Enfoque Mixto

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Enfoque Mixto El enfoque mixto es un proceso que recolecta, analiza y vincula datos cuantitativos y cualitativos en un mismo estudio, en una serie de investigaciones para responder a un planteamiento del problema, o para responder a preguntas de investigación de un planteamiento del problema (Tashakkori y Teddlie, 2003). Se usan métodos de los enfoques cuantitativo y cualitativo y pueden involucrar la conversión de datos cualitativos en cuantitativos y viceversa (Mertens, 2005). En realidad es un enfoque que en la práctica se utilizaba en el trabajo arqueológico y criminalístico en las primeras décadas del Siglo 20, pero sus antecedentes como enfoque de la investigación provienen de alrededor de 1960, cuando fue utilizado en el trabajo criminalístico, aunque no se le denominaba como tal. Posteriormente, en 1973, S. Sieber sugirió la mezcla de estudios de caso cualitativos con encuestas, creó así “un nuevo estilo de investigación” y la integración de distintos métodos en un mismo estudio. Hacia el final de los años de 1970, T. D. Jick introdujo los términos básicos de los diseños mixtos, al proponer recabar datos mediante técnicas cuantitativas y cualitativas, e ilustró la “triangulación de datos” (Jick, 1979). Este concepto fue clave para la concepción de los diseños mixtos. El término “triangulación” proviene de la ciencia naval militar, y se refiere al proceso por medio del cual los marineros emplean varios puntos de referencia para localizar la posición de un objeto en el mar (Jick, 1979). Posteriormente, en los años de 1980 se inició el debate sobre la legitimidad de la investigación mixta. Asímismo, el concepto de triangulación se extendió más allá de la comparación de datos cuantitativos y cualitativos y se pudo hablar de diversos tipos de triangulación en el contexto híbrido: de teorías, de métodos, de investigadores, pero sobre todo, de enfoques (esto últimos ya en los años de 1990). Ejemplos de ello lo son Brewer y Hunter (1989) quienes publican un libro sobre multimétodos, así como Greene, Caracelli y Graham (1989) quienes escriben un artículo sobre el marco referencial mixto. Para la década de 1990 el debate sobre los modelos mixtos fue sumamente conflictivo y se polarizaron opiniones: rechazo y aceptación. En 1991, Janice M. Morse concibió un sistema para simbolizar los diseños mixtos y

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Enfoque Mixto

El enfoque mixto es un proceso que recolecta, analiza y vincula datos cuantitativos y cualitativos en un mismo estudio, en una serie de investigaciones para responder a un planteamiento del problema, o para responder a preguntas de investigación de un planteamiento del problema (Tashakkori y Teddlie, 2003). Se usan métodos de los enfoques cuantitativo y cualitativo y pueden involucrar la conversión de datos cualitativos en cuantitativos y viceversa (Mertens, 2005). En realidad es un enfoque que en la práctica se utilizaba en el trabajo arqueológico y criminalístico en las primeras décadas del Siglo 20, pero sus antecedentes como enfoque de la investigación provienen de alrededor de 1960, cuando fue utilizado en el trabajo criminalístico, aunque no se le denominaba como tal. Posteriormente, en 1973, S. Sieber sugirió la mezcla de estudios de caso cualitativos con encuestas, creó así “un nuevo estilo de investigación” y la integración de distintos métodos en un mismo estudio. Hacia el final de los años de 1970, T. D. Jick introdujo los términos básicos de los diseños mixtos, al proponer recabar datos mediante técnicas cuantitativas y cualitativas, e ilustró la “triangulación de datos” (Jick, 1979). Este concepto fue clave para la concepción de los diseños mixtos. El término “triangulación” proviene de la ciencia naval militar, y se refiere al proceso por medio del cual los marineros emplean varios puntos de referencia para localizar la posición de un objeto en el mar (Jick, 1979).

