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En memoria de Don Francisco de Asís Picas Pons,
Presidente honorario de Hispania Martyr
El pasado 13 de julio, a sus 96 años,
nuestro Presidente Honorario Don
Francisco de Asís Picas Pons,
miembro fundador de Hispania
Martyr, pasó de esta vida a la eterna,
confiado en que la misericordia de
Dios le llevará a hacer compañía ante
el trono de su Rey a sus queridos
mártires, por cuya glorificación tanto
trabajó.
Hijo de católica familia menestral,
como avanguardista de la “Federació
de Joves Cristians”, a sus 13 años vivió la sangrienta persecución religiosa en
su natal villa de Puigreix, a orilla del alto Llobregat, cuya corriente de agua, a
finales del siglo XIX dio vida a sus colonias textiles, a las que allegó descreída
inmigración.
En julio de 1936, la F.A.I., el partido socialista y E.R.C., desde el poder
implantaron a sangre y fuego la Revolución contra la Iglesia y la tradición
cristiana de sus payeses y pacíficos habitantes. Primicia había sido el incendio
de la iglesia y el tumultuario asesinato en plena calle mayor de Mn. Josep
Morta, párroco del lindante pueblo de Navás, en la noche de la revolución del 6
de octubre de 1934.
Infatigable glorificador de nuestros mártires
Francisco Picas fue nombrado Presidente honorario de la Fundación Regina
Martyrum, y luego de la Asociación Hispania Martyr siglo XX. En el año 2006 se
le concedió el Premio anual de los Mártires Españoles por su continuada labor
de divulgación de su memoria y promoción de su glorificación, haciendo
resplandecer la verdad histórica
que él había vivido, rebatiendo
con su “yo lo ví ” infundios y
falsedades propiciadas desde
altas instancias.
El Presidente de Regina Martyrum
entrega a D. Francisco Picas el premio
por su obra “La Heroica mujer catalana
durante la persecución religiosa en
Cataluña ”.
”Nuestros padres fueron antes cristianos que catalanes, orden
de valores irreversible, que ha marcado nuestra personalidad ”
Francisco Picas en su continua trayectoria de publicista martirial escribe
habitualment en su catalán popular y directo. No elabora abstrusas
elucubraciones sociológicas, sino que, mediante reveladores testimonios de
primera mano, describe la vida cotidiana de las tradicionales familias catòlicas
catalanas, perseguidas y silenciadas durante los casi tres años de revolución,
viendo como todos sus templos eran incendiados o profanandos, asesinados
sus sacerdotes y católicos más comprometidos, arrancados los Cristos de las
escuelas, cementerios y encrucijadas de los caminos.
De sus numerosas obras destacamos: “Las Familias cristianas de la
Cataluña del 1936” publicada en 1979; la obra teatral “Cristo de nuevo
crucificado, o entre la angustia y la esperanza, Barcelona en la
Revolución de 1936”, de 1984; “Cataluña, ¿a dónde vas?”, dedicada a “las
familias católicas catalanes del 1936-1939, sin cuyo testimonio, no se puede
escribir la verdad histórica de aquel trienio, el ciclo más triste y vergonzoso de
la historia de Cataluña”.
En 1990, con ocasión de las celebracions del inicio del bimilenario de la llegada
del Evangelio a Cataluña, publicó la primera de las 4 ediciones de “La sombra
de Dios”, cuyo prologo està presidido por la idea clave presente en todas sus
obras: ”Nuestros padres fueron antes cristianos que catalanes, orden de
valores irreversible, que ha marcado nuestra personalidad: primero
cristianos, luego catalanes.” En 1994 apareció la primera de las 5 ediciones
de “Las lágrimas del Cardenal” exponiendo los
fracasados intentos del Cardenal Vidal y
Barraquer por defender a la Iglesia española
frente al masónico proyecto de la II República de
hacerla desaparecer de la vida pública.
“La Heroica mujer catalana durante la
persecución religiosa en Cataluña (1936-
1939)”, es para muchos su obra más genuina.
