Elegía por la generación perdida. Antonio Izquierdo y Juan Blanco

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    ELEGA POR LA GENERACIN PERDIDA

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    ELEGA POR LA GENERACIN PERDIDA

    Antonio IzquierdoJuan Blanco

    ELEGA POR LA GENERACIN PERDIDA

    Madrid, junio 1985

    Ediciones Dyrsa

    Primera edicin: junio 1985

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    JOS ANTONIO Y FRANCO, DOS NOMBRES PARA UNA GENERACIN................................. 6

    INTRODUCCIN. LAS ESCASAS PRETENSIONES DE UN LIBRO............................................. 7

    1. CIEN CHICOS Y UN JEFE......................................................................................................... 13

    2 CANCIONES PARA LA PAZ DE LA VICTORIA ........................................................................ 16

    3. CUANDO NO EXISTAN PANDILLAS, SINO ESCUADRAS.................................................... 22

    4. LA PAELLA O EL ARTE DE ABORRECER EL ARROZ. ......................................................... 25

    5. COVALEDA: UN LUGAR EN EL RASO DE LA NAVA (I). ....................................................... 296. FORJA DE HOMBRES (II). ........................................................................................................ 38

    7. UN DESTINO: OBEDECER Y MANDAR (Y III). ........................................................................ 46

    8. LA MARCHA POR ETAPAS...................................................................................................... 50

    9. LA MARCHA POR ETAPAS (Y II). ............................................................................................ 57

    10. LA FE TE MOVA EN LAS MONTAAS (I). ............................................................................ 64

    11. UNA FORMA DE CONDUCTA MORAL (Y II).......................................................................... 71

    12. PRT--PORTER INIGUALABLE (I). ..................................................................................... 79

    13. PRT--PORTER INIGUALABLE (Y II). ................................................................................. 8414. LA CRUZ DE LOS CADOS..................................................................................................... 87

    15. UN MITO DE ALTURA: LOS MONTAEROS......................................................................... 92

    16. CUANDO EL 20-N ERA EL DA DEL DOLOR ........................................................................ 97

    17. UN ENCUENTRO FAMILIAR: FRANCO Y LA JUVENTUD.................................................... 99

    18. UN MSTIL VARADO............................................................................................................ 107

    19. LICENCIAMIENTO FORZOSO (I) .......................................................................................... 111

    20. MIGUEL LVAREZ, UN SMBOLO OLVIDADO (Y II). ......................................................... 115

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    A ti, muchacho:

    En el Ao Internacional de la Juventud, con el profundo deseo de que el mpetu fresco de tu mocedadvuelva a ser el inacabable manantial donde fecunden la Patria, el Pan y la Justicia.

    * * *

    A ti, viejo camarada:

    Con el deseo de que esta sencilla evocacin no te sirva de nostalgia, sino de estmulo para seguir enla idea de vivir y morir por Espaa. No importa dnde ests. Nosotros te saludamos recogiendo del aire purode ayer el respeto y el afecto para hoy.

    Los autores

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    Jos Antonio y Franco, dos nombres para una generacin

    LOS hombres: Jos Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco Bahamonde; fundador de FalangeEspaola, el primero; Caudillo de Espaa, el segundo, movilizaron, uno muerto, otro vivo, la ilusin colectivade gran parte de la juventud de nuestro tiempo.

    El pensamiento poltico de Jos Antonio, tan fragante y actual hoy como en los das de supredicacin, y la rectora ejemplarsima, heroica, paciente, abnegada y constante de Francisco Francocautivaron nuestros sueos y nos pusieron en marcha en busca de un tiempo mejor. Nadie nos ofreci lapaz; pero, en cambio, nos incitaron a la gloria.

    De no existir otras razones para identificar en una comn empresa a estas colosales figuras de laHistoria Contempornea Espaola, bastara esa de haber prestado impulso a esa generacin de hombres jvenes que se mantuvo con estricta fidelidad a lo que le ensearon, y que, salvo las lgicas y hastalegtimas decepciones, permanecen, en plena madurez vigorosa, con el mismo talante resuelto paracontemplar los ojos abiertos, tensos de brazo y corazn a Espaa como unidad de destino, comohogar fraterno, como comunidad de justicia, como empresa trascendente en la que hay que aceptar lahistoria toda: la pasada, la presente y la futura.

    No necesitan, en estas horas, de nuestro homenaje quienes fueron destinatarios permanentes de

    nuestras conductas y hasta de nuestras oraciones. Frente a los que han intentado intilmente fracturar esaconexin, que se funde y unifica para la eternidad en la fecha del 20 de Noviembre de cada ao, nosotrosevocamos sus memorias y no renunciamos a sus mandatos. Fuimos y somos falangistas. Probablemente,en el Frente de Juventudes, en las Falanges Juveniles de Franco se dio, como en ningn otro tiempo, esemodo de ser, ese estilo que Jos Antonio exigi para quienes le siguieran. O, lo que es igual: all se conociuna Falange Espaola ntegra, joven, fervorosa y entusiasta, fecundada por la sangre de quienes hicieronposible nuestra paz.

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    Introduccin. Las escasas pretensiones de un libro

    ESTE libro no ha pretendido ser, en ningn caso, una historia del Frente de Juventudes. Se hapretendido slo trazar, con el documento grfico y el apunte literario, la semblanza de un tiemporesueltamente lejano e irrepetible. En cierto modo, cuando nos dispusimos a revisar archivos grficos

    (profesionales de primera magnitud, unos entre ellos, el de Poveda, el infatigable y esplndido reporteroque, muchas veces con el mismo atuendo juvenil que los dems, acompaaba marchas volantes,campamentos o concentraciones, con su cmara a cuestas; privados, otros; como el que nos ofreci JosManuel Menoyo, tan entraablemente vinculado a la organizacin juvenil) nos proponamos, simplemente,eso: construir el lbum de las tres promociones de espaoles que integran la generacin intermedia o lageneracin perdida, como en algunas ocasiones se le ha denominado: revisar millares de fotos y elegir lasmejores por su significacin, por su plasticidad, por su espontaneidad o porque reflejasen, de formainequvoca, el talante de una organizacin como aquella del Frente de Juventudes, que se convirti en lagigantesca ejecucin de un proyecto de convivencia pacfica, sin distincin de clases, grupos ni castas,movilizado al conjuro de dos nombres picos Jos Antonio y Francisco Franco con la ilusin deconstruir una Espaa engrandecida, libre y duea de sus destinos, sobre la base de una revolucin social,planificadora y firme, capaz de depararnos unos siglos de prosperidad.

    Esa era, como digo, la intencin; pero, forzosamente, y aun dando por vlido el proverbio de que unaimagen vale mil palabras, haba que coadyuvar a la expresividad de la fotografa con la remembranza, o, siqueris, con el eco humano de aquel tiempo. Eso explica que a la imagen se haya unido la palabra. Esoexplica, a su vez, que la palabra llegue desnuda: sin el menor empacho literario.

    En el Frente de Juventudes desemboc la Organizacin Juvenil que haba ido naciendo y creciendo alo largo de la Cruzada de Liberacin en la Espaa Nacional, al calor de la Falange combatiente, de lasBanderas y los Tercios que sembraban en la retaguardia, con su ejemplaridad, la cosecha para unaprofunda renovacin de nuestro pueblo. La Organizacin Juvenil naci espontneamente, y alcanz sucnit, como recuerda Jos de Arriaca en su Cancionero de Juventudes (Editorial Doncel), tanto en suvolumen como marcando la norma de unidad indivisible, tan necesaria, en la grandiosa concentracin del 29de octubre de 1939, en Madrid, con una participacin de 40.000 afiliados.

    Me relataba Rafael Garca Serrano cmo, pocos meses antes, llegada la paz, se desplazaron aBurgos, para entrevistarse con el Caudillo, Enrique lvarez Soto-mayor (verdadero inspirador de la creacindel Frente de Juventudes, que morira heroicamente en Rusia, combatiendo con la Divisin Azul), CarlosJuan Ruiz de la Fuente y el periodista Alberto Crespo. Los tres hicieron una detallada exposicin de la ideaante el Generalsimo, que se interes profundamente por el proyecto, aunque, probablemente, no calara enel significado ltimo que se proponan los tres jvenes que le visitaban, curtidos desde los aosfundacionales en la gloriosa aventura de Falange Espaola. Franco contemplaba a la juventud desde otrasperspectivas, y su preocupacin mxima era establecer un punto de referencia con su personal etapa deeducador en la Academia General Militar, de Zaragoza. Lo cierto, sin embargo, es que la OrganizacinJuvenil, sin solucin de continuidad, qued inmersa en la operacin que se propuso la Ley de 6 dediciembre de 1940, por la que se creaba el Frente de Juventudes, al que Franco pronto declarara, concertera visin, como la obra predilecta del rgimen. La transicin entre las 00.JJ. y el Frente deJuventudes no registr graves problemas, de donde se deduce fcilmente que, si bien la normativa legalabra un cauce inesperado y enormes posibilidades al empeo, el contingente humano se daba porhecho...

    El Caudillo haba enviado a Sevilla, como Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, a JosAntonio Elola-Olaso Indicaz, que iba a convertirse en el mximo artfice de la proyectada empresa. Elola-Olaso Indicaz haba nacido en Argentina; hijo de espaoles, vascos, como sus apellidos indican, y habavuelto a Espaa con antelacin a la contienda civil. Resida en San Sebastin, y no tuvo una actividadsealada hasta que se produjo el Alzamiento del 18 de Julio de 1936. Form parte, como voluntario, de laColumna Sagarda, y qued incorporado a la Falange Espaola y, con el la, al Movimiento, por una resueltaconviccin poltica. Su primer cargo fue de Gobernador o Jefe Provincial del Movimiento permtaseme queen esto mantenga la duda, porque no he tenido la posibilidad de confirmar el dato con la necesariaautenticidad, y desde all fue designado, como digo. Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento deSevilla. En diciembre de 1940 el Ministro Secretario General del Movimiento present al Jefe Nacionalel nombre de Jos Antonio Elola-Olaso para ocupar la Delegacin Nacional del Frente de Juventudes. Tenatreinta aos y unas caractersticas tan singulares de humanidad y autoridad a un mismo tiempo, de

    templanza y energa, que le hacan indiscutible para la gigantesca operacin poltica que se leencomendaba.

