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Entre el pasado y el futuro. Apropiación y continuidad de la tradición hospitalaria en los pueblos indios. El caso de Cajititlán.
Jesús Erick González Rizo
“Nuestra decidida y enérgica suplirá nuestra
pobreza, por interesarse en ello, de un modo tan
directo, el bienestar de nuestros hijos y en general
a utilidad del pueblo nacido”. Solicitud de los indígenas
de Cajititlán para la construcción de un dos escuelas y un
hospital, f.17.
Introducción La evangelización de la región central de actual Estado de Jalisco, México
(particularmente la zona cercana a la capital Guadalajara) llevada a cabo por los
franciscanos ha dejado un legado que perdura hasta nuestros días, muy en especial en el
actual municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Parte de este legado son las capillas de
hospital, parroquias y otros monumentos religiosos que sobreviven en la zona; pero de
igual manera se pueden observar al día de hoy tradiciones implantadas por los frailes
menores, entre ellas están las pastorelas y/o coloquios de pastores, la devoción a
advocaciones marianas tales como “La Soledad” y “La Purísima Concepción”(las
cuales se relacionan directamente con la fundación de Hospitales por los religiosos
durante la época colonial), Santo Santiago, los Evangelistas, los Santos Reyes y
Arcángeles como San Miguel, de los cuales los monjes eran muy devotos, así como
también las hermandades o cofradías que todavía se pueden encontrar en la región.
El presente trabajo tiene como objetivo presentar una visión somera del
desarrollo histórico del pueblo de Cajititlán, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, y
particularmente la manera en que la organización social y religiosa impuesta por los
evangelizadores perduro y ha evolucionado en dicha comunidad. Las fuentes que
sostiene este trabajo son básicamente crónicas o documentos coloniales, así como
especialmente un documento inédito del Archivo del Supremo Tribunal de Justicia de
Jalisco, el cual permite dar un vistazo al pueblo de Cajititlan en 1871, -particularmente
1
el estado de las instalaciones del Hospital de indios y el Colegio de Indias- y a la vez
deducir algunas cosas de su pasado colonial.
Antecedentes históricos y geográficos
Cajititlán se ubica dentro de una pequeña cuenca lacustre, específicamente en el lado
noreste de dicha cuenca, y junto con los valles de Toluquilla, Xuchitlán y de
Tlajomulco forma parte del municipio tlajomulteca. Pueblo “cuya situación natural es á
falda de una loma, distante cuatro y cuarto leguas al E. de su capital”
En cuanto a sus orígenes, no hay datos fiables al respecto, pero muy
posiblemente el asentamiento sea de origen prehispánico, puesto que hay referencias
directas de la antigüedad de Cuyutlán y Cuexcomatitlán en la Topografía del Curato de
Tlaxomulco y por la localización de enterramientos prehispánicos en el actual poblado
de San Miguel Cuyutlán (Rosa Alicia De la Torre, comunicación personal),además se
sabe por las crónicas que Cuyutlán y Cajititlán son los asentamientos más antiguos de
la cuenca, además cabe mencionar que la naturaleza de la traza y del sitio de Cajititlán
responden a los de un pueblo precortesiano. Según Fray José Alejandro Patiño el
nombre del pueblo deriva de la corrupción del mexicano “Caxitita, que significa arca
chiquita, cuyo nombre le pusieron por ser titulares de este pueblo los Santos tres reyes
y tener en las manos la efigie de una arquita”:1
A finales del periodo colonial y principios del decimonónico Salcedo menciona que “Al
E. de Cajititlan se hallan unas lomas pocos pobladas de arboles y estos son ozotes,
mezquites y nopal silvestre. Por el N. del mismo pueblo está un cerrito nombrado del
Sacramento y no tiene monte ninguno”.2 De ésta manera podemos darnos una idea del
paisaje del entorno inmediato al pueblo, muy similar al que actualmente se observa. Los
llamados “ozotes” serían probablemente ocotes, árbol nativo muy usado por los
indígenas, y cuya abundancia en el paisaje rural prehispánico y/o indígena dan cuenta
numerosos toponímicos como “Ocotlán” u “Ocotán” (Lugar de ocotes). La referencia al
1 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, Intendencia de Guadalajara, Guadalajara, Jal., Méx., Tipografía de Banda, Ex -Convento de Santa María de Gracia, 1878, p. 192. 2 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 587.
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cerro del “Sacramento” es importante puesto que era una fuente de ingresos para los
habitantes de Cajititlán que extraían su piedra caliza y la “mercaban” en lugares como
Guadalajara; junto a la cantera de Huentitán, la de Cajititlán fue materia prima y de
ornato en numerosos construcciones en la capital neogallega.
Para principios del siglo XVII el obispo Alonso de la Mota y Escobar comenta que en
“Cagititlan de yndios. Habra sesenta vecinos doctrina de franciscos […] tiene este
pueblo una laguna de tres leguas de largo honda, danse en ellas unos peces menudos
buenos de comer.”3 Hacía finales del periodo colonial la población de Cajititlan se
componía de 136 españoles, 745 indios y 79 castas4.
