El respeto al duelo en la recuperación de un desastre

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L os patrones de desarrollo econó- mico capitalista dependiente y globalizado han propiciado una ocu- pación expansiva del territorio con asentamientos humanos que se ubican una y otra vez en zonas de riesgo propensas a sufrir impactos de eventos extremos de origen “natural”. Éstos parecen manifestarse con una acrecen- tada intensidad, sobre todo los hura- canes y las tormentas tropicales, resul- tado de la alteración del equilibrio ambiental de los frágiles ciclos ecoló- gicos antes autorregulables, los terre- motos y los tsunamis. Los territorios habitados también están expuestos a sufrir desastres provocados por la propia sociedad, como los accidentes de tráfico o los procesos sanitario- químico-tecnológicos, así como los conflictos político-económicos locales, regionales e internacionales, que de- rivan en enfrentamientos armados, guerras y terrorismo. Sin embargo, independientemente de sus causas, los desastres tienen consecuencias y secuelas que implican pérdidas masi- vas de vidas humanas, y de animales también, así como daños materiales y financieros. Las autoridades de un país son quienes fundamentalmente deben coordinar los esfuerzos sociales para afrontar un desastre, mediante un plan de contingencia adecuado que oriente los recursos gubernamentales y priva- dos, en primer lugar, al rescate y aten- ción de los sobrevivientes, otorgándo- les asistencia psicológica y médica, y a la evacuación e instalación de los dam- nificados en albergues temporales. En segundo lugar, es necesario efectuar la restauración del transporte y las co- municaciones, así como la rehabilita- ción y mantenimiento de los servicios básicos. En tercer lugar, pero no por ello es menos importante, deben en- cargarse de la recuperación y manejo de los cuerpos sin vida, acciones que se inician desde el momento mismo de ocurrido el evento, asociadas con la propia búsqueda de supervivientes. El respeto al duelo en la recuperación de un desastre Cecilia Castro García Manejo de cadáveres en situaciones de desastre Organización Panamericana de la Salud-Organización Mundial de la Salud, 204 pp, 2004 (Serie Manuales y guías sobre desastres, núm. 5). CECILIA CASTRO GARCÍA: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco-Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México. [email protected] . Desacatos, núm. 19, septiembre-diciembre 2005, pp. 181-188.

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Los patrones de desarrollo econó-mico capitalista dependiente y

globalizado han propiciado una ocu-pación expansiva del territorio conasentamientos humanos que se ubicanuna y otra vez en zonas de riesgopropensas a sufrir impactos de eventosextremos de origen “natural”. Éstos parecen manifestarse con una acrecen-tada intensidad, sobre todo los hura-canes y las tormentas tropicales, resul-tado de la alteración del equilibrio

ambiental de los frágiles ciclos ecoló-gicos antes autorregulables, los terre-motos y los tsunamis. Los territorioshabitados también están expuestos asufrir desastres provocados por lapropia sociedad, como los accidentesde tráfico o los procesos sanitario-químico-tecnológicos, así como losconflictos político-económicos locales,regionales e internacionales, que de-rivan en enfrentamientos armados,guerras y terrorismo. Sin embargo,

independientemente de sus causas,los desastres tienen consecuencias ysecuelas que implican pérdidas masi-vas de vidas humanas, y de animalestambién, así como daños materiales y financieros.

Las autoridades de un país sonquienes fundamentalmente debencoordinar los esfuerzos sociales paraafrontar un desastre, mediante un plande contingencia adecuado que orientelos recursos gubernamentales y priva-dos, en primer lugar, al rescate y aten-ción de los sobrevivientes, otorgándo-les asistencia psicológica y médica, y ala evacuación e instalación de los dam-nificados en albergues temporales. Ensegundo lugar, es necesario efectuar larestauración del transporte y las co-municaciones, así como la rehabilita-ción y mantenimiento de los serviciosbásicos. En tercer lugar, pero no porello es menos importante, deben en-cargarse de la recuperación y manejode los cuerpos sin vida, acciones quese inician desde el momento mismode ocurrido el evento, asociadas con lapropia búsqueda de supervivientes.

