grande en TresCruces, cuando el coronel José Nei­ra, defensor de Montevideo, cayómortalmente herido de bala el 17de noviembre de 1843, cuando avan­zaba en misión de reconocimientocon una guerrilla de veinte hom­bres. Para impedir que el cuerpode Neira fuera profanado por losenemigos, el CneL Garibaldi y ungrupo de legionarios italianos ata-

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caron los puestos enemigos y res­cataron el cadáver tras violentalucha.

Cercano a la zona se hallaba laChacra de la Paraguaya. En ella,según el relato de Carlos Anaya(ellO de octubre de 1811, segúnlo afirman algunos autores), Arti­gas habría sido designado Jefe delos Orientales, en asamblea de ciu­dadanos, ante el diputado del go­bierno de Buenos Aires Dr. JoséJulián Pérez.

Otros investigadores opinan quedicho pronunciamiento del pueblooriental tuvo lugar el 23 de octu-

bre de 1811, en las márgenes delrío San José, lugar donde se re­cibió la ratificación del armisticiopactado con Buenos Aires.

El historiador Dr. Luis Bonavitasostmne que el actual Parque Cen­tral formaba parte de la Chacrade la Paraguaya. En su aporte depruebas ha publicado un fragmentodel plano de Zerbino de 1798, orde­nado por la Junta Municipal dePropios, que ubica la casa de Jua­na Suárez (a) La Paraguaya en8 de Octubre y Garibaldi. Hemosobservado el original aludido, enel Museo Histórico Municipal. y enél no identificamos dicha referen­cia. Igualmente el Dr. Bonavita hapresentado otro fragmento del pla­no copiado por el agrimensor B.Vazaño el 8 de octubre de 1858.correspondiente a los terrenos depropios del Cabildo de Montevideo,que inscribe dicha casa en la ubica­ción citada. Según una cita de Isi­doro de Maria que figura en su"Montevideo Antiguo", el plano ori­ginal habria sido levantado por elantiguo inspector de caminos JuanOrta.

Para quien le interese actualizarel tema, cabe agregar que el planodedicado en diciembre de 1813 aGaspar Vigodet, cuya copia exis­tente en Madrid publicó el Dr. Car­los Travieso en su obra "Montevi­deo en la época colonial", ubicacon el N' 24 la "Chácara de laParaguaya" al norte de la calleMonte Caseros en las cercanias dela actual Avda. Garibaldi.

A su vez, el Arq. Carlos PérezMontero, trabajando con un viejoplano existente en el Museo Histó­rico Municipal, descubrió una abre..viatura "ns Paya" -identificada

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como "nombre supuesto: Paragua­ya"- junto a una casa aislada so­bre la actual calle Monte Caseros.en las inmediaciones de la actualcalle Duvimioso Terra (Victoria) yactuales calles La Paz, Goes yMiguelete. Ésta seria, a su juicio.la ubicación contemporánea de laChacra de La Paraguaya.

La base del "Gran Parque Ceru­tral" fue una donación hecha ensu testamento por el Sr. AntonioPereyra y Vidal. fallecido en 1907.En dicho documento donaba 11 cua­dras de su saladero para hacer unpaseo público, con la condición quellevara su nombre. Su donaciónfue aceptada, pero como dicha su­perficie no era suficiente para des­tinarla a parque, el Poder Ejecuti­vo resolvió agrandarla adquiriendo.ese mismo año, 37 hectáreas deterrenos contiguos al anterior y, en1913, otras parcelas más.

Su destino deportivo tuvo co­mienzo el 25 de Mayo de 1900, enoportunidad del encuentro entre el¡'Deustcher Fussball Klub Monte­video" y el "C.U.R.C.C.", en el cam­po cedido por el directorio de laempresa del tranvia a La Unión yMaroñas, en camino Cibils casi 8de Octubre. En esa parte de suamplio predio el Club Nacional deFootball, coincidiendo con el 45"aniversario de su fundación, inau­guró en 1944 las instalaciones desu actual estadio deportivo.

Los sectores más amplios fueronarbolados hacia 1911 y diseñadospor el arquitecto y proyectista deparques y jardines Carlos Thays, quedio asi al Gran Parque Pereyrauna elegante fisonomía paisajística.El triunfo de las armas aliadas dela Primera Guerra Mundial (1914­1918) cambió su nombre por Parque

La famosa escultura de Belloni "La carreta" y la mole ciclópea delHospital de Clínicas, estampa del parque José Batlle y Ordóñez grataa los visitantes de la capital uruguaya.

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lo zono del porque Batlle y Ord6ñez, vasto geografía de silencio y abrazo vegetal de la ciudad.Foto; Servicio Geográfico Militar.

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de los Aliados y en 1930 se le de­nominó finalmente "Parque BatlIey Ordóñez", en homenaje a dichogobernante, fallecido el año ante­rior.

En la actualidad posee una su­perficie de 60 hás. donde se hallanel Estadio Centenario, máximo es­cenario deportivo uruguayo dondeel seleccionado uruguayo de fútbolse clasificó campeón mundial en1930; la pista de Atletismo de laComisión de Educación Fisica, elVelódromo Nacional y los monu­'mentos a la Carreta, de Belloni,al Dr. Luis Morquio, a! Maestro.a! Dr. Francisco Soca, al Gral.Eugenio Garzón, a Franklin DelanoRoosevelt y el Obelisco a los cons­tituyentes de 1830, entre otros.

La actual iglesia llamada de Tie­rra Santa, que domina con su espi­gada silueta un amplio trecho de laavenida 8 de Octubre, tuvo su hu­milde origen en una "comisariafranciscana" creada en el lugar--poblado de terrenos baldios o de­dicados al cultivo de hortalizas yfrutales- hacia 1894 y convertidaen sede edilicia por 1897, en insta­laciones precarias y humildes. Dosaños después se coloca la piedrafundamental de la que seria, conel tiempo, la Iglesia de Tierra San­ta. En el 1919 la iglesia fue ele­vada a la categoria de Parroquiacon el nombre de "Nuestra Señorade los Dolores".

Por 8 de Octubre hacia afue­ra, siguiendo la línea de alturasde la Cuchilla Grande y desde laactual calle Jaime Cibils, se en­contraba La Blanqueada, cuyo nom­bre según Orestes Araújo "derivade una casa blanqueada que huboallí". Hacia 1912 tenia el mismonombre una de las principales ca-

Una tarde de sol en el estadio Centenario. Aquí, el montevideanoolvida fugazmente su límite. de resistencia ante la crisis, que tambiénha llegado al fútbol.

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sas de comercio que existian en esearrabal montevideano de entonces.

En La Blanqueada se encontrabael campo de juego del MontevideoCricket Club, fundado el 18 de ju­lio de 1861. Ocupaba un prediosituado en la ubicación actual delHospital Militar, rodeado de quin­tas y chacras, que luego tuvieronQue abandonar en julio de 1892.

El cricket, según José L. Buzzettiy Eduardo Gutiérrez Cortinas, "fuenuestro primer deporte organizadoy el más querido y apreciado porla colectividad británica, que a tra­vés del tiempo intentó implantarloprimero con el Victoria, en 1842,después con el Montevideo en 1861,posteriormente con el CURCC en1891".

Alli, en La BlanqUeada, se rea­lizó en 1881 el primer match defútbol interc1ubes entre el Monte­video Cricket y el Montevideo Ro­wing y el primer match rioplatenseel 15 de agosto de 1889, entre el"team" de Montevideo y el de Bue­nos Aires.

En este campo del MontevideoCricket Club se practieó posterior­mente tenis, mientras en otrosituado a pocas cuadras jugaronequipos de fútbol y de rugby.Hacia 1891, según dichos autores,el deporte británico l.ogrará suapogeo en nuestro medio en cuan­to a organización y programaciónse refiere.

El Hospital Militar Central fuelevantado por el aporte privado delos militares, a iniciativa del Cne!.Pedro de León. En 1905, luego demás de quince años de trabajosreuniendo fondos, la obra quedabaterminada. Fue así entregada alEstado, que el 18 de julio de 1908la inauguró solemnemente. Otras

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importantes instituciones castren­ses de la zona son el Servicio deMaterial y Armamento y el Insti­tuto Militar de Estudios Superio­res.

Numerosos sanatorios y clínicasparticulares, importantes mutua­listas, laboratorios y hospitalescaracterizan a la zona. Entreellos, el Hospital Británico y elHospital Hurnberto' 1 (Italiano),éste de severas y puras lineas re­nacentistas, construido entre 1885y 1890 bajo la dirección del arqui­tecto italiano Luis Andreoni.

A su vez, el hospital PereiraRossell fue edificado sobre Un te­rreno donado a tal fin por donAlejo Rossell y su esposa doña Do­lores Pereira. En 1900 se decretósu creación por el gobierno de JuanLindolfo Cuestas y en 1902 dieroncomienzo las obras. Los planos deeste hospital, dedicado a niños, ma­ternidad y ginecologia, fueron tr8l­zados por el arquitecto francés Hen­ri Ebrard y se libró al serviciopúblico en 1908.

El monumental Hospital de Clí­nicas "Dr. Manuel Quintela", nom­bre que lleva en homenaje al autorde la iniciativa, fue erigido sobreproyecto del arquitecto uruguayoCarlos A. Surraco. Para llevarloa cabo fue menester trazar 2.500planos, 10 que da idea de su mag­nitud. Tiene en sus veintidós pisosmás de 2.000 ambientes. Más de uncuarto de siglo dedicó el Dr. Eduar­do Acevedo al cuidado de la erec­ción de esta gran obra nacional,en la que intervinieron 30.000 obre­ros, en su mayoría espet:ializados.

La zona actualmente se encuentraen una etapa de transformaciónurbanistica, luego de haber sido

descongestionado en parte su ín­tenso tránsíto de vehículos automo­tores por el túnel que COrre pordebajo de la Av. 8 de Octubre,desde Presídente Batlle hasta suintersección en Colonia.

En la plaza Artigas se constru­ye, con justicia histórica, el manu-

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Estampa de princIpIos del siglo XX. Molino "La Llave" de Delia Celia, en la calle Pan de AzÚuo. 'ltntreCabrera Y Timoteo Aparicio. Al fondo spbre la derecha, se ven los molinos del "Galgo". Uno de ellos,subsiste en el predio del Club Atlético Unión (call e Pan de Azúcar y Timoteo Aparicio). En sus aleda­ños se levantó la Plaza de Toros de La Unión, en la ubicación de la actual plazuela de Pamplona y Odl.>nse.Otros testimonios centenarios de nuestra industria harinera puede aún ver el montevideano, que tantoignora la historia de su ciudad, en el predio de la calle Molinos de Raffo al 776, cercano a la Av. Millón.

nu·

mento ecuestre al Gral FructuosoRivera, obra dél escultor argentinoJosé Fioravanti y del arquitectoCarlos C. de la Carcova. Montevi­deo sigue postergando el mismohomenaje, instituido por ley del 7de diciembre de 1961, al libertadorJuan Antonio Lavalleja.

SOCHANTRES Y LA ALDEALos núcleos de población que se

conocian con estas denominacionesa principios de este siglo estabansituados, el primero, Sochantres,contiguo a Tres Cruces, entreel entonces Camino 8 de Octubre

y el que conducia a La Aldea,actual Avda. Italia, como ya diji­mos. Ese último se hallaba ubicadoentre La Blanqueada y la Villa dela Unión, de la cual estaba separa­do por el Camino de Propios.

La zona de "La Aldea", segúnel escribano Ramón Ricardo Pampin

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comprendía, aproxímadamente, loque dentro de la nomenclatura ac­tual delimítan la Avda. Italia, ca­lle Las Heras, Av. Ramón Anadory el bulevar José'Batlle y Ordóñez.

Dio nombre al primer paraje unvecino de apellido Sorchante, y noSochantres, como luego quedó de­formado. Fígura así inscrípto en elplano levantado en 1867 por elagrimensor P. D'Albenas, comoestablecido sobre la actual Avda.8 de Octubre en su interseccióncon la Avda. Garibaldi. Otro plano,el del Agr. Pedro Pico, de 1846,en tiempos del Sítio Grande, lo se·ñala en una ubicación cercana, don.de existia un vigía. Sochantres, ha¡.cia 1912, era un paraje pobladode quintas, casas de recreo y co·mercios.

Orestes Araújo publica una nó­mína de primeros pobladores y ve­cinos de La Aldea, entre las cualesse encontraba doña María (a) laBuena Moza, en cuya quinta huboun oratorio y un cementerio. Segúnanotaciones del Dr. Luís Bonavítaque obran en nuestro poder, supredío estaba situado sobre Larra·ñaga.

El mismo autor afirma, que 'Ma·nuel y Jaime Illa y Viamont com­praron' en La Aldea, en 1832, uncampo en el que ínstalaron un sa­ladero, que vendieron en 1851 aJuan Gowland. Estaba compuestode 59 cuadras, cruzado por el arra·yo de la Buena Moza.

Estas zonas se van uniendo en·tre sí al fundarse otros barrios, cO­mo los de Rívadavía (1892) y Ge·neral Flores (1896), ambos levan­tados por Francisco Piria.

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GOES: UNA LEJANAVOCACION COMERCIAL

El Camíno de la Figurita, unode los caminos de entrada aMan·tevídeo, fue denominado, desde el20 de diciembre de 1866,' Camínode Goes.

No sería éste, como se ha dicho,el Camíno de Juan de Toledo(Juan Gil de Toledo, vecino pobla­dor de Montevideo, según Juan A.Apolant).

En su "Geografía del Departa­mento de Montevideo", publicadaen 1898 por Julián O. Miranda,

EL SATANLa fiebre especulativa de la dé·

cada del 80 había llegado a Goes,traída por ese hombre inquieto yfinancista discutido que fue el es·pañol Emilio Reus. "Satán en perosana no habría producido en Mon·tevideo la revolución que en todaslas clases sociales produjo la pre­sencia de Emilio Reus", dijo sucontemporáneo, Domingo González.Ambícioso especulador o empresa·rio creador, Emilio Reus, ígual queel pintoresco y más sólido Fran·císco Píría, dejó huellas en latoponimia ciudadana, y las vivien·das populares que levantara a uncostado de Goes, en el Barrio dela Humedad, y que aún existen,llevaron su nombre. Hoy, ingrata.mente, la zona se llama oficialmen.te Villa Muñoz, pero el pueblole sígue recordando como BarríaReus. La sociedad conservadora dela época no vio, o no quiso ver,el intento del desgraciado Dr. Reusde construir viviendas baratas para

afirma dicho autor que el Caminode la Cuchilla Grande, o de Juande Toledo, nacía en Marañas, pasa­ba por Piedras Blancas, y siguien­do en gran parte el curso de laCuchilla Grande entraba al depar­tamento de Canelones, después decruzar el arroyo Toledo.

El camino Goes, que comenzabaen la plaza Sarandí, evocaba consu nombre a los hermanos Goes,SCÍpíón y Vicente, que según Ruy'Díaz de Guzmán introdujeron aAsunción desde el San Vicente, Bra­sil,hacia 1555, un toro y siete vacas,que luego, con su multiplicación y

DE GOESlas familias pobres. Los grandescapitales, los del Estado inclusive,sólo se preocupaban por financiaredificios de segura renta, olvidandoque los humildes tienen necesidadde un techo que los ampare y ter·mine con la obligación de pagar unalquiler cada día más abrumadorque al cabo de cincuenta años nosirve siquiera para que el eternoinquilino sea dueño de un solo la·drillo de la casa que habitó todauna vida. El comentarista olvidóque Emilio Reus murió atendidopor la caridad de sus vecinos enla humilde pieza de una casa ubiocada en la calle Yaguarón, cercade 18 de Julio, donde está hoyinstalado El Día. Aún se recuerdala lista de personas que contribu·yeron para pagar el entierro delSatán de Goes.

En "Goes y el viejoCafé Vaccaro", 1948.

por JUA.."I' CARLOS PATRÓN

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Aqui estamos en la esquina de la Avda. Gral. Flores y DomingoAramburú, la del café Voccar.c>, una tradición de Goes.

otros aportes, a lo largo del tiempoiban a inaugurar nuestra Edad delCuero.

Las caravanas de carretas carga­das de frutos del pais tenían comonatural destino la actual plazade Cagancha, mal llamada Li·bertad, donde se encontraban losmercados abiertos de productos

agrícolas y ganaderos. Pero la ciu­dad crecía y exigía nuevos espaciospara la edificacíón. Ello determinóque en 1856 el gobierno de GabrielPereira decretara el traslado de di­chas ferias a la plaza Sarandí. Elcamino que seguía la pedregosacresta de la Cuchilla Grande con­tinuaría cumpliendo con su misión

comercíal, pero la feria fue despla­zada a las orillas de la cíudad, elcinturón donde el campo y la na·ciente gran urbe entablaban sudiálogo.

