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    RESUMEN: Estados de devocin, horas de ertico romanticismo y ritos esotricos secelebran a la luz de las velas. Este artculo de consumo, adems de un objeto funcional,se usa y propone como artefacto ritual, incorporndose con exponencial creatividad adiversas manifestaciones sociales de dismil orientacin. En esta reflexin, que se nutrede imgenes estticas como fuente documental, se descubre la ubicuidad y reiteracin

    con que las luces de cera se prenden en mltiples prcticas culturales, en calidad deatrezo y/o metfora. A travs del anlisis de cuatro marcos contemporneos deinteraccin donde se advierte la presencia de un encendido de velas -ambientacin

    pblica de espacios, acciones de protesta, duelos populares y memoriales- se sugiere,por un lado, la importancia de los procesos de estetizacin y, por otro lado, lacompetencia de este gesto para evocar el patrimonio simblico. Ambos mecanismostica y esttica- describen condiciones de posibilidad en la activacin de emocioneshumanas, muy presentes en los sistemas culturales y en la vida social.

    PALABRAS CLAVE: encendido de velas, cultura material, patrimonio inmaterial,emociones, sociologa visual.

    TITLE: Social uses of candles. An approach with visual materials.

    ABSTRACT: States of devotion, sensual romances and esoteric rites are held in thelight of the candles. This functional commodity is used as a 'ritual artifact', incorporatedwith creativity to social events of dissimilar orientation. In this paper the image used asa resource document has revealed the ubiquity and repetition with which candles are litin cultural practices as 'atrezzo' and/or metaphor. The analysis of four contemporaryframeworks which demonstrate the presence of a 'candle lighting'Decoration of public

    places, protest actions, popular mourning and memorials- suggested, on the one hand,

    the importance of aestheticization processes and on the other hand, the centrality for thisexpression to evoke remove the symbolic heritage. Both mechanisms -ethics andaesthetics- described conditions of possibility in the activation of human emotions thatregulate, imperceptibly, cultural systems in social life.

    KEY WORDS:Candle Lighting, Material Culture, Intangible Heritage, Emotions,Visual Sociology.

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    el que una actividad se desarrolle en pblico y a la vista de todos nola vuelve inmediatamente transparente (Lasn, 2006:156).

    1. INTRODUCCINEn el vasto y polifactico enfoque que proporciona el estudio de la cultura, se lleva

    dcadas analizando elementos materiales e inmateriales que reflejan sistemas de

    conocimiento prctico y simblico, susceptibles de proyectar identidades y regular

    realizaciones de las relaciones sociales. En este artculo se presenta una reflexin inicial,

    de carcter esencialmente descriptivo, sobre un repertorio de prcticas sociales

    contemporneas en las que estn presentes luces de cera. Se propone una tentativa de

    descubrimiento, mediante la identificacin visual de contextos donde se registra unencendido de velas.

    Durante siglos, la produccin y el

    consumo de candelas estuvieron

    orientados a usos funcionales y

    simblicos, de carcter particularista,

    pues se circunscriban a espacios

    domsticos, residenciales y religiosos. Sin

    embargo, desde hace varias dcadas, el

    encendido de velas se ha transformado,

    ocupando espacios pblicos en muchos

    lugares del planeta. Un hecho social que

    no puede percibirse como banal y que

    expresa mecanismos culturales diferentes

    en la accin colectiva.

    Imagen 1: Blanco y Negro .

    La cuestin es cmo y por qu este artefacto ha pasado de encenderse en interiores,

    a ocupar las calles y goras? Se presume que, los encendidos de velas iniciaran un

    proceso de promocin global cuando Peter Benenson uno de los fundadores de

    Amnesty International- adopt en 1961 su simbologa como expresin de libertad y

    disidencia, activando un arquetipo ancestral del imaginario social. El icono de la vela

    1Alfonso, 1960, reproducida en Snchez Vigil (2001: 193).

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    rodeada por el alambre de espino se convirti en un emblema para evocar la memoria de

    los presos polticos y de conciencia (imagen 2).

    Imagen 2: Emblema de Amnista Internacional.

    La gnesis de este artculo se inici con la participacin en un seminario sobre video-

    anlisis cualitativo2. A partir de un registro (imagen 3) que oper como estmulo visual

    de indagacin y, teniendo presente que cualquier escenario puede ser visto como objeto

    de investigacin analizable (Garfinkel, 1968: 42-46), se formularon los siguientes

    interrogantes: qu significa encender velas? qu signific en el pasado? qu

    evoluciones funcionales y simblicas puede recrear esta accin?

    Imagen 3:Da Oficial de la Memoria del Holocausto3.

    Pese a la excentricidad inicial de considerar las velas como objeto de anlisis, su estudio

    ha des-velado un campo de reflexin complejo y polimrfico. La vela se descubre como

    un elemento material con analogas de artefacto mgico capaz de integrarse en una

    2 En el curso acadmico 2008-2009, los profesores Schnettler y Baer Universidad de Bayreuth

    organizaron un seminario que acab fraguando en un proyecto de investigacin financiado en lamodalidad de una Accin Integrada Espaa-Alemania [referencia HD2008-0052].3Velasco Gutirrez, M Jess (indito), Paraninfo de la UCM, 27 de enero de 2009.

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    multitud de manifestaciones sociales de significado polismico. A lo largo de las

    siguientes pginas, se describen e interpretan slo algunos ejemplos pues una completa

    taxonoma requerira un espacio expositivo ms amplio que el que brinda una revista.

    1.2 CONSIDERACIONES METODOLGICAS.

    La fuente principal de que se nutre esta reflexin son registros visuales pre-existentes de

    carcter esttico fotografa y pintura-, que proporcionan representacionesen torno a

    la prctica cultural de encendidos de velas4. Desde hace varias dcadas, buena parte

    del mundo se embriaga cada da con imgenes -Benjamn (1936), Buck-Morss (2009),

    Serrano (2012)- y, sin embargo, la inclusin de estas como fuente de informacin para

    la produccin de conocimiento, sigue estando moderadamente generalizada (Davila,

    2011). Es por ello que, la propuesta de Erwin GoffmanGender Advertisements, 1979-

    fue una inspiracin determinante. Frente a las personas que defienden la produccin de

    datos empricos de carcter primario, cabe la estrategia de hacer uso de materiales ya

    creados. En este sentido, Goffman reuni un amplio conjunto de datos visuales de

    carcter publicitario, para despus de una minuciosa decodificacin, enfatizar que las

    desiguales identidades de gnero -construidas y promocionadas socialmente- producen

    una estructura de relaciones asimtricas5.

    Si como sealara Ardvol (1994: 8) las representaciones visuales de la sociedad y la

    cultura se revelan como objetos cargados de conocimiento, por qu limitamos su

    inclusin como posibilidad de acercamiento a la comprensin de expresiones humanas y

    prcticas sociales.La fotografa de prensa es una fuente ingente de imgenes, disponible

    y accesible on-line desde los bancos de datos de las agencias de noticias. Un recurso

    que, si bien presenta limitaciones, puede emplearse como material de investigacin con

    interesantes y sugerentes potenciales6. Las imgenes producidas diariamente para las

    agencias constituyen documentos comunicativos que no slo informan, sino que

    4Las obras pictricas, conservadas en museos y centros de arte, han servido como ilustraciones de losusos de las luces de cera en el pasado, especialmente para el perodo previo al siglo XX, mientras que elfoto-reportaje se ha empleado como principal banco de datos para perodos contemporneos.5Pero no es el nico ejemplo que podra citarse, Becker (2002) examin el material publicado por Bergery Mohr sobre inmigrantes en Europa A Seventh Man, 1975-, sugiriendo una lectura abierta de laexperiencia personal de la migracin. Tambin resulta interesante sealar el anlisis que De Miguel yPinto (2002) realizaron sobre el reportaje que Eugene Smith realiz para la revista Life(1951) y que tena

    por objeto ilustrar los problemas de abastecimiento de alimentos en Espaa, pero que acab proyectandouna incomoda representacin de la sociedad rural espaola.6 Salvando las distancias y siguiendo el estmulo lanzado por Weber en su alocucin en el Primer

    Congreso de la Asociacin alemana de Sociologa (Frankfurt, 1910), los reportajes de prensa puedenconvertirse, no slo en una slida fuente para la investigacin emprica, sino en un objeto de estudio, porsu constante mediacin en la formacin de opinin, representacin y produccin de silencios.