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El respeto al duelo en la recuperación de un desastre

Cecilia Castro García

Manejo de cadáveres en situaciones de desastreOrganización Panamericana de la Salud-Organización Mundial de laSalud, 204 pp, 2004 (Serie Manuales y guías sobre desastres, núm. 5).

CECILIA CASTRO GARCÍA: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco-Centro deInvestigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Mé[email protected].

Desacatos, núm. 19, septiembre-diciembre 2005, pp. 181-188.

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Por tal razón, la Organización Pana-mericana de la Salud (OPS) ha hechouna importante contribución con laelaboración colectiva de este manualsobre el manejo de cadáveres en situa-ción de desastres, el cual da una seriede orientaciones esenciales para esta-blecer una adecuada recuperación ylevantamiento de los cadáveres, inde-pendientemente de su número. Laobligada identificación de los cuerposnunca debe ser apresurada y es nece-sario agotar todas las posibilidades pa-ra lograrlo. También es imprescindibleuna disposición transitoria y final delos cuerpos sin vida que respete elproceso de luto para sus familiares y les permita disponer de un entierrodigno de acuerdo con sus creencias y costumbres. La identificación de loscuerpos y el manejo del duelo son defundamental importancia para noprovocar daños legales posteriores y un sufrimiento innecesario a losfamiliares.

Si bien existe un arraigado mito,apoyado culturalmente por postula-dos higienistas que consideran loscadáveres como sucios y transmisoresde enfermedades, la OPS defiende lassiguientes premisas:

– los cuerpos sin vida resultado de undesastre no constituyen un riesgoinfeccioso;

– nunca se debe enterrar a los cadá-veres en fosas comunes sino ubicar-los en nichos, trincheras o zanjasindividuales, lo que constituye underecho humano básico de los fami-liares sobrevivientes;

– la cremación masiva de cadáveresjamás debe realizarse en contra de

las costumbres culturales y religiosasde la población;

– la recuperación psicosocial de la población sobreviviente debe versecomo una política de Estado en elmarco de una atención integral de la salud;

– un desastre debe ser atendido con unplan de respuesta inmediata ante laemergencia, cuyas tareas han sidoestablecidas con previsión y prepara-ción, ya que una desorganización eincapacidad de coordinación, asícomo la improvisación e insensibi-lización para evitar inequidades degénero, que se enlazan con otras for-mas de desigualdad social, por ejem-plo, de clase, raza, etnia, preferenciaerótica, generacional, entre otras,puede generar un desastre sobre eldesastre, el cual seguramente au-mentará el número de víctimas.

En el manual, la OPS profundiza encuestiones relacionadas con los prepa-rativos para casos de muertes masivas,la importancia del trabajo médico legal asociado, las consideraciones sa-nitarias, así como los aspectos socio-culturales, psicológicos y legales a con-siderar.

Preparativos para casos de muertes masivas

Un plan de contingencia preventivopara un territorio particular debe in-cluir un mapa de riesgos y vulnerabili-dades de la población y su entornoconstruido, así como las acciones quecada quien debe desarrollar en cada ca-so y eventualidad vinculados con fe-

nómenos naturales o producidos di-rectamente por el hombre, en los quese establezcan las zonas de evacuacióny edificaciones más fuertes, incluyen-do sitios que puedan servir para eldepósito de cuerpos, entre otros.

El manual reconoce que, aunque laayuda inmediata proviene inicialmen-te de los propios sobrevivientes queresultan ilesos, se debe trabajar en unamejoría de la calidad y de la disponi-bilidad de los servicios de recupera-ción inmediatos por medio del adies-tramiento y la preparación previosimpartidos por organismos especiali-zados. También con antelación debequedar muy claro qué institución es la que coordinará todo el proceso delmanejo de cadáveres. Además, lasautoridades deben establecer nexos yentregar información fidedigna, através de voceros oficiales, a los res-ponsables de los medios de comuni-cación para crear confianza y credibili-dad y evitar versiones contradictoriasy vacíos al suministrar información a la audiencia nacional e internacionalacerca de las labores de rescate, laidentificación y localización de vícti-mas, así como de los desaparecidos.

