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lepit fio como modalidad
epigramtica
en
el Siglo de Oro ~ o n ejemplos de Quevedo
Lope de
Vega ,
SAGRARIO
LPEZ POZA
Universidade da orua
Resumem
Entre
las
modalidades
epigramticas
procedentes de
la
ntologa Planudea
que
sirvi
eron
de
modelos de imitacin
a los poetas espaoles de los siglos XVI y
XVII, han
de
considerarse los epitafios. Los poetas
aprendan
a adaptar las
marcas
constantes
del
gnero
clsico
al espaol
Y
su
sistema potico
durante su etapa
de estudiantes,
generalmente mediante la practica
de traduccin
e
imitacin
de
epigramas de las
selecciones
de
la ntologa Planudea realizadas
por
Soter, Cornarius o Henri Estienne
11
Escribir epitafios se convirti en un ejercicio literario con el que practicar el
gnero
epidc tico (eficaz
para ostentar el ingenio
personal) de capital
importancia
para el xito de un hombre de letras
en la corte. Pero
el poeta que
escriba epitafios
deba mantener las
marcas
propias del
gnero
epigramtico tanto en la
estructura
la
condicin elocutiva, las voces
del
discurso,
el
estilo .... En
este trabajo
se realiza
un anlisis
de
esas peculiaridades
de adaptacin
a travs
de
ejemplos
de
epitafios
de
Lope
de
Vega y Quevedo.
Abstract
Epitaphs
are amongst
the epigrammatic types derived
from
the
Planudean
version of
the Greek nthology
that
served as models
for
16th-
and 17th-century
Spanish poets,
who
learned
to
adapt the
style of the classical genre to Spanish prosody
in
their
student
days.
This they did
generally by
translating and imitating
epigrams
from
selections
taken from
the Planudes
edition by
scholars
such
as Soter, Cornarius and
Henri Estienne
11
. Writing
epitaphs
became a literary exercise in the epidictic
genre
with
a
view to showing off
poetic ingenuity, a
quality
that
could
prove
to be an
asset for the man of
letters at
court.
However,
writing epitaphs
meant
maintaining
1 Este trabajo se inscribe
en
el proyecto de investigacin y desarrollo tecnolgico cofinan
ciado
por el
Plan Nacional de Investigacin Cientfica, Desarrollo e Innovacin Tecnolgica
I +D),
Ministerio de Educacin Ciencia de Espaa y el Fondo Europeo de Desarrollo
Regional FEDER): Biblioteca Digital Siglo de Oro
II:
Relaciones de sucesos, Polianteas
y fuentes de erudicion
en
la Edad Moderna (catalogacion, digitalizacion y difusion via
Internet) , cdigo: HUM2006-07410/FILO.
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Sagrario Lpez Poza
BHS,
85
2008)
the
characteristics
of the epigrammatic genre, not only
in
its structure, but also in
terms of
locution, discursive
voice, style
and
so on .
The
peculiarities of adaptation
are
analysed in
this
article via epitaphs
written
by Lope de Vega
and
Quevedo.
Durante mucho tiempo, al
hablar
de
epigrama
en la literatura espaola, por lo
general se evocaba el siglo XVIII, que si bien fue rico en la produccin epigra
mtica,
la variedad
practicada
estaba restringida a la satrica y didctica. Muy
pocas veces los lectores actuales asocian ese gnero a la ingente produccin de
epigramas
en
el Siglo de Oro, y a la riqusima variedad en temas y formas que se
practic. Esto es debido,
en
parte, a que durante el siglo
XX,
el inters de la crtica
se volc ms en el sistema petrarquista, mientras que las realizaciones neocl
sicas que
trataron
de aprehender modelos genricos de la antigedad latina y
dotarlos de una nueva forma verncula como la Oda, Elega, gloga, Epstola),
tuvieron
que
esperar
largo tiempo a que los investigadores se
ocuparan
de ellas.
2
Pero el Epigrama,
aun
formando
parte tambin
de esas adaptaciones de la poesa
clsica, ha seguido siendo el patito
feo
de los estudios poticos, y no ha llegado a
dedicarse a l
un
estudio monogrfico profundo.
Mi
propsito es
sealar que
gran
parte
de los epitafios
en
espaol creados por
nuestros
poetas del Siglo de Oro llevan las marcas del gnero epigramtico al que
pertenecen,
tanto en su
estructura
mtrica como temtica, en rasgos
de
estilo
y frmulas propias
que fueron
heredadas de la ntologa
Griega
y sus imitadores
renacentistas.
Como es sabido, el e p ~ t f i o es uno de los gneros poticos ms practicados
durante los siglos XVI y
XVII,
tanto en latn como en lenguas vulgares. Empleado
desde la Antigedad, el epitafio
haba
adquirido en el
mundo romano un
notable
desarrollo que haba ido ampliando las escuetas menciones sobre el
difunto
que
solan esculpirse
en
las lpidas mortuorias hasta llegar a convertirlo
en
un elogio
fnebre en verso, de cuidada factura literaria. Frente al epitafio clsico sepulcral
en que
priman
los elementos puramente denotativos, por ejemplo comenzar con
el
nombre
del difunto, seguido de
su
filiacin,
su
patria, cargos, dignidades, el
nombre de quienes colocaron la inscripcin, la edad del finado y el da de su
muerte
.. se fue desarrollando un gusto por el predominio de elementos conno
tativos procedentes en su mayor parte de la t radic in clsica griega. Con el Rena
cimiento y el aprecio por la antigedad clsica, se puso de moda la prctica del
arte lapidaria y el
gusto
por coleccionar inscripciones reales o crearlas
de
forma
ficticia, a imitacin de las que aparecan
en
las ruinas veneradas de la civiliza-
2 Notable ha sido el esfuerzo del
grupo PASO,
dirigido por Begoa Lpez Bueno, que impuls
el inters por esas formas y gneros en la dcada de los 90 y que ha producido vol
menes con estudios sobre
La oda
1993),
La
Elega
1996),
La
Epstola
2000),
La
gloga
2002).
Tambin han tenido inters para lo
que
nos ocupa otros encuentros organizados por este
grupo dedicados a La Silva 1990), a Las anotaciones de Fernando de Herrera 1996) y a estudios
sobre el Canon 2003), cuyos trabajos
han
sido ya publicados.
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BHS, 85 2008)
El epitafio como modalidad epigramtica
en
el Siglo
de
Oro
cin romana. El epitafio literario fue ganando terrero a partir del siglo XV y
frente a otros gneros heredados de la literatura clsica
en
progresivo desuso,
su cultivo, tanto
en
latn como
en
espaol, perdur con mucha fuerza
en
la lite
ratura barroca. Ello no es ajeno a un hecho
de
gran relevancia: la divulgacin
y recepcin
de
la
Antologa Griega
llevada a Ita lia por los sabios que
huyeron
de
Constantinopla
cuando fue tomada
por los
turcos
en 1453 y sobrevino la cada
del Imperio Romano de Oriente conocido a
partir
del siglo
XVII
como Imperio
Bizantino).
Como
he
sealado
en otro
lugar Lpez Poza 2005: 67), los espaoles que estu
vieron en contacto con Italia en el siglo XVI
mostraron
un inters y
hasta
pasin
por
los epigramas griegos; de ello nos
han
quedado testimonios manuscritos y
colecciones de escolios valiosos y relevantes.
