Erasmo y «Don Quijote de la Mancha»

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604 NOTAS T H . XL, 1985 El narrador omnisciente se caracteriza en el cuento por exponer y relatar los acontecimientos con un laconismo sorprendente a fin de que el lector participe con su interpretación. La estructura del cuento queda determinada por el acontecimiento previo que constituye la base de las funciones de la confrontación, oposición y triunfo que corroboran estrechamente con la insistencia- resistencia que se da en forma permanente en el relato. La ubicación temporal, los motivos, los planos temporales y el narrador, son elemen- tos básicos para complementar la estructura narrativa de La siesta del martes. MANUEL ANTONIO ARANCO Laureaban University Ontario, Canadá. ERASMO Y «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» Uno de los aportes más notorios a la crítica cervantina en lo que va corrido del siglo xx es, quizás, el descubrimiento de la riqueza de Don Quijote en su estructura novelística que le da un cierto aire atrac- tivo de modernidad. Pero, al mismo tiempo, se ha señalado la cons- tante presencia del erasmismo en las diversas obras de Cervantes como un elemento imprescindible para la cabal interpretación del Quijote. Especialmente han contribuido a esta tarea los escritos de Américo Castro y de Marcel Bataillon *. En el presente trabajo se persigue un doble objetivo: por una parte, presentar en forma muy esquemática los principales aportes que se han hecho hasta el momento sobre el tema E r a s m o y Cervantes; por otra, confrontar dos textos erasmistas directa- mente con Don Quijote de la Mancha para hacer resaltar la influencia del pensador holandés sobre el Manco de Lepanto, particularmente en cuanto a su concepción humanista, en las ideas religiosas y en la locu- 1 AMÍRICO CASTRO, Cervantes y ¡os casticismos españoles, Madrid, Alianza Editorial, 1974. AMÉRICO CASTRO, Erasmo en tiempos de Cervantes, en Hacia Cervantes, Ma- drid, Taurus, 1960, págs. 193-230. AiuáRico CASTRO, El pensamiento de Cervantes, Barcelona, Noguer, 1972. MARCEL BATAILLON, Erasmo y España, México, Fondo de Cultura Económica, 1950.

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El narrador omnisciente se caracteriza en el cuento por exponery relatar los acontecimientos con un laconismo sorprendente a fin deque el lector participe con su interpretación.

La estructura del cuento queda determinada por el acontecimientoprevio que constituye la base de las funciones de la confrontación,oposición y triunfo que corroboran estrechamente con la insistencia-resistencia que se da en forma permanente en el relato. La ubicacióntemporal, los motivos, los planos temporales y el narrador, son elemen-tos básicos para complementar la estructura narrativa de La siestadel martes.

MANUEL ANTONIO ARANCO

Laureaban UniversityOntario, Canadá.

ERASMO Y «DON QUIJOTE DE LA MANCHA»

Uno de los aportes más notorios a la crítica cervantina en lo queva corrido del siglo xx es, quizás, el descubrimiento de la riqueza deDon Quijote en su estructura novelística que le da un cierto aire atrac-tivo de modernidad. Pero, al mismo tiempo, se ha señalado la cons-tante presencia del erasmismo en las diversas obras de Cervantes comoun elemento imprescindible para la cabal interpretación del Quijote.Especialmente han contribuido a esta tarea los escritos de AméricoCastro y de Marcel Bataillon *.

En el presente trabajo se persigue un doble objetivo: por unaparte, presentar en forma muy esquemática los principales aportesque se han hecho hasta el momento sobre el tema E r a s m o yC e r v a n t e s ; por otra, confrontar dos textos erasmistas directa-mente con Don Quijote de la Mancha para hacer resaltar la influenciadel pensador holandés sobre el Manco de Lepanto, particularmente encuanto a su concepción humanista, en las ideas religiosas y en la locu-

1 AMÍRICO CASTRO, Cervantes y ¡os casticismos españoles, Madrid, AlianzaEditorial, 1974.

AMÉRICO CASTRO, Erasmo en tiempos de Cervantes, en Hacia Cervantes, Ma-drid, Taurus, 1960, págs. 193-230.

AiuáRico CASTRO, El pensamiento de Cervantes, Barcelona, Noguer, 1972.MARCEL BATAILLON, Erasmo y España, México, Fondo de Cultura Económica,

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ra idealista del héroe. Con este objetivo en mente, he seleccionadoEl enquiridión o manual del caballero cristiano y el famoso Elogio dela locura como las dos obras de Erasmo que se prestan más para elcotejo con Don Quijote; si bien esta selección es completamente arbi-traria — debido fundamentalmente a la limitación bibliográfica —,su aparente vinculación con la novela de Cervantes me ha movido aescogerlas: El enquiridión es el 'manual del caballero cristiano', mien-tras que Don Quijote es, por así decirlo, el 'manual del caballeroandante'. Y si la locura es el tema, personaje y narrador de la obrasatírica de Erasmo, el Quijote es la expresión artística —encarnadaen personajes de ficción — de esa locura.

Sin duda alguna, el estudio del pensamiento de Cervantes, juntocon las influencias que en él se ejercieron, es un tema muy revelador,si bien muy difícil de precisar. Cervantes aparece en la cúspide de unmagno proceso histórico que ha removido por completo todas las es-tructuras vigentes en la Edad Media y que, por lo mismo, en unasegunda fase, ha sido fuertemente combatido. Históricamente, se hadado el nombre de "Renacimiento" y "Contrarreforma" a estos dosvectores culminantes en la figura de Cervantes. De ordinario han sidopresentados como absolutamente antagónicos, siendo el uno la nega-ción del otro. Marcel Bataillon los reduce a una unidad bajo la figuracontrovertida de Erasmo de Rotterdam. Según este crítico, Cervanteses el último reflejo de Erasmo en España, y Don Quijote de la Man-cha su fruto maduro: "Si España no hubiera pasado por el erasmismono nos hubiera dado el Quijote", afirma el eminente hispanista muycategóricamente 2.