En lo económico dicha población dependía de la agricultura, especialmente del
cultivo de maíz, frijol y melones, considerados los “mejores melones que hay en la
Galicia”5, del pescado de la laguna, aprovechando especies tales como pescado blanco,
bagre, mojarra y charal, más l mismo autor menciona una merma de la pesquería “á
causa de haberse secado pereció casi toda la semilla”6; además los naturales trataban la
cantera del cerro del Sacramento y algo de ganadería7. Sobre la variedad de frutos
cultivados Salcedo señala que “en los pueblos de Cajititlan, San Juan, San Lucas y
Cuescomatitlan el melón, sandia, cuyas frutas se dan en abundancia y de calidad
superior, especialmente la primera; mas son tan cortas estas siembras que según se
calcula no pasarán de doscientos pesos”8. Posteriormente el mismo autor agrega que
todos los pueblos de la ribera, excepto Cuyutlán, son estériles en durazno, limón, lima,
cidra, membrillo, naranja y lima agria.9
3 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León, Guadalajara, Jal., U de G, Gobierno del Estado de Jalisco, IJAH (Col. Histórica de obras facsimilares nº 8), 1993, p.31. 4 Relación de la jurisdicción de Tlajomulco en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p.106 5Ibídem. 6 Salcedo no menciona fechas en especifico sobre dicha sequia, que por lo demás no resulta extraña al ser la laguna de Cajititlán una cuenca cerrada, sin ríos que la abastezcan como la cercana cuenca chapalica. El dicho autor escribió en 1837, y frecuentemente hace referencias a los años inmediatos a la Independencia, por lo que resulta creíble pensar en una sequia acaecida más o menos una década o un lustro de distancia de la fecha de redacción del documento citado. 7 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 193 8 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,… p. 583. 9 Ibíd., pp. 584-585.
3
Algo que cabe destacar es que el pueblo contaba con “un colegio de indias
educandas que los mismos naturales fundaron”10. En el vecino pueblo de
Cuexcomatitlán11 se encontraba otro colegio:
Con 13 jóvenes indias al cargo de una rectora que las enseña todo lo que
conduce á dirijir (sic) bien una casa, para cuando toman estado. En el de
Cajititlan hay 19; pero ambos sostenidos con lo que los padres con lo que los
padres de cada una de ellas concurre para su manutención, sin que se haya
podido averiguar si procedió licencia del gobierno para estas fundaciones; ojala
en todo el reino las hubiera, que era el modo de evitar muchas ofensas á Dios,
experimentando sensible variedad de costumbres en los indios, con tan sólida y
buena educación.12
Sobre el colegio de Cajititlán Patiño señala:
En este pueblo hay otra casa de inditas recogidas, en donde se mantienen
virtuosamente el número de treinta, que tiene diez años de fundación13 con
rezos que tienen de costumbre, que les puso el Ilustrísimo Señor Obispo; tiene
la enseñanza como las de Cuescomatitlan, con su maestra y portera en muy
buena órden, hasta que salen para casarse las que quieren. Se mantienen con las
labores, tejidos e industrias de sus manos, y lo que les falta lo dan los padres de
ellas, alternándose cada uno por semanas al que le cabe.14
El colegio de Cajititlan era más reciente, y al parecer una copia del de Cuexcomatitlán,
puesto que éste lo antecedía por dieciséis años, es decir, que fue fundado en 1752 por el
gobernador y cacique del pueblo Don Agustín de Santiago. En el Colegio de
Cuexcomatitlán se enseñaba a las noveles a “leer, escribir, contar, labores de mano,
10 Anónimo, Relación de la jurisdicción de Tlajomulco en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p.107. 11 Salcedo advierte que “en Cuescomatitlan hay una casa de enseñanza de niñas; éstas hasta el número de catorce, donde aprenden los primeros rudimentos de la doctrina cristiana, coser, labrar y demás indispensables á su sexo” (Salcedo, 1878 :577) 12 Anónimo, Relación de la jurisdicción de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,…P.107. 13 Si Topografía de Patiño fue escrita en 1778 se puede inferir que la fundación de dicho Colegio fue en 1768. El Obispo al que se refiere más adelante podría bien ser Fray Antonio Alcalde. La mención del Obispo es quizá, evidencia de que la fundación de dichos colegios contó con la aprobación de las autoridades eclesiásticas. 14 Fray José Alejandro Patiño, Topografía del curato de Tlaxomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 192
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tocar con todo arte en varios instrumentos musicales y cantar con primor para oficiar
las misas cantadas de sus funciones de Iglesia, guardando los rezos que tienen de
costumbre”15. El párroco franciscano incluso describe el “uniforme” de las jovencitas
del Colegio: “El traje que tienen son unas enaguas de lienzo de lana azul, joloton (que
es una abrigo hasta la cintura que cubre la caja del cuerpo) de algodón veteado de
azul y blanco, y rebozos de los mismo; andan con los brazos descubiertos y sin
zapatos”16; de tal manera que podemos imaginar que el traje de las indígenas recluidas
en el colegio de Cajititlan sería muy similar. Quizá lo más notable es que la idea de
dichas instituciones “educativas” surge precisamente de los propios indígenas; la
relación con escuelas para las hijas de caciques en la Nueva España (como la que se
encontraba a cargo de las Capuchinas morelianas) es incierta, pero posiblemente muy
estrecha.