Asimismo, las autoridades debenestablecer una manera clara, ordenadae individualizada de realizar las notifi-caciones de las muertes, y dar todas lasfacilidades para que la ciudadanía ten-ga acceso a los cuerpos, prestando laayuda posible para su disposición fi-nal, especialmente cuando la pobla-ción es de bajos recurso. La demora en la entrega de cadáveres y la incer-tidumbre sobre los recursos para elpago de los servicios funerarios creaaún mayor angustia y sufrimiento,

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por lo que un elemento importante en el manejo de los duelos es favorecerla rápida tramitación de la funeraria y lograr que sea gratuita o accesiblepara las personas de bajos ingresos.

Los responsables deben evitar, bajocualquier circunstancia, que se sometaa los cuerpos al entierro en fosas co-munes o cremaciones en masa, porqueademás de ser innecesario, violenta losderechos humanos de los familiaressobrevivientes que requieren recobrarel cuerpo victimado. Por ello, las inhumaciones que se realicen debenhacerse de tal forma que permitan la recuperación posterior de los ca-dáveres.

Trabajo médico legal

El apartado sobre el trabajo médicolegal fue elaborado por los especialis-tas cubanos en medicina legal JorgeGonzález y Alicia Lasanta. Ambos ex-ponen que el manejo de los cuerpossin vida es un procedimiento com-plejo que, por lo general, y lamenta-blemente, es una de las actividadesmenos trabajadas profesionalmentedespués de un desastre. Para evitarque así sea proponen que, aun en lassituaciones más adversas y sin el per-sonal suficiente, la labor de coordi-nación de la recuperación y manejo de cadáveres puede ser dirigida por unmédico de la comunidad que asuma elliderazgo de un equipo de trabajo deacuerdo con las condiciones y recursoshumanos existentes en el lugar. Por locual es imprescindible anticipar con-venios de colaboración para determi-nar los recursos existentes y los nece-

sarios: personal profesional experto en desastres y otros participantes; losposibles sitios de trabajo donde se es-tablecerán campamentos o localestemporales para el depósito, exposi-ción y examen de los cadáveres; reali-zar simulacros de campo; detectarnecesidades materiales y quién puedeaprovisionarlas en su momento:transporte y comunicaciones, vestua-rios y otros medios personales, instru-mental y equipos, medios de conser-vación, agua y alimentación; y noolvidar la atención física y mentalmédica para el grupo de trabajo.

El equipo de trabajo médico-legal,en lo relativo a su preparación técnica,debe incluir expertos en desastres:personal de salud, policías, bomberos,criminalistas y desastrólogos, arquitec-tos, urbanistas, ingenieros, antropólo-gos u otros profesionales vinculados aldesastre, periodistas y trabajadores delos medios, autoridades judiciales.Otros participantes son: autoridadesdel gobierno y de la comunidad, insti-tuciones religiosas, funerarias, sepul-tureros y otros servicios relacionadoscon cadáveres, diplomáticos y repre-sentantes consulares, personal de lim-pieza, encargados de cocina, familia-res, vecinos y población en general.

Los objetivos del trabajo médico-le-gal son: hacer un diagnóstico de lamuerte, rescatar los cuerpos y sus res-tos, establecer su identidad, estimar elmomento de la muerte y las causas dela muerte en forma individual cuandoproceda, explicar las circunstancias enlas cuáles se produjo, preparar los ca-dáveres y restos para su disposiciónfinal y, sobre todo, revertir o reintegrarel estudio del hecho en un elemento

de prevención futura. Para una clasifi-cación que permita una identificaciónmás eficaz, el manual establece que esrecomendable colocar los cuerpos en espacios preestablecidos, atendien-do a su clasificación por grupos según el sexo, color de la piel, edad, biotipo,largo del cabello, estatura, tamaño delpie, entre otros.