El
inters de humanistas espaoles
por la
Antologa Griega
no pudo reflejarse
en una
produccin impresa debido a las
dificultades que
sufra
la
imprenta en
Espaa, sobre
todo
a
partir
de la segunda
mitad del siglo
XVI
y a la falta de mecenas que
impulsaran
los estudios
no
estric
tamente
vinculados
con
la religin. Pero a
pesar
de la
cerrazn contrarreformista
que dificult la difusin del
trabajo
de
importantes
profesores de las universi
dades de Alcal de Henares y Salamanca, sus enseanzas lograron crear patrones
de influencia
en
la
primera mitad
del
siglo
XVI
y los
primeros
aos
de
la
segunda
mitad del siglo
que
luego se desarrollaran de manera
ms firme
hasta finales
del
XVI. La
utilidad de los epigramas para la
enseanza
la difusin a precios
asequibles de selecciones impresas de la
Antologa
Planudea
con versiones
en latn
de los epigramas, el influjo e humanistas como Alciato, que se inspiraron
para
sus creaciones
en
la Antologa, y sobre todo, la
labor
de los comentaristas de los
emblemas de este
italiano
- los del Brocense, Mignault, Diego Lpez
- que
ponan a disposicin de maestros y poetas un rico arsenal de fuentes
que podan
servir de modelos para la
aemulatio
garantizaron
una
prolongada y fecunda
influencia de la
Antologa Griega en
Espaa.
Los
Epitafios
y
Encomia
forman la
seccin
ms
larga
de
la
Antologa
Griega
ocupaban los libros III y parte del
1
de la
versin Planudea
- la nica
que
conocieron los autores que nos interesan
4
-
y despus,
en
la Palatina, ocuparon
3 El Humanista Benito Arias Montano posea en
su
casa de Miraflores, en Sevilla, un museo
de inscripciones antiguas
que
le pudieron servir de modelo
para
los epitafios
que
compuso.
Otro de sus amigos, Francisco Pacheco, fue en el siglo
XVI
el principal
autor de
inscrip
ciones para Sevilla
en
edificios monumentales y los de
arquitectura
efmera para las fiestas.
Para detalles sobre el gusto por el arte lapidaria vase Tesauro 1741.
4 Conocemos como Antologa
Griega una
recopilacin de epigramas griegos, canciones, epita
fios y ejercicios retricos que re?e material de los siglos VII a.C. hasta el ao 1000 de
nuestra era y que
ha
llegad
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Sagrario Lpez
Poza
S , 8 2008)
el
libro VII los epitafios y el
IX
los Epigramas epidcticos.
Los poetas
de los siglos XVI y
XVII aprendieron
a
componer
epitafios
en
la
escuela. Su prctica
era
casi cotidiana, tanto en las escuelas municipales como
en las eclesisticas y desde luego en los colegios de jesuitas. La Ratio Studiorum
5
(norma
que deban seguir todos los colegios jesuticos
en
el mundo) da instruc
ciones
al profesor de
Retrica y
al
de
Humanidades para
llevar a cabo esas prc
ticas.6
Existan modelos accesibles
en
las varias selecciones de
la
Antologa Planudea
(vase bibliografa al final) editadas
por
joannes Soter (Colonia, 1525, luego reedi
tada en 1528 y 1544), Janus Cornarius (Basilea, 1529) y sobre todo en la de Henri
Estienne II, publicada en 1570 en Ginebra, que realiz
una
seleccin de la Anto-
loga Griega pensando en estudiantes
jvenes, y
por
lo
tanto expurgada
de
todo
lo
que
pudiera considerarse inconveniente o indecente para la moral, lo que poco
despus imitaron los jesuitas, que impriman
en
sus propias prensas las selec
ciones de la Planudea para sus alumnos (Lpez Poza 2005).
La seleccin de Estienne, en un asequible tamao en octavo, incluye una
traduccin
en prosa latina de cada
epigrama, realiza
da por
l
mismo
, luego
una
o dos versiones
en verso (tambin
suyas, y a veces
otra
de
su
a
migo
Melissus)
y a
continuacin
ofrece
otras
versiones
en
verso
tomada
s de ediciones ante
riores. Su antologa pretenda tambin motivar para la composicin de versos
en
latn y, naturalmente, la imitacin en espaol era ejercicio
mu
y frecuente.
7
Su
seleccin tiene
una
representacin selectiva del contenido total de la Antolo
g
a
Planudea
. De los casi-260
epigramas que
selecciona,
la
distribucin tipolgica
es bien
elocuent
e. De
st
aca la presencia de los epigramas
an
ecdticos y
mo r
ales
(37,7 ). En casi la misma proporcin (cerca del20 ) estn los epitafios y los que
describen obras de arte. Los satricos son un 12,7 y los dedicatorios y erticos
han
de conformarse con un
puesto
humilde
(entre
el4
y el 5).
La
seleccin de
Estienne contribuy de manera importante a inclinar el inters hacia cierto tipo
de
epigramas
griegos
en
todas sus modalidades que los alumnos
traducan,
an
ali
zaban, parafrasea
ban
y al fin imitaban en su propia lengua. l epitafio ocupaba
un lugar bastante destacado,
junto
con otras modalidades vinculadas al gnero
retrico
epidctico
genus
demostrativum .
La caracterstica
principal
del gnero epidctico es
su
ausencia de
utilidad
prctica; es
un
estilo elaborado
que
permite dar fe
de
las facultades del
orador
,
nu
evo que contena la Pal
at in
a,
pero
la may
or
a de
quien
es co
no
can la
Ant
ologa griega,
desde el
siglo
XV
al final
del XVIII
lo
hicieron
a travs
de la
coleccin
planudea
o a
tr a
vs de
las
mucha
s selecciones
que
se
hicieron
impre
sas de ella, y sobre todo aquellas
que
ofre
can
la
doble versin
en grie
go y
en latn
. A
partir
de 1813-14,
en la
edicin
que
hizo Friedrich
Jacobs
de la
Palatina,
la
versin
planudea
cay
en
desuso. Ver S. Lpez Poza, 2005.
5 Ver Eusebio
Gil
, 1992.
6 lbid., ep grafes: Reglas del profesor de R
etrica
y Reglas del
profesor
de Human
idades
. Ejercicios
dura
e
las
c
orr
eccion
es
y
Pre
l
ecci
n el da
de
vacaci
n.
7 Adems de la seleccin
de
epigramas de la Antologa Planudea, a Estienne se debe tambin
una obra de
importancia
para
los ejercicios escolares inspirados
en
estas composiciones:
Progymnasma
scholas
ticum
{ ..](Ver bibliografa).
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7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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BHS 85 2008) El epitafio como modalidad epigramtica en el Siglo de Oro
y la presencia, ms o menos destacada de alabanza y vituperio como pretexto
central del discurso.
8
El
xito
de muchos
poetas
del
Siglo
de
Oro, e incluso
su
supervivencia, dependa a menudo de su habilidad para la prctica de gneros en
que
el
encomio
de sus protectores o
el
agudo
vituperio
de sus enemigos se supiese
poner
de manifiesto con habilidad y competencia.
La
prctica del
epigrama
el
gnero potico de
mayor
dificultad), y dentro de l las modalidades destinadas a
alabanza o vituperio,
era
determinante
para lograr
el
xito
anhelado.
El
poeta,
pues,
no
perda
oportunidad
de lucir
su ingenio aprovechando
las ocasiones
de alabar o elogiar a personas de calidad bien porque les deba algo, o porque
esperaba alcanzar algo de ellos, o sencillamente porque los admiraba de veras).
