Entre el pasado y el futuro - pucsp.br · “El traje que tienen son unas enaguas de lienzo de lana...

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Entre el pasado y el futuro. Apropiación y continuidad de la tradición hospitalaria en los pueblos indios. El caso de Cajititlán. Jesús Erick González Rizo “Nuestra decidida y enérgica suplirá nuestra pobreza, por interesarse en ello, de un modo tan directo, el bienestar de nuestros hijos y en general a utilidad del pueblo nacido”. Solicitud de los indígenas de Cajititlán para la construcción de un dos escuelas y un hospital, f.17. Introducción La evangelización de la región central de actual Estado de Jalisco, México (particularmente la zona cercana a la capital Guadalajara) llevada a cabo por los franciscanos ha dejado un legado que perdura hasta nuestros días, muy en especial en el actual municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Parte de este legado son las capillas de hospital, parroquias y otros monumentos religiosos que sobreviven en la zona; pero de igual manera se pueden observar al día de hoy tradiciones implantadas por los frailes menores, entre ellas están las pastorelas y/o coloquios de pastores, la devoción a advocaciones marianas tales como “La Soledad” y “La Purísima Concepción”(las cuales se relacionan directamente con la fundación de Hospitales por los religiosos durante la época colonial), Santo Santiago, los Evangelistas, los Santos Reyes y Arcángeles como San Miguel, de los cuales los monjes eran muy devotos, así como también las hermandades o cofradías que todavía se pueden encontrar en la región. El presente trabajo tiene como objetivo presentar una visión somera del desarrollo histórico del pueblo de Cajititlán, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, y particularmente la manera en que la organización social y religiosa impuesta por los evangelizadores perduro y ha evolucionado en dicha comunidad. Las fuentes que sostiene este trabajo son básicamente crónicas o documentos coloniales, así como especialmente un documento inédito del Archivo del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, el cual permite dar un vistazo al pueblo de Cajititlan en 1871, -particularmente 1

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Entre el pasado y el futuro. Apropiación y continuidad de la tradición hospitalaria en los pueblos indios. El caso de Cajititlán.

Jesús Erick González Rizo

“Nuestra decidida y enérgica suplirá nuestra

pobreza, por interesarse en ello, de un modo tan

directo, el bienestar de nuestros hijos y en general

a utilidad del pueblo nacido”. Solicitud de los indígenas

de Cajititlán para la construcción de un dos escuelas y un

hospital, f.17.

Introducción La evangelización de la región central de actual Estado de Jalisco, México

(particularmente la zona cercana a la capital Guadalajara) llevada a cabo por los

franciscanos ha dejado un legado que perdura hasta nuestros días, muy en especial en el

actual municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Parte de este legado son las capillas de

hospital, parroquias y otros monumentos religiosos que sobreviven en la zona; pero de

igual manera se pueden observar al día de hoy tradiciones implantadas por los frailes

menores, entre ellas están las pastorelas y/o coloquios de pastores, la devoción a

advocaciones marianas tales como “La Soledad” y “La Purísima Concepción”(las

cuales se relacionan directamente con la fundación de Hospitales por los religiosos

durante la época colonial), Santo Santiago, los Evangelistas, los Santos Reyes y

Arcángeles como San Miguel, de los cuales los monjes eran muy devotos, así como

también las hermandades o cofradías que todavía se pueden encontrar en la región.

El presente trabajo tiene como objetivo presentar una visión somera del

desarrollo histórico del pueblo de Cajititlán, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, y

particularmente la manera en que la organización social y religiosa impuesta por los

evangelizadores perduro y ha evolucionado en dicha comunidad. Las fuentes que

sostiene este trabajo son básicamente crónicas o documentos coloniales, así como

especialmente un documento inédito del Archivo del Supremo Tribunal de Justicia de

Jalisco, el cual permite dar un vistazo al pueblo de Cajititlan en 1871, -particularmente

1

el estado de las instalaciones del Hospital de indios y el Colegio de Indias- y a la vez

deducir algunas cosas de su pasado colonial.

Antecedentes históricos y geográficos

Cajititlán se ubica dentro de una pequeña cuenca lacustre, específicamente en el lado

noreste de dicha cuenca, y junto con los valles de Toluquilla, Xuchitlán y de

Tlajomulco forma parte del municipio tlajomulteca. Pueblo “cuya situación natural es á

falda de una loma, distante cuatro y cuarto leguas al E. de su capital”

En cuanto a sus orígenes, no hay datos fiables al respecto, pero muy

posiblemente el asentamiento sea de origen prehispánico, puesto que hay referencias

directas de la antigüedad de Cuyutlán y Cuexcomatitlán en la Topografía del Curato de

Tlaxomulco y por la localización de enterramientos prehispánicos en el actual poblado

de San Miguel Cuyutlán (Rosa Alicia De la Torre, comunicación personal),además se

sabe por las crónicas que Cuyutlán y Cajititlán son los asentamientos más antiguos de

la cuenca, además cabe mencionar que la naturaleza de la traza y del sitio de Cajititlán

responden a los de un pueblo precortesiano. Según Fray José Alejandro Patiño el

nombre del pueblo deriva de la corrupción del mexicano “Caxitita, que significa arca

chiquita, cuyo nombre le pusieron por ser titulares de este pueblo los Santos tres reyes

y tener en las manos la efigie de una arquita”:1

A finales del periodo colonial y principios del decimonónico Salcedo menciona que “Al

