Tal vez nos hemos preguntado muchas cosas sobre la libertad

de catedra, pero nunca de sus orígenes. A groso modo el

derecho de los académicos a la libertad de cátedra se origina

formalmente como exigencia jurídica en la doctrina alemana,

como un modo de impedir que los gobernantes intervinieran en

lo que los docentes investigaban y enseñaban. Es, en

consecuencia, un derecho moderno; que podría acogerse a la

denominación de "derechos de primera generación", en cuanto

busca limitar la actividad de la autoridad; en este caso, de las

autoridades civiles e institucionales para intervenir en el libre

desempeño de los académicos

La libertad de cátedra debe entenderse, como la facultad de que

disponen los académicos para investigar, enseñar y publicar

sobre cualquier tema que consideren de interés profesional; sin

riesgo ni amenaza de sanción alguna; excepto mediante la

adecuada demostración de inexcusable incumplimiento de la

ética profesional2. Se trata, pues, del derecho a seguir las

propias investigaciones hasta donde ellas conduzcan; y el de

enseñar a los estudiantes de acuerdo con la mejor comprensión

de la verdad3.

Es importante saber que la libertad de cátedra no puede ser

utilizada por el docente para cubrir con su manto actuaciones

arbitrarias, que desconocen el significado participativo del

proceso de aprendizaje, el cual debe fundamentarse en prácticas

democráticas y en los principios y valores de la participación. 

La libertad de cátedra no le debe de servir al docente como

escudo para manipular los programas, los horarios, cambiar

contenidos o incumplirlos con el fin de alivianar su propia jornada

laboral. El estudiante tiene el derecho a una educación de

calidad, justa y la actuación docente debe ejercerse de una

manera viable que permita al estudiante aprender de una

manera favorable para su conocimiento, sin afectar las creencias

del docente y sin impartir una educación bancaria donde solo lo

que dice el docente vale.

Es necesario que se imparta una libertad de cátedra sin

prejuicios, buscando los beneficios del aprendizaje de los

alumnos, para así lograr que sus conocimientos sean aún

mayores. Si los docentes utilizan de manera correcta la libertad

que se les da para investigar y enseñar sin depender de una

supervisión, el papel que desempeñarán frente a los alumnos

será de mucho valor, y resultará que la educación que se

imparte es una educación de calidad muy alta.

Frondizi, R., & Etcheverry, G. J. (1971). La universidad en un mundo de tensiones: misión de las universidades en América Latina. Buenos Aires: Paidós.

García Trobat, P. (1999). Libertad de cátedra y manuales en la facultad de derecho (1845-1868).

Mont, M. T. G. (1996). Manuel Gómez Morín: la lucha por la libertad de cátedra. Unam.