EL SÁHARA OCCIDENTAL: UNA HISTORIA DE...

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185 Revista Republicana • ISSN: 1909 - 4450 No. 11, Julio-Diciembre de 2011, pp. 185-213 EL SÁHARA OCCIDENTAL: UNA HISTORIA DE INTERESES EN PUGNA E INCERTIDUMBRE EN LA CONSTRUCCIÓN ESTATAL* Walter Cadena Afanador** Jaime Palma Baquero*** ABSTRACT From a neo-realist perspective that doesn’t discards the contributions of the subordinate realism and the peripheral realism, we make a lecture about history of the Saharawi matter since the Spanish colonization in 1884 with the purpose of establish the disposition of the alliances of the states that had taken part in the regional dimension of the conflict and the states that are part of each one of the world power configurations since that date. At the same time, we will analyze from state building the evolution of the Saharawi Arab Democratic Republic. From the approximations of International Relations theory mentioned above, the deconstruction of the elements that consti- tute a state and the case study of the Western Sahara we will try to create an analytical framework to explain what is a State in the current international system. Key words: State, Construcción Estatal, International Law, International Relations, Neorealism, Western Sahara. RESUMEN Desde una perspectiva neorrealista que no desecha los aportes del realismo subalterno y el realismo periférico, se hace una lectura de la historia de la cuestión saharaui desde la colonización española en 1884 con el fin de establecer la disposición de las alianzas de los estados que han intervenido en la dimensión regional del conflicto y de los estados que forman parte de la estructura de cada uno de las configuraciones mundiales de poder des- de tal fecha. De igual forma, se analiza, desde la construcción estatal, la evolución de la República Árabe Saharaui Democrática. A partir de las aproximaciones de la teoría de las Relaciones Internacionales mencionadas, la deconstrucción de los elementos constitutivos estatales y el estudio de caso del Sáhara Occi- dental se intenta, además, generar un marco analítico para explicar lo que es un Estado en el sistema internacional contemporáneo. Palabras clave: Estado, Construcción Esta- tal, Derecho Internacional, Relaciones Inter- nacionales, Neorrealismo, Sáhara Occidental. Fecha de recepción: 20 de septiembre. Fecha de aceptación: 2 de noviembre de 2011. * Este trabajo es producto del proyecto EES-583 “Deconstrucción del Estado nación contemporá- neo”, adscrito al grupo “Estudios Internacionales y Políticos” de la Facultad de Relaciones Inter- nacionales, Estrategia y Seguridad (FARIES) de la Universidad Militar Nueva Granada (UMNG). ** Abogado, Magíster en Relaciones Internacionales. Docente asistente y Director del Centro de Inves- tigaciones de la FARIES-UMNG; Docente investigador de la Universidad Libre. Correo electrónico: [email protected] *** Investigador del proyecto “Deconstrucción del Estado nación contemporáneo”, integrante del gru- po “Estudios Internacionales y Políticos” de la FARIES-UMNG. Correo electrónico: jaime. [email protected]

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Walter Cadena Afanador,Jaime Palma Baquero

Colaborador externo Revista Republicana • ISSN: 1909 - 4450 No. 11,Julio-Diciembre de 2011, pp. 185-213

EL SÁHARA OCCIDENTAL: UNA HISTORIADE INTERESES EN PUGNA E INCERTIDUMBREEN LA CONSTRUCCIÓN ESTATAL*

Walter Cadena Afanador**Jaime Palma Baquero***

ABSTRACT

From a neo-realist perspective that doesn’tdiscards the contributions of the subordinaterealism and the peripheral realism, we makea lecture about history of the Saharawimatter since the Spanish colonization in 1884with the purpose of establish the dispositionof the alliances of the states that had takenpart in the regional dimension of the conflictand the states that are part of each one ofthe world power configurations since thatdate. At the same time, we will analyze fromstate building the evolution of the SaharawiArab Democratic Republic.

From the approximations of InternationalRelations theory mentioned above, thedeconstruction of the elements that consti-tute a state and the case study of the WesternSahara we will try to create an analyticalframework to explain what is a State in thecurrent international system.

Key words: State, Construcción Estatal,International Law, International Relations,Neorealism, Western Sahara.

RESUMEN

Desde una perspectiva neorrealista que nodesecha los aportes del realismo subalternoy el realismo periférico, se hace una lecturade la historia de la cuestión saharaui desde lacolonización española en 1884 con el fin deestablecer la disposición de las alianzas de losestados que han intervenido en la dimensiónregional del conflicto y de los estados queforman parte de la estructura de cada uno delas configuraciones mundiales de poder des-de tal fecha. De igual forma, se analiza, desdela construcción estatal, la evolución de laRepública Árabe Saharaui Democrática.

A partir de las aproximaciones de la teoría delas Relaciones Internacionales mencionadas, ladeconstrucción de los elementos constitutivosestatales y el estudio de caso del Sáhara Occi-dental se intenta, además, generar un marcoanalítico para explicar lo que es un Estadoen el sistema internacional contemporáneo.

Palabras clave: Estado, Construcción Esta-tal, Derecho Internacional, Relaciones Inter-nacionales, Neorrealismo, Sáhara Occidental.

Fecha de recepción: 20 de septiembre. Fecha de aceptación: 2 de noviembre de 2011.

* Este trabajo es producto del proyecto EES-583 “Deconstrucción del Estado nación contemporá-neo”, adscrito al grupo “Estudios Internacionales y Políticos” de la Facultad de Relaciones Inter-nacionales, Estrategia y Seguridad (FARIES) de la Universidad Militar Nueva Granada (UMNG).

** Abogado, Magíster en Relaciones Internacionales. Docente asistente y Director del Centro de Inves-tigaciones de la FARIES-UMNG; Docente investigador de la Universidad Libre. Correo electrónico:[email protected]

***Investigador del proyecto “Deconstrucción del Estado nación contemporáneo”, integrante del gru-po “Estudios Internacionales y Políticos” de la FARIES-UMNG. Correo electrónico: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

No se vislumbra una solución próxima al con-flicto saharaui, el cual se constituye en el máscomplejo y dramático en términos humanitariosde los conflictos que existen en los territoriosno autónomos en proceso de descolonización,que fueran declarados por las Naciones Uni-das hace más de medio siglo. La vinculaciónde múltiples actores al conflicto saharaui lo haconvertido en una confrontación que tieneimplicaciones regionales, en particular en laregión del Magreb y el Sahel.

El marco en el que surge el tema saharaui esen el del proceso de descolonización el cual sibien “se apoya en los aspectos fundamentalesdel derecho internacional y las resolucionesde las NU” (Zoubir & Benabdallah-Gambier,2004, p. 50), aún no ha encontrado una solu-ción efectiva debido a la existencia de múlti-ples intereses en pugna en una región que esde importancia económica, geoestratégica ygeopolítica mundial. De la misma manera, laintegración del Magreb –importante en el sis-tema internacional contemporáneo donde losbloques no solo contrarrestan a otras alianzas,sino que son un desafío para la configuraciónde poder mundial– depende, sobremanera,del final de la confrontación entre Marruecosy el Frente Polisario.

La monarquía marroquí ha defendido la po-sición de que el Sáhara forma parte de susprovincias del sur. Marruecos “ha afirmadosin flaquear que Sáhara Occidental es suyay, con renuencia, ha aceptado la idea dellevar a cabo un referendo [que a la fecha nose ha materializado], solo cuando han creídoque este podría validar la anexión del terri-torio en disputa” (Zoubir & Benabdallah-Gambier, 2004, p. 53). De manera adicional,el pasado colonial del Sáhara señala a Espa-ña como Estado responsable al no habercumplido con su obligación legal, como po-tencia administradora, de llevar a cabo la

descolonización del territorio de manerasatisfactoria.

Esta aproximación a la cuestión del SáharaOccidental pone de presente que la razón prin-cipal por la que no se ha podido construir allíun Estado que sea reconocido por la mayoríade la comunidad internacional, radica en elhistórico conflicto de intereses que confluyenen este territorio. La República Árabe Saha-raui Democrática (RASD) ha tenido algunoséxitos diplomáticos al ser reconocida por másde sesenta países en el mundo, en espacioscomo la Unión Africana (UA) al ser admitidacomo miembro de la misma -en detrimento dela permanencia de Marruecos-, y ante las Na-ciones Unidas (NU) donde el Sáhara Occiden-tal fue reconocido como un territorio noautónomo en proceso de descolonización y enel que el Frente Polisario se constituye juntocon Marruecos en las dos partes del conflicto.

Sin embargo, no existe un Estado saharauicon un reconocimiento mayoritario dentrode la comunidad internacional porque a al-gunos países de primer orden dentro de laspotencias no les interesa o no les conviene.Esto se ve reflejado al no existir consenso enel Consejo de Seguridad cada vez que sedebate el caso del Sáhara, llegando a situa-ciones en las que países como Francia o Ru-sia amenazaron con utilizar su poder de vetoen contra de los intereses saharauis. En estedocumento de análisis, se acoge el enfoquede Ayoob (1995) referente a las fases deconstrucción estatal, que no permiten ubicara la RASD siquiera en la primera de estasfases, esto es, en el control sobre el territo-rio y la población mediante la guerra.

El objetivo general de la investigación de laque se desprende este documento, proponedeterminar un marco analítico acerca de loselementos que permiten a una nación conver-tirse y ser reconocida como un Estado en lacomunidad internacional contemporánea1. El

1 Al ser éste un análisis estado-céntrico, se propone que el término comunidad internacional sea enten-dido mejor como sistema internacional.

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caso saharaui permite desarrollar tal objetivodesde un estudio de caso, mediante la decons-trucción del Estado en sus elementos consti-tutivos (territorio, población, soberanía yreconocimiento internacional).

Por tal motivo, se propone una aproximaciónrealista para la explicación del fenómeno quecombina los aportes teóricos del neorrea-lismo, del realismo subalterno y el realismoperiférico2. Si bien en primera instancia talcombinación parece ser problemática, unacorrecta delimitación de las teorías permitela creación de un marco inter-paradigmáticoque ayude en un entendimiento eficiente delo que ocurre con el Sáhara Occidental.

Para abordar el problema planteado, estetrabajo se divide en las siguientes partes:primero, se abordan los aportes teóricos delrealismo, en sus diferentes expresiones, parala comprensión del constante conflicto deintereses que ha existido en el territorio endisputa que aquí se estudia. Luego se iden-tifican los estados involucrados y los ante-cedentes de la confrontación. En tercer lugar,se revisa la historia del conflicto para esta-blecer el comportamiento de los actores en-vueltos en la confrontación, de acuerdo a laslógicas de poder que rigen para la estructu-ra del sistema internacional y, a su vez, para

brindar elementos que permitan compren-der el avance en la configuración de una iden-tidad saharaui, y en la construcción deEstado. El documento finaliza analizando laslógicas de un conflicto que permanece inser-to en la contemporaneidad para generaralgunas conclusiones en torno a la proble-mática planteada.

1. ANARQUÍA ESTRUCTURAL YAPROXIMACIONES PERIFÉRICAS

1.1. Aportes neorrealistas

El análisis desde las Relaciones Internacio-nales que se realiza para este trabajo parte,en su gran mayoría, de los postulados teóri-cos del Realismo3, ya que dentro de los ac-tores del sistema internacional, son losestados quienes formulan los objetivos de lapolítica exterior. Sin embargo, se parte tam-bién de la premisa que la lectura neorrealistadescribe parte del fenómeno estudiado peroresulta incompleta en el análisis de la situa-ción del Sáhara Occidental.

En la evolución histórica de la disciplina, lateoría neorrealista se ha convertido en la que“mayor desarrollo logró, y llegó a ser casihegemónica en los años que antecedieron al

2 Para la finalidad del documento se intentó deconstruir varios paradigmas de las Relaciones Inter-nacionales para esbozar un marco teórico que permitiera llegar a una aproximación a la historiasaharaui. Dentro de este ejercicio se consideró que la ontología individualista del Realismo resultóser la más apropiada. Aproximaciones como el Constructivismo se tornaron insuficientes paraexplicar una lógica en la que el comportamiento político de la República Árabe Saharaui Democrá-tica no parece ser lo suficientemente fuerte para determinar identidades entre los agentes y menospara los momentos en la que esta no existía. De igual manera se deja de lado el enfoque globalista,dada su ontología holística e idealista que resulta poco apropiada para explicar la configuraciónde las estructuras del sistema internacional.