Diez años más tarde se acentúala importancia económica de la zo­na. En el 1866 el gobierno delgeneral Flores obtuvo de los her­manos Guerra la cesión de ampliosterrenos donde ,hoy se levanta elPalacio Legislativo y la Facultadde Medicina. Al finalizar el añose inaugura en el lugar un vastomercado de frutos, que englobabaen su seno a la Plaza de Carretasy que tenía por límites, al este, lacalle José L. Terra, por el oesteMarcelino Sosa, por el sur Yatayy por el norte, la actual Isidorode María. Dicho mercado tenía unajetreo permanente; en él la ciu·dad adquiría los productos de lacampaña y ésta se asomaba, ca'lrtelosá, al bullicio cosmopolita.

Esta actividad comercial, desa­rrollada en el punto de partida deun camino que se prolongaba haciael Cerrito de la Victoria y desdeel almacén de La Figurita, por laactual avenida Gral. Garibaldi, ledio a Goes temprana y decisivafisonomía

Alrededor de la plaza-feria sur·gieron modestos pero abundanteslocales. En ellos se alojaban pul­perías, almacenes, fondas, corralo·nes y barracas de acopio. Predomi­nan las casas de material sobre losranchos. Dice el Dr. Juan CarlosPatrón en sus amenas crónicasanecdóticas e histórico-costumbris­tas sobre el barrio Goes, que delas tres pulperias que en poco tiem¡.po fueron instaladas alrededor dela plaza., la preferida era la delGaucho, fundada antes de 1870,

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donde hoy se cruzan General Flo.res y Yatay. Agrega dicho autor que"en la azotea del edificio se aso­maba un gaucho con una copa enla mano, construido en terracota".La Pulperia del Gaucho "fue lamadre espiritual del almacén deYirumin, el que a su vez fue pro.genitor del Viejo Café Vaccaro, pa­dre este último del Gran CaféVaccaro, el infortunado edificio decuatro pisos".

Si bien la vocación comercial deGoes le otorga un memorial detransporte e intercambios, otra his­toria de guerreros alborea en suscomienzos.

Triunfantes las tropas patriotasde Rondeau en el Cerrito, las fuer­zas realistas de Vigodet se retira­ron por el camino de Goes, en lamañana del 12 de diciembre de1812, para buscar amparo en elabrigo· de la ciudad murada. /

A partí< de febrero de 1843, mesen el que el ejército del Gral. Oribepone sitio a Montevideo, dicho ca­mino es entonces via de ir y venirde las tropas y de episodios deguerreros como el de la muertedel coronel Marcelino Sosa, caídoel 8 de febrero de 1844 en un lugarcercano a la playa de la Aguada,luego desaparecida a consecuenciade las obras de construcción delpuerto de Montevideo. MarcelinoLucas Sosa habia tenido interven>­ción personal en las batallas deRincón, Sarandi, Ituzaingó y Ca.gancha.

El 20 de febrero de 1865, lastropas del Gral. VenanCio Flores,culminando la que él llamara Cru.zada Libertadora, en la que sangrede hermanos habia vuelto a correr,entraron en Montevideo por el vie-jo camino de la Figurita. El Mercado Agrícola, "motor que impulsó la prosperidad de Goes".

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Un centro de la actividad nocturna de Goes: el que fuera café deCaballero.

s".

Un buen día, la ciudad sale de­decididamente a su encuentro. En1880 se establece, por iniciativaparticular, la empresa del TranvíaOriental, que une la barriada conel.centro Y sur de la urbe.

Para sustituir los barracones,que no estaban ya a tono con el mo­vimiento comercial de la zona, seconstruyó el Mercado Agrícola. Enun terreno donado por Carlos H.Cracker -hubo cinco donantes deterrenos, que por lo visto deseabanvalorizar sus propiedades-, se co­locó el 30 de diciembre de 1906la piedra fundamental. La estruc­tura fue traída de Europa y per­tenecia a un stand de una expo­sición ganadera. La obra quedóterminada por 1913. Todo el día,desde entonces, funcionó el mel:'­cado. Su activo intercambío creóen su derredor una vida ajetrea­da, pintoresca, que impulsó, comose ha dicho con acierto, la pros­peridad de Goes.

El siglo XX con su inquietudrenovadora levanta en 1908 el nue­vo edificio de la Facultad de Me­dicina. Se comienzan alli cerca, enLa Aguada, las obras del PalacioLegislativo. El camino de Goes eraa su vez, desde 1908, la avenidaGeneral Flores. Y la llegada delhormigón, en 1926 completó elcambio de fisonomía de la zona,que el ómnibus unió, más inten­samente, al corazón de la ciudad.La. avenida General Flores estáhoy flanqueada de comercios, enespecial mueblerías y bares. Laactividad comercial del barrio noha. decrecido, pero tampoco ha evo­lucionado en los últimos años.

Ya no se realizan los famososbailes del café Vaccaro, ni las te­nidas teatrales en el "Fénix", donde

Brussa y Heraclio Sena alterna­ban con los aficionados del lugar,bajo la luz de las candilejas. Perola vida sencilla y animada deGoes, que ha dado tantos profe­sionales y personajes populares derenombre, se sigue excitando antelos paseos nocturnos de las pare­jas y el trabajo constante y labo-

rioso, que señala los pasos de sushoras y sus días.

VILLA MUÑOZ: EL EMPUJEDE REUS

La actual Villa Muñoz, creadapor el genio especulador del Dr.Emilio Reus y Bahamonde, nació

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de un erial edilicio y de unrasmo económico. y paraJos hilos de esta historia ClUloaOa­na es necesario volver al ayercontemplar el panorama delen el último tercio del siglo

Por los años 1875-1876 la ciudadde Montevideo atravesaba una si­tuación angustiosa, secuenciasometimiento del país "al rigor delcuartel", de la postración fínan­ciera de la plaza, de ladumbre creada por la tUlnultuosarealidad política uruguaya.

Un cronista de la épocaque, a consecuencia de esta gene­ral decadencia, "el conjuntosuntuosos edifícios construidos enla floresta de Montevideo en épo­cas de fomento, así semejaban des­pués, en su soledad y tristeza,a panteones de familia". (J. A.Giménez).

Una década después, hacia 1887,el panorama ya era otro. Habianrenacido la confianza y el espíritude empresa. Vienen capitalistas deBuenos Aires, unos con el propó­sito de especular con la comprade terrenos y otros para fundarbancos de construcción y de cré­ditos. La tierra comenzo a cotizar­se a muy altos precios, a tal pun­to que llegó a niveles desmedidos.Este frenesí no duró mucho. Sinembargo, un hombre con empujeatrevido y tremenda energia crea­dora hizo perdurar su nombre has­ta nuestros días.

La meteórica carrera del Dr.Reus en el Rio de la Plata sólocubrió el lapso de cinco años.Cuando llegó a Buenos Aires en1886 tenía 27 años de edad. Enplena juventud, este alicantino ha­bía tenido tiempo de ser abogadoy jurisconsulto de consejo, doctoren filosofía y letras, traductor y

Un remate en Villa Muñoz. Publicidad 1911.

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El Barrio Reus al Norte, en plena construcción.

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prologuista de las obras de Espi­nosa, autor de obras jurídicas, di·putado a Cortes, director de la R~vista de Jurisprudencia.

Pero la personalidad de Reusera múltiple: detrás del hombrede leyes, del investigador de gabi­nete, del escritor y el orador, seperfilaba un hombre de negocios,

un ziDancista y especulador osado,que había revelado sus dotes aljugar audazmente en la Bolsa deMadrid. Como empresario, habíadirigido el canal de Écija.

Ya en Buenos Aires realizó jue­gos bursátiles que le reportaronen poco tiempo medio millón depesos, que perdió prestamente. Pe-

ro como cumplió con sus acree-­dores, siguió contando con la con·fianza y el respaldo de grandesfortunas argentinas.

En época del gobierno del Gral.Tajes se llamó a una especie .deconcurso para la organización delBanco del Estado que se proyec­taba. En tales circunstancias el

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Dr. Reus cruza el Plata y organizaun consorcio integrado por capita­listas del volumen de Duggan,Cassey, Ayarragaray y Drysdale,fundando en nuestro medio el Ban­co Nacional.

Fue su primer paso. Pero susopositores, que los tenía y muchos,lograron que a los once mesesse alejara de la gerencia del nuevobanco. Su empuje, en vez de men­guar, se acrecentó extraordinaria¡.mente. Formó entonces una Com­pañía Nacional de Créditos yObras Públicas, integrada con uncapital de veinte millones de pesos--de los de aquella época-, divi­dido en 200.000 acciones de cienpesos cada una, y se lanzó de nue­vo a la lucha. Entre sus primerasobras figuraron un establecimien­to de baños hidroterápicos y elBarrio Reus al Sur.

No obstante, acariciaba proyec­tos aun mayores para Montevideoy éstos cristalizaron, pese a todoslos inconvenientes humanos y na­turales que salieron a su paso, enel bloque de viviendas que hoyconstituyen Villa Muñoz.

Para llevar a cabo su idea deconstruir todo un enorme conjuntode casas sólidas, funcionales y ba­ratas necesitaba el Dr. Reus uncolaborador avezado. Y pronto lohalló en la persona del teníentecoronel Marcelino Santurio. J!:ste,que había residido en Europa, apro­vechó su experiencia de viajerointeligente para estudiar los ba­rrios de viviendas económicas, a~tos para alojar decentemente a lagente de trabajo. Una vez en Mon­tevideo trató de encontrar un em­presario dotado de capital y ambi­ciosos propósitos. Con Reus uniócapacidades y esfuerzos.

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El lugar donde concentrarían to­dos sus fuegos, fue la chacra deEcheverria. con 68 hectáreas desuperficie, que extendia sus tierrasentre el Barrio Lavalleja -fun­dado por Francisco Piria en 1885,en la zona que encerraban los ca­minos de Goes, Figurita y Pas­tor- y la zona conocida por LaHumedad, que comprendia lasquintas de Muñoz, Béjar y Hoc­quard, y denominada así por lahumedad que le trasmitia un bra­zo del arroyo Seco, que cruzabaesas tierras que formaban hond<J'.nada.

La compra se efectuó a razónde $ 0,40 el metro cuadrado. Unavez delineadas las calles y esta­blecida el área de los solares seiniciaron las obras edilicias el mesde marzo de 1888.

Nunca el Uruguay habia cono­cido trabajo de tal envergadura.Más de 2.000 hombres por dia seajetreaban en las construcciones.500 carros de carga iban y venían,trayendo arena y ladrillos, cal, pi­zarras y vigas. Los hornos de la­drillo no daban abasto. Superadala producción de los montevidea­nos, se debió recurrir a los hornosde otros departamentos del Uru­guay. Una pequeña humanidad afa­nosa vivia en las obras.

Fueron así surgiendo, con cele­ridad pasmosa, 27 cuerpos de edi­ficios ubicados sobre 18 manzanasque en total albergaban 531 casas.Los grandes pabellones -estaban -yestán- separados por amplias ca¡.lles principales y secundarias; po­seían además conexiones con lasaguas corrientes y con los cañosmaestros.

El Dr. Reus· tenía además clarasnociones de los problemas deltransporte. Por eso su pequeñaciudad estaria unida al centromontevideano por los cordones um­bilicales de los tranvías de doslineas: la Oriental y la del Re­ducto.

El Barrio Reus al Norte, cuyadécada de los años veinte de estesíglo ha sido recreada con nostal­gia y cariño por Gualberto Fer­nández, se iba levantando en unazona alta, soleada, libre del estan­camiento de las aguas, extendién­dose entre las calles San Fructuo­so e Isla de Gorriti, por el norte;Constitución, por el este; Guaviyú.por el oeste; Libres, por el sur.

Las obras iban en marcha, a rit­mo acelerado. Pero la naturalezay las contingencias humanas se eru­cargarían de obstaculizar los tra­bajos. En el invierno de 1888 lalluvia se ensañó como nunca: du­rante 78 días el mal tiempo para­lizó las obras. Por otra parte lacrisis que se abatía sobre la -eco­nomia uruguaya sumió a la com­pañía del Dr. Reus en la ruina.Era necesario, empero, salir a to­da costa de la impasse. Cassey yla Compañía Nacional de Créditosy Obras Públicas, para enjugar enalgo las pérdidas, resolvieron re­matar las casas. Las ventas inicia­les de 1889 fueron realizadas porun hombre que, como ya hemos di­cho, tendría excepcional influenciaen la hístoria edilicia .montevideal.na: Francisco Piria.

Para dar el ejemplo y levantarel ánimo de los futuros comprado­res, el propio presidente Tajes ad­quirió la primera casa. Pero elpúblico no respondió como se es­peraba. Todo el barrio formó par-

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A veces también son convertidos en adefesios los testimonios t'epresentativ.os del pasado histórico. (Proade Inca y Arenal Grande).

te de la quebrada Compañia Nacio­nal y luego pasó a integrar el ca·pital del Banco Hipot~cario.

El Dr. Reus se vio burlado porun destino adverso. El remate desu bien amada obra y SUs otrosquebrantos financieros agravaronuna lesión congénita de su cora­zón y el 7 de marzo de 1891, a los32 años de una vida agitada y tUl'·bulenta, fallecia· en plena pobreza."El Día" , en su edición del diasiguiente, inscribió estos conceptos:

"Pobre murlO ayer don EmilioReus, el hombre más estrechamen­te vinculado a los progresos es"truendosos que cuatro años atrásse iniciaron en nuestro país. Ensu muerte no hubo nínguno deaquellos amigos fáciles que enri­quecieron a su sombra."

El Banco Hipotecario cambió elnombre inicial del barrio por el deVilla Muñoz, para honrar la me­moria de un jurisconsulto, políticoy periodista,el Dr. José Maria Mu-

ñoz, que habia sido en 1890 pre­sidente del Banco Nacional y, en­tre 1896-99, primer presidente delBanco de la República.

Hoy Villa Muñoz es una barria­da tranquila, habitada por muchasfamilias de origen judio, que inte­gran sU esfuerzo económico y sudescendencia a la nacionalídadoriental. El monumento edilicio deReus continúa en pie, prolongandosu nombre en el pueblo a travésde los años.

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BARRIOS DE ANDARSERENO Y DEBILVIGO~ EDILICIO

REDUCTOEl Dr. Luis Bonavita publicó en1950 un ilustrativo articulo en elque señala la ubicación precisa dellugar donde vivió el Cnel. JoséRondeau en 1813, en casa de Mar­tin Gulart, más conocido por Ma!­chín, a la que habia fortificadov convertido en reducto.. Dicha edificación se encontrabaen las cercanias de la esquina delas actuales avenidas San Martín yBurgues, y fue el origen de esteantiguo barrio.

Según lo consigna la revista"Rojo y Blanco" en 1900, la pa­rroquia del Reducto comenzó porser capilla y viceparroquia depen­diente del Cordón en marzo de1837. En marzo de 1868 la capilla,qUe hacia 1912 aún podia versea la altura de las calles Vilarde­bó y Reducto (hoy Avda. Gral.San Martín), pasó a formar par­te de la jurisdicción de la parro­quia de la Aguada. En noviembrede 1871 fue erigida en parroquiay cuatro años más tarde se levan·taba la actual iglesia, frente a laplaza Gral. Eugenio Garzón.

La esforzada acción del presbi­tero Antonio D'Elia hizo posibleque la iglesia señoreara sobre lacuchilla, con las decisivas donacio"nes de la morena Rita OlegariaPérez, qUe legó terrenos vendidosen más de 20.000 pesos para laVirgen de las Dolores, patrona desu parroquia; de Nicolás Zoa Fer­nández, que fuera senador y miem­bro del Consejo de Notables de laComisión Nacional de Caridad yBeneficencia Pública, y del Coro.nel Pedro S. Zás, gran cooperadoren el progreso de la zona.

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Desde el campanario de la nue­va iglesia del Reducto, A. Godeldocumentó en 1884 en una cono­cilla litografía la fisonomía del pa­raje, a partir del entonces Caminode Millán, extendido en el pañomulticolor de sus quintas, en direc­ción a la bahia.

La antigua capilla figura en elplano topográfico de la ciudad ycercanias de Montevideo levantadopor el agrimensor Pedro Pico en1846 y con más precisión en el delfrancés P. D'Albenas de 1867. Esteúltimo registra la ubicación de lasquintas existentes en la época; en­tre ellas, las de Vilardebó y deMargat.

