El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

377
8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 1/377 El pueblo y el rey La revolución comunera en Colombia, 1781

Transcript of El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

Page 1: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 1/377

El pueblo y el rey La revolución comunera en

Colombia, 1781

Page 2: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 2/377

Page 3: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 3/377

El pueblo y el rey La revolución comunera en

Colombia, 1781 John Leddy Phelan

Page 4: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 4/377

dCOLECCIÓN MEMORIA VIVA DEL BICENTENARIO

2009 Editorial Universidad del Rosario 2009 Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario,

Escuela de Ciencias Humanas2009 John Leddy Phelan

The University of Wisconsin Press. Madison, Wis., USA 1980 Traducción: Hernando Valencia Goelkel

ISBN: 978-958-738-011-8

Primera edición:The People and the King: The Comunero Revolution in Colombia, 1781The University of Wisconsin Press. Madison, Wis., USA, 1978

Primera edición en español: Carlos Valencia Editores, Bogotá, diciembre de 1980Segunda edición en español: Bogotá, D.C., junio de 2009

Coordinación editorial: Editorial Universidad del RosarioDiagramación: Margoth C. de OlivosImagen de cubierta:

José Antonio Galán (Colección de miniaturas, Biblioteca Luis Ángel Arango)en Boletín Cultural y Bibliográfico Banco de la República. Santafé de Bogotá, Colombia.

Volumen XXXIII - Número 41, 1996.Montaje de cubierta: David Reyes

Impresión:Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 Nº 13-41 Ofc. 501 Tel.: 2970200 Ext. [email protected]

Todos los derechos reservados.Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito

de la Editorial Universidad del Rosario.

Phelan, John Leddy El pueblo y el rey: la revolución comunera en Colombia, 1781 / John Leddy Phelan;

traducción de Hernando Valencia Goelkel.—Escuela de Ciencias Humanas—.2ª. ed. en español, Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2009.378 p.—(Colección Memoria viva del Bicentenario).

ISBN: 978-958-738-011-8

Colombia – Historia – Siglo XVIII / Insurrección de los comuneros – 1781 / Colombia –Historia – Guerra de independencia – 1810-1819 / I. Título.

986.103 SCDD 20

Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia

Page 5: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 5/377

Page 6: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 6/377

CONTENIDO

Prefacio ............................................................................................. 10Introducción ...................................................................................... 13

Primera parteCarlos III

1. De los Reinos al Imperio: innovaciones políticas de Carlos III .... 182. De Reino a Colonia: el programa económico y fiscal de

Carlos III ..................................................................................... 36

Segunda parte Juan Francisco Berbeo

3. Los motines populares ............................................................... 614. Patricios y plebeyos en el Socorro .............................................. 765. Una utopía para el pueblo .......................................................... 1006. Una utopía para los nobles ........................................................ 1167. Una utopía para los indios: los resguardos ................................ 1308. Una utopía para los indios: revueltas indígenas ........................ 1399. Encuentro en puente real de Vélez ............................................. 16310. La batalla que no se libró en Bogotá y la invasión de Girón ..... 17611. “Guerrea, guerra a Santa Fe” ...................................................... 18612. Cita en Zipaquirá........................................................................ 20013. Las capitulaciones de Zipaquirá: aspectos fiscales .................... 21914. Primera Constitución escrita de la Nueva Granada .................... 241

Tercera parte Antonio Caballero y Góngora

15. José Antonio Galán: mito y realidad ........................................... 261

16. La segunda empresa contra Santa Fe ......................................... 276

Page 7: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 7/377

17. La reconquista del Socorro ......................................................... 29218. La zanahoria y el garrote ........................................................... 30819. Caballero y Góngora y la Independencia de Colombia ................ 332

Nota sobre las fuentes ...................................................................... 342

Índice analítico ................................................................................. 344

Abreviaturas utilizadas

AGI/ASF Sección de la Audiencia de Santa Fe en el Archivo General de Indias(AGI), Sevilla.CA Pablo E. Cárdenas Acosta, El movimiento comunal de1781 en el

Nuevo Reino de Granada,2 vols. Bogotá: Editorial Kelly, 1960.CR Colección privada de José Manuel Restrepo, BogotáAHN Archivo Histórico Nacional, Bogotá.ANS Archivo de la Notaría, Socorro.

BHA Boletín de historia y antigüedades.

Page 8: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 8/377

Page 9: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 9/377

A la memoria de Pablo E. Cárdenas Acosta, de quien es discípulo

todo historiadordel movimiento de los comuneros

Page 10: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 10/377

10

Prefacio

El generoso apoyo de varias fundaciones, a las que estoy profundamenteagradecido, facilitaron en gran manera la investigación y redacción del presentelibro. Aportes de la Midgard Foundation y de la Social Science Research Foun-dation me permitieron permanecer durante un año en España y Colombia, y unacontribución de la American Phylosophical Society hizo posible que volviera aBogotá. Buena parte de la redacción se efectuó durante una licencia remuneradade un año, con fondos suministrados por el American Council of Learned

Societies y del Institute for Research in the Humanities de la Universidad deWisconsin-Madison. El comité de investigación de la escuela de postgrado yel comité de estudios iberoamericanos, ambos de la Universidad de Wisconsin,me proporcionaron generosamente fondos para viajar.

En todos los archivos y bibliotecas donde trabajé no sólo recibí ayudasino que también fui tratado con indeclinable cortesía. Quisiera expresar mireconocimiento a los directores y al personal de las siguientes instituciones:

Memorial Library de la Universidad de Wisconsin, Archivo Histórico Nacional(Bogotá), colección privada de José Manuel Restrepo (Bogotá), archivo de laNotaría en la Casa de la Cultura del Socorro, Archivo Parroquial del Socorro,archivo Histórico del departamento de Antioquia, Archivo Nacional de Historia(Quito), Lilly Library de la Universidad de Indiana y Archivo General de Indias(Sevilla). Entre los directores y funcionarios de estas instituciones quisieraponer de presente mi especial gratitud a Louis Kaplan, Joseph Tryz, SusanneHodgman, Carlos Restrepo Canal, Alberto Lee López, O.F.M., Alberto Miramón,Eduardo Santa, doña Pilar Moreno de Ángel, doña Adela Cajiao B., monseñor José Restrepo Posada (fallecido), doña Carmen Camacho de Villarreal, JorgeGarcés (fallecido), Elfrieda Lang y doña Rosario Parra Cala.

Mucho les debe este libro a mis amigos colombianos. Aprecio profunda-mente el honor que me conrió la Academia Colombiana de Historia en 1972,cuando me eligió miembro correspondiente. Guardo en gran estima la amistadde su ilustre presidente, doctor Abel Cruz Santos. A Horario Rodríguez Plata,antiguo presidente de la Academia e hijo ilustre del Socorro, le adeudo profunda

Page 11: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 11/377

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

11

gratitud por la liberalidad y el compañerismo con que compartió conmigosus dilatados y profundos conocimientos de la historia de su patria. Entre losotros académicos a quienes quisiera expresarles mi reconocimiento estánlos siguientes: el fallecido Roberto Liévano, Guillermo Hernández de Alba, padreRafael Gómez Hoyos, decano de la Academia, Luis Martínez Delgado, ManuelLucena Salmoral, Juan Manuel Pacheco, S.J., Luis Duque Gómez, padre MarioGermán Romero, general Julio Londoño, Rafael Bernal Medina, coronel CamiloRiaño, José de Mier y Armando Gómez Latorre.

He pasado muchas horas amables en el hogar de doña KathleenRomoli de Avery, cuya visión de Colombia es más aguda que la de cualquier

otro extranjero que yo conozca. Aprendí también mucho en incontables charlasen la hospitalaria casa de Jorge Cárdenas García y de su vivaz esposa, doñaMaría Elena. Don Jorge es descendiente directo, por la rama femenina, de JuanFrancisco Berbeo, el comandante de los comuneros, e hijo del fallecido PabloCárdenas Acosta. Jaime Jaramillo Uribe, cuya erudición le ha granjeado reputacióninternacional, demostró ser amigo sabio y valioso consejero. Ramiro GómezRodríguez fue innitamente generoso al transmitirme su conocimiento íntimo

de los archivos en su Socorro natal. Durante los varios años que trabajé enlos archivos de Bogotá, disfruté el privilegio de varias conversaciones largasy estimulantes con Indalecio Liévano Aguirre, actual ministro de relacionesexteriores de Colombia y antiguo presidente encargado de la República. Midiscrepancia con algunas de sus opiniones en nada disminuye el respeto queme inspira como historiador y como hombre de Estado.

Entre otros colombianos cuya amistad quisiera agradecer se hallanGermán Colmenares, Hermes Tovar Pinzón, Margarita González, Inés y EnriqueUribe White, Juan Friede, José Vicente Mogollón Vélez y doña Beatriz Vila deGómez Valderrama.

Entre mis colegas estadounidenses que trabajan en historia de Colombiarecibí ayuda y estímulo valioso de José León Helguera, Jane Loy, Gary Graff,Allan Kuethe, Leon G. Campbell, Mark A. Burkholder y D.S. Chandlet. FrankSaffor realizó una crítica meticulosa y constructiva del manuscrito.

En lo que respecta a mis colegas de Madison estoy especialmentereconocido con Peter H. Smith, Thomas E. Skidmore, William Courtenay,

Page 12: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 12/377

12

John Leddy Phelan

Morton Rothstein, Charles F. Edson, Maris Vinovskis y Robert Halstead, porhaber compartido conmigo su saber. Una expresión de gratitud muy especial ymuy personal hago llegar a mis tres ayudantes en la investigación, quienes meayudaron de innitas maneras. Son ellos Peter de Shazo, Isabel Pepe Hurd yDavid Lyles. Guardo así mismo un recuerdo afectuoso del seminario de postgradoque dirigió en 1972 sobre el tema de los comuneros. Mary de Shazo tradujocompetentemente cuatro artículos sobre el tema, aparecidos en el Boletín de

Historia y Antigüedades . Mrs. Ruth Koontz mecanograó con paciencia y conecacia el abultado manuscrito.

Por último, quisiera agradecerles a todos los colombianos incontables

y anónimos, de toda clase y condición, que contribuyeron a que mis muchasvisitas a su país resultaran para mí tanto placenteras como estimulantes.

John Leddy PhelanMadison, Wisconsin, noviembre de 1975

Nota de los editores estadounidenses

Cuando John Leddy Phelan se hallaba próximo a nalizar la preparación de estelibro para su publicación, ocurrió su repentina muerte. Los editores agradecen aPeter H. Smith, amigo y colega del autor, por haber asumido la responsabilidadde concluir esta tarea, agradecimiento que hacen extensivo, por su colaboracióncomo asistentes, a Cathy Duke y Susan Fredston.

Page 13: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 13/377

13

Introducción

Este estudio se desprende de mi libro anterior. EnThe Kingdom of Quito inthe Seventeenth Century trataba de explorar los mecanismos internos dela burocracia colonial y de examinar las condiciones que le permitían a laadministración conciliar las tensiones y los conictos. Este libro mira a la otracara de la moneda. ¿En qué circunstancias se desplomó el sistema burocráticode conciliación hasta el punto de que diversos grupos consideraran necesariorecurrir a las armas para lograr sus objetivos políticos?

Una de estas ocasiones se presentó en Colombia, llamada entoncesNuevo Reino de Granada, en 1781. Unos veinte mil hombres y mujeres deesa tierra pobre pero orgullosa, mal armados pero enardecidos, marcharon ala población de Zipaquirá situada a un día de camino de Bogotá, para exigirque los ministros del rey Carlos III de España repudiaran toda una serie demedidas fiscales y administrativas, introducidas brutalmente. La capitalse hallaba virtualmente indefensa. El rollizo y astuto arzobispo de Santa Fe deBogotá, Antonio Caballero y Góngora, en nombre de las autoridades rmó lascapitulaciones de Zipaquirá en las que se derogaba el programa de Carlos III.

El acontecimiento, que pasó a la historia como Revolución de losComuneros, ha sido interpretado por algunos historiadores modernos comoantecedente de la independencia política; por otros, como una revolución socialfrustrada para los de abajo, a quienes traicionaron los de arriba. No fue ningunade las dos cosas, como trata de demostrar este libro, al ceñirse principalmentea la forma como los hombres y mujeres de 1781 percibían la modalidad de suprotesta. En lugar de interpretar el movimiento de los comuneros en términosde sucesos posteriores, me he concentrado en el signicado interno de dosexpresiones claves: la palabra comunero, con la que se identicaban losinconformes, y el lema que proclamaban las muchedumbres en todas las plazasde ese reino montañoso: “¡Viva el rey y muera el mal gobierno!”.

La ideología política tácita de este movimiento no puede hallarse en lasdoctrinas de los lósofos franceses e ingleses, que tanto contribuyeron a inspirar

Page 14: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 14/377

14

John Leddy Phelan

la revolución norteamericana en esos mismos años. Sus ideas eran desconocidasen la Nueva Granada de 1781. El alimento intelectual de la generación de 1781venía de las doctrinas de los teólogos clásicos españoles de los siglos XVI y XVII,el más notable de los cuales era el jesuita Francisco Suárez. Para los ciudadanosde la Nueva Granada, el reino en que vivían constituía uncorpus mysticum

politicum, con sus tradiciones y procedimientos propios encaminados a obtenerel bien común de la comunidad toda. Para los hombres de 1781 ese biencomún estaban demoliéndolo escandalosamente con las innovaciones scalesintroducidas por los burócratas de Carlos III. El pueblo de la Nueva Granadarara vez invocaba nociones como “nación” o “patria”, pero permanentemente

repetía las antiguas expresiones castellanas de “el común” y “la comunidad”–el bien común de todos los grupos dentro de la comunidad.

La crisis de 1781 fue de naturaleza esencialmente política y constitu-cional. Es verdad que la desencadenaron los nuevos impuestos, o el aumentode los antiguos. Pero el problema central era el de quién tenía autoridad paraimponer nuevas exacciones scales. Animado por el propósito de crear unamonarquía unitaria, altamente centralizada, a n de asumir los crecientes

gastos de la defensa del imperio, el gobierno de Carlos III predicaba unevangelio nuevo, inspirado en el absolutismo francés de Luis XIV y Luis XV:el de que los súbditos le debían obediencia ciega a la autoridad constituida.Pero en los documentos de la revolución comunera se halla profundamentearraigada la creencia en que las leyes injustas son inválidas, y en el que elcorpus mysticum politicum tenía el derecho intrínseco a alguna especie deaprobación popular a impuestos nuevos. Los ciudadanos de la Nueva Granadaeran herederos de una tradición de descentralización burocrática, la cual sehabía ido congurando lenta pero rmemente en la Nueva Granada durante losreinados de los Habsburgos y de los primeros Borbones. La “constitución noescrita” establecía que las decisiones básicas se adoptaban mediante consultasinformales entre la burocracia real y los súbditos coloniales del rey. Por lo generalse llegaba a un compromiso operante entre lo que deseaban idealmente lasautoridades centrales y lo que, con realismo, podía esperarse de las condiciones ylas presiones locales. La crisis de 1781 fue, en suma, una colisión constitucionalentre la centralización imperial y la descentralización colonial.

Page 15: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 15/377

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

15

Como sucede a menudo en situaciones revolucionarias, las demandascrecieron a medida que con el tiempo se iba extendiendo el movimiento. Laprotesta comenzó como una exigencia de volver a la “constitución no escrita”.Sin embargo, en Zipaquirá emergió un objetivo revolucionario dentro de un mar-co tradicionalista. Los hombres de 1781 reivindicaron un autogobierno criollobajo la égida de la corona. Tanto Carlos III como sus súbditos neogranadinosse vieron forzados a abandonar sus revoluciones respectivas. El compromisodenitivo fue una versión modicada de la “constitución no escrita”, inclinadahacia una mayor centralización del poder real.

Al organizar la marcha sobre la capital, los dirigentes comuneros y sus

seguidores se embarcaron en una campaña masiva de desobediencia civil, a nde persuadir al rey de que repudiara las políticas de sus ministros. En 1781 erainconcebible el mundo sin una monarquía. De ahí que las multitudes exclamaranfuriosamente “Viva el rey”. Pero también podía pensarse en que políticas scalesnuevas requerían alguna forma de consulta con el pueblo sobre el que iba arecaer la carga. De ahí que también gritaran “Abajo el mal gobierno”.

En 1781 sólo había un principio de legitimidad política, y este recibía

el apoyo entusiasta de todos los grupos de la sociedad. La corona pedía yrecibía obediencia por parte de sus súbditos, ya que el rey, ungido del Señor,era la fuente de la justicia. Nunca habría de fomentar una injusticia si se lemantuviera completamente informado de todas las situaciones. Los ciudadanosde la Nueva Granada en 1781 alegaban que el rey había sido engañado porministros rapaces y tiránicos; sus siempre leales súbditos le estaban llamandola atención, en forma un tanto enfática, acerca de ese hecho.

Connada dentro de los límites de una forma de legitimidad políticatradicionalista y providencialista, la generación de 1781 no podía echar por laborda la soberanía de la corona, ni propugnar por un orden básicamente nuevode la sociedad. Tan sólo podía pedir la corrección de agravios especícos –eneste caso, la supresión del nuevo programa scal.

Quienes interpretan la Revolución de los Comuneros como el primercapítulo de la emancipación política o como una revolución social frustradallegan a la conclusión de que el movimiento fue un fracaso desolador. Dentrodel contexto de 1781, tal como lo he denido, los comuneros obtuvieron un

Page 16: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 16/377

16

John Leddy Phelan

éxito considerable. Aunque las autoridades habrían de repudiar muy pronto lascapitulaciones de Zipaquirá, el arzobispo virrey Caballero y Góngora, tras esta-blecer de nuevo el principio de la autoridad real, se dedicó a hacer concesionessignicativas dirigidas a las fuentes mismas de descontento que precipitaron laprotesta. Volvió al espíritu de la “constitución no escrita” al arbitrar hábilmenteun compromiso entre la insatisfacción del Nuevo Reino y las exigencias scalesde la autoridad central en Madrid.

Quizás la falla principal dentro de la cuantiosa historiografía sobreel tema consiste en que la mayoría de los historiadores interrumpen suanálisis con el repudio a las capitulaciones y omiten el examen detenido de la

administración de Caballero y Góngora.La lección que a Carlos III y sus ministros le dieron los comuneros fue la

de que no podían violar con impunidad las tradiciones políticas, profundamentearraigadas, de la Nueva Granada. Paradójicamente, aunque sin advertirlo, elapoyo que le dio Caballero y Góngora al pensamiento cientíco de la Ilustración,y su creencia en el Estado como renovador de la economía, echó el puente queconecta a la Colonia con la Independencia.

La Independencia habría de llegar una generación después, pero elmundo occidental había cambiado hondamente entre 1781 y el derrocamiento delos Borbones en 1808. La introducción a la Nueva Granada del pensamientocientíco y político de la Ilustración europea, el impacto de las revolucionesen América del Norte y en Francia proveyeron a los intelectuales criollos de lageneración de 1810 con los instrumentos necesarios para desaar la nocióntradicionalista y providencialista de legitimidad, con la que comulgaban encambio los hombres de 1781.

Page 17: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 17/377

Primera parteCarlos III

Page 18: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 18/377

18

1. De los Reinos al Imperio: innovaciones políticasde Carlos III

El pequeño grupo de tecnócratas incipientes congregados en torno a Carlos III(1759-88) postulaba un estado unitario donde todos los recursos de losdistintos y remotos dominios españoles pudieran movilizarse en defensade la monarquía. Rompieron con la antigua noción –de los Habsburgos– deque los establecimientos de ultramar eran reinos, subordinados a la corona deCastilla y León e inseparables de ésta, y en el siglo XVIII comenzaron a aglutinarlos dominios de España en las Indias como provincias de una monarquíateóricamente centralizada. La nomenclatura tradicional de los Habsburgos–“el rey de las Españas y de las Indias”– fue dando paso a la de “el rey deEspaña y emperador de las Indias” o de “América”. En el reino de Carlos IIIlos funcionarios españoles emplearon por vez primera el término “colonias”,tomado en préstamo a sus enemigos ingleses y a sus aliados franceses, paradescribir las posesiones de la corona en ultramar. Este cambio de nomenclatura

implica un desplazamiento signicativo de la intención.1

El arquitecto inicial del programa de Carlos III fue José del Campillo yCosío, cuyo Nuevo sistema de gobierno económico para la América , redactadoya en 1743, establecía el plan básico para los cambios; el tratado circuló enmanuscrito entre burócratas de alto rango hasta 1762, cuando, con modica-ciones sin importancia, fue publicado en el Proyecto económico de BernardoWard. Para Campillo y Cosío “gobierno económico” era la aplicación al Nuevo

Mundo de los principios del mercantilismo de Colbert. Propugnaba la aboliciónde monopolios inecaces, como el monopolio comercial de que disfrutaban loscomerciantes de Cádiz para la carga trasatlántica, y la creación de monopolioslucrativos scalmente; por ejemplo, el del tabaco. Veía a América como unmercado sin explotar para las manufacturas españolas. A n de aumentar elconsumo de ese mercado proponía que se abolieran las restricciones al comercio

1

Ver mi Kingdom of Quito in the Seventeenth Century: Bureaucratic Politics in the Spanish Empire(Madison, 1967), págs. 119-121.

Page 19: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 19/377

19

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

y que los indios se incorporaran más completamente a la sociedad colonial,mediante la distribución de tierras entre ellos. Se debería aumentar la producciónde plata, y podría crearse un sistema más eciente de recolección de impuestoscon la introducción al Nuevo Mundo del sistema francés de los intendentes.

Las humillantes derrotas que Inglaterra le propinó a España en la Guerrade los Siete Años impulsaron a la monarquía a poner en práctica el ambiciosoproyecto de Campillo y Cosío. La debilidad de España frente a Inglaterra eraanáloga a la de la Austria de María Teresa frente a Prusia: moderniza o sucumbe.Pero el ritmo de la reforma fue deliberadamente cauto, lento incluso, dentrodel contexto de la aguda rivalidad entre España y la Gran Bretaña. De ahí

que las innovaciones tecnocráticas y scales de Carlos III fueran, nada más ynada menos, que un intento cauteloso dentro de lo que recientemente se hallamado modernización defensiva. El aspecto verdaderamente revolucionariodel programa de Carlos III no residía en su aspecto económico –el que apenasera un neomercantilismo colbertiano modicado– sino en los medios políticos yconstitucionales adoptados para implantar esos modestos cambios económicosy scales.2

Carlos III tenía una ventaja sobre sus predecesores en el trono. Habíaevolucionado y había llegado a la madurez en un lapso de veinticuatro añospasados fuera de la península ibérica, aislado de los intereses establecidos yde los procedimientos burocráticos tradicionales de la corte española. Comomonarca de las Dos Sicilias (1753-59) adquirió buen caudal de experienciasacerca de cómo modernizar cautelosamente una monarquía anticuada.

Los motines que estallaron en varias ciudades de España en marzo y abrilde 1766 y que obligaron transitoriamente a Carlos III a huir de la capital fueronuna advertencia para que el rey procediera con prudencia en la introducción

2 Para sugestivas interpretaciones recientes, ver David A. Brading, Miners and Merchants in Bourbon México, 1763-1810 (Cambridge, 1971) y Stankey y Barbara Stein,The Colonial Heritageof Latin America: Essays on Economic Dependence(Oxford, 1970), págs. 86-119. A Bradingpuede reprochársele por no distinguir claramente entre los aspectos político y económico-scal delprograma de Carlos III. Habla de la totalidad de los cambios de Carlos III como de una “revolución enel gobierno”, cuando, de hecho, el monarca sólo utilizó medios algo revolucionarios para implantar

cambios scales modestos. Muy correctamente, los Steins recalcan la moderación del programascal, pero la brevedad de su estudio reduce al mínimo el aspecto político.

Page 20: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 20/377

20

John Leddy Phelan

de cambios. Precipitados a primera vista por las nuevas regulaciones queprescribían el corte de las capas y prohibían los sombreros de ala ancha, lostumultos fueron simultáneamente expresiones del descontento popular conlos consejeros italianos del rey, un clásico motín del pueblo hambreado y unaabrupta reacción de los intereses tradicionales contra el cambio.3 La lección queCarlos III extrajo de los motines de 1766 fue la de que tenía que convencer,que halagar inclusive, a los intereses establecidos para que se aceptaran susinnovaciones. Quince años después Antonio Caballero y Góngora, virrey deCarlos III en la Nueva Granada, extrajo la misma lección de la Revoluciónde los Comuneros.

Aunque varios de estos cambios se introdujeron primero de maneraexperimental en Cuba, después de 1763, el primer intento de modernizacióndefensiva en gran escala se efectuó en el virreinato de México, durante la “visitageneral” de José de Gálvez (1765-71). Gálvez regresó a España, triunfantetras su experiencia mexicana, donde sirvió como ministro de Indias de CarlosIII desde 1776 hasta su muerte en 1787. A nes del decenio de 1770 y acomienzos del de 1780 Gálvez trató de aplicar el modelo de su experiencia

mexicana a los virreinatos de Nueva Granada y Perú. Si José del Campillo yCosío fue el principal diseñador del programa de modernización defensiva deCarlos III, Gálvez constituyó su principal ejecutor. El regente visitador general Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres y el visitador general Juan Antonio Arechese desempeñaron como ayudantes de campo de Gálvez en la Nueva Granaday el Perú, respectivamente.

Por lo tanto, un conocimiento de la visita general de Gálvez a México espreludio necesario para entender claramente lo que después habría de aconteceren la Nueva Granada. Los objetivos y las tácticas empleados por Gálvez enMéxico fueron imitados, con pequeñas variaciones, por el funcionario quenombró un decenio después para la Nueva Granada. Creación de un monopoliode tabaco rentable, administración directa por la monarquía del sistema scal,expulsión de los criollos en cargos públicos y restricciones al poder del virrey:

3

Para una interpretación económica de los motines de 1766 ver Pierre Vilar, “El motín deEsquilache y la crisis del antiguo régimen”, Revista de Occidente 36 (1972): 199-274.

Page 21: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 21/377

21

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

todo esto se había ensayado ya en México. También se presentó en México unaresistencia popular militante contra esos cambios, pero la reacción en Méxicono tuvo la intensidad de la de Nueva Granada y Perú.4

Los ministros de Carlos III no se proponían abolir las institucionestradicionales de los Habsburgos sino tan sólo transformarlas para que sirvieran aotras nalidades. Sobra decir que quienes ocupaban los viejos cargos se resistían,a veces con éxito, y desvirtuaban así el alcance de los cambios propuestos. Enninguna parte se aprecia mejor esto que en el caso de la institución virreinal.

El propósito fundamental era restringir la autoridad del virrey a cues-tiones puramente políticas y militares, y despojarlo de toda autoridad sobre lamaquinaria scal. La real hacienda habría de convertirse en un departamentocompletamente autónomo, dirigido por un “superintendente delegado”. El super-intendente vigilaría a un funcionario provincial de nueva data, el “gobernadorintendente”. Como este habría de ejecutar las funciones políticas, judiciales ymilitares de los antiguos corregidores, y tendría también jurisdicción nancierasobre la hacienda, era menester el reclutamiento y al formación de personasmejor calicadas para el cargo. Su responsabilidad principal era promover eldesarrollo económico y darle mayor eciencia a la administración scal.5

No sólo se restringía la responsabilidad de la audiencia en la esferascal, sino que también el virrey dejaba de ser presidente de ésta. En 1776 secreó el cargo de regente de la audiencia. Le seguía en rango inmediatamenteal de virrey, y le competía aliviar a este de la administración rutinaria de laaudiencia.6 El nuevo sistema gubernamental parecía una versión de la troicaen el siglo XVIII, con la autoridad suprema dividida entre el virrey para asuntos

4 Herbert I. Priestley, José de Gálvez, Visitador General of New Spain, 1765-71(Berkeley,1916); Brading, Miners and Merchants,págs. 26-81; María del Carmen Velásquez, El estado de

guerra en Nueva España, 1760-1800 (México, 1958), págs. 80-85.5 Brading, Miners and Merchants,págs. 33, 45-47, 63-69, 87-92, 241-246; John Lynch,

Spanish Colonial Administration, 1782-1810: The Intendant System in the Viceroyalty of Río dela Plata (Londres, 1958); Luis Navarro García, Intendencias de Sevilla(Sevilla, 1959).

6 Clarence H. Haring.The Spanish Empire in America(Oxford University Press 1974), págs.132-133. Consulta, 10 de agosto de 1779 y despacho de Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 28 de

febrero de 1779, ambos en AGI/ASF 912; Gálvez a la audiencia, 15 de mayo de 1777, AHN,Historia Civil, 4:345.

Page 22: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 22/377

22

John Leddy Phelan

políticos y militares, el superintendente para la hacienda real, y el regente parala administración de justicia.7

El choque entre los burócratas de Carlos III y los virreyes se debíaen parte a una antigua hostilidad –el inevitable conicto entre la autoridad“ordinaria” de los virreyes y las audiencias y la jurisdicción “extraordinaria”del visitador general. Aunque el virrey estaba bajo la jurisdicción de una visitageneral tan sólo en su capacidad de presidente de la real audiencia, las tensionesy los conictos caracterizaban las relaciones entre el visitador y el virrey entiempo de los Habsburgos.8 Durante el reinado de Carlos III el antiguo sistemade visita general de los Habsburgos se transformó profundamente y se le

asignó un papel más dinámico. En lugar de ser tan sólo un instrumento paradescubrir y castigar el mal comportamiento de los funcionarios en ultramar,la visita general era utilizada por la corona como instrumento para imponerpolíticas nuevas. Gálvez en México, Gutiérrez de Piñeres en Nueva Granaday Areche en el Perú tuvieron encontrones con los virreyes titulares. En lostres casos el visitador general triunfó temporalmente, pero la institución delvirreinato no quedó lesionada de manera permanente. La troica no era práctica

desde el punto de vista administrativo. Se necesitaba un funcionario cuyo cargoparticipara en algo del prestigio real, a n de coordinar y supervisar las distintas jerarquías administrativas. El vigor, el éxito y la capacidad de virreyes comoBucareli y Revillagigedo el Joven en México y Caballero y Góngora en la NuevaGranada, cuyo ejercicio del cargo fue precedido siempre por visitas generalestormentosas, hicieron que los virreyes recuperaran su papel tradicional desupervisores titulares de la hacienda. Por otra parte, los regentes de la audienciase mantuvieron hasta que concluyó el régimen español. Desempeñaban unatarea útil y necesaria en la supervisión de la audiencia.

Aunque la hostilidad de Gálvez y de sus principales colaboradores frentea la institución virreinal puede explicarse parcialmente en virtud de tensionesprevias, intervenían también otros factores.9 Gutiérrez de Piñeres, quien sinduda compartía esa hostilidad, señalaba una de las principales fuentes de

7 Brading, Miners and Merchants,pág. 45.8

Ver mi Kingdom of Quito, págs. 243 ss.9 Brading, Miners and Merchants,págs. 44, 45.

Page 23: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 23/377

23

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

insatisfacción entre los burócratas de la monarquía cuando le escribía a José deGálvez: Esta manera de actuar es común a los virreyes: piensan poder haceren su virreinato lo que haría el rey de estar presente. No faltan aduladores queaprueban esta máxima, capaz de producir consecuencias fatales”.10

Los administradores de Carlos III eran tecnócratas en embrión: losvirreyes eran políticos que seguían tradicionalmente la norma de que lasaspiraciones de lasélites criollas locales debían tenerse en cuenta y hasta ciertopunto conciliarse con un programa de protección paternalista a los desposeídos.Era esta tradición, emanada de los Habsburgos, la que Gálvez quería eliminar.Los virreyes no deberían actuar más como intermediarios entre las autoridadescentrales en España y las élites y las otras clases de la región. Los criollos,argüía Gálvez, tienen demasiado poder. Censuraba su peso en las audiencias yen la hacienda, porque “estaban demasiado ligados por vínculos de familia y defacción en el Nuevo Mundo como para poder gobernar de manera desinteresadae imparcial”.11

Aunque la abrumadora mayoría de los virreyes en el siglo XVIII habíanacido en España, el 90 por ciento de los nombrados entre 1746 y 1813eran militares de carrera, casi la mitad de los cuales tenía experiencias militaresprevias en el Nuevo Mundo.12 De ahí que muchos virreyes tendieran a escucharcon simpatía el punto de vista de los criollos. La carrera de Manuel AntonioFlórez (1723-99), quien fue virrey tanto de la Nueva Granada como de México,dista de ser atípica. Nacido en Sevilla, Flórez entró a la marina en 1736. Pasóunos diez años en el Perú, en la exploración de las fronteras en litigio con elimperio portugués. También fue destinado a La Habana y a Buenos Aires antesde ser nombrado virrey de la Nueva Granada en 1776. Era su esposa una criollade Buenos Aires, y varios de sus hijos nacieron en América.13 Queda así claro

10 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 15 de mayo de 1778, AGI/ASF 659.11 Citado por Brading, Miners and Merchants,pág. 35. Tanto George Ade como Mark Burkholder

han emprendido estudios sobre la trayectoria de Gálvez en el ministerio de Indias.12 Michael Flamingo, “Viceregal Recruitment Patterns in the Spanish-American Colonies”,

trabajo de seminario para el profesor Peter H. Smith, otoño de 1971, universidad de Wisconsin-Madison.

13

Biografía de Manuel Antonio Flórez por María Luis Rodríguez Baena, en José Antonio Cal-derón Quijano, Los virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos IV,2 vols. (Sevilla, 1972),

Page 24: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 24/377

24

John Leddy Phelan

por qué los virreyes con experiencias previas en América eran mal vistos en elcírculo de José de Gálvez, tan lleno de prejuicios contra los criollos.

En el siglo XVII un número relativamente pequeño de criollos habíasido nombrado para la judicatura. Pero los magistrados europeos que habíanejercido largo tiempo en América simpatizaban visiblemente con el punto devista de las élites criollas. Durante el reinado de los dos primeros Borbones,Felipe V y Fernando VI, se produjo un cambio decisivo. Cuando José deGálvez comenzó su célebre visita general a México, los criollos habían tenidodurante mucho tiempo una cómoda mayoría tanto en la audiencia como en elservicio scal.14 Después de 1730 las mayorías criollas fueron frecuentes

en las audiencias de Lima y de Santiago de Chile.15 Es menos conocido elhecho de que los criollos fueron enormemente inuyentes en la audiencia deBogotá durante varios decenios antes del comienzo de la visita general de JuanFrancisco Gutiérrez de Piñeres de 1778.16

Para las razones de este cambio debemos volver a la política de nom-bramientos de los Borbones. La venta de cargos judiciales había comenzadoefectivamente a nes del siglo XVII, bajo los Habsburgos, pero los primeros

Borbones la intensicaron. Entre 1701 y 1750, Felipe V y Fernando VI nombra-ron a 108 criollos para cubrir 136 cargos en las audiencias. Aproximadamentelas dos terceras partes de los nombrados tuvieron que comprar los cargos a

1:3-5. El sucesor de Flórez, Pimienta, estaba casado con una cartagenera; ver Pablo E. CárdenasAcosta El movimiento comunal de 1781 en el Nuevo Reino de Granada,2 vols. (Bogotá,1960), 2:196-97. Esta obra, que se citará con frecuencia a lo largo del texto, en adelante seabreviará como CA.

14 Brading, Miners and Merchants,pág. 35.15 Jaime Eyzaguirre, Ideario y ruta de la emancipación chilena(2ª. ed., Santiago de Chile,

1969), págs. 54-57. Respecto al importante papel desempeñado por los criollos en la burocraciabrasileña ver Stewart B. Schwartz, “Magistracy and Society in Colonial Brazil”, Hispanic American

Historical Review 50 (1950): 715-30. En 1777 en Lima siete de los ocho oidores y tres de loscuatro jueces en la sala de crimen eran criollos, pertenecientes a las principales familias de Lima, yen muchos casos ricos. Acerca de la participación de los criollos en diversas audiencias, ver LeonG. Campbell “A Colonial Establishment: Creole Domination of the Audiencia de Lima during theLate Eighteenth Century”, ibíd. 52 (1972): 1-25; Mark Burkholder “From Creole to Peninsular:The Transformation of the Audiencia of Lima”, y Jacques A. Barbier, “Elite and Cadres in BourbonChile”, ibíd. 52 (1972): 395-415, 416-35.

16

Ver mi “El auge y la caída de los criollos en la Audiencia de Nueva Granada”, BHA59(1972): 597-618.

Page 25: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 25/377

25

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

precios que oscilaban entre 4.000 y 20.000 pesos, mientras que sólo el 19 porciento de los españoles designados hicieron otro tanto –lo que insinúa queya desde los primeros Borbones los criollos padecían cierta discriminación. Lacompra del cargo incluía a menudo, pero no siempre, el privilegio de contraermatrimonio con una residente en el reino, y el de tener propiedades en él. Habíados categorías de compra: 1) “de número”, un cargo regular para suplir unavacante, y 2) “supernumerario”, en la que el nuevo magistrado no iniciaba susfunciones hasta que se produjera una vacante entre los cargos regulares.

El consejo de Indias protestaba vehementemente contra la venta decargos judiciales, ya que a lo largo de su historia había defendido, con consi-

derable consistencia, el principio de una magistratura profesional. De hecho,hubo sólo dos periodos durante los cuales la corona vendió estos cargos enescala masiva: de 1706 a 1711, durante la Guerra de Sucesión, y de 1740 a1750, durante la llamada Guerra de la oreja de Jenkins. La causa evidente era lasdicultades scales producidas por la guerra.

No sólo había estrecha relación entre los periodos de guerra y la ventade cargos en las audiencias, sino que también la distribución geográca de las

ventas se hacía en función de las tensiones internacionales. El poderío marítimoinglés representaba la principal amenaza para los dominios españoles. De ahíque el mayor porcentaje de cargos vendidos fuera en el interior, menos expuesto,o en las audiencias de Lima, Quito, Chile, Charcas y Guadalajara, en la costadel Pacíco; el porcentaje más bajo era en las audiencias de Santo Domingo,Bogotá, México y Manila, expuestas todas a la agresión naval inglesa. En estasáreas el porcentaje de criollos nombrados variaba entre el 11 y el 35 por ciento,con un promedio del 18 por ciento. El porcentaje de Bogotá era de 17. En lasaudiencias menos vulnerables a los ataques ingleses el porcentaje de criollosnombrados variaba del 68 por ciento en Charcas al 56 por ciento en Chile y el55 por ciento en Lima.

Los gobiernos de Felipe V y Fernando VI vendían cargas en las audien-cias con sumo desgano. Después de 1750 no quedó cargo alguno susceptiblede venta y, de hecho, a partir de esa época el gobierno siguió una políticadiscriminatoria contra los nombramientos de criollos, a n de modicar elbalance a favor de los españoles europeos. Pero los criollos nombrados antes

Page 26: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 26/377

26

John Leddy Phelan

de 1750 eran tan numerosos, y tantos de ellos habían comprado los cargos ensu juventud, que todavía había mayorías criollas en las audiencias de México,Lima y Santiago en el año 1770.17

Crítico en voz alta de la inuencia criolla en las audiencias, José de Gálvezmerece ciertamente su reputación de antiamericano. Pero no fue el inventorde la política que excluía a los criollos de los altos cargos en las Indias, si bienaplicó con vigor la política anticriolla que heredó. Durante su permanencia en elministerio de Indias (1776-87) sólo 25 americanos identicados, entre untotal de 126 magistrados, recibieron nombramientos para las audiencias.18 Elconvincente análisis estadístico de M. A. Burkholder y D.S. Chandler enseña quelos ministros de Carlos III heredaron del reinado anterior el programa de recuperara América de manos criollas mediante la cancelación del predominio criollo enlas audiencias de Indias. El objetivo de Carlos III no difería mucho del de Carlos Vy Felipe II, quienes se propusieron rescatar al Nuevo Mundo de manos de losconquistadores mediante la creación de la burocracia de las audiencias. Hallósu más clara expresión en las recomendaciones formuladas en una reuniónextraordinaria de los más eles consejeros de Carlos III, convocada precipita-damente por el descontento de los criollos en México a raíz de la expulsión de los jesuitas en 1962 y de las nuevas políticas introducidas por el visitador general José de Gálvez. El conde de Aranda presidió la sesión, y los scales Campomanesy Moñino (más tarde conde de Floridablanca) presentaron recomendaciones.España y América, alegaban en sus ponencias los scales, deberían formar unestado unitario. A n de consolidar la lealtad de los criollos frente a la patriaimperial, debería llevarse a la península un número considerable de éstos yasignárseles altos cargos militares, burocráticos y eclesiásticos:

17 La anterior información procede de estudios en seminario de M.A. Burkholder y D.S. Chan-dler, comunicados en parte en “Creole Appointments and the Sale of the Audiencia Positions inthe Spanish Empire under the Early Bourbons, 1701-50”, Journal of Latin American Studies4(1972): 187-206. Sus hallazgos sobre la participación criolla en las audiencias están resumidosen From Impotence to Authority: The Spanish Crown and the American Audiencias, 1687-1808(Columbia, Mo., 1977).

18 “Anti-Americanism and the Audiencias: The Years of José de Gálvez, 1776-1787”, trabajo

inédito de M.A. Burkholder. Los profesores Burkholder y Chandler generosamente me han comu-nicado sus datos sobre la audiencia en Bogotá, por lo cual les estoy profundamente agradecido.

Page 27: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 27/377

27

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Guardar la política de enviar siempre españoles a Indias con los principales

cargos, obispados y prebendas, y colocar en los equivalentes puestos deEspaña a los criollos; y esto es lo que estrecharía la amistad y la unión, y

formaría un solo cuerpo de nación, siendo los criollos que aquí hubiese,otro tanto número de rehenes para retener aquellos países bajo el suave

dominio de S.M.19

Las recomendaciones del 4 de marzo de 1768 se convirtieron en políticagubernamental con la publicación de la cédula del 21 de febrero de 1776,poco después de que Gálvez tomara posesión de su cargo. El rey le ordenaba

al consejo de Castilla que nombrara americanos “para benecios eclesiásticosy cargos judiciales en iglesias y tribunales de España”. La cédula instruía alconsejo de Indias para nombrar españoles europeos en puestos equivalentes enAmérica. “Con expresa declaración de que siempre se reserve la tercera parte decanonicatos y prebendas de aquellas catedrales a los españoles indianos”.20

La determinación de Gálvez de reducir, si no de eliminar, la participaciónde los criollos en la burocracia de ultramar no tuvo inicialmente acogida en el

consejo de Indias. Irónicamente, el consejo ni siquiera incluyó a Gutiérrezde Piñeres entre los candidatos para el nuevo cargo de regente de la audiencia deNueva Granada. El organismo, con su mentalidad conservadora, propuso a tresmiembros de la “vieja guardia”, todos con demostradas tendencias procriollas.De hecho, dos de ellos eran criollos: Pedro Fagle, “alcalde de crimen” en Lima,y el bogotano Nicolás Vélez de Guevara, quien servía entonces en la audienciade Quito. Encabezaba la lista el anciano Benito Casal y Montenegro, oidor enBogotá y casado con una de las hijas del scal Manuel Bernardo Álvarez.21 Gálvez desechó la recomendación del consejo y nombró a Gutiérrez de Piñeres,

19 Eyzaguirre, Emancipación chilena,pág. 53.20 E y zaguirre, Emancipación chilena, pág. 53. La carrera de Joaquín de Mosquera y Figueroa

(1748-1830), nacido en Popayán y tío del célebre presidente de la república, se desarrolló conformea la nueva política de Carlos III de otorgarles cargos en España a criollos calicados. Después deser oidor en Bogotá (1787-95), ocupó altos cargos en Ciudad de México y en Caracas antesde ser promovido en 1810 al Consejo de Indias. Fue brevemente regente de España en 1812, JoséMaría Restrepo Sáenz, Biografías de los mandatarios y ministros de la real audiencia, 1671-1819

(Bogotá, 1952), págs. 388-393.21 Consulta, 23 de septiembre de 1776, AGI/ASF 547.

Page 28: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 28/377

28

John Leddy Phelan

quien no tenía experiencia en América pero que se había abierto paso en lasadministraciones scal y judicial de Sevilla.22

Nunca se alcanzó la meta de un estado unitario, expresada en lacédula del 21 de febrero de 1776. La arraigada y creciente vinculación de loscriollos a su tierra natal –a la patria de los reinos, audiencias donde habíannacido y vivido– y su conciencia, cada vez más coherente, de ser distintos delos españoles de Europa hizo que los criollos no respondieran al ideal de unpatriotismo imperial.23 Dos de los muchos ejemplos de incipiente nacionalismocriollo se pueden hallar en México y en la Nueva Granada. El 22 de mayo de 1771el cabildo de al ciudad de México se quejaba a Carlos III de la exclusión de los

criollos de los altos cargos civiles, burocráticos y militares. El cabildo procedióluego a formular una petición audaz: todos los cargos públicos, no sólo algunosde ellos.24 Una reivindicación no menos osada del poder criollo era la cláusulaveintidós de las capitulaciones de Zipaquirá, que exigía un virtual monopolio delos cargos para los nacidos en América.25 No es mera coincidencia el que ambasexpresiones del sentimiento criollo se hubieran producido poco después de que elvisitador general Gálvez en México y el visitador general Gutiérrez de Piñeresen la Nueva Granada se hubieran empeñado en disminuir drásticamente elnúmero de criollos en cargos de alto rango.

Un análisis cuantitativo de la representación y la inuencia criollas enla audiencia antes de la llegada del visitador general en 1778 deja muy en claro lasituación.26 El cuadro 1.1 muestra el lugar de nacimiento de los funcionarios dela audiencia en el periodo 1645-1819. Si aceptamos la posibilidad, mencionadaanteriormente, de que los burócratas peninsulares con largos años de servicioeran absorbidos parciamente por los intereses criollos locales, las cifras se vuelven

22 Para una biografía breve ver Restrepo Sáenz, Biografías,págs. 509-514. Para su carreraantes de llegar a la Nueva Granada ver su “Relación de méritos” publicada en José Manuel PérezAyala, Antonio Caballero y Góngora(Bogotá 1851), págs. 394-398.

23 R.A. Humphreys y John Lynch,The Origins of the Latin American Revolutions,pág.258.

24 Juan Hernández y Dávalos,Colección de documentos para la historia de la guerra de in-dependencia de México de 1808 a 1821,6 vols. (México, 1877): 1-428.

25 CA, 2:26.26

La información en los cuadros 1.1 y 1.2 está extraída de las biografías incluidas en RestrepoSáenz, Biografías,págs. 1-18, 295-451, 462-521.

Page 29: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 29/377

29

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

más reveladoras todavía.27 Excluyendo a aquellos cuyo lugar de nacimiento sedesconoce, y combinando las cifras de los criollos con las de los magistradosespañoles que hubieran servido más de diez años, se llega a las cifras del cuadro1.2. Debe recordarse, además, que el número de cargos vendidos a los criollos deBogotá era relativamente bajo, debido a la vulnerabilidad de la Nueva Granadafrente al poderío naval inglés. Está claro que entre 1700 y 1759 la voz de loscriollos era ciertamente poderosa. Claro también que esto constituye un cambiobásico respecto al reinado de Carlos II. La aseveración se basa en el hecho deque tan sólo uno de cuatro presidentes de la audiencia durante el reino de CarlosII fue criollo, y se trataba tan sólo de un presidentead ínterim.

Cuadro 1.1

Número de dignatarios criollos y españoles

(1654-1819)

Criollos Españoles Lugar nativodesconocido

1654-99Oidores

Fiscales

2

4

14

4

2

-6 18 2

1700-58OidoresFiscales

54

13 4

4-

9 17 41759-88

OidoresFiscales

11

9 3

--

2 12 -1789-1819

OidoresFiscales

54

6 3

41

9 9 5

Fuente: José M. Restrepo Sáenz, Biografías de los mandatarios y ministros de lareal audiencia, 1671-1819 (Bogotá, 1952).

27

Esta hipótesis procede de mi estudio sobre la burocracia de Quito, y se trata de una opinióncompartida por Olivares y por los burócratas reformistas de Carlos III.

Page 30: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 30/377

30

John Leddy Phelan

Cuadro 1.2

Número de dignatarios criollos y españoles procriollos

(1654-1819)

Criollos y españolesprocriollos Españoles

1654-99OidoresFiscales

5 6

11 2

11 131700-58

OidoresFiscales

12 6

6 2

18 81759-88OidoresFiscales

3 1

6 4

4 101789-1819

OidoresFiscales

6 4

5 3

10 8

Fuente: José M. Restrepo Sáenz, Biografías de los mandatarios y ministrosde la real audiencia, 1671-1819 (Bogotá, 1952).

Pero si los reinados de Felipe V y Fernando VI fueron una edad de oropara los magistrados criollos, el reinado de Carlos III fue una época ciertamentesombría. El único nombramiento de un criollo para el cargo de oidor se produjomuy avanzado el reinado: en 1787.

De los nueve españoles, sólo dos sirvieron durante más de diez años.Sin embargo, la tendencia se invirtió en los siguientes reinados; en todo elimperio mejoró en general modestamente la posición de los criollos, comolo indican los cuadros.

El 6 de enero de 1778, cuando llegó a Bogotá don Juan FranciscoGutiérrez de Piñeres, la inuencia criolla en la audiencia seguía siendo sustancial,pese al hecho de que sólo un criollo hubiera sido nombrado entre 1752 y 1775.En 1778 había dos criollos y cuatro europeos en el tribunal. Dos de los jueceseuropeos habían estado en el cargo durante treinta y cuatro y veintiocho años,

respectivamente. Un oidor nacido en Quito había servido durante veintiséis

Page 31: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 31/377

31

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

años. La larga duración de estos magistrados indica que de hecho la inuenciacriolla era mucho mayor de lo que indican las cifras, y no resulta exageradodecir que la inuencia criolla existía en proporción cercana a dos por uno.

La dimensión plena de la inuencia criolla en la audiencia de Santa Fede Bogotá no se reeja adecuadamente en el análisis cuantitativo, por impre-sionantes que sean las estadísticas. Una compleja red matrimonial vinculabaa la burocracia scal y a la audiencia con las principales familias criollas deBogotá. Se necesitaba permiso del rey para los matrimonios entre funcionariosespañoles y criollas, pero era otorgado por lo general, especialmente en el sigloXVIII, más tolerante.28

Para dar un ejemplo notable, don Manuel Bernardo Álvarez, scalespañol de la audiencia (1736-56), y quien vivió en Bogotá hasta su muerte,fue el fundador de una verdadera dinastía burocrática. El 11 de abril de 1738Fernando VI le otorgó permiso para casarse con una criolla, la distinguida doñaMaría Josefa del Casal. De los diez hijos que llegaron a la edad adulta, sietecontrajeron matrimonio dentro de familias criollas acaudaladas y dentro de laburocracia scal de Bogotá.29

El clan Álvarez constituía potencialmente, si no de hecho, una rosca,que podía ejercer, y ejercía a veces, una inuencia en los asuntos públicosque no guardaba relación con la cifra de sus miembros, aunque ésta no fuerainsignicante. El visitador general, naturalmente, no utilizó jamás la palabrarosca, pero como tal los consideraba. Al recalcar posibles conictos de interés,Gutiérrez de Piñeres le escribía a Gálvez: “He asistido a reuniones en dondevotaron tres cuñados, uno oidor, el otro contador mayor y el otro ocial mayor”.Decía que esta situación era una “monstruosidad”.30 El hecho de que estos

28 Phelan, “El auge y la caída”.29 Restrepo Sáenz, Biografías,págs. 460-461. Para el permiso real a los hijos del scal Álvarez

para contraer matrimonio con criollas ver la consulta, 4 de marzo de 1775, AGI/ASF 547. Para suretiro ver la consulta de 19 de agosto de 1775, ibíd. Se examinó su biografía en una conferenciadictada en el Museo Arqueológico Nacional del Banco Popular por José de Muir el 8 de mayo de1974 (inédita). Su retrato está en el Museo Nacional. Su casa señorial fue restaurada con buengusto por el Banco Popular para albergar el Museo Arqueológico.

30 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de marzo de 1778, AGI/ASF 547. Pese a las censuras de

Gutiérrez de Piñeres contra la rosca de los Álvarez, él no estaba exento de nepotismo. Nombrócomo administrador del monopolio de aguardiente en Mompós a su sobrino, quien se con-

Page 32: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 32/377

32

John Leddy Phelan

funcionarios del tesoro apelaran a veces, aunque no siempre, a un magistradoque no fuera su pariente carnal o político en poco atenuaba los temores y lassospechas del visitador general.

Después de un examen cuidadoso, el visitador general le confesó a Joséde Gálvez que no había podido hallar un solo caso de fraude o de franca colusiónatribuible directamente al clan Álvarez. Sin embargo, alegaba que a la inuenciade esta rosca se debía el nombramiento del yerno de Álvarez, Manuel GarcíaOlano, a quien Gutiérrez de Piñeres destituyó por incompetente, como directordel monopolio del tabaco en el Socorro.31

Una real cédula del 20 de enero de 1775, donde se ordenaba que

parientes en tercer grado de consanguinidad o en segundo de anidad no podíantrabajar en la misma ocina scal le suministró un arma valiosa al visitadorgeneral, y produjo también un choque con el virrey Flórez, que merece quese le dedique cierta atención. El virrey argüía que la cédula, aunque en teoríarazonable, habría de provocar injusticias, y que debía revisarse drásticamenteo interpretarse con exibilidad. El hecho era que los candidatos más apropiadospara los cargos provenían de cinco familias, relacionadas todas por consangui-

nidad o por matrimonio: los Prietos, los Ricaurtes, los Caicedos, los Oriundosy los Álvarez. Alegaba el virrey: “Me parece muy duro que personas que notienen ni bienes para su subsistencia ni carreras para sus hijos distintasde los pocos empleos que el país ofrece se vean privadas de esos cargos ysuplantadas por gentes de menor talento que, por esta razón, no podráncumplir satisfactoriamente con sus deberes”. El virrey añadía a José de Gálvezque quienes llegaban a la península sin un nombramiento real “suelen serbasura por su nacimiento, por su crianza y por su conducta”.32

Gálvez, quien le daba entonces toda su conanza a Gutiérrez de Piñeres,le mandó al visitador general copia de la carta del virrey para que opinara sobreella. Gutiérrez de Piñeres censura la defensa que de la nobleza criolla hace Flórez:“No puede negarse que la nobleza merece consideración, pero sería un insulto

virtió en fundador de una distinguida familia colombiana. Ibíd., 30 de diciembre de 1778. Por suparte, Gálvez practicaba el nepotismo en gran escala. Brading, Miners and Merchants,pág. 37.

31

Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 28 de febrero, 15 de mayo de 1978. AGI/ASF 659.32 Flórez a Gálvez, 15 de noviembre de 1777, AGI/ASF 659.

Page 33: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 33/377

33

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

para la nobleza de Bogotá… si se tratara de limitarla tan sólo a los Prietos,Ricaurtes, Caicedos, Oriundos y Álvarez, como parece hacerlo el virrey”.33 El visitador general sostenía que había candidatos apropiados distintos delos que procedían de las cinco familias y, al citar el caso de García Olano,argüía que no todos los candidatos a altos cargos estaban calicados para lasfunciones a que el virrey los había designado.

El choque entre el virrey Flórez y el regente visitador general es unamuestra gráca de cómo los ministros de Carlos III se proponían transformarla burocracia. El virrey, con decenios de experiencia previa en América y con unaesposa criolla, era partidario de la política tradicional de los Habsburgos y de los

primeros Borbones de atraerse a las élites criollas. Gutiérrez de Piñeres, por suparte, aplicaba agresivamente la nueva política de reconquistar de los criollosla burocracia colonial en benecio exclusivo de los españoles europeos.

Siguiendo el ejemplo de Gálvez en México, Gutiérrez de Piñeres procediócautelosamente a desmontar la rosca de los Álvarez.34 La discreción resultabadeseable, si no necesaria, ya que estas familias criollas tenían inuencia, y elregente no tenía pruebas sólidas de peculado.

Al cabo de dos años, sin embargo, pudo informar triunfalmente que lainuencia de la familia Álvarez había sido reducida drásticamente. Sólo tresmiembros del clan conservaban cargos scales en Bogotá. Otros cuatro habíandejado de ser funcionarios en la capital. Uno había muerto, otro se había retirado,otro había sido trasladado y otro destituido.

En 1778 el regente visitador se consagró a europeizar el más altotribunal del Nuevo Reino. En dos años completó la tarea. Cuando estalló la

Revolución de los Comuneros ocupaba la audiencia una sólida falange deeuropeos. Tan sólo un magistrado español, como se vio luego, disfrutabade la conanza de los criollos –el oidor decano, Juan Francisco Pey y Ruiz,casado dentro de una prominente familia criolla. El creciente distanciamientoentre españoles americanos y europeos inuyó profundamente en el carácterde la Revolución.

33

Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de julio de 1778, ibíd.34 Brading, Miners and Merchants,págs. 40-42.

Page 34: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 34/377

34

John Leddy Phelan

El artículo veintidós de las capitulaciones de Zipaquirá adquiere así unasignicación adicional. Los criollos exigían la restauración de privilegios a losque estaban acostumbrados tiempo atrás. No formaban una clase excluidasistemáticamente de la función pública sino una élite burocrática que había sidodesposeída hacía poco. Los ministros de Carlos III estaban tratando de crearuna burocracia que respondiera exclusivamente a las órdenes provenientesde Madrid.

Las principales familias de Bogotá, hechas a disponer de los altos cargosy acostumbradas a una inuencia informal en los consejos de gobierno, se veíancomo las víctimas de una conmoción política. Su descontento fue causa principal

para la aparición de la resistencia armada en 1781. No es ningún accidente elque Manuel García Olano, quien tenía nexos matrimoniales no sólo con el clanÁlvarez sino también con la familia del marqués de San Jorge, fuera uno de loscorreos principales para la información entre ciertos elementos de la élite criollaen Bogotá y los dirigentes del Socorro. La alianza entre Bogotá y el Socorrofue el núcleo más sólido del movimiento revolucionario.

Aunque el regente visitador hizo mucho por restringir el poder de los

criollos, en menos de tres años no podía eliminar completamente su inuencia.Después de que Gutiérrez de Piñeres cayó del poder el 13 de mayo de 1781,el gobierno de Bogotá optó por una política de reconciliación y concesión. Elasediado pero todavía inuyente establecimiento burocrático que había gober-nado informalmente a la Nueva Granada durante la mayor parte del siglo XVIIIdesempeñó un papel decisivo en la aplicación de la política de reconciliación.Algunos de los principales protagonistas en las febriles negociaciones queculminaron con las capitulaciones de Zipaquirá fueron el oidor decano Pey yRuiz, el regente del tribunal de cuentas, Francisco de Vergara, y el marqués deSan Jorge. El arzobispo virrey Caballero y Góngora, inspirador y aglutinadorde la política, se dio cuenta también de la necesidad de atraerse a la éliteburocrática criolla.

Así, la esencia de la revolución política de Carlos III consistía en abolirla “constitución no escrita” cuyos fundamentos eran la participación criollaen la burocracia y el gobierno por medio del compromiso y la negociación.Los cambios económicos y scales auspiciados por el regente visitador general

Page 35: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 35/377

35

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

exacerbaron tanto para los patricios criollos descontentos como para los mestizosplebeyos la naturaleza de la revolución política que, con exceso de celo, elministro del rey estaba tratando de imponerles. Ahora vamos a ocuparnos enesas innovaciones scales y económicas.

Page 36: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 36/377

2. De Reino a Colonia: el programa económico yscal de Carlos III

Bernardo Ward, en su Proyecto económico, expresaba sucintamente las metasscales de los ministros de Carlos III: “Para darse cuenta del atraso de losdominios, basta con saber que Francia extrae de sus colonias unos cuarentamillones de pesos al año, es decir, cuatro veces más de lo que España extraede todo el Nuevo Mundo”.1 Lo que morticaba a Ward era el hecho de que elgrueso de los ingresos franceses provenía de la pequeña pero muy lucrativacolonia azucarera de Saint-Domingue, mientras que las posesiones de la coronaespañola se dilataban desde California hasta el estrecho de Magallanes. José delCampillo y Cosío, el principal ideólogo de la transformación del imperio, habíaexhortado a sus compañeros de gobierno a estudiar y a copiar el ejemplo de losaliados y los adversarios de España, franceses e ingleses. El objetivo central delprograma de modernización defensiva de Carlos III era convertir los reinos deultramar en verdaderas colonias que produjeran el máximo de ingresos para

la metrópolis.2

Las armas principales eran la tecnológica y la neomercantil. Aunqueambas compartían el mismo objetivo de aumentar la productividad económicay por consiguiente los ingresos reales, los benecios derivados de cambiostecnológicos tardarían más en dar fruto que las innovaciones neomercantilistas.Entre los rasgos principales del programa tecnológico guraba la inclusión dela ciencia nueva en los estudios universitarios, las expediciones mineras a

México, Nueva Granada y Perú, la expedición botánica a Nueva Granada en1780, la creación de ramas de la Sociedad Económica de Amigos del Paísen diversas capitales de las Indias, y la rápida introducción de la nueva vacunacontra la viruela.

Pero la necesidad acuciante en los años 1770 y 1780 era el aumentoinmediato y espectacular de los ingresos reales para nanciar los crecientes

1 Bernardo Ward, Proyecto económico(Madrid, 1779), pág. XIV.2

Ibíd., págs. 225-319. Miguel Artolo, “Campillo y las reformas de Carlos III”, Revista de Indias12 (1952): 685-714.

Page 37: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 37/377

37

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

costos de la defensa del imperio. En potencia, las fuentes más llamativas eranlos monopolios reales, fundamentalmente mercantilistas en su origen y sucarácter, y que incluían la pólvora, los naipes, las minas de sal, el papel sellado,la acuñación de moneda, y el mercurio. En la Nueva Granada los que teníanmayor potencial de ingresos eran el tabaco y los licores.

La reorganización por José de Gálvez de los monopolios reales enMéxico resultó en un asombroso éxito scal. El ingreso neto de la corona subióa catorce millones de pesos al año. Seis millones eran utilidades de los monopolios.Las utilidades netas por el solo tabaco subieron de 417.723 pesos en 1767 a4’539.789 pesos en 1798. La legislación real contemplaba que todas las utili-

dades de los monopolios se convirtieran en oro y plata y fueran embarcadasdirectamente a España.3

Si bien la economía y la población de la Nueva Granada eran muyinferiores a las de México, la reorganización de los monopolios reales prontoarrojó un aumento signicativo en los ingresos. En 1800 el tesoro derivabauna utilidad neta de 373.966 pesos por el monopolio del tabaco, y de 359.423por el de licores. Los monopolios de la Nueva Granada daban utilidades por

733.389 pesos al año, en contraste con los 6 millones de México.4

Los diezmosde la sede arzobispal de Bogotá, por otra parte, eran de 222.983 pesos. Aunquela economía del reino pueda haberse beneciado, a la economía de la NuevaGranada se la sometió a graves estrecheces, ya que el país se perjudicaba conel continuo retiro hacia España de una parte importante de sus riquezas enmetales: el oro.

Esto no era nada nuevo dentro del contexto hispánico de los monopoliosreales. El monopolio del tabaco se había establecido en España desde 1630,y se le daba en arriendo a individuos por periodos determinados hasta 1740,cuando la administración real directa reemplazó el sistema de contratos. Yadesde 1642 el enérgico virrey de México, obispo Juan de Palafox y Mendoza,

3 Brading, Miners and Merchants,págs. 29-30, 53; Priestley, pág. 154; Gutiérrez de Piñeresa Gálvez, 31 de diciembre de 1779, AGI/ASF 660.

4 Biblioteca Nacional, Bogotá, Libros Raros y Curiosos, ms. 185. Las cifras de Restrepo para

1808 son un poco más altas: José Manuel Restrepo, Historia de la revolución de Colombia,2vols. (Medellín, 1969), 129.

Page 38: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 38/377

38

John Leddy Phelan

le encarecía a su sucesor que estableciera allí el monopolio. La corona hizoesfuerzos sin convicción para extender el monopolio a América antes de 1764,pero esos intentos quedaron en nada.5

Los mercantilistas del siglo XVII y los neomercantilistas de la épocade Carlos III justicaban su programa con argumentos tanto prácticos comohumanitarios. Ward adhería a la clásica máxima mercantilista de que losimpuestos deben ser bajos para artículos de primera necesidad, moderadospara artículos útiles y muy altos para los de lujo.6 El tabaco y los licoresno eran necesarios para la vida, sino lujos cuyo abuso podía convertir en viciosu consumo. Por consiguiente, el control real no era indebidamente severo con

los pobres. Argumentos así, repetidos a menudo por Gutiérrez de Piñeres,causaban poca impresión en los pequeños campesinos que tenían en el tabacouna cosecha comerciable lucrativa, o en los consumidores que habían llegadoa considerar tanto el tabaco como el aguardiente artículos no de lujo sino deprimera necesidad. Pero la combinación de argumentos morales y comercialeshacía de los dos productos presas atractivas para los burócratas cuya preocu-pación era llenar los cofres de la hacienda real.

El tabaco es rey El reinado del tabaco empezó despaciosamente en la Nueva Granada, dondeno se introdujo su cultivo intensivo hasta la segunda mitad del siglo XVIII,cuando la producción aumentó espectacularmente.7

En el momento en que Gálvez establecía un eciente monopolio realdel tabaco en México, Carlos III le ordenaba al virrey Pedro Mesía de la Cerca(1761-72) establecer en la Nueva Granada un monopolio real copiado del deEspaña. Como tantas veces pasaba con los virreyes, Mesía de la Cerda interpretóel mandato real de manera exible. Le consagró mucha atención a los perjuicios

5 Priestley,Gálvez,págs. 131 ss.6 Flórez al cabildo del Socorro, 20 de junio de 1781, AGI/ASF 577-B; Gutiérrez de Piñeres al

cabildo de Tunja, 29 de mayo de 1780 AGI/ASF 660; Andrés V. Castillo, Spanish Mercantilism:Geronimo de Uztariz(Nueva York, 1930), pág. 172.

7 Basilio Vicente de Oviedo,Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada(Bogotá, 1930),

págs. 174-182. Oviedo, cura de San Gil en los años 1750, dice que el tabaco no se cultivaba enel Socorro sino sólo en San Gil, Barichara y Zapatoca.

Page 39: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 39/377

39

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que su implantación pudiera causarle a los intereses locales. Mayoristas ydetallistas independientes quedarían por fuera del negocio. Al recalcar losgastos en que incurría el gobierno con un sistema de administración directa, elvirrey señalaba que no era fácil hallar administradores competentes, ecacesy honrados, y recurrió al método tradicional de arrendamiento de rentas. Elvirreinato se dividía en distritos, y el privilegio de administrar el monopolio realse arrendaba por periodos de tres a cinco años al mejor postor.8

Las rentas arrendadas tenían muchos inconvenientes desde el punto devista de la corona. Era poco el control que podía ejercerse sobre la producción,y periódicamente se presentaban excesos de producción. Resultaba virtualmente

imposible calcular el verdadero valor de la producción de tabaco en cada distrito,porque los concesionarios ocultaban su verdadero precio. Los precios variabande región a región. Al pagar precios bajos a los productores, los concesionariostendían a cargarles a los consumidores el precio más alto del comercio.

En 1774, bajo la administración del virrey Manuel Guirior (1772-76),se efectuó una segunda reorganización del monopolio del tabaco. En respuestaa una real cédula del 23 de marzo de 1774, el virrey comenzó, en formaselectiva, a abolir las rentas arrendadas a medida que expiraban los contratos.En algunos distritos introdujo cautelosamente la administración directa. Conel nuevo sistema los empleados del monopolio empezaron a obtener algúncontrol sobre el comercio mayorista. Se hicieron intentos por fomentar lacalidad de la producción, pero estos cambios se implantaban con cuentagotas.El arrendamiento continuó en muchos sectores; otros distritos carecían de todaforma efectiva de control gubernamental. Florecía el contrabando, y continuabael exceso de producción.9

El potencial scal de un sistema de tributación directa se apreciaba con losucedido en el distrito de Honda, una de las regiones más fértiles del Nuevo Reinopara el cultivo del tabaco. En el primer año de administración directa el distritoduplicó sus utilidades netas para el tesoro, de 6.000 a 12.000 pesos.10

8 José María Ots Capdequí, Instituciones (Barcelona, 1959), pág. 485; Gutiérrez de Piñeres aGálvez, 31 de agosto de 1778, AGI/ASF 659; Mesía de la Cerda a Guirior en Relaciones de mandode los virreyes de la Nueva Granada , ed. Gabriel Giraldo Jaramillo (Bogotá, 1954), pág. 53.

9

Guirior a Flórez, en Relaciones de mando,págs. 91-92; AHN, Tabacos, 12:495-512.10 Guirior a Flórez en Relaciones de mando,pag. 53.

Page 40: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 40/377

40

John Leddy Phelan

El 24 de octubre de 1776 el virrey Flórez introdujo la tercera reorgani-zación del monopolio del tabaco en menos de un decenio. El plan de Flórez eraun paso importante para crear un monopolio real más centralizado por cuantose enfrentaba a dos problemas principales: exceso de producción y estructuraadministrativa. Tanto para evitar el exceso de producción como para eliminarel tabaco de inferior calidad, como el que se producía en el distrito de Bogotá,la producción se restringió a Girón y Zapatoca, San Gil, Charalá y Somacota. Laprohibición de cultivar tabaco en la parroquia del Socorro no fue, pues, inno-vación de Gutiérrez de Piñeres sino del virrey Flórez.11 El principio de restringirlas áreas de producción presentaba muchas ventajas desde el punto de vista

de la corona. Podía frenarse el exceso de producción, era más fácil suprimir loscultivos clandestinos, y garantizar la alta calidad de la producción.

Otro aspecto de la reorganización del virrey Flórez fue el traslado de lasocinas de Bogotá al Socorro. Se pensaba que desde allí podría regularse mejorla industria: el Socorro era el principal centro comercial de la región y estabacerca de los grandes centros de producción en la provincia de Tunja.

El verdadero autor del plan de reorganización de Flórez fue su cola-

borador principal, Francisco Robledo, asesor general del virrey. Fue él quienlo persuadió para que nombrara a Manuel García Olano en el nuevo cargo deadministrador de la sede del Socorro.12 Menos de dos años después, el 8 de juniode 1778, Robledo contrajo matrimonio con doña Rita Álvarez, hermana de laesposa de García Olano. La coincidencia insinúa que acaso consideracionesde favoritismo personal inuyeron en la recomendación de García Olano por elasesor general para el cargo en el Socorro.

En el momento de su designación para el cargo en el Socorro, GarcíaOlano tenía pendiente un viejo pleito por no haber presentado las cuentasal tesoro en su calidad de administrador del monopolio de aguardiente en

11 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de enero, 31 de agosto de 1778, AGI/ASF 659; Gutiérrezde Piñeres a Flórez, 27 de enero, 5 de marzo de 1778, ibíd.

12 Clímaco Calderón, Elementos de hacienda pública(Bogotá, 1911), págs. 539-541; PabloE. Cárdenas Acosta, Del vasallaje a la insurrección de los Comuneros: la provincia de Tunja enel virreinato (Tunja, 1947), págs. 345-347; Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de marzo, 15 de

mayo, 31 de agosto, 18 de noviembre de 1778, AGI/ASF 659; Flórez a Gálvez, 15 de noviembrede 1777, ibíd.

Page 41: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 41/377

41

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Mompós, de 1760 a 1770.13 Es claro que debía su nombramiento más aconexiones familiares que a sus dudosas capacidades profesionales. En efecto, José de Gálvez, en su calidad de superintendente general de rentas, no sólo senegó a conrmar a García Olano sino que le informó secamente al virrey, el5 de agosto de 1777, que debía ser relevado inmediatamente de su cargo deadministrador del tabaco, y que no debería permitírsele ocupar ninguna otraposición en la hacienda real.14

Flórez, que estaba en excelentes términos con el clan Álvarez, nodestituyó a García Olano hasta agosto de 1778, ante la insistencia de Gutiérrez dePiñeres, quien desconaba de las conexiones familiares de García Olano y sabíatambién de su ineptitud. Pero esas conexiones redundaron en el nombramientoposterior de García Olano como administrador de los correos en Bogotá, conun salario anual de 1.500 pesos; cargo del que lo destituyó el arzobispo virreyen 1783.15

A n de evitar excesos de producción como los que había tolerado GarcíaOlano, el regente visitador general restringió todavía más de lo que había señaladoFlórez la producción de tabaco, al limitarla a la pequeña provincia de Girón y ala parroquia de Zapatoca, donde el tabaco era de muy buena calidad. San Gil,Charalá, Barichara y Ocaña quedaron en la lista prohibida. La prohibición seimplantó implacablemente mediante policías nacidos en España, los famosos“resguardos armados”, a los que el pueblo acusaba de todo tipo de violencias,incluida la violación. Estos guardias toscos y brutales no sólo quemabanlas cosechas en los sectores prohibidos, sino que también los acusadosde siembras ilegales estaban sujetos a la sanción de tribunales especiales

13 AHN, Audiencia, Cundinamarca, 9-992-1.000; Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 28 de febrero,30 de marzo, 15 de mayo de 1778 y 31 de marzo de 1779, AGI/ASF 659.

14 Cárdenas Acosta, Del vasallaje,pág. 346; Calderón, Elementos,págs. 539-541; Gutiérrez dePiñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1779, AGI/ASF 659 y 6 de enero de 1780, AGI/ASF 600.

15 En el curso de un año García Olano permitió una superproducción masiva de tabaco y,habiendo calculado mal el consumo en la región, había comprado 4.000 cargas (1 carga = 250libras) cuando el mercado no podía absorber más de 2.000 cargas. El tabaco se pondría en los

depósitos reales. Calderón, Elementos,pág. 347; Cárdenas Acosta, Del vasallaje,págs. 345-47.Para la defensa de García Olano ver AHN, Tabacos, 35:255-287.

Page 42: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 42/377

42

John Leddy Phelan

establecidos para ejecutar el mandato de los monopolios reales.16 Ciertamente elresentimiento de los pequeños productores fue causa principal del estallidode motines en marzo de 1781.

Carlos III le dio carta blanca al regente visitador general en las cédulasde 5 y 15 de agosto de 1777, cuando el monarca ordenó que se interrumpierala reorganización de Flórez; instrucciones que Gutiérrez de Piñeres “obedeciópero no cumplió” hasta el 31 de agosto de 1778, cuando promulgó la cuartareforma del tabaco desde 1776. Aunque el plan fue una causa signicativa enel estallido de la Revolución de los Comuneros, a la larga fue el denitivo yen gran parte siguió vigente hasta el 1º de enero de 1850, cuando el gobierno

republicano de la Nueva Granada abolió el monopolio del tabaco.17

La reorganización seguía en buena medida la fórmula que Gálvez habíaimplantado antes en México. La producción se restringió a cuatro sectoresescogidos cuidadosamente y donde se producía tabaco de la mejor calidad:Ambalema en el alto Magdalena, Llano Grande en la vertiente oriental del valledel Cauca, Girón y Zapatoca cerca de la provincia de Tunja, y Pore y Nunchíaen los llanos de Casanare. Se suponía que cada sector podía producir tabaco

de alta calidad para consumo dentro del respectivo distrito. Estaba prohibidoel comercio de tabaco entre una y otra región.

16 Berenguer a Meléndez de Arzona, 22 de marzo de 1781, AGI/ASF; Salvador Plata a Caba-llero y Góngora, 1º de diciembre de 1781, AHN, Los Comuneros,declaración de Plata, 6:97 ss.;cabildo del Socorro a Flórez, 7 de mayo de 1781, AGI/ASF 663-A; Manuel Briceño, Los Comuneros(Bogotá, 1880), págs. 100-103.

17 El estudio más completo sobre el monopolio del tabaco es el de John P. Harrison, “The Co-lombian Tobacco Industry: From Government Monopoly to Free Trade, 1778-1876”, tesis doctoralinédita, Universidad de California, Berkeley, 1951. Para un resumen ver su “The Evolution ofthe Colombian Tobacco Trade to 1875”, Hispanic American Historical Review32 (1952): 163-74.Calderón, Elementos,págs. 514-53. Las principales fuentes primarias para la política tabacalera deGutiérrez de Piñeres son las siguientes: para una copia de las reglas de Gálvez para el monopoliode México ver AHN, Tabacos, 19:860-85. Ver también Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de enero,28 de febrero, 15 de mayo, 31 de julio, 31 de agosto, 20 de noviembre de 1778, AGI/ASF 659;Gutiérrez de Piñeres a Flórez, 28 de enero, 5 de marzo de 1778 y Flórez a Gutiérrez de Piñeres 28de febrero, ibíd.; Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de abril de 1780, AGI/ASF 660; Gutiérrez dePiñeres, 22 de agosto de 1781, AGI/ASF 662; Gutiérrez de Piñeres a Pey y Ruiz, 21 de mayode 1781, AGI/ASF 663-A; Flórez al cabildo del Socorro, 20 de junio de 1781 y Flórez a Gálvez,

22 de agosto de 1781, AGI/ASF 577-B; ordenanza del virrey, 18 de agosto de 1778, AHN. LosComuneros, 18:91-98.

Page 43: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 43/377

43

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En vista de que otras regiones del imperio exportaban tabaco a Europa,se le prohibió hacer otro tanto a la Nueva Granada. Las provincias costeñas dePanamá, Cartagena y Santa Marta, donde no se producía tabaco, lo recibíanno del Nuevo Reino sino en barco, desde Cuba.18

El mercado mundial del tabaco era limitado: en el territorio que prontohabría de convertirse en los Estados Unidos, los cultivadores, en esa época,quemaban voluntariamente el producto de acuerdo con la demanda mundial.19 El gobierno español, con su orientación neomercantilista, adoptó la políticade que el Estado debía intervenir directamente para obtener un equilibrioestable entre la oferta y la demanda en el mercado mundial. La Nueva

Granada, que no podía exportar tabaco ni siquiera a España, fue víctimade este ambicioso criterio.

El principal competidor del imperio español era la América del Norteinglesa, que producía más tabaco que el resto del mundo. El tabaco de Cubay Venezuela (“tabaco del Orinoco”, como solía llamársele en Europa) era decalidad superior, pero mucho más costoso que la variedad angloamericana.Es una ironía histórica que Francia comprara la mayor parte de su tabaco no a

su aliada España sino a su rival, a las colonias inglesas en la costa del Atlántico.Los benecios económicos prevalecían sobre las consideraciones políticas, y elmercado francés absorbía anualmente aproximadamente la cuarta parte de lacosecha norteamericana. En 1778 un nuevo aumento en el precio del tabacohispanoamericano, que era ya el más alto, redundó en una disminución de laparticipación española en el mercado francés.20

Vale la pena anotar, incidentalmente, que los españoles, cuyas aptitudesempresariales no han sido apreciadas sucientemente, en este caso particulareran capitalistas de Estado más ecaces que sus aliados franceses. Aunque lasinnovaciones administrativas, scales y económicas de Carlos III se inspirabanen gran parte en las políticas mercantilistas de Colbert, el ministro de hacienda

18 Harrison, “Colombian Tobacco Industry”, cap. 2.19 Edward C. Kirkland, A History of American Economic Life(3a. ed., Nueva York, 1952),

pág. 68.20 Jacob M. Price, France and the Chesapeake: A History of the American Tobacco Monopoly,

1674-1691, and Its Relationship to the British and American Tobacco Trades,2 vols. (AnnArbor, 1973), 2:718, 839-842.

