Ensayo Critico de Neuroetica COMO HERRAMIENTA DE LA ETICA
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Universidad Privada Dr. Rafael Belloso ChacínDecanato de Investigación y Postgrado
Doctorado en Ciencias Gerenciales
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD Dr. RAFAEL BELLOSO CHACÍN
VICERRECTORADO ACADÉMICODECANATO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS GERENCIALES
CÁTEDRA: ÉTICA GERENCIAL
Repensando el Cerebro Humano y la Neuroética como Elementos Esenciales para Conformar una Ética Universal.
Participante:
GILBERTO DE JESÚS GIRALDO GÓMEZ
Facilitadora: Dra. Juliana xxxxx.
Maracaibo, Noviembre de 2014
________________________________________________________________Maracaibo, Zulia, Venezuela. 2014
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso ChacínDecanato de Investigación y Postgrado
Doctorado en Ciencias Gerenciales
Repensando el Cerebro Humano y la Neuroética como Elementos Esenciales para Conformar una Ética Universal.
AUTOR: Gilberto de Jesús Giraldo Gómez. Administrador de Empresas. Especialista en Negocios Internacionales. Magister en Desarrollo Empresarial. Consultor y Asesor Empresarial. Correo electrónico: [email protected]
Resumen: Este documento trata de señalar el estudio de la neuroética desde la perspectiva fisiológica del cerebro, como órgano del individuo que lo lleva a tomar decisiones y conforma el eje de acción que define la neurociencia. Se toma como base la bioética, que da luces acerca de las acciones que son consideradas como correctas o incorrectas pero dominadas por el cerebro. Por último se presenta una estrategia para que la neuroética pueda llegar a superar los desafíos que se le plantean y se establezca como una rama de la ciencia que explica el comportamiento humano desde la dimensión biológica y no social.
Abstrac: This paper attempts to bring the study of neuroethics from the physiological perspective of the brain, as an organ of the individual wearing it to make decisions and shapes the defining neuroscience. It builds on bioethics, which sheds light on actions that are considered right or wrong, but dominated by the brain. Finally a strategy is presented for neuroethics can get to overcome the challenges it faces and is established as a branch of science that explains human behavior from biological and non-social dimension.
Palabras Clave: Neuroética - Cerebro – Ética universal
Consideraciones iniciales.
Catorce años después de la entrada al siglo XXI, se sigue intentando comprender
como el cerebro1 juega un papel importante en la toma de decisiones del ser
humano, tomando consideraciones si éstas son dictadas por la mente de acuerdo
a las circunstancias, o influidas por la genética, el entorno social, por el género,
por su infancia, por su formación profesional, y/o demás; y aún más relevante el
hecho que el individuo no vive solo, sino en comunidad, conformando grupos,
instituciones como la familia, la religión, la educación, gobierno, comunidades, que
están siempre jugando a la hora de observar el comportamiento del hombre.
1 El cerebro humano, definido por el diccionario de la RAE (2004), realiza una gran cantidad de funciones, de manera general se puede afirmar que se encarga tanto de regular y mantener las funciones del cuerpo, como de ser el órgano donde reside la mente y la conciencia del individuo.
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Doctorado en Ciencias Gerenciales
Para enlazar lo anterior, con el objeto de este análisis crítico, se considera la ética
como la ciencia que tiene por dedicación el estudio de la moral y la conducta
humana. Se puede saber si algo es bueno o es malo, si es leal o indigno, gracias
a las precisiones que hace la ética. Por ello se convierte en la ciencia que estudia
el comportamiento humano, convirtiéndose en la guía que indica la manera
correcta de actuar en determinadas situaciones, tal como lo expresa Polo Santillán
(2003).
Por lo demás, aparece entonces el cerebro humano con la facultad de procesar la
información que aprecia en el entorno, de hacer análisis de las emociones, de
fomentar soluciones a problemas que sean ejercidas por el sistema nervioso,
como lo manifiesta Gazzaniga (2006), considerando el cerebro como el elemento
que genera una serie de reacciones que son ejecutadas por el individuo.
