La sencillez de la Salvación.

El mensaje de salvación es tan sencillo, lastima, que hoy lo complicamos, la filosofía, habla de tantos conceptos en cuanto a la salvación, la teología tiene tantos principios de interpretación, la iglesia esta tan ocupada en las actividades, que conoce más de la organización de la iglesia que de Cristo, es decir, estamos preocupados en la forma de estudio de la Biblia, en los principios filosóficos y teológicos, en las buenas obras de la iglesia, pero, hemos olvidado, la sencillez del mensaje de Salvación; “la vida y el sacrificio de Cristo”.

Jesús no vino solo a enseñarnos como vivir, su vida no fue solo un ejemplo de conducta para nosotros, Jesús vino para manifestar el amor del Padre para con nosotros (Jn 14:9; 1Jn 3:1) Jesús quería mostrarnos cuanto Dios nos ama, cuanto estaba dispuesto hacer para salvarnos;

“No es que el Padre nos ame por causa de la gran propiciación, sino que proveyó la propiciación porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual él pudo derramar su amor infinito sobre un mundo caído.” (CC., 12.)

Nuestro Padre celestial quiso reconciliar al mundo por medio de Jesús (2 Cor 5:19). Este es el problema, la separación de Dios y el mundo, separación que se dio después del pecado, separación que Cristo quiere solucionar por medio del sacrificio que Él ya hizo, sacrificio completo y perfecto. Entre más contemplemos su vida, más conoceremos su amor, su vida es una muestra de amor hacia los pecadores, necesitamos contemplar cada día a nuestro Salvador.

En la cruz Jesús experimento el abandono de su Padre, pues todos los pecados del mundo estaban en Él, el sacrificio es el cumplimiento de la promesa que Dios dio en antaño a todos aquellos que cayeron, la promesa que fue hecha a nuestro primeros padres, ahora ya era una realidad,

“El Hijo inmaculado de Dios tomó sobre sí la carga del pecado. El que había sido uno con Dios, sintió en su alma la terrible separación que hace el pecado entre Dios y el hombre. Esto arrancó de sus labios el angustioso clamor: “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?” (Mt 27:46)”. (CC., 11-12)

El pecado nos separa del Padre, por esta razón es necesario contemplar la cruz de Cristo, solo en ella hay salvación, la realidad de la Salvación se basa en el amor del Padre por medio de la vida (Jesús mostro el amor del Padre) y el sacrificio (la paga del pecado) de Cristo. Esta es la sencillez de la Salvación; “la vida y el sacrificio de Cristo”.