E. de Cajititlan se hallan unas lomas pocos pobladas de arboles y estos son ozotes,

mezquites y nopal silvestre. Por el N. del mismo pueblo está un cerrito nombrado del

Sacramento y no tiene monte ninguno”.2 De ésta manera podemos darnos una idea del

paisaje del entorno inmediato al pueblo, muy similar al que actualmente se observa. Los

llamados “ozotes” serían probablemente ocotes, árbol nativo muy usado por los

indígenas, y cuya abundancia en el paisaje rural prehispánico y/o indígena dan cuenta

numerosos toponímicos como “Ocotlán” u “Ocotán” (Lugar de ocotes). La referencia al

1 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, Intendencia de Guadalajara, Guadalajara, Jal., Méx., Tipografía de Banda, Ex -Convento de Santa María de Gracia, 1878, p. 192. 2 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 587.

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cerro del “Sacramento” es importante puesto que era una fuente de ingresos para los

habitantes de Cajititlán que extraían su piedra caliza y la “mercaban” en lugares como

Guadalajara; junto a la cantera de Huentitán, la de Cajititlán fue materia prima y de

ornato en numerosos construcciones en la capital neogallega.

Para principios del siglo XVII el obispo Alonso de la Mota y Escobar comenta que en

“Cagititlan de yndios. Habra sesenta vecinos doctrina de franciscos […] tiene este

pueblo una laguna de tres leguas de largo honda, danse en ellas unos peces menudos

buenos de comer.”3 Hacía finales del periodo colonial la población de Cajititlan se

componía de 136 españoles, 745 indios y 79 castas4.

En lo económico dicha población dependía de la agricultura, especialmente del

cultivo de maíz, frijol y melones, considerados los “mejores melones que hay en la

Galicia”5, del pescado de la laguna, aprovechando especies tales como pescado blanco,

bagre, mojarra y charal, más l mismo autor menciona una merma de la pesquería “á

causa de haberse secado pereció casi toda la semilla”6; además los naturales trataban la

cantera del cerro del Sacramento y algo de ganadería7. Sobre la variedad de frutos

cultivados Salcedo señala que “en los pueblos de Cajititlan, San Juan, San Lucas y

Cuescomatitlan el melón, sandia, cuyas frutas se dan en abundancia y de calidad

superior, especialmente la primera; mas son tan cortas estas siembras que según se

calcula no pasarán de doscientos pesos”8. Posteriormente el mismo autor agrega que

todos los pueblos de la ribera, excepto Cuyutlán, son estériles en durazno, limón, lima,

cidra, membrillo, naranja y lima agria.9

3 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León, Guadalajara, Jal., U de G, Gobierno del Estado de Jalisco, IJAH (Col. Histórica de obras facsimilares nº 8), 1993, p.31. 4 Relación de la jurisdicción de Tlajomulco en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p.106 5Ibídem. 6 Salcedo no menciona fechas en especifico sobre dicha sequia, que por lo demás no resulta extraña al ser la laguna de Cajititlán una cuenca cerrada, sin ríos que la abastezcan como la cercana cuenca chapalica. El dicho autor escribió en 1837, y frecuentemente hace referencias a los años inmediatos a la Independencia, por lo que resulta creíble pensar en una sequia acaecida más o menos una década o un lustro de distancia de la fecha de redacción del documento citado. 7 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 193 8 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,… p. 583. 9 Ibíd., pp. 584-585.

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Algo que cabe destacar es que el pueblo contaba con “un colegio de indias

educandas que los mismos naturales fundaron”10. En el vecino pueblo de

Cuexcomatitlán11 se encontraba otro colegio:

Con 13 jóvenes indias al cargo de una rectora que las enseña todo lo que

conduce á dirijir (sic) bien una casa, para cuando toman estado. En el de

Cajititlan hay 19; pero ambos sostenidos con lo que los padres con lo que los

padres de cada una de ellas concurre para su manutención, sin que se haya

podido averiguar si procedió licencia del gobierno para estas fundaciones; ojala

en todo el reino las hubiera, que era el modo de evitar muchas ofensas á Dios,

experimentando sensible variedad de costumbres en los indios, con tan sólida y

buena educación.12

Sobre el colegio de Cajititlán Patiño señala:

En este pueblo hay otra casa de inditas recogidas, en donde se mantienen

virtuosamente el número de treinta, que tiene diez años de fundación13 con

rezos que tienen de costumbre, que les puso el Ilustrísimo Señor Obispo; tiene

la enseñanza como las de Cuescomatitlan, con su maestra y portera en muy

buena órden, hasta que salen para casarse las que quieren. Se mantienen con las

labores, tejidos e industrias de sus manos, y lo que les falta lo dan los padres de

ellas, alternándose cada uno por semanas al que le cabe.14

El colegio de Cajititlan era más reciente, y al parecer una copia del de Cuexcomatitlán,

puesto que éste lo antecedía por dieciséis años, es decir, que fue fundado en 1752 por el

gobernador y cacique del pueblo Don Agustín de Santiago. En el Colegio de

Cuexcomatitlán se enseñaba a las noveles a “leer, escribir, contar, labores de mano,

