Ensayo de la teoría a la práctica pedagógica

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DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

UNIVERSIDAD DE SANTANDER

ESPECIALIZACIÓN EN ADMINISTRACIÓN DE LA

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DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

DÍAZ DELUQUE GUILLERMO

FERNÁNDEZ PÉREZ DAVIDDOCENTE

UNIVERSIDAD DE SANTANDERUDES

ESPECIALIZACIÓN EN ADMINISTRACIÓN DE LA INFORMÁTICA EDUCATIVA

RIOHACHA OCTUBRE DE 2010

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

DÍAZ DELUQUE GUILLERMO

DAVID

UNIVERSIDAD DE SANTANDER

ESPECIALIZACIÓN EN ADMINISTRACIÓN DE LA EDUCATIVA

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DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

El ser humano en su trasegar por la existencia ha buscado siempre los argumentos que le permitan visionar un mayor y mejor desarrollo como ser social, enmarcado en un proceso de construcción o reconstrucción del conocimiento aplicando métodos, estrategias y procedimientos, de acuerdo con el momento histórico en el que éste se produce y reproduce. Más allá de si las concepciones y acepciones son erróneas o acertadas cabe resaltar que, muy a pesar de convicciones ideológicas disímiles de los teóricos e investigadores, sus aportes han contribuido notablemente a logros comunes que parecen yuxtaponerse siempre en beneficio de la humanidad.

Es así como la pedagogía, entre otras disciplinas y ciencias e independientemente del contexto, ha evolucionado asumiendo nuevos retos con cada transformación sociocultural de la cual es factor y producto al mismo tiempo. Desde las épocas de Platón y personajes como Jean-Jacques Rousseau (educación natural), Herbart (psicología de la educación) y Emmanuel Kant, pasando por Piaget (desarrollo cognitivo), Brunner (aprendizaje por descubrimiento), Vigostsky (constructivismo social), Ausubel (aprendizaje significativo), Paulo Freire (educación problematizadora), Comenio (padre de la pedagogía) y otros más recientes, se encuentran diferentes concepciones sobre la pedagogía y el quehacer pedagógico, que obedecen a contextos cercanos o distantes en el tiempo y en el espacio, alimentados por la propia pertinencia del momento histórico, donde el papel protagónico es percibido a través de diferentes perspectivas, desde la que asume a la educación centrada en la enseñanza y al profesor como el actor principal, hasta aquella basada en el aprendizaje, donde el niño es el centro de atención. La forma de impartir el conocimiento es además objeto de reflexión, orientada progresivamente hacia un proceso más consciente en el cual no se debe mirar al niño como “tabla rasa”, es decir, sin tener en cuenta sus conocimientos previos.

A este respecto, según Kant “con los alumnos se han de mirar principalmente en esto, no meterles los conocimientos racionales, sino sacarlos de ellos mismos”1 , lo cual conlleva a un proceso de reflexión, de cuestionamiento permanente y sistemático sobre ¿qué se enseña?, ¿cómo se enseña?, ¿para qué se enseña?, además de ¿cómo es interiorizado y exteriorizado el conocimiento por el aprendiente?, asumido este último aspecto como la transferencia de los conocimientos adquiridos. Puede decirse entonces que “la pedagogía es la reflexión de la práctica educativa y producción de nuevas prácticas sustentadas por conocimientos y principios teóricos2…”se interesa por las relaciones entre maestros y alumnos, la proyección de identidades, discursos diversos, formas de control, y relaciones de poder, saberes y el medio cultural”3

En efecto, es desde la práctica pedagógica donde se recrean los mejores argumentos que se revierten como insumos para ahondar cada vez más en el acervo teórico de la pedagogía como disciplina o, si se quiere, como ciencia.

1 KANT, I Sobre la Pedagogía. Madrid, La Lectura, 1911, p 72. Tomado de Módulo Teoría de la Pedagogía.

Universidad de Santander. UDES. 2 Módulo Teoría de la Pedagogía. Universidad de Santander - UDES

3 Ibíd.

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Sin descuidar los aportes teóricos valiosos que han influenciado a la educación como pilar fundamental para el desarrollo de la humanidad, es la práctica donde se evidencian los aciertos o desaciertos de las corrientes pedagógicas y es la labor del educador la que encausa esos ideales para convertirlos en realidades bajo la forma de pensamientos, actitudes y aptitudes implícitas y explícitas en el proceso de formación de los estudiantes. En este sentido, se entiende la gran carga de responsabilidad del docente al ser, nada más ni nada menos que, agente dinamizador del cambio, facilitador de los procesos de formación de las estructuras cognitivas y meta cognitivas de los estudiantes así como para fortalecer las bases axiológicas, sobre todo hoy que ha entrado en desuso la aplicación de los valores éticos y morales, en tener plena conciencia que el futuro se debe afrontar con preparación basada en el conocimiento, y sustentada en el aprendizaje autónomo, colaborativo y significativo; con capacidad para asumir sus propios errores y aprender de ellos.

Al mismo tiempo y como consecuencia del propio devenir de la práctica pedagógica y el desarrollo de la humanidad, el docente se enfrenta a cambios de todo tipo que se evidencian con mayor celeridad en la progresión del tiempo y que confluyen de una u otra forma en la escuela. Al igual que en anteriores procesos pedagógicos, es el docente quien está llamado a orientar las prácticas educativas desde la utilización de los medios informáticos (internet, chat, foros, redes sociales, plataformas virtuales), “por tal razón, la incorporación de las tecnologías de información en el proceso educacional es algo que ya no se discute; es una herramienta poderosa y se deben analizar todos los alcances que de ella provienen y las condiciones existentes para mediar el aprendizaje a partir de la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación”4

El desarrollo tecnológico es el gran desafío, es la herramienta poderosa en este mundo de globalización donde el conocimiento está a un “clic de distancia” pero parece diametralmente opuesto en la mayoría de los casos para quienes de alguna manera prefieren vivir anclados a las formas tradicionales de enseñanza, sin apreciar todos los beneficios de las Tics, ni percatarse de que sus estudiantes los están rebasando en el manejo de herramientas informáticas, que por lo general son sub utilizadas u orientadas a usos no productivos. Es aquí donde el docente en su papel de dinamizador parece perder vigencia ante una generación que nació y creció de la mano con los computadores, la internet y los teléfonos celulares; que navegan sin naufragar y no se enredan en las redes como facebook, twitter, hi5, pero encallan cuando alguien con conocimiento del tema les habla de páginas como www.colombiaaprende.com, www.eduteka.org , y otras de contenido netamente educativo.

Está claro que el reto de la nueva pedagogía es, además de la formación centrada en el aprendizaje, la generación de estrategias que permitan una integración entre docentes, estudiantes y tecnología con propósitos productivos para seguir avanzando en la formación integral de ellos como seres pensantes, generadores de conocimientos al servicio de su contexto social.

4 Ibíd.