Ensayo El Quijote de La Mancha Economia

16
IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

description

Ensayo sobre el entorno economico

Transcript of Ensayo El Quijote de La Mancha Economia

IV CENTENARIODON QUIJOTE DE LA MANCHARamn Tamames Gmez*LA CONDICIN ECONMICADE DON QUIJOTE Y SANCHOEN LA SOCIEDAD ESPAOLADEL SIGLO DE OROEnesteinteresanteensayoseanalizadeformaparalela,comobienindicaelttulo,lacondicineconmicadelIngeniosoHidalgoyladelasociedaddesupoca.Deestaforma,seponedemanifiestolaextremapobrezadelcaballeroque,comobuenhidalgo,hademantenerseocioso.LosviajesqueDonQuijoterealizajuntoasuescuderopermitentrazarunretablodelospersonajesylasociedaddesutiempo(mercaderes,esclavos,gitanos,moriscos,conespecialmencindelospcaros),siempredesdeunaperspectivaeconmica.Porotraparte,consideraelautorquepuedefecharseenesapocaladecadenciaeconmicadelImperioenelquenuncaseponaelsol.Palabras clave: historia econmica, condiciones de vida, estratos sociales, Espaa.Clasificacin JEL: B10.Alosveinteaosel Quijotemeparecaunlibrodemeroregocijo;aloscuarentahallqueestabacom-puesto con gran ingenio; y ahora, a los sesenta aos,lo juzgo el ms admirable que existe en el mundo.William Godwin: Thoughts on Man, his Nature,Productions and Discoveries, Londres, 18311. La pobreza del Ingenioso Hidalgoy alguna noticia de sus coetneosEl IVCentenariodel Quijoteestcelebrndosecongranprofusindeactosypublicacionesalolargode2005.Yentretantasaportacionescontribuyoconstasobre La condicin econmica de Don Quijote y San-cho en la sociedad espaola del Siglo de Oro. En esesentido, empezaremos por apreciar que, desde luego, elCaballerodelaTristeFigura,comosubrayMiguel deUnamuno en su Vida de Don Quijote y Sancho, erahidalgo pobre. Pero no se le vea como a un menestero-so, sino ms bien en su calidad de hijo de bienes, paraentenderlocual,recordaremosloquedecasucoet-neo el doctor don Juan Huarte (Ley de la Partida), queporhijodalgosesignificabael descendientecondere-cho a bienes, por mucho que los de carcter material nofueran abundantes, lo cual se deba a factores infraes-tructurales. Comodijoel propioUnamunounatierrapobre,desolladaporseculareschaparrones,bastandover cmo van en invierno sus ros, apretados en largosIV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824141ICE* Catedrtico de Estructura Econmica, UAM. Ctedra Jean Monnetde la UE.Versin de 1 de junio de 2005.trechos, entretajos, hocesycongostos, llevndosealmarensusaguasfangosasel ricomantilloquehabrade dar a la tierra su verdura.Pero adems de pobre, como buen hidalgo, Don Quijo-te tambin era ocioso, estando en esa actitud los ms ra-tos del ao. No habiendo nada en el mundo ms ingenio-so que la pobreza en la ociosidad, pues aqulla le hacaamar la vida, nutrindole la segunda de esperanzas, desueos de ambicin anhelantes de la inmortalidad.Tambin es interesante la connotacin que de pobre-za proporciona Jos Mara Paz Gago en su libro Semi-tica del Quijote. Teora y prctica de la ficcin narrativa.Unescritoenel quesehacereferenciaalahidalguacomo caracterizacin peyorativa. Ya que mientras a loshroes legendarios se les designaba al modo de caba-lleros, con el nombre de hidalgo se daba a entender quepor su estatus social, el protagonista corresponda al es-calninferiordelanoblezabaja. Dichoenotraspala-bras, depobrezavergonzante, dequienmalviveafe-rrado a la limpieza de su linaje pero sin liberarse de unamiseria endmica.Y precisamente, casi sin saberlo, los dos hroes de lanarracin cervantina, el caballero y su escudero, se mo-vanalabuscadelainmortalidad,ytambindelaco-bertura cotidiana de sus necesidades. En continuo viajepor un pas diverso, hacindolo al modo de lo que, hoy,cinematogrficamente, cabrallamar unaroadmovie,unapelculadecarretera. Estoes, creandoellosmis-mossupropiahistoriaenaquelloscaminosdeenton-ces, que segn Antonio Domnguez Ortiz estaban ani-mados por un trfico que hoy nos parecera de mnimadensidad, pero en los que de ningn modo faltaban via-jeros.Losviajerosencuestinsedesplazabanutilizandolosmsvariadosmedios: desdeel viandanteal velozpostilln, o como el arriero en su mula, o el gran seoren su lujosa carroza. Aspectos que junto a otros, queda-ban reflejados en los continuos encuentros de Don Qui-jote y Sancho con el repertorio de un mundo abigarradode pasajeros en su propia tierra, yendo a veces al pue-blo vecino, o bien a lo largo de dilatados itinerarios. Estoltimo, especialmente en el caso de los mercaderes quetransportaban toda suerte de gneros.Precisamente, esosmercaderesnoeranparaCer-vantesgentedelamayorcalidad.Comohizopatenteen otra de sus obras, El coloquio de los perros, donde alallanezaenel estilodelavidadel gremiomercantil,supo oponer el trato que aplicaban a sus hijos: comosi fueran descendientes de algn prncipe, para procu-rarles ttulos, y ponerles en el pecho la marca que tantodistingue a la gente principal de la que mayormente esplebeya.Tambin del clebre Coloquio, proviene la referenciade Cervantes al tema de la riqueza en su ms alta ex-presin, cuando dijo lo de que cuidados acarrea el oro,pero ms cuidados la falta de l. Una sentencia tpicapor la que se ve en el dinero la salida de las penas per-sonales, apreciacin que hoy podemos tildar de marca-do carcter micro. Como tambin aqu habra de traersea colacin la frase de Francisco de Quevedo, quien bas-tantes aos despus emitira aquella su todava ms so-lemne sentencia de que Poderoso caballero es Don Di-nero. Todo ello en un contexto macro, como era la in-genteentradaenEspaademetalespreciososdelasIndias, unimpactoquefuemuybienestudiadoporelhispanistaE.H. HamiltonensutrabajoLarevolucinde los precios.Volviendoahoraalosmercaderesantesaludidos,podemos traer a colacin un ejemplo tpico de su acti-tud,citadoporAntonioDomnguezOrtiz.Setratadelcaso de Juan Antonio Corzo, natural de la isla de Cr-cega, quehizounaenormefortunaenel Per, paraluegoasentarseenlacapital hispalense. Delocualsurgilamximademsricoqueel CorzodeSevi-lla. SuhijomayorllegaCondedeCantillana, villaquecompraFelipeII; ysuhijacasconel CondeGelves, previa dote de noventa millones de maravedi-ses. Los descendientes de ambos hermanos no tarda-ron en abandonar el apellido y los negocios del funda-dor de la dinasta.De