10 Anónimo, Relación de la jurisdicción de Tlajomulco en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p.107. 11 Salcedo advierte que “en Cuescomatitlan hay una casa de enseñanza de niñas; éstas hasta el número de catorce, donde aprenden los primeros rudimentos de la doctrina cristiana, coser, labrar y demás indispensables á su sexo” (Salcedo, 1878 :577) 12 Anónimo, Relación de la jurisdicción de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,…P.107. 13 Si Topografía de Patiño fue escrita en 1778 se puede inferir que la fundación de dicho Colegio fue en 1768. El Obispo al que se refiere más adelante podría bien ser Fray Antonio Alcalde. La mención del Obispo es quizá, evidencia de que la fundación de dichos colegios contó con la aprobación de las autoridades eclesiásticas. 14 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 192

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tocar con todo arte en varios instrumentos musicales y cantar con primor para oficiar

las misas cantadas de sus funciones de Iglesia, guardando los rezos que tienen de

costumbre”15. El párroco franciscano incluso describe el “uniforme” de las jovencitas

del Colegio: “El traje que tienen son unas enaguas de lienzo de lana azul, joloton (que

es una abrigo hasta la cintura que cubre la caja del cuerpo) de algodón veteado de

azul y blanco, y rebozos de los mismo; andan con los brazos descubiertos y sin

zapatos”16; de tal manera que podemos imaginar que el traje de las indígenas recluidas

en el colegio de Cajititlan sería muy similar. Quizá lo más notable es que la idea de

dichas instituciones “educativas” surge precisamente de los propios indígenas; la

relación con escuelas para las hijas de caciques en la Nueva España (como la que se

encontraba a cargo de las Capuchinas morelianas) es incierta, pero posiblemente muy

estrecha.

En fin tenemos que durante el dominio español Cajititlán era tan importante que

bien podría ser cabecera de por sí, y durante los siglos XVI y XVII constituye un

corregimiento independiente a Tlajomulco, durante el XVIII el cargo de corregidor lo

ostento un solo funcionario, aunque seguía habiendo oficialmente dos corregimientos

separados; generalmente el corregidor de Cajititlán residió en Tlajomulco.

Al parecer poco después del establecimiento de la Republica Federal, en 1825

Cajititlán y otros pueblos del curato son erigidos en ayuntamientos, pero posteriormente

se extinguieron y se nombraron jueces de paz17.

Evangelización

La evangelización de la zona comenzó con la llegada a Tlajomulco de un franciscano,

al cual las fuentes no identifican, aunque los candidatos más posibles son Fray Juan de

Padilla y Fray Antonio de Segovia. Una vez implantado el régimen colonial, se fundo la

Guardianía de Tlajomulco encargada de los pueblos que actualmente engloba el

municipio y Santa Anita, abarcando el corregimiento de Tlajomulco y buena parte del

de Cajititlán. En la cabecera de la guardianía se encontraba el convento de “Santiago de

15 Ibíd., p.191. 16 Ibídem. 17 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 580.

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Tlaxomulco”, uno de los más importantes en la Nueva Galicia, del cual el de Santa 18Anita es actualmente su heredero espiritual e intelectual.

Hospitales de indios

El hospital para indios fue una institución ampliamente promovida por las autoridades

coloniales, puesto que facilitaba la conversión de los mismos, y a su vez los pueblos

indígenas la aceptaron por que sus características favorecían la integración comunitaria;

incluso llegaron a cumplir numerosas funciones, entre ellas servir como lugar de abrigo

a viajeros, además de otras actividades rituales-religiosas.

Ya desde el primer Concilio Mexicano se estipuló que se edificará a un costado

de la iglesia de cada pueblo un hospital para atender a los enfermos y administrarles los

sacramentos19. También habría que contar los esfuerzos y la labor que Don Vasco de

Quiroga inició en Santa Fe de México y prosiguió en Michoacán.

Los hospitales se hallaban bajo la administración de una cofradía cuya patrona

(y del hospital) era la Virgen de la Purísima Concepción; formaban parte de la Cofradía

todos los miembros por voluntad propia. El hospital tenía sus propias rentas,

generalmente terrenos, ganado o donaciones de los fieles; en fechas tan cercanas como

1950 el hospital de Tlajomulco tenía sus propias milpas para su sostén económico (Don

Silvano Lázaro comunicación personal). A esto habría que agregarle el trabajo aportado

por el pueblo y de los cofrades y enfermeros mismos, lo cual aseguraba el

funcionamiento, así como el abastecimiento de insumos como medicinas y artículos

litúrgicos.

En los hospitales los enfermos estaban obligados a confesarse y comulgar con

cierta regularidad, así como a asistir a la oración y doctrina diaria por las mañanas y

noches en las capillas, al oficio por los difuntos tres veces por semana y a la misa en

honor a la Purísima los sábados.20

18 Anónimo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,…p. 579. 19 Robert. Ricard citado en: Arabella González Huezo y Jesús Hernández Padilla, Ruta

franciscana en la Guardianía de Tlaxomulco, Guadalajara, Jalisco, Gobierno del Estado de

Jalisco, Secretaria de Cultura del Edo. (Col. Rutas Culturales Jalisco MX nº 5), 2008, p. 25. 20 Ibídem.