En fin tenemos que durante el dominio español Cajititlán era tan importante que
bien podría ser cabecera de por sí, y durante los siglos XVI y XVII constituye un
corregimiento independiente a Tlajomulco, durante el XVIII el cargo de corregidor lo
ostento un solo funcionario, aunque seguía habiendo oficialmente dos corregimientos
separados; generalmente el corregidor de Cajititlán residió en Tlajomulco.
Al parecer poco después del establecimiento de la Republica Federal, en 1825
Cajititlán y otros pueblos del curato son erigidos en ayuntamientos, pero posteriormente
se extinguieron y se nombraron jueces de paz17.
Evangelización
La evangelización de la zona comenzó con la llegada a Tlajomulco de un franciscano,
al cual las fuentes no identifican, aunque los candidatos más posibles son Fray Juan de
Padilla y Fray Antonio de Segovia. Una vez implantado el régimen colonial, se fundo la
Guardianía de Tlajomulco encargada de los pueblos que actualmente engloba el
municipio y Santa Anita, abarcando el corregimiento de Tlajomulco y buena parte del
de Cajititlán. En la cabecera de la guardianía se encontraba el convento de “Santiago de
15 Ibíd., p.191. 16 Ibídem. 17 Agustín Salcedo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia, …p. 580.
5
Tlaxomulco”, uno de los más importantes en la Nueva Galicia, del cual el de Santa 18Anita es actualmente su heredero espiritual e intelectual.
Hospitales de indios
El hospital para indios fue una institución ampliamente promovida por las autoridades
coloniales, puesto que facilitaba la conversión de los mismos, y a su vez los pueblos
indígenas la aceptaron por que sus características favorecían la integración comunitaria;
incluso llegaron a cumplir numerosas funciones, entre ellas servir como lugar de abrigo
a viajeros, además de otras actividades rituales-religiosas.
Ya desde el primer Concilio Mexicano se estipuló que se edificará a un costado
de la iglesia de cada pueblo un hospital para atender a los enfermos y administrarles los
sacramentos19. También habría que contar los esfuerzos y la labor que Don Vasco de
Quiroga inició en Santa Fe de México y prosiguió en Michoacán.
Los hospitales se hallaban bajo la administración de una cofradía cuya patrona
(y del hospital) era la Virgen de la Purísima Concepción; formaban parte de la Cofradía
todos los miembros por voluntad propia. El hospital tenía sus propias rentas,
generalmente terrenos, ganado o donaciones de los fieles; en fechas tan cercanas como
1950 el hospital de Tlajomulco tenía sus propias milpas para su sostén económico (Don
Silvano Lázaro comunicación personal). A esto habría que agregarle el trabajo aportado
por el pueblo y de los cofrades y enfermeros mismos, lo cual aseguraba el
funcionamiento, así como el abastecimiento de insumos como medicinas y artículos
litúrgicos.
En los hospitales los enfermos estaban obligados a confesarse y comulgar con
cierta regularidad, así como a asistir a la oración y doctrina diaria por las mañanas y
noches en las capillas, al oficio por los difuntos tres veces por semana y a la misa en
honor a la Purísima los sábados.20
18 Anónimo, Tercer Partido de Tlajomulco, en Noticias Varias de la Nueva Galicia,…p. 579. 19 Robert. Ricard citado en: Arabella González Huezo y Jesús Hernández Padilla, Ruta
franciscana en la Guardianía de Tlaxomulco, Guadalajara, Jalisco, Gobierno del Estado de
Jalisco, Secretaria de Cultura del Edo. (Col. Rutas Culturales Jalisco MX nº 5), 2008, p. 25. 20 Ibídem.
6
El documento.
El documento en el cual baso este trabajo es un forma parte de un legajo inédito, el cual
se encuentra en el Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Jalisco (AHSTJEJ). El documento solo esta foliado, y forma parte del “Ynterdicto (sic)
de despojo promovido por D. Ysidoro (sic) Flores contra D, Juan Mora”, el cual se
encuentra en la Caja 19 del Ramo Civil del año de 1873, en el mencionado archivo
resguardado por la Biblioteca Pública del Estado del Jalisco. El documento es en sí
mismo una serie de copias certificadas de las diferentes actas y papeles oficiales -que
muestran el seguimiento de la petición de los habitantes de Cajititlán- por Porfirio
Placencia (sic) Secretario del Ayuntamiento Constitucional de la Municipalidad de
Tlajomulco en el año de 1874, expedidas con el fin de servir como elementos de prueba
en el pleito entre Ysidro Flores (sic) y Juan Mora. Se respeto la foliciación consecutiva
según como está insertado el documento en el expediente. El Titulo es de mi autoria.
