El Regazo Cultural
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El Rezago Cultural
La teoría del rezago cultural ha sido formulada por William Ogburn y es un corolario de los desajustes que se producen dentro del sistema de la cultura, porque unos sectores cambian con más rapidez que otros.
Los problemas del ajuste social, según Ogburn, son de dos clases: uno se refiere a la adaptación del hombre a la cultura y otro al ajuste entre las diferentes partes de la cultura. Su tesis central consiste en que los rápidos cambios producidos dentro del sistema cultural exigen reajustes en aquellas partes relacionadas con los elementos modificados. Por ejemplo, la industria y la educación están correlacionadas de suerte que un cambio en la primera provoca alteraciones en la segunda.
Frecuentemente, sin embargo, existe cierta demora en la aparición de los cambios en la parte dependiente, grado de retraso que varía de acuerdo con la naturaleza de la cultura y que puede mantenerse durante muchos años, en cuyo caso se dice que hay un desajuste.
Los desajustes se producen, en especial, entre la cultura material, que cambia con mayor rapidez, y la cultura no material, que ofrece mayores resistencias a la innovación. Lo deseable es reducir, en lo posible, el período de desajuste entre ambos sectores a fin de que el retraso cultural se acorte en el tiempo.
Ogburn llama cultura acomodativa (adoptiva cultura) a la porción de la cultural no material que se ajusta o adapta a las condiciones materiales. Algunas de sus partes son plenamente cultura acomodativa, como las reglas inherentes al manejo de las herramientas, mientras que otras lo son sólo indirecta o parcialmente, como la religión, por ejemplo.
Cuando las condiciones materiales cambien se produce una alteración dentro de la cultura acomodativa que no ocurre simultáneamente, originándose un retraso en la velocidad de los cambios y produciéndose un período de desajustes.
Ogburn señala las siguientes causas del rezago:
a. Escasez de invenciones dentro de la cultura acomodativa. A veces la acomodación de la cultura a las nuevas condiciones materiales requiere de ciertas invenciones que, de no producirse a tiempo, provocan un desajuste.
Por ejemplo, el aumento de los accidentes de trabajo debido al uso de la maquinaria moderna necesitó de una invención en la cultura acomodativa que fue la compensación a los trabajadores accidentados. (Derecho Laboral).
b. Obstáculos mecánicos para los cambios acomodaticios. Quizá lo más frecuente es que la invención necesaria dentro de la cultura acomodativa se
conozca pero lo difícil sea conseguir que se implante. Todo lo dicho respecto a la resistencia de la cultura al cambio es aplicable a este problema.
c. La heterogeneidad de la sociedad. Muchos de los obstáculos al cambio aparecen porque la sociedad es heterogénea, compuesta por varias clases y grupos, sucediendo que a veces la necesidad de las innovaciones es sentida y deseada sólo por una clase o grupo y no por los demás.
d. La falta de contacto con la cultura material. Otra de las razones del retraso cultural es que las relaciones entre la cultura acomodativa y la cultura no son muy estrechas. Los organismos gubernamentales se ajustan más lentamente a los cambios industriales que los organismos del capital o del trabajo.
e. El tipo de conexión entre la cultura acomodativa y las demás partes de la cultura. Resulta a veces que la cultura acomodativa está relacionada con la cultura material y con la no material, la primera de las cuales cambia y la segunda permanece.
Por ejemplo, la posición de la mujer (X) se adapta a la situación industrial (Y), pero también se relaciona con el complejo familia-esposo-hijos (Z). La situación industrial (Y) cambia pero la familia-esposo-hijos (Z) permanece invariable.
f. La conformidad social. Las mores presionan a los individuos para conformarse a ellas y el grupo social refuerza dicha conformidad, circunstancia que impide cambios rápidos y oportunos dentro de la cultura acomodativa.