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El documento.

El documento en el cual baso este trabajo es un forma parte de un legajo inédito, el cual

se encuentra en el Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de

Jalisco (AHSTJEJ). El documento solo esta foliado, y forma parte del “Ynterdicto (sic)

de despojo promovido por D. Ysidoro (sic) Flores contra D, Juan Mora”, el cual se

encuentra en la Caja 19 del Ramo Civil del año de 1873, en el mencionado archivo

resguardado por la Biblioteca Pública del Estado del Jalisco. El documento es en sí

mismo una serie de copias certificadas de las diferentes actas y papeles oficiales -que

muestran el seguimiento de la petición de los habitantes de Cajititlán- por Porfirio

Placencia (sic) Secretario del Ayuntamiento Constitucional de la Municipalidad de

Tlajomulco en el año de 1874, expedidas con el fin de servir como elementos de prueba

en el pleito entre Ysidro Flores (sic) y Juan Mora. Se respeto la foliciación consecutiva

según como está insertado el documento en el expediente. El Titulo es de mi autoria.

Este documento expone el trámite que los indígenas de Cajititlán realizaron para

poder levantar un Hospital y dos escuelas en los terrenos que antes ocupará el Hospital

fundado por los franciscanos, que al parecer se vio entorpecido por los reclamos de

ciertos individuos que aludieron ser los propietarios de dichos terrenos.

Cajititlán, 1871.

Han pasado pocos años tras La Reforma y el triunfo definitivo de los liberales

encabezados por Juárez, quién todavía gobierna el país tras reelegirse por última vez.

Cajititlán es un tranquilo pueblo de indios, sujeto en lo civil y lo eclesiástico a

Tlajomulco, y como muchos pueblos de la zona ha mantenido a lo largo de los años

instituciones de carácter colonial, entre ellas las cofradías que, entre otras cosas, se

encargaban de atender a los enfermos en el Hospital.

Pero ahora las cosas deben cambiar, aunque sea de nombre. El antiguo hospital

fundado por los franciscanos y la escuela de indias se encuentran e estado ruinoso, mas

los habitantes de Cajititlán no están dispuestos a perder tan valiosas instituciones que

les han servido ya para ese entonces, siglos. Es así como los vecinos del pueblo

7

redactan una petición el seis de diciembre de 187121 al comisario de la localidad para

que dichos terrenos se reutilicen en la construcción de un hospital y dos escuelas.22 En

21 A continuación la lista de signatarios de la petición primaria, verdadera muestra multitudinaria

de los habitantes de Cajititlán, posiblemente sean todos los hombres adultos de la población y/o

cabezas de familia, aproximadamente 180 hombres:

Mateo Rosas, Encarnación Tadeo, Hilario Estrada, Vicente Herrera, Esteban Solano, Cenobio

Cortez, Eligio Chino, Tomas Mora, Faustino Gutiérrez, Santiago Cortez, Nicolás Sánchez,

Francisco Virgen, Santiago Casillas, Simon Huerta, Estanislao Rodríguez, Manuel Rivera,

Gumesíndo Ysabel (sic), Cristino Morales, Luis Rodríguez, Rosalio Romero, Serapio (¿?)

Gutiérrez, Jesús Casillas, Antonino Tadeo , Ygnacio (sic) Romero, Estanislao Tadeo (Firmado),

Tomas Hernández, Rómulo Cervantes (Sin Firmar), Faustino Sebastian, Teodoro Vidaurri, José

Reyes, Clemente Cortez, Simon Sánchez, Narciso Cortez, Simon Hernández, Vicente Pío, ,

Petronilo Rosas, Felipe Santiago, Magdaleno Ramos, Juan Demesio, Antonio Paredes, Juan

Manuel,

(Firmado por sí y los que no saben) Zenón Placeres .(Sin Firmar), Remigio Romero, Tranquilino

Zamorano, Marcos Cervantes, Gaspar Huerta, Cruz Cor[r]al, Epitacio (sic) Cor[r]al, Crescencio

Morales, Hipólito Rodríguez, Camilo Valles, Romualdo Ramos, José Beltrán, José Celestino,

Hilario Teofilo, José Ysabel (sic) Montes, Ramón Villanueva, Norverto Valle, Urbano Tadeo,

Nemesio Santos, Hayo (¿?) Mora, Rosalio Ysabel (sic), Ysabel (sic) Ríos, Juan Virgen, Amado

Díaz, Guillermo Villanueva, Silverio Cor[r]al, Prudencio Ensaldo, Zeferino Cor[r]al Ygnacio

(sic) Villanueva, Lucas Hernández, Juan Hernández, Andrés de Jesús Herrera, Andrés Herrera,

Sixto Herrera, Paulino Martínez, José María Macario Concepción Ysabel, Pedro Vargas, , Juan

Calzada, Magdaleno Mucho (¿?), Francisco Ygnacio (sic), Timoteo Tozcano (sic), Nicolás

Tozcano (sic), Juan Pedro, Simon Fabián, Faustino Plan, Jesús Solano, L… Romero, Nazareo

Chino, Aniceto Morales, Agapito Ladino, Juan Manuel, Eugenio Ramos, Francisco Ramos,

Rómulo Huerta, Feliciano Morales, Felipe Ríos, Filomeno Romero, Juan Cirilo, José Ma.