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    adems pretenden persuadir, activando diversos dispositivos, uno de los cuales es el

    emocional (Sontag, 2003). El fotorreportaje es un dominio abundante, constante y

    ubicuo, aunque no debe obviarse que se limita al registro de lo noticiable(Abril, 1996)

    y que los reportajes depositados en las fototecas de entidades como Magnum, Getty,

    AFP, Reuters o EFE estn subordinadas a complejos procesos de seleccin, pues los

    registros consignados no son todos los realizados por los/las profesionales, sino aquellos

    que estos eligieron y/o los que las agencias adquirieron.

    Al inicio de la indagacin no se parta de ninguna hiptesis, ni se haban enunciado

    categoras de anlisis, por lo que el proceso de codificacin de los datos como

    identificacin de unidades analizables- se fue desarrollando a la par que la bsqueda de

    registros. La segunda etapa consisti en construir series, mediante la identificacin de

    marcos relevantes por su reiteracin. De forma lenta se fueron generando repertorios de

    imgenes, clasificadas segn sentidos de uso7. El anlisis se converta en un desafo,

    vincular conceptos con los datos para encontrar sentido y proponer interpretaciones

    coherentes. Este proceso gravit sobre una tcnica poco comn, que denominar

    observacin mediada o virtual en tanto la mirada se apropia de las miradas de otros-,

    pero que posibilita un examen repetido de imgenes sobre representaciones de hechos y

    procesos mltiples, ubicuos, voltiles y complejos.

    La estructura expositiva de esta presentacin sigue la secuencia de anlisis que, dentro

    del mbito de la cultura material, propuso Mauss (1967: 51): Todo objeto debe ser

    estudiado: primero, en s mismo; segundo, en relacin a los individuos que lo utilizan;

    y tercero, en relacin a la totalidad del sistema observado. En la primera parte se hace

    referencia a la vela desde su materialidad -describiendo su funcin como artefacto de

    iluminacin y considerando su morfologa-. Esta deliberacin se completa con

    referencias a los significados simblicos que se asocian con la luz, incorporando as una

    sucinta propuesta de anlisis semiolgico que contempla la vela dentro del marco derepresentacin del imaginario social. En la segunda parte, se expone una identificacin

    y sucinta descripcin de escenarios donde se involucran formas ritualizadas de

    encendidos de velas -un esquema an provisional que necesita completarse y re-7La lectura de la fotografa no tiene por qu ser evidente, ni la interpretacin de la misma nica. Laimagen, como indica Serrano (2012:18) es un texto verbo-visual puesto que pocas veces se visualiza de

    forma aislada, sino que se presenta, casi siempre acompaada de otro tipo de lenguaje. Tesis quetambin enunci Sontag (2003:16) todas las fotografas esperan su explicacin o falsificacin segn el

    pie. De forma que, la fotografa posee un anclaje a la leyenda que describe contexto, espacio, tiempo,

    acto, proceso, objeto(s), etc. Precisamente, esta operacin de catalogacin facilita una bsquedaorientada. En este proyecto hubo que elaborar un listado dinmico de palabras clave para orientar laseleccin de materiales visuales.

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    elaborarse-. La reflexin concluye con una propuesta de hiptesis interpretativas que

    pretende comprender por qu este instrumento, aparentemente insignificante, ha

    mostrado sentidos de uso mltiple que atraviesan la historia a travs de la cultura.

    2.- DEL FUEGO A LA VELA DE LA VELA A LA EMOCIN.

    2.1 DIMENSIN MATERIAL

    En el devenir del tiempo, hay objetos, tcnicas y protocolos culturales que emergen para

    desaparecer. Otros, en cambio, surgen y permanecen mediante interesantes procesos de

    reproduccin, adaptacin y transformacin, tal sera el caso de las luces de cera. Las

    candelas o velas no son otra cosa que un til que hace porttil el fuego, desde hace

    aproximadamente cinco mil aos. Su utilizacin, a diferencia de lo que hoy pudiramospensar, no fue popular hasta el siglo XIX, pues, en general, su fabricacin exiga una

    materia prima escasa y costosa, la cera de abeja (Lemeunier, 2011). Circunstancia que

    determin su consumo selectivo entre las lites sociales. As, en el pasado, las

    estrategias de iluminacin estuvieron fuertemente atravesadas por la clase social. La

    cera era a las lites lo que el aceite a las clases populares. Georges La Tour pint con

    gran realismo los detalles de ese diferencial consumo, ilustrando no slo los objetos

    sino los ambientes en los cuales se utilizaban (cuadro 1).Aunque este cuerpo combustible es poco manipulable para el lujo, si se ha visto

    revestido de suntuosidad a travs de los objetos para su soporte. Los legitimadores del

    buen gusto convertirn los receptculos de las velas lmparas, candelabros, hacheros,

    candeleros, etc.- en objetos de arte exclusivo, dejando huella a travs de la pintura y los

    objetos de arte con tratamiento patrimonial8. Si bien, el consumo de velas no puede

    considerarse un emblema de clase, si constituy durante siglos parte del conjunto de las

    artes decorativas, siguiendo el razonamiento de Bourdieu (1979), su adquisicin y usose apreciara enclasado9.

    8 Catlogo del Museo Nacional de Artes Decorativas, Ministerio de Cultura:

    http://ceres.mcu.es/pages/SimpleSearch?Museo=MNAD.9Un ejemplo paradigmtico de la cultura de la distincin, a travs de la luz que procuran las candelas,puede advertirse en la estancia del palacio de Versalles: Galerie des Glaces.

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    Cuadro 1: Detalles de formas de iluminacin en el siglo XVII, segn La Tour.

    Imagen 4: Iluminacin con aceite . Imagen 5: Iluminacin mediante vela .

    En el siglo XIX, la industria cerera asistira a una significativa expansin, merced al

    descubrimiento de nuevos materiales grasos -estearina y parafina-, y la mecanizacin

    productiva que abarataran su precio posibilitando un consumo generalizado12. Sin

    embargo, la alegra durara poco. La introduccin del gas y la electricidad como

    energas de alumbrado precipitara, en pocos aos, la contraccin en la demanda. No

    obstante, el consumo cotidiano de velas se ha transformado hacia la ambientacin. As,

    el negocio de produccin de velas se ha reorientado incorporando el diseo y la esttica

    para la decoracin de los espacios domsticos, comerciales y sociales. De forma que, la

    industria cerera goza de una excelente salud13.

    2.2 MORFOLOGA

    Antao, la forma convencional de las bujas era la de un cilindro blanco de cuyo eje

    prende una mecha encendida. El cuerpo combustible evoca verticalidad, es decir, el

    intercambio ascendente entre el cielo y la tierra que, adems, proyecta la omnipresencia

    benfica14. El cromatismo distintivo pretende igualmente despertar la presencia de la

    dimensin sagrada. El color blanco es smbolo de lo absoluto y de la unidad -contiene la

    10Georges de La Tour (1640), Magdalen with the Smoking Flame, Angeles County Museum of Art.11Georges de La Tour (1638-1643), The Penitent Magdalen, Metropolitan Museum of Nueva York.12Enciclopedia de Qumica Industrial, Ullmann (dir.), tomo IV, pp. 174-183.13Segn laEuropean Candle Association(ECA), Europa consume ms de medio milln de toneladas develas anuales [http://www.eca-candles.eu/]y en Estados Unidos, la industria cerera genera un millonariovolumen de negocio [National Candle Association(NCA) http://www.candles.org/].14

    En palabras de Durand (1979: 117-120) refirindose a los smbolos ascensionales: la ascensinconstituye, por tanto, el viaje en s, el viaje imaginario ms real de todos con que suea la nostalgiainnata de la verticalidad pura, del deseo de evasin al lugar hiper, o supra celeste.

    http://www.eca-candles.eu/http://www.eca-candles.eu/http://www.eca-candles.eu/http://www.candles.org/http://www.candles.org/http://www.candles.org/http://www.eca-candles.eu/
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    suma de todos los colores-. Histricamente, se ha asociado a la paz y sus potencias

    psquicas son siempre positivas y afirmativas.