Page 44: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 44/377

44

John Leddy Phelan

de Luis XIV, en el área especíca del monopolio del tabaco la “atrasada”España marcaba el camino y la “adelantada” Francia la seguía. El monopoliofrancés del tabaco no se estableció hasta 1674, y hasta que fue barrido por larevolución francesa fue administrado con el sistema de rentas arrendadas delantiguo régimen.21

Gutiérrez de Piñeres racionalizó la administración de Nueva Granada alcrear una dirección general en Bogotá, con jurisdicción sobre todos los monopo-lios reales. El tabaco y los licores, los más lucrativos, constituían subdivisionesseparadas. Cinco distritos administrativos –Bogotá, Popayán, Honda, Panamá yCartagena– se dividieron en una serie de estancos, los que a su vez coincidíancon el territorio de las parroquias. Los productores le vendían sus cosechas almonopolio. Este, a su vez, confeccionaba el producto nal, que era vendidoal público. Los monopolios reales no sólo tenían su propia fuerza de policíasino también sus tribunales para sancionar a los transgresores. Burócratasasalariados y de tiempo completo administraban el sistema de arriba abajo.Se estableció un sistema más eciente de contabilidad para impedir fraudes.Gutiérrez de Piñeres trató de anticiparse a cualquier intento de evasión porparte de los administradores regionales para explicar una falta de fondos opara ocultar cualquier discrepancia entre sus libros de contabilidad y los defuncionarios superiores e inferiores.

Los cinco distritos administrativos habrían de convertirse en las cincounidades intendencia les de la Nueva Granada, pero la Revolución de losComuneros disuadió a la corona de dar ese paso, y las intendencias establecidasen otras partes de las Indias nunca se implantaron allí.

¡Viva el aguardiente!El otro monopolio real lucrativo en la Nueva Granada era el del “aguardiente decaña y anís” (aguardiente era un término genérico para bebidas espirituosas).En la época del virrey Mesía de la Cerda el monopolio del aguardiente producíaunos 200.000 pesos, en contraste con los exiguos benecios del monopolio del

21 Ibíd.

Page 45: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 45/377

45

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

tabaco, recién establecido.22 La verdad es que el monopolio del aguardiente eramás antiguo; la corona había autorizado su implantación desde 1736.

La manufactura y venta del aguardiente libraron una ardua batalla paraobtener su legitimación. Ya en 1693 Carlos II había prohibido la produccióny la venta, fundado en que era nocivo para la salud y la moral pública. El 30 deseptiembre de 1714 Felipe V reiteró la prohibición, con penas severas para losinfractores. Pero el poder de los intereses establecidos convirtió en letra muertalas órdenes reales. Era habitual el consumo de ron y de anisados en todos lossectores de la sociedad. Las haciendas productoras de azúcar, muchas situadasen las provincias costeñas de Cartagena y Santa Marta, necesitaban un mercadopara su producto. Muchas de las haciendas pertenecían al clero regular.

Varias veces, durante el siglo XVIII, la corona ordenó una investigaciónsobre la conveniencia de prohibir la producción de aguardiente. En todos loscasos los virreyes y la audiencia obedientemente acudieron a la opinión delos expertos disponibles. Tanto eclesiásticos como médicos atestiguaron que esasbebidas consumidas con moderación, no amenazaban ni a las normas moralesde la comunidad ni al bienestar físico de sus ciudadanos. Argumentaban ademásque el control de los precios por el gobierno disminuiría el peligro potencial.En todas partes hay borrachos, las autoridades de Bogotá le recordaron alrey, y no era fácil que con una ley dejaran de existir. Sería difícil de imponerla prohibición total de la confección de aguardiente en un país donde ricos ypobres por igual estaban acostumbrados a consumirlo. Los dos argumentos másdicientes invocados por las autoridades de Bogotá eran que la prosperidad delas plantaciones de azúcar se vería amenazada si se les privara de esa salidapara su producto, y, en segundo lugar, que el monopolio constituía una fuentepotencialmente lucrativa de ingresos para la hacienda real.

Aunque no debe desecharse la preocupación paternalista de la coronapor el bienestar físico y moral de sus súbditos de ultramar, la necesidad demayores ingresos, reforzada con las presiones de los intereses establecidos yde la costumbre, resultó en una alianza invencible.

22 Mesía de la Cerda a Guirior, Relaciones de Mando,págs. 54-55.

Page 46: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 46/377

46

John Leddy Phelan

Cuando se estableció por primera vez en 1736, el monopolio con-templaba la producción libre del licor: cada productor pagaba un determinadoimpuesto a la hacienda real. Los concesionarios, quienes en subasta conseguíanun contrato de cinco años de duración, recolectaban el impuesto y pagaban ala corona la suma estipulada. El aguardiente, como el tabaco, al comienzo fueuna decepción desde el punto de vista scal. En los primeros años el benecioneto anual para el tesoro fue sólo de 8.528 pesos.23 En los años 1760 en muchosdistritos el arrendamiento de rentas fue reemplazado por la administracióndirecta. De ahí que el virrey Mesía de la Cerda pudiera informar en 1772 deuna utilidad anual neta de 200.000 pesos, que en los últimos decenios del sigloXVIII ascendió a 300.000 y 340.000 pesos.

El virrey Flórez le consagró mucha atención a la reforma del monopoliodel aguardiente, como lo hizo con el del tabaco. Su asesor general, Robledo,trazó un proyecto de reconstrucción igualmente minucioso. El plan del 26 denoviembre de 1776 preveía la administración directa del monopolio para todo elterritorio de la audiencia. La Nueva Granada fue dividida en “administracionesgenerales”, con sus empleados y su cuerpo de policía. El monopolio comprabala materia prima a los productores, fabricaba el licor y lo vendía a losconsumidores. En todas las localidades donde hubiera suciente demandahabría de establecerse un estanco. El administrador general solía nombrarcomo estanquero a uno de los ciudadanos más ricos de la localidad; este a suvez estaba obligado a prestar anza como garantía de su cumplimiento de lasregulaciones del monopolio.

Las instrucciones del visitador general regente eran de investigarla operación del monopolio del aguardiente, y de introducirle mejoras si loconsideraba deseable. Gutiérrez de Piñeres reconocía francamente que la reor-ganización de Flórez-Robledo constituía una mejora notable, pero alegaba quela centralización de todos los monopolios en una sola unidad administrativa,y las instrucciones detalladas para los burócratas de todo nivel constituían

23

Para una historia concisa del monopolio de aguardiente ver Calderón, Elementos,págs. 497-514. También Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de mayo de 1779, AGI/ASF 659.

Page 47: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 47/377

47

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

complementos necesarios. El 22 de mayo de 1778 emitió su “Instrucción parael gobierno de la dirección general de la renta de aguardiente de caña”, la queadoptaba muchos rasgos de la reorganización de Flórez-Robledo, pero a la cualel visitador general le añadió una dirección general para ejercer la jurisdicciónsuprema; el tabaco y el aguardiente se convertían en subdivisiones autónomas.Esta reorganización denitiva quedó incorporada a la ordenanza del 27 de mayode 1780, con aprobación explícita del rey.24

El visitador general regente no sólo racionalizó y centralizó la admi-nistración de los monopolios de tabaco y aguardiente sino que en 1780, enrespuesta a órdenes provenientes de España, aumentó el precio que los estancoscobraban a los consumidores. El aumento ascendía a dos reales (veinticincocentavos) por cada libra de tabaco y por cada dos litros de aguardiente.25 La justicación del alza de precios era conseguir mayores ingresos para costearla guerra contra la Gran Bretaña.

Durante la Revolución de los Comuneros los dos principales blancos dela ira popular fueron las ocinas de los monopolios de tabaco y aguardiente. Lasmultitudes quemaron tabaco y derramaron aguardiente en incontables plazasde pueblo en la provincia de Tunja. Sin embargo, ha que distinguir con cuidadola importancia de los dos artículos para productores y consumidores.

En las capitulaciones de Zipaquirá, cuando los jefes comuneros tuvieronoportunidad de expresar sus quejas, no solicitaron la abolición del monopoliodel aguardiente en cuanto tal. Tan sólo solicitaron la derogatoria de la recientealza de precios. Aunque la mayor parte del aguardiente manufacturado veníade plantaciones de azúcar en las provincias costeñas de Panamá, Cartagenay Santa Marta, también en el Socorro la producción de azúcar era importante.Estas plantaciones constituían empresas capitalistas que requerían grandesinversiones en equipos y en mano de obra. Los dueños de las plantaciones noobjetaban el principio del monopolio, al cual, en una u otra forma, se habían

24 El texto denitivo de las innovaciones scales de Gutiérrez de Piñeres puede verse en AHN,Los Comuneros 1. Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de enero de 1781, AGI/ASF 660.

25

Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de abril de 1781, AGI/ASF 660; juntas de tribunales, 27de abril de 1780, AGI 663-A.

Page 48: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 48/377

48

John Leddy Phelan

acostumbrado desde 1736. Además, el monopolio estatal les garantizaba unmercado para su producto, y les pagaba en metálico.26

Durante la Revolución de los Comuneros, la presencia de una guarniciónde 3.318 soldados profesionales en Cartagena, así como de guarniciones máspequeñas en Santa Marta y Panamá, explica en parte, indudablemente, la lealtadde las provincias costeñas al gobierno. Pero esa lealtad se veía reforzadacon el hecho de que la insatisfacción económica era menos aguda que en lasregiones montañosas del interior. Si bien los consumidores de la costa teníanque pagar más por el aguardiente y el tabaco, los productores de azúcar notenían desavenencias básicas con el monopolio de aguardiente, y en la costa

no se cultivaba tabaco.

La alcabalaLa tercera de las fuentes importantes de impuestos en la Nueva Granadaera la alcabala. A nes del periodo colonial este impuesto a las ventas producíaanualmente unos 184.480 pesos, dentro de ingresos totales de 2’453.096pesos.27 Antes de la creación de los monopolios de aguardiente y tabaco, cuyo

producido se aproximaba a los 700.000 pesos, la alcabala había sido la principalfuente de ingresos para la hacienda real. Una de las prioridades del regentevisitador general era reorganizar tan lucrativa institución. En este punto impor-tante Gálvez y sus tenientes ignoraron el consejo de su mentor, Ward, quienexhortaba a los españoles a emular con las colonias inglesas, cuya prosperidadatribuía él a las tasas bajas de sus impuestos de sisa y de ventas.28

26 El texto de las capitulaciones está publicado en CA, 2:19, 23-24. A nes del régimen colonialla corona recibía los siguientes ingresos por concepto de los monopolios:

Naipes 12.000 pesosPólvora 11.500Papel sellado 53.000Sal 65.000Total 141.500 pesos(Restrepo, Historia de la revolución de Colombia , 1:29).27

Ibíd.28 Ward, Proyecto económico,págs. 235-241.

Page 49: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 49/377

49

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En el siglo XIV, la alcabala, de origen árabe, estaba ya incorporada alsistema scal de Castilla. En 1591 se la introdujo al virreinato del Perú, pese a unaresistencia tenaz pero sin éxito. En el siglo XVIII el impuesto, que era entoncesdel 4 por ciento, se aplicaba, con pocas excepciones signicativas, a materiasprimas, bienes de consumo, semovientes, nca raíz y propiedades personalescon motivo de todo cambio de propiedad. Dos grupos sociales disfrutaban deexenciones: los indios y el clero.

Los indios no tenían que pagar el impuesto por sus cosechas ni porproductos elaborados en la Nueva Granada –exención que no incluía bienesde origen europeo o asiático–. En segundo lugar, el clero y las instituciones

eclesiásticas no eran gravados por productos producidos para su propio benecioni por ventas efectuadas sin ánimo de ganancia. Sin embargo, las exencioneseclesiásticas no estaban lo sucientemente detalladas y daban lugar a contro-versias interminables con la hacienda real.29

Hasta la época de Carlos III la alcabala se arrendaba a veces a corporacio-nes como cabildos o consulados, o a concesionarios individuales, generalmentepor un periodo de tres años. Como anotaba Robert S. Smith, “el precio pagado

por el contrato de la alcabala representaba un compromiso entre las demandasde ingresos por parte del rey, por lo general de carácter urgente, y la desganao la incapacidad del concesionario para descubrir y explotar las obligacionesdel contribuyente”.30

Un sistema tan laxo era inaceptable para Gutiérrez de Piñeres. Uno desus esfuerzos de racionalización fue separar la alcabala del impuesto para la“armada de Barlovento”, introducido en 1641 en la Nueva Granada para ayudara costear la ota del Caribe.31 En efecto, la armada de Barlovento era un impuesto

29 Sobre la alcabala ver: Salvador de Moxo, La alcabala, sobre sus orígenes, concepto y natu-raleza (Madrid, 1963); Luis Eduardo Nieto Arteta, Economía y cultura en la historia de Colombia(Bogotá, 1962) págs. 15-35; Robert S. Smith, “Sales taxes in New Spain, 1575-1770”, Hispanic

American Historical Review28 (1948): 2-37; Abel Cruz Santos, Economía y hacienda pública. Historia extensa de Colombia,vol. 15 (Bogotá, 1965), 1: 121-89; Luis Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia,1810-1930 (Medellín, 1955), págs. 1-84; Calderón, Elementos,págs.293 ss.; Cárdenas Acosta, Del vasallaje,págs. 271-308.

30 Smith, “Sales taxes in New Sapin”, pág. 10; Recopilación de leyes de los reinos de las

Indias, libro 8, título 13.31 John Lynch, Spain under the Habsburgs, 2 vols. (Londres, 1969), 2:200.

Page 50: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 50/377

50

John Leddy Phelan

a las ventas adicional del 2 por ciento, y a partir de 1720 los dos tributos serecolectaban conjuntamente; en 1778 la armada de Barlovento había perdidocompletamente su identidad como impuesto aparte. Cuando Gutiérrez de Piñereslo rescató de los empolvados archivos, se convirtió pronto en foco de indignaciónpopular.32 Es verdad que no era un impuesto nuevo, pero el regente visitadorgeneral fracasó lamentablemente en su campaña de relaciones públicas paraconvencer al pueblo de lo contrario. Tan hondo era el sentimiento popular queel impuesto se declaró abolido en la primera cláusula de las capitulacionesde Zipaquirá.33

Gutiérrez de Piñeres no sentía simpatía por el sistema de arrendamiento

de rentas, al que consideraba una explotación inecaz del potencial tributario.Propuso que los concesionarios fueran reemplazados en todas las poblacionesgrandes cuando expiraran sus contratos y, en las más pequeñas, limitarlosrigurosamente a tres años, con intensicación de la vigilancia administrativa.

El plan de reorganización del regente visitador general incluía uncenso pormenorizado y que debía actualizarse todos los primeros de enero. Laspersonas, sin excepción, deberían ser identicadas por su actividad económica.

La administración de la alcabala habría de separarse en subdivisiones talescomo productos de Castilla, productos de la Nueva Granada, tiendas de co-mestibles al por menor, tiendas de mercancías al por menor, ncas ganaderas,haciendas agrícolas y vendedores ambulantes. Si bien Gutiérrez de Piñeresraticaba las exenciones tradicionales a la alcabala, trató de eliminar los queconsideraba abusos consuetudinarios cometidos por los dueños de esclavos,el clero y los indios.34

A n de asegurar que los comerciantes pagaran el impuesto a las ventas,el regente visitador general diseñó un sistema de guías y tornaguías. Unaguía, expedida por el agente scal de la localidad, era un certicado de quedeterminada carga de mercancías comprada en una localidad y destinada aotro lugar había pagado el impuesto correspondiente. Cuando las mercancías

32 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de abril, 30 de octubre de 1780, 31 de enero de 1781,AGI/ASF 660.

33

CA, 1:19.34 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 30 de abril, 30 de octubre de 1780, AGI/ASF 660.

Page 51: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 51/377

51

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

llegaban a su destino, el representante local de la hacienda real emitía unatornaguía, la que certicaba que los bienes mencionados en la guía habíanllegado con los impuestos ya pagados o respaldados por una anza. Estesistema implicaba a veces que los comerciantes tenían que asumir el gastoadicional de contratar los servicios de un ador, así como pagar de su bolsillolos servicios de un notario.35

Aunque ya existía un sistema primitivo de certicar el tránsito demercancías, el sistema altamente burocrático de guías y tornaguías fue creaciónde Gutiérrez de Piñeres. El arbitrio podría prometer un aumento de los ingresosreales, pero el pequeño comerciante que negociaba con su recua de mulas por

los traicioneros caminos de los Andes estaba lívido de cólera. Estas regulacionesse simplicaron grandemente después de la insurrección de los comuneros.36

El regente visitador general introdujo una carga scal más. En cédula del17 de agosto de 1780, Carlos III requirió de sus vasallos un “donativo graciosoy préstamo” a n de asumir los enormes gastos de la guerra contra Inglaterra–una forma española de préstamo forzoso al que acudía periódicamente lacorona durante emergencias bélicas–. Un préstamo forzoso, en efecto, le permitía

a la corona movilizar recursos sustanciales independientes de los tributosjos estipulados para las clases altas, pero era un mediocre sustituto de unsistema anual de imposición directa regular.37 Si ese impuesto se recolectaraefectivamente, produciría en la Nueva Granada más de un millón de pesos.

El 20 de marzo de 1781 el regente visitador general ordenó que todoslos varones blancos contribuyeran con dos pesos; a los no blancos se les exigíaun peso, y quedaban eximidos las mujeres, los esclavos y los indigentes.38 Losfalsos rumores en el sentido de que el préstamo forzoso iba a convertirse en unimpuesto anual encontraron general acogida, tan inamada se hallaba la opiniónpopular.39 El momento para recolectar el préstamo no resultó afortunado.

35 Ibíd., 30 de septiembre de 1780.36 CA, 1:211-12.37 Sobre aspectos de este impuesto ver mi Kindgdom of Quito,págs. 109-111, 331.38 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1781, AGI/ASF 660.39

Declaración de Salvador Plata, 1º. de diciembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 6:97-131,y 13 de marzo de 1783, ibíd., 18:354-400.

Page 52: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 52/377

52

John Leddy Phelan

Las nuevas regulaciones acerca de la recolección de la alcabala y dela armada de Barlovento se publicaron en la ciudad de Tunja el 15 de febrero,y en el Socorro el 16 de marzo.40 En el Socorro, la publicación precipitóun motín en el que tomaron parte dos mil ciudadanos enardecidos. Habíacomenzado una revolución.

El visitador general y el virrey En un lapso de veintiséis meses el enérgico Juan Francisco Gutiérrez de Piñereshabía organizado el aparato de recaudo de impuestos del virreinato conforme alos propósitos de los ministros de Carlos III: situar a los reinos de ultramar en un

estado de dependencia económica del cual se beneciara la metrópolis. Inclusopuede argumentarse de modo convincente que el estado de dependencia –quees hoy una hipótesis prestigiosa para explicar el permanente subdesarrollode América Latina– no comenzó efectivamente hasta que los incipientestecnócratas de Carlos III trataron de convertir a los reinos de Indias en unverdadero imperio económico.41

La Nueva Granada era entonces un país relativamente pobre, con unaeconomía modesta y algo primitiva.42 Por moderado que fuera, cualquier aumentoen los tributos causaba impacto. Los cambios tributarios y administrativosrecayeron súbita y simultáneamente, sobre todos los grupos de esa sociedad.Los aumentos en el tabaco y el aguardiente afectaron a gran número de con-sumidores, la enorme mayoría de la población, quienes veían esos artículos delujo como de primera necesidad. Los pequeños agricultores de la provinciade Tunja, que sólo hacía poco se habían acostumbrado al tabaco como cosechacomerciable, se vieron perjudicados con la prohibición de cultivarlo en la mayorparte de la provincia.

Aunque las tasas de la alcabala no aumentaron mucho, la recoleccióndirecta implicaba que más y más personas pagaban más impuestos, de los que

40 CA. 1:99-100.41 Ver John Lynch, reseña deThe Colonial Heritage of Latin Americade los Steins, en Journal

of Latin American Studies4 (1972): 319-320.42 Para un examen conciso de la economía colonial en la Nueva Granada ver Jaime Jaramillo

Uribe, “La controversia jurídica y losóca librada en torno a la liberación de los esclavos”, Anuariocolombiano de historia social y de la cultura4 (1969): 63 ss.

Page 53: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 53/377

53

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

sólo una fracción de su cuantía legal se había percibido en el pasado. Los dueñosde esclavos y el clero no se sintieron dichosos con el celo del visitador generalpara eliminar algunas de sus exenciones consuetudinarias pero extralegales.Los indios estaban inquietos y amargados con la expropiación de sus tierrascomunales, los resguardos. Los cambios afectaron el bolsillo de todo el mundo.Todas las clases y todos los grupos étnicos tenían algún motivo de irritación.Las familias de la élite criolla en Bogotá estaban alarmadas ante la pérdidade sus “derechos” tradicionales a altos cargos. Las élites criollas locales enpueblos de provincia como el Socorro y San Gil veían recortadas sus funcionespolíticas y sociales a medida que la nueva administración scal imponía un

enjambre de nuevos funcionarios, por lo general españoles de la península,que obedecían a los dictados de Bogotá más que a los de las localidades dondeestaban establecidos temporalmente. Las clases bajas se sentían profundamentediscriminadas con la imposición implacable de los impuestos y monopolios. Elodio instintivo de los plebeyos a los chapetones, como llamaban despectiva-mente a los peninsulares, se intensicó.

La Nueva Granada, en efecto, estaba acostumbrada a una administra-

ción laxa y descentralizada en la que el virrey y la audiencia actuaban comointermediarios entre los intereses locales y los mandatos de la autoridadcentral en Madrid. Se producían cambios, pero a un ritmo lento. Los virreyescortejaban la opinión pública al atraerse el apoyo del clero parroquial y de lasélites locales, cuyas fortalezas institucionales eran los cabildos, y trataban deequilibrar las exigencias regionales con las demandas de la burocracia central.No puede hallarse ejemplo mejor de este sistema que el virrey Flórez, quien selas arregló para adelantar mucho la centralización de los monopolios de tabacoy aguardiente sin encontrar oposición militante.

Gutiérrez de Piñeres sin lugar a dudas era intransigente y tozudoen lo que tocaba a la ejecución del programa scal de Carlos III, pero podíamostrarse sumamente exible y comprensivo en cuestiones que no afectarandirectamente al tesoro real. Les dio alguna protección paternalista a los indios,en su lucha desesperada contra la avidez de tierra y de mano de obra porparte de criollos y mestizos, como con algún detalle se verá en el capítulo 7.En la acalorada controversia sobre cambios en los programas de la educación

Page 54: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 54/377

54

John Leddy Phelan

superior, el regente visitador general mostró buena voluntad para atenderlos puntos de vista de los intereses establecidos. Era, efectivamente, muycapaz de prácticas políticas de coalición en casi todas las esferas, excepto lascal. Las instrucciones que recibió de José de Gálvez eran las de aumentarinmediatamente los ingresos reales, y se negó inexiblemente a considerarcualquier componenda que hubiera podido reducir el insumo inicial de lahacienda real, pero que también hubiera podido evitar la violenta disputa de1781. No era, como el virrey Flórez, un conciliador político sino un tecnócrataque quería resultados inmediatos.

La única persona de autoridad y prestigio con una política que hubiera

podido evitar la violencia de 1781 era el virrey. Flórez clamaba porque lasmilicias se reformaran y se aumentaran para que el gobierno tuviera sucientepoderío militar para aplastar cualquier motín. En 1777 propuso una ampliareorganización del ejército, pero Gálvez rechazó el plan. Madrid decretó queel programa scal bajo los auspicios del visitador general debería proceder ala reorganización militar. Cuando estalló la violencia en marzo de 1781, enBogotá había menos de setenta y cinco soldados profesionales, y las unidades

de la milicia en muchas provincias del interior existían sólo en el papel. Lasúnicas fuerzas militares efectivas del Nuevo Reino estaban estacionadas enlas fortalezas de Cartagena y Santa Marta.43

La oposición de Gutiérrez de Piñeres a la creación de milicias discipli-nadas en el interior constituye una lección fascinante en vista de los sucesosposteriores. Como buen burócrata scal que era, deploraba el costo para la haciendareal y la pérdida para la agricultura y el comercio de los milicianos en servicioactivo. Expresaba un intenso aborrecimiento por la “chusma”, principalmentepor ser el producto de muchas mezclas de razas. Estos habrían sido la mayoríade los soldados rasos y, al estar armados, podrían perderles su habitual respetoa sus superiores españoles y criollos.

El virrey Flórez anotaba que las milicias se necesitaban para sofocarmotines en que participasen criollos de las clases altas. Estaba pensando en

43

Allan J. Kuethe, “Military Reform in the Viceroyalty of New Granada, 1773-1799”, tesisdoctoral inédita en la universidad de Florida, 1962, caps. 2 y 3.

Page 55: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 55/377

55

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

el motín del ron en Quito, en 1765. Gutiérrez de Piñeres respondía convehemencia:

Estuve y estoy convencido de que semejantes asertos son injuriaspremeditadas a un estimable grupo de vasallos cuya lealtad no puede

ponerse en duda sin notoria injusticia. Me atrevo a armar que nadahay que temer de la nobleza y de la gente distinguida ni de los ciudadanos

honorables residentes en los poblados, dueños de tierras en la ciudad yen el campo, o de los que se consagran a ocupaciones industriosas, pues

ellos son blancos y de extracción decente.44

El regente visitador general tendría ocasión más tarde de arrepentirsede estas palabras. Pero la carta explica por qué se negó con tanta certidumbre aseguir el consejo del virrey Flórez. Con su ignorancia de las condiciones socialesen América y con su aborrecimiento racista a las gentes de procedencia africana,le parecía impensable que los criollos acomodados se asociaran a la “chusma” enun levantamiento. Pero antes de que pasara un año ocurrió lo impensable.

Flórez demostró ser un profeta de notable exactitud. En las regionesdonde se había reorganizado el ejército, como Popayán y Quito, no se presen-taron disturbios graves. Es posible especular que si las autoridades de Bogotáhubieran contado con una fuerza militar efectiva no se habría producido ellevantamiento de los comuneros. La actitud del sucesor de Flórez, el arzobispoCaballero y Góngora, refuerza esta especulación.

Mientras continuaba su política de reconciliación, Caballero y Góngora,por más clérigo que fuese, demostró ser más militarista que todos sus predece-sores y sucesores militares en el cargo de virrey. Emprendió una reorganizacióna fondo del ejército, basado en que el gobierno debía tener el respaldo de unafuerza realmente coactiva.45 Nunca se olvidó de que en Zipaquirá no tenía soldadosque lo protegieran: sólo su dignidad de arzobispo y su propia destreza política.La táctica de Caballero y Góngora incluía tanto el garrote como la zanahoria

44

Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1780, AGI/Audiencia de Quito 574.45 Kuethe, “Military Reform”, cap. 4.

Page 56: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 56/377

56

John Leddy Phelan

proverbiales. Una vez le confesó a José de Gálvez que si los vasallos no atendíanórdenes formuladas en el lenguaje de la “bondad pastoral” él no vacilaría enusar “la represión y la fuerza”.46

El segundo desacuerdo básico entre Gutiérrez de Piñeres y Flórezconsistía en la táctica y el estilo político. Los dos magistrados no discrepabanacerca de la necesidad de aumentar los ingresos reales, pero el virrey propugnabainnovaciones graduales y moderadamente diplomáticas. Tal era la actitudtradicional de los virreyes frente al arte de gobernar, reforzada por la largaexperiencia de Flórez en el Nuevo Mundo. Gutiérrez de Piñeres, por su parte,quería resultados scales inmediatos. No le prestó atención a las consecuencias

políticas de malquistarse con todos los grupos importantes del país, pues eraconcebible para él que los patricios se unieran a los plebeyos en cualquier tipode protesta efectiva.

Gutiérrez de Piñeres no compartía ninguna de las inclinaciones delpolítico al compromiso y a la conciliación. Su mentalidad de recolector deimpuestos, ecaz pero limitado, se revela sucintamente cuando le escribe a sumentor, Gálvez:

Las clases bajas no son capaces de entender la razón de los impuestos reales.

A todo cuanto aspiran es a su propio interés, que equivale a un libertinajeabsoluto e ilimitado. Como resulta vano presumir que la multitud pague

complacida impuesto alguno, el objetivo del gobierno debe ser obligar a losplebeyos a que respeten la autoridad pública, de tal manera que se preserven

su subordinación y su obediencia frente a todos los magistrados.47

Gutiérrez de Piñeres era un hombre urgido de conseguir resultados.Cuando por vez primera José del Campillo y Cosío propuso en 1743 unavisita general a todos los reinos de las Indias, su propósito expreso era tansólo acopiar información y formular recomendaciones antes de implantarreformas de fondo.48 En su impaciencia por conseguir resultados inmediatos,

46 Caballero y Góngora a Gálvez, 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594.47

Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 3 de junio de 1781, AGI/ASF 662.48 Ward, Proyecto económico,págs. 241-249.

Page 57: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 57/377

57

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Gálvez prescindió del proyecto original, al mezclar el aspecto de recolección deinformaciones de la visita general con la introducción inmediata de cambios. SiGutiérrez de Piñeres hubiera limitado su actividad a recoger informes y a formularrecomendaciones –dejándole su aplicación a virreyes con la pericia política deun Flórez o de un Caballero y Góngora– podría haberse evitado el estallidode violencia.

De enero de 1778 al 11 de agosto de 1779, cuando Flórez partió paraCartagena, el virrey y el regente visitador general estuvieron dedicados a unaescaramuza cortés pero apasionada.49 Dejando aparte las tensiones heredadasde los dos cargos, los dos magistrados estaban divididos por profundas diferen-

cias de táctica y de estilo político. Gálvez, con su animadversión a la instituciónvirreinal, resolvió el conicto a favor del visitador general y le ordenó a Flórezque se sometiera a su jurisdicción en todo lo concerniente a la hacienda real.Despojado de toda autoridad efectiva sobre la hacienda, la que representaba unafuente importante del poder de los virreyes, Flórez se vio virtualmente repudiado.El estallido de la guerra con la Gran Bretaña el 16 de junio de 1779 le dioun pretexto elegante para irse a Cartagena a vigilar la defensa de ese bastión

militar. El 11 de agosto de 1779 el virrey delegó en el regente visitador generaltoda su autoridad sobre las provincias del interior, salvo la administración delpatronato eclesiástico y de la defensa miliar.50

Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, de hecho aunque no de nombre,fue virrey a partir del 11 de agosto de 1779. Pero después de veintiún mesesen el poder supremo tuvo que enfrentarse a una erupción de ira popular que lodesmonto de su preeminencia.

La América inglesa y la españolaLa crisis que agitaba tanto a la América española como a la inglesa se desencade-nó ante la necesidad de las autoridades metropolitanas de aumentar abruptamentelos impuestos para atender a los costos crecientes de la defensa imperial, Cuandoyanquis emprendedores disfrazados de indios arrojaron té en la bahía de Boston,

49

La correspondencia entre los dos está en AGI/ASF 659 y 912.50 Flórez a Gálvez, 15 de julio de 1781, AGI/ASF 591; CA, 1:82.

Page 58: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 58/377

58

John Leddy Phelan

y cuando los enfurecidos ciudadanos del Socorro derramaban el aguardiente yquemaban el tabaco de los monopolios estatales, no estaban protestandotan sólo por los gravámenes a estas mercancías. De manera más profunda, esosactos simbolizaban la exigencia de los airados ciudadanos de Boston y del Socorropor la restauración de sus respectivos sistemas constitucionales, violados, creíanellos, por los nuevos impuestos.

Antes de las grandes crisis de los años 1770 y 1780, los imperiosbritánico y español compartían una tradición de descentralización política. En elcaso de los ingleses, la descentralización era principalmente legislativa, mientrasque la tradición española de descentralización era de naturaleza esencialmenteburocrática. En 1778 los pilares de la “constitución no escrita” en la NuevaGranada eran el cogobierno entre españoles de Europa y de América, y elgobierno por medio de la consulta, la negociación y el compromiso.

Aunque el poder monárquico seguía muy aanzado en el mundobritánico, esa autoridad había sido desaada dos veces durante el siglo XVII,cuando un rey fue decapitado y otro destronado en la “Gloriosa Revolución”de 1688. De esta crisis procede la teoría contractual de la soberanía política,la cual estipulaba que el rey y el parlamento comparten el poder, y la cual justicaba el derecho a la revolución cuando el rey violaba el contratosocial. El problema fundamental era el poder de imponer gravámenes. Lastrece colonias proclamaban que el valioso derecho del parlamento a aprobartodo nuevo impuesto debería ampliarse a ellas, por cuanto sus habitanteseran ciudadanos británicos –un privilegio que ni Jorge III ni el parlamentoestaban preparados para otorgarles–. Después de la revolución de 1688 lasasambleas coloniales rearmaron su aspiración a legislar en lo referente aimpuestos.51 Durante esos mismos decenios se estaba consolidando la versiónhispanoamericana de descentralización burocrática.

51 Jack P. Greene,The Quest for Power: The Lower House of Assembly in the Southern Royal Colonies, 1689-1776(Chapel Hill, 1963); Merrill Jensen,The Founding of a Nation: A History of the American Revolution, 1763-76(Nueva York, 1968); Oliver M. Dickerson,The Navigation Acts and the American Revolution(Filadela, 1951); David Lovejoy,The

Glorious Revolution in America(Nueva York, 1972). Para una interpretación concentrada enaspectos económicos más que constitucionales ver Marc Egnal y Joseph A. Ernst, “An Economic

Page 59: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 59/377

59

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

De ahí el famoso lema de 1776 en América del Norte: No taxationwithout representation. En la América española el lema era profundamentedistinto en su carácter y en su signicado: “Viva el rey y muera el mal gobierno”.Dentro del contexto hispanoamericano el lema angloamericano carecía designicado, porque no existía la tradición de asambleas legislativas con el poderde decretar impuestos. Ya desde Carlos V en la península las cortes habían sidoreducidas a funciones básicamente ceremoniales. Ni tampoco iba a aprobar lacorona la emergencia de asambleas representativas formales en las Indias.Lo que sin embargo se formó en la América española fue una tradición de queno se crearan impuestos sin una previa negociación burocrática. Las crisis

que desgarraron a la América española y a la inglesa tuvieron ambas unanaturaleza básicamente constitucional y política.

Interpretation of the American Revolution”,William and Mary Quarterly 29 (1972): 3-32. Para

una comparación y un contraste sugestivos ver James Lang,Conquest and Commerce: Spain and England in the Americas(Nueva York, 1975).

Page 60: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 60/377

Segunda parte Juan Francisco Berbeo

Page 61: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 61/377

61

3. Los motines populares

La conagración que arrasó al Nuevo Reino de Granada en 1781 comenzó enel Socorro, y esa próspera comunidad suministró el núcleo de la jefatura delmovimiento, desde el comienzo hasta el n.

Durante la mayor parte del siglo XVII el Socorro era un montón dechozas y cabañas –un caserío– y una estación para cambiar de mulas y caballosy conseguir provisiones frescas en el camino real que desde 1580 unía a Vélezen el sur con Pamplona en el norte. Pertenecía a la jurisdicción territorial de laciudad de Vélez hasta 1689, cuando Nuestra Señora del Socorro del Chanchónse convirtió en parroquia. De 1694 a 1771 el Socorro perteneció a la villa deSanta Cruz y San Gil, que por real cédula del 23 de octubre de 1694 había sidoseparada de Vélez. En 1771 Carlos III le otorgó el estatuto de villa.1

En el siglo XVIII, el Socorro se convirtió en uno de los centros agrícolasy comerciales de la Nueva Granada. En 1750 la parroquia del Socorro leproducía a su párroco un ingreso anual de unos 5.000 pesos, superior a la renta

anual que percibía el obispo de Santa Marta por toda su diócesis.2 La únicaparroquia que podía emular con la del Socorro era Neiva. En 1800 la jurisdicciónde las villas de San Gil y el Socorro, que se extendía desde Vélez en el sur, aGirón en el norte, era la mayor fuente de diezmos eclesiásticos, 39.993 pesossobre un total de 272.120 pesos en la arquidiócesis de Bogotá. El distrito deTunja, con 25.360 pesos, y el de Bogotá, con 10.962, guraban de segundoy tercero.3 El ascenso del Socorro a una prosperidad modesta se debió a varios

factores. Uno era su localización, en un fértil banco de tierra en la vertienteoriental del río Suárez, en un valle cálido a unos 1.300 metros sobre el niveldel mar. Florecían la caña de azúcar, el banano, el maíz, la yuca y el ganado.

1 Para la historia del Socorro ver los siguientes: Horacio Rodríguez Plata, “Origen y fundación delSocorro” BHA 26 (1939): 879-891, y La inmigración alemana al estado soberano de Santanderen el siglo XIX(Bogotá, 1968), págs. 33-37; Cárdenas Acosta, Del vasallaje,págs. 227-292. Unrelato mucho menos dedigno es el de Rito Rueda. Presencia de un pueblo(San Gil, 1968).

2

Oviedo,Cualidades,págs. 174-76.3 Biblioteca Nacional, Bogotá, Libros Raros y Curiosos # 185.

Page 62: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 62/377

62

John Leddy Phelan

La producción de algodón en grande escala no sólo estimuló el crecimiento deuna industria textil, sino que también la situación del Socorro lo convirtió enemporio natural de comercio para una considerable región del interior. Codoa codo con la expansión económica del Socorro se presentó una tasa elevadade crecimiento demográco.4

Si existen testimonios contemporáneos abundantes sobre la importanciadel cultivo del algodón, en cambio la información sobre la producción detextiles es muy escasa. La sección del archivo notarial del Socorro dedicadaa transacciones comerciales no ha sobrevivido a los estragos del tiempo. Deahí que casi no se sepa nada acerca de la aparentemente primitiva tecnología

utilizada, ni sobre las condiciones de trabajo, ni sobre si existía alguna especiede sistema de crédito. Los pocos indicios disponibles sugieren que la produccióntextil era una industria doméstica primitiva, connada a las casas de los pobres,aunque había algunos talleres textiles. La fuerza laboral estaba compuesta casiexclusivamente por mujeres. No han aparecido pruebas que conrmen el asertode que la industria textil en el Socorro constituía un capitalismo incipiente.Esta industria doméstica se vino a tierra con la inundación de textiles ingleses

baratos importados a Colombia después de la independencia.5

El patrón habitual de colonización en esta región era que un grupode familias se congregara en un caserío, que más tarde se convertía en unaviceparroquia subordinada a la parroquia más cercana. Luego la parroquia, asu vez, adquiría viceparroquias. Antes de que el arzobispo pudiera autorizarla creación de una parroquia, la población tenía que ser lo sucientementenumerosa como para sostener tres cofradías. Estas asociaciones voluntariastenían que proveer el estipendio mínimo de una cura de parroquia, entre 150 y200 pesos, y suministrarle a la iglesia lo necesario para el ritual.6 La denición

4 Finestrad calculaba que a comienzos del decenio de 1780 había, en promedio, 800 nacimien-tos, 300 defunciones y 200 matrimonios al año. Joaquín de Finestrad. “El vasallo instruido en elestado del nuevo reino de Granada”, en Eduardo Posada, ed., Los Comuneros (Bogotá, 1905),págs. 119-120.

5 Para datos sobre la industria textil ver Ospina Vásquez, Industria, págs. 61-71; RodríguezPlata, La inmigración alemana,págs. 33-37.

6

Gary W. Graff, “Spanish Parishes in Colonial New Granada: Their Role in Town Building inthe Spanish-American Frontier”,The Americas33 (1976-77): 336-351.

Page 63: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 63/377

63

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

legal de parroquia era una comunidad destinada exclusivamente a la residenciade españoles, con una iglesia, una cárcel y un juzgado civil. La población deuna parroquia podía oscilar entre doscientas almas y varios miles.

A medida que se multiplicaba su población las parroquias iban adqui-riendo más autonomía política frente a su capital, mediante un proceso dedivisión celular. San Gil, por ejemplo, se fundó como parroquia de Vélez. En1694 San Gil se convirtió en villa, con cabildo y alcaldes ordinarios elegidosanualmente y que eran los funcionarios ejecutivos y judiciales de la comunidad.La creación de nuevas parroquias o de nuevas villas solía suscitar la oposiciónde las comunidades más antiguas, las que veían disminuidos sus ingresos y sus

privilegios; pero la demografía solía triunfan frente a los intereses establecidosde las localidades.7

El sentimiento de identidad del Socorro aumentó a medida que luchabatenazmente para conseguir su autonomía de la jurisdicción de San Gil, situadoveintidós kilómetros al nordeste –en 1781, a un día de camino del Socorro–.Tan pronto se creó la parroquia del Socorro sus ambiciosos vecinos le solicitarona la audiencia en Bogotá su separación de San Gil. En 1711 el arzobispo deBogotá, Francisco de Cossio y Otero, quien era entonces presidente encargadode la audiencia, aprobó la solicitud del Socorro. Pero San Gil empezó un pleito,como resultado del cual Felipe V degradó al Socorro a la categoría de parroquiasubordinada.8

En los decenios siguientes las autoridades en Bogotá intentaron aplacaral Socorro al otorgarle amplios poderes al alcalde residente allí, y al nombrar confrecuencia a un socorrano en el cargo de teniente corregidor. Pero a medida que elSocorro continuaba aumentando en población y prosperidad se intensicaba

el anhelo de autonomía municipal en algunos de sus vecinos.7 Para unos cuantos ejemplos ver Oviedo,Cualidades,págs. 174-182; Ramiro Gómez Rodrí-

guez,Chima – vida y hazañas de un pueblo(Bucaramanga, 1971), págs. 53, 56-62. En AHN,Poblaciones, hay innumerables pleitos.

8 Oviedo,Cualidades, pág. 174; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos, leg. 20,437; AHN, Poblaciones de Santander, 3:753-969. Únicamente el rey, no las audiencias, podíaotorgar los títulos de villa o ciudad ( Recopilación,libro 4, título 8, ley VI). No había diferenciasustantiva entre ciudad y villa en cuanto entidades administrativas. La ciudad tenía una poblaciónmás numerosa que la villa, como se demuestra con el hecho de que las ciudades solían tener 12

regiones y las villas 6 (Juan de Solórzano y Pereira, Política Indiana, 5 vols. Madrid, 1647, libro5, caps. 1 y 2.

Page 64: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 64/377

64

John Leddy Phelan

El 23 de abril de 1762 Socorro se lanzó audazmente a la ofensiva:un gran número de sus vecinos elevó una petición al virrey no para obtenerla categoría de villa, sino por el más prestigioso rango de ciudad. Finalmenteconsiguieron el estatuto de villa. Al frente de esta campaña cívica estaba quienera entonces el ciudadano más rico del Socorro, Juan Maldonado de la Zerda,quien gastó 16.000 pesos de su propio bolsillo para pagar los gastos del largolitigio, el cual culminó con la real cédula del 25 de octubre de 1771, en la quese le otorgaba al Socorro el anhelado rango de villa. Sin embargo, Maldonadode la Zerda tuvo mucho menos éxito en persuadir al cabildo de la nueva villapara que le reembolsara sus gastos.9 Como era de esperarse, San Gil libró un

combate de retaguardia tenaz pero sin éxito ante la audiencia y llegó incluso aenviar un representante especial a España para que expusiera su caso.10

El Socorro no sólo tuvo que hacer una vigorosa campaña para concluircon su dependencia de San Gil sino que tuvo que librar otra batalla en lostribunales para asegurar sus linderos. Enérgicamente, San Gil trataba de limitarlos connes de la nueva villa a las parroquias del Socorro y Oiba. Socorro alegabaque los lazos de la economía y la geografía justicaban que quedaran bajo

su jurisdicción las populosas parroquias de Charalá, Simacota y Chima, y unavez más ganó su pleito tras una dilatada batalla jurídica.11

La rivalidad entre el Socorro y San Gil es uno entre muchos ejemplosdel modo como el proceso de separación celular creaba nuevas comunidades. Alenfrentarse a San Gil para conseguir su autonomía política, el Socorro adquiríasentimiento de identidad propia, de estar a la cabeza de un territorio próspero.Esa visión de liderazgo tuvo importancia fundamental en 1781. En efecto,las aspiraciones del Socorro, como patria chica, a tener algún control sobre lasuerte del territorio circundante plantaba las semillas de donde iba a brotar elfederalismo en el siglo XIX.

9 Ramiro Gómez, “Socorro, cuna de la libertad colombiana, 1540-1819”, 2 vols. (manuscritoinédito), 1, cap. 6.

10 AHN, Cabildos, 10:278-282. La documentación sobre esta disputa puede hallarse también enibíd., 1-525, y en AHN, Poblaciones de Santander, 3: 753-969. Ver también declaración de SalvadorPlata, sin fecha, Lilly Library, universidad de Indiana, ff. 263-264 y 273-274. Plata fue partidario

activo de la causa del Socorro, aunque previamente había sido alcalde ordinario de San Gil.11 Para esta disputa ver AHN, Poblaciones de Santander, 3:315-673.

Page 65: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 65/377

65

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El cabildo del Socorro ejercía jurisdicción sobre ocho parroquias vecinas,con una población total de 33.710 habitantes en 1779.12 En 1781 el núcleourbano del Socorro tenía unos 15.000 habitantes en comparación con los4.000 de 1711 y los 8.000 de 1753. Varias de las parroquias cercanas, comoSimacota, Oiba y Charalá, llegaban a tener 6.000 parroquianos.

De acuerdo con la denición legal, Socorro se fundó como una parroquiapara blancos, aunque en realidad el área contenía una numerosa poblaciónmestiza y una minoría de negros y mulatos. Las categorías étnicas en loscensos de nes del siglo XVIII eran: 1) blancos, 2) indios, 3) esclavos y 4)libres. El término “blanco” incluía evidentemente no sólo a descendientes deespañoles sino también a algunos mestizos que, por tener clara la piel o poseerdinero, podían pasar por blancos. El término “libres” incluía a mestizos, negrosy mulatos que no eran esclavos. En 1781 el proceso de mestizaje en la regióndel Socorro y San Gil se había consolidado tanto que las distinciones étnicasse habían vuelto muy borrosas.

La información demográca más dedigna de que disponemos son loscensos de 1779 y 1781. En las ocho parroquias del pueblo del Socorro, lascifras son:

Blancos 17.738 52.6 %Libres 14.944 44,3Indios 537 1,6Esclavos 491 1,5Total 33.719 100,0

Entre 1779 y 1781 la población aumentó en 2.139 personas, para untotal de 35.849 –un aumento de 6,4 por ciento–. La población de San Gil eramenor que la del Socorro y su composición étnica era un tanto distinta:

12 Para la cifra de 1711 ver ibíd., 3: 753 ss. Para 1753, ver ibíd., f. 176. Para la cifra de 1781

ver Finestrad El vasallo, págs. 119-20 y notas 10 y 11. Para las cifras de los censos de 1779 y1781 ver AHN, Censos Nacionales, Varios Departamentos, 6:271.

Page 66: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 66/377

66

John Leddy Phelan

Blancos 4.511 26,8 %Libres 10.699 63,5Indios 1.141 6,8Esclavos 489 2,9Total 16.840 100,0

En la época de la conquista la población india de San Gil y Socorro, sino tan densa como en la parte sur de la provincia de Tunja y en la sabanade Bogotá, no era insignicante. Sin embargo, hacia 1750 se hallaba bastantereducida, como resultado de las epidemias y de la mezcla de razas. Aunque otra

cosa disponían las leyes de la corona, indios y blancos vivían juntos en lasmismas comunidades.

En 1750, la reducida población aborigen estaba connada en su mayoríaen la aldea india de Guane. Varios pueblos indios como Chanchón, Oiba yCharalá habían desaparecido o habían sido suprimidos, y vendidas sus tierrascomunales, los resguardos, a agricultores blancos y mestizos.13 En 1754 lospueblos indios de Guane, Curití, Oiba y Charalá tenían una población total de

224 personas.14 Los inmigrantes españoles desempeñaron un papel decisivoen la colonización de los fértiles valles en la vertiente oriental de Suárez. Lapoblación era predominantemente blanca con una proporción signicativa demestizos y otra mucho más baja de negros y mulatos. En el sur de la provinciade Tunja, centro de la civilización chibcha precolombina, sobrevivían aún grandescomunidades de indios, aunque su población había disminuido drásticamentedespués de la Conquista. El Socorro había resuelto su “problema indígena” por

medio del mestizaje.Negros y mulatos constituían sólo una pequeña minoría de la población

en la región del Socorro y San Gil. En 1778 eran tan sólo el 2,23 por ciento dela población en la provincia de Tunja.15 En el Socorro los esclavos eran sólo

13 Por ejemplo, el 4 de febrero de 1760 el tesoro recibió 2.625 pesos por los resguardos deOiba. AHN, Caciques e Indios, 41:325-58; 45; 723-802.

14 AHN, Poblaciones de Santander, 3:176, y Caciques e Indios, 3:392-393.15

Francisco Silvestre, Descripción del reyno de Santa Fe de Bogotá(Bogotá, 1950), págs. 72-75.

Page 67: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 67/377

67

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

491, mujeres en su gran mayoría, criollos, no nacidos en África. Muchoseran mulatos.

El hecho de que la mayor parte de los esclavos fueran mujeres indicasu papel en el servicio doméstico. De todas formas, los esclavos varones notenían importancia como mano de obra agrícola. Salvador Plata, el hombre másrico del Socorro, poseía a su muerte, en 1802, dieciocho esclavos, identicadosespecícamente como criados.16 La herencia de Juan Francisco Berbeo consistíaprincipalmente en deudas. Su único capital sustancial eran cinco esclavos. Enlos años 1770 y 1780 vendió cuatro esclavos, compró uno y liberó otro.17

Estas cifras nos dan algunas claves sobre el papel económicode la esclavitud. Era, para los acomodados, una forma de inversión. Lapropiedad de esclavos representaba una garantía al solicitar préstamospara la compra de tierras en la ciudad o en el campo, o para dotar a las hijas.Los esclavos de Berbeo le permitieron conseguir préstamos de unos conventosa n de comprar una nca y una casa grande en la plaza principal del Socorro.La dote de doña Elena de Villar en 1774, por ejemplo, era de 1.242 pesos, delos cuales 985 representaban el valor de seis esclavas.18

Se llevaba a cabo un comercio de esclavos limitado pero continuo–no más de veinte ventas en año alguno– y los precios variaban. Unaesclava de buena salud, de veintitantos años, podía costar entre 125 y 200pesos.19 Había también poquísimas manumisiones; sólo dos entre 1781 y1783.20 Los manumisos se convertían invariablemente en los criados favoritosde la casa.21 Sin embargo, no siempre la libertad representaba un verdaderocambio de condición social ya que las manumisiones solían condicionarse a

16 Testamento de Salvador Plata, ANS, 7 de diciembre de 1802, f. 185-207.17 ANS, 26 de enero de 1772, f. 9; 14 de febrero de 1773, f. 12; 6 de noviembre de 1784, f.

128; 16 de abril de 1787, f. 132; 15 de marzo de 1778, f. 702-3; 7 de enero de 1789, f. 702-3.18 ANS, 8 de marzo de 1774, f. 55.19 Para unos cuantos ejemplos ver ANS, 12 de febrero, 7 de marzo, 20 de mayo, 10 de junio

de 1774: fs. 29-30, 49-50, 123 y 141: 23 de mayo, 3 de noviembre de 1778: fs. 72, 164; 21 deseptiembre, 1º de noviembre de 1780, fs. 177-178.

20 Para algunos ejemplos ver ANS, 1774-76, f. 13; 19 de septiembre de 1774, fs. 186-87;

1781-83, f. 192; 18 de julio de 1785, f. 81.21 ANS, 18 de septiembre de 1778, f. 184.

Page 68: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 68/377

68

John Leddy Phelan

seguir prestando el manumiso indenidamente sus servicios al antiguo dueñoo a su familia.22

Tal o cual manumisión por parte de un dueño o de una dueña generososno oscurece el hecho de que en el Socorro, como en todas partes, las relacionesentre amos y esclavos llegaban a ser tensas, si no violentas. Un propietario enel Socorro le informaba al virrey en 1775 que a veces los esclavos se fugabany que no eran raros los casos de esclavos que asesinaban a sus dueños o afamiliares de éstos. La tensión entre amos y esclavos en todas las regiones delpaís aumentó de manera signicativa en la segunda mitad del siglo XVIII.23

El Socorro era una fundación nueva que a lo largo de sólo tres

generaciones se había convertido en una de las regiones más prósperas de laNueva granada. Pedro Fermín de Vargas, un criollo muy inuido por la escuelasiocrática francesa, atribuía la prosperidad de la región comprendida entre elnorte de Vélez y Girón a la ausencia de latifundios.24 Una muestra de las ventas detierras en el archivo notarial conrma esta observación. Había muchas ventasde terrenos tan exiguos que costaban sólo 20, 40 y 60 pesos.25 Aunque loscriollos de la clase alta poseían grandes haciendas que podían venderse entre

2.500 y 3.500 pesos, el minifundio, no el latifundio, era el rasgo dominante enla tenencia de la tierra.Pero los criollos de clase alta y los mestizos y mulatos plebeyos eran

colonizadores, gentes fuertes, trabajadoras, que fundaban haciendas o ciudadesen el desierto. Aunque la caracterología regional –y, si a eso vamos, la naciona-lidad– debe usarse con cuidado, nadie hizo un retrato tan gráco, aunque crudo,de esos primeros santandereanos como Basilio Vicente de Oviedo, quien de 1740a 1750 fue cura en las parroquias de San Gil y Charalá. Las observaciones

22 Testamento de Juan Francisco Berbeo, 29 de junio de 1795, en el archivo privado del doctor Jorge Cárdenas Acosta.

23 Ver Jaime Jaramillo Uribe, “Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII”, Anuario colombiano de historia social y de la cultura , 1.1 (1863):38.

24 Pedro Fermín de Vargas, Memoria sobre la población del reino(Bogotá, 1953), pág. 83.Para más datos ver nota 10.

25 Para ejemplos al azar de venta de minifundios ver ANS 1777, fs. 121, 206; 1778, fs. 3,85, 87, 163; 27 de septiembre de 1790, f. 95; 13 de mayo de 1784, fs. 64-65. Para ventas de

propiedades más grandes ver 1º. de julio de 1774, fs. 158-60; 4 de octubre de 1790, f. 78; 14de julio de 1774, fs. 185-86; 1º de julio de 1774, fs. 158-160.

Page 69: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 69/377

69

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de este sacerdote criollo entrañan algo de amargura, debido a sus obstinadospero inútiles empeños por impedir que su parroquia de San Gil disminuyera enextensión y en ingresos con la creación de nuevas parroquias en Barichara yCepitá. Describía así el carácter de las gentes en la parroquia de Oiba: “Suelenser bastos, inciviles, altaneros, inquietos y pendencieros, como son los deCharalá, muy dados a pelear con machetes y con garrotes. Se matan comosalvajes, porque son bestiales”. Su descripción de los charaleños no es menosácida: “Esta gente rústica es pobre pero inquieta, insolente, bárbara, grosera ytosca”.26 Si bien no pueden tomarse al pie de la letra las exageraciones del padreOviedo, se ve que esos primeros santandereanos eran voluntariosos, orgullosos

y pendencieros, buenos para colonizadores de una nueva frontera.Aunque en general el siglo XVIII presenció una colonización continua,

un modesto aumento de la prosperidad y un fuerte crecimiento de la población,en 1776, año decisivo en la historia de América, tanto de la española como dela inglesa, empezó una crisis dramática cuyas repercusiones se sentían aún en1781. Una violenta epidemia de viruela, seguida de varias cosechas malas, costóun alto precio en vidas y socavó la prosperidad del Socorro. Las autoridades

locales armaban que los muertos llegaban a 6.000 en una población total de33.710 habitantes. Aunque se reconozca un margen de exageración, la crisisfue evidentemente aguda. La mayoría de las víctimas eran de las clases bajas,niños en gran medida. Los archivos parroquiales están llenos de referenciasa niños muertos que eran dejados a la puerta de la iglesia para que se les dierasepultura gratuitamente. Aunque no hay pruebas sólidas de hambre en escalamasiva, las malas cosechas determinaron la escasez y el encarecimiento de losalimentos. Si bien los pobres sufrieron más directamente, la modesta prosperidadde las clases altas se vino abajo con la depresión económica que invadió a lacomunidad como secuela de las calamidades naturales.27

26 Citas de Oviedo,Cualidades,págs. 179-180, 178-179, respectivamente.27 Cabildo del Socorro a Flórez, 7 de mayo de 1781, en Briceño, Los comuneros,págs. 101-

103. Flórez a Gálvez, 31 de diciembre de 1781, AGI/ASF 577-B. Procurador del Socorro a Flórez,15 de septiembre de 1781, ibíd. Joaquín de Finestrad, “El vasallo instruido”, ms. en la BibliotecaNacional, Libros Raros y Curiosos, fs. 320-21. Ver cap. 3, nota 5, para la versión publicada, de

la cual se omitieron varios capítulos. Gómez Rodríguez, “La cuna”, parte 4; AHN, Poblacionesde Santander, 3:462 ss.

Page 70: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 70/377

70

John Leddy Phelan

De ahí que no sea accidental el estallido de la Revolución de los Comu-neros en el Socorro en marzo de 1781. Una comunidad de colonizadores, cuyotrabajo los había acostumbrado a una modesta prosperidad, no había acabado derecuperarse de una grave crisis demográca y económica cuando el enérgicoregente visitador general empieza a lanzar una andanada de impuestos nuevosque afectaban por igual a pobres y ricos.

En agosto de 1778 llegó la severa reorganización, por Gutiérrez dePiñeres, del monopolio del tabaco, que hacía sólo dos años había reformadoel virrey Flórez. Como si fuera poco la prohibición del cultivo en la mayoría delas parroquias y caseríos en jurisdicción de San Gil y el Socorro, en mayo

de 1780 se anunciaron aumentos en el precio del tabaco y del aguardiente. El26 de agosto Gutiérrez de Piñeres impuso a los comerciantes las guías y lastornaguías. El 12 de octubre se produjo la reorganización de la alcabala. El 4 denoviembre, en el lejano Perú, Túpac Amaru II izó su estandarte en una rebeliónque habría de inuir sobre el curso de los acontecimientos en la Nueva Granada.El 19 de enero de 1781 el corregidor de Tunja promulgaba en su provincia losnuevos gravámenes separados de alcabala y armada de Barlovento. El 15 demarzo de 1781 el alcalde ordinario del Socorro, José Ignacio Angulo y Olarte,publicaba la nueva alcabala.

Al día siguiente, 16 de marzo, el pueblo se amotinó. Se presentarontumultos en las parroquias vecinas de Simacota, el 17 de marzo; San Gil, el 24de marzo; Pinchote, el 25 de marzo. Un segundo motín de mayor magnitud seprodujo el 30 de marzo en el Socorro, seguido por manifestaciones semejantesen Simacota, el 31 de marzo. Connes, Barichara, Valle de San José y Chima el1º de abril. Otros levantamientos populares estallaron en Oiba el 2 de abril, en

San José de la Robada el 3 de abril, en Simacota el 6 de abril, en Guadalupeel 8 de abril, en Charalá y Santa Ana el 16. El 16 de abril, domingo de pascua,se presentó el tercer motín en el Socorro. Al día siguiente huyó el alcaldeordinario. Angulo y Olarte. El 18, la élite criolla se unió al movimiento, alaceptar cargos de mando. La Revolución de los Comuneros comenzó el 16 demarzo, pero durante el primer mes se trató principalmente de una protestade las clases bajas.28

28 Para una útil cronología de los sucesos, ver CA, 2:313 ss.

Page 71: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 71/377

71

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Quiero llamar la atención sobre la dinámica de esos estallidos deindignación popular antes de examinar la respuesta de las élites locales. En elSocorro hubo tres motines graves en rápida sucesión: 16 y 30 de marzo, 16de abril. En el del 16 de marzo participaron 2.000 personas; en el del 30, unas4.000; el 16 de abril llegaron a 6.000. Dos de los motines ocurrieron el viernes,día de mercado, cuando se encontraban en el Socorro muchos visitantes delas parroquias vecinas situadas dentro de la órbita política y económica de laciudad. El 16 de abril también había muchos forasteros en el Socorro.

El 16 de marzo el blanco de la ira popular fue el gravamen de armadade Barlovento, que erróneamente se tomó por un impuesto nuevo. En elsegundo motín del 30 de marzo el motivo de cólera fue el monopolio del tabaco.El pueblo desahogaba su indignación tanto por el aumento en los precios alconsumidor como por la prohibición de cultivar el producto que para muchospequeños agricultores signicaba la única cosecha comerciable. El 30 de abrilla muchedumbre protestaba contra las alcabalas y el monopolio del tabaco, ytambién contra el monopolio del aguardiente y contra las guías y tornaguías.No sólo quemaron tabaco sino que también el aguardiente fue derramadosimbólicamente en la plaza.29 El 16 de abril se echó más leña al fuego con unosversos leídos a los amotinados. Escrito en un lenguaje vulgar y rústico que losplebeyos podían identicar, el poema les suministró una ideología explosiva,aunque primitiva, para expresar su descontento.

Si los tres motines constituyeron expresiones de la ira popular, tambiénconstituyeron expresiones de la furia femenina. Fue una mujer, Manuela Beltrán,nacida en 1724, la que el 16 de marzo rasgó la ordenanza de la armada de

29 Sobre los tres motines las fuentes son: Flórez a Gálvez, 22 de agosto, 31 de diciembrede 1781, AGI/ASF 577-B; cabildo del Socorro a Gutiérrez de Piñeres, 16 de marzo, 2 de abril de1781, AGI/ASF 663-A; Angulo y Olarte a Gutiérrez de Piñeres, 27 de marzo, 19 de abril de 1781,ibíd., Céspedes y Uribe a Gutiérrez de Piñeres, 3 de abril de 1781, ibíd. ; Gutiérrez de Piñeres aGálvez, 3 de junio de 1781, AGI/ASF 662. CA, 1_132-55; Angulo y Olarte a Osorio, 15 de mayode 1781, colección de Horacio Rodríguez Plata, Casa de la Cultura, Socorro. Los tres testimonios dePlata son descaradamente autoelogiosos, pero contienen relatos vividos de los motines. Una versiónen la Lilly Library, universidad de Indiana, carece de fecha. Los otros testimonios, distintos todos

pero así mismo repetitivos, tienen fechas de 1º. de diciembre de 1781 y 13 de marzo de 1783, enAHN. Los Comuneros, 6:91-131 y 18:345-405.

Page 72: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 72/377

72

John Leddy Phelan

Barlovento.30 La multitud aplaudió con fruición ese desafío a la autoridad real.Manuela Beltrán desapareció de la historia el día que entró en ella, pero en elsiglo XX se convirtió en una heroína folclórica del nacionalismo colombiano.Todos los relatos de los motines coinciden en que las mujeres eran numerosas,gritonas y coléricas. Algunos relatos hostiles insinúan incluso que algunoshombres se disfrazaron de mujer para no ser identicados.

La única fuerza paramilitar en el Socorro era un puñado de la execradapolicía de los monopolios. La furia popular, obviamente, los asustó, ya queparece no haber tomado parte en los sucesos. Pero los motines habrían podidocontrolarse si los patricios hubieran organizado una milicia informal. En

general, las élites locales se encerraron en sus casas y adoptaron una actitudde neutralidad amistosa hacia los amotinados.

La responsabilidad de mantener la autoridad real y aplastar los disturbiosrecaía en los dos principales magistrados del Socorro: el alcalde ordinario, JoséIgnacio Angulo y Olarte, y el teniente del corregidor de Tunja, Clemente Estévez.Hay amplia documentación de que ambos trataron de calmar a la multitud,pero no bastaban las palabras para disipar la cólera de la población. El alcalde

ordinario sólo consiguió a media docena de ciudadanos respetables para quelo acompañaran a la plaza a dialogar con los amotinados.Un poco más ecaz como instrumento de control, aunque no mucho,

resultó el clero. Si bien hubo sacerdotes que salieron a la calle con ornamentosy con la hostia en las manos temblorosas, la multitud no prestó mayor atencióna sus exhortaciones. No sufrieron daño físico, porque el pueblo guardabareverencia casi supersticiosa a las vestiduras sacerdotales. Poner la manoen un sacerdote que portara la Eucaristía implicaba un sacrilegio que pocosse atrevían a imaginar, mucho menos a ejecutar. La táctica de la muchedumbreconsistía en llevar a los clérigos a que se retiraran al templo, para que en la plazapudiera proseguir el motín. Joaquín de Arrojo, el cura coadjutor, se puso al frentede la organización de apoyo clerical a la causa realista. Por esto, posteriormentefue nombrado párroco titular del Socorro.31

30 Para su partida de bautismo ver Ramiro Gómez Rodríguez, “Datos tomados del archivo

parroquial del Socorro”, Archivo (Academia Colombiana de Historia) 3 (1971): 103.31 CA, 2:65.

Page 73: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 73/377

73

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

La audiencia de Bogotá, dominada incondicionalmente por el visitadorgeneral, respondió a las noticias del motín con instrucciones tan contradictoriascomo inaplicables. Mientras se exhortaba al alcalde a no hacer nada quepudiera provocar un nuevo estallido, se le ordenaba también dar un pasoque, en la práctica, hubiera asegurado la continuación de los tumultos. Anguloy Olarte debía arrestar sigilosamente a los principales agitadores y enviarlosde inmediato, con guardia armada, a la capital. Bogotá exhortaba también alacorralado alcalde a efectuar una campaña de relaciones públicas encaminadaa convencer a la población de que la armada de Barlovento no era un impuestonuevo sino uno antiguo que había sido confundido con la alcabala. Al pueblo debía

decírsele, con amabilidad pero con rmeza –eran las instrucciones de Bogotá–,que era preciso que todos los impuestos fueran recolectados y que la personasorprendida destruyendo edictos del gobierno sería castigada con “la severidadejemplar que esos crímenes merecen”.32

En la lejana Bogotá, Gutiérrez de Piñeres, el a su convicción de quelas élites nunca se unirían al pueblo, trató de reducir la importancia de los dis-turbios en el Socorro. Estos se le describieron a la opinión pública de la capitalcomo “cuatro intrusos misérrimos y viles de las cercanías del Socorro que sepusieron el viernes a vociferar y a hacer demostraciones ridículas en estadode embriaguez”.33

El 2 de abril Bogotá hizo una concesión con la esperanza de atenuarel descontento popular. El visitador general ordenó que se interrumpiera elcobro del impuesto de armada de Barlovento al hilo de algodón.34 Como serecordará, el Socorro constituía entonces un animado centro textil, donde losproductos de algodón se confeccionaban en las casas pobres. De hecho, el hilo

de algodón era una especie de moneda informal entre la plebe.Si algún benecio esperaban de esa medida las autoridades de Bogotá,éste quedó anulado el 6 de abril cuando la audiencia publicó el edicto en quese exigía un préstamo forzoso de dos pesos para las clases altas y un peso para

32 Ver la consulta del scal, 22 de marzo de 1781, y audiencia de Angulo y Olarte, 23 de marzode 1781, AGI/ASF 663-A.

33 Relato anónimo, 15 de mayo de 1781, publicado en Archivo del General Miranda (Caracas,

1938), 15:31.34 Ordenanza de la audiencia, 31 de abril de 1781, AGI/ASF 663-A.

Page 74: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 74/377

74

John Leddy Phelan

las demás. En medio de la agitación popular circuló el rumor de que éste ibaa ser un impuesto permanente, en lugar de una contribución excepcional ypor una sola vez.35

El visitador general posteriormente acusó al cabildo de no haberdivulgado su concesión respecto a la hilaza de algodón. Mencionó su “culpableinacción” como prueba de que el cabildo y la multitud se habían aliado ensecreto para fomentar los motines.36

Si bien las élites terminaron por unirse al pueblo el 17 de abril, esaalianza precaria no se forjó en las primeras semanas. El 3 de abril el cabildotodavía intentaba desesperadamente contener la marejada popular. Sabía que

la medida del 2 de abril resultaría demasiado tardía, salvo que la respaldara lallegada de refuerzos militares desde Tunja. Pero el corregidor de la provinciase negaba a comparecer en el Socorro amotinado antes de haber recibido, a suvez, refuerzos militares desde Bogotá.

Después del motín del 30 de marzo, un alcalde cada vez más desmora-lizado rogó a Bogotá el envío de doscientos hombres para restaurar el orden.37 Empero, el cabildo estaba dividido en sus recomendaciones. Al día siguiente del

pedido de Angulo, dos regidores escribieron a Bogotá en solicitud de municionesúnicamente, no de tropas.38

En la primera semana de abril la política de la audiencia varió abrup-tamente de la conciliación a la fuerza y la coacción. El 3 de abril Gutiérrez dePiñeres le ordenaba al corregidor de la provincia de Tunja, José María Campuzanoy Lanz, que marchara al Socorro y se pusiera al frente de quienes permanecíaneles al gobierno.39 El regente visitador censuró bruscamente al corregidor,quien era el magistrado de más alto rango en la provincia, por no habersedirigido inmediatamente al Socorro en cuanto tuvo noticia del primer motín.40 El corregidor se hallaba entonces en Chiquinquirá, a ocho días de camino del

35 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1781, AGI/ASF 660; declaraciones de SalvadorPlata (ver nota 29 atrás).

36 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de julio de 1781, AGI/ASF 662.37 Angulo y Olarte a Gutiérrez de Piñeres, 2 de abril de 1781, AGI/ASF 663-A.38 Céspedes y Uribe a Gutiérrez de Piñeres, 3 de abril de 1881, ibíd.39

Campuzano y Lanz a Gutiérrez de Pineres, 8 de abril de 1781, ibíd.40 Gutiérrez de Piñeres a Campuzano, 11 de abril de 1781, ibíd.

Page 75: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 75/377

75

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Socorro. Se negó rmemente a tomar determinación distinta de la de enviarórdenes a las diferentes jurisdicciones rebeldes, en las que les pedía obedecerlos mandatos de la audiencia. El corregidor justicó en parte su inacción debidoa que sufría un fuerte ataque de gota.41 Permaneció en el sur de la provincia,en la ciudad de Tunja, su residencia habitual, y en donde ejercía inuencia sobrelas élites locales. A pesar de su gota. Campuzano organizó vigorosamente unamilicia local que a nes de mayo contaba con 6.000 soldados, 4.000 de ellosde caballería.

Los acontecimientos en Bogotá y en el Socorro se precipitaban rápida-mente a una colisión. El 9 de abril el visitador general resolvió prescindir de la

conciliación a favor de una demostración de fuerza. La audiencia instruyóal oidor José de Osorio para que condujera una pequeña expedición militar alSocorro, “a n de mantener el respeto por la autoridad real, calmar los espíritus,castigar a los culpables y restaurar los ingresos reales y el orden público”.42

El 16 de abril, domingo de pascua, estalló en el Socorro el tercero yel más tumultuoso de los motines; al día siguiente huyó el alcalde ordinario.Con su huida se desmoronó hasta la apariencia de imponer los mandatos de

Bogotá. El 18 de abril, las élites del Socorro, encabezadas por Juan FranciscoBerbeo, se unieron al movimiento, cuando en la plaza principal la multitud losproclamó capitanes de la “empresa”.

Tanto el éxito como el fracaso del movimiento de los comuneros residenen esa alianza de élites y masas populares. A lo largo de este libro, una de lasinquietudes centrales será la historia de esta precaria coalición. La victoria delos comuneros al obligar a la audiencia a aceptar las capitulaciones de Zipaquiráel 7 de junio puede asignársele, en parte, a la existencia de tal alianza. El éxitodel arzobispo Caballero y Góngora en restaurar la autoridad real se debió, demanera considerable, a su destreza política para desmantelar la coalición. Espreciso jarse atentamente en los patricios y los plebeyos del Socorro, lugar enque inicialmente se forjó dicha alianza.

41 Ordenanza del corregidor, Chiquinquirá, 12 de abril de 1781, ibíd.; Gutiérrez de Piñeres a Cam-puzano, 15 de abril de 1781, ibíd.; Campuzano a Gutiérrez de Piñeres, 16 de abril de 1781, ibíd.

42

Fiscales a Gutiérrez de Piñeres, 8 de abril de 1781, AGI/ASF 663-A; ordenanza de la audiencia,9 de abril de 1781, ibíd.; nombramiento y aceptación de Osorio, 9 y 10 de abril de 1781, ibíd.

Page 76: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 76/377

4. Patricios y plebeyos en el Socorro

El Socorro era una comunidad nueva que en el siglo XVIII había crecidocontinuamente, convirtiéndose de exiguo caserío a uno de los centros agrícolasy manufactureros más prósperos del Nuevo Reino. Un examen de la estructurasocial del Socorro y de los patrones de liderazgo entre los plebeyos arroja luzsobre la alianza patricios y plebeyos, en torno a la cual se desenvolvió elmovimiento de los comuneros.

Los dirigentes del pueblo en 1781 eran, por supuesto, criollos, enmuchos casos hijos y nietos de inmigrantes de España. Buena parte delmaterial relativo a los nobles proviene de los archivos notariales del Socorro.Lo que sobrevive del archivo abunda en referencia a testamentos, dotes, ventasde tierras y ventas y manumisión de esclavos pero, al igual que los registros detransacciones comerciales, los anales del cabildo desaparecieron.

En 1781, en tanto el socorrano más rico era Salvador Plata, el máscélebre de los hijos de la localidad era Juan Francisco Berbeo, quien súbitamente

emergió en 1781 como el caudillo titular y real de la coalición. Berbeo habíanacido en el Socorro un poco antes del 17 de junio de 1729, fecha de subautismo.1 Allí murió el 29 de junio de 1795. Tenía, pues, la madurez de loscincuenta y dos años en el momento culminante de su larga vida.

El fundador de la sólida aunque modesta prosperidad de la familiafue su abuelo, don Domingo Antonio Berbeo, nacido en Oviedo, España.2 Erasucientemente rico como para haber dotado en su hacienda de Las Monas

una capellanía por valor de dos mil pesos. Los beneciarios inmediatos erandos hijos suyos, uno sacerdote y el otro síndico del benecio.3 Juan Francisco

1 Gómez Rodríguez, ”Datos”, pág. 104.2 Para la historia de la familia ver Gómez Rodríguez, “La cuna”, 1, parte 5.3 Para las capellanías ver Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y el Estado en Colombia (Londres,

1885), págs. 323-333; Michael P. Costeloe,Church Wealth in Mexico: A Study of the Juzgado deCapellanias in the Archbisopric of Mexico. 1800-1856(Cambridge University Press, 1967) págs.

46-62; Germán Colmenares, “Censos y capellanías: formas de crédito en una economía agrícola”,Cuadernos Colombianos 2 (1974): 123-144.

Page 77: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 77/377

77

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Berbeo llegó a ser en últimas síndico de la capellanía creada por su padre.4 SiDomingo Antonio Berbeo poseía dinero suciente para fundar una capellaníaa favor de uno de sus hijos, es de suponer que los otros recibieron herenciassimilares. Pero se ignora la cuantía de éstas.

El padre de Juan Francisco, don Justino Berbeo, compró el prestigiosoy muy lucrativo cargo de escribano de la parroquia del Socorro. En 1785 Juan Francisco vendió en 800 pesos una nca heredada de su padre, pero esimposible determinar el resto de su herencia.5 Aunque nacido en Oviedo, don Justino pasó la mayor parte de su vida adulta en el Socorro, donde se casócon la distinguida dama Juana María Moreno.

Juan Francisco Berbeo y sus hermanos pertenecían a la élite del Socorro,pero ninguno de ellos era rico. Uno de los hermanos, Juan Manuel, compróel cargo de regidor del cabildo, pero aunque su esposa provenía de la ricafamilia Maldonado de la Zerda, cuando murió, sin haber tenido descendencia,prácticamente no dejó capital alguno.6 No se sabe la cuantía de la sucesión deotro hermano, Albino Berbeo, pero era tan prominente que ocupó el cargode alcalde de la Santa Hermandad, una especie de fuerza de policía rural.7 Otro de los hermanos era sacerdote.

Juan Francisco Berbeo contrajo matrimonio no una vez, como suelepresumirse, sino dos. Su primera esposa, doña María Blasina Montenegro,le dio dos hijos y tres hijas. Berbeo era su segundo marido; tenía dos hijos desu anterior esposo, cuyo apellido era Escobar. Los hijos del primer matrimoniode doña María Blasina recibieron sólo veintisiete pesos de herencia, lo queindica que el capital de la dama era insignicante, si bien en su dote se incluíauna esclava.8 Los gastos de criar una familia de nueve hijos deben de haber

pesado gravemente sobre los magros recursos del futuro jefe de la Revoluciónde los Comuneros.

4 Testamento de Juan Francisco Berbeo, 29 de junio de 1795, colección personal del doctor Jorge Cárdenas Acosta.

5 ANS, 13 de marzo de 1785, fs. 35-36.6 Testamento de Juan Francisco Berbeo, 5 de marzo de 1788, ANS. Su esposa Josefa, beneciaria

única, era hermana de Juan Maldonado de la Zerda, el socorrano más rico de su generación, quienmurió alrededor de 1778. Para su vida ver Gómez Rodríguez, “La cuna”, 1, cap. 6.

7

Ibíd., parte 5.8 Testamento de Juan Francisco Berbeo, 29 de junio de 1795.

Page 78: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 78/377

78

John Leddy Phelan

En 1771 Juan Francisco Berbeo contrajo segundas nupcias, esta vez condoña Bárbara Rodríguez Terán, sobrina de un sacerdote. De este matrimoniosólo quedó una hija, María Josefa, entre cuyos ilustres descendientes se cuentanAlberto Lleras Camargo, presidente de Colombia (1944-46 y 1958-62), y elfallecido doctor Pablo E. Cárdenas Acosta, notable historiador de la Revoluciónde los Comuneros.9 Con su segundo matrimonio Berbeo adquirió un sólido capitalque le permitió convertirse en miembro activo y prominente de la comunidad.Doña Bárbara aportó una dote de 3.608 pesos.10 Cuando Berbeo se casó con ella, elvalor total de bienes de éste era de sólo 1.102 pesos, representado principalmenteen propiedades personales, artículos de lujo, como algunas esmeraldas, algo deoro, algo de plata y perlas, camisas de seda y otros adornos personales.11 En elinventario, meticulosamente detallado, no aparecen tierras. Lo más importantede su capital consistía en 425 pesos representados en dos esclavas, una de lascuales había entrado en la dote de su primera esposa.