3 Las disertaciones académicas que tratan el fenómeno del Sáhara han sido en su mayoría realis-tas. Sin embargo, muchas de ellas se remiten a la explicación de los intereses de los actores y supolítica exterior (Hodges, 1983; (Zoubir & Benabdallah-Gambier, 2004 y 2005; Zoubir, 2007 y2009); otros documentos parten desde la base de una solución al conflicto (Fisas, 2009 y 2010;Zartman, 2007); y otros autores lo analizan desde la construcción de la nación saharaui (Mundy,2007; Shelley, 2009). El aporte más importante desde el globalismo lo ha hecho Bank & Van Heur(2007). Sin embargo, se considera que hay carencias en el análisis que vincule de manera simul-tánea la construcción estatal con las dinámicas que las presiones sistémicas imponen sobre elproceso de State-making.

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desplome de la Unión Soviética, al analizarun sistema internacional absolutamentebipolar” (Montero, 2006, p. 108). El estudiode la estructura era justificable en la medidaen que eran solo dos las potencias que impo-nían las reglas de juego a nivel mundial ylos demás estados, aunque intentaran opo-nerse, terminaban por obedecer a sus pre-siones. Luego, en el año de 1993, Baldwin,comparando el neorrealismo con el neoli-beralismo, suscribió el debate a seis puntosimportantes que resumen tanto los postula-dos de Waltz (1981) como de otros teóricosneorrealistas:

1. La anarquía internacional, la cual re-duce el margen de maniobra de los es-tados.

2. La cooperación Internacional, que esdifícil de lograrse.

3. Las ganancias relativas que obtienen losestados poderosos cuando instrumen-talizan las organizaciones internaciona-les con el fin de obtener ventajas de losdemás.

4. Las prioridades de las metas estatales,las cuales versan sobre temas de segu-ridad, sin desechar los objetivos econó-micos.

5. Las capacidades e intenciones de losestados, que explican su comportamien-to en el contexto de la cooperación conotros estados.

6. Los regímenes e instituciones que sue-len ser exagerados y que, en últimas,no reducen los niveles de anarquía.

En el caso del Sáhara Occidental, la anarquíase ha hecho patente entre los estados quehan formado parte de la estructura, bien seaen el sistema internacional anterior a, duran-te, o después de la Guerra Fría. La coopera-ción internacional, tanto en la UA como en lasNU no ha sido desinteresada ya que ha es-tado subordinada a los intereses de los paí-

ses que tienen un rol importante en estas, yque buscan obtener ganancias relativas. Así,Marruecos ha utilizado las alianzas que po-see con las principales potencias, que sonmiembros permanentes del Consejo de Se-guridad, para que respalden su posición enel seno de las NU. Situación diferente vivióMarruecos en la UA, cuando amenazó conretirarse de dicha organización ante el even-tual ingreso de la RASD como miembro. Apesar de las gestiones del gobierno marro-quí, la RASD es miembro de la misma desde1984, lo que condujo a la decisión delgobierno de Rabat de retirarse, convirtién-dose en la actualidad en el único Estado afri-cano que no hace parte de la UA.

1.2. Lecturas desde la Periferia

Durante la década de 1980 y principios de1990, la teoría neorealista fue objeto de in-tensos debates. Dentro de este contexto, unenfoque denominado como realismo subalter-no argumentó que las amenazas surgiríandentro de los países del llamado TercerMundo (Ayoob,1983 y 1989) y, tarde o tem-prano, terminarían involucrando a las poten-cias. En ese sentido, los países menosdesarrollados tendrían una urgente necesi-dad de elevar los niveles de seguridad(Ayoob, 1995) lo cual se materializaría en laconstrucción de Estado, como un procesomediante el cual los países se encargan de:

a. La expansión y consolidación del domi-nio territorial y demográfico bajo unaautoridad política. Imposición de ordenmediante la Guerra (war-making).

b. El mantenimiento del orden en el terri-torio sobre la población, sobre quienestal orden ha sido impuesto (Policing).

c. La extracción de recursos del territorioy la población bajo el control esencial delEstado para mantener no solo el war-making y las policing activities sino, al mis-mo tiempo, para mantener el aparatoestatal necesario para sostener la admi-nistración, profundizar en la penetración

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del Estado en la sociedad y para servircomo propósito simbólico (taxation).

Con el final de la Guerra Fría, los paísesmenos desarrollados han pasado de deno-minarse Tercer Mundo a países de la Periferia,los cuales, desde la lectura del Realismo Pe-riférico, continúan dentro de un proceso destate-building y se encuentran en una situa-ción de subordinación frente a los estadosque mandan, esto es, sometidos a las reglasde juego realistas en la estructura del siste-ma internacional (Escudé, 1995 y 1998).

Teniendo en cuenta este enfoque analítico,se podría argumentar que tal suerte dejerarquización pone en duda la anarquía quetanto defiende el neorrealismo, pero estono es del todo cierto ya que la anarquía soloes válida para los estados que son capacesde hacerse sentir en medio de un multipo-larismo emergente donde existen, al mis-mo tiempo, estados que obedecen o que sonrebeldes.

El Sáhara, analizado desde una orillaneorrealista y estadocéntrica, todavía nosupera la primera de las fases, ya que el te-rritorio que el Frente Polisario reclama, per-manece en un alto porcentaje bajo el dominioanexionista de Marruecos. Como elementoconstitutivo de todo Estado, el territorio estáplenamente identificado en el Sáhara Occi-dental por diversos instrumentos jurídicosde naturaleza internacional, ya que se sus-cribe a los territorios de la antigua coloniadel Sáhara Español; esto es, de las regionesde Saguiá el Hamra y Río de Oro.

La RASD tiene acceso a menos del 20 % dedicho territorio, en buena medida por queno son territorios ocupados por el gobier-no marroquí y son monitoreados por la Mi-nurso. Dicho gobierno, al construir laberma, o muro defensivo, relegó parte deese territorio para generar una especie decinturón espacial defensivo contra las incur-siones del Polisario en los territoriosanexionados, o como denominan los miem-bros del Polisario, los territorios ocupados.

En la zona donde la RASD ejerce control,se encuentran poblaciones como Tifariti(donde se han realizado las sesiones de losCongresos anuales del Frente Polisario), BirLelhou (que funge como la capital provisio-nal de la RASD) o la aldea de Agüenit. Elejercicio del poder gubernamental de laRASD en la totalidad del territorio está le-jos de consolidarse bajo una autoridad po-lítica, lo que solo se alcanzaría si la anexiónde Marruecos fuera aceptada por lossaharauis dentro del plan de autonomía oque se constituyese el Sáhara Occidentalcomo Estado reconocido por las NU.

Frente al elemento planteado por Ayoobsobre el dominio demográfico, se da unasituación similar que con el territorio, yaque el Polisario tiene control sobre la po-blación que está en los territorios que de-nominan como liberados así como de la queestá en los campamentos de refugiados enArgelia. De esta manera, la construcciónde una identidad saharaui se ha venidodando a partir de la formación de un ima-ginario en el que las figuras más impor-tantes y heroicas del conflicto, se hansumado a un acervo cultural, de tradicio-nes y costumbres, lingüístico y social queva tejiendo una conciencia colectiva entrela población a partir de la resistencia y laconcepción de una otredad opresora, eneste caso, Marruecos (Shelley, 2009).

1.3. La congruencia entre el neorrealismo ylas disertaciones periféricas

El paradigma que se ha tomado como baseanalítica es el realismo en sus formas deneorrealismo, realismo subalterno y realis-mo periférico. Para realizar una comprensióndesde estos enfoques, Buzan (1998) planteaque se debe integrar el análisis tomandocomo referencia que después de la GuerraFría, se configuró una división del mundoen dos, donde un primer mundo (tambiénllamado zona de paz) es definido como unacomunidad postmoderna de seguridad dedemocracias avanzadas y poderosas dondese ubican los grandes poderes y la existencia

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de un segundo mundo (o zona de conflicto)4

el cual comprende una mezcla entre estadosmodernos y pre-modernos que operan bajolas reglas del sistema anterior a 1945, estoes, estados que contemplan la posibilidad degraves tensiones con sus vecinos. Para elloutilizan la disuasión en un contexto dondegeneralmente hay un bajo grado de interde-pendencia en las relaciones comerciales ydonde el poder político con frecuencia semezcla con la fuerza (Buzan, 1998, p. 224).

Solo desde una lectura integrada, esto esholística, interparadigmática e interdiscipli-nar se pueden superar los vacíos que porejemplo presenta el neorrealismo para iden-tificar y comprender cambios significativosque se presentan en el sistema internacionalcontemporáneo.

Si bien el realismo subalterno afirma que al-gunos estados se han concentrado en su state-making esto presupone también, un procesode construcción de nación, por lo que en elcaso saharaui los dos procesos no se separansino que se desarrollan de manera casi quesimultanea. Efectivamente, la RASDcomoinstitución es emergente ya que es productode una lucha de resistencia de una parte dela población saharaui frente a la anexiónmarroquí. Las élites, a partir de la interacciónentre colonizadores y colonizados, influyende manera notoria en la construcción de laidentidad nacional, lo que conduce a que unEstado en formación tenga la alternativa con-dicionada de obedecer o desobedecer lasnormas que impone la estructura del siste-ma internacional. Así, el Sáhara Occidentalestá inmerso en un proceso de su construc-ción estatal y de naciónstado, el cual se en-cuentra determinado por las presionesinternacionales que obedecen al a los intere-ses tanto de las partes como de los actoresintervinientes.

2. LOS ACTORES Y LOS ANTECE-DENTES DEL CONFLICTO

El conflicto del Sáhara Occidental tiene dospartes claramente determinadas y reconoci-das: Marruecos, como Estado anexionista yla RASD, liderado por el Frente Polisario,como representante de la población saharauique está en desacuerdo con la ocupaciónmarroquí. Dichos actores están enmarcadosdentro de un proceso de descolonizacióninconcluso sobre un territorio declarado porNU como no autónomo. De manera adicionala las partes, hay una serie de actores quedurante el desarrollo del conflicto han juga-do un papel en el mismo.

España es un actor de primer nivel debido asu condición como potencia colonizadora yadministradora del territorio. Asimismo, hayotros actores como Mauritania, quien firmóla Declaración Tripartita y anexó parte delterritorio del Sáhara; Argelia, quien rechazala anexión marroquí y brinda apoyo huma-nitario y seguridad a la RASD, así como Cubao Libia, que en determinado momento apo-yaron o apoyan de manera directa la causade la RASD. De esta manera, el conflicto hallevado a que los países del norte de Áfricase vean involucrados como actores en su in-terés de alcanzar un liderazgo en el Magreb(Hernández Moreno, 2006, pp. 17, 18).

Dentro de la dinámica de estructura del po-der internacional, hay intereses creados entorno al Sáhara. Durante el bipolarismo pro-pio de la Guerra Fría, el conflicto no fue con-figurado, siquiera, como una confrontaciónde baja intensidad entre los dos hegemones,mientras que durante el nuevo orden mun-dial posterior a 1989, se han evidenciado losintereses de los estados que son miembrospermanentes del Consejo de Seguridad quie-nes han forjado alianzas entre ellos y con

4 Se considera que la relación primer mundo-segundo mundo, centro-periferia, estados poderosos-estados débiles, estados que mandan-estados que obedecen o rebeldes, resulta ser la misma si setiene en cuenta el desarrollo desigual entre las zonas.

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otros actores, como es el caso de los EstadosUnidos, Francia y Rusia, entre otros.

Si bien la RASD no ha superado la primerafase propuesta por Ayoob (1995), la situa-ción del Sáhara no es la misma que se tenía afinales del Siglo XIX. De cualquier manera,en la zona no existían fenómenos productode alianzas sistémicas o de construcción es-tatal antes de la colonización española, yaque dicho territorio era habitado por tribusnómadas que no fueron sujeto de un ejerci-cio de la competencia marroquí en términosde soberanía.

Antes de la colonización, las tribus que re-corrían el territorio del Sáhara solían unir-se en tiempos de guerra contra otras tribus(Hodges, 1983, p. 15), conformando una ins-titución política denominada Yemaá o asam-blea, la cual también fue conocida como aitarbain o Consejo de los Cuarenta. Tal asambleaestableció unas leyes (orf) que eran comple-mentarias a la sharia y designaba unaautoridad conocida como qadi (juez). Laasamblea estaba presidida por el moqdemquien era el encargado de la defensa de latribu y quien podía elegir un comandantemilitar o dahman. Entender esto último esde vital importancia, ya que el poder realque tenía tal asamblea en los tiempos deguerra, se transformaría en un poder iluso-rio cuando España intentó institucionalizartal forma de gobierno.