La
misma oportunidad
de
cobrar renombre y prestigio de poeta se
presentaba
cuando se elaboraba
un epigrama que
vituperara vicios
de
alguien conocido;
sera ledo
en
pblico, repetido, copiado, y su autor pasara a estar en boca de
todos y cobrara renombre en todos los casos est presente la condicin de
OSTENTACiN propia del gnero epidctico a que hemos aludido). Entre los tipos
de epigramas ms propicios para esos logros est el epitafio, que como veremos
poda
ser usado tanto en su
finalidad
habitual de
duelo, como con finalidad
satrica y burlesca.
La preceptiva
Entre los
tratados de
preceptiva sobre
el epigrama en
los siglos
XVI
y
XVII
slo
algunos
dedican
consideraciones particulares al epitafio, pues la mayora lo
incluyen
en
las normas generales dadas para el epigrama como gnero. Entre
las dos docenas de tratados que he consultado que contienen alguna reflexin o
preceptiva sobre
el epigrama entre
1548 y 1677
9
destaca
el tratado
de Tommaso
Corra,
portugus
que
ense
Retrica
en
Palermo, Roma y Bolonia, y que fue
el primero dedicado en exclusiva al epigrama.
Se
titula: De
tato eo Poematis genere
8
El gnero
recibi los
nombres de laudativo y demostativo tambin pero
algunos tericos
precisan
que epidctico no
significa
tanto
demostracin
como
ostentacin
y se diferencia
mucho del encomistico pues
sus lmites
no son
tales
como para contener
slo
el
gnero
laudativo.
sino que
admite
tambin el
reproche.
Frente
a los
otros
dos gneros oratorio s el
deliberativo
y
el
judicial)
el
receptor
de
esta
clase
de
discurso,
que
se ve realzado
por
medio
del
omatus
en
la
elocutio no enjuicia la causa
tratada por
el
orador, sino
que
es sensible al
efecto artstico del discurso y a
la
exaltacin de las virtudes. Su fin es lo bello y lo vergon-
zoso, mientras que el gnero deliberativo tiene como fin lo conveniente y lo perjudicial y
la
finalidad
del gnero judicial
es lo
justo
y lo injusto.
9 Robortello, Sebillet, Minturno, Julio Csar Escalgero, Tommaso Corra, Jacobus Pontanus
o Spanmller, Antonio Possevino, Matthaeus Raderus, Vincenzo Gallo, Joannes Cottunius,
Carolus Aconitanus a
S.
Anronio Patavino, Nicolas Mercier, Gui llaume Colletet,
Franc;:ois
Vavasseur y
Emmanuele
Tesauro y los espaoles Lpez Pinciano, Baltasar de Cspedes, Luis
Alfonso
de
Carvallo, Miguel Snchez de Lima, Rengifo,
Fernando de
Herrera, Francisco
Cascales, Gra
cin
...
De
ellos, los
que
ejercieron un
mayor
magisterio
fueron
el
tratado de
Minturno,
De
poeta
ad
Hettorem Pignatellum [ ..] libri s
ex
Venecia, 1559),
en
cuyo libro
quinto
se
trata del
epigrama
en cinco pginas)
y
la Poetica
de
Julio Csar Escalgero 1561), cuya
definicin
del
epigrama y de sus peculiaridades es
repetida por
varios de los tratadistas
posteriores al pie de la letra.
825
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826
Sagrario Lpez
Poza
BHS,
8
2008)
quod Epigramma
vulgo dicitur, y se public
en
Venecia
en
1569.
1
Corra dedica
el captulo decimonono a De epitaphio y sigue hasta el captulo vigsimotercio
ocupndose
de
otras modalidades fnebres de epigramas, como la nenia, el
epicedio, la
monodia
y
el
treno
.
Para Corra, el epitafio es
una modalidad
del
epigrama
cuyo origen fue
una
oracin
fnebre en
la que se declaraban pblicamente los hechos preclaros y
gestas del
difunto en
beneficio de su
patria
11
Dedica atencin a las peculiari
dades del estilo del epitafio, aunque le son propias las
de
todo epigrama.
Conviene
recordar
que
el epigrama
antiguo constituye
una
forma proteica,
sujeta a
un continuo
proceso de ensanchamiento y absorcin de otras formas
literarias; se ocupa de varios asuntos - constatados ya
en
las
primeras
versiones
de la Antologa Griega
2
- y admite realizaciones diferentes y una
gran
variedad
en su forma, estilo y estructura Aun as,
una
serie de marcas estn presentes
con asiduidad
en
todos los epigramas, y slo algunos rasgos se destacan depen
diendo
de
las diferentes modalidades. Por lo general, las
marcas
ms constantes
del gnero son:
su concisin y concentracin
expresiva
3
la agudeza y el ingenio.
14
Articulacin dicotmica en una primera parte narratio
-
declaracin
de
un
hecho objetivo) seguida
de un
acumen o aprosdketon- reflexin ingeniosa
que
10 Luego fue impreso otravez
en
1590
en
Bolonia, bajo el ttulo
abrev
iado de De
epigrammate.
Se
basa en la teora de Escalgero expuesta
en
sus
Poeti
c
as
que haba aparecido ocho aos
antes, pero ampla mucho y da detalles de enorme inters, sobre todo en lo que respecta
al estilo y a las diferentes modalidades
de
epigramas. Corra insiste en que se t
omen
como modelos los griegos de la Antologa
Planudea. Al
parecer, el libro de Corra fue eclip
sado en popularidad e importancia por las
Poetica
eInstitutiones lngolstadt, 1594) del jesuita
Jacopus Pontanus o Spanmller). Agradezco a Fracisco Javier Escobar Borrego su ayuda en
la traduccin del
latn
del
tr
atado de Corra.
11 Sunt praeterea
qua
edam genera epigrammatis, quae epitaphia dicuntur, quae
ere
in exomatione sunt
pos
ita.
Est autem epitaphium inscriptio,
qua
e in sepultura jit,
qua
edocet, cuius
ossa
tegantur ea
mol
e,
quod eius plerunque
nomen,
aetas, dignitas, munus, Jacta et huismodi alia. Morem veterum indicat
Virgilius
{ .. ] (p. 56).
12 Recordemos que hubo varias versiones desde la realizada a comienzos del siglo 1a.C. por
Meleagro.
La
antologa de Constantino Cephalas h. el ao 980 d.
C.)
, que reuna las colec
ciones de Meleagro, de Philippus de Thessalonica siglo I), Diogenianus siglo 11 y Agathias
siglo
VI)
incluye las siguientes modalidades epigramticas en cuatro libros: epigramas
amatorios, epigramas votivos, epitafios, epigramas descriptivos. E igualmente siguieron
teniendo gran representacin los epitafios en
la
versin de Mximo Planudes, de comienzos
del siglo XIV
y, por
supuesto. en la versin Palatina, descubierta en 1606.
13 Las preceptivas defienden la breuitas,
pero
ha
de
tenerse
en cuenta
que sta no depende del
nmero
de versos,
COJl10
a veces se
interpreta
hoy, sino de que no haya nada superfluo, que
se exprima
la
propiedad del lenguaje.
14 El ingenio a que se refieren los preceptistas es el que deriva de situaciones como guardar la
explicacin de la situacin afrontada en la
primer
a parte del epigrama y dejarla aparecer de
manera
sbita
en
el
l t
i
mo
verso,
el uso de
ambigedades,
un
dicho
agudo o sentencioso,
y sobre todo, se consideraba como la m s efectiva romper las expectativas del lector con
el efecto sorpresa. Argutia y
breuitas
son las condiciones ms inherentes al epigrama segn
Escalgero y otros tericos renacenti stas.
