Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

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:p UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE BIOLOGÍA ENTEÓGENOS, BIOÉTICA Y EUTANASIA TESIS TRABAJO DE EXPERIENCIA RECEPCIONAL QUE PRESENTA: JESÚS ALEJANDRO LÓPEZ CASTILLO DIRECTOR DR. PASCUAL LINARES MÁRQUEZ Xalapa de Enríque z, Ve racruz 2014

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Acerca de perspectivas biológicas y sociales respecto a la relación de estos conceptos.

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

FACULTAD DE BIOLOGÍA

ENTEÓGENOS, BIOÉTICA Y EUTANASIA

TESIS

TRABAJO DE EXPERIENCIA RECEPCIONAL

QUE PRESENTA:

JESÚS ALEJANDRO LÓPEZ CASTILLO

DIRECTOR

DR. PASCUAL LINARES MÁRQUEZ

Xalapa de Enríquez, Veracruz 2014

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La única parte tuya que se quema en el infierno, es la parte tuya que no quiere soltar la vida;

tus recuerdos,

tus apegos.

Todos se queman

Pero no te están castigando.

Están liberando tu alma...

Si tienes miedo de morir y te resistes,

Verás demonios destruyendo tu vida.

Pero si estás en paz…

Los demonios son realmente ángeles,

liberándote de la Tierra

Meister Eckehart von Hochheim

En muchas sociedades,

si acudías a un chamán aquejado de desaliento, desánimo o depresión,

te hacía una de cuatro preguntas:

¿Cuándo dejaste de bailar?

¿Cuándo dejaste de cantar?

¿Cuándo dejaste de embelesarte por los cuentos?

¿Cuándo dejaste de encontrar consuelo en el dulce territorio del silencio?

Gabrielle Roth

Nuestros sentidos nos permiten percibir sólo una pequeña porción del mundo exterior.

Nikola Tesla

Si no soy yo, ¿quién? Si no es así, ¿cómo? Y, si no es hoy, ¿cuándo?

Alejandro Jodorowsky Prullansky

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Dedicatoria:

A mis padres, José Alejandro y Dolores Judith, y a mi hermanita Azucena por todo el

amor incondicional y sin medida que me han otorgado a lo largo de toda mi vida.

A mi familia que jamás me ha dejado solo nunca y que han estado conmigo ¡en las buenas

y en las malas!: Tío Javier, Tia Marissa, Chiwis y Ari. Tia Mikis, Tio Eduardo, Lalo y Stefanny,

Miguel Ángel, Tía María y Tío Francisco, Sarahí, Samar y Vicentillo. A Tía Flor y especialmente

a mi primo Ángel Ernesto, porque sin ti, jamás me habría atrevido a iniciar este proyecto.

Al Dr. Richard Yensen Pérez-Venero por haberme acompañado entre el público al dar mi

ponencia durante el 2do congreso internacional de medicina tradicional y salud pública: “plantas

sagradas, cultura y derechos humanos” en Toluca, el ver a una persona tan admirada entre los

asistentes, es de los mejores alicientes que cualquier persona puede tener para continuar

forjándose un camino dentro de un área de investigación tan extensa.

Al Mutzarawa Dr. Lauro Hinostroza, por mostrarme la forma en que algo tan pequeño

como una hojita de Coca, puede desencadenar un cambio gigantesco sobre el universo e impactar

de forma permanente sobre la vida de una persona.

Al Dr. Ronald Chaves por mostrarme con el ejemplo, que la nobleza del espíritu no se

debe dejar jamás de lado.

A mí director de Tesis, el Dr. Pascual Linares, por su paciencia infinita y su confianza

eterna en el género humano…

A Jordan Jimenez, Jorge Lara y Rodrigo Santiago: ¡Aquí está la tesis!

Y a la dulce memoria de Tatiana Fernández, Luis Enrique Ponce, y Arturo Sierra;

personas mágicas con las que me toco compartir un poquito del tiempo que les fue permitido

caminar por este mundo.

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Agradecimientos:

A Desiree en Singapur y Matt Bleak en Australia, por todo el apoyo mostrado a lo largo

del tiempo, y por creer en mí y en mis proyectos.

A la mejor Mamá adoptiva del mundo: Ámbar Past.

A Heliana… Por todas las pláticas enormes y todas las tazas de café pendientes.

A Luna Sin Planeta por estar allí para mi, siempre que lo he necesitado.

A Jaka… solo tú lo sabes…

A los hermanos Ortega del herbario XALU de la Universidad Veracruzana y al Dr.

Chazaro Bazañes, por apoyarme siempre, y enseñarme que la persistencia es un don que siempre

da frutos. Así como a Eliel Güemez y J. Pacheco, del laboratorio de ecología vegetal.

A Elena Gomez, por estar allí cuando hacía falta.

Para Arcelia Arteaga (Kushuma), por todas las lecciones que me permitiste aprender de ti,

y por mostrarme que la magia puede aparecer en el momento menos esperado.

A Grisel Freyre, por no dejarme caer nunca…

A mis hermanos en el Frente: Francisco/Zihr Alphil (Escuadrón de la Muerte), Miguel

Pérez (La mancha del Pecado), Mario Quiroga (Vertex Germ), Edwin y Edgart (Moddel) y a

Jorge Olaya (Morbo Corp.), por mostrarme que para aprender a apreciar la belleza, es necesario

conocer el caos donde se originó...

A Nenny S. S., por acompañarme desde siempre, y jamás soltarme cuando estuve más

abajo…

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A Enrique Palmeros Montufar, por enseñarme las virtudes de la paciencia.

A Miguel Rojo Ustegui, por las mejores platicas de política que he tenido en mi vida.

A mis amigos de generación: Diego Kanchi por hacerme creer en la honradez, a Rayenari

Torres por la alegría, a Mabarak por hacerme creer en mí y a L! Alamillo por la confianza

mostrada.

A Patricia (Quackie) por enseñarme el valor que puede alcanzar ¡un carácter inmenso!

A Esteban Tlaxcalteco, por discutir siempre conmigo en la clase de Filosofía.

A Samael y Salaí por la paciencia que me han tenido, y que a pesar de todo jamás han

dejado de creer en mí.

A Dianita P. Arangute por todas las lecciones de vida mutua.

A Sugeí Sandoval por acompañarme en el camino desde el caos hasta la orden.

A Adania Reyes, ¡por ser siempre tan tú!

A mis amigos de Tehuacán, Cordoba y Orizaba: Valentín García, Dany, Angeles Bello,

Antonio Montalvo, Demian Warhol, Enrique Paredes, Héctor y Agustín. Yo no sería nada sin

ustedes…

A mi Hijo Querido: Memo De La Torre. ¡Por ser quien es!

A Audry Bustos, por no dejarme caer en el olvido (¡Y coincidir!).

A mi querida Elia Luz García Lara por toda la hermosa lluvia de colores que me

mostraste, viven dentro de mí.

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A Miry Botello, por enseñarme partes de mí, que no conocía. Je t’adore!

A Guillermo Callejas, por ser la mejor compañia en Xalapa… Tú sabes que yo sé y, al

Señor Joel de La Victoria, porque La Victoria es un plato que siempre sabe mejor, si es ¡De La

Victoria!

A Georgina Valdez, por estar aquí, allá y en todas partes.

Abizail por ser de las personas que me han ayudado a desenmarañar mis ideas.

A Brenda Ramírez, por todo el cariño enorme y que siempre es correspondido.

A Bana Palomitas, Oliber, Marianita Chignas y Ángel (Industrial!), por siempre aparecer

cuando los necesito en Xalapa (¡Yo sé que soy fugaz!).

A Salomón por su compañía, que nunca falto durante mi paso por la universidad.

A Isabel Ceballos Rincón y familia, por motivarme a trabajar en mi carrera.

A Dante Castañeda y Norma Reyes, por los viajes que hemos hecho juntos…

A Sebastían Gordillo, por ser el mejor sobreviviente de las tormentas.

A Grecya y Venecia Peredo, porque la locura siempre es mejor ¡cuando se comparte!

A mis maestros de la facultad de Biología en Peñuela: mis tutores Dra. Araceli Montiel y

Dr. Mario Herrera, Biol. Goliath Nava, M.C. Rosario Dávila y al Dr. Galán. Y a mis compañeros

Eduardo Padilla, Alejandra Vera y Felipe Lara. Así como al Biol. Yair Espíndola.

Y a mis lectores Dr. Luis Pacheco y Dra. Morgado, por sus valiosos consejos para la

realización del presente trabajo, ya que no habría sido posible sin ellos.

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RESUMEN

La utilización de compuestos de tipo psicoactivo de forma ritual dentro del marco étnico,

es una costumbre que se encuentra ampliamente extendida dentro de la medicina tradicional

mexicana; y de entre la gama de sustancias utilizadas, destacan los enteógenos. Sin embargo

dentro del contexto científico occidental no se le ha dado importancia a su estudio, limitando la

generación de conocimiento respecto a su uso, y por ende, a un nulo aprovechamiento del

potencial terapéutico que éstos compuestos pueden ofrecer. Las investigaciones actuales que

giran en torno al uso de psilocibina y LSD dentro del contexto clínico, como auxiliares para el

manejo de ansiedad en personas que se encuentran en últimos estadíos de enfermedades

terminales, hacen pertinente un análisis desde la bioética. El presente trabajo aborda un análisis

bioético en la intención de considerar el uso de enteógenos, las potencialidades ofrecidas por

estas sustancias como paliativos en la aplicación de un manejo responsable desde el contexto

científico, reconsiderando su valor desde la cosmovisión de culturas situadas más allá de una

reducida visión occidental, en un entorno multicultural como lo es México.

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ÍNDICE

RESUMEN 6

ÍNDICE 7

INTRODUCCIÓN 9

ANTECEDENTES 11

OBJETIVOS 15

MATERIALES Y MÉTODOS 16

RESULTADOS 17

CAPÍTULO I. ENTEÓGENOS UTILIZADOS CON FINES TERAPÉUTICOS 18

1.1 Dietilamida de ácido lisérgico 18

1.2 Psilocibina 23

CAPÍTULO II. ASPECTOS BIOLÓGICOS DE LOS ENTEÓGENOS 25

2.1 Características físico-químicas y farmacobiológicas de los enteógenos 26

2.2 Mecanismos cerebrales de las sustancias enteógenas 28

2.3 Estados alterados de conciencia 28

CAPÍTULO III. ASPECTOS CULTURALES DEL USO DE ENTEÓGENOS 31

3.1 Perspectiva antropológica 34

3.2 Usos dentro de la cultura occidental 36

3.3 Uso de enteógenos en culturas situadas de México 38

CAPÍTULO IV. BIOÉTICA Y ENTEÓGENOS 41

4.1 Contexto científico para el uso de enteógenos 43

4.2 Contexto social para el uso de enteógenos 43

CAPÍTULO V. TRATAMIENTOS E INTERVENCIONES 45

5.1 Ansiedad ante-mortem 46

5.1 Abordajes terapéuticos auxiliados por enteógenos en enfermos terminales 47

5.2 Contexto de tratamiento 48

5.3 Riesgos 48

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CAPÍTULO VI. EUTANASIA Y ENTEÓGENOS 50

6.1 Eutanasia, sedación terminal y terapia agónica 51

6.2 Eutanasia: Orígenes de la petición 52

6.3 Dignidad humana y ensañamiento terapéutico 53

6.4 Prácticas eutanásicas con enteógenos 54

CAPÍTULO VII. EUTANASIA EN MÉXICO 55

7.2 Legislación para la aplicación de enteógenos en eutanasia 55

7.3 Legislación de las prácticas eutanásicas con enteógenos en México 56

DISCUSIÓN 57

CONCLUSIONES 61

BIBLIOGRAFÍA 62

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INTRODUCCIÓN

Existe una necesidad arraigada a la especie humana por el mantenerse dentro de una

continua prospección de métodos que le procuren el alivio a las múltiples enfermedades que ha

padecido. Esta conducta incipiente en la satisfacción de una necesidad permanente, le ha

permitido sobrevivir y conquistar diversos ambientes naturales, en los cuales muchas otras

especies difícilmente podrían adaptarse. La transformación del medio ambiente para procurarse

medios de supervivencia, le ha valido una tasa de supervivencia muy superior (Darwin, 2007), y

ha hecho a la especie humana prosperar hasta puntos en los cuales llega a rozar las predicciones

más catastróficas proyectadas por Malthus (Malthus, 2000).

Nos encontramos ante un desafío como especie, puesto que vivimos dentro de la ilusión

de crecer infinitamente y abusar de los recursos naturales sin que se agoten, recursos que nos

provee el planeta en que vivimos. Es en esta idea de utilización extrema occidental que no

logramos aceptar nuestra finitud como especie, queremos gozar de la vida como un bien más, en

la nihilista ilusión de que esta tiene un precio, al igual que cualquier otra mercancía que se

encuentre al alcance de las personas en la estantería de un supermercado.

No estamos dispuestos a aceptar la muerte como una parte básica e integral del ciclo vital.

Estamos hechos a la idea de que la medicina como ciencia, y la biología sobre la cual esta se

sustenta, son medios que funcionan para prolongar la vida, a ultranza y de forma indefinida.

El rumbo que tomaremos como especie en los próximos años dependerá de las decisiones

que tomemos en las presentes generaciones. El hecho de procurar formas por medio de las cuales

el hombre occidental pueda aceptar su muerte nos permitirá reintegrarnos de forma positiva

dentro del proceso dinámico que permite la continuidad de la vida como un sistema, y del cual

todos los seres vivos son participes. Dentro de los sistemas culturales indígenas tradicionales, en

la etnociencia no deja de estar en ningún momento desligada del precepto de pertenencia a un

medio en el cual todos los elementos que conforman el ecosistema son esenciales, ni uno por

encima, en importancia, de otro.

La revaloración de los saberes indígenas así como los medios por los cuales se procuran el

mantener la salud, de pronto toma sentido para nuestra cultura occidental, cuando notamos que su

abordaje es holístico; y que han llegado momentos, en que nuestra medicina científica en medio

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de sus desesperada lucha por preservar la vida, pierde el contacto con los individuos a los que

desea curar, y se encarniza con ellos, y más que prolongar la vida, extienden la agonía.

La comprensión de la forma en que se utilizan los enteógenos, desde la perspectiva

etnológica, así como la cosmovisión sobre la cual su uso se sustenta y a la que a su vez

retroalimenta, nos permitirá integrar de forma respetuosa el uso de estas sustancias, de las cuales

el conocimiento tradicional ha logrado perpetuar su uso a través del tiempo, en una mejor calidad

de vida agónica o fin de la misma

El comprender desde nuestra exterioridad a las culturas que nos acompañan y a las que no

consideramos que puedan tener alguna relación con la nuestra, impacta de forma positiva en

Occidente. El hecho de que las leyes federales sean distintas para los indígenas y para aquellas

personas que no lo son (o quienes no tienen permiso para serlo), nos habla del grado de

segregación que imponemos a la otredad. Necesitamos comprender al otro, para poder

comprendernos a nosotros mismos.

En el presente trabajo se lleva a cabo un análisis de estas diferencias de una cosmovisión

occidental y de otras culturas situadas de forma diferente en la visión de utilización de

enteógenos en México. Consideramos que el uso de estas sustancias, relegadas como drogas,

puede hacer el cambio en las etapas terminales de la vida humana, más como ‘un uso de

encuentro con el ambiente que como mero paliativo. El análisis se funda en aspectos bioéticos

como la valoración de los enteógenos, el conocimiento tradicional de los mismos, la calidad de

vida en etapa terminal y el derecho a una muerte digna.