En 1781 la fortuna de Juan Francisco Berbeo era ciertamente modesta.Consistía en una casa en la plaza principal, unos esclavos, dos ncas –unahipotecada– y algunos objetos de lujo como joyas, ropas y muebles.12 Laparticipación de Berbeo en los acontecimientos de 1781 restringió concerteza su solvencia económica, pero su capital era tan exiguo que es muypoco lo que pudo haber gastado de sus propios fondos. La fortuna del caudillocomunero no mejoró entre 1781 y su muerte, en 1795. La hija de su segundomatrimonio, María Josefa, recibió una dote mucho más modesta que la de sumadre, 649 pesos, la mayoría en joyas, cuando se casó con José Rito de Acostael 1º de mayo de 1793.13

9 CA, 2:295-311.10 Gómez Rodríguez, “La cuna”, 1, parte 5.11 Contrato de matrimonio entre Juan Francisco Berbeo y Bárbara Rodríguez Terán, 6 de enero

de 1771. Colección de Horacio Rodríguez Plata, Casa de la Cultura, Socorro.12 Para las compras por Berbeo de propiedades rurales y urbanas ver ANS, 26 de junio de 1776, f.

8 de junio de 1783, fs. 2-3. Ver también 17 de febrero de 1782, ibíd. y 10 de mayo de 1882, f. 101;1º. de julio de 1774, ibíd., fs. 158-60; 26 de enero de 1772, 4 de febrero de 1773, ibíd., fs. 8, 12.

13

1º de mayo de 1793, ibíd., f. 56. En 1796 Rito de Acosta era alcalde ordinario del Socorro(26 de febrero de 1796, ibíd., f. 14).

Page 79: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 79/377

79

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En su testamento, fechado un mes antes de morir, Berbeo armabaque nada quedaba de la sustancial dote de su segunda esposa. Sus deudasascendían a 3.250 pesos y sus activos rebasaban en algo los 4.018 pesos;un exiguo valor neto de 858 pesos. Sus principales activos eran la casa enel pueblo, comprada en 1782 por 2.308 pesos, y cinco esclavos, que valíanalrededor de mil pesos. Aunque es difícil calcular su valor monetario exacto,las posesiones de Berbeo, incluida la biblioteca, que contenía entre quince yveinte volúmenes, probablemente no pasaban de 600 pesos. En contra de laopinión habitual, Berbeo nunca fue rico.

A pesar de su habilidad política –que era considerable– Juan Francisco

no fue un negociante exitoso. Su antiguo rival, Salvador Plata, el Creso delSocorro, decía que Berbeo había dilapidado la dote de su esposa debido a lapasión por el juego.14 La acusación puede ser cierta, ya que en el Socorro deesa época prácticamente todo el mundo, tanto ricos como pobres, jugaba a lascartas. Al n de cuentas, las tres actividades sociales importantes eran ir a misa,enamorar y jugar. La ineptitud de Berbeo con los naipes no viene al caso. Estáclaro que, sencillamente, vivía por encima de sus medios. Su forma de vida era

ostentosa, aunque no heredó capital suciente ni supo cómo conseguirlo.Si la riqueza de Berbeo no lo calicaba para ser jefe, por otros aspectossí lo merecía. Había adquirido experiencia militar en varias campañas contralos carares y los yaraguíes, tribus aborígenes hostiles. La experiencia militarse cotizaba alto en 1781. Los criterios y antecedentes de Berbeo no eranprovincianos. Había viajado dilatadamente por el Nuevo Reino, no sólo porlas provincias de Tunja y Santa Fe sino hasta los llanos, al oriente. En unaocasión viajó a Maracaibo, y visitó incluso la isla holandesa de Curazao y lasciudades de Portobelo y Cartagena. Posiblemente Berbeo no vivía en el Socorroen 1760, pues su nombre no aparece en ninguna de las peticiones para obtenerla categoría de villa, y en cambio sí aparecen las rmas de sus hermanos.

Otro activo para Berbeo consistía en sus frecuentes visitas a Bogotá,donde había conseguido amistades y contactos con burócratas criollos inu-

14

Testimonio de Salvador Plata, 13 de marzo de 1783, AHN, Los Comuneros, 18: 345-405, #34.

Page 80: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 80/377

80

John Leddy Phelan

yentes. Uno de sus amigos en esa ciudad era don Francisco de Vergara, regentedel Tribunal de Cuentas.15 Vergara habría de desempeñar papel importante enlas negociaciones que culminaron con las capitulaciones de Zipaquirá.

La experiencia militar de Berbeo, sus viajes y sus conexiones enBogotá contribuyeron a que adquiriera la reputación de “hombre muy valientey decidido”, que inspiraba conanza por igual a patricios y plebeyos. La únicadescripción que tenemos hecha por un contemporáneo suyo sugiere que aunquele faltara verdadero carisma tenía varias cualidades que lo convertían en un jefe natural: “Hombre buen mozo, no alto, delgado, de cara na, bien rasurado,nariz alargada, ojos vivos, pelo castaño, de unos 50 años, que al acercarse asus capitanes inclinaba levemente la cabeza y los saludaba con voz amable.Diestro jinete, montaba un corcel ero y soberbio, regalo de los capitanes deSogamoso”.16

Salvador Plata y González poseía todavía más atributos obvios queBerbeo para encabezar la coalición, aunque al parecer carecía de experienciamilitar.17 Era el capitalista más opulento del Socorro. En contraste con Berbeo,había tenido varios cargos burocráticos: procurador general de San Gil y elSocorro, en 1776 había sido también alcalde ordinario de esta última población,y en 1779 juez conservador de las rentas reales. Plata desempeñó un papelactivo en la disputa de límites entre el Socorro y San Gil.18 Además, estabavinculado a los mismos círculos de criollos inuyentes en Bogotá con los quetenía relaciones Berbeo. Pero Plata optó por oponerse al movimiento.

15 Ibíd., #18. Ver también la declaración de don Fernando Pavón y Gallo, 23 de septiembrede 1782, en despacho de Caballero y Góngora a Gálvez. 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594(en adelante citado como declaración de Pavón y Gallo). Pavón y Gallo era un destacado patriciotunjano que suministró el recuento más exacto de las actividades de Berbeo antes de 1781.

16 Ambas citas de este párrafo en ibíd.17 A nes del decenio de 1780 se convirtió en combatiente exitoso contra los indios. AHN,

Virreyes, 12:362-369 y 13:487-493.18 Para la carrera de Plata ver Horacio Rodríguez Plata, “¿Quién fue Salvador Plata?” BHA 44

(1957): 366-79. El doctor Rodríguez Plata tiene en manuscrito una historia del clan Plata. Parauna genealogía de la familia ver Horacio Rodríguez Plata, Antonia Santos Plata (Bogotá, 1969),

págs. 11-34. Para el papel de Plata en la disputa ante el Socorro y San Gil ver AHN, Poblacionesde Santander, fs. 324 ss., y Gómez Rodríguez, “La cuna” 1, parte 5.

Page 81: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 81/377

81

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Salvador Plata (1740?-1802) tenía unos cuarenta años en 1781,varios menos que Juan Francisco Berbeo.19 El fundador del clan Plata, que le dioa la región muchos descendientes ilustres, había sido Francisco Félix de laPlata Domínguez. Emigró de la ciudad gallega de Lugo a la Nueva Granadaen 1683 y nalmente se estableció en la región de San Gil-Socorro donde en1688 contrajo matrimonio con una criolla, doña Josefa Moreno y Meneses. Laprolíca unión tuvo once hijos. El mayor, nacido en 1691, era Hipólito JoséPlata, padre de Salvador; murió en San Gil en 1763.

Salvador Plata nació en Pinchote, a mitad de camino entre el Socorro ySan Gil, donde la familia poseía una gran hacienda. Su esposa era la distinguida

doña Magdalena Álvarez y Lamo, sobrina de Claudio Álvarez y Quiñones,arzobispo de Santa Fe de Bogotá (1731-36). No parece que doña Magdalenahubiera sido parienta del scal Manuel Bernardo Álvarez.

La extraordinaria carrera de negocios de Salvador Plata tuvo la ayuda deherencias recibidas del padre, la madre y el hermano. No se conoce la cuantíapero puede presumirse que su esposa, sobrina de un arzobispo, aportó una dotesólida, si no espléndida. Al morir, en 1802, Salvador Plata había aumentado

sus herencias iniciales, 8.026 pesos, a un capital bruto de 120.214 pesos.Esta suma no incluye el capital repartido en vida a sus hijos, en forma de dotespara las mujeres y de donativos de capital para los hombres.

Salvador Plata se consagraba a todas las formas de actividad económicafactibles entonces en el Socorro. Como comerciante compraba y vendía esclavos,textiles producidos tanto en España como en el Socorro, cacao y algodón.Sus diversas casas, muebles y esclavos, de los que poseía dieciocho, estabanavaluados en 29.606 pesos. Sus haciendas valían unos 40.000. La más valiosaera la de Chanchón, avaluada en 21.355.20 La hacienda familiar en Pinchotevalía 5.000 pero poseía también propiedades más pequeñas en Chochos y enBozque. Su riqueza en efectivo era más impresionante todavía que sus bienes

19 No tenemos la partida de bautismo de Plata. En 1782 declaró que su edad era 40 años.(Declaración de Plata en la investigación contra García Olano. 26 de octubre de 1782, AGI/ASF736-A).

20

Compró la nca a la sucesión de Juan Maldonado de la Zerda, con cuya ciudad estabaemparentado. Gómez Rodríguez, “La cuna” 1, parte 5.

Page 82: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 82/377

82

John Leddy Phelan

territoriales: dejó 25.648 pesos en oro y 11.414 en plata. Con certeza donSalvador Plata y González, del Socorro, era uno de los laicos más ricos en todoel Nuevo Reino.21

Algunos historiadores han acusado a Salvador Plata de traidor a lacausa de los comuneros. El cargo está desorientado: Plata se opuso al movimientodesde el principio hasta el n.22 Cuando sirvió de alcalde ordinario y de juezconservador de las rentas reales, aplicó rmemente las nuevas regulacionesdel monopolio del tabaco. Fue uno de los poquísimos criollos que se unieron alalcalde Angulo y Olarte en su intento por restaurar el orden durante los motinesdel 16 y 30 de marzo y del 16 de abril.23

Dadas su riqueza y prominencia, el pueblo pidió que Plata fuera uno delos cuatro capitanes generales que tomaron posesión de su cargo el 18 de abril.Pero Plata se sentía tan incómodo en su papel de jefe titular del movimientode protesta, que se negaba a acudir a las reuniones, incluso con la disculpa deque estaba loco. Fue prontamente reemplazado como capitán general por JoséAntonio Estévez.

Como no tenían conanza en él, los capitanes de los comuneros nole permitieron a Plata ir a Zipaquirá. Pero Plata trabajó en el Socorro con lospartidarios de Berbeo para crear una fuerza militar local que preservara el ordeny las leyes.

Salvador Plata se esforzó por estar en buenos términos con Berbeocuando este marchaba hacia Zipaquirá. El 19 y el 22 de mayo, el 4 y el 15 de junio y el 3 de julio Plata le escribió a Berbeo cartas en tono cordial y amistoso;siempre se dirigía a él como “mi estimado primo”, pues la esposa de Berbeoy Salvador Plata eran efectivamente primos. En una de las cartas decía Plata:“Espero sinceramente que la Virgen del Socorro lo guíe para que se restablezcala paz y se consiga un acuerdo”. En otra, manifestaba su preocupación, por

21 Para el texto del testamento y el litigio en el Socorro ver ANS, 7 de diciembre de 1802,fs. 185-187. Para la apelación a la audiencia ver AHN, Testamentarias de Santander, #19, fs.640-871.

22

Ver Rodríguez Plata, nota 19.23 Ver declaraciones de Plata citadas en cap. 3, nota 29 atrás.

Page 83: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 83/377

83

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

mantener el orden entre los plebeyos del Socorro. En una ocasión Plata le prestó200 pesos a Berbeo y le ayudó a conseguir alojamiento en Bogotá.24

Para contrarrestar el voluminoso testimonio de Plta, en su mayorparte desfavorable a los jefes comuneros, Juan Francisco Berbeo le entregóa las autoridades su correspondencia con Plata. Ni Plata ni Berbeo eran másfalaces que el resto de la gente en esa época. Plata se oponía a la Revoluciónde los Comuneros, pero estaba resuelto a no cortar los lazos con los amigosy parientes que encabezaban el movimiento. Y lo mismo se aplica a loscapitanes de los comuneros, quienes no querían romper con la autoridad y conlos partidarios de esta. Tanto los jefes comuneros como las autoridades en la

capital se aferraban al principio de un arreglo negociado, y había que mantenerabiertos los contactos.

A pesar de la tensión y de la rivalidad entre Plata y Berbeo, sus vínculosmutuos sobrevivieron a la crisis de 1781. El 1º de mayo de 1793 la hijade Berbeo y Bárbara Terán casó con José Rito de Acosta, Salvador Plata fuepadrino del novio.25

Si Juan Francisco Bebeo y Salvador Plata eran los ciudadanos más

prominentes del Socorro en 1781, los jefes titulares de la comunidad eran losregidores del cabildo. Entre el 16 de marzo y el 16 de abril trataron de contenerla ola de descontento popular. Mientras imploraban a los plebeyos que prescin-dieran de motines a cambio de la promesa de pedirle a Bogotá la modicación,si no la suspensión, de los nuevos impuestos, imploraban desesperadamenteayuda militar a la capital. Pero de ella no llegaron ni refuerzos ni consejosaplicables. Después de elegidos los capitanes patricios el 18 de abril, el cabildo,sin la presencia del alcalde Angulo, continuó trabajando estrechamente con losdirigentes comuneros. Dos regidores, Manuel Berbeo y Clemente José Estévez,eran hermanos de caudillos comuneros.26

24 La correspondencia Plata-Berbeo está anexa a la declaración de Juan Francisco Berbeo (4 deseptiembre de 1782) en el códice Los Comuneros, Lilly Library. En Los Comuneros Briceño publicóel testimonio de Berbeo pero no la correspondencia, págs. 205-07.

25 Gómez Rodríguez, “Datos”, pág. 104.26 Manuel Berbeo fue bautizado el 1º de febrero de 1741 (Archivo parroquial, Socorro, Bau-

tismos, Libro 3, f. 241). El bautismo de Clemente José Estévez se celebró el 20 de marzo de 1746(Gómez Rodríguez, “La cuna” 1, cap. 6).

Page 84: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 84/377

84

John Leddy Phelan

Fue Clemente José Estévez, en su calidad de teniente corregidor deTunja, quien tomó juramento público a los capitanes generales el 19 de abril,y quien registró su juramento secreto de lealtad al rey. Los dos hermanosEstévez estaban muy ligados a Manuel García Olano, el correo de noticias.Otro Estévez era Filiberto José, párroco en Oiba, quien era el más realista delos tres. Mientras preservaba sus nexos con los jefes comuneros, le escribíadiligentemente al oidor Osorio y luego al arzobispo Caballero y Góngora, aquienes suministraba informes exactos sobre la situación en el campo de loscomuneros. Era un intermediario bien situado entre los jefes comuneros y elarzobispo, y desempeñó un papel clave en las negociaciones entre bastidores

que culminaron con el convenio de Zipaquirá. La diferencia de actitudes entrelos tres hermanos Estévez pone de relieve las posibilidades abiertas a la élite delSocorro durante la crisis de 1781: José Antonio, un ardiente comunero; clemente José, con un pie en cada bando; y Filiberto, ardiente realista.

Los otros socorranos, además de Juan Francisco Berbeo y José AntonioEstévez que guraban en la jefatura del movimiento eran Francisco Rosillo,Antonio José Monsalve, Ramón Ramírez, Pedro Alejandro de la Prada y José Vicente Plata de Acevedo. Ninguno desempeñó cargos burocráticos antes de1781, aunque Plata de Acevedo, como Berbeo y Estévez, tenía un hermanoque lo hacía: Juan Bernardo Plata de Acevedo había sido alcalde del Socorroen 1777.

Los cargos municipales eran comprados a la corona, y entre 1773 y1796 el cargo de regidor daba entre 100 y 200 pesos. Los cargos que produ-cían ingresos, como el de escribano, se vendían hasta por 600 patacones.27 Las autoridades locales eran, por tanto, personas de cierta prominencia y dealguna fortuna.

Francisco Rosillo (1750-84) había nacido en el Socorro, de padrepeninsular, Francisco José Rosillo, con quien a veces se le ha confundido.28

27 AHN, Empleados Públicos de Santander, 1:200-211; 2:633-42; 4:924-75; 6:651-73;13:579-735.

28 Gómez Rodríguez dejó en claro que el hijo era el capitán de los comuneros. Rosillo padre casócon Antonia Fernández de Saavedra, hija de un alcalde ordinario de San Gil. Su considerable

dote llegaba a 1.405 patacones (un patacón era un peso que valía 9 en lugar de 8 reales). ANS,27 de febrero, 1742, fs. 26-28.

Page 85: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 85/377

85

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El padre, que murió antes de 1781, sirvió como corregidor teniente de San Gilde 1760 a 1762. Era un comerciante en índigo, tabaco, textiles y azúcar. Alparecer fue víctima de la depresión económica que afectó al Socorro después de1776; a su muerte su sucesión consistía casi toda en deudas.29 Por consiguiente,Francisco Rosillo no heredó dinero de su padre, pero sí respetabilidad social.

Los archivos notariales del Socorro contienen sólo unas pocas referenciasa las actividades económicas de don Francisco. No es extravagante suponer quecuando se casó con doña María Santos del Corral el 27 de abril de 1778 estale aportó una dote respetable. En 1780 ya podía permitirse comprar una esclavaen 160 pesos.30 Pero la escasez de datos sobre sus actividades económicas

indica que podía disfrutar de prestancia social pero que no era rico. Rosilloinicialmente se opuso a la protesta. Fue uno de los pocos “hombres buenos”,como les decían, que siguió al alcalde Angulo y Olarte en sus vanos intentosde apaciguar al pueblo en los motines de marzo y abril.31

Los registros notariales suministran apenas algunos datos sobre JoséAntonio Monsalve, otro prominente jefe del Socorro. Había nacido en 1745. Eralo bastante acomodado, ya en 1779, para nombrar un abogado que defendiera

sus intereses ante la audiencia en Bogotá. En 1780 compró un esclavo por 200pesos, y en 1787 vendió una pequeña nca. En 1782 le debía 400 pesos a unacancillería que había creado. Y en 1790 contrajo una deuda por 884 pesos.32 Estos datos dispersos señalan que, aunque sin ser rico, tenía un modesto buenpasar. Una ironía de su carrera es la de que el mismo jefe comunero apareceen 1798 como administrador de la alcabala del Socorro, el impuesto que erablanco de la ira popular en 1781.33

Se sabe más acerca de los lazos familiares de Monsalve que de susnegocios. Uno de sus hermanos vivía en Bogotá, donde litigaba ante laaudiencia. Una hermana estaba casada con Juan Dionisio Plata, primo hermano

29 Horacio Rodríguez Plata, Andrés María Rosillo y Meruelo (Bogotá, 1944), págs. 7-13.30 ANS. 7 de agosto de 1780, fs. 144-145.31 Monsalve y Rosillo a la audiencia, 9 de noviembre de 1781, AHN, Los Comuneros 5:5-14,

72-84; declaración de Angulo y Olarte, 9 de diciembre de 1781, ibíd., 6:238-42.32 Gómez Rodríguez, “La cuna”, 1, cap. 6; ANS, 1794-95, f. 6; 8 de mayo de 1780, 17 de abril

de 1783, f. 30; 12 de diciembre de 1782, f. 124; 25 de octubre de 1790, fs. 107-08.33 AHN, Alcabalas, 3:1-80.

Page 86: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 86/377

86

John Leddy Phelan

de Salvador Plata. La madre de Antonio Monsalve era Margarita de Ardila,tía de Mateo Ardila.34 Este último, funcionario notarial del cabildo del Socorro en1781, era un eslabón decisivo entre los patricios y los plebeyos de la villa.

La hazaña más famosa de Ramón Ramírez (1754-88), otro capitángeneral, fue haber dirigido la conquista de Girón, suceso del que se hablará enel capítulo 12. Natural del Socorro, desde 1779 Ramírez era concesionario delestanco para la venta de aguardiente en Girón. Al otorgar esos contratos solíadárseles preferencia a personas ricas. Evidentemente era persona de modestafortuna, pero su testamento, fechado el 14 de agosto de 1786, no incluye uninventario detallado de sus bienes. Su hijo del mismo nombre, quien sirvió

como alcalde ordinario en 1791, recibió carta blanca para organizar el funeralde su padre y disponer de sus propiedades.35

Uno de los jefes comuneros más ricos, el más rico quizás si exceptuamosa Salvador Plata, era Pedro Alejandro de la Prada. En su testamento de 1788el inventario de sus bienes incluye dos ncas azucareras, una ganadería, unacasa grande en la plaza principal del pueblo, y artículos de lujo como seistenedores, dos vasos y una jarra, todos de plata. Pero también dejó algunas

deudas y obligaciones. No hubo hijos en su segundo matrimonio con JuanaLuisa Gómez. Antes de su muerte había creado una cancillería con sus parientespolíticos, para la cual su aporte fue de 1.600 pesos. Su prominencia política seindica en el hecho de que fue alcalde en 1785, cargo que había de desempeñarsu hijo cinco años más tarde.36

En 1781 había entre los patricios dos círculos de liderazgo que seintersecaban: el cabildo y los capitanes de los comuneros. Ningún miembro delcabildo ocupaba una posición formal dentro del alto mando de los comuneros,pero hay vínculos evidentes entre los dos círculos. Dos jefes comuneros teníanhermanos en el cabildo, y el hermano de otro había sido alcalde de la villa.

Tras la fuga del alcalde Angulo el 17 de abril, los dos círculos obraronen armonía: a veces enviaban a las autoridades cartas muy semejantes. El tono

34 Declaración de Angulo y Olarte, 9 de diciembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 6:238-42;declaración de Plata, Lilly Library, cap. 201; Gómez Rodríguez, “La cuna”, 2, cap. 6.

35

ANS, 28 de junio de 1779, f. 139; 14 de agosto de 1786, f. 142.36 ANS, 1787-89, f. 85; 13 de mayo de 1784, fs. 64-65, 1790-93.

Page 87: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 87/377

87

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de la correspondencia del cabildo tendía a ser un poquitín más conciliador queel de los jefes comuneros. Pero las cartas mostraban una tendencia común:armación de la lealtad a la corona junto con el ruego de que los ministros delrey se dieran cuenta de la urgencia de prescindir del programa scal identicadocon Gutiérrez de Piñeres.37

La relación entre los dos círculos se hizo más visible todavía despuésde la extinción del movimiento de los comuneros. Los capitanes generales sopor-taron una investigación bastante intensa, para que las autoridades pudierandeterminar a quién echarle la culpa. Los regidores fueron a menudo llamadoscomo testigos. Invariablemente atestiguaban que los capitanes eran leales a la

corona, que aceptaron sus cargos bajo coacción, a n de proteger sus vidas ymoderar la cólera de la muchedumbre sin control.38 Después de la supresión delmovimiento comunero el cabildo le suministró una considerable proteccióna los capitanes.

De los diez jefes patricios entre el alto mando comunero, los archivosnotariales del Socorro suministran informes sucientes sobre siete. Sabemos, porejemplo, qué edad tenían seis de ellos. Berbeo era el mayor, con cincuenta y

dos años; Francisco Rosillo el más joven, con treinta y uno; y Ramón Ramíreztenía treinta y cuatro. El escribano Mateo Ardila y Oviedo contaba cuarenta yuno; Plata, unos cuarenta; Monsalve, treinta y seis. Ninguno era un joven sinexperiencia; todos eran individuos maduros.

La estructura de edad entre los dirigentes plebeyos cuyos datos seconocen sigue el mismo patrón. Manuela Beltrán, la que rompió la real cédula,tenía cincuenta y siete años; Isidro Molina, treinta y dos; Manuel Ortiz, treintay ocho; José Antonio Galán, treinta y dos.39 El promedio de vida en esa épocaprobablemente no pasaba de los cuarenta. Así, las vidas de los personajes

37 Por ejemplo, ver cabildo del Socorro al virrey, 7 de mayo de 1781, y capitanes generales alvirrey, 7 de mayo de 1781, en Briceño, Los Comuneros , págs. 100-104.

38 Como ejemplos ver cabildo del Socorro al rey, 10 de septiembre de 1781, AHN, Los Comu-neros, 6:191-99; investigación sobre Rosillo, 3 de noviembre de 1781, ibíd., 5:4-14; declaraciónde Rosillo y Monsalve, 9 de noviembre de 1781, ibíd.; declaración de Angulo y Olarte, 9 dediciembre de 1781, ibíd. 6:238-242; Plata y Rosillo a Caballero y Góngora, 10 de febrero de 1782,

AGI/ASF 594.39 Gómez Rodríguez, “Datos”, págs. 103-105-06

Page 88: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 88/377

88

John Leddy Phelan

mayores como Berbeo, Plata y Manuela Beltrán y las de sus padres abarcabantodo el siglo XVIII, desde la fundación del Socorro como parroquia en 1689 hastala víspera del movimiento de independencia en 1808. Los dirigentes más jóveneseran descendientes de tercera generación de los primeros fundadores.

Sus riquezas se mostraban muy diferentes. Salvador Plata era fabulo-samente rico. Pedro Alejandro de la Prada tenía una fortuna sólida. Monsalvey Ramírez eran modestamente acomodados. Y los hermanos Berbeo y Rosillo,relativamente pobres. Claro está que la riqueza no se tenía como condiciónindispensable para disfrutar de prestigio social y para ejercer el poder político.

Se requería la posesión de algunos bienes para ser tenido como patricio.

Ser dueño de uno o dos esclavos, poseer alguna propiedad rural, aunque fuerapequeña, algunos objetos de lujo como camisas de seda, joyas o cubiertos deplata era suciente. Evidentemente no se hacía distinción entre la propiedadde la tierra y el comercio, y los miembros de la élite solían dedicarse al comerciosin menoscabo de su prestigio social.

Un cálculo razonable es el de que la mayoría de los nobles tenía entre1.000 y 10.000 pesos. La arrogante armación de los sangileños de que en

la parroquia del Socorro no había sino ocho personas con más de 10.000 o12.000 pesos debe descartarse, si se tiene en cuenta la evidencia de los diezmos,como parcial e interesada. Y resulta también sospechoso el aserto de que sólocincuenta personas en el Socorro podían ponerse capa para ir a misa, o poseíantierras o ganados que les permitieran mantener una apariencia decorosa.40 Loque resulta difícil de precisar es cuántas eran esas personas.

Los plebeyos rara vez hacían testamento; los patricios, casi siempre.Aunque prácticamente no dejó bienes, Juan Manuel Berbeo consideró al parecerque su posición social le exigía testar. Los patricios les daban también dotes asus hijas, a menudo en forma de algunos esclavos, joyas y artículos domésticosde lujo. Otra identicación de los nobles es que creaban cancillerías.

El matrimonio con sus iguales en la escala social constituía otro mediode reforzar el rango de las clases altas. El segundo matrimonio de Juan FranciscoBerbeo le aportó la sólida dote necesaria para mantener las apariencias de la

40 Ver capítulo 3, nota 10.

Page 89: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 89/377

89

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

clase patricia en que había nacido. El matrimonio de Salvador Plata con unasobrina del arzobispo de Bogotá le aportó prestigio social y, presumiblemente,una dote considerable. Juan Maldonado de la Zerda nacido en Bogotá, se casócon la distinguida Francisca Javier Domínguez, del Socorro, emparentado con elclan Plata. Ese matrimonio reforzó su posición social y sus recursos económicosen la comunidad donde se había establecido, y cuando murió era el ciudadanomás rico de su generación (ver capítulo 3).

Así, unos activos netos de 10.000 pesos constituían entonces unafortuna sólida pero modesta. Es difícil calcular cuántos ricos verdaderoshabía, o sea poseedores de bastante más de 10.000 pesos. Ciertamente JuanMaldonado de la Zerda, quien murió hacia 1776, y Salvador Plata pertenecíana ese grupo. Otro tanto puede decirse de Pedro Alejandro de la Prada. Pero nose hallan otros candidatos visibles para tal honor.

Es difícil, si no imposible del todo, contestar la inevitable preguntaacerca del valor real del peso en la época. El peso de plata mexicano estabadividido en ocho reales; como lo estaba también el peso de oro, más utilizadoen la Nueva Granada.41 Resultaría imposible traducir el valor adquisitivo realdel peso a la moneda actual, salvo para recalcar que la primera era muchísimasveces más valiosa que la segunda.

Lo que puede aclarar en algo las cosas es comparar el valor del capital ydel ingreso dentro del contexto de la época. Alejandro de Humboldt observabaque ninguna familia en Lima poseía más de 130.000 pesos de capital, y enCaracas rara vez pasaba de los 200.000. Tan sólo en México había algunasfortunas superiores al millón de pesos.42 Los mexicanos fueron los primerosmillonarios de la América española. De ahí que una fortuna modesta en elSocorro de ese entonces puede estimarse razonablemente en 10.000 pesos yuna fortuna grande en más de 20.000.

41 Para unas breves explicaciones sobre la moneda española ver Lynch, Spain Under the Habsburgs 1: 349; para una descripción más pormenorizada Felipe Mateu y Llopes, La monedaespañola (Barcelona, 1946), págs, 271-74.

42

Doris Ladd, “The Mexican Nobility at Independence, 1780-1826” (tesis doctoral inédita,Stanford University, 1972), pág. 48.

Page 90: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 90/377

90

John Leddy Phelan

Mirando el asunto desde otra perspectiva, observemos el costo delos bienes de capital. En el Socorro, una nca de mediana extensión costabaentre 800 y 1.200 pesos. Una casa modesta en la prestigiosa plaza principal,unos 800 pesos, y una construcción más cómoda, de esquina, unos 2.300pesos.43 Un esclavo joven y de buena salud costaba entre 125 y 200 pesos.

El mismo enfoque comparativo puede emplearse para determinar quéera un ingreso modesto y qué era un ingreso sustancial. El hombre más ricode la Nueva Granada, el marqués de San Jorge, no recibió más de 18.000pesos por su legendario “el mayorazgo de la dehesa Bogotá”.44 Ese conjuntode propiedades rurales abarcaba aproximadamente la cuarta parte de la tierra

arable en la sabana de Bogotá, entre 60.000 y 70.000 hectáreas. Es sumamenteimprobable que ningún otro terrateniente percibiera más de 5.000 pesos anualesde sus latifundios.45

También es revelador un vistazo comparativo a los salarios de losburócratas y los eclesiásticos. Tanto el arzobispo de Bogotá como el virreyrecibían 40.000 pesos al año. Ese ingreso era astronómico para la época, perotambién lo eran sus gastos y sus obligaciones. Viene más al caso que el salario

de un juez de la audiencia fuera de 2.491 pesos. El corregidor de Tunja ganaba2.812 pesos y el gobernador de Girón 1.375 pesos. Dentro de la burocracia scallos contadores del tribunal de cuentas ganaban 2.068 pesos, y los funcionariosde rango intermedio entre 1.000 y 1.500 pesos.46

Los 5.000 pesos del párroco del Socorro son hasta cierto puntoengañosos. El Socorro constituía entonces uno de los benecios eclesiásticosmás ricos del reino, ya que la renga anual de su párroco superaba a la del obispode Santa Marta.47 Recuérdese que el estipendio mínimo de un cura oscilaba

43 El marqués de San Jorge compró la casa verdaderamente señorial del scal Álvarez en Bogotáen 1744 por 10.000 pesos (Bernardo Sanz de Santamaría, “La casa del marqués de San Jorge”,

BHA 59 1972; 545-56). El Socorro no podía alardear de ninguna casa comparable.44 Camilo Pardo Umaña, Hacienda de la sabana: su historia, sus leyendas y sus tradiciones

(Bogotá, 1946), págs. 209-33; Frank R. Safford, “Commerce and Enterprise in Central Colombia,1821-1870” (tesis doctoral inédita, Columbia University, 1965), pág. 12.

45 Safford, “Commerce and Enterprise”.46 Para los sueldos ver virrey Francisco Gil y Lemos al rey, 19 de mayo de 1790, AGI/

ASF 562.47 Oviedo,Cualidades , págs. 174-76.

Page 91: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 91/377

91

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

entre 150 y 200 pesos (ver capítulo 3). En la región del Socorro, parroquiasasentadas y prósperas, como la de San Gil, rentaban 2.000 pesos a su titular;los curas de Simacota, Oiba, Girón y Barichara recibían 1.500 pesos al año.48

De ahí que un ingreso de 1.000 pesos o menos resultara ciertamenteexiguo. Un salario entre 1.000 y 2.000 pesos era sólido y modesto, y todo loque pasara de los 2.000 era ya sustancial.

Lo que queda claro es que los nobles representaban sólo una reducidaminoría en medio de una numerosa población plebeya, en la cual los artesanosconstituían la crema. Los plebeyos ordinarios eran los hombres y mujeres deruana. Usaban alpargates o andaban descalzos. Los hombres trabajaban para

alguien muchos cultivaban pequeñísimas parcelas. A veces las mujereshilaban algodón en sus casas para complementar el exiguo ingreso familiar.

Quizás el elemento más importante para caracterizar la condiciónde patricio era el origen étnico. El ancestro español puro era certicadoindispensable para la admisión a los altos rangos sociales, pero no bastaba.La mayoría de los habitantes del Socorro en 1781 descendían, en segunda otercera generación, de inmigrantes españoles. Manuela Beltrán no era patricia,

aunque su linaje fuera hispano. Ni lo era José Antonio Galán, de padre nacidoen la península, pero de madre mestiza o mulata. La ocupación del padre de José Antonio lo excluía. Poseía una pequeña parcela donde cultivaba tabaco, yla madre y las hermanas hilaban algodón en sus casas. Estas dos actividadesse tenían por plebeyas, y el ocio determinaba también la situación social. Loscarniceros del pueblo, por ejemplo, podían tener más capital y más ingreso quealgunos nobles, pero su profesión los condenaba a la condición de plebeyos.

Cargos administrativos como alcalde, regidor, notario eran prerrogativade los patricios. La residencia constituía otro indicador. Los nobles vivían enla plaza, o muy cerca de ella, donde estaban la iglesia parroquial y las ocinasdel gobierno. Y ciertamente el estilo de vida de los nobles era indicativo de suclase. Ir a misa con capa, en lugar de ruana, tener uno o dos esclavos, algunosobjetos de lujo, unas cuantas joyas y libros eran señas no insignicantes dela situación social.

48 Oviedo,Cualidades , págs. 177-84.

Page 92: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 92/377

92

John Leddy Phelan

No es fácil precisar la importancia de la educación. En el Socorro,naturalmente, no había ninguna institución de enseñanza superior, ni siquieraun convento o un monasterio. Quizás las únicas personas verdaderamente bieneducadas de la comunidad eran los clérigos, todos los cuales habían estudiadoen Bogotá. El cura titular, dado su ingreso, el más alto de la parroquia, quedabadentro de la condición de noble, de acuerdo con criterios económicos. Así mismo,no se ha podido identicar en el Socorro a abogados en ejercicio. Si bien sepresume que todos los patricios eran capaces de escribir su nombre, de ellopodían alardear también muchos plebeyos. Algunos burócratas, como notarios yalcaldes, contaban forzosamente con alguna formación para desempeñar sus

cargos. Pero eran pocos los libros en el Socorro, y sólo un puñado de personasrecibía una educación formal que sobrepasara el nivel de enseñanza primaria.Puede suponerse que muchos nobles eran analfabetos funcionales.

Evidentemente, la condición de patricio estaba determinada poruna amplia y compleja serie de factores, y cualquier jerarquización deestos resulta inevitablemente arbitraria. El origen español era fundamental;la riqueza era deseable pero no indispensable. Un pequeño capital ayudaba

mucho siempre que se reunieran otras condiciones. El desempeño de un cargo,la educación, el estilo de vida y el lugar de residencia garantizaban virtualmenteel acceso a las altas capas de la sociedad.

Lo que no debe olvidarse es que en 1781 el Socorro constituía unacomunidad creada por el trabajo duro de tres generaciones. Los estratossociales eran todavía algo uidos. Si bien había una élite identicable, susmiembros eran, en la práctica, producto de la movilidad social ascendente. Y algunas familias tenían miembros tanto patricios como plebeyos.

En el Socorro no existía la costumbre de establecer mayorazgos. Laprimogenitura suele ser la marca de una clase verdaderamente patricia.Incluso en la más antigua y más aristocrática Popayán este arbitrio no seempleaba en el siglo XVII.49 Sólo en Bogotá existían algunos mayorazgos,como el del marqués de San Jorge. La sociedad relativamente nueva del Socorro

49

Peter Marzahl, “Creoles and Gobernment: The Cabildo of Popayán”, Hispanic American Historical Review 54 (1974): 647.

Page 93: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 93/377

93

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

contrasta bruscamente en este aspecto con las sociedades más antiguas deMéxico y Perú, donde muchos mayorazgos institucionalizaron y perpetuaronlas grandes fortunas de las familias patricias.

Dadas estas condiciones, podría cuestionarse lo apropiado de llamara las altas clases del Socorro “nobles” o “patricios”. Ciertamente no eran“nobles” en el sentido de poseer títulos hereditarios de nobleza otorgados porla corona. Literalmente, sólo había uno de esos títulos en la Nueva Granadade la época, mientras que en México había en 1775 cuarenta y siete títulos denobleza.50 Aunque los miembros de las clases altas en el Socorro no tuvierantítulos hereditarios, el hecho es que se consideraban a sí mismos como nobles,

aunque sin título, y que como tales los veían sus inferiores sociales. Hastacierto punto la nobleza constituía una actitud mental que permeaba losvalores sociales de todos los grupos. Eran nobles de acuerdo con la deniciónque una vez formulara el consejo de Indias: “Es innegable que en esos reinos(de América) todo español que llega allí, adquiere algunas riquezas y si no seconsagra a un ocio deshonroso es tenido por noble”.51 Alejandro de Humboldtlo manifestaba con mayor crudeza, al observar: “Cualquier blanco, aunquecabalgue descalzo, se imagina pertenecer a la nobleza del país”.52 Una muestradel signicado que se le daba al término es que, cuando Carlos III impuso unpréstamo forzoso a sus súbditos, la cifra se jó en dos pesos para los nobles yen uno para los plebeyos.53

Es notable cómo los españoles consiguieron transmitir en tres genera-ciones, los conceptos aristocráticos básicos de su sociedad en una comunidadcomo el Socorro.

Los hijos o los yernos de los capitanes comuneros Berbeo, Rosillo, Praday Ramírez desempeñaron cargos administrativos importantes en el Socorro en los

50 Pedro Ibáñez, “Los nobles de la colonia”, BHA 1 (1903): 29-40.51 Lyle M. McAlister, “Social Structure and Social Change in New Spain”, Hispanic American

Historial Review 43 (1963): 357.52 Ibíd., y Jaime Jaramillo Uribe, “Mestizaje y diferenciación social en el nuevo reino de Granada

en la segunda mitad del siglo XVIII”, Anuario colombiano de historia social y de la cultura 2.3(1965): 21-30. Ver también Juan A. Villamorín, “The Concept of Nobility in the Social Stratica-tion of Colonial Santa Fe de Bogotá”, que se publicará en Actas XLI Congreso Internacional de

Americanistas.53 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1781, AGI/ASF 660.

Page 94: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 94/377

94

John Leddy Phelan

años 1780 y 1790. Dos de los siete capitanes cuyas biografías se han esbozadotuvieron descendientes que, una generación después, fueron jefes en la guerrade la independencia: Antonio José Monsalve y Francisco Rosillo. Naturalmente,este hecho no debe oscurecer la diferencia entre las crisis de 1781 y 1810.Ni tampoco las virtudes –o los vicios– de los hijos deben atribuirse a los padres.1781 no signicó un conato de independencia. Pero el punto incontrovertible esque los Rosillos y los Monsalves, tanto en 1781 como en 1810, pertenecían alas élites locales y que los miembros de ambas familias desempeñaron papelesdestacados en las crisis que afrontaron las dos generaciones.

Además del Cabildo y de los capitanes comuneros, había un tercer

patrón concéntrico de liderazgo, centrado en Mateo Ardila y Oviedo, el escri-bano. Salvador Plata daba una explicación plausible del poder y el prestigio deque Ardila disponía en el Socorro, cuando sarcásticamente se planteaba y serespondía la pregunta siguiente.

¿Y cuál es el origen del profundo respeto que todo el mundo le profesa? Espor ser el único que tiene un barniz de instrucción en todo el pueblo. Gracias

a su capacidad de escribir para los otros puede inuir en el resultado delos innumerables pleitos que se presentan. Hay incluso un regidor virtual

analfabeto, que depende de él para que le escriba todas sus cartas. Él esquien determina todas las sentencias que emite la justicia.54

Dando por descontada la hostilidad de Plata hacia Mateo Ardila, conquien estaba emparentado por matrimonio, el hecho es que el escribanosobresalía como gura poderosa y prestigiosa en la comunidad, la abrumadoramayoría de cuyos habitantes eran prácticamente analfabetos. De hecho, elalfabetismo de muchos patricios resultaba ser más nominal que real. Ardilacontrolaba el acceso a toda la maquinaria de gobierno, tanto para los ricos comopara los pobres. El padre de Juan Francisco Berbeo, cuya condición de patricioestaba fuera de discusión, sirvió de escribano en el Socorro cuando la localidad

54

Testimonio de Plata, Lilly Library, #193-204. Para la genealogía del clan Ardila ver GómezRodríguez “La cuna” 2, cap. 12.

Page 95: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 95/377

95

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

era apenas una parroquia. En comunidades así, las dos personalidades máspoderosas eran el cura y el escribano.

No sólo estaba incrustado Mateo Ardila en la élite patricia, en virtuddel cargo que desempeñaba, sino que era el vínculo decisivo entre patricios yplebeyos. Muchos de sus parientes cercanos fueron dirigentes activos de losmotines. A unas cuatro cuadras de la plaza principal, donde estaban situadala iglesia mayor y las casas de los patricios, había otra parroquia en la plazade Chiquinquirá. Era la parroquia de la plebe. Fue allí donde comenzaron losmotines y desde donde los amotinados se dirigirían luego a la plaza principal.

Los amotinados no eran una muchedumbre sin rostro: algunos indivi-

duos ejercían mando e inuencia. Entre ellos guraban Antonio Molina y suhijo Isidro, Roque Cristancho, José Ignacio Ardila y Oviedo y su hijo IgnacioArdila y Olarte, Pablo Ardila, Miguel de Uribe y Pedro Campos. Todos estabanemparentados por consanguinidad y anidad con el escribano. Juan ManuelOrtiz, otro jefe, era “portero” ocial de la villa del Socorro, a la vez que factótumal servicio del escribano Ignacio Ardila; y Oviedo era hermano suyo. PabloArdila era primo hermano.

El poder y la inuencia de Mateo Ardila se basaban en su cargo y en lainuencia que sus parientes tenían sobre los plebeyos, derivada de ser ellos losúnicos carniceros del pueblo. El prejuicio clasista de Salvador Plata no puedeoscurecer la verdad esencial de su armación.

Si el vil ocio de carnicero al que se han dedicado durante todas sus vidas

los hace despreciables a nuestros ojos, eso mismo es lo que les ha dado

una especie de dominio sobre los plebeyos víctimas de la pobreza, quienesdebido a las frecuentes escaseces de carne se ven obligados a adular y

complacer a los carniceros.55

El alcalde Angulo y Olarte añade algunas observaciones sobre el inujoque esta plebeya dinastía de carniceros ejercía sobre las clases bajas:

55 Testimonio de Plata, Lilly Library, #96.

Page 96: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 96/377

96

John Leddy Phelan

Ignacio Ardila, sus hermanos, Roque Cristancho y Miguel de Uribe son

los peseros del Socorro. Como el pueblo no tiene matadero ni ganaderías

cercanas, ellos compran todo el ganado que llega aquí y se lo venden al

por menor al pueblo. Cuando no llega ganado al mercado, estos carniceros

salen del Socorro para comprarlo. Como periódicamente hay escasez de

carne y ellos monopolizan la venta al detal, todos los plebeyos, no sólo en

el Socorro sino también en Simacota, donde también controlan el expendio

al menudeo, se sienten tan subordinados a los carniceros que los llaman

los magnates de la plazuela.56

La carrera de Mateo Ardila indica la existencia de cierta movilidadsocial en el Socorro. Parte de la familia eran patricios; y algunos, loscarniceros “magnates de la plazuela”, eran plebeyos importantes. A n deavanzar de uno a otro grupo había que salvar ciertos obstáculos, uno de loscuales el racial. Una persona tenía que ser de origen español, o al menos,poder pasar por blanco; este requisito no era valla infranqueable, dado elcarácter europeo de la población del Socorro. Pero para pasar de plebeyo

a noble, el candidato no podía trabajar en ningún ocio artesanal. Con lamodesta expansión de la economía del Socorro en el siglo XVIII, no resultabaimposible que los hijos de plebeyos acumularan el ingreso y el capital necesariospara adquirir también otros símbolos de la nobleza.

Las diferencias entre nobles y plebeyos han sido denidas en términosaristocráticos tales como origen étnico, ocupación, matrimonio, estilo de vida,educación, residencia y cargo desempeñado. Entre los plebeyos había también

camarillas de poder, pero de un poder derivado casi exclusivamente de laocupación. Un pequeño grupo de plebeyos podía ejercer considerable autoridadinformal sobre sus iguales, si dominaban una actividad que afectara directamentelos intereses vitales de los pobres, tal como el comercio de la carne.

56

Ibíd., #206. A la de Chiquinquirá la llamaban la plazuela, para distinguirla de la plazamayor.

Page 97: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 97/377

97

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

J o s é A

. E s t é v e z

C a p i t a n e s C o m u n e r o s *

D i e g o A r d i l a

A n

t o n i o M o n s a l v e

J u a n F . B e r b e o

A n

t o n i o M o l i n a

S a l v a d o r P l a t a

C a b i l d o * *

C l e m e n

t e J . E s t é v e z

J o s é I . A n g u l o y

O l a r t e

M a n u e l B e r b e o

M a t e o

A r d i l a

y O v i e d o

P l e b e y o s

I s i d r o M o l i n a

J o s é I g n a c i o

A r d i l a

y O v i e d o

P a b l o A r d i l a

J u a n M a n u e l

O r t i z

I g n a c i o

A r d i l a y

O l a r t e

P e d r o C a m p o s

R o q u e

C r i s t a n c h o

M i g u e l d e U r i b e

C l a v e

R e l a c i o n a d o s

N o m

b r a d o s p o r

* S e e x c l u y e a

R a m

ó n R a m

í r e z , F r a n c i s c o

R o s i l l o y

P e d r o

A l e j a n d r o d e l a P r a d a , p o r c a r e c e r

d e l a z o s e n

t r e s í .

* * S e e x c l u y e a

G r e g o r i o

R o l d á n ,

F r a n c i s c o

O r i b e y

G a r c í a ,

F r a n c i s c o

J o s é D e l g a d i l l o y

L u

i s C é s p e d e s , p o r c a r e c e r d e

l a z o s e n

t r e s í .

G r á

c o

4 . 1 .

P a p e

l d e

l c l a n

A r d i l a e n

E l S o c o r r o

( 1 7 8 1 )

Page 98: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 98/377

98

John Leddy Phelan

El gráco 4.1, donde aparecen los tres círculos de poder en el Socorro–el cabildo, los capitanes comuneros y los magnates de la plazuela–, ilumina elpapel clave del clan Ardila.57

No es sorprendente que los plebeyos tuvieran sus propios jefes ni quecomerciantes como los carniceros fueran los magnates de la plazuela. Un patrónsemejante era común en los motines que se presentaron en la Inglaterra y laFrancia preindustriales.58 Lo desusado es cómo una sola familia del Socorro,perteneciente tanto a las clases altas como a las bajas, fuera del puente queconectó a patricios y plebeyos dentro de una causa común.

De los cuatro capitanes generales –Juan Francisco Berbeo, Salvador

Plata, Antonio Monsalve y Diego Ardila– tres estaban emparentados con elescribano. Diego Ardila era hermano de Mateo. La madre de Antonio Monsalveera una Ardila, tía del escribano. Los clanes Plata y Ardila estaban emparentadospor enlaces matrimoniales. Diego Ardila nunca asumió su cargo, ya que enese momento se hallaba ausente del Socorro, y fue reemplazado por FranciscoRosillo.

Isidro Molina, miembro del clan Ardila y activo amotinado en la pla-

zuela, recibió el cargo de “capitán volante”. Su padre Antonio tenía el cargo de“procurador del común”, una especie de tribuno que representaba los interesesde los plebeyos en el Supremo Consejo de Guerra. Ignacio Ardila y Olarte seconvirtió en el secretario privado de Juan Francisco Berbeo.

La característica principal de una sociedad plural es que dos o máselementos étnicos conviven lado a lado sin fusionarse dentro de una unidadpolítica y sin conformar una voluntad social colectiva.59 Según esta denición,el Socorro, por tener un número desproporcionado de blancos, no constituía unasociedad plural, aunque lo fueran la mayor parte de las otras comunidades en laNueva Granada. La distinción entre noble y plebeyo en el Socorro no era tanto

57 La idea de trazar ese gráco se le ocurrió inicialmente a Peter de Shazo en un trabajo quepresentó al seminario que yo dirigía en el otoño de 1973.

58 Georges Rude,The Crowd in the French Revolution (Nueva York, 1967), cap. 2.59 Para algunos ejemplos de otras sociedades pluralistas ver J.S. Furnival, Netherlands India:

A Study of Plural Economy (Cambridge, 1944); M.G. Smith,The Plural Society in the British

West Indies (Berkeley, 1965); H. Hoetink,Two Variants in Caribean Race Relations (Londres,1967).

Page 99: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 99/377

99

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

étnica como profesional. Sin embargo, como la más vasta comunidad plural dela Nueva Granada, Socorro carecía de un propósito social colectivo. En respuestaa las innovaciones políticas y scales de Gutiérrez de Piñeres, el Socorro se uniópor vez primera en una gran coalición política que abarcaba todos los gruposde la comunidad. Nobles y plebeyos, criollos y mestizos comenzaron a actuar juntos a medida que forjaban una meta política común.

Mateo Ardila y su numeroso clan suministraron el puente que unía laplaza de los nobles con la plazuela de los plebeyos, así como la familia ylas conexiones del marqués de San Jorge formaron el vínculo decisivo entreel Socorro unido y un círculo inuyente de patricios criollos en la capital.

Otras comunidades, como la ciudad de Tunja y los indios, habrían de unirseposteriormente a la coalición. Uno de los signicados de la crisis de 1781 esque representa el comienzo del n para la antigua sociedad plural, cuandopor primera vez todos los grupos étnicos, así fuera de manera precaria, secongregaron en torno a un programa político común.

Page 100: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 100/377

5. Una utopía para el pueblo

Se requerían tres condiciones para cimentar una alianza precaria entre lasélites y los plebeyos del Socorro; un ejemplo revolucionario, una ideologíarevolucionaria y la garantía de respaldo por parte de círculos criollos promi-nentes en Bogotá. El levantamiento de Túpac Amaru II en el Perú y un poemaincendiario proveniente de Bogotá fueron más que sucientes para satisfaceresas condiciones.

No la revolución contemporánea en América del Norte sino la rebeliónde Túpac Amaru fue la que suministró poderoso impulso revolucionario a laNueva Granada. La aparición de la resistencia armada en el Perú se produjoel 4 de noviembre de 1780, apenas unos cinco meses antes del primer motínen el Socorro. Allí, durante los meses en que estaba germinando el descontentopopular, se conocía bastante bien una versión algo sensacionalista de lo ocurridoen el Perú.

Manuel García Olano, quien servía entonces como administrador del

servicio de correos en Bogotá, tenía tres íntimos amigos en el Socorro, desde losdías en que había sido allí administrador del monopolio del tabaco. A SalvadorPlata, a Francisco de Vargas –cura de la parroquia principal del Socorro– y alcorregidor teniente Clemente Estévez les transmitía periódicamente no sólo noticiasde Bogotá sino del lejano Perú.1 Estos a su vez diseminaban ampliamentelas informaciones.

Una de las fuentes de información que sobre Túpac Amaru tenía García

Olano era Nicolás Vélez de Guevara y Suescún, nacido y educado en Bogotá,quien entonces actuaba como “scal del crimen” en la real audiencia de Lima.2

1 Declaración de Angulo y Olarte, 25 de octubre de 1782, en la investigación sobre GarcíaOlano incluida como anexo en el despacho de Caballero y Góngora a Floridablanca, 31 de enero de1783, AGI/ ASF 736-A (en adelante citada como investigación de García Olano). Declaración deSalvador Plata, 26 de octubre de 1782, ibíd.; declaración de Pavón y Gallo; y ver mi “La trayectoriaenigmática de Manuel García Olano durante la revolución comunera” , BHA61 (1974): 163-70.

2 Declaración de Pavón y Gallo, en Caballero y Góngora a Gálvez, 15 de octubre de 1782,

AGI/ ASF 594. Guevara y Suescún, uno de cuyos antepasados, Pedro de Lombana, fue uno de losprimeros conquistadores, formaba parte del establecimiento burocrático criollo. Fue nombrado oidor

Page 101: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 101/377

101

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Los informes que circulaban entre la élite y el pueblo del Socorro indicaban que“El Inca debe de ser ya señor de las ciudades de Cuzco y Lima”.3 En realidad,Túpac Amaru nunca ocupó ninguna de esas ciudades, pero la creencia en queestaba logrando éxitos espectaculares alentó a los plebeyos para amotinarse eindujo a las élites locales a observar una neutralidad taciturna durante el críticomes entre el 16 de marzo y el 16 de abril, cuando la agitación revolucionariaiba acumulando ímpetu.

Mientras los socorranos se embriagaban con los presuntos éxitos deTúpac Amaru, la situación real era exactamente la opuesta. Después de conseguiralgunas victorias durante los meses siguientes a noviembre de 1780, el jefe

inca fue capturado el 6 de abril y ejecutado poco después. Las autoridadesen Bogotá nunca desdeñaron el impacto del ejemplo revolucionario de TúpacAmaru. Una vez que volvió a implantarse el control monárquico, la audienciadecretó que pregoneros en todas las parroquias de la Nueva Granada dieranla noticia de su ejecución.4

El padre Vargas no estaba en su parroquia el 16 de marzo, cuandosu grey se amotinó por primera vez. El 30 de marzo, dos semanas después,

fallecía en Tunja.5

¿Estaba en camino hacia Bogotá? No sabemos cómo sehubiera comportado entre el 16 de marzo y el 16 de abril con sus tumultuososfeligreses.

Manuel García Olano no era el único vínculo entre Bogotá y elSocorro, aunque sus actividades epistolares constituían el eslabón principalen la cadena informativa. Debe recordarse que Francisco de Vergara, regentedel Tribunal de cuentas, era amigo de Juan Francisco Berbeo. La esposa de Vergara, doña Petronila, pertenecía a las prominentes familias criollas de losCaicedos y los Vélez, muchos de cuyos miembros hacía tiempo estaban

de la audiencia de Quito el 25 de agosto de 1779 y oidor en Lima el 29 de mayo de 1787. Estainformación me fue suministrada por Mark Burkholder. Ver también la consulta, 16 de diciembrede 1777, AGI/ASF 547.

3 Sobre la resonancia de Túpac Amaru ver: Declaración de Pavón y Gallo; declaraciones deAngulo y Olarte, y de Plata en la investigación de García Olano; declaración de Salvador Plata, AHN,Los Comuneros, 6:97-131, #16. 47 y 18:345-405, #1,34.

4

Bernet a Flórez, 22 de noviembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 5:104.5 Declaración de Pavón y Gallo.

Page 102: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 102/377

102

John Leddy Phelan

enchufados en los altos rangos de la burocracia. La hermana de doña Petronilaestaba casada con el oidor Joaquín de Aróstegui y Escoto, quien sirvió de 1740a 1775. Don Francisco era suegro de otro magistrado scal, don Antoniode Ayala.

Vergara tenía nexos personales de amistad en el Socorro, los que seremontaban a su niñez. Allí vivió desde 1735 hasta 1743, cuando su padre,un viudo que abrazó el sacerdocio, era párroco de la iglesia. Berbeo, hijo delnotario de la parroquia, y Vergara, hijo del párroco del pueblo, pudieron habersido compañeros de juegos. Como magistrado scal Vergara volvió varias vecesal Socorro, donde recuerda con nostalgia las navidades y las semanas santas del

pasado.6 Vergara tenía allí un amplio círculo de amigos, incluido el inuyentenotario Mateo Ardila.7

Cuando llegó el momento de negociar las capitulaciones de Zipaquirá,Berbeo insistió en que participaran representantes de los ciudadanos prominentesde la capital. Entre los escogidos guraban el marqués de San Jorge, Francisco de Vergara y su cuñado el doctor Francisco Antonio Vélez. Aunque no hay pruebaalguna de que Francisco de Vergara hubiera ejecutado ninguna acción en abierto

benecio de los comuneros, el hecho importante es que Juan Francisco Berbeodisfrutaba de la amistad de este inuyente magnate, que tenía conanza ensu buena voluntad.

El vínculo más signicativo entre Bogotá y el Socorro no era ni ManuelGarcía Olano ni Francisco de Vergara, por importantes que fueran, sino don Jorge Miguel Lozano de Peralta, primer marqués de San Jorge de Bogotá. TantoFrancisco de Vergara como García Olano pertenecían al círculo familiar delmarqués (once años después de la Revolución de los Comuneros, el hijo de Vergara, don Juan de Vergara y Caicedo, se casó con la hija menor de Lozanode Peralta). Uno de los hijos del fallecido scal Álvarez estaba casado con otrahija del marqués de San Jorge, lo que convirtió a la esposa de García Olanoy a la hija del marqués, doña Josefa Lozano, en cuñadas. Cuando joven, elfuturo marqués viajó al Socorro en 1751, y en 1762 fue uno de los testigos

6

Declaración de Francisco de Vergara, 7 de abril de 1762, AHN, Cabildos, 10:7-8.7 Declaración de Plata, AHN, Los Comuneros, 6:97-131, #18.

Page 103: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 103/377

103

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que declaró a favor de la petición del Socorro para conseguir la categoría devilla.8

Del círculo del marqués de San Jorge provenía el célebre poema que elpueblo socorrano llamaba “nuestra cédula”. Esta sátira le fue leída por primeravez a la tumultuosa muchedumbre del Socorro en el motín del 16 de abril. Nopuede encarecerse su importancia. Le dio a los plebeyos una de las cosas quenecesitaban: una ideología revolucionaria expresada en un lenguaje popularque podía entender. Además, el origen bogotano de la sátira constituía para lospatricios del Socorro prueba sólida de que había en Bogotá círculos inuyentesdispuestos a unirse al movimiento de protesta. Por eso, antes de analizar con

algún detalle el contenido del paneto, daremos un vistazo a la personalidaddel hombre de cuyo círculo provenía.

Don Jorge Miguel Lozano de Peralta, primer marqués de San Jorgede Bogotá (1731-93), era sin lugar a dudas el laico más rico de la NuevaGranada, así como uno de sus ciudadanos más descontentos. El fundador delclan Lozano de Peralta, por el lado paterno, había sido el abuelo del marqués, Jorge Miguel Lozano de Peralta, nacido en España, y quien sirvió como oidor

en la audiencia de Bogotá de 1722 a 1729. Pero la fortuna de la familia veníadel matrimonio del hijo del oidor, José Antonio, con doña Josefa de Caicedoy Villacís. Su hijo mayor, Jorge, el futuro marqués, heredó de su madre elmayorazgo de la dehesa de Bogotá, uno de los latifundios más grandes dela época.

Tras estudiar en el colegio del Rosario de Bogotá, Jorge Miguel desem-peñó varios cargos honorícos, como miembro del cabildo y alférez real de laciudad de Bogotá. En esta última capacidad, el 6 de agosto de 1760 organizó,y pagó, el festejo público más suntuoso que hubiera conocido la capital, a nde celebrar el ascenso de Carlos III al trono. Ocupó luego muchos otros cargosde prestigio. El 22 de junio de 1762 el virrey lo designó “sargento mayor de lasmilicias”. El cabildo lo nombró “mayordomo de propios” y “padre de menores”.El Santo Ocio de la Inquisición en Cartagena lo nombró “receptor”.

8

Declaración de Jorge Miguel Lozano de Peralta, 15 de junio de 1762, AHN, Cabildos,10:11-18.

Page 104: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 104/377

104

John Leddy Phelan

Pero pronto entró Lozano de Peralta en conicto con el cabildo acausa del monopolio de que gozaba su célebre hacienda “El Novillero” para elabastecimiento de carne a la ciudad. El cabildo y el más rico de sus miembrosse disputaron acerca del precio y de la cantidad de carne que era necesaria parasatisfacer las necesidades de la capital.

Indicio del empeoramiento de las relaciones entre los criollos y susprimos peninsulares fue el choque en el cabildo entre Lozano de Peralta y elregidor sevillano José Groot de Vargas. Éste insultó a la aristocracia criolla, quese enorgullecía de su origen español, al gritrarle a Lozano de Peralta que era unpagano y un enemigo de los chapetones.9 Tan sólo la oportuna intervención de

sus colegas impidió que corriera la sangre, y Lozano de Peralta renunció luegoa su cargo en el cabildo. Después inició un pleito contra Groot de Vargas queseguía aún en litigio veinte años más tarde, en el momento de su muerte.

Jorge Miguel Lozano de Peralta era un aristócrata criollo orgulloso,hipersensitivo y pendenciero que evidentemente disfrutaba con los pleitos queacometió vigorosamente a lo largo de su vida. En 1785 había reñido con todoslos jueces de la audiencia, con el resultado de que hubo de pedirle al rey que

sus muchos pleitos pendientes fueran transferidos a un juez especial, y no amiembros de ese tribunal.Con ocasión del nacimiento del heredero del príncipe y la princesa de

Asturias, Carlos III autorizó al virrey la concesión de títulos de nobleza castellanaa dos ciudadanos de rancio linaje cuya fortuna personal garantizara ampliamenteel ejercicio decoroso de tal honor. La aceptación de un título de nobleza implicabaclaramente el pago de toda una serie de gravámenes, incluidos los onerosos de“lanzas” y de “media anata”.10 Lozano de Peralta se apresuró a aceptar el título.Colocó en la puerta de su mansión señorial sus blasones de nobleza, tallados en

9 Raimundo Rivas, “El marqués de San Jorge”, BHA6 (1911): 721-50; Pedro M. lbáñez, “Losnobles de la colonia”, ibíd. 1 (1903): 29-40; Eduardo Posada, “El marqués de San Jorge”, ibíd. 6(1906): 747-50; Francisco de Paula Plazas, “El marqués de San Jorge de Bogotá”, ibíd. 59 (1971):261-68; Eduardo Zuleta, “El oidor Mon y Velarde”, ibíd. 16 (1927): 273-285; Carlos III a Caba-llero y Góngora, 26 de junio de 1778, AGI/ASF 697. Ver también Pardo Umaña, Haciendas de la

sabana, págs. 209-33, e Indalecio Liévano Aguirre, Los grandes conictos sociales y económicos

de nuestra historia (3a

. ed., Bogotá, 1968), págs. 441-446.10 Ladd, “The Mexican Nobility”, págs. 106-07.

Page 105: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 105/377

105

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

piedra, y dio una lujosa esta para celebrar su elevación a esa dignidad. Perose negó empecinadamente a pagar los impuestos, con el argumento de que eltítulo era una recompensa a sus méritos. En lo cual estaba muy mal informado,ya que en la época los títulos de nobleza constituían sencillamente otro mediode recaudar fondos entre los ricos y los ambiciosos.

El 5 de mayo de 1777 la audiencia lo privó de su título por negarsea pagar los impuestos correspondientes. Como siguió diciéndose marquésy conservando en el portal el escudo de armas, la audiencia le impuso unamulta de 500 pesos. Pero su anhelo de honores no disminuyó. El 7 de octubrede 1778 su abogado en la corte de Madrid solicitó para su cliente el no muy

importante cargo de corregidor de Zipaquirá, puesto secundario que ya habíaocupado su yerno.11

El pendenciero marqués reejaba quizás, de manera muy exagerada,las quejas de muchos patricios criollos, cuando le escribió a Carlos III:

¿Qué ganamos en esta parte del mundo con todos los servicios y méritos

que le hemos rendido a Vuestra Majestad? ¿Qué ventaja sacamos de lasangre que nuestros antepasados derramaron gloriosamente al servicio de

Dios Nuestro Señor y de Vuestra Majestad? [...] ¿Qué benecios recibimosaquí de los virreyes y su séquito, quienes nos insultan, befan, humillan

y oprimen? [...] Por último, Señor, entre más distinciones tiene el infelizamericano, más sufre. Cuando ya se les ha despojado de sus bienes, entonces

se les ataca en su honor y su reputación, y se les insulta al despojarles detodo cargo honroso digno de mención”.12

Inmediatamente después de que apareció el pasquín de 1781, lasautoridades españolas emprendieron un esfuerzo denodado, pero inútil, paraidenticar a su autor. Hay un hecho cierto: el poema fue compuesto en Bogotá.El 7 de abril a las dos y media de la madrugada, un sereno que hacía su rondahalló una copia jada a una pilastra en el puente del río San Francisco,

11 Consulta, 7 de octubre de 1778, AGI/ASF 659.12

Marqués de San Jorge a Carlos III, 31 de octubre de 1783, British Libraries, Egerton 1807,fs. 604-09.

Page 106: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 106/377

106

John Leddy Phelan

en la calle Real de Bogotá, y en cumplimiento de su deber se la entregó alregente visitador general. Sin embargo, con mensajeros privados se enviaronotras copias desde la capital al capitán general comunero en la parroquia deSimacota, Pedro Fabio de Archila, hermano de un tal fray Ciriaco de Archila,un dominico que pertenecía a la periferia del grupo que rodeaba al marquésde San Jorge. El hecho de que el poema hubiera llegado tan pronto al Socorroplantea la posibilidad de que Manuel García Olano o el marqués de San Jorgese hubieran encargado del despacho a Simacota de tan explosivo documento.Pedro de Archila sacó varias copias del poema, y le envió una a don JuanBernardo Plata de Acevedo, quien a su vez repartió copias a Mateo Ardila y a

Isidro Molina, un jefe plebeyo.13

La sospecha de la autoría recayó primordialmente en el círculo delmarqués de San Jorge, ya que era ese el centro más visible del sentimiento afavor del Socorro en Bogotá y, en particular, en el propio marqués y en el legodominico Ciriaco de Archila. Los dos fueron sancionados posteriormente. Elarzobispo virrey Caballero y Góngora desterró en 1786 a Jorge Miguel Lozanode Peralta a Cartagena, donde murió el 11 de agosto de 1793. Ciriaco de Archila

fue mandado preso al monasterio de los dominicos en Madrid.14

El análisis intrínseco del poema indica que el autor verdadero no fue elconictivo aristócrata sino el lego dominico. La retórica es grosera y vulgar;el lenguaje, propio del pueblo de la región del Socorro, diere sensiblementedel estilo de las muchas cartas que se conocen del marqués de San Jorge,quien, no siendo natural del Socorro, presumiblemente carecía de familiaridadcon el habla local. El énfasis en el liderazgo del Socorro, con su desembozadaapelación al orgullo local, sugiere también que el autor pudo haber sido uncriollo de esa región. El poema contiene varios versos hostiles al scal criolloFrancisco Moreno y Escandón, cuyos proyectos educativos habían suscitado la

13 Para el espíritu favorable a los socorranos en Bogotá ver el anónimo “Relación verdadera delos hechos ocurridos en la sublevación... de 1781”, en Proceso histórico del 20 de julio(Bogotá,1960), pág. 22; también el testimonio de Plata, AHN, Los Comuneros, 18:354, #15-17, 34.

14 Para un análisis persuasivo y bien documentado acerca de la autoría ver Alberto E. Ariza.O.P., Fray Ciriaco de Archila, primer prócer de la libertad absoluta en Colombia y fray José Simón

de Archila, preceptor y libertador del León de Apure(Bogotá, 1971), págs. 32-33; ver tambiénla investigación de la audiencia, 11 de abril de 1781, AGI/ASF 663-A.

Page 107: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 107/377

107

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

ira de los dominicos. El tono y el espíritu del pasquín dejan entrever un hombreinteligente, aunque iletrado, lo bastante listo para traducir al habla popular lasconversaciones y las teorías que, había escuchado en el monasterio.15

Fray Ciriaco era natural de Simacota, parroquia situada unos kilómetrosal sudoeste de la villa del Socorro. Nacido en 1724, satiszo la ambición, durantemucho tiempo frustrada, de hacerse dominico cuando el 19 de diciembre de1776, tras la muerte de su esposa, él y su hijo de ocho años entraron comonovicios al convento de la orden de Santo Domingo en Chiquinquirá. Sinembargo, no pasó de lego. Al ser trasladado a la comunidad de Bogotá, ocupabaallí el humilde cargo de portero.

El 16 de abril de 1781, durante el tercer motín, el pasquín fue leído alpueblo del Socorro, el que lo proclamó jocosamente “nuestra cédula”, “el superiordespacho”, “la real cédula” y “la santísima gaceta”.16 Las autoridades españolasconsideraron tan inamatorio y tan subversivo el poema, que ordenaron destruirtodas las reproducciones. Por ejemplo, en los archivos de Bogotá no había copiadel texto completo. En 1880 Manuel Briceño lo publicó incompleto, y apenasen 1960 Pablo Cárdenas Acosta lo dio a conocer en forma integral, merced a

una copia que localizó en el Archivo General de Indias en Sevilla.17

El paneto tenía el sarcástico título de “Salud, señor Regente”. Enesos toscos versos Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres era señalado comoblanco del odio popular. Era un tirano que le imponía contribuciones injustas alsufrido pueblo; un magistrado sin corazón con un apetito insaciable por robara los pobres y a los aigidos. La imagen quedó profundamente arraigada enla mentalidad popular. El regente visitador general se convirtió en un hombreque buscaba imponer la tiranía, la esclavitud, la servidumbre, la injusticiay la opresión. Sirviéndose de imágenes bíblicas, el pueblo comparaba lo queacontecía en la Nueva Granada con la opresión que sufrieron en Egipto los

15 Rafael Gómez Hoyos, La revolución granadina de 1810: ideario de una generación y deuna época. 1781-1821. 2 vols. (Bogotá, 1962), 1:170.

16 Declaración de Plata, AHN, Los Comuneros , 18:354-405, #15-17, 34.17 Briceño, Los Comuneros, págs. 17-25; CA, 1:121-30. Texto completo de los versos en CA.

Hasta el momento Gómez Hoyos es el único historiador que ha estudiado a fondo el contenido

ideológico del poema, La revolución granadina.1:168-71. Para una crítica contemporánea adversaver mi examen de Finestrad en el capítulo 17.

Page 108: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 108/377

108

John Leddy Phelan

judíos bajo la tiranía del faraón. No hay mejor ilustración gráca de la retóricay la imaginería de “nuestra cédula” que estas frases de una carta de uno delos comuneros:

¡Ea!, Señores, ¡ya estamos en el empeño! ¡Ánimo esforzados vecinos! ¡Salga

el cautivo pueblo del poder de Pharaón! ¡Viva nuestra santa fe católica!¡Viva nuestro católico Rey de España!, y ¡Mueran las nerónicas crueldades

de nuestras procuradas esclavitudes!18

Una revolución necesita un símbolo odiado. Nótese que es el visitador

general quien es identicado aquí como tirano sediento de sangre. No se aludíaasí ni al rey ni al virrey Flórez.

Otro tema recurrente en la cédula del pueblo es la apelación simplepero directa al patriotismo regional del Socorro, un orgullo local cada vez másarmativo que había crecido continuamente en la lucha del Socorro por obteneruna identidad política independiente en el siglo XVIII. El poema se preguntaretóricamente por qué fue el Socorro y no Bogotá la primera comunidad en

izar el estandarte de la rebelión. Todas las villas del Nuevo Reino han sufridoigualmente con los nuevos impuestos:

¿Por qué no se levanta Santa Fe?

¿Por qué no se levantan otros tales, en quienes opresión igual se ve,

y con mayor estrago de los males?¿Sólo el Socorro tiene que ser el que

ha de llegar primero a tus umbrales?Si pues tanta congoja dan a otros,

está sin duda aquí el dedo de Dios.

El “dedo de Dios” señala al Socorro. Los ciudadanos del Socorro son elnuevo “pueblo elegido”, el instrumento de la voluntad de la Divina Providencia

18 CA,1:172.

Page 109: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 109/377

109

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

para castigar a los malvados. La misión del Socorro es conducir al pueblosufriente de la opresión del faraón hacia la tierra prometida.

La cédula del pueblo se exalta líricamente con la dirección del Socorro enla “empresa” que se ha acometido. La palabra empresa, usada tan a menudoen las novelas de caballería, y con un relente de hazañas gloriosas para losespañoles del siglo XVI, se invoca aquí por vez primera, y habrá de ser empleadainnidad de veces por los capitanes comuneros.19

El propósito central de “nuestra real cédula” era extenderle una invi-tación a los socorranos para que marcharan sobre la capital, donde hallaríanacogida entusiasta.

El poema suministraba incluso una estrategia y un calendario precisos.Se encarecía a los socorranos que marcharan con todas sus fuerzas sobre lacapital en un plazo de dos meses. Y, en efecto, el 6 de junio unos veinte milhombres, mal armados pero coléricos –no sólo los cinco mil soldados que elpoema pedía– se habían congregado en Zipaquirá, a una jornada de Bogotá.

En varias estrofas se les aseguraba a los socorranos que no habíaobstáculos serios para esa marcha. Podía desecharse, por ejemplo, al corregidor

Campuzano. “Valiente sólo en los desles”, era un cobarde sin agallas que “semojaría en los calzones” en cuanto viera las legiones del Socorro.Amenaza más seria son los frailes capuchinos. El poema exhorta al

pueblo a que no preste atención a sus sermones, ya que “tratan de convencernospara hablar con tanta sumisión que el gobierno podrá robarnos las camisas quetenemos puestas”. Es la única ocasión en que el poema critica a un sector delclero. Los capuchinos, constituidos a partir de la orden franciscana, estabandominados entonces por españoles peninsulares, con exclusión virtual de loscriollos. Disfrutaban también de la reputación de ser realistas militantes quedefendían la autoridad de la corona tanto sobre la Iglesia como sobre el Estado.Estas estrofas resultaron una profecía asombrosa. Como parte de su gran planpara la pacicación del reino, el arzobispo Caballero y Góngora estableció en

19 Felipe II, por ejemplo, nunca se rerió a su expedición naval contra Inglaterra como “laarmada invencible” sino como “la empresa”. También hablaban así de su misión algunos de los

primeros jesuitas. Garrett Mattingly,The Armada(Boston, 1959), pág. 40; Enrique Herrera Oria, La armada invencible(Valladolid, 1929), pág. 151.

Page 110: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 110/377

110

John Leddy Phelan

el Socorro un convento capuchino cuyos frailes se dedicaron enérgicamente apredicar la obediencia ciega entre los antiguos rebeldes.

El poema exhorta al pueblo a buscar inspiración no en los capuchinossino en los sucesos del Perú. (En ninguna de las estrofas hay siquiera una refe-rencia velada a lo que estaba aconteciendo en la América del Norte inglesa).

Si “nuestra cédula” pone a Gutiérrez de Piñeres como el principal opresordel pueblo, en orden de villanía le sigue el scal criminal de la audiencia, Fran-cisco Antonio Moreno y Escandón. Se le ataca en unas diez estrofas, la cuartaparte del poema, especialmente por sus esfuerzos para modicar los programasde la educación superior, a lo que se oponían tenazmente los dominicos.

¿Qué hizo con los estudios? confundirlos,¿Qué intentó con los frailes? acabarlos,

¿Qué piensa con los clérigos? destruirlos,¿Qué con los monasterios? destrozarlos,

¿Y qué con los vasallos? el fundirlos.

Moreno en efecto había propuesto la supresión de la universidaddominica de Santo Tomás en favor de una universidad pública en donde lametodología cientíca y racional sustituyera a la escolástica tradicional.

Pese a estos ecos de las inquietudes dominicas, no hay pruebas de quefray Ciriaco estuviera actuando como vocero ocioso y anónimo de la orden deSanto Domingo al redactar el pasquín. Simple lego sin la dignidad sacerdotal yde origen social humilde, estaba muy lejos del centro de poder y de autoridaden esa comunidad religiosa. Aunque los dominicos estuvieran librando unaacre batalla para defender el monopolio de su universidad y se opusieranferozmente a la metodología cientíca de la Ilustración, la orden, como tal, nofue siquiera un socio silencioso en la coalición de 1781. El 13 de octubre de1779, en una junta presidida por Gutiérrez de Piñeres, los dominicos habíanganado una victoria sustancial para su causa y, como se verá en el capítulo 19,sabían cómo defender sus intereses a través de los canales más ortodoxos delas negociaciones burocráticas. La cólera salvaje con que el poema se encarnizaen Moreno es quizás el aspecto más indicativo de que su autor fue Ciriaco

Page 111: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 111/377

111

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de Archila. Este trataba de conseguir el apoyo de la orden dominica, pero laprestigiosa comunidad no aceptó esa invitación.

El poema pinta al scal Moreno como aliado del regente visitador gene-ral, cuando en verdad eran adversarios. En el periodo anterior a 1778, tiempoen que los criollos ejercían inuencia considerable en la audiencia, Moreno,quien había nacido en Mariquita, en la Nueva Granada, y había estudiado enBogotá, desempeñó un papel clave en la venta de tierras comunales indígenas,de resguardos, política ésta criticada severamente por Gutiérrez de Piñeres,quien se oponía también al programa educativo de Moreno. Como parte de suplan para eliminar la inuencia criolla en la audiencia, Gutiérrez de Piñeresconvenció a José de Gálvez de que trasladara a Moreno a la audiencia deQuito, con el mismo cargo. El 17 de mayo de 1781 Moreno salió de Bogotá adesempeñar sus nuevas funciones, y por un pelo escapó así del huracán queiba a desatarse.

“Nuestra cédula” no sólo denostaba al scal por su supuesta hostilidada los frailes sino que también formulaba un llamamiento directo a los indios,tratando de encauzar el descontento de estos hacia el servicio de la rebelión,y mediante la denuncia de los sufrimientos que se les había inigido con laconsolidación de los resguardos. Como tendremos ocasión de observado mástarde, los jefes criollos trataron de insertar este llamado dentro del gran proyectode forjar una coalición multirracial.

La teoría política implícita, y hasta cierto punto explícita, de la céduladel pueblo puede interpretarse de diferentes maneras. Aparece un lema nuevo: “Vivael Socorro y muera el mal gobierno”. Se había modicado así el grito de “Viva elrey y muera el mal gobierno”, lema de los motines del 16 y 30 de marzo. Enlos versos no se hace armación explícita de lealtad a la corona, y eso sóloconvierte a “nuestra cédula” en una de las expresiones políticas más radicalesde la Revolución de los Comuneros. Pero en la gran mayoría de los motines queasolaron la provincia de Tunja en abril y mayo, el lema de los manifestantessiguió siendo el tradicional “Viva el rey y muera el mal gobierno”.