Este proceso histórico se puede resumir muy brevemente de lasiguiente manera: comienza con la reforma del cardenal Cisneros yla biblia políglota de Alcalá. Irrumpe luego la influencia de Erasmopor medio de sus obras publicadas en España, especialmente El en-quiridión. Juan y Alfonso de Valdés asimilan esas enseñanzas eras-mianas, lo mismo que Luis Vives. No tarda mucho en presentarse latenaz oposición a los erasmistas españoles, condenando primero algu-nos de los escritos del maestro y, luego, a sus seguidores. Son los añosde la Contrarreforma y del Concilio de Trente A pesar de la gradualcondena a Erasmo y sus doctrinas, su influencia se hace notar tantoen la literatura religiosa como en la profana, burlando sutilmente lasnuevas normas dogmáticas y las persecuciones de la Santa Inquisición.Entre los últimos destellos del erasmismo en España, aparecen FrayLuis de León con su obra Nombres de Cristo y, posteriormente, Mi-guel de Cervantes con Don Quijote de la Mancha.

Obviamente, el resumen anterior es un esquema que sirve máspara ilustrar que para sistematizar científicamente tan importante

1 BATAILLON, vol. II, pág. 432.

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proceso. Sin embargo, debido a la necesidad que tenemos de hacernosa una idea, aunque sea superficial, de lo que este doble proceso sig-nificó en la vida española de los siglos xvi y xvn, presento a continua-ción algunas de las características más sobresalientes del Renacimientoy de la Contrarreforma:

RENACIMIENTO CONTRARREFORMA

1. Humanismo cristiano. Teocentrismo: Concilio de Trento.2. Libertad di conciencia. Santa Inquisición.

3. Retorno a los orígenes, especial- Dogmatismo,mente a la Sagrada Escritura.

4. Tendencia filosófica neoplatónica, Defensa del aristotelismo y de la esco-es decir, Platón desde la pers- iástica, francamente despreciados porpectiva de San Agustín. los humanistas como materia fría.

5. Defensa de la vida y devoción Aferramiento a las devociones exterioresinteriores. y a las ceremonias rituales.

Estos dos esquemas anteriores nos ayudan a comprender la difi-cultad de encontrar en Cervantes un erasmismo 'puro', puesto que lainfluencia que en él pudo ejercer Erasmo no es directa —ya que nofue su discípulo— ni es la única. Menéndez Pelayo fue el primeroen hablar de dicha influencia, si bien lo hizo en forma muy super-ficial, según el juicio de don Américo Castro. Para subsanar esta falla,Castro profundiza el tema de Erasmo en Cervantes en su famosolibro El pensamiento de Cervantes, llegando a la conclusión de que"el cristianismo de Cervantes es esencialmente erasmista"s. MarcelBataillon en su voluminoso estudio titulado Erasmo y España recogelas enseñanzas de Américo Castro, pero disiente de lo que él denomi-na "racionalismo" en el enfoque del crítico español. Posteriormente,Antonio Vilanova, al tratar el tema de Erasmo y su relación con Cer-vantes, ataca a Castro por haber afirmado que Cervantes había sidoun hábil hipócrita durante la Contrarreforma *. En dos libros poste-

* El pensamiento de Cervantes, pág. 298.4 ANTONIO VILANOVA, Erasmo y Cervantes, Barcelona, Consejo Superior de

Investigaciones Científicas, 1949, pág. 11.AMÉRICO CASTRO resume as! su tesis sobre la hipocresía de Cervantes: "La

hipocresía consiste en este caso en encubrir hábilmente el alcance del pensamientoíntimo, en lo que tendría de crítica nociva (personalmente muy peligrosa) paraesas verdades de carácter público y tradicional; pero no consiste en hablar enserio de esas verdades sin creer en ellas. Si no entendemos la hipocresía de estamanera, no alcanzaremos a penetrar el espíritu de la contrarreforma, cuyo anda-miaje estuvo sostenido por el hábil disimulo. Como molde intelectual, la 'dobleverdad' sirvió a maravilla a quienes se encontraban en mala postura" (El pensa-miento de Cervantes, pág. 252).

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riores, Américo Castro aclara aún más sus ideas sobre Erasmo yCervantes. En Hacia Cervantes dedica un capítulo al tema y trata deprobar cómo Cervantes está alabando en 1614 un libro, Luz del alma,que es fiel trasunto de El enquiridión de Erasmo 5. Y en su obra Cer-vantes y los casticismos españoles, lacónicamente nos dice que:

Como hecho, como contribución a la historia de las ideas religiosas, el eras-mismo o el cristianismo de Cervantes no me interesan hoy8.

Y más adelante:

Yo prefiero ahora no calificar a Cervantes de 'erasmista', genéricamente, segúnsolemos hacer con los fenómenos de la vida7.

Sucintamente, he presentado la situación de los estudios dedicadosa la relación entre Cervantes y Erasmo. Preciso es ahora orientarnoshacia el segundo objetivo de este ensayo, para cotejar directamente aestos dos autores.