El interés europeo de comerciar en la regiónpuede datarse desde el siglo XIII. Para el si-glo XIV, se dieron intercambios mercantiles,en función del tráfico de esclavos, mientras

que en el siglo XV las Islas Canarias quedanbajo soberanía española, según el Tratado deAlcaçovas de 1479, el cual estableció que CaboBojador representaba el límite meridional dela expansión de Castilla5. En 1494, el Trata-do de Tordesillas6 estableció las condicionesque regirían la expansión del Reino deCastilla en otros territorios.

A través del tratado de Cintra7 de 1509 sedio el reconocimiento legal a la fortaleza deSanta Cruz de Mar Pequeña, primer enclaveespañol en la costa. Construida en 1476, estefortín pretendió ser un enclave comercial yun punto de apoyo para administrar los te-rritorios anexados. De esta manera, Españadesplegó durante los siglos XVI y XVII ac-ciones para el acceso a los recursos natura-les y el comercio a la par que Marruecoscomenzó a erigirse como nación y a oponer-se a la presencia española y portuguesa en laregión. Al respecto, un documento oficialdatado de 1767 estableció que la autoridaddel sultán marroquí no se extendía más alládel sur de la rivera del Noun, la cual demar-có el límite con la provincia española de Ifni8

(Hodges, 1983, p. 17-22).

Esta situación se confirmó con el Tratado deMequinez de 1799, cuando el sultán MoulaySouliman admitió que no se ejercía la sobe-ranía sobre el Sáhara. Se llega a conclusio-nes idénticas al analizar el contenido de losacuerdos de libre comercio suscritos porMarruecos con el Reino Unido (1856) y conEspaña (1861). El único instrumento inter-nacional, de carácter bilateral, que eviden-cia cierto tipo de autoridad de Marruecossobre el Sáhara fue el que suscribió con el

5 En el Tratado, España reconoció la autoridad del Reino de Portugal sobre la costa de Guinea y elReino de Fez.

6 Mediante el cual se reconocieron los derechos españoles a lo largo de 400 millas de la costa africa-na desde Massa, al sur de Marruecos, hasta el Cabo Bojador, mientras confirmaba los derechosportugueses en el norte y en el sur.

7 España renunció a sus derechos en la Costa Atlántica con la única excepción de Santa Cruz delMar Pequeña.

8 Cuando en 1975 la Corte Internacional de Justicia analizó la situación jurídica del Sáhara Occiden-tal, Marruecos alegó que dicho documento no probaba la ausencia de autoridad marroquí en dichoterritorio, ya que no ejercer la soberanía no desvirtúa el ejercicio de dominio.

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Reino Unido en 1885. En dicho tratado co-mercial se reconocía la jurisdicción del sul-tán sobre la región del litoral oceánico en lazona comprendida entre la rivera del Draay el Cabo Bojador.

Así, las evidencias históricas demuestran queel Sáhara Occidental no fue colonizado uobjeto de dominio marroquí antes de la pre-sencia española.

3. UNA HISTORIA DE INTERESESEN CONFLICTO Y DE OBSTÁ-CULOS EN LA CONSTRUCCIÓNESTATAL

3.1. De la colonización a la proclamación dela RASD (1884-1976)

El periodo de multipolarismo, anterior alconflicto bipolar, coincide con el periodo decolonización en el que las potencias europeasse encontraban en una competencia por laadquisición de territorios de ultramar. Eneste sentido, la presencia española en el Sá-hara generó un estado de subordinación enla explotación de los recursos y en la forma-ción política, lo que evitó que la formaciónde élites pudieran llevar a cabo un procesosatisfactorio de state-making9.

Para la demarcación, colonización y defensadel territorio, España tuvo que negociar conFrancia. En un primer Acuerdo, en 1900, lafrontera meridional del Sáhara Occidental sedesplazó al norte de la península de CaboBlanco. En otro Acuerdo en 1904, se le reco-noce a España el derecho de ocupar Saguiael-Hamra. Y, en el Acuerdo de 1912, Franciale cedió el derecho de establecer un protec-torado en la zona situada entre la Rivieradel Draa y la frontera septentrional de Saguiael-Hamra (Cape Juby). Los Acuerdos demar-caron la zona que podía colonizar España,aunque solo hasta 1934 aplica de manera

decidida acciones para tratar de colonizar elinterior. Para Algueró (2009, p. 27) las cau-sas se atribuyen a “la falta de recursos eco-nómicos y militares y la prioridad acordadade la explotación del norte del protectoradohispano-marroquí”.

Las Naciones Unidas en 1964 y la UniónAfricana en 1966 fueron las primeras orga-nizaciones internacionales en reconocer elderecho de autodeterminación de lossaharauis, mientras que Francia y EstadosUnidos con sus intervenciones se empiezana erigirse en actores de primer orden en elconflicto. Finalmente, luego de un dilatadoy complejo proceso e negociaciones secre-tas, el 16 de febrero de 1976 España se reti-ró del Sáhara, dejando en el limbo su estatusde territorio no autónomo en proceso dedescolonización.

3.1.1. Pretensiones coloniales y expansio-nistas en el Sáhara

Después de que Marruecos fuera invadidapor España en 1859, en 1883 el Sultán se vioobligado a aceptar que Ifni se convirtiera enuna base hispánica. Ante esto, Hassan I dioinstrucciones de realizar expediciones haciael sur incluso hasta Tindúf, actualmente enterritorio argelino, con el propósito de nom-brar caids en las tribus locales. De esta for-ma, el Sultán trató de manera infructuosacontrolar a los nómadas que se encontrabanhacia el sur del Noun que, nominalmente,estaban bajo la autoridad de la monarquía.Cabe destacar que Hassan I no realizaba via-jes al sur más allá a de la población deGoulimine, la cual actualmente hace parte deMarruecos.

El Sáhara no escapó de las pretensiones eu-ropeas de colonización. En 1895, Gran Bre-taña reconoció cierta autoridad marroquí enla región del Sáhara, con fines geopolíticosfrente a otras potencias europeas coloniza-

9 Como para Ayoob (1995), state-making, state-building y construcción estatal significarán lo mismo eneste documento.

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doras, como España, la cual, para dichaépoca, era un país colonizador en declive(Hodges, 1983, p. 36). España se encontrabadebilitada en materia de política exterior,después de sus pérdidas territoriales en elcontinente americano y de los acontecimien-tos revolucionarios en Filipinas donde seevidenciaba una intervención indirecta de losEstados Unidos, que presagiaba la posteriorpérdida del archipiélago asiático.

España, entonces, vivía momentos históricoscruciales en su consolidación como Estadomoderno, de allí que dentro de la lógica co-lonial quería nuevas posesiones en África, enparticular, próximas a la Metrópoli. El Sáharaen este sentido era una región estratégica paraEspaña, en particular, por su cercanía con lasIslas Canarias. Los intereses de seguridad yde comercio eran determinadores de la posi-ción española en la región. No en vano, lacolonización de Río de Oro respondió a laspresiones de lobbies africanistas y poderososgrupos comerciales (Hodges, 1983, pp. 40-52).Efectivamente, se esperaba que la injerenciaespañola atrajera a las caravanas de comer-ciantes y de las flotas pesqueras.

Así, la población de Dakhla fue rebautizadacomo Villa Cisneros en 1885 pero no resultóser un puesto mercantil exitoso dada la leja-nía con las rutas tradicionales de las carava-nas. Ello condujo a que las autoridadesespañolas trataran, sin mayores repercusio-nes, de establecer acuerdos comerciales conlas tribus locales con el fin de frenar la cre-ciente influencia británica en la zona.

Conforme a los Acuerdos suscritos con Fran-cia, se estableció la demarcación fronterizadel territorio, donde la mitad de Cabo Blan-co sería la línea divisoria hacia el sur mien-tras que hacia el oriente se estableció elparalelo 21° 20’ como frontera. El 27 de Ju-nio de 1900 se firmó una Convención en laque se estableció a Mauritania como la fron-

tera del Sáhara español sin que el borde nortede Sáhara se delimitara. Para 1902 Franciareconoció formalmente la influencia españo-la en Saguia el-Hamra, aunque España se abs-tuvo de ratificarlo por temor a una reacciónbritánica.

Finalmente, dicho país suscribió el Acuerdoel 8 de Abril de 1904 aceptando el dominioespañol al norte de Marruecos10. La comple-ta libertad de acción española vendría des-pués del 12 de Noviembre de 1912, con lafirma de un tratado entre España y Franciaque demarcó las zonas de cada potencia co-lonial en la región.

Al inicio de la Primera Guerra Mundial, Es-paña era uno de los estados europeos conmenor territorio colonial en África, con elagravante de que su precario dominio terri-torial distaba de ser real. De hecho, hasta1934 no hubo ningún intento español de do-minar el interior del Sáhara Occidental(Hodges, 1983, p. 49). La política consistíaen cohabitar pacíficamente con las tribus lo-cales. En ese mismo año, Francia acabó conla resistencia saharaui al norte del territo-rio, lo que permitió renovar los intentos decolonizar el interior, después de la caída dela monarquía marroquí en 1931. Fue el prin-cipio de una política española más activa ensu colonia. Por ejemplo, el 15 de mayo de1931 establecieron en Smara una guarniciónpermanente. No obstante, el desgaste de laGuerra Civil española y de la Segunda Gue-rra Mundial no permitieron enfocar mayo-res esfuerzos en un proceso de colonizaciónconstante.

Por decreto, el Sáhara español, Ifni y Rio deOro se integraron por poco tiempo. Debidoal creciente movimiento nacionalista marro-quí, España decidió en 1946 separar formal-mente la administración de las colonias deMarruecos y conformó la denominada Áfri-ca Occidental Española (que incluyó Ifni,

10 Que además contenía una cláusula secreta en la que se le asignaba la costa norte de Marruecos aEspaña.

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Saguia el-Hamra y Río de Oro), cuya sedeadministrativa fue El Aaiún. La explotacióneconómica de la colonia se enfocó en unaexplotación pesquera a pequeña escala y al-gunos intercambios de materias primas conlas tribus saharauis beduinas. No se teníanoticia de la importancia de los yacimientossobre fosfatos, por lo que la colonia no re-presentaba para España alguna importanciaeconómica o estratégica destacada.

Solo a partir de la década de 1950 se cono-cieron los recursos minerales del SáharaOccidental, lo que despertó el interés deEspaña, Francia y Marruecos, país que pasóde ser protectorado a un Estado monár-quico independiente a partir de 1956. Elgobierno de Franco incrementó el númerode tropas asentadas en la colonia, trasla-dando aquellas que estaban en el norte deÁfrica. Así, de manera conjunta con Fran-cia, España ejecutó en el mes de febrerode 1958 la Operación Ouragan, con el objeti-vo de acabar con las guerrillas existentesen la región que se habían formado duran-te el proceso independista marroquí. Lue-go de diez días, España recuperó granparte de los territorios que eran domina-dos por los milicianos que no se habíanunido a las nuevas Fuerzas Armadas Rea-les después del proceso independentista.Así, los remanentes de dichas guerrillasfueron, poco a poco, desarmados y desban-dados, conllevando a que no surgierannuevos grupos insurgentes hasta la funda-ción del Frente Polisario en 1973.

En el contexto regional, emergían nuevosestados con intereses expansionistas expre-sados a través del Gran Marruecos y la GranMauritania. La monarquía marroquí propu-so recuperar su espacio vital, anexionandola colonia española del Sáhara Occidental, el

complejo mauritano, parte de Mali y de Ar-gelia. Este nuevo panorama geopolítico du-rante la década de 1969 obligó a que paísescomo Argelia y Libia se interesaran decidi-damente en los acontecimientos del SáharaOccidental, dentro de un progresivo proce-so de descolonización y de la Détente comofase de la Guerra Fría.

El interés de Mauritania en el Sáhara Occi-dental se refería a mantener un espacio decolchón frente a las aspiraciones del ReinoAlauita, aunado a unos sentimientos nacio-nalistas que culturalmente los acercan a losbeduinos saharauis. Fue así como se alió conEspaña, quien para tal época tendría quereformular tres distintas políticas: la pre-tensión oficial del territorio, el manteni-miento del status quo de Marruecos paratenerlo al margen y el discursivo apoyo a laautodeterminación nativa que formalmen-te se exponía en el escenario de las NU (Cfr.Hodges, 1983, p. 102), más aún, cuando en1965, se había producido la primera resolu-ción de la Asamblea General11 de las NUrelativa al asunto del Sáhara, con la que laidea de un referendo por la autodetermi-nación empezaba a adquirir forma, sin quelos saharauis hubiesen tomado plena con-ciencia de ello.