entre los otros grupos sociales que transitaban losmismoscaminosdeDiosquerecorrannuestrosdos142IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEpersonajes, alomosdeRocinanteydel rucio, habatambin no pocos esclavos, bastantes gitanos, y no fal-taban los moriscos. Expresiones, todas ellas, de la es-tructura econmica de aquellos tiempos.Los esclavos provenan de las contiendas frente a losmusulmanes y, los ms de ellos eran berberiscos (Cer-vantes casi lo fue a la inversa), que se agregaban a losmoriscosesclavizadoscomoconsecuenciadesusfre-cuentesrevueltaspor lasrazonesquedespusvere-mos. Los negros provenan del frica que hoy denomi-namossubsahariana, ollegabanatravsdel NuevoMundo. En cuanto a la minora gitana, padecan la msaguda marginacin, con textos legales que siempre fue-ron de gran dureza contra ellos; desde la pragmtica de1499queyalesorden,bajoseveraspenas,dejarsuvida errante.2. La instruccin del pueblo y sus formas de vida:pcaros, yantares y venterosVeamos al principio de este trabajo la marcada po-brezadel IngeniosoHidalgoysuescudero.Ascomode la mayora de la gente con la que ms se cruzabanenloscaminosespaolesdel reinadodeFelipeIII.Ysiguiendoahoraconesayotrascaracterizacionesdelaroadmovie,nosreferiremosahoraalacalidadhu-mana y la forma de vida de los compaeros de viaje deDonQuijote:empezandoporel estadodeinstruccinde quienes pululaban de un pueblo para otro, o se des-plazabanenlargositinerarios; quenoeranprecisa-menteeruditosni grandesconocedores. Aunqueellonosignificaquecarecierandecultura, porquelate-nan, y de muy varios orgenes. Incluso de lo libresco,por lalecturaencorromuyal uso, comosevioconaquel grupo de segadores que en la Venta de Palome-que escuchaban deleitados la lectura de un libro de ca-balleraqueenvozaltahacael msversadodelosconcurrentes.Tambin se reciba informacin de otras fuentes: im-genes religiosas, romances viejos trasmitidos de gene-racinengeneracin, sermoneseclesisticos, prover-bios, canciones, y otras diferentes expresiones popula-res, que llegaban a todos sin la perentoria necesidad desaber leer y escribir.De ese amplio repertorio, los refranes merecen espe-cial referencia, por la aficin que haca ellos senta San-cho. Con las inevitables consternaciones de Don Quijo-te, quien le avisaba de la conveniencia de poner mesuraa su extensa seleccin. Sin por ello poner en duda quelas tales mximas y los tales dichos contenan, vulgari-zados, no pocos fragmentos del saber filosfico, cientfi-co y mdico de los tiempos.En cualquier caso, el conocimiento de las ms diver-sas materias de la vida era un bien muy apreciado porquienes circulaban por los caminos de La Mancha. Delocual diomuestrael propioCervantes, quiennuncaocult su alta valoracin del Estudio de la Villa de Ma-drid, de su maestro Lpez de Hoyos, donde recibi lasbasesdesuculturahumanstica. Yenesalnea, elmismsimo Don Quijote lleg a decir palabras muy sa-bias: Doscaminoshaypor dondepuedenloshom-bres llegar a ser ricos y honrados; uno es el de las Le-tras, otro el de las armas.Enlaculturapopular aqueestamosrefirindonos,tambin desempeaban un papel relevante los ya aludi-dos libros de caballera. Una evasin comparable otravezAntonioDomnguezOrtizalaactual literaturasobre extraterrestres y personajes como James Bond oSupermn. Pero con la diferencia de que aquellasobras de hace siglos tenan una gran fuerza, basada encontenidospoticosprocedentesdelasmsantiguastradiciones literarias. De lo cual se derivaban increbleshazaas que se sucedan una tras otra, en una atmsfe-ra que propiciaba el entusiasmo.No es extrao, pues, que los conquistadores espao-lesdel siglodeoro,apasionadoslectoresdeloslibrosdecaballera, seidentificaranconalgunosdesush-roes, y que pusieran a sus descubrimientos los nombresms altisonantes, como el de California lo rememoraVicente Blasco Ibez en su novela La Reina CalafiaprocedentedeunreinofantsticodelashistoriasdeAmadsdeGaula. ComotambinladenominacindeLA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824143ICEamazonas que dio Orellana a algunas indgenas ribere-as del ro ms caudaloso del mundo, procedan de lamisma fuente.Casi al otro extremo de la caballera estaba la pica-resca, unentornoquetambinCervantesconociafondo, comodemostrensuRinconeteyCortadillo,conel patiodeMonipodioyotrosavatares. Locualhace desconcertante el que muchos historiadores de laEspaadelosAustriasnocitenEl Quijoteentresusfuentesdeconocimiento;hacindonossospecharqueni siquieralohanledo, segnlalamentacindeDo-mnguez Ortiz.Los pcaros circulaban por doquier, por mentiderosyotroslugaresdondeplaneabansusfechoras. Asle relat uno de los venteros al caballero andante (enel captulo VII de la primera parte), cuando le expliclas escuelas de aprendizaje de sus aos de moce-dad:... LosPerchelesdeMlaga, IslasdeRiarn,Comps de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olive-radeValencia, RondilladeGranada, playadeSanlcar, Potro de Crdoba y las Ventillas de To-ledo. Y otras diversas partes, donde haba ejercita-do la ligereza de sus pies y la sutileza de sus ma-nos, haciendomuchostuertos, recuestandomu-chas viudas, deshaciendo algunas doncellas, yengaandoaalgunospupilos.Yfinalmente,dn-dose a conocer por cuantas audiencias y tribuna-les hay casi en toda Espaa.El prrafo no necesita de ms comentario, por estarlleno de sustancia. Sobre todo, si se recuerda, con Die-go Clemencn en sus importantes acotaciones a lagran novela, que todos los sitios sealados por el ven-tero, eranlosmsperdidosdelasEspaas, por fre-cuentarlosdelincuentesygentesdemal vivirdetodajaez.Ysi depcarosyventeros,pasamosalosyantares,obtenemos una muestra ms de la parca condicin eco-nmica de Don Quijote, siendo ello bien notorio desde elprincipiodel libropor latantasvecescitadadietadelIngenioso Hidalgo:Una olla de algo ms vaca que carnero, salpi-cnlasmsnoches,duelosyquebrantosloss-bados, lentejaslosviernes, yalgnpalominodeaadiduralosdomingos, consumanlastrespar-tes de su hacienda.Y en eso de las tres partes de su hacienda (supo-niendo, como parece lo lgico, que fueran las partes),Cervantes nos dio una idea del menguado presupuestofamiliar, dedicadomayormenteameramentecomer ybeber. Debiendo recordarse en esa direccin que a prin-cipios