    En la actualidad, en cambio, las velas se proponen como un objeto muy diversificado en

    forma, color, tamao y olor pero, pese a su transformacin formal, permanece en el

    imaginario en su forma cannica. En el cuadro 2, se presenta una seleccin de dibujos

    realizados por estudiantes de postgrado15. Las imgenes representadas expresan,

    ntidamente, el aspecto visual de la cultura -renuente al cambio-, pues su morfologa

    proyecta la verticalidad aludida y, el sentido simblico de la luz -considerando la

    presencia de la llama en todos los dibujos-. Adems, se advierten matices en las

    expresiones de hombres austeridad/pragmatismo y mujeres esttica/plstica- que

    podran estar reflejando las diversidades perceptivas mediadas por la persistencia de

    modelos de socializacin sexuados (Bourdieu, 1965: 81).

    Cuadro 2: Representacin grfica de velas realizada por estudiantes de Master.

    Seleccin de dibujos realizados por hombres

    Espaola e irlandesa Portuguesa Rusa

    Seleccin de dibujos realizados por mujeres

    Espaola Mexicana Espaola

    La imagen se produce y acoge en un marco de coordenadas espacio-tiempo impregnado

    de cdigos culturales, no siempre explcitos ni obvios, que influyen de forma simultnea

    15En el curso acadmico 2012/2013 tuve ocasin de impartir una asignatura de metodologa en un Master

    del mbito de Relaciones Internacionales, al que concurrieron 24 estudiantes de nacionalidades diversas.En una sesin se pidi a los participantes que dibujaran una vela, indicando qu significaba para ellos/asese objeto.

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    en los contextos de produccin y recepcin (Berger, 2002). En palabras de Schnaith

    (1988: 3): El espacio metafrico de la representacin debe considerarse como una

    transaccin entre espacio vivido, espacio concebido y espacio representado. La

    miradade los individuos es, en realidad, la mirada de una cultura, de una tradicin,

    de una poca.

    2.3 DIMENSIN SIMBLICA-METAFRICA

    Las velas producidas originariamente como un artefacto de iluminacin, se irn

    transformando en una construccin simblica, empleada por distintas culturas y con

    diversos sentidos. La llama de una vela se agita e incita, discretamente, a la ensoacin

    (Bachelard, 1961: 9; Tanizaqui, 1933: 36; Cortazar, 1963: captulo 105) suscitando

    fascinacin, meditacin, contemplacin, silencio interior, etc. En buena medida por su

    relacin con la mstica del fuego y por su asociacin con las estructuras del imaginario

    luminoso.

    Cuando en 1980, Lakoff y Johnson sealaron que las categoras de nuestro pensamiento

    estn pobladas de metforas y, que estas se expresan mediante el lenguaje, estaban

    advirtiendo un mecanismo singular, que condiciona y opera sobre nuestros procesos de

    razonamiento, para facilitar la abstraccin. Mediante la asociacin de ideas e imgenes

    se produce un doble proceso de simplificacin y generalizacin que favorece eldesarrollo de un pensamiento conceptual complejo. Lizcano (2006: 149-150), adems,

    aade que las metforas conceptuales preceden a las expresiones lingsticas, cuestin

    que sugiere, en el caso que nos ocupa, explorar cmo la metfora de la luz toma cuerpo

    en una accin no verbal: el encendido de velas. El inters consciente o subconsciente

    que muchas personas muestran hacia el fuego, cotidianamente capturado en la llama de

    una vela, proyecta metforas diversas que construyen y despliegan procesos de

    identidad cultural, en los que somos socializados va instituciones primarias como lafamilia o la escuela; o va medios de informacin-comunicacin-. El anlisis de las

    metforas, puede perforar los estratos ms superficiales del discurso para acceder a lo

    no dicho en el mismo: sus pre-supuestos culturales o ideolgicos, sus estrategias

    persuasivas, sus contradicciones o incoherencias, los intereses en juego, las

    solidaridades y los conflictos latentes16.

    16

    Coincidimos con Lizcano (1999) en que los sentidos metafricos del discurso o, en nuestro caso, de lasacciones estn poblados de metforas, aunque la mayora de ellas y precisamente las ms potentes-pasen desapercibidas tanto para quien las dice (hace) como para quien las oye (ve).

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    La luz, adems de un fenmeno fsico, est presente en la mayora de las civilizaciones

    como un reconocido smbolo que cataliza aspectos de la divinidad o la magia. En este

    sentido, la vela es portadora de una dicotoma fsica que genera simultneamente:

    luz/penumbra o luz/tiniebla y, sobre la que a lo largo de la historia, se han

    construido diversas analogas: vida/muerte, sabidura/ignorancia, pureza/pecado,

    salvacin/condenacin, eternidad/vaco. Nuestra cultura occidental, est

    rabiosamente impregnada por diversas metforas de luz: como fuente de

    conocimiento17, como signo de la divinidad18, como giro histrico a la modernidad

    por la razn19. El desarrollo de estas analogas construir durante siglos un imaginario

    que atribuye a lo lumnico esencias de verdad, belleza y bondad, desplazando el sentido

    de la sombra hacia el enigma20.

    3. MARCOS CONTEMPORNEOS DE ENCENDIDOS DE VELAS.

    Un smbolo no es nada si no encuentra un contexto que le d sentido. Es por ello que,

    desde una perspectiva sociolgica, el anlisis de la imagen debe considerar de manera

    simultnea los cdigos de la percepcin, del saber y de la representacin en una cultura

    visual (Schnaith, 1988). En esta aportacin no se pretende tanto, describir y explicar el

    funcionamiento del conjunto de cdigos reguladores, como en sealar su presencia

    consciente e inconsciente- dentro de los marcos regulados por los sistemas culturales.

    La antropologa encontr en las sociedades primitivas un espacio fructfero para la

    investigacin emprica de ritos y rituales. Un campo que, aunque se enunciara agotado

    17En el libro sptimo de La Repblica, Platn, sirvindose del relato de la caverna, desvela a Glaucn elsentido de la metfora de la luz, identificando esta con el conocimiento inteligente. El mundo de lassombras reflejara una apariencia de realidad y, por tanto, impedira el acceso a una autntica sabidura.La declaracin platnica de la existencia de dos mundossensible y suprasensible o de las ideas- servir aAgustn de Hipona a enunciar la teora de la iluminacin, segn la cual la verdad es irradiada por Dios

    sobre el espritu humano, del mismo modo que el sol ilumina las cosas mediante su luz.18La teologa cristiana deific la metfora de la luz desde diversas analogas apoyadas en la doctrina delnuevo testamento. Dios aparece como la Luz y la Vida -Evangelio de San Juan (I, 1-9)- y los cristianos,segn la Epstola a los Efesios (5, 8-9), se convierten en hijos de la luz, por tanto en hijos de Dios.19 El siglo de las luces y la corriente filosfica del iluminismo proponen la idea de modernidad,desarrollada y expandida con el pensamiento ilustrado y el empirismo, y que apela a un nuevo modelo deser humano regido por la razn frente al individuo subordinado a las creencias y la supersticin.20Retomando los resultados de la consulta hecha a los estudiantes sobre el sentido de las velas (cuadro 2),la mayora de los discentes varones sealaron como principal significado de la vela su funcionalidad anteeventuales cortes de luz, aunque tambin indicaron su asociacin con los encuentros amorosos, ladimensin religiosa y la memoria a los muertos. Las mujeres, en cambio, ampliaron el espectro designificados sealando la vela como smbolo de la vida, elemento de decoracin, como mediacin

    para aprobar exmenes, como un recurso para la ambientacin, creando una atmosfera de intimidad,

    como fragancia, como atrezo de la tarta de cumpleaos, como signo de esperanza, para facilitar larelajacin, iluminar un espacio oscuro, crear un rincn donde protegerse del miedo, de todo lo maloque existe a nuestro alrededor, como mecanismo para ver lo que est oculto, para sentir paz.

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    por Geertz (1996 The Uses of Diversity) no ha sido desestimado de las agendas de

    trabajo. Si bien, los escenarios de anlisis han encontrado nuevos pre-textos para

    diagnosticar nuevas formas rituales que emergen en la vida cotidiana Aug (1993),

    Segalen (1998)-.