Sin duda alguna, Erasmo es considerado como el creador e im-pulsador de la renovación del cristianismo humanista en el siglo xvi.Estamos, quizá, ante la figura más famosa y respetada en los círculosintelectuales de la época. Erasmo es el primer autor a quien la im-prenta le permitió cobrar fama en toda Europa muy rápidamente.Nadie dudaba de su gran sabiduría, de su dominio de los clásicos, nide su autoridad teológica. Fue tanto su poder que mientras vivió nose atrevieron a condenar sus obras sus más encarnizados enemigos,los frailes y los religiosos, quienes estaban armados de la SantaInquisición:

[... ] se deben guardar so título que no están bien traduzidos ni rectamenteimpresos [... ] y de esta manera no havrá ocasión de dezir que está el daño enlos libros, ni en el auctor, sino en la tradución e impresión ni terna Erasmo dequé se quexar 8.

Sin embargo, aun antes de su muerte, se preveía una gran arre-metida contra algunas de sus doctrinas. Paradójicamente, este granimpulsor del humanismo cristiano vino a ser el blanco de los ataquestanto de los católicos como de los protestantes. Muchas de sus ideas

5 Hacia Cervantes, págs. 193-230. MARTÍN DE RIQUER en las notas a su edi-ción del Quijote señala que Ltiz del alma "es libro fuertemente influido porErasmo" {Don Quijote de ¡a Mancha, edición de MARTÍN DE RIQUER, Barcelona,Ed. Juventud, 1971, pág. 999).

* Cervantes y los casticismos españoles, pág- 93.T Pág. 140.

* BATAILLON, vol. II, pág. 87.

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de renovación y cambio eran mucho más radicales que las del mismoLutero; por otra parte, nunca quiso adherirse a los protestantes sepa-rándose de la iglesia de Roma. Los católicos no le perdonaban lasrepetidas sátiras con las cuales Erasmo había combatido la vida pocopiadosa de los frailes y monjes en los conventos y la exagerada proli-feración de sus devociones, rezos y ceremonias, por considerar que loshabían convertido en algo puramente externo con grave detrimentode la piedad interior, de la oración mental y de la práctica del evan-gelio y las epístolas, especialmente las de san Pablo.

De hecho, casi todos los espíritus inquietos y todos cuantos sepreciaban de intelectuales en esa época, tuvieron que ver con Erasmoen mayor o menor medida. Ya hemos señalado, por ejemplo, cómo— en España— influyó en Juan Valdés. Otros han insistido en suinfluencia en la novela picaresca °. A Cervantes llegan las ideas eras-mistas cuando muchas de ellas ya han sido o bien asimiladas comodoctrina de la Iglesia, particularmente a través del Concilio de Trento,o bien condenadas por la Inquisición. Esto explica que en Cervantesno se pueda precisar con absoluta confianza qué conceptos toma di-rectamente de la lectura de los libros erasmistas y cuáles tamizadospor otras fuentes. Por ejemplo, se ha hablado de la influencia deErasmo en Cervantes a través de Ariosto o de Baltazar de Castiglione10.

Teniendo en mente la restricción anterior, confrontemos ahora aErasmo con Cervantes para luego poder sopesar el alcance de la in-fluencia de aquél sobre éste. En primer término, cabe señalar queErasmo y sus seguidores repetidas veces condenaron la literatura ca-balleresca por ser de poco provecho para el espíritu y de ningunaorientación para su conducta. En España, Luis Vives fue el encargadode atacar demoledoramente este tipo de literatura11. Por su parte,Cervantes en el prólogo a la primera parte del Quijote ya decía:

[ . . . ] todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nun-ca se acordó Aristóteles, ni dijo nada san Basilio, ni alcanzó Cicerón, ni caendebajo de la cuenta de sus fabulosos disparates las puntualidades de la verdad,ni las observaciones de la astrología 1 2 .

* La vida del Lazarillo de Tormes, edición de JOSEPH RICAPITO, Madrid, Ed.Cátedra, 1976, págs. 11-81.

10 VILANOVA, pág. 23.11 BATAILLON, vol. I, pág. 16. Bataillon comenta allí que "esta crítica de las

novelas, y particularmente de la literatura caballeresca, es un rasgo fundamentaldel erasmismo español".

u MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha, Barcelona, Ed. Juven-tud, 1971, pág. 24. Las demás citas al Quijote se hacen en el mismo texto si-guiendo esta edición e indicando el capítulo para facilitar su confrontación conotras ediciones.

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Por lo tanto, el Quijote aparece como expresión literaria en partemotivada por la tendencia erasmista, al menos en la intención de suautor, si bien, paradójicamente, el libro destinado a combatir lasnovelas de caballerías, es considerado el mejor del género y casi el únicoleído hoy en día. El Quijote es una parodia de los libros de caballe-rías, pero al mismo tiempo es el mejor de ellos.

Sin embargo, la influencia de Erasmo no se limita a la intencióndel autor. Informa toda la novela de una manera o de otra. Así, porejemplo, veamos el caso de la filosofía. Se ha tratado en repetidasocasiones el tema de la filosofía del Quijote, limitándose tan sólo aextraer textos que se refieren a un tema específico y que, según estosantologistas, reflejan el pensamiento cervantino. Ante todo se debeaclarar que el Quijote no es un libro de filosofía, ni su autor un fi-lósofo. Esto, que parece una verdad de Perogrullo, debe tenerse muypresente cuando se toca el tema de la filosofía en el Quijote. Nadieniega, por otra parte, que esta obra de Cervantes refleja en gran me-dida las ideas filosóficas de la época, es decir, de un humanistacristiano después de la Contrarreforma. El humanismo cristiano, delcual había sido en buena parte fundador Erasmo de Rotterdam, secaracterizó por su lucha contra el escolasticismo decadente, por su em-puje dinámico en todas las letras humanas —particularmente la teo-logía y la filosofía—, por la búsqueda del helenismo como puentehacia el cristianismo y, en síntesis, por su tendencia hacia un cristia-nismo interior, basado en las Sagradas Escrituras y "centrado en elhombre como modelador ideal de la realidad" 13. Por supuesto, estas ca-racterísticas no se encuentran en forma pura en Cervantes por efectodel tiempo y de la Contrarreforma. Pero sí se encuentran aquí y allá,a veces abiertamente, a veces disfrazadas, alusiones que son resultadode la influencia de su maestro erasmizante, don López de Hoyos 14.