El manual no hace referencia algunasobre las diferencias de género en lastasas de mortalidad, tal como los estu-dios sobre desastres “naturales” quehasta hace poco tiempo manifestabanque no había discriminación entre lasvíctimas. Sin embargo, estudios recien-tes han detectado una diferenciaciónen la tasa de mortalidad y morbilidadque afecta más a las mujeres que a loshombres, por lo menos en desastrescomo tsunamis, hambrunas por se-quías, ciclones y huracanes y terremo-tos (Shubh Kumar-Range, 2001). Unejemplo muy reciente es el tsunami dediciembre de 2004 que afectó grave-mente las costas de Indonesia, la In-dia, Sri Lanka, entre otros países asiá-ticos, donde en algunas localidades sedetectó una proporción de cuatromuertes de mujeres por cada muertede un hombre, lo que ya permite an-ticipar problemas en esas comunida-des para la creación de nuevas parejasmatrimoniales y el cuidado de los mi-les de niños sobrevivientes que que-daron huérfanos (Sukarsono, 2005).

Consideraciones sanitarias encasos de muertes masivas

Si bien la OPS, por medio de la aporta-ción de Kart Western del Instituto

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Nacional de Salud de Estados Uni-dos, enfatiza a lo largo del texto queexisten evidencias científicas que in-dican que la sola presencia de cadá-veres humanos y de animales comoresultado de un desastre no repre-sentan un riesgo de epidemia ni unacausa para la diseminación de en-fermedades infecciosas donde noexisten enfermedades endémicas.Registra que la clave para prevenirenfermedades es el mejoramiento delas condiciones sanitarias y la edu-cación de la población sobre los ries-gos reales que implican los cadáve-res. Aclara que un cadáver posee unmenor riesgo infecto-contagioso queuna persona viva infectada.

Para que algunas enfermedadespuedan representar un riesgo para la salud pública, los cadáveres debenser huéspedes de una enfermedadpresente en zonas endémicas (tuber-culosis, estreptococos, meningitis ysepticemia, meningococos o infec-ciones virales como las gastrointes-tinales, de las vacas locas, hepatitis By C, virus VIH, fiebres hemorrágicas).Otra condición es que los microorga-nismos puedan vivir en el cuerpo delser humano, del animal o en el am-biente después de la muerte del hués-ped, así como contar con las condi-ciones ambientales necesarias parasu propagación, como la alteraciónde la infraestructura de disposición

de desechos o superpoblación, entreotras. En general, como medida pre-ventiva, se plantea la desinfección delos cuerpos con una solución a basede cloro y un control en su transpor-te. Sin embargo, las causas de una ma-yor morbilidad y mortalidad son másatribuibles al agua estancada de lasinundaciones, a la falta de agua pota-ble, a medidas sanitarias insuficien-tes, al hacinamiento y al daño en lainfraestructura básica, como las frac-turas en las redes de agua potable ydrenaje que provocan la contamina-ción de la primera, y cuando los pro-pios manipuladores de cuerpos noobservaron las normas de higiene ne-cesarias. Por estas razones se deben

3Funeral de los fallecidos por el desbordamiento de la presa La Ventilla en San Luis Potosí.

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priorizar medidas sanitarias extremasrespecto al agua potable y al manejode desechos en los albergues de dam-nificados y campos de refugiados.

Los cadáveres de animales, por suparte, representan un riesgo muy li-mitado para la salud pública, exceptobajo condiciones muy específicas,como la presencia de agentes infec-ciosos endémicos preexistentes en lazona y la contaminación de agua porheces y fluidos de lesiones. Los vec-tores de enfermedades endémicasdeben controlarse y erradicarse conlas medidas necesarias. Al igual quecon los humanos, el manual planteaque hay que priorizar el cuidado delos animales vivos por sobre la dis-posición de los cadáveres de anima-les. Para los cadáveres de animalespropone una medida inicial tempo-ral consistente en rociarlos con pe-tróleo y cubrirlos con tierra hastaque se den las condiciones necesariaspara su entierro definitivo. No hayque descuidar la salud de los anima-les vivos, que deben ser reunidos,atendidos y vigilados para prevenircualquier brote de enfermedad. Alrespecto el manual resalta que “paraatender los efectos del duelo es nece-sario tener en cuenta los lazos afec-tivos y de supervivencia que atan alser humano a los animales, masco-tas, ganado o simplemente especiescon las que coexiste” (p. 107).