Casillas, Tomas Velasco, Leandro Romero, Estanislao Romero.

Por si y los que no saben firmar.

Esteban Marcial. Fernando Patricio Herrera. Román Ponto (sic). (Sin firmar). Deúderio (sic)

Vargas, Ysidoro (sic) Hernández, Anastacio Hernández, José Brigido, Guadalupe González,

Bonifacio Contreras, José Nicolás, Román Gaspar, Pablo Culandro (sic), Concepción Valle,

Juan Reyes Huerta, León Villanueva, Eustaquio Huerta, Regino Solano, Juan Santos, Andrés

Mena, Fermín Enrríquez (sic) , Fermín Bautista, Policarpo Casillas, Agustín Corral, Severiano

Benites, Florencio Beniteo (sic), Epitacio (sic) Romero, Silverio Romero, Toribio García.

Firmados por si y por los que no saben.

Alvino Plaseres (sic), Estanislao Preciado. Florentino Rivera. Lucas Rodríguez. Anacleto

Rodríguez. Alejandro Ortega. Apolonio Rico.. Claro Montes. Jesús Plaseres (sic). Nazareo

Culandro (sic). Zenón Rosas. Leonardo Castellanos. Pedro Reza. Faustino Cervantez (sic). José

Torres. Pedro Pascual. Benigno Hernández. Abundio Hernández. Bernabé Morales (fs. 17-18).

8

palabras de los solicitantes “deceamos (sic) que nuestro pueblo tenga dos escuelas

municipales de primeras letras para niños, y además un pequeño hospital, donde,

cuanto lo permita la pobreza del lugar, se abriguen los enfermos que en otra parte les

sea imposible encontrar un asilo”23.

El documento aporta una valiosa descripción física del vetusto hospital y su entorno:

Para los edificios destinados a tan recomendable objeto cuenta la municipalidad

con los terrenos que ya desde tiempos antiguos tenían el mismo destino de

instrucción y beneficencia publica, cuyos terrenos se encuentran situados en la

área que forma una de las manzanas céntricas de la población , donde están

todabía(sic) las ruinas de una antigua ermita, llamada de la “Purísima”, y cuyos

terrenos, sin traspasar la misma área circunvalan la Yglesia (sic) llamada de la

“Soledad” todavía en pie, a la cual se le puede dejar con el mismo destino que

tiene hasta ahora.24

En cuanto a los costos y mano de obra de dicha empresa, los indígenas ofrecen sus

propios medios, solo piden a las autoridades su apoyo legal. Por lo tanto los solicitantes

piden básicamente se lleven a cabo las primeras diligencias:

Primero: que un obrero inteligente levante un plano de los terrenos que hemos

mencionado, y diseñe bajo de él los edificios que puedan convenientemente

servir al objeto que nos proponemos y:

Segundo: Que el síndico procurador del pueblo quede autorizado para buscar

y designar ese perito, así como también para promover todas las diligencias

que fueren conducentes á la realización de la obra de que se trata.25

A continuación Juan Mora como Comisario Municipal de Cajititlán aprueba la solicitud

el siete de diciembre, y la eleva a las instancias gubernamentales por encima de él.

Además el dicho comisario a su vez anexa al legajo copias certificadas de actas del año

de 1826 –momento en el cual Cajititlán contaba con su propio ayuntamiento y titulo de

villa- , que por su relevancia citare extensamente:

En el pueblo de Cajititlán á diez de febrero de mil ochocientos veinte y seis

años, parecieron ante mi, ciudadano Santiago Henrriquez(sic), Alcalde

constitucional de este pueblo, los ciudadanos Leonardo de los Santos y Polas

(¿?) Torres demandando a los de igual clase y regidores Tranquilino y

Nemesio Cervantes, Antonio Magdaleno, Miguel Concepción y José Yreneo

22 Solicitud de los indios de Cajititlán para la construcción de dos escuelas y un hospital, Foja 17. 23 Ibídem. 24 Ibídem. 25 Ibíd., foja 17.

9

(sic) Puente, sindico procurador de este Ayuntamiento, el terreno en que se

haya situado el arruinado colegio que servia á las niñas educandas de este

pueblo; e igualmente reclamaban como representantes de los principales

fundadores Gaspar de Torres, Francisco Rosa, y Diego Baltazar, las piezas

existentes de la citada casa ó colegio; para cuyo efecto alegaron dichas partes

,los trabajaos personales y los sacrificios pecuniarios que sus antecesores

impendieron (sic) con el objeto de aquel bien piadoso, el que como cesante en

el día, debía remunerarceles (sic) en parte alguna siquiera con lo restante; para

lo que presentaron documentos efectivos á sus derechos: a lo que contestaron

los demandados no poder hacer tal entrega a razón de que el Muy Ylustre (sic)