Este documento expone el trámite que los indígenas de Cajititlán realizaron para
poder levantar un Hospital y dos escuelas en los terrenos que antes ocupará el Hospital
fundado por los franciscanos, que al parecer se vio entorpecido por los reclamos de
ciertos individuos que aludieron ser los propietarios de dichos terrenos.
Cajititlán, 1871.
Han pasado pocos años tras La Reforma y el triunfo definitivo de los liberales
encabezados por Juárez, quién todavía gobierna el país tras reelegirse por última vez.
Cajititlán es un tranquilo pueblo de indios, sujeto en lo civil y lo eclesiástico a
Tlajomulco, y como muchos pueblos de la zona ha mantenido a lo largo de los años
instituciones de carácter colonial, entre ellas las cofradías que, entre otras cosas, se
encargaban de atender a los enfermos en el Hospital.
Pero ahora las cosas deben cambiar, aunque sea de nombre. El antiguo hospital
fundado por los franciscanos y la escuela de indias se encuentran e estado ruinoso, mas
los habitantes de Cajititlán no están dispuestos a perder tan valiosas instituciones que
les han servido ya para ese entonces, siglos. Es así como los vecinos del pueblo
7
redactan una petición el seis de diciembre de 187121 al comisario de la localidad para
que dichos terrenos se reutilicen en la construcción de un hospital y dos escuelas.22 En
21 A continuación la lista de signatarios de la petición primaria, verdadera muestra multitudinaria
de los habitantes de Cajititlán, posiblemente sean todos los hombres adultos de la población y/o
cabezas de familia, aproximadamente 180 hombres:
Mateo Rosas, Encarnación Tadeo, Hilario Estrada, Vicente Herrera, Esteban Solano, Cenobio
Cortez, Eligio Chino, Tomas Mora, Faustino Gutiérrez, Santiago Cortez, Nicolás Sánchez,
Francisco Virgen, Santiago Casillas, Simon Huerta, Estanislao Rodríguez, Manuel Rivera,
Gumesíndo Ysabel (sic), Cristino Morales, Luis Rodríguez, Rosalio Romero, Serapio (¿?)
Gutiérrez, Jesús Casillas, Antonino Tadeo , Ygnacio (sic) Romero, Estanislao Tadeo (Firmado),
Tomas Hernández, Rómulo Cervantes (Sin Firmar), Faustino Sebastian, Teodoro Vidaurri, José
Reyes, Clemente Cortez, Simon Sánchez, Narciso Cortez, Simon Hernández, Vicente Pío, ,
Petronilo Rosas, Felipe Santiago, Magdaleno Ramos, Juan Demesio, Antonio Paredes, Juan
Manuel,
(Firmado por sí y los que no saben) Zenón Placeres .(Sin Firmar), Remigio Romero, Tranquilino
Zamorano, Marcos Cervantes, Gaspar Huerta, Cruz Cor[r]al, Epitacio (sic) Cor[r]al, Crescencio
Morales, Hipólito Rodríguez, Camilo Valles, Romualdo Ramos, José Beltrán, José Celestino,
Hilario Teofilo, José Ysabel (sic) Montes, Ramón Villanueva, Norverto Valle, Urbano Tadeo,
Nemesio Santos, Hayo (¿?) Mora, Rosalio Ysabel (sic), Ysabel (sic) Ríos, Juan Virgen, Amado
Díaz, Guillermo Villanueva, Silverio Cor[r]al, Prudencio Ensaldo, Zeferino Cor[r]al Ygnacio
(sic) Villanueva, Lucas Hernández, Juan Hernández, Andrés de Jesús Herrera, Andrés Herrera,
Sixto Herrera, Paulino Martínez, José María Macario Concepción Ysabel, Pedro Vargas, , Juan
Calzada, Magdaleno Mucho (¿?), Francisco Ygnacio (sic), Timoteo Tozcano (sic), Nicolás
Tozcano (sic), Juan Pedro, Simon Fabián, Faustino Plan, Jesús Solano, L… Romero, Nazareo
Chino, Aniceto Morales, Agapito Ladino, Juan Manuel, Eugenio Ramos, Francisco Ramos,
Rómulo Huerta, Feliciano Morales, Felipe Ríos, Filomeno Romero, Juan Cirilo, José Ma.
Casillas, Tomas Velasco, Leandro Romero, Estanislao Romero.
Por si y los que no saben firmar.