    En el pasado las velas estuvieron involucradas en multitud de realizaciones simblicas

    rituales, en los mbitos pblico y privado21: rezar-meditar22, liturgias23, ritos de paso24,

    festejos25, prcticas esotricas, etc. Los procesos de secularizacin iniciaran una

    fragmentacin de saberes y novaciones mezclndose ideas, emociones y sentimientos de

    muchas generaciones de seres humanos.

    A continuacin y, sin pretensiones de exhaustividad, subrayando la subjetividad y

    parcialidad de mi mirada, expondr cuatro categoras de prcticas culturales, donde se

    21 Los lmites de las categoras pblico/privado constituye uno de los debates ms fructferos de lasciencias sociales (Habermas, 1986; Fraser, 1993) que esta reflexin elude en su formalizacin de campo

    poltico. Pblico se emplea como referencia al espacio exterior y visible de la calle -escenario poltico dediscusin, participacin y reivindicacin-, mientras que el trmino privado alude a prcticas personales,reservadas e ntimas.22La vela es un smbolo explcito en los monotesmos judo y cristiano como signo de lo trascendente. Enambas religiones, la aurora y la luz se asocian a la salvaciny en sus templos las velas estn presentescomo emblema de presencia y respeto a la divinidad. En las sinagogas, una lamparilla ardeconstantemente, ante el tabernculo, en recuerdo de la luz perpetua que brillaba en el templo de Jerusaln.En las iglesias cristianas, se dispone incesantemente una vela encendida ante el sagrario. Adems, las

    liturgias de las dos religiones observan el encendido de velas en celebraciones regulares. A saber,semanalmente los creyentes consagran un da de alabanza a Dios. Los judos reciben el Shabat en elhogar encendiendo dos velas una por el precepto dezajor (recordar) y otra porshamor (cuidar)-. Por su

    parte, la tradicin cristiana incorpora especficamente una liturgia de la luz en la vigilia pascual lasolemnidad central de este credo- que ser repite en cada celebracin eucarstica, en este caso, en la misadominical que, instala en torno al altar y sus aledaos, cirios encendidos.23Existen centenares de liturgias religiosas que incorporan la luz de las velas como elemento ritual: laHanukjudaismo-, Vesakbudismo-, las vigilias nocturnas de los santuarios cristianos de peregrinacin-Lourdes o Ftima- o la semana santa andaluza que saca a la calle toneladas de cera para procesionar.24 Todas las sociedades elaboran procedimientos rituales de despedida tras la muerte, facilitando laelaboracin colectiva del duelo para restaurar el des-orden provocado por la perdida. El cadver seconvierte en el eje central de la ritualizacin orientando las relaciones sociales. Cada sociedad articulael ceremonial de evacuacin segn sus creencias y tradiciones culturales (Allu, 1998: 70) pero, en

    todas, emerge un tiempo de acompaamiento al cuerpo yaciente, que previamente ha sido preparado ydispuesto en un espacio preeminente, para su despedida social. En la tradicin cristiana, velar difuntos esuna prctica generalizada antes del enterramiento, disponiendo hacheros o candelabros de pie alrededordel fretro.25 El desarrollo de la sociedad de consumo y el abaratamiento de costos en la produccin de cera,determinar que los tentculos de la industria descubrieran las velas como oportunidad de negocio,sometiendo este bien a la lgica del neocapitalismo, es decir, estimulando y orientando la demanda en unciclo sin fin (Ort, 1994: 37-45). Es entonces cuando la creatividad del diseo redefine el objeto comoelemento de ambientacin incorporando colores, olores, nuevas formas y volmenes. Las construccionescomerciales, al menos en occidente, de los cumpleaos, el da de San Valentn y Haloween son ejemplosde cmo las velas se han incorporado a las rutinas de consumo ldico, sin olvidar su potencia ertica enlos juegos de seduccin de pareja. En estas celebraciones, la luz dota de una nueva esttica a prcticascontemporneas muy impulsadas por el marketing y la publicidad. Estos usos son, en parte dirigidos, pero

    tambin reflejan un potencial de creatividad y cambio. Variaciones en las manifestaciones de uso que,propuestas por individuos o empresas, consiguen ser aprobadas y seguidas por la mayora. Hasta el puntoque, las velas se encuentran con facilidad en comercios de proximidad y supermercados.

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    integra un encendido de velas. He observado estos sucesos con fascinacin, percibiendo

    que la simbologa de las luces de cera est bien instalada en la vida cotidiana de

    mltiples comunidades contemporneas pero que, a menudo, pasan inadvertidas si no se

    presentan en un esquema global. Estos marcos se revelan como espectculos nacidos

    en sectores populares y que se han convertido en expresiones singulares, autnomas y

    creativas, capaces de fusionar tradicin y cambio. Si bien, han sido seleccionadas por

    compartir la metfora de la luz, tienen un orden de significados distinto. Y pueden

    desarrollarse de forma simultnea, pues ni compiten ni cooperan. Esta idea remite a la

    tensin en el imaginario entre universalidad de los arquetipos y atipicidad de las

    expresiones sociales (Durand, 1979: 372-373). Un isomorfismo que presenta inmensos

    potenciales de plasticidad cultural que se desarrollan a travs de una escenificacin,

    imitndose y reiterndose hasta convertirse, en algunos casos, en ritos

    contemporneos26. En este artculo me limitar a describir cuatro escenarios: a)

    Ambientacin pblica de espacios; b) Acciones de disidencia, protesta y reivindicacin;

    c) Duelos populares y d) Memoriales. Sera un despropsito querer abordar, con cierto

    rigor, los fenmenos seleccionados con el material recabado, la intencin de esta

    contribucin pretende manifestar su omnipresencia como gesto comunicativo y

    simblico27.

    3.1 AMBIENTACIN DE ESPACIOS PBLICOS

    El espectculo es el mayor reclamo de atraccin turstica y el turismo es una industria

    en desarrollo. Mltiples localidades en todo el mundo idean acciones, actividades y

    fiestas con el objetivo de promocionar culturalmente un pueblo, una regin o todo un

    pas. Ello implica, entre otras cosas, crear entornos novedosos y creativos que susciten

    en los visitantes efectos de asombro o emociones insospechadas. Ambientar significa

    disponer una innovadora atmsfera que transforme el espacio a travs de objetos,

    efectos, luces, etc. Las velas, como til de decoracin, poseen una potente proyeccin

    esttica aunque efmera, cuestin que aumenta su atractivo.

    26Existen diversas conceptualizaciones para clasificar el rito o ritual, aqu se adopta la enunciada porSegalen (1998: 30-39): Conjunto de actos formalizados, expresivos, portadores de una dimensin

    simblicacaracterizados por una configuracin espacio-temporalpor unos sistemas decomportamiento y de lenguajey por unos signos emblemticos, cuyo sentido codificado constituye uno

    de los bienes comunes de un grupo. En los que debe advertirse una continuidad de las generaciones.27 El inventario de prcticas culturales identificadas es mayor que el que aqu se muestra, pues estacontribucin es una primera tentativa dentro de una investigacin en curso.

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    encapsulan para no manchar el espacio pblico, proponindose en idnticos vidrios

    serigrafiados (imagen 7). Este patrimonio inmaterial, producido de forma comunitaria, y

    con pretensiones de suscitar una magia nica se articula, sin pudor, con el dominio del

    mundo de los negocios, vido de encontrar nichos de mercado, comerciando con el

    intangible emocional.

    Resulta tambin interesante apelar al gesto globalizado de encender mecheros ms

    recientemente mviles- en el momento emocinde un concierto musical. Sin duda una

    hibridacin de la metfora de la luz, cuyo origen podra arrancar en el ao 1969, cuando

    se celebr la concentracin de Woodstock. Un evento musical que se estima reuni a

    ms de un milln de personas. Durante la actuacin de la entonces desconocida Melanie

    Safka, John Morris sugiri que los participantes encendieran sus mecheros32. El

    espectculo debi ser inmensamente potico pues este gesto inspir un ao ms tarde a

    Melanie la edicin del volumen Lay Down. Candles in the Rain, que se convertira

    en un xito de ventas a nivel mundial. Aquella particular performance se interpretara

    aos despus como uno de los iconos del emblemtico macro-concierto que, ahora se

    imita y reproduce naturalizado, sin que los actantes de un evento musical tengan

    conciencia de la genealoga de este legado33.