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    No existi la menor duda: entre 1940 y 1955, que es el tiempo que abarcan estos documentos yrecuerdos, Jos Antonio Elola-Olaso fue el gran patrn de la juventud espaola. Su cese, en 1955, dejhurfana a la institucin, que no tuvo demasiada suerte con los sucesores, entre otras razones, porque lossucesores tenan que enfrentarse con la tarea de reprimir lamento utilizar este sustantivo, pero fue asla fervorosa rebelda de los grupos juveniles, descontentos con el cariz y el rumbo que tomaba la polticaespaola, y adaptar la organizacin a los vientos que dictaba la tecnocracia. Elola-Olaso fue despusDelegado Nacional de Deportes, pero su nombre va unido al paisaje espiritual de quienes pertenecieron aesas promociones a que alude este libro. Lleg a contemplar el inicio de la transicin poltica, o, lo que esigual, el derrumbamiento del Sistema por el que tanto haba trabajado... El 24 de abril de 1976 falleci enMadrid. Le acompaaron los hombres de su Frente de Juventudes, para quienes el nombre de Elola ibaunido a la niez, a la adolescencia, a los aos jvenes... Puso en pie de ilusin, de lealtad y de generosidada las mocedades que amanecan sobre un montn de ruinas y desolaciones, de lgrimas y lutos. Pas porla poltica con luz propia. Y cuando abandon la tarea pblica volvi, en elocuente silencio, al ejercicio de suprofesin de abogado, que mantuvo hasta el ltimo momento.

    Desde la hora de la fundacin, EloIa-OIaso cont con valiossimas colaboraciones: Alfonso Prez-Vieta, que morira poco despus que el primer Delegado Nacional, retirado del Ejrcito tras haberostentado como ltimo puesto de servicio la Capitana General de Catalua. Prez-Vieta era otra figurapopularsima y entraable. Por su condicin profesional, marcaba uno de los aspectos fundamentales de laformacin integral que se pretenda dar a los jvenes. Otro colaborador inmediato de Elola-Olaso fueAlberto Fernndez Galar, primer Ayudante Nacional para las Falanges Juveniles de Franco, que tuvo en su

    haber la organizacin de los campamentos nacionales de Mandos para la formacin de jefes de centuria, yque dirigi, personalmente, el ms popular de la poca: el que llev por nombre el nombre del Rey Sanchoel Fuerte. Otros muchos nombres de la primera hora: Rafael Garca Serrano, que, por su vocacin deescritor y periodista, declin la Jefatura Nacional del SEU, fue Jefe Nacional de Prensa y Propaganda delFrente de Juventudes; Eugenio Lostau, que organiz la Delegacin Provincia/ de Madrid; Villegas, el viejo, el entraable Villegas; como Ricardo ngulo, que comparti la Ayudanta Nacional con la Delegacin enla capital de Espaa; Jorge Jordana de Pozas Fuentes, Antonio Castro Villacaas, y aquel primer directorde la Academia Nacional de Mandos Jos Antonio , Alberto Anbal Alvarez, como tantos y tantos otroscuya enumeracin resulta literalmente imposible en este breve introito, aunque no tanto como para olvidarque la Asesora Nacional de Formacin Religiosa y Moral la ostentaba, nada menos, que el doctor EijoGaray, Obispo de Madrid-Alcal y Patriarca de las Indias Occidentales tales eran sus ttulos en la poca, que cont con la Compaa de Jess, con la Orden de Predicadores y con el propio clero secular para tanlaboriosa empresa.

    Lo religioso y lo espiritual; lo poltico y lo militar, como la educacin fsica, el deporte, el arte y lacultura, constituan los manantiales de que se alimentara aquel tropel de centurias surgidas por todas lasregiones y provincias. Se trataba de crear un hombre nuevo, un espaol sin complejos, orgulloso de suestirpe, de la historia de su pueblo, con un sentido revolucionario para la justicia social y una capacidaddialogante y abierta para la convivencia. En buena parte se consigui, y por eso, sobre los hombros de lageneracin intermedia, hoy encumbrada en la linde de la vejez, los ms veteranos, y en la plenitud de lamadurez, los ms jvenes, descansan todava las virtudes tradicionales que dieron a nuestro pueblo, anuestra Espaa, una imagen distinta y mejor durante tantos y tantos aos.

    Planificar el sistema formativo no era fcil: de hecho, el Frente de Juventudes agrupaba a toda la juventud espaola a travs de las secciones de Centros de Enseanza, de Trabajo y de Rurales, pero laverdadera avanzada militante la constituyeron siempre las Falanges Juveniles de Franco, en las que seingresaba con riguroso carcter voluntario, y con la misma libertad con que se podan abandonar. LaAcademia Nacional de Mandos Jos Antonio, inaugurada al inicio de los cuarenta (Franco la visitara enel otoo de 1944), dio esplndidas promociones de Oficiales Instructores, que se entregaron con unapasin, digna de su empresa, a moldear el espritu y el temple de los nuevos espaoles.

    Encontrar el lector, pginas adelante, algunas explicaciones referidas al sistema especfico deformacin de mandos en las Falanges Juveniles de Franco, pero nunca se podr olvidar a aquelloshombres, a los que se exiga un internado de tres aos, tras haber superado los estudios de EnseanzaMedia, y a los que, con posterioridad, se les exigi tambin el simultanear los estudios propios delinternado, en el edificio de la calle Mantuano, de Madrid (edificio ocupado hoy por no s qu tropa deevasores y pasotas), con las enseanzas que se impartan en las facultades de la Universidad Central. Lamayora tendrn en sus casas, junto a sus ttulos de oficiales instructores, los de licenciados en Derecho oen Ciencias Polticas y Econmicas o en Filosofa y Letras... Tal vez fueron los ms sacrificados, y noresulta extrao, al cabo del tiempo, que algunos de ellos militen ahora en ideologas opuestas o

    contradictorias con las que asumieron e impartieron durante muchos aos de sus vidas. Otros se mantienenfirmes, leales, silenciosos: soportando una especie de exilio funcionarial en oscuros servicios de laAdministracin Pblica. Tuve siempre un enorme respeto por estos hombres, en los que tambin se dabanrepresentantes de distintas generaciones: la fundadora, la procedente de los campamentos de Mandos del

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    Frente de Juventudes, y las ms jvenes que asistieron a la transformacin del centro, cuando finalizabanlos aos cincuenta, en Escuela de Magisterio, especializada en la enseanza del profesorado de EducacinFsica.

    Las Falanges Juveniles de Franco fueron reciamente joseantonianas y, lgicamente, franquistas,aunque, como sucede entre padres e hijos, no siempre estuvieran de acuerdo los muchachos con lasdecisiones del hombre que les rega y que haba volcado gran parte de su preocupacin por la juventud enaquella voluntariosa avanzadilla del Frente de Juventudes. Ese anlisis se escapa, sin embargo, a la

    intencin de este libro, al que invito a los lectores a seguir sin otro nimo que el de la curiosidad, porquenada grande se descubre en l: imgenes y palabras tienen, como he dicho, un solo destino: la evocacin,la remembranza, la nostalgia, si se quiere; pero tambin el remover en el ingente acervo de los recuerdosacumulados, aquella vivencia para defenderla, cuando menos, frente a la planificacin rigurosa de laperversin juvenil en que hoy parecen ejercitarse muchos de nuestros hombres pblicos.

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    1. Cien chicos y un jefe.

    Centurias juveniles

    brote nuevo de la Espaa Imperial,

    cadetes de Falangemensajeros del trabajo y de la paz.

    LES llambamos Centurias, pero no conoc jams una que encuadrara a cien muchachos. Ms omenos, s; pero ese nmero redondo, orondo, que inventaron los romanos para azote del mundo conocido yasombro de las generaciones venideras, incapaces de jugar con los nmeros pero s de trocar los nombresde los manpulos, cohortes, centurias, y legiones por escuadras, secciones, compaas, batallones,regimientos y divisiones. Tonteras, Csar hubiera maniobrado con los Ejrcitos napolenicos con msacierto y gracia aun que Napolen Bonaparte. Pero aqu nos tienen, preocupados por los proyectiles cohetede carga atmica cuando seguimos contando las bajas de una batalla como en tiempos de Chindasvinto. Enfin, que haba Centurias de ochenta y noventa chicos, flechas, cadetes o guas, o de 120 130 y aun ms,como aquella que conoc en Valencia, la Pepe Abad, que mandaba un tal Vega, y que cada vez queformaba pareca la hora del recreo en el colegio de los Padres Dominicos.

    Era curioso ver cmo se creaba de la nada una Centuria. El nuevo efe sola ser un titulado delCampamento Nacional de Covaleda, donde haba conseguido las tres flechas en plata que se colocabandebajo del bolsillo derecho de la camisa azul, en donde campeaba el cisne ajedrezado. Los que nohabamos pasado por Covaleda llevbamos las flechas correspondientes: una si ramos jefe de Escuadra;dos, de Falange, y tres, de Centuria, encima del cisne, y sanseacab; aunque hay que reconocer quellevarlas debajo haca el pie ms pequeo. Deban ser cosas de la edad. Pero, menudo postn aquello deproceder de Covaleda!, slo comparable a pertenecer a una centuria de montaeros. Bueno, pues yatenemos al que ser el jefe de la Centuria buscando entre los camaradas de otras centurias sus futurossubjefe y jefes de Falange. Ya los tiene. Ahora, a encontrar un nombre que distinga a la nueva unidad ysirva de ejemplo y acicate a los nuevos afiliados. No es fcil, pues la larga nmina de batallas histricas yde personajes famosos est prcticamente registrada. Las primeras Centurias creadas han copado los

    mejores nombres, excepto el de Jos Antonio, que nadie, no s por qu, reivindic para una nueva unidad.As, tenamos Centurias bautizadas con nombres de la historia reciente: Divisin Azul, Belchite, Alczar deToledo, Santa Mara de la Cabeza, Cuartel de Simancas (siempre la admiracin por el Ejrcito); ReyesCatlicos, Navas de Tolosa, Gran Capitn, Carlos V, Cisneros, Lepanto y Cid Campeador, de nuestra mejorhistoria. (Ahora caigo que jams conoc centuria alguna con nombre de la poca de la dinasta borbnica ode hechos de su tiempo, como no sea la Gibraltar, como recuerdo perenne de la ofensa); GeneralMoscard, Capitn Corts, Ruiz de Alda, Onsimo Redondo, Ramiro Ledesma, Sotomayor, por los hroesmilitares y los Fundadores.

