El río ebrio
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Transcript of El río ebrio
Diseño: Adriana YoelIlustración de tapa: Adriana Yoel© 2005, Lucas [email protected]
De esta edición:© Paradiso edicionesFco. Acuña de Figueroa 786, 1180 Buenos Aireswww.paradisoediciones.com.arISBN: 987-9409-54-X
1º edición: 500 ejemplaresHecho el depósito que indica la ley 11.723
Este libro se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2005,en Gráfica M.P.S. S.R.L., Buenos Aires, República Argentina
Soares, LucasEl río ebrio - 1a. ed. - Buenos Aires : Paradiso, 2005.48 p. ; 20x12 cm.
ISBN 987-9409-54-X
1. Poesía Argentina. I. TítuloCDD A861
Realizado con el apoyo del Fondo de Cultura B.A.de la Secretaría de Cultura del G.C.B.A.
hay un puntoen el que esa ausenciaresuena:hablocomo es obviode una muerte.Hay un puntoen el que resuenalo obvio de esa muerte
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en tus gruesosdedospulsando las teclastratando de arrancarletonalidadesa ésetu último textoen el que por momentoslos acordesresuenan disonantes(es que las moscas acompañancon su vuelola música irresistiblede ese dolorque hoy vuelvea pulsar las teclasde este texto)
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un desgarramientoen camara lenta:una gota de humedadcayendo desde la paredrecién pintadade ese living.Una sensación vitalque preanunciaun solapado gesto mortecino:mi padre barriendoel dolor donde se hospeda
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es el ruidode esa lluvia acumuladaen tus ojos.Es la tibiezade tus dedosgordosesfumándose de golpepor la fría irrupciónde una preguntaque evidentementeno te gustaba escuchary a la que respondiste:«no vinimosa hablar de mí»
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porque no te gusta leerte asíy menos ahora que las moscas se posana contemplarla ausencia de colorque puebla tu rostroy zumbarsobre este textodecoloradomientras las moscasotra vezrevoloteany se metenpor los orificiosde tu nariztan fríacomo tu frentedonde las moscastambién se detienensin advertir aúnel último y tenueresto de colorconfinadoen el más gordoy carnoso de tus dedos(el efímero colorque irradiabaese texto)
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mientras la música en los ojosno se dejaba caerduermey velaprendidade la pestañano se deja caerla lágrimaque es pura músicaen los ojosduermevelaes el dolorera una músicadisonanteprendidaen los ojosduermey velala vozque se dejaba caeren un fosode luzque aún encandilala músicaprendidade estedolor
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en el reflejodel espejo que enmarcauna escalera mecánicadetenidadonde me veocaminando.El reflejo de la muerteen la escalerade un velatorioy el sueño mecánico de tu rostrode tu hablar y de tu caminardetenidodonde me veocaminando
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hasta por fin llegaradonde ya nadase correspondecon su respectiva figuradonde lo mismo acabapor serdesfiguradopor esta nuevamirada impávida.Es la nueva configuraciónque asumen las cosasdesde tu nuevo estar.Y lo que cambia esrealmentelo que ya no percibimos que cambia.Lo que huyesin que lo persigan
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en la esfumada noche de esta cenay sus tonalidadesde brillos artificialesque emergen desde un pozo(aún no hecho)o desde una marquesinaque anunciatu presenciaen la esfumada nochede aquel living
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dondecomo siemprenos despedimospara después atravesarpor el conductode una calle irrelevanteque pronosticacosturas y rupturasaún más tajantes(como los tics de tu dolor)y lluvias acumuladasen un cielode golpe encapotado.Al términodel ritualentre un taxi que arrancay una sombraque registra en su memoriala patente
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y el recuerdo cotidianode ese livingviejo y en desusocomo tu cuerpovioláceoextendido sobre el suelocomo una pasiónque ya no se restaura
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como el enjambre de cablesque atravesabatu bocahasta llegaral centro mismode la tensiónal centro mismode una costuraque estaba a puntode ser descosidapor un dolor.Pero nunca te preocupabasporque sabíasque la agujasiempre volveríaa coser el sentidode ésetu último textotan tarde comocicatricela costuradel sentidoque resuenaen tu última muerte
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en la súbitarugosidad de tu piella visiónsinópticadel dolorescribiendocon tintafríaese textode clausura
