El Video Conceptual

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EL VIDEO CONCEPTUAL El video y las novedosas posibilidades de edición que a partir de los años 70 arribaron al medio artístico hubieron de generar un notable interés en los representantes de esta segunda etapa del arte del video. El apoyo de los museos y las novedades tecnológicas no aparecieron como una posibilidad de reducir al arte a formas mínimas de expresión, sino que las diversificaron. Para ello el arte conceptual aún continuaba su curso de exploración sistemática sobre las formas universales del lenguaje, “como simulacro de la representación” 1 , propuesta que acepta al video como una herramienta por la cual el arte ya no evitaría lo más instantáneo y cercano del ser humano como un referente pleno de esteticidad. Así, el video conceptual como variante del videoarte, se nutre de una plástica renovada, además de otros agregados en el montaje (música, lenguaje tecnológico y verbal), pero sin subvertir su mensaje contemporáneo sobre la modernidad, las reflexiones cotidianas del individuo, la problemática de género, el caos urbano, y una acusada referencia a la violencia. 1 Enciclopedia del Estudiante. Tomo 09: Historia del Arte. Lima: Santillana, 2006, pp. 309.

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EL VIDEO CONCEPTUAL

El video y las novedosas posibilidades de edición que a partir de los años 70 arribaron al

medio artístico hubieron de generar un notable interés en los representantes de esta segunda

etapa del arte del video. El apoyo de los museos y las novedades tecnológicas no

aparecieron como una posibilidad de reducir al arte a formas mínimas de expresión, sino

que las diversificaron.

Para ello el arte conceptual aún continuaba su curso de exploración sistemática sobre las

formas universales del lenguaje, “como simulacro de la representación”1, propuesta que

acepta al video como una herramienta por la cual el arte ya no evitaría lo más instantáneo y

cercano del ser humano como un referente pleno de esteticidad.

Así, el video conceptual como variante del videoarte, se nutre de una plástica renovada,

además de otros agregados en el montaje (música, lenguaje tecnológico y verbal), pero sin

subvertir su mensaje contemporáneo sobre la modernidad, las reflexiones cotidianas del

individuo, la problemática de género, el caos urbano, y una acusada referencia a la

violencia.

Joan Jonas manifestó sobre las posibilidades de esta tecnología: “Trabajar con el video me

permitió desarrollar un propio lenguaje, un lenguaje poético. El video tiene algo en lo que

hay que meterse y explorar, como un elemento especial en el que yo estoy dentro.”2

Los exponentes más previos de esta insistencia por lo conceptual serían Bruce Nauman y

Andy Warhol, ambos reconocidos artistas plásticos de mediados de los años 60 quienes,

tras su indagación sobre medios como la escultura e instalación en el primer caso, y la

pintura y la serigrafía en el segundo, tomaron al video como medio para canalizar las

formas propias de su estilo, pero integrando al sujeto representado con la mayor libertad

posible. Así, Nauman protagoniza sus propios videos (Posiciones pared/suelo, 1968),

valiéndose de los movimientos de su propio cuerpo y escasas líneas de profundidad

1 Enciclopedia del Estudiante. Tomo 09: Historia del Arte. Lima: Santillana, 2006, pp. 309.2 Rush, Michael. Nuevas expresiones artísticas a finales del s. XX. Barcelona: Destino Thames and Hudson, 2002, pp. 97-98.

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alrededor para remarcar su idea de un libre flujo material. Warhol, artista de los íconos

sociales más cercanos al espectador, recorre el submundo gay y musical, llenando sus

fotogramas con personajes en escenas tanto cotidianas y risibles como eróticas (Sleep,

Blowjob, 1963).

Hacia los setentas, artistas como John Baldessari muestran una gran cercanía y adhesión al

dadaísmo de Duchamp, por el cual se buscaba poner en ridículo las pretensiones del muy

calificado “arte serio”. Baldessari crea obras que muestran al individuo en re-contacto con

actos y objetos que lo invaden, generando de tal modo una resignificación de gestos

sencillos y cantos improvisados como obras de arte (I am making art, 1971).

De esta misma época, el elemento femenino introduce distintos discursos a través de las

obras de Joan Jonas, artista que se vale de su cuerpo y de elementos como espejos para

intervenir sobre el lente, dando así un producto de lectura ambigua que el espectador recibe

y lo motiva a un análisis (Avance vertical de Miel orgánica, 1972). Entre otras

representantes con este reclamo sobre la problemática de género se hallan Ana Mendieta

(S/T, 1974), y Dara Birnbaum (Technology Transformation: Wonder Woman, 1978-79), la

primera con trabajos que rozan la performance y una plástica “ancestralista”, y la segunda

más fiel a un concepto de la tecnología deshumanizante y la dinámica negativa de los

medios televisivos y de masas.

La edición de video, los registros con grandes dotes de montaje y formas psicodélicas y

repetitivas propias de los setentas llegan representados por artistas como Peter Campus

(Three transitions, 1973) y Gary Hill (Lingüística electrónica, 1977). En estos artistas, las

formas artísticas no pueden reducirse a una sucesión de imágenes con mensajes en

particular, sino que pueden complementarse con un lenguaje verbal, un acompañamiento

musical, y una arquitectura digital que las nuevas posibilidades tecnológicas les brindan a

estos artistas.