    3.2. ACCIONES DE DISIDENCIA, PROTESTA Y REIVINDICACIN.La manifestacin es uno de los dispositivos colectivos ms utilizados como mecanismo

    de protesta por la ciudadana. Tambin para este tipo de eventos se puede descubrir, en

    algunas ocasiones, la incorporacin de un encendido de velas como elemento de

    escenificacin y simbolizacin que, pretende obtener atencin meditica para su

    difusin ante la opinin pblica34. Las formas en que se disean y realizan estas

    acciones son bastante plsticas vigilias cvicas35, concentraciones, campaas

    32Perone (2005: 140).33Existen diversas aplicaciones gratuitas para contribuir a los espectculos visuales de las denominadascanciones mechero/canciones emotivas/canciones emblemticas, como por ejemplo, Brad Paisley

    Light Showpara iPhone o Android.34Cuando la comunidad gay de San Francisco empez a organizarse para visibilizar, entre otros aspectos,la discriminacin directa de las personas que haban contrado SIDA pensaron en una accin de impacto -We wanted a street action with large numbers of people, something dramatic that would magnetize themedia- que pusiera rostro al sufrimiento de las vctimas y que tal como declar uno de sus promotoresconsiguieron tras la primera concentracin (1983): Photographers were everywhere the candlelighteffect making everyone a star. TV crews filmed from the sides, the middle, and from every vantage point.Cheers went up when it was announced that the New York march had drawn thousands and muchcoverage. We cheered again when it was announced that Los Angeles and Houston had also put a face on

    AIDS. Global Health Council (2007: 7).35El trmino vigilia hace referencia a una concentracin en la que un conjunto de personas se renen porla convocatoria de una causa con intencin de influir en la opinin pblica o en la actuacin de un agente

    http://clkuk.tradedoubler.com/click?p=24364&a=2170221&url=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fes%2Fapp%2Fbrad-paisley-light-show%2Fid623977156%3Fmt%3D8%26uo%3D4%26partnerId%3D2003http://clkuk.tradedoubler.com/click?p=24364&a=2170221&url=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fes%2Fapp%2Fbrad-paisley-light-show%2Fid623977156%3Fmt%3D8%26uo%3D4%26partnerId%3D2003http://clkuk.tradedoubler.com/click?p=24364&a=2170221&url=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fes%2Fapp%2Fbrad-paisley-light-show%2Fid623977156%3Fmt%3D8%26uo%3D4%26partnerId%3D2003http://clkuk.tradedoubler.com/click?p=24364&a=2170221&url=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fes%2Fapp%2Fbrad-paisley-light-show%2Fid623977156%3Fmt%3D8%26uo%3D4%26partnerId%3D2003http://clkuk.tradedoubler.com/click?p=24364&a=2170221&url=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fes%2Fapp%2Fbrad-paisley-light-show%2Fid623977156%3Fmt%3D8%26uo%3D4%26partnerId%3D2003
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    solidarias36, etc.- pero en todas se ocupan espacios pblicos emblemticos de las

    localidades donde tienen lugaraledaos de los parlamentos, plazas histricas o lugares

    centrales de la vida social y poltica-. Las personas que participan, a ttulo individual o

    como colectivo, expresan demandas orientadas a subvertir un orden vigente que

    consideran injusto o discriminatorio. En funcin del objetivo de la protesta se han

    clasificado en este marco acciones de diverso sentido: protestas contra conflictos blicos

    las guerras de Vietnam o Irak-, campaas de sensibilizacin hacia categoras poco o

    nada reconocidas enfermos de SIDA o vctimas por Violencia de Gnero37-, dramas

    endmicos hambre en el planeta38-, reivindicaciones eco-ambientales -efectos del

    cambio climtico39o derogaciones normativasacciones pro-vida40-.

    En la mayora de los casos son expresiones de disidencia cuyas consecuencias son

    soportadas por significativas magnitudes de poblacin, pero de forma excepcional

    pueden tambin reclamar la causa de una sola persona Miguel ngel Blanco41 o

    Malala Yousafzai42 (cuadro 5)-. Con respecto a su continuidad, la repeticin de

    sucesivas ediciones, depende de si se cuenta o no con una estructura organizativa.

    social. La accin es convocada en la tarde-noche y las velas emergen como un objeto de iluminacin quecataliza, es decir, se convierte en una fuente de sentido para el conjunto de los participantes.36 La popularidad de la vela como objeto de consumo masivo, su bajo coste y su disposicin alsimbolismo la convierten tambin en objeto de comercializacin en proyectos de cooperacin. En el ao2009, la revista de moda Marie Claire-Espaa lanz la campaa la Vela solidaria con el objetivo deescolarizar a 1.200 nias camboyanas [http://www.marie-claire.es/la-vela-solidaria, fecha de accesodiciembre de 2009]. Anlogamente, la dicesis de Jaca (Huesca) promovi en las navidades de 2012 lacampaa de Manos Unidas : La vela solidaria: tu luz es tu esperanza para financiar el saneamiento dediez barrios de Chandrapur (India).37Campaa One Billion Rising. Por una vida sin violencia sexual (V-DAY convocatoria internacional,14/02/2013).38

    Campaa One Million Candles Lit for Needy Children (Berln, 20/08/2004). Campaa The Right toFood (World-wide Candlelight Vigil on the World Food Day, 22/10/2007).39Desde 2007, World WildlifeFound (WWF) celebra en todo el mundo La Hora del Planeta parasensibilizar a la poblacin sobre la importancia de luchar contra el cambio climtico. Las cifras deseguimiento son elocuentes: 2,2 millones de apoyos en 2007, 50 millones en 2008 o un billn deadhesiones en 2009 (Ribes, 2010). En esta accin poltica globalizada, la vela se integra, como recursoescnico y simblico. El sentido de la muerte est implcito pues el planeta est en riesgo pero, tambin,se advierte la esperanza del cambio propuesta por la luz.40Campaa Un milln de velas por la vida (Zaragoza, 7/11/2009)41El asesinato de Miguel ngel Blanco provoc una fuerte reaccin en la ciudadana espaola que seconcentr y manifest masivamente en las 24 horas previas a su ejecucin. Convocadas por Gesto por la

    Pazy por algunas rdenes religiosas en Euskadi, la noche del 11 de julio decenas de miles de personas, endistintos lugares, se reunieron en vigilia, (Jos Luis Barbera, El da que todos fuimos Miguel ngel

    Blanco, El Pais.com 08/07/2007).42La defensa pblica del derecho a la educacin de las nias de esta adolescente pakistan la convirti enobjetivo de represin de los talibanes que atentaron contra ella disparndola

    http://www.marie-claire.es/la-vela-solidariahttp://www.marie-claire.es/la-vela-solidaria
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    Cuadro 4: Manifestaciones contra las guerras en Vietnam e Irak.

    Imagen 8: Aledaos del Capitolio,Washington, 196943.

    Imagen 9: Plaza de los Hroes deBudapest, 200644.

    Cuadro 5: Adhesiones colectivas a amenazas y agresiones individuales.

    Imagen 10: Ermua, 11 de julio de 1997 . Imagen 11: Pakistn, octubre de 2012 .

    Las velas, entre otras cuestiones, generan un ambiente, crean una atmsfera con

    capacidad para suscitar sensaciones emocionales de identidad, unin y euforia

    susceptibles de intensificarse cuando se comparten con una masa (Canetti, 1960). El

    contagio afectivo se basa en la imitacin de movimientos y expresiones (Lasen, 2003:

    5), una idea expresada por los participantes de la primera marcha AIDS (1983):

    Finally, everyone raised their candles in unison and you could feel the sadness, but

    also the hope, and a strong and powerful sense of community. We were now people

    43Phillips, Ch. publicada en Life (2011: 424).44

    AFP-Image Forum, Kisbenedek (2006).45Lourdes Prez: Cuatro das de furia y dolor, DiarioVasco.com 10/07/1997.46ngeles Espinosa: Muerte a la coeducacin. El pas.com 10/10/2012.