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ANTECEDENTES

Los seres humanos tenemos una relación estrecha con las sustancias psicoactivas, misma

que puede ser rastreada revisando el registro arqueológico, y se muestra patente en el

bibliográfico histórico. De entre la gama de compuestos biológicos disponibles, los de tipo

enteógeno han sido utilizados con fines diversos: rituales/religiosos, medicinales y lúdicos. El

grupo humano adecuará y configurará siempre el uso de éstos al contexto natural en que se

encuentre y al social en el cual se desarrolle culturalmente (Furst, 1980; McKenna 1993;

Escohotado, 1998; Yensen, 1998; Schultes et al., 2000; Samorini, 2001; Ott, 2005; Hinostroza y

Dudet, 2010).

Los términos enteógeno y alucinógeno suelen ser utilizados de forma intercambiable, para

referirse a las sustancias que son tratadas dentro del presente trabajo de investigación. Sin

embargo, en el presente trabajo se ha decidido por utilizar el término enteógeno, puesto que las

sustancias cuyo abordaje teórico presentamos en el presente trabajo, no producen alucinaciones

en el sentido de "percepciones ilusorias" (Metzner, 1998; Ott, 2005). El término enteógeno, fue

propuesto por el filólogo Carl A. P. Ruck para referirse a las sustancias de origen natural que

generen alteraciones de la percepción/conciencia, que son utilizadas con fines rituales dentro del

contexto étnico y para las sustancias artificiales que inducen estados similares (Ruck et al., 1985).

La sugerencia inicial del uso de enteógenos en enfermos terminales fue hecha por

Valentina Pavlovna Wasson durante una entrevista para la revista This week, en el año 1957, que

sugirió la posibilidad de utilizar la psilocibina como una herramienta dentro del estudio de los

procesos psíquicos. Además como un auxiliar para el tratamiento de desórdenes mentales,

alcoholismo/drogadicción y dolor severo asociado a enfermedades terminales (Grof y Halifax,

1977).

La primera investigación relativa al uso de enteógenos, en este caso dietilamida de ácido

lisérgico en pacientes dentro de estadíos terminales, fue realizada por Kast y Collins en 1964.

Desde una perspectiva quimioterapéutica, y con la finalidad de comparar los efectos analgésicos

de la administración de dihidromorfinona, meperidina, con los del LSD. De los cuales se

consigno una mejora de actitud con respecto a la muerte, mejora en la calidad del sueño, así como

alivio a la depresión (Kurland et al., 1970; Grof y Halifax, 1977; Nichols, 2004; Kirchner, 2010).

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12

En 1963 el Spring Grove Program fue creado en Baltimore, Estados Unidos, programa

dentro del cual se realizo investigación sobre las posibilidades terapéuticas del uso de

enteógenos, manejando LSD, DPT (dipropiltriptamina) y MDMA (3,4-

metilendioximetanfetamina), entre otras sustancias. Y cuyo universo de trabajo abarcaba a

pacientes neuróticos, alcohólicos, adictos a las drogas, enfermos de cáncer y enfermos con cáncer

terminales. También se realizaron algunos estudios toxicológicos y programas para la formación

de personal médico capacitado en el uso de este tipo de sustancias.

En 1965, la investigación con enteógenos se encontraba en auge, solo en Estados Unidos

se encontraban activas aproximadamente 200 investigaciones con LSD y otras sustancias en

humanos (Yensen, 1998). Sin embargo con la aprobación en ese mismo año de la Drug Abuse

Control Amendments (Enmienda de control para el abuso de drogas) por parte del congreso de

los Estados Unidos, ocasiono que la fabricación y venta de LSD se criminalizaran (la posesión se

mantuvo exenta), e iniciaron las restricciones para la investigación. A todos los científicos que no

poseyeran una exención “Claim for Exemption" (Pedido de Exención), se les requirió devolver a

la FDA (Food and Drug Administration/Administración para los alimentos y medicina), todas las

muestras de LSD (Lee y Shlain, 1985). Y progresivamente los fondos para investigación

gubernamentales fueron siendo retirados (Yensen, 1998).

Para 1966 la posesión de LSD se vuelve ilegal, por lo que las investigaciones comienzan a

quedar restringidas. La empresa productora y distribuidora de LSD, Sandoz, que jamás

comercializo la sustancia, decide detener el envío de muestras gratuitas a los investigadores (Lee

y Shlain, 1985; Hofmann, 1991). El Psychotomimetic Advisory Committee (Comité de asesoría

en psicomiméticos) comienza a funcionar en 1967, este organismo fue creado para evaluar las

peticiones de investigación con sustancias enteógenas, dicha institución era operado por la FDA

y la NIMH (National Institute of Mental Health/Instituto nacional de salud mental), y fue

relegando progresivamente la investigaciones. Finalmente para 1968, la Drug Abuse Control

Amendments fue modificada para convertir la posesión de LSD en ilegal, y su venta en un crimen

(Lee y Shlain, 1985).

Pese a todas las restricciones que fueron imponiéndose de forma progresiva, dentro del

Spring Grove Program aún se pudieron realizar algunas investigaciones. Para 1969, Pahnke,

Kurland, Goodman y Richards en dicho centro de investigación, realizaron un estudio con 22

pacientes con cáncer metástasico. A los que se les aplicaron dosis de entre 200 µg y 500 µg.

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Reportando, disminución del estrés, mayor aceptación de los controles médicos y una mejora en

las relaciones personales (Yensen, 1998; Nichols, 2004). Más adelante en 1970, Pahnke, Kurland,

Unger, Savage y Grof trabajaron con 6 pacientes con cáncer metástasico, aplicándoles de 200 µg

y 300 µg. Manifestándose como resultado una disminución en el dolor físico, así como una

mejora general en la calidad de vida de los pacientes (Yensen, 1998).

Para 1970 los enteógenos fueron categorizados dentro de la Schedule I (Cedula 1),

reservado para drogas de con alto potencial de abuso y carentes de interés medico, y de las cuales

no existe una seguridad de uso bajo supervisión clinica (Lee y Shlain, 1985).

En 2011 se hace la publicación del primer en estudio legal con enteógenos en enfermos

terminales más de 30 años, este fue realizado por Grob, con la finalidad de probar la seguridad y

eficacia del uso de psilocibina para el manejo de síntomas psicológicos generalizados (estrés y

ansiedad) asociados a enfermedad terminal, que son generalizados en enfermos con cáncer

terminal, se administraron dosis de 20 mg de psilocibina a 12 pacientes con cáncer avanzado y

con un diagnostico de estrés agudo y ansiedad generalizada. Documentando que existe seguridad

fisiológica y psicológica a la administración de esta sustancia, sin efectos adversos significativos,

y con una mejora en el estado de ánimo de los pacientes. Estableciendo por tanto la factibilidad y

seguridad de uso para la administración de psilocibina en pacientes con cáncer avanzado y

ansiedad (Grob et al., 2011).

El estudio de Gasser con LSD, terminado en 2014 consistió en una prueba doble ciego, en

12 pacientes con ansiedad asociada a enfermedades que representaban una amenaza para la vida

en los pacientes. Incluyo sesiones preparatorias sin la sustancia, complementado por 2 sesiones

de psicoterapia asistida con LSD, con dosis de 200 µg. Dando como resultado, una significativa

reducción de la ansiedad en los pacientes, sin efectos adversos crónicos que persistan mas alla de

24 horas o eventos graves relacionados con la administración de la sustancia. Reportando que

cuando la dietilamida de ácido lisérgico se administra dentro de una metodología rigurosa, en un

entorno psicoterapéutico adecuado y bajo supervisión medica. Se produce una reducción de la

ansiedad. Dejando así el espacio abierto para la realización de estudios mas extensos controlados

(Gasser et al., 2014)

La posibilidad de dar continuidad a las investigación ahora reiniciadas con este tipo de

sustancias como las realizadas por Grob en 2011 y la de Gasser en 2014, ambos con pacientes

que se encontraban en últimos estadíos de enfermedades terminales, que han demostrado que

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puede existir un manejo seguro de este tipo de sustancias, evitará que en un futuro próximo se

mantenga dentro de la marginalidad a este tipo de sustancias (Mazzoti, 2010), y de esta poder

forma aprovechar al máximo los beneficios potenciales que puedan ofrecer para la medicina.

Page 16: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

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OBJETIVOS

Objetivo general

Analizar desde criterios bioéticos el uso de enteógenos dentro del ámbito terapéutico,

contextualizado en eutanasia.

Objetivos particulares

1. Determinar los enteógenos existentes en nuestro país y la susceptibilidad de ser utilizados

con finalidad terapéutica, dentro del contexto de eutanasia.

2. Hacer una comparación del uso que se da a los enteógenos por las etnias mexicanas y en

el contexto de la cultura occidental.

3. Conocer la situación jurídica y legal del uso de enteógenos en México con énfasis en la

eutanasia.

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MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación que aquí se presenta es de tipo cualitativo exploratorio, considerando un

acercamiento a las posibilidades del uso de enteógenos, desde un planteamiento teórico que no

clínico, pues las particularidades de este proyecto nos obligan a analizar hechos, procesos y

estructuras sociales. La documentación utilizada para el presente análisis se ha obtenido a partir

de artículos científicos catalogados en revistas indexadas dentro del área de bioética como son:

Acta bioética y Cuadernos de bioética, libros especializados diversos, así como de recursos

electrónicos obtenidos de fuentes institucionales. Estos recursos no se limitaron temporalmente

debido a que existe bibliografía valiosa que a pesar de que puede llegar a considerarse antigua,

que le da fondo al análisis y no por ello le resta actualidad.

Los datos obtenidos a partir del material seleccionado, fueron sistematizados para

contextualizar la investigación y se integraron de forma crítica al presente trabajo, para

posteriormente obtener conclusiones razonadas y discutidas por medio del análisis de la

información obtenida (Medina-López et al., 2013).

Es necesario considerar en este trabajo, el devenir de los datos en una temporalidad

amplia para entender el lapso histórico extendido, tomando en cuenta los primeros experimentos

efectuados con fines eutanásicos en 1964 por Kast y Collins (Kurland et al., 1970; Grof y

Halifax, 1977; Nichols, 2004; Kirchner, 2010), tomando en cuenta que las restricciones para el

uso del LSD, comenzaron en 1966, y trasladándonos hasta la publicación en el presente año 2014

de los resultados de la última investigación científica legal, realizada por Gasser y que utilizan

dicha sustancia (Gasser et al.,2014)

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RESULTADOS

Los resultados obtenidos a partir del análisis del material analizado se estructuraron bajo

el siguiente orden, de acuerdo a los criterios de investigación planteados.

CAPÍTULO I. ENTEÓGENOS UTILIZADOS CON FINES TERAPÉUTICOS

1.1 Dietilamida de ácido lisérgico

1.2 Psilocibina

CAPÍTULO II. ASPECTOS BIOLÓGICOS DE LOS ENTEÓGENOS

2.1 Características físico-químicas y farmacobiológicas de los enteógenos

2.2 Mecanismos cerebrales de las sustancias enteógenas

2.3 Estados alterados de conciencia

CAPÍTULO III. ASPECTOS CULTURALES DEL USO DE ENTEÓGENOS

3.1 Perspectiva antropológica

3.2 Usos dentro de la cultura occidental

3.3 Uso de enteógenos en culturas situadas de México

CAPÍTULO IV. BIOÉTICA Y ENTEÓGENOS

4.1 Contexto científico para el uso de enteógenos

4.2 Contexto social para el uso de enteógenos

CAPÍTULO V. TRATAMIENTOS E INTERVENCIONES

5.1 Ansiedad ante-mortem

5.1 Abordajes terapéuticos auxiliados por enteógenos en enfermos terminales

5.2 Contexto de tratamiento

5.3 Riesgos

CAPÍTULO VI. EUTANASIA Y ENTEÓGENOS

6.1 Eutanasia, sedación terminal y terapia agónica

6.2 Eutanasia: Orígenes de la petición

6.3 Dignidad humana y ensañamiento terapéutico

6.4 Prácticas eutanásicas con enteógenos

CAPÍTULO VII. EUTANASIA EN MÉXICO

7.2 Legislación para la aplicación de enteógenos en eutanasia

7.3 Legislación de las prácticas eutanásicas con enteógenos en México

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CAPÍTULO I. ENTEÓGENOS UTILIZADOS CON FINES TERAPÉUTICOS

Entre la gama de investigaciones que existen en la actualidad que se auxilian por

enteógenos dentro de la medicina científica contemporánea, destacan la aplicación de MDMA

(3,4-metilendioximetanfetamina) para el tratamiento de estrés post-traumático (Yensen, 1998), el

uso de ibogaína como método para contrarrestar la adicción a los opiáceos (Mačiulaitis et al.,

2008), la administración de LSD (dietilamida de ácido lisérgico) para el manejo de migraña de

racimo y de psilocibina para el tratamiento de trastorno obsesivo compulsivo (Passie et al., 2002;

Halpern, 2003).

El presente trabajo de investigación constituye un análisis teórico desde la bioética

contextualizada en el marco clínico; considerando la posibilidad del uso de enteógenos como

auxiliares terapéuticos como una propuesta de utilización con fines paliativos, analizando los

casos específicos de psilocibina y LSD (dietilamida de ácido lisergico), para reducir la ansiedad

en pacientes que se encuentran en últimos estadíos de enfermedades terminales.

La selección de las dos sustancias que se abordan en el presente proyecto se encuentra

basada en el hecho de que ambas sustancias se pueden obtener a partir de fuentes naturales que se

encuentran disponibles para nuestro país.

1.1. Dietilamida de ácido lisérgico

Alrededor del año 600 a. C. los asirios reconocían al hongo Claviceps purpurea Tul., y lo

llamaban "una pústula nociva en el oído del grano". Alrededor de 350 a. C. los Parsi (grupo

étnico-religioso que habita la India) lo registraron como "una hierba perversa que provoca el

prolapso del útero y la muerte durante el parto" (Van Dongen y De Groot, 1995; Schultes et al.,

2000, Lapinskas, 2007).

El nombre común “ergot” o “cornezuelo del centeno” son los nombres genéricos que se

ocupan para nombrar a las distintas variedades de Claviceps spp., el término ergot proviene del

francés antiguo y significa literalmente: “Espuela de gallo” (Etymonline.com, 2014), dicho

nombre se aplica en general a los esclerocios producidos por hongos pertenecientes a este género,

mismo que cuenta con aproximadamente cincuenta especies. El esclerocio de Claviceps purpurea

Tul. se desarrolla dentro del ovario y reemplaza las semillas de los cereales que infecta (trigo,

avena, cebada y centeno). Mide aproximadamente de 1 a 5 cm. de largo, con una coloración entre

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café negruzco y púrpura, posee un denso tejido en la hifa, y forma cuerpos frutales ascosporicós

(Van Dongen y De Groot, 1995).

El consumo de pan elaborado con granos contaminados por ergot ha sido la causa de

intoxicaciones masivas a través del tiempo. A dicho envenenamiento se le llama ergotismo. La

relación entre la intoxicación por el consumo de grano no fue establecido sino hasta 1630. Una de

las epidemias más grandes fue la registrada en Aquitaine, Francia en 994 donde murieron 40,000

personas (Van Dongen y De Groot, 1995). Aunque se puede mencionar como dato, que el

envenenamiento masivo más reciente sucedió en Etiopía en 1977 con 93 intoxicados y 47

víctimas mortales (Lapinskas, 2007).

Existen dos variedades de ergotismo: gangrenoso, conocido como Fuego de San Antonio;

y convulsivo, nombrado Baile de San Vitus. El ergotismo gangrenoso debe su nombre a que de

entre los síntomas generados por este tipo de intoxicación, destaca la presencia de necrosis

isquémica, pudiendo llegar a ser la causa del desprendimiento de las extremidades. Esto debido

al efecto vasoconstrictor de los alcaloides contenidos en el ergot. La otra variedad el ergotismo

convulsivo, debe su nombre a que dentro del cuadro sintomático, existe una sobre-estimulación

serotoninérgica del sistema nervioso central. El nombre de Fuego Santo ("Ignis Sacer"), deviene

por la sensación inicial de quemadura que se presenta al inicio del cuadro de intoxicación. Esta

forma de la enfermedad se sugiere también como una explicación científica para las epidemias de

"danza contagiosa" (figura 1) que ocurrieron en Europa entre los siglos XIV y XVII (Van

Dongen y De Groot, 1995; Lapinskas, 2007).

