El razonamiento bíblico y el ministerio pastoral

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El Razonamiento Bíblico y el Ministerio Pastoral Fernando Canale, AU (Traducción JLJN-ProCreAd) 1. El Analfabetismo bíblico y un debilitado sentido de identidad En 1988, Neal C. Wilson reconoció que “demasiado de nuestra gente son analfabetas bíblicos, y como resultado, no tienen convicciones firmes ni compromiso con este movimiento”. En 2002, Jan Paulsen llamó la atención al riesgo de que los adventistas pudieran perder su identidad. Los adventistas están cada vez más reconocibles como “cristianos” que como “cristianos adventistas del séptimo día”. Perdemos nuestra identidad “para nuestra propia destrucción”. Las nuevas generaciones de adultos jóvenes son doctrinal y bíblicamente analfabetos y, como consecuencia, no experimentan el adventismo como un movimiento, mucho menos como el remanente del tiempo del fin. Para muchos, el adventismo ha llegado a sr un lugar para adorar. Y aún más, algunos se sienten libres de compartir la más viva experiencia cúltica del carismatismo y de las reuniones evangélicas del domingo de mañana. El analfabetismo doctrinal guía a la falta de identidad. Pero, ¿qué guía hacia el analfabetismo doctrinal? Controversialmnte, el analfabetismo doctrinal surge de varias causas, entre ellas están los pastores que no alimentan a las ovejas con las profundas cosas que Dios revela en la Escritura y el espíritu de Profecía. Cuando la palabra de Dios no nutre la mente del creyente, los asuntos del mundo y de otras comunidades religiosas con las cuales ellos interactúan comienzan a pulir sus modelos de pensamiento y el contenido de ellos. 2. Dicotomía destructiva: Profesar y pensar El desplazamiento del razonamiento bíblico por el razonamiento secular y evangélico produce una destructiva dicotomía en la vida d la iglesia. Por un lado, la iglesia continúa profesando creer en la escritura y basar todas sus doctrinas y prácticas en ella. Por ejemplo, la iglesia no cambia sus creencias fundamentales claramente bíblicas. Por el otro lado, como esas declaraciones generalmente permanecen externas al proceso del pensamiento personal, los miembros y líderes en la iglesia siguen pensando de acuerdo a los modelos de la cultura circundante a la que ellos estaban unidos antes de ser adventistas. Ellos “bajan” variadas filosofías y preferencias culturales de lo que ellos estudian, leen, o miran en la TV. Como resultado, la iglesia es bíblica en su forma y doctrina externa, pero secular y carismática en su forma de pensar y experiencia vividas. Somos y hacemos lo que pensamos (Prov. 27:3; 24:3-4), no lo que externamente profesamos. Por lo tanto, lo que la iglesia piensa es lo que determina su destino final. 3. El cambiante pensamiento in la iglesia En algunos sectores de la iglesia, las nuevas generaciones ya no son más atraídas por La Escritura. Ellos no asisten a la escuela sabática ni están ansiosos por conocer al Dios de la Escritura. A veces, guiados por pastores y líderes, ellos están ansiosos por un Cristo místico al cual llegan a través de la música y espiritualidad genérica desconectados de su s elecciones diarias y estilo de vida. Libros escritos por autores evangélicos populares reemplazan el estudio de las escrituras y la lectura de Elena White. Conozco pastores adventistas más apasionados con los escritos de C. S. Lewis que con la Escritura. La mente d la iglesia ha llegado a estar simultáneamente secularizada y carismatisada. Increíblemente, los asuntos debatidos ya no son solucionados con un “así dice Jehová” sino con la afirmación de preferencias culturales.

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El Razonamiento Bíblico y el

Ministerio Pastoral Fernando Canale, AU

(Traducción JLJN-ProCreAd)

1. El Analfabetismo bíblico y un debilitado sentido de identidad

En 1988, Neal C. Wilson reconoció que “demasiado de nuestra gente son analfabetas bíblicos, y como

resultado, no tienen convicciones firmes ni compromiso con este movimiento”. En 2002, Jan Paulsen llamó la

atención al riesgo de que los adventistas pudieran perder su identidad. Los adventistas están cada vez más

reconocibles como “cristianos” que como “cristianos adventistas del séptimo día”. Perdemos nuestra identidad

“para nuestra propia destrucción”.