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    Fighting for Our Lives TOGETHER47. Cunto dura en los actantes esta embriaguez

    sensorial? Probablemente unos dasa lo sumo semanas-, pero este sentido liquido de

    las emociones no le resta importancia en la experiencia vital de sus protagonistas

    (Lasn, 2003: 8).

    3.3 DUELOS POPULARES.

    La muerte inesperada provoca un vaco que desata mecanismos de amortiguacin del

    dolor. El trmino duelo popular se emplea aqu para hacer referencia a una

    manifestacin espontnea y no organizada, en las inmediaciones de un escenario donde

    ha tenido lugar un siniestro. Las personas, en calidad de ciudadanos, salen a la calle,

    depositan objetos -flores, fotografas, muecos, cartas o mensajes-, encienden velas, se

    concentrangestos que expresan tristeza, adhesin, afecto o solidaridad hacia las

    vctimas.

    En el pasado, el duelo pblico estaba regulado y dirigido en los decesos de los

    monarcas, polticos y lderes religiosos, pero despus de los aos setenta, se inicia una

    tendencia de promocin hacia otros famosos. Es la ciudadana la que decide cundo y

    cmo participar en un duelo popular (Santino, 2006 y Snchez Carretero 2011: 16). El

    asesinato de John Lennon (1980) puede leerse como un ejemplo pionero en la gestin

    pblica del afecto, que recurre con notable reiteracin a incorporar encendidos de

    velas tras un fatal desenlace48. La memoria grfica sugiere recordar estas

    manifestaciones de adhesin multitudinaria en las muertes de personalidades como Olof

    Palme (1986), Diana de Gales (1997), Karol Wojtya (2005)o Kazinsky (2010). Pero

    este tributo cultural no se orienta solo hacia figuras clebres, tambin se advierte en

    profesionales, menos conocidos, como en el caso de la activista Ana Politkuskaya

    (2006) o el futbolista Daniel Jarque (2009), pero y, sobretodo, se expande con rapidez

    en el contexto de entornos annimos: Desapariciones de nios -Madeleine McCann(2008), los hermanos Bretn (2012)-; Ataques indiscriminados a poblaciones civiles

    Winnenden (Alemania, 2009), Utoya (Noruega, 2011)-; Siniestros naturales como

    terremotos Hanshin (Japn, 1995) o Sichuan (China, 2008); Incendios Sala

    Crogmanon (Argentina, 2004) o; Avalanchas humanas Hillsborough (1989) o

    Duisburgo (2010). La lista, lamentablemente, podra ser interminable aunque lo que se

    47Global Health Council (2007: 7).48

    La noticia de su muerte se propag rpidamente entre la poblacin neoyorkina, que se reuni frente aledificio Dakota residencia del cantante- encendiendo velas, llorando y cantando canciones de losBeatlesJane Rosen y Paul Keel, A vigil but no funeral for Lennon, The Guardian, 10/12/1980.

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    quiere destacar es el carcter ubicuo de los duelos populares y su orientacin horizontal,

    para suscitar resonancias colectivas en el contexto de recepcin de la noticia.

    El ataque a las torres gemelas de Nueva York (2001) o los atentados del 11-M en

    Madrid (2004) produjeron miles de materiales audio-verbo-visuales que nos aproximan

    a la transformacin del espacio urbano en unsantuario temporal(Santino, 2006: 48-49

    y Corrasa, 2004: 18). La conmocin necesitaba canalizarse. El des-orden producido por

    la magnitud de la tragedia exiga una elaboracin y esta pas, entre otros mecanismos,

    por realizar un generalizado encendido de velas. Este gesto, documentado por mltiples

    registros fotogrficos, es un indicio para observar un momento de emocin dolosa

    compartida, un sentimiento de unin-pertenencia que proyecta una cultura emocional.

    En el caso del 11-S se han examinado las series de ocho cooperativistas de la Agencia

    Magnumphotos49, los datos describen como, al da siguiente de la tragedia, miles de

    convecinos ocuparon la ciudad y celebraron concentraciones y vigilias por doquier. Una

    marea humana en la que se puede apreciar la presencia de personas de distinta edad y

    condicin. Las velas aparecieron indiscriminadamente en parques, calles, esquinas,

    tiendas de barriocon distintos tamaos y colores eran depositadas de forma masiva

    como expresin de duelo. Todos los profesionales capturaron, con distinta intensidad, la

    diversidad en la experiencia emocional percibida en los actantes conmocin,

    ensimismamiento, lgrimas, silencios, abrazos, etc.-. Poco a poco, el espacio urbano fue

    poblndose de altares en los se mezclaban de forma desordenada no slo velas, sino

    tambin flores, banderas, camisetas, poemas, estampas, mensajes o fotografas.

    Momentos cumbres de la experiencia colectiva, aquellos en los que se exalta la

    emocin compartida y que se usan para construir un nosotros, no son fcilmente

    traducibles a palabras razonables(Muoz Carrin, 2008: 504).

    Los duelos populares tras el 11-M han sido revisitados a partir de ocho reportajes

    consultados en la fototeca de la agencia Getty Images50. Al trabajar con distintosdiscursos visuales se aprecia la dimensin subjetiva de cada reportero(a) que trasluce su

    conocimiento del contexto y la disposicin sensible al hecho. En todos los registros se

    capta el shock pero con gramticas distintas. Las series de Guez y Scianna tienen una

    especial fijacin por los altares, son planos largos y distantes. En cambio, las imgenes

    de Simon, Armestre y Marcou recrean planos ms cortos que se acercan, con respeto, a

    49 Thomas Hoepker, Gilles Peress, David Alan Harvey, Paul Fusco, Alex Webb, Susan Meiselas, Eli

    Reed, Chien-Chi Chang e Hiroji Kubota.50Jack Guez, Johannes Simon, Pedro Armestre, Pierre-Philippe Marcou, Javier Soriano, Miguel Riopa yQuim Llenas.

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    capturar ensimismamientos, silencios, lgrimas y actos de ofrenda. Miguel Riopa, por

    su parte, se atreve con los rostros y las miradas de los dolientes y oferentes.

    Una de las cuestiones interesantes que describen los registros fotogrficos analizados

    por autor(a) son los lugares. Mientras los reporteros forneos se limitaron al espacio de

    Atocha -dentro y fuera del vestbulo-. Los profesionales locales se abrieron a otros

    escenarios -El Pozo, Santa Eugenia, Tellez, Alcal, Lavapis, etc.-.

    Un aspecto menos evidente es sugerir la evidencia de la mercantilizacin del duelo. En

    el caso del 11-M, las miles de velas depositadas, no se corresponden con los productos

    de consumo cotidiano. Son velas bazar y de supermercado de barrio, con una

    morfologa muy particular. El interesante registro que Cristina Snchez Carretero

    realiz sobre la venta ambulante de candelas, retratando a una mujer asitica en los

    aledaos de la estacin de Atocha, puede ser un indicio de que ese mar rojo de luces de

    cerase expandi porque hubo una oferta comercial informal y continuada, que facilit a

    los dolientes, pasantes, viajeros habituales, curiosos y dems espectadores participar de

    la performance, adquiriendo una vela y sumndola al altar colectivo (cuadro 6).

    En la misma direccin, para los atentados de Nueva York, la revista norteamericana

    Chemical Week (18/09/2002) afirmaba que, tras el 11-S la demanda de velas haba

    aumentado en EEUU un 17 por ciento, segn una encuesta llevada a cabo por The

    National Candle Association. Una fotografa de Beck (Los ngeles, 2011/AFP) muestra

    el detalle de una luminaria, en una acto de homenaje. En el receptculo aparece grabado

    el siguiente mensaje: OneLight ONE PEACE, ONE WORLD, una clara exaltacin de

    valores y utopas universales, que reclaman un absoluto unitario entre personas.

    Obviamente, el producto ha sido diseado especficamente para ese acto. Una accin

    que se reitera y al reiterarse, la lgica capitalista la reconoce y explota sus

    potencialidades como negocio.

    Estas manifestaciones multitudinarias no han pasado inadvertidas para los especialistasde las ciencias sociales, suscitando una renovada aproximacin a las formas colectivas

    de afrontar la muerte (Santino, 2006, Snchez Carretero, 2010, Doss, 2010) y, adems,

    las huellas materiales de esta cultura inmaterial han acabado recibiendo un tratamiento

    patrimonial51.