El tratamiento de los ergotantes era llevado a cabo por la Orden de los Antonianos,

agrupación religiosa fundada en 1095 en Vienne, France. De acuerdo a la concepción médica del

momento, el ergotismo era una enfermedad caliente, por lo que el tratamiento consistía en

administrar alimentos fríos: agua, pescado, cardo y mandrágora. La administración de

mandrágora (Mandragora spp.) era con fines analgésicos, aunque algunas veces producía

resultados contraproducentes. Pues los alcaloides de dicha planta tienen efectos

parasimpaticolíticos: midriasis, bradicardia, reducción de las secreciones glandulares y

alucinaciones. Los pacientes intoxicados muchas veces terminaban experimentando una mezcla

de los efectos psicoactivos producidos por la Mandrágora spp. y Claviceps purpurea Tul. (Van

Dongen y De Groot, 1995; Lapinskas, 2007).

Page 21: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

20

Figura 1. Totentanz (Baile de la Muerte),diseño decorativo para empuñadura de daga

Hans Holbein der Jüngere – Circa, 1521. Colección de arte de Basilea, Suiza

Fuente: www.dodentans.com

La sugerencia de que el ergotismo podría ser causado por granos contaminados fue

expuesta en el año 1125 por Caspar Schwenkfeldt en Polonia, sugiriendo que la melaza del

centeno era la causa de la epidemia de ergotismo. En 1630 durante una epidemia de ergotismo

gangrenoso en Sologne, Francia, Tullier hizo una investigación en animales dando de comer

ergot a gallinas, gansos y cerdos, todos murieron, pero no publicó los resultados que obtuvo. Más

adelante, Dodart ayudado por el hijo de Tullier, resolvieron el problema de la epidemiologia y

causa del ergotismo gangrenoso en 1676 (Van Dongen y De Groot, 1995; Ott, 2005; Lapinskas,

2007).

El primer registro que se tiene acerca del uso del cornezuelo del centeno con fines

médicos data del año 1582, esto dentro del herbario del médico municipal de Frankfurt Adam

Page 22: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

21

Lonitzer, en Alemania, que recomendaba su uso para el tratamiento de hemorragias en

parturientas y para estimular las contracciones del útero durante el parto (Hofmann, 1991, Van

Dongen y De Groot, 1995; Schultes et al., 2000; Ott, 2005). Asentando la siguiente descripción:

“Son como puntas que crecen en el centeno o trigo, de color negro, blancas por dentro y con

aspecto de clavos largos” (Van Dongen y De Groot, 1995; Schultes et al., 2000). Acotó: "Las

mujeres creen que estas puntas de trigo son buena ayuda, y una medicina eficaz contra los dolores

en el embarazo y de parto que sufren las madres, cuando se toman 3 veces al día y se guarda

reposo" (Schultes et al., 2000). Aunque dentro de la medicina popular, ya era ocupado por los

médicos tradicionales y comadronas alrededor de Europa con el mismo fin (Hofmann, 1991;

Schultes et al., 2000; Ott, 2005).

El primer trabajo científico que se realizó respecto al uso de Claviceps purpurea Tul., fue

hecho por Paulitzky F. en 1787 quien lo describió como Pulvis and partum aus dem Mutterkorn

(Pulvis ad partum from secale). Para la revista médica Neues Magazine für Ärzte N. 9. Vol. 44

(Hofmann, 1991; Van Dongen y De Groot, 1995).

Para 1807, John Stearns lo menciona nuevamente como oxitócico (sustancia que provoca

la oxitócia o parto rápido) en Medical repository of original essays and intelligence. Vol. 5, 1807,

en el artículo: “Account of the pulvis parturiens, a remedy for quickenning child–birth”. Dicho

uso médico terminó en 1822 cuando el médico David Hosack expuso en The New York Medical

and Physical Journal, Vol.1; en el artículo: Observations on ergot; y apuntó que algunos casos de

muertes fetales, terminaban en muerte materna debido a rupturas del útero. Esto por las diferentes

variables de contenido de sustancias activas entre un hongo y otro (Hofmann, 1991; Schultes,

2000; Ott, 2005).

Los primeros intentos de aislar y analizar los compuestos del ergot fueron realizados por

Heinrich Wigger en 1835 aunque no tuvo éxito. El primer alcaloide extraído en forma pura fue la

“ergotinina”, por Tanret en Francia en 1875 a la que llamó: “Ergotinine cristallisée” (ergotinina

cristalizada) (Van Dongen y De Groot, 1995; Hofmann, 1991; Ott, 2005). Finalmente, el primer

extracto de alcaloides fue conseguido en 1908 por Barger y Carr al que llamaron “ergotoxina”, el

cual al no ser una solución uniforme, tenía problemas para su aplicación terapéutica (Hofmann,

1991; Ott, 2005).

La investigación acerca de las propiedades del Claviceps purpurea Tul. fue emprendida a

principios del siglo pasado, en 1917; el Dr. Arthur Stoll, quien comenzó las investigaciones para

Page 23: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

22

extraer, separar y analizar los principios activos de dicho hongo. Para el año de 1918, ya se había

logrado aislar la ergotamina, la cual de inmediato tomo relevancia como medicamento

hemostático, para su aplicación para el tratamiento de la migraña (Hofmann, 1991). Otro

derivado del ergot, la ergonovina, fue sintetizada también en los laboratorios Sandoz en 1935

cuyas propiedades como uterotónico y hemostático tenían uso obstétrico (Ott, 2005).

Fue en el año 1938, cuando Albert Hofmann dentro del marco de búsqueda de un

analéptico (estimulante de circulación y respiración), sintetizo por primera vez la dietilamida de

ácido lisérgico o LSD, pues la estructura química de esta sustancia es similar a la dietilamida de

ácido nicotínico. Las pruebas en laboratorio demostraron que tenía propiedades diferentes a las

teóricamente esperadas, y se suspendieron los ensayos de laboratorio con esta sustancia

(Hofmann, 1991; Ott, 2005)

Para 1943, Hofmann decidió volver a sintetizar la sustancia con la intención de investigar

más a fondo las propiedades de la misma. Durante el proceso de síntesis química, el investigador

experimentó algunos efectos físicos y neurológicos que le llamaron la atención, al absorber por

vía dérmica la sustancia. Decidió hacer un autoensayo controlado de la sustancia, ingiriendo una

solución de 250 microgramos de tartrato de LSD. Al comprobar los efectos de dicha sustancia en

sí mismo, consideró que dichas propiedades serían de utilidad farmacológica dentro del campo de

la neurología y psiquiatría (Hofmann, 1991). La patente para la LSD fue entregado a Hofmann y

Stoll en 1943 y se comenzó a distribuir con propósitos de investigación bajo el nombre de

"Delysid". El efecto consignado para este medicamento para su aplicación psicoterapéutica era la

relajación anímica. Esto provocaba una mayor apertura respecto a aceptar los cambios propuestos

dentro de un contexto de psicoterapia, haciendo dicho proceso más eficiente y acortando el

tiempo de duración del mismo (Hofmann, 1991).

Los primeros estudios en humanos para investigar los efectos de la LSD fueron realizados

por Stoll en 1947, y fueron publicados en el "Schweizer archiv für neurologie und psychiatrie"

(Archivo Suizo de Neurología y Psiquiatría), bajo el título de: "Lysergsäure-diathylämid, ein

phantastikum aus der mutterkorn-gruppe (La dietilamida del ácido lisérgico, un phantasticum del

grupo del cornezuelo de centeno)" (Hofmann, 1991).

Page 24: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

23

1.2 Psilocibina

“Teonanácatl” fue el nombre utilizado por Fray Bernardino Ribeira De Sahagún, dentro

de su obra: “Historia general de las cosas de Nueva España” (De Sahagún, 2006), para referirse a

un tipo de hongos utilizados por los indígenas mexicanos, cuya característica principal era el

provocar “visiones”; describiendo dentro de sus crónicas, la existencia de usos de tipo medicinal,

lúdico y religioso. Los hongos que poseen la capacidad de producir psilocibina y psilocina,

pertenecen a los géneros: Panaeolus, Psilocybe, Conocybe, Gymnopilus, Inocybe, Copelandia,

Hypholoma, Panaeolina y Pluteus. Aunque dependiendo de su disponibilidad biogeográfica, sólo

algunos son ocupados dentro del contexto étnico. Todos los hongos que producen psilocibina

como ingrediente psicoactivo son saprófitos obligados, por lo que les es posible desarrollarse en

diversos medios o sustratos: cereal, paja o estiércol. (Gartz, 1997; Stamets, 1996; Matsushima et

al., 2009).

Alfonso Caso hace un reporte acerca de sus hallazgos dentro del códice Vindobonensis,

fechando esto en 1532, acerca de lo que él interpreta como el registro de la invención de una

medicina, que permite el contacto con los dioses (Caso, 1963).

El inicio de la anamnesis respecto al uso de hongos psilocibios, ocurrió en el año 1936,

cuando José Dorantes un comerciante mazateco le informó al investigador lingüista Robert J.

Weitlainer acerca del uso de hongos con fines rituales: para "adivinación" y como "medicina

mágica"; describiendo asimismo los efectos experimentados durante su ingestión. Weitlainer

creyó reconocer en estos hongos el Teonanácatl (Carne de Dios), mencionado por Bernardino de

Rivera; e inmediatamente hizo llegar las muestras colectadas para su análisis a Blas Paulius Reko

(Johnson, 1940).

Fue en 1937 cuando Blas Paiulius Reko colectó muestras de un hongo que reportó como

“narcótico de uso religioso entre los indígenas de la etnia mazateca”. Este fue identificado como

Panaeolus campanulatus L. var. sphinctrinus (Fr.) Bresadola. Haciendo el reporte en American

Anthropologist, vol. 42, de 1940; sobre la localización e identificación del Teonanácatl.

Teorizando también sobre la persistencia de su uso a través del tiempo, citándolo como el

mencionado por Rivera dentro de sus crónicas (Reko, 1940).

En 1938 al antropólogo estadounidense Jean Basset Johnson, le fue permitido observar el

uso de hongos psilocibios por parte de los mazatecos de Huautla de Jiménez, Oaxaca; dentro de

una ceremonia llamada "Velada". Al presenciar dicho evento, le fue posible hacer el reporte de

Page 25: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

24

sus observaciones; que consignó en: The elements of mazatec witchcraft, que fue publicado en la

revista suiza Ethnological studies N.9 de 1939 (Johnson, 1939; Johnson, 1940).

Se considera que Allan Richardson y Gordon Wasson fueron los primeros occidentales en

consumir un hongo psilocibio intencionalmente, el Psilocybe caerulescens. Esto sucedió el 29 de

junio de 1955 dentro de un marco de uso ceremonial de la etnia mazateca. Posteriormente

Wasson realizó una crónica de su experiencia para la revista Life, misma que fue publicada el 13

de mayo de 1957 bajo el título: “Seeking the magic mushroom” (Ott, 1985; Beug, 2011).

En 1956, Roger Jean Heim un micólogo francés, junto a Guy Stresser Péan y Gordon

Wasson viajaron a Huautla de Jiménez a buscar información sobre el uso y los efectos

provocados por la ingestión de hongos enteogénicos, así como a recoger muestras biológicas de

los mismos. En laboratorio logró reproducir con éxito alas especies Stropharia cubensis,

Psilocybe mexicana, Psilocybe caerulescens var, Mazatecorum y Psilocybe zapotecorum,

publicando sus métodos de cultivo en el artículo: “Notes préliminaires sur les agarics

hallucinogènes du Mexique”. Donde hace una crónica de su experiencia psicológica durante la

ingestión de éstos (Heim, 1957).

A petición de Heim, el laboratorio del Muséum National d’Histoire Naturelle de París

intentó, aunque sin éxito, extraer los principios activos de los hongos que había cultivado. Por lo

que él decidió enviar al Dr. Albert Hofmann, del laboratorio Sandoz, muestras para su análisis

(Hofmann, 1991). Hofmann logró hacer la extracción de dos sustancias: psilocibina y psilocina.

A partir de los cuerpos fructíferos, el micelio cultivado y de los esclerocios de Psilocybe

mexicana Heim. Esto lo publicó en 1959 en el artículo: “Psilocybin und psilocin, zwei

psychotrope Wirkstoffe aus mexikanischen Rauschpilzen"; haciendo referencia, a las dosis

activas, así como las fórmulas químicas estructurales confirmadas (Hofmann et al., 1959).

Page 26: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

25

CAPÍTULO II. ASPECTOS BIOLÓGICOS DE LOS ENTEÓGENOS

Siendo la enfermedad una constante omnipresente y dinámica para la especie humana; la

necesidad de encontrar soluciones/paliativos para dicho problema emergente también lo es. El ser

humano, entre otras especies animales, se encuentran en un estado de continua bioprospección

con fines farmacognósicos, buscando satisfactores dentro de cada entorno natural/ecológico en el

que habita (Merlín, 2003; Rodríguez y Quirce, 2012).

En el entorno natural/ecológico de nuestro planeta son abundantes las sustancias que

poseen efectos psíquicos. La farmacopea indígena tradicional de cada región cuenta con una

gama variada de sustancias utilizadas con algún tipo de efecto psicoactivo. Podemos mencionar

onirógenos, estimulantes, somníferos, mnemónicos, entactógenos, euforizantes, anestésicos, y

enteógenos, cuyo origen puede ser fúngico, animal o vegetal. Podemos inferir por lo tanto, que

los seres humanos han dispersado su población a lo largo y ancho del planeta, acarreando consigo

la necesidad cultural de utilizar medios que les ayuden a mantener y perpetuar sus prácticas

espirituales y médicas, que son culturalmente inseparables dentro del contexto étnico. Y por

consiguiente, adaptando este ejercicio a la disponibilidad de recursos a cada región ecológica

natural que han conquistado (Dobkin et al., 1974; Merlín, 2003; Ott, 2005; Sobiecki, 2006;

Rodríguez y Quirce, 2012). Aún más, Andrés Cota Hiriart sugiere un nuevo nombre para el

género humano: “Homo sapiens farmakon”, pues somos la única especie capaz de sanar nuestras

afecciones fisiológicas por medio de la transformación de nuestro entorno natural; suponiéndonos

esto una ventaja evolutiva, que nos ha otorgado una tasa de supervivencia muy superior a la

natural, hablando en términos Darwinianos (Hiriart, 2013).

El descubrimiento de flora, fauna y micota con propiedades psicoactivas debe atribuirse a

una milenaria práctica humana farmacognósica de prueba y error, para cubrir una necesidad

dinámica, constante e inherente, que lo ha acompañado a cada sitio que ha logrado habitar, y que

lo ha auxiliado a mantener una población estable y a su cultura desarrollarse (Dobkin et al., 1974;

McKenna, 1993; Schultes, 1998; Ott, 2005; Carmine, 2011). Si esto lo contextualizamos en

términos de ecología humana aplicada a grupos tribales, estas sustancias funcionan proveyendo

una interconexión entre los individuos y el medio en el cual se desarrollan (McKenna, 1993;

Hinostroza y Dudet, 2010; Rodríguez y Quirce, 2012).