En la quinta de Vilardebó se le­vantó en 1880 el Manicomio Na­cional, que se consideraba en laépoca, ya muy lejana por cierto, elprimero de América del Sur. Hacia1912 aún existía, contigua a suedificación, la antigua casa de sa­lud establecida en la misma quin­ta, adquirida por el Estado en1860 A los 50 años del falleci­miento del Dr. Teodoru M. Vilar.debó, naturalista e investigador de

nuestro pasado, al Asilo de De­mentes se le dio el nombre deHospital Vilardebó que hasta ahoralleva.

Pedro Margat, nacido en Versa·lles, Francia, fundó en 1841 suluego famoso establecimiento deagricultura en el Camino de Bur­gues, luego de estudiar nuestraflora y fauna y coleccionar avesy plantas para su envío al Museode Historia Natural de París.

Una publicación montevídeanadecía en 1890 que durante largosaños fUe el único proveedor de plan­tas finas en nuestro país y su pro­pagador en parte del Brasil y dela Argentina y que su gusto habíapresidido los plantíos de quintas yjardines que hermoseaban los al\­rededores de la ciudad, entre otras,las de Gómez, de Estévez, de Cas­tro, de Fariní, de Berro, de Raffoy de Piñeyrúa.

Su biógrafo, Marianu B. Berro,documenta que fue el primer intr.o·ductor de la camelia y de las pri­meras araucarias que llegaron alpaís.

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Entre el follaje de la plaza Gral. Eugenio Gqrzón, "El Obrero Urbano"de Bernabé Michelena, 'engalana el barrio del Reducto.

Margat dejó de existir a los 83años, en junio de 1890, luego dedilatado tiempo de labor fecunda,en el que tanto influyó en nues­tro progreso agricola y horticola.Sus hijos, Pedro y Alfredo, con­tinuaron en la quinta de Burgues.situada en las cercanias del arroyode Morales, los cultivos cientificosde su padre.

Hacia 1912 el barrio del Reductoera uno de los que más rápidamen­te habia prosperado. Tenia uñadensa población y una edificaciónde importancia. Abundaban en suámbito las fábricas, los talleres, losobradores. Contaba con un centroasistencial señalado: el Hospital·Asilo Español.

En la actualidad, Reducto, ba­rrio al cual se le ha descuidadoen el aspecto urbanístico, se en­cuentra detenido en su evolución,entre otras razones, por las gran­des áreas que ocupan el HospitalVilardebó y la antigua estación detranvias. Es, como se ha dichocon acierto, un corredor de paso,hacia adentro y hacia afuera dela ciudad.

Se ha repetido con insistencia quecon la misma cantidad de dineroque el Estado lograra por la ven­ta de aquel predio podria el Minis­terio de Salud Pública levantarun Hospital Siquiátrico modelo enlas afueras, lo que permitiría alparaje del Reducto organizarse co­mo zona residencial enjardinada.

En cuanto a la Estación Reduc­to, hace unos años se considerabaque levantando galerías externasbordeando su edificación, podríanfinanciarse obras de remodelacióny dinamizar la zona.

Este barrio del Reducto, del exParque Oriental con su recordada

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Un templo de la fe: la iglesia del Reducto.

cervecería "Munich" en BUl'guesy Bulevar Gral. Artigas y de laque fuera quinta del Dr. MartinAguirre, se prolonga en el llamadoBrazo Oriental, en una de cuyasquintas viviera durante décadas elcaudillo nacionalista Dr. Luis Al­berto de Herrera. En 1966 estaquinta situada sobre la Avda. quehoy lleva su nombre al 3760. fuelibrada al público, organizada co­mo Museo Civico.

FIGURITAPor orden de la Sociedad Fo­

mento Montevideano fueron rema-

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tados terrenos en enero de 1869,por Santurio y Escardó, en el pa­raje conocido por Figurita, lla­mado asi por un viejo comercio queexistia en el siglo XIX en la es­quina formada por las actualesavenidas Gral. Flores y Gral. Gari­baldi, al que llegara Oríbe consu estado mayor sin armas, en1845, en acto de confraternidad en­tre sitiadores y sitiados, según eltestimonio de Benjamin Poucel.Francisco Acuña de Figueroa citaa la Figurita como ya existenteen 1812.

El puente de la Figurita estabasituado sobre el Arroyo Seco, en

el paraje donde se cruzaban laavenida de Goes (hoy General Flo­res) y la calle San Eugenio (ac­tual Concepción Arenal). Las obrasde saneamiento del barrio Reus.como lo señala Orestes Araújo,"hicieron desaparecer el arroyo deese paraje, lo que hizo innecesarioel puente".

Aunque en planos de 1910 seconoce por Figurita el barrio con­tiguo al Reducto comprendido en­tre las avenidas Míllán y Gral.Flores hasta Av. Garibaldi, ya enplanos de 1930 aparece señaladocon esa denominación el barrio si­tuado en derredor de la calle Fi-

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Una típica ferio vecinal, lo de Marsella y Colorado, donde se ofrecenposibilidades paro lo variación en el alimento familiar.

gurita, al norte de la Av. Garibal­di y al sur del barrio Jacinto Vera,entre Av. Gral. Flores y el bulevarArtigas. En la actualidad lo distin­gue esa misma ubicación.

JACINTO VERAEste barrio, que lleva el nombre

del primer obispo de Montevideo,fue fundado por Francisco Piriaen 1895, al norte del barrio !tu­zaingó, en la que fuera quinta dePlatero.

En su ámbito tuvo lugar, en laentonces panaderia de Vidal (ac­tuales calles Lorenzo Fernández,Pedernal, Yaguari y Joaquin Re­quena), en setiembre de 1811, se­gún el Dr. Luis Bonavita, la Pri"mera Asamblea Patriótica.

Hacia 1912 sólo tenia algunascasitas y una población de sólounos 150 habitantes.

LA COMERCIAL

lleres y algunas artesanías. La ti­píca y proverbíal quíetud del ba­rrio quizás se deba a que la mayo­ría de sus habitantes son propie­tarios y viven serenamente en suscasas antiguas.

La zona era conocida en sus pri­meras épocas, cuando estaba po;­blada por quintas, por "La Hu­medad". La razón de este nombredebe buscarse en que un brazo delarroyo Seco atravesaba por estosterrenos y en las inmediacionesanegaba los bajos, tardando muchoen retirarse la humedad de lastierras, como ya lo dijimos.

En "El Ferro-Carril" de marzode 1871 se publicaron avisos quedaban cuenta de remates que pororden de la empresa La Comercial

realizó Florencia Escardó. El pla­no correspondiente había sido le­vantado por el Agr. Antonio Ma.Dupard en junio de 1870.

Se ofrecieron en venta 200 so­lares -frente a la plaza de frutosde las Tres Cruces y a las actua­les calle~ Patria, Victoría, Hocquart,Bella VIsta, Gral. Pagola y Cabil­do, entre otras-, de lO, 12 y 25varas de frente por 40 y 50 de fon­do. Por $ 2 semanales o $ 10mensuales, pagaderos en tres me­ses o más, los compradores se po­dían hacer propietarios.

Había además un horno de la­drillos, pileta, unos 20.000 ladrí­llos sueltos a bajo costo y "un in­menso aljibe manantial" de usocolectivo.

Este barrio de vida tranquila,adormilada, que casi no cambia defisonomia, tuvo en sus comienzosel aporte de contingentes de ita­lianos.

El primer grupo de estos penin­sulares laboriosos trabajaba en lasquintas que salpicaban con susverdes cuadrículas lo que hoy estáocupado por la edificación; ya eneste siglo, a partir de 1913, otrogrupo tenia SUs actividades en elcercano Mercado Agricola.

En los últimos años los israelíesque habitaban Villa Muñoz han des­bordado por esta zona y sus co­mercios avanzan como una cuñapor la calle Justicia.

Hay pocas industrias en La Co­mercial; sólo se ven pequeños ta-

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La cámara viajera recogió aquí una imagen típica frente a una escuela pública en La Comercial, en elinstante en que los niños abandonan las aulas. Pronto se encontrarán adolescentes, lidiando con sussueños, sus preocupaciones y sus luchas.

El mismo diario montevideano,con fecha 24 de marzo de 1871difundía el rumor de que los pro­pietarios de la empresa La Co­mercial eran el general Mitre yla casa Martínez de Hoz, de Bue­nos Aires.

El espíritu de empresa y la ac­tividad incansable de FranciscoPiria dejó también sus huellas enel Barrio Comercial, así denomi­nado en sus inicios, que hoy abra­zan las calles Miguelete, Cuñapirú,Arenal Grande y Bulevar ArUgas.

En el anuncio del remate de tie­rras que se iba a realizar el 22 dejunio de 1884 se caracterizaba asíel lugar: los terrenos a subastar,

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conocidos como antigua quinta deEugenio Courras, estaban situadosen las inmediaciones de las TresCruces y a tres cuadras de la Ca­pilla del Buen Pastor. Los cruza­ban las calles Hocquart, Sal Si Pue­des, Cufré y Nueva Palmira. Estacalle, se decia, "que sale de LaAguada y llega a tres cuadras deeste terreno, está toda empedrada".Como hecho digno de mención, elaviso destacaba que "el gran edi­ficio de la Penitenciaria sólo distados cuadras de este terreno" .

Detrás del actual Establecimien­to de Detención, inaugurado en1888, Se encontraba el barrio delRetiro. en terrenos que formaban

parte de la quinta de José de Bé­jar, de la cual dejara un apunteBesnes e Irigoyen. Fue fundadoen 1869 por el residente argentinoRamón Domínguez.

Llegado el dia del remate dePiria la propaganda es más expli­cita, más descriptiva.

Se encarece la futtt:u~r~a.n~I~~~~!1~dad de la zona al apróxima apertura de laPlaza de Frutos". Se diceque dentro de un mes emlpezal~án

los trabajos de empedrado yposturas de todos los caminoslos alrededores "para lo queya cuarenta mil pesostales".

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Las calles que pasan al frentede estos 471 solares "de inmensoporvenir" tienen 20 varas de ancho.

Estos solares no son un erial, noson sólo tierra y pasto. Están cu­biertos "con grandes parrales ymagníficos árboles de sombra".

Pero en medio de tantos loteshay uno que es "una taza de pla­ta". Todo el terreno, que mide4.000 varas cuadradas, "está llenode ricas y escogidas plantas, flo­res, naranjos, durazneros, damas­cos rusos, guindos de Suecia, man­zanos de Jerusalem, grandes árbo­les para sombra, una gran glorie­ta de jazmines del Paraguay, ungran parral, muchísimos rosales yflores finas, todo escogido de lomás bueno."

Nada se olvidaba en el anun­cio: luego de destacar los valoresde las edificaciones de la quintay decir que el barrio, alto y do­minante, era una especie de techoorográfico de Montevideo, se ofre­cían seis vagones especiales parael transporte de señoras y seño­ritas.

El naciente barrio vio pasar,desde febrero de 1875, el tren decaballitos que unía a Goes con laAduana. Más tarde, durante la pre­sidencia de Williman, se inauguróel tren eléctrico con el N" 12. Tam­bién desde setiembre de 1878 cru­zó la zona el ferrocarril que ibahasta Maroñas desde la estacióndel Cordón. Partía de ahí, pasabadebajo de los hoy viaductos deTristán Narvaja, Sierra y ArenalGrande, iba por detrás del BuenPastor y tuvo finalmente su termi­nal de Manga. En los días de en­cuentros deportivos en el ParqueCentral habia allí una parada. Losvecinos bromistas le llamaban "el

tren de los patos" porque los díasde carreras los aficionados sacabanboleto de ida y vuelta para po­der volver sin sobresalto.

Si en 1867 la zona estaba po­blada por quintas como las deFrancisco González, Molinari, P.González, Talaburt, Menéndez, Ro­veta, Hernández, Villalba, Pringles,Ferreira, Salas, Villanova, Erraz­quin, Pretti, entre otras, y algúnhorno, como el de Pareta, en 1920existían aún algunas en el barrio.

Desde Defensa hasta Cabildo,donde se encontraba la Cárcel deMujeres, estaba la Quinta de Va­llarino. Hasta 1925, aproximada­mente, perduró la quinta de San­guinetti, en la calle Miguelete yla de Ponce de León sobrevivióhasta 1930, también aproximada­mente, en el predio cercado porLa Paz, Miguelete, Inca y Justicia.En 1909 se inauguró el "Buckin­gham Salón", en Justicia y Pago­la. La entrada a este cine costaba$ 0,05 y la función duraba desdelas 14 hasta las 20 horas. En losentreactos una pianista batia mi,..nuciosamente el teclado. La salase llamó posteriormente "Rex".

Otros vecinos se ubicaron, des­de 1901, frente al Convento eIglesia del Buen Pastor, ocupan­do las calles La Paz, Defensa,Municipio y Orillas del Plata (hoyGalicia),

El Asilo del Buen Pastor seinauguró en 1876 "para favoreceren él a numerosas almas, más ig­norantes que culpables". Junto aél se hallaba un templo y ambosfueron el fruto de los trabajos ycontribuciones de las Sras. SofiaJackson de Buxareo, Clara J. deHeber, Srta. Elena Jackson y Sra.Manuela Alcain, viuda de Don Joa-

quin Errazquin, donante del pre­dio, que fuera quinta de veraneo.

KRÜGERTambién por esta zona montevi­

deana se hizo presente la voluntademprendedora de Francisco Piria.El nombre del barrio fue un ho­menaje a quien fuera presidentesudafricano de la República delTransvaal en 1888 y reelegido en1893 y 1897, luego de que Ingla­terra fuera obligada a reconocer laindependencia de esta posesión, quedetentaba desde 1877.

Con el descubrimiento de las mi­nas de diamantes de Kimberley ylos informes de Cecilio Rhodes so>­bre la riqueza del pais. Inglaterrarenovó sus pretensiones imperialis­tas, y Transvaal cayó nuevamen­te en su poder en 1900. El presi­dente Krüger gozó de una popu­laridad mundial en esa época.

El barrio fUe inaugurado el 2de junio de 1901 en el antiguopredio del Dr. Antonino Vidal, lla­mado el "Campo de Eucaliptus".Su superficie era de unos 200.000metros cuadrados y fue dividida,según Orestes Araújo, en 457 so­lares. En 1911 lo cruzaban las ca­lles Aurora, Isla de Gorriti, SantaMaria, Guadalupe, Vilardebó y Co­lorado, y perpendicularmente a és­tas las de Sal Si Puedes, Mal Abri­go, Municipio y Defensa. Su nu­meroso vecindario, inmediato a laEscuela Militar y Naval, estabacompuesto de obreros, en su granmayoria, que habian levantado allisus viviendas mediante el ahorroacumulado durante muchos año~

El barrio aún no disponia de alum­brado público, ni caños colectoresni alguna clase de pavimento.

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MAROÑASLas tierras donde se asienta estebarrio de trabajadores salen deldominio fiscal cuando son adqui­ridas en 1834 por María Maroñas,viuda de Gerónimo Olluniego. Pe­ro la vieja casa de los Maroñas eraconocida desde algunos lustrosatrás. En el paraje, años antes,en 1817, luego de la entrada deLecor en Montevideo, Lavallejahabía hecho prodigios de valor.Según afirma el coronel Ramón deCáceres en sus memorias: "Mu­chos caballos le mataron y le hi­rieron los portugueses, con lasuerte de que jamás le tocase a éluna bala; en una guerrilla que hu­bo en frente de lo de Maroñas,con 18 hombres a~uchilló hasta alos infantes, después de haber dis­persado un grupo de caballeria dedoble número y hasta les hizo al­gunos prisioneros."

Parece ser -decía en 1932 Go­dofredo Kaspar (seudónimo del his­toriador argentino Guillermo Fur­long) en la Revista de la Sociedad"Amigos de la Arqueologia"-- quelos molinos de La Unión surgierondespués de 1820, y que fueron con­temporáneos de los que existieronen Colón y Raffo. Unos y otrosreemplazaron al molino hidráulicoque los jesuitas levantaron en elluego llamado Paso del Molino.Presume el autor que debieron lla­marse "del Globo" y "de la Esfe­ra" por el símbolo que ostentaronen la parte superior del techo.