Ayuntamiento había tomado conocimiento en aquel solar, casas y algunos

encores (sic) que quedaron pertenecientes á dicho colegio, para cuyo efecto se

extendió la correspondiente acta; además de que había quedado á beneficio

publico. Después de varias razones y alegatos que tubieron (sic) ambas partes,

y vido (sic) también el dictamen de los hombres buenos, que lo fueron los

ciudadanos José Miguel Solio por la parte actora, y Juan de Arias por la

demandada; resolví conciliatoriamente de común acuerdo con ellos: que

nombrándose dos peritos, uno por cada parte, y en caso de discordia pusiera

este juzgado otro, para el justiprecio (sic) y avalúo del solar disputado, y

sabido su importe se satisficiera á fabor (sic) de la actora, dentro del preciso

termino de un mes contando desde esta fecha, para que la cantidad resultiva se

repartiera con igualdad y según los/ herederos de los citados fundadores, lo que

vido (sic) por las partes quedaron entendidos y conformes, con cuyo acto se

concluyó ésta diligencia que firmé con los hombres buenos y las partes que

supieron.26

Posteriormente el 13 de febrero del mismo año el entonces Ayuntamiento de Cajititlán

acordó:

Que la casa del extinguido colegio sirva por ahora en la disposición que se haya,

para la enseñanza publica de jóvenes de este pueblo, procurando apurar todos

los arbitrios (sic) en lo sucesivo que estén á su alcance para su mayor

adelanto;27

26 Ibíd., foja 19 27 Ibídem.

10

De los anteriores documentos se deduce que los fundadores del Colegio de Cajititlán

fueron los ancestros –posiblemente padres- de Gaspar de Torres, Francisco Rosa, y

Diego Baltazar, hacia 1768. De manera tal que se indemnizo a los demandantes y el

terreno paso efectivamente a propiedad pública. El proceso legal siguió su curso y

Remigio Romero, Sindico procurador de Cajititlán fue designado como encargado de

llevar a cabo las diligencias necesarias para la construcción, entre ellas inspeccionar el

terreno, hacer presupuesto y elaborar un plano del proyecto, presentándose a rendirle

informe a Juan Mora el 30 de diciembre del mismo año (1871). A continuación parte del

informe de Romero:

º Que el síndico, por su parte, ha comenzado por procurar que conste en este

expediente, una copia integra del titulo, bajo cuyo amparo posee el pueblo el

terreno de que se trata.

º Que en seguida ha procedido á medir por si mismo dicho terreno y á

levantar un plano de él, haciendo constar la señales más aparentes que allí se

encuentran en la actualidad.

º Que todo se vé (sic) en le croquis número uno, que exhive (sic) el

informante. Que para mayor explicación hará notar que donde existe la letra

A se haya una Yglesia(sic), llamada de Nuestra Señora de la Soledad que con

sus piezas adyacentes marcadas con las letras B, C, D, E, F, G, H e Y debe

dejarse para que continúe sirviendo al culto público, conservando la iglesia,

atrio y piezas de sacristía y de quienes cuidan el templo, por beneficio común

del pueblo, el nobilísimo objeto que deben tener , y que mantienen hasta hoy,

sin que ningún individuo del pueblo se atreva á usurparlas.

º Que fuera de ese circuito, que basta para el objeto que se ha enunciado, se

encuentra el área que los solicitantes decean (sic) se destine para las escuelas y

hospital.

º Que en el croquis número dos que también se acompaña se encuentran

diseñados los edificios que durante muchos años satisfarán el piadoso fin que

se apetece. A esos edificios serán anexos el atrio que está frente á donde se

proyecta el hospital, cuyo atrio se marca con la legra J; además lo que allí se

mira designado con el nombre de “Yglesia” (sic) vieja, que son en la

actualidad unas ruinas; y toda el área de la huerta ó terreno sobrante, á efecto

de que si en el transcurso del tiempo fueren necesarios algunos otros

departamentos, ya para el objeto de instrucción, ya para el de beneficencia

publica, haya terreno donde se puedan construir. Que en el entretanto, la

autoridad municipal deberá ejercer en ellos las facultades que le competen,

11

para impedir que se distraigan de su destino, y para evitar que se intente una

usurpación.

º Que por ahora esta diseñado un humilde hospital, donde por lo menos podrán

estar al abrigo de la intemperie los enfermos que no tengan casa que los cubra

y á donde pueden venir personas piadosas que no podrían tenerlos en la suya;

pero que pueden prestarles aquellos oficios que les dicte su caridad si es que

por desgracia la autoridad municipal no tubiera (sic) recursos con que hacerlo.

º Que el edificio, siendo de adobe, y unos cuantos utensilios de madera, ropa y

losa, no puede costar mas de quinientos pesos: cuyo costo es mayor o menor

no debe preocupar nada á la autoridad municipal, cuando los solicitantes no

solo tienen voluntad si no empeño de hacerlo.

º Que lo mismo proporcionalmente debe decirse de los edificios y utensilios

para las dos escuelas de niños, pues aunque el costo probablemente será duplo,

esto es de un mil pesos para cada escuela, á todo basta la decidida y heroica

resolución de quienes decean (sic) sufragarlo.