Page 27: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

26

Los sistemas tradicionales de generación de conocimiento aplicados por los grupos

indígenas funcionan como sistemas holísticos de comprensión, tanto personal como del medio

ecológico en que culturalmente se desarrollan, cumpliendo una función de guías de convivencia

socioambiental (Hinostroza y Dudet, 2010; Carmine, 2011). En este caso, la biota con

propiedades enteogénicas, utilizada con fines médico/religiosos, posee una función como

mediador entre el grupo indígena que las consume y el área ecológica en que estos grupos habitan

(Hinostroza y Dudet, 2010). Por tanto, cada grupo indígena se encargará de generar y adecuar sus

propias normas de uso, consumo, administración, producción y preservación de dicha biota, para

asegurar tanto su persistencia en cuanto a grupo cultural y la de las especies que son utilizadas

por ellos, así como la del ambiente en que dicha interdependencia se desarrolla.

2.1 Características físico-químicas y farmacobiológicas de los enteógenos

Los enteógenos, constituyen un grupo heterogéneo de compuestos de origen biológico que

comparten efectos psíquicos característicos sobre los seres humanos, y al darse continuidad al

estudio de sus propiedades particulares, permitirá el constatar la utilidad de las mismas dentro del

ámbito clínico (Roberts y Hruby, 2002; Ott, 2005; Richards, 2005; Méndez, 2013). Pero podemos

destacar, que el rasgo distintivo de estas sustancias en un sentido amplio, es que funcionan como

agonistas parciales o totales en los receptores 5-HT de la serotonina (Vollenweider, 2001;

Nichols, 2004).

Las sustancias enteógenas se acoplan a los receptores 5-HT, que son un tipo de

neuroreceptores acoplados a proteínas y receptores ionotrópicos. Estos últimos son proteínas

transmembrana de canal de iones, ubicados en la membrana de las células nerviosas que

conforman el sistema nervioso central y periférico. Los receptores ionotrópicos son los

reguladores de la neurotransmisión excitatoria y regulatoria que modulan el potencial de

transmisión de la membrana de las neuronas. En este punto es importante marcar la diferencia

entre un neurotransmisor y una hormona. Los neurotransmisores funcionan para transmitir

impulsos eléctricos entre las neuronas, a través de la sinapsis, en cambio, las hormonas sirven

para activar respuestas entre las células, sin importar en qué sitio estén localizadas, pues viajan a

través del torrente sanguíneo (Vollenweider, 2001; Fantegrossi et al., 2008).

En contraste con otras sustancias que pueden ser objeto de abuso, no existe evidencia de

que exista toxicidad aguda provocada por el uso de enteógenos no se consideran sustancias

Page 28: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

27

adictivas o que refuercen la adicción. La farmacología individual específica no es capaz de iniciar

una dependencia y tampoco de mantenerla (Nichols, 2004). Y al ser sustancias de una naturaleza

tan heterogénea, sus características como la dosis, vía de administración, farmacodinamia, LD50

así como las efectos físicos (objetivos) y psicológicos (subjetivos) generados varían entre una y

otra (Vollenweider, 2001; Nichols, 2004; Gadiot, 2010; Kirchner, 2010).

Los enteógenos conforman un grupo heterogéneo de sustancias de origen biológico

(Vollenweider, 2001). Partiendo de la estructura química, estos pueden ser clasificados en

indolaminas y feniletilaminas. Los compuestos que son tratados dentro de este trabajo,

pertenecen al grupo de las indolaminas en este caso dietilamida de ácido lisérgico y psilocibina.

La dietilamida de ácido lisérgico es hidrosoluble, posee una masa molar de 268.31 g mol-

1 y un punto de fusión de 238 - 240 °C. La vía de absorción es a través del tracto gastrointestinal

y es metabolizado dentro del hígado. La dosis activa en humanos se encuentra en 25 µg, para

lograr una dosis con efecto pleno, se encuentra entre 100 -200 µg; los efectos se observan entre

30-60 minutos después de la ingestión alcanzando su pico de concentración más alto, entre 2 y 5

horas. El LD50 se ubica en 14.000 µg. (Passie et al., 2008; Kirchner, 2010). Posee efectos

psicosensoriales principalmente por su acción sobre los receptores 5-HT2A, 5-HT2C y 5HT1A. Los

estudios existentes han demostrado la activación del hemisferio derecho, la alteración del

funcionamiento talámico y el incremento de la actividad en las estructuras paralímbicas dela

corteza frontal; aunque se necesitan más estudios para detectar la forma en que esto sucede

(Gasser et al., 2014). Entre los efectos fisiológicos que pueden ser experimentados, destacan:

dismetría, hiperreflexia, incremento del ritmo respiratorio, midriasis, nausea, temblores,

variaciones en la frecuencia cardíaca y en la presión sanguínea. En cuanto a los efectos

psicológicos, pueden presentarse cambios en la memoria, experiencias místicas, alteraciones

sensoriales, en las habilidades de pensamiento y en la percepción corporal (Kirchner, 2010;

Gasser et al., 2014).

La psilocibina es soluble en agua, metanol y etanol, posee una masa molar de 84.25 g

mol-1 y un punto de fusión de 220–228 °C. Sí es ingerida por vía oral se absorbe a través del

tracto gastrointestinal y es metabolizada dentro del hígado. La dosis activa se encuentra entre los

6-20 mg. Los efectos comienzan a experimentarse entre 20-30 minutos después de la

administración, llegando a su pico de concentración más alto a los 30-50 minutos, manteniéndose

así entre 4 y 6 horas. El LD50 se ubica en 280 mg (Nichols, 2004; Passie et al., 2008; Gadiot,

Page 29: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

28

2010). Al entrar en el organismo, la psilocibina se metaboliza en psilocina, que funciona como

agonista de los receptores 5HT1A, 5HT2A, y 5HT2C. Como se mencionó previamente, la

activación de los receptores 5-HT2A está directamente relacionada con el mecanismo de

generación de estados alterados de conciencia. Los cambios fisiológicos que pueden llegar a

percibirse son dismetría, hiperreflexia, incremento del ritmo respiratorio, midriasis, nausea,

temblores, variaciones en la frecuencia cardíaca y en la presión sanguínea (Grob et al., 2011).

2.2 Mecanismos cerebrales de las sustancias enteógenas.

Durante la presencia de sustancias enteógenas dentro el sistema nervioso central se

producen bucles en el sistema de retroalimentación cortico-estriado-tálamo-cortical, que es el

encargado de regular la entrada y salida de información en el tálamo. Antes de que ésta ingrese

ala corteza cerebral, que es el tejido nervioso encargado de la percepción, el

pensamiento/procesos de reflexión y toma de decisiones, así como otros procesos de abstracción

(Vollenweider, 2001).

La transmisión dopaminérgica se incrementa con la presencia de enteógenos dentro del

sistema nervioso central, permitiendo la apertura del filtro talámico (filtro de información

perceptual y sensitiva), con una subsecuente sobrecarga sensorial sobre la corteza cerebral. Este

efecto produce una inundación de sensaciones, fragmentación cognitiva y disolución del ego. La

alteración del sistema de retroalimentación cortico-estriado-tálamo-cortical es la responsable de

la sobrecarga de sensaciones, alteraciones sensitivas, logrando como efectos

psicológico/subjetivos, como la liberación de recuerdos reprimidos y la expansión de conciencia,

mismos que se tratarán en otra sección de este trabajo (Vollenweider, 2001, Passie et al., 2008;

Kirchner, 2010).

2.3 Estados alterados de conciencia

Para comprender los efectos que pueden producir los enteógenos, es necesario hacer una

revisión de la forma en que estos actúan sobre la conciencia. Podemos definir como conciencia a

aquella capacidad individual que poseen animales tanto humanos, como no humanos, de

interpretar de forma eficiente el flujo dinámico constante de información sensorial percibida;

tanto individual como ambiental. Permitiendo dicha función, una adecuada interacción con el

entorno en que él individuo habita.

Page 30: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

29

Existen varios tipos de modelos utilizados para catalogar los estados modificados de

conciencia producidos por los enteógenos, esto con la finalidad de crear un parámetro y permitir

la clasificación de los mismos, a continuación presentamos los modelos elaborados por Walter

Pahnke y por Adolf Dittrich, con sus correspondientes características.

De acuerdo a Pahnke (Pahnke 1969, Pahnke 1970, Kirchner 2010) las experiencias

psicodélicas pueden agruparse por sus características psicológicas en cinco clases: psicótica,

psicodinámica, cognitiva, estética y clímax psicodélico o místico.

1. Psicótica: se describe como muy intensa, negativa, disfórica. Entre los elementos que la

caracterizan se incluye miedo, llegando hasta el pánico, la desconfianza paranoide, los delirios de

sospecha/grandeza, confusión tóxica, bloqueo del razonamiento abstracto, remordimiento,

depresión, aislamiento y molestia somática; que en algunos casos, pueden quedar fuera de

control.

2. Psicodinámico: material/ideas inconsciente o preconsciente se hace vívidamente consciente.

Existe apertura y catarsis en la resurrección/recuerdo de incidentes traumáticos o en la

experiencia de material simbólico.

3. Cognitiva: se identifica por pensamientos lúcidos. La mente parece capaz de visualizar

subjetivamente las cosas, desde una nueva perspectiva; y de ver las interrelaciones entre

hechos/sucesos a muchos niveles o dimensiones simultáneamente.

4. Estética: ocurren cambios en las sensaciones y en la percepción. Sinestesia, en la que los

sonidos pueden ser vistos objetos (por ejemplo como flores o piedra) y parecen cobrar vida, los

objetos ordinarios aparecen impregnados de gran belleza; la música posee una fuerte carga

emocional/emotiva; aparecen composiciones visuales coloridas y composiciones geométricas

intrincadas de formas arquitectónicas y paisajes.

5. Místico: el individuo tiene la sensación de pertenecer a una dimensión mucho más vasta y

grande que él mismo, tiene una sensación de atemporalidad (ajeno al pasado, presente y futuro);

lo envuelve un estado de ánimo positivo, avasallador por su intensidad (con frecuencia

acompañado de lágrimas); una reacción no racional intuitiva, sosegada, palpitante de admiración

y maravilla ante la presencia de realidades inspiradoras (aunque no necesariamente en los

términos teológicos o religiosos). Sensación de introspección o iluminación que se experimenta

en un nivel intuitivo, no racional; una percepción profunda de cosas tales como filosofía o sentido

de los valores, paradojicalidad al analizar las descripciones hechas durante la experiencia; una

Page 31: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

30

imposibilidad de transmitir verbalmente la experiencia. El clímax psicodélico no perdura en su

intensidad plena, sino que pasa a un ocaso y permanece como recuerdo; cambios positivos en

actitudes y en conducta, con respecto a la propia persona/individuo, a otras personas, actitud

frente a la vida y a la experiencia misma.

Dittrich en 1998 creó un sistema de clasificación al que llamo “Dimensiones de los

estados alterados de conciencia” (Dittrich, 1998; Vollenweider, 2001; Kirchner, 2010), el cual

está basado en elementos recurrentes y que son comunes a los estados alterados de conciencia

mismos que son independientes de la etiología, considerando cambios en el estado de ánimo,

trastornos del pensamiento, y cambios en la experiencia del yo/ego y del ambiente producidos por

los estados inducido por las enteógenos.

1. Inmensidad Oceánica (Oceanic boundlessness): disolución del ego a través de la pérdida de

control, con connotaciones positivas. Es una experiencia placentera/extática; con una variación de

emociones que van desde la felicidad sublime y serena o grandeza/exaltación

2. Disolución del Ego Pavorosa (Dread of ego dissolution): desorden de pensamiento, pérdida de

autonomía, asociado con excitación, ansiedad e ideas paranoicas. Sentimiento de desintegración,

ansiedad y pérdida de control, es considerado desagradable.

3. Reestructuración Visionaria (Visionary restructuralization): experiencias visuales y auditivas

(alucinaciones), sinestesia; cambio en el significado/interpretación durante la percepción de

aspectos vinculados a la vida cotidiana

Todas las experiencias proporcionadas por los estados alterados de conciencia generados

por enteógenos son de tipo subjetivo. Puede ocurrir que un individuo haga un recorrido

progresivo por todos los estadíos, o que experimente estadíos intermedios. Todo esto dependerá

de la preparación previa del paciente/individuo, el contexto terapéutico donde la sesión se lleve a

cabo y la habilidad del terapeuta. El potencial terapéutico se centra en la capacidad de activar en

los pacientes un periodo durante el cual, al terapeuta le sea manejable el guiar al paciente dentro

de la secuencia de una experiencia psicológica, sin dejar de lado el hecho de que un terapeuta

preparado de forma adecuada, tendrá la capacidad de hacer frente a los riesgos que puedan

presentarse durante el desarrollo de la misma.

Page 32: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

31

CAPÍTULO III. ASPECTOS CULTURALES DEL USO ENTEÓGENOS

Cada grupo cultural posee generadores de estados no ordinarios de conciencia,

permitiendo e integrando únicamente aquellos que se adapten a su correspondiente contexto.

Refiriéndonos a la configuración social de las culturas de tipo tribal, ésta viene dada alrededor de

núcleos religiosos, los cuales muchas veces se auxilian de estados alterados/no ordinarios de

conciencia. Podemos decir entonces que las sustancias con efectos dentro del ámbito psíquico,

van ligadas al desarrollo cultural de muchas civilizaciones, conformando una estructura entre la

medicina tradicional y el contexto religioso en el cual se desarrollan. Creando una prospección

constante y eficiente que permita la correcta integración social dentro del entorno natural en el

cual se desarrollan (Eliade, 1986; Furst, 1980; McKenna, 1993; Hinostroza y Dudet, 2010;

Mazzoti, 2010).

Los enteógenos no sólo ofrecen una función terapéutica dentro del ámbito de la medicina

indígena, también fungen como integradores socioculturales que permiten la comprensión y

reinterpretación del ambiente dinámico en el cual se desarrollan, esto dentro de los parámetros

étnico/culturales específicos a cada grupo (Dobkin et al., 1974; Furst, 1980; McKenna, 1993;

Hinostroza y Dudet, 2010).

La búsqueda de sustancias y métodos que provoquen estados alterados de conciencia ha

sido una constante dentro de la historia de la humanidad. A pesar de eso, podemos afirmar que

existe una brecha gigantesca entre las técnicas arcaicas de éxtasis auxiliadas por enteógenos, y

practicadas con fines religioso/ceremoniales que es patente dentro del registro arqueológico

(Eliade, 1986), hasta el uso y abuso de sustancias sintéticas generadas dentro del mercado ilegal,

como la cocaína (Mazotti, 2010).

Podemos agregar también, que incluso, cuando a los individuos no les parece éticamente

correcto el procurarse estados alterados de conciencia por medios que personalmente consideran

poco éticos por su origen ilegal, utilizan otros medios, como son las drogas electrónicas (I-

doser/pulsos binaurales) que en teoría permiten a los usuarios el simular los estados alterados de

conciencia generados por sustancias psicoactivas, que se promocionan bajo el eslogan: A safe

and effective way to binaurally achieve a simulated mood or experience (Una manera segura y

eficaz para obtener binauralmente un estado de ánimo simulado o una experiencia).

Page 33: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

32

A continuación se transcribe la descripción de los efectos consignados para la “dosis”, del

“simulador recreacional” de los efectos de Peyote (Figura 2).

Peyote / Recreational (VERY VERY Strong) / 35 Minutes / If you are new to

hallucinogenic experiences then we HIGHLY suggest starting with our TRIP dose. It is

MUCH more mellow than Peyote. If you really want to fly through the outer stratosphere,

then we are happy to offer you Peyote. We sent one of our senior techs to Amsterdam to

sample some of the best Peyote in the world, equipped him with a laptop, and told him to

write a dose that gets you as close as possible. He came back with this, and it BLEW OUR

MINDS! Causes a mystical loss of oneself, disorientation of the senses, distortions in body

image, distortions in perception, the inability to communicate and hyper suggestibility. A

true altered state of consciousness, not a toy, not for the weak minded, not for MOST

people. If you aren't ready, STAY AWAY! We warned you.