La omisión del “Viva el rey” llevó a algunos observadores con-temporáneos, como el fraile capuchino Joaquín de Finestrad, a armar que el

Page 112: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 112/377

112

John Leddy Phelan

poema propugnaba la separación política de España.20 Rafael Gómez Hoyos,en su magistral La revolución granadina de 1810, está de acuerdo con laaseveración de Finestrad.21 El punto de vista de los dos deriva de la interpretaciónde estos versos, que son los que tienen un contenido político más explícito.

Pretender socorrer al erarioa costa de una injusta destrucción,

que sin tener derecho hereditario,logró el rigor, la envidia y ambición.

¿Pero cómo, si no eres propietario,

así intentas del país la destrucción?¿Si de piedad no has visto ni aun el forrocomo has de hallar en tu favor socorro?

A más de que si estos dominios tienensus propios dueños, señores naturales,

¿por qué razón a gobernarnos vienende otras regiones malditos nacionales?

De esto nuestras desdichas nos provieneny así, para excusar nes fatales,

unámonos, por Dios, si les parece,y veamos el Reino a quién le pertenece.

El poema no llega a condenar la conquista española o a repudiar lasoberanía de la corona española, pero resulta comprensible que Finestrad,principal ejecutor de la “pacicación” del Socorro después de la Revolución delos Comuneros, interpretara como subversiva cualquier cosa que no fuera laobediencia incondicional.

Estas estrofas implican no un repudio de la corona española en cuanto talsino una armación de la noción de que la Nueva Granada pertenece al puebloque allí nació y allí vive, que el reino pertenece a sus “naturales”, es decir, a

20

Finestrad, “El vasallo”, pág. 153.21 Gómez Hoyos, La revolución granadina,1:170-72.

Page 113: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 113/377

113

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

los criollos, los mestizos y los indios. Gutiérrez dé Piñeres es un chapetón, un“maldito” español. No tiene derecho hereditario a gobernar. Como no lo tienemagistrado alguno nacido en la península, pues de allí “nuestras desdichasnos provienen”. Es cierto que los versos aluden vagamente a las doctrinas delsiglo XVI de Las Casas y de Francisco de Vitoria acerca de que los indios sonlos “señores naturales” del Nuevo Mundo. Pero es apenas creíble que el poema,originado en un círculo criollo aristocrático de Bogotá, abogara por el retorno delas Indias a los indios. Los nuevos “señores naturales” no son los indios sino loscriollos y los plebeyos que tratan de congregados bajo su dirección política.

Estas estrofas anticipan en forma cruda y vulgarizada lo que el artículo22 de las capitulaciones de Zipaquirá expresa de modo más sutil. Los americanos,y no los españoles, deben tener la preferencia para todos los cargos burocráticosen el Nuevo Mundo. América debe ser gobernada por los americanos, bajola égida de Carlos III. En la práctica, esto representaría que los criollos, elúnico grupo educado y poseedor de bienes, serían quienes gobernaran, bajola supervisión general de la corona. Para Carlos III y sus ministros semejanteaspiración constituía una amenaza revolucionaria a la soberanía de la corona,pero por parte de los criollos era algo menos que una exigencia de independenciapolítica completa.

“Nuestra cédula” apelaba descaradamente al odio que el pueblo sentíapor los chapetones. Estos eran intrusos que explotaban al pueblo con impuestosintolerables; la policía chapetona violaba las mujeres, quemaba los cultivos detabaco e imponía brutalmente las normas de los detestados monopolios reales.Las élites criollas en Bogotá tenían motivos de resentimiento semejantes. Perolo que querían no era que se atenuara la opresión de la policía sino un virtualmonopolio de todos los cargos burocráticos en el reino.

No hay que darle demasiada importancia a la omisión de “Viva elrey”. En la gran mayoría de los casos, las multitudes proclamaban conentusiasmo su fe en el rey y denunciaban dichosamente al “mal gobierno”.Para ellas, mal gobierno signicaba tiranía. Gutiérrez de Piñeres era el tirano,y lo eran por extensión todos los magistrados nacidos en España queaplicaban sus edictos.

Page 114: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 114/377

114

John Leddy Phelan

Los conceptos de tirano y tiranía tenían signicados precisos, con-gurados por una galaxia de teólogos españoles entre los siglos XIII y XVII.22 Ni los plebeyos ni los patricios estaban preparados para negar la legitimidadde la autoridad real. El rey, si estuviera bien informado de todos los asuntos, jamás querría que se cometiera una injusticia.

Los teólogos españoles habían elaborado teorías intrincadas y bastantecomplejas sobre las condiciones en que resultaba lícito oponerse al tirano; sobreestas, ni el autor de “nuestra cédula” ni los amotinados del Socorro sabíanprobablemente mayor cosa. Pero lo que claramente implicaba el poema era quelos ciudadanos de la Nueva Granada tenían justicación para resistir la tiranía

de la burocracia española. En las capitulaciones de Zipaquirá las élites criollashabrían de plantear una solución a esa tiranía en benecio propio: los criollosdeberían tener la preferencia para todos los cargos burocráticos.

Así, la célebre cédula dio una meta a las multitudes, una utopía a laque podían aspirar y que podían estimular con su protesta. Estaban combatiendocontra un tirano cruel y avaro cuyo único cuidado era aumentarle los impuestosa un pueblo empobrecido y oprimido. La utopía, nostálgicamente evocada por

“nuestra cédula”, era la edad de oro de los primeros virreyes, cuando no habíamonopolios reales de tabaco y aguardiente, cuando los otros impuestos eranbajos y se recolectaban sin mayor ecacia.

Al apelar al patriotismo y al orgullo locales, el poema incitaba a lossocorranos para que marcharan sobre la capital a n de imponer la aboliciónde los odiados monopolios y de los nuevos impuestos. Los símbolos de odioque la cédula popular explotaba tan hábilmente eran los chapetones en general,y Gutiérrez de Piñeres en particular. La Nueva Granada pertenecía a todos losque habían nacido en ella, a los que cultivaban su suelo y construían ciudadesen los yermos.

22 Ver capítulo 6 e ibíd., págs. 53-95; R.W. y A.J. Carlyle, A History of Political Thought inthe West. 6 vols. (Edimburgo y Londres, 1903-36) 6:344-51; Heinrich Albert Rommen, La teoríadel estado y de la comunidad internacional de Francisco Suárez(Madrid, 1951), págs. 370-84;

Bernice Hamilton, Political Thoughtin Sixteenth Century Spain(Nueva York y Oxford, 1963),págs. 61-63.

Page 115: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 115/377

115

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Aunque en el curso de la Revolución de los Comuneros apareció otramedia docena de poemas; ninguno expresó con tanto vigor y osadía las aspira-ciones del pueblo como “nuestra cédula”.23 Su contenido era el vino embriaganteque estimula las revoluciones. Pero si la utopía del pueblo encontró en ella suexpresión, aunque cruda, más exaltada, la utopía del pueblo encontró en ellasu expresión, aunque cruda, más exaltada, la utopía de los patricios halló suexpresión más coherente y más renada en las capitulaciones de Zipaquirá.

23 Para el texto ver ordenanza de la audiencia, 11 de abril de 1781, AGI/ASF 663-A.

Page 116: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 116/377

6. Una utopía para los nobles

La alianza entre las élites y los plebeyos se selló el miércoles 18 de abril, dos díasdespués del tercer motín en el Socorro, cuando “nuestra cédula” fue leída porprimera vez a los amotinados. Desde los cuatro extremos de la plaza principaldel Socorro el pueblo jubiloso proclamó a Juan Francisco Berbeo, SalvadorPlata, Antonio José Monsalve y Diego Ardila como capitanes generales dela “empresa”.1

La víspera, Juan Francisco Berbeo había emprendido la primera acción

militar decisiva de la revolución. En respuesta al rumor (que resultó falso) deque el corregidor Campuzano se acercaba al Socorro, Berbeo encabezó una expe-dición al sitio llamado Polonia. Se reunieron unas dos mil personas, pobrementearmadas de hondas, piedras, espadas, picas, garrotes, lanzas, cuchillos y unascuantas armas de fuego. Berbeo impartió órdenes que hacían casi inevitable unchoque armado con Bogotá. A n de proteger al Socorro de una posible invasiónproveniente del sur, situó una guarnición en Oiba, en el río Suárez, y ordenó la

quema del puente de madera de San Bartolomé y la destrucción del puente en Vargas; también instaló vigilancia armada en todas las localidades vecinas alSocorro. Su segundo acto de atrevimiento fue la orden de interceptar el correoreal entre el Socorro y Bogotá.2

En el mismo día en que las élites del Socorro hicieron su alianza con lasturbas, el oidor Osorio, con órdenes del regente visitador general y de la audiencia,salió de la capital a la cabeza de una pequeña expedición militar cuyo propósitoera pacicar los tumultos del Socorro. Así, en el Socorro y en Bogotá losadversarios resolvieron simultáneamente arreglar sus diferencias por mediode una acción militar.

Los nuevos jefes de la revolución procedieron con cautela pero conrmeza al asumir el mando. Insistieron en que el más alto representante dela autoridad real en el Socorro, el corregidor teniente Clemente José Estévez,

1 CA, 1: 137-138.2

Ibíd., pág. 131; Angulo y Olarte a Gutiérrez de Piñeres, 19 de abril de 1781. ibíd., págs.132-33.

Page 117: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 117/377

117

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

le diera sanción ocial y cuasilegal a su designación como capitanes generales,al recibirles juramento de sus cargos en una ceremonia pública.3 Al aprobarestas designaciones, el corregidor teniente cubrió su anco al rearmar su ciegalealtad a la corona. Clemente José Estévez estaba en una posición difícil. Comoprincipal magistrado del Socorro, se le exigía que mantuviera la autoridad dela corona. Pero la villa se encontraba en medio de un tumulto frenético, y eraclaro para él que sólo las élites locales podrían poner algún orden dentro de caossemejante. Con hermanos en ambos bandos y una amistad íntima con ManuelGarcía Olano, principal nexo entre el Socorro y los grupos favorables a loscomuneros en Bogotá, no le quedaba más remedio que repartir sus apuestas.

Los nuevos capitanes se reunieron luego con el corregidor teniente enprivado, y pronunciaron un juramento secreto:

Que por todo lo referido, temerosos de recibir la muerte con sus familias, amanos de los tumultuarios, y por éstos violentados y contra su voluntad,sin que se entienda incurrir en la fea nota de traidores al Rey (que Diosguarde), y antes sí por ver si con el comando en que les constituyen,pueden por medios lícitos y suaves, contener, sosegar y subordinar a los

abanderizados, admiten tal nombramiento.4

Algunos historiadores sostienen que este célebre juramento secreto esprueba de que los capitanes desde el principio fueron traidores al movimientoque ostensiblemente encabezaban.5 Incluso un defensor de Juan FranciscoBerbeo tan elocuente y tan erudito como Pablo E. Cárdenas Acosta describecomo maquiavélico su proceder en este asunto. Sostiene que esas actitudes

de dos caras eran recursos característicos mediante los cuales los súbditos seprotegían en una monarquía absoluta donde el poder real podía ser arbitrarioy caprichoso.6 Cárdenas Acosta requería que se juzgara la conducta de los

3 Ibíd., págs. 138-139.4 Ibíd., pág. 140.5 Para ejemplos ver Ángel M. Galán, “José Antonio Galán, 1749-1782”, en Posada, Los Comu-

neros,. págs. 246-47; Germán Arciniegas, Los Comuneros(Bogotá, 1960), capítulo 12.6 CA, 1:140. También Horacio Rodríguez Plata, Los Comuneros. Curso superior de historia.2

vols. (Bogotá, 1950), 1: 65-69; Manuel José Forero, La primera república. Historia extensa deColombia,vol. 5 (Bogotá, 1966), págs. 35 ss.

Page 118: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 118/377

118

John Leddy Phelan

jefes comuneros de acuerdo con las normas de su época. Este argumento debeseguirse hasta sus últimas conclusiones.

Un examen cuidadoso de la conducta de los jefes socorranos en elcontexto de 1781 revela que el controvertido juramento no era ni hipócrita,ni traicionero, ni maquiavélico. Por el contrario, el juramento secreto era,para los jefes comuneros, expresión honrada de sus propósitos y de susprocedimientos. No resulta falso aseverar que los capitanes estaban tratandode cubrirse los ancos en caso de que su movimiento fracasara posteriormente.Ni es incorrecto argüir que los criollos, con su mentalidad legalista, estuvierantratando de revestir con argumentos legales una empresa que era por lo

menos extralegal, si no denitivamente ilegal. Pero, aunque parcialmenteciertas, estas explicaciones resultan superciales.

¿Hasta qué punto exageraban los jefes del Socorro al armar quesi no hubieran aceptado posiciones de mando sus vidas habrían estado enpeligro frente a las muchedumbres airadas? Debe haber alguna exageración,pero ciertamente era intensa la presión que los plebeyos estaban aplicandocontra los patricios. Las muchedumbres se hallaban indignadas con los nuevos

impuestos. Fueron las primeras en manifestar. En una sociedad tradicionalista,miraban hacia las clases altas en busca de comando y orientación, sabiendoinstintivamente que la cancelación de los nuevos impuestos y el retorno a “losbuenos tiempos” de antaño no se producirían si las élites no se incorporabana su causa. Los nobles se sentían tan descontentos como los plebeyos con elnuevo programa scal, pero no era su estilo efectuar manifestaciones en lascalles. De ahí que, en su inmensa mayoría, permanecieran pasivos y mohínosentre el 16 de marzo y el 16 de abril, a medida que el descontento popular seiba intensicando en tres motines sucesivos. Pero el 16 de abril la insatisfacciónpopular había alcanzado tal intensidad que los patricios pensaron que susbienes y sus vidas estaban en peligro salvo que se adhirieran al movimiento.La decisión de los nobles se vio reforzada además con las rmes promesas deapoyo por parte de círculos descontentos de criollos bogotanos, expresadas enla forma concreta de “nuestra cédula”.

Más plausible todavía era el argumento de los jefes socorranos en elsentido de que ellos solos eran capaces de controlar la furia popular, al canalizar

Page 119: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 119/377

119

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

la ira de los plebeyos. De hecho, los jefes patricios lograron un control notablesobre el pueblo. Se evitaron el pillaje y la anarquía.

Los jefes del Socorro no eran maquiavélicos ni hipócritas ni traidoresa la causa que dirigían cuando le rearmaban su lealtad al rey. Un juramentode lealtad a los ministros del rey, en especial a Gutiérrez de Piñeres, cierta-mente hubiera sido una gran hipocresía. Pero al circunscribir cuidadosamentesu juramento al lejano rey estaban, efectivamente, reiterando el lema de lamuchedumbre amotinada: “Viva el rey y muera el mal gobierno”.

La posición, en apariencia ambivalente, de los caudillos comunerosal rearmarle su lealtad al rey mientras se oponían tenazmente a las políticas

especícas de su ministro tenía varios antecedentes en la historia de la NuevaGranada. Hubo tres “revueltas” a causa de los impuestos antes de 1781.Todas fueron básicamente crisis constitucionales, en las que el problema delos impuestos constituía la extremidad deliceberg . Se presentaron en Tunjaen 1592, cuando Felipe II trató de implantar la alcabala en la Nueva Granada,nuevamente en Tunja en 1641 con la creación del impuesto de armada deBarlovento, y en 1740 en Puente Real de Vélez, cuando el virrey Sebastián

de Eslava trató de recaudar un préstamo forzoso para atender a los gastos dela guerra con Gran Bretaña.7

Las revueltas de 1592 y 1641 le dieron un aporte sustancial a la evolu-ción de la “constitución no escrita” de la Nueva Granada. Si bien se preservó elderecho nal de la corona a imponer nuevos gravámenes, el modo de imponerlosquedó sujeto a signicativas restricciones. En primer lugar, los súbditos del reytenían el derecho de petición ante la corona para que los reconsiderara. Segundo,la burocracia tuvo que emprender una campaña intensa para persuadir a laopinión pública en torno a tales medidas, lo que implicaba cierta forma de

7 Para la primera rebelión contra los impuestos ver Gómez Hoyos, La revolución granadina,1:155-158; Francisco Elías de Tejada, El pensamiento político de los fundadores de Nueva Granada(Sevilla, 1955), págs. 73 ss.; Cárdenas Acosta, Del vasallaje,págs. 281-287; Liévano Aguirre,

Los grandes conictos.págs. 201-09. Para la rebelión de 1641 ver Gómez Hoyos, La revolución granadina, 1:159-160; Cárdenas Acosta, Del vasallaje,págs. 281-87. Lo poco que sabemos so-bre la tercera revuelta en Puente Real de Vélez, cuando los patricios locales protestaron contra un

préstamo forzoso destinado a nanciar la guerra de la sucesión española, se encuentra en EnriqueOtero D’Costa, “Levantamiento en Vélez”, BHA16 (1925): 82-87.

Page 120: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 120/377

120

John Leddy Phelan

asentimiento por parte de los gravados. Tercero, los impuestos nuevos eranmateria de negociación, y la corona estaba comprometida informalmente alprincipio de hacer concesiones al interés regional. En la crisis de 1778-81,el regente visitador general violó todos y cada uno de estos procedimientostradicionales, no por informales menos ecaces.

La monarquía española era absoluta sólo en el sentido medievaloriginario del término. El rey no reconocía superior alguno ni dentro ni fueradel reino. Él era la fuente última de toda justicia y de toda legislación. Lafrase del medioevo tardío era: “El rey es emperador en sus dominios”. Sinembargo, las leyes con la rma real no eran expresiones arbitrarias de los deseospersonales del monarca. La legislación, y el grado en que ésta era aplicada,reejaba las diferentes y complejas aspiraciones de todos, o al menos de variosgrupos dentro de esa sociedad integrada y multiétnica. La monarquía erarepresentativa y estaba descentralizada hasta límites insospechados. Aunqueno hubiera en las Indias asambleas representativas ni cortes, cada una delas corporaciones principales, como los cabildos, las diversas congregacioneseclesiásticas, las universidades y las corporaciones de artesanos, todas lascuales tenían un alto grado de autogobierno, podían hablar, y hablaban, ennombre de sus respectivos integrantes. Sus conceptos llegaban hasta el rey y elconsejo de Indias, transmitidos directamente por sus representantes acreditadoso indirectamente por medio de los virreyes y las audiencias, y sus aspiracionesinuían profundamente en el carácter de las determinaciones denitivas.

Las más inuyentes de esas corporaciones eran los cabildos en lasciudades y villas de ultramar: Habiéndole comprado a la corona sus cargoscomo símbolo de prestigio dentro de una sociedad dominada por el prestigio,los regidores eran los ciudadanos principales en lo tocante al prestigio socialy a menudo, pero no siempre, a la riqueza. En la segunda mitad del sigloXVII y durante el reinado de los dos primeros Borbones, los cabildos eranfortalezas de los criollos acomodados, aunque entre sus miembros hubieraespañoles ricos. De cuando en vez los cabildos no tenían inconvenientes endefender sus intereses más egoístas, ni tampoco en actuar como voceros de lacomunidad en general.

Page 121: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 121/377

121

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Los cabildos, como los parlamentos del norte de Europa en el siglo XVII,representaban a la propiedad, tanto la riqueza nueva como la vieja, pero jamása personas: Aunque nunca podían legislar sobre la propiedad y los impuestos,sino tan sólo dirigir peticiones al virrey y a la audiencia, y en última instanciaal rey, sin embargo esas peticiones merecían siempre una atención seria y aveces inuían en la determinación nal de la política del rey. En cierto sentido,una asamblea representativa formal era superua. A través de los cabildos lasviejas y las nuevas riquezas de la Nueva Granada disfrutaban una voceríacoherente para inuir en las políticas del Estado. En la misma época lanueva y la vieja riqueza desempeñaron en Inglaterra y en Holanda un papelsimilar, por medio de sus asambleas representativas.

Las opiniones de las élites criollas en ascenso, institucionalizadas enlos cabildos, inuían sobre la toma de decisiones en la burocracia imperial, pormedio de la aplicación del veto suspensivo. En los casos en que los mandatosreales chocaban bruscamente con la situación local, o cuando su aplicaciónpodía crear una injusticia, los virreyes y las audiencias disfrutaban de autoridaddiscrecional para suspender la aplicación de la ley. En una pintoresca ceremoniaen la que el magistrado principal besaba antes la real cédula, pronunciabala célebre fórmula “se obedece pero no se cumple”. Al aplicar la fórmula, seexigía a los virreyes y a las audiencias que presentaran propuestas concretas alConsejo de Indias mediante las cuales la legislación suspendida pudiera mejorarseo modicarse de tal modo que no produjera una injusticia ó que no entrara encolisión con las circunstancias locales. Al formularle sus recomendaciones alrey, el virrey y la audiencia solían tener en cuenta no sólo los intereses de lasélites criollas, sino también los de la plebe. El resultado nal era una transacciónentre las directivas iniciales emanadas de la administración central en Españay las aspiraciones procedentes de las respectivas regiones. La difícil y complejaresponsabilidad de virreyes y audiencias era la de actuar de intermediariosentre lo que deseaban las autoridades centrales y lo que era posible dentro delas condiciones locales. Por lo general todo el mundo obtenía algo, aunqueno tanto quizá como inicialmente deseara. El resultado era un compromisoviable dentro del cual todos podían vivir. El sistema español de administración

Page 122: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 122/377

122

John Leddy Phelan

burocrática tenía una exibilidad intrínseca dentro de la cual los intereses localespodían inuir de manera signicativa en el resultado nal.8

El mecanismo primario de la descentralización burocrática era la fórmula“se obedece pero no se cumple”. La palabra “obedece” expresa el respeto,consagrado en el derecho romano, a la legitimidad de la autoridad real, la cual,si tiene informes adecuados, nunca suscitará una injusticia. Como aglutinantede la lealtad de todos los grupos hacia la corona estaba el vigoroso mito del reycomo fuente de toda justicia. La expresión “pero no se cumple” representabala autoridad discrecional de los subalternos, una de cuyas principales respon-sabilidades consistía en acomodarse a las presiones provenientes tanto de las

autoridades centrales como de las situaciones locales.Durante el reinado de los dos primeros Borbones, Felipe V y Fernando

VI, aumentaron considerablemente la voz y la inuencia de los criollos, comose vio en el capítulo 1. En esas circunstancias los virreyes y las audienciastuvieron que emprender políticas que gozaban de la aceptación positiva delos grupos de interés locales. Cuando en los años 1760 llegaron de España lasórdenes para organizar el monopolio del tabaco según el modelo mexicano,

los virreyes interpretaron esas consignas dentro del espíritu del “se obedece perono se cumple”. El monopolio del tabaco se introdujo gradualmente y a retazos.En efecto, durante esos años los virreyes y la audiencia se inclinaron ante lapresión derivada del cambio demográco y del ansia de tierra de los criollosy mestizos, al sancionar un gran cercenamiento de los resguardos indígenas enla provincia de Tunja.

Hasta la llegada del regente visitador, los criollos estaban acostumbradosa un gobierno de compromiso, conciliación y acomodo, dentro del cual algunoscriollos participaban en la toma de decisiones. El objetivo básico de Carlos IIIera la creación de un estado unitario y centralizado, donde las directivasprocedentes de Madrid fueran impuestas sin la dilución de compromisos frente alas circunstancias y las inuencias locales. En 1781 los jefes comuneros buscabanfebrilmente una fórmula para volver al tipo de gobierno descentralizado surgido

8 Para un análisis del carácter descentralizado de la burocracia imperial ver mi Kingdom of

Quito,págs. 22, 26-27, 38, 77-78, 123-25, 221-27 y 336-37, y mi “Authority and Flexibility inthe Spanish Imperial Bureaucracy”, Administrative Science Quarterly5 (1960): 45-65.

Page 123: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 123/377

123

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de la tradición de gobierno municipal en la Castilla medieval y del sistema delos Habsburgos, con su compleja mezcla de centralización y descentralización.Al tratar de suprimir, o de modicar al menos, el programa scal de Carlos III,los jefes comuneros no pretendían derrumbar la corona sino persuadir al reya que volviera al sistema tradicional de negociación con sus súbditos. Cuandoorganizaron la marcha sobre la capital se lanzaron a una campaña masivade desobediencia civil encaminada a persuadir al rey para que cambiara lapolítica de sus ministros.

Hay que distinguir con cuidado entre los objetivos del pueblo y los dela nobleza. Los dos grupos tenían una mentalidad revolucionaria en cuantorechazaban el presente –o sea, las innovaciones de Carlos III– y anhelaban unavuelta a la Edad de Oro. En términos económicos, la utopía de la plebe era laabolición de los viejos y los nuevos impuestos y de los implacables métodosde recolección. Políticamente signicaba un regreso a los primeros virreyes. Sila utopía popular tenía que ver con el pan de cada día, la preocupación centralde los nobles era la distribución del poder político.

Los criollos partían de un pasado utópico: el sistema de descentralizaciónburocrática de los Habsburgos. Pero cuando les llegó el momento de enunciarsus aspiraciones políticas y constitucionales en las capitulaciones de Zipaquirá,reaccionaron ante la revolución de Carlos III con una revolución propia. Elconcepto de “contrarrevolución” no se ajusta al contexto de la Revolución delos Comuneros. Su uso implicaría que Carlos III era “progresista” y los comuneros“reaccionarios”. Esos epítetos no sólo son tendenciosos sino ahistóricos.

Es incorrecto llamar “reformas” a las innovaciones scales y políticasde Carlos III. Se trataba ciertamente de cambios, pero los distintos grupos lospercibían de manera distinta. Para citar un ejemplo sobresaliente: el monopoliodel tabaco podría haber sido una “reforma” para los ministros del rey, puestoque los ingresos de la hacienda aumentaron de manera espectacular. Pero lospequeños campesinos de la región del Socorro, súbitamente despojados de unacosecha comerciable, difícilmente veían al monopolio como un cambio favorable.Por esta razón he preferido invariablemente el uso de expresiones más neutrasal hablar de las “reformas” de Carlos III como de cambios o innovaciones.

Page 124: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 124/377

124

John Leddy Phelan

Así mismo, en 1781 era impensable para los criollos, ligados todavíaprofundamente al mito y a la mística de la corona, el repudio de la monarquíacomo institución. Desde nuestra perspectiva los hombres de Zipaquirá podrándestacarse como precursores del federalismo del siglo XIX, pero el espíritu y eltono de las capitulaciones de Zipaquirá evoca la edad de oro de los Habsburgos,y su retórica utiliza conceptos clave de la teoría política española en los siglosXVI y XVII. Hay pocos indicios de que los comuneros hubieran tenido acceso alpensamiento político de la Ilustración europea que alimentó a las revolucionesnorteamericana y francesa. Tenían en cambio otra tradición ideológica de lacual extrajeron su inspiración.

Abundan las controversias acerca de si la ideología de los teóricosespañoles clásicos inuyó en el pensamiento de la generación de 1810. Hayquienes arman que los teólogos españoles tuvieran tanta inuencia, si no más,como los lósofos políticos de la Ilustración, aserto que ha sido controvertidoapasionadamente.9 Lo incontrovertible es que en la Nueva Granada, unageneración atrás, existía una profunda coincidencia entre la teoría políticaimplícita en la Revolución de los Comuneros y el vasto cuerpo de la teoríapolítica española clásica, cuya gura más sobresaliente era Francisco Suárez(1548-1617). Entre los teóricos españoles de la política en el siglo XVI sedestacan Martín de Azpilcueta, Diego de Covarrubias, Domingo de Soto,Francisco de Vitoria, Domingo Bráñez, Alfonso de Castro, Luis de Molina y Juan de Mariana. Las guras notables del siglo XVII fueron Diego de Saavedray Fajardo, Pedro Fernández de Navarrete, Francisco de Quevedo y Villegas y Jerónimo de Castillo de Bobadilla.

Si bien se conservaban varias copias de obras de esos autores en algunasbibliotecas de Bogotá, no se puede suponer automáticamente que esos librosfueran leídos ni que hubieran inuido directamente sobre el pensamiento de la

9 Para el debate ver: Humphreys y Lynch,Origins,pág, 9; Charles C. Grifn, “The Enlightenmentand Latin American Independence”, en Arthur P. Whitaker, ed., Latin America and the Enlighten-ment (2a. ed., Ithaca, 1961), págs. 124-25; Miguel Batllori, S.J., El abate Viscardo: historia ymito de la intervención de los jesuitas en la independencia de Hispanoamérica(Caracas, 1953),

págs. 82-93, 145-47; Manuel Giménez Fernández, “Las doctrinas populistas en la independenciade América”, Anuario de estudios americanos3 (1946): 519-665.

Page 125: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 125/377

125

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

generación de 1781.10 Todos los ejemplares eran editados en Europa, ya queen Bogotá no hubo imprentas hasta nes del decenio de 1770. Rastrear lapaternidad de las ideas, en el mejor de los casos, resulta empresa arriesgada.Por ejemplo, no hay indicio sólido de que el autor de “nuestra cédula” olos redactores de las capitulaciones de Zipaquirá hubieran leído alguna vezesos gruesos volúmenes de teoría política. Pero no obstante es visible quealgunas doctrinas básicas de la teoría política española clásica coinciden nosólo con la actitud política de los jefes comuneros en 1781 sino también conla “constitución no escrita” que se había forjado en la Nueva Granada antesde 1781. Los teóricos políticos españoles recalcaban el origen popular de lasoberanía, las limitaciones al poder político, el contrato social entre gobernadoresy gobernados, la resistencia a la tiranía, la invalidez de una guerra injusta, elconsentimiento popular a nuevos impuestos, la primacía del bien común y lavalidez del derecho natural.

En la España borbónica del siglo XVIII esas doctrinas habían caído endesuso, reemplazadas por las nociones del absolutismo francés de Luis XIV yLuis XV. Ninguna expresión tan clara del centralismo borbónico como El vasalloinstruido, de fray Joaquín de Finestrad. En su denuncia de la Revolución delos Comuneros rara vez cita a los teóricos clásicos de los siglos XVI y XVII.11 Predica el credo de la obediencia ciega a las autoridades constituidas y repudiatoda rebelión, incluso contra un gobierno agrantemente tiránico.

El más inuyente de los teóricos políticos clásicos era el jesuita FranciscoSuárez, cuyos principales tratados políticos eran De legibus ac deo legislatorey Defensio dei.Sus obras, y las de muchos otros jesuitas, fueron excluidasde todas las universidades españolas por real cédula del 23 de mayo de 1767,poco después de que la comunidad fuera expulsada de todos los dominios

10 En la sala de libros raros y curiosos de la Biblioteca Nacional de Bogotá hay todavía muchosejemplares de las obras políticas de Suárez, Castillo de Bobadilla, Márquez, Quevedo y SaavedraFajardo. No quedan copias de las obras de Benavente y Benavides, Lancina, Madariaga y Riva-deneira. Con el paso del tiempo han desaparecido muchos libros de esta colección, que inicialmenteperteneció a los jesuitas.

11

Sólo encontré dos referencias en la parte inédita del manuscrito de Finestrad en la sala delibros raros de la Biblioteca Nacional.

Page 126: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 126/377

126

John Leddy Phelan

españoles.12 La cauta admisión de Suárez de que el tiranicidio podía justicarsedentro de ciertas condiciones estipuladas meticulosamente era una doctrinaasociada a los jesuitas y que suscitaba la ira en el círculo de gobierno querodeaba a Carlos III.

Suárez era heredero de la tradición de Aristóteles y de Santo Tomás deAquino. Su formulación ontológica sobre el origen de la comunidad política ydel poder civil se asentaba en la premisa de la sociabilidad natural del hombre.El n de toda sociedad es la obtención del bien común,bonum commune,paratodos los que la integran, no en cuanto individuos sino en cuanto miembros deesa comunidad. Cuando un grupo de personas resuelve convertirse en sociedadpolítica, deja de ser una mera colección de individuos y se convierte en uncorpus mysticum politicum,un cuerpo místico político. Dios es el primer autor,la causa eciente de la autoridad política, en el sentido de que la sociabilidadhumana hace de la sociedad política una necesidad dialéctica. Pero el poderpolítico nace de un contrato social, explícito o implícito, entre el pueblo y elsoberano. Así, Suárez recalca el origen popular y la naturaleza contractual dela soberanía.

De ahí se sigue que existen ciertos límites para la soberanía: la leydivina, que restringe la autoridad política a la esfera temporal, y la ley natural,que circunscribe la sociedad política a la realización del bien común de lacomunidad. Así, cualquier ley que se entremeta en la esfera sobrenatural o queviole el bien común de la comunidad es inválida. Una restricción adicional ala autoridad civil es el carácter especíco del contrato social por medio del cualel pueblo creó esa sociedad.

Aunque subraya el origen popular de la soberanía, Suárez arguye que elotorgamiento de poder al príncipe no es una delegación sino una cuasienajena-ción. En respuesta a la tesis de su célebre adversario Jaime I de Inglaterra –quiensostenía que si el pueblo puede delegar poder en el príncipe puede igualmenterevocárselo, posibilidad abominable para Jaime I– Suárez escribía:

12 Humphreys y Lynch,Origins,pág. 9.

Page 127: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 127/377

127

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En efecto, después que el pueblo le ha transferido la soberanía al príncipe

no puede, con base en esa soberanía, recobrar con justicia su libertad encualquier circunstancia que lo desee [...]. Al cabo de un tiempo no le estará

permitido al pueblo recabar esa autoridad ni obtener una vez más su libertad,incluso si inicialmente el rey obtuvo su autoridad de manos del pueblo, por

medio de una donación o de un contrato. Cuando el pueblo le conrió poderal rey, se privó de su propia soberanía.13

Pero la defensa del poder monárquico en Suárez no excluye el derechodel pueblo a derrocar a un rey legítimo que haya abusado de su poder hasta

convertirse en tirano:

Y por la misma razón, si el rey convierte en tiranía su legítima autoridad y

abusa de su poder con maniesto daño del pueblo, este puede usar de supoder, derivado de la ley natural, para defenderse, ya que nunca renunció

a ese poder [...]. La comunidad entera puede alzarse contra un tirano. Enese caso no se trataría realmente de sedición. La razón es que la comunidad

entera puede ser superior al rey. Al haberle dado a éste poder, lo hizopresuntamente a condición de que gobernara políticamente y no tiráni-

camente. Si no lo hace así, la comunidad entera puede derrocarlo.14

La Revolución de los Comuneros no produjo teóricos políticos in-tencionales. Los hombres de 1781 buscaban el remedio a males políticos,constitucionales y scales especícos. En las declaraciones públicas de sus jefes, en “nuestra cédula” y en el texto de las capitulaciones de Zipaquiráota un espíritu suarista diluido y popularizado.15 Está claramente implícita

13 Francisco Suárez, Defensio dei,libro III, cap. 3. no. 2.14 Ibíd., libro IV, cap. 4, no. 15; De bello,disp. XIII, sección 8. Para comentarios sobre la escuela

española ver atrás cap. 5, nota 22. También Gómez Hoyos, La revolución granadina,1:53-107;Luis Recassens Sichs, La losofía del derecho de Francisco Suárez(México, 1947); José AntonioMaravall, La teoría española del estado en el siglo XVIII(Madrid, 1944); Richard Morse, “TheHeritage of Latin America”, en Louis Hartz,The Founding of New Societies(Nueva York, 1964),

págs. 153-59.15 Para un análisis convincente ver Gómez Hoyos, La revolución granadina,1 :155-204.

Page 128: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 128/377

128

John Leddy Phelan

la noción de que la Nueva Granada constituye uncorpus mysticum politicumcon tradiciones propias cuyo n es el bien común de toda la comunidad.Ese bien común, según los hombres de 1781, era violado brutalmente porlas innovaciones de los ministros de Carlos III. Los hombres de 1781 nuncaacudieron a “nación” o a “patria”. La comunidad, el común –término que los jefes utilizaban invariablemente en sus declaraciones públicas– tenía el derechode protestar: de ahí la palabra que dene al movimiento: comuneros. En losdocumentos de la época está profundamente arraigada la noción de la teoríapolítica española clásica de que el espíritu delcorpus mysticum politicumexigíaalguna forma de aprobación popular para la creación de impuestos, y de quelas leyes injustas eran inválidas.

Por distintos que fuesen los objetivos de los comuneros de la NuevaGranada de los de los comuneros de Castilla que se sublevaron contra Carlos V en 1521, los dos movimientos comparten igual denición de los términos“común” y “comunidad” como el bien común de todos los grupos en el conjuntode la sociedad.16 Sin embargo, el movimiento de la Nueva Granada no emulabaconscientemente con sus predecesores castellanos. En dos crisis distintas y sinrelación alguna entre sí, se invocó el bien común de la comunidad toda. Muchodespués de los comuneros de Castilla esa tradición había sido popularizada porlos teólogos clásicos españoles en los siglos XVI y XVII, y todavía en 1781prevalecía en la Nueva Granada.

El sentimiento monárquico tenía hondas raíces. El rey seguía siendola fuente de toda justicia. Pero si el rey era justo, sus ministros, en particularel regente visitador general, eran tiranos contra los cuales resultaba lícitopresentar resistencia armada. Sus políticas constituían una violación evidentedel bien común.17

Es improbable que algunos jefes comuneros hubieran leído los textosde la teoría clásica española. Pero es muy probable que estuvieran inuidos

16 Para el signicado del término en Castilla en 1520-21 ver José Antonio Maravall, Las comu-nidades de Castilla: una primera revolución moderna(Madrid, 1963), págs. 79-124.

17

Los teóricos del siglo XVII identicaban explícitamente a los ministros como posibles tiranos(Maravall, La teoría española, págs. 399-411).

Page 129: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 129/377

129

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

indirectamente por esas teorías. Los teóricos políticos de la vieja España, a unalto nivel de abstracción, y la generación de 1781 en la Nueva Granada, lehicieron frente a un problema central dentro de la teoría y la práctica políticas:el de reconciliar el respeto a la autoridad política constituida con el derecho delos súbditos a rechazar la injusticia.

Page 130: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 130/377

7. Una utopía para los indios: los resguardos

No parece arriesgada la armación de que ningún grupo en la sociedad dela Nueva Granada estaba tan profundamente insatisfecho como los indios.Además; en ninguna región era tan agudo el malestar como en las provinciasde Santa Fe de Bogotá, Tunja, Vélez y Sogamoso, las que incluían la mayorparte de los actuales departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander yNorte de Santander.

Cundinamarca y Boyacá constituían el hogar de los chibchas antes dela Conquista. Hay muchas controversias sobre la magnitud de la poblaciónantes de la Conquista, pero durante ésta la región contenía una densa poblaciónindia, calculada diversamente entre 300.000 y 562.000 personas.1 En 1564 lapoblación de la provincia de Tunja había descendido a entre 111.158 y 168.440indios.2 El descenso prosiguió. Dos visitas, muy bien documentadas, a ochentay cinco aldeas indígenas en la provincia de Tunja, la una en 1635-36 y la otraen 1755, señalan poblaciones de 42.334 y de 22.543 respectivamente.3 En

1778, la población combinada de las provincias de Santa Fe y Tunja llegaba

1 Aunque los estudios demográcos han hecho considerables progresos en Colombia durantelos últimos años, todavía están lejos de las renadas técnicas cuantitativas utilizadas por WoodrowBorah y Sherburne Cook en México. La cifra de 300.000 está en Jaime Jaramillo Uribe, “Lapoblación indígena de Colombia en el momento de la conquista y sus transformaciones posteriores”,

Anuario colombiano de historia social y de la cultura,1:2 (1964):239-84. La cifra de 562.510es de Juan Friede, “Algunas consideraciones sobre la evolución demográca en la provincia deTunja”, ibíd. 2-3 (1965): 5-19. Del mismo autor ver Los quimbayas bajo la dominación española(Bogotá, 1963). Para otros estudios demográcos ver Germán Colmenares, Encomienda y pobla-ción en la provincia de Pamplona, 1549-1650(Bogotá, 1969); M. Darío Fajardo, El régimen dela encomienda en la provincia de Vélez(Bogotá, 1969). Para una crítica de estos estudios verHermes Tovar Pinzón, “Estado actual de los estudios de demografía histórica en Colombia”, Anuariocolombiano de historia social y de la cultura5 (1970): 65-140. Ver también Sherburne F. Cooky Woodrow Borah, Essays in Population History: Mexico and the Caribbean,2 vols. (Berkeley,1971-74), 1:411-29.

2 Jaramillo Uribe, “La población indígena de Colombia”, pág. 255. Friede, “Algunas conside-raciones”, pág. 13.

3 Ibíd. En la Nueva Granada, como en todas las demás regiones de las Américas donde entraronen contacto indios y europeos, enfermedades como la viruela, la inuenza y el sarampión, en las

tierras altas, y la malaria en las tropicales hicieron estragos entre la población india, desprovistade inmunidades.

Page 131: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 131/377

131

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

a 357.828 personas, de las que 68.881 eran indios.4 Estas cifras indican quela tasa de disminución fue mucho más grave en el siglo XVI que en los dosposteriores, pero un descenso del 47 por ciento entre 1636 y 1755 indica que lacomunidad indígena vivía en un estado de desmoralización societal continua.

La política de los Habsburgos trató de conferirles cierta protecciónpaternalista a los indios, pero existía una gran brecha entre las intenciones dela corona y la realidad de lo acontecido. La corona y sus agentes buscaron uncompromiso entre la protección a los aborígenes y la obtención de mano deobra abundante y barata por parte de los colonizadores. Entre 1595 y 1642la audiencia de Bogotá siguió una política adoptada simultáneamente en otros

reinos de las Indias. En las provincias de Santa Fe, Tunja, Vélez y Sogamoso sereservaron para las comunidades indígenas extensiones sustanciales de tierrasfértiles. Los indios no tenían la propiedad ilimitada de estos resguardos, ya quela corona se la reservaba como parte de los derechos reales, y en teoría podíaaumentar o disminuir el tamaño de los resguardos. Sin embargo los indios teníassu usufructo. Con el producto de esas tierras podrían pagar sus tributos anuales,costear la instrucción religiosa y, se esperaba, crear comunidades viables y

prósperas. Para protegerlos, la legislación real prohibía a los no indios vivir enáreas reservadas para los indios. Tampoco les estaba permitido a estos arrendarsus tierras comunales a españoles, criollos o mestizos.5

A n de satisfacer la demanda de mano de obra por parte de los gruposno indios, se les exigía a los indios que alquilaran sus servicios. Los principios

4 La población total en la audiencia de la Nueva Granada era de 826.550 personas. Cifrasextraídas de los datos de censos en Silvestre, Santa Fe de Bogotá,págs. 27-63, por Gary W. Graff,“Cofradías en the New Kingdom of Granada: Lay fraternities in a Spanish American Frontier Society,1600-1755”, tesis doctoral inédita, universidad de Wisconsin-Madison, 1973.

5 Orlando Fals Borda, El hombre y la tierra en Boyacá(Bogotá, 1975), págs. 72-105, así comosu “Indian Congregation in the New Kingdom of Granada: Land Tenure Aspects, 1595-1850”,The

Americas13 (1957): 331-52; Magnus Morner, La corona española y los foráneos en los pueblosde indios de América(Estocolmo, 1979), págs. 285, 287, 354-56, 357, y su “Las comunidades deindígenas y la legislación segregacionista en el Nuevo Reino de Granada”, Anuario colombianode historia social y de la cultura1.1 (1963): 63-84; Juan Friede, “De la encomienda indiana a lapropiedad territorial y su inuencia sobre el mestizaje”, ibíd. 1969, págs. 35-61; Margarita González,

El resguardo en el Nuevo Reino de Granada(Bogotá, 1970); Guillermo Hernández Rodríguez, De

los chibchas a la colonia y a la república(Bogotá, 1949); Liévano Aguirre, Los grandes conictospágs. 419-23, 517, 519; Ospina Vásquez, Industria y protección,págs. 1-20.

Page 132: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 132/377

132

John Leddy Phelan

fundamentales eran la compulsión y la rotación. Aproximadamente la cuartaparte de la población tributaria, en cualquier momento dado, trabajaba porsalarios nominales en las minas, las obras públicas o la agricultura. Estabanexentos los caciques, sus primogénitos y la mayor parte de los funcionarios,pero a éstos competía la responsabilidad de conseguir los indios requeridos. Enotras partes de las Indias aparecieron sistemas semejantes de trabajo forzado,remunerado y jado de acuerdo con cuotas. En el Perú era la mita, en México,el repartimiento y en las Filipinas el polo. En la Nueva Granada este arbitrio sedenominaba “mitayos agrícolas” o “mitayos concertados”. La mita, el trabajoforzado, evidentemente llegó a su n hacia 1740 en la región de los chibchas,y más tarde en el sur. Pero el llamado contrato libre de trabajo, el “concertado”,a menudo nada más que una forma disfrazada de servidumbre por deudas,sobrevivió hasta el siglo XIX.6 Aunque los mitayos estaban obligados legalmentea trabajar por un periodo determinado que variaba de dos a diez meses, muchosindios seguían trabajando permanentemente para sus patronos. Este hechocontribuyó, claro está, al despoblamiento gradual de los resguardos.

El 15 de octubre de 1754 el rey Fernando VI rearmó la políticatradicional de la corona de otorgar una protección paternalista por medio de lasegregación, pero con unas modicaciones signicativas. Las consideracionesscales tuvieron entonces mayor importancia.

Los títulos de las tierras deberían ser revisados para cerciorarse de queestuvieran legalmente en orden. Todas las tierras cuyos títulos de propiedad nopudieran ser documentados serían vendidas por la hacienda real. Las tierrasdesocupadas pertenecientes a la corona podrían venderse por el tesoro paraayudar a atender los crecientes costos de la defensa imperial.7

En respuesta a estas directivas reales la audiencia comisionó al oidorAndrés Verdugo y Oquendo para que efectuase una visita a las provincias de

6 Ospina Vásquez, Industria y protección,pág. 15; González, El resguardo,págs. 34-42. Vertambién las otras obras citadas en la nota 5.

7 Fals Borda, El hombre y la tierra, págs. 341-48. Para un análisis de la cédula de 1754ver José María Ots Capdequí, El régimen de la tierra en la América española durante el periodo

colonial (Ciudad Trujillo, 1946), págs. 110-116. También su Nuevos aspectos del siglo XVII en América(Bogotá, 1946), págs. 244-50.

Page 133: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 133/377

133

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Tunja y Vélez. La visita duró casi dos años. El 7 de marzo de 1757 el oidorredactó un informe detallado en el que recalcaba la revolución sociodemo-gráca y socioétnica ocurrida desde la anterior visita de 1635-36. La poblaciónindígena no sólo había disminuido grandemente sino que los otros gruposétnicos integraban ya una población de 59.323 personas.8 Era evidente quela política de segregación se había venido abajo, ya que blancos, mestizos ymulatos convivían con los indios. Estos se habían vuelto hispanoparlantes–el oidor no tuvo que recurrir a intérpretes–.

En la parte norte de la provincia, concretamente en la región de San Gily el Socorro, a la que el oidor no visitó, los cambios demográcos habían sidotodavía más espectaculares. En el norte, la población anterior a la Conquistanunca había sido tan densa como en el sur. Hacia 1760 la población indígenahabía desaparecido virtualmente ante el impacto combinado de las epidemiasy de la mezcla de razas.

El oidor Verdugo informaba también que, en violación de la ley, losindios estaban arrendando grandes zonas de sus resguardos. Señalaba que estastierras comunales eran potencialmente fértiles, pero que los indios no queríano no podían explotar sus propiedades. Por ejemplo, no criaban ganado.9 Laganadería no sólo requería menos trabajo sino que los indios disponían del capitalsuciente para comprar los animales. Había, al parecer, en su estilo de vida yen sus valores algo que los alejaba de una actividad potencialmente lucrativa.En los llanos al oriente de los Andes los indios criaban ganado. Los de la sierrase contentaban con una renta modesta suciente para pagar el tributo y de laque sobrara algo para las festividades comunales. La incapacidad de los indios

8 Para algunas fuentes primarias sobre la visita de 1635-36 ver José Mojica Silva, Relaciónde visitas coloniales(Tunja, 1948), págs. 166-207. Para fuentes en los archivos ver AHN, Visi-tas de Boyacá y Santander, 4:541-857, 978-88, 8:216-725; 9:637-764; 11:1-345; 12:1-338;13:247-546. Para la visita de 1755-56 ver ibíd., 2:968-79; 3:241-68; 5:417-40, 964-96; 7:1-87;8:726-58; 10:647-954. Para el informe del oidor Verdugo del 7 de mayo de 1757, ver Anuariocolombiano de historia social y de la cultura1.1 (1963); 131-196; Germán Colmenares, La

provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada. Ensayo de historia social(Bogotá, 1970),págs. 68 ss.; Fals Borda, El hombre y la tierra,págs. 82-98.

9

Informe de Verdugo en Anuario 1.1 (1963): 170. Para la ganadería indígena en los llanosver José Tapia a Salvador Plata, 10 de julio de 1781, AHN, Los Comuneros, 6:53-56.

Page 134: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 134/377

134

John Leddy Phelan

para cultivar con provecho sus tierras se debía en parte a la disminución desu población. Además, el trabajo indígena era sustraído a los resguardos pormedio del continuo mestizaje, y por el sistema de concertación que llevaba alos indios a trabajar en otras tierras.

Al manifestar su desprecio por la incapacidad o la falta de voluntadde los indios para cultivar las tierras que poseían, el oidor Verdugo ensalzabala industria y la habilidad de los campesinos blancos y mestizos en lastierras de los resguardos que ilegalmente habían tomado en arrendamiento.Recomendaba que la audiencia hiciera de jure lo que se había hecho yade facto. Se debía reducir drásticamente el tamaño de los resguardos paraadecuarlo a la disminución de la población indígena. A todos los indios ymestizos arrendatarios de tierras de resguardos se les deberían dar títulos depropiedad a cambio de un modesto pago a la hacienda real, como medidade seguridad y como recompensa a sus labores. Si bien los indios deberíantener tierra suciente para sus necesidades básicas, deberían quitárseles lasque no pudieran cultivar con ecacia.

El oidor Verdugo anotaba que los nuevos colonizadores no estabancreando haciendas grandes e inecaces. En su mayor parte eran emigrantes dela península, o criollos y mestizos, estos últimos cada vez más numerosos enel transcurso del siglo XVIII. Los mestizos, que se negaban tenazmente a quese les considerara indios, a n de no pagar el tributo real, se hacían pasar porindios para arrendar tierras de resguardos, y aprovechaban así lo mejor de losdos mundos.

El oidor Verdugo no desplazó efectivamente de sus tierras comunalessino a unos cuantos indios. Pero lo que en cambio hizo fue exponer a lasautoridades, en lenguaje claro y preciso, la naturaleza de los cambios quehabían tenido lugar en las provincias de Santa Fe, Vélez, Sogamoso y Tunjaa partir de 1636. Sólo a partir de 1770 se intentó una redistribución en granescala de la población de los resguardos, cuando el scal Moreno y Escandón,en su capacidad de protector de los indios, comenzó, de acuerdo con órdenesprovenientes de España, a levantar un censo de los indios en la provincia deTunja y a reducir, en consecuencia, el número de aldeas indígenas.

Page 135: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 135/377

135

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Bajo la resuelta supervisión del corregidor Campuzano y Lanz, fueronreasignados centenares de indios.10 Donde antes había sesenta aldeas, que-daron reducidas a veintisiete. Las aldeas indígenas extinguidas se convirtieronen parroquias españolas. Los indios reaccionaron con amargo desaliento.Profundamente atados a la tierra que sus mayores habían cultivado durantegeneraciones, veían la reasignación como un exilio. Un ejemplo a la mano esel del pueblo de Sogamoso, donde la población indígena no pasaba de 700, ydonde los no indios habían aumentado de 2.112 en 1755 a 3.246 en 1777.Los indios fueron desplazados a la pequeña aldea de Paita, pero en condi cionesde escasez y penuria, según el testimonio de un párroco local.11

Las protestas angustiadas de los indios de Sogamoso-Paita se repitieronuna y otra vez, y el propio scal fue criticado por la burocracia. En vista de ladiscusión el virrey Flórez solicitó la opinión del omnipotente visitador general.El 3 de febrero de 1780 Gutiérrez de Piñeres emitió un largo concepto formalque constituye uno de los grandes documentos de Estado producidos por estecontrovertido burócrata.12 El argumento se enderezaba principalmente a rechazarlos objetivos y los procedimientos de la consolidación de resguardos, y a optar poruna forma modicada del paternalismo de los Habsburgos. Gutiérrez de Piñerespugnaba para que continuara la segregación, si los indios se encontrabanaislados. En las localidades donde se hubieran mezclado las razas había que aceptarel hecho cumplido. No revocó las ventas de tierras efectuadas por Moreno yCampuzano, pero prohibió ventas adicionales. Debería dárseles garantías a losindios de que, bajo la protección de la corona, seguirían disfrutando del usufructode las tierras comunales todavía en su poder. Estas recomendaciones se adop-taron formalmente por una cédula de Carlos III, el 2 de agosto de 1780.13

10 AHN, Visitas de Boyacá y Santander, 3:903-99; 4:962-77; 7:808-46; 9:892-68, 969-87,988-1.009; 10:197-287; 11:900-91; 14:290-306; González, El resguardo,págs. 71-80; UlisesRojas,Corregidores y justicias mayores de Tunja(Tunja, 1962), págs. 550-68; Colmenares,Tunja,págs. 76 ss.

11 Colmenares,Tunja, págs. 80-83; González, El resguardo,págs. 150-54.12 Para el texto de la opinión de Gutiérrez de Piñeres ver González, El resguardo, págs.

154-81.13

Texto en AHN, Reales cédulas y órdenes, 12:860-914. También Ots Capdequí, Nuevosaspectos, págs. 252-60.

Page 136: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 136/377

136

John Leddy Phelan

El compromiso del regente visitador general sólo le atrajo enemigos. Laparticipación activa de los indios en el levantamiento de 1781 se debió en buenaparte al rechazo de éstos a la política de Moreno y Campuzano, y evidentementeel repudio de esa política se produjo demasiado tarde para apaciguar a losindios. El arzobispo virrey Caballero y Góngora, con su astuta percepciónde la necesidad de ganarse la opinión pública, habría de adoptar después,con considerable éxito, la política de Gutiérrez de Piñeres. De todos modos eldescontento de los indios, por hondo que fuese, distó de ser tan signicativocausalmente en 1781 como el malestar de los criollos y mestizos.

Pueden sacarse algunas conclusiones de la complicada cuestión de los

resguardos. El descenso de la población indígena, la demanda de mano deobra por parte de los blancos, el aumento de las poblaciones blanca y mestizafueron factores decisivos a los cuales sólo podía acomodarse la burocraciaimperial, y sobre los que no tenía verdadero control. Pero en cierto modo setrata de una simplicación excesiva el aserto de que las circunstancias localesdeterminaron los acontecimientos. Es plausible que a veces hayan tenido máspeso que las directivas de la autoridad central, pero la burocracia real seguía

siendo siempre factor básico en la toma de decisiones. El resultado a veces eraun compromiso, mutuamente aceptable, entre las circunstancias locales ylas directivas centrales.

El compromiso de Gutiérrez de Piñeres-Caballero y Góngora es unejemplo clásico de cómo era realmente gobernada la Nueva Granada en el sigloXVIII. Todas las partes recibían algo: las élites, por supuesto, mucho más que lasdemás. La avidez de tierra entre criollos y mestizos era importante, pero nose sació cuando se legalizaron sus usurpaciones de las comunidades indígenasprevias a 1778. Sin embargo, los indios recibieron una garantía en torno alas tierras que les quedaban, lo que no era desdeñable. Y los tribunales realeshicieron honor a esa garantía mientras el monarca español siguió reinando enla Nueva Granada.

La armación de que Carlos III y sus ministros abandonaron la políticade justicia social para los indios constituye en cierta forma un desenfoque delasunto. Ese aserto pasa por alto el hecho de que, después de 1778, se hubieravuelto a una forma modicada del paternalismo de los Habsburgos, cuyo

Page 137: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 137/377

137

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

verdadero autor fue Gutiérrez de Piñeres.14 Esa política fue continuada portodos los virreyes posteriores.

El movimiento para eliminar los resguardos estaba dirigido por las élitescriollas en alianza con los mestizos y con quienes en la audiencia simpatizabancon sus aspiraciones antes de 1778.15 Aunque los comuneros hicieron concesio-nes signicativas para aliviar el profundo malestar de los indios, en la prácticacompletaron lo que ya había comenzado la audiencia. La cláusula séptima delas capitulaciones de Zipaquirá propugnaba que los resguardos sobrevivientesfueran divididos, y que a cada indio se le diera título de plena propiedad a suparcela.16 Los indios podrían vender sus tierras, algo que la legislación de los

Habsburgos prohibía categóricamente. La propuesta redundaba en que en cortoplazo los campesinos blancos y mestizos habrían de adquirir por “compra” loque quedaba de los resguardos. La misma propuesta volvió a plantearla en1810 la junta de Bogotá, dominada por los criollos.17

14 Ver, por ejemplo, William Paul McGreevey, An Economic History of Colombia, 1845-1930(Cambridge, 1971), pág. 59. McGreevey aceptaba la opinión de Liévano Aguirre, Los grandesconictos,págs. 419-23. Liévano ignoraba el memorando de Gutiérrez de Piñeres, publicado por

primera vez en González, El resguardo,págs. 154-81. Alegaba que el objetivo principal de la políticade los Borbones era estimular el crecimiento de los latifundios; aserto confuso, si no enteramentefalso, como puede verse en la hostilidad de Campillo y Cosío a los latifundios y en Ward, Proyectoeconómico,págs. 247-267. La audiencia anterior a 1778, adicta a los criollos, favorecía a los te-rratenientes, pero no pasaba otro tanto con burócratas metropolitanos como Gutiérrez de Piñeres,Caballero y Góngora y los virreyes subsiguientes. El retrato de Gutiérrez de Piñeres por Arciniegas( Los Comuneros,págs. 43-53) como un computador frío cuya preocupación principal era obtenermás ingresos con la sangre y el sudor de los indios no coincide con la documentación disponible.Para una exposición en favor de la abrumadora primacía de las condiciones locales sobre lasdirectivas del gobierno central en el siglo XVII, ver Marzahl, “Creoles and Government”.

15 La presión de los criollos y mestizos contra los resguardos que quedaban no disminuyódespués de 1781, pero los indios recurrieron con éxito a los tribunales para defender sus tierras.Para algunos ejemplos ver José María Ots Capdequí, Las instituciones del Nuevo Reino de Granadaal tiempo de la independencia(Madrid, 1958), págs. 240-63. Ver también Liévano Aguirre,

Los grandes conictos,págs. 517-519.16 CA. 2:20.17 Fals Borda, El hombre y la tierra.pág. 98. La misma solicitud fue formulada por represen-

tantes del cabildo del Socorro a los representantes de la Nueva Granada en la junta en España,el 20 de octubre de 1808 (“Instrucción”, BHA28 [1941]:417-423). Aunque las élites criollaspresionaban continuamente a las autoridades antes de 1778 y aunque esporádicamente reanu-daran su campaña hasta 1810, el apetito de tierras no se limitaba exclusivamente a los magnates

que querían redondear grandes latifundios. Los pequeños campesinos, muchos de los cuales eranmestizos, se beneciaron también con la consolidación de los resguardos en el decenio de 1770. Lo

Page 138: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 138/377

138

John Leddy Phelan

Gracias a la decisión de Gutiérrez de Piñeres y de Caballero y Góngorade volver a un paternalismo modicado, en el periodo republicano sobrevivía unnúmero importante de resguardos. El rompimiento decisivo se produjo el 11 deoctubre de 1821, cuando el congreso de Cúcuta tomó lo que habían dejado lascapitulaciones de Zipaquirá. Decretó que todos los resguardos fueran repartidosen pequeñas parcelas a los indios, con títulos de propiedad plena.18 Al cabode una generación esas tierras comunales habían desaparecido en la antiguaprovincia de Tunja, aunque en el sur algunas sobrevivieron hasta este siglo.

Ahora hay que prestar atención a los contrastes y similitudes entrecuatro ejemplos de descontento indígena: Perú, Tunja, Quito y los llanos de la

Nueva Granada.

que convirtió en formidable a la coalición fue la presión combinada de latifundistas y minifundistas.El análisis de Liévano Aguirre omite a estos últimos y por consiguiente exagera la importancia de

“los grandes magnates de la oligarquía criolla”, págs. 517-19.18 Fals Borda. El hombre y la tierra,págs. 98-105.

Page 139: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 139/377

8. Una utopía para los indios:revueltas indígenas

Túpac Amaru II del PerúEl hondo descontento en las provincias de Santa Fe, Vélez, Sogamoso y Tunjaen el Nuevo Reino de Granada ofrece tanto un paralelo como una antítesisrespecto a lo sucedido en el Perú. Allí, en noviembre de 1780, estalló larebelión en la sierra bajo el comando de José Gabriel Condorcanqui NogueraTúpac Amaru.1 Pretendía ser, y ser considerado, descendiente directo de doña Juana Pilkorvaco, hija del último monarca inca, Túpac Amaru I, ejecutado enla plaza principal de Cuzco en 1572. La historia conoce más a Condorcanquicomo Túpac Amaru II.

La rebelión de Túpac Amaru fue en realidad la segunda de dosrevueltas, sin conexión entre sí, que se presentaron en el Perú en 1780. Enenero los criollos y los mestizos de las ciudades peruanas expresaron su amargareprobación a las innovaciones scales implantadas por el visitador general de

Carlos III, José Antonio Areche; estas eran, claro está, parte del gran proyecto queGutiérrez de Piñeres había de implantar en la Nueva Granada. Estallaron desór-denes en Arequipa, Tarma, La Paz, Cochabamba y Cuzco. Aunque participaronalgunos indios, los disturbios eran esencialmente protestas contra los impuestos

1 Mi análisis de Túpac Amaru se basa en fuentes secundarias. Las más extensas son BoleslaoLewin, La revolución de Túpac Amaru y los orígenes de la emancipación americana(BuenosAires, 1957), y Carlos Daniel Valcárcel, La rebelión de Túpac Amaru(3a. ed., Lima, 1970). Vertambién Jorge Cornejo Bouroncle,Túpac Amaru: la revolución precursora de la emancipacióncontinental (2a. ed., Cuzco, 1963); Lillian Estelle Fisher,The Last Inca 1780-83 (Norman, 1966); J.R. Fisher,Government and Society in Colonial Peru: The Intendant System 1784-1814 (Londres,1970), cap. 1; Vicente Palacio Atard, Areche y Guirior: observaciones sobre el fracaso de unavisita al Perú (Sevilla, 1946); Oscar Cornblit, “Levantamientos de masas en Perú y Bolivia duranteel siglo dieciocho”, Revista latinoamericana de sociología7 (1970): 10-43; John H. Rowe, “Elmovimiento nacional inca del siglo dieciocho”, Revista Universitaria (Cuzco, 1954), no. 107. Ver también la reseña de Rowe sobre Lewin en Hispanic American Historical Review39 (1959):278-280 y su “The Incas under Spanish Colonial Institutions”, ibíd. 37 (1957): 155-99. Para unaamplia colección de fuentes primarias ver laColección documental de la independencia del Perú,

27 vols. (Lima, 1971-73). El volumen segundo, compuesto por cuatro gruesos tomos editadospor Daniel Valcárcel, se reere a Túpac Amaru.

Page 140: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 140/377

140

John Leddy Phelan

dirigidas por lanoblesse de robecriolla, congregada en torno al virrey Manuelde Guirior. La creación de aduanas, los aumentos en algunas alcabalas, laimposición de un impuesto personal a los mestizos –impuesto identicadocon los indios, a quienes los mestizos menospreciaban como inferiores– pro-vocaron motines y vigorosas protestas, pero sin derramamiento de sangre.El movimiento fue en realidad una guerra de palabras. En las plazas seleyeron numerosos pasquines, muchos más de los que aparecieron en la NuevaGranada. Unos pocos llegaban a injuriar a la persona de Carlos III de Españae incluían palabras amables para el enemigo de España, Jorge III de la GranBretaña. Pero el espíritu de los panetos era el del lema tradicional, “Viva el

rey y muera el mal gobierno”. Los pasquines fustigaban “con encendida cóleralos nuevos impuestos y a los nuevos recaudadores, públicamente denunciadoscomo ladrones, pero seguían expresando una fe intensa, aunque primitiva, enque el rey corregiría los agravios inigidos a sus pobres súbditos.

Pero la revuelta que estalló en noviembre de 1780 poco tenía que vercon las protestas de los criollos. Sin embargo, la coincidencia cronológica habríade tener consecuencias fatales para su instigador, Túpac Amaru.

Mestizo de nacimiento, Túpac Amaru vivía en dos mundos: elhispano-indio y el criollo-hispano. Educado esmeradamente a la española,casado con una criolla, llevaba una vida de ostentación al estilo criollo. Enel decenio de 1770 había tratado de convertirse en vocero de la comunidadindígena, dentro de las normas de la estructura de poder colonial de Lima.Cacique hereditario de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, había tratadode aliviar a su pueblo de las cargas más inicuas que se le habían impuesto:acabar con la autoridad de los corruptos y arbitrarios corregidores de indios,y aliviar el trabajo forzado dentro del sistema de la mita. El visitador generallo censuró y le ordenó que volviera a sus tierras. Allí, en noviembre de 1780,izó el estandarte de la rebelión.

A Túpac Amaru podría aplicársele un término utilizado respecto a lasituación vivida en el siglo XX por los africanos europeizados. Era un hombremarginal cogido entre dos culturas, una víctima de “herencias mutiladas”. Latensión entre estos dos legados estalló como consecuencia del trato desdeñosoque le dio el visitador general. Se sintió rechazado por el mundo criollo español,

Page 141: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 141/377

141

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

al que creía pertenecer, y volvió al mundo indígena, que era también su herencia.Armando su lealtad al rey y a la Iglesia, Túpac Amaru trató de formar unacoalición de indios, mestizos, criollos y negros contra los aborrecidos chapetones.Pero cometió dos errores de cálculo trágicos. Los plebeyos indios, amargadospor siglos de explotación, no respondieron al programa integracionista deTúpac Amaru, sumamente hispanizado. Además, en noviembre de 1780 buenaparte de la insatisfacción de criollos y mestizos se había apaciguado graciasa concesiones oportunas de las autoridades en Lima, y los llamados de TúpacAmaru cayeron en oídos sordos. En esa sociedad multiétnica y plural era, detodos modos, improbable que un gran número de criollos y de mestizos seincorporara a un movimiento encabezado por los indios. La blancura de la pielconstituía uno de los determinantes principales del prestigio social, y tantocriollos como mestizos se sentían intrínsecamente superiores a los indios. Lasistemática destrucción de propiedades y el odio de la plebe india a todos los noindios suscitaba el espectro de la revolución social, en la que quedarían barridostodos los privilegios de los no indios. Entre una revolución social encabezadapor los indios y el mantenimiento del statu quo colonial no había elecciónposible para los criollos y mestizos.

La revolución india no concluyó con la captura y ejecución de TúpacAmaru el 15 de mayo de 1781 –en algunas regiones prosiguió durante másde tres años–, mas estaba destinada al fracaso. La única fórmula que ofrecíahasta cierto punto una promesa realista de éxito era la gran coalición de todoslos grupos étnicos contra los españoles europeos.

La Nueva Granada, en este aspecto, es antítesis del Perú. Por primeravez en la América española surgió una coalición multiétnica. El hecho lo explicanen gran parte los factores demográcos. Como se observaba en el capítuloanterior, los indios de las provincias de Santa Fe, Vélez, Sogamoso y Tunjarepresentaban pequeñas minorías dentro del grueso de la población consistenteen blancos y grupos mezclados. Los indios no podían aspirar nunca a dirigir unmovimiento de protesta; a lo más que podían aspirar era a que sus reclamosse incorporaran a los de una coalición amplia dirigida por las élites criollas ysus aliados subordinados, los mestizos. En la Nueva Granada éstos eran socios

Page 142: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 142/377

142

John Leddy Phelan

muy minoritarios, que tuvieron inuencia limitada aunque no desdeñable enlos acontecimientos.2 Además, el vertiginoso descenso de la población indiaen las provincias de Santa Fe y Tunja recortaba las bases socioeconómicasde la inuencia de los caciques. Por esta razón la ecacia de los dirigentesindios en la Nueva Granada era muy inferior a la del Perú.

En contraste, la población indígena en la sierra peruana seguía siendodensa y compacta; en muchas zonas los indios aventajaban por mucho a losno indios. A lo largo del Perú los indios, pese a estar en disminución, constituíanuna cómoda mayoría dentro del total de la población –en 1792 había 609.894indios y 467.228 no indios. De ahí que los motivos de queja entre los indios

del Perú y los de la Nueva Granada fueran muy distintos.En el Perú los indios estaban resentidos por las exacciones de los

corregidores de indios y por el trabajo forzado en las minas. En la NuevaGranada los principales motivos de descontento eran dos: la reducción de losresguardos y el temor de ser absorbidos por la co munidad no india, de perdersu identidad de indios.

No era ese el caso en el Perú, donde la supervivencia de los indios

como grupo no estaba en cuestión y donde indios y no indios rara vez vivíanen las mismas localidades, como lo hacían en la Nueva Granada. Allí los indioshablaban español; el quechua y el aimará sobrevivían vigorosamente comolenguas domésticas en el alto y bajo Perú.

Un grupo indígena luchaba por su supervivencia en el Perú. La clase de jefes indios hereditarios que alegaban descender de la realeza y de la noblezaanteriores a la Conquista era numerosa todavía y seguía funcionando como gruposocial reconocible. Pero en el siglo XVIII toda una serie de presiones estaba soca-vando su posición social y económica: la decadencia continuada de la economíaperuana, a medida que México se convertía en el productor más lucrativo deplata dentro del imperio español; el persistente descenso de la población india;la sustracción gradual de la inmensa jurisdicción administrativa y del monopolioburocrático del comercio de que antes había disfrutado Lima. A todos estos

2 Cárdenas Acosta puede tener razón cuando critica a Arciniegas por exagerar la Importancia

de los indios, pero también puede reprochársele a Cárdenas Acosta que hable del movimiento delos comuneros como “obra exclusiva de los criollos”(Los Comuneros,pág. 167).

Page 143: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 143/377

143

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

factores debe añadirse la desconanza innata que los burócratas de Carlos IIIsentían por los privilegios heredados, personicados en los caciques.

Ellos eran los modestos beneciarios del statu quo colonial. La preserva-ción del sistema redundaba en su benecio. Sin embargo, estos jefes hereditariostenían que maniobrar en medio de la triple presión constituida por la burocraciaimperial, su deseo de enriquecerse a expensas de sus subordinados, y el descon-tento de la plebe india. Sólo en circunstancias muy difíciles abandonaron la causaespañola para lanzarse a la rebelión armada. Una de estas raras ocasiones fue,claro está, la de 1780. Pero incluso entonces, pese al deterioro de la economíaen general y a la consiguiente erosión de sus modestos privilegios, una minoríaconsiderable, de unos veinte caciques, abrazó la causa de los españoles. Suapoyo contribuyó notablemente a la derrota de Túpac Amaru.

En el Perú la situación estaba altamente polarizada, con el resultado deque la revolución de Túpac Amaru se convirtió en guerra racial entre indios y noindios. En la Nueva Granada los factores de más peso se combinaron para hacerposible una coalición multiétnica, y esa coalición determinó dos aspectosbásicos del movimiento. En primer lugar, las exigencias de los indios eranmucho menos radicales que en el Perú. En segundo término, el aspecto másextraordinario de la Revolución de los Comuneros fue la ausencia de violencia.Fue “una revolución limpia”. Tan sólo un puñado de personas perdió la vida enel griterío y las vociferaciones de las plazas de pueblo. Hubo sólo dos batallas.En Puente Real de Vélez, por ejemplo, no hubo pérdida de vidas. Fueron muyescasos los saqueos a la propiedad privada, fuera de la quema de tabaco y delderramamiento de aguardiente, pertenecientes ambos a los monopolios reales.En el Perú, al contrario, predominó la violencia. Hubo varias batallas cam-pales, con considerable pérdida de vidas; era frecuente el pillaje de la propiedadprivada. En Perú y Bolivia pudieron haber muerto hasta 100.000 indios.

La Revolución de los Comuneros se habría presentado estuviera o nososegado el Perú. En la Nueva Granada los agravios eran muy hondos. Anotabaen el capítulo 5 que el estallido de la revolución del Perú en noviembre de 1780había tenido inuencia indirecta en la erupción de violencia en el Socorro el 15 demarzo de 1781, pero aunque el rumor falso de que Túpac Amaru había tomado

Page 144: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 144/377

144

John Leddy Phelan

a Cuzco y Lima evidentemente lo estimuló, no fue causa en sí mismo de que losplebeyos se amotinaran ni de que las élites locales guardaran una neutralidadgruñona durante el crítico mes que va del 15 de marzo al 16 de abril.

Puede parecer paradójico que el ejemplo de Túpac Amaru al parecerhubiera inuido más en los criollos y en los mestizos que en los indios de lasprovincias de Santa Fe y Tunja. Aunque estuvieran mal informados, los criollosy los mestizos de la Nueva Granada veían los acontecimientos del Perú comoun levantamiento contra los ministros del rey, más que como una rebelión delos indios. La paradoja se atenúa considerablemente ante el hecho de que losdescendientes de los chibchas no necesitaran el modelo peruano de un dinasta

anterior a la Conquista en torno al cual congregarse. Tenían ya su propio símboloindígena monárquico en la persona de don Ambrosio Pisco, descendiente directode los caciques de Bogotá anteriores a la Conquista.

Antes de volvemos a la triste e insólita trayectoria de Ambrosio Piscodebe decirse algo acerca de lo que no ocurrió en la audiencia de Quito, porqueello proporciona un fuerte contraste con el Perú y la Nueva Granada.

Quito, anqueado al sur por el Perú y al norte por la Nueva Granada,se mantuvo extraño y notablemente tranquilo durante el año tumultuoso de1781. José García de León y Pizarro, presidente, regente y visitador generalde la audiencia de Quito, estaba comprensiblemente nervioso. Se quejaba deintrigas y de descontentos de ciertos oidores criollos en la audiencia, pero nose presentaron disturbios en las calles. Aseveraba que las capitulaciones deZipaquirá habían tenido un efecto en Quito mucho más inquietante que la san-guinaria revolución de Túpac Amaru.3 Todo lo cual insinúa que el descontento

3 García de León y Pizarro a Gálvez, 18 de julio, 18 de diciembre de 1781, AGI/Audienciade Quito 241; Caballero y Góngora a Gálvez, 6 de febrero de 1783, CR; Actas de Cabildo, ArchivoMunicipal, Quito, 1771-81. García de León y Pizarro reaccionó ante el asesinato de un funcionarioscal en Pasto con el envío de 150 soldados veteranos a Ibarra, pero en el distrito de Quito no seprodujeron conmociones: Archivo Nacional Histórico, Quito, volumen 179, fs. 197-250. Para elalzamiento de Pasto, ver cabildo de Pasto a la junta de tribunales, 22 de junio de 1781, AGI/ASF663-A. Incluso Lewin, que ve en términos continentales la rebelión de Túpac Amaru, no lograpresentar un argumento convincente de que el movimiento peruano hubiera tenido repercusionesvisibles en Quito(Túpac Amaru,págs. 668-72). García de León y Pizarro a Gálvez, AGI/Audienciade Quito 241. En agosto de 1781 Quito le envió un aporte, muy bien acogido, de 186.000 pesos al

virrey en Cartagena. García de León y Pizarro a Gálvez, 18 de agosto de 1781, AGI/Audienciade Quito 241.

Page 145: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 145/377

145

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

supercial que podía reinar estaba limitado a un pequeño círculo de burócratascriollos de la clase alta.

La población india, que seguía siendo densa, se mantuvo pasiva. Unaexplicación razonable es la de que durante el siglo XVIII se había producidouna cadena de levantamientos indígenas locales, posiblemente impulsada porla decadencia de los “obrajes” (talleres textiles).4 El descontento indio pudohaber sido tan agudo como lo era al sur y al norte, pero las frustraciones delos aborígenes se habían disipado gradualmente en una larga serie de revueltaslocales, mientras que en el Perú y la Nueva Granada el descontento se concentróen un estallido de indignación masivo.

En 1765 Quito presenció un motín importante, cuando se estableció elmonopolio real del aguardiente. Los amotinados fueron plebeyos. Las autoridadeslocales acusaron a ciertos terratenientes criollos prominentes de retirarse a susposesiones y de limitarse a permanecer neutrales. Aunque las muchedumbresse apoderaron de la fábrica de aguardiente, el intento de asaltar y de capturar elpalacio real en la plaza principal fue frustrado por los peninsulares, algunosde los cuales eran meros jovenzuelos.5 En respuesta al motín inicialmente sólo

pudieron optar por una política prudente de retroceso conciliatorio. Sin embargo,al cabo de un año se volvió a implantar el monopolio del aguardiente, despuésde la llegada de un contingente de tropas procedente de Lima.

El motín antimonopolístico de Quito, ya en 1765, constituyó unaadvertencia a las autoridades sobre la conveniencia de reforzar las guarnicionesmilitares. Por su parte, Bogotá no tuvo esa advertencia. León y Pizarro, elhomólogo en Quito de Gutiérrez de Piñeres, era rme partidario de que la reor-ganización del ejército debía preceder a los cambios scales. Lo era también elvirrey Flórez en Bogotá, pero Gutiérrez de Piñeres rechazó de plano su opinión.Cuando en 1781 estalló la Revolución de los Comuneros en la Nueva Granada,la única guarnición de soldados profesionales en las provincias de Santa Fe y Tunja

4 Un análisis de esos levantamientos indios locales en el siglo XVIII es el tema de una tesisdoctoral que está redactando Segundo Moreno en la universidad de Bonn.

5 Pedro Fermín Ceballos, Resumen de la historia del Ecuador,10 vols. (Quito, 1972), 4:94-103;

Federico González Suárez, Historia general de la república del Ecuador.9 vols. (Quito, 1890-94),5:206-66; Lewin,Túpac Amaru.págs. 126-29.

Page 146: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 146/377

146

John Leddy Phelan

consistía en una guardia de 75 soldados estacionados en la capital. No habíamilicias provinciales en funcionamiento. A su vez, León y Pizarro contaba conuna fuerza disciplinada de unos 2.610 soldados en la sierra y 1.540 estacionadosen Guayaquil. Allan J. Kuethe insinúa que, aunque no pueda demostrarse unarelación directa entre la preparación militar y la tranquilidad interna, existe entrelas dos una sorprendente correlación. En el distrito de Popayán, situado enel sur de la Nueva Granada, donde ya se había producido parcialmente unareorganización del ejército, no se presentaron disturbios.6

De ahí que la explicación, así sea parcial, para la tranquilidad de Quitose basa en la interacción de estas tres circunstancias: 1) la dispersión del

descontento indígena en una serie de revueltas locales durante un largo periodode tiempo, 2) el motín del ron en 1765, y 3) la reorganización del ejército.