Las relaciones entre Marruecos y Españasiempre han sido tensas. Sin embargo, lo fue-ron particularmente complejas hasta 1962 de-bido a los movimientos nacionalistas que notoleraban la presencia hispana en Ceuta,Melilla, el Sáhara e Ifni. Franco y Hassan IIcoincidieron en una postura ideológica deanimadversión total a las expresiones políti-cas de izquierda, con lo que los colocaba en elmismo bando dentro de la lógica de la Gue-rra Fría. Los acontecimientos en la región erande mutua preocupación, en especial a lo rela-

11 En las NU, en 1963, se reconoce el derecho de la autodeterminación Saharaui (El Cuarto Comité deDescolonización discute todos los años el tema de Sahara en la asamblea general). Con la resolu-ción 2072 del 16 de Diciembre de 1965 se pide la descolonización de parte de España. El 20 deDiciembre de 1966, mediante la resolución 2229, se urge por un referendo bajo el auspicio de lasNU para que la población indígena exprese su derecho a la libre determinación.

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cionado con el movimiento panarabista quelogró un cenit importante en Argelia. De allíque se lograra una postura más flexible en lapolítica exterior común, donde Hassan IImoderó sus pretensiones expansionistas enaras de un Gran Marruecos, mientras queFranco cedía Ifni sin mayores complicaciones,a la vez que se fortalecían las relaciones co-merciales bilaterales.

Tras el descubrimiento de los yacimientosde BuCraá, considerados actualmente comolos más grandes a cielo abierto en el mundo,la década de 1970 conllevó a un interés es-pañol tardío en el Sáhara Occidental. Tardíopor cuanto ya era alta la presión de las NUpara que España asumiera su papel de po-tencia colonizadora, en particular, debido alos compromisos que debía tener frente a lapoblación de la colonia la cual había sidodeclarada como un territorio no autónomoen proceso de descolonización. Durante di-cha década España comenzó a realizar cier-tos desarrollos de infraestructura básica, enespecial en las zonas aledañas a los yacimien-tos de fosfatos, esto es, en torno a la capitaly el puerto.

Una razón económica para determinar el in-usitado interés que significó el Sáhara, es quepara 1975 dicha región era el sexto produc-tor mundial de fosfatos. Para el régimen deFranco resultó importante dilatar el procesode descolonización en aras de una mayor ex-plotación del mineral y de asegurar una tran-sición que mantuviera ciertos privilegios alos capitales españoles relativos a la explo-tación minera y pesquera. La estrategia con-sistió en otorgar cierta autonomía a la Yemaádevolviéndole aparentemente sus poderes

legislativos. Esto también aplazaría la pre-sión de NU, la cual se tornaba cada vez másinsistente por dos razones: Ya no era tolera-ble por la sociedad internacional12 el régi-men dictatorial de Franco y porque Españajunto con Portugal eran los estados europeosmás rezagados en el cumplimiento de los im-perativos de descolonización establecidospor las NU.

Para Marruecos, la importancia económica ygeoestratégica del Sáhara Occidental en ladécada de 1970 era evidente. De allí que re-sultara negativo para los intereses marro-quíes la transferencia de poderes internos aun posible gobierno autóctono en el Sáhara,ya que sería el primer paso para la autode-terminación (Hodges, 1983, p. 172). Marrue-cos vivía una época política convulsionada,con un intento de golpe de estado contra lamonarquía, que obligó al Rey a disolver laCámara de Representantes, promulgar dosnuevas constituciones en un lapso de dosaños y que determinara un estado de emer-gencia de facto que le permitió gobernar pordecreto durante cinco años.

La apuesta del monarca era ambiciosa, yaque sabía que estaba en juego no solo la su-pervivencia de su gobierno sino de la propiainstitución de la monarquía alauita en Ma-rruecos. Así que su plan de anexionarse elSáhara Occidental le permitiría erigirse comoel reunificador de la nación, consolidando lalegitimidad de la monarquía, neutralizaríalos intereses políticos del ejército, domina-ría a los partidos políticos de oposición eincrementaría su protagonismo regional einternacional en una época de Guerra Fría(Hodges, 1983, pp. 174-187).

12 Se adopta el concepto de sociedad internacional bajo la acepción que le da Hedley Bull, el cual sediferencia del término de comunidad internacional, ya que aquel se refiere a la existencia de esta-dos que comparten intereses y, en algunos casos valores, pero que no poseen un sentido de identi-dad compartida (Bull, 2005). Además porque el estadocentrismo pregonado por el realismo esmuchas veces malentendido ya que dentro del mainstream realista el Estado se puede comprendercomo una clase de gobierno definido, por ejemplo, en función de su soberanía territorial (Wohlforth,2008, p. 133); es decir, el Estado resulta ser afín a una comunidad políticamente independiente –groupism– (Bull, 2005, p. 60).

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De esta manera, Marruecos asumió una po-sición ambigua, en la que la política exte-rior manifestaba ser respetuosa de lasresoluciones adoptadas por la AsambleaGeneral, mientras que el discurso de políti-ca interna exacerbaba el nacionalismo, alasegurar Hassan II que se apoderaría delSáhara por otros medios, tal como expresóen un discurso oficial del 3 de marzo de1974 (Hodges, 1983, p. 182). Con el fin dedilatar el proceso, y convencido de sus ra-zones históricas y jurídicas, Marruecos ob-tuvo el apoyo de 33 estados para quevotaran a favor de un pronunciamiento dela Corte Internacional de Justicia (CIJ), don-de creía primaría el principio de integridadterritorial sobre el de autodeterminación13.Mauritania secundó la postura marroquí enla consulta a la CIJ, lo que respondía a unacuerdo secreto que después se fraguaríaen conjunto con España.

En el nivel estructural, las dinámicas del con-flicto bipolar influenciaron el conflicto en elSáhara, por lo que Marruecos encontró apo-yo de muchos gobiernos occidentales, don-de se destacó el decidido apoyo de Franciay Estados Unidos, quienes valoraron el he-cho de que Hassan II fuese un ferviente anti-comunista y un aliado tradicional de lospoderes de la Otan, en un país que se erigióen un bastión geopolítico esencial en elMagreb.

Finalmente, el 16 de octubre de 1975 la CIJemitió concepto sobre la consulta relativa alcaso del Sáhara Occidental, que desestimóde pleno las alegaciones realizadas por Ma-rruecos y Mauritania. Alentando el senti-miento nacionalista y religioso, Hassanrealizó la denominada Marcha Verde, la cualera comparada como una crusada nacionalcon ribetes de guerra santa, similar a la quehizo Mahoma cuando regresó a La Meca desu exilio. (Hodges, 1983, pp. 214-215).

La Marcha Verde fue anunciada por HassanII el 6 de noviembre de 1974, mientras el 14de noviembre de 1974 se firmó la Declara-ción Tripartita por parte de España, Marrue-cos y Mauritania:

En ella, España concluyó la coloniza-ción en el Sáhara Occidental, institu-yendo una administración temporal enestos territorios, los cuales serán regi-dos por un gobernador general, conapoyo de la Yemaá y de dos goberna-dores adjuntos, designados por Ma-rruecos y Mauritania. Al primer Estadole correspondía dos terceras partes delterritorio y a Mauritania, una terceraparte (Cadena & Solano, 2008, p. 281).

3.1.2. Hacia la proclamación de la RASD

El surgimiento del nacionalismo saharauisolo tuvo consistencia cuando la poblaciónobservó la impotencia de la Yemaá en esta-blecer un proceso de transición con el go-bierno español, al tiempo que los paísesvecinos, en especial Marruecos, tenían unaactitud beligerante y anexionista. Los saha-rauis son una cultura beduina con un recienteproceso de sedentarización, a la que concep-tos como Estado, nación, nacionalismo ysoberanía no le resultaban familiares. Sin em-bargo, tal como indica Hodges, a raíz de los

(…) profundos cambios económicosy sociales, estimulados por el desa-rrollo de la industria del fosfato delSáhara occidental, [se] sentaron lasbases, conjuntamente con los cambiosen el clima político interno y exterior,para el incremento de un movimientonacionalista moderno, configurandosus visiones en la creación de un Es-tado-nación independiente. La prime-ra manifestación de este nacionalismofue la Harakat Tharir Saguia wa Oued

13 Llama la atención como esta argumentación jurídica, Marruecos todavía la sigue esgrimiendo,luego de que fue subestimada hace 35 años por la CIJ.

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ed-Dahab (Organización para la Libe-ración de Saguia el-Hamra y Oued ed-Dahab) de Mohammed Bassiri, unmovimiento urbano de vida corta quefue aplastado por las autoridades Es-pañolas en 1970. Tres años más tarde,el Polisario fue fundado, principal-mente por saharauis que vivían en losterritorios vecinos, para lograr la in-dependencia por la vía armada (1983,p. VII).

Cabe destacar que los saharauis ya habíanluchado contra la presencia colonialista fran-cesa, la cual fue abandonada a favor de lapresencia española. Antes, en el Siglo XV,también hubo un intento de colonizaciónportuguesa, en la época de la circunnavega-ción del continente, cuando el exploradorlusitano Gonzalo de Sintra trató de estable-cerse en la región, pero fue repelido por lastribus nativas en el sitio después conocidocomo Angra de Cintra.

España, en sus primeros intentos de ejercersu dominio territorial en la colonia adquiri-da mediante tratados, en 1885 sufrió un re-vés cuando una expedición comercial canariafue rechazada por tribus saharauis lideradaspor Oulad Delim. Posteriormente, el-Ainin,líder tribal saharaui, declaró una jihad encontra de los españoles y franceses, lucha quefue retomada por su hijo, el-Hiba, quien con-formó una especie de guerrilla tribal quecontó con apoyo de avituallamiento por partede Alemania durante la Primer Guerra Mun-dial. Sin embargo esta milicia perdió fuerzaen 1934.

La lucha de resistencia saharaui floreció nue-vamente en la década de 1950, alentados porla supresión del protectorado francés enMarruecos, conllevando a que muchos nati-vos se unieran al Ejército de Liberación (EL)mientras otros permanecían luchando juntoa sus tribus en el Sáhara Occidental.

Con el proceso de sedentarización, impulsa-do por las autoridades españolas a finalesde la década de 1960, muchas tribus dejaronpaulatinamente sus actividades nómadas,ubicándose no solo en el territorio del Sáha-ra Occidental, sino también al sur de Marrue-cos, Mauritania y en la hamada argelina.Como indica Hodges,

(…) a pesar de esta dispersión a tra-vés de varios países, un marcado sen-tido de hermandad continuó siendosentido por los miembros de familias,fracciones y tribus que habían sido di-vididos por las fronteras políticas. Ex-cepto aquellos que habían nacido enlos pueblos, casi todos habían migradodentro o a través de Sáhara occiden-tal como nómadas, al menos en su in-fancia, y muy pocos saharauis notenían familiares cercanos porque es-tos se habían estabilizado en uno o máspaíses con comunidades saharauis(1983, p. 132).

La sedentarización, por tanto, conllevó a quemuchos saharauis tuviesen un mayor contactocon España, que hasta la década de 1960 ha-bía sido casi nulo. A medida que los asenta-mientos se iban haciendo habitables con susadministradores y burócratas, soldados ypolicías, leyes y regulaciones, precarias es-cuelas y hospitales, la autoridad colonial seautolegitimaba. En ese mismo sentido, loscambios políticos surgidos a partir de laprovincialización del Sáhara expresado conel cabildo provincial de 1963 y con la dele-gación de poderes relativos la Yemaá en 1967,reforzaron entre la población nativa un sen-tido de identidad territorial propio de laconcepción moderna de nación y Estado.

Sin embargo, solo hasta el surgimiento delFrente Polisario es que empieza a construirseuna retórica nacionalista14, la cual potencializala importancia geopolítica y económica del

14 Los rasgos de la retórica nacionalista es entendida desde los aportes de Calhoun (2007), Crossman(1994) y Anderson (2005).

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Sáhara Occidental en la región, atrayendo elapoyo de países como Argelia, así como lagran mayoría de los países africanos. ElPolisario, cuyos integrantes eran panarabistasy de tendencias de centro izquierda, recibeimplícita y explícitamente el apoyo de partela Yemaá como el auténtico representante dela población saharaui (ya no de las 40 tribus),en procura de la autodeterminación a la luzdel derecho internacional. La dura represiónespañola al movimiento de Bassiri, que inclu-yó su desaparición física, sirvieron para exa-cerbar la retórica del nacionalismo saharauipor parte de los activistas que después con-formarían el Polisario.