-
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BHS, 8 2008)
El epitafio como modalidad epigramtica en el Siglo de Oro
concluye el poema). Eso es determinante a la hora de elegir
una
estrofa
en
espaol
que
pueda acoger las dos partes.
15
perfeccin tcnica, que deba
mostrarse en la
cohesin de las
partes del
poema
y
en la propiedad
del lenguaje (expresin concentrada).
Elegancia y propiedad
solan
pedir
los tericos para el gnero.
En el epi tafio - y en
otras
modalidades epigramticas - las voces del discurso
interesan
mucho
y
son
variables: puede
ser
simple alocucin, apstrofe,
dilogo, o
una forma
mixta
de
narracin, dependiendo
de quien
emite el
mensaje. Si en
el
resto de modalidades epigramticas la prosopopeya aparece
a menudo,
en
el epitafio es ms frecuente.
Otro rasgo en que insisten los preceptistas, tiene que ver con el genus oratorio
dependiendo de la
finalidad de quien emite el mensaje y
de la
actitud que
puede suscitar
en
el receptor.
16
Los epitafios presentan, por lo general, prefe
rencia por el genus demostrativo o epidctico.
El epigrama requiere un receptor cualificado, capaz de captar el ingenio sutil,
la habilidad profesional del autor y su capacidad para utilizar la agudeza.
Fue
por
ello
propuesto
como ejercicio
de
academia literaria y
en certmenes
y
justas
poticas, a sabiendas
de
que quien lo realizara haba
de
emplearse a
fondo
para demostrar su
pericia como poeta.
En cuanto a la finalidad, no parece haber discusin manifiesta. El poeta
pretende sorprender, deleitar y en ocasiones, conmover. Por encima de cual
quier
otra
consideracin,
el autor
persigue
exhibir su capacidad de
ingenio
concep-
tual y verbal. Es
pues, poesa
de
ocasin,
enmarcada en
el gnero del elogio, y
como ste, susceptible de
ser
aplicado a la alabanza o,
por
el contrario, a
una
vituperatio Por eso hallamos, y no
por
otra cosa, epitafios panegricos y epita
fios burlescos; es decir, los que se
destinan
a
honrar
al difunto, a cantar sus
cualidades, o aquellos que lo nico que pretenden es denostar a alguien
que
an est vivo y al que se le castiga con
el
escarnio de leer
su
propio epitafio en
que se
sealan
sus peores vicios.
Cuando
un
poeta espaol
se ejercitaba
en
la
prctica del epitafio
tomando
como modelos los clsicos,
haba de
tener
en cuenta
todas esas peculiaridades
genricas para
amoldar
los rasgos al sistema potico espaol sin que
perdiera
ninguna de sus marcas caractersticas, ya fuera respecto a la estructura, la condi
cin elocutiva, las voces del discurso, el estilo ...
Al igual que
en la propia Anotologa
Griega
donde
las fuentes
de
los epitafios
eran
diversas, desde los que reproducan los epigramas incisos en piedras sepul-
15 En realidad,
la estructura
del epigrama es variable (simple
y
compuesto):
el
simple, que
hace
una
indicacin sin
presentar una
deduccin
de
ella (frmula preferida
por
los Griegos
y
Catulo),
y el
compuesto (preferido
por
Marcial y
sus
seguidores)
en que
se deduce algo nuevo
de lo
que
se indica
en
los primeros versos. Estos
han
de distribuirse bien
entre la expositio
o
narratio
y
la
clausula
o conclusio.
16 Esta aplicacin de las divisiones de la Retrica aristotlica al epigrama - y por tanto al
epitafio - parece haberse originado con Escalgero y fue muy usada por sus seguidores.
Se
aplica principalmente
al tipo
de epigrama
compuesto
.
827
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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828
Sagrario pez
Poza BHS 8 2008)
erales (como los que ofrece Cephalas) a los que no proceden de fuentes epigrficas
(como los
de
Meleagro, Phi lippus y Agathias), los epitafios creados
por
los poetas
espaoles del Siglo
de
Oro eran con mucha frecuencia composiciones destinadas
no
a
ser
epitafios
genuinos,
es decir, escritos
para
grabar realmente en la lpida
de
una
tumba, sino
para
ser expuestos como ffixiones (carteles grandes que se
colocaban
en
la iglesia durante las exequias del difunto, o
en
el catafalco - si
se trataba de un noble o alguien de gran importancia pblica) o,
en
la inmensa
mayora
de
los casos, no tenan ms fin que el de ser un ejercicio literario con el
que
practicar
el
gnero
epidctico.
Ese
carcter literario que
fue adquiriendo el epitafio
increment
el
nmero
de quienes escriban
el suyo
propio cuando estaban vivos, como por ejemplo
Hernando
Coln (Varela 1983), o a realizar piezas literarias
bien
emotivas
incluso
para un animal, como hizo Lipsio para su perro
Mopsus
cuando muri escaldado
(Papy 1999).
La mtrica
Como es sabido, el
metro
latino habitual para los epigramas
era
el dstico
elegaco,
que
distribua
el
contenido del texto
en
un
nmero
indeterminado
de unidades autnomas constituidas
por
dos versos. Mientras que en
la
adap
tacin
al espaol del
sistema
petrarquista
la
asociacin
entre marcas
smicas y
las formal-mtricas era
estructural
- y
tambin en
algunas otras adaptaciones
de las realizaciones de
origen
grecolatino (por ejemplo, la
oda
asociada a la lira,
el terceto a la elega, etc.) - en la adaptacin del epigrama, los poetas tuvieron
que buscar
cauces mtricos existentes que pudieran acoger las marcas formales
que
acabo
de indicar. Estaban condicionados
por
la necesidad de brevedad y la
conveniencia de
poder
dividir la estrofa
en
dos bloques que recogieran la n rr tio
y la
conclusio en
los epigramas compuestos y que, a la vez, se
pudiera dar
realce a
la
conclusin
ingeniosa.
os
tericos renacentistas dan sus consejos sobre el nmero de versos que
convienen al epigrama -
en
que, naturalmente, se incluye al epitafio. Mientras
que
para
Escalgero (1561), el epigrama admite
todo
tipo
de
versos, y no marca
longitud, otros, como Minturno (1559) recomiendan, para el
epigrama
italiano,
usar versos de 11 slabas, o
en
combinaciones de 11 y 7 (con o sin rima); Tesauro
aconseja usar entre dos y seis versos, aunque deja
claro
que lo nico importante
es que se acojan
correctamente
las dos
partes
del epigrama. Sebillet, inspirn
dose
en
la prctica de Marot, convena
en
1548
en que el epigrama
francs no
deba exceder de 12 versos y consideraba los de 8 y 10 slabas los mejores, aunque
admita el alejandrino francs.
En Espaa se
produjo
un importante proceso de adaptacin mtrica de las
formas clsicas del epigrama a nuestro sistema entre 1550 y 1570, espec ialmente
del
de
tradicin
humanstica
fundamentalmente
el epidct ico y el moral). Ello
est
bastante ligado al progresivo acaparamiento de los jesuitas
de
la
enseanza
en
las ciudades.