Lerner utiliza el término “empatía” para describir la capacidad – estimulada por
la exposición a los medios - de imaginarse uno mismo en lugar de otro, y observa
esta capacidad como característica clave de la moderna vida social. La empatía
permite a los individuos distanciarse de ellos mismos a través de la imaginación de
sus circunstancias inmediatas, y los inclina a despertar su interés por temas que
no están directamente relacionados con sus vidas diarias. Con el desarrollo de la
empatía, el yo deviene más expansivo, voluntarioso, indeterminado; antes que ver
al propio yo ubicado en un punto fijo dentro del orden de las cosas inamovible, ve
su propia vida como punto en movimiento a lo largo de una trayectoria de cosas
imaginadas. Como el tendero de Balgat, el yo empático puede imaginar un mundo
más allá de la ubicación inmediata, un mundo de riesgos y oportunidades en el
que se pueden forjar nuevas vidas a través de la continua asimilación de la
experiencia actual y delegada.
La exposición a los medios también afecta a la manera en que los individuos se
relacionan con el poder y la autoridad. Esta cuestión ha sido tratada en la
explicación de Lerner sobre el impacto de los medios de comunicación en zonas
rurales del Líbano. En la red tradicional de comunicación, los recursos humanos
eran más importantes que los medios: los aldeanos recibían sus noticias y las
difundían a través de encuentros con gente a la que conocían de “interacciones
cara a cara”. Los jefes de las aldeas, los terratenientes, clérigos y ancianos eran
los detentadores tradicionales de opinión; mientras la aldea permaneciera
relativamente aislada del mundo exterior, ellos seguirían manteniendo el respeto.
Sin embargo, el aislamiento cedió con el aumento del tráfico entre pueblos y
ciudades, y el respeto tradicionalmente acordado hacia los ancianos de la aldea
empezó a mermar. Nuevos grupos de intermediarios (jóvenes que viajaban)
jugaron papeles cada vez mayores en la transmisión de la información, opinando e
interpretando las noticias. Sin movilidad ni capacidad para leer y escribir, los
ancianos del pueblo gradualmente perdieron influencia sobre aquellos que se
encontraban vinculados a otras redes de comunicación y eran capaces de
retransmitir información a otros.
Aunque el estudio de Lerner sigue siendo actual en muchos aspectos (la
investigación original tuvo lugar a principios de la década de los cincuenta, antes
del desarrollo de la televisión en Oriente Medio y de las conmociones que han
caracterizado esta región en las últimas décadas), destaca un número de puntos
que siguen siendo significativos hoy en día. Quizá lo más importante, en este
sentido, es el énfasis de Lerner en el hecho de que los medios juegan un papel
crucial en las transformaciones culturales asociadas al desarrollo de las
sociedades modernas. Podría ser que Lerner interpretase este papel de manera
un tanto ambigua, demasiado predeterminada por una teoría de la modernización
orientada hacia un objetivo concreto (lo que él llama «la sociedad participativa»);
pero su énfasis en la centralidad de los medios es un saludable antídoto allegado
de la teoría social clásica. Un segundo aspecto de la obra de Lerner que sigue
siendo interesante es su caracterización de los medios como «multiplicadores de
movilidad»: los medios permiten a los individuos experimentar acontecimientos
delegados que tienen lugar en sitios distantes, logrando así estimular la capacidad
de imaginar alternativas a los estilos de vida característicos de sus lugares inme-
diatos. De nuevo, uno podría no sentirse enteramente persuadido por la
interpretación de Lerner de este fenómeno como un tipo de «empatía» que
permite a los individuos ponerse en el lugar del otro, preparando, de esta manera,
las bases psicológicas para el surgimiento de una sociedad participativa. Sin
embargo, la idea clave de que los medios permiten a los individuos adquirir
experiencias a lo largo del espacio y del tiempo, a través de formas de interacción
que no tienen caracter de “cara a cara”, es con seguridad correcta y sólo se ha
visto acentuada con el advenimiento de la televisión.
Un tercer tema de la obra de Lerner que merece consideración es la sugerencia
de que, a través de la exposición a los medios, el yo se convierte en más
expansivo e indeterminado, menos obligado por los condicionantes de la tradición
y más abierto a la experimentación, a la búsqueda de nuevas oportunidades y
nuevos estilos de vida. Existe, desde mi punto de vista, un aspecto muy
prometedor en esta sugerencia, aunque podría ser que la cuestión quedara de
alguna manera exagerada y que descuide el potencial movilizador de las
tradiciones que de alguna manera se han visto transformadas. Finalmente, Lerner
llama la atención sobre algunas maneras en las que, con el desarrollo de nuevas
redes de comunicación, las formas tradicionales de poder y autoridad pueden ser
desafiadas, cuestionadas o simplemente obviadas, como sucedió en aldeas del
Líbano y Anatolia.