De los famosos molinos "delGalgo", el situado en las calles Pande Azúcar y Timoteo Aparicio fuemandado construir hacia 1839 porJosé Prat. En las proximidadesdel molino "del Galgo" y con pos­terioridad a.1867, Juan DelIa Cella

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DEL ESPLENDOR HIPICOAL DESARROLLO

INDUSTRIAL Y AGRARIO

El palco del Hipódromo Nacional de Moroños hacia 1912.

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fundó el suyo, el molino de viento"La Llave", en la calle Pan deAzúcar entre Cabrera y Aparicio,que en 1904 se transformó en mo­lino de vapor. Sobre la calle Co­rrales y próximo a las vías del fe­rrocarril se encontraba el de loshermanos Bottíní.

Más al noroeste de los molinosde La Unión, en Maroñas había,según el autor citado, dos grupos

de molinos. El más importante fueel de los molinos de Cavíglia o"de la Sirena", en la intersecciónde las calles Cuchilla Grande (ac­tual Avda. José Belloni) y Roma.Uno de ellos puede aún verse enel interíor del predío de la Ig1esía"Santa Gema". Tambíén sobre laAvda. Belloní, al 3342, se alza elviejo torreón de otro molino frentea la calle Francisco Sainz Rosas.

Dice el Dr. Luis Bonavita queJuan María Pérez era socio capi­talista de una pulpería establecidaen una casa de propiedad de JuanMaroñas, durante la Guerra Gran­de. Como es sabido, Pérez propicióla inmigración de canarios, a quie­nes les pagaba el pasaje, que leera reembolsado más tarde. Lleva­dos en carretas de bueyes desde elBuceo, donde desembarcaban. has-

Una escena intransferible para muchos montevideanos: la pasión turfístico de los domingos en Marañas.

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ta Marañas, allí se les distribuiaentre los pueblos y chacras deCanelones, Montevideo y San José.Algunos se hicieron soldados en elCerrito y quedaron junto a Oribe.

Después de la Guerra Grandesurgen en la zona, entre otros co­mercios e industrias, la fábrica develas estearinas y de jabón delciudadano francés Eugenio Ville­mur, en 1853; la jabonería y vele­ría de Harambure, en 1868, frentea la plaza 20 de Febrero; la cur­tiembre de Sarasola, en 1890, y lade Joaquín Cea, hacia 1900; lacochería de Pedro Salhon, en 1900,por la Estación Uníón de Tranvías,quíen dos años después haría unacarrera diaria con "breacks" de seispasajeros, desde La Unión al Puen­te del Manga; en 1944, la fábricade tejidos, de Forno, Bozzolo yPiana.

En agosto de 1873 el Agr. De­metrio Isola levanta el plano delPueblo de Marañas, situado en unpredio de propiedad de CarlosMausseaux y un año después elAgr. M. Bonino, el del barrio Florde Maroñas, en tierras de propie­dad de la Suco Juan María Pérez.

Hoy Maroñas y sus alrededoresconstituyen la mayor concentraciónindustrial del Uruguay, con suscurtiembres, sus importantisimasfábricas textiles, sus plantas meta­lúrgicas, sus marmolerías, sus ba­rracas, sus fábrícas de productosporcinos, de pinturas, de neumáti­cos, de ladrillos ...

Es una zona de gente laboriosa,que a fuerza de muchos sacrificiosfue edificando sus casas y elevandosu nivel económico con el desarro­llo industríal operado durante ladécada de los años 50 de este siglo.

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Un v1elo molino de Maroñas,transformado en policlínica decinco plantas en el predio de laescuela Domingo Savio (CarrerasNacionales entre Osvaldo Cruzy Fonseca).

PUEBLO ITUZAINGOEn enero de 1855 se ínicíaron las

carreras extranjeras, llamadas tam­bién inglesas, en las inmediacionesdel saladero de Legrís.

Díce el Dr. Eduardo Acevedoen sus "Anales Históricos del Uru­guay" que más allá de la Plazade Toros de la Unión funcionabael hipódromo, con gran público.Agrega que "en una de las carrerasde enero de 1872, en que corríanlos caballos del Dr. José PedroRamírez y del general FranciscoCaraballo, la prensa daba conasombro la cifra de $ 40.000 apoS'"tada a las patas de los dos caba­llos favorítos".

Del 19 de octubre de 1874 datanlos planos del Pueblo Ituzaingó

realizados por Demetrio Isola. Losterrenos pertenecían a la ex-socie­dad hípica y estaban ubicados enMaroñas. Pero el pueblo y el nom­bre del circo, que también era Itu­zaingó, fueron relegados al olvidopor el resplandor de la dominaciónprimigenia que prevaleció.

En el verano de 1876, año enque también se corrían carrerasen la quinta de Bonomi, en elPantanoso, se realizaron carrerasnacionales en el circo Ituzaingó,cuyo palco desde muy tempranofue invadido por gran número dedamas y caballeros de la sociedadmontevideana. En los alrededoresse habían instalado gran cantidadde carpas o pabellones, donde losconcurrentes saciaban su sed o suapetito y donde se expendían, se­gún 'la prensa de la época, exqui­sitos manjares y vinos.

Al año siguiente, en el mes demayo, se efectuaron carreras paracaballos críollos del país, de paseo,herrados, carreras con siete saltos-las barreras eran de madera, deun metro de altura-, y corridaspara aficionados. La vuelta del ciI"­co medía veinte cuadras. El presi­dente honorario de la' comisión or­ganizadora era el gobernador pro­visorio Cnel. Lorenzo Latorre.

El 3 de febrero de 1889 iniciasus actividades,el Hipódromo Na­cional de Maroñas, de propiedaddel Jockey Club, cuya primer co­misión directiva presidió don PedroPiñeyrúa. El viejo palco de made­ra había sidoteemplazado por ele­gantes y espaciosas construcciones.Desde entonces comiem;a su histo­rial deportivo.

Meses después, el 17 de noviem­bre, fue inaugurado el HipódromoMontevideo, que se levantó sobreel camino de Propíos a unas ocho

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o diez cuadras de la esquina delas actuales avenidas Gral. Floresy Larrañaga, trayecto que se. re­corria en servicios de "breacks".Su pista era de forma oval, medía1.750 metros y en parte estabacubierta de gramilla. En diciembreun ciclón redujo a escombros supalco. Luego de ser reedificado,la segunda reunión tuvo lugar enmarzo de 1890.

La trayectoría del HipódromoMontevideo no fue muy extensa.La actividad turfistica fue mono­polizada en Montevideo por el Hi­pódromo Nacional de Marañas, ins­titución de larga y prestigiosa pre­sencia que marca con sello incon­fundible las características del ba­rrio. La gente que trabaja en de­rredor de los studs constituyó, ayery hoy, una sociedad particular, es­pecializada, adscripta al apasionan­te deporte del turf.

PIEDRAS BLANCASEn los apuntes escritos por el

maestro de obras Jaime Mayol en1937, se consigna que el nombrede Piedras Blancas deriva de ungrupo de peñascos que se divisabadesde larga distancia y que servíande guia a quienes circulaban porla zona o a los que conduciangánados o carretas procedentes deMinas, Maldonado, Rocha y SantaVictoria del Palmar. Esos peñas­cos unidos unos y separados otrosa corta distancia, tenian una alturade uno a cuatro metros y formabanuuna circunferencia irregular". Fue­ron utilizados inicialmente en lafabricación de ruedas para la tri­turación de grano, en los molinosde viento.

La destrucción de estas piedras"de cuarzo lechoso", según dichos

apuntes, comenzó en 1843 cuandoel ejército sitiador de Oribe cons­truyó con ellas una represa en laparte más baja del terreno, for­mando un lago artificial para elservicio del saladero de Legrís,donde se faenaban las haciendasnecesarias para el consumo de laguarnición; continuó su destrucciónen 1870, época en la que se cons­truian grandes jardines, con utili­zación de piedras para las canale­tas que rodeaban los canteros; porúltimo desaparecieron totalmentehacia 1925, cuando Francisco Piriaadquirió al Sr. Mario Sierra lapropiedad de 239 cuadras situadaen el camino de Cuchilla Grandey calle por medio con el estable­cimiento de curtiembre de AndrésRamponi e hijos, conocida poste­riormente por Jardines del Hipó­dromo. Piria delineó alli calles,avenidas y plazas. En la esquinade Cuchilla Grande y FranciscoSainz Rosas se encontraban los úl­timos restos de las uPiedras Blan­cas".

La vieja chacra de los Sierrapertenecía a Francisco Sierra desde1773. Su hijo, Santiago Sierra Nie­va, que heredó dicha propiedad,fue persona de la estimación deArtigas, Recaudador de Rentas enel Primer Gobierno Patrio y unode los firmantes de la Declaratoriade la Independencia de la Florida,en 1825, en carácter de diputadopor la Villa de San Isidro de lasPiedras.

La localidad de Piedras Blancasse extendía a lo largo de la Cuchi­lla Grande hasta la uníón con lacalle Roma y comenzaba en la an­tigua quinta que fuera del primerpresidente del Banco Comercial,Pablo Duplessis (36 hectáreas ).

746 centiáreas), adquirida a sussucesores, los Hnos. Barrán, porel entonces presidente de la Repú­blica don José Batlle y Ordóñez,el 29 de noviembre de 1904, en lacantidad de $ 17.000.

Esta quinta está ligada a unlargo y fecundo periodo politicode nuestro pais. El 30 de setiembrede 1963 la vieja casona fue donadapor los descendientes de Batlle yOrdóñez con destino a un museo,dependiente del Histórico Nacíona!,que fue inaugurado en 1967.

El nacimiento y desarrollo dela aviación uruguaya está tambiénintimamente vinculado a PiedrasBlancas. La Escuela de Aviacióninstalada en Las Toscas en 1914estaba, poco tiempo después, al bor­de del colapso. No había recursos,los dirigentes desertaban, la dis­tancia del campo al centro de laciudad conspiraba contra la asis"tencia de los alumnos, las deudaseran agobiadoras.

El entonces director y propulsor,don Angel Adami, no quiso que laempresa naufragara. Pagó las deu­das, cargó con un carro el aviónFarman -totalmente desmontado­y se trasladó al nuevo campo quehabía arrendado de su peculio enPiedras Blancas, sobre el caminoCuchilla Grande, lindero al Cuar­tel del 99 de Caballería.

Un modesto cobertizo señaló elnuevo local de la Escuela y el"Centro Nacional de Aviación"inauguró su pista de vuelo en lascercanías de Montevideo.

Algunos vecinos curiosos, perio­distas y políticos, van· conociendola emoción del vuelo. Y así nacióel interés por la áeronáutica, teso­neramente mantenida por los es­fuerzos de Adami.

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Cinco años estuvo alli el Centro,actual Aero Club del Uruguay, an­tes de trasladarse a Melilla enfebrero de 1920. Pero ese lustro dePiedras Blancas alcanzó para darun empuje decisivo a la aviaciónprivada uruguaya.

MANGAA partir de la salida fiscal, la

zona del Manga adquiere ciertoscaracteres propios; tempranamentela tierra es dividida en pequeñaspropiedades que quedan en manosde diferentes propietarios. A travésde los años los fundos fueron cam­biando de dueño, pero esos linea­mientos generales aún subsisten yson claramente visibles.

Según investigaciones realizadaspor el Departamento de Historia dela Arquitectura Nacional, de la Fa­cultad de Arquitectura, los prime­ros poseedores de tierras en el pa­raje fueron los pobladores José deLeón, Juan Bautista de Sáa, Fran­cisco de Armas, Thomas de la Sie­rra y Pedro de Almeida.

En 1801, el. navarro Pedro Fran­cisco Berro compró con su cuñadoPedro Errazquin una chacra situadaentre los arroyos Toledo y Man­gangá, nombre por el que se co­nocía, ya en 1780, el arroyo ypago que luego se llamó del Man­ga, también conocido por el de laChacarita de los Padres de SanFrancisco. La chacra en la quelevantaron construcciones en 1806habia sido de Miguel Marcelo Me­dina.

Alli pasó largas temporadas donDámaso Antonio Larrañaga, concuya hermana (Juana Larrañaga)estaba casado Pedro Francisco Be­rro.

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Asociado desde 1800 con Errli2J­quin en una empresa naviera, Be­rro desempeñó, entre otros impor­tantes cargos, el de miembro denuestra primera Asamblea GeneralConstituyente y Legislativa (1828­1830>-

Uno de sus hijos, Bernardo P.Berro, edificó su propia viviendaa unas veinte cuadras de la casapaterna, pero también residió largosperiodos en ésta. Alli vivió muchosdias plácidos y halló refugio enlos turbulentos, en horas de duralucha entre divisas. En 1860, mien­tras labraba guiando un arado demadera, un grupo de amigos poli­ticos le ofreció la Presidencia dela República. Luego de cumplir unade las administraciones más honra­das que ha tenido la República,regresó a su chacra del Manga,donde planteó una fábrica de dulcede membrillos, que atendia perso­nalmente. Su hijo Mariano B. Berroha descripto minuciosamente la vi­da y los trabajos en la chacra.

Refiere el Dr. Luis Bonavitaque, a mediados del siglo xvm,Lorenzo de Ulivarri adquirió delgobierno español, en el pago delMangangá, con frente al arroyo,una chacra en la' que establecióun saladero que fue "uno· de losprimeros que se han conocido enel país", según declaraciones deantiguos vecinos del paraje. El mis­mo autor afirma que en el terrenodel saladero de Uliverri estuvo ubi­·cada la cabaña del coronel Bélinzon,

En 1898 surge en Manga, a 17 km.de Montevideo, una escuela de lacongregación salesiana, donada ge­nerosamente por la familia Jackson.

Lentamente la obra humana fuetransformando los eriales y en 1915comienza a funcionar regularmente

una escuela agricola. Hacia 1934existen un viñedo de 50 hás. Yolivar que ocupa 10 hectáreas. Scultivan productos de huerta <lhás.), la agricultura forrajera oculpa otras 20, en igual extensión sproduce la agricultura intensiva28 hectáreas se han dispuesto a le!cheria y pastoreos. Centenas de muchachos han salido de allí con stitulo de peritos agrónomos. Lproductos elaborados en la escuel-vinos y aceite de oliva, entotros- han sido premiados en certámenes internacionales. Junto a laescuela agrícola funciona desd .1906 un colegio (Jackson de SanjJosé) donde se imparten estudios;de latinidad, filosofía y

.Finalmente., en 1904, luegohaber plantado doce años antesviñedo en la zona de Flor deroñas, en sociedad con Antoniorez, nieto de don Joaquínel ciudadano francés Andrésraut funda en la zona delun establecimiento vitivinícolahoy sus descendientes siguenbajando con ritmo sostenido,niveles similares a los mejorespaís.

VILLA GARCIAEste núcleo de población, que

inició en el km. 21 del Caminodonado entre la actual quintaIldefonso" y la capilla delevantada hacia 1889 por Caroliinap)López de García en memoria deesposo Doroteo García,cuatro años antes, hoy se vadiendo entre el km. 19 y el

Doroteo Garcia, hijo deldante español Ildefonsopobló hacia 1838 su chacra,tenía tierras a ambas málre:ene's),

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Un domingo en uno modesta chacra de Villa .Gorda, donde se luchafIlOr la vida en contacto diredo con la naturaleza, lejos del paisajede hierro y de cemento del Gran Montevideo.

'aDnlel

setI·111lo.

del arroyo Toledo, poblándola coninmigrantes gallegos y canarios.Fue miembro del Tribunal del Con_sulado, diputado en dos oportuni­dades y ministro de Hacienda, en1,856, del presidente Gabriel An­tonio Pereira.

En 1857 formó la "Sociedad Agrí.cola del Rosario Oriental", de .lacual fUe su primer presidente. Unaño después estableció la pri­mera colonia que se instaló en elpaís, con inmigrantes piamontesesde la religión que en el siglo xnpredicara Pedro Valdo. La coloniaes hoy conocida como pueblo Co­lonia Valdense.

Doroteo Garcia' dejó un diariode los trabajos iniciales cumplidosen la fundación del actual centropoblado de La Paz, en el depar·tamento de Colonia, que hemos te­nido en nuestras manos.

Afirman los historiadores J. P.Barrán y B. Nahum que Garcia seencontraba, juntamente con JuanQuevedo, otro de los integrantes

de la Sociedad, entre los capitalis­tas montevideanos dedicados alpréstamo de dinero mediante hi­poteca sobre tierras o casas.