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
9/18
BHS, 85 2008)
El
epit fio
como
mod lid d epigr mtic
en el
Siglo de
Oro
Entre
las estrofas ms empleadas
para
la realizacin de epitafios
en
espaol
est
la
copla castellana o
doble redondilla,
en
que a veces el final era una quin-
tilla). Fue muy empleada, especialmente para los epitafios que parecen proceder
de
ejercicios literar ios de jvenes. Las dos partes intrnsecas a la forma epigram-
tica podan
acogerse fcilmente en las dos estrofas.
EL
CID
Alarbes
me dieron
parias
como
a rey y emperador,
y me
llamaron
seor
del frica partes varias.
La
obediencia y el poder
juntos
conmigo vivieron;
vivo nunca me vencieron,
y
muerto
pude vencer.
Lope
de
Vega,
La Arcadia
DEL
PRNCIPE DON
CARLOS
Aqu dio fin
un
cometa
que
del
mismo
sol naci,
con resplandor
que mostr
ser hijo de tal planeta.
Trmino breve y sucinto
quiso el cielo
que
viviese ,
porque otro Carlos no hubiese
que igualase a Carlos
Quinto
.
Lope de Vega, Rimas
En estos epitafios de Lope de Vega vemos que la primera redondilla expone,
los dos versos siguientes sirven de transicin y se reservan los dos ltimos para
la agudeza, concentrada
en
el primero
en
la oposicin paradgica
vivo/muerto
y
en
el segundo
en
la coincidencia del nombre Carlos.
Otra
frmula muy
socorrida
era la dcima espinela
que por el rigor en
la
dispo-
sicin,
forma
y desarrollo, se
presta
especialmente
para
los menesteres del
epigrama pues
un corte
de sentido despus del
cuarto
verso es obligatorio, lo
cual se
ajusta
a las demandas del gnero. En esa primera redondilla, se presenta
el tema. Los
seis versos
que
siguen
no deben introducir ninguna
idea nueva, sino
ampliar
el precedente planteamiento. Como
en
este ejemplo de Lope de Vega:
as quedaron
sus pensamientos
burlados, y Silvia, criando aquel la desdichada
prenda
suya, que si creciere,
como en
las comedias,
tendr
vuestra merced la
segunda
parte.
Entre tanto lea ese epitafio o elogio a su desdicha:
Aqu yace
un
desdichado,
Que,
de s
mismo nacido,
Vivi
por
desconocido,
.Muri
por
desconfiado.
Del propio
honor engaado
,
Aunque no sin culpa alguna
829
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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Sagrario
Lpez
Poza
Dej
el
sol, busc
la luna
:
Donde se ve que
el
valor
Quiere a fuerza
del honor
Resistir a la
fortuna.
17
BHS, 8 2008)
Una estrofa
que
tuvo
especial xito entre los poetas
que
practicaban el
epigrama en
espaol fue la
octava,
pues se haca
particularmente
propicia para
reservar el pareado final al final ingenioso o didctico, y era muy adecuada para
recibir las dos partes
del
epigrama.
Se
ve
muy
a
menudo que
4 versos se dedican
a
la narratio
los dos siguientes sirven de transicin estableciendo
una
similitud
entre dos situaciones y se reserva el pareado final
para
la
conclusio.
Sin embargo,
en
la modalidad del epitafio, la octava no fue tan usada como otras formas estr-
ficas .
La
octava se reserv, sobre todo, para el tipo de epigrama moral didctico
o emblemtico.
18
Un
ejemplo
de esta formulacin estrfica nos
la da
Quevedo
en un
epitafio
burlesco dedicado a
un
mdico, compuesto
seguramente
cuando
era muy
joven,
ya que Espinosa lo public
en
sus Flores
de poetas ilustres
Valladolid, 1605). Obsr-
vese que habla la Muerte:
Yacen de un hombre en esta piedra dura
el cuerpo yermo
y las cenizas fras.
Mdico fue, cuchillo de
natura
causa
de todas las riquezas mas .
Y
agora cierro
en honda sepultura
los
miembros que
rigi por largos das,
y aun con ser Muerte yo, no se la diera,
si dl,
para matarle no aprendiera.
19
Vemos aqu pues, adems del metro
muy
adecuado para cumplir con las
necesidades de articulacin dicotmica narratio +
acumen
en el pareado final),
lo sorprendente de la voz del discurso,
que
justifica la agudeza final: el mdico
es
tan
eficaz matando, que
la
propia Muerte tuvo
que aprender
de l
para poder
darle muerte.
Una estrofa que acoga bien las marcas del epigrama, y que se us para el
epitafio con frecuencia es el madrigal. Quevedo la empleo
en
varias composi-
ciones,
como por
ejemplo en las que comienzan:
Lcito
te
ser,
buen
caminante,
B
277]
Detn
el
paso vista, mas no
el
llanto B 280]
Esconde pobre losa [B 281]
Yace
Faetn en esta
tierra fra
[B
822]
Yace en
aqueste
llano
[B 635]
madrigal formado
en
su mayor parte de
pareados.
17
La desdicha por la
honra, Novelas
a
Marcia Leonarda,
1623.
18 Para los precedentes italianos de la octava, ver Prieto 1984: 48 y 62-63. Para el empleo de
la octava
en
epigramas emblemticos, ver Lpez Poza
1999.
19 Blecua,
820.
A partir de ahora, para los epitafios de Quevedo citar por la edicin de Jos
Manuel Blecua, 1970-1985
, 4
vols, y lo sealar as [B seguido del nmero de la composi-
cin en esa edicin].
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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BHS, 85 2008)
El
epit fio
como
mod lid d epigr mtic
en el Siglo de
Oro
En ocasiones se dilata
ms all
de los
quince
versos hasta convertirse en lo
que hoy
denominamos silva
como este epitafio que Quevedo dedic a Gngora,
para mortificarle, cuando ste an estaba vivo: Este que en
negr tumb rodeado [ .. ]
compuesto de treinta
y siete versos en
que
predomina el
gusto por
la frecuencia
de
pareados.
Este que,
en
negra tumba
rodeado
de
luces, yace
muerto
y condenado,
vendi el
alma
y
el
cuerpo
por
dinero,
y
aun
muerto
es garitero;
y all
donde
le veis,
est
sin
muelas
,
pidiendo que le
saquen
de las velas.
Ordenado
de
qunolas estaba
pues desde
prima
a
nona
las rezaba;
sacerdote de Venus y de Baco,
caca
en los versos y en
garito
Caco.
a sotana traa
por sota,
ms que
no
por
clereca.
Hombre en
quien la
limpieza fue
tan poca
(no
tocando
a
su
cepa),
que
nunca
que
yo sepa,
se le cay la
mierda
de
la
boca.
Este a la
jerigonza
quit el nombre
pues despus que escribi ciclpeamente,
la
llama jeringngora
la gente.
Clrigo,
en
fin,
de
devocin tan brava,
que,
en
lugar de rezar,
brujuleaba;
tan
hecho
a
tablajero
el
mentecato
que hasta su
salvacin
meti
a
barato
.
Vivi
en
la ley
del
juego,
y
muri en
la
del
naipe
, loco y ciego;
y
porque
su talento
conociesen,
en
lugar
de mandar que se dijesen
por
l misas rezadas,
mand que
le dijesen las trocadas.
Y si estuviera en penas, imagino,
de
su
tahr infame
desatino,
si se lo
preguntaran
,
que deseara ms que le
sacaran
cargado
de
tizones y cadenas,
del naipe,
que de penas
.