Después de Bassiri, otro personaje descollan-te en la construcción de la retórica naciona-lista saharaui es Sayed El-Ouali, quiendespués de estudiar derecho en Rabat, encompañía de otros jóvenes que habían estu-diado en el norte de África y Europa, suma-ron esfuerzos y asumieron la lucha por laindependencia. Sin horizontes ni bases ideo-lógicas del todo claras, el 10 de mayo de 1973conformaron el Frente Popular para la Libe-ración de Saguia el-Hamra y Río de Oro(Frente Polisario) mediante un congreso se-creto, en algún lugar de la frontera entreMauritania y Sáhara Occidental.

Dicho congreso eligió a El-Ouali como el se-cretario general del Polisario. El primer ata-que lo realizaron 10 días después de sufundación iniciando una serie de ataquesguerrilleros dirigidos contra las fuerzas co-loniales españolas y la escasa infraestructu-ra desarrollada para la explotación de losrecursos del territorio. Con la realización delsegundo congreso del Polisario, se estable-cen los cimientos de una plataforma política

que abogará por la independencia completade la nación saharaui.

No queda claro si el primer país que apoyóla causa nacionalista saharaui fue Argelia oLibia. Lo cierto es que este último país su-ministró desde esta época material bélico,avituallamiento, ofreció entrenamiento demiembros del Polisario y facilitó espacios enla emisora Radio Trípoli para que realizaranpropaganda.

En 1975, Argelia hace explícita su simpatíapor la lucha saharaui en búsqueda de la libredeterminación, dentro de un contextogeopolítico en el que la seguridad transfron-teriza con Marruecos era –y aún lo es– unproblema de seguridad nacional15. La posi-ción argelina, desde esta fecha, se ha conso-lidado como una auténtica política de Estadoen materia de relaciones exteriores, ya queaboga por el respeto de la normativa inter-nacional emanada de las diversas resolucio-nes adoptadas por Naciones Unidas, lascuales catalogan el Sáhara Occidental comoun territorio no autónomo en proceso de des-colonización y que tiene derecho a que serespete su derecho a la libre determinaciónde los pueblos.

No se han hecho evidentes presuntos inte-reses de parte de Argelia en conquistar elterritorio en disputa, tal como si ha sucedi-do con Marruecos o Mauritania. Por el con-trario, Argelia ha votado en Naciones Unidasde manera histórica a favor del referendo yen defensa de la libre determinación del pue-blo saharaui.

La posición de las Naciones Unidas es favo-rable a la causa saharaui al reconocerle su

15 Importante es el debate que se ha hecho acerca de la posición argelina en el conflicto. Lejos de seruna parte del mismo, se ha considerado que Argelia pretende lograr una salida al Océano Atlánticoa través del Sáhara, sin embargo no existe evidencia suficiente de que la pretensión sea real. Argeliatiene amplia salida por el Mediterráneo a través de la cual se relaciona con sus tradicionales socioseuropeos. De esta manera, aquí se defiende la premisa de que lo que busca geopolíticamente Arge-lia es evitar a toda costa que Marruecos expanda su territorio, erigiéndose en un actor de primerorden en el complejo de seguridad regional del Magreb.

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estatus de territorio en proceso de descolo-nización. Desde el concepto emitido por elTribunal Internacional de Justicia en 1975,dicho estatus se ha mantenido en las discu-siones anuales que se han hecho en el senode las NU, expresadas no solo en las diver-sas resoluciones sino también en la confor-mación de la operación de mantenimiento dela paz para la región (Minurso), cuyo objeti-vo es la organización y realización delreferendo, así como la designación de en-viados especiales por parte del SecretarioGeneral de NU. No obstante, la denomina-da RASD no ha sido reconocida como unEstado por la Asamblea General de Nacio-nes Unidas y la defensa de sus intereses eninstancias como el Consejo de Seguridad sedebilita de forma creciente en los últimosaños.

Con la proclamación de la RASD el 27 deFebrero de 1976, se estableció una estructu-ra de gobierno que demuestra un avance enel state-making saharaui bajo una situación suigeneris, ya que la administración existe, perose ejerce desde el exilio a través de la ges-tión de los campos de Tindúf. A partir de laconstrucción, por parte del monarca marro-quí, de la extensa berma que delimita el te-rritorio anexionado por Marruecos frente aun 20% del territorio que es de acceso parala RASD, las autoridades de este gobiernohan procurado que paulatinamente algunosasentamientos en este territorio tengan unmayor rol en el state-making.

Tal es el caso de Bir Lehlu, población en laque se realizó la declaración de independen-cia por parte del Polisario, en la que ha veni-do realizando recientemente tanto lacelebración del aniversario de dicha decla-ración, así como es la sede de los congresosperiódicos del Frente Polisario.

De allí que en torno al policing propuesto porAyoob, la RASD ha logrado algunos avan-ces, no solo en el establecimiento de institu-ciones y autoridades estatales, canales departicipación, formación de nacionalidad yconformación de una autoridad reconocida

y legitimada por la población, sino que tam-bién ha alcanzado ciertos éxitos en el terre-no diplomático, al ser miembro fundador dela Unión Africana (UA), ser reconocido comoEstado por cerca de 70 estados en el mundoy ser catalogado el gobierno de la RASD, estoes, el Frente Polisario, como parte en las ne-gociaciones en las que media NU para des-entrañar el conflicto con Marruecos. Sinembargo, este policing no lo puede ejercersobre la mayoría de la población que vive enlos territorios anexionados por Marruecos,ya que el control que allí ejerce el gobiernode Rabat es inobjetable en términos de auto-ridad. En términos de legitimidad, el temano es tan claro.

Frente al war-making, la RASD posee ciertainfraestructura que le permite movilizargente y material bélico pero que se susten-ta más en los recuerdos idealizados de vic-torias durante la etapa insurgente delPolisario en su lucha contra las tropas colo-niales españolas, así como contra los ejérci-tos de Marruecos y de Mauritania, que enun sólido potencial militar. En un posibleescenario de conflicto militar abierto entrela RASD y Marruecos, es evidente que separtiría de una superioridad marroquí, don-de la mayor baza de resguardo estratégicopara la RASD sería el posible involucramientode Argelia, ya que conllevaría a su participa-ción al encontrarse los campamentos saharauisen su territorio, convirtiendo el conflicto enun escenario de confrontación regional de ma-yores proporciones.

En cuanto al tercer elemento, el del taxation,los rezagos de la RASD son notorios, ya queeconómicamente depende de la cooperacióny la solidaridad internacional, proveída nosolo por las Naciones Unidas sino tambiénpor diversos gobiernos que reconocen y apo-yan la existencia de la RASD, sino tambiénde una amplia red de ONG y fundacionesque hacen presencia de manera activa en loscampos de refugiados. En términos deltaxation, la RASD también está lejos de ejer-cer el control de los recursos que se explo-tan en el Sáhara Occidental, en particular, de

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los yacimientos de fosfatos y de la explota-ción de los bancos pesqueros.

3.2. El reacomodamiento de los actores y desus intereses en el bipolarismo

Desde antes de la declaración de indepen-dencia del Polisario y la constitución de laRASD, las lógicas del bipolarismo veníanpermeando los cálculos de los países que tie-nen intereses y posiciones de primer ordenen el conflicto. Los intereses de países deprimer orden en la sociedad internacionalcomo Estados Unidos y Francia aumentaronuna vez el Polisario empezó a desafiar la ca-pacidad militar de Mauritania, obligándolaa que se retirara de la disputa debido a lomúltiples problemas internos y a los revesesmilitares que sufrieron, así como la confron-tación que incrementó contra el ejército ma-rroquí, demandando mayores recursos deaquellas potencias.

El temor estadounidense se hizo patentecuando se dio cuenta de la viabilidad dadoque si el Polisario consolidaba la RASD comoun Estado, estaría bajo la zona de influenciade la Unión Soviética, incrementando el des-equilibro de poderes regionales en el nortede África. Consecuentemente, Estados Uni-dos fortaleció el apoyo efectivo a Marrue-cos, el cual ya era un aliado de gran valorestratégico, por controlar parte de la entra-da al Mar Mediterráneo

Con la Declaración Tripartita, Mauritaniatuvo la vía libre para anexionarse una terce-ra parte del territorio –la parte sur–. Sinembargo, la anexión no la pudo realizar defacto, ya que la oposición de la poblaciónnativa bajo el liderazgo militar del Polisario,hizo que dicha confrontación condujera a unescenario militar y diplomáticamente inde-fendible para Mauritania. La relación costo-beneficio le era altamente negativa. A pesarde que el ejército mauritano en la zonaincrementó su pie de fuerza hasta llegar alos 17.000 hombres, se vio obligado a firmarel 13 de mayo de 1977, “un pacto de defensamutua con el Rey Hassan el cual estableció

un alto comando marroco-mauritano y au-torizó el apostamiento de tropas marroquíesen el territorio de Mauritania” (Hodges,1983, p. 246).

Francia había sido el actor colonial más pro-minente en la región del Magreb y Sahel,manteniendo su influencia a pesar de losmovimientos de descolonización. No envano, Argelia y Marruecos eran para la dé-cada de 1970 los dos principales destinosde las exportaciones francesas. África repre-sentaba para los franceses el 20% de su co-mercio y el 42% de sus materias primasestratégicas importadas. Así mismo, Fran-cia seguía la línea diplomática estadouniden-se de establecer y conservar alianzas en elcontinente africano, obviando problemas dedemocratización y legitimidad de muchosde aquellos gobernantes.

Precisamente, todos los países africanosdescolonizados que estaban bajo influenciafrancesa, con la excepción de Guinea, cons-truyeron y fortalecieron sus ejércitos nacio-nales a partir de acuerdos militares con laantigua metrópoli. De hecho, en algunoscasos, las tropas francesas permanecieronapostadas en estos territorios. Al respectoHodges afirma que “en 1978 cerca de 12.000de los 20.000 soldados de las fuerzas de Ul-tramar estaban estacionadas en África y elOcéano Índico, la mayoría en Djibouti, IslasReunión, Chad, Senegal, Costa de Marfil,Gabón y Mayotte” (1983, p. 250).

Francia optó por no enmarcar la injerenciaen sus excolonias en el escenario de la OTAN,ya que esto habría alentado una confronta-ción en el contexto del bipolarismo con laUnión Soviética. Su estrategia fue estableceracuerdos –oficiales y secretos- con cada paíso gobernante de turno.

En el caso puntual, Francia siguió de cerca elconflicto en el Sáhara Occidental. CuandoMauritania flaqueó ante la arremetida insur-gente del Polisario, Francia diseñó y ejecutóla “Operación Lamantin”, la cual consistía enrealizar bombardeos aéreos para disuadir al

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Polisario de no atacar la explotación de yaci-mientos mineros realizada por empresas comola Agencia Minera del Norte (ComptoirMinier du Nord, Cominor)16, bajo la justifica-ción de liberar a prisioneros franceses.

La Operación Lamatin entró en acción en di-ciembre de 1977, a pesar de que el Polisariohabía declarado que liberaría a los prisione-ros franceses. Con ello se develó que la po-sición de Francia en el conflicto saharaui noera de neutralidad sino intervencionista. Sinembargo, la operación no fue exitosa ya queel Polisario desplegó innumerables accionesguerrilleras contra el transporte férreo deminerales mientras que Argelia tomó repre-salias en contra de la industria francesa queoperaba en la región, conllevando a que OuldDaddah fuera depuesto en julio de 1978 porsu propio ejército.

Los ataques al débil aparato económicomauritano, representado en las exportacio-nes mineras, conllevó al resquebrajamientoeconómico del país; el déficit del comercioaumentó y la comida se empezó a importar.Pese a que Mauritania buscó ayuda para su-perar la crisis, esto no era factible sin la sali-da de un conflicto que para el pueblomauritano no convocaba reacciones naciona-listas de legitimidad. De por sí, tal como su-cede en la actualidad, existe una granafinidad social y cultural entre los saharauisy los mauritanos.

El golpe de estado en Mauritania, encabe-zado por el Comité Militar de RecuperaciónNacional (Cmrn), tuvo el respaldo de la po-blación. El Polisario hizo un alto al fuegocomo muestra de voluntad negociadora conel Cmrn. Este Comité no sabía que hacercon el territorio saharaui anexionado. Al nopoder controlarlo, analizó, junto con Fran-cia en febrero de 1979, la alternativa de crear“un mini-Estado saharaui en Tiris el-Gharbia,

con la esperanza de que tal compromiso sa-tisficiera tanto la aspiración del Polisario decapacidad estatal como las pretensiones deMarruecos sobre el Sáhara” (Hodges, 1983,p. 267).