En 1856 comenzó en su chacrade Toledo, sus plantaciones de eu­caliptos y acacias melanoxylon.Afios después, en 1887, el estable.cimiento tenia más de un millóny medio de álamos y sauces, yunas cuarenta cuadras plantadascon pinos marítimos sobre los are­nales de la costa del Río de laPlata, en jurisdicción del depar­tamento de Canelones. Garcia de­secó, asimismo, por medio de gran­des plantaciones una parte del ba­ñado existente en las inmediacio­nes del Paso Hondo; estableciómontes de frutales, hizo cultivos degusanos de seda, fabricó alcohol yvinagre de frutas y llegó a tenerun millar de colmenas.

Sus descendientes legaron al es­tado la chacra "San TIdefonso",con su casona colonial y sus cua­tro galpones de piedra, la que fue

luego residencia de campo de losgobernantes Andrés Martinez True.ba y Luis Batlle Berres. Actual­mente es dependencia del Consejodel Nmo.

En Villa García, las calles ini­Ciales marginaron 12 manzanasdispuestas alrededor de la que fue­ra plaza de carretas, adoptandonombres de constelaciones y estre­llas. En una parte dominante delterreno, frente a la silueta neoclá·sica de la ParroqUia del Cristo deToledo, se encuentra la UnidadEducacional Cooperaria, erganiza­ción del Consejo de Enseñanza Pri­maria y Normal, integrada por unaescuela, liceo popular habilitado envías de oficialización, comedor, se­mi-internado y policlinicas conguardia permanente. Funcionan enel mismo predio grupos artesana·les y una chacra y se procuraanexarle una escuela industrial, unacasa cuna y un jardin de infantes;Es una experiencia única· en elUruguay, que configura lo que seha llamado el cierre del circuloeducativo.

Villa Garcia constituye una po­blación dormitorio. A excepción decinco o seis propietarios de grandesquintas, los vecinos trabajan enMontevideo y sólo llegan a susviviendas al término de sus tareas.Estos vecinos, cuyos ingresos sonmuy modestos y muy inestables,se mudan constantemente, lo quedificulta la acción periescoiar delas comunidades.

Manga y Toledo defienden aúnlos antecedentes agrarios de su his·toria y le dan a la zona rural deMontevideo la gracia de un cintu·rón agrícola de quintas, de viñe­dos, de huertas, de largas y enca­ladas ringlas de frutales.

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SAYAGOEn la periferia industrial y fa­

bril de Montevideo, que es tambiénlugar de residencia de gente labo­riosa que adquirió por precio mó­dico su terreno y levantó su vivien­da, se encuentra la amable locali­dad de Sayago.

Tuvo su nacimiento hacia 1873por iniciativa de Luis Girard y sunombre se debe a que los terrenosdonde se levantó pertenecian aFrancisco Sayago. Entre los prime­ros vecinos de la novel poblaciónse contaba don Elías R-egules, pa­dre del poeta gauchesco Dr. ElíasRegules.

Al llegar 1912, Sayago compren­dia unas 100 casas, algunos ran­chos y alrededor de un millar dehabitantes. Poco después, el l' demarzo de 1913, fue declarado ofi­cialmente pueblo, juntamente con·Peñarol.

Uno de los centros laborales queimpulsó el nacimiento de Sayagofue la Tablada de Montevideo, queen 1868 fue trasladada a sus cer­canías.

Más adelante surge el edificiode la Compañia Uruguaya de Ce­mento Portland, cuyo establecimien­to dio a Sayago un gran impulso.El ferrocarril pasaba por el parajedesde el 1Q de enero de 1869, épo­ca en que se' tendió la línea Mon­tevideo - Las Piedras. Pero ese me­dio de transporte no alcanzaba pa­ra trasegar la población de Sayagoen sus idas y venidas a Montevi-deo. .

En 1908 el tranvía de caballitos'llegaba a Millán y Raffo, con mo­tivo de la fundación del barrio"Floresta". El único medio detransporte entre ese lugar y VillaColón era un carruaje. Poco tiempo

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EN LA ZONAJSUBURBANA y RURA~

El follaje tiende sus redes de penumbra en esta tranquila calle deSayago, que refleja su espíritu.

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después, los hermanos Luis y An­tonio Moro fijaron una nueva pa­rada en Sayago paliando en partelas deficiencias notorias, en viajesexpresos a Villa Colón practicadosen un carruaje - "taxi".

En su carácter de Rector de laUniversidad, tiempo antes, el Dr.Eduardo Acevedo habia propuestoal presidente Batlle y Ordóñezinstalar una Escuela de Agronomiapara desarrollar la futura capacidadapropecuaria del pais. El proyec­to fue acogido favorablemente Y el15 de sétiembre de 1906 un decretode.l poder Ejecutivo consagró laidea del Dr. Acevedo. Las clasesse iniciaron el l' de marzo de 1907en la antigua quinta de Pereira.que fuera asiento del laboratorioagronómico. El actual edificio.construido en 1909, ocupó el terre­no donde se hallaba la TabladaVieja, antes de su traslado.

Últimamente, la profesora Amé­rica Moro ha publicado nostálgicosrecuerdos de su infancia en Saya­go, transcurridos en parte de losaños veinte y treinta de este siglo.

PEÑAROLEn 1751 partia de la ciudad de

Pinerolo, situada al sur de la ciu­dad piamontesa de Turin, JuanBautista Crasa, hijo de un abogadodel lugar. que en nuestro medioincorporaria como alias el lugar desu nacimiento, aunque def{)rmado elvoc'ablo por el hablar popular alespañolizarlo. Un nombre muy co­nocido mundialmente por la haza­ñosa actuación en los campos dejuego de una de nuestras principa­les instituciones deportivas.

Los descendientes de Crasa agre­garon a su apellido el de Peñarol,

Peñarol: un origen ferroviario.

v uno de ellos. el coronel CrosaPeñarol, participó como soldado enla cruzada libertadora de 1825, enSarandí. en Ituzaingó y en el SitioGrande. como oficial de Oribe.

Gabriel Piedra Cueva, farmacéu­tico de la ciudad de Montevideo enel periodo hispánico, tenia unachacra contigua a la de Crasa. Suviuda, Antonia Maria Pérez, cons­truyó allí un oratorio bajo la ad­vocación de Nuestra Señora de lasAngustias. Dicha capilla, que des­cribe minuciosamente el Dr. Carlos

Ferrés, fue erigida en Viceparro­quia de Las Piedras el 12 de fe­brero de 1784.

Artigas, durante el primer sitiode Montevideo, luego de habersealojado en el Cord,ón pasó a Pe­ñarol, a la "Chacra de la Botica­ria", Y alli estableció su -cuartelgeneral. En el cementerio levanta­do junto a la capilla y que funcio­nó de 1750 a 1850, había una lá­pida significativa: la del vecino deese lugar, Juan Bautista Crosa, fa­llecido en 1790.

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Uno de los grupos de antiguos viviendas poro obreros y empleados,­construidas en Peñarol por la empreso. del ferrocarril Centrol delUruguay.

Otro entronque de Peñarol conla historia señala que desde allíse anunció, el 8 de octubre de 1851,el fin de la Guerra Grande, porparte del general Justo José deUrquiza.

El censo estadistico de la pobla­ción que tenia la sección de Peña­rol, extendida sobre 18.000 cua-

dras cuadradas, levantado en 1882por el comisario Primitivo Larrobla,contiene detalles de interés, entreellos la clasificación de habitéUltessegún su nacionalidad. Importa se­ñalar algunas de sus conclusiones:

La población total era de 3.343vecinos. De ellos, 405 eran propie­tarios y 357 arrendatarios; 110

alumnos se instruian en escuelasdd Estado y 61 en escuelas par­ticulares. Los habitantes se distri­buian en 1.934 orientales, 1.011 ita­lianos, 188 españoles, 132 france­ses, 52 argentinos, 9 brasileños, 6ingleses, 4 africanos, 3 portugue­ses, 2 alemánes y 2 paraguayos.439 pobladores vivian en construc­ciones de material; 269 en ranchosde tierra. En cuanto a sus profesio­nes u oficios, 389 eran labradores;326, peones; 65, comerciantes; 40,zapateros; 23, albañiles; 14, mili­tares; 14, panaderos; 14, carpinte­ros; 11, herreros; 9, empleados;R, troperos; 8, carreros; 6, peda­gogos; 5, barberos; 5, tamberos;4, sastres; 4, armeros; 4, curtidoresde pieles; 3, plateros; 2, abastecedo­res; 1, cordonero; 1, molinero. Com­pletaba la población un solitariomarino.

El lugar ya era conocido COJl elnombre de Peñarol antes de queel pueblo hubiera aparecido. En1888 el secretario de la Empresadel Ferrocarril Central del Uru­guay reali4ó un viaje de inspeccióna nuestro pais para estudiar algu­nos problemas urgentes en los quefiguraban la instalación de los ta­lleres.

El consejo de Mr. Barker fueque se trasladaran éstos, proviso­iiamente situados en Bella Vista.l. un punto cercano a Sayago. Seeligió entonces un área ubicadaa 2 km. de esta estación, enmar­cada por un triángulo delineadopor las actuales avenida Sayago,camino Casavalle y camino Edison.El área referida abarcaba 17 hec­táreas.

En 1890 la obra estaba cum­plida; los talleres se habian tras­ladado a su nueva sede. Pero tras

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los talleres VInIerOn sus obreros.y asi fue como hacia 1898 habíanacido un núcleo poblado al cual,con mucho énfasis, se le llamó"Ciudad Ferroviaria" o "La NuevaManchester". Ninguna de estas de­nominaciones tuvo andamiento yprosperó la de Peñarol, más an­tigua y arraigada.

El 28 de setiembre de 1891 sefunda en el pueblo Peñarol el"Central Uruguay Railway CricketClub". El 12 de marzo de 1914,disidentes de este club, en vista desu resolución de no practicar másFoot-ball Asociación resuelven cam­biar su denominación por la de"Club Atlético Peñarol" y crear labandera de las once estrellas. Éstees el origen del actual nombre dedicha institución deportiva. El 22de enero de 1915 el C.U.R.C.C.resolvió su disolución y donó susbienes al Hospital Británico.

Según Orestes Araújo, el grupopoblado de Peñarel, hacia 1912,excedía de 3.000 habitantes.

En una documentada crónica so­bre su evolución, ha dicho el poetaCarlos Emilio Tacconi que "al ca­mino de barro sucedió la carboni­lla, más tarde el macadam, y pos­teriormente el adoquinado y en úl­timo término el hormigón. Dondeantes se hundían hasta el eje loscarros del molino con sus cargasde harina -teniendo que sacarlascon dos yuntas de bueyes- ahorase podría practicar el deporte delpatin."

Señala asimismo que de la fecun­da siembra de la escuela N" 166,hoy llamada con justicia MaríaVittori, egresaron figuras señaladasde la política y la literatura, comoAndrés Martínez Trueba y OvidioFernández Ríos. y del deporte, co-

mo el tres veces campeón olimpicoy mundial, José Nasazzi.

y agrega este rasgo que evocacon orgullo: "a Peñarol le otorga­ron el privilegio de lucir en suscalles el patronímico de poetas ilus­tres: como Shakespeare, MUton,Camoens, Schiller, Goethe, DanteAlighieri, Petrarca, Terencio, La­m!irtine, x:,eine, Lope de Vega,Becquer ...

En la actualidad el barrio Peña­rol se halla en la zona compren­dida entre las calles Lincoln, Schi­ller, Avda. Sayago y Avda. Peña­rol. Esta última separa el núcleopoblado de los talleres e instala­ciones complementarias. Las casasde los obreros y las de los em­pleados están separadas, a su vez,por un espacio que la empresadonó al municipio de Montevídeo,en 1918, para que éste construyerauna plaza pública. El Centro Arte­sano tiene su sede en el mismo lu­gar de origen.

Peñarol está habitado por gentetrabajadora vinculada a los trans­portes y maquinarias ferroviariasde A.F.E. Esto no obsta para quesu fisonomía se integre con otrasactividades y que su historial ha­ya prohijado empresas deportivastales como las que dieron origenal epónimo club de fútbol.

PUEBLO CONCILlACIONEntre Sayago y Colón, don Agus­

tin Vera inicia en enero de 1889la marcha hacia el futuro del pue.­blo Conciliación. Su nombre res­pondia al clima que dominaba porentonces la conciencia nacional.Habia sido derrocado el gobiernodel teniente coronel Máximo San­tos ·--cuya antigua posesión se en­cuentra en la Avda. de las Instruc-

ciones al 1063, hoy sede del Centrode Estudios de Ciencias Naturalesy "Museo Oliveras"- y las callesdel recién surgido centro pobladoiban a llevar, precisamente, elnombre de los ciudadanos que in-

PUNTERO IZQUIERDOVos sabés las que se arman en

cualquier cancha más allá de Pro·pios. Y si no acordate del campitodel Astral, donde mataron a lavieja Ulpiana. Los uños que es·tuvo hinchándola desde el alam­brado y, la fatalidad, justo estatarde no pudo disparar por lauña encarnada. Y si no acordatede aquella canchita de mala muer·te, creo que la de 1'orriceUi,donde le movieron el esqueletoal pobre Cabeza, un negro demano armada, puro pamento, queese día le dio la loca de escupircuando ellos pasaban con la ban­dera. Y si no acordate de losmenores de la Cuchilla Grande,que mandaron al nosocomio alback derecho del Catamurca, ytodo porque le habian hecho alcapitán de ellos la mejor jugadarecia de la tarde. No es que mearrepienta, ¿sabés? de estar aquien el hospital, se lo podés decircon todas las letras a la barra delWilson. Pero para poder jugarmás allá de Propios hay que te·nerlas bien puestas. ¿D qué teparece haber ganado aquella finalcontra el Corrales, jugando nadamenos que nueve contra once?,.'

En "Molllevideal)os" (1954)por MARIO BENEDE-TTJ

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UNIDAD CASAVALLE

tervinieron en el movimiento po­Iitico que terminó con la dictadu­ra de aquél.

La superficie del pueblo consta­ba de 44 manzanas, extendidas so­bre la antigua chacra de Grajales.

En enero de 1889 apareció enel diario montevideano "El Ferro­Carril" este pintoresco aviso, quedaba el tenor exacto del naci­miento de un nuevo pueblo:

"Felipe D. Segundo, por cuentade la S. A. Paz y Trabajo empe-

El Miguelete ha crecido y lasaguas están cerca de las puertasde las casas del sector más bajode la Unidad Casavalle, un núcleode viviendas de emergencia en lossuburbios montevideanos. Una mulotitud de niños descalzos salta enlos charcos. En el interior de las216 viviendas de la zona, 2.200 perosanas viven en condiciones infra·humanas, con techos que se llue·ven, obras sanitarias en estado de·ficiente, cloacas descubiertas. ( ... )La Unidad Casavalle no es un can·tegril ni siquiera un rancherio.A lo sumo es un barrio de emer·gencia, edificado por el Municipio.adjudicado a gente humilde y aban·donado luego a su propia suerte.Pero en el mejor de los casos sir·ve de ejemplo de este pais que seve reducido a una condición demiseria y abandono, sin culpa al.guna, sin haber hecho méritos paraque la sociedad se olvidara de ella.Hace diez años un periodista ima·

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zará el domingo 20 de enero la ven­ta de solares en el nuevo puebloConciliación.

A tales efectos saldrá un trenexpreso de 2 coches de primeraclase y ocho de segunda para con­ducir gratis a la concurrencia.

Banda de música, asado con cue­ro, dos vaquillonas, cohetes vola­dores, cerveza y habanos para ob­sequiar a la concurrencia.

i En las puertas de la ciudad, enla estación Sayago!

ginativo y con sentido del humorestableció un paralelo entre Puntadel Este y su Cantegril, parqueprivado, a pocos quilómetros de lapenínsula, con bosques cuidados,calles bituminadas y casas lujosasy los otros suburbios, los montevi.deanos, con su cinturón de miseria,sus ranchos de lata, el hambre devarios días,' el frío, la falta deropas y la escasez de alimentos.Desde entonces "cantegril" es algomás que un nombre foráneo ysajón de un lujo más en un paísde subdesarrollo. Es el nombre conque, por un eufemismo no despro.visto de crueldad, el uruguayo de·signa lo que los brasileños llaman"favela", en los países de hablafrancesa "6idonvílle", en BuenosAires "Villas Miseria". En todoslados se repite la ironía.

MANUEL MARTíNEZ CARRILEn revista "Reporter"

i En la antigua chacra de Gra­jales!

El tren expreso pasará en fren­te al pueblo.

No olvidarse que antes de 6 me­ses tendremos el tranvía a Colón,proyectado por el Dr. Reus, y apro­bado ya, que pasaría por la puerta,habiéndose ya empezado el em­pedrado.