Las nuevas generaciones de adultos jóvenes son doctrinal y bíblicamente analfabetos y, como

consecuencia, no experimentan el adventismo como un movimiento, mucho menos como el remanente del

tiempo del fin. Para muchos, el adventismo ha llegado a sr un lugar para adorar. Y aún más, algunos se sienten

libres de compartir la más viva experiencia cúltica del carismatismo y de las reuniones evangélicas del domingo

de mañana.

El analfabetismo doctrinal guía a la falta de identidad. Pero, ¿qué guía hacia el analfabetismo

doctrinal? Controversialmnte, el analfabetismo doctrinal surge de varias causas, entre ellas están los pastores

que no alimentan a las ovejas con las profundas cosas que Dios revela en la Escritura y el espíritu de Profecía.

Cuando la palabra de Dios no nutre la mente del creyente, los asuntos del mundo y de otras comunidades

religiosas con las cuales ellos interactúan comienzan a pulir sus modelos de pensamiento y el contenido de

ellos.

2. Dicotomía destructiva: Profesar y pensar

El desplazamiento del razonamiento bíblico por el razonamiento secular y evangélico produce una

destructiva dicotomía en la vida d la iglesia. Por un lado, la iglesia continúa profesando creer en la escritura y

basar todas sus doctrinas y prácticas en ella. Por ejemplo, la iglesia no cambia sus creencias fundamentales

claramente bíblicas. Por el otro lado, como esas declaraciones generalmente permanecen externas al proceso

del pensamiento personal, los miembros y líderes en la iglesia siguen pensando de acuerdo a los modelos de la

cultura circundante a la que ellos estaban unidos antes de ser adventistas. Ellos “bajan” variadas filosofías y

preferencias culturales de lo que ellos estudian, leen, o miran en la TV. Como resultado, la iglesia es bíblica en

su forma y doctrina externa, pero secular y carismática en su forma de pensar y experiencia vividas. Somos y

hacemos lo que pensamos (Prov. 27:3; 24:3-4), no lo que externamente profesamos. Por lo tanto, lo que la

iglesia piensa es lo que determina su destino final.

3. El cambiante pensamiento in la iglesia

En algunos sectores de la iglesia, las nuevas generaciones ya no son más atraídas por La Escritura. Ellos

no asisten a la escuela sabática ni están ansiosos por conocer al Dios de la Escritura. A veces, guiados por

pastores y líderes, ellos están ansiosos por un Cristo místico al cual llegan a través de la música y espiritualidad

genérica desconectados de su s elecciones diarias y estilo de vida. Libros escritos por autores evangélicos

populares reemplazan el estudio de las escrituras y la lectura de Elena White. Conozco pastores adventistas

más apasionados con los escritos de C. S. Lewis que con la Escritura. La mente d la iglesia ha llegado a estar

simultáneamente secularizada y carismatisada. Increíblemente, los asuntos debatidos ya no son solucionados

con un “así dice Jehová” sino con la afirmación de preferencias culturales.

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Los miembros de la iglesia han llegado a estar menos comprometidos a las doctrinas y misión de la

iglesia. Consideran que el clamor adventista de ser “la iglesia remanente” es arrogante. Cuando interactúo con

jóvenes descubro que muchos no entienden lo que significa ser un cristiano o un adventista del séptimo día. El

entendimiento básico de la fe adventista no fue explicado a estos individuos, ni antes ni después d su

bautismo. Algunos de ellos desean cambiar progresivamente las doctrinas de la iglesia para hacerlas encajar

con lo que ellos piensan. Por ejemplo, ellos quisieran ver la iglesia reconociendo los largos períodos de la teoría

evolucionista. Después de todo, las doctrinas son supuestamente no importantes, lo que cuenta es nuestra

relación espiritual con Cristo

Por todo esto, algunos sectores del adventismo han llegado a pensar conforme a modelos libremente

prestados de la cultura contemporánea y de pastores evangélicos. Sin embargo, otros sectores han continuado

el desarrollo de la revolución adventista en l pensamiento teológico basado en la escritura. Paralelo al

crecimiento del analfabetismo bíblico y doctrinal, y a la pérdida de identidad como denominación, ha habido

un crecimiento n investigación bíblica.

4. ¿Cambiando el pensamiento de la iglesia?