Surge entonces la pregunta, ¿Cómo funciona el cerebro?, ¿Cuál es el papel que el
cerebro juega en la vida?, ¿Cómo decir que el cerebro ha muerto?, ¿realmente
son vegetales, las personas en estado vegetativo, o tienen un grado de
conciencia?; donde las respuestas a esas preguntas nos llevan a pensar sobre la
importancia del cerebro en el ser humano, porque son definitivamente, las que
moldean la concepción que existe de la vida moral y social. Por ello, tal como
afirma Bonete Perales (2009), la neurociencia se ha acercado a dar esas
respuestas.
El estudio del Cerebro desde el orden ético.
De acuerdo a lo planteado por Bonete Perales (2009), el estudio del cerebro y los
resultados de las investigaciones sobre el mismo, lleva a inquietantes problemas
filosóficos y éticos. Se genera por ello, un marco de incertidumbre, riesgos,
preguntas, amenazas, dilemas y desafíos que están llevando a un nuevo campo
de investigación y reflexión, llamado Neuroética.
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Con lo antes mencionado, Sigue afirmando Bonete Perales (2009), el cerebro se
convierte en el eje que dicta las acciones a seguir el ser humano, y si estas
acciones son correctas o no y le influye a realizarlas. Por ello, cuando una
persona realiza una acción, se llega a la conclusión que el cerebro indicó a su
mente que la hiciera de ese modo, olvidando la influencia de elementos externos
pero introducidos en el ser, como lo son su historia, su convivencia, sus
aprendizajes y su entorno.
En este sentido se entiende el término, neuroética, como el estudio de las
cuestiones éticas, legales y sociales que surgen a raíz de los descubrimientos de
la neurociencia. De ahí se colige, que busca entonces, el examen de lo correcto y
de lo incorrecto, de lo bueno y lo malo, y hasta qué punto puede ser manipulado el
cerebro para poder interpretar su acción (Cortina2, 2010). Entonces, el termino
neuroética lleva a dos reflexiones importantes, la primera, la ética de la
neurociencia, que busca determinar las normas éticas que deben acompañar el
accionar neurocientífico y la segunda, la neurociencia de la ética, que estudiará el
impacto de los avances neurológicos en la ética misma. Aunque el debate no
debe centrarse, como afirma Cortina (2010), en sus implicaciones reales, si debe
responder acerca de la legitimidad de los procedimientos para leer el cerebro.
El cerebro y la Neuroética: ¿complementarios o independientes?.
De acuerdo a lo antes mencionado, lo importante es desentrañar la ética de la
neurociencia, donde se consolide un marco de acción y legal, que permita
encontrar respuestas claras acerca de cómo el cerebro puede llegar a ser
determinante en la conducta del individuo y dar luces para encontrar un marco
ético universal, donde el cerebro sea el que indique la manera de construirlo.
2 Adela Cortina Orts (Valencia 1947) filósofa española. Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR para la ética de los negocios y las organizaciones, ha sido la primera mujer miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas (2008). En 1981 ingresa en el departamento de Filosofía Práctica de la Universidad de Valencia, donde obtiene en 1986 la cátedra de Filosofía Moral.
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Ahora bien, concebida la neuroética como la ética de la neurociencia, se plantea el
desafío de poder encontrar la manera de poder regular la neurociencia, cómo
encontrar el modo de legitimar la privacidad que tiene un ser humano sobre sus
imágenes y pensamientos, donde se respete su acción cerebral y no sea
divulgada como elemento que pueda pertenecer a la comunidad; así como
también, hasta qué punto se pueden usar fármacos que puedan llegar a modificar
la manera cómo funciona el cerebro que limiten su condición “pensante”.