    51En el caso de Madrid, se han inventariado 70.000 piezas que forman parte de un incipiente Archivo delDuelo 11-M, depositado en el Archivo Histrico Ferroviario. En el caso de Nueva York se organizaron

    diversas exposiciones, editadas posteriormente como libros. Un caso emblemtico fue la muestraHere IsNew York: A Democracy of Photographs, diseada a iniciativa de Alice Rose George, Gilles Peress,Michael Shulan, Charles Traub, en la que se buscaba presentar imgenes del suceso considerando la

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    Cuadro 6: Inmediaciones de la estacin de Atocha tras los atentados del 11-M.

    Imagen 12: Vestbulo de la estacin . Imagen 13: Venta informal develas53.

    Cuando las personas acuden, sin ser convocadas, a un duelo popular se sospecha que seestaran expresando dos mensajes. Por un lado, la socializacin cultural de la emocin

    ante la muerte, que nos determina a manifestar nuestra afeccin al dolor de los allegados

    a la vctima como se hace cuando acudimos al tanatorio tras un deceso o enviamos

    comunicacin de condolencia-. Por otro lado, se manifiesta la pertenencia a un grupo

    para el que la tragedia no es indiferente, revelan su identificacin y expresan su repulsa

    mediante su presencia fsica (Morn, 2005).

    Como no poda ser de otro modo, el dinamismo del patrimonio cultural tambinestablece anclajes con la tecnologa. La muerte de Steve Jobs provoc reacciones de

    duelo en todo el planeta. En las pantallas de telfonos mviles, iPhones y iPads,

    pensadas y diseadas para la comunicacin personal, se propusieron velas virtuales para

    diversidad de miradas y perspectivas. En los das siguientes a la tragedia, los organizadores solicitaroninstantneas y recibieron un ocano de diapositivas, negativos, impresiones, archivos digitales defotgrafos de todo tipoprofesionales y ocasionales-. La exposicin exhibi 1.000 registros fotogrficos -de los 5.000 recibidos- generando uno de los mayores archivos fotogrficos en la historia del mundodedicados a un solo evento. Los beneficios de la venta de las imgenes se destinaron a The Children's Aid

    Society's WTC Relief Fund. Con motivo del dcimo aniversario se reedit la misma exposicin.52Snchez Carretero (2011: 174).53Snchez Carretero (2011: 174).

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    Los memoriales populareshacen alusin a una ritualizacin del duelo coincidiendo con

    el aniversario de la tragedia que se evoca. Los actantes son supervivientes, familiares o

    amigos de las vctimas que mediante diversos gestos, entre otros los encendidos de

    velas, hacen presentes a los ausentes, tejiendo redes que, en algunos casos, se acaban

    transformando en movimientos organizados56.

    Cuadro 7: Encendido de velas en memoriales populares (imgenes 15-18).

    Hiroshima y Nagasaki (1945)57 Chernobyl (1986)58

    Tiananmen (1989)59 Beslan (2004)60

    Las representaciones visuales (cuadro 7) sealan las diversas expresiones estticas y los

    dismiles recursos econmicos con los que distintos contextos espacio-temporales

    recrean el recuerdo. En Japn se tiende a la uniformizacin de las bujas sin por ello

    renunciar a la especificidad personalizada por la decoracin, previendo que el consumo

    no ensucie el espacio pblico. Al contrapunto, destaca la austeridad de las velas usadas

    en los escenarios de Europa del este. Una accin globalizada que no diluye lasespecificidades locales.

    56 En este punto no puedo dejar de mencionar a las Abuelas de la Plaza de Mayo. La inocenteasociacin de doce mujeres, en 1977, culminara en una slida red social, internacionalmente reconocida,que conseguira restituir a sus legtimas familias a nios y nias robados durante la dictadura y queactuara como espoleador de conciencias en la sociedad argentina. [ http://www.abuelas.org/ar].57Getty Images, Ink (2003).58

    AFP, Supinsky (2011).59AFP, Clarke (2009).60Euronews: Five years on Beslan still struggles (2/09/2009).

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    Los simbolismos que proyectan las metforas de la luz ante la muerte se materializan en

    otros lenguajes culturales. Un ejemplo conocido es el tributo que Elton John le dedic

    Diana de Gales, versionando Candle in the Wind, una cancin compuesta en origen en

    memoria de Marilyn Monroe, y que en 1997 se convirti en record mundial de ventas.

    En uno de sus versos -your candles burned out long before your legend ever will-

    cristalizan dos metforas: la finitud de la vida muerte prematura e inesperada/asociada

    a la vela apagada- y la eternidad que se alcanza en la memoria de todas las personas que

    mantienen el recuerdo, encendiendo simblicamente velas conmemorativas61.

    La institucionalizacin de la memoria suele ser el final de un largo proceso de

    reivindicacin que pretende una declaracin oficial de Estado, asociada al compromiso

    de de formalizar ceremonias de homenaje a las vctimas e instaurar espacios para el

    recuerdo. Los mltiples horrores cometidos en el transcurso de la II Guerra Mundial han

    dado origen a distintas efemrides, entre las que sobresale la conmemoracin del

    Holocausto. Internacionalmente reconocida en 2005, se celebra anualmente el 27 de

    enero, fecha que conmemora la liberacin de Auschwitz. Las ceremonias organizadas

    en multitud de lugares incorporan, de forma generalizada, el encendido de seis velas,

    una en honor de cada milln de vctimas asesinadas.

    Cuadro 8: Ceremonias de la Memoria del Holocausto -EEUU y Europa- (imgenes 19-20).

    Rotonda del Capitolio (2008) Parlamento Europeo (2011)

    En este tipo de actos se aprecia una tendencia a la imitacin de producciones culturales

    desarrolladas por las comunidades ciudadanas de la memoria64. La formalizacin

    61 Eyerman (1998) analiza como la construccin de solidaridad grupal puede apoyarse en recursosculturales, en particular en la msica, para expresar distintas actitudes -adhesin, rebelda o libertad.62

    Holocaust Memorial Museum, Remembrance, Recursos audiovisuales, Ceremonia 2008 [acceso mayo2011].63European Parliament, Recusos Multimedia, Ceremonia 2011 [acceso mayo 2011].

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    protocolaria de estas conmemoraciones implica una estandarizacin de las acciones y, a

    su vez, una propagacin meditica al imponerse a un conjunto amplio de la sociedad.

    De manera que el encendido de velas se convierte en un recurso escnico estereotipado

    de una accin simblica que no les perteneca.

    Cuadro 9: Ceremonias en Espaa- (imgenes 21-22).

    Parlamento de Catalua (2012) Asamblea de Madrid (2012)

    Las velas se disponen en un lugar central, el pblico se halla colocado en espacios

    previamente asignados en funcin del rango de representacin pblica que ostentan y la

    ceremonia se desarrolla observando un guion cerrado.

    4. HIPTESIS INTERPRETATIVAS.

    La sociedad infotecnolgica exhibe, a menudo, un discurso de racionalidad que se

    distancia de las tradiciones y convenciones. Y, sin embargo, si se mira bien (Varela,

    2008: XI), nuestros pensamientos, prcticas y acciones estn bien nutridas de una

    simbologa que busca canalizaciones a deseos, emociones y sentimientos de carcter

    individual y colectivo. Como enunciara Latour (1993) se ha creado una fronteraartificial entre la vida racional y la experiencia afectivo-emocional. El patrimonio

    simblico lejos de ser un residuo del pasado ejerce una influencia, no siempre

    consciente, en la vida cotidiana que puede visualizarse a travs de prcticas culturales.

    64Este protocolo ceremonial se ha imitado por la Asamblea de Naciones Unidas en los actos de memoriadel genocidio de Rwanda (7 de abril).65

    Parlament de Catalunya, Noticias, imagen 108548468 (26 de enero de 2012).66 Asamblea de Madrid, Noticias: Esperanza Aguirre asiste al acto en recuerdo del Holocausto,(27/01/2012).