Fue escrita en 2010, con esta dedicatòria: “En
memoria de mi madre y de las mil madres de
familia que lloraron amargamente la ruina de los
templos y la destrucción de imágenes en aquel
julio de 1936”.
Muy celebrados sus populares poemas y textos navideños, en especial “La flor
de Nadal”, versión de “els pastorets” o pastorcillos, escenificados en
parroquias y círculos católicos, siendo el más conocido el que se sigue
representado aun hoy cada año en su natal Ametlla de Merola.
Ni su mente ni su pluma se fatigaron con la edad,
Ya nonagenario, ante la beatificación de 500 Mártires de la Fe en Tarragona el
13 de octubre de 2013, recordaba así unos hechos que hoy se pretenden
ignorar:
En Cataluña en julio el trigo está ya segado, y el 20 de julio de 1936 se implantó una
revolución anarcomarxista que tenía por consigna segar a sangre y fuego la vida de los
fieles a Jesucristo y hacer desaparecer la Fe cristiana de nuestra tierra. La revolución de
1936 se apoderó de todos los templos de Cataluña. La consigna era erradicar la religión.
Quemaron los altares y las imágenes. Las familias cristianas no pudieron ir más a misa, ni
recibir los sacramentos, ni escuchar la palabra de Dios. Sólo de forma clandestina se
rezaba el rosario en familia. Fue cambiado con odio el titular de los pueblos y calles con
nombre de un santo. Persiguieron hasta la muerte a los sacerdotes, por el solo hecho de
serlo. Asesinaron a religiosos, religiosas, a los familiares y amigos que les daban acogida y
a padres de familia y jóvenes por ser fieles a la Iglesia.
El Monasterio de Montserrat fue confiscado por la Generalidad, que expulsó a los
monjes y a los niños de la escolanía. La imagen de la Moreneta la pudo esconder el padre
Abad antes de exilarse. Veinte de sus monjes fueron martirizados.
Fueron asesinados cinco obispos. El Dr. Manuel lrurita, obispo de Barcelona, en el
cementerio de Montcada con otros sacerdotes y los familiares que lo habían acogido. El
Dr. Salvi Huix, obispo de Lérida, que se había acogido
a la protección de las autoridades, fue conducido por
éstas al cementerio. Bendijo a sus asesinos antes de
morir y le dispararon en la mano derecha; los siguió
bendiciendo entonces con la mano izquierda. Mons.
Manuel Borras, obispo auxiliar de Tarragona, fue
asesinado en las afueras de Lilla, quemando sus restos.
También fue fusilado en Vall de Uxó Mons. Miquel
Serra, hijo de Olot, obispo de Segorbe.
El P. Anselmo Polanco obispo de Teruel, detenido en
aquella ciudad, fue llevado prisionero a Barcelona, y
tras un año de cárcel por no ceder a inicuas
pretensiones gubernamentales, asesinado el 7 de
febrero de 1939 junto con su Vicario General en el
barranco de Can Tretze de Pont de Molins, cerca de
Figueras. Sería el último mártir en Cataluña, pues
cuatro días después, el día once, finalizaba en ella la
persecución tras la huida de los verdugos a Francia.
Francisco Picas en 2012 lee su homenaje al Beato Anselmo
Polanco ante el momumento en el lugar de su martirio, aun
presidido por la cruz
Promotor del anual homenaje a los Beatos Anselmo Polanco, Felipe Ripoll y compañeros, ante el monumento de Pont de Molins
Francisco Picas ha sido infatigable
promotor de la anual peregrinación al
monumento en su día erigido en el bosque
de Can Treze de Pont de Molins, lugar del
sacrificio del Beato Polanco, repetidamente
profanado y pintarrajeado con textos
blasfemos, encargándose personalmente
de su restauración, y pronunciando cada
año sentidas palabras de homenaje en su
memoria.
