Entrega 12 a Proceres de mi tierra

1
12 Entrega 12/12 de las páginas informativas que complementan a Próceres de Mi Tierra. Patrocinan: Recortar y coleccionar Hemos llegado al final de nuestras entregas de “Próceres de Mi Tierra”. Si quiere escribirnos sobre este trabajo por favor hágalo a los correos Calle 53 No.74-50 Medellín o a [email protected] Santander, el Hombre de las Leyes "Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad" Santander, por José María Espinosa, óleo de 1853. Alcanzada por fin la Independencia, la Nue- va Granada, hoy Colombia, necesitaba un hombre con facultades extraordinarias para ponerla a marchar y ser reconocida como nación autónoma por los estados repu- blicanos de la época. Para cumplir esa tarea estuvo el rosarense o cucuteño Francisco de Paula Santander. Uno de sus biógrafos escribe: “A partir de la revolución de 1810, aceptar la dirección del gobierno deman- da no solo grandes aptitudes intelectuales y políticas para encauzar y dirigir un mo- vimiento incoherente y desarticulado, sino también gran valor y decisión para enfren- tarse a los sanguinarios agentes del gobier- no colonial”. Santander asumió el gobierno de un estado incipiente, constituido por gente ignorante, desconocedora de todo tipo de mandato distinto al monárquico, en el que habría que establecer institucionalidad reuniendo corporaciones que fueran soporte y apoyo del nuevo sistema y proveyendo, por demás, lo indispensable para continuar la guerra, bajo la presión insistente de Bolívar. Su labor se orientó hacia los numerosos frentes que exigían las circunstancias, desde los elementales de alimentación y vivienda hasta los complejos de presupuesto, relaciones diplomáticas, industria y comunicaciones. Qué mejor testimonio que esta carta escrita por Bolívar en 1825: Tarea digna de ser subrayada, entre las cumplidas por ese mandatario, fue la de sentar las bases para sacar a los colombianos de la ignorancia, mediante la creación de escuelas normales para preparar a los maestros y escuelas de primeras letras para niños en las que debía moldearse el perfil del futuro ciudadano. ...Es un gigante que marcha al nacer, combate y triunfa. Este gigante es Usted. Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios de entre las manos. La gloria de Usted y la de Sucre son inmensas. Si yo conociera la envidia los envidiaría. Yo soy el hombre de las dificultades, Usted es el hombre de las leyes y Sucre es el hombre de la guerra. Creo que cada uno debe estar contento con su lote, y Co- lombia con los tres. Feliz madre que nunca pudo dejar de tener un hijo que le sirva de báculo […] me habla de retirarse del servicio público a causa de sus cólicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Us- ted es el necesario para la marcha de la República. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin Usted qué sería de Colombia, qué sería de nuestro ejército y qué sería de mi gloria. ¡Diré a Usted francamente que si yo no hubiera tenido a Usted para defender con sus talentos y con su energía mi obra, ya habría sido arruinada. Yo creo más, sin Usted y conmigo no se hubiera perfec- cionado bien. Yo no soy administrador, y además soy poco sedentario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compañeros de armas por falta del carácter de Usted y de su capaci- dad para manejar los negocios públicos. Así repito: Usted es el hombre necesario de Colombia!". Bolívar (De su mensaje al congreso el 16 de febrero de de 1836) “La educación pú- blica es asunto de- masiado importante y delicado para que en ella pueda dejar- se el señalamiento de textos, que es su parte esencial, al arbitrio y tal vez al capricho de cada uno de lo preceptores o institutores. Ella ejerce una influencia demasiado constante y eficaz en los destinos del país, para que pueda abandonársela al acaso en aquello que precisamente la constituye, como son las doctri- nas. Si un padre que pone a su hijo un preceptor privado para darle educación, no solo designa los ramos o materias a que esta ha de contraerse, sino que examina en todos sus pormenores el método del maestro para hacerlo reformar en lo que no le acomoda; podrá el legislador adoptar el cami- no opuesto, dejando que los institutores públicos enseñen lo que quieran y como quieran? Conceder semejante libertad sin otra restricción que la del artículo 229 del plan de estudios, de que no se enseñe, nada contrario a la religión, a la moral, a la tranquilidad pública, o erróneo por cualquier otro método, sería introducir una espantosa anar- quía en las aulas de las universidades y colegios, sería dar al sistema de educación pública el golpe de muerte que le falta, después de tantas heridas de gravedad que ha recibido y que lo tiene en un estado valetudinario.” Textos: Demetrio Quintero Quintero.

description

Entrega 12 a Proceres de mi tierra

Transcript of Entrega 12 a Proceres de mi tierra

Page 1: Entrega 12 a Proceres de mi tierra

12En

treg

a 12

/12

de la

s pá

gina

s in

form

ativ

as q

ue c

ompl

emen

tan

a Pr

ócer

es d

e M

i Tie

rra.