Resalta la mención de que una “dosis” de este simulador, produce un estado alterado de

conciencia cuyos efectos tanto físicos como psicológicos, son lo más cercano posible, a los

producidos por dicho enteógeno. Lo cual no es de extrañarse, la modernidad ha causado que el

hombre occidental tenga la perspectiva de todo objeto, como un bien de consumo que puede ser

adquirido por medio de un pago. Slavoj Žižek, nos marca este hecho, como una tendencia, de la

cultura occidental que impone la desubstancialización de todo objeto, llegando a casos extremos

en los cuales incluso el objeto como tal termina por carecer de importancia en sí, llegándose

incluso a darse casos en que se oferta objetos a los cuales se ha despojado de sus propiedades

esenciales (Žižek, 2005). Lo cual es un choque absoluto con el uso étnico tradicional, para él

usuario occidental de enteógenos, lo único destacable para él, es el efecto que le pueda producir,

sin importarle el contexto sociocultural en el que originalmente se le usaba, no le interesa

tampoco el tipo de relación humana que pueda existir con el medio ecológico del cual es extraído.

-

Page 34: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

33

Figura 2. Portada del CD. Recreational Stimulants I.

Reproducido bona fide

Fuente: www.I-doser.com

Page 35: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

34

3.1 Perspectiva antropológica

Existe un registro dentro de la literatura etnográfica que reporta el uso institucionalizado

de enteógenos, y que reconoce un uso consensuado para alcanzar estados no ordinarios de

conciencia (McKenna, 1993; Schultes, 1998; Merlín, 2003; Ott, 2005; Sobiecki, 2006). Al no

existir para dichas sociedades la forma de explicar la cualidad de proporcionar los estados de

conciencia generados por éstas, se les atribuyó entonces un origen sagrado; utilizándolos dentro

del contexto religioso con fines rituales (Schultes, 1998; Samorini, 2001). Es importante recalcar

aquí, que para la medicina tradicional indígena, no existe una separación entre prácticas médico-

curativas y religiosas, a pesar de ello, el uso de carácter lúdico no debe descartarse (Samorini,

2001). Pues como nos indica Hinostroza (Hinostroza y Dudet, 2010), existen especies para este

uso específico como Tabaco (Nicotiana tabacum L.), Hojas de Coca (Erythroxylum coca Lam.,

1786 y Erythroxylum ovalifolium Peyr.) y Marihuana (Cannabis sativa L.), cuyo uso describe de

la siguiente manera:

“El hombre las utiliza en su soledad, cuando está triste, cuando tiene que realizar

actividades sociales, físicas y religiosas, o en actos donde necesita ayuda. Algunas veces

las consume para entrar en paz interna y estar en compañía de los Dioses”.

Podemos notar que a éste tipo de manejo, también se le sigue categorizando como de tipo

sagrado.

Para darnos una idea del tiempo que tiene de existir la relación entre seres humanos y

enteógenos, se sugiere que uno de los primeros registros que refiere el uso de este tipo de

sustancias dentro de un contexto de uso religioso se encuentra registrado en Tin-Tazarift dentro

del parque nacional Tassili n'Ajjer en Argelia, en el continente africano. Esto, por parte de

individuos que vivieron dentro del Período “Round Head”/Cabeza Redonda, situando

cronológicamente dicha actividad dentro de la Edad de Piedra tardía, hace aproximadamente

9,000 años, vinculándola el consumo de hongos productores de psilocibina, con la aparición de la

domesticación del ganado (Samorini, 1992; McKenna, 1993; Stamets, 1996).

En lo que toca al nuevo mundo, Ramón Pané en 1496 un fraile español perteneciente a la

Orden de San Jerónimo que viajó durante la segunda expedición de Cristóbal Colon a la isla La

Española, con la intención de evangelizar a los indígenas Taínos. Hace una crónica de sus

Page 36: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

35

experiencias en el libro "Relación acerca de las antigüedades de los indios". Donde hace una

descripción del uso de un polvo hecho a base de Anadenanthera peregrina (Vell.) Brenan, al que

los indígenas llamaban: “kohobba” (Pané, 1974; Furst, 1980).

“Cuando alguno está enfermo, le llevan el behíque, que es el médico sobredicho. El

médico está obligado a guardar dieta, lo mismo que el paciente, y a poner cara de

enfermo. Lo cual se hace de este modo que ahora sabréis. Es preciso que también se

purgue como el enfermo; y para purgarse tome cierto polvo, llamado cohoba,

aspirándolo por la nariz, el cual les embriaga de tal modo que no saben lo que hacen; y

así dicen muchas cosas fuera de juicio, en las cuales afirman que hablan con los cemíes,

y que estos les dicen que de ellos les ha venido la enfermedad”

De diversas latitudes alrededor de nuestro planeta, se pueden citar ejemplos del uso de

enteógenos dentro del contexto étnico: la tribu Bwiti de Gabón y Congo utilizan "Iboga", la raíz

de la apocinácea Tabernanthe iboga Baill. (Mačiulaitis et al., 1969; Schultes et al., 2000), dentro

de sus ceremonias religiosas y en México la etnia Wixárika utiliza el cactus Lophophora

williamsii (Lem. ex Salm-Dyck) J. M. Coult. 1894 al que llaman en su idioma "Hikuri" y que

utilizan como elemento base para su religión y mitología (Benítez, 1999; Schultes et al., 2000,

Hinostroza y Dudet, 2010).

Dentro de las sociedades tribales, las sustancias generadoras de estados alterados de

conciencia/enteógenos son usados y administrados por un tipo de médico tradicional

especializado: el chamán, dentro de rituales tanto religiosos como curativos (Eliade, 1986;

Benítez, 1999; Sobiecki, 2006). A grandes rasgos, el termino chamán se utiliza para describir al

individuo que dentro del contexto social tribal busca alcanzar un estado alterado de conciencia y

de esta forma proveer ayuda a la gente que conforma el grupo al que pertenece (Kopp, 1981).

Asimismo, son los encargados de hacer un uso y administración adecuada de estas sustancias,

enmarcando su aplicación dentro de las normas del grupo étnico al que pertenecen, cumpliendo

muchas veces una función multifacética como médico, sacerdote y autoridad. Pues sus funciones

no sólo se limitan a restituir la salud de sus pacientes/consultantes, también es el responsable de

mantener el equilibrio entre su grupo étnico y el ambiente en que habitan (Hinostroza y Dudet,

2010). El término “chamanismo” se refiere a una técnica extática o de generación de estados

Page 37: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

36

alterados de conciencia, que se encuentra a disposición de una minoría o grupo selecto de

personas, y que configura la mística de una religión dentro de un contexto étnico determinado

(Eliade, 1986).

3.2 Usos dentro de la cultura occidental

El uso de sustancias que generen/provoquen algún tipo de efecto sobre la conciencia, no

es ajeno a la sociedad occidental: chocolate, azúcar, café, tabaco, alcohol y té son ejemplos claros

de ello (Mckenna, 1993). Siendo la producción de éstos, y la elaboración de la materia prima para

la producción de los mismos, una fuente importante de percepción económica en muchos países.

Un ejemplo palpable para México es la producción de café (Coffea spp.), que para el periodo

1999-2000 fue de 6,192,000 sacos (60 kilogramos c/u), y con casi 300,000 personas con

vinculación económica, hacia el cultivo de este estimulante (Centro de Estudios de las Finanzas

Públicas, 2001).

En la actualidad, la medicina científica occidental posee grandes aliados en las sustancias

que tienen algún efecto sobre él sistema nervioso, destacando el uso de los opiáceos de tipo

analgésico y anestésico extraídos a partir de amapola Papaver somnifurem L.; y se auxilia de

medicamentos obstétricos sintetizados a partir de Claviceps purpurea Tul.; y si en un futuro

próximo se permiten nuevas investigaciones, se descubrirán nuevas aplicaciones para las

sustancias que se encuentran clasificadas dentro de este grupo.

Por lo tanto, en el momento en que desee hacerse el aprovechamiento específico de las

propiedades terapéuticas de las sustancias enteógenas por parte de la medicina occidental; esto

vendrá dado dentro del marco de explotación de un conocimiento generado a partir de la

experimentación, dentro de condiciones controladas. La investigación acerca de las propiedades

químicas, físicas y biológicas, determinará factores como dosis, vía de administración y margen

temporal de uso. Asimismo, la formación de la persona encargada de administrar las medidas

terapéuticas será generada dentro de un marco académico y cuyo ejercicio profesional se

encontrará regulado por medio de evaluaciones constantes, que serán emitidas siempre por un

cuerpo colegiado.

La medicina científica occidental trata a la enfermedad y su semiología basando su

acción/proceder sobre ella, en la experimentación sobre su objeto de estudio, considerando al

cuerpo del paciente como un contenedor de la enfermedad; cuya etiología es generada por un

Page 38: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

37

elemento que puede ser tanto externo como interno, que altera su homeostasis (Flores-Guerrero,

2004; Vallejo, 2006). Por lo que el tratamiento indicado para cada padecimiento, estará

respaldado por los resultados obtenidos a partir de una continua experimentación. La

administración de una sustancia con fines médicos estará basada en la información científica que

se haya recabado acerca de las propiedades de la misma.

La principal razón por la que el consumo de sustancias enteógenas sea desaprobado por la

sociedad occidental catalogándolas como sustancias frívolas y peligrosas (McKenna, 1993), se

debe al trasfondo religioso cristiano/monoteísta, que en su momento logró eliminar muchos de

los cultos/grupos religiosos que le fueran culturalmente antagónicos (Sobiecki, 2006). A pesar de

ello, algunas religiones de tipo sincrético lograron adaptar su uso y pudieron conservarlo hasta la

actualidad (Yensen, 1998; Benitez, 1999).

Sin embargo, en términos de uso dentro de la cultura occidental, el consumo negligente

de enteógenos es el que prevalece. Desgraciadamente, el modelo económico de consumo

capitalista sobre los cuales está basada nuestra sociedad carece de los métodos de regulación

tradicional que se manejan dentro de contextos étnicos para regular el abuso en el consumo de

sustancias psicoactivas. Por lo que el empleo de éstas se encuentra relegado, y lejos de ser lúdico,

es irresponsable, por lo que queda irremediablemente ligado de esta forma, al narcotráfico y a un

uso imprudente (Mazzoti, 2010).

Ahora bien, si hablamos del concepto de enfermedad contextualizado dentro de la

medicina indígena tradicional, éste se encuentra fundamentado en la creencia, de que las

dolencias son producidos por agentes invisibles pertenecientes a un plano espiritual, sobre el cual

los individuos comunes que habitan en el plano físico no tienen ningún tipo de control (Aguirre,

1980; Eliade, 1986; Hinostroza y Dudet, 2010). Sustentando esto, en la noción de un universo

interconectado, en que hombres y deidades tienen que dialogar el uso y consumo de los recursos

de los que se disponen dentro del entorno ecológico en que habitan, dicha comunicación permite

el conocimiento de las reglas de uso/administración de estos. Las omisiones, transgresiones o

faltas a dichas normas de convivencia, provocarán un desequilibrio/enfermedad, entre el

individuo y el ambiente/universo, pudiendo no solo enfermar los seres humanos, sino también las

plantas, animales, y los dioses-naturaleza (Hinostroza y Dudet, 2010).

Los agentes creadores de un padecimiento manejan a su voluntad el enfermar o curar

(dualidad bien-mal) (Aguirre, 1980; Eliade, 1986). El médico tradicional/chamán está

Page 39: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

38

especializado en mediar/negociar entre el plano físico y el plano espiritual a través de un trance

extático (estado alterado de conciencia); “viaja” a otras regiones, que pueden ser reales o ficticias

y así logra solucionar los problemas de su consultante (Kopp, 1981; Eliade, 1986; Hinostroza y

Dudet, 2010).

A pesar de que la generación del estado de éxtasis es de uso común entre los chamanes,

no todos usan el consumo de enteógenos para obtener dicho estado. Las técnicas varían entre un

sistema religioso y otro: ayuno y sed rituales, insomnio, agotamiento total, laceración, asfixia e

inmersión, uso de tambores, manipulación de la respiración, automutilación, ordeal/humillación

ritual, auto-hipnosis, aceleraciones, ilusiones teatrales y abstinencia sexual (Furst, 1980;

McKenna, 1993).

Los efectos curativos de las prácticas pertenecientes a la medicina tradicional que se

auxilian por estados alterados de conciencia y que son llevadas a cabo por los médicos indígenas,

deben entenderse y analizarse dentro del contexto en que son aplicadas, ya que el efecto

terapéutico sólo es plenamente entendido por los individuos que pertenecen a dicha cosmovisión

y cosmogonía (McKenna, 1993; Vallejo, 2006).

3.3 Uso de enteógenos en culturas situadas de México

Las referencias al uso étnico de sustancias enteógenas dentro del registro arqueológico y

bibliográfico de nuestro país es consistente. La prohibición de su uso en México por parte de la

Santa Inquisición en 1720 provocó la adaptación e integración de tipo sincrético del uso de éstas

sustancias, lo que perpetuo el uso de flora, fauna y micota con propiedades psicoactivas hasta

nuestros días. Algunos de los grupos étnicos que lo hacen en la actualidad son los mazatecos,

coras, huicholes, mixes, nahuas, chatinos, mayas, otomíes, tarascos y zapotecos, cada uno de los

cuales utiliza una o varias sustancias, ligándolas a su contexto social/ambiental/religioso, así

como la administración de los mismos por diversos medios: infusiones, lociones, polvos para

esnifar, enemas rectales; inhalación de humo (fumar) y baños corporales entre otros (Benitez,

1999; Schultes et al., 2000; Carod-Artal, 2011).

De Borhegyi hace una descripción en 1963 de cerámica y litoesculturas fungiformes con

características que las ligan a la cultura Olmeca, las cuales se relacionan con el consumo

ceremonial de hongos enteogénicos en Mesoamérica. Ubicándolos temporalmente dentro de los

periodos Preclásico Temprano y Preclásico Tardío (1,000 a 300 a.C.) y espacialmente, desde la

Page 40: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

39

parte Sur de México (Chiapas), pasando por la zona montañosa y la Costa Pacífica de Guatemala,

hasta el Salvador (De Borhegyi, 1963). El registro arqueológico nos indica que el pueblo maya

utilizaba con fines religiosos/ceremoniales: Nymphaea caerulea Sav. (nuciferina y aporfina),

Rhinela marina L. (bufotenina) y hongos del genero Psilocybe spp. (psilocibina) (Dobkin de Rios

et al., 1974,; Carod-Artal, 2011).

El pueblo azteca también hacía uso de hongos psilocibios (psilocibina), Rivea corymbosa

(L.) Hallier f. 1894 (Ergina), Salvia divinorum Epling & Játiva 1962 (Salvinorina-A), y Datura

stramomium L. (hiosciamina, escopolamina y atropina) (Carod-Artal, 2011).

Podemos destacar como parte del registro arqueológico las representaciones de plantas y

hongos con propiedades psicoactivas que pueden hallarse en la escultura de la deidad Xochipilli:

Psilocybe spp., Nicotiana tabacum L., Rivea corymbosa (L.) Hallier f. 1894, Heimia salicifolia

Link, Quararibea funebris (La Llave) Vischer (figura 2). Cabe destacar que la posición en la que

se encuentra la deidad con la mirada perdida es un gesto que puede considerarse característico de

los individuos que se encuentran en trance extático (Velandia, 2007; Carod-Artal, 2011).

Page 41: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

40

Rivea corymbosa (L.)Hallier f. 1894

Nicotiana tabacum L.

Heimia salicifolia Link

Psilocybe spp.

Quararibea funebris (La Llave)

Vischer

Representaciones de plantas y

hongos psicoactivos (detalles)

(Schultes et al., 2000).