De acuerdo con esta tendencia erasmista, Cervantes nos presentaen el Quijote el efecto de una concepción neoplatónica señalada espe-cíficamente por el idealismo. Toda la novela se estructura alrededorde estos dos ejes: el idealismo representado por don Quijote y el realis-mo representado por Sancho Panza. Este neoplatonismo se manifiestaen el Quijote particularmente por medio del continuo contraste entreapariencia y realidad y por la representación del mito de la cavernaplatónica en el descenso que realiza el héroe a la cueva de Montesinos.

Este problema de la realidad aparece reiteradamente en Cervan-tes. Las cosas pueden ser percibidas por los sentidos del sujeto enforma muy diferente. La variada percepción de las cosas depende delángulo de visión que adopte el sujeto. Según Cervantes, es falso creerque hay una sola posibilidad verdadera de percepción de las cosas,

u El pensamiento de Cervantes, pág. 86.

" Sobre LÓPEZ DE HOYOS, véase Hacia Cervantes, págs. 196-206.

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pues considera que hay tantas cuantas perspectivas diferentes puedandarse. Este énfasis en lo subjetivo justifica todo cuanto se ha dichosobre el idealismo en el Quijote.

Dicha lección platónica ya la había predicado Erasmo en su Elo-gio de la locura:

Del mismo modo que las Suenas de Alábíades, las cosas poseen dos carasque no se parecen en absoluto. Con frecuencia lo que juzgado solamente por loexterior se hubiera creído la muerte es realmente la vida, si se sondea interior-mente. Aqu! abajo por lo general se toma lo hermoso por lo feo, la miseriapor la opulencia, la maldad por la gloria y la ignorancia por la ciencia. Vesela fuerza en la debilidad, la grandeza de alma en la vileza, la alegría en latristeza, el favor en la desgracia, la amistad en la aversión y el remedio en el ve-neno. En una palabra, abrid la Silena y todo se modifica lr>.

En otra parte, insiste en la imposibilidad de llegar a un conoci-miento objetivo de las cosas tal como lo sostenían los platónicos:

Las cosas son tan varias y tan oscuras en sí, que no es posible saber nadade una manera exacta, como ya muy bien lo han dicho los platónicos, a la verdadlos menos imprudentes de todos los filósofos; cuando sabemos algo, es casi seguroque disminuye la alegría de vivir; pues de tal modo está formado el espírituhumano, que le es mucho más agradable la ficción que la verdad (E.L., pág. 94).

Otro insigne representante del Renacimiento, Baltazar Castiglio-ne, alude al mismo tema de la variedad de percepciones que unamisma cosa pueda tener:

Mi opinión seguilla heis si os parece bien, y si no atémosos a la vuestra sifuere diferente de la mía, y en tal caso no defenderé yo mi razón porfiándolamucho; porque no solamente a vosotros os puede parecer una cosa y a mí otra,mas yo mismo puedo tener sobre un mismo caso en diversos tiempos dife-rentes juicios 1 6 .

Esta doctrina sobre el valor relativo de las cosas está expuesta re-petidamente en Cervantes. Todas las ocasiones en las cuales el Caba-llero de la Triste Figura crea una nueva realidad de acuerdo con suopinión y fantasía, está ilustrando esta concepción platónica. Mas, sinduda alguna, el mejor ejemplo que encontramos en el Quijote de esteneoplatonismo está dado por la creación de Dulcinea del Toboso.Brota como una necesidad de su ideal de caballero andante, revestidade todos los dones de perfección de una edad de oro platónica:

18 ERASMO DE ROTTERDAM, Elogio de la locura, Rio de Janeiro, Ed. Tor,s. f., pág. 63. Las citas a esta obra se hacen según esta edición en el mismotexto del trabajo, empleando las abreviaturas E. L.

M BALTAZAR CASTIGLIONE, LOS cuatro libros del cortesano, traducido por Bos-CÁN, Madrid, Librería de los Bibliófilos, 1873, pág. 50.

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. Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica, o no es fan-tástica; y estas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo.Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene quesea una dama que contenga en sí las partes que pueden hacerla famosa en todaslas del mundo, como son: hermosa sin tacha, grave sin soberbia, amorosa conhonestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada y, finalmente, alta porlinaje, a causa que por sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosuracon más grados de perfcción que en las hermosas humildemente nacidas(D. Q., n, c. 32).