del siglo XX, los alimentos an representaban lamayor parte del gasto familiar de los espaoles. Y queen1950eran,todava,lapartidamayoritariadel costede la vida.Por lo dems, si la dieta de Don Quijote era de la msaltaausteridad,misrrimaresultabaladesuescudero(claroestabaque,habaclases).As,enel captuloXIde la primera parte del libro, Sancho explicaba lo que enun momento dado llevaba en su zurrn:Aqutrayounacebollayunpocodequeso,yno s cuntos mendrugos de pan dijo Sancho,peronosonmanjarespropiosdetanvalienteca-ballero como vuestra merced.Alocual DonQuijoterespondideformacondes-cendiente, explicando al rudo colega cmo en el mun-do de la caballera andante lo ms deseable sera vivirdel aire. Uno de los pasajes quiz ms notable sobre laeconomadesubsistenciaenquesemovanel Inge-nioso Hidalgo y su compaero de fatigas en materia ali-mentaria:Qu mal lo entiendes!, respondi Don Quijote;hgote saber, Sancho, que es honra de los caba-lleros andantes no comer en un mes, y ya que co-man, sea de aquello que hallaren ms a mano... Y144IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEanvoyadecirverdad:muchomejormesabeloque como en mi rincn sin melindres ni respetos,aunqueseapanycebolla, quelosgallipavosdeotras mesas donde me sea forzoso mascar despa-cio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornu-dar ni toser si me viene en gana, ni hacer otras co-sas que la soledad y la libertad traen consigo.Untema,el delaformadecomer,al quesededicacuando menos otro pasaje en la obra, aquel en que DonQuijote emiti una serie de recomendaciones a Sancho,de cara a su esperado gobierno de la nsula Barataria.Preceptosqueel escuderocumpliraadmirablemente,incluso con creces:Nocomasajosni cebollas, porquenosa-quen por el olor tu villanera... Anda despacio; ha-blaconreposo, peronodemaneraqueparezcaque te escuchas a ti mismo: que toda afectacin esmala... Stempladoenel beber, considerandoque el vino demasiado ni guarda secreto ni cumplepalabra... Tencuenta, Sancho, denomascar ados carrillos, ni de eructar delante de nadie...Por lo dems, Don Quijote, desde su frugalidad, pen-saba que caballero andante no tena por qu ocuparsedel vil metal. De tal guisa que no se vea en la obligacinde pagar en las ventas, que por aadidura no se le pare-cantales, sinocastillosverdaderos. Situacinantelacual, el realismo de los presuntos anfitriones era tan sin-cero, que terminaba por hacer mella en el propio caba-llero. Como consta en el captulo XVII de la primera par-te, en las sosegadas palabras del ventero:Seorcaballero, yonotengonecesidaddequevuestramercedmevengueningnagravio,porqueyostomarlavenganzaquemeparece,cuando se me hacen: slo he menester que vues-tra merced me pague el gasto que esta noche hahecho en la venta, as de la paja y cebada de susdos bestias, como de la cena y camas.Luego venta es sta?, replic Don Quijote.Y muy honrada respondi el ventero.Sancho, naturalmente, no participaba de las desprendi-das pautas econmicas de su seor, y de tiempo en tiem-po, mostraba su inquietud por el estipendio a que tena de-recho y que no acababa de llegar. Preocupacin que cier-tamente fue diluyndose a lo largo del libro, sin duda por lapromesa de que el escudero recibira en su momento laspinges ganancias propias de la nsula que estaba desti-nado a gobernar; por el superior designio de alguno de losgenerosos prncipes que terminaran encontrando.Pero como pareca que esos dineros de tan altos go-biernos no iban a verse jams, Teresa Panza, la mujerde Sancho, que no estaba para muchas fantasas en latristeruindaddesuscortosmedios, seconvirtienelautnticosindicatodesuesposo;eneternareivindica-cindineraria, comopudoverse(captuloIVdelase-gunda parte), cuando manifest a su marido:Msdecidme, quesesodensulasqueno lo entiendo?No es la miel para la boca del asno respon-di Sancho refraneando una vez ms. A su tiem-po lo vers, mujer, y aun te admirars de orte lla-mar seora de todos tus vasallos.3. El ideal del caballeroy su convergencia con el escuderoEn la condicin econmica de Don Quijote y Sancho,hemos de fijarnos en lo que llamaremos el ideal del ca-ballero andante. Que se plasm, y del modo ms admi-rable,ensuDiscursoaloscabreros(captuloXIdelaprimeraparte), conpalabrasaltisonantesentodosuarranque oratorio:Dichosaedadysiglosdichososaquellosaquien los antiguos pusieron nombre de dora-dos... Porque entonces, los que en ella vivan, ig-norabanesasdospalabrasdetuyoymo.EranLA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824145ICEen aquella santa edad todas las cosas comunes,a nadie le era necesario para alcanzar su ordina-rio sustento tomar otro trabajo que alzar lamano.Sobre tan beatfico discurso, del que Martn de Riquerdetect cumplidamente los antecedentes, Miguel deUnamuno insisti, muy expresivamente, en que tal vi-sin del pasado es la que empujaba a la conquista delporvenir; siendo la madera de los recuerdos la que sirveparaarmar lasesperanzas. Sinembargo, el eximioRector de Salamanca en un anlisis ms realista subra-yquelosSanchosyloscabrerospensabandemuyotra manera que el caballero andante:Todoesodelossiglosdichosos, lesentrabapor un odo y por el otro les sala; lo que ellos bus-caban era el elixir para curar el mal de muelas o elreuma, o para quitar manchas de la ropa; el coci-miento regenerativo, el blsamo catlico, el revul-sivo anticlerical, el emplasto aduanero, o el vejiga-torio hidrulico.En duro contraste con tan cotidianas necesidades, elideal de Don Quijote, de una sociedad de bienes en co-mn, venaaser unescenariolindanteconel primerEdn. O que al menos se perda en la noche del ms re-moto pasado, en lo que tiempo despus dara a enten-der J. J. Rousseau con su mito del buen salvaje.Ante esas aoranzas, el cervantista francs JeanCassou situ a Don Quijote en la tendencia de un comu-nismo de corte ms o menos arcadiano. Una de las mu-chas razones por las cuales, tal vez, Karl Marx se con-virti en gran admirador del Caballero de la triste figura.Hasta el punto de que empez a estudiar nuestro idiomapara leer sus narraciones en la lengua original, del es-paol (como ya Covarrubias llam al idioma, en su granDiccionario, o como hizo el propio Casiodoro Reyna ensu traduccin de la Biblia).Algo parecido le sucedi al