    Aprobado el nombre, comenzaba el perodo de captacin en los colegios, los centros de formacin,los aprendices. Cursos de formacin intensiva para los primeros nuevos afiliados, y de entre ellos sehabilitaba a los jefes de escuadra, sobre quienes caa la obligacin de completarla con sus amigos yconocidos. Algunos se agotaban al remontar las primeras dificultades y abandonaban, pero los ms

    perseveraban, y era un gozo ver la cosecha de cada da, cuando a las siete de la tarde los catecmenoseran presentados a los mandos de la Centuria y a los escuadristas que les precedieron. Se haca una laborseria, tenaz, sin debilidades y, a los tres o cuatro meses, la nueva centuria, uniformada, compareca enpblico con el guin al frente y el paso marcial. A partir de ese momento haba que acreditar a la Centuria,darla a conocer entre las restantes de la ciudad, de la provincia y aun de Espaa si se trabajaba fuerte y nose desfalleca jams, porque la competencia era increble. Se formaban expertos en peridicos a ciclostily en murales, en premilitar, en formacin poltica, en marchas y montaismo, en fuego de campamento, enlos diversos deportes, en coros, en armnicas, en rondallas, en atletismo. Haba concursos nacionales detodo y para todo, y qu honor conquistar para la provincia el trofeo nacional que entregaba Franco en elPalacio de El Pardo.

    No se me ha olvidado el nombre de mi primer jefe de Centuria, Jess Bonet Halcn, como creo queno se le habr olvidado a joven alguno de mi generacin. No s por dnde para, ni qu hace; pero s elsegundo, Vicente Ventura Beltrn, falangista ejemplar, cuyos modestos ingresos provenan de la Provincial,

    y que despus, cuando el Rgimen haca agua, se pas al moro socialcomunista con ribetes catalanistas.Que Dios le perdone el desaguisado y el chaquetazo! Es claro que tambin recuerdo a otros muchos queperseveraron o chaquetearon, como Fernandito Garca Lahiguera, fascista feroz ms que falangista,entonces, y demcrata de toda la vida, ahora, tras su paso por las filas esculidas y resentidas de Dionisio

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    Ridruejo. Aquella era otra poca, ms limpia, ms apasionada, porque tenamos una fe ciega en Espaa, suEjrcito y el futuro. Despus vendran otros a estropearlo.

    No creo que se pueda inventar un instrumento tan perfecto para la formacin juvenil que la centuria,lejos de la blandenguera de los nios del sombrero canadiense, herederos del humanismo masnico, ylos cuellotorcidos hombrecitos de la Accin Catlica, que dieron en comunistas de sacrista o en trepadoresde la poltica. Gracias a esta organizacin premilitar de voluntarios repleta de quijotes de calzn corto sesalv toda una generacin, hija de la guerra civil. Parece imposible, pero es cierto: una guerra de tres aos,

    una largusima posguerra, agravada su pobreza por la guerra mundial, y el menor ndice de delincuenciainfantil del mundo.

    Desafo a quien no lo crea a un partido de ping-pong, juego aprendido en mi centuria, parademostrrselo.

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    2 Canciones para la Paz de la Victoria

    Juventudes con ansias de glorias

    que promete la Espaa Imperial;

    al ser hijos de guerra y victoria,surgen alas de fuego en la paz.

    MADRID, en su eje Norte-Sur, se iniciaba, ai mediar los cuarenta, en los altos del Hipdromo oNuevos Ministerios. Discurra luego, vaguada abajo, a travs de los paseos de la Castellana, deRecoletos y del Prado, y terminaba en la estacin de Atocha. La Avenida del Generalsimo no exista, yFranco tuvo la serenidad histrica necesaria para suprimir ese nombre impuesto sobre el tradicional Paseode la Castellana por oficiosidad de los primeros ediles de turno. En el Hipdromo aprendamos a montaren bicicleta y a patinar los nios de la poca sin mayores riesgos, porque la circulacin rodada era escasa yrara avisperturbaba el recreo popularsimo de las tardes escolares; pero aquel lugar de la ciudad, aquellosdesmontes daran paso al eje de la Avenida del Generalsimo, al Gran Madrid.

    El Gran Madrid fue el ms ambicioso proyecto urbano con que la pobretona Espaa de loscuarenta contemplaba el futuro prometido de los aos sesenta. Entonces, ya lo he dicho, eran slo unosdesmontes a travs de los cuales ascenda la carretera de Francia que cruzaba los pueblos de Chamartn yFuencarral para darse de bruces con el paisaje serrano. En aquellos desmontes suceda, una vez al ao,algo inslito para la febril imaginacin de los nios que ramos: unidades militares acorazadas,mecanizadas, de transporte o de transmisiones empezaban a llegar para el gran zafarrancho de la vsperadel Desfile de la Victoria. El Hipdromo quedaba exento de ciclistas y de patinadores. Nios yadolescentes formbamos corros en torno a las mquinas de guerra, que ya llevaban cinco aos en paz,sometidas a una inevitable holganza cuartelera. El espectculo era fascinante, y poco a poco, antes de quecayera la tarde, los tanques, los caones, los vehculos haban adquirido la brillantez de la nueva pintura,del lavado minucioso, de la puesta a punto para la gran jornada del da siguiente. Fue Vizcano Casasquien, en sus esplndidas evocaciones de esa dcada, aludi a lo que los desfiles de la Victoria tenan degran festejo popular. Es cierto de todo punto, porque la jornada castrense no conoca de politizacin alguna

    y, en cambio, poda constituir por aquellos aos un gran espectculo anual. En aquel tiempo la ceremoniaduraba toda la maana, porque Francisco Franco revistaba personalmente las unidades. El desfile era msnumeroso en efectivos humanos que en mquinas blicas, y se prolongaba hasta primeras horas de latarde. Detrs de la tropa, detrs del magnfico Ejrcito de la Victoria, aquel Ejrcito que, por entonces,Carrero vio en sueos destruido, desfilaban las unidades del Frente de Juventudes. La reserva humana, elrelevo.

    Desfilaba la cancin, y conste que no es una frase literaria, porque el 1 de Abril de cada ao el Frentede Juventudes, o mejor an, las Falanges Juveniles de Franco, no celebraban el Da de la Victoria, sino elDa de la Cancin, y no haba calle, pueblo, ciudad o capital que desde primeras horas de la maana nocontemplase el paso confiado y alegre de estos muchachos, o no escuchase los hermosos y bellsimosversos de su cancionero. Msicos y poetas aportaron su creatividad para este fin tan alentador: Torroba,Rodrigo, Franco Manera, entre los primeros; como Pemn, Enrique Llovet o Gimnez-Caballero, entre los

    segundos, ofrecieron una esplndida intendencia de claves musicales y endecaslabos para la esperanza...En Europa sonaban an, beligerantes, los disparos de la contienda, y en Espaa sangraban todava lasheridas y no haba terminado de disiparse la que aqu padecimos. Los chiquillos mirbamos absortos a los jvenes adolescentes y aspirbamos, en el arcano de nuestras rapadas cabezas, a poder formar un da,prietas las filas, en estas compactas unidades que merecan el beneplcito y la sonrisa humansima deFrancisco Franco, aquel joven Caudillo que vea crecer a su pueblo y era capaz, a un mismo tiempo, deresistir el sueo amigo y el acecho enemigo.

    Estas viejas imgenes tienen cuarenta y tantos aos de vida. Son el testimonio de las primeraspromociones nacidas bajo la planificacin apasionada de aquel hombre bueno, inteligente y severo que sellam Jos Antonio Elola; al frente de ellas desfilaban quienes haban obtenido ttulos de mando en loslegendarios campamentos de Sancho el Fuerte, Emperador Carlos, Ordoo II... o en otraspromociones de las que, inicialmente, se nutrieron las Centurias que nacan por toda la orografa espaola.En 1945 desfil por ltima vez el Frente de Juventudes en la conmemoracin de la Victoria. Los que

    formamos la segunda promocin no llegamos a marcar el paso por esta hermosa vaguada madrilea: laformidable maniobra del Generalsimo, para evitarle a Espaa quebraderos de cabeza a costa de laspotencias vencedoras, oblig a retirar de la magna celebracin, que contemplaban todas lasrepresentaciones diplomticas acreditadas en Madrid, el alegre paso juvenil. La Segunda Guerra Mundial

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    haba concluido. Haba sonado trgico el tiro de la Cancillera de Berln y, an a oscuras, a Europa lemarcaban el rumbo futuro los norteamericanos y los soviticos en Yalta. La sombra de Yalta, tan alargadacomo la inicua sombra de los patbulos de Nuremberg, no haba oscurecido an el sol primaveral deEspaa.

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    3. Cuando no existan pandillas, sino escuadras.

    Prietas las filas,

    recias, marciales,

    nuestras escuadras vancara al maana

    que nos promete

    Patria, Justicia y Pan.