Mientras el razonamiento de ciertos sectores de la iglesia está cambiando de lo bíblico a lo secular y

ecuménico, ¿podemos regresar al modelo bíblico? Yo creo que podemos. Cómo lo haríamos? Obviamente,

regresando a la Biblia-no solo a estudiarla, meditar sobre ella, cantar de ella, sino primariamente a entenderla.

Necesitamos mantener en mente que pensar no es solo el acumular información sino el entendimiento

de la vida real y de los seres humanos mientras ellos interrelacionan con nosotros. Más aún, razonar y

entender no terminan en teorías improductivas, sino que llevan frutos en la práctica. Hacemos lo que

entendemos.

De lo que la iglesia debe estar segura es que el razonamiento teológico que guía a las reformas en

formas de adoración, estilo de vida, obra misionera, y en nuestras creencias fundamentales, vienen de un

proceso de razonamiento bíblico, de un proceso de entendimiento de la realidad basado solamente en la

escritura.

5. ¿Importa el pensamiento?

Para cambiar la mentalidad de la iglesia uno necesita primero estar convencido de que tal cambio es

necesario. Desafortunadamente, los adventistas están convencidos de que el pensamiento no es importante.

La necesidad de tener una iglesia que piensa bíblicamente puede no haber sido la más alta prioridad por al

menos medio siglo. Hemos llegado a estar contentos con la tradicionalmente recibida convicción de que

tenemos la verdad.

Si el entendimiento precede a la acción, para cambiar las acciones necesitamos cambiar el

entendimiento. ¿Por qué no estamos creciendo en algunos sectores de nuestra iglesia? ¿Será debido a que no

tenemos los métodos exactos de evangelismo, adoración, o música? ¿Pudiera ser que lo que daña la misión de

la iglesia e interrumpe su unidad es la forma en la cual los grupos en la iglesia piensan?

6. Pensar “a la luz de la Escritura” y la identidad del adventismo

En la iglesia, pensar es hacer teología. En el adventismo, hacer teología no es entender tradiciones y

creencias de la iglesia o de nuestra fe personal, sino en cambio, es entender revelaciones bíblicas. Esta es la

base real para nuestra identidad como pueblo.

Sin embargo, “pensar bíblicamente” no significa solo leer, estudiar, o extraer los contenidos de la

Escritura, también involucra pensar “desde” la Escritura. Siguiendo la tradición Católico-romana, el

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protestantismo y las iglesias evangélicas leen la Escritura y edifican sus doctrinas trabajando desde el

pensamiento cultural de los tiempos. El adventismo, por contraste, surgió a causa de que los pioneros

interpretaron la Escritura desde los conceptos y enseñanzas escriturales. El cumplimiento de la profecía les

guió a establecer el cuerpo doctrinal del adventismo temprano. Elena White explicó que “el Santuario fue la

llave que abrió la visión de un sistema completo de verdad, conectada y armoniosa” (GC, 423). El adventismo

surge, entonces, desde una revolución hermenéutica a través de la cual el antiguo principio protestante de

“sola escritura” finalmente llegó a ser operativo. Esta revolución inconclusa da identidad al adventismo del

séptimo día. Sin embargo, al fallar en el pensar a la luz de la escritura hoy, el adventismo se encuentra

enfrentando un amplio analfabetismo bíblico-doctrinal y experimenta una debilitada y autodestructiva falta de

identidad.

7. Renovación del ministerio adventista al ayudar a la iglesia a “pensar a la luz de la escritura”.

¿Cómo pudiera una organización tan compleja como el adventismo vencer el analfabetismo bíblico y

recobrar su sentido de identidad? Los pastores locales están en la mejor posición para revertir estas

tendencias. Claramente todo depende de la forma en la cual piensan los pastores adventistas. En resumen,

debería haber una renovación del ministerio adventista. El ministro adventista debería redefinirse al centrarse

en la escritura. Los pastores deberían ayudar a la iglesia a entender nuestro mundo contemporáneo a través

del “pensar a la luz de la escritura”. Esto requiere de los pastores un profundo entendimiento de la escritura.

El énfasis reciente en el llamado “reavivamiento de la adoración”, en sí mismo puede aún más

intensificar el analfabetismo bíblico-doctrinal y el debilitamiento de la identidad adventista. Sin embargo,

cuando los ministerios pastorales renuevan las iglesias a la luz de la escritura, los cambios en la liturgia fluirán

desde un ministro y una comunidad que considera todo a la luz de la escritura y no desde los modelos de la

cultura circundante (Romanos 12:2).