Patrocinan:

Reco

rtar

y c

olec

cion

ar

Hemos llegado al final de nuestras entregas de “Próceres de Mi Tierra”. Si quiere escribirnos sobre este trabajo por favor hágalo a los correos Calle 53 No.74-50 Medellín o a [email protected]

Santander, el Hombre de las Leyes

"Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad" Santander, por José María Espinosa, óleo de 1853.

Alcanzada por fin la Independencia, la Nue-va Granada, hoy Colombia, necesitaba un hombre con facultades extraordinarias para ponerla a marchar y ser reconocida como nación autónoma por los estados repu-blicanos de la época. Para cumplir esa tarea estuvo el rosarense o cucuteño Francisco de Paula Santander. Uno de sus biógrafos

escribe: “A partir de la revolución de 1810, aceptar la dirección del gobierno deman-da no solo grandes aptitudes intelectuales y políticas para encauzar y dirigir un mo-vimiento incoherente y desarticulado, sino también gran valor y decisión para enfren-tarse a los sanguinarios agentes del gobier-no colonial”.

Santander asumió el gobierno de un estado incipiente, constituido por gente ignorante, desconocedora de todo tipo de mandato distinto al monárquico, en el que habría que establecer institucionalidad reuniendo corporaciones que fueran soporte y apoyo del nuevo sistema y proveyendo, por demás, lo indispensable para continuar la guerra, bajo la presión insistente de Bolívar. Su labor se orientó hacia los numerosos frentes que exigían las circunstancias, desde los elementales de alimentación y vivienda hasta los complejos de presupuesto, relaciones diplomáticas, industria y comunicaciones. Qué mejor testimonio que esta carta escrita por Bolívar en 1825:

Tarea digna de ser subrayada, entre las cumplidas por ese mandatario, fue la de sentar las bases para sacar a los colombianos de la ignorancia, mediante la creación de escuelas normales para preparar a los maestros y escuelas de primeras letras para niños en las que debía moldearse el perfil del futuro ciudadano.

...Es un gigante que marcha al nacer, combate y triunfa. Este gigante es Usted. Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios de entre las manos. La gloria de Usted y la de Sucre son inmensas. Si yo conociera la envidia los envidiaría. Yo soy el hombre de las dificultades, Usted es el hombre de las leyes y Sucre es el hombre de la guerra. Creo que cada uno debe estar contento con su lote, y Co-lombia con los tres. Feliz madre que nunca pudo dejar de tener un hijo que le sirva de báculo […] me habla de retirarse del servicio público a causa de sus cólicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Us-ted es el necesario para la marcha de la República. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin Usted qué sería de Colombia, qué sería de nuestro ejército y qué sería de mi gloria. ¡Diré a Usted francamente que si yo no hubiera tenido a Usted para defender con sus talentos y con su energía mi obra, ya habría sido arruinada. Yo creo más, sin Usted y conmigo no se hubiera perfec-cionado bien. Yo no soy administrador, y además soy poco sedentario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compañeros de armas por falta del carácter de Usted y de su capaci-dad para manejar los negocios públicos. Así repito: Usted es el hombre necesario de Colombia!".

Bolívar

(De su mensaje al congreso el 16 de febrero de de 1836)“La educación pú-blica es asunto de-masiado importante y delicado para que en ella pueda dejar-se el señalamiento de textos, que es su parte esencial, al arbitrio y tal

vez al capricho de cada uno de lo preceptores o institutores. Ella ejerce una influencia demasiado constante y eficaz en los destinos del país, para que pueda abandonársela al acaso en aquello que precisamente la constituye, como son las doctri-nas. Si un padre que pone a su hijo un preceptor privado para darle educación, no solo designa los

ramos o materias a que esta ha de contraerse, sino que examina en todos sus pormenores el método del maestro para hacerlo reformar en lo que no le acomoda; podrá el legislador adoptar el cami-no opuesto, dejando que los institutores públicos enseñen lo que quieran y como quieran? Conceder semejante libertad sin otra restricción que la del artículo 229 del plan de estudios, de que no se enseñe, nada contrario a la religión, a la moral, a la tranquilidad pública, o erróneo por cualquier otro método, sería introducir una espantosa anar-quía en las aulas de las universidades y colegios, sería dar al sistema de educación pública el golpe de muerte que le falta, después de tantas heridas de gravedad que ha recibido y que lo tiene en un estado valetudinario.”

Textos: Demetrio Quintero Quintero.