Otro ejemplo en el cual se puede ver la influencia del neoplato-nismo en el Quijote se encuentra en la famosa aventura de la cuevade Montesinos. Todo allí nos recuerda el mito de la caverna de Pla-tón. Don Quijote se aisla allí para vivir su mundo idealizado, creadopor su imaginación y fantasía en forma tal que él mismo no puedediferenciar la verdad o el sueño en todo lo que en esta aventura lesucede. Al estudiar las fuentes de este episodio, Helena Percas de Pon-seti también ve una clara conexión con el platonismo:

Todavía mayor cercanía espiritual encuentro entre la visión de Er, o alegoríade la caverna platónica, y la visión de Don Quijote. Aunque en la visión de Erno se habla, propiamente, de una ultratumba, se trata de una abstracción filosóficaque tiene algunos puntos de contacto con la cueva cervantina. Coinciden ambostextos principalmente en: a) la idea de la claridad conceptual simbolizada porla luz; b) la idea de la dificultad del conocimiento propio y ajeno; c) el sentidode que los destinos humanos van regidos por fuerzas ineludibles que influyenen la libertad individual. al elegir un destino17.

Por otra parte, no está demás indicar que Erasmo, en el Elogiode la locura, también habla de la cueva platónica y sobre su diversoefecto sobre quienes a ella bajaban:

En verdad que no hay diferencia entre los que, sumergidos en la cavernade Platón, se dejaban subyugar por la sombra y las imágenes de las cosas, sindesearlas y sin complacerse con ellas, y aquel sabio que surgiendo del antro a larealidad, veíalas en su aspecto verdadero (E. L., pág. 95).

La cueva de Montesinos lleva a don Quijote a su propio conoci-miento. A partir de este momento, comienza en él, en su interior— aunque algunas veces deja transparentar hacia el exterior — laduda sobre sí mismo y su ideal. Ha visto allí a Dulcinea encantada,tal como se la describió Sancho Panza. Por eso a la petición del duquede que describa a Dulcinea, don Quijote responde:

17 HELENA PERCAS DE PONSETI, Cervantes y su concepto del arte, Madrid,Gredos, 1975, píg. 474.

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Sí hiciera, por cierto [ . . . ] , si no me la hubiera borrado de la idea la des-gracia que poco ha que le sucedió, que es tal, que más estoy para llorarla quepara describirla (D. £>.. II, cap. 32).

La experiencia platónica de la cueva de Montesinos presenta asíun doble valor antagónico. Por una parte, don Quijote consigue elconocimiento de sí mismo tal como lo propugnaban Platón y, hacién-dose eco del filósofo griego, Erasmo. Por la otra, la cueva que debe-ría haberle servido para profundizar aún más en su idealismo, iniciasu pérdida y el sentido de desengaño que de allí en adelante van aagobiar al héroe. Don Quijote adquiere así las características del héroetrágico, víctima del desengaño, ante la imposibilidad de conservar suideal. Y es en este sentido en el que se debe interpretar la funciónde Sancho como representante de la realidad. Y es con este sentidoplatónico con el que aparece repetidas veces la dualidad en el Quijote.

Otra manifestación del neoplatonismo en Cervantes es su concep-ción de la naturaleza, según señala Américo Castro 18. El pensamientonaturalista consistió en una valoración de la naturaleza como principioautónomo e inmanente con base en la doctrina neoplatónica duranteel Renacimiento. La naturaleza fue elevada casi al rango de un dios,que rige —después de Dios— los destinos de todos los seres hu-manos. Erasmo varias veces habla de la naturaleza en el Elogiode la locura:

Es la naturaleza contraría a todo lo artificioso; lo que el arte no ha deterio-rado es lo que más vale. Y si no, oídme: ¿no veis que entre las distintas clasesde animales gozan de una vida más agradable los que son reacios a toda edu-cación y no reconocen otro dueño que la Naturaleza?... |Es tan verdad quelas creaciones de la Naturaleza son superiores a las mixtificaciones del arte enabsolutol (E. L., pág. 74).

Aun la misma desgracia de vivir en el error, en la ilusión, en laignorancia, y de ser —en definitiva— loco, es parte de la condiciónnatural del hombre:

Vivir así es simplemente ser hombre, y realmente, no veo por qué ha deconsiderarse infortunado a un ser que vive de acuerdo a su nacimiento, a sueducación y a su naturaleza y no sufre, en suma, más que la suerte común detodos los de la especie (E. L., pág. 70).

La misma locura es un regalo de la naturaleza:

[ . . . ] La Naturaleza en su papel de madre previsora, hase cuidado de queaquí abajo todo esté aderezado con un grano de locura (E. L., pág. 47).

El pensamiento de Cervantes, pág- 169.

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Estas ideas y las de muchos otros insignes autores del Renaci-miento como Castiglione, Giordano Bruno, Bernardino Telesio, entreotros, estaban en el ambiente intelectual en el cual vivió Cervantes.Sancho, por ejemplo, nos dice:

Yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller quehace vasos de barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos,y tres, y ciento (D. Q., II, cap. 30).

Nótese que es muy frecuente la asociación de Dios-Creador conel alfarero, aun en las Sagradas Escrituras. Es decir, que la naturaleza,piensa Sancho, es como un dios. La insistencia en el Quijote a quecada cual aspire a vivir de acuerdo con la condición natural en la cualha nacido, ha de verse también como efecto de esta tendencia natu-ralista en Cervantes, que Castro resume así:

[ . . . ] la naturaleza, mayordomo de Dios, ha formado los seres poniendo enellos virtudes o defectos, que imprimen en cada individuo huellas imborrablesy determinadoras de su carácter, cuya realización será el tema de la vida de cadacual [ . . . ] cada uno ha de conocerse a s! mismo, y no intentar su sino natural,su inmanente finalidad. En relación con los demás, los afines se atraen con ener-gía invencible, guiados fundamentalmente por el amor (neoplatonismo); los dis-pares se estrellan trágicamente procurando armonías vedadas por la naturaleza,alta deidad".