propio Sigmund Freud, talvez en el anhelo de penetrar en el fondo de la psique deQuijano, el fantasioso, primero, yel bueno, despus.Comoprototipodehroesiempreesforzadoendesfa-cerentuertos, defenderalosdesvalidos, oprotegeralas doncellas de ser mancilladas. Todas las esencias, ensuma, del quijotismo, una voz que ha pasado a ser ex-presin usual en todas las hablas. As, en el DiccionarioWebster de la lengua inglesa, se entiende que por esecalificativosesignificaloromnticohastalaextrava-gancia,ascomoal buscadordepropsitosvisiona-rios.Teniendo los referidos ideales in mente, no fue de ex-traar que Don Quijote incluyera en sus proyectos el in-troducir cambios en una sociedad que vea llena de abu-sos y vejaciones para los menos poderosos. Y en esa l-nea, preconiz la reforma de la justicia, de la queCervantes no tena el mejor juicio, al estar sumida en lams abyecta de las corrupciones, como bien supo sub-rayar Unamuno:Cohechev.m., cohecheytendrdineros; yno haga usos nuevos, que morir de hambre...Habrfavor tanbuenoquelleguealaorejadel juez y del escribano, como estos escudos, silleganasubolsa?... Quenofalteungentoparauntar atodoslosministrosdelajusticia;porque si no estn untados, gruen ms que ca-rretasdebueyes...Ricla,latesorera,quesa-ba muy poco o nada de la condicin de escriba-nos y procuradores, ofreci a uno no s qu can-tidaddedineros... Loechaperder del todo,porqueenoliendolosstrapasdelaplumaquetenanlanalosperegrinos, quisierontrasquilar-los, comoesusoycostumbre, hastaloshue-sos.Tal cmuloderazonesexplicatambinporquDonQuijote dio suelta a los galeotes en el camino que con-ducaasuesclavitudengaleras. Enel fondo, estabaconvencidodequelajusticiaeraabsurdaenmuchascosas, y que por ello mismo deba prevalecer el propiocriterio de moralidad. Algo que volvi a sucederle al for-146IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEmular la ms tremenda de las preguntas durante la visi-ta a las naves surtas en el puerto de Barcelona:Qu han hecho esos desdichados [remeros],que ans los azotan? Y cmo este hombre solo,que anda por aqu silbando, tiene atrevimientopara azotar a tanta gente?.Sealaremos,adems,quequizunodelosaspec-tos ms interesantes de la percepcin del mundo de lapeculiar pareja, se manifest en una gran sntesis final;al trmino de su largo periplo. Concretamente, el realis-mo de Sancho se espiritualiz, y Don Quijote recupersu cordura. Se lleg as al gran momento en que el mu-lo de los Amadises, Palmerines, y Lancelotes, a la horade dictar testamento, dispuso solemnemente:Si sobrarealgodespusdehabersepaga-do lo que le debo, el restante, que ser bien poco,buen provecho le haga [a Sancho] porque la sen-cillez de su condicin y fidelidad de su trato lo me-rece.Untestamentoqueenpocotiempodiopaso, comosubrayaMartndeRiquer (enNuevaaproximacinalQuijote), a un ambiente sosegado, en el que la vida seendulz, perdiendo sus ribetes ms trgicos, para gozarcasi todos. Fue un momento en el cual, el narrador vinoa explicitar aquello de que por mucho que sean las pe-nas, la vida sigue:Cerr [Don Quijote] con esto el testamento, ytomndole un desmayo, se tendi de largo a largoen la cama. Alborotndose todos, y acudieron a suremedio, yentresdasquevividespusdestedondehizoel testamento, sedesmayabamuyamenudo. Andabalacasaalborotada; pero, contodo, coma la sobrina, brindaba el ama, y se rego-cijabaSanchoPanza;queestodel heredaralgo,borraotemplaenel herederolamemoriadelapena que es razn que deje el muerto.Qued, por ltimo, un cierto suspense, que Cervan-tes puso en la novela como adorno final de su imagina-cin. Demodoquenadiesabrnuncadndeviviydnde muri el andante caballero; no ms all de la ini-cial yescuetaespecificacindequesuvidasedesa-rrollenunlugardelaManchadecuyonombrenoquiero acordarme.En otras palabras, el enigmtico Cide Hamete Benen-geli resolvidejarquetodaslasvillasylugaresdelaMancha contendiesen entre s por ahijrsele y tenrselepor suyo. Como pugnaron las siete ciudades de Greciapor Homero. Esto ltimo, en referencia a las polis quepretendieron ser la patria del autor de la Iliada y la Odi-sea: Cime, Esmirna, Quos, Colofn, Pilos, Argos y Ate-nas. En cierto sentido, Don Quijote naci y muri en unno lugar, un espacio que slo su autor habra podido si-tuar con precisin.En suma, podra decirse que para los espaoles quetenemos el privilegio de leer el Quijote en directo y en-tenderlo casi siempre, lo cual no es el caso de los ingle-ses de hoy con Shakespeare, est claro que, como encierta ocasin observ Francisco Umbral:El Quijote es nuestra Biblia nacional no por lamilitarizacinaqueselehasometidotantotiem-po, sino, muyal contrario, porqueesel continuodisparatebarrocodelosmolinos,losyangeses,losleones,losbatanes.Ysobretodo,el ejemplomximo de un viejo que se inventa pasiones paraejercitarse, para no morir.Cuando el hidalgo vive todo lo que no haba vivi-do, decide retirarse y morir. Llen su vida de tantosdisparates que, de pronto, ya se saba protagonis-tadel libroqueestamosleyendo. Granmoderni-daddeCervantes, el personajevueltosobresmismo.4. El determinante rgimen de propiedad de la tierraDespus de las anteriores referencias a La condicineconmica de Don Quijote y Sancho, en este aporte in-LA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824147ICEtentaremos esquematizar cmo funcionaba en trminoseconmicos la Espaa de Cervantes. Para ello, iremosviendo algunas de las facetas ms sobresalientes: rgi-men de propiedad rural, la Mesta, demografa, sistemade municipios y Cortes. Para, finalmente, entrar en la ar-dua cuestin de la decadencia, que en 1605, al publicar-selaprimerapartedeEl Quijote,yasehabainiciadonotoriamente.Al referirnosalosprocesosdeconcentracindelaposesin de la tierra que entonces era, como mucho,el ms notable activo patrimonial, ser necesario sub-rayar cules fueron dos de sus mecanismos fundamen-tales: losrepartimientosrealizadosdurantelaRecon-quista, y la figura jurdica de la vinculacin; segn lacual, determinadosbienesraicesseasignabanaundestino concreto (un monasterio, una fundacin), o biena un especial orden sucesorio que los separaban de lacirculacineconmicageneral.Quedabanasinmovili-zndolos en manos de determinadas personas, familiasocorporaciones, querecibanel