Lo que queda pendiente en el estudio de Lerner es la respuesta plausible a la
cuestión de por qué el Islam sigue siendo una gran fuerza en Oriente Medio, a
pesar de las tendencias a la modernización que estuvo tan ocupado en
documentar. Desde luego, Lerner no sugiere que la transición de una sociedad
«tradicional» a una sociedad «moderna» fuera un proceso fácil y exento de
problemas; tuvo en cuenta la posibilidad de que el cambio social pudiera resultar
«nefasto», como apuntó, creando una situación inestable que diera lugar a la
violencia. Sin embargo, esta calificación apenas ofrece una manera satisfactoria
de explicar la persistencia del Islam en los países de Oriente Medio (y, en realidad,
en todas partes del mundo actual).
¿Por qué este fallo? ¿Cómo podemos explicar lo que, visto en retrospectiva,
parece ser defecto fatal del análisis de Lerner? Parte de la explicación se funda,
sin duda, en la teoría de la modernidad, bastante simple, empleada por Lerner,
teoría que imaginaba la modernización como camino de una sola dirección que va
desde las sociedades tradicionales a las sociedades «participativas» modernas.
Parte de la explicación también está relacionada con el hecho de que esta teoría
de la modernización se basaba en modelos endógenos de cambio social y, por lo
tanto, como la mayoría de modelos endógenos, concede poca importancia a las
relaciones entre Estados y al papel del conflicto militar. No cabe duda de que el
conflicto militar en Oriente Medio ha jugado un papel enormemente importante en
la segunda mitad del siglo xx y, en cierto sentido, ha acentuado el significado del
Islam como llamada, como medio de unificar y movilizar a la gente que persigue
objetivos políticos y militares.
Pero existe otra razón del por qué Lerner no fue capaz de anticipar la permanencia
del significado del Islam, razón que está vinculada de manera más cercana a la
cuestión que nos ocupa. Desde su perspectiva, la persistencia de estilos
tradicionales y la adopción de estilos de vida modernos eran opciones mutuamen-
te excluyentes, y el cambio del primero por el segundo era más o menos
inevitable: «Los símbolos de raza y ritual pierden relevancia cuando impiden
comer y aprender». Sin embargo, está claro que esta manera de presentar las
cuestiones resulta insatisfactoria. Para muchas personas, la opción de mantener
las formas tradicionales o adoptar los modernos estilos de vida no se presenta
como una u otra opción. Por el contrario, son capaces de organizar sus vidas
cotidianas de manera que integren los elementos de la tradición con nuevos
estilos de vida. La tradición no queda necesariamente abandonada ante la
demanda de pan e ilustración, sino que, por el contrario, es reformulada,
transformada, quizá incluso reforzada y revigorizada gracias al encuentro con
otros estilos de vida.
Teoría de la dependencia
La teoría de la dependencia es una respuesta teórica elaborada entre los años
50 y 70 por científicos sociales (principalmente argentinos, brasileños y chilenos) a
la situación de estancamiento socio-económico latinoamericano en el siglo XX.
La Teoría de la Dependencia utiliza la dualidad centro-periferia para sostener que
la economía mundial posee un diseño desigual y perjudicial para los países no-
desarrollados, a los que se les ha asignado un rol periférico de producción de
materias primas con bajo valor agregado, en tanto que las decisiones
fundamentales se adoptan en los países centrales, a los que se ha asignado la
producción industrial de alto valor agregado.
Auge y esplendor de la teoría de la dependencia según Raúl Prebisch
El contexto temporal (crisis capitalista de los años 30) fue determinante para esta
tesis en la cual el Estado debía tomar un papel principal, regulando al Mercado.
Fue también una respuesta propia a esa crisis, que en el mundo desarrollado se
expresó a través del keynesianismo. Fue el argentino Raúl Prebisch quien
justamente con su idea de centro-periferia en los años 40 instaló el debate en la
intelectualidad latinoamericana. De otra manera, se trataba de una teoría
explicativa de la modernidad periférica. El lugar de debate fue la CEPAL, ubicada
en Santiago de Chile, la cual fue albergando en aquella época a los intelectuales
más destacados de Latinoamérica.