Don Ambrosio Pisco, príncipe de Bogotá y señor de ChíaNada ejemplica tan vivamente los contrastes entre los alzamientos indios en elPerú y la Nueva Granada como las personalidades y las trayectorias de TúpacAmaru II y Ambrosio Pisco, jefe titular de los indios de las provincias de Santa

Fe, Tunja, Vélez y Sogamoso. Ambos pretendían ser descendientes directosde las monarquías anteriores a la Conquista, y a que se les reconociera comotales. Ambos tenían antepasados españoles, y eran por tanto mestizos. Ambostenían fortunas modestas derivadas primordialmente de recuas de mulas conlas que transportaban mercancías. Aquí concluye el paralelo. Ambrosio Piscoera un negociante muy exitoso que no mostró interés por la política hasta quelo atraparon los dramáticos sucesos de 1781. Túpac Amaru, por su parte, había

pasado quince años como vocero espontáneo de la comunidad indígena antesde tomar en 1780 la vía de la revolución.El entonces scal de la audiencia, Francisco Antonio Moreno y Escandón,

a nes de los años 1770 había exhortado a Pisco para que asumiera la jefaturaactiva de la comunidad indígena, pero Pisco prefería dedicarse a sus empresascomerciales.7 No cabe duda de que el scal esperaba que la intervención de

6

Kuethe, “Military Reform”, págs. 94, 116-117.7 Pisco al scal (sin fecha, tal vez nales de junio de 1781), AHN, Caciques e Indios, 26:1-10.

Page 147: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 147/377

147

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Pisco tranquilizara a los ya inconformes indígenas, resentidos por su políticade consolidación de los resguardos.

A pesar de ser indio, la fortuna de Pisco era mucho mayor que lade la mayoría de los criollos, socialmente superiores, que dirigieron el movi-miento. En Güepsa, donde solía residir, poseía una hacienda bien provista deganado vacuno y de mulas, y era también administrador de los monopoliosde aguardiente y tabaco, cargo por lo general reservado a ciudadanos ricoso socialmente prominentes. En Moniquirá y en la calle real de Bogotá poseíalucrativas tiendas de lienzos. Además, manejaba recuas para el transporte demercancías.8 Había consagrado su carrera a la agricultura y al comercio, con lo

que había acumulado una sólida fortuna. La última carta suya de que se tienenoticia, escrita poco antes de su muerte, cuando estaba desterrado en Cartagena,se refería a una deuda de diez pesos.9

Su abuelo paterno, don Luis Pisco, y su hermano mayor, don IgnacioPisco, habían sido caciques hereditarios de Bogotá. Su esposa y primahermana era también nieta de don Luis Pisco.10 Los Piscos remontaban suorigen a la realeza de la preconquista y eran muy respetados en toda la

región donde antes dominaran los chibchas. En el periodo colonial ocupabanposiciones duales. Como caciques de Bogotá tenían un título cuya legitimidadprovenía de sus antepasados chibchas. También sirvieron frecuentemente comogobernadores de Chía.11 Antes de la Conquista el heredero al trono chibchaposeía el título de señor de Chía, pueblo situado a unos veinte kilómetros alnorte de Bogotá. Sin embargo, después de la Conquista el gobernador de Chía eraun burócrata nombrado por el corregidor local y responsable ante él. El últimocacique de Bogotá que mantuvo el prestigio y la pompa del título fue don Luis,

8 Inventario de sus bienes, 4 de septiembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 14:16-21. El 4de septiembre de 1781 fue detenido y juzgado por la audiencia por su papel en el movimiento delos comuneros. Algunos documentos claves del juicio fueron publicados por Posada, Los Comu-neros, págs. 434-443. El volumen 14 de la colección de Los Comuneros en el AHN contiene unadocumentación completa del litigio. En adelante me referiré a esa colección.

9 Ambrosio Pisco a José Ignacio Ramírez, Cartagena, 25 de octubre de 1782, colección deHoracio Rodríguez Plata en la Casa de la Cultura, Socorro.

10 AHN, Caciques e Indios, 26:1-10.11

Para algunas referencias a los Piscos como gobernadores de Chía ver ibíd., fs. 955-57 (1709)y 49:197-214 (1734).

Page 148: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 148/377

148

John Leddy Phelan

el abuelo de Ambrosio Pisco. Rico y elegante, vivía tan a lo grande como paraimpresionar a sus seguidores indígenas y a algunos observadores españoles.12 Pero en 1781 el cacicazgo se había reducido a unas pocas aldehuelas en lascercanías de la capital.

En contraste con el Perú, donde la nobleza india era todavía rica ynumerosa, los caciques, en cuanto tales, habían desaparecido virtualmente delas provincias de Santa Fe y Tunja en 1781.13 Ambrosio Pisco, por ejemplo,seguía siendo rico, pero no porque fuera cacique, sino porque vivía como uncriollo o un mestizo.

Ambrosio Pisco tenía solamente dos calicaciones para el mando. Una

era el accidente de su ancestro.14 La otra era su sustancial fortuna, que inspirabaconanza tanto a los criollos como a los indios. Mientras más se examina subreve y patética trayectoria, más parece haber sido atrapado por una cadena deacontecimientos que escapaban a su control. Fue escogido no una sino dos vecespara el papel de jefe titular de los indios: por los criollos y por los indios. Estasaclamaciones arrojan buena luz sobre la naturaleza de la revolución indígena,por una parte, y sobre la de la coalición multiétnica, por la otra.

En marzo de 1781 Ambrosio Pisco contaba cuarenta años.15

El primerdomingo después de Pascua las tropas comuneras del Socorro llegaron a supueblo natal de Güepsa. Se produjo un motín con las características usuales,en el que se quemó tabaco del monopolio real y se derramaron a las calles lascubas de aguardiente. La reacción de Ambrosio Pisco fue típica de muchas delas gentes acomodadas de la época. Desconcertado, se ocultó en la residenciadel cura local. Por su propia iniciativa Pisco fue luego a Puente Real de Vélez areiterar su lealtad a la causa del rey, ofreciendo sus servicios al oidor Osorio y alcorregidor Campuzano. Prometió que le suministraría al oidor mulas, caballos y

12 Filippo Salvatores Gilij. Ensayo de historia americana, o sea la historia natural, civil y sacrade los reinos, y de las provincias de tierra rme en la América meridional(Bogotá, 1960). Gilijera un jesuita italiano que estuvo en Bogotá entre 1743 y 1749, antes de servir durante muchosaños en las misiones del Orinoco.

13 En la voluminosa sección del AHN titulada Caciques e Indios, hay relativamente pocos casosacerca de sucesiones de cacicazgos.

14

Para su sucesión ver AHN, Caciques e Indios, 26:1-10.15 Nació en Chía en 1737, ibíd., 26: 1-10.

Page 149: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 149/377

149

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

carne. Buen negociante como era, anticipaba una buena utilidad. Después deregresar a Güepsa para cumplir el contrato, recibió varias amenazas inquietantesde capitanes comuneros en el sentido de que si no se les unía sería asesinadoy conscadas sus propiedades. Tras esconder algunos de sus bienes mueblesen la casa cural, nuevamente se ocultó. El 7 de mayo su esposa recibió unacarta de los capitanes comuneros Pedro Fabio de Archila, Melchor de Rueda yel sargento Pimentel en la que amenazaban tanto sus bienes como su vida sino se les unía para sitiar a las acorraladas fuerzas del oidor Osorio en PuenteReal. Completamente intimidado, Ambrosio Pisco se unió a la causa de loscomuneros, y volvió a Puente Real. Sostenía no haber participado activamente

en los motines que llevaron a la rendición de Osorio.16 La victoria de PuenteReal convirtió una pequeña rebelión local en el Socorro en una posibilidadmucho más intimidante.

Mientras estaba en Puente Real, Ambrosio Pisco fue proclamadocapitán de la “empresa”. Así comenzó el proceso por medio del cual la jefaturade los comuneros lo eligió jefe titular del contingente indio en la coalición.Lo que comenzó en Puente Real lo completó después, en Zipaquirá, Juan

Francisco Berbeo.El capitán regresó a su pueblo de Güepsa, obviamente desdichadoy reticente ante su nuevo papel político. Reuniendo todo su coraje, que nocarecía de límites, hizo caso omiso de las amenazas de los jefes comuneros, yde Güepsa salió para Bogotá con una recua cargada de algodón, telas y azúcar.Evidentemente, pensaba que en la capital podría escapar a las presiones que seestaban acumulando sobre él.17 Si ese era su propósito, resultó infortunado elno haber huido sin la recua y las mercancías. Pero al parecer no podía resistirla tentación de ganarse unos pesos.

Camino a la capital, en el Boquerón de Simijaca los indios lo aclamaroncomo jefe, con entusiasmo delirante. Lo obligaron a iniciar lo que habríade convertirse en marcha triunfal por las aldeas indias de Susa, Ubaté yNemocón, hasta llegar a Zipaquirá. Por doquier los indios lo agasajaban con

16

Ver confesión de Pisco, AHN, Los Comuneros, 14: 28-35.17 Ibíd.

Page 150: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 150/377

150

John Leddy Phelan

tambores, cohetes y cornetas. En algunas localidades los aborígenes entu-siasmados besaban los estribos de su montura y lo aclamaban como un ángelenviado por Dios para liberarlos de la opresión. Lo proclamaron “príncipe deBogotá” y “señor de Chía”.18 Los indios, tanto tiempo maltratados, veían enAmbrosio Pisco a un salvador, aunque él se viera apenas como un comerciantey un agricultor.

Asumió con vacilaciones su nuevo papel político. Con el argumento falsode que su abuelo había hecho otro tanto, lo persuadieron a que rmara unacarta con el doble título de príncipe de Bogotá y señor de Chía.19 Los caciquesindios disfrutaban de varios honores, entre ellos el derecho a usar el título de

don y todos los otros privilegios acordados tradicionalmente a los hidalgosde Castilla. Sin embargo, a los caciques les estaba prohibido especícamenteutilizar el título de señor,y menos aun el de príncipe,ya que en la jurisprudenciaespañola ambos denotaban claramente soberanía política.20

En Ubaté las autoridades españolas acusaron a Ambrosio Pisco dehaberles ordenado a los indios que no pagaran su tributo anual. En su defensaPisco alegó que la orden no había procedido de él sino de José Antonio Galán,quien unos días antes había pasado por ese pueblo. Todo cuanto él hizo fueconrmar la orden de Galán, mientras la audiencia no decidiera otra cosa.21

Pisco negó rotundamente el cargo formulado contra él por el scal dela audiencia Manuel Silvestre Martínez de haberles prometido a los indios ladevolución de sus ancestrales salinas en Nemocón –expropiadas pocos añosatrás– “así le costara la fortuna y la vida”. Al abogar por un tratamiento justode los aborígenes, admitió haberles expresado a los indios de Nemocón suesperanza de que la audiencia les devolviera las minas de sal.22 Acusado por el

scal de haber exigido tributo a los indios, Pisco alegó que se lo habían ofrecidovoluntariamente en varias ocasiones.23

18 Declaración de Cabrera, ibíd., fs. 10-14; confesión de Pisco, fs. 28-35.19 Abogado de Pisco, 19 de diciembre de 1781, ibíd., fs. 39-42. La carta aparece publicada en

Posada, Los Comuneros,pág. 440.20 Fiscal a la audiencia, 16 de octubre de 1781, AHN, Los Comuneros, 14:36-39. El abogado

de Pisco así lo reconoció, ibíd., fs. 39-42.21 Ibíd., fs. 28-42.22

Calderón, Elementos,págs. 371-409.23 AHN, Los Comuneros , 14:28-42.

Page 151: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 151/377

151

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Los acontecimientos estaban impulsando al reticente mercader a desem-peñar con más audacia su nuevo papel. En el mes de junio, tras la conclusiónde las capitulaciones de Zipaquirá, le hizo solicitud formal a la audiencia paraque lo reconociera como sucesor legal de su abuelo y de su hermano comocacique de Bogotá. En su petición planteaba implícitamente la pretensión a la jefatura en toda la región chibcha, y pedía que la jurisdicción del cacicazgo seampliara hasta incluir las provincias de Santa Fe, Tunja, Vélez y Sogamoso.24 Aunque ostensiblemente Pisco hizo la solicitud en su propio nombre, la verda-dera iniciativa provenía tanto de los indios como de los dirigentes criollos delmovimiento de los comuneros.

Los indios deseaban un jefe, un reyezuelo si se quiere, con pretensionesa la legitimidad anterior a la Conquista, y que les sirviera de vocero y decomandante. Los criollos necesitaban un jefe ecaz pero manejable para elcontingente indio en su coalición multiétnica. Se daban bien cuenta de la hondainsatisfacción de la comunidad indígena. No descartaban, y probablementela exageraban, la posibilidad de que el malestar pudiera llevar a la violencia, ladestrucción de propiedades privadas e incluso a un alzamiento social de mayoresalcances. Para ellos Ambrosio Pisco era un candidato ideal a la jefatura delos indios. Estos lo aceptaban con entusiasmo; era un indio hispanizado sinverdadero ímpetu político, y de hecho demostró ser un instrumento maleablepara encauzar la cólera de los indios.

Durante los días febriles que precedieron a la rma de las capitulacionesde Zipaquirá el 7 de junio, Pisco sirvió de alguacil para impedir que el descon-tento de los indios se desbordara en violencia. El que los airados indios no sededicaran al pillaje y al saqueo en gran escala se debe en buena parte a sus

esfuerzos.25

Hombre acaudalado, que vivía como un blanco y que carecía de

24 Ibíd., también AHN, Caciques e Indios, 26:1-10.25 Tal era la meditada opinión del arzobispo: Caballero y Góngora a Gálvéz, 15 de octubre de

1782, AGI/ ASF 594. Para otras interpretaciones de Ambrosio Pisco que en varios aspectos dierende la mía ver: CA, 1:286-88, 293-98, 2:92-93, 136-37, 223-24; Liévano Aguirre, Los grandesconictos,págs. 470-73; Arciniegas, Los Comuneros,págs. 141-48. Sólo se presentó un motínviolento, en el que varios indios perdieron sus vidas, el 1º de septiembre en Nemocón, varias semanasdespués de Zipaquirá. Si bien el incidente precipitó la detención y el juicio de Pisco por parte de la

audiencia tres días después, Pisco se encontraba entonces en Bogotá, no en Nemocón. Tampoco laaudiencia lo acusó de participación en el motín. Para el motín de Nemocón ver CA, 2:137-38.

Page 152: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 152/377

152

John Leddy Phelan

verdadero interés por la política, don Ambrosio no podía desempeñar papeldistinto del de pacicador.

De ahí que el proceso de ganarse a Ambrosio Pisco para los criollos,iniciado en Puente Real, culminara en Zipaquirá. Durante las tormentosasnegociaciones allí, cuando la muchedumbre gritaba y vociferaba frente a lacasa cural, Ambrosio Pisco actuó obedientemente como vocero titular de losindios. Las capitulaciones contenían algunas concesiones signicativas paramitigar el descontento de aquellos pero el contenido y el alcance de éstas fuedeterminado evidentemente por los dirigentes criollos, no por Pisco.26

En suma, la revolución de los indios de las provincias de Santa Fe,

Tunja, Vélez y Sogamoso fue profundamente tradicionalista. Aunque lalegitimidad de Ambrosio Pisco se basaba en ser descendiente de la monarquíade la preconquista, los indios no trataban de repudiar la cultura hispánica. Norechazaban a la Iglesia ni a sus ministros, a quienes se sentían honda, aunquesupersticiosamente vinculados, y aunque protestaran contra algunas ex accionescometidas por el clero. Existían la devolución de sus resguardos y de las salinas,que les habían sido otorgadas siglos atrás por las autoridades españolas. Por

encima de todo, anhelaban desesperadamente conservar su identidad comocomunidad autónoma dentro de una sociedad multiétnica. Su protesta no sedirigía contra la sociedad hispánica dentro de la cual vivían. Exigían más bienque esa sociedad viviera conforme a los principios que profesaba.27

Rebelión en los llanosEn las planicies cálidas que comienzan en las estribaciones de la cordilleraoriental de los Andes, los llanos orientales, se produjo en 1781 una revoluciónindígena más radical. La provincia de Los Llanos de Santiago de las Atalayasestaba al oriente de la cordillera Oriental, al nordeste de Tunja y al sudeste delSocorro. La variable clave para determinar la naturaleza tradicionalista o radicalde estos alzamientos es el grado de hispanización de los aborígenes.

26 El papel de Pisco en Zipaquirá se relatará en el capítulo 11. El capítulo 12 contiene un análisisdetallado de las concesiones otorgadas a los indios en las capitulaciones.

27

La protesta de los indios coincide en gran parte con el modelo de Eric J. Hobsbawm en Primitive Rebels(Nueva York, 1963).

Page 153: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 153/377

153

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII los llanos habían estado muyaislados de los valles del altiplano, y había muy pocos colonos españoles.Estas llanuras, sujetas a frecuentes inundaciones, comenzaron a vincularse ala economía de las tierras altas cuando se abrió un camino por Cáqueza quepermitía llevar a las tierras altas el ganado aco de los llanos. Los jesuitasfundaron varias ganaderías lucrativas antes de su expulsión en 1767, lascuales fueron rematadas por la audiencia entre los criollos ricos de Bogotá.Entre los compradores estaba el opulento y discutido marqués de San Jorge deBogotá. Él contribuyó a nanciar la expedición encabezada por José Antonio Villalonga, que restauró la hegemonía española en la región después de larevuelta de los comuneros.28 El gobernador de la provincia en 1781 era donLuis de Caicedo y Flores Ladrón de Guevara, miembro de un clan importantede burócratas criollos en Bogotá.

La rebelión se extendió por los llanos en 1781. Los rebeldes hicieronhuir al gobernador Caicedo. Sus propiedades personales, cargadas en unarecua escoltada por dos sacerdotes, fueron conscadas por un grupo de indioshostiles. Pueblos y asentamientos como Pore, Chire, Támara, Ten, Manare, Paya,Cravo, Pista y Labranzagrande se levantaron. Se movilizaron mil quinientosindios mal armados. Varios colonos blancos fueron sitiados en sus casas. Lahostilidad de los indios estaba dirigida contra los colonos blancos, muchasde cuyas propiedades fueron destruidas. La revolución de los llanos no sólofue antiblanca sino ferozmente anticlerical. Ninguna de esas dos actitudes semanifestó entre los indios del altiplano, mucho más hispanizados.29

Antes de 1767 esta región, muy poco poblada, había sido territorio demisiones de los jesuitas. En 1779 la población total de la provincia llegaba tansólo a 21.159 personas, de las cuales 14.627 estaban clasicadas como indios.Había 1.305 blancos, 6.109 mestizos y 118 esclavos.30 Después de la expulsiónde la Compañía de Jesús ocuparon su lugar los dominicos, los franciscanos y

28 José Villalonga a Carlos III, 28 de junio de 1784, en Posada, Los Comuneros.págs. 425-30.29

Las principales fuentes primarias están en AHN, Los Comuneros, 6:49-62.30 Silvestre, Santa Fe de Bogotá.págs. 44-46.

Page 154: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 154/377

154

John Leddy Phelan

los agustinos.31 Los aborígenes habían sido cristianizados sólo a medias por los jesuitas, y sus sucesores eran ostentosamente inecaces. Los neótos mostrabanintensa hostilidad por sus mentores espirituales. Los indios airados atacaban lasiglesias y obligaban a huir al clero. Diseminaron la noticia de que su nuevo rey,el inca Túpac Amaru, les enviaría sacerdotes que no los oprimieran. Los jefesindios les decían a sus seguidores que no tenían por qué ir a misa o acudir alas clases de catecismo a menos que lo quisieran, “porque ya los curas nopodían obligados a cosa alguna”.32 En las localidades donde los hombres estabansiempre alejados de sus casas, cuidando los ganados, los indios nombraroncapitanas. Un sorprendido clérigo se lamentaba:

En n, esta provincia parece la confusión del inerno: todos mandan, todosse contradicen, no se oye ni se ven sino atentados, prueba de ello es la

puerilidad que han cometido de nombrar mujeres Capitanas, las que se hanempleado en hacer mal a las mujeres forasteras [peninsulares].33

Aunque los indios depusieron a varios regidores y alcaldes ordinarios

blancos, y obligaron a huir al gobernador de la provincia, el caudillo visible dela rebelión fue un rico ganadero blanco, Francisco Javier de Mendoza. Mendozarecibió una comisión del consejo supremo de la guerra en el Socorro, el queobviamente procuraba explotar el descontento de los indios. Pero es claroque los indios de los llanos no eran tan dúctiles como los del altiplano.

Aunque el capitán Francisco Javier de Mendoza se quejaba de nopoder responsabilizarse personalmente de la mala conducta de los indios,

probablemente tenía más control sobre sus seguidores del que quería admitiren público. Como todo el mundo en 1781, se estaba cubriendo los ancos en

31 José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada,5 vols., (Bogotá, 1956)2:128-146; Liévano Aguirre, Los grandes conictos,págs. 315-22. El historiador jesuita JuanManuel Pacheco, autor de la bien documentada obra Los jesuitas en Colombia,todavía no llegadoal siglo XVIII.

32 CA, 1:253.33

Ibíd., pág. 252. Ver también el texto completo de esta carta en AHN, Los Comuneros,6:53-56.

Page 155: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 155/377

155

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

caso de que la “empresa” fracasara. Las pruebas circunstanciales que apoyanesta hipótesis provienen de dos sucesos extraordinarios.

Los capitanes generales de la pequeña aldea del Cocuy, en la parte nortedel actual departamento de Boyacá, enviaron una carta enardecida a lasaldeas de Támara, Ten y Manare en los llanos. Invocaban el nombre mágicode Túpac Amaru como nuevo rey coronado de todas las Indias:

Les participamos cómo hay coronado Rey nuevo en las Indias, y se llamael poderoso don Josef Francisco Tupa Amaro, y dicen viene quitando todos

los pechos, y las demoras las hemos quitado nosotros a repulsa, quebrando

botijas de aguardiente y quemando tabaco; y al Administrador de la Salina lehemos quitado el dinero y 10 hemos vuelto a sus dueños; y así les avisamosque si el Gobernador les cobra las demoras no se las den, y si los quisiere

castigar por eso, levántense contra él, y si no 10 hacen así nosotros vamos aSanta Fe a hacerles la guerra a los santafereños, y si cuando volvamos no lo

han hecho así, iremos contra ustedes a hacerles la guerra. Les participamosque se han levantado muchos lugares: ciudad de Vélez, villa de San Gil, el

Cocuy, Mogotes, Santa Rosa y otros muchos lugares.34

Ocho días antes, el 15 de mayo, en el lejano Cuzco el “rey” Túpac Amaruhabía encontrado una muerte cruel a manos de las autoridades españolas, peroel acontecimiento, por supuesto, no se conocía todavía en la Nueva Granada.

Cuatro semanas después, en la aldea montañosa de Silos, el Inca eraaclamado una vez más como monarca del Nuevo Mundo. Estas dos proclama-ciones ameritan un análisis cuidadoso, ya que revelan cómo los jefes criollos delSocorro y Bogotá estaban al parecer manipulando, en benecio de sus propiosintereses, el descontento de los indios.

Derrocamiento de Carlos III de España: el Maniesto de SilosEl 14 de junio de 1781, en la pequeña aldea de Silos, en las montañas alsudoeste de la ciudad de Pamplona, se produjo uno de los acontecimientos más

34 CA, 1:253.

Page 156: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 156/377

156

John Leddy Phelan

extraordinarios en la historia del imperio español. Carlos III, rey de España yemperador de las Indias, quedaba destronado y se proclamaba a Túpac AmaruII del Perú Inca y rey de toda la América del Sur española. En tono altisonantedecía la proclamación:

“Don José I, por la gracia de Dios, Inca, Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile,Buenos Aires y continente, de los mares del sur, Duque de la superlativa,Señor de los Césares y Amazonas, con dominio en el gran Paitití, comi-sionado y distribuidor de la piedad divina por el erario sin par. “Por cuanto es acordado por mi consejo en junta prolija, por repetidas oca-

siones, ya secretas y públicas, que los reyes de Castilla han tenido usurpadala corona y los dominios de mis gentes cerca de tres siglos, pensionándomelos vasallos con insoportables gabelas y tributos, sisas, lanzas, aduanas,alcabalas, estancos, contratos, diezmos, quintos, virreyes, audiencias,corregidores y demás ministros, todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia en almoneda, con los escribanos de esta fe, a quien más puja ya quien más da, entrando en esto los empleados eclesiásticos y secularesdel Reino, quitando vidas a sólo los que no pudieron o supieron robar, tododigno del más severo reparo.“Por tanto, y por los justos clamores, que con generalidad han llegadoal cielo, en nombre de Dios todopoderoso, mando que ninguna de laspensiones se obedezca en forma alguna, ni los ministros europeos intrusos, ysólo se deberá todo respeto al sacerdocio, pagándole el diezmo y la primiciainmediatamente, como se da a Dios, y el tributo y quintos a su Rey y señornatural, y éste con la moderación debida, y para el más pronto remedio,

y guarda de todo lo susodicho, mando se reitere y publique la jura hechade mi real corona, en todas las ciudades, villas y lugares de mis dominios,dándonos parte con toda brevedad de los vasallos prontos y eles, parael premio, e igual de los que se rebelaren, para la pena que les compete,

remitiéndonos la jura hecha”.35

35 Briceño, Los Comuneros,págs. 139-40. Cárdenas Acosta da como fecha del maniesto de

Silos el 14 de junio, mientras que Briceño lo fecha el 24 de mayo. La versión de Cárdenas Acostadel maniesto de Silos es mucho más breve que el texto de Briceño, “¡Que viva el rey de Inga y

Page 157: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 157/377

157

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Este documento, con sólo modicaciones menores al texto, había sidoencontrado cinco semanas antes, el 6 de abril, en el equipaje de Túpac Amarutras su captura por los españoles. En el proceso subsiguiente el scal lo citócomo prueba de que Túpac Amaru era un traidor, cuyo propósito deliberado eraderrocar la soberanía de la corona española. Hay un hecho incontrovertible.Túpac Amaru nunca dio a conocer este maniesto. El hecho ha llevado a ciertoshistoriadores a concluir que el documento era un fraude, perpetrado por unacusador excesivamente celoso y con el n de asegurar la condena.36

Si bien probablemente jamás podrá establecerse de modo concluyentela autenticidad del maniesto con las pruebas de que se dispone, los españoles

no necesitaban acudir a falsicaciones para condenar a Túpac Amaru. Estehabía perpetrado actos sucientes para justicar su ejecución, desde el puntode vista de un español realista.

Algunos historiadores de la revolución de Túpac Amaru, como BoleslaoLewin y Daniel Valcárcel, deenden con vehemencia la autenticidad delmaniesto de Silos. Sin embargo, su entusiasmo proviene en muy buena partede la ardiente convicción de que Túpac Amaru era partidario de la independencia

política.37 Pueden hallarse en lo cierto por razones desacertadas. Aunque seaplausible la autenticidad del documento, no se sigue de ahí forzosamenteque Túpac Amaru propugnara la emancipación política de España. Si un gestotan extremo podría complacer a los elementos más radicales dentro de lasmasas indígenas, con certeza retraería a los caciques indios, para no hablarde los criollos y de los mestizos, a quienes Túpac Amaru cortejó asiduamentepero en vano. Un análisis más admisible sería el de que el maniesto de Silos

era, en términos modernos, un documento de trabajo redactado por algúnmiembro del séquito de Túpac Amaru, una alternativa extrema que éste no seatrevió a asumir.

muera el rey de España y todo su mal gobierno y quien saliese a su defensa!” (CA, 2:92). Estetexto está incluido en un despacho de Flórez a Gálvez, 31 de diciembre de 1781, AGI/ASF 577-B.La fuente para el texto de Briceño está en la Lilly Library, universidad de Indiana.

36 Manuel de Mendiburu, Diccionario histórico-biográco del Perú,8 vols. (1874-90), 8: 138;

Fisher,The Last Inca.págs. 134-35.37 Lewin,Túpac Amaru.págs. 425-29; Valcárcel,Túpac Amaru,págs. 176 ss.

Page 158: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 158/377

158

John Leddy Phelan

Dejando aparte el controvertible asunto de la autenticidad, resulta verdade-ramente desconcertante que en cinco semanas el documento hubiera recorridocentenares de kilómetros desde Cuzco hasta la remota y oscura aldea de Silos.Pueden hacerse conjeturas, pero estas desembocan en lo mismo. Hubo colusiónen los altos mandos. El documento no fue publicado entonces porque el juicioera secreto. Túpac Amaru no fue sentenciado hasta el 15 de mayo. La únicaconclusión posible es que alguien, con acceso al expediente secreto, le envióuna copia a alguien en Bogotá, quien a su vez la mandó a Silos.

En el capítulo 5 se dijo algo sobre las líneas de comunicación entre elSocorro y Bogotá, y entre Bogotá y Lima. El scal Vélez de Guevara y Suescún

no intervenía directamente en el proceso de Túpac Amaru, pero tenía acceso atodos los documentos gubernamentales. Si en este caso concreto el conductono fue el scal, alguien, también con un cargo alto en la audiencia de Lima,desempeñó ese cometido.

La proclamación de Túpac Amaru en el Cocuy el 24 de mayo y enSilos el 14 de junio tiene una explicación plausible, aunque no demostrable,en la guerra de nervios que hábilmente estaba librando Juan Francisco Berbeo

para forzar a las autoridades de Bogotá a negociar un arreglo satisfactorio. Laproclamación de Túpac Amaru en la aislada aldea de Silos le daba a Berbeo ya sus compañeros una espléndida oportunidad para rearmar su lealtad al rey,en contraste con las violentas críticas a sus ministros. A los cuatro días de laproclamación en Silos, los capitanes comuneros en el Socorro la repudiaronpúblicamente como grave insulto a la persona de Carlos III, a quien leraticaron lealtad incondicional.38 El 18 de junio en el Socorro, por supuesto,

se habían recibido nuevas de que las capitulaciones habían sido rmadas enZipaquirá el 7 de junio anterior.Los criollos tampoco necesitaban invocar el nombre de Túpac Amaru

para dar a los indios un nombre simbólico en torno al cual congregarse.Ambrosio Pisco era entonces un instrumento exible en manos de los criollospara encauzar el descontento indio.

38

Ver la proclamación de los capitanes del Socorro, 18 de junio de 1781, anexa a Flórez aGálvez, 31 de diciembre de 1781, AGI/ASF 577-B.

Page 159: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 159/377

159

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El comando local en el Cocuy y en Silos estaba constituido por hombresque en gran medida debían sus nombramientos al supremo consejo de la guerraen el Socorro. Ninguno de los capitanes locales, por su propia autoridad, sehubiera atrevido a dar un paso tan osado como el de destronar a Carlos III. Lainferencia está clara pero no puede demostrarse. Para plantear una hipótesisatrevida, Berbeo pudo haber situado los dos maniestos en lugares remotosy aislados a n de enviarle un mensaje inequívoco a Bogotá. Podría haberestado advirtiendo a las autoridades que, de no hacerle concesiones almovimiento moderado de los criollos, la protesta podría radicalizarse en formade un movimiento para repudiar la autoridad de la corona española. Como se

verá más adelante, Berbeo era muy capaz de ese maquiavelismo: hizo otras jugadas así para convencer a Bogotá de que entrara en razón.

Basta con lo dicho sobre los orígenes del maniesto. Queda por exami-nar su contenido ideológico. Una característica que salta a la vista es la del“imperialismo virreinal” peruano.39 Don José I reclama la soberanía en toda laAmérica del sur española: Perú, Nueva Granada, Quito, Chile y Buenos Aires.Pero, en la realidad histórica, el imperio inca no se extendía a la Nueva Granada

al norte ni a Buenos Aires al sur. Así, el soberano inca trata de reconstruir nolas fronteras anteriores a la Conquista sino más bien las fronteras del virreinatodel Perú antes de que su jurisdicción se viera reducida sustancialmente con lacreación de los virreinatos de la Nueva Granada en 1739 y de Buenos Aires en1776. La reorganización territorial de la América del Sur, que redujo el virreinatode Lima a lo que es hoy la república del Perú, fue ciertamente un factor parala decadencia económica del Perú durante el siglo XVIII. El maniesto de Silospretendía cancelar las innovaciones virreinales de los Borbones y restaurar lapreeminencia de que disfrutó el Perú bajo los Habsburgos. Resulta difícil entendercómo esa pretensión podría tener algún atractivo en la Nueva Granada.

El alcance ideológico fundamental del maniesto es la imagen tradicionalde la tiranía expuesta ampliamente por los teólogos neoescolásticos españolesen los siglos XVI y XVII, el meollo de una argumentación que ampliarían, unageneración después, los partidarios de la independencia. Durante casi trescientos

39 Valcárcel,Túpac Amaru,págs. 176 ss.

Page 160: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 160/377

160

John Leddy Phelan

años España había ejercido una doble tiranía sobre América, la scal y laburocrática, dentro de un régimen injusto al que había que derrocar. El maniestoacusaba pertinentemente al régimen español de venalidad, y rechazaba elmito fundamental del rey como fuente de toda justicia. Sus ministros estabantan corrompidos que no había justicia que no pudiera comprarse.

Además, el maniesto expresa sentimientos ásperos contra los chape-tones. Ahí está implícita pero vigorosa la idea que todos los americanos, fuesencriollos, mestizos o indios, deberían unirse “contra los magistrados europeosintrusos”. El maniesto anticipa la fórmula victoriosa de Simón Bolívar. Todoslos americanos comparten una misma patria y un futuro común.

Sin embargo, el programa del maniesto de Silos no constituye unrepudio total al programa scal del régimen colonial español. El quinto real,el impuesto tradicional a la minería, debería conservarse como una de lasprincipales fuentes de ingreso para el nuevo régimen inca. Tampoco los indiosse negarían a pagar el tributo. Dado que el movimiento de Túpac Amaru eravigorosamente adicto a la Iglesia católica, se seguirían recolectando los diezmos,principal fuente de ingreso para el episcopado y el clero secular.

Lo que rechazaba explícitamente el maniesto de Silos era el nuevoprograma scal de Carlos III. Se rechazaban enfáticamente los intentos de recolectarcon mayor ecacia los gravámenes ya existentes y el aumento de las exaccionestradicionales. La utopía implícita en la proclamación de Silos era un retorno ala edad de oro de los Habsburgos, cuando había unos cuantos impuestos queno resultaban agobiadores.

La utopía de los negrosUna utopía más había de emerger en la crisis de 1781. En contraste con loscriollos, que aspiraban al autogobierno, o de los plebeyos, que soñaban conmenores impuestos, o de los indios, que luchaban por preservar su identidadétnica, la utopía de los negros era el anhelo de obtener la libertad personal.

La expresión más interesante del descontento negro en el Nuevo Reino deGranada en 1781 fue un proyecto que no se realizó. Los esclavos negros de todala provincia, hasta Rionegro, en el sur, quizás unos cinco mil en total, habíande reunirse y marchar sobre Santa Fe de Antioquia, la entonces capital, para

Page 161: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 161/377

161

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

exigirles al gobernador y al cabildo la promulgación de una real cédula que lesotorgara la libertad a todos los esclavos. Si quedaban libres, prometían losesclavos, pagarían un tributo anual, “como si fueran indios”.40 Expresabantambién su voluntad de trabajar como hombres libres para sus antiguos dueños,con el salario corriente de dos “tomines” al día. Se habló entre los esclavos deque si las autoridades no promulgaban la cédula, aquellos huirían a un sitioinaccesible y establecerían un palenque, una comunidad de esclavos fugitivos.Pero también esta alternativa incluía el compromiso de pagarle un tributo anuala la corona.

La marcha nunca se llevó a cabo. Fue traicionada; como han desapa-

recido todos los documentos, se desconoce la suerte de sus dirigentes, todosellos esclavos criollos y muchos mulatos.

El mito de la real cédula que, se decía, le otorgaba la libertad a todoslos esclavos –una cédula que las autoridades locales tercamente se negabana publicar– obtuvo gran aceptación entre los esclavos de la Nueva Granaday de Venezuela durante el siglo XVIII y comienzos del XIX.41 Pero su origennunca ha sido explicado satisfactoriamente. Es más fácil elucidar su signi-cado. La popularidad de la mítica cédula es una prueba dramática de quemuchos esclavos, aunque ciertamente no todos, aceptaban el mito básicodel sistema imperial español acuñado en el lema tradicional: “Viva el rey ymuera el mal gobierno”.

Lo más sorprendente es la modestia de las exigencias negras. Claro estáque pedían su libertad pero se ofrecían a seguir trabajando para sus dueñosy a pagar un tributo anual. Los esclavos no propugnaban una revolución social:aspiraban tan sólo a ascender un escalón en la jerarquía social. Los esclavospedían que se les tratara como a los indios quienes, aunque, libres en términoslegales, no estaban en el mismo pie de igualdad con los criollos y los mestizos.El carácter reformista de las peticiones de los negros puede en buena parte

40 La fuente primaria principal es el juicio de los cabecillas: AHN, Los Comuneros, 8:1-15,292-439.

41 Para algunos otros ejemplos en 1798 y en 1804 ver Archivo Histórico Nacional del depar-tamento de Antioquia, vol. 332,-docs. 6.330, 6.331. El reverso de la moneda es que la tensión y

la discordia se intensicaron durante la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los esclavos fugitivoscrearon varios palenques. Jaramillo Uribe, “Esclavos y señores”, págs. 38-40, 42-50.

Page 162: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 162/377

162

John Leddy Phelan

explicarse porque estaban sumamente hispanizados. No querían arrasar el statu quo sino tan sólo mejorar su situación dentro de este. Mientras menoshispanizados más radicales hubieran sido sus exigencias. El abortado le-vantamiento negro en Antioquia es prueba adicional del carácter moderadode la crisis de 1781.

Ahora que hemos examinado las aspiraciones de criollos, plebeyos,indios y negros, es hora de volver a los acontecimientos que llevaron a lascapitulaciones de Zipaquirá.

Page 163: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 163/377

9. Encuentro en Puente Real de Vélez

Las cuatro semanas que siguieron al 18 de abril pueden considerarse como lasmás decisivas en la Revolución de los Comuneros. Comenzaron con determina-ciones, tomadas tanto en el Socorro como en Bogotá, para ampliar el conictomediante el recurso a la fuerza y la coacción, y concluyeron con la revolucióninstitucionalizada, la desmoralización y la rendición del ejército en Bogotá, yel eclipse total del poder del regente visitador general.

Una crónica breve de los acontecimientos ayudará a esclarecer elcomentario subsiguiente. En el Socorro, el 18 de abril, los capitanes generales,encabezados por Juan Francisco Berbeo, asumieron el mando formal de la“empresa”. Ese mismo día el oidor Osorio salió de Bogotá al frente de unapequeña expedición militar destinada a intimidar a los rebeldes. El 2 de mayose institucionalizó la estructura política de la revolución con la formación del“supremo consejo de guerra”. Seis días después el oidor Osorio se rindió singloria alguna a los comuneros en Puente Real de Vélez.

La incapacidad de Bogotá para emplear con éxito la fuerza signicabaque un movimiento local de protesta se había convertido en una revoluciónde considerable alcance territorial, la que puso en peligro, aunque sólo fuerapor unas semanas, los fundamentos mismos de la autoridad imperial. El 12 demayo las autoridades de Bogotá cambiaron de táctica y resolvieron negociar. Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, símbolo odiado de los cambios scales,huyó de la capital. Ese vacío de poder lo ocupó el arzobispo de Bogotá, AntonioCaballero y Góngora. El 13 de mayo la recién creada “junta de tribunales”, queostensiblemente ejercía la autoridad real en ausencia tanto del virrey como delregente visitador general, le otorgó al arzobispo plenos poderes para negociarun acuerdo. Al día siguiente, 14 de mayo, la junta de tribunales derogó en unasesión las principales medidas scales de Gutiérrez de Piñeres, las mismas quehabían precipitado el estallido de violencia.

Las consecuencias de la rendición del oidor Osorio fueron tan resonantesen el campo de los comuneros como en Bogotá. El 17 de mayo Tunja se unió

Page 164: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 164/377

164

John Leddy Phelan

al movimiento. Otro tanto hicieron los indios. Parecía estar libre el camino aBogotá. El 14 de mayo, día en que Caballero y Góngora salió de Bogotá paranegociar un arreglo, Juan Francisco Berbeo partió del Socorro en su inexorablemarcha contra Bogotá.

El 18 de mayo tuvo lugar en el lejano Cuzco un suceso de granimportancia política y simbólica: fue ejecutado Túpac Amaru. Simbólicamentese anticipaba la restauración última del statu quo en el Nuevo Reino.1 Fueronvarios los factores que llevaron a las autoridades de Bogotá a abandonarla conciliación por la coacción. El alcalde Angulo y Osorio había perdidoevidentemente el control del Socorro. El corregidor de la provincia de Tunja, José María Campuzano y Lanz, negándose de plano a obedecer las órdenesde encaminarse al Socorro, permanecía en Tunja o en sus alrededores, dondefrenética pero ecazmente organizaba una milicia. El 9 de abril la audiencia,todavía bajo el control omnipotente de Gutiérrez de Piñeres, resolvió que unoidor de la audiencia debería conducir una pequeña fuerza desde la capital hastael Socorro. Tenía instrucciones para alistar a los súbditos leales durante lamarcha, de tal manera que llegara al Socorro con un contingente impresionantede seguidores armados, a n de restablecer el orden. La audiencia le otorgabaplenos poderes para la pacicación de los espíritus, el castigo de los culpables.la recuperación de las rentas reales.2

La expedición estaba condenada al fracaso por una constelación detorpezas y de cálculos equivocados, entre los cuales no fue el menor la selecciónde José Pardo de Osorio para dirigirla. En su pasivo guraba destacadamente elhecho de haber llegado hacía muy poco a Bogotá, donde había residido menosde tres meses.3 Era total su ignorancia acerca de la situación en el Nuevo Reino.Además, su salud distaba de ser buena. Cuando servía en la audiencia de SantoDomingo había sufrido al parecer un ataque cardiaco. Poco después de rendirse

1 Lewin,Túpac Amaru,pág. 495.2 CA, 2:237.3 Osorio recibió su nombramiento en España el 7 de diciembre de 1778 pero sólo se posesionó

en Bogotá el 25 de enero de 1781. Restrepo Sáenz, Biografías,pág. 384. Consulta, 7 de diciembrede 1778, AGI/ASF 696.

Page 165: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 165/377

165

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

a los comuneros, el oidor Osorio cayó enfermo en Ubaté, camino a Bogotá.Nunca llegó a la capital. Murió de hidropesía el 11 de agosto.4

Mapa 1. La Nueva Granada en 1810. Basado en el Atlas Geográco e históri-

co de la República de Colombia, grabado V. París, 1889.

Fuente: Laboratorio cartográco de la Universidad de Wisconsin-Madison

Quien decidió su nombramiento fue Gutiérrez de Piñeres, para quien lareciente llegada de Osorio a Bogotá constituía una ventaja, ya que no tenía nexoscon las élites criollas. Además, Osorio gozaba de la conanza personal de Joséde Gálvez, el ministro de Indias a quien el regente consideraba su protector.5

4 Osorio a Gálvez, 10 de mayo de 1777 en Archivo del General Herrán 2-A, f. 20, AcademiaColombiana: de Historia (citado en adelante como Archivo Herrán); CA, 2:353.

5

Gálvez a Osorio, 15 de septiembre de 1776, 20 de mayo de 1778; Osario a Gálvez, 10 demayo de 1777, 25 de noviembre de 1778, en Archivo Herrán 2-A, fs. 1-10.

Page 166: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 166/377

166

John Leddy Phelan

Un error de cálculo más grave todavía fue escoger a Puente Real de Vélezcomo destino inmediato de la expedición. Su localización era muy favorable,puesto que cerraba el camino del Socorro a Bogotá. Parecía el sitio mejor paraque se concentrara una marcha hacia el norte, hacia el Socorro, por el valle delrío Suárez. Pero estratégicamente tenía un inconveniente fatal: estaba situadoen un valle rodeado de colinas, y su escogencia violaba la máxima militar decarácter universal de que la victoria es para quienes dominan las alturas.Puente Real invitaba a un asedio, y justamente fue eso lo que los comunerosse dispusieron a acometer.6

Cuando el virrey Flórez viajó a Cartagena se llevó consigo a todas

las unidades de caballería estacionadas en la capital. Se ha dicho que Osoriopodría haber dominado la situación con algunas unidades de caballería, perola hipótesis, plausible desde el punto de vista militar, es improbable desde elpunto de vista político. El descontento era tan acentuado que el oidor Osoriono pudo reclutar voluntarios. Sin una fuerza de apoyo considerable, integradapor milicias locales, unas docenas de jinetes profesionales no hubieran podidoinuir efectivamente en la trayectoria de los acontecimientos.7

El oidor Osorio, carente de experiencia militar, tenía como segundoa un ocial veterano, el capitán Joaquín de la Barrera. En abril de 1781, la fuerzamilitar de Bogotá consistía, literalmente, en una compañía. Cuando estalló la crisis,Bogotá sólo pudo reunir a cincuenta infantes veteranos, a los que se sumaronveintidós guardias, de formación profesional muy inferior, procedentes de losmonopolios de tabaco y aguardiente.8

Fuera del nombramiento de Osorio y de la elección de Puente Real de Vélez, el tercer error decisivo fue de carácter político. Subestimando crudamente

la magnitud del descontento popular, Bogotá supuso, con arrogante ignorancia,que la sola presencia de una expedición de setenta y dos soldados armadossería el agente catalizador para alistar a centenares de reclutas que reduciríanal Socorro a obediencia.

6 CA, 1:150.7 Kuethe, “Military Reform”, pág. 107. Ver también en el capítulo 10 el examen de la batalla

de Pie de la Cuesta, cuando los realistas tenían algunas unidades de caballería y los comuneros

ninguna. Los primeros ganaron la batalla, pero no obtuvieron la victoria.8 Ibíd., págs. 106-7; CA, 1:151.

Page 167: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 167/377

167

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Si el garrote era la fuerza militar, también estaba la zanahoria proverbial.El equipaje del oidor Osorio reventaba con 8.000 pesos en monedas de oro yplata, que se suponía habría de repartir juiciosamente para conseguir el apoyode personajes inuyentes.9 En este caso, los fondos secretos resultaron taninecaces como la fuerza militar.

El oidor Osorio llegó a Puente Real de Vélez después de una marcha decinco días desde Bogotá, e inmediatamente lanzó un llamado a los cabildosde Pamplona, Tunja, Girón y San Gil, al alcalde mayor de Bucaramanga yal corregidor de Sogamoso.10 Obviamente no se dirigió al cabildo del Socorro,considerado entonces territorio enemigo. Instruyó a los cabildos para que orga-

nizaran milicias con ciudadanos dignos de conanza, arrestaran y encarcelarana los desleales, y se prepararan para enviarle refuerzos cuando los solicitara.La comunicación, la que implicaba iba a restaurar el respeto a la autoridad realpor la fuerza de las armas, cayó en oídos sordos.

Leiva, que había prometido un contingente de cincuenta hombres, ledio largas al asunto, con el pretexto de que se necesitaban allí para defender losmonopolios reales. Uno de los ociales de Osorio acudió personalmente y trajo

consigo cuarenta y seis soldados. Sólo veinte de ellos llenaban los requisitosmilitares mínimos.11 Fueron los únicos refuerzos que logró conseguir Osorio.Sin un reclutamiento local a gran escala la marcha al norte sobre el Socorroera imposible.

La situación militar de Osorio se deterioró rápidamente. Entre el 7 deabril y el 7 de mayo, casi todos los días lo abrumaban las noticias de que otrocaserío u otra parroquia se habían amotinado y abrazado la bandera carmesíque era entonces el estandarte de la “empresa”.12 Las muchedumbres quemabantabaco y derramaban aguardiente en las plazas y repetían jubilosas el lema delSocorro: “Viva el rey y muera el mal gobierno”.

9 Informe de Joaquín de la Barrera, 8 de junio de 1781. El texto está publicado en CA, 1: 191.Referencia en archivos, AGI/ASF 663-A.

10 Para estas cartas del 26 de abril ver el Archivo Herrán.11 Osorio a la villa de Leiva, 27 de abril de 1781; Osorio a la audiencia, 17 de julio de 1781;

diario de la expedición, todos en el Archivo Herrán. Barrera a la audiencia, 8 de junio de 1781, en

CA, 1:167-171.12 Para un calendario de los motines ver CA, 1:167-71.

Page 168: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 168/377

168

John Leddy Phelan

Mientras la situación militar de Osorio empeoraba abruptamente, JuanFrancisco Berbeo se disponía a tomar la ofensiva. Controlaba todos los pueblosy parroquias al norte de Puente Real en las orillas oriental y occidental delSuárez, hasta la ciudad de Girón. Dominaba todas las vías de acceso. Habíaordenado que se demolieran varios puentes, y había emplazado una guarniciónen el único camino hacia el norte, en el puente de Oiba.

El 1º de mayo Berbeo envió desde el Socorro una expedición contra lastropas del oidor Osorio en Puente Real de Vélez. El contingente estaba formadopor quinientos hombres, mal armados aunque resueltos, reclutados en elSocorro, Charalá, Simacota, Chima y Oiba. Otros cien soldados se unieron en

Moniquirá a la expedición, el 6 de mayo. El ejército comunero recogió muchosmás reclutas en su camino, donde el pueblo lo recibía con entusiasmo. Lasfuentes se contradicen acerca de la cifra exacta que cercó al esqueleto del ejércitode Osorio, y a sus hombres cada día más desmoralizados.13 Es posible que eloidor Osorio haya exagerado un tanto (pero no mucho) cuando sostenía quelas fuerzas enemigas llegaban a cuatro mil soldados.

El ejército de los comuneros estaba bajo el mando supremo del capitán

Ignacio Calviño. Sus principales tenientes eran Antonio José de Araque,Gregorio José Rubio, Melchor José de Rueda, Pedro Fabio de Archila, MiguelMonsalve, Antonio Becerra, Blas Antonio Torres e Isidro Molina. Berbeo no sehizo presente en Puente Real, aunque dirigió la operación desde su puestode mando en el Socorro. Entre quienes llegaron a Puente Real se contaban José Antonio Galán y Ambrosio Pisco, destinados ambos a desempeñar papelesestelares en otras situaciones.14

El 3 de mayo, el oidor Osorio recibió una carta alarmante sobre losacontecimientos en el campo enemigo.15 El autor era digno de respeto, pues

13 Kuethe sostiene que sólo 500 hombres asediaron a Puente Real (“Military Reform”, págs.106-7). 500 hombres salieron del Socorro, pero en el camino reclutaron otros centenares. Decla-ración de Salvador Plata, 13 de marzo de 1783, ARN, Los Comuneros, 18:345-405, #22; CA,1:159; Osorio a Berbeo, 30 de junio de 1781, y diario (3 de mayo) en Archivo Herrán; Osorio alos capitanes del Socorro, 10 de mayo de 1781, ibíd. Filiberto José Estévez calculaba que el ejércitode los comuneros llegaba a unos 4.000 hombres (ver más adelante nota 15).

14

CA, 1:201.15 Estévez a Osorio, 1º de mayo de 1781, ibíd., 1:164-165.

Page 169: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 169/377

169

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

se trataba de Filiberto José Estévez, párroco de Oiba. “Aquí no temen nadani respetan nada”, decía, para recalcar la determinación de los socorranos.Advertía que las vidas del corregidor Campuzano, del scal Moreno y Escandóny especialmente la de Gutiérrez de Piñeres estarían en peligro de caer en manosde los socorranos, y le daba al oidor Osorio un consejo concreto:

Me temo que si vuestra decisión, arrojo y disciplina os hacen venir al

Socorro sobra decir que perderéis la vida. Si vuestra retirada se demora

sin necesidad, y luego os disponéis a retiraros, os rodearán más de cuatro

mil hombres, y no sabréis de dónde salen. ¡Quién pudiera hablar con el

regente y con el scal Moreno! ¡Quién tuviera la suerte de que al menosestas palabras llegaran a sus oídos!16

Las alarmantes palabras del padre Estévez sobre la concentración defuerzas de los socorranos fueron raticadas por otros sacerdotes y por los pocosespías de Osorio que habían logrado penetrar a territorio enemigo.17

Al cabo de cuatro días el padre Estévez demostró ser un profeta muy

exacto. El 7 de mayo los socorranos dominaron las alturas que circundabana Puente Real de Vélez. Osorio estaba sitiado. Se iniciaron negociacionesentre los dos campos por parte de algunos clérigos que se ofrecieron comointermediarios. Los capitanes y el oidor Osorio intercambiaron visitas, asícomo correspondencia. Los capitanes comuneros se dirigían al oidor de lareal audiencia con tono de respeto pero también de franca decisión. Al oidorOsorio no le quedaba más alternativa que responder en tono conciliatorio. Sus

metáforas intimidatorias, utilizadas hasta hace pocos días, desaparecieron amedida que empeoraba su situación militar.18 Al principio, trató de persuadira los comuneros de que prescindieran de su marcha sobre Santa Fe de Bogotá.

16 Para el papel de Estévez como correo entre Berbeo y Caballero antes de Zipaquirá, ver Estéveza Caballero y Góngora, 20 de mayo de 1781; Berbeo a Caballero y Góngora, 31 de mayo de 1781,y Berbeo a Estévez (sin fecha, hacia el 1º de junio), AGI/ASF 663-A.

17 Barrera a la audiencia, 8 de junio de 1781, en CA, 1: 186.18

La correspondencia está en el Archivo Herrán y en AGI/ASF 663-A. Textos publicados enCA, 1:173, 175.

Page 170: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 170/377

170

John Leddy Phelan

Los exhortó a que depusieran las armas. Les garantizó que iría en persona alSocorro donde, con la plena autoridad que le había dado la audiencia, examinaríaa fondo sus motivos de queja.

Pero el infortunado oidor no estaba en capacidad de imponer condicio-nes; sólo le quedaba rendirse. Justamente lo que hizo, cuando los contingentesvictoriosos del Socorro irrumpieron en la plaza principal de Puente Real el 8de mayo. A n de quedar lo menos mal posible, Osorio convino en que lasdos fuerzas contendientes procederían al desarme. Los comuneros triunfanteshicieron caso omiso, obviamente, de esta cláusula.19

Después de que los socorranos entraron a los cuarteles de Osorio,algunas personas entre la multitud descubrieron tres cajas grandes, y supusieronque contenían pólvora. Cuando hallaron, para su deleite, que las cajas estabanllenas de monedas –el fondo secreto del oidor Osorio–, procedieron a repartirse elcontenido de una de las cajas. Osorio y Barrera protestaron enérgicamente ante loscapitanes, quienes a su vez ordenaron a sus díscolos seguidores que devolvieranhasta el último centavo. La orden fue obedecida instantáneamente. Los capitanesle aseguraron al oidor Osorio que “su empresa no era la de venir a robar, sino aque se les quitaran los nuevos impuestos y que así se había de devolver todolo que se habían llevado hurtado”.20 Este incidente es uno de los innumerablesejemplos que demuestran que la Revolución de los Comuneros no era unamera expedición de pillaje, y que sus capitanes frenaban y controlaban connotable ecacia a sus seguidores.

Al oidor Osorio le devolvieron su dinero, pero no sus armas. En PuenteReal de Vélez los comuneros lograron un botín impresionante: 148 mosquetes,gran número de bayonetas, picas, sables, espadas, otras armas de fuego,20.000 cartuchos y cuatro cajas grandes de pólvora.21 Este montón de armasfue el primer dividendo que recibió la causa de los comuneros en Puente Realde Vélez, uno de los dos únicos encuentros que se presentaron durante la

19 Osorio a la audiencia, 17 de julio de 1781, y diario (8 de mayo), Archivo Herrán.20 Barrera a la audiencia, 18 de junio de 1781, en CA, 1:191; diario (9 de mayo), Archivo

Herrán.21 CA, 1:181.

Page 171: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 171/377

171

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

crisis de 1781 (el otro fue en Pie de la Cuesta, cerca de Girón). En Puente Realno se perdió ninguna vida.

Pocos días después de la rendición, uno de los principales jefes del Soco-rro, Pedro Alejandro de la Prada, llegó a Puente Real, donde le entregó al oidorOsorio y sus tropas desarmadas salvoconductos para regresar a Bogotá.22

Quizás el incidente más curioso en todo este episodio fue la oferta quele hicieron algunos capitanes comuneros al oidor Osorio, en una conversacióndespués de la rendición. Le propusieron a Osorio que fuera coronado rey de laNueva Granada, y que el capitán Joaquín de la Barrera quedara como coman-dante en jefe de las fuerzas armadas, con el rango de capitán general.23

El episodio ha dado lugar a muchas especulaciones. Algunos histo-riadores lo han tomado tan al pie de la letra que lo citan como prueba de quelos comuneros pretendían la independencia política de la corona española.24 Hay otras dos explicaciones probables. Una es que los capitanes se hubieranexcedido en sus copas de aguardiente y estuvieran practicando su jocundosentido del humor.

Si hay que tomar en serio el incidente, podría tratarse de otro episodioen la guerra de nervios que los socorranos libraban contra las autoridades deBogotá. Sobra decir que al abatido Osorio, un prisionero, no le hizo gracia estainesperada propuesta de mejorar su condición. Los jefes comuneros tan prontola formularon la dejaron a un lado. Es concebible que los capitanes quisieran echarcizaña entre Osorio y Barrera, por una parte, y las autoridades de Bogotá por laotra.25 Los comuneros, en verdad, no tenían intención de derrocar a Carlos III.Pero la oferta a Osorio, formulada en una charla casual, puede también habersido motivada por el deseo de intimidar a Bogotá para que hiciera concesiones.

22 Ibíd., pág. 197. El original en Archivo Herrán, f. 96.23 Barrera a la audiencia, 8 de junio de 1781, en CA, 1:193-94.24 Briceño, Los Comuneros,pág. 31; Lewin,Túpac Amaru,págs. 679-81.25 Aunque ensalza a los comuneros como precursores de la Independencia, Cárdenas Acosta

insinúa que la oferta de coronación a Osorio tendía a crear una división en el campo español. Perotambién cita el incidente como prueba de que los criollos aspiraban a la independencia, “conse-

cuencialmente pone de maniesto la poca delidad que se profesaba al soberano español”. CA,1-184.

Page 172: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 172/377

172

John Leddy Phelan

Una y otra vez las fuerzas de Juan Francisco Berbeo demostraron su periciatáctica en la guerra psicológica contra sus adversarios en la capital.

Hubo cuatro resultados importantes de la batalla de Puente Realde Vélez: Tunja se unió al movimiento; los indios ingresaron a la coaliciónmultiétnica; las autoridades de Bogotá se dieron cuenta al n de la necesidadurgente de negociar un arreglo; y el reticente virrey en Cartagena envió unaexpedición de quinientos soldados profesionales al interior para contribuir ala restauración de la autoridad real. La expedición, al mando del coronel JoséBernet, salió de Cartagena el 1º de junio y llegó a Bogotá el 6 de agosto.

La alianza con la ciudad de Tunja era fundamental para los comuneros(ver también el capítulo 13). La importancia estratégica de Tunja era tan decisivacomo la de Puente Real de Vélez. Mientras Puente Real cerraba el acceso aBogotá y servía de entrada a los pueblos, caseríos y parroquias a lo largo delrío Suárez hacia el norte, de los que el Socorro era la cabeza indisputada, Tunja,al sudeste de Puente Real, estaba en el camino principal a la sabana dondeestá situada la capital. Tunja estaba a tres días de camino de Bogotá. Suadhesión a los comuneros era indispensable, si estos pretendían llevar a cabosu anunciado propósito de marchar sobre Bogotá.

En contraste con el Socorro, donde los patricios se adhirieron a laempresa con cierto entusiasmo el 18 de abril, el patriciado de Tunja se mostrabamucho más reticente, cuando no abiertamente hostil a asumir puestos decomando. Adhirieron a la causa del Socorro obligados por una invasión externa;no lo hicieron a causa de la insatisfacción de sus propias élites o de la presiónemanada de los plebeyos.

El 2 de mayo se produjo en el Socorro un acontecimiento de importanciacapital, cuando se estableció el supremo consejo de guerra.26 Los capitanesgenerales elegidos el 18 de abril no tenían jurisdicción sino sobre la villa delSocorro. El cargo de capitán general tenía carácter militar (por ejemplo, en sucapacidad de capitán general el virrey era comandante en jefe de las fuerzasarmadas). El servicio a órdenes del capitán general constituía en todas las

26 Para el texto de la proclamación ver ibíd., 1:138-39.

Page 173: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 173/377

173

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

parroquias una jerarquía militar.27 Lo que había que crear era un organismoinstitucional y político más amplio para que ejerciera jurisdicción sobre lamultitud de villas, caseríos y parroquias fuera del Socorro que se habíanplegado al movimiento. Fue por iniciativa de Juan Francisco Berbeo, caudillode facto de los capitanes del 18 de abril, que se formó el supremo consejo deguerra, el que habría de convertirse en el principal organismo gubernamentalde la empresa.28

La nomenclatura con que los diversos pueblos, caseríos y parroquias sedirigían al supremo consejo de guerra indica el carácter cuasigubernamental deéste. Otros términos que solían usarse eran “ilustre consejo y congreso”, “supe-

rior consejo”, “real consejo”, consejo de guerra”, “ilustre consejo de guerra”, “realconsejo de guerra”, “consejo de justicia, guerra y hacienda del patriotismo”. Losmiembros del consejo usaban resplandecientes uniformes de vistosos colores.También usaban títulos resonantes: eran “generales”, “capitanes cristianísimosy caritativos”, “señores jefes superiores”, “comandantes de la plaza mayor”.Pero no cabía duda de que el caudillo indisputado era Juan Francisco Berbeo,quien el 2 de mayo fue proclamado con solemnidad y entusiasmo por el pueblo

en la plaza mayor del Socorro “superintendente y comandante general” con elrango de “generalísimo”. Así se rmaba Berbeo en sus maniestos públicos.Aunque el movimiento era una confederación, organizada más bien

democráticamente, de pueblos, aldeas y parroquias, la villa del Socorro, de dondesalieron la mayoría de los comandantes disfrutaba de una gloria especial. Eraaclamada como “ilustre villa”, “ilustre e inestimable Socorro”, “ínclita villa”,“reluciente Socorro”, “ilustre y noble villa”, e “invictísima y nobilísima villa”.

La elección de la palabra “consejo” es una reminiscencia de la burocraciade los Habsburgos, cuya unidad organizativa fundamental era de naturalezaconciliar y colegiada, desde los consejeros reales en la corte, como los queintegraban el consejo de Indias, a las audiencias y las haciendas reales del nuevomundo. El hecho de que el supremo consejo de guerra fuera denominado a veces

27 La jerarquía de ociales consistía en capitanes territoriales, tenientes, alféreces, sargentos ycabos, Cláusula 19 de las capitulaciones, ibíd., 2:25.

28

El dato sobre la jerarquía y la nomenclatura del consejo proviene de ibíd., 1: 160-63, y dela declaración de Plata, febrero de 1783, Lilly Library, universidad de Indiana.

Page 174: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 174/377

174

John Leddy Phelan

supremo y real consejo de guerra, nomenclatura ocial de los consejos en la cortede los Habsburgos, podría indicar que el consejo de guerra del Socorro estabarepudiando a la audiencia de Bogotá y asumiendo en la práctica las prerrogativasdel “real acuerdo”, que pertenecían exclusivamente a la audiencia.

Lo que asumió el consejo de guerra fueron algunos, pero no todos, delos atributos del gobierno, en particular la prerrogativa de implantar la disci-plina militar. El consejo se convirtió, efectivamente, en autoridad provisional,subalterna, cuyo propósito era negociar un arreglo con la real audiencia, cuya jurisdicción nunca repudiaron los socorranos, ni formal ni informalmente. Elnotable control que los capitanes ejercían sobre sus subalternos se debía, porlo menos hasta cierto punto, a la disciplina que el supremo consejo de guerrahabía impuesto a los capitanes, quienes constituían el cuerpo de ociales.

Aunque el supremo consejo de guerra, bajo el vigoroso mando deBerbeo, ejercía un control central de notable ecacia, la estructura local delmovimiento era profundamente democrática. El consejo enviaba capitanesvolantes para organizar la resistencia. Una vez que una parroquia o una aldease unían a la empresa, mediante el acto casi ritual de quemar tabaco y deverter aguardiente en las calles, todos los vecinos, ricos y pobres por igual,elegían democráticamente a sus capitanes. La ceremonia de elección era unacombinación sui géneris de democracia participatoria al antiguo estilo griego, yde motín tumultuoso. El supremo consejo en el Socorro conrmaba las eleccionesy producía la documentación ocial, después que los capitanes hubieran juradosolemnemente, por los cuatro Evangelios, obedecer los mandatos del Socorro.29 En los poblados grandes generalmente eran denominados capitanes generales,y en las parroquias pequeñas tan sólo capitanes.

En la mayoría de los casos, pero ciertamente no en todos, los capitanespertenecían a los estratos altos de la sociedad. Lo que contaba más es quetuvieran inuencia y gozaran de prestigio entre sus conciudadanos. Cualquieraque fuese su origen social, el método profundamente democrático de su

29

Hay innumerables en AHN, Los Comuneros, 6. Este volumen contiene gran parte de lacorrespondencia entre el Socorro y las otras parroquias que se unieron al movimiento.

Page 175: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 175/377

175

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

elección contribuía a cohesionar el movimiento y a facilitar así la tarea delsupremo consejo para ejercer un mando necesariamente centralizado.

La organización nanciera del movimiento era mucho más precaria quesu estructura política. La expedición sobre Bogotá, que nalmente se convirtióen un ejército de 20.000 personas, fue nanciada de diferentes maneras. Elcabildo del Socorro suministró un préstamo forzoso. El precio del tabacoy del aguardiente en los estancos se rebajó para los consumidores, pero lasutilidades netas fueron destinadas a los gastos de la expedición, como lofueron las entradas que la hacienda real recibía de las célebres minas de sal enZipaquirá y Nemocón. Muchos ciudadanos, incluido Berbeo, ofrecieron aportes

individuales. A algunos los debieron engatusar, probablemente.Aunque no se dispone de cifras satisfactorias, la empresa se manejó

con un presupuesto irrisorio.30 Pero logró alimentar durante varias semanasun ejército de 20.000 personas, lo que no era poca cosa, y en el proceso pusoa temblar de miedo a las augustas autoridades de Bogotá.

Así, la victoria de Puente Real de Vélez, la formación del supremo consejode guerra y la caída de Tunja facilitaron la formación de una gran coalición.

Socorro, Tunja, patricios, plebeyos, ricos y pobres, criollos, mestizos e indiosconstituían una alianza formidable. Ya estaba abierto el camino a Bogotá. Y erala toma de la capital por el ejército de los comuneros lo que las aterrorizadasautoridades bogotanas estaban dispuestas a impedir a toda costa.

30 Sobre las nanzas de la expedición ver: declaración de Plata, 13 de marzo de 1783, ibíd.,18:354-405, #4, y 1º de diciembre de 1781, ibíd., 6:97-113, #44; Ignacio Celi a Plata, 31 demayo de 1781, ibíd., f. 181; Molina a Plata 12 de mayo de 1781, ibíd., f. 192; Pey a Flórez, 5

de junio de 1781, AGI/ASF 577-B; declaración de Berbeo, 14 de septiembre de 1781, en Briceño, Los Comuneros.págs. 215-216.

Page 176: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 176/377

10. La batalla que no se libró en Bogotá y lainvasión de Girón

Las noticias que se precipitaban sobre Bogotá eran todas malas. El “contagio dela sedición” se extendía rápidamente. El regente visitador general se dio cuentade que estaba perdiendo rápidamente el control sobre la crisis inminente. Suúltima iniciativa la tomó el 12 de mayo, cuando reorganizó la junta superiorde tribunales. Esta era un comité permanente de la real audiencia y de repre-sentantes de la administración scal que se reunía periódicamente para discutirasuntos de interés mutuo. Sin embargo, en esta ocasión fue ampliada paraincluir a cuatro representantes del cabildo y del tesoro real, y a dos ociales delejército. La junta debería reunirse todas las tardes a las seis, en la residenciadel regente visitador general, para estudiar todo lo relativo a la crisis.

Los principales organismos burocráticos estaban representados en la junta. Gutiérrez de Piñeres, en su capacidad de regente de la audiencia, era supresidente. Todos los miembros de la audiencia lo eran también de la junta,incluidos los oidores Juan Francisco Pey y Ruiz, Joaquín Vasco y Vargas, PedroCatani y el nuevo scal, Manuel Silvestre Martínez. Con el viaje del scal Morenoa Lima, todos eran nacidos en España, la mayoría llegados hacía poco a Bogotá.1 Pero en la práctica la rosca criolla, otra vez poderosa, tenía una cómoda mayoríaen la ahora ampliada junta de tribunales. El oidor decano, Juan Francisco Peyy Ruiz, había servido en el tribunal desde 1756, y dos representantes de laadministración scal tenían estrechos lazos con la élite criolla: don Francisco de Vergara, regente del tribunal de cuentas y amigo de Berbeo y de otros notablessocorranos, y don Manuel Revilla, casado con una de las muchas hijas de donBernardo Álvarez. Otro miembro de la junta era el alcalde ordinario de Bogotá,don Eustaquio Galavis, casado con una hija del marqués de San Jorge. El cabildotradicionalmente había sido dominado por los criollos, y esa institución teníacuatro miembros de los doce que integraban la junta.

1 CA, 1:196.

Page 177: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 177/377

177

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

La composición de la junta general de tribunales, cuyo presidente, trasla fuga del regente visitador general, era el oidor Pey y Ruiz, constituía unaseñal clara para el comando comunero en el Socorro de que los grupos criollosque durante varios decenios habían tenido peso considerable en los círculosde gobierno, estaban otra vez en el poder. Estaban preparados para reanudar elsistema tradicional de negociar un arreglo. Así, en la singular noche del 12 demayo las autoridades de Bogotá repudiaron en la práctica la revolución políticade Carlos III.

La presidencia de la junta general de tribunales por Gutiérrez de Piñeresduró escasamente una hora. Mientras la junta celebraba su primera sesión,

un ocial de la expedición del oidor Osorio, Francisco Ponce, fue recibido enel recinto para informarles a los atónitos magistrados del desastre acaecidocuatro días antes en Puente Real de Vélez. Ponce había logrado escaparse dePuente Real disfrazado de fraile franciscano. Era evidente para los magistradoscongregados allí que se precisaba tomar medidas decisivas y que habían dehacerse concesiones fundamentales.

El primer problema era el propio regente visitador general Gutiérrez de

Piñeres, quien ofreció retirarse a Cartagena, en vista de que las posibilidadesmilitares de Bogotá eran insignicantes y de que él iba a ser blanco de laira popular. Luego salió del recinto mientras la junta estudiaba su oferta.Finalmente se llegó a un consenso en el sentido de que su viaje podría contribuira mitigar la cólera de los socorranos y a persuadirlos de que no atacaran lacapital. Inicialmente dos oidores expresaron sus dudas acerca de su partida,pero nalmente la aprobaron.2

La sesión del 12 de mayo concluyó a medianoche; Gutiérrez de Piñeressalió de Bogotá tres horas después.3 Su destino inmediato era Honda, en elrío Magdalena, al noroeste de la capital; de ahí siguió a Cartagena. Aunqueregresó a Bogotá el 13 de febrero de 1782 y permaneció en su cargo hasta el7 de diciembre de 1783, desde el 12 de mayo de 1781 había perdido todo supoder político efectivo.

2 Actas de la junta de tribunales, 12 de mayo de 1781, en AGI/ASF 663-A, en adelante citado

como actas de la junta.3 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 21 de junio de 1781, AGI/ASF 662.

Page 178: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 178/377

178

John Leddy Phelan

Así, los comuneros habían logrado deponer ya a un magistradopoderoso. La salida de la capital del regente visitador general era otra seña deque Bogotá se disponía a negociar seriamente.

En esa memorable primera sesión la nueva junta de tribunales tomóotras medidas decisivas. Su propósito fundamental era negociar un acuerdo conlos socorranos, en los términos que fuesen, antes de que estos impusieranpor la fuerza un arreglo después de tomar la capital. Los dirigentes de Bogotátemblaban ante la perspectiva de que su ciudad fuera víctima del pillaje yla anarquía. La pesadilla de las autoridades era que con la ocupación deBogotá por los socorranos se incendiaran también la provincia de Popayán

y el reino de Quito, tranquilos hasta entonces. Con la rebelión hirviendo todavíaen el alto y en el bajo Perú, los magistrados aterrorizados tenían la obsesiónde la probable ruina del orgulloso y potente imperio español, y del nal de supropio mundo. Quizás esos temores apocalípticos eran un tanto exagerados;pero tampoco se trataba de fantasías desorbitadas.4 El 12 de mayo habíaacuerdo unánime acerca de que la ocupación de la capital por los socorranospodría exacerbar una situación de suyo peligrosa, sobre la cual ya no habría

control posible.La decisión más importante que tomó la junta en esa noche decisivafue la de aceptar el ofrecimiento del arzobispo Caballero y Góngora para salirinmediatamente de la capital y negociar Un acuerdo que hiciera innecesaria laocupación de la capital por los socorranos.5 El arzobispo iba acompañado deotros dos comisionados, miembros ambos de la junta general de tribunales ala que Caballero y Góngora, claro está, no pertenecía. Uno era el oidor Joaquín Vasco y Vargas, quien representaba en la práctica a la poderosa burocracia de laaudiencia. El otro, escogido con idéntico cuidado, era el representante informalde la élite burocrática criolla. Sobrino de un antiguo arzobispo de Bogotá, eldistinguido Eustaquio Galavis y Hurtado era entonces alcalde de Bogotá. De1771 a 1779 había sido corregidor de Zipaquirá,6 y tenía allí muchos contactos

4 Para una expresión moderada de esta pesadilla, ver Caballero y Góngora a Gálvez, en CA,2:60-61; AGI / ASF 633.

5

Actas de la junta, 12 de mayo de 1781; CA, 1:207-08.6 Rojas,Corregidores,págs. 571,595,596.

Page 179: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 179/377

179

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que podrían facilitar el difícil trabajo de la comisión. En esta ocasión la juntano repitió la torpeza de la expedición de Osorio, al enviar un magistrado quedesconocía totalmente las circunstancias locales. Dada la relación de Galaviscon el marqués de San Jorge, la seña que Bogotá le enviaba al Socorro eraclara: un regreso al sistema político tradicional de gobierno entre los españolesde España y de América, y gobierno por medio de la conciliación, la consultay el compromiso.

La junta de tribunales les dio a los comisionados un mandato amplio.Habían de negociar cualquier acuerdo necesario para impedir la invasión de lacapital. Por acertada que fuese la escogencia de Vasco y Vargas y de Galavis,la comisión estaba dominada aplastantemente por la gura imponente delarzobispo. El prestigio de su augusto cargo eclesiástico y el hecho de que en formaalguna se hubiera identicado con el programa scal de Gutiérrez de Piñereslo convertían en el mediador obvio. Después de la huida del regente visitadorgeneral de Bogotá en la madrugada del 13 de mayo, el vacío político no lollenó la junta de tribunales sino el enérgico y competente arzobispo. El 13de mayo de 1781 Caballero y Góngora era virrey de facto, aunque no llegó aserlo de jure hasta el 15 de junio de 1782.

La tercera determinación decisiva que tomó la junta en su primera sesióndel 12 de mayo fue reorganizar la milicia local para que la capital tuviera másrazonables posibilidades de defensa.7

Dos días después la junta general de tribunales tomó la dramáticadecisión de repudiar las principales medidas scales de Gutiérrez de Piñeres. Sederogó el alza en el precio del tabaco y del aguardiente, la alcabala se disminuyóal 2 por ciento previo, se derogó el impuesto de armada de Barlovento, y seprescindió de las guías y tornaguías, así como de la recolección del préstamoforzoso.8 La medida era válida para toda la Nueva Granada, con excepción deCartagena y Panamá, donde el Virrey Flórez ejercía autoridad directa y dondeno se habían presentado tumultos.

7

Actas de la junta, 12 de mayo de 1781.8 Ibíd., 14 de mayo de 1781.

Page 180: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 180/377

180

John Leddy Phelan

La estrategia de las autoridades en Bogotá –negociar un arreglo antesde que los comuneros invadieran la capital– se basaba en la premisa de que lacapital misma no iría a caer en manos del enemigo de resultas de una subversióninterna. Las autoridades sabían que existía una gran simpatía por los objetivosde los socorranos entre la plebe de la capital. Más alarmante todavía era elhecho –sabido o sospechado– de que criollos prominentes podrían ser partidariossecretos de los invasores. El marqués de San Jorge de Bogotá, Manuel GarcíaOlano y el doctor Monsalve, cuyo hermano era miembro activo del supremoconsejo de guerra, eran considerados, entre otros muchos criollos prominentes,como de dudosa lealtad. Por eso la junta dispuso varios planes de emergencia

para proteger a la capital contra una eventual quinta columna.Aunque se hicieron esfuerzos febriles por reorganizar la milicia local,

la junta aceptó con realismo que aquella, por más que se la reforzase, seríaincapaz de impedir la entrada de los socorranos a la capital. La junta resolvióque si los socorranos se acercaban a la capital toda la población clerical deesta, 170 sacerdotes seglares y 444 frailes pertenecientes a las varias órdenesregulares, deberían salir de la ciudad, con sus ornamentos eclesiásticos, paraimplorarles mesura a los socorranos. La idea era que llevaran el Santo Sacramentoy cantaran cantos gregorianos. Si no eran atendidos sus ruegos, entonces lacapital no ofrecería más resistencia y se rendiría.9 Así, el clero habría de ser laprimera y única línea de defensa para impedir que los socorranos saquearanla ciudad. El clero, sin demasiado entusiasmo, convino en desempeñar ese papel.Por suerte para ellos no tuvieron que cumplir su promesa. Las apresuradasdecisiones militares adoptadas por el oidor Pedro Catani, nombrado el 15 demayo comandante en jefe de las fuerzas armadas, tenían tan sólo un objetivolimitado: prevenir una subversión interna en Bogotá, de tal modo que el arzo-bispo Caballero y Góngora pudiera negociar un arreglo fuera de la ciudad.10

El oidor Catani organizó prontamente una fuerza de 678 hombres.La caballería estaba compuesta de 80 “vecinos distinguidos”. Otra unidad deinfantería estaba integrada por 50 españoles. Había otras dos unidades

9 Para la población clerical ver Silvestre, Descripción,pág. 31; actas de la junta, 13 y 14 de

mayo de 1781.10 Actas de la junta, 15 de mayo de 1781.