¡A 15 minutos de la Plaza In­dependencia!

Venderemos por 10 que den.Tendremos por 50 a 60 pesos,

en mensualidades, un solar parauna quintíta; hasta para los em­pleados públicos."

Alrededor del nudo ferroviaríoy de los talleres; atando con suscaminos las verdes parcelas de lashuertas; enseñando los avances dela urbanización que se instala en lazona; exhibiendo los jardines flo­ridos de los pequeños propietariosque compraron su casita con he­roico tesón; levantando aquí y allálas grandes plantas industriales.esta zona tiene el doble signo dela ciudad fabril y el campo se­reno. En sU síntesis se escondetoda una parábola de progreso.

PUEBLO ABAYUBASobre la orilla izquierda del arro­

yo de Las Piedras y sólo separa­do por el puente Salís de la hoyciudad de La Paz, del departamen­to de Canelones, se encuentra elpueblo Abayubá, llamado así enhomenaje al cacique charrúa, so­brino de Zapicán, que sucumbióen 1574, en lucha con las fU€rzasdel capitán Juan de Garay.

Fue mensurado y dividido por elingeniero Emilio Du Pré. Las ven~

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tas de terrenos organizadas porMarcelino Santurio y FlorenciaEscardó fueron anunciadas por laprensa en idiomas español, alemán,inglés, italiano, portugués y en len­gua vasca.

El acto de fundación, al queconcurrieron unas dos mil perso­nas, tuvo lugar el 5 de octubre de1873. Este fragmento de una cró­nica de dicha inauguraCión revelagráficamente una imagen del am­biente en el que se realizaban enel Montevideo de aquellos tiempos:

"El pueblo estaba embanderadoy sus calles perfectamente deli­neadas y amojonadas.

La concurrencia se dirigió a lamesa preparada al efecto dondehabía magníficas cajas preparadaspara obsequiar a las damas, y ¡ver­güenza nos da el decirlo! comolobos hambrientos mientras teníalugar la ceremonia, parte del pue­blo habia atropellado la autoridady la mesa, rompiendo y robandovasos,' botellas, cuchillos, etc.

Sin embargo la concurrencia pu­do gustar el sabroso asado concuero, gozar de la música, corridade sortija, etc.

También se vendieron 32 solaresen $ 5.400, regresando la concurren­cía alegre y satísfecha a las 5,no sin presenciar un lance desa­gradable."

La reseña de los festejos finali­zaba con esta aspiración del cro­nista:

"Que se repitan!Pero que no se repitan los bala­

zos, las puñaladas y los botella­zos." Que también los hubo.

El auge de La Paz ha postergadosiempre el desarrollo de Abayubá,cuyos moradores se dedicaron engeneral a las tareas agrícolas.

EL CENTRO

Inicialmente las "casas de laCompañía"; dos cuerpos dobles deviviendas en block, cuarenta y dosunidades, de blancos muros a lacal, para hogar de los primeros em·pleados y obreros. A la rez y enpredio independiente -y portonesadentro- las enjardinadas residen·cias para jerarcas, confortables y

luminosas, con paredes de ladrill~a la vista; es decir, a la vista mien·tras la hiedra trepadora no escalaraaltura, porque más rápido de loque se esperaba comenzó a cubrir·las de verde oscuro, dándoles untono de austeridad claustral, queimponía el signo ceñudo de ladistancia.

Con el tiempo él rio cómo, pocoa poco, iban delineándose calles,rellenándose zanjones, desaparecien·do lagunas. Él oyó el estampidode los cohetes en domingos de re·mates. Y oyó los comentarios delas ventas de solares. Y cómo ca·braba popularidad la palabra ·'cuo·ta". Y vio cómo cundía el sentidode la propiedad. Y cómo el marti.llo golpeaba sobre el cabezal delos mojones. Y cómo el alambrecumplía sus funciones demarcato·rias, dando trabajo a escribanos vagrimensores. Y cómo la piedra ;.el ladrillo, la cal y el cinc, SI'

asociaban en las manos del hombrepara tranformarse en ril"iendas.Modestas, sencillas, rústicas a !:eces,a imagen )' semejanza de sus ha·bitantes.

ARTESANO

Él vio, a la hora "del pito" deltaller, cómo crecían y crecían lascolumnas de artesanos de dril azul,que franqueaban el portón y col·gaban su número en el "chapero"para iniciar la jornada.

y se familiarizó con el rechinarde locomotoras y t'agones y conruidos ensordecedores de sierrasy martinetes, y mil herramientasen acción, que de lunes a sábadoatronaban el espacio.

Él vio cómo se áfincaban losobreros ferroviarios, de origen itá·lico muchos de ellos, cuando node las tierras de Rosalía de Castro.y cómo le brotaban los almácigosy le crecían las lechugas y le flo.recían los durazneros y los rosales.y cómo el partal se transformabaen comedor de t'erano, al airelibre.

Él t-io aumentar el número decasas y comercios, luego el núme·ro de manzanas edificadas y másluego el número de familias y, fi.nalmente, la realidad de hoy: unadensa población, de rida propia,carácter propio, identidad propia,ya con aire cosmopolita de ciudad,alineada en la erolución de todaslas conquistas de la cil'ilización ).el confort.

Emiliu Carlo~ TACCONIen suplementu dominicald., "El Día" . 6/XIl/1970.

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UN DIALOGO SECULARENTRE VIDES

Y EUCALIPTOS

VILLA COLONVilla Colón fue fundada con un

designio deliberado. No nació dea poco, alrededor de un cruce decaminos, de una capilla o de unapulperia, sino por acto conscientede la voluntad humana.

Hacia fines de 1868 la sociedadCornelio Guerra Hermanos y Cía.,decidió erigir una villa de recreo,a orillas del arroyo Pantanoso,para solaz de la población mon­tevideana. Adquirió entonces 423cuadras cuadradas y fracción a11 km. de la Capital. Estos cam­pos, que pertenecian a varios pro­pietarios, formaban parte de unachacra que a mediados del sigloXVIII había sido donada por elgobierno español a Tomás Aquinoy su mujer Maria Garcia.

Toda la zona estaba asentadaen una fracción mucho más exten­sa, que Gervasio Antonio Posa­das había donado en 1814 al ge­neral Francisco Xavier de Viana

Cuando los accionistas de la so­ciedad trabajaban en rueda amistosael futuro nombre qUe llevaria lavilla, se habia abierto camino el deuna ciudad estadounidense. Pero"Chicago", que era la denomina­ción escogida, no satisfacia a doñaInés Botet de Romero, quien pro­puso la de Colón. Y Colón fueaceptada, con todo el peso de su­gerencias y evocaciones que en­trañaba la sonora y sencilla pa­labra.

Los actuales agentes de publici­dad sonreirán compadecidos al leerlos grandilocuentes anuncios delremate de terrenos. El anuncioaparecido el l' de diciembre de1872, decia:

"MADERO, PERDRIEL Y. CIA.

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j La llegada del Mesias! j El Re­mate deseado!

En venta por fin y después decuatro años. Los preciosos terrenosde Villa Colón.

El punto más elevado de la Re­pública Oriental. Al nivel del Ce­nito. Poco menos que el Cerro.

Suele verse la Colonia.¡20 lotes únicamente en venta!

j20 lotes!"Ese mismo año, en el mes de

agosto, fue decretada la creacióndel Pueblo Ferrocarril, contiguo ala estación ferrocarrilera de VillaColón.

Los cuatro años transcurridosentre 1868 y 1872 no fueron vanos.A lo largo de los mismos, con in­teligencia y visión admirables, elagrimensor francés D. P. D'Albe­nas que nos dejara el plano de laciudad de Montevideo y sus alre­dedores de 1867, trazó amplisimascalles (25 metros para Isabel l'Y 17 las otras), delineó el arbo­lado de las aceras y plazas, pro­yectó majestuosas y nobles porta­das para ornar las cuatro acerasprincipales. Todo estaba listo, pues.Faltaban los pobladores. Y éstosnaturalmente, llegaron.

La casi totalidad de las tierraspertenecientes a los hermanos Adol-

fo, Alejandro y Comelio Guerraeran propiedad en el momento desu adquisición por aquéllos, de donPerfecto Giot. En el intervalo1868-1872 este incansable pionerotuvo a su cargo, con la colabora­ción de Jean Pierre Serrés, la plan­tación de un millón de eucaliptos,de araucarias, aromos, acacias, ca­suarinas y pinos, culminando asílos proyectos que habia iniciado ensus propias tierras. Pronto se le­vantó la verde insurgencia de losárboles, que daban gracia al pai­saje y embalsamaban el ambientecon intensos aromas.

Tras los eucaliptos y las anchasavenidas, y detrás de las pilastrasde entrada a la futura Villa, fue­ron surgiendo las casas.

El pueblo "de recreo" estaba enmarcha. Los cuatro chalets primi­tivos construidos por los hermanosGuerra pronto tuvieron la compa­ñia de hermosas residencias.

La sociedad de Lezica, Lanús yFynn, fundada en 1866 con el finde proveer de aguas corrientes aMontevideo, adquirió en 1873 lasacciones de los hermanos Guerrav dotó a la villa de un afirmadovial magnifico. El Sr. AmbrosioLezica costeó de su peculio la ma-

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Gran portón de trabajadas formas, vivo testimonio del trabajo artesnnal de artistas anOOlmos, de la quefuera residencia veraniega de la Flia. Idiarte Borda. Enmarcándolo, dos ~olumnas dobles de material.

cadanizacíón de la avenida Isabel1'. que luego con justicia. llevó sunombre.

y tras todo andaba la mano dili­gente del Sr. Giot. Establecido des­de mediados del siglo XIX en ellugar, poseia en su cabaña "LosRambouillets". ovinos. equinos yvacunos de las mejores razas euro-

peas, amén de un selecto jal'dinzoológico y botánico. En entregaanterior referimos que don Per­fecto Giot trajo los primeros car­neros y ovejas Rambouillet quellegaron a nuestro pais. Estosejemplares fueron la base de suestablecimiento pecuario en Pasodel Molino.

Frente a su chalet, Giot levantóun hotel e instaló un tranvía queunia a éste con la Estación. Ycuando después de 1875 se rema­taron las posesiones de AmbrosioPlácido Lezica. Anacarsis Lanús yEnrique Fynn, gran parte de ellasvolvieron nuevamente a su pro­piedad.

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Detalle de la plaza de Colón y del monumento al español FedericoVidiella, pionero de las industrias vitivinícolas de la zona sur de laRepública. En 1883, más que sexagenario, presidió la primera Fiestade la Vendimia, celebrada en su granja de Villa Colón.

Colón, con los años, vio florecerotra gracia bíblica, en la hermo­sura de sus paisajes.

Don Francisco Vidiella, un es­forzado español que entre 1873y 1875 había estudíado la indus­tria vinícola en España, Portugaly a orillas del Rhin, volvió al Uru­guay a emprender una gran aven­tura industrial.

Trajo consigo sarmientos ,de mu­(~hos tipos que plantó en su granjade Colón hasta que, tras múltiplesensayos y fracasos, logró en 1883una cepa resistente, adaptada anuestras condiciones climáticas.

Planta entonces ocho mil videsdel tipo que lleva su nombre, concaracteres semejantes a las de laFolle Naire y obtiene un triunforesonante.

El 25 de febrero de 1883 se ce­lebró la primera fiesta de la Ven­dimia. La granja de Vidiella erala reina de la ocasión. Y tanto sereconoció el esfuerzo pionero deeste empeñoso vitivinicultor queel gobierno del Gral. Tajes le otor­gó, para que lo compartiera conPascual Harriague, otro adelanta­do del Salto, un premio especial.

Desde el 22 de marzo de 1891un monumento de Juan Luis y .!\"i­canal' Blanes. honra perpetuamen­te su memoria en la plaza prin­cipal de la Villa.

Tras la huella de Vidiella vinie­ron cientos de granjeros visiona­rios a la región. A fines del sigloXIX, en ·1898, don Juan BautistaPassadol'e se establece en el lu­gar y hoy, una floreciente y pres­tigiosaPodega, recoge y engran­dece lá antepasada tradición.

Si bien el auge veraniego deColón se ha clausurado. mantie-

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ne sus caracteristicas de retiradacalma y sano sentido localista quese traduce en obras en que la colec­tividad abastece sus necesidades einquietudes.

La congregaclOn Salesiana inau­guró el 2 de febrero de 1877 lacapilla y el colegio que la IglesiaCatólica del Uruguay habia reci­bido de la Sociedad Anónima Le-

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zica, Lanús y Fynn. Esta institu­ción de enseñanza que fue deno­minada Pio IX en homenaje alPapa reinante en aquella época,tiene en los anales pedagógicosuruguayos una esclarecida historia.

Dotada en 1882 de un obser­vatorio meteorológico que fue se­guido por un Observatorio Magné­tico y Sismico y luego por unoAstronómico, prestó valiosos servi­cios al país y a los navegantes delrío de la Plata. El nombre de suprimer Director, el presbitero LuisLasagna, quien también fundó en1878 un colegio para niñas en Vi­lla Colón, es recordado con respeto.

En 1914 se funda en Colón elCentro Nacional de Aviación Civil,en el que se formaron destacadospilotos compatriotas. Dos años an­tes, siguiendo la huella de don Do­mingo Moro, quien hacia 1888 ini­ció con un carruaje los serviciosde locomoción de la villa, habíanllegado los coches de La Comercialhasta las propias puertas del Co­legio Pio.

i y cuántas cosas más vienen enlas memorias de la Villa: las can­teras de piedra de Juan Leániz, laestación ferroviaria inaugurada en1869, la escuela de 29 grado N' 50,fundada como escuela rural N° 1en marzo de 1873 que se conociócon el nombre de "Bonilla", la deprimer grado NQ 38, fundada en1911 y cuya primera directora fuela señorita Ana N. Falco. la Ban­da Popular de Perosi y Pavanello.el Tea Garden (Jardín de té) Co­lón, los bulliciosos corsos de Car­naval. las fiestas de la Vendimia!

Hacia 1922, Colón era la sedeestival de muchas familias monte­videanas, entre ellas, las de Idiar­te Borda. Perey. Arrarte. Monte-

verde, Young, Ameglio, Mailhos,Bélinzon, Raíz, Castellanos, Puja­das, Castells, Ferriolo, Romero yFerrando.

César de Álava en sus evocacio­nes de Villa Colón ha brindado suemocionado homenaje a centros deenseñanza en los que se educaronmuchos habitantes de Melilla, delPantanoso y de la zona del Mer­cado Nacional de Haciendas (la Ta­blada), que como se ha dicho"constituye el foco comercial másimportante del pais": los llamadospor la voz del pueblo, colegios dela Srta. Carolina Bera-ldo, de laSrta. Maria Caviglia y de DoñaAsunción.

En la actualidad, el ejemplarestadio cerrado del C. A. Olimpia,que del barrio Guruyú llegó a Co­lón en 1934, es la más importanteobra, aunque no la definitiva, queconsagra el impulso progresista delos habitantes de esta bella zonamontevideana.

MELlLLALa zona de Melilla tomó su nom­

bre de uno de los primeros pobla­dores de Montevideo, Juan Delga­do Melilla, oriundo de las islasCanarias.

Un expediente qUe consultamosen el que fuera archivo de laEscribanía de Gobierno y Hacien­da, iniciado con motivo de lamedición y amojonamiento de laEstancia de la Caballada del Rey."comprendida €ntre los arroyosPantanoso, Piedras y la mar conla Barra de Santa Lucia", alu­de a la estanzuela de la Sra Ma­riscala Dña. Maria Franciséa deAlzáybar, de una suerte de estan­cia, que fuera adquirida a los he­rederos de Juan de Melilla en

1774. En utros documentos apa­rece su nombre completo.

Dos prestigiosos establecimien­tos pecuarios ocuparon predios enesta extensa región montevideana,a fines del siglo pasado y parte delactual: uno fue la estancia "SantaMaría", fundada por el brigadiergeneral don Manuel Ol'ibe en losalbores de nuestra independencia.

Uno de sus descendientes, el Sr.Félix Buxareo Oribe, al heredarla,le imprimió a la cabaña un ritmoprogresista incorporando plantelesde raza Durham, cuyos ma-gnificosexponentes fueron los primeros enser inscriptos en el H. B. U.

Situada al final del Camino dela Redención, fue luego propiedadde la firma Taranco y Cia. S. A.,que conservó, restaurada, la casahabitación del que fuera 2' Jefede los Treinta y Tres.