º Que el síndico solamente hará notar, que la mano de obra gratuita y los

materiales de construcción que también gratuitamente acumularan los hijos del

pueblo, ha de introducirse una economía pecuniaria de grande importancia y

tan considerable que es incapaz de sujetarse a ningún presupuesto28.

Así pues el Ayuntamiento de Tlajomulco nombro a Román Márquez regidor quinto del

mismo, para abrir dictamen sobre la petición, sobre el cual se pronuncio a favor, y de

igual manera fue aprobada por el Ayuntamiento de Tlajomulco el 11 de enero de 1872.

El proyecto se encausó legalmente al Gobierno Estatal para su aprobación; éste último

la devolvió al ayuntamiento de Tlajomulco dándole el visto bueno el 7 de febrero de

1872:

Estando conforme el C. Gobernador con el anterior dictamen, lo transcribo á

U. añadiéndole, por disposición del mismo que siendo una atribución de los

Ayuntamientos, el establecer escuelas, el de Tlajomulco dictará las medidas

que crea convenientes para abrir las que solicitan los vecinos de Cajititlán

aprovechando los recursos y trabajos que ofrecen para construir el edificio,

donde han de plantearse, manifestándole que el Gobierno verá con satisfacción

28 Ibíd., fojas 19-23.

12

el que se realice tal pensamiento, que no necesita de su aprovación (sic) por

ser de la competencia de los municipios. 29

Interesante resulta que incluso las autoridades reiteran repetidas veces la continuidad

entre las instituciones coloniales (Hospitales, escuelas, cofradías) y el proyecto de los

habitantes de Cajititlán, como lo expresa explícitamente Román Márquez, regidor de

Tlajomulco al hablar de la existencia de una añeja tradición hospitalaria en la región:

“cuyos establecimientos en todos los pueblos, con muy pocas excepciones , se erigieron

por los indígenas, aún algunos con enfermerías, cofradías y hermandades sujetas á

ordenanzas, para beneficencia pública, como en efecto en esta cabecera hasta la fecha

se demuestran los restos de tales fincas en el hospital.”30

Finalmente el documento cierra con la siguiente conclusión: “Las actas que en

copia se acompañan acreditan que el hospital ha sido reclamado y reconocido por los

indígenas; cuyo derecho han conservado lo mismo que el de posesión (sic), supuesto

que lo inferido, ni tampoco sabe el que dictamina que el Hospital haya cambiado de

nombre.”31

Sin embrago al parecer el proceso se vio empantanado por las reclamaciones

de particulares por el terreno, cuando don Ysidoro Flores interpuso un pleito en los

juzgados de la capital (Guadalajara) contra don Juan Mora, acusándolo de despojo de

dichos terrenos, los del hospital y la escuela, algo curioso es que Juan Mora aparece en

los documentos como comisario de Cajititlán, por lo que resulta sugestivo que se le

acuse a él del despojo, quizá estemos ante un caso de corrupción, o de abuso de poder,

mas de momento el documento no resulta lo suficientemente esclarecedor. Otro detalle

interesante es que con el documento analizado los indígenas de Cajititlán reclamaban el

terreno como suyo, amparándose en la supuesta indemnización que dieron en 1826 a

los descendientes de los fundadores del Colegio, además de legitimarlo con el peso de

la tradición de siglos de uso de los terrenos con los mismos fines solicitados.

Complejo Franciscano en Cajititlán

29 Ibíd., foja 24. 30Ibídem. 31 Ibídem.

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Haciendo un paréntesis en lo expuesto anteriormente, a través del estudio de la historia

de Cajititlán se aprecia el desarrollo de un gran complejo arquitectónico e institucional

franciscano en la población. Dicho complejo franciscano crecería hasta abarcar a

finales del siglo XVIII el Santuario de los Santos Reyes, la Capilla de la Soledad, la

Capilla de la Purísima Concepción (o del Hospital), El Hospital de Indios, El Colegio

de Indias, la Casa Cural y anexos como huertas, todo ello con un atrio de más de 100 x

60 metros como eje central. Además abría que tomar en cuenta que la capilla del lado

sur del Santuario de los Reyes es un edificio más antiguo, e independiente del

Santuario, al que quedo anexado durante el siglo XVIII; si a lo anterior le sumamos la

sospecha de algunos expertos de que el presbiterio del Santuario podría haber sido una

capilla abierta, tenemos que dicho complejo arquitectónico creció progresiva y

cualitativamente a la largo de la Colonia hasta alcanzar una complejidad poco vista en

la Nueva Galicia, incluso mayor que el convento, hospital, capilla hospitalaria y

parroquia de Tlajomulco, cabecera de las jurisdicciones civil y eclesiástica de la

provincia. Quizás lo más curioso es que tanto Cuexcomatitlán como Cajititlán

contaran con Colegios para indias, fenómeno singular en la Nueva Galicia, y me atrevo

a decir que en la Nueva España en general; que fueron fundados por petición y gestión

directa de los propios indígenas, lo cual refleja una preocupación por la educación, pero

principalmente por hacer de las jóvenes educandas buenas esposas, en una institución

cuasi-conventual.