nombregenricodemanos muertas, al carecer de la facultad de transmitirsus propiedades.Losrepartimentosdetierrasentrelanobleza,lasvi-llas y las ciudades, las rdenes militares y la Iglesia, seprodujeron a lo largo de toda la Reconquista, tenindo-se noticia muy detallada, por ejemplo, de los realizadospor Fernando III despus de la conquista de Crdoba ySevilla. De esa forma, se originaron vastos patrimoniosterritoriales, configurados como seoros, abadengos, ybienes comunales y de propios de los Concejos. Un se-oro era precisamente el que acogi al Caballero de laTriste Figura o de Los Leones en el pasaje en cues-tinyasuescuderocomohuspedesdistinguidos(CaptuloXXXdelasegundapartedeEl Quijote), delcual era titular un ms que ingenioso Duque, que debatener facultades que extremosamente se situaron, al ha-cer justicia, en el ltimo recurso a horca y cuchillo. Enese contexto, Sancho como Gobernador, aunque fueraen la ficcin de la farsa hizo uso de las tpicas potesta-des jurisdiccionales con sus famosas sentencias de to-dos conocidas. Y que aquel seoro era cosa ms queimportante, se ve en el captulo XLV de la segunda partede El Quijote, al detallarse que la Insula Barataria, den-trodelosdominiosdel Duque,eraunlugardehasta1.000 vecinos.Volviendo ahora a nuestro tema central, subrayare-mos que la fuerte concentracin de la propiedad naci-da de los repartos de tierra y de las ocupaciones per-sonaleslegalizadasdespuspor lossoberanos, seacrecent va dos instituciones: amortizacin ecle-sistica, y mayorazgos; como bien supieron sintetizarVicensVivesyNadal OllerensuHistoriaEconmicadeEspaa.Laamortizacineclesisticaconsisti, esencialmen-te, en la entrega de bienes inmuebles a la Iglesia, que-dandoas vinculadosalareligin. Unadacinquesehacaporpurapiedad,oconfinesdelograrlainmuni-dad fiscal de la tierra. Luego los eclesisticos cedan losfundos a sus primitivos propietarios en enfiteusis, por uncanon que representaba una suma menor, y sobre todoms regular, que los tributos corrientes.Porsuparte,losmayorazgossecreabanapartirdelos patrimonios familiares que sucesivamente se vincu-labanaunordensucesorioespecial (deprimognitoaprimognito), que los inmovilizaba dentro de una familia,prohibindose de tal modo cualquier clase de dispersio-nes. Unainstitucincuyoarraigoseprodujoprimera-mente en la Corona de Aragn, en tanto que en Castillalos nobles la consiguieron ms tardamente, con las Le-yes de Toro de 1502. Fecha a partir de la cual su promo-cin adquiri el ms fuerte impulso.Porlodems,el enormevalorquepopularmenteseasignaba a los mayorazgos, queda patente en el captu-loXXXIVdelasegunda, cuandoSanchodicequeelvestidoquelehabaregaladolaDuquesavalaloquetodo un mayorazgo.La expansin de la superficie de tierras propiedad delas manos muertas a lo largo de los siglos XV y XVI fuemuy importante, como se patentiza por una estimacindel historiador Altamira: acomienzosdel sigloXIXlaIglesia posea 9 millones de fanegas (por lo general 2,5fanegas igual a una hectrea); la nobleza, 28, y el tercer148IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEestado, 17. Unas proporciones que en lo tocante a bie-neseclesisticosestconfirmadapor el CatastrodeEnsenada (segunda mitad del siglo XVIII), que atribuya la Iglesia 12 millones de la referida unidad de medida,sobre un total de 83. Sin embargo, el Catastro no permi-te distinguir, dentro de las tierras laicas las que pertene-canalanoblezaoal tercerestado;segnensumo-mentopusoderelieveel hispanistaMarcelinDefour-neaux, en su obra Pablo de Olavide ou l'Afrancesado.El proceso de concentracin de la propiedad de la tie-rra, tuvo como resultado el freno de la roturacin de tie-rras, ladisminucindelosrendimientos, el despobla-miento, y la reduccin de los ingresos del fisco. En suma,contribuy, a la decadencia y la miseria de regiones ente-ras,comolastransitadasporDonQuijoteySanchoensus correras. Y as continuaran los cosas mucho tiem-po, pues todava a finales del XVIII, persistan en toda sudureza, o incluso con ms virulencia. Como subray Jo-vellanosensuInformesobrelaLeyAgraria(1785), alabordar la modernizacin de la agricultura haba de aca-bar con una serie de penosos estorbos: Lagranextensinocupadapor losbaldos, estoes,loscamposotorgadosalaMestainstitucinalaque nos referimos despus y que no podan ser culti-vadas. Laaberturadelasheredades, privilegiotambindelaMesta, queconsistaenlaobligacindecederpaso al ganado por las fincas privadas en determinadaspocas del ao. El exceso de tierras concejiles, en general mal ad-ministradas. La amortizacin civil y eclesistica, que encarecalas tierras por la escasa superficie susceptible de com-praventa o arrendamiento. Los obstculos a la libre circulacin de los produc-tos agropecuarios. Lasexcesivascargastributariasquesufranlospequeos campesinos, en fuerte discriminacin con lastierras cedidas a la Iglesia en eufitensis.seerael panoramadel sectorrural enEspaaentiemposdeDonQuijote, empobrecidaporlosgrilletespuestosalainmensamayorpartedelasociedad. Locual generabafuertespenuriasenlaalimentacin,porlos bajos rendamientos de la tierra; en parte tambin de-bidos, hay que decirlo, a un clima, mucho ms duro queel actual, pues no en vano el siglo XVIII se situ en me-dio de la pequea glaciacin multisecular que fue del XVal XIX.5. La Mesta. Su Honrado ConcejoYahemoshechoreferenciaalainstitucinmedie-val, de ese nombre que estaba en pleno vigor en tiem-pos de Don Quijote y gobernada por su Honrado Con-cejo,dueoyseordemediaEspaa,yorganizadormximo de la produccin de lana; el producto por en-toncesdemximaexportacinqueinclusosehacasinnimodedinero.Est claro que Cervantes conoci perfectamente LaMesta, por lostratosqueindudablementetuvoconelladesustiemposdeagentedeaprovisionamientode la Armada Invencible. Un conocimiento que se tra-dujo, en las referencias a los grandes rebaos de ove-jas que discurran por La Mancha y que a Don QuijoteySanchoselefiguraronenciertaocasingrandesejrcitos, que marchaban a los campos de batalla porlospolvorososcaminos.El rgimentrashumantereguladordelaMestare-montabasusorgenesalaReconquista, cuandolagran despoblacin del pas permita que la ganaderaovinaadquirieseunaimportanciafundamental enlosreinosdeCastillayLen, especialmentedesdequeseafianzlacradel