Fuse
con
Satans,
culto
y pelado:
mirad si Satans es desdichado
[B 840
Adems
de
lo que
hemos
comentado respecto a la
mtrica
este epitafio nos
sirve
para sealar m ~
su
autor
hace uso de ostentacin de agudeza
verbal y
pericia compositiva. A pesar
de que sin duda
puede calificarse
de
enorme mala
fe dedicar
un
epitafio
as
a
alguien
que
no
se
ha
muerto Quevedo saba
que
le
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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Sagrario Lpez Poza BHS 85 2008)
reportara
enorme
popularidad en los crculos cortesanos. Tambin nos sirve
para
advertir
otra
peculiaridad
de estilo propia de las modalidades epigram-
ticas: la
presencia
de la dexis, el uso de
la
prosopopeya, la libertad
en
el uso de la
lengua
que
le incita a crear las formas jerigngora , ciclpeamente , o los juegos
de paronomasia (caca ... Caco), y algunos artificios de eco.
Una variante del madrigal que a Quevedo le gust especialmente fue el ovillejo
(silva
en
pareados,
como
explic
Antonio
Alatorre 1990)
que
fue
muy
utilizado
por Caldern y sus seguidores. Veamos
un
ejemplo:
A
un
pecador
Gusanos de la tierra
comen
el cuerpo que este
mrmol
cierra;
mas
los de la conciencia
en
esta calma,
hartos del cuerpo,
comen
ya del alma.
[B 190]
Y
por supuesto,
el soneto
El
soneto
poda adaptarse bien para trasladar
epigramas
compuestos por cuatro dsticos; cada
una
de las subunidades estr-
ficas que forman a su vez el soneto
poda desarrollar
uno de los dsticos en ejer-
cicios de traduccin o aemulatio El momento culminante del poema, que sola
ser
el ltimo dstico,
quedaba
as reflejado
en
el
ltimo
terceto del soneto. Por
su estructura
bipartita
y
por la estima
y admiracin
que
despertaba
la
capacidad
de escribir sonetos,
fue
una
de
las estrofas
ms
empleadas
en
el siglo
XVII para
expresar epitafios,
tanto
en su faceta
seria
como
en
la burlesca.
Algunos
ejemplos
de epitafios epigramticos de Quevedo en sonetos
Memoria soy del ms glorioso pecho [B 244]
Blandamente descansan, caminante [B 245]
Columnas fueron los
que miras
huesos
[B
246]
Entre
las coronadas
sombras
mas [ B 239]
Lo que
en
Troya pudieron las traiciones [B 247]
Mi madre tuve en
speras montaas
[B
249]
Este,
en
traje de
tmulo
museo,
[B
253]
A la naturaleza la hermosura [ 254]
Su
mano
coron su cuello ardiente B 257]
No lleg a tanto invidia de los hados [B 259]
Las aves del Imperio, coronadas [ 260]
Rayo ardiente del
mar helado
y fro
[B
262]
Quin
alimentar
de luz al da? [B 265]
Aqueste es el poniente y el nublado [B 268]
Si
los trofeos al tmulo debidos [B 271]
Ves
las cenizas
que en
tan breve
asiento [B
272]
Religiosa piedad ofrezca el llanto [B 273]
Por ms que el Tiempo en m se ha paseado [B 276]
Yacen
en
esta rica sepoltura [B 520]
Fue
ms larga que paga de tramposo
[B
521]
Esta cantina revestida
en
faz [B 583]
Si
cuna
y no sepulcro pareciere [ 251]
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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BHS, 85 2008) El epit fio
como
mod lid d epigr mtic en
el
Siglo
de Oro
Veremos ahora slo dos ejemplos de
sonetos
epitafios
uno de
Lope
y
otro
de
Quevedo). Ambos han
de
considerarse corno elogios a sendos personajes de la
nobleza. El de Lope
presenta
una de las
frmulas admitidas en
el
epigrama
para
expresar las voces poticas: el dilogo.
A la muerte
del duque de
Pastrana
- Quin llora aqu? - Tres somos.
Quita
el
manto.
-
La
Muerte soy -
La
Muerte? Pues Qu lloras?
- S,
que
cont de sus fatales
horas
a
un
Csar espaol
trmino
tanto.
Y
t,
robusto? - Marte soy - Con llanto
el
resplandor
del claro arns desdoras?
-
Perd
por
otras
manos
vencedoras
yo luz, Espaa sol, Flandes espanto.
- Y
t,
nio, Quin eres? - Antes
era
Amor,
pero muri mi nombre
y
llama
muerto
el
ms bello
que
la Fama escribe.
-Muerte,
Amor, Marte, no lloris
que
muera
don
Rodrigo de Silva:
que
la fama
de su valor eternamente
vive
Rimas
100
Tmulo
funeral de Federico,
hermano
del marqus Espnola
(Diole
muerte la
guarnicin
de
su
espada,
tenindola en la mano
y
peleando, con
el
golpe
que
en ella
dio una bala
de
artillera
.)
Blandamente
descansan,
caminante,
debajo
de
estos
mrmoles
helados,
los huesos,
en
ceniza desatados,
del
Marte ginovs,
siempre triunfante.
No los pises,
no
pases adelante,
que
es
profanar
despojos respetados,
cuando no de la muerte, de los hados,
que
obligan a la Fama
que
los
cante.
El
rayo artificioso
de
la guerra,
mula
de virtud la
diestra
airada,
en
esta
piedra
a Federico cierra.
Que la
muerte
en
el plomo
disfrazada,
no se la
pudo
dar en mar ni tierra,
sin
favor de
su
mano
y
de su
espada.
[B 245)
Efectos de estilo
Para conseguir la admiracin del lector o escuchante, el poeta puede hacer uso
de
gran variedad de
recursos retricos
y juegos con
la
lengua;
dispone
de ms
libertad
en
estos casos
que para componer
en otros
gneros.
Puede inventar
palabras, usar
trminos
extranjeros,
crear palabras mixtas de
dos (corno
indican
Minturno
y Escalgero). Varios preceptistas
dedican
especial atencin
al eco que
ven corno un mecanismo interesante.
833
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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834
Sagrario
Lpez Poza
BHS,
8
(2008)
Para Robortello, el
autor haba de
usar los recursos precisos con tal
de
conse
guir
lepor
donaire, gracia) y sal agudeza), y en
cualquier
caso, ha de pretender la
propiedad del lenguaje - suavitas
-
y un
uso
oportuno
de
agudezas. Escalgero
considera que todos los estilos alto, bajo, medio) son admitidos y pueden ser
compuestos.
Corra juzga el epigrama superior a
cualquier otra
clase de poesa, e insiste
en
que
cada palabra
tiene
mucha
importancia.
Por ello, el lxico ha
de
esco
gerse con sumo cuidado, y buscar la elegancia en la expresin. Junto a la argutia
considera
la
venustas, suavitas vehementia, energia Corra 1569: 31) como cuali
dades deseables. Y
en
especial,
para
el epitafio, indica que, en ocasiones, el poeta
puede
valerse de epifonemas exclamativos o interrogativos Corra 1569: 57).
Recomienda indicar
en
ellos
la
causa de
la muerte
peste, guerra ... , trayendo a
colacin el nombre
de
las Parcas,
de
Persfone u
otras
divinidades mitolgicas.
Es
necesario consolar a los allegados, amigos, etc., y rogar por
un
descanso feliz.
Igualmente, se
recomienda
dirigirse al tmulo, al caminante homo uiator), al
lector Corra 1569: 58).