Posteriormente, en los años de 1980 se inició el debate sobre la legitimidad de la investigación mixta. Asímismo, el concepto de triangulación se extendió más allá de la comparación de datos cuantitativos y cualitativos y se pudo hablar de diversos tipos de triangulación en el contexto híbrido: de teorías, de métodos, de investigadores, pero sobre todo, de enfoques (esto últimos ya en los años de 1990). Ejemplos de ello lo son Brewer y Hunter (1989) quienes publican un libro sobre multimétodos, así como Greene, Caracelli y Graham (1989) quienes escriben un artículo sobre el marco referencial mixto. Para la década de 1990 el debate sobre los modelos mixtos fue sumamente conflictivo y se polarizaron opiniones: rechazo y aceptación. En 1991, Janice M. Morse concibió un sistema para simbolizar los diseños mixtos y propuso modelos para ello. En 1997 Richard Grinnell visualizó diseños específicos, al igual que Creswell (1998). Por su parte, Tashakkori y Teddlie (1998) nos proporcionan otras posibilidades para análisis en los diseños mixtos y revisan la reciente historia de los métodos mixtos. Durante esta década el enfoque mixto se aplica en diversos campos como la Educación, la Comunicación, la Psicología, la Medicina y la Enfermería; se realizan varios congresos para debatir el tema; Denzin y Lincoln (2000) presentan una amplia discusión sobre la triangulación; Creswell, Plano, Clark, Guttman, y Hanson (2003) presentan una tipología de diseños mixtos; Tashakkori y Teddlie (2003) efectúan una revisión del estado del arte en la materia. Finalmente, en el 2004 y 2005 se realizan diversas revisiones de las posibilidades del enfoque mixto (Creswell, 2005; Mertens, 2005; Grinnel y Unrau, 2005).

Cabe destacar que el enfoque mixto va más allá de la simple recopilación de datos de diferentes modos sobre el mismo fenómeno. Implica desde el planteamiento del problema hasta el uso combinado de la lógica inductiva y la deductiva. Como indican Tashakkori y Teddlie (2003), un estudio mixto lo es en el planteamiento del problema, la recolección y análisis de los datos, y el informe del estudio. ´

El enfoque mixto, de acuerdo con Tashakkori y Teddlie (2003) además de Mertens (2005), se basa en el paradigma pragmático. Esta visión evita utilizar conceptos como “verdad” y “realidad” que han causado, desde el punto de vista de sus autores, conflictos entre los enfoques cuantitativo y cualitativo. La efectividad se utiliza como el criterio para juzgar el valor de la investigación, son las circunstancias las que determinan el grado en que se utilizan las aproximaciones cuantitativa y cualitativa. Desde luego, la relación investigador-participante es interdependiente bajo esta óptica y se reconoce la influencia de los valores del investigador.

Este enfoque mixto ha sido criticado por los llamados “fundamentalistas” y otros investigadores que, aunque lo aceptan, lo consideran ingenuo ya que requiere mucho más recursos (de todo tipo) que la investigación cuantitativa o la cualitativa; lo cual es cierto. Sin embargo, esto no significa que sea quizá la mejor alternativa para generar conocimiento. Ventajas del enfoque mixto El enfoque mixto ofrece varias ventajas: se logra una perspectiva más precisa del fenómeno; ayuda a clarificar y a formular el planteamiento del problema, así como las formas más apropiadas para estudiar y teorizar los problemas de investigación; la multiplicidad de observaciones produce datos más ricos y variados, ya que se consideran diversas fuentes y tipos de datos, contextos o ambientes y análisis; se potencia la creatividad teórica con suficientes procedimientos críticos de valoración; las relaciones dinámicas y sumamente intrincadas del mundo empírico pueden ser mejor investigadas, entendidas y explicadas a través del uso de diferentes métodos que sean adecuados para los distintos fenómenos bajo estudio; al combinar métodos aumentamos la posibilidad de ampliar las dimensiones del proyecto de investigación, así como el entendimiento resulta mayor y más rápido; puede apoyar con mayor solidez las inferencias científicas; logra que exploremos y explotemos mejor los datos; son útiles para presentar los datos a una audiencia hostil. En resumen, el enfoque mixto es igual a mayor amplitud, profundidad, diversidad, riqueza interpretativa y sentido de entendimiento.

Retos del enfoque mixto

El primer reto que plantea este enfoque para el investigador es que debe poseer un considerable entrenamiento en los enfoques cuantitativos y cualitativos. Dado que en las diversas comunidades académicas se promueve o sobresale en unas el uso de los métodos cualitativos y en otras, de los métodos cuantitativos, el investigador que se plantee el uso de enfoque mixto debe fortalecer se conocimiento en el método donde tenga menor experiencia.

El segundo reto es la evolución continua de criterios para valorar la investigación y mezclar métodos. Los criterios para evaluar la investigación cuantitativa se encuentran más o menos bien establecidos, pero en la investigación cualitativa aún se encuentran en debate; incluso, algunos autores consideran que no deberían establecerse (Sandín, 2003). El tercer reto es la revisión de literatura. En algunos casos se utilizará la perspectiva cuantitativa (consultar estudios anteriores) y en otros, la cualitativa. Todd / Nierlich (2004) proponen que en el caso de esoger la perspectiva cuantitativa, se base más en los meta-análisis que en estudios específicos, ya que los primeros presentan tendencias de variables, hipótesis y teorías que pueden ser comparados con menor dificultad con los resultad