    SEIS chicos idealistas, cinco camaradas de fila y un jefe: eso era la Escuadra en el estadillo de laCenturia, pero tambin la clula germinal de la Organizacin Juvenil y pieza, la ms necesaria, en torno dela cual giraban todos los servicios del Frente de Juventudes. Las entidades mayores, la Falange y laCenturia, eran otra cosa en el terreno de lo meramente humano. Por ello, y aunque sus definidores no se lohubieran propuesto al redactarlo, pareca estar dedicada a la Escuadra la definicin de lo que deban ser lasFalanges Juveniles de Franco: Unidades formadas por camaradas seleccionados que voluntariamentese alisten para ello y elegidos entre los de mayor capacidad poltica, de servicio y de entusiasmo. Conrecordar que al camarada de filas se le denominaba escuadrista, huelgan ms explicaciones.

    Don Vicente Mortes Alfonso, ministro de Franco, que jams ocult sus orgenes familiares humildes,declar un da en la prensa: Cuando ingres en el Frente de Juventudes y me puse la camisa azul me dicuenta de que todos los chicos ramos iguales. Jams escuch mejor definicin del clima de convivencaen la organizacin juvenil. S, en la escuadra todos los chicos ramos iguales, en cualquiera de lasescuadras de cualquiera de las centurias de cualquier delegacin provincial: los ricos y los pobres, losestudiantes y los obreros o aprendices, los hijos de familias emperigotadas y los de apellidos plebeyos. Loschicos nos ponamos la camisa azul, las medias azules o blancas, el pantaln de dril y las botasclaveteadas y todos resultbamos igualados por idntico propsito de servicio y amor a Espaa, aunquetampoco encontrramos diferencias, esta es la verdad, a la hora del paseo o en la reunin en casa de steo aqul. Quien tena dinero lo reparta con los dems en momento de necesidades; quien esconda en el

    fondo del Celta el buen chorizo de pueblo no dudaba ni un segundo en dar de comer al hambriento, y aquien le sobraba fortaleza portaba dos mochilas cuando flaqueaban las fuerzas del camarada ms dbil.Una escuadra perfecta era aquella cuyos escuadristas eran amigos y cantaradas dentro del hogar de laCenturia y amigos y camaradas fuera de l. Si los escuadristas casaban en todo momento y lugar, laEscuadra era ejemplar.

    Lo corriente era que el que se apuntaba hubiera sido captado por el jefe de la Escuadra o uno delos escuadristas entre los de su entorno en el trabajo o el colegio para completar la Escuadra. Porque podatolerarse que una Falange o una Centuria no llegaran al nmero de efectivos reglamentarios, pero jamsque una escuadra estuviera coja. Menudo folln si una escuadra contara con cinco miembros en unamarcha, por ejemplo. Con seis capotes-poncho se levantaba una tienda de campaa. Con cinco, una casasin puerta. Ancdotas aparte, la Escuadra era un buen invento y el jefe de Escuadra un mandodemocrtico al que se obedeca porque s, al igual que se obedeca, pero de otra manera ms solemne,

    a los restantes mandos de la Centuria. Rara cosa para estos tiempos aquella disciplina asumidavoluntariamente que serva de osamenta a las Falanges Juveniles de Franco.

    Si la Escuadra era los cimientos, la Centuria era el edificio. La Escuadra formaba aislada a la puertade su tienda en la revista, y constitua un grupo homogneo en la prestacin de servicios. Una faltacometida por uno de sus miembros era cuestin de disgusto para el resto, y un premio a un escuadrista eraacogido como propio por todos ellos. Ya s que los ejrcitos cuentan con unidades similares por el nmerode sus integrantes, pero son distintas por razones de voluntariedad, seleccin interior, comunidad ideolgicay aceptacin de la disciplina.

    Una Escuadra tpica poda ser la unidad donde convivan sin distincin alguna el hijo de un oficinista,el hijo de un pequeo comerciante, el hijo de un abogado, el hijo de un obrero, el hijo de un mdico y el hijode un militar, por ejemplo. Algunas escuadras tenan mayor porcentaje de hijos de obreros, pero no hayduda alguna de que en las Falanges Juveniles de Franco fueron mayora los chicos procedentes de familias

    de la clase media cuando no haba alcanzado an la amplitud conseguida en los ltimos aos del rgimende Franco. De ah, que el Frente de Juventudes en general y las Falanges Juveniles de Franco en particularfueran el mayor y mejor empeo de convivencia intentado en Espaa, y la organizacin por Escuadras el

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    ms perfecto de los laboratorios. Lstima que no fuera entendido as. Nos hubiramos evitado estatransicin, este socialismo revanchista, este capitalismo feroz y lo que venga.

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    4. La paella o el arte de aborrecer el arroz.

    Cuando vuelvas, camarada,

    no vuelvas a descansar,

    sino a cuidar la paellacomo el sol cuida el cristal.

    EL asunto tendra gracia si es que hubiera tenido gracia en sus orgenes, pero enfrentarse con unsaquillo de arroz, unos puados de verdura y unos pedazos de carne, barata por supuesto, que elpresupuesto no daba para esquisiteces y el hambre de la marcha no conoca pan duro, a una paella delimpio metal por dentro y de negro holln por fuera, colocada sobre briosa hoguera, no era cosa de risa.Vamos a ver si nos centramos, en el buen sentido de la palabra: hemos andado una buena tira dekilmetros desde hora temprana, y el que ms y el que menos tiene los pies doloridos, las espaldas molidaspor las correas del Celta, la garganta reseca o irritada por el fro o el calor de la maana, depende de laestacin, y el estmago como una jaula de gatos enloquecidos. El jefe de la unidad ordena el alto en unlugar ameno, e inmediatamente los jefes de escuadra imparten las rdenes:

    Juan, t por lea, pero que sea seca, no vaya a estar como la ltima vez, que no haba quienparara con el humo a diez kilmetros a la redonda.

    Vicente, a ti te toca limpiar la paella cuando terminemos.

    Pedro, rpido, a por agua a la fuente ms prxima. La del riachuelo me huele a chamusquina.

    Luis har la paella y Jernimo ser el pinche.

    Y a m me toca lavar los cacharros comunes. Hoy comeremos paella y huevos fritos con patatas.

    Virgen Santa la que se armaba en un periquete. Algunas escuadras hacan fantasas culinarias, otrasse conformaban con las chuletas y unos huevos fritos o tortilla de patatas berroqueas, y las ms, hartas dehogueras, quemaduras, paellas, huevos fritos y fantasas culinarias, abran unas latas de sabrosas sardinas

    en aceite y descansaban mientras los dems se afanan en el arte culinario.Los ms espabilados echaban mano del Manual de Marchas y Montaismo, una joya bibliogrfica

    fechada en 1943, que haca la publicacin nmero 141 del Departamento de Publicaciones del Frente deJuventudes. Ms no se puede decir en las 221 pginas del tomito de pastas azules con dibujos de Chuchi, yque igual serva para un barrido que para un fregado. A m me ayud mucho, en especial a la hora de lacocina, y, aunque siempre recalaba en la paella y los huevos fritos, daba gusto leer, enterarse cmo sehacan las alubias guisadas (para seis personas, claro est), las lentejas, el potaje de garbanzos y laspatatas guisadas, pasando por el pescado frito, los filetes o chuletas fritas, receta sta que comenzaba as:Se tiene preparada la carne, bien aplastada con una piedra y su sal correspondiente; la tortilla a laespaola, el caf con leche y el chocolate. Una maravilla de Manual. Pero volvamos a la paella, puesta yasobre la lumbre de un hornillo de piedra, un hornillo de fortuna o un hornillo en cruz, que haba que saberlatn para que la fogata ardiera segn las normas de seguridad y efectividad.

    La receta era ms clara que el agua, claro est que luego venan el agua y el aceite, que dicen quenunca se mezclan y resultaba una amalgama de difcil digestin e indescifrable paladar: 75 gramos deaceite, 100 de cebollas, 750 de arroz, de agua un poco ms del doble del volumen de arroz, tres dientes deajo, un lata de medio kilo de pimientos, una lata de medio kilo de tomates, 250 gramos de escabeche ocarne y veinte gramos de sal. Casi nada. Boina puesta, capada reglamentariamente, esto es de unmordisco, por si algn pelo pretendiera caer en la paella y a la faena, con el libro al alcance de !a manosiempre. Que no haba tomate, pues ms pimiento; que no haba pimiento, pues ms tomate; que no habapimiento ni tomate, pues judas verdes, o acelgas o cualquier cosa verde, sin asas, desde luego, fcil delograr.

    Oye, y cunto es 75 gramos de aceite?

    Mi madre dice que medio vaso y una chorrada.

    Pues no hay vaso. (Gritando) Tiene alguien cantimplora con vaso?

    Al final se sacaba de la aceitera el aceite a ojo y si haca falta ms se escurra un Celta de los msveteranos, y en cuanto la grasa vegetal flameaba seal inequvoca de que estaba bien caliente, se leapagaba. Se echaba en seguida un diente de ajo que en cuanto te descuidabas quedaba como el betn, lo

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    cual indicaba que haba que volcar de golpe la cebolla, bien picada con el machete de quien tuvieramachete, y en cuanto se carbonizaba, los dientes de ajo picados y el pimentn molido se nos olvid elpimentn!, y el tomate, y el pimiento o lo que fuera y a darle vueltas un rato, a ojo de buen cubero, y lacarne, o se pone la carne despus de dorar el arroz? Sea como fuera, de pronto se caa en la cuenta quelos guisantes ha trado alguien guisantes? haba que agregarlos antes que el agua y despus delarroz y que a nadie se le haba ocurrido comprar leguminosas tan perdigoneras y, si se haban comprado, elpinche se los haba comido crudos, al igual que las habas. En fin, doble de agua y un poco ms y a esperarel fenmeno de la evaporacin.

    Un xito. Los seis miembros de la escuadra atacaban el engrudo antes de que transcurrieran loscinco minutos reglamentarios del reposo, y no quedaba ni un grano. Empeo mi palabra en que es cierto.

    HORNILLO DE PIEDRA

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    HORNILLO EN CRUZ

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    HORNILLO DE FORTUNA

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    5. Covaleda: un lugar en el Raso de la Nava (I).