Page 181: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 181/377

181

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de infantería con 168 milicianos. En los pueblos vecinos se reclutaron 300hombres para otra unidad de caballería. El cabildo de Bogotá levantó tambiénuna compañía de 500 infantes en las zonas rurales.11

En todas las entradas a la ciudad se estacionaron contingentes paraprevenir la inltración del enemigo. De día y de noche patrullas de infantes y de jinetes recorrían el vecindario. En los cuarteles había contingentes de caballeríaescogida para afrontar cualquier emergencia inesperada. El sitio donde seguardaban los fondos reales estaba bajo constante protección militar.12

Como precaución adicional la junta impuso el 17 de mayo el toque dequeda a partir de las 9 de la noche, de cuyo cumplimiento efectivo se encargaronlos militares.13 La junta dispuso además que todo forastero debería presentarseante el oidor decano o el alcalde ordinario, para explicar las razones de supresencia en la capital y para registrar su dirección.

La junta seguía nerviosa con el crecido número de forasteros que habíaen la ciudad. El 18 de mayo dictó una medida draconiana, en la que ordenabaque todos los forasteros nacidos en San Gil, el Socorro y Mogotes salieran deBogotá en un plazo de veinticuatro horas, bajo pena de muerte. Los rectoresde los dos famosos colegios de San Bartolomé y del Rosario apelaron ante la junta, y ésta otorgó una dispensa a todos los estudiantes procedentes de puebloscomuneros para que pudieran continuar sus estudios en la capital, siempre quelos respectivos rectores garantizaran su lealtad. Toda persona en cuyo domicilioviviera un forastero no registrado estaba sujeta a la conscación de sus bienesy a seis años de prisión en los fuertes de Cartagena, si no denunciaba antelas autoridades al infractor.14 Si bien no hay pruebas de un éxodo masivo de losnaturales de San Gil y del Socorro como consecuencia de la severa medida, laque evidentemente no fue aplicada, el edicto reeja sin embargo el nerviosismode las autoridades.

11 Ibíd., CA, 1:211-12.12 CA, 1:212-14.13

Actas de la junta, 17 de mayo de 1781.14 Ibíd., 18 y 23 de mayo de 1781.

Page 182: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 182/377

182

John Leddy Phelan

Las medidas de Pedro Catani en nombre de la junta sirvieron paramantener el control de la ciudad.15 Este control era el sine qua non para laestrategia de un arreglo negociado. Al neutralizar a las facciones partidariasde los comuneros dentro de la ciudad, las autoridades reales dieron un pasoimportante en el complejo proceso de restaurar el orden en la Nueva Granada.Aunque no destruida, la alianza entre los criollos afectos a los comuneros ylos capitanes del Socorro quedó considerablemente debilitada con la medidadecisiva de colocar a la capital en un verdadero estado de sitio. Además, lasautoridades habían logrado ganarse a varios criollos prestigiosos e inuyentesa quienes los socorranos tenían por aliados suyos.

Si los realistas tuvieron éxito en reforzar el control de su base principal enBogotá, Juan Francisco Berbeo tomó medidas igualmente ecaces para guardarsecontra un ataque a su anco desde el norte mientras se dirigía hacia el sur, aBogotá. San Juan de Girón, al norte del Socorro y a unos pocos kilómetrosal sur de Bucaramanga, tenía una categoría jurídica y política superior a la delSocorro. Era ciudad, y no villa, como el Socorro, y capital de una provinciadonde tenía su sede un gobernador. Aunque Girón disfrutaba de considerable

prosperidad gracias a fértiles cultivos de tabaco, algodón y cacao, no era igualen riqueza y en población al Socorro. La provincia tenía 7.073 habitantes encontraste con los 15.000 de la parroquia del Socorro.16

La situación de Girón era muy estratégica. Al oriente corría el Mag-dalena, y varios de sus auentes como el Lebrija, el Cañabelares y el Sogamosoeran navegables hasta Girón. El bajo Magdalena estaba rmemente dominadopor los realistas. De ahí que el virrey pudiera enviar refuerzos desde Cartagenao Mompós hacia el sur y, a través de los auentes, hacia Girón mismo.

Juan Francisco Berbeo se dio cuenta de que un Girón hostil podía ser lapuerta de entrada para una invasión desde el norte mientras él marchaba hacia elsur. Y San Juan de Girón ignoraba todos los llamamientos del Socorro paraunirse a la “empresa”. Proclamó públicamente su lealtad tanto a la audiencia

15 Un relato anónimo contemporáneo de los sucesos, favorable a los comuneros, indica que lareactivación de la milicia calmó a los espíritus en la capital y reforzó ecazmente la autoridad real.

“Levantamiento de Santa Fe de Bogotá”, en Archivo del General Miranda,15:37-38.16 Silvestre, Descripción,pág. 46; Oviedo,Cualidades,págs. 183-84.

Page 183: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 183/377

183

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

en Bogotá como al virrey en Cartagena. Los patricios y los plebeyos de Giróntenían muchos menos motivos de enojo que el Socorro con las innovacionesdel regente visitador general; al n de cuentas, era una de las cuatro regiones delNuevo Reino donde el tabaco podía cultivarse legalmente.

En lugar de adherir a la causa del Socorro, el cabildo de Girón organizóinicialmente una fuerza defensiva de unos cien milicianos repartidos en trescompañías (blancos, mestizos y negros libres).17 Como recompensa a su lealtad,el gobierno eximió posteriormente a los negros del pago del tributo anual. Elcabildo se dirigió también al virrey Flórez, quien el 9 de mayo ordenó quedoscientos milicianos de Mompós vigilaran los puentes sobre los ríos cercanos

a Girón; pero, en vista de sus responsabilidades en Cartagena, se mostrabaremiso a enviar hacia el sur una expedición de soldados profesionales.

Sin apoyo de Cartagena y Mompós, Girón no constituía una verdaderaamenaza para el Socorro: podía disponer a lo sumo de trescientos milicianosmal armados. Pero Berbeo no podía dejar de atacar a Girón. El comandantesupremo de los comuneros demostró perspicacia militar tanto al organizar unaexpedición para la conquista de Girón en el norte como al enviar un ejército al

sur y capturar al oidor Osorio en Puente Real de Vélez. En numerosas ocasionesBerbeo mostró pericia y determinación en sus decisiones tanto estratégicas comotácticas. Francisco de Miranda, el precursor de la independencia sudamericana,encomiaba una generación después las cualidades de mando de Berbeo.18

No menos acertada fue la elección del comandante para dirigir el ataquea Girón. El doctor Ramón Ramírez (1754-88) era natural del Socorro. Pero erabien conocido en Girón, donde desde 1779 había sido asentista del estanco deaguardiente en la ciudad. Era, por tanto, persona acomodada. Ante el llamadode sus parientes socorranos volvió a su villa natal el 1º de mayo. El hecho detener un título en leyes facilitó, no cabe duda, su nombramiento como secretarioprivado de Juan Francisco Berbeo. Con numerosas conexiones tanto en el Socorro

17 Las fuentes primarias decisivas para la batalla de Girón han sido publicadas en BHA5(1907): 129-159. Para fuentes en los archivos ver AHN, Los Comuneros, 6:302-11; 7:80-102;18:78-145, 407-29, 433-67; cabildo de Girón a Flórez, 9 de mayo de 1781, AGI/ ASF 577-B;

CA, 1:221-26, 249-51.18 Archivo del General Miranda,15:31.

Page 184: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 184/377

184

John Leddy Phelan

como en Girón, Ramírez era la persona ideal para comandar el ataque hacia elnorte. A n de conferirle mayor prestigio, Berbeo hizo que el pueblo lo eligieracapitán general, con un puesto en el supremo consejo de guerra.

Mientras el Socorro preparaba la invasión, los patricios de Girón hacíanpreparativos militares febriles mientras que simultáneamente proclamaban sudeseo de vivir en paz y armonía con los pueblos vecinos. El cabildo de Girónsólo pudo conseguir 135 armas para sus trescientos reclutas; más de la mitad,por lo tanto, estaban desarmados. En la crisis de 1781 ninguna de las partescontaba con armas sucientes para un conicto militar prolongado. De ahí quelas verdaderas decisiones hubieran sido tomadas en el campo político.

El 20 de mayo Ramón Ramírez había llegado a la parroquia de SanFrancisco Javier del Pie de la Cuesta, a dos leguas de Girón. Pie de la Cuesta seadhirió a los comuneros, igual que Bucaramanga, al norte de Girón. Girón tomóla ofensiva. Cincuenta milicianos, incluida una unidad de caballería, atacaron aPie de la Cuesta. La caballería de Girón obtuvo un triunfo que resultó ilusorio.Murieron dos o tres soldados socorranos, y otros treinta fueron heridos otomados prisioneros, incluido José Antonio Ramírez, hermano del comandante

socorrano. Pero la expedición fracasó en su principal objetivo, que era la capturadel propio Ramón Ramírez.La caballería de Girón pudo haber ganado la batalla de Pie de la Cuesta,

pero ciertamente perdió la guerra. Se apresuraron a poner en libertad al hermanode Ramón Ramírez. Frente al abrumador número de tropas socorranas que seconcentraban rápidamente en Pie de la Cuesta y Zapatoca, los jefes patricios deGirón perdieron la voluntad de combatir. Fueron desapareciendo uno por uno,hasta que el 26 de mayo la ciudad estaba prácticamente desierta. Quedaronsólo unos funcionarios, algunos clérigos, mujeres e inválidos.

El 29 de mayo entró a la ciudad de Girón, virtualmente desocupada,el victorioso ejército de los comuneros, constituido por unos 4.000 hombres.Antes de la llegada del propio Ramírez, a las cuatro de la tarde, una patrulla deavanzada había saqueado una tienda, pero los culpables fueron inmediatamentecastigados por Ramírez como ladrones. El incidente es otro ejemplo del altogrado de disciplina que los capitanes habían impuesto a sus seguidores. Enpresencia del capitán general Ramírez, los sacerdotes de Girón, revestidos con

Page 185: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 185/377

185

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

sus ornamentos eclesiásticos y con la custodia en la mano, se hincaron derodillas y, con lágrimas en los ojos, suplicaron a los socorranos victoriosos queperdonaran la resistencia de Girón.

Aunque Berbeo exageraba evidentemente la amenaza a su anco norteconstituida por la negativa de Girón a sumarse a su causa, habría pecado denegligencia si no organizaba la expedición de Ramírez. Mientras que Berbeomarchaba hacia el sur con rumbo a la capital, el fermento revolucionario seextendía hacia el norte y hacia el occidente. El 22 de mayo se levantó Pamplonay se unió a la empresa.19 Así mismo, “el contagio de la sedición” se extendióa los llanos, donde se invocaba el nombre mágico de Túpac Amaru.

En Bogotá, los realistas ejercían un control razonablemente rme sobre lacapital, mientras que Berbeo disponía de toda la región desde la capitanía general de Venezuela hacia el sur, hasta las cercanías de la sabana de Bogotá, del territorioal oriente del río Magdalena hasta la cordillera Oriental y, más allá, hasta losllanos. Así, pues, tanto los realistas en Bogotá como las tropas comuneras en suavance disponían de bazas para la negociación o para el combate. El escenariodebe desplazarse ahora a la marcha sobre Bogotá.

19 CA, 1:249.

Page 186: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 186/377

11. “Guerra, guerra a Santa Fe”

¿Cómo entender la disposición de las tropas de Juan Francisco Berbeo a negociarun arreglo en Zipaquirá, a un día de camino de Bogotá, sin haber ocupadoprimero la capital? Este es uno de los puntos más controvertidos en la historiade la Revolución de los Comuneros, y en un sentido muy real los dos capítulosque siguen no constituyen sino una dilatada explicación del asunto.

La génesis de la expedición es algo oscura. No está del todo claro elmomento en que los jefes comuneros escogieron a Bogotá como objetivo. Yadesde el 3 de mayo Berbeo estaba solicitando reclutas en los pueblos y aldeasvecinos, por si fuera necesario llegar hasta Santa Fe.1 El 8 de mayo, tras lacaída de Puente Real de Vélez, el cautivo oidor Osorio trató de convencer a susadversarios victoriosos de que prescindieran del público propósito de marcharcontra Santa Fe.2 La decisión formal de Berbeo no fue adoptada hasta el 11de mayo, cuando el supremo consejo de guerra ordenó al ejército victorioso enPuente Real que se dirigiera a Tunja, como paso preliminar para la ocupación

de Santa Fe de Bogotá.3

Seis días después de la rendición de Puente Real de Vélez, Berbeo saliódel Socorro hacia la capital del reino. Aunque fue él quien ejecutó la gran estra-tegia de la marcha sobre la capital, al parecer no fue el primero en proponerla.El plan no se originó en el Socorro sino en Bogotá. La cédula del pueblo, leídapor primera vez a la multitud en el motín del 16 de abril en el Socorro –dos díasantes de que Berbeo asumiera el mando formalmente– exhortaba ya al pueblo

a la invasión de Bogotá.4

El lenguaje de la cédula del pueblo contribuyó mucho a la creencia porparte de los plebeyos de que el objetivo principal de la “empresa” era la toma

1 CA, 1:233.2 Osorio a los capitanes del Socorro, 10 de mayo de 1781, Archivo Herrán 2-A.3 El documento fue publicado por primera vez por Briceño, Los Comuneros,págs. 104-106.4 CA, 1:128. Basado en la declaración de Salvador Plata, Cárdenas Acosta argumentaba que

la concepción estratégica de la marcha contra la capital procedía de Berbeo, pero pasa por alto laargumentación interna del pasquín.

Page 187: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 187/377

187

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de la capital.5 Tan sólo la ocupación de Bogotá era garantía de que el regentevisitador general sería alejado del poder y de que serían abolidos los odiadosimpuestos y monopolios. Una y otra vez las muchedumbres vociferaban:“A Santa Fe”.

Pero cabe, sin embargo, preguntarse si la ocupación de la capital fuealguna vez el objetivo real de los comandantes, a diferencia de los plebeyos,quienes sí veían en la ocupación de Bogotá la única garantía de éxito. Si elobjetivo verdadero era la corrección de motivos de queja justicados, la ocu-pación de la capital no era una condición previa necesaria. Sin embargo, comoobjetivo público resultaba un señuelo apropiado para llevar a las autoridades a

otorgar las concesiones deseadas. De ahí que Berbeo dejara abierta la posibilidadde tomar la capital hasta el 31 de mayo. Si el objetivo de Berbeo hubiera sido laindependencia política, el no haber tomado por asalto la capital haría de él untonto o un bribón, y no era ni lo uno ni lo otro. El 31 de mayo la precipitaciónde los acontecimientos había hecho innecesaria la toma de Bogotá, siempre quelos objetivos del comando fueran la corrección de injusticias especícas.

Antes de salir del Socorro para marchar al sur hacia la capital, Juan

Francisco Berbeo tenía que cubrir sus dos ancos al norte. Un anco era decarácter militar: la conquista de Girón prorrealista, de la que se habló en elcapítulo 10. El otro era de naturaleza tanto política como militar: el virrey Flórezen Cartagena. Bien sabía Berbeo que el virrey disponía de una guarnición de3.000 soldados profesionales, cuya responsabilidad primordial era defender aCartagena de un posible ataque de los ingleses.6 Pero estos soldados, o al menosparte de ellos, podrían convertirse en un instrumento para reprimir los desór-

denes en el interior montañoso del reino. Era también sabido de todo el mundo,tanto en el Socorro como en Bogotá, que el virrey y el visitador general habíanchocado en torno a la estrategia y a las tácticas para implantar las innovaciones deGálvez, y que el virrey, insatisfecho, había aprovechado la declaración de guerracontra la Gran Bretaña como pretexto para retirarse a Cartagena, y disociarse asíimplícitamente de las políticas de Gutiérrez de Piñeres.

5

Ibíd., págs. 128, 130.6 Ibíd., pág. 229.

Page 188: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 188/377

188

John Leddy Phelan

Berbeo estaba resuelto a sacar ventaja de la desavenencia entre los dosmás altos magistrados del reino. El 6 de mayo el cabildo del Socorro y loscapitanes generales enviaron cartas distintas, pero bien coordinadas, al virrey,en las que procuraban ganarse su simpatía y su ayuda. Ansiosos de que lascartas no cayeran en manos de Gutiérrez de Piñeres, quien todavía estabaen el poder, las enviaron a Manuel García Olano, administrador entonces delcorreo en Bogotá, con instrucciones de que las hiciera llegar directamenteal virrey en Cartagena. Cuando llegaron las cartas a Bogotá ya había caído elregente visitador general, y había asumido el poder la junta de tribunales. Paraevitar que más tarde lo acusaran de traición, prudentemente García Olano se lasmostró a sus superiores, y la junta lo autorizó a despachárselas al virrey.7

La carta más detallada era la del cabildo. Al recalcar la pobreza quepadecía el Socorro desde la epidemia de 1776, los ediles, en tono franco perorespetuoso, se quejaban de la pesada carga constituida por la alcabala, elpréstamo forzoso, las guías y tornaguías, los monopolios y la brutalidad de losguardas. El cabildo le encarecía al virrey que intercediera en su favor ante el rey,a quien le prometía lealtad irrestricta, para obtener las necesarias concesionesque apaciguaran la cólera popular. El orden y la tranquilidad, advertía elcabildo, sólo podrían restaurarse si la alcabala se rebajaba a la tasa de 1750,si se suprimían el impuesto de armada de Barlovento y las guías y tornaguías,y si se permitía el cultivo del tabaco en el Socorro y San Gil.

En una carta aparte y más breve los capitanes generales ofrecían sulealtad al rey y al virrey, pero no necesariamente a todos sus ministros. Sinembargo, recalcaban que concesiones como las que proponía el cabildo seríandecisivas para el restablecimiento del orden. Pero el meollo de la carta erauna defensa de su propia conducta. Alegaban que las turbas enfurecidas loshabían obligado, contra su voluntad y bajo amenaza de muerte y de pérdida desus bienes, a aceptar puestos de comando. Pero también le recordaban al virreyque ellos eran los únicos capaces de mitigar y de controlar la ira popular.8

7

Investigación de García Olano.8 Para el texto de las cartas ver Briceño, Los Comuneros,págs. 100-104.

Page 189: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 189/377

189

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El virrey, al parecer, no tenía prisa en contestar tales armaciones.Apenas el 20 de junio les informó a los comandantes socorranos que lasautoridades estaban dispuestas a satisfacer las quejas legítimas, siempre que lossocorranos depusieran las armas. Piadosamente el virrey exhortaba a los socorranosa depositar su conanza en la benevolencia del monarca y de sus ministros,todos los cuales anhelaban la felicidad de sus vasallos. Advertía a los criollosricos que era mucho lo que podían perder cuando los plebeyos amotinadosdemostraban su falta de respeto por la propiedad privada y el imperio de la ley.9 Pero ese aserto constituía una completa deformación de la verdadera situación.Mas el virrey Flórez adoptaba también la estrategia de Caballero y Góngora, al

tratar de meter una cuña entre los patricios y los plebeyos mediante el mito deuna guerra entre ricos y pobres.

Berbeo y su contingente llegaron el 23 de mayo a Ráquira, al occidentede Tunja, de donde contestó una carta de los comisionados Vasco y Vargas y Galavis,escrita en Zipaquirá el 14 de mayo. Los comisionados garantizaban que teníanplenos poderes para negociar un arreglo de conjunto respecto a sus quejas. Larespuesta de Juan Francisco Berbeo es tal vez la expresión más elocuente y más

digna de sus propósitos. Redactada en un español elegante, aunque un tantoarcaico, constituye uno de los grandes documentos públicos de la Revoluciónde los Comuneros.

El objeto de restablecer la tranquilidad pública de este Reino, que consisteen el alivio de procurar la empresa a que nos han estimulado los comunes

de la villa del Socorro, San Gil y más ciudades y villas agregadas, sobrelos insoportables pechos [tributos] que hemos sufrido y de día en día se

aumentaban, obligó y exasperó a las gentes de tal modo que más a gustoresuelven perder la vida en un instante, que acabada miserablemente de

día en día. Y respecto a que V.S. por la suya de catorce de mayo me asegura traer

facultades del real acuerdo, sobre benecio del rey (que Dios guarde) y del

9

La respuesta de Flórez a la carta del Socorro está incluida como apéndice en Flórez a Gálvez,22 de agosto de 1781, AGI/ASF 577-B.

Page 190: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 190/377

190

John Leddy Phelan

público, a lo que se propende. En esta atención y siendo nuestra solicitud

sacudirnos de tantos pechos de que no se han mostrado órdenes de nuestro

benigno monarca, de quien somos eles vasallos, debemos decir a V.S. que

en los territorios del pueblo de Nemocón podrá V.S. presentarse, en donde

precediendo las urbanidades de estilo se propondrán y discernirán las cosas

correspondientes al intento.10

En lenguaje terso y conciso Juan Francisco Berbeo rearmaba losobjetivos de la empresa y la determinación de quienes participaban en ella:sus seguidores “a gusto preeren perder la vida en un instante que acabarlamiserablemente de día en día”. Frase elocuente en verdad.11 Si bien rear-maba la lealtad a “nuestro benigno monarca”, Berbeo dejaba muy en claroque la única base de negociación era la supresión de los detestados impuestos.Otro rasgo de la carta es una armación inequívoca de la noción clásica dela teoría política española en el sentido de que la soberanía de la corona derivabaen última instancia del pueblo e implícitamente, por tanto, que la corona eraresponsable ante la voluntad del pueblo.

El tono orgulloso de la carta de Berbeo produjo resentimiento en Bogotá.El presidente de la junta de tribunales se lamentaba al virrey en Cartagena:

La carta escrita por Berbeo da una idea completa de la insolencia y predo-

minio que tienen adquirido todos aquellos vecindarios, pues sobre tratar

a los SS. Comisionados sin la menor cortesía, el estilo con que les habla

parece más de soberanía y absoluta independencia; que no de quien solicita

la paz para luego quedar de verdadero súbdito.12

10 CA, 1:256-57.11 Según Berbeo el autor de la pegajosa frase fue Antonio Molina, un plebeyo miembro del

supremo consejo de guerra. Declaración de Berbeo, 14 de septiembre de 1781, en Briceño, Los

Comuneros,pág. 213.12 CA, 1:257-58.

Page 191: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 191/377

191

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Mapa 2. Marcha de Berbeo hacia Bogotá y campaña de Galán (ver mapa

1, pág. 165). Basado en Armando Gómez Latorre , Enfoque social de la

revolución comunera , Bogotá, 1973.

Fuente: Laboratorio cartográco de la Universidad de Wisconsin-Madison

La carta de Berbeo y la reacción en Bogotá iluminan dramáticamentela tensión del drama político de 1781, es decir el choque entre la “constituciónno escrita” de la Nueva Granada y el absolutismo de Carlos III. Es inclusoprobable que ni Berbeo ni su secretario privado hubieran leído una sola

Page 192: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 192/377

192

John Leddy Phelan

palabra de los tratados de Francisco Suárez y de los demás teólogos españolesclásicos de los siglos XVI y XVII. Lo que cuenta en verdad es que no teníanque haberlo hecho. La noción su arista del origen popular de la soberanía yde otras limitaciones a la autoridad política estaban arraigadas profundamenteen la textura de la “constitución no escrita” que se había ido desarrollandopaulatinamente en la Nueva Granada durante los siglos XVII y XVIII, o sea ungobierno por medio del compromiso y la conciliación, que debería tomar encuenta, en diversos grados, el punto de vista de todos los grupos étnicos. Losburócratas de Carlos III aborrecían instintivamente este sistema. A su modode ver los súbditos le debían obediencia irrestricta a cualquier magistrado. Deahí que el tono profundamente tradicionalista de la carta de Berbeo les debióde parecer expresión de “absoluta independencia” no apropiado para quien“solicitaba la paz para quedar luego de verdadero súbdito”. Berbeo no anticipabala independencia sino que miraba atrás, a la restauración de los métodostradicionales. Aunque las dos partes en disputa hablaran español, no hablabanel mismo idioma político. En ese momento era un diálogo de sordos.

El 23 de mayo la avanzada de los comuneros llegó a Nemocón, a

unas tres leguas al nordeste de Zipaquirá. Era el ejército victorioso de loscapitanes Ignacio Calviño, Antonio José Araque y Blas Antonio de Torres.Dos días después llegaba Berbeo a Nemocón. A n de reforzar su capacidad denegociación dentro o fuera de Bogotá, el generalísimo tomó una serie de medidasdecisivas que demuestran concluyentemente su gran capacidad de comandantepolítico y militar.

El 25 de mayo puso en marcha un plan estratégico osado e imaginativo,

cuando envió una expedición de 150 soldados al sudoeste de Facatativá yluego al noroeste, hacia Honda. El Magdalena era navegable de Cartagenaal sur hasta Honda. Era, en efecto, la ruta más accesible para que llegaran aBogotá refuerzos de hombres y pertrechos provenientes de Cartagena. Berbeose proponía que la expedición ocupara a Facatativá para interceptar los correosentre Bogotá y Cartagena, capturar la artillería que Gutiérrez de Piñeres habíaenviado desde Honda para la defensa de Bogotá, y ocupar luego a Guaduas,

Mariquita y Ambalema en el alto Magdalena. El objetivo último de la expedición

Page 193: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 193/377

193

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

era la captura de Honda y del más célebre de sus habitantes, el regente visitadorgeneral. El hombre a quien Berbeo encomendó esta audaz expedición era José Antonio Galán, uno de los jefes más famosos de la Revolución de losComuneros.

Galán desempeñó brillantemente su cometido. Engañando a un des-tacamento realista enviado desde la capital, interceptó la valija del correo realen Facatativá el 30 de mayo (nalmente, Berbeo la devolvió sin abrir ante laacalorada insistencia de las autoridades de Bogotá). Entre el 30 de mayo y el7 de junio la pequeña expedición de Galán recorrió pueblos y caseríos del altoMagdalena para alistar a esas comunidades al servicio de la “empresa”. Porqué Galán no capturó al regente visitador general en Honda, de acuerdo con lasinstrucciones de Berbeo, y en cambio le envió una carta en que le aconsejabahuir, es asunto que quizás quedará para siempre envuelto en la oscuridad. Enel capítulo 15 se intentará explicar la desconcertante conducta de Galán.

En este momento importa recalcar que la campaña relámpago de Galánfue un golpe maestro desde el punto de vista militar, y que reforzó grandementela posición de Berbeo en las negociaciones de Zipaquirá, y sembró la consterna-ción no sólo en Bogotá sino entre el séquito del arzobispo Caballero y Góngoraen Zipaquirá. No cabe duda de que la hazaña de Galán constituyó uno de losfactores que obligaron a la reticente administración bogotana a aprobar lascapitulaciones el 7 de junio, el mismo día en que Galán le advirtió al regentevisitador general que huyera de Honda. La campaña de Galán demuestra no sólosu destreza en el campo de batalla sino también la amplitud de los conceptosestratégicos de Berbeo.

Otro paso que tomó Berbeo después de llegar a Nemocón fue el deintegrar el descontento de los indios a su coalición multiétnica, y explotar sucólera como medio de presionar a las autoridades en Bogotá.

El acontecimiento más célebre relacionado con Ambrosio Pisco, jefetitular de los indios, durante los agitados días de Zipaquirá, fue la orden expedidael 31 de mayo por Berbeo, una semana antes de la rma de las capitulaciones.Al raticar el doble papel de Pisco como cacique hereditario de Bogotá y comocapitán de la “empresa”, el comandante supremo encargaba a:

Page 194: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 194/377

194

John Leddy Phelan

don Ambrosio Pisco, cacique llamado de Bogotá, para que pase personal-

mente y con gentes hasta las goteras de la ciudad de Santa Fe, y por todorigor contendrá las gentes que pretendieren entrar a la ciudad a insultar

y robar. Por lo que, si necesario fuere, hará poner dos horcas, una en laentrada de San Diego y otra en la entrada de San Victorino, para castigo

de los insultores.13

Esta comisión buscaba ostensiblemente impedir que las tropas delpropio Berbeo en Zipaquirá marcharan los pocos kilómetros que las separabande la capital. Una inferencia plausible es la de que Berbeo le dio esa comisión

a Pisco como parte de una táctica más vasta: la de intimidar tanto al arzobispoen Zipaquirá como a la junta de tribunales en Bogotá para llegar a un acuerdoantes del posible asalto a la ciudad. Bogotá reaccionó visceralmente ante lanoticia, obsequiosa más bien, que dio Pisco acerca de su comisión, y pensóque este era el comienzo de la invasión de la capital.14 Su presencia, con 5.000indios iracundos, a las puertas de la ciudad, era una pesadilla que Bogotá queríaexorcizar. Frente a las protestas, vigorosas cuando no frenéticas, de la capital,

Berbeo le retiró su asignación a Pisco antes de que éste llegara a Bogotá.15

Perohabía puesto en claro su mensaje.El episodio de Pisco no fue la única ocasión en que Berbeo utilizó el

descontento de los indios para sembrar el pánico entre los magistrados reales.El maniesto del 23 de mayo en el Cocuy, donde se invocaba el nombre deTúpac Amaru, y la publicación del maniesto de Silos el 14 de junio, donde sedestronaba a Carlos III, fueron otros incidentes en la guerra de nervios que librabael comandante supremo contra sus oponentes. Quizás no sea accidental el queestos dos maniestos fueran emitidos en regiones muy distantes de Zipaquirá.Por consiguiente, no implicaban mayor riesgo de que los indios del altiplano,ya en abierta rebelión, se enardecieran todavía más. Estos descendientes de

13 Ibíd., págs. 293-94.14 Actas de la junta, 1º de junio, AGI/ASF 663-A; Pisco al scal Silvestre Martínez, 2 de junio de

1781, ibíd.; Catani a la junta, 3 de junio, ibíd.; confesión de Pisco, 8-9 de octubre de 1781, AHN,

Los Comuneros, 1:28-35; abogado de Pisco, 19 de diciembre de 1781, ibíd., fs. 39-42.15 Confesión de Pisco, AHN, Los Comuneros, 14:28-35, #20.

Page 195: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 195/377

195

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

los chibchas no necesitaban del simbolismo de Túpac Amaru, ya que su propiatradición indígena monárquica estaba presente en la persona de Ambrosio Pisco,a quien Berbeo se había ganado hábilmente para su causa.

Todos estos actos constituían un mensaje claro para Bogotá: negociar unarreglo favorable a los comuneros o arriesgarse a que la “empresa” degeneraraen una orgía de violencia procedente de abajo; o tratar con los jefes responsableso enfrentarse a un levantamiento sanguinario de los indios, cuyo objetivo habríasido el derrocamiento de la monarquía. El hábil manejo que el comandantesupremo hizo del descontento de los indios fue uno de los muchos factores queforzaron a Bogotá a acudir a las negociaciones.

Los dos grandes protagonistas de la crisis de 1781 –el arzobispo AntonioCaballero y Góngora y Juan Francisco Berbeo– tuvieron su primera entrevistafrente a frente el 26 de mayo en Nemocón. Como intermediarios entre los dosbandos actuaron varios clérigos, el más importante de los cuales era el bienconectado Filiberto José Estévez.16 Su aporte fue signicativo en las febrilesnegociaciones del 26 de mayo al 7 de junio.

El arzobispo llegó a la primera entrevista con la esperanza de que sus

considerables poderes de persuasión y el prestigio de su investidura haríanvacilar la determinación de sus adversarios de marchar sobre la capital. Berbeorechazó de plano la primera propuesta de Caballero y Góngora para negociarinmediatamente un acuerdo en Nemocón. Argüía vigorosamente que la únicagarantía de que se cumpliera un acuerdo era la entrada en masa de los socorranosa la capital.

Caballero y Góngora formuló entonces una contrapropuesta: que una

pequeña delegación de capitanes comuneros, acompañada de otros dos comi-sionados, fuera a la capital a negociar el arreglo. Para garantizar la seguridadpersonal de los socorranos en Bogotá, el arzobispo se ofrecía á permanecer enel campamento comunero en Nemocón, prácticamente como rehén.

Ni la junta de tribunales en Bogotá ni Berbeo quedaron satisfechoscon la contrapropuesta de Caballero y Góngora. La junta nunca modicó su

16

Para los otros sacerdotes intermediarios ver Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de1781, AGI/ASF 663, en CA, 2:65. Ver también capítulo 9, nota 16.

Page 196: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 196/377

196

John Leddy Phelan

opinión de que los tres comisionados tenían amplios poderes para negociarun acuerdo fuera de la capital. Sin entusiasmo y con nerviosismo convino, sinembargo, en aceptar el plan el 28 de mayo. Pero Berbeo negó tajantementesu asentimiento. Sostenía que si unos pocos de sus capitanes entraban a lacapital en esas circunstancias “serían apresados y ejecutados”.17

En realidad, Berbeo quería aplazar el comienzo de unas negociacionesen serio. El comandante supremo tenía varios planes que estaban ya en marchao a punto de iniciarse; llevados a cabo reforzaría grandemente su capacidad denegociación y dejaría en suspenso la posibilidad de negociar dentro o fuerade la capital. Tan sólo dos días antes había enviado a Galán a la campaña, de

importancia vital, en el valle del alto Magdalena; se necesitaría un tiempo paraapreciar plenamente sus resultados. No le había enviado aún su comisión aAmbrosio Pisco.

El 27 de mayo, un arzobispo desalentado y sus dos colegas se retirarondel campamento de Berbeo en Nemocón a la cercana Zipaquirá, para aguardarel desarrollo de los sucesos. Berbeo interrumpió las conversaciones pero no lasrompió, con el argumento de que sus fuerzas no se habían congregado todavía.

Le advirtió una vez más a la delegación que la única garantía satisfactoria deque sus seguidores no fueran defraudados era la ocupación de Bogotá.18

Antes de que Berbeo pudiera emprender una negociación realista con elarzobispo desde una posición de fuerza, necesitaba consolidar su alianza conla ciudad de Tunja. El 30 de mayo, en la hacienda de Checua en las afueras deNemocón, Tunja convino solemnemente en que su contingente militar se uniríaa los de Berbeo para la marcha sobre la capital.19

El día en que interrumpió las conversaciones con los comisionados,Berbeo pasó sus cuarteles de Nemocón a El Mortiño. La nueva sede teníarazón de ser, tanto táctica como políticamente. A sólo media hora a caballode Zipaquirá, y por consiguiente a un día de Bogotá, El Mortiño podría ser

17 Caballero y Góngora a Pey y Ruiz, 26 de mayo, y comisionados a Pey, 26, 27 de mayo de1781, AGI/ASF 663-A. El 27 de mayo la junta dijo que no, pero tras recibir la carta de Caballeroy Góngora del 26 de mayo prorió un reticente sí. Pey a Caballero y Góngora, 27 de mayo, a loscomisionados, 28 de mayo, ibíd.

18

Berbeo a los comisionados, 28 de mayo, ibíd.19 CA, 1:282-283; declaración de Pavón y Gallo.

Page 197: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 197/377

197

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

abastecido satisfactoriamente de alimentos de las aldeas y caseríos cercanos.Situado en un declive de la cordillera, lo formaban vastas tierras de ganado yde labranza con chozas y cercados que podrían abrigar en algo de las lluviastorrenciales que inundaban la parte baja del valle durante el invierno queentonces transcurría.

En las faldas de El Mortiño se congregó una fuerza formidable aunquemal armada: unos 20.000 hombres, guarecidos en setecientas tiendas. 10.000provenían de las jurisdicciones del Socorro y San Gil, y de Puente Real de Vélez.Otros 6.000 de Tunja, Leiva, Sogamoso, Santa Rosa y Chiquinquirá. Había4.000 indios bajo el mando nominal de Ambrosio Pisco.20 Esta concentración de

tropas era mucho más grande que cualquiera de las que mandó Bolívar en lasguerras de independencia, si bien las tropas de éste estaban mejor equipadas.21 En vista de que la población de Bogotá era en 1778 de 18.100 personas, esciertamente comprensible cómo este ejército, a un día de camino, provocó laconsternación y el pánico entre los defensores de la autoridad real.22

El 30 de mayo Juan Francisco Berbeo hizo otra jugada brillante. Unasemana antes el supremo consejo de guerra en el Socorro le había escrito al

generalísimo que si el arzobispo trataba de impedir la ocupación de la capitalmediante sus atribuciones de excomunión e interdicción el consejo lo desterraríade su diócesis y dejaría vacante la sede. El temor de que el arzobispo pudieraemplear esas dos armas, las más poderosas de su arsenal, provenía eviden-temente de los plebeyos del Socorro, ya que fue su representante ocialen el consejo, el procurador Antonio Molina, quien presentó la propuesta quehabría de aprobar el consejo.23 Era un temor muy real, ya que estos recursosprobablemente hubieran desmoralizado a las tropas de los comuneros.

Así, pues, Berbeo les mostró el 30 de mayo la carta a los comisionados,dándole noticia al arzobispo de que, si recurriera a sus atribuciones, los comu-neros estaban dispuestos a desterrarlo de su sede. Como la iniciativa provenía

20 CA, 1:274-75, 288-92.21 Bolívar ganó la batalla de Boyacá con un ejército de 2.850 soldados. Camilo Riaño, La

campaña libertadora de 1819 (Bogotá, 1969), págs. 270-72.22 Silvestre, Descripción,pág. 31.23

Nos los Comunes a Berbeo, 27 de mayo de 1781, en Caballero y Góngora a Gálvez, 19 deagosto de 1781, AGI/ASF 633-A; Monsalve, Rosillo, Molina a Berbeo, 23 de mayo de 1781, ibíd.

Page 198: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 198/377

198

John Leddy Phelan

aparentemente de los plebeyos, los capitanes patricios podrían posteriormentedisociarse de semejante amenaza, si así resultara conveniente.24

Durante el periodo colonial español los obispos utilizaban con frecuenciaestos temidos recursos, por razones a veces más mundanas que espirituales.25 Sin embargo, toda la información de que se dispone indica que en este casoel cazurro arzobispo no tenía propósito de apelar a la excomunión. Bien sabíaque en su precaria situación, sin soldados que lo respaldaran, sus únicas armasefectivas eran el prestigio de su cargo, su paciencia astuta e interminable ysus palabras pastorales de conciliación. Pero Juan Francisco Berbeo no teníainformes dedignos sobre lo que se proponía el arzobispo.

El 31 de mayo Zipaquirá se unió formalmente a la “empresa” enceremonias en las que el comandante supremo conrmó la elección de capitanesen la parroquia.26 Desde el 16 de mayo la villa había demostrado simpatíapor los comuneros, durante un motín en el que fue saqueada la casa de un ricocomerciante español. El arzobispo, que se hallaba presente en esa ocasión, quedóimpresionado por el desorden de la muchedumbre, pero también por el hecho deque unos cuantos socorranos que estaban de paso en la ciudad hubieran sido

capaces de convencer a la tumultuosa multitud de compensar al día siguientelos daños causados a la residencia saqueada.27 El motín de Zipaquirá le dejóuna impresión imborrable a Caballero y Góngora. No sólo observó de cerca laintensidad de la cólera popular sino que también quedó impresionado ante elprestigio de los socorranos y la inuencia que ejercían sobre la multitud. El motínde Zipaquirá contribuyó a persuadirlo de que se requerían grandes concesionespara apaciguar la ira popular, de que sólo los socorranos tenían prestigio paracontrolar esa ira y, por último, y lo más importante, de que había que cortarla alianza entre patricios y plebeyos. De ahí en adelante nunca vaciló en suconvicción de que los socorranos constituían el único grupo con que se podíanadelantar negociaciones en seno.

24 Comisionados a Pey, 30 de mayo de 1781, ibíd. El arzobispo posteriormente aceptó laexplicación de Rosillo y Monsalve de haber formulado la amenaza presionados por los plebeyos.Caballero y Góngora a Gálvez, 19 de agosto de 1781, AGI/ASF 663-A.

25 Para algunos ejemplos ver mi Kingdom of Quito,págs. 314, 316.26

CA, 1:299-300.27 Caballero y Góngora a Pey y Ruiz, 17 de mayo de 1781, AGI/ASF 663-A.

Page 199: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 199/377

199

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El 31 de mayo Berbeo había llegado al apogeo de su poder. Demostrandohabilidad militar y política considerable, había reclutado un ejército de 20.000soldados mal apertrechados pero entusiastas y los había llevado a un día decamino de la capital del reino. No sólo había pactado una alianza con Tunjasino que había usufructuado el descontento de los indios. Además, Galánhabía ejecutado una brillante operación militar en su marcha por el valle delalto Magdalena. En varias ocasiones Berbeo había demostrado una habilidadincreíble para conducir en distintos frentes una denodada guerra de nerviospara intimidar a sus adversarios. Sobre todo, se las había arreglado para dejarabierta la opción de negociar dentro o fuera de la capital.

Juan Francisco Berbeo jugó con astucia considerable todas las cartas quetenía en la mano. Sin embargo, el problema es que disponía de muy pocas.En contraste, el arzobispo Caballero y Góngora contaba con muchas más, ysabía cómo jugarlas con el máximo de destreza.

Page 200: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 200/377

12. Cita en Zipaquirá

El 31 de mayo fue uno de los días más ricos en acontecimientos dentro de lahistoria del Nuevo Reino de Granada, pues ese día quedaron establecidos elcontorno y la orientación de la crisis de 1781.

Por la mañana, Juan Francisco Berbeo dio posesión formal a los capi-tanes generales de la parroquia de Zipaquirá y emitió su controvertida comisióna don Ambrosio Pisco para que se dirigiera a las puertas de la ciudad de SantaFe de Bogotá. Además, por un periodo de dos meses, dispuso de los ingresos

de las minas de sal de Zipaquirá y Nemocón para nanciar su expedición.1 Esemismo día José Antonio Galán interceptó el correo real en Facatativá y, en lapráctica, cortó las comunicaciones entre Bogotá y Cartagena.2

Pero el suceso más importante del día, y que en gran parte había dedeterminar el resultado nal, ocurrió en las horas de la tarde. Cuando el arzobispoCaballero y Góngora recibió informes de que las tropas estaban a punto delevantar el campo y de iniciar su marcha hacia la capital, junto con los otros

comisionados se dirigió de inmediato a los cercanos cuarteles de El Mortiño. Alas tres empezó la segunda conferencia. Escribió después el arzobispo:

Viéndolos ya resueltos a marchar a Santa Fe, y temiendo vericar en susideas de pasar de allí a Popayán y Quito, poniendo en combustión todo elambiente, determiné volver a verme con los capitanes. Fueron incompa-rables los trabajos, indecibles los insultos que en esta segunda conferenciasufrí de aquellas gentes, las más de infame extracción y aun de más infamespensamientos; pero, en n, a costa de una inalterable paciencia logré no sóloaquietarlos y admitir capitulaciones, sino también que don Juan FranciscoBerbeo me prometiese se arreglaría esta en el mismo Zipaquirá, sin moversu acampamento, contra el dictamen de muchos, que acaso para poner enejecución sus sangrientos nes, intentaban que fuese en Santa Fe.3

1 Pey y Ruiz a Flórez, 15 de junio de 1781, AGI/ASF 663-A.2

Actas de la junta, 1º de junio de 1781, ibíd.3 Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1781, AGI/ASF 663; CA, 2:60-61.

Page 201: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 201/377

201

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Durante esa conferencia el arzobispo descubrió la existencia de unadivisión profunda en el campo de los comuneros, que él podría explotar parasu propio benecio. Algunos jefes poderosos, no sólo de Tunja y Sogamoso sinotambién del vecino del Socorro, San Gil, querían negociar un tratado en Zipaquiráy no seguir hasta Bogotá. Amenazaba con desintegrarse la gran coalición que Juan Francisco Berbeo había montado con paciencia innita y con considerablesdicultades. En particular, la alianza con Tunja, sellada apenas veinticuatrohoras antes en la hacienda de Checua, estaba en grave peligro. Tunja, la últimaen incorporarse a la “empresa”, parecía entonces la primera en abandonada.

El retiro de Tunja tenía una signicación estratégica y militar que ni

siquiera guardaba proporciones con la impresionante magnitud de su contingente.Tunja estaba al norte de Zipaquirá; las fuerzas de Berbeo podían ser rebasadaspor su anco, si proseguía al sur hacia la capital. Fiel a las órdenes de Bogotáhasta el 23 de mayo, Tunja había levantado una fuerza militar impresionanteen los meses de marzo, abril y mayo con el propósito ostensible de defender laautoridad real. Los batallones reclutados en las jurisdicciones de Tunja, Leiva,Sogamoso, Santa Rosa y Chiquinquirá constaban de unos 6.000 soldados,

mientras los integrantes del ejército de las jurisdicciones territoriales del Socorroy San Gil ascendían a unos 10.000 reclutas. Había además 4.000 indios, cuyasupuesta inecacia bélica suscitaba el desdén de criollos y mestizos. No sóloeran grandes los contingentes de Tunja sino, en opinión del arzobispo, “era latropa más lucida de aquel ejército, la más esforzada y subordinada a sus jefes”.4 Cuatro mil de ellos eran jinetes con mayor movilidad que los contingentes deSan Gil-Socorro, integrados en su mayoría por hombres de a pie.

El 2 de junio los regimientos de Tunja salieron del campamento de ElMortiño para acampar en Cajicá, al sur de Zipaquirá. Así cerraban el caminoa la capital. En Zipaquirá los tunjanos se comprometieron en público ante loscomisionados a apoyar a las autoridades de Santa Fe contra los desafueros quepudieran cometer los socorranos.5

4

CA, 1:61.5 Ibíd., pág. 11.

Page 202: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 202/377

202

John Leddy Phelan

En su relación, el arzobispo se regodea de haber logrado que lostunjanos pasaran sus cuarteles a Cajicá con el pretexto de que había mejorespastos para sus caballos y de que en el atiborrado campamento de El Mortiñopodría brotar una epidemia.6 El relato del arzobispo encomia su propia gestión,cuando no es francamente engañoso. El capitán Joaquín de la Barrera, el primeroen enterarse del desacuerdo entre el Socorro y Tunja, indica que los tunjanosadoptaron deliberadamente la determinación de que sus fuerzas impidieran laocupación de la capital.7

El arzobispo, como él mismo lo reconoce, distribuyó dinero entre quienesconsideraba simpatizantes potenciales o actuales a su propuesta de negociar

en Zipaquirá.8 Pero los así agraciados habrían tomado de todas formas las deci-siones que tomaron. Pese a la municencia del arzobispo y a sus considerablespoderes de persuasión, Tunja tenía razones válidas y sucientes para rompercon el Socorro.

Los orgullosos patricios de Tunja, cuya economía había decaído duranteel siglo XVIII a medida que prosperaba la del Socorro, habían sido humilladoscuando los socorranos entraron a su ciudad el 23 de mayo y los forzaron a

unirse a la “empresa”. Pero no perdieron el control de su ejército, relativamentedisciplinado. No sin justicación, los tunjanos temían sinceramente que el poderpolítico y el control de los sectores rurales pasaran a manos de los agresivossocorranos. Una de las cláusulas de las capitulaciones estipulaba que la extensaprovincia de Tunja fuera dividida, y que Socorro-San Gil tuvieran su propiocorregidor. No todos los comandantes de Tunja se oponían a ocupar la capital,pero sí una buena mayoría de ellos.9

6 Ibíd., págs. 61-62.7 Barrera a la audiencia, 8 de junio de 1781, ibíd., 1:195; 2:12; AGI/ ASF 663-A comisionados

a Pey, 31 de mayo de 1781, ibíd.8 Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1781, en CA, 1:62; Caballero y Góngora a la

junta, 6 de junio de 1781, AGI/ ASF 663-A. Que el arzobispo estuviera repartiendo dádivas enZipaquirá era algo harto sabido en Bogotá –ver la anónima “Relación verdadera de los hechosocurridos en la sublevación de los pueblos, ciudades y villas”, 31 de agosto de 1781, en Proceso

histórico del 20 de julio(Bogotá, 1960), pág. 24. Caballero y Góngora reconoce francamente quesiguió sus generosidades con determinados individuos para que estos lo apoyaran durante su periodo

de virrey: Caballero y Góngora a Floridablanca, 26 de marzo de 1789, AGI/ Estado 54.9 Declaración de Pavón y Gallo.

Page 203: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 203/377

203

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

No está claro hasta qué punto San Gil se alineó con los tunjanos.Todos los relatos indican que los capitanes de San Gil manifestaron ciertasimpatía por las posiciones de Tunja, pero sus reservas al respecto no puedenaclararse con los documentos de que se dispone. Sin embargo, lo que ya sedemostró en el capítulo 3 es que la rivalidad entre el Socorro y San Gil habíasido una constante desde la creación de la parroquia del Socorro en 1689.

El repudio de Bogotá a todo el programa de Gutiérrez de Piñeres, laabsorción de la élite burocrática criolla de la capital por la junta de tribunalesy la defección de Tunja fueron todos acontecimientos que llevaron a Berbeo abuscar un arreglo en Zipaquirá y no en Bogotá. Pero queda todavía otro factorimportante en esta compleja ecuación política: Cartagena.

El virrey Flórez mandaba el único ejército profesional del Nuevo Reinode Granada, una fuerza de 3.318 soldados. Al menos, así lo creía Berbeo. Elvirrey, en despachos condenciales, decía que la cifra de soldados efectivamenteprofesionales, de los cuales sólo 400 eran peninsulares, se acercaba a losmil.10 Pero inclusive esta cifra más pequeña constituía la fuerza militar másformidable del Nuevo Reino. La de Berbeo era numerosa pero en general malarmada y mediocremente preparada. Él estaba muy consciente del poderíomilitar de Cartagena.

Bogotá mantenía informado al virrey sobre la rápida diseminación de larevuelta en el interior. El 9 de mayo la audiencia pedía con urgencia refuerzosde hombres y municiones.11 Hasta la batalla de Puente Real el virrey sólo envióunas armas y cuatro ociales veteranos para que ayudaran a adiestrar la miliciaen Bogotá. Se negaba enfáticamente a enviar una misión militar al interiorhasta no haber recibido los refuerzos que había solicitado urgentemente a LaHabana, con el argumento de que necesitaba todas sus tropas concentradasen Cartagena, no fuera que los ingleses atacaran poblaciones expuestas comoPanamá. Portobelo, Veragua, Santa Marta, Riohacha o Darién.12

10 Flórez a Gálvez, 22 de agosto de 1781, AGI/ ASF 577-B; Flórez a Gutiérrez de Piñeres, 18de mayo, ibíd.

11

Gutiérrez de Piñeres a Flórez, 9 de mayo de 1781, AGI/ ASF 663-A.12 Flórez a Gálvez, 22 de agosto de 1781, AGI/ASF 577-B.

Page 204: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 204/377

204

John Leddy Phelan

Soldado de profesión, el virrey se oponía al uso del ejército para sofocarconictos civiles. Expresaba cierta falta de conanza en sus tropas criollas ynegras, especialmente si se veían involucradas en una guerra civil. Ante todo,el virrey quería evitar un baño de sangre. Con sus mismas palabras, no queríaprecipitar otra matanza de San Bartolomé u otras Vísperas Sicilianas.

Como muchos otros soldados profesionales anteriores u posteriores aél, Flórez abominaba del uso de soldados en una guerra civil. Como a menudosucede, los verdaderos “halcones”, eran los civiles. Tras haber sido repu-diadas sus innovaciones, Gutiérrez de Piñeres, desde lugares seguros comoHonda o Cartagena, exigía la intervención militar con la ferocidad de un civil

frustrado que nunca ha conocido la guerra de cerca.13

El virrey le encarecíaa la junta de tribunales que negociara un arreglo con los rebeldes tras el cualpodría venir el desarme de estos. Entonces él enviaría una pequeña fuerza desoldados profesionales para consolidar la restauración de la autoridad real. Elgobierno, entonces, podría revisar o anular el acuerdo.

Cuando llegaron a Cartagena las noticias del desastre del oidor Osorioen Puente Real y la subsiguiente marcha de los socorranos hacia la capital, elvirrey se vio obligado a revisar sus cálculos. Pese a la oposición de algunosmiembros de su estado mayor, quienes sostenían acaloradamente que Cartagenapodía prescindir a lo sumo de 200 soldados, el 25 de mayo el virrey Flórezautorizó una expedición de 500 hombres al interior, bajo el mando del coronel José Bernet. Quizás en un estricto sentido militar tenían razón los ociales,pero el virrey estaba obligado a considerar un escenario político más vasto. Elcontingente incluía 250 hombres del veterano regimiento jo. Otros 125 veníande la milicia blanca y 125 de la milicia negra. El coronel Bernet salió de Cartagenael 1º de junio, pero su expedición no llegó a Bogotá hasta el 6 de agosto.14 Elavance lento pero inexorable de esa pequeña pero poderosa expedición militarfue un instrumento psicológico decisivo para que las autoridades recuperaran elcontrol después de la conclusión de las capitulaciones. La expedición de Bernetcumplió la función que le había asignado el virrey Flórez.

13 Ver el intercambio de cartas entre Flórez y Gutiérrez de Piñeres insertas como apéndice

a ibíd.14 Ibíd.; CA, 110-14.

Page 205: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 205/377

205

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

La expedición no salió de Cartagena hasta el 1º de junio, un día despuésde que Berbeo se había resuelto a negociar en Zipaquirá y ocho días antes deque las autoridades raticaran formalmente las capitulaciones. Es imposibleque el arzobispo o el generalísimo hubieran recibido informes el 31 de mayosobre la decisión que el virrey había tomado en Cartagena el 25 de mayo. Elcorreo más rápido entre la costa y la capital tomaba diez días... Y aunque hubiesesido posible que las noticias de Cartagena llegaran a Bogotá el 7 de junio, essumamente improbable: las comunicaciones entre la costa y la capital habíansido cortadas por José Antonio Galán, después del 31 de mayo. Al arzobispotampoco le hubiese convenido divulgar esas noticias. El campo de los comuneros

albergaba ya suciente desconanza sobre las intenciones de Bogotá. Lanoticia de que Cartagena iba a enviar una expedición al interior probablementehabría resultado en la ocupación inmediata de la capital por los encolerizadossocorranos.

Mientras contemplaba a los furiosos soldados de la “empresa”, Caballeroy Góngora tal vez encontrara algún solaz en la esperanza de que al n Cartagenaviniera a rescatar el interior, y de que por lo tanto cualquier acuerdo a quepudiera llegar en Zipaquirá podría ser invalidado después. Los jefes comuneros jamás perdían de vista el peligro de la lejana Cartagena. Sin duda, el virreyFlórez constituyó uno de los muchos factores que condujeron a la decisión deconseguir un acuerdo en Zipaquirá y no en Bogotá.

La decisión de los tunjanos de trasladar su campamento a Cajicá norompió de manera irrevocable la alianza entre el Socorro y Tunja. Pero habíaque reconstruir la coalición, lo que procedió a hacer Berbeo. Insistió en que lostunjanos y el arzobispo se pusieran de acuerdo sobre ciertas condiciones si las

negociaciones se iban a efectuar en Zipaquirá. Nadie se oponía al postuladodel comandante supremo de que era necesario complacer la rme creencia delos plebeyos de que sólo la ocupación de la capital aseguraría el cumplimientode un tratado. Berbeo insistió en que Bogotá adhiriera a la “empresa” con la“elección” de cinco capitanes generales, los cuales habrían de participar en lasnegociaciones de Zipaquirá. En realidad, los capitanes generales de Bogotá nofueron elegidos sino seleccionados cuidadosamente por el generalísimo. Suelección recayó en cinco criollos prestigiosos o ricos considerados, con razón osin ella, como simpatizantes latentes de la “empresa”.

Page 206: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 206/377

206

John Leddy Phelan

La otra condición de Berbeo consistió en que el cabildo de Bogotáparticipara plenamente en las discusiones.15 El cabildo era el fortín político delos criollos ricos y destacados en la sociedad. El cabildo se mostró reticente.En privado, sus integrantes armaban vehementemente su lealtad al rey y asus magistrados.16 Ante la insistencia de la junta de tribunales los nerviososregidores y capitanes generales fueron enviados a toda prisa a Zipaquirá.17

Los dos capitanes generales más inuyentes en la ciudad de Bogotá eranel amigo de Berbeo, el scal Francisco de Vergara, y don Jorge Miguel Lozanode Peralta, marqués de San Jorge de Bogotá. Otros dos eran prominentes y bienrelacionados. Se trataba de don Francisco Santa María y del doctor Francisco

Antonio Vélez, un magistrado scal criollo, cuñado de Vergara. Otro de losescogidos por Berbeo no pudo viajar a Zipaquirá por razones de salud. Era elanciano Ignacio de Arce, un funcionario scal retirado que durante muchosaños había servido como contador mayor. Francisco de Vergara recibió poderde Arce para representarlo.

Dado lo urgente y lo delicado de la mudable situación, la junta pres-cindió de toda consideración sobre posibles conictos de interés en el caso de

Francisco de Vergara, que iría a actuar tanto como miembro de la junta comocapitán general de la “empresa”.18

Así como los magistrados de Bogotá se habían atraído al establecimientoburocrático criollo al crear la junta de tribunales el 12 de mayo, a n de iniciarun diálogo con los comuneros, así Berbeo implantó el mismo proceso al insistirque los magistrados criollos compartieran la responsabilidad de la redaccióndel convenio nal. Si las negociaciones habían de llevarse a cabo en Zipaquirá,Berbeo estaba determinado a que la responsabilidad se repartiera extensamentey, por lo tanto, se diluyera. Como todas las partes en 1781, estaba tomandouna especie de seguro para el caso de que las capitulaciones fueran anuladasposteriormente y las autoridades se dedicaran a buscar culpables. No sólonecesitaba involucrar en el proceso a toda la élite criolla de Bogotá sino que

15 Berbeo a Caballero y Góngora, 31 de mayo de 1781, AGI/ ASF 663-A.16 Para el texto de la carta ver CA, 2:16-17.17

Actas de la junta, 1º de junio de 1781, AGI/ASF 663-A.18 Caballero y Góngora a Pey y Ruiz, 4 de junio de 1781, ibíd.

Page 207: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 207/377

207

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

también sus remisos aliados, los tunjanos, habían de ser forzados a participaren la conclusión del arreglo.

Una vez más el supremo comandante demostró su capacidad política.Alguien tenía que redactar un borrador del tratado de paz para que lo raticarala junta de tribunales. Berbeo escogió a dos capitanes tunjanos de impecablesantecedentes patricios, partidarios ambos de la marcha sobre la capital.19 Unaelección tan diestra conciliaba a los “ojos” de Tunja con los “duros” del Socorro.A n de denir los límites del arreglo negociado, Berbeo le transmitió a los dostunjanos un borrador de trabajo redactado por él y por don Pedro Nieto. En losdos días febriles que siguieron, del 3 al 5 de junio, el comandante supremo y

muchos otros capitanes de Tunja, el Socorro y Bogotá participaron activamenteen las discusiones que culminaron en el texto nal.

Se dejará para los dos capítulos siguientes un análisis más detallado de lascapitulaciones. Baste con decir que el borrador Berbeo-Nieto anticipaba algunasde las cláusulas más importantes del texto denitivo de las capitulaciones.20 Entresus propuestas más destacadas guraban la abolición del impuesto de armadade Barlovento y del monopolio real de tabaco, una reducción del precio de la sal

y el aguardiente así como del tributo anual de los indios, el exilio del regentevisitador general, la preferencia a los criollos en los cargos administrativos,el adiestramiento militar los domingos para las tropas de los comuneros y elestablecimiento de un corregimiento aparte para Socorro-San Gil.

El 5 de junio a las 10 de la noche los comisionados recibieron de unmensajero de Juan Francisco Berbeo el texto propuesto para las capitulaciones.El arzobispo, desolado ante la implacable audacia de las exigencias, lo envió a

Bogotá, sin recomendar su aceptación o su rechazo. Posteriormente escribió elarzobispo acerca de la posición de la junta: “No pudo éste menos de rehusarse,por la primera vez, a la aprobación de unas proposiciones tan vergonzosase insolentes”.21

19 Declaración de Berbeo, 14 de septiembre de 1782, en Briceño, Los Comuneros.págs. 208-209; declaración de Pavón y Gallo.

20 Ibíd.; CA, 2:17-18.21

Comisionados a Pey y Ruiz, 5 de junio de 1781, AGI/ ASF 663-A; Caballero y Góngora aPey, 6 de junio, ibíd.; Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1781, en CA, 2:62.

Page 208: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 208/377

208

John Leddy Phelan

Al día siguiente la junta se reunió en Bogotá. Su decisión unánimefue devolver el texto a los comisionados en Zipaquirá, con instruccionescortantes de que negociaran una revisión de las numerosas cláusulas queperjudicaban la hacienda real.22 La junta amonestó a los comisionados paraque se ciñeran a su mandato, que era el de negociar y no el de aceptar undictado impuesto unilateralmente por los socorranos.

Poco después de que la junta hubiera llegado el 6 de junio a esa decisión,el comandante supremo recibió una carta incendiaria de Bogotá. Aunque su textoha desaparecido, es posible reconstruir su contenido. El anónimo corresponsaltenía acceso evidentemente a los más altos círculos del gobierno, ya que estaba

enterado de la decisión de la junta. Saltan a la vista dos posibilidades, aunquesólo hay indicios remotos para sustentar una de las dos conjeturas.

Un posible autor pudo haber sido Manuel García Olano. En los mesescríticos de marzo, abril y mayo García Olano no se esforzó en demostrar sulealtad a las autoridades. A diferencia de su pariente el marqués de San Jorge,ni siquiera aceptó un cargo en la milicia.

El otro posible autor pudo haber sido el lego dominico Ciriaco de Archila,

autor probable del poema subversivo. Las pruebas son circunstanciales, tenues,pero sugestivas. Al parecer, la carta contenía muchas confusas alusiones bíblicase históricas semejantes a las del poema, y su mensaje era idéntico al de “nuestracédula”: sólo la ocupación de la capital garantizaría que las autoridades nohicieran promesas que no tenían intenciones de cumplir.

El arzobispo Caballero y Góngora manifestó su cólera cuando escribióque la carta de Bogotá sólo podría haber sido escrita en el inerno, pues su autortrataba maliciosamente de socavar la credibilidad y las buenas intenciones delrey, de la junta de tribunales, y las suyas propias.23

En el campamento de El Mortiño la zozobra y la angustia prevalecíantanto entre patricios como entre plebeyos. Llovía fuertemente, con frecuentestormentas, y la posible escasez de alimentos contribuía a deteriorar más losánimos. Entre los soldados rasos cada vez obtenía más crédito la especie de

22 Actas de la junta, 6 de junio de 1781, AGI/ASF 663-A.23

El resumen de Caballero y Góngora es la única información disponible sobre el contenido dela carta: Caballero y Góngora a la junta, 6 de junio de 1781, ibíd.; CA, 2:36.

Page 209: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 209/377

209

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que el gobierno estaba tratando sólo de ganar tiempo con promesas falsas,mientras llegaban los refuerzos militares de Cartagena. Al propio mando deBerbeo se le estaba desprestigiando con el insistente rumor de que el arzobispolo había comprado con 15.000 pesos a n de que no llevara el ejército hastaBogotá. El chisme no se extinguió ni siquiera después de que el generalísimoreprendió en público a un correveidile.24 Los capitanes manifestaron su alarmay su consternación cuando se enteraron del contenido de la carta anónima.

En la crisis que se desarrollaba tan rápidamente, Berbeo tuvo que tomarmedidas enérgicas para rearmar su comandancia amenazada. Le llegó entoncesel turno de presionar al arzobispo. A mediodía, el generalísimo y doscientosde sus capitanes y soldados, incluido don Ambrosio Pisco, llegaron a la casaparroquial donde se alojaba el arzobispo. Cortés pero rmemente exigieronuna explicación sobre la alarmante carta procedente de la capital. El arzobispoles contestó con una larga exhortación en la que reiteraba a los capitanes las“buenas intenciones” de la junta.25 En una obra maestra de reticencia le dijoa su auditorio que la junta sólo deseaba revisiones y aclaraciones de detalle en eltexto de las capitulaciones.

Entretanto, una turba numerosa y cada vez más tumultuosa de plebeyosse congregaba en torno a la casa parroquial, con gritos y vociferaciones de“Guerra, guerra a Santa Fe”, mientras tocaban tambores y quemaban cohetes.Los capitanes, deliberadamente, se abstuvieron de salir al balcón para tratar decalmar a la muchedumbre cada vez más airada, lo que insinúa acaso que el altomando pudo haber organizado la manifestación. Pero el intrépido arzobispo,quien rara vez desconaba de sus poderes de persuasión, se presentó en elbalcón. La multitud enardecida gritó “Viva el rey”; pero también amenazó conquemar la casa si los comisionados no aprobaban de inmediato las capitulacionessin modicaciones adicionales.

Mientras crecía el tumulto frente a la casa parroquial, el arzobispo y loscapitanes trataban febrilmente de revisar algunas de las cláusulas del convenio.

24 Ibíd. Berbeo a Caballero y Góngora, 8 de mayo de 1782, Lilly Library, universidad de Indiana;

Pey a Flórez, 5 de junio de 1781, AGI/ASF 663-A.25 Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1781, en CA, 1:62-63.

Page 210: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 210/377

210

John Leddy Phelan

Pero en tales condiciones era imposible una verdadera negociación. Despuésde haber modicado o aclarado varias cláusulas, el estrépito de la calle hizo queCaballero y Góngora capitulara. Aceptó que el documento debería devolverseen forma inmediata a Bogotá. Prometió además que le advertiría a la juntasin rodeos que de no aceptar las capitulaciones Bogotá tendría que vérselascon la inminente invasión.26 El 31 de mayo el arzobispo había obtenido unavictoria importante cuando Berbeo aceptó negociar en Zipaquirá. Ahora teníaque pagar un alto precio por esa concesión de Berbeo.

El arzobispo se daba plena cuenta de las presiones que los “halcones”de su propio bando ejercían sobre Berbeo. Comprendía también que sólo el

supremo comandante tenía prestigio y autoridad para controlar y disciplinar alas legiones comuneras. Con realismo pero con tristeza, Caballero y Góngorareconoció que era menester aceptar los términos de Berbeo.

Convocada para una sesión urgente el 7 de junio a las 11 de la noche,la junta le explicó al rey que había impartido su aprobación con mucho des-gano y “con pleno entendimiento de que era nula e írrita”. Pero argüía que elasentimiento era la única manera de impedir el saqueo de Bogotá y “la totaldestrucción de la autoridad real”.27

El alegato debe tomarse con escepticismo. El saqueo no estaba de modaen 1781. Tampoco la meta de los comuneros era la independencia política.Pero al conjurar estas perspectivas alarmantes la junta trataba de justicar suconducta ante Carlos III y ante José de Gálvez.

Al día siguiente, antes de que el arzobispo celebrara misa y cantara untedéum, los dos comisionados se arrodillaron frente al prelado. Pusieron en susmanos el misal y luego juraron “por Dios nuestro Señor, por su Santa Cruz y

por sus santos cuatro evangelios, en nombre del Rey nuestro Señor, guardarlas capitulaciones propuestas por dicha Real Audiencia y junta”.28

26 CA, 1:62-63; Caballero y Góngora a la junta, 16 de junio de 1781, AGI/ASF 663-A.27 Actas de la junta, 7 de junio, AGI/ASF 663-A. Uno de los comisionados en Zipaquirá, Eus-

taquio Galavis, presuntamente emitió una especie de protesta secreta contra las capitulaciones el6 de junio, antes de que la junta les diera su aprobación ocial. En realidad, la protesta de Galavisno se produjo hasta el 13 de septiembre, cuando Bogotá estaba empeñada en una contrarrevoluciónen gran escala contra los comuneros. Silvia M. Broadbent, “La ‘protesta secreta’ de Eustaquio

Galavis revisada”, BHA56 (1969): 657-666.28 CA, 2:47-48.

Page 211: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 211/377

211

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Por no haber ocupado la capital, algunos historiadores han acusado aBerbeo de venalidad y de deslealtad con la causa que dirigía. Esos cargos,si no se examinan con ánimo crítico, deforman gravemente el signicadototal de la crisis de 1781.

Primero que todo, hay que examinar el cargo de corrupción. Como élmismo lo admite, el arzobispo Caballero y Góngora repartió liberalmente dineroentre quienes presumía a favor de su propuesta de negociar en Zipaquirá. Eloidor Osorio también había ido a Puente Real con fondos secretos, pero noencontró a nadie que quisiera aceptar su generosidad. Ignoramos la mayor partede los nombres de los beneciarios de la municencia episcopal, pero podemossuponer que entre ellos guran varios de los capitanes de Tunja. Sin embargo,estos tenían razones válidas y sucientes para oponerse a la ocupación de lacapital sin necesidad de ninguna recompensa pecuniaria. A veces se exagerael poder del dinero. Que se pueda “comprar” con sobornos a los individuos esuna simplicación grosera y cínica.

Es un hecho que el emisario en quien más conanza tenía Caballero yGóngora, Filiberto José Estévez, párroco de Oiba, le dio a Juan Francisco Berbeomil pesos para ayudar a la alimentación de las tropas.29 Pero esto sucedió despuésde que Berbeo había aceptado la negociación en Zipaquirá. No hay pruebas deque la suma se acercara siquiera a los 15.000 pesos de que hablaba la gente.Los mil pesos no fueron un soborno, en el sentido de que el arzobispo tratarade recompensar a Berbeo por haber accedido a negociar allí. Si lo fueron, setrata de una suma trivial.

El arzobispo estaba sumamente preocupado, por motivos tanto huma-nitarios como políticos, con el problema de alimentar a 20.000 soldados en unazona pequeña, no habituada a la presencia de semejante número de forasteros,quienes padecían además todas las morticaciones de un invierno torrencial.Temía sinceramente que aparecieran el hambre y las enfermedades, con elresultado probable de que el ejército, relativamente disciplinado, se convirtieraen una turba agresiva sobre la cual no podrían tener control los comandantes.

29 Berbeo a Estévez, 31 de mayo de 1781, en actas de la junta.

Page 212: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 212/377

212

John Leddy Phelan

Tan alarmado se hallaba Caballero y Góngora ante esta perspectiva que pidió ala junta de tribunales que creara un impuesto especial para los ricos de Bogotá,cuyo producto serviría para alimentar el ejército de los comuneros.30 Sosteníaque los ricos de la capital deberían estar dispuestos a dar un pequeño aportey evitar el posible saqueo de la ciudad. Esta insólita propuesta fue la únicaque le rechazó de plano la junta. Su presidente le escribió al arzobispo: “Estapropuesta está conforme el ánimo caritativo de vuestra excelencia, pero en lascircunstancias actuales la junta no considera aconsejable su adopción”.31

La junta tenía puesta su fe en la inminente culminación de un acuerdoen Zipaquirá. Pero el voluntarioso y mañoso arzobispo, a cuyos oídos llegabanlos gritos de 20.000 personas enfurecidas, decidió por su cuenta y riesgoimpedir el hambre así como la anarquía y el pillaje consecuentes. De ahí queel donativo de mil pesos no fuera un soborno sino un aporte a la alimentaciónde la tropa.

La decisión de Berbeo de negociar en Zipaquirá ha sido comentadadesfavorablemente por dos tipos de historiadores. Su reprobación procede de lanaturaleza de sus respectivas convicciones políticas. Un grupo cree que la Revo-lución de los Comuneros fue el primer intento serio de conseguir la independenciapolítica de la corona española.32 Otro tipo de historiador con inclinacionesizquierdistas, ve la crisis de 1781 como una revolución social incipiente de

30 Caballero y Góngora a Pey, 2 de junio, ibíd.31 Pey a Caballero y Góngora, 4 de junio, ibíd.32 Además de Briceño y de Cárdenas Acosta, los siguientes historiadores han interpretado a

los comuneros como precursores o como partidarios de la Independencia: Lewin,Túpac Amaru;Rodríguez Plata, Los Comuneros;Eugenio Ortega, “Informe”, BHA6 (1911): 423-434; ManuelCarreño, ibíd., págs. 361-386; Posada, Los Comuneros.Entre los historiadores que han rechazadola interpretación independentista guran: Liévano Aguirre, Los grandes conictos;Galán, “Galán”;Raimundo Rivas, “Duda Histórica”, BHA6 (1910): 125.61; Groot, Historia eclesiástica y civil;Forero, La primera república; José Antonio de Plaza, Memorias para la historia de Nueva Granadadesde su descubrimiento(Bogotá, 1850); Armando Gómez Latorre, Enfoque social de la revolu-ción comunera(Bogotá, 1973); Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX(Bogotá, 1964); Orlando Fals Borda, Subversión y cambio social(2a. ed., Bogotá, 1968); ÁngelCamacho Baños, Sublevación de los comuneros en el virreinato de Nueva Granada(Sevilla, 1925); Jesús María Henao y Gerardo Arrubla, History of Colombia,trad. por J. Fred Rippy (Chapel Hill,

1958); Obras completas del doctor Carlos Martínez Silva,Gustavo Otero Muñoz y Luis MartínezDelgado, eds. (Bogotá, 1937), 8:203-14; Restrepo, Historia de la revolución de Colombia.

Page 213: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 213/377

213

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

los de abajo, traicionada por los criollos de las clases altas.33 No compartoninguna de estas interpretaciones. Si la independencia o la revolución socialhubieran sido las metas tácitas de la “empresa”, ciertamente puede sostenersecon fundamento que Juan Francisco Berbeo del Socorro fue tanto un tonto comoun traidor al no haber avanzado los kilómetros que le faltaban para ocupar lacapital del Nuevo Reino.

Pablo E. Cárdenas Acosta, quizás el más notable historiador de loscomuneros, creía fervorosamente que la principal tendencia del movimiento seencaminaba a la emancipación política de España. Descendiente directo de JuanFrancisco Berbeo por la rama femenina, Cárdenas Acosta ofrece de la conducta

de su ilustre antepasado una explicación ingeniosa, aunque no convincente.34

Cárdenas Acosta fue el primer historiador que le dio considerableimportancia a la deserción de los tunjanos de la coalición. No se puede discutirese aspecto de su análisis, pero hay que recalcar lo decisiva que resultó lacaptación por las autoridades de la élite política criolla. Presumiendo que el virreyFlórez se proponía enviar una expedición al interior, y que estaba informadosobre la escasez de municiones en Bogotá, Berbeo decidió rmar una tregua en

Zipaquirá, según Cárdenas Acosta, mientras conseguía que la Gran Bretaña lesuministrara armamentos. Este razonamiento fue planteado inicialmente porBriceño, cuyo clásico estudio apareció en 1880.35

No sólo envió Berbeo a uno de sus ayudantes de conanza, en la épocade Zipaquirá, para que buscara la ayuda inglesa sino que, según Briceño yCárdenas Acosta, Berbeo y el marqués de San Jorge viajaron disfrazados en1783 a Curazao. Allí acudieron a Luis Vidalle para conseguir el apoyo de laGran Bretaña y reanudar las hostilidades en la Nueva Granada.

El viaje a Curazao es pura fantasía. Luis Vidalle era un agente doblemendaz que ofrecía sus servicios tanto a España como a la Gran Bretaña, y ladocumentación que sustenta sus pretensiones de haber sido agente de Berbeo

33 Liévano Aguirre es quien ha formulado con mayor coherencia esta hipótesis. Para expresionesun tanto más retóricas y emocionales ver: Arciniegas, Los comuneros;Galán, “Galán”; Latorre,

Enfoque social; José Fulgencio Gutiérrez,Galán y los comuneros(Bucaramanga, 1939); Luis TorresAlmeyda, La rebelión de Galán, el comunero(Bucaramanga, 1961).

34

CA, 2:295-311.35 Ibíd., 2:225-60; Briceño, Los Comuneros,págs. 92-94, 218-43.

Page 214: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 214/377

214

John Leddy Phelan

y del marqués de San Jorge es insuciente, internamente contradictoria y muypoco digna de conanza.36

Los grandes conictos sociales y económicos de nuestra historia,deIndalecio Liévano Aguirre, es uno de los libros de historia más inuyentesaparecidos en Colombia durante el siglo XX. Impulsado por un hondo anhelopatriótico de buscar una explicación histórica al hecho de que Colombia no hayapodido librarse de la ubicuidad y del poder de sus oligarquías, Liévano Aguirrele consagró especial atención a los comuneros. Ningún historiador objetivopuede negar su vasta erudición ni su punzante irreverencia. En Colombia esel historiador “revisionista” de más inuencia, que de manera implacable yfundamentada ha puesto en tela de juicio una serie de mitos de la historiografíacolombiana tradicional. Sin embargo, al hacerlo ha contribuido a fomentarciertos contramitos.

Al restarle importancia, no sin algo de injusticia, a la defección de Tunja,Liévano alega que la brecha básica no estaba entre Tunja y el Socorro sino entrelas élites criollas y los demás. Observa Liévano:

Como ya lo advertimos, el capitán de los comuneros era un criollo por

los cuatro costados, y su lealtad a la sublevación se mantuvo inalterable

mientras ella no sobrepasó los linderos de una revuelta compatible con

los intereses de la oligarquía criolla. Su comportamiento cambió, y no por

razones de indelicadeza personal, cuando la dinámica revolucionaria que

empujaba a las multitudes hacia Santa Fe, se tradujo en actos contrarios a

esos intereses, como la invasión de las tierras, los levantamientos indígenas,

la proclamación de monarcas aborígenes y la rebelión de los esclavos [...] La

revolución fracasó no porque las autoridades desconocieran posteriormente

las Capitulaciones, sino porque su ímpetu y energía fueron tronchados en

Zipaquirá, cuando la oligarquía criolla y sus representantes se negaron

a seguir vinculados al curso que había tomado la sublevación comunera

(págs. 483-485).

36 Ver mi “La misión de Luis Vidalle a Londres: realidad y mito”, BHA,en prensa.

Page 215: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 215/377

215

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Liévano ha presentado la defensa más elocuente del argumento deque la Revolución de los Comuneros fue una “revolución traicionada” por la“oligarquía” criolla, temerosa de la creciente radicalización del movimiento.37 Por más atractivo que sea para la izquierda actual, resulta engañoso sostenerque el movimiento de los comuneros era una revolución social potencialmenteextremista en la que las posiciones privilegiadas de los criollos se veíanamenazadas por las clases bajas.

Las aspiraciones de los plebeyos no constituían riesgo alguno para lospatricios. El pueblo quería la abolición de varios monopolios reales, la supresiónde las restricciones al cultivo del tabaco, precios al por menor más bajos para eltabaco y el aguardiente, y reducción de las alcabalas, objetivos que compartíanlos criollos de la clase alta. Empero, la diferencia básica entre los dos gruposno era de objetivos sino de tácticas. Los plebeyos creían de manera simple que laocupación de la capital era la única garantía cierta de lograr atención a esas quejasespecícas. Por su parte, los patricios, con mucho más experiencia política, erandueños de una larga tradición de negociaciones y de compromisos dentro de laburocracia. De ahí que la negociación en Zipaquirá y no en la capital fuera paralas clases altas un arbitrio razonable y conforme al espíritu de descentralizaciónburocrática, modo de gobierno que ellos trataban de restaurar.

Además, los hombres de Zipaquirá daban por sentada una noción dela legitimidad política basada en el principio de la autoridad de la tradiciónsancionada por la Divina Providencia. Si el rey no podía hacer el mal, y si erael ungido del Señor, quedaban pocas alternativas distintas de negociar en últimainstancia con sus ministros. Una generación más tarde, los hombres de 1810sustentarían un principio de legitimidad política más racional y secular, paraenfrentarlo al concepto tradicional.