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que se pierdepor las callestratando de llegara ese livingen el que estása la madrugadasentado y hablandopor teléfonotratando de recordarlas últimas pisadasde una lluvia ya históricay acumuladaen el asfaltode este silenciotan distinto al habitual.Esa lluvia que ahora truenaen el centrode tu cuerpo violáceo.El sudor y el laberintode esa ansiedadque permanentemente generabanuevas callesen las que te perdíasy en las que a vecestrato de hallarel lugarpor donde entonceste hospedabas
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para por fin llegara traducirlo obviode ésetu último texto.Ojoshojasmoscas y renglones:ese cuerpofrío y ambiguodesnudoante la impávida miradaque indagabalos estrechos márgenesque separantu desierto del mío
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donde hoy perdítu relojdespués de darlo vueltapara escucharlos ticsde tu dolorque llevabasin darme cuentacuando las agujasde este olvidome marcaronla horaen que perdítu reloj
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mientras yoen la cocinatratabade que ese cuchillono se clavaraen los ojosde mi pequeña hermanasino en los míosque ya habían vistolo obvio de esa muerte
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«En un país que tienen pasión por conmemorar lasvictorias bélicas, la batalla de 1373 a menudo es pasada
por alto. No es de extrañarse. Fue cuando los rusosestaban tan ebrios que fueron vencidos por sus enemigos,los tártaros. Los alcoholizados rusos fueron arrojados sin
gloria alguna a un río cercano, que desde entonces recibeel nombre de Reka Pianaya, “El río Ebrio”»
Diario Clarín
ese ríoebrioen el que titilabael reflejode tu doloren una copaalargaday caídacomo una muertebebida de un trago
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es el ríopor el que discurrela sangreebriade tu muerteen mi sangrey en la alargadapersistenciade tu ausenciaen forma de copacaída
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en los cubitosde hielogirando al compásde tus dedosgordosmientras hablabaslargo y tendidopor teléfonocon una mujera la que tambiénhacías discurrircomo un camalotepor las noches ebriasque confluyenen tu río
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en el momentodel último tragoal levantarmey adivinarla fraganciade un perfume sin cuerpode un cuerpo sin colorde un río sin cauce:la ebriafraganciade tu ausencia
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girando al compásde tus nocheserrantes como cubitosde hieloen una copacomo nubes sedientasde lluviaen un cieloque ya pronosticabavacíos aún más ebrioscomo los ticsde tu doloren mí
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ahoraque discurrocomo un camalotepor tu ríoebrioa la derivacomo esa palabraque dejastependiente en mícomo el cursode las cosasque no terminande encontrarsu nombre
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el puntointraducibleen el que me dejastesoloante esta copade vinocomo un camaloteque discurrepor un ríosin cauce
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«cuando termine el vino,nos vamos»decías siemprey yopara que nos fuéramos más rápidote lo mezclabasin que te dieras cuentacon el aguade la hielerapara evitar escucharel rumorapagadode tu ríosediento de cauces
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en las nochesque confluyenen esta copaen este río sin cauceque discurrecomo un camalotepor mi dolorebriocomo aquel vinointraducibleque me hicisteprobar
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como el rumorapagadode tus venasexplotadaspor una gotaincurableexpandidapor esa piernadonde la sangrese atorabasin encontrarsu cauce
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let it becomo tu ríolet it becomo tu forma de verlos camalotesy de leerel curso de las cosasque no encuentransu nombrecomo el puntode vistadel que llegapor primera veza una ciudadcomo la escrituraque no terminade encontrarsu cauce
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un torrenteimparablecomo este ríoque discurrepor mis palabrastan ebriascomo aquel gestoque enmarcabatu frase preferida:«no me voyhasta terminar el vino»
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justo en el cauceintraducibleque nunca encuentrala palabrajustapara discurrirpor aquel ríoque se deshaceen mícomo cubitosde hielo
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en la últimacopa de vinotras los pasosebriosde tus últimas nochestras las marcasde una escrituraerrantetras esa alargadacopacaídacomo una pérdidaque nunca encuentrasu cauce
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