    Covaleda, Covaleda:

    quin pudiera siempre estar

    con tus picos y montaasde belleza sin igual!

    NO corre el aire. La niebla se funde con la contaminacin atmosfrica y envuelve en grises oscuros ala ciudad, a la gigantesca y enorme ciudad cuatro veces millonaria en habitantes. Se circula deprisa por los4.500 kilmetros que forman las calles y plazas del formidable laberinto urbano. Esos millones de seres quedeambulan con urgencia, con miedos, sin conocerse, sin saludarse, son como cuatro millones de cautivosen un insolidario recinto sin salidas... No hay murallas, sin embargo; somos nosotros quienes nosfortificamos en nuestra intimidad, quienes nos insonorizamos frente al prjimo. Las ciudades son terribles,como este tiempo que discurre en su declinar histrico hacia una sima de la que algn da tendremos queevadirnos. Tengo que escribir. Evoco aos lejanos, distintos, tiempo de mocedad, de ilusiones compartidasy comunes anhelos. Queda todo tan lejos! Resulta a veces tan arcaico, tan inaccesible!... Este pueblecitotena, al inicio de la dcada de los cincuenta, 1.935 habitantes, 355 edificios destinados a viviendas y 45 aotros usos; hablo de edificios compactos, porque, diseminados, existan cuatro viviendas y 62 para otrosfines y usos. Era un pueblo bien pavimentado y con una notable red subterrnea de saneamientos. Una deaquellas tardes del verano de 1952 me dijo un vecino que en el archivo municipal se conservan documentosdel siglo XIX. Documentos relativos al pinar que es bien de todos y patrimonio comn para cuantos llegan almundo en aquel bello paraje.

    Nunca pudimos coincidir con las fiestas: las primeras el 1 6 de julio; el 10 de agosto las segundas.Las primeras nos cogan en pleno curso; para las segundas ya habra sido dislocado el campamento en sudestino ltimo. Tengo que completar mi recuerdo con estos dos datos esenciales para entender la vidaamable, pacfica, sosegada de Covaleda: en materia de espectculos existan dos posibilidades: un cine ola Sociedad Recreativa. Era, a simple vista, un pueblo determinado por el paisaje, por el pinar, por lareciedumbre castellana, donde no suceda nada anormal y sucedan todas esas cosas normales que le dan

    a la existencia del hombre un sentido de naturalidad perfecto. Un da, aos adelante, los vecinos erigieron einauguraron un monumento a nuestra generacin: ser posible?... El monumento sigue en pie: se halibrado de los jacobinos y los iconoclastas de esta hora desdichada.

    Entre las mejoras que por aquellos aos se sealaban con orgullo figuraban la Casa Consistorial, elmatadero, la casa de Telfonos y las obras de restauracin de la iglesia. La dejaron como nueva. Dosfondas, tres escuelas de nios y tres escuelas de nias, ms dos de prvulos, definan el rea educativa. Unmdico, una comadrona, un veterinario y un farmacutico cuidaban de la salubridad de los hombres, de lasbestias, de las aguas, y un prroco alto, delgado, de tez morena y pulcra ropa talar, cuidaba de la salubridadde las almas.

    Desde todas y cada una de las provincias de Espaa llegaba, entre el 3 y el 5 de julio, algo ms de unmillar de muchachos cuyas edades oscilaran entre los 16 y los 20 aos. Hice el viaje desde Madrid, conparada y fonda en Soria. A las siete de la maana el fro era an intenso. Llegamos en tren, y poco tiempo

    despus alcanzaramos el bello paraje 41 kilmetros de distancia entre la capital y el Raso de la Navaen el alto valle del Duero, que all tiene su nacimiento, junto a las mismas cumbres de los Picos de Urbin.Altas las cumbres, con medias de 1.800 a 2.000 metros, salpicadas de lagunas glaciares. Y, sobre todo, laenorme, la inmensa masa forestal, cuya suerte a estas horas desconozco, despus de tantos y tantosincendios que han arrasado gran parte de ese patrimonio popular en toda Espaa. El bosque cubra todo elterritorio: pino albar, tocones y hayas, robles y encinas. La arboleda slo desaparece a partir de los 2.000metros, en los prados de altura, en las desnudas roquedades. El pueblo est en medio, con su tpicocasero pinariego, buscando, escalonadamente, el valle del ro Napal. Fuentes y arroyos interminables,risueos, cantarines, frescos... las fuentes del Pico, la del Merendero, las del Cubo y la Raz, como laslagunas. Olor a bosque, olor a campo, a tierra, a naturaleza. Una fauna inofensiva, a pesar del lobo, delzorro, del jabal, de la gardua. Un paraso de ardillas y conejos como en las fbulas descritas por elhombre. Un paisaje inolvidable, un cielo azul pursimo, claro de da, reverberante de noche. Raso el campo,raso el cielo; sobre aqul, bajo ste, perfectamente alineadas en doce parcelas, las tiendas de campaa.

    Un prtico simblico en piedra y un nombre esculpido sobre la roca viva: Campamento NacionalFrancisco Franco. Los doce campamentos cerrados sobre un punto equidistante, el gigantesco mstil, elms alto, acaso, de Espaa, y al fondo, en las inmediaciones del primer brazal del Duero, alineadas, dos o

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    tres filas, las tiendas de mayor envergadura, correspondientes al equipo de mandos, profesores, jefes,capellanes y mdicos.

    Iba a comenzar el curso.

    Iba a comenzar la revlida de un aprendizaje que se haba iniciado en cada provincia para culminaren esta acampada que luego dara paso a la marcha por etapas. Dieciocho das de estudio, dos deexmenes y cinco de andadura, aproximadamente.

    Todo funcionaba all con una perfeccin milimtrica, absoluta, voluntariosa, disciplinada y alegre.Nunca supe quin escogi el Raso de la Nava, el pueblecito de Covaleda, para asentar en su territorioaquella gigantesca escuela de mandos. El hallazgo se atribua a Jos Antonio Elola Olaso, quien tiene enestas evocaciones su propio captulo y tratamiento, pero, fuera l u otro, eligi con tino y sensibilidad.Castilla contribua, de una forma decisiva, a formar el alma espaola de aquellos muchachos de Andaluca oCatalua, de Galicia o Valencia, de Extremadura o La Mancha... Iban a ser la flor y nata, la sal y levadura dela Organizacin. Nada estaba improvisado. Por eso funcion con una singular regularidad desde suinauguracin, en 1946, hasta cruzar, con holgura, el ecuador de la dcada ilusionada de los cincuenta.

    Hoy su destino es otro. No quiero saberlo. Hasta me han dicho que figuran, en pequeos monolitos,los nombres de cada una de las promociones que all se formaron. Es igual. Era otro el testimonio exigido oexigible. Y se fue cancelado hace tanto tiempo!

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    6. Forja de hombres (II).

    Despierta, Espaa!,

    que el tiempo viene

    de abrirse al sollas rubias mieses.

    Tras un destierro secular,

    el Cid ha vuelto a cabalgar!

    ENTRE todas las instituciones del Frente de Juventudes sobresali, siempre por sus delicadas yespeciales caractersticas, el campamento. El campamento no era una colonia veraniega infantil, no era unasimple acampada. Sobre cualquier otra consideracin, el campamento era una alta escuela de formacin yconvivencia. Entre las mltiples realizaciones del Frente de Juventudes ninguna alcanz el rango de validezsocial que alcanz la ciudad de lona, al amparo de la Cruz y bajo el inequvoco signo del mstil, al que enesta remembranza se dedica un captulo especfico. Entre todos los campamentos desde Gandario, alpie de la ra de Arosa, al Vigil de Quiones, junto a las clidas aguas de Mar-bella ninguno tuvo elprestigio, la perfeccin y el estilo del Campamento Nacional de Mandos Francisco Franco, instalado,desde 1946, en el Raso de la Nava, Covaleda, Soria. 1.440 acampados, 12 centurias componanregularmente su principal turno desde los primeros das de julio, para celebrar los cursos de jefes deFalange y de Centuria. Despus se iniciaba la marcha por etapas, que duraba cinco das, y que cadaao tena, como el propio campamento, una significacin expresa. Franco visit el recinto en 1946. Era elheredero de las promociones de Jefes de Centuria que se inician en el campamento Santa Mara, en elSancho el Fuerte, en el Emperador Carlos o en el Ordoo II... Fue la institucionalizacin delaprendizaje del mando juvenil. Las provincias tenan sus cursos especficos de mandos, que eranpermanentes, con albergues de Semana Santa o prcticas de marcha, pero el final conduca a Covaleda.

    Recuerdo mi propia peripecia de alumno (1951), bajo el mando de Manuel Carb Valdivieso, y bajo elmando de Manuel Eloy Pastoriza Baos (1952). En uno y otro estuvo un personaje destacado de la

    Organizacin: Pascual de Riquelme, que fue subayudante nacional de las Falanges Juveniles de Franco,con Mart. No s con exactitud qu pintaba en Covaleda; ejerca de mandarrias, como ahora ejerce, segndicen, de mandams en el Partido Socialista Obrero Espaol, a la sombra de Enrique Tierno Galvn, elalcalde que conmina a la juventud a colocarse, al loro y a darle a la percusin en jornadas que terminan enla pura barbarie. Recuerdo, particularmente, la rigidez del campamento, su pulcritud de organizacin, suses quemas formativos que nos agotaban. 1.440 muchachos entre los 16 y los 20 aos realizamos el cursoen 1 951 (1.200 para jefes de Falange y 240 para jefes de Centuria), a las rdenes, como digo, de ManuelCarb Valdivieso, Jefe del Frente de Juventudes del D.U. de Madrid, y de un esplndido equipo de oficialesinstructores. El campamento estuvo dedicado a evocar la ltima hazaa espaola en el mundo: la DivisinAzul. Las 12 centurias con sus jefes, capellanes y guiones formaban bajo los nombres de MuozGrandes, Posicin Intermedia, Bolchov, Lago limen... La marcha se realiz hasta Santander, dondequedara clausurado el curso con la entrega de los correspondientes despachos. En 1 952, a las rdenesde Manuel Eloy Pastoriza Baos, el campamento estuvo dedicado a conmemorar a la Compaa de

    Jess. Era mi segundo curso, esto es, el de Jefe de Centuria, y, por consiguiente, qued adscrito a laprimera unidad, que llevaba el nombre de Castillo de Javier. Otras evocaban a los santos de laCompaa: San Ignacio, San Francisco, y la marcha desde Covaleda culmin, tras cinco jornadasagotadoras, precisamente en Javier. Fue una de las grandes concentraciones realizadas por el Frente deJuventudes: todas las marchas volantes de todas las provincias alcanzaron el mismo lugar. Los actosterminaron con el traslado a Pamplona de todas las centurias participantes, unas cin cuenta, para un magnodesfile en la capital navarra.