En los criollos, la insatisfacción de los indios no suscitaba temoresprofundos de una revolución social proveniente de abajo. Ambrosio Pisco resultó

37 Uno de los primeros en formular esta tesis de “la revolución social frustrada y traicionada”

fue Luis López de Mesa, Escrutinio sociológico de la historia colombiana(Bogotá, 1956). Parauna aplicación de esta hipótesis al periodo republicano ver Fals Borda, Subversión.

Page 216: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 216/377

216

John Leddy Phelan

ser un dúctil jefe titular de los indios, y Berbeo se lo ganó tanto para controlara los indios como para amedrentar a las autoridades de Bogotá.38

La rebelión de los esclavos en Antioquia se presentó apenas mesesdespués de los sucesos de Zipaquirá. José Antonio Galán liberó unos cuantosesclavos, pero después de la primera semana de junio, cuando ya estaba decididala suerte de los comuneros. Y si se distingue cuidadosamente entre los hechosy los mitos, las proezas de Galán no lo convirtieron en revolucionario social.Como veremos en los capítulos 15 y 16, el arzobispo y la audiencia, variosmeses después de lo de Zipaquirá, crearon el mito de José Antonio Galán comopartidario de una revolución social desde abajo, a n de intimidar a los criollospara que renovaran su lealtad a la corona.

Uno de los factores más asombrosos en la Revolución de los Comuneroses la disciplina y la sensata conducta de los plebeyos. Hay, cuando mucho, mediadocena de casos documentados referentes al saqueo de la propiedad privada. Enla mayor parte de los casos los capitanes devolvieron a sus dueños lo robado.Es ésta una circunstancia verdaderamente extraordinaria. Las muchedumbressolían quemar el tabaco de los monopolios reales. Muy rara vez lo fumaban parasu propio disfrute. Vaciaban a la calle las cubas de aguardiente pertenecientestambién al monopolio real, pero rara vez lo bebían. Si tal cosa hubiera acontecidoa menudo, la Revolución de los Comuneros no hubiera tardado en degeneraren orgía alcohólica, lo que ciertamente no sucedió.

Nadie menos que un testigo tan penetrante como el arzobispo se sentíaimpresionado, cuando no, a veces, un tanto horrorizado, de la disciplina que loscapitanes del Socorro habían impuesto a sus partidarios.39 La cólera apasionadade los plebeyos se expresaba, hasta enronquecer, con gritos y vociferacionesen las plazas. Cuando se amotinaban, por ejemplo el 7 de junio, lo hacíanprobablemente siguiendo órdenes de Berbeo con la intención de presionar alarzobispo. Dado que vivían en una sociedad aristocrática, los plebeyos creían

38 Caballero y Góngora mencionaba la actitud de los comuneros hacia sus aliados “los indios,a quienes miraban con desprecio”. Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1781, en CA,

2:61.39 Caballero y Góngora a Pey Ruiz, 17 de mayo de 1781, AGI/ASF 663-A.

Page 217: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 217/377

217

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que sus quejas serían atendidas por los únicos jefes a quienes otorgaban unalealtad y un respeto instintivos: los patricios criollos locales.

Constituiría grave error introducir en el mundo de 1781 el descontentopopular de épocas posteriores. La Revolución de los Comuneros no fue unarevolución social abortada por la traición de los criollos, ya que ni patricios niplebeyos pretendían una revolución social. El movimiento de los comunerosfue una crisis socioconstitucional y sociopolítica, en la que las innovacionesscales introducidas por el regente visitador general no eran sino la parte visibledel iceberg.

Aunque patricios y plebeyos diferían acerca de la táctica, compartían

una unidad de propósitos profunda. Unos y otros rechazaban el cambio, elcambio que estaba tratando de imponerles Gutiérrez de Piñeres. Todos soñabancon retornar a una edad de oro en el pasado, al mundo anterior a 1778. Para losplebeyos ese pasado idealizado era un mundo de impuestos no muy altos yrecolectados con cierta inecacia. Para los patricios, un mundo en el que ellosejercían el cogobierno con los burócratas españoles de la península.

Hay una última cuestión digna de análisis detallado: ¿previó Berbeo que

las capitulaciones serían anuladas posteriormente? Jurídicamente hablando,unas capitulaciones eran un tratado o un acuerdo solemne entre el rey y unode sus súbditos, o un grupo de éstos, en el que las dos partes contratantesreconocían servicios y obligaciones mutuos.

Si bien aceptaban que las capitulaciones de Zipaquirá se habían obtenidocon intimidación y con amenaza de fuerza, Berbeo y sus capitanes presumíanevidentemente que obtendrían la indispensable raticación del rey. ¿Por qué?Las élites políticas tanto españolas como criollas eran partes en el acuerdo, elcual disfrutaba también de un apoyo popular militante. Con seguridad, el rey nohabría de rechazar un tratado rmado en esas condiciones: ese debió de habersido el razonamiento de los capitanes comuneros.40 Tal suposición resultababastante explicable, dada la tradición, durante tanto tiempo respetada, en virtudde la cual las élites criollas estaban hechas a que sus puntos de vista fuerantomados en serio por las diversas instituciones gubernamentales.

40 Forero, La primera república,págs. 51-65.

Page 218: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 218/377

218

John Leddy Phelan

En realidad, los criollos cometieron un error de cálculo grave. Tan prontolas autoridades desarmaron a los comuneros y restablecieron el control del rey,anularon formalmente el tratado, con el argumento de que les había sidoimpuesto por la fuerza. El espíritu jurídico de las capitulaciones pertenecíaal siglo XVI, cuando los conquistadores rmaban a veces un contrato formalcon la corona a n de emprender determinada conquista. Se pormenorizabanen forma exacta los privilegios, recompensas y obligaciones de los conquista-dores. Sus herederos argumentaban a menudo en memoriales jurídicos que lacorona tenía la obligación contractual de cumplir sus promesas, dado que susantepasados habían conquistado el Nuevo Mundo. En el empleo de la palabra

“capitulaciones”, rica en connotaciones del siglo XVI y poco usada en el sigloXVIII, estaba implícita la noción de que los ciudadanos de la Nueva Granada,como herederos y descendientes de los colonizadores, tenían ciertos derechosbásicos prescriptivos que la corona estaba obligada a respetar.41

De ahí que las tradiciones políticas que informaban las capitulacionesde Zipaquirá fueran anatema para los absolutistas de Carlos III. La teoríapolítica implícita de los jefes comuneros retrocedía a la América del siglo XVI,mientras que los magistrados en Bogotá y Madrid se guiaban por el espíritu deldespotismo ilustrado francés, dentro del cual la sola obligación de los súbditosera la obediencia a las autoridades constituidas.

La decisión de Juan Francisco Berbeo de negociar en Zipaquirá resultó deuna compleja conjunción de acontecimientos. Ciertamente pesó la reticencia deTunja. Más decisivo aún fue el deseo de Bogotá de hacer grandes concesiones,y el éxito de Bogotá al establecer una alianza con el sólido establecimientopolítico procriollo de la capital, que había sido el aliado silencioso de los

socorranos. Y nadie en Zipaquirá se olvidaba de la guarnición del virrey Flórezen Cartagena.La demostración más convincente de que el movimiento de los comu-

neros fue una crisis política y constitucional aguda, y no un paso hacia laindependencia ni una revolución social traicionada, la constituye el texto delas propias capitulaciones, tema de los dos capítulos que siguen.

41 Silvio Zavala, Las instituciones jurídicas en la conquista de América(México, 1971), pág.

105; José María Ots Capdequí, “El derecho de propiedad en nuestra legislación de Indias”, Anuariode historia del derecho español,2 (1925): 49-169.

Page 219: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 219/377

13. Las capitulaciones de Zipaquirá: aspectosscales

Teoría y espírituEl tratado que la junta superior de tribunales raticó ante los capitanescomuneros el 8 de junio en Zipaquirá es uno de los documentos sociopolíticosy socieconómicos más notables en toda la historia del imperio español en elNuevo Mundo. Constituye expresión elocuente y conmovedora de las esperanzas

y los temores de un pueblo sencillo pero orgulloso que trataba de armar supropia identidad en una época difícil.El origen ideológico de las capitulaciones es doble. Por una parte, como

se mostró en el capítulo anterior, las capitulaciones se remontan al periodo dela conquista española. En segundo lugar, entretejidos en el texto se hallan elespíritu y el acento de los teóricos clásicos de la política en España durante lossiglos XVI y XVIII, entre quienes sobresale Francisco Suárez, el teólogo jesuita.

Viviendo bajo los Habsburgos, propugnaban una monarquía fuerte, pero tambiéndefendían vigorosamente los derechos de las corporaciones públicas y de losindividuos, fundados en la ley divina, natural y consuetudinaria. En el cursode este análisis surgirán las tensiones y las contradicciones entre estas dostradiciones políticas diferentes.

Los hombres de 1781 se enfrentaban a la cuestión primordial que todasociedad política ha de confrontar en un momento dado: cómo reconciliar elpoder coactivo del Estado con la libertad de los grupos y de los individuos. Ensu búsqueda de respuestas, los principios losócos y la retórica que empleabanprovenían no del mundo contemporáneo sino del más distante pasado medieval,renacentista y barroco de Castilla y de América.

No existen, por ejemplo, rastros de la ideología política de la Ilustración,que tanta inuencia ejercía en el movimiento contemporáneo de la independen-

cia norteamericana. No hay referencia a los derechos inalienables del hombre ni

Page 220: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 220/377

220

John Leddy Phelan

ninguna armación explícita de la soberanía popular, tal como la había denidoLocke.1 Pero el antiguo término español, el común, aparece constantemente.El supuesto castellano del medioevo tardío, de que el rey no podía imponergravámenes nuevos sin alguna forma –no especicada– de asentimiento por partede sus súbditos, está profundamente arraigado en ese documento. Una premisaimplícita es la de que el rey y sus súbditos colegislen en todos los asuntos queafecten al bien común.

Tampoco hay en las capitulaciones alusión alguna al gobierno repre-sentativo, tal como se había congurado en el mundo anglosajón durantelos siglos XVII y XVIII. Lo evidente, sin embargo, es la rearmación de la

tradición hispanoamericana de asentimiento de los gobernados por medio dela negociación burocrática. Aunque brillan por su ausencia las abstraccionespolíticas explícitas, existe la indicación implícita de que el gobierno se basaen el consentimiento de los gobernados y en la primacía de las leyes y lascostumbres frente al querer del príncipe.

El Nuevo Reino de Granada es uncorpus mysticum politicum,unacomunidad política con sus costumbres y leyes propias que no pueden ser violadas

impunemente ni por el rey ni por sus ministros. Bajo los Austrias, los lazos queunían los establecimientos de ultramar a la península no eran, jurídicamente,los de una colonia con la madre patria; criterio que, en cambio, prevalecíaentre la burocracia de Carlos III. Cada audiencia era legalmente un reinoinalienable, aunque subordinado, ligado en una unión personal con las coronasde Castilla y de León.2 Como muestra de su estatuto soberano, las audiencias,en persona colectiva, disfrutaban del rango, título y tratamiento de “alteza”,anticuada terminología de los Austrias, ya pasada de moda bajo Carlos III, quelas capitulaciones emplearon.

El texto de las capitulaciones exalta explícitamente a los primerosvirreyes: Sebastián de Eslava, José Alfonso Pizarro y José de Solís. Retrospec-tivamente, sus regímenes se convirtieron en una edad de oro cuyo retornoanhelaban nostálgicamente los comuneros. El texto de las capitulaciones se

1

Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano,págs. 114-119.2 Ver mi Kingdom of Quito,págs. 119-21.

Page 221: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 221/377

221

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

halla animado por la noción de que la Nueva Granada tenía una “constituciónno escrita”, una especie de contrato social informal basado en la costumbre y losprecedentes, ostentosamente violado por las políticas scales y administrativasdel regente visitador general. La “constitución no escrita” comenzó a corroersegradualmente hacia 1760, cuando el virrey Pedro Mesía de la Cerda introdujo elmonopolio del tabaco, proceso que culminó en la administración de Gutiérrezde Piñeres. La nalidad ostensible de las capitulaciones consistía en un retornoal statu quo anterior a 1760.

El texto nal consta de un preámbulo, treinta y cuatro artículos sobreabusos especícos y un artículo nal sobre el procedimiento de raticación.Fue redactado a toda prisa entre el 3 y el 5 de junio, con base en un borradorque presentaron Juan Francisco Berbeo y Pedro Nieto. El lenguaje no carece decierta belleza arcaica y de una apasionada dignidad. En algunas partes es, sinembargo, rústico y estorboso. El idioma de las capitulaciones presenta un fuertecontraste con la prosa burocrática fríamente racional y elegantemente cinceladade un Caballero y Góngora o de un Gutiérrez de Piñeres.

En el orden de las cláusulas no se advierte una secuencia lógica.Según Rafael Gómez Hoyos, la organización y el espíritu de las capitulacionescorresponde a la tradición casuista de los teólogos españoles de los siglos XVIy XVII.3 La casuística era una rama de la losofía moral en la que los principiosteóricos se conguraban y se expresaban por medio de casos concretos yde su aplicación a circunstancias prácticas. Se le ha reprochado ser en excesosutil, intelectualmente deshonesta, sofística inclusive. Debe advertirse al lectorque no aplique ahora el signicado derogatorio que usualmente tiene. Lascapitulaciones distaban de ser sutiles en exceso, intelectualmente deshonestas,o sofísticas. Por el contrario, sus principios teóricos están insertos dentro decuestiones muy concretas y especícas. Constituyen, en efecto, una larga listade quejas pormenorizadas, y los principios teóricos aparecen más implícita queexplícitamente. En este sentido se asemejan a loscahiers que los ciudadanosfranceses presentaron a los diputados del tercer estado, en 1789, los cuales

3 Gómez Hoyos, La revolución granadina,1: 181-82.

Page 222: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 222/377

222

John Leddy Phelan

recalcaban quejas especícas y dejaban completamente a un lado los principiosexplícitos de la losofía política.4

En el preámbulo, Juan Francisco Berbeo habla no como representantede una muchedumbre tumultuosa sino como el vocero, elegido popularmente, dela comunidad política de la Nueva Granada, delcorpus mysticum politicum.5 Dando por sentado el añejo principio del origen popular de la soberanía, él, JuanFrancisco Berbeo, del Socorro, “comandante general de las ciudades, villas ypueblos que por comunidades componen la mayor parte de este Reino”, trata deconcertar un tratado con los representantes de la corona en el que quede denidala autoridad pública en busca de la consecución delbonum commune,del biencomún de todo el reino.

El comandante general de las ciudades, villas y pueblos que por comunidades

componen la mayor parte de este Reino, y en nombre de las demás restantes,

por quienes presto voz y caución, mediante la inteligencia en que me hallo

de su concurrencia, para que unánimes todos juntos como a voz de uno, se

solicitase la quitación o relevación de unos pechos y minoración de otros

que insoportablemente padecía este mísero Reino, que no pudiendo ya

tolerarlos por su monto, ni tampoco los rigurosos modos instruidos para su

exacción, se vio precisada la villa del Socorro a sacudirse de ellos, del modo

que es notorio, a la cual siguieron las demás parroquias, pueblos, ciudades

y lugares, por ser en todos ellos uniforme el dolor, y como haya mediado

por su intermedio y se acelere por la convención que todos los principales

unívocamente propendemos: parezco ante Vuestra Alteza la audiencia con

mi mayor rendimiento por mí y en nombre de todos los que para dicha

comandancia me eligieron, y de los demás que para este n se han agregado,

4 Daniel Mornet, Les origines intellectuelles de la révolution française(París, 1967), págs.452-65; George V. Taylor, “Revolutionary and Non-revolutionary Content in the Cahiers of 1789:An Interim Report”, French Historical Studies7 (1972):479-502.

5 Para un análisis convincente de la inuencia indirecta del pensamiento de Suárez sobre el

tono y el espíritu de las capitulaciones, ver Gómez Hoyos, La revolución granadina,1:183-85.También cap. 6, notas 9-17.

Page 223: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 223/377

223

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

presentes y ausentes, en virtud de 10 que se me ha prevenido por los señores

comisionados exponga: propongo las capitulaciones siguientes.6

El tono orgulloso, incluso altivo pero respetuoso siempre, de Berbeo,tan evocador de la rmeza de los conquistadores, chocó profundamente a esosburócratas de Carlos III, para quienes los súbditos debían obediencia ciega a laautoridad constituida.

Un análisis cuidadoso de las capitulaciones revela que Juan FranciscoBerbeo encabezaba una variada coalición. En el documento se encuentranrepresentadas las aspiraciones de todos los sectores importantes. Los indios, los

campesinos pobres, mestizos y criollos, los pequeños comerciantes, la pequeñanobleza de los pueblos y las élites burocráticas de Bogotá recibieron todosconcesiones sustanciales. Ahora examinaremos lo que cada grupo obtuvo.

Los indiosDesdeñados tanto por los criollos como por los mestizos, los indios eran a losumo socios minoritarios de la coalición. Pero nadie más consciente que el

generalísimo, de la necesidad de aliviar su infortunio. De ahí la insistenciade Berbeo en que don Ambrosio Pisco, jefe titular de los indios, participaraformalmente en la redacción del acuerdo.7

Los principales beneciarios de la cláusula 14 eran los indios. Criticandoamargamente los precios que tenían que pagar los consumidores con el nuevomonopolio real, la cláusula abogaba por la restauración de las salinas a lascomunidades indígenas a las que pertenecían desde tiempo inmemorial. Conel nuevo monopolio el precio de una arroba de sal había subido de dos a tresreales y medio. Como es obvio, esa fuerte alza en unos pocos años afectaba

6 Cárdenas Acosta publicó el texto denitivo de las capitulaciones (CA, 2:18-29). Para el textocompleto ver ibíd., págs. 18-29. Las únicas referencias en adelante serán a citas directas, señaladasentre paréntesis, dentro del texto. El texto de las capitulaciones en Briceño es un borrador casinal, que no tiene diferencias sustanciales con el texto denitivo. Hay, sin embargo, diferenciasde lenguaje: el penúltimo texto emplea una retórica más agresiva en algunas ocasiones. Se haránnotar esas diferencias cuando sean signicativas.

7 Confesión de Ambrosio Pisco, 8 de octubre de 1781, AHN, Los Comuneros, 14: 28-35. Para

las quejas de los indios sobre sus resguardos dirigidas a Berbeo en Zipaquirá, ver Quaderno devarias representaciones ante... Berbeo, AGI/ASF 663.

Page 224: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 224/377

224

John Leddy Phelan

más duramente a las clases bajas. Otra fuente de acendrada amargura consistíaen que el monopolio de la sal exigía que los compradores pagaran en metálico,aboliendo así el trueque tradicional.

La cláusula catorce se encaminaba a dos fuentes distintas de descontentoy a dos intereses hasta cierto punto diversos. Todos los consumidores, los pobresen particular, se beneciarían con una rebaja en el precio de ese artículo y con larestauración del pago en especie (el oro y la plata eran cada vez más escasos).Los otros interesados eran los indios de la región de Zipaquirá, ferozmenteresentidos por la reciente conscación de sus ancestrales minas de sal.8

Pero la cláusula séptima era la que se concentraba en las fuentes másvirulentas del descontento indígena: 1) el tributo, 2) las exacciones del clero y3) los resguardos. El lenguaje expresa una simpatía paternalista, reminiscentede los Habsburgos, ante el predicamento de los indios:

Que hallándose en el estado más deplorable la miseria de todos los indios,

que si como la escribo porque la veo y conozco la palpase V.A. [la

audiencia], creeré que, mirándolos con la debida caridad, con conocimiento

que pocos anacoretas tendrían más estrechez en su vestuario y comida,

porque sus limitadas luces y tenues facultades de ningún modo alcanzan,

con sus cortas siembras, a satisfacer el crecido tributo que se les exige con

tanto apremio (CA, 2:20).

Aparte del preámbulo, en ninguna otra parte el comandante supremousa la primera persona. Su empleo en la cláusula 7 sirve para encarecer laurgencia de aliviar la suerte de los indios, y más adelante la cláusula ofrecíaremedios tangibles y signicativos en algunos aspectos.

La cláusula pedía que el tributo se redujera a cuatro pesos por parejade cónyuges. Contenía también una concesión a los negros libres, quienestradicionalmente estaban obligados a pagar un tributo, aunque la recolecciónde éste fuera esporádica. Ese tributo, el requintado, era sólo de a dos pesos, lo

8 Para antecedentes sobre estas salinas ver Calderón, Elementos,págs. 371-409.

Page 225: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 225/377

225

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

que indica que ese grupo tenía una posición social superior en algo a la delos indios. Incidentalmente, ésta es la única referencia en las capitulacionesa los negros libres, y no se habla para nada de la pequeña colectividad deesclavos negros. Es verdad que los negros se beneciaban también con elconjunto de medidas encaminadas a aliviar la suerte de los pobres. En 1781nadie, ni en la América inglesa ni en la española, estaba dispuesto a contemplarseriamente la abolición de la esclavitud.

En vista del drástico descenso de la población india los ingresos que lacorona derivaba del tributo no constituían ya parte importante de los ingresosreales. Algunos magistrados, como el scal Moreno, habían llegado a reconocerque era factible suprimirlo sin mayor daño; éste, sin embargo, no insistió ensu punto de vista.9

La cláusula séptima denostaba a los corregidores y al clero parroquialcomo aliados para la explotación de los indios. Los corregidores recibían apoyoentusiasta del clero, ya que parte del tributo servía para pagar los estipendiosde los curas en las parroquias de indios. La cláusula prohibía que el clerorecolectara honorarios por administrar los sacramentos de la extremauncióny del matrimonio, y por los entierros –una práctica que de largo tiempo atráshabía indignado a los indios y que los burócratas de todo el imperio reprobabandesde hacía mucho, aunque con diversos grados de fervor, como una cargainnecesaria para los indígenas.10

Por signicativas que estas propuestas resultaran para aliviar lapenuria, la principal queja de los indios era la absorción de sus tierras comunalesancestrales, los resguardos, por la creciente población de criollos y mestizos.Desdichadamente, la mayoría de los historiadores han pasado por alto elsignicado de estas frases: “Que los indios [...] sean devueltos a sus tierrasde inmemorial posesión, y que todos los resguardos que de presente posean

9 Moreno a Flórez, 18 de noviembre de 1778, en González, El resguardo.págs. 144-45. En1810 el tributo de los indios le producía al tesoro real sólo 47.000, dentro de un gran total de2.453.096 pesos (Restrepo, Historia de la revolución de Colombia.1:29).

10

Para algunos ejemplos de los reclamos de los indios ver AHN,Caciques e Indios ,58:891-996.

Page 226: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 226/377

226

John Leddy Phelan

les queden no sólo en el uso sino en cabal propiedad para poder usar de elloscomo tales dueños (CA, 2:15)”.11

Como el iceberg, el verdadero signicado de estas frases yace debajo dela supercie. Por un lado, la cláusula repudiaba aparentemente toda la políticade consolidación de tierras comunales efectuada en los decenios anteriores.Pero debe recordarse que la fuerza decisiva tras la “reforma de la tierra” enlos años de 1770 era la avidez de tierra y de brazos por parte de criollos ymestizos, cada vez más numerosos. Estos grupos étnicos eran la osatura de la“empresa”. Ningún jefe comunero responsable podía desconocer sus intereses.

Lo que parece signicar este lenguaje es que los resguardos adquiridosrecientemente por criollos y mestizos debían ser devueltos a los indios y que nodebían efectuarse consolidaciones posteriores. Supercialmente, tal propuestaparecería completamente inaceptable para los criollos y los mestizos.

La contradicción es más aparente que real. La clave reside en la últimafrase. Los indios deberían recibir un título de propiedad de sus tierras comunales,y por consiguiente tendrían libertad para venderlas. Y eso era precisamente lo

que deseaban criollos y mestizos. Dentro de un régimen de plena propiedadlos indios empobrecidos, ante la incapacidad de afrontar gastos ordinarioso extraordinarios, podrían fácilmente ser persuadidos a vender sus tierras.Abundaban las tierras potencialmente cultivables. La mano de obra era escasa.Los criollos y mestizos necesitaban arbitrios para forzar a los indios a salir desus tierras ancestrales y quedar por tanto sin más alternativa que entrar a lafuerza laboral como asalariados mal remunerados. Si alguna vez se hubieraaplicado la cláusula séptima, los resguardos habrían desaparecido al cabo deuna generación y su población indígena se habría incorporado a la fuerza laboralcampesina con salarios irrisorios.

En esta instancia importante los jefes comuneros fueron culpables dedoblez política. Simultáneamente proponían la restauración de los resguardosindígenas y una fórmula mediante la cual los agricultores no indios podrían

11

Colmenares es el único historiador que menciona, aunque de pasada, esta frase clave, enTunja, págs. 209-210.

Page 227: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 227/377

227

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

devorar lo que quedaba de tierras de resguardo.12 Juan Francisco Berbeoencabezaba una coalición disímil. En este caso particular los intereses vitalesde dos de sus componentes estaban en conicto. Si bien Berbeo reconocía lagravedad de las quejas de los indios, las aspiraciones de los campesinos criollosy mestizos merecían una prioridad política más alta que la suerte de los indios.Aquellos eran, al n de cuentas, el meollo de la coalición, mientras que losindios constituían sólo un componente periférico. El generalísimo tuvo que tomaruna de esas rudas decisiones políticas que suelen presentárseles a todos los queadelantan con éxito una política de coalición, y se inclinó ante las presiones másfuertes. Mientras hacía concesiones sustanciales al contingente indio, con menor

inuencia en su alianza, no podía prohibirles a sus aliados criollo-mestizos hacerlo que habían venido haciendo durante decenios enteros: aferrarse a las tierrasde la población indígena, la cual iba en constante disminución.

El arzobispo Caballero y Góngora, cuyas prioridades políticas eran dis-tintas de las de Berbeo, trató de corregir la balanza entre las comunidades indiay criollo-mestiza. El arzobispo virrey volvió a la política formulada inicialmentepor Gutiérrez de Piñeres en su importante memorando del 3 de febrero de 1780.

Al auspiciar un regreso cauteloso a una forma modicada de paternalismo, elarzobispo virrey no hizo ningún intento por derogar las consolidaciones ya efec-tuadas en 1780, pero prohibió que se efectuaran otras. Ante todo, insistióen que los indios sólo podrían tener el usufructo, no la nuda propiedad. Porconsiguiente, ni siquiera podían arrendar sus tierras comunales; mucho menosvenderlas. En los últimos tres decenios de su existencia el régimen virreinal seaferró tenazmente a esta política.13

Un programa para los plebeyosSi las capitulaciones prometían cierto alivio para los indios, los plebeyos de lospueblos y parroquias rurales obtenían también enormes concesiones en el aspectoque más los afectaba: los impuestos. El preámbulo decía que los impuestos

12 Este aspecto de la cláusula séptima se escapó, al parecer, a la atención del exjesuita peruano Viscardo, cuando encomiaba la magnanimidad y la liberalidad de los criollos con los indios. Cárdenas

Acosta, de manera algo acrítica, cita palabras de Viscardo (CA, 2:54).13 Para los resguardos después de 1781, ver cap. 7, notas 12-19.

Page 228: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 228/377

228

John Leddy Phelan

eran intolerables “por su monto y por los rigurosos modos instruidos para suexacción”. Las capitulaciones repiten incesantemente que la Nueva Granada eraun país empobrecido que no podía permitirse el pago de nuevos impuestos, y conla misma frecuencia se quejaban del modo implacable como eran recolectados,y al que consideraban humillante y degradante para la dignidad innata de losvasallos leales al rey.

Las capitulaciones no anticipan el principio igualitario de que todoslos impuestos deberían recolectarse por igual entre todas las clases, el tipo deprincipio de la Ilustración que Nariño y otros jefes de la independencia habríande reivindicar una generación más tarde. Por el contrario, se remontaban a la

noción medieval de justicia distributiva, formulada por Santo Tomás de Aquino ypopularizada luego en el mundo hispánico por Francisco Suárez.14 Miembros deuna sociedad basada en desigualdades intrínsecas y en privilegios hereditarios,los ciudadanos de la Nueva Granada se aferraban aún a la anticuada nociónmedieval de que los impuestos debían establecerse según una tabla diferencialde acuerdo con la riqueza y la posición social.

Tampoco se trataba de que los leales vasallos del rey en 1781 se negaran

a pagar impuestos. En la cláusula 15 explican su actitud:

Ofrecemos como leales vasallos, que siempre y cuando se nos haga verlegítima urgencia de S.M. para conservación de la fe, o parte, aunque sea la

más pequeña de sus dominios, pidiéndosenos donativo, lo contribuiremoscon grande gusto, no sólo de este tamaño, sino hasta donde nuestras fuerzas

alcanzaren, ya sea en dinero, ya en gentes a nuestra costa, en armas,caballos o víveres, como el tiempo lo acreditará (CA, 2:24).

Estas sentencias arrojan mucha luz sobre el talante de los hombres de1781. Los ciudadanos del Nuevo Reino de Granada habrán de ser los juecesrespecto a si el rey tiene legítima necesidad de nuevos impuestos para defender lafe o el reino. La implicación muy clara es la de que Carlos III y sus ministrosno han persuadido a sus leales vasallos de la necesidad de los impuestos que

14 Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano,págs. 114-19.

Page 229: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 229/377

229

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

el regente visitador general empezó a establecer en 1778. Otra implicacióninequívoca es la de que toda nueva carga scal, por justicada que sea sucausa, deberá obtener, en alguna forma no especicada, el consentimientode los gravados.

Estas doctrinas eran profundamente ajenas a la mentalidad de los tecnó-cratas absolutistas que gobernaban la España de Carlos III. Gutiérrez de Piñeresexpresó enérgicamente el abismo entre sus tecnócratas y los súbditos del rey enla Nueva Granada en la carta al virrey Flórez en la que hablaba despectivamentede los alcances y de la responsabilidad de los plebeyos (capítulo 2).15

El impuesto de armada de Barlovento quedó abolido de plano “tan

perpetuamente que jamás vuelva a oírse su nombre”.16 La tasa del tradicional ymás antiguo gravamen de alcabala se redujo del 2 al 4 por ciento. Además, lasmercancías sujetas a él se redujeron a productos europeos, a telas, lino, mantas,cacao, conservas en azúcar, tabaco, acémilas, tierras, casas y ganado. Quedaronespecícamente exentos de alcabala todos los alimentos, el algodón, la hilazade algodón, por ser “frutos que propiamente sólo los pobres los siembran ycogen” (CA, 2:21). Además, como la hilaza de algodón era utilizada por

los pobres del Socorro y San Gil como una especie de moneda, la inclusiónde ésta en la alcabala, por parte del virrey, constituyó una torpeza política deprimera magnitud.

El blanco más visible de la ira popular era el monopolio real del tabaco,por dos razones principales. Primera: la mayoría de la gente, pobres o ricos, lofumaban. Segunda: el tabaco podía cultivarse en parcelas pequeñas. En los díasprevios a 1781 se había constituido en una cosecha comerciable lucrativa parauna multitud de pequeños cultivadores en las jurisdicciones del Socorro y SanGil. El aumento del precio del tabaco y la restricción de su producción por partedel regente visitador general guraban entre las causas principales del disgustopopular. En sus esfuerzos desesperados por contener la marejada de descontento,el 14 de mayo la junta de tribunales había suspendido el aumento.

15 Ver capítulo 2, nota 47. Para una aseveración similar ver Gómez Hoyos. La revolución granadina. 1:184.

16

Para los impuestos de armada de Barlovento y alcabala ver cap. 2, notas 27-34. Para ante-cedentes sobre los monopolios de tabaco y aguardiente ver cap. 2, notas 7-25.

Page 230: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 230/377

230

John Leddy Phelan

La cláusula sexta de las capitulaciones exigía sin más que se abolierael monopolio del tabaco. Sostenía además que no debía haber restriccionesterritoriales para su cultivo. Debía permitir venderse el tabaco en el mercadolibre, sujeto sólo al dos por ciento de la alcabala.

Las muchedumbres vociferaban también contra el aumento al precio delaguardiente, dispuesto también por el regente visitador general. Para manifestarsu cólera derramaban barricas en las calles. Pero las capitulaciones no solicitabanla abolición del monopolio sino tan sólo que se cancelara el reciente aumento delprecio. Ya la junta de tribunales había otorgado esta concesión el 14 de mayo.El alza en el precio del aguardiente, consumido en cantidades por el pueblo,

afectaba muy directamente a los consumidores. Los pobres no podían cultivarcaña de azúcar, como sí podían hacerlo con el tabaco, ya que aquella exigíauna fuerte inversión de capital; por lo tanto, no participaban en la produccióndel aguardiente. Su preocupación única era la de consumidores que deseabanlicores baratos. Dadas las limitaciones del mercado para su producto, los dueñosde cañaduzales estaban evidentemente satisfechos con el monopolio, el cualles garantizaba una salida parcial a su producto. Además, los cultivos de caña

eran mucho más extensos en las provincias de la costa, las que no se vieronafectadas por los tumultos que estallaron en las montañas del interior.

Las capitulaciones acababan con otro antiguo monopolio real: el de losnaipes. Como para todas las clases las cartas y el juego eran fuente inextinguible dediversión y entretenimiento, el monopolio real constituía un ingreso pequeñopero permanente para la corona.17 Obviamente, su abolición debió de tener másimportancia para los pobres que para los acomodados.

Según el texto denitivo, cualquiera que confeccionase naipes deberíapoder venderlos en el mercado libre. Pero en un borrador previo aparecía unanota puritana. Los juegos de cartas quedaban prohibidos en cualquier circuns-tancia, prohibición respaldada con sanciones bastante draconianas: para losricos, una multa de cien patacones; para los pobres, cien días de cárcel. Todoslos naipes producidos en España a su llegada a puerto americano deberían ser

17

Anualmente el tesoro percibía por este impuesto tan sólo 12.000 pesos, dentro de un ingresototal de 2.453.096 pesos (Restrepo, Historia de la revolución de Colombia.1:29).

Page 231: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 231/377

231

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

arrojados al mar o devueltos a la península.18 Entre los comuneros, como suelesuceder en las convulsiones sociales, había algunos moralistas puritanos,pero sus puntos de vista no se impusieron.

Otro blanco del descontento popular era la solicitud por Carlos III deun “donativo gracioso y préstamo”, para el cual los nobles deberían pagar dospesos y los plebeyos uno.19 La estructura escalonada del impuesto es ilustracióngráca del carácter jerárquico de esa sociedad, así como reejo de la noción deSuárez acerca de la justicia distributiva. Obviamente, la carga impositiva pesabamás sobre los pobres que sobre los ricos, aunque aquellos pagaran menos.

La cláusula 15 anulaba la recolección del impuesto, basándose en que

el rey no había convencido a sus leales vasallos de la necesidad de éste, locual implicaba claramente que la comunidad debía consentir en los nuevosimpuestos.

Hubo otras concesiones scales para aplacar la ira de la población. Losprecios de artículos de primera necesidad como sal, pólvora y papel selladose rebajaron a la cuantía de antes de la llegada de Gutiérrez de Piñeres. Losnuevos precios del papel sellado, utilizado obligatoriamente desde 1638 en todos

los documentos gubernamentales, jurídicos y comerciales, reejaban también elprincipio de la justicia distributiva.20 El clero, los indios y los pobres habríande pagar sólo medio real por hoja, y dos reales las personas acomodadas.

Había otras concesiones cuyos beneciarios concretos eran los plebeyos.El artículo 34 preveía una amnistía general para todas las multas que por laviolación de sus edictos había impuesto el regente visitador general. Estas eraninnumerables, y la mayor parte las debían los plebeyos.

Otra fuente de descontento popular eran las detenciones arbitrarias.Al constituir una anza, los miembros de las clases altas sometidos a juicio,incluso por crímenes graves, podían ser puestos bajo arresto domiciliario o, si loscargos no eran tan serios, asignárseles la ciudad por cárcel; mientras quelos plebeyos tenían que languidecer durante meses en las prisiones, donde las

18 Briceño, Los Comuneros,pág. 122.19 Ver cap. 2, notas 37-40.20

El papel sellado producía anualmente 53.000 pesos, unos 5.000 más que el tributo de losindios (Restrepo, Historia de la revolución de Colombia.1:29).

Page 232: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 232/377

232

John Leddy Phelan

condiciones de vida eran primitivas incluso para la época. El artículo 32 tratabade remediar esos abusos al estipular que cualquier preso, fuese cual fuese susituación social, debía salir rápidamente de la cárcel, después de comparecerante el juez, mediante el pago de una pequeña suma de dos pesos. Los quellevaban largo tiempo encarcelados sin haber sido sometidos a juicio deberíanser liberados gratis e inmediatamente. Los hombres de 1781 patrocinaban unareforma modesta pero signicativa cuando justicaban su propósito al decir quelas prisiones no debían convertirse en albergue permanente de los causantesde los tumultos. Cualquier partidario de una reforma penal hoy simpatizaríacon estos sentimientos.

Los plebeyos consideraban a los patricios criollos como sus jefesnaturales. Hay pruebas en abundancia de que los plebeyos desempeñaron unpapel activo y dinámico durante el transcurso de la “empresa” bajo la direcciónde los patricios. Berbeo se daba perfecta cuenta de la hondura del descontentopopular y de la necesidad de apoyar concesiones sustanciales para aliviarlo. Tansólo al seguir esa pauta podía disuadir al pueblo de su objetivo predilecto: laocupación de Bogotá. Las concesiones a los plebeyos en las capitulaciones ibanmucho más allá que los edictos del 14 de mayo, aprobados a la carrera por la junta de tribunales.

En Zipaquirá Berbeo no traicionó a sus aliados plebeyos. Por el contrario,las capitulaciones eliminaban muchas causas, grandes y pequeñas, de descon-tento popular, en su mayor parte de carácter scal. Aunque las élites criollas sebeneciarían también con el regreso al orden anterior a Gutiérrez de Piñeres, esevidente que las cargas scales de este habían caído más opresivamente sobrelos pobres que sobre los ricos.

La función social de la propiedad privada Víctor Frankl y Rafael Gómez Hoyos han anotado que las capitulacionesrecalcaban la función social de la propiedad privada.21 Esta idea, claro está,

21

Gómez Hoyos, La revolución granadina.1:86-88; Víctor Frankl, “La losofía social tomistadel arzobispo virrey Caballero y Góngora y la de los comuneros”. Bolívar14 (1952): 597-626.

Page 233: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 233/377

233

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

derivaba de la corriente principal de la losofía medieval tardía. De conformidadcon la estructura casuista de las capitulaciones, la atención se concentraba encasos muy concretos. Pero el principio teórico subyacente al punto especícoes una armación clara, aunque implícita, de que la propiedad privada debía serregulada para obtener el bien común de la comunidad toda, principio enunciadopor Domingo de Soto, el teólogo dominico, en su tratado clásico De iustitiaet iure .22 Hay tres cláusulas que merecen atención especial. El artículo 26estipulaba que no fueran cercados los campos y los pastos colindantes con loscaminos públicos, a n de que los comerciantes y los viajeros pudieran alimentara sus animales: una limitación clara a los derechos de la propiedad privada.

El mismo principio estaba implícito de modo enfático en el artículo 27:“Que a benecio del público se distribuya el salitre que se halla en el territoriode Paipa, en la hacienda de don Agustín de Medina, al precio de dos reales ymedio carga, entregado y pesado por sus administradores (CA, 2:27)”.

El principio de benecio social se enunciaba con más vigor todavía enel penúltimo borrador, donde se denunciaba a los “codiciosos” que estabancobrando cuatro reales “para benecio de unos pocos”.23 La cláusula 28estipulaba que ningún camino o puente podía ser de propiedad privada.Sólo las corporaciones públicas, como las ciudades y villas, podrían cobrarpeajes en los puentes. En un borrador previo estaba todavía más precisamenteexpuesta la armación de la supremacía del bienestar general sobre losintereses privados.

Por uidamente que discurriera la corriente de la doctrina tomista-suarista sobre la función de la propiedad privada en 1781, hubo una excepción

notable. Frente al apetito de tierra y de brazos que manifestaban criollos ymestizos, los derechos comunales de los indios se vieron repudiados en favorde los derechos de la propiedad privada.

22

Gómez Hoyos, La revolución granadina.1: 186-87.23 Briceño, Los Comuneros,pág. 134.

Page 234: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 234/377

234

John Leddy Phelan

Comercio y comerciantesUnos siete artículos de las capitulaciones se ocupan en la promoción delcomercio. Posiblemente la queja principal de los pequeños comerciantes serefería al reciente sistema de guías y tornaguías (ver capítulo 2, notas 35 y36). Pero, ante todo, la nueva maquinaria burocrática de Gutiérrez de Piñeresprometía una recolección mucho más eciente de la alcabala. En verdad, sehabían aumentado las tasas; pero, además, antes la recolección había sidosólo parcial. El rechazo de los pequeños comerciantes a los nuevos proce-dimientos burocráticos se atestigua ampliamente en el artículo 2, que aseveraenfáticamente: “Que las guías que tanto han molestado en el principio de

su establecimiento, cesen para siempre jamás su molestia” (CA, 2:19).No sólo se regulaban la propiedad de los puentes y el derecho a cobrar

peaje, sino que se estimulaba activamente la mejora de la red de transporte.La cláusula 29 estipulaba la construcción de un nuevo puente de calicanto enChiquinquirá, bajo la supervisión del cabildo de Tunja.

La preocupación por atender a quejas especícas así como la intensidadde las rivalidades regionales se reejan grácamente en la cláusula 10. En

1750 el virrey Pizarro había autorizado a la ciudad de Bogotá el cobro de unimpuesto especial para las mercancías y los animales que entraran a la capital,sobre la base de que los accesos a la ciudad se encontraban muy congestionados.El impuesto, previsto para mejorar los caminos a la ciudad, había producido130.000 pesos desde 1750. La cláusula décima argüía que los gastos deconservación y mejora de las vías de acceso a la ciudad no habían pasadode 70.000 pesos durante esos tres decenios, y que la ciudad de Bogotá habíaconseguido una utilidad neta de 60.000 pesos. La cláusula deploraba no sólo quelos comerciantes de Vélez, Socorro y Tunja tuvieran que pagar las mejoras en lasvías públicas hacia la capital mientras que sus propias necesidades en la materiaeran desatendidas, o nanciadas “con las sobras” (CA, 2:21). La cláusula insistíatambién en que Bogotá debía pagar las mejoras en sus comunicaciones.

Prácticamente todos los contratos comerciales requerían los serviciosde un notario o escribano. De ahí que la cláusula 19 otorgara una estrictaadhesión al arancel establecido por el gobierno. “Que los escribanos hayan dellevar sólo por derechos la mitad de los aranceles y que [...] si se les justica

Page 235: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 235/377

235

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

por tercera vez haberse excedido de su arancelamiento, serán [...] depuestosde sus ocios”.

Otro artículo se ocupaba en el servicio de correos fundado por el virreyPizarro en 1750. La cláusula once se quejaba de que en reciente cambio de“tarifas el director general, José Pando, había sido “instruido por personas inex-pertas de las distancias que hay de los lugares de su carrera” y por consiguiente“asignó crecidos e indebidos portes” (CA, 2:22). El artículo solicitaba nuevastarifas basadas en un principio uniforme de distancia.

Otra concesión a los intereses de los pequeños comerciantes era lade la cláusula 32, que decía: “Con reexión a los vecinos que con muy poco

interés ponen una tiendecilla para su sustento, pedimos que ninguna tengala menor pensión, a excepción de la alcabala y propios” (CA, 2:28).

Las cláusulas que se ocupan primordialmente en la promoción delcomercio carecen de interés ideológico especial. No hay reejo alguno de lasnuevas doctrinas de la Ilustración europea. No hay nada novedoso más allá delas aspiraciones tradicionales de la clase de comerciantes desde el siglo XVI. Loque estas cláusulas indican es la profundidad del descontento de los comerciantes

con algunas de las políticas scales del regente visitador general.Quizás la más sorpresiva de las cláusulas económicas sea la que seinteresa en la cuestión del crédito. Los conventos, los monasterios y las innume-rables obras pías eclesiásticas constituían la única fuente de crédito con que loscomerciantes podían nanciar sus transacciones y los agricultores conseguirhipotecas, ya fuera para pagar deudas o para adquirir nuevas tierras. Una realcédula reciente exigía a todas las corporaciones eclesiásticas que depositaransus fondos en la real audiencia, la que a su turno les pagaría un interés anualdel cuatro por ciento sobre el capital. En tiempo de guerra, cuando los precios,como en 1781, estaban subiendo, las corporaciones eclesiásticas se vieronobligadas a vender algunos de sus bienes para atender gastos. Pero esapráctica era sin embargo violatoria del estatuto eclesiástico, así como delas condiciones con que la Iglesia recibía las donaciones privadas. Por muchoque la hacienda real se hubiera beneciado con el nuevo régimen, la cláusula13 argumentaba que en estas circunstancias se estaba agotando rápidamenteel capital disponible para préstamos.

Page 236: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 236/377

236

John Leddy Phelan

El artículo proponía que se rescindiera la real cédula. Que el cleroadministrara sus propios fondos. Los comerciantes y los agricultores pagaríangustosos el cinco por ciento tradicional, y no el actual cuatro por ciento, contal de que hubiera más disponibilidades de crédito. La solicitud de un aumentodel uno por ciento en la tasa de interés resulta tanto más notable cuanto quemuchas otras cláusulas de las capitulaciones implican reclamos contra supuestasexacciones abusivas del clero. Pero la preocupación principal del artículo13 era aumentar los fondos disponibles. Acostumbrados tiempo atrás apagar el cinco por ciento, los neogranadinos acomodados estaban dispuestosa continuar haciéndolo.24

Nacimiento del anticlericalismoUno de los rasgos más extraordinarios de ese notable documento que pasó ala historia con el nombre de capitulaciones de Zipaquirá son los seis artículosreferentes a los presuntos abusos del clero. Hasta el momento no han recibidode los historiadores la atención que merecen.

Debe recordarse que la cláusula séptima, referente a los indios,acusaba al clero de explotación. Los indios no eran las únicas víctimas delas exacciones y de los estipendios que cobraba el clero, sino que tambiénlo eran los criollos y los mestizos. Las notarías eclesiásticas, cuyos serviciosse precisaban para bautizos, matrimonios y funerales, eran acusadas deexcederse, a veces enormemente, en el cobro a sus clientes. La cláusula 19utilizaba un lenguaje inusitadamente crudo:

Lo que debe atajarse y de ningún modo permitirse, y al que de hoy en

adelante lo hiciere, severamente castigarse, por ser esta clase de ocialesla carcoma, polilla o esponja de todos los lugares” (CA, 2:25). El artículoproseguía recalcando la falta de responsabilidad de estos escribanos: “Que

como tienen menos que perder que los escribanos reales, que son los queha mandado S.M. que ejerzan estas notarías, con más facilidad quebrantan

cuanto en contrario de lo que hacen no les traiga cómodo.

24

Germán Colmenares, Las haciendas de los jesuitas en el nuevo reino de Granada(Bogotá,1969), pág. 29.

Page 237: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 237/377

237

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Tal vez la crítica más franca al clero es la cláusula 23, que rezaba:

Siendo la más pesada carga sobre todas, la que se padece en casi todas

las ciudades, parroquias, villas, pueblos y lugares, la creación de derechos

eclesiásticos, del cual ni el más mísero se libra, por la inobservancia del

concilio, de los sínodos diocesanos, concilios provinciales, leyes y cédulas...

(CA, 2:26).

El artículo expresaba la esperanza de que el arzobispo, en el desempeñode sus deberes pastorales, habría de poner “remedio total” a estos abusos.

En otro artículo se acusaba a los recolectores de diezmos de cobraremolumentos ilegales y excesivos. Sus emolumentos, que “constituyen inaguan-table carga” deben ser rebajados drásticamente. Otra cláusula se quejaba delproblema de mantener a los visitadores eclesiásticos, enviados periódicamentepor los obispos para revisar las cuentas de las cofradías, los testamentos ylos libros parroquiales. El artículo 24 concluía: “sólo se les contribuya con lasvituallas del país durante la visita, y que todos los demás gastos sean de cargode los señores arzobispo u obispos que los comisionan” (CA, 2:26-27).

Otra queja era el alto costo de las indulgencias en la “santa bula de lacruzada”: “Por su precio asignado en un Reino de tan limitadas comodidades,por cuya escasez no será ni aun la décima parte de sus habitantes los que latoman, y será duplicado si se le minora su precio a la mitad del que al presentetiene (CA, 2:22)”.

El gran total de seis artículos en las capitulaciones consagradosespecícamente al clero implica que había una profunda insatisfacción conlos altos emolumentos que todos los grupos de la sociedad habían de pagara n de sostener el establecimiento eclesiástico. La corona, con su nuevoprograma de innovaciones scales, no era la única que explotaba a un puebloempobrecido y largamente oprimido. Las exacciones ilegales y excesivas delclero se habían convertido en otra carga intolerable.

Las capitulaciones no ponían en cuestión el derecho de la Iglesia a cobrarciertos emolumentos por servicios espirituales pero armaban, en lenguaje de

Page 238: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 238/377

238

John Leddy Phelan

inconfundible claridad, que éstos eran excesivamente elevados. Tampoco lascapitulaciones cuestionaban el derecho del rey a percibir ciertos impuestoscon el n de administrar el reino. Pero alegaban que tanto el Estado como laIglesia habían abusado grandemente de su legítima autoridad para imponergravámenes, y que en última instancia las dos instituciones eran responsablesante la comunidad a la cual prestaban sus servicios.

Si bien todos los indicios muestran que la Iglesia y sus ministros merecíantodavía la reverencia de todos los grupos, sin embargo se advierte una fuertenota de resentimiento en torno a la cuestión de los estipendios eclesiásticos.25 Lo que surge en claro es un anticlericalismo embrionario que habría de volverse

militante y violento en las las del partido liberal durante el siglo XIX.El acento incipientemente anticlerical de las capitulaciones puede haber

sido también, al menos en parte, Una reacción contra el papel del clero en la crisisde 1781. Aunque algunos párrocos pudieron haberse inclinado pasivamentehacia los comuneros, ninguno los apoyó activamente. En las primeras semanasde tumultos el clero parroquial era el único que controlaba los motines. Pusierontodo el peso de su prestigio institucional para atenuar la cólera de la multitud.

Por mucho que numerosos curas criollos hayan simpatizado personalmente conlas quejas de sus hermanos criollos, la Iglesia como institución era la carne y lasangre del establecimiento colonial, y en sentido institucional estaba profun-damente comprometida con la preservación del statu quo. Mientras las turbasrecurrían al motín, la reacción intelectual y visceral de la gente de sotana eraponerse al lado de la autoridad constituida. Los pocos sacerdotes nacidosen España no tenían más remedio que alinearse con las autoridades, dada lafranca hostilidad hacia los chapetones que caracterizaba al levantamiento. Y,por supuesto, el hombre ante quien directamente respondía el clero parroquialera el arzobispo Caballero y Góngora.

No deja de haber una paradoja en esta situación. Los tecnócratas deCarlos III eran tan anticlericales como los abogados criollos que redactaron las

25 Gómez Hoyos, La revolución granadina.1:194-196 subraya el catolicismo de los comuneros,el que es innegable, pero desconoce el resentimiento de éstos ante los honorarios, que consideraban

excesivos, cobrados por el clero. Las quejas contra el clero siguieron después de 1781. Ver JuanManuel Pacheco, La ilustración en el nuevo reino de Granada(Caracas, 1975), pág. 159.

Page 239: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 239/377

239

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

capitulaciones. Ellos también querían restringir los privilegios tradicionales delclero, ya que consideraban económicamente improductiva la enorme riquezade la institución, y su vasta inuencia sobre el pueblo como un riesgo potencialpara la autoridad unitaria de la corona. Esta fue la causa principal, aunque nola única, de la expulsión de los jesuitas de todos los dominios españoles en1767. En México, los burócratas emprendieron una gran ofensiva para quebrarlos antiguos privilegios del clero. En 1810, el resultado neto de esa campañahabía sido debilitar la lealtad del bajo clero a la corona, y de allí salieron muchoscaudillos de las guerras de independencia.26 Si bien no se hizo nada semejanteen la Nueva Granada, los burócratas reales rechazaban no el contenido sino

la forma de estas propuestas, surgidas no de ellos mismos sino de una asambleamisteriosa de “rebeldes”.27 Los ministros de Carlos III estaban dispuestos a hacermucho por el pueblo pero nada con el pueblo.

Un análisis del contenido de las capitulaciones revela la siguientedistribución:28

Agravios Concesiones Porcentaje1. Impuestos que afectaban a los no privilegiados 12 21,4

2. Indios 10 17,93. Políticos: locales y “nacionales” 8 14,34. Comercio y comerciantes 7 12,55. Negros libres 7 12,56. Anticlericalismo 7 12,57. Función social de la propiedad privada 4 7,18. Supremacía de la propiedad privada 1 1,8

56 100,0

26 Nancy M. Farriss,Crown and Clergy in Colonial Mexico.1759-1822:The Crisis of Ecclesi-atical Privilege(Londres, 1968).

27 Para los intentos de Gutiérrez de Piñeres de limitar los privilegios del clero ver cap. 2,nota 34.

28 Este análisis de contenido no coincide exactamente con el número de cláusulas de las capitu-laciones, 34. La mayoría de las cláusulas se ocupaban en una sola cuestión, no todas: la cláusulaséptima, por ejemplo, incluía cuatro concesiones muy distintas a los indios, y una a los negros libres.

Al ocuparse en estos dos grupos étnicos todas las concesiones otorgadas a los plebeyos pero quelos afectaban directamente fueron sumadas: 5 para los indios y 6 para los blancos libres.

Page 240: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 240/377

240

John Leddy Phelan

Este análisis, bastante sumario y crudo, demuestra ampliamente quelas capitulaciones de Zipaquirá atendían a un amplio repertorio de quejas, lasque abarcaban todo el contexto social de la Nueva Granada de 1781. Casi todoel mundo obtuvo algún benecio: ricos y pobres; patricios y plebeyos; blancos,indios y negros libres. Sólo quedaron por fuera los esclavos negros.

Dada la inspiración, del medievo tardío y del Renacimiento, de lascapitulaciones, no hay huellas de ese tipo de igualitarismo que brotó enlas revoluciones norteamericana y francesa. Las desigualdades intrínsecasy los privilegios hereditarios eran la manera como Dios había hecho el mundo–así lo pensaban hombres y mujeres en 1781–. Dentro del contexto de una

orientación paternalista y aristocrática, las capitulaciones de Zipaquirá consti-tuyeron un documento excepcionalmente comprensivo en donde los vocerosde las élites criollas adoptaron una actitud generosamente humanitaria ysocialmente responsable frente a las esperanzas y los temores de los plebeyos.Es verdad que fueron la cólera y la rabia de los plebeyos las que llevaron a sussuperiores sociales a tomar el camino de la responsabilidad.29 Sin embargo, losredactores de las capitulaciones eran estadistas de gran categoría que hablaban

con elocuencia en nombre de los intereses de casi todos los neogranadinos,ricos o pobres, blancos o de piel oscura.

29 Liévano Aguirre, Los grandes conictos.pág. 480, recalca que Berbeo tuvo que obtenerconcesiones masivas a favor de los plebeyos con el n de persuadirlos a que no ocuparan la

capital. Debe añadirse que Caballero y Góngora siguió la misma política de otorgar concesionessignicativas a los plebeyos.

Page 241: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 241/377

14. Primera Constitución escrita de laNueva Granada

Pero por importantes que hayan sido las medidas scales, el meollo de lascapitulaciones era de naturaleza constitucional y política: 1) aspiración a un mayorgrado de autogobierno a nivel local y regional y 2) reivindicación de las élitescriollas a gobernar todo el Nuevo Reino de Granada.

Las rivalidades regionales desempeñaron un papel principal en lossucesos de 1781. La más importante era la tensión entre Tunja y el Socorro, ydentro de esta “historia de dos ciudades” hay que concentrar la atención en elorigen y el desarrollo de su rivalidad. Fundada el 6 de agosto de 1539, pocodespués de Santa Fe de Bogotá, en el siglo XVI Tunja fue rival de la capital.La fuente inicial de su riqueza era la densa población indígena en las zonasadyacentes. La encomienda se implantó rmemente en Tunja, donde surgió unasociedad aristocrática basada en la posesión de tierras relativamente grandes yen el trabajo servil de los indios.

Otra fuente de la prosperidad inicial de Tunja consistió en los rebañosde ovejas criados en los valles adyacentes. La lana sirvió para la creación deuna oreciente industria textil de carácter doméstico. Pero en el siglo XVIII losrebaños vinieron a menos y la producción textil descendió abruptamente.

Como capital política de un vasto territorio que incluía al Socorro, Tunjaprosperó durante el siglo XVII. Su extensión territorial era enorme. Por el surlimitaba con la provincia de Santa Fe. Por el norte llegaba hasta las provinciascosteñas de Cartagena y Santa Marta. Por el occidente sus fronteras alcan-zaban el río Magdalena (provincias de Mariquita y Tunja) y por el oriente seprolongaban hasta la provincia de los Llanos. Dentro de este dilatado territorioexistían algunos pequeños enclaves gubernamentales independientes como lagobernación de Girón y el corregimiento de Sogamoso-Duitama.

Iglesias y conventos barrocos espléndidos que se conservan todavía, yuna plaza espaciosa adornada con mansiones señoriales son amplio testimoniode la inicial opulencia de Tunja, la que fue declinando gradualmente en el

Page 242: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 242/377

242

John Leddy Phelan

transcurso del siglo XVIII. La población indígena, fuente inicial de la riquezatunjana, por entonces había disminuido abruptamente. Un índice de prosperidaddecreciente es el hecho de que los diezmos obtenidos en la provincia de Tunjallegaban a 25.360 pesos en 1800, mientras que en la provincia de Socorro-San Gil, ya separada, ascendían a 39.993 pesos.1 La vida social y política deTunja estaba dominada por una clase aristocrática, algunos de cuyos miembrospodían (o pretendían) remontar su origen hasta los compañeros de Jiménezde Quesada.

El Socorro presentaba un contraste brusco con Tunja. Era una regiónnueva, una fundación del siglo XVIII, muchos de cuyos habitantes descendían

por segunda o tercera generación de inmigrantes españoles pobres (ver capítulo3). Si bien había en el Socorro un grupo pequeño de nuevos ricos, pocossocorranos podían tener las pretensiones aristocráticas de los patricios de Tunja.Predominaba el minifundio. La región de Socorro-San Gil no tuvo jamás unapoblación indígena densa, y en el siglo XVIII ésta ya era insignicante. La regiónse mostraba predominantemente blanca, con una cifra importante de mestizosy una reducida minoría de negros y mulatos.

Los fértiles valles en el clima templado del Socorro y San Gil permitíanuna producción agrícola diversicada así como el auge de la industria ganadera.El algodón se convirtió en uno de los cultivos principales, y el Socorro reemplazóa Tunja como centro de la producción textil.

En 1781 la población del núcleo urbano de Tunja no pasaba de 3.000personas en contraste con las 15.000 del Socorro. El párroco de Tunja, cuyamagníca iglesia bien podría haber sido una catedral, tenía un ingreso anualde 1.600 pesos, mientras que el del Socorro percibía 5.000, más que la rentatotal del obispo de Santa Marta.

Todavía en 1781 los siete conventos de Tunja no habían perdido lariqueza acumulada en épocas más prósperas. Aunque la economía del Socorrose hallaba en expansión y la de Tunja en decadencia, la riqueza nueva delSocorro tenía a veces que acudir a la “riqueza vieja” de los conventos de Tunja

1 Biblioteca Nacional, Bogotá, Libros Raros y Curiosos, ms. 185. Para datos sobre Tunja consultar

las fuentes siguientes: Rojas,Corregidores;Cárdenas Acosta, Del vasallaje;Oviedo,Cualidades,págs. 119 ss.; Silvestre, Santa Fe de Bogotá.págs. 60-63.

Page 243: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 243/377

243

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

para conseguir préstamos e hipotecas destinados a nanciar la expansiónde la comunidad. En 1781 no había conventos en el Socorro. En 1770 loshabitantes de la comunidad les pedían a los franciscanos que establecieranuno allí. Su fundación no sólo habría proporcionado incontables beneciosespirituales y realzado el prestigio del Socorro sino que el convento, a medidaque iba acumulando capital, podría convertirse en fuente de crédito. El síndromedeudor-acreedor era otro factor que intensicaba la rivalidad de la Tunja “vieja”y aristocrática con los laboriosos habitantes del Socorro “nuevo”.

Mientras Tunja fue la fundación más próspera del Nuevo Reino, losencomenderos entre 1592 y 1641 constituyeron una especie de fronde para

oponerse a la imposición inicial de la alcabala en la Nueva Granada. Pero en1781, cuando el Socorro había sustituido a Tunja como centro de creación deriqueza, también encabezó la protesta contra las nuevas exacciones scalesde Carlos III.

A medida que aumentaba su prosperidad, el Socorro se sentía cadavez más incómodo bajo el dominio político de forasteros. Subordinado durantelargo tiempo a San Gil, el Socorro continuaba bajo la jurisdicción política delcorregidor de Tunja. Este solía residir en la capital de la provincia, pero a partirde 1771 lo representaba en el Socorro un teniente corregidor.

Los principales vecinos del Socorro aspiraban a tener corregimientopropio con su villa como capital. Así disfrutarían de mayor autonomía. Conun corregidor residente las élites locales también esperaban más voz en laformulación cotidiana de la política. Además, con corregidor propio esas élitespodían aspirar a mayor inuencia ante las autoridades de Bogotá.

En 1778 el scal Antonio Moreno y Escandón propuso que la dilatada

provincia de Tunja se dividiera en corregimientos más pequeños, basados enuna consideración racional de los hechos socioeconómicos y sociodemográcos.Propuso que se suprimiera la pequeña gobernación de Girón y que la parteseptentrional de la provincia de Tunja se dividiera en dos corregimientos. Unotendría como capital a Pamplona y el otro a Socorro-San Gil.

Gutiérrez de Piñeres, quien recelaba instintivamente del scal criollo,se negó a reconocer los méritos de tan sensata propuesta. Pero los socorranosno la pasaron por alto. El artículo 17 de las capitulaciones armaba entérminos inequívocos:

Page 244: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 244/377

244

John Leddy Phelan

Pide el común del Socorro y San Gil que en aquellas villas y jurisdicciones

haya un corregidor y justicia mayor con un sueldo de mil pesos, y que esteno haya de haber jurisdicción en la capital de Tunja, con tal de que quienes

ejerzan este empleo deban ser criollos nacidos en este Reino, sin quepretenda primacía alguna de estas villas, sino que asista en una de las

dos (CA, 2:24-4-25).

Que el corregidor debiera ser criollo indica claramente la intenciónde los socorranos de que sus propias élites ejercieran mayor control sobre laadministración local. La salvedad de que ni San Gil ni el Socorro debieran tener

supremacía es un esfuerzo por atenuar la intensa rivalidad entre las dos villas.Debe recordarse que San Gil alineó junto a Tunja contra el Socorro en Zipaquirá,al oponerse a la ocupación de la capital. Con su temor al Socorro, Tunja logróexplotar la tensión entre el Socorro y San Gil.

El borrador no mencionaba el salario del corregidor, mientras que eltexto nal mencionaba especícamente la suma de mil pesos.2 Era un sueldorespetable para la época. Un oidor de la audiencia ganaba 2.941 pesos al año.El sueldo del corregidor de Tunja era de 2.812 pesos.3

El Socorro obtuvo su ansiado corregidor en 1781. No era otro que Juan Francisco Berbeo, quien pasó unos meses en el cargo sin ejercer ningunaautoridad real. El nuevo corregimiento del Socorro fue suprimido rápidamentecuando las autoridades de Bogotá acumularon fuerza suciente para anular lascapitulaciones.4 Pero la pretensión de los socorranos de constituir un centroregional con un territorio socioeconómico viable se vio justicada unos añosdespués, cuando en 1795 se estableció el corregimiento del Socorro.5 El nuevo

2 Briceño, Los Comuneros.pág. 135.3 Virrey Francisco Gil y Lemos al rey, 19 de mayo de 1790. AGI/ASF 561.4 Para la ordenanza de la audiencia ver Briceño, Los Comuneros,págs. 183-187. Un histo-

riador trata de defender a Berbeo del cargo de codicioso, basándose en que era ya hombre rico(Rodríguez Plata, Los Comuneros,págs. 130-35). En realidad, Berbeo no era rico (ver cap. 4,notas 2-17). Otro historiador considera la aceptación del cargo como prueba de haberse vueltoengreído (Liévano Aguirre, Los grandes conictos,págs. 490-491). No comparto ninguna deesas opiniones. Berbeo fue un precursor de la autonomía regional; en sus actitudes se advierte la

génesis del futuro federalismo.5 Rojas,Corregidores,págs. 606-07.

Page 245: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 245/377

245

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

corregimiento se convirtió en el núcleo del estado de Santander, que tanto sedistinguió por muchos conceptos durante la historia del siglo XIX.

Las capitulaciones de Zipaquirá no anticipaban la independenciapolítica ni la revolución social desde abajo, como sostienen muchos, pero elcélebre documento sembró la semilla de dos grandes tendencias ideológicasdestinadas a predominar en el siglo XIX: el anticlericalismo y el federalismo.La exigencia de que el corregidor fuera criollo y la implicación de que el Socorroera una especie de patria chica para los territorios circundantes representabanla aspiración a que un sector sustancial de la autoridad gubernamental fueraregional. Esta es la esencia del federalismo.

Debe recordarse que “nuestra cédula” hacía un llamamiento vigoroso,aunque crudo, al patriotismo regional y al orgullo local del Socorro. Este hechoindica que el sentimiento de la patria chica había adquirido gran resonanciaemocional en 1781. El popular poema, recitado y cantado interminablementeen centenares de plazas de pueblo, aseveraba enfáticamente que “el dedo deDios” señalaba al Socorro. Los socorranos eran el nuevo pueblo escogido. Eran elinstrumento de la voluntad divina para castigar a los funcionarios malvados

de Bogotá, quienes explotaban a un pueblo empobrecido con impuestosinjustos e innecesarios. La misión del Socorro era conducir al sufrido pueblode la Nueva Granada de la opresión del faraón hacia la tierra prometida.6 Estemensaje resultaba un licor más embriagador que el aguardiente.

Por lo general, los historiadores colombianos han considerado alfederalismo del siglo XIX como una importación de los Estados Unidos. Laempecinada batalla del Socorro con San Gil y con Tunja para conseguir su au-tonomía, dentro de la cual la crisis de 1781 constituye un capítulo signicativo,demuestra ampliamente que el federalismo tenía hondas raíces propias ya en laNueva Granada del siglo XVIII. Si bien el ejemplo estadounidense pudo haberejercido cierta inuencia en el siglo XIX, no debe considerarse sin más ni másal federalismo como exotismo importado.

En un sentido muy cierto, los hombres de 1781 iniciaron el diálogoque dominaría la historia de Colombia durante el siglo XIX: la naturaleza de las

6 Para la estrofa en cuestión ver CA, 1:121-22.

Page 246: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 246/377

246

John Leddy Phelan

relaciones políticas entre Bogotá y las provincias. Las capitulaciones delimitaronun sector amplio donde las autoridades locales podrían ejercer considerableautoridad sobre la actividad económica y scal de las pequeñas comunidadesrurales. El Socorro encabezó la campaña a favor de la autonomía regional porqueera la más próspera de las nuevas comunidades que lenta pero continuamentese habían ido desarrollando durante el siglo XVIII.

Los orígenes colombianos del federalismo proceden de otra fuente,además de la tenaz lucha del Socorro por la autonomía: la tradición de autonomíamunicipal de la España medieval, cuyas raíces se remontan al estado-ciudad,a la polis ya la civitas de la antigüedad. El Socorro se conguraba como una

especie de estado-ciudad en el sentido grecorromano, un núcleo urbano conpretensiones a la dirección política y económica de una extensa red de esta-blecimientos rurales subordinados. Las instituciones medievales españolas degobierno urbano, cuya vitalidad estaba decayendo en la península, recobraronvida en América. Se convirtieron en instrumentos para promover la colonizacióny la fundación, así como en dinámicos vehículos políticos para expresar a lasautoridades en Madrid y en Bogotá las aspiraciones de sus comunidades.

Puede sustentarse de manera plausible la hipótesis de que las capi-tulaciones representaban fuerzas democráticas incipientes. Ninguna cláusulapromovía de manera especíca los intereses de los grandes terratenientes o delos mineros ricos, en contraste con la multitud de medidas en defensa de losintereses vitales de los plebeyos y de los pequeños agricultores y comerciantes.Pero hay pocas pruebas documentales en apoyo de la tesis del distinguidoinvestigador Fernando Guillén Martínez, de que el partido favorable a los

comuneros en Bogotá representaba a los latifundistas. Según esa tesis, existíaun conicto real en el campo de los comuneros entre los pequeños agricultoresy comerciantes, encabezados por el Socorro, y los grandes latifundistas de Bogotá,que rechazaban la nueva centralización política de los ministros de Carlos III,aunque por razones diferentes.7

7 Fernando Guillén Martínez. Raíz y futuro de la revolución(Bogotá. 1963) y El poder. Los

modelos estructurales del poder político en Colombia.Centro de Investigaciones para el Desarrollo-CID, Universidad Nacional de Colombia, 1973, Xerocopia, págs. 92-112.

Page 247: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 247/377

247

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Ciertamente el círculo del marqués de San Jorge, el latifundista másrico del reino, era el centro del apoyo a los comuneros en la capital. Pero losaliados más inuyentes del marqués constituían un grupo político, no unaclase económica. Eran los burócratas criollos, acostumbrados hacía tiempo adesempeñar altos cargos y cuyas actividades se describieron en el capítulo 1.Eran políticos profesionales que actuaban como intermediarios entre las auto-ridades centrales de Madrid y las aspiraciones tanto de las élites criollas comode los plebeyos. Si bien podrían haberle prestado atención al punto de vista delos grandes latifundistas, no eran agentes exclusivos de ese grupo. Eran unanoblesse de la robe,una aristocracia política, y se consideraban eslabones de

poder con la función de conciliar tensiones y conictos y de arbitrar compromisosaceptables para las élites, para los plebeyos y para Madrid.

Las otras cláusulas de las capitulaciones suministran pruebas adicionalesde la intensidad con que se aspiraba a un mayor grado de autogobierno local.La cláusula 33 estipula que los regidores designarían a uno de ellos para sustituiral “el ejecutor”: el inspector de pesas y medidas para todos los productosy todas las mercancías. Pagado por los comerciantes, por los servicios que

prestaba, el el ejecutor compraba su cargo a la corona. Este cargo, junto conlos de alférez mayor, depositario general y receptor de penas, tenían asientoex ocio en el cabildo.8

Lo que la cláusula 33 proponía era que este cargo, que producía uningreso modesto, dejara de ser comprado a la corona y se proveyera pornombramiento del cabildo. Los regidores estarían facultados para repartirseesta atribución. Conviene recordar que éstos también compraban sus cargos ala corona, pero no recibían sueldo. Además, el el ejecutor tenía mucho que vercon la regulación del comercio en los mercados. El artículo 33 le habría dadoa los cabildos, dominados por los patricios locales, control más directo sobre laeconomía de sus comunidades.

La cláusula quinta trataba de hacer el cargo de alcalde de la santahermandad más atractivo para los patricios –a expensas de la corona– alsuprimir el requisito tradicional del impuesto de media anata. El alcalde de

8 Solórzano y Pereira, Política indiana, libro V. cap. I, #30, 37, 38 y 40.

Page 248: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 248/377

248

John Leddy Phelan

la santa hermandad, especie de funcionario de policía rural y de tribunal deprimera instancia que ejercía jurisdicción sobre el sector rural de una villa o unpueblo, percibía estipendios por todas las funciones que ejecutaba. La cláusula justicaba la supresión del impuesto basada en “el abandono con que dejansus casas y cortos haberes de su manutención”. La cláusula añadía: “Por noreportar en semejantes empleos ningún cómodo ni para su manutención,ni sufragarle el ocio para las pérdidas de la casa que abandona” (CA, 2: 19),una justicación difícil de creer si se toman en cuenta los hechos.9

Pudo haber sido mera coincidencia que la persona que ejercía el cargode alcalde de la santa hermandad en la villa del Socorro en 1781 fuera Albino

Berbeo, hermano de Juan Francisco (ver capítulo 5).Una aspiración más osada para darles a los magnates locales mano

más libre en el gobierno local era la del artículo 13, que decía:

“Atentos a los malos resultos y ninguna equidad que acaecen en la venida de

los jueces de residencia, pedimos que no los haya para nunca, y que el vecinoque se halle quejoso ocurra a los tribunales superiores” [presumiblemente

a la audiencia], (CA. 2:28).

No sólo la cláusula 13 abogaba por la supresión de la residenciaa todos los niveles de gobierno, desde el virrey y la audiencia hasta loscorregidores y regidores, sino que la cláusula 16 pedía en forma más audazaún que se suprimieran los cargos de regente y de visitador general.

Que habiendo sido causa motiva de los circulares disgustos de este Nuevo

Reino y el de Lima, la imprudencial conducta de los señores regentesvisitadores, pues quisieron sacar jugo de la sequedad y aterrar hasta el

extremo con su despótica autoridad, pues en este Nuevo Reino, siendo lagente tan dócil y tan sumisa, no pudo con el complemento de su necesidad,

ni aumentos de extorsiones, tolerar ya más tan despótico dominio, que

9

Este cargo era comprado en muchas localidades, pero en el Socorro la costumbre era que losalcaldes ordinarios nombraran al alcalde de la santa hermandad. Ver ibíd., #18.

Page 249: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 249/377

249

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

cuasi se han asimilado sus circulares hechos a deslealtad; y para que en

lo venidero no aspire, si encuentra resquicio a alguna venganza, que sea

don Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, visitador y regente de esta Real

Audiencia, extrañado de todo este reino para los dominios de España,en el cual nuestro católico monarca, con reexión a los resultos de sus

inmoderadas operaciones, dispondrá lo que corresponda a su persona, y que

nunca para siempre jamás se nos mande tal empleo de regente visitador,

ni personas que nos manden y traten con semejante rigor e imprudencias,

pues siempre que otro tal así nos trate, trataremos todo el reino, ligado y

confederado, para atajar cualesquiera opresión que de nuevo por ningún

título se nos pretenda hacer.

Las dos propuestas constituyen un verdadero ataque revolucionariocontra el sistema todo de gobierno de los Habsburgos y de los Borbones ante-riores a Carlos III. Van al corazón del sistema tradicional de control recíprocomediante el cual la corona lograba que todos los magistrados de ultramar fueranresponsables ante ella de su comportamiento en el cargo.

Si la fórmula “se obedece pero no se cumple” les confería a losmagistrados en las Indias cierta libertad de maniobra entre las presiones de laautoridad central y las circunstancias locales, otros dos arbitrios administrativos,la residencia y la visita general, hacían que esos funcionarios percibieran losdeseos de sus superiores en la Península.10 Ambos arbitrios eran investigaciones judiciales de la conducta de los magistrados. La primera se efectuaba en cuantoun funcionario dejaba su cargo; la segunda, mientras se hallaba en ejercicio

de éste.Pese a su fracaso en obtener completamente los objetivos perseguidos,como extirpar los abusos –con los Habsburgos– o imponer políticas nuevas –conCarlos III–, la residencia y la visita general llenaban, no obstante, varios cometidosimportantes. Ambos recursos suministraban a la corona un cuadro detalladode la administración burocrática en sus lejanas dependencias, trazado por un

10

Para una descripción del funcionamiento de la residencia y de la visita general, ver mi King-dom of Quito,págs. 215-18.

Page 250: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 250/377

250

John Leddy Phelan

funcionario presumiblemente independiente de la administración regular.La residencia y la visita general daban a los súbditos del rey un medio paraprotestar contra abusos, reales o imaginarios, cometidos por los magistrados.En sentido muy efectivo, la residencia y la visita general funcionaban comoválvulas de seguridad a través de las cuales los súbditos podían periódicamenteexpresar el resentimiento contenido contra los burócratas designados por elrey. Además, ambos recursos dotaban al gobierno central de un instrumentopara contrarrestar periódicamente la tendencia instintiva de las élites criollas aganarse para sí, aunque fuera sólo parcialmente, a los magistrados reales.

Es comprensible que los comuneros exigieran el destierro de Gutiérrez de

Piñeres de la Nueva Granada. Todas las nuevas políticas scales y administrati-vas que habían suscitado tan amarga efervescencia estaban identicadas con élpersonalmente. Era el blanco visible de la ira popular. Esta oposición personal se justicaba con una doctrina muy asentada en la teoría política española clásica.Los súbditos tienen derecho a resistirse a la tiranía. La cláusula denunciaba su“despótica autoridad” y su “despótico dominio”. El artículo concluía con unasolicitud y con una amenaza. No vuelvan a enviar magistrados así. Si vienen,

nos resistiremos a su opresión.Pero propugnar por la supresión de los cargos de regente y de visitadorgeneral era un asunto completamente distinto. Al proponer la extinción de losarbitrios gemelos de la regencia y la visita general, los hombres de Zipaquiráestaban haciendo una revolución política. Ambos instrumentos eran parteintegral de la “constitución no escrita” que los comuneros ostensiblemente seproponían restaurar. De suprimirse, no sólo se vería la corona estorbada ensus esfuerzos por supervisar la conducta de los magistrados de ultramar, sinoque también los ciudadanos de las Indias se verían desprovistos del medio másecaz de que disponían para protestar contra la conducta y las políticas de losmagistrados a todos los niveles del gobierno, desde el virrey hasta el regidorde una villa.

En las capitulaciones de Zipaquirá los voceros de los criollos promul-garon su propia revolución política para enfrentada a la de Carlos III, descrita enel capítulo 1. Comenzaron por pedir un regreso a la situación anterior a 1778.Al elaborar fórmulas especícas para esa nalidad ostensible, terminaron por

Page 251: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 251/377

251

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

tratar de subvertir el orden tradicional. No sólo abogaban por la abolición delsistema de control recíproco del sistema de los Habsburgos, encarnado en lavisita general y la residencia, sino que formulaban también la osada aspiracióna que el gobierno todo se le entregara a los criollos, para que estos gobernaranen nombre del rey.

El atrevido programa se enuncia en la cláusula 22 de las capitula-ciones:

Que en los empleos de primera, segunda y tercera plana hayan de ser

antepuestos y privilegiados los nacionales de esta América a los europeos,

por cuanto diariamente maniestan la antipatía que contra las gentes de

acá conservan, pues están creyendo ignorantemente que ellos son los

amos y los americanos todos, sin distinción, sus inferiores criados; y para

que no se perpetúe este ciego discurso, sólo en caso de necesidad, según

su habilidad, buena inclinación y adherencia a los americanos puedan ser

igualmente ocupados, como todos los que estamos sujetos a un mismo rey

y señor debemos vivir hermanablemente, y al que intentare señorearse y

adelantarse a más de lo que le corresponde a la igualdad, por el mismo

hecho sea separado de nuestra sociabilidad (CA, 2:26).