La propuesta no convenció a ninguna de laspartes, ya que Marruecos temía que elPolisario obtuviera territorio y legitimara deesta manera las pretensiones de librede-terminación Saharauis, amenazando con ex-tenderse al resto del territorio que estababajo su control; por su parte, el FrentePolisario, alentado por las victorias alcan-zadas contra Mauritania y el fracaso de laintervención francesa, consideraron queaceptar tal territorio era declinar sus aspira-ciones de luchar en contra de la anexiónmarroquí, quedándose con una región denulos recursos.

De manera simultanea, Francia realizó des-de febrero de 1978 acercamientos con Arge-lia para mejorar las relaciones bilaterales, locual no logró avances significativos por cuan-to el presidente argelino Boumedienne exi-gía que las tropas francesas se retiraran dela región. Una vez fallecido Boumedienne,Marruecos esperó que las relaciones bilate-rales cambiaran bajo el gobierno de Bend-jedid, “sin embargo, el nuevo líder argelinoprobó estar tan poco dispuesto comoBoumedienne a negociar con Marruecos enlugar de los nacionalistas saharauis y, por lotanto, las gestiones de Hassan nada logra-ron” (Hodges, 1983, p. 272).

El apoyo argelino al Polisario continuó y elcese al fuego con Mauritania se levantó el 12de julio de 1979. La postura mauritana sobreel Sáhara Occidental cambió radicalmentecuando, a los pocos días de este cese al fue-go, dentro de una reunión de la UA, votó afavor la necesidad de realizar un referendosobre la autodeterminación del pueblo sa-

16 Los recursos mineros del norte de Mauritania son esenciales para la sostenibilidad macroeconómicade este país. Actualmente, las exportaciones de mineral de hierro que es extraído de esta región yembarcado en el puerto de Nuadibú representa el 40% de las exportaciones del país.

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El Sáhara Occidental: una historia de intereses enpugna e incertidumbre en la construcción estatalRevista Republicana

haraui. Ante esta situación, Marruecos res-pondió que se anexionaría la región de Tirisel-Gharbia si Mauritania se retiraba del te-rritorio. El 3 de Agosto de 1979 Mauritaniafirmó con el Frente Polisario los denomina-dos “Acuerdos de Argel”, en los que aque-lla declaró que no tenía y no tendría en elfuturo alguna pretensión sobre el Sáhara.Acto seguido, el 14 de Agosto se restable-cieron las relaciones diplomáticas entre Ar-gelia y Mauritania. Durante ese interregno,el 8 de agosto, el Rey Hassan ordenó la reti-rada de las tropas marroquíes dispuestas enMauritania, movilizándolas hacia la regiónde Tiris el-Gharbia, más conocida como Oueded-Dahab (Río de Oro), materializando laanexión marroquí de la totalidad del terri-torio que fuese colonizado por España.

Las relaciones entre Mauritania y Marrue-cos permanecieron tensas por muchos años.Al retirarse Mauritania como parte del con-flicto, el Polisario concentró sus esfuerzoscontra Marruecos. En plena Guerra Fría, lascondenas por parte de la sociedad interna-cional a la anexión marroquí fueron tibias,ya que temas como el respeto a la autode-terminación de los pueblos o los derechoshumanos tenían una connotación fuertemen-te politizada dentro del contexto delbipolarismo.

Para brindar cierto margen de legitimidad ala anexión, Marruecos organizó unas eleccio-nes para la administración del Sáhara, las cua-les distaron de ser democráticas. Ello era

imposible ya que estamos hablando de unrégimen monárquico con visos constitucio-nales. Los representantes elegidos fueronpro-marroquíes, con una determinante par-ticipación electoral por parte de los colonosrecién llegados con la Marcha Verde, en unentorno de confrontación armada. Mientrasse tendía esta falaz trastienda de participa-ción popular, los gastos militares se cuadru-plicaron en menos de una década a la vezque los actos de sabotaje del Polisario afec-taron la explotación de fosfatos, tal como seobserva en la Tabla 1.

La postura de la diplomacia marroquí fue lade cooperar con la UA y las NU en el desa-rrollo de un plan de referendo de autodeter-minación con el objetivo de dilatar el conflictodel Sáhara en el tiempo. Tales negociacionesfueron poco fructíferas ya que participaronArgelia y Mauritania como partes del conflic-to, sin tener tales calidades, pues, para en-tonces, eran actores de segundo orden.Durante la década de 1980, el Consejo de Se-guridad de NU autorizó a la Secretaría Ge-neral a nombrar un representante especialpara trabajar en colaboración con la UA parasentar las bases de un referendo para la auto-determinación del pueblo saharaui. La Reso-lución 658 de NU del 22 de Junio de 1990estableció el plan integral de referendo y laResolución 690 del 29 de Abril de 1991 creó laMisión de Naciones Unidas para la Organi-zación de un Referendo en el Sáhara Occiden-tal (Minurso) (Chinkin, 2009, pp. 329-330;Urruela, 1995, p. 110)17.

17 Si se desea profundizar en las resoluciones de las NU acerca de la disputa por el Sáhara Occiden-tal, véase (Cadena & Solano, 2008) y (Clark, 2009).

Tabla 1. Gasto militar y explotación de fosfatos por parte de Marruecosen el Sáhara Occidental (1974-1982)

Año/Rubro 1974 1982 Variación %

Número de soldados marroquíes en el Sáhara 56.000 141.000 151,8Inversión militar para el Sáhara en millones de dirhams 5.815 22.554 287,9Exportación de fosfatos extraídos del Sáhara en billonesde dírhams 4,1 3,4 (7,1)

Fuente: (Hodges 1983, pp. 293-295)

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Desde entonces, el mandato de la Minursose ha renovado anualmente, ya que no se halogrado poner de acuerdo a la partes sobreel censo para la realización del referendo. Apartir de Septiembre de 1991 se acordó porparte de Marruecos y el Frente Polisario uncese al fuego que hasta hoy se mantiene, loque trasladó el conflicto del terreno militaral campo diplomático. La salida militar alconflicto se congeló más con la construcciónmarroquí de la berma durante la década de1980 que hace inviable una victoria bélica delPolisario, al tiempo que coloca al ejércitomarroquí en una actitud defensiva y de con-tención, ante las implicaciones que tendríauna persecución en caliente de los militantesdel Polisario en territorio argelino.

De allí que el conflicto ha adquirido dimen-siones regionales que potencialmente ame-nazan la seguridad del Magreb, ya queimplicaría la entrada de Argelia en una con-frontación militar directa de mayores pro-porciones. Este escenario no es deseable porel sistema internacional, en particular, de laspotencias que han sido actoras del conflicto.De allí que respaldaran, de manera tácita(como Estados Unidos) o explícita (comoFrancia), la posición marroquí. España hajugado desde entonces el rol de una olvidadi-za potencia administradora que no ha queri-do asumir con plenitud su papel, tal como

Gráfica 1. Técnicos militares de la Unión Soviética ypaíses de Europa del Este en África, 1975

Fuente: (CIA, Octubre 21 de 1976)

establecen las normas emitidas por NU so-bre la descolonización.

Por su parte, la Unión Soviética apoyó alFrente Polisario vendiéndole y cediéndolearmamento a través de Argelia y Libia. Enlos últimos dos, para 1975, se concentrabael mayor número de técnicos militares pro-venientes del eje comunista que estaban enel norte de África y eran, después deSomalia, el segundo y el tercer país del con-tinente en este aspecto, tal como se observaen la Tabla 2 y la Gráfica 1.

Para la época de 1970, la Guerra Fría estabaen su fase del detente, la cual era contrarres-tada teóricamente por el Kremlin con laideología. Tal como se revela en un documen-to desclasificado de la CIA, para la UniónSoviética.

La ideología es la competencia fundamentalcontra la detente: el concepto de un movimien-to comunista revolucionario internacional,con la Unión Soviética como su líder y prin-cipal benefactor, de alguna manera debe serequiparada con la Unión Soviética como unsocio en la convivencia pacífica (CIA, Abril25 de 1974).

De allí, que la postura ideológica del FrentePolisario, establecida en sus comienzos como

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nacionalista, revolucionaria, panarabista ycercana a una postura política de centro iz-quierda, fue vista con buenos ojos por laUnión Soviética y por los países panarabistasde la región.

3.3. La confrontación militar y la capacidadde relaciones internacionales de la RASD

Así como muchos saharauis habían huidohacia Tindúf cuando se dio la Marcha Verde,evidenciando una carencia de medios parala resistencia militar hacia la anexión, tam-bién el Polisario se encontró ante una grandesventaja frente a Marruecos para poderretener los territorios que había conquista-do durante las incursiones insurgentes du-rante la ocupación mauritana. Ello, sumadoal rechazo a la propuesta de crear un microEstado en el sur de la excolonia española,permitió consolidar el dominio marroquí delterritorio.

Ya el Polisario había demostrado coheren-cia ideológica y capacidad de renovación ensus cuadros de autoridad, cuando El-Ouali,su primer secretario general, había sidomuerto en combate en el transcurso de suprimer año de mandato. Lejos de desmora-lizarse, el Polisario realizó un proceso desucesión sin inconvenientes y no hubo tre-gua en el ritmo de los ataques mientras secreía que Mauritania se fortalecería graciasal apoyo francés. Sin embargo, la accióncombianada del fracaso de la OperaciónLamantín, el sabotaje a la exportación mi-nera de Cominor, la presión de Argelia con-tra de la industria francesa y la inoperanciaestatal del régimen de Ould Daddah, des-encadenaron en el primer triunfo del Fren-te Polisario en el conflicto.

El Polisario utilizó una estrategia guerri-llera similar con Marruecos, al ensañarsecontra la explotación de fosfatos, en parti-cular contra la mina de Bucraá, atacandola cinta transportadora que lleva el mine-ral hasta el puerto de Aaiún. En 1975 ha-bía obligado a las autoridades españolascerrar la mina y durante los inicios de ladécada de 1980 el panorama táctico era fa-vorable a las acciones del Polisario. El ejér-cito marroquí no estaba acostumbrado apelear en las regiones difíciles del desier-to, por eso la guerra con el Polisario fuedifícil. Así, para 1983, ninguna fuerza ma-rroquí se atrevió a penetrar hacia el estede la región de Saguia el-Hamra ya que ellas tropas saharauis llegaban a 25 mil hom-bres. (Hodges, 1983, p. 291).

Ese panorama resultaba prometedor parala RASD, ya que en 1983 había sido recono-cida por 54 países del denominado “Tercermundo”, esto es, del movimiento de los NoAlineados. Cabe destacar que 27 de elloseran estados africanos. Era evidente queMarruecos perdía terreno en materia diplo-mática en su continente. Precisamente laadmisión de la RASD como estado miem-bro y fundador de la UA, a pesar de diver-sas manifestaciones en contra, se constituyóen el segundo gran triunfo del Polisario, el

Tabla 2. Técnicos militares de la UniónSoviética y países del Este de Europa

en África, 1975

País Número Porcentaje

Somalia 1000 35.46%Argelia 650 23.05%Libia 345 12.23%Egipto 215 7.62%Guinea 110 3.90%Uganda 100 3.55%Sudán 80 2.84%Guinea-Bissau 65 2.30%Tanzania 55 1.95%Nigeria 45 1.60%Mali 35 1.24%Congo 30 1.06%Guinea Ecuatorial 30 1.06%Mozambique 25 0.89%Zambia 10 0.35%República CentroAfricana 10 0.35%Marruecos 10 0.35%Chad 5 0.18%TOTAL 2820 100%

Fuente: (CIA, Octubre 21 de 1976)

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primero en materia de relaciones interna-cionales, el cual se materializó cuando el 11de junio de 1983 la UA determinó por con-senso que la RASD y Marruecos eran laspartes del conflicto, excluyendo de ese ran-go a Argelia y Mauritania.

Estos logros coadyuvaron para afianzar lalegitimidad de la retórica nacionalista nosolo del Polisario entre la poblaciónrefugiada sino también dentro de diversosescenarios de la diplomacia en la sociedadinternacional, en particular, en los paísesmenos desarrollados. El respaldo de la po-blación ha sido vital para que el Polisariosubsista y permita la construcción de eseproyecto de autodeterminación estatal de-nominado como RASD.

La capacidad de autoorganización en loscampos de refugiados, sin interferencia deArgelia como país huésped, han cualificadola gestión de policing de la RASD, que para1980 hizo una diferenciación -teórica, al me-nos- entre el Frente Polisario y la RASD eincluyó una serie de reformas que no sonusuales entre las comunidades árabes, comouna mayor participación política de la pobla-ción así como un marcado respeto por losderechos de las mujeres.