    Covaleda tena tres estamentos bsicos: los mandos superiores, que, con el Jefe de Campamento yel Capelln, formaban los profesores-jefes de todas y cada una de las disciplinas que se estudiaban. Losmandos y profesores de las centurias, pater incluido, en el segundo nivel, y un tercer nivel de serviciosque resida en hombres de prestigio como Jos Manuel Menoyo, que en 1951 dirigi todos los serviciostcnicos de la impresionante acampada. Otra institucin esplndida la conformaba el profesor jefe-mdico y

    sus mdicos auxiliares, que tenan que pechar con los destrozos que se originaban en nuestras juvenilesanatomas por la dureza de las prcticas de atletismo, de formacin premilitar o de las marchaspreparatorias para la final marcha por etapas. Los servicios sanitarios del campamento no estabaninstalados en tiendas de campaa, sino en un rstico edificio, la enfermera, que, por lo general,

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    mantena sus camas vacas, aunque no as su consulta y sus servicios de traumatologa. El trabajo de lossacerdotes, al margen de la propia disciplina escolar, era profundamente religioso y humano.

    Me asombraba cmo en tan pocos das llegaban a conocer prcticamente a la totalidad de losacampados y a dejarlos, por lo general, y sin obligatoriedad alguna, ms limpios que una patena. Era otraforma de entender esta y la otra vida.

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    7. Un destino: obedecer y mandar (y III).

    Ven a mi lado,

    que all en tu tierra

    cien cantaradas nuestroste esperan.

    Para saber por ti,

    como sabrn por m,

    lo que t y yo aprendamos aqu.

    EL tiempo volaba: el toque de diana era uno de los espectculos ms sorprendentes. En poco menosde treinta segundos los 1.440 alumnos estaban formados en traje de deporte sobre una considerable capade escarcha blanqusima, producto de las heladoras noches. Luego el sol iba fundiendo el hielo, pero laactividad se iniciaba con l. Otro momento curioso lo constitua el del bao. Podas o no recrearte nadando

    a lo largo de la piscina resultante de una rstica pero eficacsima canalizacin del Duero, cuyas aguasrecin nacidas en el Urbin baaban las orillas del enorme centro campamental, pero lo que era obligadoera zambullirse en el agua a las doce en punto de la maana, sobre una superficie que a esas horasmantena todava una dbil capa de hielo. Haba quien cumpla con el precepto forzado; otros, msresueltos, lo hacan de buena gana, y los menos se recreaban haciendo un largo contracorriente para evitarque el fro atenazase los msculos. La perfeccin, el orden y el reloj presidan cada jornada. Un botndesabrochado, fumar fuera de una tienda, no saludar a un superior, distraerte en una clase, no irperfectamente afeitado, o una mnima mancha en las blancas medias montaeras o en el pantaln grissupona un paquete: 10 puntos tena cada alumno para cuidar celosamente del registro de sucomportamiento. Un paquete restaba del coeficiente 0,25 0,50 o un entero. Si la media descenda a cincohabas perdido el tiempo. Y el curso, porque el suspenso era inevitable, por ms inteligencia y saber queechases a la hora de los exmenes finales. Pero, exiga alguien aquel rigor? Se senta obligado elalumno a permanecer all por algo ajeno a su voluntad? No. En absoluto. La ms perfecta de las disciplinas

    impuesta por la ms perfecta de las libertades. Por eso la estancia en Covaleda era inolvidable, como losdomingos en que el campamento ofreca un espectculo formidable a los vecinos del pueblo. Las 1 2centurias desfilaban por sus calles y rompan filas en la Plaza Mayor: unos ocupaban bares; otrospaseaban; otros ligaban con las chicas del lugar. Terminado el tiempo, el cornetn de rdenes situado en elcentro de Covaleda tocaba llamada. Quien no estaba en su puesto en 45 segundos vera cmo el jefe de suunidad, oficial instructor, le extenda el consiguiente taloncito restndole 0,25.

    La tarde caa y entonces las formaciones arrancaban con sus guiones al frente, sus mandos y suscanciones camino de los vericuetos por los que, abandonada la carretera, se llegaba al recinto delcampamento para reanudar la actividad escolar. Otra vivencia inolvidable estaba vinculada con JosAntonio Elola, aquel hombre severo y bueno que, indefectiblemente, la noche de la partida camino deldestino ltimo que se marcaba cada ao, despeda, desde el balcn del Ayuntamiento, a los 1.440 alumnos.Jos Antonio Elola pasaba algunos das de vacaciones en la pequea localidad soriana, no acuda al

    campamento con frecuencia, tal vez por evitar todo el ceremonial que su jerarqua exiga. Pero jamsfaltaba a la cita de la despedida. En 1 951 la marcha se inici por Navaleno hacia San Leonardo de Yage,y el Campamento Nacional de Mandos Francisco Franco, en perfecta formacin, rindi un homenaje derespeto al general don Juan Yage, que no s si en aquellos instantes era an objeto de destierro o CapitnGeneral de Burgos. Entorno los ojos y le veo: el pelo blanqusimo, las gafas redondas sobre unos ojosescrutadores y vivaces contemplando a las centurias formadas, y recuerdo sus palabras, su voz torrencial,aunque la enfermedad le minaba y un ao ms tarde rendira su espada y su hoja de servicios, como losviejos soldados que se honraban en el Seor Dios de los Ejrcitos.

    Todas las provincias estaban representadas en el Campamento Nacional Francisco Franco. Lastiendas eran de escuadra, estables, de seis alumnos, y cada uno de ellos perteneca a un lugar distinto. Nosllambamos generalmente por el nombre de nuestra procedencia: Madrid, Alicante, Badajoz, Almera...Quiero suponer, y supongo, que ninguno de aquellos mozos de ayer formarn hoy en las apretadas filas delnacionalseparatismo que atenaza a la Patria. Espaa era para nosotros algo tangible, concreto y, al mismo

    tiempo, una ensoacin, una gran dama cuyos hijos, reyes, prncipes, guerreros, misioneros o cientficosconstituan las advocaciones laicas de nuestro peregrinaje. Si alguien cant la epopeya de Espaa en el

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    mundo fuimos nosotros. Hoy Hernn Corts es, para la inmensa mayora de los muchachos espaoles, unilustre desconocido. Para nosotros no.

    Uno tras otro fueron cayendo los aos, pasando las promociones cuya ltima ilusin resida entransmitir a aquellos otros nios o jvenes a quienes bamos a mandar, a dirigir, que la vida no vale la penade ser vivida si no es para quemarla en el servicio de una grande empresa, de una formidable ilusineternamente joven.

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    8. La marcha por etapas.

    La flor del almendro

    saluda en la ramael paso despierto

    del buen caminar.

    Redobla el tambor

    frtil primavera

    alegre diana

    de un da mejor

    CANTBAMOS aquello de Por la carretera qu placer, qu gusto da por la carretera qu placer

    marchar..., o algo parecido, que la memoria falla en ocasiones, y haba que ver cmo le dbamos alcalcetn, y cmo los ms cachondos andaban con el pie derecho por encima del bordillo de la carretera,cuando las carreteras espaolas tenan bordillo y firme adoquinado, y el izquierdo por debajo, al ritmo de lacancin en la que se mezclaban las estrofas ms disparatadas. Era sorprendente para los escasosconductores que nos rebasaban aquellos cien chiquillos, llenos de buen humor a pesar de la lluvia, el fro oel calor trrido del verano, cargados hasta los topes, y con aquel cojeo rtmico que los menos terminabanpor imponer a los ms.

    Ahora me pregunto no el porqu del entusiasmo juvenil de la poca, sino cmo demonios pudieronconstruirse millares de kilmetros de carreteras, adoqun a adoqun, en los siete aos escasos que dur ladictadura del General Primo de Rivera, cuando ahora, con mquinas gigantescas, los socialistas tienen lasautopistas como sembrados?

    Siempre me gustaron las marchas de pocos y bien avenidos, las de centuria, falange y escuadra,

    sobre todo las de escuadra, que las mastodnticas de cinco o seis o hasta veinte centurias con losincansables oficiales instructores de aqu para all marcando los perodos de descanso, animndote amontar las tiendas, a marchas forzadas, sobre el lugar ms idneo y anotando en la libreta si fulanoaguantaba bien o mal, si mengano tena el genio demasiado vivo, o asaz muerto, si perengano chaqueteabaa la hora de ir por agua o limpiar la vajilla, o si las botas estaban bajo el sombrajo, fuera de la tienda, o enlas mismsimas narices del primer durmiente. Sin saberlo, preferamos ser buey suelto y lamernos cuandonos apeteciera, con disciplina y dentro de un orden, s, pero con esa libertad que proporciona a las almassensibles buscar los lugares altos, dominadores, aunque las rocas sirvieran luego de colchn y almohada, ypara coger agua hubiera que perder el resuello en la subida, una vez gozado del patinaje en la bajada.

