Ensayos Educacion Vial

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MEJORANDO NUESTRA EDUCACIÓN VIAL Cuando estamos en la plaza, en el mercado, o en la calle, tenemos que cumplir con ciertas normas de conducta social. Y es cierto, debemos cumplirlas, especialmente las de educación vial; pero sucede que lo hacemos de manera deficiente. La verdad es que como ciudadanos no siempre demostramos tener una buena actitud que evidencie nuestra formación en valores sociales. Por experiencia propia, he podido notar que las personas que se expresan groseramente o amargadas, por lo general son personas que no cumplen con las normas de educación vial. Cuando una persona no demuestra tener educación vial, no hace uso correcto del mobiliario urbano, más bien lo destruye; no ayuda a las personas que lo necesitan a la hora de cruzar un semáforo, subir al autobús, etc., no cruza las calles por los lugares adecuados y habilitados para ello, no respeta el semáforo, tira papeles o cáscaras de fruta en el suelo. Si todo esto ocurre en una persona es porque desde niños no se le enseña, como debe ser, a obedecer las normas de educación vial, los profesores usan mala metodología y los padres y adultos no dan el ejemplo, es más, les enseñan y le consienten a desobedecer estas normas, de modo que así crecen; y cuando son mayores no hacen más que demostrar sus malas conductas como algo natural. La ausencia o disminución de respeto hacia las reglas de educación vial es una señal de poca cultura; por lo cual es necesario que haya una sensibilización a la población para que cumpla con las normas de educación vial. La razón por la que la gente actúa con dejadez y desinterés ante estas normas es porque

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MEJORANDO NUESTRA EDUCACIÓN VIAL

Cuando estamos en la plaza, en el mercado, o en la calle, tenemos que cumplir con

ciertas normas de conducta social. Y es cierto, debemos cumplirlas, especialmente las

de educación vial; pero sucede que lo hacemos de manera deficiente. La verdad es que

como ciudadanos no siempre demostramos tener una buena actitud que evidencie

nuestra formación en valores sociales.

Por experiencia propia, he podido notar que las personas que se expresan

groseramente o amargadas, por lo general son personas que no cumplen con las

normas de educación vial.

Cuando una persona no demuestra tener educación vial, no hace uso correcto del

mobiliario urbano, más bien lo destruye; no ayuda a las personas que lo necesitan a la

hora de cruzar un semáforo, subir al autobús, etc., no cruza las calles por los lugares

adecuados y habilitados para ello, no respeta el semáforo, tira papeles o cáscaras de

fruta en el suelo.

Si todo esto ocurre en una persona es porque desde niños no se le enseña, como debe

ser, a obedecer las normas de educación vial, los profesores usan mala metodología y

los padres y adultos no dan el ejemplo, es más, les enseñan y le consienten a

desobedecer estas normas, de modo que así crecen; y cuando son mayores no hacen

más que demostrar sus malas conductas como algo natural.

La ausencia o disminución de respeto hacia las reglas de educación vial es una señal

de poca cultura; por lo cual es necesario que haya una sensibilización a la población

para que cumpla con las normas de educación vial. La razón por la que la gente actúa

con dejadez y desinterés ante estas normas es porque no ha tomado conciencia de la

gravedad que existe en no ponerlas en práctica. Debe haber también una planificación

coordinada de las autoridades competentes (alcalde, regidores, gobernador), para que

programen charlas de educación vial, y así superar este problema.

Podemos mejorar como sociedad si empezamos a ver las serias repercusiones que

tiene la falta de educación vial, la mala imagen que da no sólo a las personas de la

localidad sino a las que nos visitan. Es preciso que nos unamos y colaboremos con

nuestras autoridades, y pongamos empeño, a la realización de las actividades que se

planifique y realizarlas, y demostrar que somos ciudadanos con valores sociales y

respeto a la educación vial.

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TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA EDUCACIÓN VIAL

Hoy en día, la educación vial se ha convertido en un tema y no en una vivencia. Al

parecer cada vez hay menos gente que pone en práctica las normas de educación vial,

lo cual es preocupante.

Las normas de educación vial se estudian en las instituciones educativas. Desde muy

pequeños los maestros nos enseñan cómo debe de ser nuestro comportamiento en la

calle. Nos hablan de educación vial, que abarca un gran número de actitudes y valores

que debemos aplicar dentro de nuestra sociedad; pero se quedan sólo allí, en un simple

tema, lo explican como una simple clase, como una teoría que se debe conocer como

parte de un programa curricular, y es así como lo aprendemos.

Psicológicamente, el hecho de asumir la educación vial como teoría, tiene que ver con

la naturaleza de rebeldía de la persona. El ser humano tiene la actitud de indiferencia

ante las reglas. La explicación está en que su respuesta depende del castigo o la

recompensa que reciba. Cuando sabe que hay castigo (por ejemplo, multas) al faltar

una norma de educación vial, prefiere obedecerla, llevarla a la práctica; del mismo

modo, si sabe que hay una recompensa por obedecer tal norma de educación vial, la

obedecería. Sin embargo, no hay recompensas especiales por cumplir las normas de

educación vial, sólo castigos. Pero debe entenderse que mientras mayor sea el castigo

o la recompensa, mayor será el nivel de obediencia de la gente. Aunque, curiosamente

la gente obedece más ante el castigo que ante la recompensa. La gente es más

práctica con las normas de educación vial cuando se le aplica castigos.

Hay evidencias de que los ciudadanos conocen de las normas de educación vial pero

no la practican. Por ejemplo, saben que deben usar el puente peatonal y no lo usan, por

ahorrarse caminar, ya que éste puede estar algo lejos, prefieren cruzar la pista, y ni

siquiera cruzan por las esquinas; y no obstante cuando se le pregunta si está haciendo

lo correcto, tranquilamente dirá que no, que debería usar el puente. Y lo mismo

podemos decirnos para otros, muchos otros casos.