Otro establecimiento de renom­bre, fue el del escritor Carlos Rey­les, quien poseia una cabaña con­siderada entre las mejores del pais.especializada en cria ele caballosde carrera. Los aficionados del turfrecordarán a Imperio, que en 1895,no tenía rivales en el Río de laPlata.

Hoy la agricultura -con esca­sas excepciones como La Tabladaque fuera trasladada desde Saya­'go ha sustituido en la zonaestas actividades. Por aquí se ex­tiende el triunfo rotundo del vi­ñedo. Con sus frentes tostadas porel sol, con sU aspecto que irradiasalud, serenidad y optimismo, ape­g¡¡dos a la tierra y a la tradición.multitud de hombres, mujeres yniños de Melilla, muestran al pais.que también por la vía de la agri­cultura puede llegarse a la {'OH­

quista del progreso.

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AL OESTEDE MONTEVIDEO

LA BARRA DESANTA LUCIA (PUEBLOSANTIAGO VAZQUEZ)

El 13 de diciembre -día deSanta Lucía- de 1607, llegaba ala barra del río que lleva hoy esenombre, el gobernador HernandoArías de Saavedra. Este activocriollo, uno de los grandes pione­ros del progreso en el siglo XVII,le escribíó al rey Felipe m deEspaña al año siguiente una car­ta, en la que ponderaba las exce­lencias de estas tierras donde, ade­más decía: "Hallé allí algunas ca­noas de los naturales de aquellacosta: y en suma me parece unode los mejores puertos y de mejo­res cualidades que debe haber des­cubierto, porqUe además de lo di­cho, tiene mucha leña ... "

Esta afirmación de Hernanda­rías que encomia las calidades por­tuarias de la Barra de Santa Lu­cía se ve robustecida por el testi­monio del viajero francés Luis deBougainville que 160 años después,en 1767, afirmó: "Con todo trabajoy a muy poco coste se haría en elrío Santa Lucía uno de los máshermosos puertos del mundo".

Ambas opiniones tuvieron muchopredicamento en los siglos XVIIy gran parte del XVIII. No sepensaba entoces en calados mayo­res y se tenía el preconcepto deque los estuarios o rías favorecíanel establecimiento de puertos. Eltiempo se encargó de desmentir esteaserto.

En cuanto a los bosques delSanta Lucía, leñadores de barcossurtos en la bahía de Montevideoabatían sus árboles, como asimis­mo se servían de ellos los vecinosde Montevideo para atender las

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crecientes demandas de combus­tible.

César Miranda afirma que unaguardia portuguesa, establecida enuna pequeña casa de píedra, dionombre al lugar. Nuestras inves­tigaciones nos han puesto en co­nocimiento que en diciembre de1765 fue establecida una guardiaespañola en la boca del Santa Lu­cía, en la margen derecha, en tie­rras de Francisco Alzáybar, en­frente a la que había colocado enla otra banda el gobernador deMontevideo, para evitar se descar­garan en el paraje efectos de con­trabando con destino a la Coloniadel Sacramento.

El nombre del paraje debe ori­ginarse, pues, en los tiempos his­pánicos.

Luego llegaron pobladores a es­tablecerse sobre la margen izquier­da del rio, sobre un albardón gra­nitico de la cuchilla de Pereyra.

En. febrero de 1878 comienzana funcionar los Corrales de Abastode Santa Lucía, que acrecentaronel valor demográfico de la zona.

Luego se impuso la urbanizacióndel poblado, que ingresara a la no­menclatura con el nombre de "LaGuardia", y luego se conociera conel de "Barra de Santa Lucia" vdesde julio de 1912, con la deno­minación de pueblo "Santiago Váz­quez". con el que se honra la me­moria del que fuera constituyentede 1830 y luego ministro de Estado.

En su exposición de motivos parael proyecto de ley respectivo, de­cía el entonces diputado por Mon­tevideo Alberto Zorrilla que la edi­ficación de la calle principal, amediados de ese año, era de mate­rial en su mayor parte "con algu­nos edificios de estilo moderno".

Se encontraban instaladas allí laescuela pública NV 15, oficinas delorden administrativo, judicial y mu­nicipal y se estimaba que la pobla­ción seguiría en aumento a conse­cuencia de las grandes obras a efec­tuarse con motívo del puente queuniría a esta zona con el departa­mento de San José.

Este núcleo de población esta­ba ligado con Montevideo por el

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la Barra de Santa Lucía. El desarrollo progresivo de Montevideo alteró su fisóñólTlíCl de un tiempo sinprisa (principios del siglo XX), que quedara así aprisionada por el ojo de la cámara.

Ferrocarril del Norte, que teniasu terminal precisamente allí, y porcarretera macadanizada y con SanJosé, por intermedio de una balsaque operaba en muelle de material.

Era asiento de dos importantesfuentes de trabajo: el matadero y

la arenera que abastecia a la edi­ficación de Montevideo. SegúnOrestes Araújo, se calculaba en600 el número de sus habitantes.

La belleza del lugar dio motivoposteriormente a la plantación ydelineación de un parque. que lle-

va el nombre de "Tercera Repú­blica Española", al acondiciona­miento de una pista de regatas yde un excelente embarcadero deyates.

La importancia de lasvias decomunicación terrestre con el H·

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Hasta aquí llegó Hernandarias a fines de 1607. Hoy, la Barra de Santa Lucía es un espejo de aguas,donde se mecen serenamente numerosas embarcaciones de recreo.

toral del río Uruguay y el oestedel país determínaron que en 1906se resolvíera la construcción de unpuente en el Camíno Nacional, enel denomínado "Paso de la Bal­sa". Tres años más tarde, en ju­lio de 1909. se libraba al tránsíto

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público una de las más importan­tes obras de ingeniería de Américadel Sur de la época, totalmenteconstruida bajo la dirección detécnicos nacionales.

El puente giratorio de Santa Lu­cía. al inaugurarse. tenía 338 mts.

de largo, y se hallaba a 15 mts. dealtura sobre el lecho del río, quetiene, término medio, 2 metros deprofundidad.

Los tramos metálicos del puentese adquirieron en las usinas nor­teamericanas "United States Steel

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Products Export Company" y el to­tal del dinero invertido paracons­truirlo e instalarlo, ascendió a lahoy muy modesta suma de$ 220.927,99.

El 28 de noviembre de 1909 elpresidente Dr. Claudia Williman yel ministro de Hacienda Dr. BIasVidal lo inauguraron solemnemen­te ante un público de 3.000 per­sonas.

En la actualidad en la Barra deSanta Lucia, una de las puertasde entrada al departamento deMontevideo, se ha creado un acti­vo centro de tránsito determinadopor las rutas 1 y 3. El ritmo agi­tado del tránsito tiene también sucontrapartida en el reposo: un be­llo parque y un espejo de aguassereno que el sol de la tarde hierevividamente.

EL PARQUE TOMKiNSON

En 1828 llegó a nuestro pais elsúbdito británico Tomás Tomkin­son. De modesto empleado de co­mercio asciende a comerciante, im­portador, saladerista y banquero.Integró, en su pais de adopción,numerosos organismos públicos yprivados: fUe arrendatario de laEmpresa de Gas, presidente delBanco Comercial, durante casi unadécada, y formó parte, asimismo,del pl'imer directorio del Ferroca­rril Central del Uruguay.

Uno de los aspectos más intere­santes de su labor creadora, 'vincu­lado a la formación paisajística delos alrededores de Montevideo, es­tá concretado en el parque fores­tal "La Selva". Este esfableci­miento, próximo al Paso de la Are­na está situado sobre el Pantano­so. Su frente da al antiguo Ca-

mino de las Tres Esquinas, hoyllamado Camino Tomkinson.

Dicho parque, situado a 15 km.de Montevideo, fue convertido en1936 en un lugar público. Sus am­plias avenidas de palmas, eucalip­tos, pinos, abetos, casuarinas yotras variedades botánicas consti­tuyen un rincón de singular belle­za, no conocido aún suficiente­mente por los montevideanos quesalen a los alrededores de la ciu­dad en búsqueda de descanso yaires puros.

Tomkinson plantaba y cuidabasus árboles personalmente. Unode los ensayos de aclimatación másfelices, llevado a cabo por él, fueel del Eucaliptus Globulus (Euca­lipto criollo) cuyas simientes fue·ron traidas en 1852 del JardinBotánico del Cabo de Buena Espe­ranza, África. Como se sabe, eleucalipto es originario de Austra­lia, pero en África del Sur, dondese ha adaptado muy bien, tiene con­diciones climáticas semejantes a lasnuestras.

Cuatro años antes que en la Ar­gentina, se hizo esta experiencia enel Uruguay. Hoy, en la Av. Bus­chental del Prado, los centenarioseucaliptos alli plantados proclamana los vientos que en 1852 transcu­rria su infancia en una almaci­guera de "La Selva" de Tom­kinson.

EL PARQUE LECOCQ

Cuando hoy contemplamos la re­lativa libertad de los animales alo­jados en el parque Lecocq, una se­de menos carcelaria del zoológicocelular de la Avda. Rivera, tal vezignoramos que en esos mismoscampos se extendía el estableci­miento de un prominente urugua-

yo, Jefe Politico de Montevideo en1855, legislador, ministro, avezadocomerciante y miembro activo dela Orden Masónica en la Repúbli­ca: Francisco Lecocq, hijo del bri­gadier de los ejércitos españolesIng. Bernardo Lecocq.

En sus tierras del Paso de laArena, Lecocq realizó importantesexperiencias sobre ganaderia y agri­cultura. Sus trabajos sobre arbo­ricultura -plantó muchos eucalip­tos y acacias de Australia-, viti­cultura y sericultura (cria del gu­sano de seda) revelaron las inquie­tudes deunespiritu siempre abier­to a las innovaciones y al progreso.A Lecocq se le debe asimismo laintroducción en· marzo de 1861 delos llamados segun~os tipos de lacabra de Angora, ya que los pri­meros los introdujo ·en Soriano,Manuel Chopitea, según lo afirmaMarianoB. Berro.

Las cabras de Angora importa­das por Lecocq, provenian de Per­sia (Asia) y por vía de Constan­tinopla e Inglaterra· habian llega­do al Cabo de Buena Esperanza dedonde fueron embarcadas con des·tino a Montevideo. Con su pelolargo y finísimo se fabricaba laseda llamada·· Mohair.

Su· mayor intervención en prodel desarrollo del Uruguay fue sudescubrimiento del procedimientode la aplicación del frío para laconservación de las carnes. Con sucompatriota Federico Nin y Reyes,impuso sus ideas y proyectos, enParis, al ingeniero francés CarlosTellíer, inventor del fria indus­trial, y desde ese momento puededecirse que nació la industria fri­gorífica. El primer ensayo fueefectuado en 1868 a bordo del va­por "The City of Rio de J aneiro".

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BARRIOS RESIDENCIALESMALVIN: UN ESCENARIOVIYAL EN AUGE

Igual que Buceo, Malvin fuezona de saladeros. Precisamentesu denominación proviene, por de­formación, del segundo nombre deJuan Balbín González de Vallejo,quien tenía su establecimiento endicho paraje.

Juan Balbín de Vallejo, que asíse firmaba, fue también cabildan­te y hacendado. En 1792 adquiriótres suertes de estancia sobre elrío Salís Grande y la Sierra dePan de Azúcar. Tuvo destacada ac­tuacióncon su compañía en la re­conquista de Buenos Aires y en ladefensa de Montevideo contra elinvasor inglés, e integró la JuntaMontevideana de Gobierno de1808.

Besnes Irigoyen ejecutó su re­trato a pluma. Cuando en 1841 susherederos ponen en venta su sala­dero y su chacra del Buceo, éstatenía una superficie de "37 cua­dras cuadradas con arroyo y pozoso manantiales permanentes".

En la zona también fue lev:anc

tado durante el período hispánico,el saladero de Magariños, ubicadoen las actuales calles Asamblea yDalmiro Costa, según el Dr. LuisBonavita.

El mismo autor, en una docu­mentada página sobre los salade­ros de Montevideo, afirma que elespañol José Gestal, casado conJuana González Vallejo, fue sala­derista en este paraje a fines delsiglo XVIII y principios del XIX.Su esposa adquirió a los sucesoresde Solsona la chacra donde le­vantara en 1841 su establecimien­to, que tenia veinticuatro cuadrasde superficie, y lindaba al Nortecon zanja de Juan María Pérez, al

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Noroeste y al Sur con el vendedory al Suroeste con el arroyo Malvín,por el medio con la chacra de losherederos de Juan Balbin Vallejo.En este saladero, ubicado en la ca­lle Tarariras, entre Godoy y Espue­litas, según el citado historiador,estuvo instalado durante la Gue­rra Grande, el Juzgado de Crimen,a cargo del escribano Luis B. Cavia.

José Gestal, natural de Galicia,vino a nuestro pais por primera vezen 1787 y se dedicó a la actividadcomercial e industrial.

Según lo manifestado, con or­gullo por sus trabajos, fue el pri­mero en introducir en los puertosde España, en un buque propio,el pabellón de la República Orien­tal del Uruguay. El gobierno es­pañol, en una audiencia regia, lodistinguió con la Cruz de Carlos III.

Tuvo una casa de consignacio­nes en Montevideo y otra en Bue­nos Aires, varios barcos y propie­dades, hasta que una quiebra en1839, lo dejó completamente arrui­nado.

Luego de una larga enfermedad.falleció a los 84 años en 'mayode 1861. Sólo nueve personas for-

maron su cortejo fúnebre, entrelos cuales, cuatro eran sus deudos.

En una barranca de la playaMalvín, en tierras que arrendóprimero a los religiosos francisca­nos del Convento de San Bernar­dino de Montevideo, y que com­pró más tarde, en tiempos de laRepública, levantó Juan MaríaPérez un molino de agua, hacia1840, con cimientos de piedras yparedes de ladrillos.

Su biografía trazada por Isidorode María, el Dr. José Ma. Fernán­dez Saldaña, y la profesora MaríaJulia Ardao, permite esquematizaralgunos rasgos de su síngular per­sonalidad. Habia nacido en 1790en su casa solar del arroyo Seco,a la cual ya nos referimos. Segraduó de bachiller licenciado ydoctor en la Facultad de SagradaTeología, en 1810, en la Universi­dad de San Francisco Javier enChuquisaca, en el Alto Perú; par­ticipó en la revolución oriental de1811, actuando en los dos sitios quesufrió la plaza; fue miembro de laAsamblea Constituyente de 1828 ydel Tribunal del Consulado de Co­mercio ei1 ese mismo año; ministro

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La Rambla de Malvín en la década de los años 20 de este siglo.

de Hacienda del presidente Rive­ra (1831), legislador por Montevi­deo y por último Ministro de Ha~

cienda en el gobierno de Oribe(1835 -1837). Excepcional hombrede empresa y poseedor de una delas fortunas más grandes del país,tuvo numerosos establecimientosde estancia, dos saladeros -unoen Punta de Yeguas y otro en Píe­dras Blancas, conocido más tardepor Legrís-, barracas, pulperías,panaderías, tahonas y hornos deladrillos. Sus fincas urbanas alcan­zaban a ochenta en el año 1836.Levantó en 1842 su gran residen­cia en las actuales calles de Sa­randi y Juncal, que subsistiera has-

ta hace pocos años. Tuvo una pe­queña flota de barcos de grandey pequeño porte, algunos de supropiedad y otros contratados, quellegaban hasta Santa Cruz de Te­nerife .• y Cádiz, en desempeño desus actividades de exportación eimportación. Concibió varios planesde colonización que permitieron elacrecentamiento de la población dela República con agricultores y ar­tesanos, y trajo millares de fami­lias de las Islas Canarias, cuyo pri­mer contingente llegó en 1837.

Juan María Pérez falleció yaciego el 17 de noviembre de 1847en su molino de Malvín, pero ésteno .interrumpió sus moliendas.

Hasta allí llegaba a principios desiglo a pintar paisajes de los al­rededores con Milo Berreta y otrospintores jóvenes el Dr. Pedro Fi­gari, según lo refiere el critico dearte e historiador José PedroArgul.

La reconstrucción del Molino dePérez, .a cargo del Municipio deMontevideo y la dirección de Ho­racio Arredondo, dio comienzo en1958. Con motivo del desarrollo deLos Pocitos como zona balnearia.hubo de trasladarse el trabajo delos lavaderos a los desiertos cam­pos dé Malvín. Allí frente a laPunta, hoy llamada Descanso, en1896, Francisco Piria fundó· el ba­rrio Lavaderos del Este, destinadoa este gremio.