Habremos de
lamentar
- dice - la mudable fortuna. Dependiendo de la
profesin del
difunto, as
se ha de manejar un lxico conveniente: si ha ejercido
como
soldado,
habr
de
estar
presente
Marte
Corra 1569: 58). Hay
que
realizar,
adems, el elogio
de
sus virtudes y
de
los hechos conseguidos durante su vida.
Respecto a
la estructura
temtica, segn Corra el epitafio consta de diversas
partes: luto, alabanza, consolacin, exhortacin, explicacin del dao y perjuicio,
amplificacin de los asuntos de
manera que aumente el
deseo
por la
persona
desaparecida y consolacin
aadida
Corra 1569: 59).
La
deixis
es otro elemento presente
con mucha
frecuencia en los epitafios,
incluso
en
los de carcter literario, no destinados a inscripciones en lpidas. Ya
hemos visto algunos
hasta
ahora. Veamos otros ejemplos.
Tenemos un epitafio de Quevedo A un
poeta
que nos sirve
para
que obser
vemos algunos de esos rasgos de estilo
que
le son propios al epitafio
por ser
precisamente un epigrama. En este ejemplo se emplea el dilogo, se da un juego
ecoico y se expresa todo en un ovillejo.
A
un
poeta
- En esta piedra yace un mal cristiano.
- Sin
duda fu escribano.
- No, que fu desdichado
en
gran manera.
- Algn hidalgo era.
- No, que tuvo riquezas y
algn
bro.
- Sin duda fu judo.
- . No, porque fu
ladrn
y lujurioso.
- Ser ginovs o viudo era forzoso.
- No, que fu menos cuerdo y ms parlero
- Ese que dices era caballero.
- No
fu
sino poeta el
que preguntas,
y en l se hallaron estas partes juntas. [B 819)
-
7/25/2019 Epitafio como modalidad epigramtica.pdf
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BH S , 85 zoo8)
El epitafio como modalidad epigramtica
en
el Siglo
de Oro
En este otro soneto epitafio, Quevedo
juega
con los sonidos de escasa frecuencia
en
rimas
con
la letra
ee
y todos los versos se
estructuran
a excepcin del
terceto
final)
en torno
a comparaciones
con
el adverbio
ms
y frases hiperblicas. Todo
ello
persigue la ostentacin
de
habilidad para provocar la
risa
con la
perfeccin
tcnica.
Epitafio de
una
duea, que idea
tambin puede
ser
de
todas
Fu ms larga que paga de tramposo;
ms gorda que mentira de indiano;
ms sucia que pastel
en
el verano;
ms necia y presumida que
un
dichoso.
Ms amiga de pcaros que el
coso;
ms engaosa que
el
primer manzano;
ms que un coche alcageta; por lo anciano
ms pronosticadora que un potroso.
Ms
charl que una azuda
y
una acea,
y
tuvo ms enredos que una araa;
ms humos que seis mil hornos de lea.
De
mula de alquiler sirvi en Espaa,
que fu buen noviciado para duea,
y muerta pide, y enterrada engaa.
Quevedo [ 521]
Todos estos rasgos son compartidos
por
las otras variedades epigramticas
fnebres que se diferencian fundamentalmente en
que
tenan carcter ms
oral que escrito - estaban pensados
para
ser oraciones o cnticos. As, la Nenia
es para Corra
otra
modalidad epigramtica un tipo de epitafio antiguo segn
Festo y San Agustn. Esta composicin estaba destinada a
ser
cantada junto a la
plaza
(si
se
escriba
era
epitafio). En la
nenia
se
explican
muchas cosas, a saber,
la incineracin
del
difunto segn
la
costumbre de
los mayores, cmo
haba
de
cubrirse
la sepultura las cosas en
relacin
a la estima, la lamentacin y el
luto.
20
El
epicedio
era
un gnero epigramtico que
se deca
en
las exequias. Corra
indica que
segn
Ammonio cumpla la
funcin
de
alabar
al
difunto en una
actitud de
conmiseracin.
21
El epicedio se
contamina
del elogio:
'Nonnunquam in
epicedio
est permixtum
elogium,
ut eo loco' p. 62). Cuando se
recitaba
ante el tmulo
el
epigrama no
se llamaba epicedio
sino
epitafio.
La monodia
se
trataba
de
un
canto lgubre
en
el funeral para
mover
los afectos
y
hacer salir
las lgrimas. No es el
mismo gnero que
el
treno ya que en la
monodia
se
recuerda la memoria del difunto. Se
sola
cantar con la
flauta o con
20
'Epitaphij nomine comp ectabantur veteres naeniam,
quo
nomi
ne
deam.funerum, etiam
app
eabant,
ut Festus et S. Augustinus
doc
ent.
Dic
ebatur
vero
naenia
ep
itaphium, seu camem, quod
ad
rogum
can
ebatur,
si vero
sepu turae in s
crib
ere
tur,
epitaphium'
p. 60) .
21
'Epicedium erat
carmen, quod
pronunciabatur in
exsequijs
, dum
so u
eretur iusta. Nam ut scribit
Ammonio
epicedia sunt, qua
e
audem
de mortui continent cum
commiseratione
'
p.
61).
-
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Sagrario
Lpez Poza BHS, 85 2008)
el verso
temperado
por las modulaciones de los msicos.
22
Por ltimo, el treno es el canto de duelo o luto por una
persona
. Como es
costumbre tambin en Sicilia, los allegados respondan en el canto
en
seal de
duelo. El treno solan cantarlo los criados antes de sepultar al difunto.
Todas estas variedades epigramticas fnebres, como es sabido,las
practicaron
ampliamente
nuestros
autores
del Siglo de Oro, haciendo
una labor
de adaptacin
de las fuentes griegas y
latinas
al espaol y nuestro sistema potico. Quevedo, por
ejemplo, practic con frecuencia el elogio funeral. el epitafio y otras modalidades
epigramticas fnebres
(tmulos
as como la
nenia,
el treno, la monodia, el
epicedio
... prcticamente todos encuadrables dentro del genero epidctico. Como propio
de
ese tipo
de
poesa de ocasin, Quevedo parece esforzarse
en
ostentar su capa-
cidad, sobre todo
en
los dedicados a personajes de la historia o la fbula: Coln,
Viriato, Jasn, Belisario, Mudo Scvola, Alejandro Magno, Aquiles, que presumi-
blemente
compuso
como ejercicios
en
su formacin como poeta. Como ejemplo
de alguno de los
que
parecen proceder de ejercicios escolares o
de
imitacin,
tenemos el dedicado ajasn el argonauta, anterior a 1603 (Mi madre tuve
en
speras
montaas),
o el dedicado a Viriato,
Memoria
soy del ms glorioso pecho, que
luego
fue adaptado
para
el sepulcro con las armas del duque de Osuna,
en
1624. Esto
sucede
tambin con
un
soneto que
dedica al
tmulo
de
Luis Carrillo,
en
1610,
en
que adapta uno casi igual. de 1604 destinado a
D.
Bernardino
de
Mendoza. Sin
embargo. en algunos de ellos la emocin o sentimiento afectivo por el difunto
se manifiesta con claridad, como en el dedicado a un juez que fue bueno, Don
Berenguel de Aois (lo
que
pareca excepcional a Quevedo):
Sepulcro
del buen juez don
Berenguel de Aois
Si
cuna y no sepulcro pareciere,
por no sobrescribirme el 'Aqu yace .
husped, advierte que
en
la tumba nace
quien, como
Berenguel, a vivir muere.
