Entre Lo Escrupuloso y El Sadismo

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ENTRE LO ESCRUPULOSO Y EL SADISMO Deslizar el ojo y recorrer los lugares más fascinantes de una obra de arte es uno de los mayores placeres para cualquier artista, ya que con él puede encontrar sensaciones y elaborar distintos análisis que le permiten llegar a un estado de paroxismo cerebral indescriptible. Pero esta condición no se adquiere instantáneamente, sino que para encontrarse allí se debe disponer de tiempo y detalle; características que carecen muchas personas. «Igual que el agua, el gas y la corriente eléctrica vienen a nuestras casas, para servirnos, desde lejos y por medio de una manipulación casi imperceptible, así estamos también provistos de imágenes y de series de sonidos que acuden a un pequeño toque, casi a un signo, y que del mismo modo nos abandonan» 1 , bajo esta premisa podemos dar cuenta que todo lo que nos rodea es básicamente algo fascinante pero que estamos tan acostumbrados a percibir que sencillamente pasamos por alto. Lo mismo sucede con las obras de arte, con las diferentes técnicas que muchos artistas han utilizado para dar a conocer diferentes sensaciones y percepciones, 1 Paul Valery, Pièces sur l'art, París, 1934.

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Ensayo literario sobre obra Sin Título de Vik Muniz.

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ENTRE LO ESCRUPULOSO Y EL SADISMO

Deslizar el ojo y recorrer los lugares más fascinantes de una obra de arte es uno de los mayores placeres para cualquier artista, ya que con él puede encontrar sensaciones y elaborar distintos análisis que le permiten llegar a un estado de paroxismo cerebral indescriptible. Pero esta condición no se adquiere instantáneamente, sino que para encontrarse allí se debe disponer de tiempo y detalle; características que carecen muchas personas. «Igual que el agua, el gas y la corriente eléctrica vienen a nuestras casas, para servirnos, desde lejos y por medio de una manipulación casi imperceptible, así estamos también provistos de imágenes y de series de sonidos que acuden a un pequeño toque, casi a un signo, y que del mismo modo nos abandonan»1, bajo esta premisa podemos dar cuenta que todo lo que nos rodea es básicamente algo fascinante pero que estamos tan acostumbrados a percibir que sencillamente pasamos por alto. Lo mismo sucede con las obras de arte, con las diferentes técnicas que muchos artistas han utilizado para dar a conocer diferentes sensaciones y percepciones, desde la pintura hasta la fotografía, se ha intentado mostrar este tipo de efecto en la sociedad sabiendo que entre las dos existe una brecha distinguida.

Para el primero, la sensación radica en lo escrupuloso, es más detallado y requiere de más dedicación del mismo ojo

1 Paul Valery, Pièces sur l'art, París, 1934.

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para poder encontrar todo lo que abarca la obra, es más difícil contemplar una pintura ya que el trabajo que esta misma abarca es mucho mayor al de su par. En cambio, la fotografía, encuentra en cada uno de los detalles que la rodean sensaciones perceptibles para todo el mundo, además de sentimientos conocidos que hacen posible traer de vuelta imágenes, memoria que crea el vínculo entre obra y receptor; eso es lo que sucede con Vik Muniz en su obra del ’97. Por medio de un papel de fotografiado logra traer una mujer que se desenvuelve en el inconsciente de quien la mire y saque a flote la sexualidad implícita en él o ella; crea una historia en el receptor, sea cierta o no, él o ella comienza a visualizarse con la mujer, entre siluetas color sangre y repasa los demás detalles que contienen la obra; las manos comienzan a brotar por cada rincón de su cuerpo y logra sentir como ella lo seduce con una mirada devastadora –catalogada así porque ni él/ella sabe cómo clasificarla-, y al final termina sumergido entre su cuello para no despertar nunca y quedar s umido como el resto de sus amantes. Lo contrario sucedería con una pintura; si aquella imagen se encontrara estipulada entre lo real, la fantasía se disolvería fácilmente y ya no entraría en un plano sexual sino que más bien, como ya fue mencionado, en lo escrupuloso; y los detalles de la historia no estarían tan ligados a la sensualidad de unas manos desconocidas en un escenario irreconocible sino que se pasaría a lo formal y reservado de una morada conocida.

Laura Correa (…)