El tecnoestrés

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EL TECNOESTRÉS. Cómo evitarlo (II) En lo que llevamos del siglo XXI, muchas personas pueden sufrir lo que se conoce como el tecnoestrés, un problema de nuestros días y que lo podemos definir como un estado psicológico negativo relacionado con el uso de tecnología o con la amenaza de su uso en un futuro. Esta experiencia se relaciona con sentimientos de ansiedad, fatiga mental, escepticismo y creencias de ineficacia”. (Salanova, Llorens, Cifre y Nogareda, 2007, p.1). El tecnoestrés aparece como una consecuencia de la implantación de las TIC en los diversos ámbitos de nuestra vida personal y laboral y surge ante cansancios físicos y/o preocupaciones que se pueden generar por el uso abusivo de las TIC, tanto por una adicción (a las constantes novedades tecnológicas, a Internet, al uso del móvil etc.) como a una fobia o una aversión al uso de las mismas (simplemente el manejo de un cajero electrónico puede provocar ansiedad en algunas personas). En este artículo mostraremos como diversas actitudes y acciones nos pueden ayudar a controlar los efectos negativos del tecnoestrés sobre nuestro bienestar y calidad de vida. Las soluciones pasan por el propio diseño del puesto de trabajo y por el uso de recursos personales. La tecnología en el puesto de trabajo debe de aparecer como un recurso facilitador para la persona que lo ocupa y no como un elemento estresor. Para evitar y hacer frente al tecnoestrés conviene utilizar nuestro sentido común y poner en marcha una serie de recomendaciones: Lo prioritario es lograr una organización adecuada de nuestro tiempo que permita un equilibrio entre el dedicado al uso de las nuevas tecnologías y el resto de actividades. Establecer “siestas digitales”, es decir, periodos “desconectados” de las nuevas tecnologías. Por cada hora frente a un ordenador, descansar unos minutos estirándonos, cerrando los ojos, respirando profundamente y despejando la mente. Controlar los aspectos ergonómicos del puesto de trabajo: tipo de silla, altura de la pantalla del ordenador, iluminación, uso del ratón etc. para evitar fatiga física y dolores por malas posturas o cansancio de la vista. Realizar ejercicio físico regularmente para evitar el sedentarismo al que puede llevar un exceso de horas frente a un ordenador. No disminuir nuestras comunicaciones y relaciones “cara a cara” o por teléfono que favorezcan la comunicación verbal, evitando el uso continuado de correos electrónicos.

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EL TECNOESTRÉS. Cómo evitarlo (II)

En lo que llevamos del siglo XXI, muchas personas pueden sufrir lo que se conoce

como el tecnoestrés, un problema de nuestros días y que lo podemos definir como

“un estado psicológico negativo relacionado con el uso de tecnología o con la

amenaza de su uso en un futuro. Esta experiencia se relaciona con sentimientos de

ansiedad, fatiga mental, escepticismo y creencias de ineficacia”. (Salanova, Llorens,

Cifre y Nogareda, 2007, p.1).

El tecnoestrés aparece como una consecuencia de la implantación de las TIC en los

diversos ámbitos de nuestra vida personal y laboral y surge ante cansancios físicos

y/o preocupaciones que se pueden generar por el uso abusivo de las TIC, tanto por

una adicción (a las constantes novedades tecnológicas, a Internet, al uso del móvil

etc.) como a una fobia o una aversión al uso de las mismas (simplemente el

manejo de un cajero electrónico puede provocar ansiedad en algunas personas).

En este artículo mostraremos como diversas actitudes y acciones nos pueden

ayudar a controlar los efectos negativos del tecnoestrés sobre nuestro bienestar y

calidad de vida. Las soluciones pasan por el propio diseño del puesto de trabajo y

por el uso de recursos personales. La tecnología en el puesto de trabajo debe de

aparecer como un recurso facilitador para la persona que lo ocupa y no como un

elemento estresor.

Para evitar y hacer frente al tecnoestrés conviene utilizar nuestro sentido común y

poner en marcha una serie de recomendaciones:

Lo prioritario es lograr una organización adecuada de nuestro tiempo que

permita un equilibrio entre el dedicado al uso de las nuevas tecnologías y el

resto de actividades.

Establecer “siestas digitales”, es decir, periodos “desconectados” de las

nuevas tecnologías.

Por cada hora frente a un ordenador, descansar unos minutos estirándonos,

cerrando los ojos, respirando profundamente y despejando la mente.

Controlar los aspectos ergonómicos del puesto de trabajo: tipo de silla,

altura de la pantalla del ordenador, iluminación, uso del ratón etc. para

evitar fatiga física y dolores por malas posturas o cansancio de la vista.

Realizar ejercicio físico regularmente para evitar el sedentarismo al que

puede llevar un exceso de horas frente a un ordenador.

No disminuir nuestras comunicaciones y relaciones “cara a cara” o por

teléfono que favorezcan la comunicación verbal, evitando el uso continuado

de correos electrónicos.

Page 2: El tecnoestrés

Formación continua y actualización de los conocimientos sobre las

herramientas utilizadas para evitar sensaciones de indefensión o

sobreesfuerzo mental que pueden aparecer ante una adaptación constante a

una tecnología que cambia a la velocidad del viento.

Una actitud favorable hacia los cambios, el aprendizaje y el uso las nuevas

tecnologías valorando todas las ventajas que nos pueden aportar (rapidez,

eficacia etc.) y cuestionando las resistencias personales y creencias

negativas sobre las mismas. Percibir estas máquinas como aliadas y no

como enemigas.

Marcar tiempos determinados para comprobar correos, hacerlo regularmente

que no constantemente.

Disfrutar por sistema de momentos de ocio y aficiones alejados de los

móviles e Internet.

No se trata de prescindir de las grandes ventajas que nos pueden mostrar, se trata

simplemente de saber utilizarlas en el momento oportuno como herramientas que

son, para que no afecten a nuestro bienestar.

CARMEN TORAL MORENO

PSICÓLOGA INDUSTRIAL

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