merino. El cual necesitabadepastosfrescosdurantetodoel ao,originndoseporelloel sistemadetrashumancia;verdaderonomadis-mo bianual, practicado desde los pastizales de invier-no a las tierras altas del norte (agostaderos) en buscade la hierba fresca de verano; para luego retornar, enel otoo,alasdehesasdel sur.Las necesidades de la trashumancia extensos pas-taderosabiertos,descansaderos,vaspecuarias,etc-tera fueron el origen del citado Honrado Concejo de laLA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824149ICEMesta, que tuvo a su cargo la observancia de los impor-tantesprivilegiosrealesotorgadosalospastoresdelreyno, queperduraronnadamenosquehasta1836,comopuntualizJuliusKleinensulibroTheMesta.AStudy in Spanish Economic History, 1273-1836.6. Los gremios y el monopolio comercialTambin en El Quijote hay numerosas referencias alosgremios,organizacionescorporativasquefuncio-nabanencadapoblacindeunaciertaimportancia,conreglamentaciones muy estrictas. Deesemodoaseguraban sus privilegios dentro de la estructura so-cial ymercantil, generalmenteconpoderesmonopo-lsticos, en la produccin de bienes y servicios ofreci-dospor losalfareros, carreteros, guarnicioneros, hi-landeros,tejedores,tintoreros,toneleros,caldereros,plateros,etctera.Cada gremio contaba con su propia marca, al objetode identificarse en el mercado, y poder perseguir as alosintrusos.Comoahorasucedeconlasgrandesem-presas,respectoalasfalsificacionesdelapirateradenuestro tiempo, incluida su fase final de los top mante-ros en materia de discos musicales. La autoridad mxi-ma suprema resida en la Junta de Maestros, que hacacumplir las ordenanzas o estatutos. Y por debajo de losmaestros, se situaban los oficiales, siendo el ltimo es-caln el de los aprendices.Las tres categoras indicadas en cada oficio, se confi-guraban en una rgida jerarqua, altamente disciplinada,con normas muy severas para regular el paso de uno aotro nivel; a travs de complicados mecanismos de se-leccin, con dispositivos de cooptacin.Los gremios fueron, en parte, el origen de la ins-titucin de las cmaras de comercio. No es extra-o, pues, que todava hoy la de Madrid tenga en suescudolascolumnasdelosantiguoscincogre-mios mayores que funcionaban en la capital quefuedelasEspaas; segndecretFelipeII en1561, si bien esa decisin no mantenida por FelipeIII, que por un tiempo volvi a Valladolid tales fun-ciones, locual explicaquelaresidenciadeCer-vantesporvariosaosestuvieraenlaciudaddelPisuerga.Todoel montajegremial prevalecidurantesiglos,hastafinalesdel XVIII (Revolucinindustrial, Revolu-cin francesa), cuando fue proclamndose en Europa lalibertad de contratacin y la de trabajo; contra los rgidosdispositivos ordenancistas tpicos del mercantilismo. Elmodelo productivo que precisamente Adam Smith atacen La Riqueza de las Naciones (1776).7. Expulsiones y despoblacinEnmi anterior trabajoenLeer sobreLacondicineconmica de Don Quijote y Sancho, ya puse de relie-veeldiversotipodelosviajerosconquienesencami-nos y trochas departi la inmortal pareja en sus itinera-rios peninsulares. Esas gentes eran expresivas de unapoblacinmuyvariada, queensuconjuntosedebilitenormemente a lo largo de los siglos XVI y XVII, por lasrazones ya expuestas al referirnos a la propiedad de latierra, y tambin al gran nmero de clrigos, y por otrasrazones que veremos seguidamente.Msconcretamente,al concluirel poderdel IslamenEspaa,latoleranciarespectoaquienespracticabanlareligin de Mahoma fue hacindose cada vez menor. Enese sentido, en el propsito de una absoluta unidad reli-giosa frente al viejo ideal de los reyes como seoresde las tres religionesse haba producido mucho antesde que Don Quijote cabalgara, la expulsin de los judospor los Reyes Catlicos (1492). Decisin que tuvo conse-cuencias ms que desastrosas, pues desde el momentoen que los sefardes ganaron influencia fuera de Espaaconsideraron a la monarqua espaola su principal ene-miga, y contribuyeron activamente a extender la LeyendaNegra,untemabienestudiado,entreotrosporRicardoGarca Crcel en su libro del mismo ttulo.Fundamentalmente, laexpulsindelosjudos(encifra en que difieren las estimaciones, desde 100.000150IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEa800.000, peroqueverosmilmente, segnDomn-guez Ortiz, debera situarse en torno a 200.000) signi-fic la salida de Espaa y de su escena econmica, degran nmero de comerciantes, mdicos, msicos, ar-tesanos,etctera.Dej de funcionar as una de los ms decisivos mo-tores del florecimiento econmico de las ciudadescastellanas en la segunda mitad del siglo XV, por mu-cho que el decreto de expulsin no significara, ni mu-cho menos, la salida de todos los hebreos. Muchos seconvirtieron, para quedarse, y de su estirpe surgiranpara la historia de Espaa personalidades tan impor-tantescomoFernandodeRojas, FrayLuisdeLen,Teresadevila,BaltasarGracin,todosellosenlostiemposmsprximosal SiglodeOro. Yotrosmu-chosmstardamentecomoMendizbal, Canalejas,etctera.El propioGranInquisidorTorquemada,quetantopersiguialoshebreosporsureligin, eradeesamismaascendencia. Ynopodemosolvidartam-pocolapresuncindequeFranciscoFrancoBaha-monde fuera de estirpe juda, no obstante su obsesinporlasconspiracionesjudeo-masnicas.En cuanto a la expulsin de los moriscos, decretadaen 1609 por Felipe III, fue un gran traumatismo adicio-nal, estavezparalaproduccinagrariaylaprotoin-dustriaespaolas. Loscampesinosylosartesanosmseficaces, sevieronenlatesiturademarcharse(unos 300.000?), y muchos campos y no pocas villasquedaron inevitablemente yermos o vacas. Don Qui-jote conoci obviamente esa expulsin a la que se re-fiereenEl Quijote,lgicamenteenlasegundaparte.Apartedelocual mantuvoal moroCideHameteBe-nengel comoredactor, enlenguarabe, del manus-critooriginal deEl Quijote.En cualquier caso, y en correspondencia con las tesisulteriores del demgrafo francs Alfred Sauvy, la decli-nante demografa a que nos hemos referido, fue un fac-tor decisivo en el panorama de la decadencia del Impe-rio de los Austrias. Con esa poltica, iniciada por los Re-yesCatlicos,seacabconlaviejaideaespaoladeque gobernar es poblar.8. Municipios y Cortes: de la democracia medievalal Estado absolutoEn la Espaa de Don Quijote