Esteban Marcial. Fernando Patricio Herrera. Román Ponto (sic). (Sin firmar). Deúderio (sic)
Vargas, Ysidoro (sic) Hernández, Anastacio Hernández, José Brigido, Guadalupe González,
Bonifacio Contreras, José Nicolás, Román Gaspar, Pablo Culandro (sic), Concepción Valle,
Juan Reyes Huerta, León Villanueva, Eustaquio Huerta, Regino Solano, Juan Santos, Andrés
Mena, Fermín Enrríquez (sic) , Fermín Bautista, Policarpo Casillas, Agustín Corral, Severiano
Benites, Florencio Beniteo (sic), Epitacio (sic) Romero, Silverio Romero, Toribio García.
Firmados por si y por los que no saben.
Alvino Plaseres (sic), Estanislao Preciado. Florentino Rivera. Lucas Rodríguez. Anacleto
Rodríguez. Alejandro Ortega. Apolonio Rico.. Claro Montes. Jesús Plaseres (sic). Nazareo
Culandro (sic). Zenón Rosas. Leonardo Castellanos. Pedro Reza. Faustino Cervantez (sic). José
Torres. Pedro Pascual. Benigno Hernández. Abundio Hernández. Bernabé Morales (fs. 17-18).
8
palabras de los solicitantes “deceamos (sic) que nuestro pueblo tenga dos escuelas
municipales de primeras letras para niños, y además un pequeño hospital, donde,
cuanto lo permita la pobreza del lugar, se abriguen los enfermos que en otra parte les
sea imposible encontrar un asilo”23.
El documento aporta una valiosa descripción física del vetusto hospital y su entorno:
Para los edificios destinados a tan recomendable objeto cuenta la municipalidad
con los terrenos que ya desde tiempos antiguos tenían el mismo destino de
instrucción y beneficencia publica, cuyos terrenos se encuentran situados en la
área que forma una de las manzanas céntricas de la población , donde están
todabía(sic) las ruinas de una antigua ermita, llamada de la “Purísima”, y cuyos
terrenos, sin traspasar la misma área circunvalan la Yglesia (sic) llamada de la
“Soledad” todavía en pie, a la cual se le puede dejar con el mismo destino que
tiene hasta ahora.24
En cuanto a los costos y mano de obra de dicha empresa, los indígenas ofrecen sus
propios medios, solo piden a las autoridades su apoyo legal. Por lo tanto los solicitantes
piden básicamente se lleven a cabo las primeras diligencias:
Primero: que un obrero inteligente levante un plano de los terrenos que hemos
mencionado, y diseñe bajo de él los edificios que puedan convenientemente
servir al objeto que nos proponemos y:
Segundo: Que el síndico procurador del pueblo quede autorizado para buscar
y designar ese perito, así como también para promover todas las diligencias
que fueren conducentes á la realización de la obra de que se trata.25
A continuación Juan Mora como Comisario Municipal de Cajititlán aprueba la solicitud
el siete de diciembre, y la eleva a las instancias gubernamentales por encima de él.
Además el dicho comisario a su vez anexa al legajo copias certificadas de actas del año
de 1826 –momento en el cual Cajititlán contaba con su propio ayuntamiento y titulo de
villa- , que por su relevancia citare extensamente:
En el pueblo de Cajititlán á diez de febrero de mil ochocientos veinte y seis
años, parecieron ante mi, ciudadano Santiago Henrriquez(sic), Alcalde
constitucional de este pueblo, los ciudadanos Leonardo de los Santos y Polas
(¿?) Torres demandando a los de igual clase y regidores Tranquilino y
Nemesio Cervantes, Antonio Magdaleno, Miguel Concepción y José Yreneo
22 Solicitud de los indios de Cajititlán para la construcción de dos escuelas y un hospital, Foja 17. 23 Ibídem. 24 Ibídem. 25 Ibíd., foja 17.
9
(sic) Puente, sindico procurador de este Ayuntamiento, el terreno en que se
haya situado el arruinado colegio que servia á las niñas educandas de este
pueblo; e igualmente reclamaban como representantes de los principales
fundadores Gaspar de Torres, Francisco Rosa, y Diego Baltazar, las piezas
existentes de la citada casa ó colegio; para cuyo efecto alegaron dichas partes
,los trabajaos personales y los sacrificios pecuniarios que sus antecesores
impendieron (sic) con el objeto de aquel bien piadoso, el que como cesante en
el día, debía remunerarceles (sic) en parte alguna siquiera con lo restante; para
lo que presentaron documentos efectivos á sus derechos: a lo que contestaron
los demandados no poder hacer tal entrega a razón de que el Muy Ylustre (sic)
Ayuntamiento había tomado conocimiento en aquel solar, casas y algunos
encores (sic) que quedaron pertenecientes á dicho colegio, para cuyo efecto se
extendió la correspondiente acta; además de que había quedado á beneficio
publico. Después de varias razones y alegatos que tubieron (sic) ambas partes,
y vido (sic) también el dictamen de los hombres buenos, que lo fueron los
ciudadanos José Miguel Solio por la parte actora, y Juan de Arias por la
demandada; resolví conciliatoriamente de común acuerdo con ellos: que
nombrándose dos peritos, uno por cada parte, y en caso de discordia pusiera
este juzgado otro, para el justiprecio (sic) y avalúo del solar disputado, y
sabido su importe se satisficiera á fabor (sic) de la actora, dentro del preciso
termino de un mes contando desde esta fecha, para que la cantidad resultiva se
repartiera con igualdad y según los/ herederos de los citados fundadores, lo que
vido (sic) por las partes quedaron entendidos y conformes, con cuyo acto se
concluyó ésta diligencia que firmé con los hombres buenos y las partes que
supieron.26
Posteriormente el 13 de febrero del mismo año el entonces Ayuntamiento de Cajititlán
acordó:
Que la casa del extinguido colegio sirva por ahora en la disposición que se haya,