    Haba que proyectar todo muy bien para saltarnos el plan y darnos la gozada de finalizar la etapaunos pocos kilmetros antes si el lugar lo mereciera, o avanzar algo aunque no se pudiera con el alma, ydescansar en lugar paradisiaco, o que nos lo pareciera. La verdad es que nada se dejaba al albur:

    sabamos de intendencia sin ser intendentes, nos defendamos de las ampollas mejor que un mdico,manejbamos la brjula como un militar, aunque cocinramos despus como una dama de saln. Losvveres frescos los adquiramos en los pueblos del camino con el dinero de nuestras cuotas. El aceite, elcaf, la leche condensada, el azcar, el arroz, las legumbres y dems productos racionados loscomprbamos en el almacn de intendencia de la provincia. Y qu aceite, y qu caf, y qu azcar, y quarroz, y qu chocolate, y qu legumbres, Dios mo!, y qu saga de voluntarios a la hora de hacer el caf enpuchero, sin otro colador de manga que un calcetn de faena, antes o despus de la colada, el orden defactores mejoraba en muchas ocasiones el producto, que ojos que no ven, corazn que no siente, y qucondimentos salan de aquel cacharro llamado gaveta, y que no era gaveta, sino caldero, y que servaigual para transportar el condumio de la escuadra desde la cocina del campamento fijo hasta la mesa-comedor, que como alambique para lograr las mejores esencias del arte de Savarn.

    Se me agolpan los recuerdos. Me veo ahora mismo trepar montes, descender a valles, entrar enpueblos y salir de ellos, y acampar en plena naturaleza, en territorio de maquis, sin otra compaa yproteccin que dos viejos naranjeros con dotacin de un cargador por arma. Nos preguntaban: Solos, y ala Sierra? Y haba que verles las caras de asombro y darse de codazos antes de vendernos la carne decerdo o las chuletas de cordero y el pan, una vez terminado el chusco nuestro, aunque estuviera como un

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    pechazo, de cada da. Quien no haya conocido aquellos aos y aquellos riscos, las dormidas a la luz de laluna sobre la piedra berroquea y el bao helado en el riachuelo prximo o lejano poco despus delamanecer, bebido el caf con leche que no saba a caf y a leche, el olor inconfundible del perol al fuegomientras se condimentaba una tortilla de alubias, por ejemplo, o unos esprragos trigueros con chocolate,en parajes incomparables sin plsticos, papeles y desperdicios en el entorno, desconoce lo que es la vida.Lo sello y lo rubrico. Pero si tampoco ha tenido cien amigos, todos bien avenidos, capaces los ms fuertesde andar quince o veinte kilmetros con la impedimenta de los ms dbiles, no conocen la solidaridad ni lacamaradera.

    Por la carretera qu placer, qu gusto da/por la carretera qu placer marchar. En seguida lasmontaas, muchas veces nevadas, sin senderos, y las nubes o el sol o las estrellas.

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    9. La marcha por etapas (y II).

    Ya van las centurias

    cubiertas de polvo.

    Las nobles banderassu gua le dan.

    Un alto redoble

    aviva la marcha,

    la Patria est cerca

    de nuestro cantar.

    FALTABA tiempo para aburrirse. Unos golpes de silbato, y arriba, al aseo, a misa, si disponamos depater, con libertad y a calentar el recuelo de caf que, con pan bien migado, estaba superior; y a levantarlas tiendas, a plegar el mstil y a dejar el terreno limpio, sin desperdicios, que si algo no tolerbamos eraque ensuciaran la naturaleza, aunque no furamos ecologistas de los llamados verdes. Y, si no era da dedescanso, demonios con los das de descanso!, nos metamos en va, que el da era joven y quiz desdelos tiempos de Santa Teresa no haya habido en Espaa una juventud tan andariega como la nuestra.Digo que faltaba tiempo para aburrirse porque todo estaba fantsticamente reglamentado, desde elitinerario de la marcha o el campamento volante, con sus descansos, sus aguadas en fuentes, pozos yriachuelos de montaa, que de los ros mansos huamos como de la peste, hasta las actividadesculturales, polticas o premilitares. Estaba prohibido, y muy bien prohibido, el ocio, y quien notena que buscar lea, barra el campamento con escobas de fortuna o limpiaba la vajilla pesada, oconstrua buenos sombrajos, o cavaba una letrina o dejaba a punto los fogones. Por ello los jefes de marchasaban latn y griego y de ellos aprendan en seguida los de falange y escuadra.

    Como en un estado mayor del Ejrcito se preparaban las marchas y los campamentos volantes. Pero,ojo!, que las marchas eran privativas de las Falanges Juveniles de Franco, puesto que el Frente de

    Juventudes comprenda a los afiliados y a los no afiliados y los no afiliados slo asistan a campamentosfijos. La Ley de Creacin del Frente de Juventudes encargaba al Frente de Juventudes la formacincompleta, en el orden poltico, premilitar, fsico, moral y religioso de los afiliados, y tan slo la iniciacin en ladoctrina de rgimen y la educacin fsica de los no afiliados. As, nos reunamos en el hogar o cuartel ycomenzbamos con el papeleo.

    Salan a relucir mapas, experiencias anteriores, resmenes de otras marchas, contabilidades,etctera. No era fcil si se ignoraban todos y cada uno de los detalles que haba que incluir el plan demarcha a elevar a la Delegacin Provincial. Experiencia y celo se requera para que todo funcionara a laperfeccin y el regreso se iniciara con xito y no con unas huestes juveniles desencuadernadas ydesmoralizadas. Primera advertencia: los flechas no podan realizar marchas por etapas, sino las llamadasordinarias hasta un campamento de instalaciones fijas donde pasaban el da. Los cadetes y los guas, s; loscadetes y los guas nos metamos en unos berenjenales de muy seor mo a la hora de elegir entre los otros

    siete grandes grupos de marchas y que eran las de campamento volante, montaa o prcticas de nieve,quien tuviera nieve cerca, las marchas a pueblos, las marchas de tipo cultural, las marchas de carcterformativo y las marchas de evocacin falangista, aunque tambin podamos mezclar unas con otras y hacerpor cuenta nuestra la ms apetecible. As, podamos visitar pueblos y al mismo tiempo conocermonumentos histricos o prehistricos o visitar fbricas de inters y darnos un buen garbeo por losalrededores. Otras veces, si el lugar a visitar estaba lejano y no disponamos de das suficientes, la tarifaGV8 de Renfe nos acercaba al objetivo desde donde emprendamos marchas radiales.

    Pueden estar seguros que si las condiciones que se les exigan a los jefes de marcha de las FalangesJuveniles de Franco (18, 19 20 aos) se le exigieran ahora a cualquier ministro socialista, Espaa estabasalvada: Un buen jefe se destaca como tal cuando rene a su calidad de mando el concepto de laresponsabilidad, prestigio personal, previsin, sentido de la lgica, buen criterio, carcter jovial, espriturecto y ecunime, serenidad y confianza en su valor propio. Debieran aplicarse los socialistas hijos depap que todo lo aprendieron en los libros, quienes estudiaron, lo que se nos deca a nosotros respecto al

    jefe: El jefe vale mucho ms por lo que es capaz de resolver con criterio justo y certero que por todo lo quepueda empollar en un manual ms o menos extenso. Ah queda eso. Comenzaban por ensearnos quehaba que dar todo sin pedir nada a cambio, que el espritu de servicio y sacrificio era lo que diferenciaba a

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    un chico falangista ejemplar de otro que no lo era, y que tan slo el amor a Dios era superior al amor a laPatria. Por ello, la formacin premilitar era la fundamental en marchas y campamentos, y se basaba en elculto a los hroes y a la Bandera, el homenaje a los Cados y la sublimacin del valor. Todo lo contrario a loque pregonan hoy los imbciles progresistas.

    La marcha o el campamento volante fueron la mejor escuela de formacin de una juventud ardorosa ydesprendida. S, ya s en qu estn pensando: en Surez, en Martn Villa, en Rosn, en Sancho Rof, enLaina... Pues qutenselos de la imaginacin porque ni Surez, ni Martn Villa, ni Rosn, ni Laina, ni Sancho

    Rof ni la mayor parte de los hombres que juraron en vano los principios del Movimiento Nacional y demsLeyes Fundamentales del Reino pertenecieron jams a las Falanges Juveniles de Franco. Fueron hombresdel SEU o del Movimiento.

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    10. La fe te mova en las montaas (I).

    Cristo ser norte y gua

    de universales misiones.

    Reclamamos la primacapara alumbrar horizontes.

    VENTE a dar un paseo conmigo.

    S, Padre.

    La noche haba cado sobre el campamento. El sofocante calor del da daba paso en esas horas a unfro que se calaba hasta los huesos.

    Si no le importa, voy a ponerme un jersey. Ya veo que usted se ha puesto otro debajo de la sotana.

    Cruzbamos la pradera gigantesca. Las blancas tiendecitas, como aves extraas posadas en ungigantesco crculo o en un inslito rectngulo, para una misteriosa ceremonia, guardaban silencio ycustodiaban el sueo de los acampados. El pater haba ido previamente rezando los misterios del rosariode tienda en tienda, de tal forma que la Letana conclua donde haban empezado las primeras oraciones...La inmensa mayora haba sucumbido al sueo antes de finalizar la piadosa prctica, pero no as elcapelln, que siempre elega a uno o a dos o a tres para hacer un turno individualizado de ronda al aire librede la noche. En su mayora eran jesutas; algunos, dominicos; otros, sacerdotes de la Orden de San Pedro:curas seculares, que formaban la compacta organizacin de asesores religiosos del Frente de Juventudes.Hubo, a qu negarlo?, notables decepciones; yo les evoco con un respeto admirativo, sin embargo.

    bamos de ac para all; alguna patada a una piedrecita del camino, algn traspis con la raz de unrbol centenario, algn rubor discretamente velado por las sombras de la noche... Y, de pronto, cuandomenos lo esperabas, te deca:

    Arrodllate, voy a darte la absolucin.

    Pero...Anda, anda, llevas tres das sin acercarte al comulgatorio.

    El pater era una figura singularsima y entraable dentro de las bien planificadas filas juveniles.Cada Centuria, cada distrito, cada pueblo contaba con los suyos. Eran popularsimos, respetados yqueridos, y de su ejemplaridad prctica, ms que de su clida prdica, surgieron, entre 1940 y 1955, cincomil vocaciones sacerdotales. No habr existido organizacin juvenil alguna capaz de alcanzar esa marca.