La irrupción de intelectuales como Theotonio Dos Santos, Andre Gunder
Frank, Ruy Mauro Marini, Celso Furtado, Enzo Faletto y Fernando Henrique
Cardoso, entre otros, le dio un dinamismo profundo a la teoría de la dependencia,
marcando claramente la estrategia estatal (Industrialización por sustitución de
importaciones o ISI) de los países más industrializados del sub-continente
(Argentina, México y Brasil) en la que estos países cerraron sus mercados
(fomentando el mercado interno y aplicando altas tasas a las importaciones) y
promovieron la construcción de una burocracia que pudiera interactuar con las
élites decimonónicas que de paso contribuía a la construcción de una clase
media de peso que pudiera fomentar el dinamismo del mismo mercado interno.
La inspiración teórica de esta corriente económica-social estaba en las tesis
marxistas en diálogo con los postulados de Max Weber, cuyo pensamiento influyó
notablemente en la estructura de este "pensamiento cepalino". Posteriormente, a
fines de los 60 un nuevo impulso redefine las primeras ideas sobre la
dependencia, ahora culpabilizando a las mismas élites latinoamericanas por el
atraso de estos países. Habría entonces, un factor interno y otro externo que
produciría la situación de subdesarrollo. La solución nuevamente estaba en el
énfasis del rol del Estado, quien debía tomar el control total de las políticas
nacionales; entre éstas el control del dinamismo estacionario del capital, creación
de empresas estratégicas con dirección y capital estatal y regulación bancaria.
Esto último, a través de varios años, produjo una hiperinflación que devino la
mayoría de los casos en desorden civil y golpes de Estado.
El golpe de Estado de 1973 en Chile produjo un quiebre de corto y mediano plazo
en el pensamiento de la CEPAL, quiebre que marcaría la progresiva marginación y
pérdida de influencia del proyecto. Corto plazo por la imposibilidad de seguir
contribuyendo a políticas de Estado frente a la cadena de dictaduras
latinoamericanas y las operaciones combinadas de la CIA y la política
norteamericana, y mediano plazo por un contexto de agotamiento de la estrategia
de mercados internos y del mismo proyecto industrial (Industrialización) conocido
desde el siglo XVII y ampliado por el fordismo.
Definición
La Dependencia se relaciona con debilidad, pasividad, inmadurez, sobretodo característico de mujeres, niños y personas desadaptadas. Muchos autores insisten en la distinción entre dependencia normal, apropiada a las circunstancias y dependencia patológica. El ser humano por ser social, es dependiente porque es algo imprescindible y útil.
También se concibe la dependencia como incapacidad de resolver problemas propios de la edad, lo contrario que madurez: saber hacer lo que corresponde a la edad. En psicología se concibe un concepto de dependencia muy cercano al de inmadurez, lo cual significa que en la medida en que seas independiente serás maduro y autónomo. Hacen falta tres tipos de independencia para ser maduro:
Independencia moral: criterios personales como guía de conducta. Independencia social: no ser demasiado dependiente del cariño de los
demás, saber buscar trabajo (En nuestra sociedad cada vez menor). Independencia económica: Saber buscarse la vida (También cada vez
menor).
¿Cuáles Son Las Causas De La Dependencia?
Según una teoría, la dependencia es el resultado de la supergratificación del niño, o de todo lo contrario, de una gran frustración por un cambio brusco en la infancia como la pérdida de la madre. Esto genera una incapacidad de resolver problemas propios de la edad.
La teoría de las relaciones padres- hijos dice que la superprotección paternal predice la dependencia en la adolescencia, y que el autoritarismo hace que desarrolle obediencia, al ser los padrea quienes deciden por ellos también serán dependientes.
También hay que ser cauto con exigir al niño conductas independientes no propias de su edad y para las cuales no está preparado porque provocaría un descenso de su autoestima, complejo de inferioridad y por tanto búsqueda de apoyo (dependencia).