8. El pensar bíblico y la salvación.

La renovación bíblica del ministerio adventista es necesaria; y no primariamente para reducir el índice

de analfabetismo bíblico-doctrinal en la iglesia, o para incrementar el sentido de identidad en la comunidad de

la fe. La necesidad de renovación del ministerio adventista al centrarlo en el proceso de pensar a la luz de la

escritura y usarlo como una guía en nuestra vida diaria es la salvación de las almas.

Aunque la causa última de la salvación es la fe en Cristo y su muerte sustitutiva en el calvario, la tarea

del pastor es predicar la palabra en todo tiempo y en toda situación (2Timoteo 4: 1 5). A través del contenido

de la palabra de la escritura el Espíritu Santo convence al pecador, Dios perdona los pecados, y Cristo

transforma las mentes y acciones de los pecadores conforme a su semejanza (1Corintios 2:6). A través de un

ministerio centrado en la escritura, los creyentes crecerían en el conocimiento de las profundas cosas de Dios y

de su reino (Hebreos 5:12ç14), y atraerían al mundo al sorprendente Dios de la escritura. Bíblicamente

hablando, un cristiano pensando a la luz del mundo y sus tradiciones es una “pleonasmo contradictorio”

9. El poder de Dios está en la palabra.

Finalmente, el ministro adventista debería redefinirse como instrumento escogido por Dios para

ayudar al mundo y a la iglesia a entender los pensamientos y actos de Dios revelados en la escritura, porque el

poder de Dios está en el contenido de las palabras de la escritura. Elena White lo declaró con estas palabras: La

vida de Dios, la cual da vida al mundo, está en su palabra…Toda la vida es una manifestación de Cristo. Ella es

nuestra única fuente de poder.

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La escritura enseña lo mismo. “La palabra de Dios es viva y activa, más filosa que una espada de doble

filo, perfora hasta y divida al alma del espíritu, coyunturas del tuétano; es capaz de juzgar los pensamientos y

las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). El contenido de las palabras de Dios en la escritura tiene poder,

por ejemplo, para salvar (Juan 6:63, Santiago 1:21), para confortar y revivir (Salmo 119:50), para evitar el

pecado (Salmo 119:11), y para guiar en el proceso de hacer decisiones (Salmo 119:105).

Dios provoca el poder de la palabra a través del (de por vida) permanente proceso del pensar bíblico. El

ministerio pastoral es una de las más importantes agencias que pueden erguir, destruir, rechazar o intensificar

el pensar bíblico.

10. Conclusión

La presión viene a los pastores de todos lados. Las complejidades de la vida pastoral permiten a lo

trivial sobreponerse a lo que es esencial. La cultura está cambiando. Una espiritualidad genérica cubre casi

todos los estilos de vida. Pocos escuchan el mensaje de la iglesia. De adentro y afuera de la iglesia muchas

voces sugieren formas que los pastores pueden usar para navegar en el mundo pluralista de la sociedad

postmoderna. Estas formas se concentran principalmente en la tecnología de la comunicación de masas, del

entretenimiento, y de la música contemporánea en un contexto de cristianismo carismático y tradicional. Estas

trivialidades hay ayudado a los cristianos a olvidar que el poder de Dios está en la escritura.

Los adventistas pueden ser tentados a ir en el camino del cristianismo evangélico tradicional, y algunos

ya lo hacen. Sin embargo, esta tendencia solo incrementara el analfabetismo bíblico y la falta de identidad en el

adventismo contemporáneo. Ello puede dividir el pensamiento de la comunidad adventismo más allá de la

reparación.

En lugar de eso, los pastores adventistas pueden escoger enfrentar las complejidades del ministerio no

desde los dictados de la cultura contemporánea o tradición evangélica, sino desde los dictados de la verdad

eterna como es revelada en la escritura. Al reconocer que la responsabilidad central del ministro es ayudar a

las personas a pensar a la luz de la escritura, los pastores adventistas llegarán a ser verdaderamente

ministradores del poder de Dios. Esta tendencia no solo incrementará el alfabetismo bíblico y desarrollará un

saludable sentido de identidad, sino también unificará a la iglesia en su mensaje y misión.