Figura 3. Litoescultura de la Deidad Azteca Xochipilli

Museo Nacional de Antropología

Fuente: http://commons.wikimedia.org/

Page 42: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

41

CAPITULO IV. BIOÉTICA Y ENTEÓGENOS

El nicho social que las sustancias psicoactivas (entre ellas los enteógenos) ocupan dentro

de nuestra cultura occidental se debe a la pre-concepción generalizada que tenemos respecto a

ellas. La tolerancia, la inclusión y exclusión, se encuentran íntimamente ligadas al imaginario

social. Es decir, el estado de conciencia generado por el consumo, los daños causados a la salud

(física y psicológica), el potencial adictivo y los daños económico/ecológicos generados por la

intervención en los ecosistemas naturales durante la implantación y generación de la materia

prima para su manufactura, son totalmente independientes de dicha opinión (Ott, 2005; Mazzoti,

2010).

La guerra contra las drogas debe entenderse más como un conflicto de intereses

económicos, sociales y políticos, que como una real preocupación de tipo sanitario por parte del

sistema gubernamental capitalista imperante (Chomsky, 2008). En este caso, la pauta marcada

por los países que integran dicho sistema financiero global, para proteger sus intereses

hegemónicos, ha tenido impacto alrededor de todo el planeta. El mismo gobierno de los Estados

Unidos de América que promovió e incentivo, y dio facilidades para el cultivo de Cannabis spp.

durante el año de 1942 (Hemp for Victory, 1942), en 1940 había obligado al presidente de

México, Lázaro Cárdenas, a eliminar el decreto presidencial en el cual se legalizaba la

distribución de enervantes por parte del estado, en aras del manejo del problema de la

toxicomanía y el narcotráfico (Cedillo, 2011).

Dicho decreto fue emitido el 17 de febrero de 1940 y se publicó en el Diario Oficial de la

Federación bajo el nombre de: Reglamento Federal de Toxicomanías, en el cual estipulaba que

existiría un presupuesto federal para que los enervantes se surtieran, y donde la distribución de

los fármacos prohibidos sería llevada a cabo por el estado mexicano. Estipulando que los médicos

tratarían a los toxicómanos como enfermos, suministrándoles las dosis necesarias (Reglamento

Federal de Toxicomanías, 1940).

El combate al consumo y producción de estupefacientes (los enteógenos con propiedades

terapéuticas, comparten él mismo estatus jurídico de los estupefacientes), jamás ha tomado en

cuenta los costos ambientales causados por la narcodeforestación, los daños ecológicos generados

durante los procesos de eliminación de cultivos, ni los factores biológico-culturales que motivan

el uso de dichas sustancias. Existe un cálculo que estima en 60 km2 anuales a la deforestación

Page 43: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

42

generada por actividades relacionadas al tráfico de estupefacientes sólo para América Central y

Sudamérica (Count the costs, 2009). La misma agencia de protección ambiental de Estados

Unidos (US Environmental Protection Agency) que ha prohibido la aplicación cerca de cuerpos

de agua, del herbicida glifosato (Round-up©/Monsanto), categorizado como carcinogénico

(Séralini et al., 2014), genotoxico y teratógeno (Monroy, 2005; Riley et al., 2011) y, no pone

objeciones de ningún tipo cuando se trata de utilizar esta misma sustancia sobre cultivos ubicados

en selvas y bosques, afectando directamente a la cadena trófica (Count the costs, 2009).

Siguiendo sobre este tópico, valga un ejemplo, existe un vínculo probado entre la

pandemia de obesidad que subyace en nuestro planeta y el uso de azúcar como aditivo dentro de

la industria alimenticia (Malik et al., 2012). Sólo dentro de México, el consumo per cápita de este

producto se estima en 52 kilogramos anuales. El área de cultivo de Saccharum officinarum L. (la

principal materia prima para la obtención de ésta sustancia), se estima en 500 mil hectáreas,

existe una generación de emisiones a la atmósfera durante el método de cosecha tradicional

(quema) y proceso azucarero; la contaminación tanto de mantos acuíferos como de suelo por los

residuos producidos durante estos (Morales, 2011; Vilaboa y Barroso, 2013). El consumo de

azúcar genera un efecto psicoactivo estimulante: el “rush”, y la ausencia de consumo un

síndrome de abstinencia (McKenna, 1993). Dicho producto puede ser encontrado en la estantería

de cualquier local comercial de nuestro planeta y se encuentra a disposición del público en

general sin distinción de edad, sexo o grupo étnico. Van der Velpen agrega: el consumo de azúcar

debe ser desalentado, aquellos productos que lo contengan etiquetados y aquellas personas con

dependencia tratadas. Concluyendo: “Suiker, is de gevaarlijkste drug van dezetijd”/ “El azúcar es

la droga más peligrosa de nuestro tiempo” (Van der Velpen, 2013).

Las legislaciones existentes tanto en México, como en gran parte del mundo, son tan

pobres que muchas veces colocan en la misma categoría al consumidor practicante de una

tradición religiosa indígena (pertenezca a un grupo étnico específico o no) y que utiliza un

psicoactivo/enteógeno como un sacramento dentro de su práctica religiosa, a una persona que

produce con intenciones de autoconsumo y a un consumidor callejero ocasional que se abastece

en el mercado negro (Ott, 2005; Mazzoti, 2010). Y esto no es porque exista un trato deferente

para consumidores indígenas y no-indígenas, la principal razón es que culturalmente no se logra

concebir el hecho, de que exista entre las personas, la búsqueda de satisfacer una necesidad de

diversidad perceptual que es inherente a nuestra especie.

Page 44: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

43

4.1 Contexto social para el uso de enteógenos

El imaginario occidental ha rechazado el uso de enteógenos de forma arbitraria,

clasificándolas como drogas, enmarcándolas como sustancias nocivas y centrando la perspectiva

de posible utilidad únicamente dentro del ámbito lúdico, despojándolos de esta manera del marco

de uso que se les ha dado tradicionalmente dentro de la medicina indígena. Despreciando a-

priori cualquier beneficio que pudiera ser obtenido a partir de la investigación que se pudiera

realizar en esta área, impidiendo de esta forma la generación e integración de nueva información

y procesos técnicos relacionados. Tomando en cuenta esto, las prácticas médico/culturales al

llevar fuertes connotaciones de tipo religioso o ir ligadas a prácticas de este tipo, deben manejarse

dentro de un aura de respeto y reconocimiento. Para ello, será necesario comprender éstas como

parte de una cosmovisión y sentido místico/espiritual que siempre será único e inseparable a cada

grupo humano con el que se trate, para de esta forma permitir la revaloración, compilación y

conservación de estos saberes (Yensen, 1998; Ott, 2005; Hinostroza y Dudet, 2010).

Por consiguiente, se hace obligada una reconsideración del uso del efecto de los

enteógenos y el valioso papel que podrán desempeñar como generadores tanto de nuevas

herramientas terapéuticas, aprovechando sus propiedades tanto objetivos como subjetivos en el

manejo de la ansiedad ante-mortem. Asimismo, ubicarlos como auxiliares de investigación en

otros campos, puesto que los criterios para la prohibición del uso de este tipo de sustancias son

más de tipo económico, que una real preocupación por los riesgos de tipo sanitario que se

presumen y que sin embargo carecen de bases científicas (Ott, 2005).

4.2 Contexto científico para el uso de enteógenos

Las terapias con enteógenos se aplicaron principalmente en Europa y Norteamérica entre

los años 50's y 60's del siglo pasado. Los primeros trabajos reportados dentro de medicina

occidental fueron realizados por Savage en 1952 con LSD; esto con la intención de ser usados

como euforizante en el tratamiento de depresiones y como quimioterapéutico (Kurland et al.,

1970).

La experimentación con enteógenos dentro del contexto terapéutico es una alternativa que

en el mundo occidental comenzó a explorarse en la década de los 50’s. Esto con él envió de

muestras de LSD a investigadores por parte de los laboratorios Sandoz de Suiza (Kurland et al.,

1970). Aunque trasladándonos a un contexto étnico, existen pruebas, que sitúan la administración

Page 45: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

44

de dichas sustancias desde mucho tiempo atrás, posiblemente siglos (Kurland et al., 1970;

McKenna, 1993; Yensen, 1998; Ott 2005; Hinostroza y Dudet, 2010).

En la actualidad se puede mencionar que los efectos de este tipo de sustancias sobre la

psique humana están siendo estudiados; lo que está permitiendo constatar la utilidad de las

mismas en el ámbito clínico (Méndez, 2013). Permitiendo que se les rescate de la exterioridad a

la que se les tiene remitidas (Mazzoti, 2010) debido a los antecedentes de uso irresponsable (Ott,

1985; Ott 2005), y por ello se pueda hacer un aprovechamiento de sus cualidades terapéuticas

dentro de la medicina científica.

El potencial de los enteógenos como auxiliares psicoterapéuticos, está fuertemente ligado,

al marco terapéutico y a las variables contextuales en las que se desarrolla la sesión terapéutica

donde se realiza su administración. Misma que siempre estará encaminada a dirigir una

experiencia psicológica en el paciente, llegando a obtenerse resultados validos/positivos (Kopp,

1981). Existe evidencia del beneficio terapéutico obtenido por la administración de LSD, en el

tratamiento en diversos trastornos neuróticos, depresiones, síntomas psicosomáticos y psicosis

(Kurland et al., 1970; Yensen, 1998; Kirchner, 2010).

Los enfoques psicodélico y el psicolítico son los que fueron utilizados para enmarcar los

estudios científicos legales más recientes, realizados en pacientes diagnosticados con

enfermedades terminales; que fueron los realizados por Kirchner y Gasser, comenzados en 2010

y terminados en 2014 con LSD, y por Grob publicados en 2011. Esto fue posible gracias al

levantamiento de algunas de las restricciones de investigación en Suiza en el año 2006; lo que

permitió la realización de nuevos estudios acerca del uso de psilocibina y LSD dentro de

contextos terapéuticos controlados.

Page 46: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

45

CAPÍTULO V. TRATAMIENTOS E INTERVENCIONES.

La necesidad de supervivencia es una característica que se encuentra implícita a todo ser

vivo, la conciencia como una parte de la psique humana es producto de la evolución; y sin lugar a

duda, ésta es una expresión con una base biológico-orgánica. La angustia, es una de las actitudes

generadas dentro del abanico de respuestas emocionales con una base evolutiva. Refiriéndonos

con esto a la constante búsqueda de medios que provean una adecuada supervivencia para el

individuo, proveyendo continuidad a la homeostasis, misma que se encuentra cimentado en

necesidades orgánicas. La ansiedad se exterioriza como respuesta ante una amenaza de tipo

cognitivo, fisiológico, emocional o físico. La deriva entre los estados de satisfacción e

insatisfacción, generados por dichas necesidades manifestadas en signos somáticos como

hambre, sueño o frío, permiten una adecuada relación entre el individuo y el ambiente en el cual

se desenvuelve (Diel, 1966, Sierra et al., 2003).

La enfermedad siempre será una constante recurrente a lo largo del periodo vital de todo

ser vivo. Por lo tanto la enfermedad debe entenderse como una consecuencia de la afectación al

complejo sistema orgánico de los seres vivos. Con una etiología ligada a un agente que puede ser

tanto intrínseco como extrínseco, y pudiendo ser sintomática o asintomática. Podemos definir

entonces, que una enfermedad se encuentra en etapa terminal cuando ésta es irreversible,

progresiva, con un cuadro somático variable, poseyendo un pronóstico de vida limitado y con una

temporalidad variable (Mayer, 2006). Las enfermedades poseen una forma "dinámica temporal",

los avances científicos permiten la cura de éstas, y el desarrollo social, económico, poblacional

(entre otros factores) provocan la aparición de otras (Tomas y Garrido, 1993).

Los individuos pertenecientes a la cultura occidental consideran la muerte en cuanto a

suceso biológico, como un hecho escandaloso, llegando a conceptualizar a la práctica médica,

como un elemento que permite la prolongación de la vida de forma indefinida, y más allá de los

límites orgánico-biológicos. Convirtiendo así un proceso natural en una práctica artificial. La

muerte como tema y su abordaje se han convertido en un tabú (Tomas y Garrido, 1993; Villalta i

Villalta, 2010). A diferencia de las culturas situadas, el hombre occidental padece de tanatofobia.

Dicho miedo parece ser una cualidad inmanente e intrínseca que define la forma en que se aborda

la problemática relacionada con el uso de métodos para mitigar el sufrimiento de un

Page 47: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

46

paciente/individuo que se encuentra en los estadíos finales de una enfermedad (Tomas y Garrido,

1993).

La utilización de enteógenos dentro de la medicina occidental no solo debe hacerse bajo la

lógica mecanicista que impulsa la utilización existente detrás de un medicamento para aliviar una

enfermedad, es necesaria hacer una revaloración del uso que se le daba a este tipo de sustancias

dentro del marco étnico, que ha permitido perpetuar su uso a través del tiempo

5.1 Ansiedad ante-mortem

Una vez que un individuo queda clínicamente desahuciado y ha pasado por las diversas

etapas que lo llevan a la aceptación de una muerte inevitable (negación, ira, pacto y depresión),

su sufrimiento personal se hace patente (García-Campayo et al., 1996; Bosch, 2003). En este

caso, la función de los enteógenos dentro del contexto terapéutico es el aminorar la ansiedad

generada por la presencia en el paciente/individuo de esta condición y el conocimiento de la

misma (Kirchner, 2010; Grob et al., 2011; Gasser et al., 2014), cabe destacar en este punto la

aplicación en algunos casos de escopolamina, un enteógeno extraído a partir de Datura spp. sin

embargo su uso es como analgésico, no como auxiliar psicoterapéutico (Nogueira y Sakata,

2013). Las medidas ofrecidas por la medicina científica occidental se centran en el control

somático y en proporcionar confort, ambas medidas deben ser reguladas dentro de un marco

ético. En la actualidad se encuentra extendido el uso de sustancias sedantes con diferentes

mecanismos de acción; que aminoran en algunos casos el estado de conciencia del paciente, y

esto por ende el nivel de empatía del paciente, respecto a la gente que lo rodea (Azulay, 2003;

Kirchner, 2010; Araujo, 2012; Nogueira y Sakata, 2013).

De la misma forma en que es necesario aminorar el dolor en cuanto a expresión somática

por medio de analgésicos (Araujo, 2012), es preciso también el tratamiento del sufrimiento

emocional en cuanto a expresión de angustia y la ansiedad ante-mortem; por ende, es necesario

ofrecer medios para que estos sean manejados. Por lo tanto, la propuesta de utilización de

enteógenos con fines terapéuticos en pacientes que se encuentren en últimos estadíos, de

enfermedades categorizadas como terminales, se encuentra dada dentro del marco de cuidados

paliativos.

Definimos como “ansiedad ante-mortem“ a aquella reacción emocional subjetiva, tanto

latente como manifiesta, generada en un individuo al hacerse de su conocimiento un diagnóstico

Page 48: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

47

con prognosis letal. Esto relacionado con el arribo a una etapa terminal dentro de un cuadro

patológico; independientemente del rango temporal cuantitativo en que la muerte se presente

como suceso biológico.

5.2 Abordajes terapéuticos auxiliados por enteógenos en enfermos terminales

De entre los abordajes médico/terapéuticos existentes para la aplicación de enteógenos

destacan los modelo psicolítico y psicodélico. Quedará en su momento, en manos del terapeuta

clínico la selección del método que considere adecuado, esto de acuerdo a su preparación

académica y experiencia. La función del psicoterapeuta es guiar al paciente a generar cambios

dentro de su modo de vida, es decir, permitirle la tolerancia a la situación conflicto, dentro de un

marco de confianza y respeto mutuos. El éxito de un tratamiento específico, siempre será

determinado por el contexto social en que el paciente se desarrolle y que este a su vez sea

adecuado a su contexto cultural (Kopp, 1981). Debe tomarse en cuenta que siempre estará en

poder del individuo/paciente la aceptación de su problemática como una decisión personal; tomar

las decisiones de buscar ayuda, y el aceptarla cuando considere que es válida para él (López et

al., 1993). Teniendo siempre en cuenta que la aplicación de una sustancia enteógena determinada

y los efectos generados por ésta, quedarán sólo como una experiencia superflua/subjetiva y

carente de valor tangible, si estos no son gestionados por un profesional preparado (Pahnke,

1969). De igual forma, si este tipo de material que se ha obtenido no es manejado de forma

adecuada puede producir efectos psicológicos adversos (Johnson et al., 2008).