Asimismo, la OPS propone en laguía evitar someter al equipo de res-cate y a la población en general acampañas masivas de vacunacióninnecesaria contra enfermedades quesupuestamente transmiten loscadáveres.

Aspectos socioculturales

Uno de los aspectos de mayor rele-vancia en la recuperación de loscuerpos y su debido proceso deidentificación es que permiten quese pueda llevar a cabo el duelo fami-liar y comunitario, así como los ri-tuales que otorgan el valor simbólicodel cadáver y de la sepultura, circuns-tancias que en un desastre deben serrespetadas. La OPS y el Instituto Na-cional de Medicina Legal y CienciasForenses de Colombia lo señalan: “Elimpacto de la alteración de los ritua-les normales es tal que ha llegado aconsiderarse que los duelos no re-sueltos de una sociedad son un factordecisivo en la recurrencia episódicade brotes de violencia; así, el mapade zonas de violencia en el mundomuestra antecedentes similares en suhistoria, aún si se presentan comoatribuidos a diversas causas en cadaépoca” (p. 94).

El respeto a los muertos ayuda adefinir el respeto debido a los vivos,y en esa misma sucesión de episo-dios de muertes por desaparición otraumáticas con duelos no resueltosayuda a explicar el porqué de los in-fortunados resultados de los progra-mas de resolución de conflictos béli-cos que se intentan en cada país. Deahí que sea un punto clave en la reso-lución de odios y conflictos de largaduración. No respetar los rituales nilos valores de una sociedad provocanun círculo vicioso que “impide queculmine un sano duelo y la comuni-dad pueda volver a ocuparse de susasuntos vitales”. De igual manera, “elpoder cumplir adecuadamente los

rituales funerarios en muertes vio-lentas —que requieren investigaciónjudicial— ayuda a restaurar la con-fianza de la sociedad en su propiaorganización” (p. 108).

En la actualidad hay suficientesrecursos técnicos y científicos paraidentificar, manejar y conservar has-ta la disposición final numerososcadáveres en forma respetuosa, reco-nociendo la trascendencia de llevar acabo los rituales funerarios propiosde cada comunidad, de tal formaque se eviten acciones precipitadas,como inhumar o cremar, que impi-den identificar a las víctimas y de-volver los cadáveres a sus deudos,quienes requieren de la presencia física del cuerpo o restos para reali-zar el ritual del funeral. Lo anteriorpermite el desarrollo de un duelosano, que cada cultura ha acuñadopara aliviar el dolor y cicatrizar pe-nas. Un funeral es más que el simplehecho de deshacerse de un cadáver,permite darle algún sentido a lamuerte cuando nos vemos confron-tados con ella y otorga un estatutode dignidad y sentido a la desapari-ción del ser humano. Un duelo per-mite a largo plazo la reparación deltejido social afectado por el desastrey evita devastadoras secuelas a nivelpsíquico y social, e incluso ahorra los elevados gastos que implican lasexhumaciones de fosas comunespara lograr identificaciones poste-riores. Reparar el tejido social debeconsiderarse como una política deEstado en el marco de una atenciónintegral de salud.

Las muertes masivas inesperadasconstituyen momentos de dolor co-

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lectivo que pueden llegar a conver-tirse en protestas sociales y políticasque afecten la dinámica comunitaria.El sepelio canaliza el duelo colectivo,el dolor social, ayuda a manejar lapérdida y a diluir la ira; y aunque esexpresión colectiva de desesperanza,indefensión y vulnerabilidad, per-mite simultáneamente la expresiónde compasión, simpatía y ofrece unaocasión para compartir un momen-to de solidaridad.

