El Viajero - Apreciación Crítica
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APRECIACION CRÍTICA
EL VIAJERO
Antonio Machado
El poeta refleja en este poema el paso del tiempo, la juventud que quedó
atrás, las remembranzas que alimentan la vejez y la muerte. Se sirve de metáforas
y encabalgamientos para lograr un ambiente relajado, familiar, triste y un poco
misterioso. El poema es una silva compuesta de nueve cuartetos de rima
alternante ABAB con versos en mayormente endecasílabos y algunos octasílabos1
y de acuerdo con la tendencia de la Generación del 98 hace uso de un lenguaje
sencillo, contrario al estilo recargado de la época2.
Utiliza metáforas para comparar la vida con un día. Esto se nota con
claridad cuando menos en tres partes: en el tercer verso en donde se puede
entender que el hermano se marchó de su casa a una edad temprana y que de
acuerdo con Leonardo Venta se refiere a la decisión de su madre de enviar a
Guatemala a su hermano menor Joaquín tras la muerte de su padre1; en los
versos once y doce y en el quince, donde se puede apreciar que el hermano que
ha regresado se encuentra en el ocaso de su vida, algo que se percibe desde
antes, en la segunda estrofa, cuando evoca las sienes plateadas y la frialdad en la
mirada.
También compara la vida con las estaciones del año al mencionar en dos
puntos al otoño, concretamente en los versos nueve y veinticinco. En el primer
caso menciona que los árboles (la vida) se han deshojado (los años han pasado) y
en el segundo, que ha visto las hojas rodar (ha recordado lo que ha sido su vida).
El ambiente de misterio o incertidumbre se desarrolla con las preguntas
retóricas que hace el poeta sobre lo que supone está pensando el hermano, pero
son preguntas de lamento, de metas no cumplidas, de ilusiones rotas, ello se
puede apreciar en los versos del catorce al veinte:
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó – la pobre loba – muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?
Al final, y como señala una vez más Leonardo Venta, coloca de forma
conveniente al reloj en el último verso, haciendo patente así lo efímero y banal de
la existencia2, pues el tiempo no se detiene y todos llegamos al mismo punto: el
final -del poema-, la muerte -del ser-, un tema constante en los poemas de
Machado.
BIBLIOGRAFÍA
1 “La Generación del 98” <http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/2g98.htm#m3>
Web. 11 Ago 2012.
2 Venta, Leonardo. “Desde mi Belvedere”
<http://poetahabanero.blogspot.mx/2011/04/el-viajero-de-antonio-machado.html>
Web. 11 Ago 2012.