Efectos De La Dependencia En La Conducta Social
Son personas que percibieron no ser queridas en su infancia (no tiene porque ser real, hay padres que no saben manifestarlo) y que han aprendido que hay que dar mucho para recibir algo a cambio. En las relaciones, estas personas toman una actitud pasiva, dejan que los demás tomen las riendas de su vida. Tienen una necesidad excesiva de que les orienten. Está demostrado que piden más ayuda de lo normal, por lo que suelen resultar un poco pesados. También son más perceptivos porque al necesitar más de los demás, también necesitan comprenderles más.
La dependencia esté asociada a numerosos trastornos:
Depresión: Están muy relacionados, aunque no está clara cual de las dos es la causa de la otra, probablemente la dependencia que se origina antes.
Fobia a la escuela: En niños muy dependientes se da pánico al momento de separación de la madre para ir a la escuela.
Agorafobia: Son personas que dependen de los demás para salir a la calle. Alcoholismo: Los alcohólicos se hacen muy dependientes. Consumo de sustancias: El opio es el que genera más dependencia
psicológica.
Debemos saludar la aparición de este trabajo de Mari como un feliz acontecimiento para todos los que consideramos que el método dialéctico constituye una valiosa herramienta metodológica para la comprensión del mundo, y también para su transformación.
En este respecto el libro de Mari constituye un aporte importante a la comprensión del método, al trazar el recorrido del pensamiento dialéctico
que va de las antinomias kantianas a la contradicción hegeliana y marxiana. Mari presta especial atención a las contradicciones a las que llega Kant cuando la mente intenta extender el pensamiento al mundo en su totalidad y sus límites. Pero en tanto la dialéctica de Kant ubica las contradicciones en la razón, y por eso mismo desemboca en el escepticismo, en Hegel y en Marx la contradicción es propia del movimiento dialéctico de la realidad. Las categorías lógicas en Hegel "son categorías de la realidad", en tanto que Kant, al decir de Mari, "queda aprisionado en el sujeto, en la aporía de la unilateralidad de las representaciones". Sin embargo un aporte esencial de Kant, y de los griegos, que subraya Mari, es la necesidad de aceptar la existencia simultánea de lo contradictorio en la realidad. A su vez, Mari incorpora esta línea de pensamiento a la idea de proceso y movimiento dialéctico de la realidad, que viene de Hegel y Marx. Y aquí se introduce el segundo aporte que queremos destacar del libro de Mari, y que tal vez sea el más importante: la integración de la física y la cosmología modernas en el pensamiento filosófico, en la dialéctica, y el enriquecimiento de la comprensión de ésta a partir de esta inclusión.
...
La dialéctica puede conciliar las imágenes contradictorias, que derivan del estudio del mundo físico, de materia y onda, la identidad de la identidad y diferencia entre la masa y la energía, la relatividad del tiempo y del espacio, o la identidad entre la identidad y la diferencia del mundo que se deriva de la teoría de las supercuerdas. "Hay que aceptar que en la realidad se dan las contradicciones, que coexisten los dos extremos de las antinomias", concluye Manuel Mari. La teoría de los sistemas también aporta en este sentido.
... la unión de la teoría y la práctica exige, a fin de no caer en planteos voluntaristas y fantasías utópicas, entender que una teoría social no puede ser reducida a una mera construcción verbal, restringida a las mentes humanas, desconectadas del mundo físico que nos rodea. Es entonces el mérito del análisis de Manuel Mari el contribuir a esta comprensión, y hacerlo además desde un punto de vista pedagógico, situando la dialéctica en el contexto de su desarrollo en la historia del pensamiento filosófico.
Manuel Marí estudió Filosofía en Alcalá de Henares (España), Teología en Frankfurt (Alemania), Sociología y Economía en Lovaina (Bélgica).Profesor de Metodología de las Ciencias Sociales en las Universidades Nacional de Río Cuarto y El Salvador, en Argentina, y en la Universidad de Lima, en Perú. Y en Maestrías sobre Ciencia y Sociedad en las Universidades Nacionales de Quilmes y Gral. Sarmiento, en Argentina.Especialista en Política Científica y Tecnológica en diversos Organismos
Nacionales e Internacionales, siendo autor de numerosos artículos sobre el tema.