La terapia psicolítica aprovecha la habilidad de la psilocibina y la LSD para catalizar de

forma positiva la activación de recuerdos inconscientes, impulsos emocionales y conflictos. El

razonamiento que sirve como trasfondo a este modelo tiene una analogía con el análisis de

sueños. Durante el estado psicodélico, los mecanismos de defensa consciente disminuyen y el

material de conflicto queda visualizado de forma simbólica, facilitando la aproximación y

exteriorización del mismo para un posterior análisis e interpretación después de la sesión. El

número de sesiones siempre debe ser sujeto a valoración del terapeuta, las dosis a administrar de

LSD no deben ser mayores a 200 µ, y de psilocibina a 15 mg (Kirchner, 2010).

Dentro del modelo psicodélico se administran de una a tres dosis de entre 200 µ y 1500 µ,

de LSD y en el caso de psilocibina 30 mg. con intención de que los individuos tratados alcancen

una experiencia cumbre/mística, y obtener de esta forma cambios terapéuticos, sobre las

Page 49: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

48

actitudes, valores y la personalidad del paciente. El paradigma se centra en que existen

acontecimientos que al ser vividos, funcionan como motores de cambio y que inciden

directamente sobre la actitud y personalidad individual del paciente de forma dramática.

Obteniéndose como resultado un cambio terapéutico a largo plazo (Pahnke; 1969; Kirchner,

2010).

5.2 Contexto de tratamiento

El ambiente terapéutico físico (set), son aquellos los factores externos físicos, sociales,

psicológicos y emocionales, que componen el ambiente ajeno al individuo. Constituyendo el

marco material e interpersonal, dentro del cual se realiza la sesión (Pahnke, 1969; Johnson et al.,

2008; Kirchner, 2010).

La disposición del paciente (setting), se refiere a las expectativas y preparación del

paciente para experimentar la sesión así como los objetivos a alcanzar, fijados durante la

preparación del mismo (Pahnke, 1969; Hofmann, 1991; Johnson et al., 2008; Kirchner, 2010),

recalcando que el consentimiento informado sobre la administración de una sustancia

determinada, y la continuación de una medida terapéutica, siempre recaerá en él.

El ambiente terapéutico físico durante la administración de enteógenos y la disposición

del paciente, tienen una función determinante, como parte integral del marco terapéutico, estos

deben ser generados y adaptados a cada paradigma terapéutico. Pensando en los cambios

subjetivos que experimentará el paciente/individuo durante la sesión (Pahnke, 1969; Hofmann,

1991; Johnson et al., 2008; Kirchner, 2010; Gasser et al., 2014) debe comprenderse que la dosis

de la sustancia enteógena, es sólo un catalizador/facilitador dentro del complejo generador de una

experiencia terapéutica, que siempre deberá ser manejada por un profesional dentro de un

contexto controlado (Pahnke, 1969).

5.3 Riesgo

El uso de enteógenos, al igual que la administración de cualquier otra sustancia con fines

terapéuticos, no está exento de riesgos. Por lo que dentro del contexto científico, el complejo

terapéutico controlado debe encargarse de hacer un manejo adecuado de estos. Siendo los riesgos

inmediatos relacionados con una dosificación incorrecta, un ambiente terapéutico poco apropiado

o una preparación/disposición deficiente por parte del paciente para la sesión (Kirchner, 2010).

Page 50: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

49

Una adecuada proyección de uso, preparación individual para la administración,

supervisión y seguimiento terapéutico son necesarios (Pahnke, 1969). La existencia de

contraindicaciones de aplicación es amplía, por lo que la preparación adecuada del

individuo/paciente, determinará si es apto para recibir este tipo de tratamiento. Existen pacientes

que presentan condiciones persistentes, tanto orgánicas como psicológicas, que obtendrán

experiencias de tipo desfavorable (Pahnke, 1969; Halpern, 2003; Johnson et al., 2008; Kirchner,

2010). Precisamente por ese hecho, se recalca que la administración de este tipo de sustancias

debe realizarse dentro de un ambiente controlado, pues en caso de que una situación adversa se

presente, existirían medios para contrarrestarla. Siendo las benzodiacepinas los fármacos

utilizados como medio de control, de uso más extendido (Johnson et al., 2008).

Vale mencionar aquí, que en su momento para el caso específico del LSD, una de las

evasivas que en algún momento existió para limitar su investigación fue un supuesto potencial

como teratógeno, genotóxico y carcinógenico. Dichas suposiciones fueron refutadas, pues

carecen de fundamento científico (Roquet y Favreau, 1981; Yensen, 1998; Johnson et al., 2008).

Es importante mencionar también al desorden mental de percepción persistente o HPPD

(por sus siglas en inglés: Hallucinogen Persisting Perception Disorder) o "flashback" el cual

consiste en la re-experimentación de alguno de los síntomas de un estado alterado de conciencia,

sin existir ningún consumo. Dicho síndrome se presenta en personas con un antecedente de abuso

en el consumo de drogas (Halpern, 2003), por lo que la evaluación clínica previa del paciente,

siempre será necesaria. Aunque embargo existen autores que manifiestan que dicho síndrome no

existe (Ott, 2005).

La posibilidad de una intoxicación aguda, causada por una sobredosis es un riesgo

vinculado a un personal con una preparación académica deficiente, por lo que es necesario insistir

en una capacitación técnica constante, obligación inherente a todo individuo que desee ejercer no

sólo esta práctica terapéutica, sino cualquier otra de forma responsable y ética.

Page 51: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

50

CAPITULO VI. EUTANASIA Y ENTEÓGENOS

El motor inicial de la disciplina médica fue la generación de paliativos para tratar las

dolencias que aquejaban a los seres humanos (Guerrero, 2005). Podemos inferir por lo tanto, que

la motivación tanto para la medicina indígena, como medicina occidental es similar. De entre el

rango de necesidades a satisfacer, debemos tomar en cuenta aquellas de tipo emocional/afectivo

(Tomas y Garrido, 1993; Villalta i Villalta, 2010). La ansiedad ante-mortem junto con su raíz

psíquica, caen dentro de esta categoría.

En la antigüedad, la “buena muerte” o “muerte dulce”, así como los medios para

proveerla, eran un bien preciado para la medicina tradicional, pues el hecho de prolongar la vida,

cuando la existencia del paciente se revelara como plena de dolor para él y para sus seres

cercanos, o la muerte en ciernes se manifestaba inminente e inevitable (Escohotado, 1995). Los

sistemas de creencias ajenos al sistema occidental cuentan con sistemas sociales, filosóficos y

religiosos; que permiten a sus miembros una aceptación de la muerte distinta a la óptica

occidental (Grof y Halifax, 1977) en la cual, la defunción intenta posponerse por métodos a veces

extremos, sin considerar que ésta es un fenómeno inevitable. Prestando poca o ninguna atención a

la calidad de vida de los individuos que se encuentran en esa situación (Grof y Halifax, 1977;

Tomas y Garrido, 1993).

Los enteógenos en tanto herramientas terapéuticas poseen una utilidad objetiva, y se

manifiestan con cualidades que hace necesario el análisis del uso de estas sustancias como

auxiliares dentro del contexto de terapia agónica. La civilización occidental posee una necesidad

de reincorporación, respecto al reconocimiento de la muerte como parte integral y activa del ciclo

vital.

En tanto este tipo de sustancias sean utilizadas bajo un contexto de valoración del origen y

el contexto cultural que ha permitido la preservación de su uso a lo largo del tiempo. Por lo tanto

el intrínseco valor cultural que poseen, debe ser tomado en cuenta durante su análisis como

auxiliares con fines paliativos en el marco eutanásico.

Page 52: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

51

6.1 Eutanasia, sedación terminal y terapia agónica

El individuo occidental evita pensar en la muerte, y cuando ocurre esto, piensa en una

muerte súbita, rápida y ausente de dolor (Villalta i Villalta, 2010). La concepción de la muerte

individual, se idealiza como un suceso que raya en lo poético.

Desafortunadamente, la vida humana, al ser un proceso dinámico y azaroso, carece de

métodos que permitan alcanzar tal estado imaginario. Por lo que debemos conformarnos con

adaptar nuestra situación de vida, a las circunstancias que vayan apareciendo. Son necesarios por

lo tanto medios que faciliten a los individuos, el manejo de las situaciones generadas por una

enfermedad terminal cuando ésta se presente.

La administración de cuidados paliativos está considerada para pacientes, cuya respuesta

orgánica a un tratamiento curativo es nula. Por lo que estos han sido pensados con la intención de

mantener la mayor calidad de vida tanto para el paciente como para sus allegados y facilitar de

esta forma la aceptación y acceso a una muerte en calma (Nóvoa, 1998; Porta i Sales, 2000;

Villalta i Villalta, 2010; Nogueira y Sakata, 2013).

En algunos casos, la ausencia de respuesta a un tratamiento específico puede ir

acompañada por síntomas refractarios, es decir, que no pueden ser controlados, al no existir una

respuesta fisiológica adecuada. En respuesta a esta situación emergente se ha optado por crear la

sedación paliativa.

La sedación paliativa es administrada para aliviar el sufrimiento físico o psicológico en un

paciente que se encuentra en la etapa terminal de una enfermedad, que pudiendo estar afectado

por uno o varios síntomas refractarios, obtiene un alivio a estos, por medio de la reducción de la

conciencia de forma controlada, pudiendo el paciente el mantenerla de forma intermitente. Es

decir, el paciente puede tener lapsos controlados de conciencia (Porta i Sales, 2000; Rietjens et

al., 2006; Nogueira y Sakata, 2013).

Dicha medida se convierte en sedación terminal, cuando el criterio del médico considera

que la enfermedad se encuentra en una etapa agónica, por lo que se decide realizar una sedación

constante de tipo irreversible (Porta i Sales, 2000; Azulay, 2003). Se considera que en algunos

casos, dicha medida puede llegar a precipitar la muerte del paciente (Azulay, 2003). Ésta a su

vez, puede ir acompañado por la eliminación de la nutrición e hidratación artificial (Rietjens et

al., 2006).

Page 53: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

52

Cuando hablamos de eutanasia, la observamos como la interrupción voluntaria de la vida

en términos biológicos y conceptualizada como ortotanasia (el bien morir, ausente de sufrimiento

físico) dentro del marco agónico, para causar la defunción en un individuo/paciente desahuciado

clínicamente. El fallecimiento a su vez, puede ser generado dentro de términos activos, por la

administración de medios para producir la muerte o pasivos, que causan el fallecimiento por

medio de la omisión de medidas terapéuticas o de soporte vital. Todo esto como una

contraposición a la distanasia, o muerte dolorosa, término con una relación cercana al

ensañamiento terapéutico. Hablando dentro del mismo contexto, no podemos dejar de lado el

mencionar al suicidio asistido o enfoque Kevorkiano cuando a petición expresa del paciente el

médico le facilita los medios para suicidarse (López et al., 1993).

La eutanasia existe en la actualidad dentro del medio clínico, si hablamos de ésta en

términos activos de tipo lenitivo. La administración de sedantes y analgésicos dentro de

enfermedades en etapa terminales es una práctica estandarizada (Araujo, 2012), y genera en

algunos casos, como efecto secundario, el acortamiento del ciclo vital. A pesar de que esta

situación no cabe voluntariamente dentro de la definición suicida (cuando existe colaboración

para acabar con la vida de una persona) es un hecho persistente que no debe ignorarse (López et

al., 1993; Azulay, 2003).

Es justo por tanto hacer hincapié en la necesidad de encontrar formas humanas, y al

alcance del público en general, que cumplan criterios éticos, y que permitan a las personas que

decidan utilizarlos, el poder morir sin ansiedad y sin dolor, de una forma humana; ya que esta ha

sido, es y será una necesidad persistente.

6.2 Eutanasia: Orígenes de la petición

El paciente cuyo diagnóstico es mortal, busca significación a la angustia que está

experimentando, y hace una evaluación de sus recursos, y encuentra motivos que le son

personalmente válidos para utilizarlos. El deseo de terminar con el dolor físico de forma rápida y

la ansiedad misma, generada por ese estado de espera, a la llegada de la expiración, pone a la

eutanasia, como una posibilidad para aliviar ambas condiciones (Bosch, 2003).

El tipo de evaluación realizada por un paciente, respecto a la aceptación de una eventual

medida terapéutica, siempre será hecha dentro del margen individual y sujeto a sus creencias e

imaginario personal, puesto que cada ser humano actúa siempre a favor de intereses y

Page 54: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

53

necesidades personales. No se puede obligar a alguien, a actuar en contra de su propia voluntad.

Lo que corresponde por lo tanto al terapeuta, es mostrarle al paciente/individuo las posibilidades

existentes de forma clara, objetiva y entendible, y de esta manera, tendrá elementos tomar una

decisión respecto a las medidas terapéuticas que aceptara (Bosch, 2003).

Por lo tanto, la selección de los cuidados que un paciente recibirá en la última etapa de su

vida, recaerán en él, siempre y cuando su nivel de conciencia así lo permita. Y cuando esto no le

sea posible, recaerán por defecto en aquellas personas en las que haya conferido tal facultad

(Idoate, 1993).

6.3 Dignidad humana y ensañamiento terapéutico

El carácter ontológico de la dignidad humana, hace que existan diversas definiciones, y

que exista una discusión constante al respecto. Kant menciona a la persona como un fin en sí

mismo; con un valor individual único e inherente. Podemos inferir por lo tanto que toda persona

tiene un derecho intrínseco e inalienable de tomar sus propias decisiones de forma autónoma, y si

este lo decide, puede evitar la dependencia de terceros (Kant, 1996).

El alivio de los síntomas físicos, como se mencionó en algún momento, es una constante.

Sin embargo, la muerte confortable desde el punto de vista del manejo de ansiedad, pocas veces

se toma en cuenta. El alivio de los malestares/síntomas, difícilmente servirá para aliviar la

ansiedad; lo cual también dará origen a manifestaciones psicosomáticas. Considerando esto, el

poder ofrecer a los pacientes la elección personal de una muerte sin sufrimientos de tipo físico,

así como un complemento para hacer un manejo de los síntomas psico-emocionales, debe ser

puesto a consideración. Toda persona tiene derecho pleno a disponer de todas medidas

terapéuticas que le permitan mantener una mejor calidad de vida durante su convalecencia, de

seleccionar aquellas que le parezcan adecuadas, y el elegir, hasta qué punto decide recibir un

tratamiento de soporte vital, de acuerdo a su postura individual. Cabiendo dentro de su elección el

manejar de forma adecuada, aquella posibilidad latente de que se produzca, ensañamiento

terapéutico dentro de este contexto; ya sea generado por acción, omisión o negligencia.

Debemos recordar que los alcances de las medidas terapéuticas en caso de realizarse el

diagnostico de una enfermedad como terminal, deben limitarse únicamente a aliviar en lo posible

los malestares tanto físicos como espirituales, del paciente, manteniendo en tanto sea posible la

calidad de vida, y debe, para evitar caer en encarnizamiento terapéutico, el realizar acciones que

Page 55: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

54

de antemano se sepa, que no producirán ningún tipo de reacción sobre el estado de salud del

paciente (López et al., 1993).