Sin embargo, la influencia de Erasmo no se limita a suministrar a laobra de Cervantes las ideas platónicas de la época, respecto a las apa-riencias engañosas, al idealismo o al naturalismo. Se ha insinuadoen dos citas anteriores la relación entre estos temas platónicos y lalocura. Cotejemos a continuación el Elogio de Erasmo con el Quijotepara ver más específicamente esta relación.

Don Quijote aparece como un pobre caballero que "del pocodormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino aperder el juicio" (D. Q., I, cap. 1). Su problema es que se imaginaque todo cuanto ha leído en los libros de caballerías es verdad. Pero,cosa peculiar, se insiste a través de toda la novela en que "sólo dispa-rataba cuando de las tales caballerías se trataba, que en todas lasdemás cosas daba señas de ser el más discreto y prudente caballero".Por esta razón, toaos cuantos hacen contacto con él perciben desdeel primer momento la mezcla inaudita de estos dos elementos que deordinario no pueden ir juntos. No obstante, ya en el Elogio de lalocura se presentaba la unión de estos dos elementos de por síirreconciliables:

Ei pensamiento de Cervantes, pag. 169.

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. . . a la vez recordad aquel proverbio griego que dice: "el loco habla algu-nas veces con cordura", salvo que penséis que este refrán a las mujeres no esaplicable (E. L., pág. 163).

Y, en otra parte, la locura confunde a los cuerdos con los locossin dificultad alguna:.

¿Cómo seria la vida si le quitáramos el placer? Veo que me aplaudís; yasabía que ninguno de vosotros era lo suficientemente cuerdo, o mejor lo suficien-temente loco — |vaya me equivoco! —, quiero decir, lo suficientemente cuerdopara no ser de mi opinión (E. L., pág. 39).

Esta unión de cordura y locura en la misma persona es funda-mental en don Quijote. Pero, ¿cuál es la naturaleza de la locura delCaballero de la Triste Figura? Sus sentidos están alucinados por suimaginación y esto lo lleva a deformar completamente la realidad alproyectar sobre ésta simplemente el producto de su fantasía. Este pro-ceso se ilustra muy bien en la aventura de los molinos de viento, degran importancia por ser la primera ocasión que permite ver clara-mente en qué consiste su locura. Al encontrarse maltrecho y adoloridodespués de su enfrentamiento, don Quijote replica así a Sancho Panza:

— Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote—; que las cosas de laguerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yopienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y loslibros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su venci-miento (D. Q., I, cap. 8).

Su locura consiste, precisamente, en que la verdad es simple coin-cidencia con su pensamiento o su imaginación. Basta que él lo pienseasí para que sea verdad, aunque a todo el mundo le parezca locontrario.

Esta naturaleza de la locura de don Quijote está muy de acuerdocon el concepto que de sí misma tiene la locura en la obra de Erasmo.Habla la locura de dos tipos de demencia: una, que emana de losinfiernos y es la causa de todos los males, y, la otra, que provienede la "benévola demencia", como la llamaba Horacio:

La otra demencia, que seguramente emana de mí, muy contraria a la primera,es el mayor bien que se pueda pretender. Ocurre cada vez que una dulce ilusiónlibra al alma de dolorosos cuidados y la sumerge en un mar de deleites(E. L., pág. 81).

¿Y qué es la locura de don Quijote sino esa "dulce ilusión" quelo lleva a abandonar su vida rutinaria para hacer de la ficción su vida?¿Y no es Dulcinea otra "dulce ilusión" en la cual su alma se refugiaen todo momento? Luego, ¿qué importa que su verdad coincida conla realidad? Basta que la fantasía y la imaginación lo lleven a ese

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mundo ideal, lleno de delicias. Y por eso quienes lo rodean, inclu-yendo a Sancho, lo califican de loco. Erasmo ilustra este tipo de locu-ra cuando dice:

Por ejemplo, un campesino ingiere un pedazo de tocino rancio cuyo olorapenas podéis soportar vosotros y él imagina que esti paladeando ambrosia; puesbien: en el fondo, ¿qué le importa la verdad? [ . . . ] Si alguien tuviera unamujer espantosamente fea, y, sin embargo, estuviera convencido de que pudieracodearse con Venus, ¿no sería el resultado el mismo a que en verdad ella fuesemuy hermosa? (E. L., pág. 94).

Esta locura por alucinación había sido expresada ya desde la an-tigüedad por medio de Cupido:

¿Y Cupido? ¿A qué imputáis que sea eterna su juventud? Pues porque esamigo de bromas, no razona y no hace otra cosa que locuras [ . . . ] i AcasoCupido no es el alma de toda relación? ¿Y no goza este dios de una alucinaciónde la vista, gracias a la cual le parece bello lo feo? Él ha concedido el mismoprivilegio a cada uno de vosotros, de tal modo, que el objeto de vuestra afecciónes bello siempre a vuestros ojos (E. L., págs. 45 y 52).

Además, el amor no es sino una locura, una dulce ilusión libera-dora, una alucinación:

Primeramente advertid que Platón coincidía con mi opinión cuando escribióque el delirio de los amantes era la mejor de las dichas. En efecto, el que amacon ardor vive, no en él, sino en el ser amado [ . . . ] cuanto más perfecto es elamor, más profundo y deleitoso es el delirio (E. L., pág. 162).