y Sancho, los alcaldescomoloscuras,barberosybachillerestandel gustodel Caballero eran personajes de lo ms importantes.En buena medida, porque la mayor parte de la experien-ciavital delosespaolesdeentoncessedesarrollabaen el entorno del municipio, teniendo como referencia lacasa consistorial, mucho ms que las lejanas institucio-nescortesanas.Conunagranfuerzadecohesinqueradicaba en un sistema demogrfico de muy poca movi-lidad.Pormuchoque,comoseponaderelieveenmiprimer artculo para Leer, las idas y venidas del caballe-ro recuerden lo que hoy llamamos road movie.Deberememorarsequelosayuntameintossurgieronde las comunidades de aldea, que desde su fundacin enel Medievo contaron en todo lo referente a gestin de losbienes concejiles no repartidos individualmente a travsdel derecho de presura. Como tambin eran autoridad enel aprovechamiento de aguas y pastos por todo el vecin-dario. De modo que con esas funciones, la concesin defueros, oleyesconderechosydeberesenunmbitoconcreto, elev a muchas de tales comunidades a la ca-tegora de villas, y ms tarde al estatus de ciudades.En las villas, paulatinamente, las primitivas libertades,configuradas en torno al ya mencionado derecho de pre-sura (que permiti la toma de sus propiedades a los pe-queos agricultores), se vieron sustituidas por modos decontrol oligrquico, como los ya examinados sistemas deamortizacin. En cuanto a las ciudades fueron alcanzan-do fuerza. En casos como Burgos, Valladolid, Medina delCampo, Segovia, etctera, casi siempre en relacin conlas actividades productivas y el comercio de la lana. Entanto que las villas costeras y marineras como La Coru-a, y desde Asturias al Pas Vasco (Gijn, Santander, La-redo,CastroUrdiales,Bilbao,etctera)progresaronporesa misma actividad y tambin por la pesquera. Mientrasen el litoral del Mediterrneo, Barcelona, Valencia y Sevi-llaseconfiguraroncaracterespreburguesesporlacre-ciente influencia de los comerciantes.LA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824151ICEDelapreexistenciadeesosmunicipios, enlosdife-rentesReinos, nacieronlasCortes, comofrmulasderepresentacin. Con la doble finalidad esencial de impe-dir que el rey se viera frenado en sus afanes de elevarlos tributos y de rebajar la ley de la moneda. Sin embar-go,enlostiemposdeDonQuijote,esainstitucinpre-parlamentariahabaperdidosuimportancia,porel ab-solutismo.As,Cervantesnolesdioel privilegiodesuconsideracin.Enlasciudades,durantemuchotiempo,convivieronlas tres culturas: cristianos, judos, y musulmanes, ocu-pando, es cierto, distintas zonas de residencia. Normal-mente se toleraban, aunque no sin fricciones de tiempoentiempo.Esascircunstanciasdeungradorazonabledetoleranciayconvivencia,ydeungobiernorelativa-mentelibre, unidasalaexpansindemogrficayalaampliacindelacultura,explicanel florecimientoeco-nmico de las ciudades durante la Baja Edad Media queCervantes y Don Quijote no llegaron a conocer.Con el absolutismo ya impuesto desde Carlos I, enca-sillado al acabar con los comuneros, los municipios per-dieron las prerrogativas que haban conseguido con suscartas pueblas, que compendiaban las libertades. Comotambin el absolutismo sera el final de las Cortes tradi-cionales. A pesar de lo cual, en la memoria histrica delospueblosdeEspaapervivilaideadequeelbuengobiernonacedelosayuntamientosyculminaenlasCortes. Como muy bien supo recoger, siglos despus, laConstitucin de Cdiz de 1812, al devolver sus liberta-des a los consistorios, y al sentar las bases de la repre-sentacin, de la soberana nacional, en el parlamento.9. La primera decadencia econmica de EspaaLosorgenesdeladecadenciaespaolatrassuex-pansinpor Portugal, Nortedefrica, Italia, Francia,Flandes, las Indias, y Oriente (Filipinas y otros archipi-lagosdel inmensoocanoquebautizaraBalboa), hayqueverlosenelpropsitoaultranzadeforjarunauni-dadreligiosaalafuerza,yunaunidadpolticabasadaen el absolutismo y en propsitos de dominio universal,como Carl Grimberg supo poner de relieve en su libro Lahegemonaespaola.El primerimperiodembitouni-versal. Idea, en la que tambin insisti Fernando Bouzalvarez en su obra Portugal no tempo dos Filipes(1560-1668), referido obviamente a la unin peninsular.Un tema, el ltimo apuntado, en el que tambin tuvoactiva participacin Miguel de Cervantes, que tal vez es-tuviera, con su hermano Rodrigo en la batalla de la IslaTercera, en la que Don lvaro de Bazn desbarat la flo-ta francesa, consolidando as las pretensiones de FelipeII a la Corona lusa. Como tambin debe recordarse, ensu personal insercin en la Espaa imperial, Cervantesse radic por un tiempo en Lisboa apenas incorporada alacoronadeFelipeII.CiudaddondetuvoamoresconAnaVillafranca,delosquenacisuhijanatural Isabelde Saavedra, que durante un tiempo vivi con l en Va-lladolid.En la lnea de pureza religiosa ya apuntada, la expul-sindelosjudosfueungolpeeconmicodecisivo,como ya hemos visto en prrafos anteriores. Si bien escierto que despus de 1492, an haba banqueros cas-tellanos, que eran cristianos nuevos, los muchos judosque se convirtieron para no ser expulsados. Ellos siguie-ronactuandoenel pas,mezcladosyaenel stockde-mogrfico y religioso general. Pero con todo, la estructu-ra financiera qued empobrecida, desconectada de pro-vechosos contactos exteriores. Como igualmente se viodeterioradadelaorganizacinagrariaespaolaconlasalida de los moros de Granada en tiempos de Felipe II,tras la Guerra de las Alpujarras, y, sobre todo, por la ex-pulsin de los moriscos decretada por Felipe III (1609),segn tambin hemos podido ver anteriormente.El absolutismo poltico, el centralismo, y el monopoliobuena muestra de ello fueron el Consejo de Indias ylos estancos de la sal, etctera, tuvieron todo un rosa-rio de secuelas. En lo poltico, se limitaron las iniciativasque de otra forma se habran mantenido y desarrolladodesdelosdistintosterritoriosquecomponanlaConfe-deracin espaola de los Austrias. En lo econmico, elintentodeconcentrar todoel trficoamericanoenelpuertodeSevilla, pretendiendoquelosdemseuro-152IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICEpeos fueran a comerciar all, suscit la codicia de los pi-ratas franceses, de los bucaneros holandeses, y de loscorsarios ingleses sobre los