Aspectos psicológicos

Jorge Rodríguez, consultor de saludmental de la OPS y la Organización

Mundial de la Salud (OMS), enfatizaen su apartado que, además de laatención de la salud mental de lossobrevivientes, el manejo de grancantidad de cadáveres requiere unplan psicológico y físico de acompa-ñamiento, ya que este proceso puedecausar enorme impacto en la saluddel equipo de trabajo y de los dam-nificados. En periodos posteriores aun desastre es necesario trabajar lamemoria histórica del colectivo afec-tado, como un proceso de acepta-ción, reelaboración de lo sucedido yla dignificación de las víctimas. So-bre todo si las circunstancias hacenaún más difícil enfrentar un procesode duelo como son: las desaparicio-

nes, la imposibilidad de reconocerlos cadáveres, los enterramientoscolectivos en fosas comunes, las ma-sacres, y los casos donde los familia-res y allegados que, aunque se per-cataron de la muerte y pudieronrealizar un entierro, mantienen sen-timientos de ira debido a lo brutal einjusto de la misma.

Existen efectos tardíos en los so-brevivientes con duelos patológicosque deben tratarse psicológicamentepara evitar sus severas consecuen-cias: trastornos psiquiátricos comodepresión, trastornos de adaptación,manifestaciones de estrés postrau-mático, abuso del alcohol y otrassustancias adictivas y trastornos psi-

3Rescatistas mexicanos se preparan a partir hacia San Salvador tras el terremoto de enero de 2001.

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cosomáticos. También se reporta unincremento del índice de suicidiosen los periodos posteriores al decesomasivo de personas como conse-cuencias de desastres o crímenes deguerra. En situaciones de guerra o de conflictos de larga duración, lospatrones de sufrimiento, como tris-teza, miedo generalizado, ansiedad,se manifiestan corporalmente, sínto-mas que con frecuencia adquierenun carácter grave y de larga dura-ción. Un duelo complicado puedeconducir a un trastorno depresivo,que se caracteriza por una tristezaacentuada, pérdida de la capacidadde interesarse y disfrutar de las cosas,mengua del nivel de actividad y uncansancio exagerado, disminuciónde la atención y concentración, pér-dida de confianza en sí mismo, sen-timientos de inferioridad, ideas deculpa, perspectivas sombrías sobre el futuro, pensamientos o actos sui-cidas, trastornos del sueño y pérdida de apetito.

Vulnerabilidades específicassobre las poblaciones masculina y femenina

Las muertes masivas significan unacondición de riesgo psicosocial ele-vado y tienen efectos diferenciadossegún el género y la edad. En estemanual, aunque en forma escasa,se menciona que, mientras la saludmental de los hombres es afectadade manera más inmediata, las mu-jeres sufren a más largo plazo y lostrastornos psíquicos que las atañenson de inicio tardío. Los patrones

genéricos hacen que los hombrestiendan a reprimir las emociones do-lorosas y les resulte difícil hablar, pueshacerlo es interpretado como unadebilidad. Las mujeres tienden a co-municar con los otros y expresar sustemores, buscan apoyo y compren-sión para sí mismas y sus hijos. Ade-más, existen nuevos roles que se im-ponen a la desaparición de uno delos miembros de la familia, como elcaso de las mujeres viudas que seconvierten en jefas del hogar sin de-jar de ocuparse de las tareas domés-ticas de cuidado y alimentación, o elpadre viudo que queda a cargo de loshijos y de las responsabilidades de lacasa. En general a los ancianos undesastre los afecta significativamentemás que a otros grupos sociales, yaque por su edad tienen problemas desalud y discapacidades. Además, pue-den encontrarse aislados y carecer deredes de apoyo, y no ser consideradoscomo factores activos y productivos,aunque lo sean. Los niños sobrevi-vientes requieren atención rápida yoportuna para no dejarlos expuestosa sufrimientos no comunicados ytemores no comprendidos sobre losucedido. La escuela, la comunidad y su familia son espacios terapéuti-cos fundamentales, mas hay quecapacitar al personal que trabaje conniños con una estrategia de recupe-ración flexible no necesariamenteprofesionalizada.