Lo anterior, demuestra, de un lado, un va-cío en el análisis de Ayoob (1995) quien, enlas fases de construcción estatal, no tiene encuenta la capacidad de relaciones internacio-nales de los estados que intentan consolidar-se, como sucede en el caso de los saharauisquienes han buscado lograr su objetivo deauto-determinación por otros medios dife-rentes al etiquetamiento dado por este en-foque realista.

De otro lado, se comprueba que el desa-rrollo de la RASD no ha sido un procesolineal, ya que la evolución de un Estado enel exilio pone de presente las fases depolicing mediante la cual se intenta ponerorden en un marco espacio-temporal quedesafía la consolidación de autoridad es-

tatal debido a las condiciones extremas enque se desenvuelve (Green, 1990). Preci-samente la construcción de la berma no sololimitó el accionar militar de la RASD a ni-veles de anulación sino que representó undesafío mayúsculo al aislar la poblaciónrefugiada de su territorio de origen, y vi-ceversa (Mundy, 2007).

3.3.1. La disputa diplomática en el sistemainternacional contemporáneo

La configuración del sistema internacionalluego de la implosión de la Unión Soviéti-ca, paradigmático caso de Imperio Fallido,conllevó a que Estados Unidos modificarasus percepciones en materia de política ex-terior sobre la región del Magreb. Lejosde descartar la cercanía que tiene con Ma-rruecos, sí ha redefinido sus intereses, porcuanto le interesa la estabilización delMagreb para estimular la creación de unazona económica y, también, para evitar quemás países árabes se conviertan en bastio-nes del terrorismo (Zoubir & Benabdallah-Gambier, 2005). Igualmente, la relación conArgelia se ha reconfigurado. Con el finalde la confrontación bipolar, Argelia ha to-mado una posición más pragmática con elfin de obtener ventajas a partir de un re-conocimiento tácito del liderazgo mundialestadounidense.

De otro lado, Rusia se ha alejado del con-flicto y esto ha hecho que los apoyos deLibia y Argelia hacia el Polisario, comoguerrilla desmovilizada, se hayan reduci-do de manera considerable. De esta mane-ra, los apoyos que ha recibido la RASD sehan traslado al campo de la diplomacia enlas organizaciones internacionales. LaRASD es consciente de ello, por lo que hainsistido en los diversos foros internacio-nales y espacios diplomáticos sobre lanecesidad de respetar la legalidad inter-nacional, en medio de crecientes manifes-taciones de los jovenes saharauis en el exilioque claman por romper la tregua pactadacon Naciones Unidas, debido a la inerciaen la solución del conflicto.

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3.3.2. El estancamiento de las negociacionesen las Naciones Unidas y las ambigüe-dades en las aproximaciones realistas

En la Post-Guerra Fría, Estados Unidos hatenido que hallar equilibrios confiables en elmundo en desarrollo mediante la configura-ción de nuevas y mejores alianzas. De estaforma, ha intentado configurar una especiede “estados pivotes” que juegan un rol po-tencial en la realización de los objetivos deEE.UU. Entre ellos, figurarían Argelia yMarruecos quienes están llamados a promo-ver la estabilidad y el desarrollo del Magreb(Zoubir & Benabdallah-Gambier, 2005). Deotro lado, como el conflicto en el Sáhara seha vuelto relevante en el campo diplomáti-co, se han desarrollado diferentes planes conel fin de llevar a cabo el referendo, pero quehan sido rechazados por las partes, por di-ferentes motivos. El bloqueo marroquí alPlan de Arreglo de 1991, y a de los Acuerdos deHouston de 1997, develaron que la monar-quía alauita estaba dispuesta a controlar lazona anexionada.

Los siguientes planes, conocidos por el nom-bre del enviado para el Sáhara de las NU,James Baker, fueron rechazados por las par-tes. En 2001, el Plan Baker I que “concedíauna notable ventaja a las exigencias de Ma-rruecos, dado que planteaba para el Sáharaun régimen autonómico bajo la soberaníamarroquí” (Fisas, 2009, p. 105)18 fue recha-zado tajantemente por el Polisario19 al no pre-ver la posibilidad de la independencia.Luego, en 2003, el plan Baker II que presen-taba una posición más equilibrada fue adop-tado de manera unánime por el Consejo deSeguridad, siendo aceptado por el Polisariocomo punto de partida para una negociación,pero fue rechazado por Marruecos quienmanifestó, en 2006, que presentaría una pro-puesta de autonomía al Consejo de Seguri-dad pero que se haría pública solamente hastael 2007.

El plan marroquí de 2007 prevé cierto gra-do de autonomía administrativa, fiscal,infraestructural, cultural y medioambientalpara la población saharaui, pero Marruecos

18 Si bien la obra presenta una perspectiva idealista de los conflictos en el mundo, es de gran valorpara este trabajo, pues los datos que aporta en el desarrollo de los procesos de negociación en elcaso Saharaui son de gran importancia. Por este motivo, tan solo hemos tomado la informaciónempírica depurándola de cualquier sesgo idealista.

19 La posición del Polisario es clara, según Omar (2009):1. La cuestión del Sáhara Occidental es una cuestión de descolonización. El territorio fue reconocido

como no autónomo por las NU en 1963. Este último hecho, hace que los saharauis estén en elderecho de la autodeterminación.

2. La causa del conflicto armado en Sáhara Occidental es la invasión de Marruecos y Mauritania.Aun cuando la Corte Internacional de Justicia de la Haya ha establecido que no existen lazosMauritanos-Saharauis ni Marroquies-Saharauis.

3. La consecuencia de la ocupación ilegal implican una guerra colonial, de una parte, y una resisten-cia legítima de otra.El Polisario entiende que Marruecos es incapaz de finalizar el conflicto por la vía armada y que porlo tanto el conflicto debe ser resuelto por un referendo. Sin embargo, la monarquía marroquí se haopuesto a los planes de referendo, con el fin de voltear la situación a su favor. Asimismo desdenoviembre de 2002, Rabat ha declarado el referendo como una opción obsoleta y ha intentado –conla ayuda de sus aliados en el Consejo de Seguridad (ante todo Francia)– inducir hacia la legitima-ción de la anexión marroquí. Por último, la formula de autonomía bajo la soberanía marroquí,forma parte de la nueva posición del gobierno de Mohammed VI. No obstante, el Polisario noacepta una fórmula de autonomía porque no es una solución válida a un problema de descoloniza-ción. El referendo es la única manera democrática y viable de resolver el conflicto y decidir entre lasubordinación ante Marruecos o la independencia.

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se reserva la jurisdicción en materia de so-beranía, exploración y explotación de los re-cursos naturales, cuestiones religiosas,constitucionales “y aquellas relacionadascon la figura del rey, la seguridad nacional,defensa, integridad territorial, relacionesexteriores y el poder judicial del reino”(Fisas, 2009, p. 107). Desde luego, tal pro-puesta no fue aceptada por el Polisario, másaún cuando la RASD había presentado supropia propuesta, con el establecimiento de“una relación económica y comercial con Ma-rruecos en el marco de una posible inde-pendencia conseguida a través del derechode la auto-determinación” (Fisas, 2009, p.107). Desde entonces, las partes han demos-trado su disposición para dialogar, pero lasnegociaciones no han llegado a buen termi-no, lo cual ha empantanado la solución delconflicto por la ausencia de una efectivapresión internacional.

Los enviados especiales, después de que queBaker fuera sustituido por Álvaro de Sotelo,no han podido vislumbrar alternativas quedestraben el proceso para darle fin al con-flicto. De hecho, algunos como Peter VanWalsum, en su calidad de enviado especialde Ban Ki-moon, consiguió que se aumenta-ran las tensiones después de que declara adiversos medios de comunicación que la in-dependencia del Sáhara era inalcanzable.Esto hizo que, en 2008, el Polisario se nega-ra a continuar las negociaciones en el esce-nario de las NU, solicitando de maneraexpresa al Secretario General que removierade su cargo a Van Walsum. Llama la aten-ción que este enviado especial fue el únicoque hasta el momento ha reconocido que lalegalidad internacional está de parte delPolisario (Cembrero, agosto 28 de 2008).

Por tal motivo, en enero de 2009, ChristopherRoss fue designado como enviado especialpara el Sáhara Occidental y se “declaró par-tidario de buscar una solución al conflictoque tuviera en cuenta el derecho a la auto-determinación de la población saharaui”(Fisas, 2010, p. 85). En Marzo de 2009, el Par-lamento Europeo declaró que la Minurso

debería vigilar la situación de derechos hu-manos, sin embargo, Francia se opuso en lasNU. En julio de 2009, el rey de Marruecosdeclaró que ponía en marcha, de maneraunilateral, un plan que pretende darle auto-nomía a la región ocupada del Sáhara Occi-dental, mientras que en agosto de 2009 seretomaron las negociaciones entre las par-tes. Hasta el momento, a pesar de la desig-nación del egipcio Hany Abdelaziz como elactual enviado especial del Secretario Gene-ral, las posiciones se mantienen, ya que Ma-rruecos propone su plan de autonomíamientras que el Polisario aboga por el refe-rendo de autodeterminación que incluya laconsulta para promover la independencia(Fisas, 2010, p. 86).

El estancamiento del proceso expresado enlas decisiones del Consejo de Seguridad delas UN sugiere, el afianzamiento de una po-lítica de poder donde los intereses que tie-nen las potencias terminan por imponerse enlas organizaciones internacionales, eviden-ciando el peso que tiene el poder y los inte-reses desde una lectura neorrealista.

Ello ha afianzado la posición marroquí res-pecto al Sáhara, convirtiéndola en una polí-tica de Estado. Para algunos analistas, elascenso de Mohammed VI en Agosto de1999 depararía cambios socio-económicos ypolíticos en el país que se expresarían en unapostura más flexible en la negociación con elPOLISARIO. Lejos de ello, la posición de lamonarquía se ha mantenido asumiéndolacomo un asunto vital en términos de seguri-dad e integridad nacional (Zoubir & Benab-dallah-Gambier, 2004, p. 49), lo que haconllevado a que la resolución del conflicto,en el marco de un proceso de descoloniza-ción, se haya estancado en un punto muerto.

Desde una perspectiva general, la política ex-terior marroquí con el nuevo monarca ha es-tado direccionada en las siguientes variables:

· De acercamiento con Argelia (con quienha tenido una relación bilateral tensa,expresada en bloqueos económicos,

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enfrentamientos bélicos, problemas deen la delimitación limítrofe y el apoyoargelino a la RASD).

· De Tensión con España, país con el queexiste una agenda de política exteriorcompartida en términos de economía,migración, tráfico de drogas y dife-rendos territoriales.

· Dependencia con Francia, país que leotorga una relación privilegiada.

· Relación dinámica y densa con la UniónEuropea, la cual solo ha manifestado re-paros a la anexión del Sáhara en orga-nismos como el Parlamento Europeo,pero que ha mantenido una posición deno injerencia directa, expresada en queningún país miembro ha reconocido ala RASD.

· Cooperación con Estados Unidos, anti-guo aliado durante la Guerra Fría y queen la postGuerra Fría ha visto en Ma-rruecos un país proclive a los interesesestadounidenses en el ámbito regional.

Argelia, el principal aliado que tiene la RASDpara su supervivencia como proyecto de Es-tado que sea reconocido por la sociedad in-ternacional, ha moderado su posición frenteal conflicto, al no tener una posición belige-rante con Marruecos. Existen temas bilate-rales que requieren ser superados, como porejemplo, el cierre de la frontera terrestre queexiste desde 1994.

Así mismo, Argelia se ha acercado a los Es-tados Unidos, luego de la visita del presi-dente argelino Bouteflika a los EstadosUnidos en Julio de 2001 (Zoubir & Benab-dallah-Gambier, 2004, p. 62), así como con lafirma con dicho país de un Acuerdo de Co-mercio e Inversión. Argelia ha girado supolítica exterior, al acercarse al gobierno deBush en la lucha contra el terrorismo. Sinembargo, Argelia mantiene sólido su respal-do al reconocimiento de la RASD y a sus rei-vindicaciones sobre autodeterminación y el

respeto del Derecho Internacional, al reite-rar su posición de continuar el proceso dedescolonización de Sáhara Occidental conintervención de las NU y acoger los Acuer-dos de Houston que suscribieron las partesen conflicto.