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    El inventario de marcos seleccionados, donde se ha documentado un encendido de

    velas, advierten de algunos indicios de evidencia. Por un lado, se aprecia una tendencia

    a la estetizacin en manifestaciones sociales, que operara como un mecanismo para

    producir una atmosfera de identidad visible67, generando efectos de espectculo visual

    capaces de atraer la atencin en los emisores y receptores de la accin. Por su parte, la

    evocacin de las metforas de la iluminacin, materializadas en la llama, operara como

    fuente de sentido abstracto y compartido. El recurso a integrar un encendido de velas

    sealara ncleos de vaco oscuridad/sombra- y, al mismo tiempo, deseo de subvertir

    un orden injusto que pretende ser erosionado desde la disidencia cvica y el reclamo a la

    participacin en la construccin de nuevos rdenes sociales luz/esperanza-. Lo

    material (imagen) y lo intangible (smbolo) se articulan para suscitar emociones y

    sentimientos unin, fuerza-. Compartir intenciones y deseos, en una atmsfera

    envolvente, podra provocar una efervescencia emocional en los actantes.

    En los marcos analizados prevalece la emocin dolosa ante la muerte real o simblica.

    La metfora de la luz, propuesta mediante una accin no verbal, facilita la expresin de

    sentimientos como respuestas imprescindibles para recuperar un equilibrio perdido o

    superar los efectos de un impacto informativo. Cuando se produce un estmulo

    emocionalmente competente, el cerebro humano produce una respuesta. Esta puede

    modularse a travs de la expresin. Como Damasio (2003) afirma, la cultura y la

    socializacin operan como reguladores homeostticos de la respuesta emocional. El

    encendido de velas sera una de las mltiples frmulas culturales de ese proceso.

    Los mecanismos de promocin y expansin en los nuevos usos sociales de las velas,

    tendran, al menos, dos ncleos. El primero se asociara con el nacimiento de la

    organizacin Amnesty y sus manifestaciones performativas68. La eleccin del signo -

    vela rodeada por el alambre de espino- y su simbologa proyect una metfora que

    67 El boom de los procesos de estetizacin en acciones de protesta social no es nuevo. Los lazos dedistintos colores en la solapa para manifestar la adhesin y visibilizacin de categoras perifricas seaprecia desde hace ms de tres dcadas. Ms recientemente en Espaa, la confeccin de singularescamisetas para identificar sectores disidentes es reconocible en las mltiples mareas de profesionales delsector pblico.68La iniciativa de denuncia del abogado Peter Benenson, al escribir el artculo The Forgotten Prisonersen The Observer,dio la vuelta al mundo. El llamamiento de Benenson a tomar conciencia de los hombresy mujeres encarcelados, sin haber sido juzgados, porque sus creencias, polticas o religiosas, disentan delas de orden poltico, contagi a cientos de lectores que hicieron llegar al peridico miles de cartas deapoyo. Esta respuesta, quiz imprevista, inspir la idea de saturar con mensajes de protesta a aquellosgobiernos que haban vulnerado el derecho internacional, privando de libertad a personas por el hecho demanifestar su opinin y sin haber utilizado la violencia. Con el fin de acometer con rigor tal campaa, se

    haca necesario organizar un archivo documental. Y as fue como naci Amnista Internacional (AI), cuyaincomoda pero legtima labor se vera reconocida quince aos despus, con la concesin del PremioNobel de la Paz.

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    conectaba una imagen ptica-visual, con una fuente de sentido compartido. El anagrama

    de Amnista Internacional no slo ha llegado a ser uno de los smbolos no comerciales

    ms populares del planeta, sino que se ha convertido en fuente de inspiracin para otros

    procesos de participacin colectiva. Los nuevos usos metafricos del encendido de velas

    muestran una potente capacidad de catalizar identidades y proponerse como accin de

    los outsiders del poder poltico, que reivindican el deseo y la legitimidad de influir o

    cambiar decisiones gubernamentales69. El segundo ncleo de promocin en la

    mundializacin del gesto de encendido de velas tendra que ver con la lgica de la

    sociedad de consumo. La industria cerera habra identificado nuevos nichos de mercado,

    explotando con xito sus posibilidades y estimulando aumentos de la demanda mediante

    el recurso al marketing, la publicidad y la diversificacin productiva. El comercio actual

    de velas cubre una oferta de necesidades amplia. Las luces de cera se proponen como

    objeto de ambientacin70, artesana71, ofrenda72, mediacin73, etc. que capta el inters de

    distintos pblicos.

    El elemento compartido en estas prcticas culturales que integran el encendido de velas

    como recurso escnico, es la esttica y el sentido performativo. Iluminar la noche con

    un fuego tenue y controlado produce imgenes con una potente carga filosfico-

    emocional que atrapa audiencias, cristalizando en la mente de activistas, reporteros y

    espectadores. Las caractersticas diferenciadoras aluden a la orientacin tica, es decir,

    la intencin a que responde las distintas manifestaciones: promocin cultural, reclamo

    meditico, accin poltica, etc. Pero tambin hay que sealar el nivel y la capacidad

    organizativa de los eventos. Las prcticas espontaneas se muestran al mismo tiempo

    explosivas y lquidas duelos populares, manifestaciones reactivas, vigilias cvicas-,

    mientras que las convocatorias programadas pretenderan una reiteracin y, por tanto,

    tendran posibilidades de alcanzar el rango de rituales contemporneos acciones

    polticas anuales (AIDS y La Hora del Planeta), memoriales-.

    69El gesto de Benenson y el nacimiento de Amnista Internacional debe enmarcarse en el proceso decambio social emergente que se desat en el mundo en la dcada de los aos sesenta y que alumbrdistintos movimientos y organizaciones que adquirieron un protagonismo meditico y un respaldo de laciudadana mundialpacifistas, ecologistas, feministas, etc.-70 La oferta de velas decorativas no es indiferenciada y est visiblemente condicionada por el poderadquisitivo y los estilos de vida. Existen productos de gama alta, media y popular.71El negocio editorial es un buen ejemplo para detectar el auge en la produccin domstica de velas, muyorientada al ocio de las mujeres.72Las velas votivas persisten en escenarios religiosos tradicionales, en versin analgica y digital, y seexpanden en marcos de la memoria y ambientacin pblica de festivales de promocin turstica.73

    Las luces de cera son un producto imprescindible en ritos esotricos, corriente New Age o prcticas desantera que otorgan a este artefacto un poder mgico para revertir el amor o la suerte, conectar con losagrado u obtener un beneficio.

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    A MODO DE CONCLUSIN.

    La bsqueda, seleccin y codificacin de textos visuales ha permitido llamar la atencin

    de lo que pasa inadvertido. Este trabajo emprico pone de manifiesto las condiciones de

    posibilidad de las imgenes como fuente documental para la interpretacin ycomprensin de fenmenos sociales. Cuestin que no reclama su uso como dato

    exclusivo o absoluto, ms bien, propone su potencial para elaborar miradas enriquecidas

    sobre la vida social.

    En las pginas precedentes he intentado describir como los usos sociales de encendido

    de velas alcanzan marcos de interaccin heterogneos. El objeto material puede

    desempear funciones tiles, evocar emociones o suscitar disidencia. Su potencia

    denotativa recrea una esttica ancestral y universal vinculada al fuego, as como alpatrimonio simblico del imaginario luminoso.

    En este itinerario de aprendizaje, que ahora comparto con Uds., no he hecho ms que

    balbucear las mltiples maneras en que personas, grupos e instituciones usan las velas.

    Las efmeras candelas, proporcionan una misteriosa luz visible, de vida corta, que

    sugieren innumerables ensoaciones sobre los sentidos filosficos de la existencia. Por

    el momento, resulta imposible articular una interpretacin global sobre esta multitud de

    manifestaciones en los usos sociales del fuego domesticado, pues el exceso de riqueza

    connotativa que poseen hace improbable, por ahora, su perfecta delimitacin terica. En

    otras palabras, los hallazgos suscitan ms preguntas que respuestas, lo que me obliga a

    continuar con la investigacin, ampliando los focos de anlisis, por ejemplo,

    examinando el concepto de religin civil a la luz de la tradicin sociolgica . No

    obstante, sugiero que el estudio simultneo de la vela como artefacto material y sus usos

    sociales enfatizan la necesidad de abordar los fenmenos sociales desde una mirada

    hermenutica, pues lo material y el imaginario se funden en una mezcla interactiva que,

    slo a efectos analticos, es separable.

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