galeones espaoles; y sus-cit la rebelin de los Pases Bajos.Todos esos escenarios y esos hechos no fueron ajenosal autor de Don Quijote, pues como es bien sabido, reitera-damente se propuso trasladarse a las Indias a hacer fortu-na, encontrndose siempre con la oposicin personal deFelipe II. Un pasaje en el cual es interesante lo que sobresu manera de hacer fortuna plante Sancho en el captuloXXXVI de la segunda parte, vindose ya gobernador. Ma-nifest entonces, en carta a su esposa Teresa:Deaqu apocosdasmepartiral gobierno,adonde voy con grandsimo deseo de hacer dine-ros, porque me han dicho que todos los goberna-dores nuevos van con este mesmo deseo; tomar-le el pulso, y avisarte si has de venir a estar con-migo o no.Tampoco ser ocioso recordar otras implicaciones delautordeEl Quijoteconel Imperio. Entreellas, lapro-puesta que su autor hizo a Felipe II de conquistar Argel,o el propio viaje que el genial alcalano hizo al Norte defrica, segn le encomend el Rey, sin saberse todavahoy a ciencia cierta el objetivo de tal encargo.Las muestras ms ostensibles de la decadencia fue-ron econmicas, como econmicas fueron sus causas.Enesesentido, laentradadelosmetalesamericanosenlacirculacinmonetariaespaola, resultser msbien pasajera, pues en grandsima parte, tales recursosseutilizaronparafinanciarlasguerrastranspirenaicas.Si bienesverdadquesusolotranscursoporEspaa,provoc una inflacin espectacular, que redujo sensible-menteaCastillaensusposibilidadesdecompetir. Noslo en los mercados exteriores sino tambin en su pro-pio mercado interno. Como muy bien han subrayado re-cientemente los autores del volumen 7 de la Historia deEspaa de la Biblioteca El Mundo.Por lo dems, con una poblacin cada vez ms estan-cada por los procesos ya considerados antes, no podamantenerse inclume un imperio de pretensiones plane-tarias frente a Estados nacionales de podero crecientecomo Francia e Inglaterra. Y en cuanto a Holanda, el in-tentodereprimir larebelinpolticayreligiosadelosPases Bajos, condujo a lo que en alguna ocasin he lla-mado el Vietnan espaol de los siglos XVI y XVII, porla sangra de hombres y riqueza y la cadena de derrotasque supuso.10. Tres poemas significativosdel Siglo de Don QuijoteEnresumen,ladecadenciadeEspaahabaempe-zado en los tiempos de Don Quijote y Sancho, lejos yadel viejo ideal equilibrador de Fray Luis de Len ao-radoenel sigloXXporSomersetMaughamensues-plndido libro The Summing Up, de cuando Carlos VseretiraYuste. Enlosversosquereproducimosserespira una gran serenidad de nimo:Qu descansada vidala del que huye el mundanal ruidoy sigue la escondidasenda por donde han idolos pocos sabios que en el mundo hansido!...Oh campo, oh monte, oh ro!Oh secreto seguro deleitoso!Roto casi el navoa vuestro almo reposo,huyo de aqueste mar tempestuoso...Despirtenme las avescon su cantar suave no aprendido.No los cuidados gravesde que es siempre seguidoquien al ajeno arbitrio est atenido...Del monte en la laderapor mi mano plantado tengo un huerto,que con la primaverade bella flor cubiertoya muestra en esperanza el fruto cierto.LA CONDICIN ECONMICA DE DON QUIJOTE Y SANCHO ...IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824153ICEEsasensacindesosiegoquesedaenFrayLuis,evocando al Emperador retirado a su monasterio, la ex-periment Don Quijote slo en su lecho de muerte cuan-do volvi a la cordura y se transmut, aunque slo fuerapor unos pocos das en Quijano el bueno.Aosdespus, el pesodeladecadencialosintiyaensushuesosotrodelosgrandesdel SiglodeOro, como se desprende del clebre poema de Que-vedo:Mir los muros de la patria ma,si un tiempo fuertes, ya desmoronados,de la carrera de la edad cansados,por quien caduca ya su valenta...Salme al campo, vi que el sol bebalos arroyos del hielo desatados,y del monte quejosos los ganados,que con sombras hurt su luz al da...Entr en mi casa, vi que amancilladade anciana habitacin era despojos;mi bculo ms corvo y menos fuerte...Vencida de la edad sent mi espada,y no hall cosa en que poner los ojosque no fuese recuerdo de la muerte.Atrsquedabanyalosmejorestiempos, alosquecasi nostlgicamente se refiri Pierre Vilar en su Historiade Espaa, con palabras que sirven de gran sntesis deloquesupusoel sueoimperial delaEspaadeDonQuijote:El Siglo de Oro de la civilizacin espaola fuetodo un proceso de florecimiento y no un estallidobrusco.El sigloXVloprepar,mediantelospro-gresos de la lengua, el desarrollo de los gneros li-terarios originales, y los refinamientos del arte pla-teresco.Isabel recab el concurso de sabios, favoreci laimportacindelibrosdeestudioylaimprenta, ydio a la Universidad de Salamanca, con sus seten-ta ctedras, gran impulso renovador. Cisneros fun-d la de Alcal.Conocida es la difusin que tuvo la Prerreformaespaolayel humanismodeunLuisVives. YlaContrarreforma fue dirigida por espritus elevados.En la memoria de lo que fuimos hace 400 aos, en laexpresindeungranlibroysuentorno, seformaronmuchas de las claves de la posterior Espaa, hasta lle-garasuestructuraeconmicadehoy,delaqueenlams difundida de mis obras (hoy en su 26 edicin) meocup extensamente.Referencias bibliogrficas[1] CASTRO, A. (1980): El pensamiento de Cervantes, No-guer.[2] CERVANTES,M.de:DonQuijotedeLaMancha(conun prlogo de Luis Astrana Marn y los comentarios de DiegoClemencn), Ediciones Castilla, Madrid, sin fecha (edicin delIV centenario).[3] DOMNGUEZ ORTIZ, A. (1998): El Antiguo Rgimen:Los Reyes Catlicos y los Austrias, Historia de Espaa, volu-men 3, Alianza Editorial.[4] LEN, F. L. de (1995): Las 1.000 mejores poesas de lalengua castellana, Clsicos Bergua.[5] MAUGHAM, S. (1997): The Summing Up, Penguin.[6] PAZ GAGO, J. M. (1995): Semitica del Quijote. Teoray prctica de la ficcin narrativa, Rodopi.[7] QUEVEDO, F. de (1995): Las 1.000 mejores poesas dela lengua castellana, Clsicos Bergua.[8] RIQUER, M. de (1960): Nueva aproximacin al Quijote,Teide, Madrid.[9] UNAMUNO, M. de (1987): Vida de Don Quijote y San-cho, Alianza Editorial.[10] UMBRAL, F. (1999): Prlogo a Don Quijote de la Man-cha, Millenium (Unedisa, ediciones de El Mundo), Madrid.[11] VILAR, P. (1986): Historia de Espaa, Crtica.154IV CENTENARIO DON QUIJOTE DE LA MANCHAJulio-Agosto 2005. N. 824RAMN TAMAMES GMEZICE