No cuento con todas las fechas exactas de la construcción de cada edificio,

pero bien representativas resultan algunas con las que puede esbozar un desarrollo

cronológico en líneas generales: 1666 (fecha inscrita en una placa en la portada de la

capilla de Hospital) para la capilla y el hospital, 1768 para el Colegio; mientras que

para el Santuario y la Capilla de la Soledad se puede datar su construcción para

principios y mediados del siglo XVIII. En cuanto a la casa cural y la capilla sureña del

santuario se puede aventurar a ubicarlas en el siglo XVII, con el presbiterio-capilla

abierta incluso hasta el siglo XVI.

El desarrollo del dicho complejo arquitectónico y religioso bien podría deberse

a distintos factores: en lo material el pueblo de Cajititlán conto con una ventaja crucial,

pues se ubicaba cerca de una fuente de cantera de calidad como el Cerro del

Sacramento, lo cual le proporciono a los edificios esa fina cubierta de piedra caliza; por

otro lado la devoción creciente a los Santos Reyes que se extendió a numerosos

poblados vecinos, llegándose a convertir en la segunda festividad religiosa más grande

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de Jalisco, sólo superada por la multitudinaria Romería de la Virgen de Zapopán; en lo

económico tenemos que para fines del siglo XVIII el pueblo se sostenía con actividades

diversificadas: alfarería –que era importante hasta bien entrado el siglo XX, algo común

en los pueblos del municipio de Tlajomulco-, pesca, agricultura, y cantería, lo cual

dentro de los cánones de la época lo hacía bastante prospero como pueblo de indios.

Conclusiones

Desconozco si se pudieron construir o no las escuelas y el hospital propuestos por lo

indígenas de Cajititlán, aunque resulta muy sugestivo que en la actualidad en los terrenos

mencionados (la manzana aledaña a la capilla de la Soledad y a la plaza) se ubica una

escuela primaria, la cual se ha construido reutilizando los restos del Colegio de indias, así

como lo que queda del Hospital y su capilla.

El documento discutido en este trabajo permite apreciar el desarrollo en Cajititlán

a lo largo de la época colonial de un enorme complejo franciscano en el pueblo, en el que

solo faltaba el convento, y actualmente prueba de ello son el Santuario de los Reyes y la

Capilla de la Soledad, joyas del barroco neogallego. Tendríamos así, un enorme atrio de

100 x 65 metros en el centro, y alrededor de él se ubicaría el Santuario de los reyes (cuyo

presbiterio fuera posiblemente en sus orígenes una capilla abierta, y la capilla anexa

donde actualmente están las imágenes peregrinas de los reyes, que posiblemente fuera un

edificio anterior al santuario), la capillas de la Soledad y la Purísima Concepción (hoy

desaparecida), así como la escuela para indias y el hospital.

Tenemos aquí un espacio sagrado que crece a lo largo de tres siglos (XVI, XVII, y

XVIII), un espacio que los habitantes del pueblo hacen suyo (el hospital y la escuela de

indias), y al cual no conciben más con un solo función: beneficencia e instrucción

públicas. Así pues es en “el recinto sagrado donde se entrelazan diferentes

interpretaciones del espacio, de la obra material, y de la expresión visual y plástica de lo

devocional y lo mediático.”32 Incluso ya en plena era liberal los indígenas de Cajititlan se

aferran a este espacio sacro, pero ante todo comunal, y utilizan las vías legales en curso

para ello. Tenemos aquí una comunidad consciente de sus necesidades, que se constituye

en gestora de sus propios intereses, tratando de conservar en lo posible una institución

32 José Refugio De la Torre Curiel, Disputas por el espacio sagrado. La doctrina de Tlajomulco

a fines del periodo colonial, en Revista Historia Mexicana, México, el Colegio de México,

Vol.53, nº4, Abril-Junio de 2004, p.859.

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que les ha servido cientos de años como lo es el hospital, y por otro lado ampliando otra

como lo es la escuela para ambos sexos. La reutilización aún hoy de las ruinas del

hospital, capilla y colegio como parte de la escuela de instrucción primaria da fe de la

capacidad de un pueblo para valorar y utilizar instituciones que en principio le son

ajenas, como medios propios para su desarrollo y convivencia comunitaria.

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De la Torre Curiel, José Refugio, Disputas por el espacio sagrado. La doctrina de

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Jalisco, Guadalajara, Jal., CONACYT, CIESAS (Tesis de Maestría, Dir. Dra. Safa

Barraza), 2005.

Ilustraciones

Fig. 1. Ubicación geográfica de Cajititlán.

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Fig. 2. Mapa del Proyecto presentado por los indígenas de Cajititlán para la construcción de un

hospital y dos escuelas en el dicho pueblo.

18

Fig. 3. Plano que muestra la disposición de la capilla de la Purísima Concepción –llamada en el

documento “Yglesia vieja”-, así como los restos del hospital y la capilla de la Virgen de la

Soledad en 1871.

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Figs. 4, 5 y 6. (De izquierda a derecha). Cruz atrial de Cajititlán. Portada de la antigua capilla de

la Purísima Concepción integrada a la fachada de la escuela primaria local, con la fecha “1666

años”. Vista del pueblo durante los festejos de los Santos Reyes.

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Fig. 7. Entrada de los Reyes Magos a su santuario en Cajititlán, Jalisco, México.

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