6.4 Prácticas eutanásicas con enteógenos

En el entendido de considerar a la eutanasia como una muerte carente de sufrimiento

(ortotanasia), nos remitimos entonces a la propuesta actual de la integración del uso de

enteógenos dentro de la práctica clínica y así formar parte integral de la terapia agónica ya

existente. Esto permitirá al paciente que se encuentra en etapa terminal, hacer un manejo de la

“ansiedad ante-mortem”, así como la parte de la sintomatología con base psicosomática, de una

forma más eficiente.

Si bien el uso de este tipo de sustancias al ser aplicadas no producen la muerte como

consecuencia, existe evidencia científica de una notable mejoría en términos de manejo

sintomatológico tanto físico, como psicológico (Kirchner, 2010; Grob et al., 2011, Gasser et al.,

2014). Asimismo este cambio positivo, puede verse reflejado en una mejora dentro de la calidad

de vida de los pacientes, respaldando de esta forma la generación de nuevos trabajos de

investigación científica.

Los resultados de los estudios experimentales más recientes realizados con LSD y con

psilocibina que han utilizado enteógenos como facilitadores terapéuticos en enfermos con

prognosis terminal permitirán dilucidar el panorama de uso para este tipo de sustancias. Los

resultados de estas investigaciones indican que existen cambios de tipo psicológico generados por

la psicoterapia psicolítica y psicodélica, que son registrados en los pacientes y que pueden ser

clasificados como positivos (Yensen, 1998; Kirchner, 2010; Grob et al., 2011; Gasser et al.,

2014).

Las prácticas que sean aplicadas al paciente/individuo dentro del contexto clínico de tipo

terapéutico agónico, deben estar siempre acompañadas de los protocolos de responsabilidad

humana dentro del marco de una bioética institucional, de consentimiento informado y respeto a

la decisión personal o mediada por terceros sobre los cuales el paciente/individuo haya conferido

la función de proteger su voluntad. Puesto que cada caso debe ser evaluado de forma específica,

considerando siempre en primer lugar los deseos de individuales de cada paciente, debido a las

cualidades inherentes a los enteógenos como auxiliares terapéuticos, no se puede esperar una

respuesta estandarizada, como ocurre con otro tipo de medicamentos.

Page 56: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

55

CAPÍTULO VII. EUTANASIA EN MÉXICO

La regulación de las prácticas eutanásicas en México es de tipo heterogéneo, pues son

aceptadas y reguladas únicamente en 3 de los 31 estados que conforman el país: Michoacán (Ley

de Voluntad Vital Anticipada del Estado de Michoacán de Ocampo, 2009), Aguascalientes (Ley

de Voluntad Anticipada para el Estado de Aguascalientes, 2009) y el Distrito Federal (Ley de

Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, 2008).

Los pacientes pueden expresar sus deseos respecto a lo que ellos crean conveniente sobre

el hecho de prolongar su vida por medios artificiales en caso de encontrarse en una situación de

enfermedad terminal, y expresar dicha voluntad a través de un documento avalado por la Ley de

Voluntad Anticipada o por un poder notarial que es conferido por un individuo/persona

independientemente del estado de salud física en que se encuentre. Este documento le permitirá

decidir hasta qué punto desea recibir un tratamiento de soporte vital o paliativo determinado, esta

medida, queda enmarcada dentro de los términos de eutanasia pasiva por omisión. Dicha práctica,

está soportada por el artículo 166 Bis 3. fracciones VI y VIII, de la Ley General de Salud, aunque

no se le nombra directamente como eutanasia (Ley General de Salud, 2014). Sin embargo,

cuando se habla de eutanasia en términos activos, dicha actividad sigue estando penada dentro del

artículo 166 Bis 21. El cual estipula que la eutanasia debe ser considerada ante la ley como un

homicidio, arrastrando consigo las correspondientes sanciones legales. En el resto de las

entidades federativas de nuestro país las prácticas eutanásicas se encuentran restringidas,

principalmente debido a las presiones externas ejercidas sobre los congresos y legislaciones

locales; por parte de sectores religiosos conservadores que tratan de imponer y hacer universales

sus puntos de vista, muchas veces sin importarles la opinión de los individuos ajenos a sus

credos. Esto conlleva al impacto directo sobre la autodeterminación individual privada.

7.2 Legislación para la aplicación de enteógenos en eutanasia

Dentro del contexto clínico en pacientes que se encuentran en estado agónico, sólo está

contemplado el uso de sedantes y analgésicos. Además con las legislaciones estatales

inconsistentes respecto al tema de la eutanasia, la aplicación de medidas para la prolongación o el

acortamiento de la vida en los pacientes, es de tipo heterogéneo.

Se hace necesaria, desde esta postura, la investigación a fondo de las potencialidades de

los enteógenos en la prescripción paliativa de posibilidades en los estadíos terminales en caso

Page 57: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

56

particulares de tratamiento debido que en México no existe legislación al respecto, pero si el uso

de sustancias “no oficiales” de manera clandestina.

7.3 Legislación de las prácticas eutanásicas con enteógenos en México

Desafortunadamente, debido al atraso existente dentro del ámbito legislativo de nuestro

país aún no ha sido creada una legislación federal que regule el uso de estas sustancias dentro del

marco clínico.

México es, posiblemente, uno de los países con mayor número de sustancias de tipo

enteógeno de origen natural en todo el mundo, desgraciadamente las sustancias que hemos

tratado en este proyecto: LSD y psilocibina, están clasificadas dentro del artículo 245 dela Ley

General de Salud, dentro de la categoría de compuestos con: “Valor terapéutico escaso o nulo” y

clasificados con la cualidad de: “Un problema especialmente grave para la salud pública”,

estableciendo en el artículo235 de la misma ley, la prohibición explícita de “siembra, cultivo,

cosecha, elaboración, preparación, acondicionamiento, adquisición, posesión, comercio,

transporte en cualquier forma, prescripción médica, suministro, empleo, uso, consumo y, en

general todo acto relacionado con estupefacientes o con cualquier producto que los contenga”

(Ley General de Salud, 2014).

Agregando a esto, la vaguedad del artículo 194 fracción I del Código Penal Federal

especifica sanciones penales a quien “produzca, transporte, trafique, comercie, suministre aun

gratuitamente o prescriba alguno de los narcóticos señalados” por el artículo 245 de la Ley

General de Salud; sin embargo, el artículo 195 bis. fracción II, permite el uso de “peyote” y

“hongos alucinógenos”, aunque sin nombrar específicamente a ninguna especie en especifico.

Admite su uso ceremonial y cuando los usos y costumbres de los pueblos y comunidades

indígenas así lo marquen. Aunque, la subjetividad en la que está sustentada dicha ley y la

deficiente preparación de las autoridades judiciales, no permite una correcta interpretación de las

situaciones de posesión de este tipo de sustancias en nuestro país. Esto permite el fomento de la

corrupción y el manejo ecológico inadecuado en términos de especie. Asimismo, la prohibición

de uso para el medio científico, aún no ha sido legislada, por lo que la investigación y

experimentación se encuentra prohibida y penalizada actualmente.

Page 58: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

57

DISCUSIÓN

El uso de sustancias con propiedades enteogénicas puede rastrearse hasta encontrar el

origen de su uso, unido a la creación de las primeras estructuras culturales, donde fungieron como

elementos clave de cohesión social en sistemas donde religión y medicina, formaron un vínculo

inseparable (McKenna, 1993; Yensen, 1998; Benítez, 1999; Schultes et al., 2000; Ott, 2005;

Hinostroza y Dudet, 2010). Esto ha persistido a lo largo del tiempo, dentro de las prácticas

actuales de culturas situadas alrededor de nuestro planeta. Quienes en la actualidad continúan con

labores de prospección, investigación y perfeccionamiento del uso de las mismas. Utilizándolas

como herramientas de interacción y para la creación de vínculos tanto de tipo social, como con el

medio ecológico en el cual se desenvuelven culturalmente y del cual se consideran una parte

integral, al considerarse a sí mismos como una especie más de entre un conjunto

variable/dinámico y finito, con funciones semejantes a la de un albacea, con una necesidad de

generar los medios que permitan el mantenimiento de un adecuado equilibrio ecológico;

permitiendo así la persistencia tanto de sí mismo, como del resto de las especies con las que

convive.

Esto choca con la perspectiva occidental, que muchas veces llega a considerarse desde su

individualidad no solo ajeno al medio en que habita, sino incluso pudiendo considerarse ajeno al

resto de la especie a la que pertenece, llegando a manifestarse como incapaz de darse cuenta y de

apropiarse de las interrelaciones que le permiten sobrevivir. Apelando a los extremos de generar

medios artificiales desubstanciados que se promueven como objetos comerciales libres de las

propiedades que los caracterizan, con los cuales no existe la posibilidad de ningún tipo de

vinculación o identificación, o sea de fármacos netamente químicos.

La cultura occidental a diferencia de los grupos étnicos, rechaza la necesidad de

satisfactores para la inherente búsqueda de diversidad perceptual. Culturalmente, solo están

permitidas ciertas sustancias, pero el uso de las mismas es ajeno a los efectos de tipo sanitario

que puedan tener sobre los individuos consumidores, y se carece de interés por el daño colateral

de tipo ambiental que pueda ser generado durante su producción. Aún más, el modelo occidental

trata de mantener su hegemonía al mantener los patrones absurdos de pensamiento y

comportamiento, que sirven como pilares para sostener el constructo político-capitalista que le

sostienen como sistema político. Esto, aún a costa del mantenimiento de prácticas nihilistas que

atenten contra la persistencia de los recursos naturales disponibles y que permiten el

Page 59: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

58

sostenimiento tanto del ser humano, como de las demás formas de vida que habitan en nuestro

planeta.

El paradigma médico imperante, sólo nos permite hablar de este tipo de sustancias, como

un medio para satisfacer la necesidad de contrarrestar a una etiología médica específica, pues el

enfoque de aplicación que sirve de trasfondo al uso de los efectos quimioterapéuticos de dichas

sustancias es de índole mecanicista. Al contrario de la medicina tradicional indígena, que toma a

los enteógenos como una parte integral de un sistema complejo, en el cual están envueltos

variables tan singulares como el contexto de aplicación y la predisposición del paciente. Algo que

ha sido remarcado en la actualidad por las investigaciones más recientes dentro del contexto

clínico. Sirviendo esto, como una llamada de atención hacia el reconsiderar las prácticas de la

medicina indígena tradicional, que culturalmente mantenemos como ajenas y tendemos a

menospreciar.

La comprensión de los saberes de las culturas indígenas que sobreviven en la actualidad,

nos permitirá generar nuevas formas de relacionarnos con el medio que compartimos con ellos.

Pues no sólo hablamos de obtener nuevos métodos para curar nuestras nacientes enfermedades,

sino también que eventualmente podremos hallar nuevos caminos para que nuestra civilización

occidental satisfaga la actual necesidad de integración ecológica con el entorno planetario, desde

lo económico, social y público, misma que se manifiesta como urgente. Remarcando aquí que no

hablamos de la apropiación del conocimiento indígena, sino de realizar un verdadero dialogo, que

permita nuevamente desde nuestra exterioridad cultural mantener una interacción plena y obtener

una verdadera valoración mutua, que permita la correcta persistencia de cada grupo étnico

existente, con sus correspondientes elementos constituyentes particulares, lengua, historicidad y

cultura ancestral.

La concepción popular difundida de considerar a los enteógenos como sustancias cuya

única utilidad es de tipo lúdico, raya en el tabú. Y ha permeado en las personas que constituyen a

las instituciones que fungen como formalizadoras de legalidad y formas de vida dentro de nuestro

país. Lo que ha dejado a estas en un limbo jurídico. Creando la paradoja, de la necesidad de

estudios que respalden la utilidad de enteógenos y la carencia de permiso para que las

instituciones científicas los realicen. Por lo que las opciones para el desarrollo están

prácticamente vedadas.

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59

Sin embargo, podemos argumentar desde la bioética la pertinencia de la presente

investigación, la cual nos ha permitido constatar que existen fallas dentro de la legislación

mexicana que no permiten el conceptualizar de forma adecuada la eutanasia como una forma de

satisfacer una condición que se manifiesta de forma persistente. Dejando un espacio que es

necesario cubrir a través del análisis de nuestra dinámica social característica como país y así

obtener resultados objetivos, cuyos criterios estén basados en bases científicas dentro de un

marco de laicismo, y ajeno a las ideas impuestas por sectores conservadores, que se encuentran

basados únicamente en especulaciones e ideas preconcebidas desde un único y definitorio estilo

de vida.

La utilización por parte de la medicina clínica de enteógenos como generadores de

estados alterados de conciencia con fines terapéuticos, está dando sus primeros pasos. No sólo

estamos hablando de la utilización de un método terapéutico para asimilar de forma eficiente la

ansiedad ante-mortem, que inequívocamente todos los seres humanos que pertenecemos a la

cultura occidental padeceremos en su momento. Hablamos de poder cubrir de forma pertinente

un nicho tanto clínico, como sociocultural que nos negamos a reconocer de forma tajante. En pos

de la conservación de la costumbre occidental, de eliminar los elementos de un objeto/conjunto

que no nos interesa conservar, entender o adquirir, aun cuando sean los que dan sentido y sirvan

como base para el mismo: “Vida sin muerte”. El poder repensar la muerte como concepto de

forma adecuada, algo que culturalmente deleznamos y al mismo tiempo idealizamos, para

asimilarlo y reapropiarnos de él, de una forma sana, y reintegrarlo a nuestra práctica sociocultural

diaria desde lo particular/individual e impactar a nivel general/global; como lo han hecho de

forma constante desde tiempos prehispánicos y hasta la actualidad los grupos indígenas.

La importancia del presente trabajo reside en el hecho de ser de los pocos en abordar al

tema de los enteógenos, confrontándolo desde un punto de vista objetivo y alejado de los tabús y

prejuicios con los que regularmente se le trata. El estigma social que occidente ha impuesto a este

tipo de sustancias, también ha alcanzado a los consumidores indígenas de las mismas, generando

un estigma errado del que difícilmente se puede escapar. El entender una problemática con raíces

culturales tan profundas y hacer un abordaje imparcial, nos permitirá luchar contra la

incomprensión y devaluación que socialmente nos invade, pues no podemos comprender los

alcances que poseemos nosotros mismos como cultura, si primero no logramos entender la

otredad, desde la empatía, la valoración y el reconocimiento situado, de aquellas otras formas de

Page 61: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

60

vivir con las que compartimos el planeta. Por lo tanto destacamos que, la elaboración de nuevos

trabajos que realicen un abordaje objetivo desde la bioética, permitirán la generación de valiosos

conocimientos y nuevas herramientas que puedan ser de utilidad para las múltiples disciplinas

que nos permiten desarrollarnos como cultura.

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61

CONCLUSIONES

1. Los enteógenos son sustancias cuyo uso se encuentra difundido dentro del contexto étnico, sin

embargo el concepto que para la cultura occidental es dado a este tipo de sustancias, se

encuentra distorsionado.

2. La perspectiva de uso existente para los enteógenos, no toma en cuenta el marco en que los

enteógenos son aplicados, poniendo solo énfasis en el efecto, y dejando de lado las

cosmovisiones dentro de la cuales el uso de este tipo de sustancias se ha perpetuado.

3. Es necesario hacer una consideración del valor que se le da al uso de enteógenos dentro de

culturas situadas, y el tipo de relaciones de interacción que se generan con los seres humanos

dentro del contexto actual.

4. Es necesario que para México, se realice una legislación adecuada y se realicen estudios

acerca del uso de enteógenos, con una perspectiva laica y apegada al rigor científico.

5. Los enteógenos pueden utilizarse como auxiliares dentro del marco terapéutico de cuidados

paliativos como un coadyuvante para el manejo de la ansiedad ante-mortem.

6. La necesidad de propuestas emergentes en el tratamiento de paliativos para enfermedades

terminales nos obliga a una indagación formal en el marco de otras culturas y sus

posibilidades.

Page 63: Enteógenos, Bioética y Eutanasia - Jesús Alejandro López Castillo

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