Por lo señalado, observamos que nos hemos convertido en ciudadanos conocedores de

las normas de educación vial, pero no practicantes de ellas. Somos más teoría que

práctica. Se ha formado una personalidad pasiva y apática en cuanto a estos deberes,

porque son deberes de todo ciudadano; y que además, refleja nuestro tipo de educación

y cultura como sociedad y nación. No basta con saber educación vial, basta con

ponerlas en práctica en nuestra vida.

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LA FALTA DE EDUCACIÓN VIAL

Dentro de las reglas que debemos cumplir en nuestra sociedad se encuentran las de

educación vial. Estas reglas están hechas para todos los ciudadanos, sin importar la

raza, sexo, religión, o clase social; eso significa que deben estar presentes en toda

ciudad, y en todo el mundo; sin embargo, esto no ocurre así porque es visible la

ausencia de educación vial en la gente, en todo lugar donde vamos, y vemos que está

dañando nuestra sociedad.

Siempre oímos en las noticias sobre accidentes o contaminación ambiental. Ambos, son

ejemplos claros de las consecuencias graves de la falta de educación vial. Los

accidentes dañan la vida de las personas, y la contaminación ambiental, produce

todavía un daño mucho mayor, porque perjudica tanto la salud de las personas como a

nuestro medio ambiente. Pero eso es lo que siempre sale en los medios de

comunicación (radio, televisión, periódicos, medios virtuales) y nos hablan de la

situación grave, prácticamente de emergencia en que estamos viviendo.

Cuando uno camina por las calles, en cualquier momento del día, es normal ver

desorden en los peatones y en los automóviles, se ve la imprudencia y la falta de

respeto al transitar. El caos se hace evidente. Todos caminamos a nuestra manera y

como queremos, pareciera que no deseamos que nadie nos diga nada o nos diga lo que

tenemos que hacer, o qué reglas obedecer; como que si se tratase de un tema que

tiene poco interés. Al menos, eso es lo que podemos percibir en nuestro entorno.

Los sociólogos afirman que la falta de educación vial es un fenómeno social que implica

un daño a corto y a largo plazo en nuestra sociedad, y que los daños pueden ser en

muchas ocasiones irreversibles, pero que el fenómeno como tal es reversible, de modo

que se pueden reducir y prevenir daños futuros, lo que favorecería al desarrollo de

nuestra sociedad.

Entonces, la falta de educación vial, es un fenómeno social del cual no podemos

escapar de ello (nadie debe sentirse al margen); pero sí tiene solución. Las reglas están

allí, los ciudadanos estamos allí, lo único que falta es obediencia y, amor y respeto por

la vida. Si queremos ver una sociedad menos dañina y dañada, tenemos que tomar

conciencia y valorar las reglas de educación vial, porque la falta de ellas no nos

conduce a nada bueno, por el contrario, nos está llevando a la propia autodestrucción

moral y física.

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LO SIMPLE DE LA EDUCACIÓN VIAL

Dentro de nuestra formación integral, la educación vial forma parte de ella. Educación

vial pues, son todas las orientaciones y normas de conducta que toda persona tiene que

cumplir, para bien de ella y de la sociedad. Y tienen la característica de ser viables y

factibles; es decir, que son fáciles de cumplir, a pesar de que existe una gran cantidad

de normas de educación vial.

De manera práctica, si le enseñamos a un niño que no debe arrojar basura, papeles, o

paquetes de golosinas en la calle o por la ventanilla del auto, sino que debe echarlas en

una bolsa aparte o en un tacho de basura, explicándole que es lo más correcto y

adecuado, el niño comprenderá lo importante que son, a tal punto de que si ve un adulto

arrojando papel en el piso, le dirá que no está bien eso, que es mala educación. Lo

mismo ocurrirá con otras orientaciones que le demos al niño en este aspecto. Entonces,

¿el niño tiene más capacidad que el adulto para cumplir las normas de seguridad vial?

¿o es que estas reglas han sido hechas más para niños que para adultos?, pues claro

que no. Lo que sucede es que las normas de educación vial son consejos prácticos, y

como tales son fáciles de cumplir, por lo mismo que son simples.

La facilidad o simpleza que presentan las normas de educación vial está fundamentada

en el nivel de cultura de la persona, independientemente de su posición social. La

persona que tiene un alto nivel de cultura, tendrá también un alto nivel de cultura

ciudadana; lo que le permite respetar las normas de educación vial y cumplirlas

fácilmente, sin regañadientes o artilugios. Una persona que tiene un alto nivel cultural

implica que también tiene un alto nivel de valores cultivados. Digamos, que ya es parte

de su personalidad ser así, respetuoso, con su medio y con los demás, y con las leyes

de tránsito. No tiene dificultades para ceder el asiento a las personas mayores o no

escupir en el piso; y si maneja un vehículo (bicicleta, moto, auto), nunca invade la

vereda. La persona culta realmente vive la educación vial.

Decir que cumplir con las normas de educación vial es difícil, es sólo una excusa

infundada y sin sentido; y sobre todo si alguien pretende defenderse diciendo que no las

cumple porque la mayoría no las cumple, o porque son tantas normas que uno no las

conoce todas. Es falso eso, porque la cantidad de normas de educación vial no implica

la dificultad de cumplirlas. Todos podemos cumplir como debe ser estas normas. Todos

podemos convertirnos en personas cultas y con ejemplo de valores para el desarrollo de

nuestra sociedad; y si un niño puede cumplirlas, los mayores con más razón.