Este es el concepto de locura que dramatiza don Quijote. De lalocura emanan todos los bienes (E. L., pág. 37), ella es la fuente dela felicidad (E. L., pág. 76), ella es quien atiza el afán de gloria enlos humanos (E. L., pág. 62). Todos estos elementos los encontramosa menudo en la figura y en las acciones de don Quijote. Muchosde los episodios de la novela de Cervantes parecen derivarse de lo queErasmo había escrito en el Elogio de la locura. Por ejemplo, la esta-día en el castillo de los duques en donde don Quijote y Sancho sonburlados en todo momento, corresponde exactamente a lo que Erasmoescribía sobre la predilección que los reyes y príncipes otorgan a loslocos y bufones (E. L., pág. 77). Y más adelante, parece darnos elretrato de los duques del Quijote cuando dice:

Imaginad ahora, un hombre como casi todos los príncipes son, ignorantesde las leyes, contrario o poco menos del bien público, que no mira más que susbeneficios personales, que se entrega completamente a los placeres, que piensa entodo, salvo en la dicha del Estado, y que no tiene otra regla de conducta quesu capricho y su comodidad (E. L., pág. 130).

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De tradición erasmista también es el tema del engaño en el cualel burlador sale burlado y el engañador engañado:

Ha de decírseme que es una desgracia ser engañado, mas yo digo que no;desgracia verdadera es que no le engañen a uno. Es un gran error creer que lafelicidad humana depende de las cosas mismas, cuando lo cierto es que solamentese basa en el concepto que ellas nos merecen (E. L., pág. 93).

Paradójicamente en el Quijote, por boca de la duquesa se expresaeste concepto:

[ . . . ] porque real y verdaderamente yo se de buena parte que la villanaque dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso, y que el buenSancho, pensando ser el engañador, es el engañado (D. Q., II, cap. 33).

Al final del libro, el narrador hace también específica referenciaa cómo, en definitiva, los burladores son los que resultan engañados:

Y dice más Cide Hamete: que tiene para sí ser tan locos los burladorescomo los burlados, y que no estaban los duques dos dedos de parecer tontos,pues tanto ahínco ponían en burlarse de dos tontos (D. Q., II, cap. 70).

Además de las coincidencias entre estas dos obras de Erasmo yCervantes, señaladas anteriormente, podemos añadir la referente a laexperiencia mística. Erasmo dice de ella en el Elogio de la locura:

¡Tanto superan las delicias espirituales a las de los sentidos! ¡Tanto sobre-pasan los bienes invisibles a los de este mundol [ . . . ] . Pocos mortales disfrutande esta felicidad. Éstos experimentan transportes semejantes a la demencia. Susdiscursos son incoherentes, su voz extraña pronuncia palabras vacías de sentidoy sus fisonomías sufren seguidamente continuas mudanzas [ . . . ] . Después cuandohan recobrado el conocimiento, no saben dónde se hallaban, ni si estaban dentroo fuera de su cuerpo, despiertos o dormidos; no recuerdan más que como alrevés de una niebla o de un sueño lo que han visto, oído, dicho y hecho(E. L., pág. 162).

Indudablemente, el pasaje de la cueva de Montesinos es el mejorejemplo del Quijote para ilustrar la estrecha relación entre Erasmo yCervantes en esta concepción expresada en el Elogio de la locura.Percas de Ponseti ha propuesto como una de las posibles lecturas deesta aventura, precisamente, la místico-simbólica 20. La experiencia quesufre allí don Quijote se asemeja notoriamente a la experiencia místico-religiosa descrita por Erasmo. Don Quijote, al salir de la cueva, nosabe si todo ha sido sólo sueño, o imaginación, o realidad. Pero su

PERCAS DE PONSETI, págs. 420-429.

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primera reacción claramente nos deja ver que el estado en el cualestuvo fue de arrobamiento y de deleite interior:

— Dios os lo perdone, amigos; que me habéis quitado de la mis sabrosa yagradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado. En efecto, ahoraacabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño,o se marchitan como la flor del campo (D. Q., II, cap. 22).

Erasmo ya hablaba de esta penosa vuelta a la realidad:

Por esta causa, lamentan con amargura haber recobrado la razón; abandona-rían todo el mundo con tal de poder gozar por la eternidad de esta especie delocura (E. L.. pág. 163).

También nos refiere el caso del habitante de Argos que, curadode su locura, se quejaba diciendo:

¡Por Pólux, habéisme matado, amigos míos! No, no me curasteis quitándo-me esa dicha, ni arrebatándome a viva fuerza la más bella ilusión (E.L., pág. 81) .

También en don Quijote, la curación de la locura del caballeroestá íntimamente ligada con la pérdida de su ideal y con su desengañototal, precisamente iniciado a partir del episodio de la cueva de Mon-tesinos. De ahí que, con justa razón, la crítica haya considerado decapital importancia este capítulo, tanto estructural como temáticamente.

Preciso es reconocer, después de haber cotejado en términos muygenerales el Quijote y el Elogio de la locura que, consciente o incons-cientemente, Cervantes refleja en la locura de don Quijote muchas delas ideas erasmistas recibidas directamente a través de la lectura de lasobras de Erasmo, o bien indirectamente a través del contacto con elhumanismo en Italia o bajo las enseñanzas de su maestro LópezHoyos. Por eso me adhiero a lo que expresa Vilanova en su confe-rencia sobre Erasmo y Cervantes:

Creo poder afirmar de manera precisa que la verdadera inspiración delQuijote de Cervantes procede del Elogio de la locura, y que la génesis de la no-vela cervantina adquiere su verdadera intención y sentido si se tiene en cuentaque Cervantes se propuso desarrollar en forma novelesca la sátira erasmista enelogio de la locura humana21.