El gobierno argelino desvirtúa las afirma-ciones promarroquíes que la acusan de te-ner intereses en el conflicto, por cuando,afirma, que “no necesita otro Estado en susfronteras” y que “el problema del [SáharaOccidental] es ciertamente difícil pero na-die ha intentado seriamente, en el pasado,terminar con el punto muerto”. En otra oca-sión, también, Khalida Toumi, el vocero delgobierno, afirmó que “el conflicto en el Sá-hara Occidental no es entre Argelia y Ma-rruecos, sino un conflicto que fracasa en elcampo de las Naciones Unidas, cuya misiónes organizar un referendo de autodetermi-nación”. (Zoubir & Benabdallah-Gambier,2004, p. 62).

Durante los ocho años de la presidencia deGeorge W. Bush, la lucha contra el terroris-mo conllevaron a que Estados Unidos asu-miera una posición de apoyo a Marruecos,procurando evitar la consolidación de focosterroristas y extremismo islámico en la re-gión del Magreb y el Sahel. El conflicto delSáhara Occidental es visto como un obstácu-lo que desestabiliza la seguridad regional yel truncado proceso de integración econó-mica de la Cuenca del Mediterráneo.

Estados Unidos y la Unión Europea obser-van con buenos ojos que se de el restableci-miento integral de las relaciones entreMarruecos y Argelia, que permitan destrabarla consolidación de un bloque regional decomercio. La posición estadounidense partedel respeto por los procesos de descoloniza-ción en el marco de las NU, así como el de-recho a la auto-determinación de los pueblos.Pero es claro que respalda al gobierno ma-rroquí al considerarlo como un aliado deprimer orden dentro del mundo árabe (Cfr.Zoubir & Benabdallah-Gambier, 2005) queduplicó “sus gastos militares para 2009 al-

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canzando los 3.206 millones de Euros (4,6%del PIB)” (Fisas, 2010, p. 85). Efectivamente,en marzo de 2011 Hillary Clinton, secretariade Estado de los Estados Unidos se reuniócon Taeib Fassi Fihri, ministro de RelacionesExteriores marroquí, declarando que en losúltimos tres gobiernos presidenciales su paísha apoyado el plan de autonomía propuestopor Marruecos, por considerarlo realista ycreíble, ya que es “una potencial solución parasatisfacer las aspiraciones de Sáhara Occiden-tal de administrar sus propios asuntos” (BBC,24 marzo de 2011).

Francia y España son actores muy importan-tes dentro del contexto del conflicto. Fran-cia ha sido el más activo defensor de laposición marroquí. No solo rechazó el PlanBaker II en 2003, sino que ha dejado claro enel seno del Consejo de Seguridad de NU queusará su poder de veto si la solución no esconsecuente con la defensa de los interesesde Marruecos. Zoubir (2009) de una maneraapropiada califica las relaciones entre Fran-cia y Marruecos como muy parecidas a larelación entre Estados Unidos e Israel. Parala visión francesa, el reconocimiento de lasociedad internacional de la RASD como unEstado bajo la influencia argelina (gobiernocon el que Francia posee unas relaciones di-plomáticas complejas e inestables desde ladécada de 1990) no sería buena para los in-tereses políticos, económicos y culturales quetiene este país en la región.

España, por su parte, tiene su historia liga-da a la región, no solo por la cercanía comopaís vecino, sino porque parte de su esencia,en el proceso de construcción nacional, debemucho a la influencia de los pueblos del nor-te de África. Solo vasta voltear la miradahacia la historia como hizo Boadbil en su sa-lida de Granada. De manera adicional,España es dentro del proceso de descoloni-zación del Sáhara Occidental, la potenciaadministradora, que quizá no ha estado a laaltura de esta responsabilidad, ya que se hadesentendido de la misma, del mismo mo-mento en que suscribió secretamente la De-claración Tripartita en 1975.

Para España, “Marruecos permanece comoel interlocutor preferido de España, con laexcepción de la crisis hispano-marroquí(2001-2003) con José María Aznar (1996-2004), mientras que las relaciones con Argeliay Mauritania se mantuvieron muy buenas”(Zoubir, 2009, p. 292). Ahora, si bien Españano ha reconocido la soberanía ni de Marrue-cos ni de Mauritania sobre el territorio, hafirmado acuerdos de pesca con los dos esta-dos para que los barcos españoles puedannavegar sobre la costa del Sáhara.

España es consciente que no puede entraren una dinámica de confrontación directacon Marruecos por cuanto hay muchos in-tereses de por medio, como son, los pro-blemas territoriales de Ceuta, Melilla o laIsla del Perejil, la actividad de la flotapesquera en las Islas Canarias y en el Sáha-ra, la participación española en la compañíaminera de fosfatos de Bou-Craa, la signifi-cativa presencia de españoles que residen ytrabajan en Marruecos, el problema de laspateras que evidencia la creciente migraciónmarroquí hacia España, el tráfico de dro-gas y de personas, entre otros temas.

3.3.3. Últimos avances en la evolución de laRASD

Después del cese al fuego de 1991 pactadopor las partes, bajo monitoreo de la Minurso,se han presentado cambios importantes en lapoblación que habita en los campamentos deTindúf. Si bien el Polisario ha promovido di-versas reformas de carácter pluralista quepromueven la participación política, la RASDpresenta una suerte de gobierno de partidoúnico en la que una elite gobierna. La justifi-cación para ello, es que el Estado aún no haconseguido el reconocimiento internacionalsuficiente, por lo que se mantiene la luchanacional para lograrlo. La configuración co-lectiva en los campamentos de Tindúf le hapermitido al Polisario realizar una pedagogíanacional pre-figurativa y de organizaciónsocio-política en la población, de allí que enla actualidad, estos son enteramente auto-administrados por líderes electos, donde el

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sistema en la toma de decisiones se ha vueltocomplejo e incluyente.

Entre los cambios que ha implementado laRASD entre su población, concentrada pri-mordialmente en los campamentos deTindúf, se encuentra:

· Incremento de la población masculinaen Argelia con la desmovilización par-cial del Polisario en 1991.

· Incremento del circulante monetariodebido a la configuración de redes co-merciales minoritarias para compraven-ta de bienes y consumo.

· Afianzamiento del rol de la mujer saha-raui dentro de la sociedad.

· Dificultad para la población cualificadaque regresa de estudiar en los paísescooperantes (Argelia, España, Francia oCuba, entre otros) para desempeñarselaboralmente en su área de competencias.

· Dependencia directa de la ayuda inter-nacional suministrada por organizacio-nes internacionales y organizaciones nogubernamentales, lo cual conlleva a pro-fundizar la precariedad de recursos yautogestión de la RASD, agravado conel hecho de presentar de manera recu-rrente epidemias y problemas de des-nutrición (Mundy, 2007).

Sin embargo, el nacionalismo no se ha dete-riorado, incluso, cuando en 2003, la acepta-ción por parte del Polisario del Plan Baker IIgeneró incomodidad entre los refugiados yaque esta decisión no fue producto de un con-senso popular.

Los movimientos de reivindicación de lossimpatizantes por la independencia en elterritorio anexionado por Marruecos se hanincrementado en los últimos años, inician-do en el 2005 y alcanzando un punto altoen noviembre de 2010 con el desmantela-miento del campamento Agdaym Izik, con

una clara vulneración de los derechos huma-nos por parte de las fuerzas de seguridadmarroquíes. Así mismo, la población refu-giada en Argelia ha reclamado una mayorseparación entre la RASD y el Polisario(Mundy, 2007, p. 284) lo cual no ha ido endetrimento de un fortalecimiento del senti-miento nacionalista entre los saharauis aambos lados de la berma militarizada.

Gracias a la consolidación de la retórica delnacionalismo saharaui, se han incrementadolas opciones de construcción estatal para laRASD. La autocrítica de las institucionessaharauis por parte de su población, gene-ran, al mismo tiempo, un mayor desarrolloen el proceso de toma de decisiones que tien-de a complejizarse mediante el establecimien-to de pesos y contrapesos. Ello ha permitidola optimización de la política interna y ex-terna de la RASD, afianzando su principalobjetivo: la supervivencia como Estado, lacual depende de la independencia y la con-solidación territorial.

CONCLUSIÓN

Como todo territorio que ha sido objeto decolonización, el Sáhara Occidental ha tenidola presencia imponente de diversos estadosque han obstaculizado su proceso autónomode construcción estatal: la fugaz presenciaportuguesa, las aspiraciones británicas y fran-cesas en la región, la colonización española,que comenzó legalmente a finales del sigloXIX pero que de hecho inició en la décadade 1930, la anexión de Marruecos y Mauri-tania, la injerencia libia y argelina a favor delPolisario, así como el interés de los EstadosUnidos dentro del marco de la Guerra Fríay la post Guerra Fría.

En el conflicto ha predominado la perspec-tiva realista de una política de poder porparte de Marruecos y sus aliados por obte-ner sus intereses, esto es, mantener elestatus quo derivado de la anexión del te-rritorio, en detrimento del derecho a lalibredeterminación del pueblo saharaui y del

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proceso de construcción estatal del SáharaOccidental.

Las disposiciones de poder en cada uno delos sistemas internacionales, predeterminanunas reglas de juego para los demás actores,lo cual configura una suerte de jerarquía enla sociedad internacional sobre países quepueden llegar a ser útiles en el logro de losobjetivos de política exterior de las princi-pales potencias. En este sentido, durante eldesarrollo de la Guerra Fría, Marruecos yArgelia jugaron un papel que va más allá dela cooperación asimétrica, con cierto gradode subordinación frente a los dos hegemones.

Caído el muro de Berlín, que dio fin a unaera de bipolaridad y ocurrido el 11-S comohito de inicio para un una nueva fase histó-rica en el sistema internacional signada porel multipolarismo, con nuevos actores,Argelia ha moderado su posición beligeran-te contra Occidente, preservando su apoyoa la RASD y al respeto de la legalidad en elconflicto, pero reconociendo la necesidad deestablecer redes de cooperación con Marrue-cos, Francia y Estados Unidos, entre otros,para desarrollar un liderazgo en la regióndel Magreb y el Sahel.

De otro lado, el papel de las NU y de otrasorganizaciones como la UA han reflejado,dentro de su organización y mecanismos detoma de decisiones, la política de poder delos estados con capacidad de imponerse so-bre los demás. Los niveles de anarquía quelas organizaciones internacionales pretendenreducir, no ha podido ser disipada de unamanera sustancial, en particular, en el casodel Sáhara.

En el caso de NU se verifica que su estruc-tura se ha vuelto arcaica, ineficiente,jerarquizada y elitista, lo que ha favoreci-do los intereses marroquíes. Así mismo, severifica que la sociedad internacional, con-formada fundamentalmente por estados,ha generado un mayor grado de necesidady sofisticación en el establecimiento de lasrelaciones internacionales. De esta mane-

ra, la RASD se ha empeñado desde la pro-clamación de su independencia y, sobretodo, desde el establecimiento del cese alfuego, en dedicar ingentes esfuerzos en elcampo diplomático.

Este esfuerzo no solo apunta hacia los esta-dos, sino también hacia las organizacionesinternacionales (su mayor logro fue el ingresoa la UA en perjuicio de la diplomacia marro-quí) y hacia actores no estatales, tales comoONG, actores y partidos políticos, así comocentros académicos y de reflexión. Al tenorde la Convención de Montevideo de 1930, laRASD ha evaluado que su participación, enlas organizaciones internacionales y en elárea de las relaciones diplomáticas, es esen-cial en su estrategia para desempantanar laapatía internacional en que ha caído el con-flicto. Esto reafirma la tesis que la diploma-cia se ha erigido en un medio de presión paraalcanzar los intereses nacionales.

El reconocimiento que ha obtenido la RASDpor parte de 80 países, todos ellos conside-rados como de menor desarrollo y dondealgunos de dichos reconocimientos han sidocongelados, no ha sido suficiente para quelos saharauis consoliden un territorio quepermanece anexionado por Marruecos. Enese sentido, el reto, que se presenta para lacausa saharaui dentro de su aspiración deconstrucción y reconocimiento estatal, seencuentra en el seno de NU, en especial, enel Consejo de Seguridad.

Por último, la cuestión del Sáhara permiteconcluir que, en nuestros días, la población,el territorio y la soberanía no son elementosque sean suficientes a la hora de crear unEstado. Precisamente, en esa búsqueda deconseguir dominio territorial y poblacional,la imposición del orden y la extracción derecursos, es necesario el establecimiento deestructuras complejas en la toma de decisio-nes que permitan crear una política exterioren la que se focalice, mucho más, el propósi-to de lograr las metas por cualquier medio,bien sea desde la interacción diplomática conlos estados y las organizaciones internacio-

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nales, bien sea mediante el enfrentamientomilitar en una guerra asimétrica.

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