El rey arturo

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El rey Arturo “Castigo, conveniencia, principios e hipocresía” ¿Cómo evaluar la decisión de los demás? Nos dejamos llevar por la información de los medios, recabamos información variada y elaboramos el discurso acusador o beneficiario, encriptamos el mensaje que queremos difundir mediante palabras vanas, lo cotejamos con nuestra imaginaria postura si estuviéramos en esos pies o no decimos nada… Lo primero que hay que saber es que si queremos opinar, queremos meternos en el lío, porque está comprobado que no obtendremos una adhesión total (ese milagro sucede, si es que sucede, cada muchísimos años y por hechos o circunstancias más importantes). También sabemos que no poseemos la verdad, alejado a millones de años luz estamos de ella. Seguido, admitiremos que salvo que estemos en las huellas de los protagonistas, no poseemos el material entero, sin editar que nos puede dar una mejor perspectiva, de hecho, para ser más sincero, tenemos que saber que la verdad en su totalidad no es verdad absoluta. Cada cual atiende su juego. ¿Vamos a opinar por el hecho puntual, vamos a inmiscuirnos en los antecedentes o globalizamos la opinión? La pelota no entro por lo tanto no ganamos y no somos aptos, la pelota no entro y esto viene pasando hace algunos partidos, la pelota no entro pero se valora la intención y los merecimientos, el trabajo realizado para que esto ocurra… Por trillado no es incierto, estamos batallando hace mucho tiempo (y vamos perdiendo) si no ganas no existís. Casi suena melancólico y poético difundir valores y principios si no sos el ganador de turno.

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El rey Arturo “Castigo, conveniencia, principios e hipocresía”

¿Cómo evaluar la decisión de los demás?

Nos dejamos llevar por la información de los medios, recabamos información variada y elaboramos el discurso acusador o beneficiario, encriptamos el mensaje que queremos difundir mediante palabras vanas, lo cotejamos con nuestra imaginaria postura si estuviéramos en esos pies o no decimos nada…

Lo primero que hay que saber es que si queremos opinar, queremos meternos en el lío, porque está comprobado que no obtendremos una adhesión total (ese milagro sucede, si es que sucede, cada muchísimos años y por hechos o circunstancias más importantes).

También sabemos que no poseemos la verdad, alejado a millones de años luz estamos de ella.

Seguido, admitiremos que salvo que estemos en las huellas de los protagonistas, no poseemos el material entero, sin editar que nos puede dar una mejor perspectiva, de hecho, para ser más sincero, tenemos que saber que la verdad en su totalidad no es verdad absoluta.

Cada cual atiende su juego.

¿Vamos a opinar por el hecho puntual, vamos a inmiscuirnos en los antecedentes o globalizamos la opinión?

La pelota no entro por lo tanto no ganamos y no somos aptos, la pelota no entro y esto viene pasando hace algunos partidos, la pelota no entro pero se valora la intención y los merecimientos, el trabajo realizado para que esto ocurra…

Por trillado no es incierto, estamos batallando hace mucho tiempo (y vamos perdiendo) si no ganas no existís. Casi suena melancólico y poético difundir valores y principios si no sos el ganador de turno.

Creo, porque prefiero dudar mil veces a creer en la verdad en primera instancia, que se deberían hacer un millón de preguntas a soltar la guillotina que dejara inerte al acusado.

La revelación que encuentro ante tanta inmundicia

¿Cuál es el mejor castigo o el más justo? ¿Es necesario castigar? ¿Cómo se mide el volumen del castigo? ¿Quién es el juez en este caso? ¿Debo tener en cuenta los principios que quiero divulgar o por caso dejara huella en ellos?

¿Principios o conveniencia deportiva? ¿Apelo a la falta de memoria cuando el éxito abruma? ¿Si no consigo el éxito por el cuál ignoro el castigo, replicara en decisiones futuras? ¿Es absolutamente necesario tener adhesión en la resolución del conflicto? ¿Qué ocurrirá si alguien con menos

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injerencia en la sociedad comete el mismo error? ¿Cuándo apoye la cabeza en la almohada, podré dormir tranquilo? ¿Estoy dispuesto a marcar un antecedente y me haré cargo de las consecuencias? ¿Mi deseo profesional se interrumpe con esta decisión?

Podría seguir y seguir interrogando, aunque se bien, no recuerdo quien lo dijo ni cuándo o en qué contexto:

“La verdad no es tan importante si no aquellas preguntas que nos hagamos para alcanzarla”

Diego A. Menino