    El pater tena su tienda discretamente alejada de las que ocupaban los acampados y los mandos.Sola levantarse junto a la Capilla, pero participaba en todas y cada una de las actividades campamentales,como a lo largo de los meses de invierno, en las actividades de las centurias, incluidos albergues o marchaspor etapas... Sembraron amor y fe, una especial devocin a la Virgen y un enorme respeto para la Iglesia.Un equilibrio de vida ntima y comn que sufrira, tal vez como ningn otro sector de la sociedad, la

    formidable convulsin originada por las graciosas y hasta herticas interpretaciones del Concilio Vaticano II.Muchos de ellos an estn en pie. Otros murieron, luchadores infatigables, en el seno de sus rdenesrespectivas o agrupados en esa heroica resistencia de la Hermandad Sacerdotal que sigue fiel, activa ygenerosa como aquellos que de pronto te decan:

    Arrodllate, voy a darte la absolucin.

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    11. Una forma de conducta moral (y II).

    Por la Patria, el Pan y la Justicia,

    adelantados de la Cristiandad,

    marchamos los tercios falangistastras la luz de tu espada, Capitn.

    DESDE su instante fundacional, el Frente de Juventudes mantuvo una resuelta inclinacin por loreligioso, resorte espiritual de los pueblos, y, dentro de lo religioso, por un catolicismo sincero y militante. Novoy a formular una tesis sobre una evidencia que no necesita demostraciones, pero no me resisto a sumar aeste haz de remembranzas y evocaciones un hecho significativo del que he tenido noticia cuarenta y tantosaos despus de que sucediese.

    En la obra de Luis Surez Francisco Franco y su tiempo (tomo III, pginas 3 y 5) existe un relatoque da una dimensin exacta al profundo y severo carcter de las promociones de aquella generacin quehoy vive en una plena madurez. Cuenta el eminente historiador un episodio de gran importancia y como l

    mismo seala silenciado hasta ahora. He aqu el relato exacto extrado de la citada obra: ... en 1 942 lasautoridades nazis trataron de constituir un movimiento juvenil pan-europeo que extendiese a toda Europalos principios ticos de la derecha Hegeliana. En septiembre, delegaciones de las organizaciones juvenilesde los pases neutrales y acoplados fueron invitadas a un congreso internacional en Viena. Aunque figurabaoficialmente un finlands en su presidencia, el responsable de la organizacin era Baldur von Sahirach.Blgica, Holanda, Francia y los Pases Escandinavos estuvieron presentes. La delegacin espaola,presidida por Jos Antonio Elola Olaso, fue acogida con muestras de especial deferencia: revista dejuventudes hitlerianas, desfile de una centuria de la organizacin juvenil, entrevistas, fotografas, puestos dehonor en los actos. Pronto se descubri de lo que se trataba. Como parte de las ideas doctrinales que sequeran aprobar, fue recabar una condena contra el judaismo y el sionismo. Manuel Rodrguez, encargadoespaol de la ponencia sobre tica, intervino para decir: "Queremos dejar bien sentado que nuestra posicinal judaismo envolvera, en todo caso, un sentido estrictamente poltico y social, y no una oposicin porrazones de raza o religin." Al trmino del Congreso, los alemanes presentaron entonces un texto que

    declaraba que la tica del futuro modelo educativo para las juventudes europeas era la del soldado alemny la del antijudasmo. El documento propugnaba un retorno al paganismo. Conceptos como libertad,dignidad del hombre, fe en Dios, quedaban excluidos.

    La Delegacin espaola rechaz el texto de un modo radical y empuj a otras que gozaban demenos libertad que ella a que hiciesen lo mismo. Presentaron, como contrapartida, una declaracin de 10puntos:

    1 . El hombre debe ser considerado portador de valores eternos.

    2. Respeto a la libertad, la integridad y la dignidad humanas, dentro de la autoridad jerrquica y elorden.

    3. Prioridad y anterioridad de la familia, considerada como clula de la sociedad y del Estado.

    4. El espritu es el resorte decisivo en la vida del hombre y de los pueblos.5. La religin es lo ms preeminente de la vida espiritual, y sin ella no existe afirmacin moral.

    6. La vida es milicia y ha de vivirse con acendrado espritu de servicio y sacrificio.

    7. La violencia slo se justifica cuando va en defensa de la Patria y de la Justicia.

    8. El individuo slo alcanza condicin poltica cuando cumple una funcin dentro de la vida nacional.

    9. La Patria es una comunidad de destino, realizada como una gran empresa colectiva.

    10. El Estado es un estamento totalitario al servicio de la unidad de destino de la Nacin; de locontrario es un Estado tirnico. Es el primer servidor de la Patria.

    Diez aos despus de aquella declaracin en la que un puado de jvenes espaoles impuso laprimaca de lo espiritual sobre lo material en un escenario que registraba el cnit del Nacional-Socialismo,se celebr en Barcelona el Congreso Eucarstico Internacional. Haban transcurrido siete aos desde quelos ltimos proyectiles de la conflagracin cruzaron sobre los cielos de Europa... y el continente caa en unanueva interpretacin materialista de la historia, a la sombra del crecimiento econmico impulsado por el

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    Plan Marshal. En aquel Congreso Eucarstico hubo tambin una representacin del Frente de Juventudesms numerosa, naturalmente, que la de Viena: 15.000 muchachos en edades comprendidas entre los 16 y21 aos participaron fervorosamente de aquella gigantesca conmemoracin eucarstica. Era el tiempo enque la Organizacin alcanzaba su ms slida madurez por el simple hecho biolgico de que aquellosmuchachos que participaban en Barcelona, a la linde de la mayora de edad, en la liturgia de la Eucarista,eran nios cuando, en 1942, otros muchachos, mozos aventajados en edad, rechazaban de plano lapropuesta nazi.

    Pero el materialismo histrico no es slo aplicable a los socialismos totalitarios... Naca la sociedad deconsumo, y faltaban muy pocos aos para que las campanas de Roma convocasen a la Iglesia al ConcilioEcumnico Vaticano II. Y algunos ms para que al Pontfice Pablo VI exclamase, al borde de la ancianidad:El humo de Satans ha entrado en los templos... Pues qu bien!

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  • 8/2/2019 Elega por la generacin perdida. Antonio Izquierdo y Juan Blanco

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    12. Prt--porter inigualable (I).

    Marcho con mi centuria

    en apretado haz;y si es fra la jornada,

    con el poncho bastar.

    AL iniciar un campamento volante o una marcha por etapas lo primero que te caa en suerte era elponcho, un cuadriltero de lona cuyo nombre oficial en los manuales era el de capote impermeable,modelo "espaol", transformable en tienda de campaa capaz para seis camaradas, siempre que cada unode los seis camaradas de la escuadra aportara al comn su capote transformable, claro est. Lo deimpermeable es un decir, pero quedaba muy aparente; pero s era cierto que con cierta habilidad, msciertas piezas accesorias, se poda levantar una tienda de campaa de modesta comodidad, sin otro sueloque el que Dios nos dio al comienzo de la creacin, bastante bien aireada, a pesar de su presumible cierre

    hermtico y con vocacin de Nigara en cuanto al bromista de la escuadra se le ocurra marcar con el dedondice, por ejemplo, el punto exacto de la lona donde comenzaba la vertical ideal que terminaba en la narizdel camarada que dorma plcidamente tras una marcha de veinte kilmetros a travs de una serranaagreste.

    Convenientemente enrollado, cada capote modelo espaol deba contener dos vientos cortos, unviento largo, tres cuas, dos trozos empalmables de bastn, un enchufe de metal, para los bastones, porsupuesto, que an no haba comenzado el cambio socialista, una bolsa de tela para guardar las piezascitadas y un trozo de faldn con pudridero, entendiendo por faldn las tiras de lona de 35 centmetros dealtura que servan para el cierre vertical de la parte inferior de la tienda, y por pudridero una tela blanca,cosida al faldn, que daba en el suelo, y que solamos sujetar con buenas piedras para que la pieza noondeara al viento. Este faldn con pudridero serva a modo de funda para el capote enrollado.

    Pongamos que es un da de perros, marchamos por un camino endemoniado y llegamos al claro del

    bosque donde vamos a instalar el campamento. No hace falta desenfundar los ponchos ni desenrollarlosporque los llevamos puestos sobre los hombros, con la cabeza asomada por el agujero central reforzadocon piezas a manera de cuello con solapas y hombreras. La boina nos gotea de lo lindo, pero el Celta y loque contiene el Celta est a resguardo bajo el capote. Orden de montar las tiendas, y a la faena. Abrimoslos morrales, sacamos las once piezas, y a la faena. Unos empalman los cuatro ponchos que servirn detejado con el cuidado de que los cierres de las solapas caigan hacia abajo para que no entre por ellos elagua de lluvia; mientras, los otros se dedican a poner el esqueleto, esto es, a empalmar los bastones, aclavarlos en el terreno y a unirlos por la parte superior con dos tirantes horizontales iguales a los vientoslargos.

    Si nadie ha metido la pata al empalmar los capotes, cosa harto improbable, los cuatro ollaos de losngulos encajarn a la perfeccin con la punta metlica del palo central y, en seguida, se colocan losganchos de los vientos cortos en los ollaos metlicos de la parte inferior, y se tira de ellos hasta el mximo,

    y en ese punto se clavan las piquetas, estacas o cuas para su sujecin definitiva. Despus pondremos losvientos largos y en seguida prenderemos por el interior los seis trozos de faldn y, finalmente, sujetaremosel pudridero con piedras por dentro de la tienda. Todo el mundo adentro y a esperar que escampe, porque sino escampa habr rancho en fro y fro a granel y humedad, si es que algn camarada no ha encontradoalgo seco que sirva de piso enjuto a la tienda.

    El cuento de nunca acabar: si llueve mucho hay que abrir una peque