Francisco Picas dirigiendo sus emotivas palabras a
los peregrinos ante el monumento profanado en 2011
“Stat Crux dum volvitur orbis”
D. Francisco Picas describía con emotivo verbo el paso de las llamas del gran incendio del alto Ampurdán en el verano de 2012 que, devastando el entorno, hicieron resplandecer más si cabe, el monumento martirial de Pont de Molins:
El pasado mes de julio
quedamos sobrecogidos por las
dantescas imágenes del gran
incendio iniciado en Francia, al
norte de La Junquera. Sus
impetuosas llamas alcanzaron
el término del pueblo de Pont
de Molins, en que en uno de sus
próximos bosques se alza el
Monumento al beato Anselmo
Polanco, Obispo de Teruel y su
Vicario General Mn. Felipe
Ripoll, asesinados el 7 de febrero de 1939 por las tropas de Enrique Lister, las últimas
víctimas de la persecución religiosa de 1936 a 1939 en Cataluña. San Juan Pablo II los
beatificó el 1995.
En su memoria, en 1940 se levantó en el lugar del martirio un sobrio monumento de
piedra. Gente sectaria ha intentado inútilmente derrocarlo en varias ocasiones, y al no
lograrlo, lo han embrutecido con pintadas blasfemas. Los devotos de los mártires lo
restauran cada año. El fuego ha destruido toda la arboleda de su entorno: cipreses,
pinares y alcornoques. Altas llamas le circundaron como una ofrenda divina, pero el
Monumento quedó indemne, más resplandeciente si cabe, alzándose triunfante, puro
como un serafín.
La ceniza del boscaje le hace de alfombra a sus pies. “Stat Crux dum volvitur orbis” (la
Cruz permanece en pie, mientras se tambalea el mundo). Ni el olvido de tantos, ni las
ofensas, ni el fuego, han podido destruir el testimonio de los dos mártires de Cristo,
cuya memoria celebrará piadosamente la Iglesia Católica hasta el fin de los siglos.
Parece como si los
enemigos de Cristo
hubieran leído esta su
afirmación de que la
Cruz permanece
siempre en pie, pues
al año siguiente la
derribaron y trocearon.
Cada 7 de febrero la
familia Picas trae otra
de madera, que
preside el homenaje y las oraciones en memoria de los allí sacrificados.
Su hija Dª Anna M. Picas Genis recitó al año siguiente esta su inspirada poesía
de desagravio:
“Creu enlairada al cim de la vall, de pedra picada,
avui ets a terra, a cops de magall.
El foc resistires en l’estiu fatal.
Nova Creu de fusta alcem triunfant.
El bé sobre el mal. La fe d’aquells màrtirs és guia y mirall.
Els que et picolaren segur tornaran.
Com bons cristians, al peu de la vall, demanem al Pare, Senyor! – Perdona´ls!
No saben què es fan.”
Cruz encumbrada en la cima del valle, Cruz de piedra picada, que resististe al fuego en trágico verano, Hoy te ves derribada a golpes de mazo. Triunfantes te alzamos, nueva Cruz de madera, Del bien sobre el mal. La fe de aquellos mártires es espejo y guía. Quienes la demolieron, tornarán de seguro. Como buenos cristianos, a sus pies, en el valle, Pedimos al Padre: ¡Señor! perdónales, ¡No saben lo que hacen!
“¡No saben lo que hacen!” Este último verso del poema de su hija Ana María
expresaba fielmente el sentimiento de su padre ante una Cataluña que claudica
de su tradición ante la modernidad anticristiana, actualizando la profecía de su
gran Patriarca Mons. Josep Torras i Bages esculpida en la fachada del
Monasterio de Montserrat: “Cataluña será cristiana o no será”.
Los devotos de aquellas familias mártires de 1936 les pedimos que intercedan
ante Nuestra Señora para que pida a su Hijo que se abrevien estos tiempos de
prueba, y acelere el cumplimiento de la promesa de su Sagrado Corazón a
Bernardo de Hoyos de que reinaría en esta tierra, promesa de la que “la fe de
aquellos mártires es espejo y guía”.
Recordatorio, cuyo texto fue escrito por Don Francisco el pasado 20 de junio
Sus familiares y amigos agradecen su recuerdo y suplican una oración.