para la enseñanza publica de jóvenes de este pueblo, procurando apurar todos
los arbitrios (sic) en lo sucesivo que estén á su alcance para su mayor
adelanto;27
26 Ibíd., foja 19 27 Ibídem.
10
De los anteriores documentos se deduce que los fundadores del Colegio de Cajititlán
fueron los ancestros –posiblemente padres- de Gaspar de Torres, Francisco Rosa, y
Diego Baltazar, hacia 1768. De manera tal que se indemnizo a los demandantes y el
terreno paso efectivamente a propiedad pública. El proceso legal siguió su curso y
Remigio Romero, Sindico procurador de Cajititlán fue designado como encargado de
llevar a cabo las diligencias necesarias para la construcción, entre ellas inspeccionar el
terreno, hacer presupuesto y elaborar un plano del proyecto, presentándose a rendirle
informe a Juan Mora el 30 de diciembre del mismo año (1871). A continuación parte del
informe de Romero:
º Que el síndico, por su parte, ha comenzado por procurar que conste en este
expediente, una copia integra del titulo, bajo cuyo amparo posee el pueblo el
terreno de que se trata.
º Que en seguida ha procedido á medir por si mismo dicho terreno y á
levantar un plano de él, haciendo constar la señales más aparentes que allí se
encuentran en la actualidad.
º Que todo se vé (sic) en le croquis número uno, que exhive (sic) el
informante. Que para mayor explicación hará notar que donde existe la letra
A se haya una Yglesia(sic), llamada de Nuestra Señora de la Soledad que con
sus piezas adyacentes marcadas con las letras B, C, D, E, F, G, H e Y debe
dejarse para que continúe sirviendo al culto público, conservando la iglesia,
atrio y piezas de sacristía y de quienes cuidan el templo, por beneficio común
del pueblo, el nobilísimo objeto que deben tener , y que mantienen hasta hoy,
sin que ningún individuo del pueblo se atreva á usurparlas.
º Que fuera de ese circuito, que basta para el objeto que se ha enunciado, se
encuentra el área que los solicitantes decean (sic) se destine para las escuelas y
hospital.
º Que en el croquis número dos que también se acompaña se encuentran
diseñados los edificios que durante muchos años satisfarán el piadoso fin que
se apetece. A esos edificios serán anexos el atrio que está frente á donde se
proyecta el hospital, cuyo atrio se marca con la legra J; además lo que allí se
mira designado con el nombre de “Yglesia” (sic) vieja, que son en la
actualidad unas ruinas; y toda el área de la huerta ó terreno sobrante, á efecto
de que si en el transcurso del tiempo fueren necesarios algunos otros
departamentos, ya para el objeto de instrucción, ya para el de beneficencia
publica, haya terreno donde se puedan construir. Que en el entretanto, la
autoridad municipal deberá ejercer en ellos las facultades que le competen,
11
para impedir que se distraigan de su destino, y para evitar que se intente una
usurpación.
º Que por ahora esta diseñado un humilde hospital, donde por lo menos podrán
estar al abrigo de la intemperie los enfermos que no tengan casa que los cubra
y á donde pueden venir personas piadosas que no podrían tenerlos en la suya;
pero que pueden prestarles aquellos oficios que les dicte su caridad si es que
por desgracia la autoridad municipal no tubiera (sic) recursos con que hacerlo.
º Que el edificio, siendo de adobe, y unos cuantos utensilios de madera, ropa y
losa, no puede costar mas de quinientos pesos: cuyo costo es mayor o menor
no debe preocupar nada á la autoridad municipal, cuando los solicitantes no
solo tienen voluntad si no empeño de hacerlo.
º Que lo mismo proporcionalmente debe decirse de los edificios y utensilios
para las dos escuelas de niños, pues aunque el costo probablemente será duplo,
esto es de un mil pesos para cada escuela, á todo basta la decidida y heroica
resolución de quienes decean (sic) sufragarlo.
º Que el síndico solamente hará notar, que la mano de obra gratuita y los
materiales de construcción que también gratuitamente acumularan los hijos del
pueblo, ha de introducirse una economía pecuniaria de grande importancia y
tan considerable que es incapaz de sujetarse a ningún presupuesto28.