Finalmente, quiero esbozar algunas ideas sobre la relación entreEl enquiridión de Erasmo y el Quijote. Este libro de Erasmo es untexto clave para comprender su concepción religiosa. En él trata dedar una orientación al "caballero cristiano" sobre cómo regular su

VILANOVA, pág. 22.

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vida para que, vencidos los enemigos, more en él Jesucristo. El pen-samiento religioso erasmista se caracteriza por el deseo de vivir deacuerdo con el hombre interior, una religión que dé menos impor-tancia a las oraciones y devociones exteriores y más al evangelio y alas epístolas de san Pablo. Ante todo, insiste en que el caballerocristiano debe armarse con la oración y la ciencia de las Escrituras,teniendo como principal filosofía cristiana el "conócete a ti mismo"de los antiguos, por encerrar gran sabiduría y concordar con las Sa-gradas Escrituras. Da prelación a la oración mental sobre la vocal yse manifiesta francamente enemigo de una religión llena de milagrosde santos medievales y de ceremonias rituales sin sentido.

De estos pensamientos sobre la religión, se encuentran muchosindicios en el Quijote. Por ejemplo, la crítica velada a las oracionesrepetidas mecánicamente, concuerda con las tesis erasmistas. El chisteirreverente sobre el rosario fue suprimido después de la primera edi-ción. En la composición del bálsamo de Fierabrás, don Quijote recita"más de ochenta paternostres y otras tantas avemarias, salves y credos,y a cada palabra acompañaba una cruz, a modo de bendición"(D. O., I, cap. 17). El rosario con el cual aparece Montesinos en lacueva es bastante desmesurado; Sansón Carrasco recomienda al amaque rece la oración de santa Apolonia y ella le responde que "esofuera si mi amo lo hubiera de las muelas; pero no lo ha sino de loscascos" (D. O., II, cap. 7). Muy finamente hay en estas ocasiones unaridiculización de estas oraciones repetidas vocalmente que encaja muybien con el espíritu de lo predicado por Erasmo en El enquiridión.

Consideremos ahora la diatriba, a mi parecer la más fuerte, quecontra el clérigo se dirige en el Quijote:

[ . . . ] un grave eclesiástico destos que gobiernan las casas de los principes;dcstos que, como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de serlos que lo son; destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con lacstrecheza de sus ánimos; destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernana ser limitados, les hacen ser miserables; destos tales, digo, que debía de ser elgrave religioso que con los duques salió a recibir a don Quijote (D. Q., II, cap. 31).

Este mismo espíritu y severidad encontramos en Erasmo cuandojuzga los pontífices libertinos:

¡Como si no fueran los más peligrosos adversarios de la Iglesia, esposa deCristo, los pontífices impíos que, por su silencio, permiten que se olvide a Cristo,trafican vergonzosamente en su nombre, martirizan su ley con sus forzadas in-terpretaciones, y destruyen su Iglesia, crucificándola nuevamente con su conductaimpudente! (E. L., pág. 137).

Por último, hemos de ver en ese constante dualismo del Quijoteque opone la materia al espíritu, el cuerpo al alma, el vicio a la vir-tud, lo exterior a lo interior, ecos de las predicaciones de Erasmo en

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El enquiñdión. Por ejemplo, el capítulo IV de este libro está dedicadoa comprobar la doctrina platónica sobre el hombre, adaptada a la doc-trina cristiana, como un ser compuesto de cuerpo y alma:

Podemos decir que el hombre es un animal mostruoso, por ser como lo es,compuesto de dos o tres partes que entre sí son muy diferentes. Conviene a saber:del ánima, que es una cosa quasi divina, y del cuerpo que es una bestia muda 22.

Una buena comprobación de la presencia de estas ideas de El en-quiridión en el Quijote la encontramos en la respuesta que da donQuijote a Sancho respecto de su poca hermosura y donaire; allí apa-recen, en síntesis, los capítulos III y IV del libro de Erasmo, dedica-dos respectivamente al conocimiento de sí mismo y a la diferenciaentre el hombre interior y el hombre exterior:

Advierte, Sancho — respondió don Quijote —, que hay dos maneras de her-mosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra enel entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en labuena crianza, y todas esas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuan-do se pone la mira en esta hermosura y no en la del cuerpo, suelen hacer elamor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso;pero también conozco que no soy disforme, y bástale a un. hombre de bien noser mostruo para ser bien querido, como tenga las dotes del alma que te hedicho (D. Q., II, cap. 58).

A lo largo de este trabajo he querido comprobar la presencia deErasmo de Rotterdam en el Quijote de Cervantes por medio de lacomparación de textos. A pesar de que este estudio no ha sido exhaus-tivo, creo poder afirmar justificadamente que el Quijote recoge, direc-ta o indirectamente, muchas de las ideas del humanismo cristianoiniciado por el maestro holandés y que, gracias a Cervantes, no obs-tante la Contrarreforma y la Inquisición, España conservó cierto es-píritu de libertad y del humanismo renacentista que de otra forma sehabrían perdido, ahogados por el celo enceguecedor de algunos faná-ticos de la Contrarreforma que en todo cuanto no coincidía con supensamiento vieron herejías.

DIÓCENES FAJARDO

Pontificia Universidad JaverianaBogotá.

** ERASMO DE ROTTERDAM, El enquiñdión o manual del caballero cristiano,edición de DÁMASO ALONSO, prólogo de MARCEL BATAILLON, Madrid, Ed. Aguirre,1932. Anejo XVI de la Revista de Filología Española, pág. 157.