El Surfista. Guión para cortometraje

5
EL SURFISTA (Secuencia de guion: Manuel Chiroque F.) ESCENA 1. INT/DÍA: CHIFA ABIERTO En un chifa pequeño y muy concurrido, entre el bullicio de la gente y el intenso ir y venir de los mozos, sobresale el grito potente de Richard, el cocinero. RICHARD: - ¡Sale un chaufa de carne, con sopaaaa! Milagros, una gordita de rasgos andinos con uniforme de estilo oriental, recoge el plato de la ventanita de la cocina y apenas mira el rostro moreno y sudoroso que se lo entrega con una sonrisa. RICHARD: - ¿Sabes que el secreto para que salga rico es el cariño? Y aquí adentro (se toca el pecho) hay tanto como en el inmenso mar de tus ojos… Milagros se da la vuelta indiferente, pero deja escapar una sonrisa que Richard no alcanza a ver… ESCENA 2: INT/ NOCHE: CHIFA VACÍO Cuatro empleados limpian el local vacío, uno de ellos barre… detrás de él, Milagros acomoda las sillas sobre la mesa. Se le nota cansada. Al fondo, Richard deja su mandil de cocina sobre un perchero. Es algo recio, pero bajito. Coge su

description

Guión para cortometraje.

Transcript of El Surfista. Guión para cortometraje

Page 1: El Surfista. Guión para cortometraje

EL SURFISTA

(Secuencia de guion: Manuel Chiroque F.)

ESCENA 1. INT/DÍA: CHIFA ABIERTO

En un chifa pequeño y muy concurrido, entre el bullicio de la gente y el intenso ir y venir de los mozos, sobresale el grito potente de Richard, el cocinero.

RICHARD:

- ¡Sale un chaufa de carne, con sopaaaa!

Milagros, una gordita de rasgos andinos con uniforme de estilo oriental, recoge el plato de la ventanita de la cocina y apenas mira el rostro moreno y sudoroso que se lo entrega con una sonrisa.

RICHARD:

- ¿Sabes que el secreto para que salga rico es el cariño? Y aquí adentro (se toca el pecho) hay tanto como en el inmenso mar de tus ojos…

Milagros se da la vuelta indiferente, pero deja escapar una sonrisa que Richard no alcanza a ver…

ESCENA 2: INT/ NOCHE: CHIFA VACÍO

Cuatro empleados limpian el local vacío, uno de ellos barre… detrás de él, Milagros acomoda las sillas sobre la mesa. Se le nota cansada. Al fondo, Richard deja su mandil de cocina sobre un perchero. Es algo recio, pero bajito. Coge su mochila, se acomoda el pelo y se acerca despacio, para hablarle muy cerca de su oreja.

RICHARD:

- Ya pues, anímate, mira que el domingo no voy a la academia.

MILAGROS:

- Tú vas allí nomás para florear a las muchachas.

RICHARD:

Page 2: El Surfista. Guión para cortometraje

- No es floreo, se llama oratoria y es para entrar a radio La Sabrosa. Cuando sea famoso te voy a mandar saludos todos los días, con las cancioncitas que tú quieras…

MILAGROS:

- Ya ves, otra vez me estás floreando…

Un sujeto gordo y grasiento, de unos 45 años, aparece de pronto y apura a todos. Mira a Milagros primero…

GORDO:

- ¿Qué todavía no terminan? Ya pues hijita, ¿crees que tengo toda la vida?

Ella baja la mirada y sigue trabajando. El gordo increpa a Richard, entre molesto y burlón.

MILAGROS:

- Y tú huevón, no te cansas de afanar a todo lo que se mueve, ¿no?

Richard se retira rápido, avergonzado. Ya en la puerta se lleva la mano a la oreja como si tuviera un teléfono para indicarle a Milagros que la va a llamar. Ella responde con una mueca de falso fastidio.

ESCENA 3. EXT/ DIA. MALECÓN

La pareja camina despacio por un malecón, muy abajo se escucha ligeramente el rumor de las olas. Milagros trata de disimular que se le hace difícil caminar con los tacos que se ha puesto por primera vez. Richard intenta abrazarla y ella le retira el brazo con brusquedad.

MILAGROS:

- No seas confianzudo, oye. Yo acaso te he dicho que quiero algo contigo.

RICHARD:

- Si no quisieras no hubieras venido pues Milagritos. Además, mira que bonito está el malecón. Parece que el mar se ha vuelto más azul y el sol brilla con alegría sobre sus olas, solo le falta un beso tuyo para pintar el paisaje perfecto.

Page 3: El Surfista. Guión para cortometraje

MILAGROS: (Lo interrumpe y se detiene al borde del malecón, mira hacia abajo)

- Mira, mira, uno de esos serafistas

- Serafistas?

- MILAGROS:

Ay, de esos que se suben a las olas

Richard se asoma y ve a un surfista sobre el mar. Entre sonrisas responde

RICHARD:

- No, Milagritos, se les dice surfistas.

MILAGROS:

- Ya, bueno, como sea, vámonos por que ya se está yendo el sol.

El surfista hace varias maniobras sobre el mar, una y otra vez. Richard coge a Milagros de la cintura y le recita con tono romántico y hasta cursi:

RICHARD:

- “Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar, podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás en mi podrá apagarse la llama de tu amor”.

MILAGROS: (suspira profundo y se despega de Richard, alejándose del borde)

- Richard, no se te puede negar que hablas bonito, pero ya me voy, es muy tarde.

RICHARD:

- Mira, mi amor, hagamos algo. Nos quedamos hasta que se vaya ese surfista, por lo menos tendré la dicha de esperar el ocaso junto a ti. Mira, que bonita vista.

Ella se acerca otra vez al borde y mira hacia abajo. El mar luce solitario.

MILAGROS: (con una pena fingida)

- Ay, querido, lo siento, desapareció el surfista.