Así pues el Ayuntamiento de Tlajomulco nombro a Román Márquez regidor quinto del
mismo, para abrir dictamen sobre la petición, sobre el cual se pronuncio a favor, y de
igual manera fue aprobada por el Ayuntamiento de Tlajomulco el 11 de enero de 1872.
El proyecto se encausó legalmente al Gobierno Estatal para su aprobación; éste último
la devolvió al ayuntamiento de Tlajomulco dándole el visto bueno el 7 de febrero de
1872:
Estando conforme el C. Gobernador con el anterior dictamen, lo transcribo á
U. añadiéndole, por disposición del mismo que siendo una atribución de los
Ayuntamientos, el establecer escuelas, el de Tlajomulco dictará las medidas
que crea convenientes para abrir las que solicitan los vecinos de Cajititlán
aprovechando los recursos y trabajos que ofrecen para construir el edificio,
donde han de plantearse, manifestándole que el Gobierno verá con satisfacción
28 Ibíd., fojas 19-23.
12
el que se realice tal pensamiento, que no necesita de su aprovación (sic) por
ser de la competencia de los municipios. 29
Interesante resulta que incluso las autoridades reiteran repetidas veces la continuidad
entre las instituciones coloniales (Hospitales, escuelas, cofradías) y el proyecto de los
habitantes de Cajititlán, como lo expresa explícitamente Román Márquez, regidor de
Tlajomulco al hablar de la existencia de una añeja tradición hospitalaria en la región:
“cuyos establecimientos en todos los pueblos, con muy pocas excepciones , se erigieron
por los indígenas, aún algunos con enfermerías, cofradías y hermandades sujetas á
ordenanzas, para beneficencia pública, como en efecto en esta cabecera hasta la fecha
se demuestran los restos de tales fincas en el hospital.”30
Finalmente el documento cierra con la siguiente conclusión: “Las actas que en
copia se acompañan acreditan que el hospital ha sido reclamado y reconocido por los
indígenas; cuyo derecho han conservado lo mismo que el de posesión (sic), supuesto
que lo inferido, ni tampoco sabe el que dictamina que el Hospital haya cambiado de
nombre.”31
Sin embrago al parecer el proceso se vio empantanado por las reclamaciones
de particulares por el terreno, cuando don Ysidoro Flores interpuso un pleito en los
juzgados de la capital (Guadalajara) contra don Juan Mora, acusándolo de despojo de
dichos terrenos, los del hospital y la escuela, algo curioso es que Juan Mora aparece en
los documentos como comisario de Cajititlán, por lo que resulta sugestivo que se le
acuse a él del despojo, quizá estemos ante un caso de corrupción, o de abuso de poder,
mas de momento el documento no resulta lo suficientemente esclarecedor. Otro detalle
interesante es que con el documento analizado los indígenas de Cajititlán reclamaban el
terreno como suyo, amparándose en la supuesta indemnización que dieron en 1826 a
los descendientes de los fundadores del Colegio, además de legitimarlo con el peso de
la tradición de siglos de uso de los terrenos con los mismos fines solicitados.
Complejo Franciscano en Cajititlán
29 Ibíd., foja 24. 30Ibídem. 31 Ibídem.
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Haciendo un paréntesis en lo expuesto anteriormente, a través del estudio de la historia
de Cajititlán se aprecia el desarrollo de un gran complejo arquitectónico e institucional
franciscano en la población. Dicho complejo franciscano crecería hasta abarcar a
finales del siglo XVIII el Santuario de los Santos Reyes, la Capilla de la Soledad, la
Capilla de la Purísima Concepción (o del Hospital), El Hospital de Indios, El Colegio
de Indias, la Casa Cural y anexos como huertas, todo ello con un atrio de más de 100 x
60 metros como eje central. Además abría que tomar en cuenta que la capilla del lado
sur del Santuario de los Reyes es un edificio más antiguo, e independiente del
Santuario, al que quedo anexado durante el siglo XVIII; si a lo anterior le sumamos la
sospecha de algunos expertos de que el presbiterio del Santuario podría haber sido una
capilla abierta, tenemos que dicho complejo arquitectónico creció progresiva y
cualitativamente a la largo de la Colonia hasta alcanzar una complejidad poco vista en
la Nueva Galicia, incluso mayor que el convento, hospital, capilla hospitalaria y
parroquia de Tlajomulco, cabecera de las jurisdicciones civil y eclesiástica de la
provincia. Quizás lo más curioso es que tanto Cuexcomatitlán como Cajititlán
contaran con Colegios para indias, fenómeno singular en la Nueva Galicia, y me atrevo
a decir que en la Nueva España en general; que fueron fundados por petición y gestión
directa de los propios indígenas, lo cual refleja una preocupación por la educación, pero
principalmente por hacer de las jóvenes educandas buenas esposas, en una institución
cuasi-conventual.