Años después, hacia 1911, el Dr.Arturo Lussich, conjuntamente conlos "doctores Roselló y Carrau, cons.­truye junto al mar un sanatoriopara pacientes de enfermedadesóseas, que tuvo corta duración.

Hacia 1917 queda habilitada laprimera vía de acceso que tuvo Mal­vín, la calle 18 de Diciembre. Po­co después se abre la Rambla :Y' esasfaltada!fl calle Orinoco.

Llega tambíén el tranvía y la1'llZ~lé~íca. Los médanos y zan­jonesvan.desapareciendo al abrir­se nuevas< calles. En 1918, el Dr.JulíoGuani, que fuera Presidentede. la Suprema Corte de Justiciapor más dr veinte años, pasa a ra­dícarseen la zona. En la décadadel veinte veranean en lagostalIlalvinense .. grandes>fíguras popu­lares· del Río de la Plata: Gar­del, LeguíSanio, Francisco· Canaro,Francisco Maschío ... Llegan tal!l­bién vareadores de caballos y losinfaltables bohemios de la costa.

Hoy Malvin, que conforma unaextensa zona qlle se conoée por

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Pescadores y curios,os, frente al mar, en la playa de Malvin.

MalvinNorte Viejo y Nuevo, cons­tituye una de las zonas residencia­les más cotizadas del Montevideo.actual. Su progreso edilicio se hagestado en gran parte al amparode privilegios crediticios otorgadosa empleados de bancos, militares,funcionarios del Palacio Legislati­vo y de las Cajas de Jubilaciones:

El mólino hidráulico de Juan Ma­ría Pérez, en Malvín, luego de surestauración.

también entre otros, por comercian­tes prósperos, en épocas de auge,que levantaron elegantes y aunsuntuosas construcciones en el hoyhermoso barrio.

Una de sus plazas honra al ilus­tre músico deSolis de Mataojo,Eduardo Fabini, .Cltra,a los Olím­picos. Dos altas torres/proclamanun intento. frustrado de aerocarril.

CARRASCO:BARRIO-JARDIN DEVERTIGINqSO DESARROLLO

Entre los primeros •pobladoresde Montevideo· al tiempod~ sufundación, figuraba Sebastiárl/ Ca­rrasco, natural de Buenos Aires, de··44 años de edad, solda~o delacom~pañia de Caballos 'Corazas del ca­pitárl José de .Echauri.

En el reparto de tierras.· le co­rrespondió una chacra ~e ·.330.\7él.­ras sobre el Miguelete y una estan-:

cia de 3.000 varas de frente y unalegua y media. de fondo sobre elarroyo que más tarde lleval'Ía sunombre.

Sebastiárl Carrasco tiene, fuerade su función denominadora de unazona montevideana, una impor­tante vinculación con 10 mejor dela historia oriental: fue tío abuelodel prócer José Artigas.

Más de un siglo después --en1834- el Gobierno de la Repúbli­ca vende estas tierras, en mayorsuperficie, a Juan Maria Pérez,quien adquiere la extensión queva desde el Rincón del Buceo,. pa­sando por la Chacarita de los Pa­dres, al rincón de Carrasco. Al fa­llecimiento de Juan. Maria Pérezy de su esposa, estas tierras se di­vidieron entre sus herederos, lasfamilias de Pérez Butler, OrdeigPérez, Suárez Pérez y Arechava~leta Pérez.

Luego .. de. muchos años de serun airlplio erial, la zona es tocada

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por la inspiración genial de unprecursor.

En el año 1907 el Dr. AlfredoArocena adquiere a los herederosde doña Rosa Pérez de Ordeig el"triángulo" hoy comprendido en-

tre las calles San Nicolás, Bolivia(entonces Camino de la Cruz) yel Río de la Plata.

La zona era de indudable belle­za, pero estaba llena de rocas. Fueasí que Arocena hubo de apelar a

don José Ordeig para que le ven­diera la fracción traslindera de 300rnts. sobre la playa y con 1.700 defondo, para lograr una hermosacinta de arena, apta para zona debaños. Y en 1912 se constituye la

Animada estampa en la esquina de la Avda. Arocena y calle Dr. Alejandro Schroeder, de Carrasco. En suscercanías, un horizonte de aguas y doradas arenas.

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El Gran Hotel Carrasco inaugurado oficialmente en 1921.

S. A. Balneario Carrasco, cuyosadministradores eran el Dr. Alfre­do Arocena, D. José Ordeig y D.Esteban Elena Comenz;ó entoncesla venta de soiares a los primerospobladores. La localidad se llama­ría Viña del Mar. Pero el nombre,semejante al balneario chileno ho­mónimo, no prosperó.

Quien proyectó el plano urbaníS!­tico inicial del balneario fue eldestacado' arquitecto paisajistafrancés Carlos Thays, a quien sele encomendó el trazado de 10 quese queria resultara una "ciudadjardín". Thays trajo como colabora­dor a Le Bars, un jardinero nota­ble de la época.

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Hacia entonces era dificil llegara Carrasco. Cuando llovia se for­maban grandes fangales. En losvastos pajonales que lo rodeabanvivían alimañas y patos salvajes.

Hubo que acarrear arena, envagonetas, de los médanos inme­diatos, borrándolos así de' la fazdel paisaje, hasta los bañados, pa­ra cegarlos y darles un piso' firme.Desde las canteras situadas a8 kms..del futuro balneario setraian miles de toneladas de pie­dra para los afirmados y lasconstrucciones.

A su vez se comenzaban a ex­cavar los cimientos de la mediadocena de chalets con que la em-

presa iniciaba su plan de VIVIen­das y se plantaban miles de árbo­les, con acelerado ritmo.

El Dr. Arocena y el Sr. Elenaestaban muchas veces junto a losobreros, dando consejos, estimu­lando, vigilando la constrl'.cción deplazoletas, canteros y calfes.

Una de las tipicas obras de arteque decoran el ámbito del HotelCasino Carrasco.

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Mientras en otros lugares de la ciudad, la gente nace, muere, ama,se enfrenta, se divierte o se angustia, el clima recoleto de esta avenidade Carrasco revive el espíritu de un tiempo sin urgencias.

Según su biógrafo Arturo Sca­rone, el Dr. Alfredo Arocena fuedirector y abogado de varias insti­tuciones bancarias, comerciales eindustriales, miembro de la Con­vención Nacional Constituyente(1916 - 1917), Y tuvo participaciónimportante en varias iniciativas Yobras de progreso, entre ellas lade la electrificación de los tran­vías de Montevideo. Esteban A.Elena fue gerente de la empresadel "Tranvía al Paso del Molinoy Cerro" Y luego presidió la Com­pañía "La Transatlántica" constí­tuida con la refundición en ella delas líneas de tranvías del Paso delMolino y Oriental; presidió asimis­mo el Directorio de los "Ferroca­rriles y Tranvías del Estado" Yfue miembro del directorío del Te­légrafo Oriental (1905 - 1907). En­tre otros importantes cargos, quedesempeñó, fue presidente del Ban­co Hipotecario del Uruguay y delFrigorífico Nacional, senador yMinistro de Ganadería y Agricul­tura.

Por el año 1912, el único alber­gue existente en Carrasco era unrancho con muros de píedra y te­cho de cinc, que se levantaba enla avenida principal a unos cientosde metros de "Los Portones", por­tada monumental de entrada albalneario por la actual avenida Aro­cena, proyectada por los arquitec­tos Aubriot y Lerena Juanicó.

Dos años después, las obras prin­cipales quedaban finalizadas. Perola Guerra Mundial detiene por cua­tro años el nacimiento del balnea­rio. Hay que esperar su fin paraque las obras surjan, pujantes, enbusca del futuro.

Todas las obras de urbanizacióny forestación, todas las avenidas y

los jardines, todo el futuro pulsodel balneario dependian de la másnoble de las visceras turísticas: ungran Hotel. Se contruyó asi, dentrodel balneario, la Sociedad HotelCasino Carrasco, cuyo Presidentefue el Sr. Esteban Elena, acompa­ñándolo los Dres. Pedro J. Martinoy Prudencio de Pena y los señoresArturo Heber Jackson y BelisarioS. Garcia.

Este gran hotel, de proporcionesmajestuosas y seguro porte, fueencargado al ingeniero campatrio-

ta Félix Elena, que proyectó unaobra que, en su género, seria lamayor del pais y una de las másimportantes de América del Sur.

La piedra fundamental fue colo­cada en 1915. Sin embargo su cons­trucción fue lenta: hubo que espe­['al' los fines del año 1920 paraque terminara el amueblado y alha­jamiento de la hermosa obra. El4 de febrero de 1921 se inaugurabaoficialmente.

En derredor del eje central delhotel se constelan las construccio-

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nes de los primeros chalets: los deManuel Acosta y Lara, Dr. CarlosButler, Dr. Pedro Aguerre, AndrésMendizábal, Alberto Heber Uriarte,Dr. J. Pou y Orflla, Ing. FedericoE. Capurro. Dr. Horacio GarcíaLagos, Dr. Alfredo Arocena, Dr.Alberto Turenne, José María Ro­dríguez Sosa, Sra. Maria Bonillade Martinez.

El Dr. Arocena, preocupado pordar realce estético al balneario,adquiere en Europa valiosos calcos,directos de sus oríginales, ejecuta­dos en mármol de Carrara, de be­llas y expresivas esculturas: LaVendimia, Descanso, Una Espina,El Sueño, Meditación, Triunfo, ElVigía.

Crece así, velozmente, la zonaque se urbanizó y valorizó con ma­yor intensidad entre todos los bal­nearios montevideanos.

Años después, el traspaso delBalneario Carrasco a la Intenden­cia de Montevideo fue un verdade­ro regalo disimulado bajo el ropajede una operación comercial pues elimporte recibido por la Sociedadfundadora fue de sólo $ 170.000.00.

Por tal precio se entregaron alMunicipio, en época del Inten­dente Sr. Santiago Rivas, los si­guientes bienes: l' El edificio delHotel Carrasco, con toda su alba­ñilería y carpintería terminadas,obra en la que se habían invertido$ 295.000.

2' El terreno de su emplaza­miento, que a los' precios de esaépoca alcanzaba a los $ 100.000.

3· 112.000 m2 de tierras donadaspara hacer en ellas un parque pú­blico, los que no costarian, en aqueltiempo, menos de $ 300.000.

4· El traspaso gratuito a favordel Municipio de la concesión por

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35 años de los juegos de azar quele habia sido otorgado a la socie­dad, de acuerdo con la ley de 1910.

Si bien las obras edilicias delhombre son ímportantes en Ca­rrasco, más importante es la ade!­cuación que el hombre hizo de lanaturaleza, creando un paisaje fo­restal, profundo, lleno de sosiegoy grandeza.

Por eso deoemos enumerar rápi­damente la iglesia Stella Maris,ínaugurada como capilla en 1918,los sucesivos asientos del CarrascoPolo Club, las canchas de tenis deCarrasco, y el Tajamar, con todauna tradición de hermosas y me­morables fiestas.

Debe destacarse en los alrededo­res de Carrasco, inscripto en elmismo estilo de paz y gracia fo­restal, el parque Gral. FructuosoRivera, que en los domingos so­leados de las cuatro estaciones con­cita un público devoto del aire li­bre y la sombra fresca. El parqueRiVera, llamado anteriormente Du­randeau, fue construido por el re­sidente francés Pierre Durandeau(1844-1927), en terrenos anterior­mente anegadizos. Este parque, deuna superficie aproximada de 40hás., llamado primeramente por sucreador "Ville Augustine", teníamiles de eucaliptos, sombreadasavenidas y un bien delineado lagopara albergar aves acuáticas. En1929 fue vendido al Municipio ca­pitalino.

En la periferia de la zona sehalla el Museo de antiguos mediosde transporte, y los relojes, cajasde música, piezas de porcelana,armas, muebles y objetos artisticosque coleccionó el industrial Fer­nando Garciá y qUe hoy posee la

Intendencia de Montevideo a ori­llas del arroyo Carrasco.

Prolongando el océano forestalque domina en Carrasco se encuen­tra el parque Gral. Lavalleja Y.ya en Canelones, el espaciosoparque Franklin D. Roosevelt. Ha­ciendo pareja con el Hotel Carras­co, pero ya en otro estilo y conotra funcionalidad, se eleva la mo­le del ex Hotel Miramar, que defracasado centro turístico pasó aalbergar la escuela de nurses Dr.Carlos Nery y en la actualidad,la escuela naval.

En el presente, Carrasco, bro­tado como un símbolo de tesón eidealismos humanos sobre una tie­rra llena de bañados, que tenía, noobstante, una costa hermosísima, esun ejemplo de urbanismo, un rin­cón lleno de aire poético y asientode la población más aristocráticade Montevideo.

No es ya ~l balneario de augeveraniego que creció meteóricamen­te. Es una zona residencial estable,con sus instituciones de enseñanza.sus cotizadas casas comerciales, supoblación permanente.

Hay un diástole y sistole de au­tomóviles que parten por las ma­ñanas y retornan al atardecer. Sonlos jefes de familias -muchos deellos directores de empresas, ha­cendados, profesionales- que vany vuelven y que descansan en sussuntuosas residencias los fines desemana. Pero, por lo general, lasfamilias quedan, disfrutan de ladorada sonrisa veraniega del riode la Plata, gozan de la verde in­timidad de las avenidas y de jar­dines armoniosamente trazados. queen parte, como se ha dicho. "pro­claman el auge de los capitales due

rante la guerra de Corea".

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CONCLUSIONES

Al cierre de, este trabajo, pro-·longado en dos entregas de NUES­TRA TIERRA, comprobamos queapenas hemos delineado,. a travésde algunos ejemplos, un tema tanamplio como es el de reflejar. losorígenes y desarrollo, los rasgosesenciales del" ser y del quehacerde. los princípales barríos.. monte­videanos

Con nitidez se percibe la caren­cia de información sobre las zonasde los desamparados "cantegriles'fmontevideanos, de los quedescono­cemos estudios realizados en pro­fundidad, individualmente y en con­jUnto.

Por .la dura limítación de espaciono señalamos como hubiera sido denuestro interés, 'las necesidades, lassituaciones sociales, espirituales,econqmicas, culturales, las carenciasde ciertas obras públicas de cadabarrio, en la actualidad.

Hemos .puesto el acento, .. en elejemplo de algunos pioneros, enmérito a lo escasamente conocidas,de su obra o.personalidades. Hom­bres que fueron .. de. avanzada,· mo­destos algunos, otros, que sin dejarde lado su afán de. lucro,·.. igual­mente transformaron la región quehabitaban, impulsando su desarrolloy preparando los caminos del fu­turo. Son dignos de evocación aque­llosque legaron a la comunidadel esfuerzo de toda una vida y dela acción filantrópica en obras des­tinadas a la asistencia pública, delos que son ejemplos cabales Ale­jandro Beisso, Gustavo Saint Boisy el Dr. Alejandro GallinaL

Creemos que deben jugar un pa­pelmás visible lasComísiones deFomento vecinales, que muchas ve­ces en silencio, sacrificada y empe­ñósamente, logran lo que no se ob­tiene oficialmente.

Quizás así pueda obtenerse •••...eltraslado a zonas rurales del depar­tamento, del Establecimiento Pe­nitenciario y del Hospital Vilarde­bó, a via de ejemplo, que constitu­yen no sólo una dramática presen­cia sino que impiden el mayor desa­rrollo de sus respectivas zonas. Esnecesario que se reconquisten parael servicio activo de la cultura po­pular, como ya dijimos, escenariosinactivos como el del teatro deverano de Capurro; que se aumentelargamente el caudal bibliográficode las bibliotecas municipales delos barrios montevideanos, paraque no se detengan o se pierdandefinitivamente sus programas depromoción comunitaria; que se di­namicen zonas detenidas, envejeci­das, emprendiendo la transforma­ción de sus medios fisicos sin es­catimar recursos ni esfuerzos, enproyectos como el recientementepropuesto y aprobado de utilizarla estación Goes, cerrada y con­vertida en depósito' de chatarra,para terminal de ómnibus interde­partamentales de corta distancia.

En la medida en que se planifi­quen y adopten realizaciones másdinámicas de las aspiraciones deestas comisiones de fomento -com­plementarias de las grandes obrasde interés departamental- conci­liando propósitos de vecinos y degobernantes, se lograrán, sin duda,más amplios y justos objetivos so­ciales. En ese empeño no debe estarausente la prensa, la radio y latelevisión montevideanas, aplicadasen campañas de difusión e impulsode una acción constructiva, que po­dría prosperar a expensas de laalienación de noticias y de al­gunos programas de mal gusto.

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