Erotismo y Corporeidad en William Carlos Williams

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Universidad Central de Venezuela Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Letras Poesía y poetas Prof. Carmelo Chillida Autora: Lorena Alejandra Quijada Struve Erotismo y corporeidad en tres poemas de William Carlos Williams. Cuando leo poesía me encierro en mi cuarto para que no me vean, porque allí hago muecas, danzo, ondulo, leo en voz alta, me contorsiono como Ulises ante las sirenas, me acuesto en el piso, lloro, es decir, me conecto con lo más profundo del inconsciente. Hanni Ossott. Cómo leer la poesía. En el momento en que agarré el poemario de William Carlos Williams y leí Danse russe, no pude evitar pensar en esa cita de Hanni Ossott en Cómo leer la poesía. Hanni leyendo poesía, casi cantándola, bailándola, sintiéndola como lo hacían los antiguos, conectándose con ella y dejándose sorprender; al igual que el hombre frente al espejo baila y canta para sí, desnudo, admirándose, conectándose “con lo más profundo del inconsciente”. Leer poesía, leerla de verdad, es dejarse sorprender por lo que te dice el poema, y leerla como

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Lectura personalísima de tres poemas de William Carlos Williams: Danse russe, A Marco Antonio en el cielo y Retrato de una dama. No pretende ser un estudio, es un simple comentario.

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Universidad Central de VenezuelaFacultad de Humanidades y EducaciónEscuela de LetrasPoesía y poetasProf. Carmelo ChillidaAutora: Lorena Alejandra Quijada Struve

Erotismo y corporeidaden tres poemas de William Carlos Williams.

Cuando leo poesía me encierro en mi cuarto para que no me vean, porque allí hago muecas, danzo, ondulo, leo en voz alta, me contorsiono como Ulises ante las sirenas, me acuesto en el piso, lloro, es decir, me conecto con lo más profundo del inconsciente.

Hanni Ossott. Cómo leer la poesía.

En el momento en que agarré el poemario de William Carlos Williams y leí Danse

russe, no pude evitar pensar en esa cita de Hanni Ossott en Cómo leer la poesía. Hanni

leyendo poesía, casi cantándola, bailándola, sintiéndola como lo hacían los antiguos,

conectándose con ella y dejándose sorprender; al igual que el hombre frente al espejo baila

y canta para sí, desnudo, admirándose, conectándose “con lo más profundo del

inconsciente”. Leer poesía, leerla de verdad, es dejarse sorprender por lo que te dice el

poema, y leerla como lo hace Hanni es dejarse conquistar, es conectarse con la humanidad,

con la tradición, con nuestro interior y amarnos, casi entendernos, admirarnos como

humanos, como alma y cuerpo.

(...) bailo desnudo, grotescamente

ante mi espejo

revoleando la camisa sobre mi cabeza

y cantando bajito para mí

«estoy solo, solo

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nací para estar solo,

estoy mejor así»

Si admiro mis brazos, mi cara.

mis hombros, flancos, nalgas

contra las persianas amarillas (...)

Danse russe. William Carlos Williams.

Williams me remite al cuerpo en Danse russe y a la conexión con nuestro interior y

nuestro cuerpo y transmite una inmensa libertad. La libertad de lo terrenal; la libertad de

estar cómodo en la propia piel; la libertad del cuerpo desnudo; la libertad de sentirte tú y de

comulgar con el propio cuerpo por el baile, por el canto, por la poesía; dejarse deleitar por

cada parte de la anatomía al observarla, aprendiendo a verla como ve un niño.

Cuando leemos A Marco Antonio en el cielo no podemos menos que sentir esa

conexión erótica con otro cuerpo, con otro ser humano y no con uno cualquiera, con uno

que se ama y por el que se deja todo.

(...) ¿Por qué seguiste

a ese cuerpo amado

con tus barcos desde Actium?

Espero que haya sido porque

la conocías pliegue por pliegue

desde la punta de los pies, subiendo

hasta las raíces de su pelo

y bajando otra vez y que

lo viste

por encima del furor de la batalla

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nubes y árboles y pasto (...)

A Marco Antonio en el cielo. William Carlos Williams.

Y en Retrato de una dama no puede ser más evidente lo corporal, lo erótico, el eros

más que cualquier otro tipo de amor. El poema empieza por los muslos, una parte del

cuerpo que en ningún momento puede dejar de transmitir sensualidad. Luego menciona a

Watteau y a Fragonard, quienes eran pintores del arte Rococó, donde el amor, la

sensualidad, el erotismo, las escenas de cortejo y los cuerpos desnudos eran frecuentes. En

Fragonard eran comunes los ambientes íntimos y Watteau en las fiestas galantes. Éste

poema, desde el comienzo hasta el final, es puro cuerpo, un canto a los sentidos.

Tus muslos son manzanos

cuyas flores tocan el cielo.

¿Qué cielo? El cielo

donde Watteau colgó la zapatilla

de una dama. Tus rodillas

son una brisa del sur —o

una ráfaga de nieva ¡Ajh! ¿Qué

clase de hombre era Fragonard?

—como si eso aclarase

algo. Ah, sí —bajo

las rodillas, cuando el ritmo

languidece de ese modo, es

uno de esos blancos días de verano;

la alta hierba de tus tobillos

aletea sobre la playa—

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¿Qué playa?

La arena se pega a mis labios

¿qué playa?

Ajh, pétalos tal vez. ¿Cómo

puedo saberlo?

¿Qué playa? ¿Qué playa?

Dije pétalos de un manzano.

Retrato de una dama. William Carlos Williams.

Las imágenes del cuerpo que hay en los tres poemas son de partes eróticas y con una

gracia sexual, pero nada grotesca. Para Hanni leer poesía es lo que yo veo que en Williams

es conectarse con el propio cuerpo o con el ajeno, pero conectarse de verdad, con todos los

sentidos, con todo el interior, con devoción, con comunión, con el exterior, con anhelo…

Es especial, es dar todo, es un querer, un dejarse sorprender, es regresar al centro, es tratar

de comprender sin terminar de hacerlo, es mandar “la razón y la conciencia a paseo”.

Bibliografía

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Modern Language Association (MLA): manual de estilo.

Ossott, Hanni. Cómo leer la poesía. Venezuela: Bid & co, 2005. Impreso.

Williams, William Carlos. 20 poemas. Venezuela: Fondo Editorial Fundarte, 2011.