Aspectos legales

Susana Castiglione, abogada argenti-na y consultora de la OPS, elabora la

sección legal y sostiene que los dere-chos humanos se ven afectados si las autoridades a cargo del manejode la emergencia se niegan a rescatarlos cadáveres, no los recogen en for-ma adecuada o no toman los recau-dos necesarios para identificarlos ylos inhuman transgrediendo los ritosreligiosos y las creencias culturales.Por ello, los damnificados puedeninterponer reclamaciones jurídicaspor daños materiales y morales, deacuerdo con las disposiciones inter-nas de los Estados y los instrumen-tos internacionales de derechos hu-manos ratificados, si las autoridadesignoran la plena identificación de los cadáveres. La identificación es laúnica forma de tener la certeza de la muerte, pues elimina toda posibi-lidad de fraude, y es el único mediode poner fin a la angustia y dolor delos familiares. Ello obliga a los Esta-dos a adoptar normas técnicas conun contenido legislativo e instruir alpersonal que actúa en emergenciassobre la ausencia de riesgos epidémi-cos en el manejo de cadáveres. Conello evitaría causar daños irrepara-bles a las familias de las víctimas ylos consecuentes pleitos legales quepodrían concluir en sentencias ge-neradoras de responsabilidad. Unadesaparición no esclarecida incre-menta los daños materiales de fami-liares o interesados que se ven im-posibilitados para tener acceso a losactivos de familiares, cobrar segurosy participar de los bienes de los di-funtos, lo cual depende de largosprocesos judiciales de declaración demuerte presunta. Una desaparicióngenera problemas de vacíos legales,

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de herencias de propiedades, testa-mentos, negocios y hasta fraudes enregistros públicos electorales, entreotros.

Modelo de ley para el manejo de cadáveres ensituación de desastre

El manual propone, en su parte final,un modelo de ley para el manejo decadáveres en situación de desastrecon varios articulados que determi-nan los responsables, los preparati-vos y la conformación del grupo queha de hacer el manejo y levanta-miento de cadáveres: embalaje,traslado, identificación, tratamiento

de los muertos no identificados, dis-posición final de los cuerpos, inhu-maciones, cremaciones y coopera-ción internacional.

La cooperación internacional,como el caso de la Interpol, puedeestablecerse para colaborar con equi-pos de identificación de otros go-biernos. Asimismo, los Estadosdeben proteger la integridad de loscadáveres y sancionar como figurasdelictivas en los códigos penales laprofanación de tumbas, cadáveres ocenizas, la interrupción de funeralesy la necrofilia. Se menciona que Mé-xico pena legalmente el ultraje de loscuerpos femeninos y masculinos, ypropone que esa medida se establez-ca como una norma modelo.

Estudios de caso

El manual concluye con el estudiode caso emprendido por Judith Ma-guiña, del Instituto de Medicina Le-gal de Perú, sobre el manejo de ca-dáveres en el incendio de MesaRedonda en Lima en diciembre de2001, y el trabajo de Zacarías Duar-te, del Instituto de Medicina Legal deNicaragua, sobre el deslave del volcánCasita en Nicaragua en octubre de1998. En este último caso, el autorcomenta que no se identificaron loscadáveres, sino que se quemaron insitu y, en consecuencia, no se emitie-ron las actas de defunción de más de2 500 muertos no identificados, loscuales hubieran podido votar en lassiguientes elecciones de alcalde, yaque oficialmente no estaban muertos.

Referencias textuales

Shubh Kumar-Range, 2001, “Envi-ronmental Management and theMitigation of Natural Disasters: aGender Perspective”, EGM/NATDIS/2001/BP.1, Expert Group Meeting6-9 de noviembre de 2001, Divi-sion for the Advancement of Wo-men (DAW), International Strategyfor Disaster Reduction (ISDR),ONU, Ankara.

Sukarsono, Achmad, 2005, “FemaleDeaths in Tsunami far OutnumberMales-Oxfam – The Asian Tsuna-mi that Devastated Countries Frin-ging the Indian Ocean on Dec. 26may have killed up to four times asmany women as men, the interna-tional aid group Oxfam says”, 26 demarzo de 2005, BANDA ACEH,Reuters, Indonesia: <http://www.alertnet.org/thenews/newsdesk/JAK171598.htm> [consulta: 24 deabril de 2005 ].

3 Niñas damnificadas de las inundaciones en Ixtapaluca, estado de México, agosto de 2001.

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