No cuento con todas las fechas exactas de la construcción de cada edificio,
pero bien representativas resultan algunas con las que puede esbozar un desarrollo
cronológico en líneas generales: 1666 (fecha inscrita en una placa en la portada de la
capilla de Hospital) para la capilla y el hospital, 1768 para el Colegio; mientras que
para el Santuario y la Capilla de la Soledad se puede datar su construcción para
principios y mediados del siglo XVIII. En cuanto a la casa cural y la capilla sureña del
santuario se puede aventurar a ubicarlas en el siglo XVII, con el presbiterio-capilla
abierta incluso hasta el siglo XVI.
El desarrollo del dicho complejo arquitectónico y religioso bien podría deberse
a distintos factores: en lo material el pueblo de Cajititlán conto con una ventaja crucial,
pues se ubicaba cerca de una fuente de cantera de calidad como el Cerro del
Sacramento, lo cual le proporciono a los edificios esa fina cubierta de piedra caliza; por
otro lado la devoción creciente a los Santos Reyes que se extendió a numerosos
poblados vecinos, llegándose a convertir en la segunda festividad religiosa más grande
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de Jalisco, sólo superada por la multitudinaria Romería de la Virgen de Zapopán; en lo
económico tenemos que para fines del siglo XVIII el pueblo se sostenía con actividades
diversificadas: alfarería –que era importante hasta bien entrado el siglo XX, algo común
en los pueblos del municipio de Tlajomulco-, pesca, agricultura, y cantería, lo cual
dentro de los cánones de la época lo hacía bastante prospero como pueblo de indios.
Conclusiones
Desconozco si se pudieron construir o no las escuelas y el hospital propuestos por lo
indígenas de Cajititlán, aunque resulta muy sugestivo que en la actualidad en los terrenos
mencionados (la manzana aledaña a la capilla de la Soledad y a la plaza) se ubica una
escuela primaria, la cual se ha construido reutilizando los restos del Colegio de indias, así
como lo que queda del Hospital y su capilla.
El documento discutido en este trabajo permite apreciar el desarrollo en Cajititlán
a lo largo de la época colonial de un enorme complejo franciscano en el pueblo, en el que
solo faltaba el convento, y actualmente prueba de ello son el Santuario de los Reyes y la
Capilla de la Soledad, joyas del barroco neogallego. Tendríamos así, un enorme atrio de
100 x 65 metros en el centro, y alrededor de él se ubicaría el Santuario de los reyes (cuyo
presbiterio fuera posiblemente en sus orígenes una capilla abierta, y la capilla anexa
donde actualmente están las imágenes peregrinas de los reyes, que posiblemente fuera un
edificio anterior al santuario), la capillas de la Soledad y la Purísima Concepción (hoy
desaparecida), así como la escuela para indias y el hospital.
Tenemos aquí un espacio sagrado que crece a lo largo de tres siglos (XVI, XVII, y
XVIII), un espacio que los habitantes del pueblo hacen suyo (el hospital y la escuela de
indias), y al cual no conciben más con un solo función: beneficencia e instrucción
públicas. Así pues es en “el recinto sagrado donde se entrelazan diferentes
interpretaciones del espacio, de la obra material, y de la expresión visual y plástica de lo
devocional y lo mediático.”32 Incluso ya en plena era liberal los indígenas de Cajititlan se
aferran a este espacio sacro, pero ante todo comunal, y utilizan las vías legales en curso
para ello. Tenemos aquí una comunidad consciente de sus necesidades, que se constituye
en gestora de sus propios intereses, tratando de conservar en lo posible una institución
32 José Refugio De la Torre Curiel, Disputas por el espacio sagrado. La doctrina de Tlajomulco
a fines del periodo colonial, en Revista Historia Mexicana, México, el Colegio de México,
Vol.53, nº4, Abril-Junio de 2004, p.859.
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que les ha servido cientos de años como lo es el hospital, y por otro lado ampliando otra
como lo es la escuela para ambos sexos. La reutilización aún hoy de las ruinas del
hospital, capilla y colegio como parte de la escuela de instrucción primaria da fe de la
capacidad de un pueblo para valorar y utilizar instituciones que en principio le son
ajenas, como medios propios para su desarrollo y convivencia comunitaria.
Bibliografía
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De la Torre Curiel, José Refugio, Disputas por el espacio sagrado. La doctrina de
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Barraza), 2005.
Ilustraciones
Fig. 1. Ubicación geográfica de Cajititlán.
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Fig. 2. Mapa del Proyecto presentado por los indígenas de Cajititlán para la construcción de un
hospital y dos escuelas en el dicho pueblo.
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Fig. 3. Plano que muestra la disposición de la capilla de la Purísima Concepción –llamada en el
documento “Yglesia vieja”-, así como los restos del hospital y la capilla de la Virgen de la
Soledad en 1871.
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Figs. 4, 5 y 6. (De izquierda a derecha). Cruz atrial de Cajititlán. Portada de la antigua capilla de
la Purísima Concepción integrada a la fachada de la escuela primaria local, con la fecha “1666
años”. Vista del pueblo durante los festejos de los Santos Reyes.
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