Queda claro, que el desafío de la neuroética, también está marcado por la forma
como podrá, en un futuro inmediato, llegar a trazar una ruta que muestre la
manera correcta como se puede considerar el testimonio de un paciente como
válido, para tenerse en cuenta en un proceso de aclarar una verdad, como
también determinar con exactitud cómo debe ser tratada la información que un
paciente brinde para entender su complejo cerebral.
Considerando lo anterior, no se puede dejar atrás la importancia que marca, el
manejo que se le dará a la memoria del cerebro, al “libre albedrío” a que tiene
derecho cada ser humano y cuáles son las responsabilidades morales que genera.
Todo esto lleva a pensar si existe entonces un “cerebro ético”.
Dando los pasos hacia una ética universal.
Para responder a los desafíos mencionados, deberá hacerse una diferenciación
en los componentes de la neuroética, como los divide Bonete (2009),
estableciendo tres ejes sustantivos, la neuroética práctica, filosofía y social.
Figura 1. Divisiones de la Neuroética.
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Figura 1. Divisiones de la Neuroética. Fuente: Bonete (2010).
Del grafico anterior, se aprecia como Bonet (2009), se acerca a las definiciones de
Neuroética práctica, donde la concibe como el marco de acción propio para poder
resolver los dilemas biomédicos y clínicos que surjan en el ejercicio de la
neurociencia. De igual modo define la neuroética filosófica, como la importancia
que tiene el yo, como elemento de la mente, que le permite al ser humano definir
sus actuaciones y conductas. Y por último, la neuroética social, que concibe la
implicación de la cultura y el aprendizaje en las ciencias como economía,
educación, administración, y demás.
Las anteriores premisas, llevan a considerar como relevante la neuroética práctica,
pues es donde están la mayoría de retos a responder, para que se dirima acerca
de la manera como puede abordarse el estudio del cerebro, sus condicionantes
fisiológicos, el uso de los fármacos, las cirugías e intervenciones al mismo, las
repercusiones en el cambio de la forma de pensar por el uso de tratamientos
dirigidos a modificar la estructura y complejidad del cerebro.
Estrategias a futuro para implementar la neuroética.
Surge entonces, una crítica fundamental, realmente, ¿los problemas de la
neuroética son distintos a los problemas que se plantea la ética?. Para dar
respuesta a esto, se tiene que llegar a una ética universal, como lo plantea Cortina
(2010), porque resulta desconcertante que todavía se piense en “el instinto”,
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“intuición”, para abordar la capacidad que tiene el hombre para diferenciar el bien
del mal, y no porque obedezca a una norma establecida por la ética.
Se requiere de una normatividad ética universal, que permita al ser humano, poder
actuar y tomar decisiones basado en la complejidad cerebral y no en los
elementos del aprendizaje adquirido, tal como la cultura, el aprendizaje, las
tradiciones, las costumbres.
Debe diseñarse un marco de acción moral y ético, que permita a los
investigadores, médicos y analistas del tema, poder intervenir al ser humano en
sus componentes cerebrales, sin llegar a sentir que están irrespetando al
“hombre”, sino por el contario, estudiándolo, observándolo, experimentando para
poder hacer análisis claros, establecer teorías y tener leyes concluyentes acerca
de la manera como actúa el cerebro, y que pueda responder al libre albedrio, a la
iniciativa propia y personal.
Bibliografía
Bonete perales, Enrique. (2009). Neuroética práctica. Una ética desde el
cerebro. Colección Ética aplicada. Descleé de Brouwer.
Cortina, Adela. (2010). Neuroética: ¿las bases cerebrales de una ética universal
con relevancia política?. Universidad de Valencia.
Gazzaniga, Michael. (2006). El Cerebro Ético. Paidos Ibérica. ISBN:
9788449318856
Polo Santillan, Miguel Ángel. (2003). Ética Profesional. Gestion en el tercer
milenio. Revista de investigación de las ciencias administrativas. Año 6. Numero
12. Lima Perú.
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