El
que
la toga que visti vistiere
y
no
le imita
en
lo que
juzga
y hace,
con este
ejemplo santo se amenace:
el que le sigue su blasn espere.
Falleci sin quejosos y dinero;
enterrle el Consejo
y,
enterrado,
en l
guard
el consejo ms severo.
Edific viviendo amortajado;
no
edific para vivir logrero;
por l nadie llor, y hoy es llorado.
[B 251)
La
alocucin es predominante, lo
que
no es extrao
limitndonos
a este tipo
de epigramas (la mayora inscripciones en tmulos o en sepulcros) pero tambin
hay prosopopeya
en
bastantes ocasiones, y dilogo en otras:
22
'Monodia
item
in funere intelligebatur.
Erat autem carmen
quod
ab aliquo voce subtristi canebatur ad
movendos
a.ffectus et
eliciendas lacrymas
[ ..]
dque ve
ad tibiam fiebat,
ve
versu musicorum
modulis
temperato p. 63).
-
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BHS, 8 2008)
El
epitafio como modalidad epigramtica en el
Siglo
de
Oro
Memoria soy
del
mas
glorioso
pecho
- habla el
mrmol
al
caminante
Entre
as
coronadas sombras mas
- habla Espaa a El Escorial
Lo
que en Troya pudieron as traiciones - habla
el
autor
al fallecido
Mi madre tuve
en
speras
mont s Habla un pedazo de la entena de su nave, en cuya
figura se
supone esta prosopopeya G.S. Habla, pues,
el
madero a un caminante.
Imperio tuve un tiempo, pasajero -
Habla
un
pedazo de
la
nave donde descubri el
nuevo
mundo.
En
esta piedra yace un mal cristiano
- (que
ya
hemos visto,
expuesto
en forma de
dilogo).
La
presencia del
eco
y de la
dexis
es
tambin
fcilmente constatable,
as
corno
otros recursos corno los
verbavidendi
y otras frmulas retricas procedentes
de
los
clsicos. A veces la dexis es
muy repetida
en
un mismo
epitafio, corno
en
ste,
en traje de tmulo,
museo
dedicado por Quevedo al jurisconsultoy abogado don
Francisco
de la
Cueva.
En este breve
acercamiento
al epitafio literario espaol de los siglos
XVI
y
XVII,
espero haber logrado
transmitir
lo
que
pretenda:
que
los gneros domi
naban sobre
cualquier
otra consideracin en el Siglo de Oro y que no
pueden
analizarse las piezas poticas sin antes ernarcarlas en el contexto histrico en
que fueron producidas y sin tener en cuenta la praxis a que dedicaban nuestros
autores tantsimas
horas,
das y aos. Quiero
subrayar que
los aciertos
no
se
deben, corno a veces parece sugerirse, a simples golpes
de
inspiracin del poeta,
sino
que
ste estaba
muy
condicionado en el Siglo de
Oro
para emplear unos
rasgos u otros tanto
en
mtrica, corno
en
estilo, corno
en
estructura, etc. vincu
lados al gnero en que iba a expresarse, y que el del epitafio se enmarcaba en el
epigramtico, derivado de la Antologa Planudea o de quienes la haban imitado
durante siglos. Ser
competente en
su creacin, su adecuada lectura y compren
sin era parte del equipamiento intelectual de toda persona educada en los siglos
XVI
y
XVII.
En cada
una
de estas obras se encierra todo
un
patrimonio cultural
formal
y
conceptual que
es preciso
no
olvidar, a
pesar
de
que
hoy nos
resulte tan
difcil realizar el
camino
inverso
para
encontrarnos con las claves que
alentaron
su
construccin.
Obras citadas
Alatorre, Antonio, 1990. Perduracin del ovillejo cervantino
, N
RFH, 38. 2: 643-74.
Corra, Tommaso . 1569.
De tato ea Poematis
genere
,
quod
Epigramma vulgo dicitur
(Venecia:
Ex
offi
cina Francisci Ziletti).
Epigrammata aliquot
Graeca
Veterum Elegantissima,
1525.
Eademque Latine ab utriusque linguae viris
doctissimis
versa,
atque nuper in rem studiosorum e
diversis
autoribus per joannem Soterem
collecta,
nuncque primum edita
(Coloniae:
J.
Soler). A esta edicin siguieron otra de Colonia en 1528,
y en Friburgo
en
1544.
Epigrammata graeca,
1570. Selecta
ex Anthologia, interpretata ad [ .. erbum et carmine
ab Henrico
Stephano
;qua edam
ab aliis. Loci
aliquot
ab eodem
annotationibus illustrati.
Ejusd
em interpretationes
centum et sex unius
distichi;
aliorum tem querundam epigrammatum
varia
e
S.L.: excudebat
Henricus Stephanus).
Gil, Eusebio,
ed
., 1992.
El
siste
ma educativo de
la Compaa
de je
ss, La Ratio
Studiorum ,
edicin
bilinge, estud io h istrico pedaggico, bibliografa (Madrid:
UPCO).
-
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Sagrario
Lpez
Poza
BHS 8 (2008)
Lpez Poza, Sagrario, 1999. El
epigrama
en
la
literatura
emblemtica
espaola , Analecta
Mala-
citana, Universidad
de
Mlaga, 22.1:
27-55.
.
2005.
La difusin
y recepcin
de
la
Antologa Griega en
el Siglo de Oro ,
en En tomo
al
canon:
aproximaciones y estrategias
(VII Encuentro
Internacional sobre
Poesa del Siglo de Oro). ed. Begoa
Lopez
Bueno
(Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad Grupo
PASO .
pp.
15-67.
Papy. Jan, 1999. Lipsius and his Dogs: Humanist Tradition, Iconography
and
Rubens s Four
philosophers ,]oumal ofthe Warburg and
Courtau d
Institutes, 62: 167-98.
Prieto, Antonio. 1984.
La
poesa espaola
del
siglo
XVI,
1 (Madrid: Ctedra).
Progymnasma
scholasticum, 1597. Hoc
est,
Epigrammatum
Graecorum, ex
anthologia selectorum ab He.
Stephano, duplicique ejusdem interpretatione explicatorum praxis grammatica,
ordine
facili pers-
picuo,
omnia qu in his occurrunt alicuius momenti difficultatis vocabula
explanans,
enodans,
ad
magnum tam docentium quam discentium emolumentum levamen. Ope
ra
industria Iohannis S
toc
-
kwoodi,
schol
Tunbridgiensis
olim
ludimagistri. Graeca praeterea sunt
omnia
per
lineas
interlineares
Latinis expressa typis, ad faciliorem eorundem lectionem, in studios juventutis gratiam (Londini: Ex
typographia
Adami
lslip).
Quevedo, Francisco de, 1970-1985.
Obra potica,
edicin
de
Jos
Manuel
Blecua, (Madrid, Castalia),
4 vols.
Selecta epigrammata graeca
latine
versa, ex
septem
Epigrammatum Graecorum libris, 1529. (Basileae: ex
aedibus lo. Bebelii).
Tesauro.
Emanuele
1741. Cannocchiale
Aristotelico,
esto es, anteojo
de larga vista
o idea de la
agudeza
e ngeniosa
ocucion que
sirve a toda arteoratoria, lapidariay
symbolica,
examinada
con
los principios
del divino Aristteles [ .. } traducido al espaol por[ ..] Fr. Miguel de Sequeyros (Madrid: Antonio
Marin).
Varela, Consuelo. 1983. La obra potica de Hernando Coln . Anuario
de Estudios
Americanos. 40 :
185-201.