La aspiración de los criollos a un virtual monopolio burocrático no selimitaba a la Nueva Granada. El 2 de mayo de 1771 el cabildo de México, encarta a Carlos III, hizo la misma atrevida solicitud que habrían de formularen 1781 las capitulaciones de Zipaquirá. El cabildo de México envió copias deesta carta a muchos otros cabildos del Nuevo Mundo, incluido el de Bogotá.11 No es coincidencia que ambas expresiones de los sentimientos criollos fueranexpresadas poco después de que el visitador general Gálvez en México y el

11 Rafael Gómez Hoyos publicó el maniesto mexicano de 1771 en BHA47 (1960): 426-76.Para la copia en los archivos ver AHN, Virreyes. 14:420-26. Ver también Peggy K. Korn, “TheProblem of the Roots of Revolution: Society and Intellectual Ferment in Mexico on the Eve of

Independence”, en Frederick B. Pike, Latin American History: Select Problems(Nueva York,1969), págs. 101-14.

Page 252: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 252/377

252

John Leddy Phelan

visitador general Gutiérrez de Piñeres en la Nueva Granada se hubieran empeñadoen reducir drásticamente el número de criollos que ocupaban altos cargos.

En el capítulo 5 se indicó que “nuestra cédula” estaba impregnadadel espíritu de que América pertenecía a los americanos. Como bien lo observóRafael Gómez Hoyos, la cláusula 22 ponía en prosa burocrática el sentimientopoético crudo expresado en el popular poema.

¿Por qué razón a gobernarnos vienen

de otras regiones malditos nacionales?12

El texto no aclara qué quería decir con empleos de primera, segunda ytercera plana. Una inferencia razonable es que primera se refería a la audiencia,segunda a la administración scal y tercera al rango provincial de corregidores.No hay indicio de si abarcaba también al de virrey; probablemente no.

Por tanto, en 1781 los criollos pedían mucho más que la mera restau-ración del sistema que existía antes de 1778. De hecho, antes de la llegada deGutiérrez de Piñeres los criollos constituían sólo una signicativa minoría en laalta burocracia, pero su inuencia era mucho más amplia gracias a la alianzainformal con magistrados españoles que desempeñaban hacía largo tiemposus cargos, y muchos de los cuales estaban casados con criollas. En 1781los criollos ampliaron enormemente sus demandas al reclamar la abrumadoramayoría de los cargos.

Le hicieron una concesión al viejo espíritu. No excluirían a unos pocosespañoles, “sólo en caso de necesidad” y si llenaban los requisitos de “habilidad,buena inclinación y adherencia a los americanos”. Los redactores de la cláusulavisiblemente pensaban en varios oidores españoles cuya larga residencia enBogotá y cuyas esposas criollas los hacían sensibles a la situación americana.Entre ellos estaban Benito Casal y Montenegro (1747-81), Juan FranciscoPey y Ruiz (1756-86), Joaquín de Aróstegui y Escoto (1740-75) y BernardoÁlvarez (1736-56).

12 Gómez Hoyos, La revolución granadina.1:190.

Page 253: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 253/377

253

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En lugar de una coalición favorable a los americanos, en la que sólo unaminoría de criollos compartía el poder con españoles partidarios de los ameri-canos, el artículo 22 proponía una coalición con una mayoría abrumadora decriollos y una pequeña minoría de españoles partidarios de los americanos.

Aunque las élites criollas recurrían a la retórica y a los conceptos dela época de los Habsburgos, el monarca en que pensaban las capitulacionesde Zipaquirá no era de la casa de Austria. Bajo este sistema prevalecía unintrincado tejido de controles recíprocos en el que todos los grupos conseguíanun mínimo de lo que deseaban, pero rara vez obtenían el máximo. El ideal deZipaquirá era la monarquía sumamente descentralizada de Castilla en el siglo

XV. Al monopolizar virtualmente la burocracia y eliminar la residencia y lavisita general, los criollos pedían un cheque en blanco para gobernar a la NuevaGranada en nombre de Carlos III. El gobierno de los criollos hubiera vueltosuperuo un repudio formal a la corona. Semejante objetivo, de cumplirse,habría constituido una revolución política de facto; es decir, la transferenciasúbita del poder gubernamental de, un grupo a otro.

En la Nueva Granada de 1781 era impensable un mundo sin monarquía.

Podía pensarse sí en una radical transferencia de poder de los españoles a loscriollos, bajo el manto protector de la legitimidad monárquica.Sin embargo, hay un hilo visible entre los estadistas de 1781 y el

movimiento de independencia, una generación más tarde. Camilo Torres noaspiraba a un rompimiento formal con la corona española.

Lo que pretendía era el dominio criollo de la burocracia bajo el continuoreinado de los Borbones.13 Sin embargo, debe recalcarse que Torres representasólo una primera etapa dentro de una evolución que habría de culminar en laindependencia.

En los objetivos políticos de los criollos se presentaban una tensión y unadicotomía. Por una parte buscaban volver a la “constitución no escrita” previaa 1778. Esta nalidad puede considerarse como su objetivo mínimo, o comosu posición real. Pero la dialéctica de la revolución rápidamente aumentó lasdemandas. Cuando en Zipaquirá los acontecimientos los obligaron a formular

13 Ibíd., 2:7-44; Liévano Aguirre, Los grandes conictos,págs. 583-87.

Page 254: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 254/377

254

John Leddy Phelan

por escrito sus objetivos, plantearon una especie de monarquía descentralizadapre-Habsburgo. Este se convirtió en su objetivo máximo, o posición negociadora.Es posible preguntarse hasta qué punto estaban comprometidos seriamentecon ese programa. Las capitulaciones representan un mundo idealizado quenunca existió históricamente en la Nueva Granada y cuya inspiración proveníade un pasado remoto.

La táctica de toda negociación requiere que las partes a la ofensiva pidanmucho más de lo que con realismo es dable aspirar a recibir. Acostumbradostiempo atrás a la negociación burocrática y al acuerdo por medio del compromiso,los redactores de las capitulaciones no esperaban que el mundo de sus sueños

se convirtiera en realidad. Mas, para obtener su objetivo mínimo, tenían queproferir exigencias más audaces.

Los supuestos políticos y morales de las capitulaciones, comovimos, están basados en las tradiciones casuistas de los teólogos españolesclásicos. Pero esos teólogos vivían en una época de monarquías fuertes, ylos redactores de las capitulaciones propugnaban una monarquía débil. Loque los hombres de 1781 hicieron fue invocar varios principios básicos de

la teología clásica a n de justicar una monarquía constitucional como lasdel medioevo tardío. No sólo se limitarían los poderes reales sino que el poderpolítico sería compartido entre la élite burocrática criolla de Bogotá y las élitesde provincia.

Los autores de las capitulaciones de Zipaquirá son los autores menos-preciados y hasta ahora ignorados de la primera constitución escrita de la NuevaGranada. Si una constitución escrita quiere decir una formulación losóca delos objetivos de una comunidad, así como unas fórmulas para la distribucióny el ejercicio del poder político, las capitulaciones de Zipaquirá llenan de sobraesta denición. Es comprensible que el documento que redactaron carezca de ladurabilidad y del renamiento político de la Constitución de la nueva república delos Estados Unidos que habría de aparecer pocos años después en Filadela.

En el caso de la Nueva Granada hay dos factores atenuantes. Lascapitulaciones fueron redactadas de prisa, si no febrilmente, en el curso decuarenta y ocho horas, mientras que los padres fundadores de los EstadosUnidos deliberaron unos cuatro meses. En segundo lugar, la Nueva Granada

Page 255: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 255/377

255

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

tenía una sola veta de inspiración ideológica, rica es cierto, pero que de todasformas era sólo una: la tradición teológica española de los siglos XVI y XVII.En la América inglesa, en cambio, se disponía de un mosaico más variado defuentes para incorporar a una constitución escrita. No sólo los fundadores eranherederos de una tradición americana aborigen de descentralización legislativa,sino que también habían recibido alimento espiritual de muchas formas depensamiento político, todas completamente desconocidas en la Nueva Granadade 1781: el racionalismo de la Ilustración, la jurisprudencia inglesa del sigloXVII, el puritanismo de Nueva Inglaterra, las teorías políticas y sociales radicalesformuladas durante los periodos de la guerra civil y de la Commonwealth en

Inglaterra, y el pensamiento de oposición del siglo XVIII (Walpole, BenjamínHoadly, Bolingbroke, etc.). Teniendo en cuenta estas dos diferencias importantesentre la Nueva Granada y los Estados Unidos, las capitulaciones de Zipaquiráconstituyen un logro notable, comparable con cualquier otro documento políticodel siglo XVIII, tanto en el viejo como en el nuevo mundo.

Hasta la generación de 1810 no tuvo la Nueva Granada la necesariadiversidad de tradiciones políticas sin las cuales una revolución no puede germi-

nar, y mucho menos orecer. En 1810 existían los ejemplos de las revolucionesestadounidense y francesa, así como la losofía política y el racionalismo de laIlustración en Europa. Estas inuencias externas se mezclaron con las teoríaspolíticas clásicas de la vieja España y con la “constitución no escrita” de la NuevaGranada en una chispa que haría detonar el movimiento de independencia.En 1781 no había ningún criterio para desaar las formas tradicionales delegitimidad, aceptadas entonces por todo el mundo. Una generación después,el racionalismo de la Ilustración suministraría esa norma.

El artículo 22 contiene la clara implicación de que los reinos de ultramareran pariguales de la España metropolitana. Los criollos se aferraban tenazmentea la teoría de los Habsburgos sobre los reinos de España y de las Indias unidosbajo un solo rey; teoría que había caído en desuso en la España borbónica. ConCarlos III los establecimientos de ultramar habían ido adquiriendo la categoría jurídica de colonias o de provincias de la metrópolis. La concepción “federal” delos Habsburgos les suministró a los partidarios de la independencia despuésde 1808 un argumento histórico-jurídico para justicar la aspiración inicial

Page 256: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 256/377

256

John Leddy Phelan

de los criollos a que se establecieran regímenes provisionales en todos losreinos de ultramar en ausencia del legítimo rey de Castilla, Fernando VII,prisionero de Napoleón desde 1808 hasta 1813. Pero había diferenciasmuy reales: a comienzos del siglo XIX se pretendía la igualdad con el reino deEspaña, mientras que bajo los Habsburgos las Indias eran consideradas comoreinos subordinados e inalienables vinculados a la corona de Castilla y de León.Sin embargo, las diferencias entre estas dos teorías no deben equipararse a unadesviación del corporativismo neomedieval de los siglos XVI y XVII hacia lasactitudes igualitarias de las revoluciones estadounidense y francesa.14

El artículo 22 es prueba concluyente y dramática de que, una generación

antes de que dichas revoluciones repercutieran en el pensamiento de las élitesneogranadinas, la noción de igualdad entre los distintos reinos había echadoprofundas raíces en tierras de la Nueva Granada.

En la cláusula 20 puede hallarse un atisbo del protonacionalismosubyacente a las capitulaciones.

Que de ningún modo, por ningún título ni causa, se continúe el que-

branto de las leyes y repetidas cédulas sobre la internación, mansióny naturaleza de los extranjeros en ninguna parte de este Reino, por el

perjuicio que trae al presente y en lo futuro pueda tener su internacióntanto en lo secular como en lo eclesiástico, y que los que haya de presente

salgan dentro de dos meses, y al que no lo hiciere, se le dé el trato y penade espía en guerra viva (CA, 2:26).

El término “extranjero” no se refería a los españoles europeos sino alos europeos no españoles. Los Habsburgos habían prohibido consistentementeesa emigración extranjera a sus dominios en América, aunque la dinastíareinara en el viejo mundo sobre muchos pueblos no ibéricos. Mientras menosextranjeros supieran del nuevo mundo, mejor: así opinaban los Habsburgos.La única excepción era la Compañía de Jesús, que obtuvo una dispensa real

14

Creo hoy que mi examen de la cuestión en mi Kingdom of Quito,pág. 122, no ubicacorrectamente el factor central.

Page 257: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 257/377

257

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

para reclutar, con destino a sus misiones en América, algunos extranjeros depaíses católicos europeos.15

Esa clausura xenofóbica de la América española desapareció duranteel siglo XVIII, a medida que la nueva dinastía de los Borbones buscaba no sóloideas en la Europa católica no española, sino también individuos de talento parareorganizar la monarquía. Los irlandeses y los italianos, en particular, ocupabanaltos cargos dentro de la administración. Uno de estos extranjeros notablesera el irlandés Bernardo Ward, coautor del plan para las innovaciones deCarlos III en las Indias. La dependencia inicial del monarca respecto a ministrositalianos, Esquilache y Grimaldi, fue uno de los factores que contribuyó a la

hostilidad contra los extranjeros que provocó motines importantes en variasciudades de España durante la primavera de 1766.

Aunque no hay cifras precisas sobre el número de extranjeros en laNueva Granada en 1781, los que había eran sucientemente visibles comopara provocar una reacción xenofóbica, si es que tomamos en cuenta las severassanciones que contra ellos se proponían. Una vez más, las capitulacionesde Zipaquirá repudiaban una política borbónica en favor de un retorno a la

tradición de los Habsburgos. No sólo armaban las capitulaciones, en lenguajealtanero, la igualdad de los americanos y de los españoles peninsulares, sinoque también exhibían un recelo metódico frente a los extranjeros. La NuevaGranada pertenecía sólo a quienes en ella habían nacido: así opinaban losestadistas de Zipaquirá. Por tanto, las capitulaciones contienen semillas delárbol del nacionalismo que habría de crecer en el siglo XIX.

Todos los participantes se daban cuenta de que era menester el

consentimiento real antes de que las capitulaciones tuvieran fuerza de ley.En vista de las fuertes sospechas entre algunos círculos comuneros de que lasautoridades de Bogotá podrían renegar su solemne compromiso de cumplirlas capitulaciones, se incluyó una especie de garantía militar. La cláusula 18estipulaba:

15 Lázaro de Aspurz, O.F.M., La aportación extranjera a las misiones españolas del patronato

regio (Madrid, 1946); Juan Manuel Pacheco, S.J., Los jesuitas en Colombia,2 vols. (Bogotá,1962) 2:199-205.

Page 258: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 258/377

258

John Leddy Phelan

Que todos los empleados y nombrados en la presente expedición de coman-dante general, capitanes generales, capitanes territoriales, sus tenientes,alféreces, sargentos y cabos, hayan de permanecer en sus respectivos

nombramientos, y estos, cada uno en lo que le toque, hayan de ser obli-gados en el domingo en la tarde de cada semana, a juntar su compañía yaejercitada en las armas, así de fuego como blancas, ofensivas y defensivas,tanto por si se pretendiera quebrar los concordatos que de presente noshallamos aprontados a hacer de buena fe, cuanto para la necesidad queocurra en el servicio de nuestro católico monarca (CA, 2:25).

Aunque Berbeo y sus capitanes convinieron en desbandar su ejército enZipaquirá, pidieron, y creyeron haberla obtenido así, una garantía militar de quelas capitulaciones habrían de ser respetadas por las autoridades en Bogotá.

Desde la seguridad de la fortaleza de Cartagena el fugitivo Gutiérrez dePiñeres montó en cólera contra la cláusula militar:

Esto equivale a capitular que la rebelión ha de ser permanente; que se ha depermitir dentro del Estado una asociación siempre armada para sostenerla;

que los individuos de la tal asociación no han de conocer otra autoridadni poder que la autoridad que han usurpado. En otras palabras, que nohabrá rey ni leyes ni nación alguna.16

Excluyendo la hipérbole, a que era tan acionado, la cláusula 18conjuraba para Gutiérrez de Piñeres y hombres como él una imagen de horrores.Aunque ese artículo era bastante menos que lalevée en masse–la movilización

del país que el gobierno revolucionario francés decretó el 23 de agosto de 1793–,una milicia de 20.000 hombres, aunque sólo se adiestrara en las tardes dedomingo, constituía una perspectiva lúgubre para los ministros de Carlos III.

Mediante el análisis de los dos últimos capítulos debe de haber quedadoen claro que las capitulaciones de Zipaquirá representaban una revoluciónpolítica tan radical como la emprendida por Carlos III, y que precipitó la crisis

16

CA, 2:53; Gutiérrez de Piñeres a Flórez, 2 de julio de 1781, y apéndice de Flórez a Gálvez,22 de agosto de 1781, AGI/ASF 577-B.

Page 259: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 259/377

259

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de 1781. Con el objeto de ampliar la base tributaria para nanciar los crecientesgastos de la defensa imperial, Carlos III propuso una reestructuración políticabásica, que hubiera reemplazado la descentralización tradicional de los

Habsburgos por algo semejante a un estado unitario. Al reaccionar violen-tamente contra este programa, los ciudadanos de todos los grupos étnicos dela Nueva Granada clamaron inicialmente por un regreso al statu quo político yconstitucional previo. Pero en el proceso de buscar fórmulas para conseguir suobjetivo ostensible, las capitulaciones terminaron por propugnar una especiede monarquía descentralizada en la que el poder político sería virtualmentemonopolizado por los criollos. Ese ideal era la antítesis misma de la teoría y

la práctica de la monarquía de los Habsburgos, con su intrincado sistema decontroles recíprocos.Ni Carlos III ni sus leales vasallos en la Nueva Granada lograron sus

utopías. Las utopías tienen la costumbre de esfumarse cuando nos acercamosa ellas.17

La responsabilidad de restaurar la autoridad real después de Zipaquirárecayó en las anchas ypoderosas espaldas del arzobispo Caballero y Góngora. Eravirrey de facto desde el 13 de mayo de 1781, el día en que se dirigió a cumplir su

cita en Zipaquirá, aunque no se posesionó ocialmente de ese cargo hasta el 15 de junio de 1782. Político de consumada habilidad, el arzobispo virrey se dio cuentade la magnitud del descontento entre todos los grupos étnicos y profesionales delpaís. Pero, no importa lo tortuoso de su ruta, nunca vaciló en su determinaciónde salvar la sustancia del programa scal de Carlos III. Caballero y Góngora, enúltima instancia, urdió una trama en la que se mezclaban aspectos básicos de latradicional “constitución no escrita” con algunos aspectos, pero no todos, dela “modernización defensiva” de los incipientes tecnócratas de Carlos III. Cómorealizó esta intrincada tarea será el tema del resto de este libro. Pero primero,como una especie de coda a los sucesos que condujeron a las capitulaciones deZipaquirá, examinaré la trayectoria de José Antonio Galán, una de las guras másinteresantes, más controvertidas y, en el verdadero sentido de la palabra,más trágicas de las que surgieron del movimiento de los comuneros.

17 Ver el capítulo 18 para un amplio análisis del problema de la educación superior y la

universidad laica, tan ardorosamente controvertida en la época. Este es el único de los grandesproblemas que afrontaba la Nueva Granada no tratado en las capitulaciones.

Page 260: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 260/377

Tercera parteAntonio Caballero y Góngora

Page 261: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 261/377

261

15. José Antonio Galán: mito y realidad

En torno a la gura de José Antonio Galán se han congregado muchos mitos,y no es tarea fácil distinguir los hechos de las leyendas. En su propio tiempo lasautoridades reales vituperaban al “infame Galán” por crímenes que iban desdela traición y el bandidaje hasta el incesto. En el siglo XIX fue alternativamenteescarnecido como un bandido o exaltado como un héroe del pueblo que soñabacon que la Nueva Granada obtuviera su independencia política de España.1 En el siglo XX algunas gentes de izquierda lo han idolatrado, como apóstolde la revolución social desde abajo, como una especie de remoto precursor delChe Guevara.

José Antonio Galán nació en 1749 en la parroquia de Monguí deCharalá, al sudeste del Socorro.2 El 26 de octubre de 1766 contrajo matrimoniocon Toribia Verdugo, quien le dio varios hijos.3 Carecemos de una descripcióncontemporánea de sus rasgos físicos.4

El padre de José Antonio, Antonio Galán, era un inmigrante españolpobre, inicialmente comerciante de baratijas y que nalmente se establecióen Charalá, donde casó con María de Argüello, de sangre mulata o mestiza,de quien tuvo numerosa prole. Tras instalarse en Charalá, Galán se ganaba lavida como lo hacía la mayor parte de sus contemporáneos. Era dueño de unapequeña parcela donde cultivaba tabaco. En su modesta casa las mujeres ylos hijos tejían algodón.5 A pesar de la nacionalidad española de su padre, lapobreza convirtió a Antonio Galán y a sus hijos en plebeyos.

1 Briceño, Los Comuneros,págs. 36-40 y 76-84, fue uno de los primeros historiadores enconsiderar a Galán como un héroe. En Santander, hasta nes del siglo XIX, los héroes patrióticosensalzados en los diarios regionales no eran tanto Bolívar y Santander como los comuneros y, enespecial, Galán. (Comunicación personal de David Johnson).

2 En confesión del 9 de octubre de 1781 Galán dijo que su edad era 32 años (Briceño, Los Comu-neros, pág. 168). Gómez Rodríguez, “La cuna”, 1, cap. 7, ha localizado su partida de bautismo.

3 Para su partida de matrimonio ver Gómez Rodríguez, “Datos”, págs. 105-06.4 Su retrato por Arciniegas en Los Comuneros,pág. 103, es producto de la imaginación del gran

escritor. Pablo E. Cárdenas Acosta, Los Comuneros(Bogotá, 1945), págs. 169-170.5 Torres Almeyda, La rebelión de Galán,págs. 17-32.

Page 262: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 262/377

262

John Leddy Phelan

La aseveración de que José Antonio estudió de niño en el prestigiosocolegio de San Bartolomé, en Bogotá, fue repudiada posteriormente por el propioinvestigador que la formuló.6 Aunque sólo contaba con los rudimentos de unaeducación formal, podía rmar, lo cual constituía signo de cierta distinción en unasociedad donde la gran mayoría de los plebeyos era completamente analfabeta.Las cartas que de él se conservan no carecen de cierta belleza y vitalidad en elestilo, pero la sintaxis y el léxico son rústicos, primitivos e incultos. Como lamayoría de sus contemporáneos plebeyos, era agricultor en pequeña escala.7

Otro hecho averiguado sobre su vida antes de 1781 es que vivió porun tiempo en la cercana parroquia del Socorro, ya que allí, en septiembre de

1775, fue bautizado uno de sus hijos. Su permanencia en el Socorro se prolongóhasta 1777.8

Las dicultades de averiguar la verdad sobre la vida de Galán tienen unbuen ejemplo en una pintoresca leyenda sobre su primera juventud, inventadade la nada por Constancio Franco, quien en 1891 publicó una novela históricallamadaGalán, el comunero.Según Franco, Galán, con su conciencia socialsublevada por los malos tratos a los indios guanes, organizó un motín de

protesta; se refugió después entre los indios pero fue capturado y condenado a10 años de trabajos forzados en la fortaleza de Cartagena, de la que en algúnmomento escapó antes de marzo de 1781.

El relato está colmado de inexactitudes sobre fechas y lugares, pero laprueba más devastadora de su falsedad es que no se hace mención de tal sucesoen la sentencia de muerte de Galán, donde se enumeran de modo meticuloso,aunque truculento, todos sus supuestos crímenes.9

6 Gutiérrez,Galán, pág. 230.7 La confesión de Galán en Briceño, Los Comuneros,pág. 168. Para una muestra de su rma

ver AHN, Los Comuneros, 18:212.8 Gómez Rodríguez, “La cuna”, cap. 7. Ver también, adelante, nota 16.9 Constancio Franco Vargas,Galán, el comunero(Bogotá, 1891). En los voluminosos archivos

criminales de la audiencia no hay rastro de litigio alguno en que hubiera estado implicado Galán.No todos los historiadores galanistas aceptan la fábula de Franco. Gutiérrez,Galán, le hace unacrítica sensata, págs. 235-237. Arciniegas, Los Comuneros(ed. de 1938, págs. 187-88) aceptó alprincipio el cuento pero en la edición de 1968 suprimió juiciosamente toda referencia a él. Cárdenas

Acosta, Los Comuneros,págs. 170-71, denunciaba como mítico el relato de Franco, pero sin hacerningún análisis. Ángel Galán, “Galán”, no menciona el incidente. Entre quienes han repetido el

Page 263: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 263/377

263

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

La sentencia de muerte de Galán dice, con una concisión exasperante,que había sido “castigado repetidas veces por las justicias”.10 Evidentemente JoséAntonio había tenido varios roces con las autoridades. No resulta irrazonablesuponer que hubiera sido impetuoso, agresivo y pendenciero –característicasque algunos observadores contemporáneos identican con el territorio quehabía de convertirse en el estado de Santander.11 La suposición se ve reforzadapor el hecho de que, después de la batalla de Puente Real, Galán suscitó la irade nadie menos que del ganador de la batalla, el capitán Ignacio Calviño, supaisano de Charalá, quien lo despojó de su bastón de capitán y lo encarceló por“varios ultrajes”. Nunca se ha determinado cuáles pudieron ser esos ultrajes,pero bien pudo ser que Galán estuviera involucrado en el robo de los fondosdel oidor Osorio.12

La sentencia de muerte de Galán presenta otro dato sólido sobre su vidaantes de 1781. José Antonio sirvió en el “regimiento jo” de Cartagena y desertóde él. No se sabe si fue como voluntario o en cumplimiento de una sanción judicial. A veces los delincuentes eran incorporados al “regimiento jo”.13

Algunos admiradores de Galán han incurrido en especulaciones fantasio-sas sobre la inuencia de la experiencia cartagenera en su héroe. Ocupémonosprimero en los datos conocidos. Galán sirvió durante poco tiempo, quizás menosde un año. Segundo, obviamente, no se sintió dichoso con ser soldado raso enesa calurosa ciudad tropical. Adquirió, ciertamente, alguna familiaridad con ladisciplina y las tácticas militares, experiencia que mucho habría de servirleen el año decisivo de su vida.

mito de Franco guran Torres Almeyda, La rebelión de Galán,págs. 61-63, y Gómez Latorre, Enfoque social,págs. 242-243.

10 CA, 2:176.11 Tal fue la observación más bien áspera de Oviedo, hacia 1761,Cualidades.págs. 174-82.12 Para este incidente, ver cap. 9, nota 20. La acusación viene de fuente gubernamental, pero el

cargo parece plausible. Comisionados a Pey, 20, 24 de mayo de 1781, AGI/ASF 633-A. La noticiafue conrmada por el párroco de Oiba, Filiberto José Estévez, por lo general bien informado, encarta a Caballero y Góngora, 24 de mayo de 1781, ibíd., y CA, 1:265. Estévez decía que Calviño

había conscado una buena suma de dinero en posesión de Galán.13 CA, 2:176.

Page 264: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 264/377

264

John Leddy Phelan

El que durante su breve permanencia las noticias sobre los aconte-cimientos en la lejana América del Norte hubieran inamado su imaginaciónno pasa de ser una conjetura intrigante. Todas las informaciones disponiblesindican que ninguno de los jefes comuneros pensaba en emular el ejemplode las trece colonias. Además, la actitud de Galán no se desviaba un ápice dela de los otros capitanes. Mientras censuraba furiosamente la política de losministros del rey, proclamaba siempre su lealtad a la corona de Carlos III.

Hay dos capítulos principales en la trayectoria de Galán durante la crisisde 1781. Uno fue la campaña militar en el alto Magdalena en junio, precisamenteantes y después de que concluyeran las capitulaciones en Zipaquirá. El otro fue,claro está, su frustrada marcha sobre Bogotá en septiembre y octubre. Estosacontecimientos serán examinados sucesivamente.

El 25 de mayo Juan Francisco Berbeo lanzó su arrojada e imaginativaexpedición contra Facatativá y Honda al mando de Galán, quien desempeñóbrillantemente su misión (ver capítulo 11).14 Engañando a un destacamentorealista enviado desde la capital, el 30 de mayo Galán cortó en Facatativá elcorreo que comunicaba a Bogotá y Cartagena.15 Entre el 30 de mayo y el 7 de junio su pequeña expedición atravesó los pueblos y caseríos del alto Magdalenapara reclutar a esas comunidades al servicio de la “empresa”.

Hay varios episodios en la campaña del alto Magdalena que merecenanálisis cuidadoso. Uno es la correspondencia de Galán con el correo ManuelGarcía Olano. El 30 de mayo José Antonio, desde Facatativá, le escribía a GarcíaOlano en Bogotá una carta donde manifestaba su lealtad a la religión y a lacorona, y su ánimo de que, por mor del bien común, se recticaran los desaciertosdel regente visitador para evitarle mayores infortunios al reino.16

14 Para el texto de su nombramiento formal ver Briceño, Los Comuneros,págs. 38-39, y CA,1-266-68.

15 CA, 1:283-85; Comisionados a Pey, 29 de mayo de 1781; Pey a los comisionados, 29 demayo; comisionados a Pey, 30 de mayo; actas de la junta, 1º de junio; junta a Caballero y Góngora, 1ºde junio; comisionados a Pey, 1º de junio; Pey a Flórez, 5 de junio; todos en AGI/ASF 663-A.

16 Galán a García Olano, 30 de mayo de 1781, ibíd. Ver también la investigación a García Olano.

La carta implica claramente que la permanencia de Galán en el Socorro se prolongó hasta 1777,cuando García Olano era administrador del monopolio de tabaco.

Page 265: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 265/377

265

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

La carta indica que el plebeyo José Antonio Galán, al igual que los jefespatricios del Socorro, tenía cierta conanza en Manuel García Olano, si no comoaliado activo, al menos como intermediario amistoso entre ellos y las autoridadesde Bogotá. Además, la carta de Galán no es el aserto de un revolucionarioextremista. En lenguaje más rústico, Galán expresaba los mismos sentimientosque los jefes patricios le participaban al virrey Flórez. Uno y otros raticabansu lealtad a la corona, mientras denunciaban las medidas scales introducidaspor el regente visitador general. Y Galán, el 30 de mayo, apoyaba la políticade Berbeo de negociar “un convenio para el bien común” con las autoridadesreales. La fecha de la carta es signicativa. Los acontecimientos se precipitabanen Zipaquirá, donde el arzobispo Caballero y Góngora y Juan Francisco Berbeocomenzaban las negociaciones que al cabo de una semana culminarían en larma de las capitulaciones.

Para no ser acusado posteriormente de traición, García Olano tomó laprecaución de entregar la carta de Galán a la junta de tribunales. Con permiso dela junta viajó a Facatativá, donde tuvo una entrevista, no con Galán sino conuno de sus colaboradores, Nicolás José de Vesga y Gómez. Se ignora lo tratadoen esa reunión. Cuando Vesga solicitó otra entrevista, el oidor Catani rehusódarle el permiso a García Olano.17

Sólo pueden barruntarse los motivos de la negativa del oidor. Sesospechaba que García Olano tenía simpatías por los comuneros y no era, portanto, digno de conanza. Una pequeña valija con el correo real había sidoconscada por las fuerzas de Galán, y las sospechas recayeron sobre GarcíaOlano, director entonces del servicio postal.18 Las negociaciones se acercabanrápidamente a su frenético clímax en Zipaquirá. No había mayor necesidad denegociar con Vesga, mero teniente de Berbeo.

El otro episodio importante en la hábil campaña de Galán, que llevó elalto Magdalena desde Honda hasta Neiva, al campo de los socorranos, fue suadvertencia al regente visitador general para que huyera de Honda antes de que

17

Investigación de García Olano.18 Ibíd.; actas de la junta, 29 y 30 de mayo, 1º de junio, AGI/ASF 633-A.

Page 266: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 266/377

266

John Leddy Phelan

lo capturaran sus tropas. En este caso, como en tantos otros, tenemos una deudade gratitud con Pablo Cárdenas Acosta, quien publicó los documentos claves.

José Antonio Galán y su triunfante y pequeño séquito penetraron enGuaduas al anochecer del 4 de junio. El 7 de junio el peninsular Manuel deArejula redactó una nota presurosa con noticias alarmantes para algunos amigosen Honda.19 José Antonio Galán le había informado personalmente que elprincipal objetivo de su expedición era la captura del regente visitador general.Galán le pidió explícitamente a Manuel de Arejula que le aconsejara a Gutiérrezde Piñeres, escapar Magdalena abajo. Galán no sólo incitó a Arejula a enviaresa prevención, sino que se dirigió personalmente al regente visitador general.Galán eligió como intermediaria a doña Ignacia Roa, esposa de don Joaquínde la Bodega Llano, administrador del monopolio de aguardiente en Honda. José Antonio, evidentemente, se había encontrado con la pareja en Facatativá,donde los proveyó con un pasaporte que les permitía cruzar sus líneas hastallegar a Honda.

En su digna y rústica prosa Galán le escribía al regente visitadorgeneral:

Usía muy señor mío:

Suplico a usted que me haga el favor por nuestro Amo y Señor y por mi

señora del Socorro, se retire aunque sea en una montaña debajo de la tierra,

por evitar alguna ruina que pueda padecer esta villa y vuestra merced, si

lo encuentran los comunes, y esto sin que lo sienta la tropa, porque a mí

no me sobrevenga nada, por estar la gente tan sublevada en rigor, porque

la orden expresa de nuestro general es de que debo entregar la cabeza de

Usía. Y así, para que no se experimente esto, hago este expediente con el

secreto posible, viendo que soy bautizado y redimido con la sangre de Cristo.

Usía excogitará lo que mejor fuere de su agrado, si esperamos o retirarse.

Dios le guarde muchos años.

19 Para el texto de la carta ver CA, 2:80-81.

Page 267: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 267/377

267

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Galán añadía una postdata:

Perdonará Usía los vocablos y yerros por ser yo tan tosco en estos negocios

de vocablos. Repito a vuestra merced una prevención: que Usía no se vayapara abajo, si sigue, pues tiene mucha gente en contra. Se ocultará como

digo, y luego seguirá su destino, hablando, si usted quiere, conmigo a solas;y es cuanto puedo decirle. Adiós.20

Cárdenas Acosta insinúa que Galán aplazó intencionalmente su ataquecontra Honda para darle tiempo de huir a Gutiérrez de Piñeres; revelación

documental que ha resultado embarazosa para algunos de los más celososdefensores de Galán.21 Gómez Latorre, por ejemplo, niega de plano que lasinstrucciones de Berbeo fueran de capturar a Gutiérrez de Piñeres, pero talinterpretación contradice totalmente las propias palabras de Galán.22

Una explicación más plausible, aunque no convincente del todo, es laofrecida por Luis Torres Almeyda. Galán ejercía el derecho de todo comandantede campo a interpretar con exibilidad las órdenes de su comandante en jefe, con

el que no podía comunicarse de manera inmediata. Previó que si sus hombresentraban a Honda y capturaban al regente visitador general, probablementevolverían pedazos al infortunado funcionario, perspectiva repugnante inclusopara un guerrero tan duro y tan decidido como José Antonio. De ahí que lanueva estrategia de Galán fuera la de advertir al regente visitador general queno huyera Magdalena abajo hacia la seguridad de Cartagena, ya que por esaobvia ruta de escape “tiene mucha gente en contra”. Gutiérrez de Piñeres yGalán habrían de concertar una cita en secreto, en la que el magistrado se

20 Ibíd., págs. 82-83. Hay una copia manuscrita en las actas de la junta.21 CA, 2:80-89.22 Gómez Latorre, Enfoque social,pág. 247. Como Cárdenas Acosta no publicó hasta 1960 las

cartas de Galán, obviamente los estudios anteriores a esa fecha no mencionan el incidente. Sonlos de Galán, Gutiérrez y Arciniegas. Para otra explicación supercial ver Francisco Posada Zárate,

El movimiento revolucionario de los comuneros(Bogotá, 1971), pág. 98. Liévano Aguirre, Los grandes conictos,págs. 491-92, quien describe a Galán como precursor de la revolución social,desconoce el episodio. No han sobrevivido las instrucciones escritas de Berbeo a Galán. Posiblemente

el comandante supremo tuvo el buen sentido de no poner nada por escrito, pero las palabras deGalán revelan el propósito de Berbeo.

Page 268: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 268/377

268

John Leddy Phelan

rendiría. Galán le evitaría la suerte de ser linchado por una turba colérica. Vivo, sería una buena carta en cualquier negociación entre los socorranos ylas autoridades de Bogotá.23

Si, en gracia de discusión, aceptamos la explicación de Torres Almeyda,la conducta de Galán pudo haber sido humanitaria, pero también ingenua.Calculó mal en tres aspectos. El altivo y voluntarioso Gutiérrez de Piñereshabría escogido la fuga por el Magdalena, con todos sus riesgos, a rendirsevoluntariamente a un hombre al que consideraba un rebelde sin atenuantes,y plebeyo encima de todo. Segundo, la guerra de nervios de Galán entrañabano poco debluff . Aunque hubiera allí algunos galanistas, el sector al norte de

Honda no estaba rmemente bajo su control. Un barco español bien armadohabría asegurado la salida de Gutiérrez de Piñeres por el Magdalena, incluso siel enemigo lo hostilizaba desde la orilla. Y además Galán no tomaba en cuenta elrápido cambio de la situación, del que ni él ni su adversario tenían noticia. Enla propia noche del 7 de junio, cuando Galán le escribió a Gutiérrez de Piñeres, la junta de tribunales de Bogotá raticaba las capitulaciones de Zipaquirá. Sin queGalán lo supiera, las órdenes de Berbeo de capturar al aborrecido magistrado

se habían vuelto inociosas.Sólo podía contarse con cuarenta españoles para defender a Honda del

esperado ataque de los socorranos. A las pocas horas de recibir la carta de Galán,el regente visitador general, a las tres de la mañana del 8 de junio, se escapópor el Magdalena en busca de la protección de la fortaleza de Cartagena. Antesde dirigirse al norte dio orden de que un cargamento de municiones que iba deMompós a Honda, con Bogotá como destino nal, se devolviera a Mompós,

a n de evitar que cayera en manos de los socorranos. Gutiérrez de Piñeres,que execraba a Galán por rebelde y por plebeyo, nunca mostró gratitud algunapor la oportuna advertencia del hombre de Charalá.24 Mas en la guerra y en lapolítica la gratitud suele ser un lujo del que se puede prescindir.

23 Torres Almeyda, La rebelión de Galán.págs. 183-86.24 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 6 de julio, 27 de agosto, 20 de octubre de 1781, AGI/ASF

662. Gutiérrez de Piñeres envió a las autoridades copia de las cartas de Galán pero no las mencionaen su correspondencia.

Page 269: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 269/377

269

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El análisis de Torres Almeyda es creíble pero no enteramente convin-cente. Galán se encontraba a día y medio de camino de Honda, y se detuvo.En lugar de bajar hacia Honda, permaneció en Guaduas desde el 4 hasta el14 de junio, con lo cual le dejó tiempo de sobra a Gutiérrez de Piñeres paraescapar. ¿Fue una pusilanimidad de José Antonio? ¿Temió tocar la persona detan augusto magistrado, así fuera objeto de la intensa ira popular? Un juiciosemejante resulta cruel y engañoso.

Si se mira a Galán como un precursor de la revolución social, suconducta en este episodio resulta cobarde, si no traicionera. Mas si se colocaa José Antonio en el contexto de 1781, su comportamiento se vuelve tan

comprensible como el de los capitanes del Socorro, quienes juraron en secretolealtad a Carlos III poco antes de asumir el mando de la revolución. Ni Galán niBerbeo traicionaron la causa que dirigían con tanta competencia. Pero tampoconinguno de los dos propugnaba la independencia política o la revolución social.Sus nalidades eran mucho más modestas: derogar las innovaciones scalesy administrativas identicadas con Gutiérrez de Piñeres. Estos objetivoslimitados determinaban las tácticas, esencialmente moderadas, utilizadas por

todos los comandantes en 1781. Había que evitar todo extremismo. El saqueo,fundamentalmente, se limitó a los monopolios reales. Había que impedir elderramamiento de sangre. Su objetivo no era humillar a los magistrados reales,sino negociar con ellos.

La reticencia de Galán en capturar al regente visitador general escomparable a la tan criticada negativa de Berbeo de apoderarse de Bogotá.Pero esa decisión le fue impuesta al generalísimo por la defección de Tunja,por la adhesión a las autoridades de las élites criollas en Bogotá, y por el deseode la junta de llegar a un acuerdo. La decisión de Galán no fue forzada porfactores externos, como le aconteció a Berbeo. Pero Galán, igual que Berbeo,evitaba cuidadosamente tácticas extremistas que pudieran poner en peligro laconsecución de su objetivo, esencialmente moderado: retroceder las manecillasdel reloj a 1778.

El tercer episodio en la campaña de Galán en el Magdalena, quemerece también atención cuidadosa, se reere a su actitud con los esclavosnegros. A diferencia de los capitanes patricios, Galán, de origen plebeyo, no

Page 270: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 270/377

270

John Leddy Phelan

vacilaba en acudir a las clases bajas en procura de apoyo. El 18 de junio Galánse presentó con cincuenta de sus seguidores a la mina de oro de Malpaso ya la vecina hacienda ganadera de La Niña. El dueño de ambas, el peninsular Vicente Estanislao Diago, tuvo la buena suerte de hallarse ausente. Galán novacilaba en apelar al sentimiento contra los chapetones. No sólo encarceló a losmayordomos de las dos propiedades sino que también conscó una colección de joyas, que posteriormente devolvió a su dueño. José Antonio se ganó el apoyode los esclavos negros al declararlos libres.25

No hay prueba alguna de que Galán considerara la institución dela esclavitud como moralmente dañina o económicamente explotadora. A

despecho de sus admiradores modernos, que erróneamente lo han convertidoen un precursor del Che Guevara, Galán no era un ideólogo. Ese incidenteconcreto –mera cuestión de táctica– no implicaba que quisiera abolir laesclavitud como institución. Se ha opinado que la conciencia moral de Galánacerca de lo inhumano de la esclavitud deriva de su breve permanencia enCartagena, en apoyo de lo cual, sin embargo, no se cita prueba alguna.26 Lademostración más terminante de que la decisión de Galán fue táctica y no

ideológica es que sólo una vez recurrió a esa maniobra, pese al hecho deque la esclavitud constituía una de las principales fuentes de trabajo en laprovincia de Mariquita.27 El descontento de los esclavos era sólo un ingredientesecundario en la fórmula de José Antonio Galán para apoderarse de esa fértily estratégica provincia. La expresión más signicativa del descontento de losesclavos se presentó en la provincia de Antioquia, donde los negros eran másnumerosos todavía que en Mariquita.

La conclusión de las capitulaciones de Zipaquirá el 7 de junio notranquilizó de inmediato al valle del alto Magdalena, ya que la revolución habíaadquirido su propio ímpetu. Tras la huida del regente visitador general, Hondaabrazó la causa de los comuneros, aunque Galán nunca llegó personalmente

25 CA, 2:88-89.26 Arciniegas, Los Comuneros,págs. 132-33; Torres Almeyda, La rebelión de Galán,págs.

64-69.27

Para la población de Mariquita ver Silvestre, Santa Fe de Bogotá, págs. 59-60; paraAntioquia, ibíd. pág. 57.

Page 271: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 271/377

271

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

hasta ese puerto.28 El 14 de junio Galán cruzó el Magdalena y marchó deGuaduas a Mariquita. Posteriormente se dirigió al fértil valle tabacalerode Ambalema, donde instaló sus cuarteles.29 El 18 de junio se presentó en lamina de Malpaso. El 19 de junio ocurrió en Neiva un motín en el que perdióla vida el gobernador, don Policarpo Fernández.30 Al occidente, en Antioquia,hubo tumultos, acaso parcialmente estimulados por el ejemplo de Galán, perono con su instigación ni bajo su mando.

La junta de tribunales estaba sumamente alarmada con las hazañas,tanto reales como imaginarias, del jefe de Charalá, al que rutinariamentellamaban “el infame Galán”. Después de Zipaquirá Berbeo fue a Bogotá, donde

las autoridades lo persuadieron a que ordenara la cesación de hostilidades enel alto Magdalena. La expedición del coronel Bernet, con quinientos soldados,iba en camino de Mompós a Honda. Por tanto, Berbeo designó una comisióninuyente para que se dirigiera a occidente y ordenara a Galán deponer lasarmas y adherir a las capitulaciones.

Encabezaba la comisión Pedro Antonio Nieto, uno de los tenientesde conanza de Berbeo y capitán general de la misma parroquia de Galán,

Charalá, y a quien este presumiblemente respetaba. Nieto no pudo hallara Galán para entregarle la carta, aunque aparentemente Galán sabía de sucontenido.31 Muy acertadamente sospechó que el verdadero propósito de lamisión de Nieto era su detención. Levantó el campo, se escondió, y se negóa adherir a las capitulaciones.32

Unos días antes de que Berbeo enviara a Nieto, otro capitán general,Marcelo de Ardila, llegó desde Bogotá; el 19 de junio proclamó en Honda lavigencia de las capitulaciones. En nombre de Berbeo procedió a nombrar tresciudadanos prominentes para el cargo de capitán general. Públicamente Ardilaadvirtió a las autoridades que impidieran la entrada de Galán a la ciudad. Calicó

28 CA, 2:98.29 Ibíd., págs. 87-88; Tello de Meneses a Flórez, 7 de julio de 1781, AHN, Los Comuneros.

6:128-129.30 CA, 2:95-96.31 Para el texto de la carta de Nieto a Angulo y Olarte, 21 de octubre de 1781, ver ibíd.,

pág. 106.32 Ibíd., pág. 105.

Page 272: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 272/377

272

John Leddy Phelan

su conducta anterior de “imprudencia estúpida”.33 Bajo la intensa presión deBogotá, Berbeo repudió así al más exitoso de sus comandantes de campo.

Los partidarios del gobierno, que habían salido de Honda tras la huidade Gutiérrez de Piñeres, regresaron el 16 de junio. En la noche del 23 de juniohubo un motín sangriento; se perdieron varias vidas. Sin embargo, las fuerzasleales quedaron triunfadoras. El tumulto tuvo cierto acento de lucha de ricoscontra pobres, de chapetones contra plebeyos. Los plebeyos amotinados lehicieron llamamientos desesperados a Galán, pero este deliberadamente senegó a intervenir.34 Tal vez por prudencia; ciertamente no fue heroica su negativaa ayudar a sus seguidores. Probablemente su reticencia se debía a dos factores.

Sabía que el coronel Bernet, con su poderosa expedición, se acercaba a Honda. Y siempre mostró una lúcida reticencia a participar en baños de sangre comoel de la noche del 23 de junio.

Las deslumbrantes victorias de Galán a nes de mayo y comienzosde junio de nada sirvieron. Una intensa campaña de relaciones públicasemprendida por los capitanes que había enviado Berbeo contribuyó mucho asosegar los ánimos, al proclamar la vigencia de las capitulaciones de Zipaquirá.

La conciliación obtuvo el respaldo de la fuerza militar, cuando la expedicióndel coronel Bernet llegó a Honda el 25 de julio, en camino hacia Bogotá. Pocodespués el virrey Flórez despachó desde Cartagena un contingente pequeñopero bien armado para custodiar el estratégico puerto uvial.35

Galán se devolvió a su Charalá natal a través de Llano Grande, ElEspinal, La Mesa de Juan Díaz, Facatativá, Zipaquirá, Ubaté, Chiquinquiráy Santa Rosa de Cerinza, con treinta de sus seguidores bien armados. Entreellos había tenientes de toda su conanza, como sus hermanos Hilario y JuanNepomuceno, Isidro Molina, Manuel Ortiz y Lorenzo Alcantuz, todos los cualeshabían compartido sus breves días de gloria y habrían de compartir su últimodestino.36

33 Ibíd., págs. 93-101; Tello de Meneses a la audiencia, 19 de junio de 1781. AHN, Los Comu-neros, 3:39-40; Juan Blas de Aranzazu a la audiencia, 21 de junio de 1781, ibíd., 3:134-38.

34 Ibíd.35

Para la ruta de la expedición de Bernet y la fuerza enviada por Flórez ver CA. 2: 112-14.36 Ibíd., pág. 114.

Page 273: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 273/377

273

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Ya el 14 de julio una audiencia impaciente y vindicativa comisionó a JuanAntonio Fernández Recamán para que capturara a Galán y a sus compañeros,por haber “perpetrado varios insultos, robos y atrocidades por diversos parajesde las jurisdicciones de Tocaima, Neiva e Ibagué”.37 El 20 de julio, en El Espinal,Galán se salvó de una celada que le había preparado Fernández Recamán.38

El viaje de Galán a Mogotes no careció de incidentes pintorescos. El3 de agosto, en Zipaquirá, insultó osadamente al corregidor, quien no seatrevió a arrestarlo ante la presencia de su escolta armada. Posteriormentela audiencia le censuró duramente su inacción. En Chiquinquirá llegó a capturaral teniente gobernador de Mariquita y Tocaima, a quien al parecer había conocido

durante la campaña. El desdichado funcionario, Juan Félix Ramírez de Arellano,se encontraba en Chiquinquirá en una peregrinación al célebre santuario de la Virgen María. Un fraile dominico criticó amablemente a Galán por capturara “un pobre chapetón” que estaba efectuando una peregrinación piadosa. Galánle contestó sonriente: “Usted no sabe qué pieza es Arellano”.

Finalmente le entregó su prisionero al fraile, no sin antes haberlo ame-nazado con cincuenta latigazos o, por lo menos, con veinticinco. El hombre de

Charalá no carecía de un sentido circense del humor y de una sana irreverenciafrente a los funcionarios pomposos. Poseía la materia prima de donde surgenlos héroes populares.

Galán no tenía inconveniente en insultar a burócratas subalternos, peroen general se mostraba respetuoso con los magistrados de alto rango. Si bienun mero corregidor o un teniente gobernador eran blanco apropiado para susbufonadas, vaciló en tocar la persona de un Gutiérrez de Piñeres, el magistradomás importante después del virrey.

El gastado término decarismático no debe aplicársele a Galán ni,en verdad, a ningún personaje de 1781. Galán no representaba una verdadrevelada, ni era la encarnación de un propósito moral. En 1781 nadie se ajustaa la denición de carisma de Max Weber, como “devoción a la santidad, alheroísmo y al carácter ejemplar, especícos y extraordinarios, de un individuo,

37

Para el edicto de la audiencia, 14 de julio de 1781, ver ibíd., pág. 115.38 Para este y los posteriores episodios del regreso de Galán, ver ibíd., pág. 115.

Page 274: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 274/377

274

John Leddy Phelan

y a los modelos normativos o al orden revelados u ordenados por él”.39 Aunqueno fuera carismático, Galán era ciertamente un conductor de hombres vigorosoy dinámico, capaz de inspirar lealtad personal.

José Antonio no era un ideólogo doctrinario sino un táctico pragmáticoque encaraba las situaciones conforme las iba encontrando. Liberó los esclavosen la mina de Malpaso no porque se opusiera a la esclavitud sino porque queríaconseguir el apoyo de ese grupo determinado de negros. De linaje plebeyo, novacilaba en apelar a sus hermanos plebeyos. A menudo nombraba capitanesa hombres del pueblo en las localidades que adherían a su causa. Un procederque muestra un contraste agudo con el del supremo consejo de guerra en el

Socorro, que generalmente, aunque no siempre, designaba a criollos acomodadosy prestigiosos. Hay que recordar, no obstante, que esos criollos invariablementedisfrutaban del respeto y del apoyo del pueblo. Eran elegidos por toda la pobla-ción, y los nombramientos eran conrmados por el consejo en el Socorro.

Tampoco tenía escrúpulos Galán en apelar a los sentimientos anticha-petones de sus seguidores plebeyos. En algunas ocasiones las propiedadesde comerciantes españoles ricos fueron el blanco de los seguidores de Galán.

Pero sólo hubo un puñado de esos incidentes. Los focos principales de lacólera popular eran las ocinas de los monopolios reales. Como sus colegaspatricios en Santander, Galán solía devolver todas las propiedades saqueadaspor sus seguidores.

Ningún ejemplo tan nítido de su concepción pragmática de la tácticacomo lavolte face después de las capitulaciones de Zipaquirá. Antes, Galánera partidario rme de un acuerdo negociado. En el alto Magdalena se negóformalmente a adherir a las capitulaciones debido a que sus enemigos estabanutilizando muy ecazmente el arreglo para socavar su autoridad. Pero al regresara su tierra natal se volvió paladín de las capitulaciones. En septiembre habíaindicios sucientes de que Bogotá se disponía a repudiar el arreglo. Galán, por lo

39 Citado en Peter H. Smith, “Political Legitimacy in Spanish America”. Richard Graham y PeterH. Smith eds., New Approaches to Latin American History(Austin, 1974) pág. 234; Max Weber,The Theory of Social and Economic Organization.Talcott Parsons ed. (Nueva York, 1964), págs.

324-423. Para los aspectos carismáticos en el sistema colonial hispanoamericano ver mi Kingdomof Quito,págs. 320-323.

Page 275: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 275/377

275

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

tanto, trató de movilizar el consiguiente descontento popular para organizar unanueva marcha sobre la capital a n de imponer la aplicación del convenio. JoséAntonio elegía su táctica de acuerdo con la situación concreta que afrontara.

La sola debilidad de la brillante campaña de Galán en el alto Magdalenafue no haber forjado una alianza entre los patricios y los plebeyos criollos,dentro de las pautas que habían resultado exitosas en Santander. Galán no eraun demagogo que jugara a ricos contra pobres. Cuando volvió a su tierra tratóde conseguir el apoyo de los nobles para la segunda marcha sobre Bogotá.Instintivamente se daba cuenta de que la fórmula del éxito era una coaliciónamplia de patricios criollos y de plebeyos mestizos y mulatos. Hoy sus admiradores

de la izquierda claman que su ideal era “la unión de los oprimidos contra losopresores”. Naturalmente, Galán nunca dijo una frase así.40 Aceptaba el apoyoque le dieran, y buena parte del que obtuvo se lo dieron los plebeyos.

Sus enemigos, en particular la audiencia, que lo sentenció a una muertecruel, lo fustigaban por apelar a la muchedumbre y por nombrar plebeyos encargos importantes.41 Pero esas acusaciones no pueden tomarse al pie de laletra. La audiencia estaba rencorosamente dispuesta a crear la imagen de

Galán como revolucionario social, para así intimidar a los criollos y lograr querenovaran su lealtad al statu quo.Dentro del contexto de 1781 Galán no era un extremista sino un

hombre cuyos valores y cuyos objetivos estaban arraigados en la sociedadtradicionalista donde vivía. Sin repudiar jamás su lealtad a la corona, Galán notenía ninguna idea consciente, ni siquiera en embrión, sobre la conveniencia dedarle un orden nuevo a la sociedad. Con todos los demás capitanes compartíael simple objetivo de regresar al pasado mediante el repudio a las innovacionesscales de Gutiérrez de Piñeres.

Cómo y por qué surgió el mito de Galán como revolucionario social esel tema que requiere ahora nuestra atención.

40 Constancio Franco Vargas,Galán el comunero,pág. 59, fue quizás la primera persona enmencionar la frase “Unión de los oprimidos contra los opresores”. Se la atribuye a Galán, pero nosuministra pruebas. Torres Almeyda, La rebelión de Galán.págs. 330-37, no pretende que Galán

la hubiera dicho, pero dice que expresa ecazmente sus objetivos.41 CA, 2:175-76.

Page 276: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 276/377

16. La segunda empresa contra Santa Fe

El trágico destino de José Antonio Galán se decidió en septiembre, en el cursode acontecimientos precipitados y en ocasiones confusos. Sin embargo, dosocurrencias previas inuyeron decisivamente en el desenlace durante esemes. El 25 de junio el arzobispo Caballero y Góngora salió de Bogotá en visitapastoral al Socorro, para emprender lo que se complacía en llamar “tarea dereconciliación”.1 El 6 de agosto llegó a Bogotá el coronel José Bernet consu expedición de quinientos soldados. La posición negociadora de Bogotá seconsolidó enormemente, ya que las autoridades disponían ahora de unafuerza militar.

Cuatro misioneros capuchinos acompañaban al arzobispo en su visitaal Socorro y a los pueblos y aldeas aledaños. Caballero y Góngora no salió dela región del Socorro hasta el 28 de diciembre. El arzobispo y sus colegasadelantaron una verdadera misión para salvar a la región de su “indelidad”.Instrumento importante dentro de esta campaña masiva, muchas de cuyas

tácticas especícas se analizarán con más detalle en el capítulo siguiente, erauna serie de sermones dirigidos tanto a los plebeyos como a los nobles. La metadel arzobispo era romper la alianza entre los dos grupos, al asegurarles a losnobles que el gobierno tendría en cuenta sus reclamos legítimos, y al predicarlesa los plebeyos, con amenazas de fuego del inerno y condenación perpetua,sobre el pecado de rebelión contra la autoridad constituida.

A las pocas semanas la campaña del arzobispo había logrado sólidos

progresos entre patricios y plebeyos. Si Galán, en septiembre, podía contartodavía con algunos adherentes de inuencia en ambas capas sociales, laantigua militancia del Socorro estaba ya grandemente erosionada.

El 1º de septiembre, Caballero y Góngora le ordenó al recién nombradocorregidor de la nueva provincia del Socorro, establecida como resultado delas capitulaciones, que viajara del Socorro a Pamplona, con el pretexto de queallí había motivos de zozobra que requerían la presencia de un funcionario

1 Caballero y Góngora a Gálvez en CA. 2:61.

Page 277: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 277/377

277

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

prestigioso. Pero la verdadera razón era que Caballero y Góngora sospechabaque la presencia permanente de Berbeo en el Socorro pudiera ejercer inuenciaperturbadora en la campaña de pacicación.2 Berbeo no estaba en el Socorrocuando Galán fue capturado.

El instrumento elegido por el arzobispo para recuperar la lealtad de lasélites locales fue el vecino más rico del Socorro, Salvador Plata. Desde elcomienzo hasta el n, éste se había opuesto a la insurrección. Como no sele había permitido ir a Zipaquirá a participar en las negociaciones, Plata aceptócon entusiasmo la comisión informal del arzobispo de congregar a las élites paraque respaldaran al gobierno. Temerosos de castigo, a los capitanes generales

no les quedaba más alternativa sino la de cooperar con él.Sin embargo, en septiembre toda una sucesión de acontecimientospareció poner a tambalear la lealtad, obviamente precaria, de los patricios algobierno, y suscitó de nuevo la inquietud entre los plebeyos. En la noche del 1ºde septiembre se amotinaron los indios de Nemocón. El tumulto fue reprimido:murieron varios indios y otros fueron enviados a Bogotá para juzgarlos atoda prisa.3 La audiencia procedió a arrestar, con el cargo de traición, al jefenominal pero inofensivo de la comunidad indígena, don Ambrosio Pisco,antes cacique de Bogotá y señor de Chía.4 El arresto de Pisco puso en cues-tión el principio de amnistía consagrado en las capitulaciones. Pocos díasdespués, el 7 de septiembre, el cabildo del Socorro recibió despachos del virreyen Cartagena, en los que se anulaban las capitulaciones.5 A esta noticia siguióprontamente el 12 de septiembre un mandato de la audiencia que repudiaba otropunto clave del acuerdo logrado en Zipaquirá. Se les ordenaba sumariamente alos capitanes generales del Socorro y de todas partes que prescindieran de sus

títulos militares.6

La milicia, prevista como una especie de garantía militar pararespaldar las capitulaciones, fue suprimida por orden de Bogotá.

2 Ibíd., 2:145.3 Ibid., 2:136-38; Bernet a Flórez, 18 de septiembre de 1781, Lilly Library. Universidad de

Indiana.4 CA, 2:136-38.5 Caballero y Góngora a Flórez, 14 de septiembre de 1781, AGI/ASF 577-B. Flórez cometió esa

torpeza táctica que recticó Caballero y Góngora, presionado por Gutiérrez de Piñeres. Ver Gutiérrez

de Piñeres a Flórez, 6 de julio de 1781, AGI/ ASF 662.6 Salvador Plata a Flórez, 31 de diciembre de 1781, AGI/ASF 577-B.

Page 278: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 278/377

278

John Leddy Phelan

Si la audiencia en Bogotá adoptaba una línea dura, en el Socorro elrecursivo arzobispo seguía una línea blanda. El 14 de septiembre Caballero yGóngora autorizó a los cabildos de San Gil y el Socorro para no dar a conocer eledicto del virrey por el cual se anulaban las capitulaciones.7 Este acto volvióa conrmarles a los patricios que el prelado era capaz de actuar ecazmentecomo su intercesor ante los poderes establecidos.

José Antonio Galán llegó el 2 de septiembre a Mogotes. La parroquia,perteneciente a la jurisdicción de la villa de San Gil, está unas siete leguas alsudeste de San Gil, a unas dos horas a caballo. Exentos todavía de la inuenciadirecta de la persuasión arzobispal, por entonces limitada al Socorro y San Gil,

los plebeyos de Mogotes estaban inquietos y agitados. Le rogaron a Galánque encabezara una segunda expedición contra Bogotá para garantizar elcumplimiento de lo acordado en Zipaquirá. En ese momento, Galán tenía dosopciones. Podía esconderse en los llanos, con la esperanza de que al pasarel tiempo recibiera un perdón. Incluso sin un acto de gracia por parte de lasautoridades podía, al menos, conar en la conservación de su libertad personal.Tal era su intención, como lo proclamó al llegar a Mogotes. La otra posibilidad

consistía, por supuesto, en encabezar otra “empresa” contra la capital. Natu-ralmente que aceptó con ardor la invitación del pueblo de Mogotes para hacerprecisamente eso.8 Permaneció unos cuarenta días en esa parroquia, con laesperanza de conseguir el apoyo de las villas del Socorro y San Gil.

No deja de ser irónico que la convocatoria de Galán para una nuevamarcha a la capital obligara a las autoridades reales a aceptar las capitulacionesde Zipaquirá, frente a las cuales Galán había mantenido siempre una actitud

ambigua y, al parecer, dictada en cada ocasión por la actitud de sus enemigos.Cuando el establecimiento político de Bogotá se oponía al acuerdo, Galánlo apoyaba.

Por mucho que fuera el entusiasmo con que los plebeyos de Mogotes secongregaron en torno suyo, Galán se daba cuenta de que su única probabilidadde éxito era volver a integrar la gran coalición de patricios y plebeyos de las

7

Caballero y Góngora a Flórez, 14 de septiembre de 1781, ibíd.8 Confesión de Galán, 18 de octubre de 1781, en Briceño, Los Comuneros,págs. 168-169.

Page 279: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 279/377

279

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

villas del Socorro y San Gil, base de la primera marcha sobre Bogotá. Porconsiguiente Galán formuló un fervoroso llamado a sus antiguos compañerosde armas para que se le unieran. Entre aquellos a quienes acudió guran IsidroMolina, Ignacio Ardila, Miguel Francisco Monsalve, Blas Antonio Torres y Juan Manuel Ortiz. Galán exhortaba así a sus presuntos aliados:

Esto supuesto, señores, ¿qué es lo que hacemos? ¿A qué esperamos? ¿A

que Santa Fe se baste de todos surtimientos y que lleguen las tropas de

abajo, que están al salir, y vengan y nos aniquilen sin reserva, ni aun de

los inocentes, como lo tienen prometido? Alentémonos, pues, y veamos

si a costa de nuestras vidas atajamos este pernicioso cáncer, que amenaza

nuestra ruina en honra y haciendas, y cuando no las vidas el infame

borrón y sucesivo reata de una prolongada esclavitud.

“¡Viva Dios! ¡Viva nuestra santa fe! y ¡Viva nuestro señor soberano y muera

su mal gobierno!”.9

Galán les pedía a sus colegas instrucciones especícas. La respuesta delSocorro le suministró una prueba inquietante de la ecacia de la puricacióndel arzobispo en sólo unas pocas semanas. Éste, le escribían a Galán suscorresponsales, había logrado una “tregua” de un mes y dado su palabrade que ya había intervenido personalmente con la audiencia en Bogotápara que se cumplieran estrictamente las capitulaciones. Si no atendían susadvertencias, el arzobispo iría a la capital con los socorranos, para juzgar ycastigar a los oidores.10

No sólo los nobles se hallaban hipnotizados por Caballero y Góngora sinoque la voluntad de resistencia de los plebeyos de la plaza de Chiquinquirá, de laplazuela, había sucumbido a los argumentos de los frailes capuchinos de quela resistencia a los mandatos de los ministros del rey equivalía a un pecado. Losparroquianos de Chiquinquirá emitieron un maniesto con numerosas rmas,

9

Cárdenas Acosta, Los Comuneros,págs. 293-294.10 Briceño, Los Comuneros,págs. 156-57.

Page 280: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 280/377

280

John Leddy Phelan

incluidas las de siete miembros del inuyente clan Ardila. En él se proclamaban“vasallos eles del rey Carlos III y súbditos de sus ministros”.11

Otro llamamiento del recién elegido capitán de Mogotes, Miguel RafaelSandoval, a las parroquias vecinas recalcaba cuestiones de interés para lavida cotidiana de los pobres. Sandoval acentuaba la misma nota que anteshabían subrayado Berbeo y sus socios: alivio de los nuevos impuestos y delos monopolios reales.12

Los secretarios de Galán despacharon muchos otros llamamientos.Siempre con sus tácticas pragmáticas, estaba dispuesto a acudir a los pobres,aunque sin olvidar nunca la necesidad de que ricos y poderosos se alistaran ensu causa. Pero primero tenía que encender de nuevo la cólera iracunda de lospobres. Luego los nobles se unirían a la causa. Así había sucedido en la primeramarcha sobre Bogotá: los patricios no habían tomado puestos de comando sinodespués que la muchedumbre se había amotinado varias semanas. Al dirigirse alos capitanes de Sogamoso, el hombre de Charalá utilizaba un lenguaje destinadoa inamar a los plebeyos:

La capital de Santa Fe, no todos sus moradores, sino aquellos que hambresedienta tienen de chupar la sangre de tantos pobres, llegan al extremo deno contentarse con menos que con nuestras vidas, honra y hacienda [...]

ya se nos hace vergonzoso empeño de volver por segunda vez a ver siderribamos su altiva soberbia y mal considerada proximidad.13

En realidad, la causa de Galán estaba condenada; pero antes del nal

recibió cierto apoyo de unos cuantos individuos prestantes del Socorro. AntonioMolina, miembro del supremo consejo de guerra y cuyo hijo Isidro había sidouno de los tenientes de conanza de Galán en la campaña del Magdalena, le

11 Archivo parroquial, Socorro, IX-A, 163-64. La copia me la suministró Ramiro GómezRodríguez.

12 CA, 2:151.13 Torres Almeyda, La rebelión de Galán,págs. 334-35. Entusiasta defensor de Galán,

arguye que el hombre de Charalá buscaba tanto el apoyo de las élites como el de los demás,ibíd., págs. 103-04.

Page 281: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 281/377

281

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

prometió ayuda. Igual hizo otro teniente de Galán, Lorenzo Alcantuz, pequeñocultivador de tabaco de San Gil, quien entonces vivía en el Socorro. Tambiénadhirió a la causa otro teniente, Manuel Ortiz, portero del cabildo del Socorro.14 Los Molinas, padre e hijo, eran parientes de Mateo Ardila, el inuyente escribanodel Socorro, pero el clan Ardila, vinculado con las altas y las bajas clases de lavilla, no le brindó a Galán apoyo rme y sostenido.15

Hubo una imprevista oferta de ayuda. Juan Dionisio Plata y dos jóveneshijos suyos, acompañados por Manuel Ortiz, se presentaron en Mogotes, dondele formularon a Galán una propuesta sorprendente. Plata lo exhortaba a quese dirigiera al Socorro y apresara a Salvador Plata, el más intransigente de losadversarios de Galán. Juan Dionisio y Salvador Plata eran primos hermanos,pero al numeroso clan se le conocía tanto por sus amargas rencillas familiarescomo por su fortuna. Galán rechazó rotundamente la propuesta.16

Otro plan igualmente atrevido era el propuesto por Isidro Molina yBasilio Plata, hijo de Juan Dionisio. Proponían que las parroquias de Pinchote,Culotas, Connes, Chima y Simacota movilizaran un ejército para invadir aSan Gil y aprisionar al capitán general Ignacio Tejada, a quien Molina y Platallamaban enemigo de la causa. Debe recordarse que, en Zipaquirá, San Gil sehabía unido a Tunja para oponerse a las intenciones de los socorranos de invadirla capital. Galán hubiera podido lograr algún respaldo en el Socorro, pero muypoco en el aristocrático San Gil. En su confesión, escrita en tercera persona,Galán atestiguaba: “Porque el confesante les dijo [a Molina y a Plata] que élno iría a la villa [San Gil], pues esta no le acometía ni tenía allí enemigos, yque los que le tiraban y eran enemigos estaban en Santa Fe”.

Molina y Plata acusaron de ojo a Galán. Galán persistió en sudeterminación y escribió cartas a sus seguidores en las que les prohibía atacar

14 Molina a Galán, 14 de septiembre de 1781, en Briceño, Los Comuneros,pág. 154; confesiónde Isidro Molina, 20 de octubre de 1781, AHN, Los Comuneros, 5:271-279; confesión de ManuelOrtiz, 14 de noviembre de 1781, ibíd., págs. 280-286; CA, 2:150.

15 Salvador Plata, quien detestaba al clan de los Ardila, trató de involucrarlos con Galán. Decla-ración de Plata, sin fecha, Lilly Library, Universidad de Indiana, #193-207. Varios miembros del

clan Ardila rmaron la declaración contra Galán (ver nota 11).16 Confesión de Galán, Briceño, Los Comuneros,pág. 169.

Page 282: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 282/377

282

John Leddy Phelan

a San Gil. En su confesión atestiguaba que había escrito a los capitanes deesas parroquias recordándoles que “no era tiempo de vengar pasiones, sinode mirarse como hermanos”.17

Galán intentó mitigar las querellas internas de sus partidarios. En vanotrató de unirlos contra el enemigo común en la capital. Con amigos como IsidroMolina y los Platas, José Antonio no necesitaba enemigos; pero para su desdichasus enemigos eran legión y estaban prestos a asestarle el golpe.

Dos días antes de la llegada de Galán a Mogotes para establecer allísus cuarteles, la audiencia de Bogotá despachó órdenes perentorias al cabildodel Socorro para la captura de Galán y su inmediato envío a la capital. Pero

apenas el 18 de septiembre los alcaldes del Socorro autorizaron formalmenteuna expedición.18 Es posible que la demora hubiera sido manipulada delibe-radamente por Caballero y Góngora, a n de ganar el tiempo necesario paraconsolidar su campaña de pacicación. El 12 de septiembre culminó el acuerdopara una tregua de treinta días; el 14, en otro gesto para pacicar a su inquietagrey en el Socorro, autorizó a los cabildos del Socorro y San Gil para que nopublicaran la anulación de las capitulaciones.

El 6 de octubre los alcaldes aceptaron la oferta de Salvador Plata paradirigir la expedición.19 El Creso del Socorro ardía de entusiasmo por demostrarsu lealtad a la corona, y se consumía en un desprecio feroz hacia los plebeyos,obviamente personicados en Galán. En la mañana del 9 de octubre SalvadorPlata salió de la plaza mayor del Socorro con un contingente de unos cien reclutasbien armados. Lo acompañaban varios jefes de la primera marcha contra Bogotá,entre ellos los capitanes Juan Bernardo Plata de Acevedo, Francisco Rosillo yPedro Alejandro de la Prada. Aunque su inquina personal contra Galán fueramenos vehemente, era obvio que querían demostrar su lealtad a la coronapara que se les perdonara el reciente pasado.

Desalentados al no conseguir apoyo, Galán y apenas veinte de susseguidores salieron de Mogotes el 1º de octubre. Galán no llevaba la banderaroja de los comuneros sino el estandarte del rey de España, al que siempre le

17 Ibíd., pág. 170.18

CA, 2:153.19 Ibíd.

Page 283: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 283/377

283

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

había prometido lealtad. En la noche del 13 de octubre Galán y su menguadoséquito pernoctaron en un humilde rancho de la provincia de Onzaga. Alas diez los hombres de Salvador Plata capturaron a Galán y a once de susseguidores. Algunos huyeron, otros quedaron heridos, pero Galán se entregósin presentar resistencia.20

Hay una interrelación interesante entre el papel del arzobispo Caballero yGóngora, entonces en el Socorro, y el de la audiencia, en Bogotá. Fue la audienciala que ordenó la detención y el juicio de Ambrosio Pisco y de José Antonio.Profundamente humillados por haber tenido que aprobar las capitulacionesde Zipaquirá, se sentían ansiosos de justicarse ante las autoridades reales en

Madrid. Las exhortaciones pastorales del arzobispo en el Socorro y la presenciaen Bogotá de los quinientos soldados del coronel Bernet impulsaron a losoidores a adelantar una política de represión ejemplarizante. Había que volvera Galán un símbolo de la rebelión, a n de sembrar el temor entre sus posiblesimitadores. El arzobispo compartía esa convicción, pero estaba determinado aemplear su propia táctica. Sus apaciguantes palabras de reconciliación no seoponían a la actitud de la audiencia, sino que más bien la complementaban. Elprelado, como de costumbre, jugaba a dos cartas. El mismo día en que SalvadorPlata salió del Socorro con su contingente para capturar a Galán, el arzobispole escribía a Bernet en Bogotá y le manifestaba su aprobación de la medida,aunque dejaba en claro que el asunto recaía bajo la exclusiva jurisdicción dela autoridad civil. Añadía:

De tal resolución no me ha tomado parecer, haciéndose cargo de lo delicadode mi santo ministerio, y si en efecto lo logran, como piensan y hacen,

creo no faltará quien les dé las gracias por haber quitado de los pueblosun hombre que los conmovía y que ya pensaba, como piensa, en formarpartido para dirigirse a la capital...21

20 Ibíd.; Declaración de Plata, 1º de diciembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 6:97-131, y13 de marzo de 1783, ibíd., 18:354-405; declaración de Plata, Lilly Library. Las tres contienenextensos informes sobre la expedición.

21 Traducido por Arciniegas, Los Comuneros,pág. 235. Arciniegas zahiere a Caballero por prac-ticar “a su manera la fórmula cristiana de que ignore su izquierda lo que haga su derecha”. Para

una defensa algo ingenua de Caballero y Góngora ver Gutiérrez,Galán, págs. 280-81. Tambiénver Caballero y Góngora a Gálvez, 9 de febrero de 1782, AGI/ASF 594.

Page 284: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 284/377

284

John Leddy Phelan

Dos días después de la captura de Galán, el alcalde Angulo y Olarteencarceló a varios de sus partidarios más inuyentes. Figuraban entre estos Juan Lorenzo Alcantuz, Manuel Ortiz y Blas Antonio Torres. Galán y lossuyos fueron encadenados, bajo severa vigilancia, el 16 de octubre, en lacárcel del Socorro. Tras haber sido interrogados bajo juramento, hicieronsus respectivas confesiones al alcalde Angulo. Luego José Antonio Galán yveintitrés de sus compañeros fueron escoltados a la capital del Nuevo Reinopara ser juzgados ante la audiencia. Llegaron a su destino el 6 de noviembre.Al parecer, todos los protagonistas estaban ansiosos de evadirse lo antes posiblede sus responsabilidades: nerviosa e impaciente, el 20 de octubre la audiencia

ordenó que el juicio y la ejecución se llevaran a cabo en el Socorro, pero tanansiosas estaban así mismo las autoridades socorranas de salir de Galán quecuando llegaron estas órdenes ya Galán y sus infortunados compañeros estabana cuatro días del Socorro, camino a Bogotá.22

El juicio comenzó a principios de noviembre, pero hasta el 30 deenero de 1782 la audiencia no emitió su veredicto. Si bien han desapa-recido muchos de los documentos claves del proceso, los que sobreviven

parecen indicar que los oidores observaron todas las formas externas de laengorrosa maquinaria legal española. Galán tuvo ciertamente su defensor,presumiblemente un abogado de ocio o “procurador de pobres”. En 1781estos eran Joaquín Zapata y Porras y Luis Marín Pastor, quienes defendieronbrillantemente a muchos otros plebeyos acusados de crímenes durantela revolución. Es lástima que no se hayan conservado los alegatos en elcaso de Galán.23 No cabe duda de que era posible presentar una defensaefectiva de Galán, basada principalmente en el plausible argumento de quetodas sus acciones en la campaña del alto Magdalena fueron ejecutadas pororden del comandante supremo Juan Francisco Berbeo, quien por consiguiente

22 CA, 2: 155-60.23 Ver AHN, Los Comuneros, 4:269-270, 287-88; 5:295-299; 10:77-282, 154-61, para algu-

nos ejemplos. Para la brillante defensa por Zapata y Porras del hermano de José Antonio, JuanNepomuceno, ver ibíd., 4:388-406. Los documentos claves que hacen falta en el juicio de JoséAntonio son: 1) los cargos y las pruebas presentados por la acusación; 2) los descargos de

José Antonio, y 3) la defensa de su abogado. Para su confesión, efectuada en el Socorro el 17de octubre de 1781, ver Briceño Los Comuneros,págs. 167-75.

Page 285: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 285/377

285

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

habría sido el verdadero culpable. Ese argumento se invocó en otros juicios. Elaviso de Galán a Gutiérrez de Piñeres podía haber sido utilizado por la defensacon una ecacia devastadora. Pero al abogado le habría resultado más difícildefender el propósito de Galán, reconocido por él mismo, de emprender unanueva marcha sobre Bogotá.

Por mucha meticulosidad que hubiera habido en la observancia de lasformas legales, a Galán y sus compañeros se les sometió a un juicio amañado. Laaudiencia los consideraba culpables de traición mucho antes de haberse iniciadoel juicio: desde el 27 de agosto, cuando se ordenó la captura. Los prejuicios dela audiencia se reejan grácamente en lo draconiano de la sentencia, y más

aun en la redacción de esta.La audiencia le añadió algunos toques macabros al castigo habitual

de horca y descuartizamiento para los traidores:

Condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel, arrastrado

y llevado al lugar del suplicio donde sea puesto en la horca, hasta quenaturalmente muera, que bajado se le corte la cabeza, se divida su cuerpo

en cuatro partes, y pasado el resto por las llamas (para lo que se encenderáuna hoguera delante del patíbulo); su cabeza será conducida a las Guaduas,

teatro de sus escandalosos insultos: la mano derecha puesta en la plaza delSocorro; la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar

de su nacimiento; y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada porinfame su descendencia, ocupados todos sus bienes, y aplicados al real sco;

asolada su casa y sembrada de sal, para que de esta manera se dé al olvidosu infame nombre, y acabe con tan vil persona tan detestable memoria, sin

que quede otra que del odio y espanto que inspira la fealdad del delito.24

Se decretó castigo análogo para tres de los tenientes más leales de Galán:Lorenzo Alcantuz, de San Gil, Manuel Ortiz, portero del cabildo del Socorro, eIsidro Molina.

24

Para el texto de la sentencia ver CA, 2:175-180. Las citas que siguen provienen deesta fuente.

Page 286: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 286/377

286

John Leddy Phelan

Estos eran considerados los cabecillas. Otros diecisiete galanistasrecibieron penas menos severas, pero feroces desde cualquier punto de vista.

Los condenamos a que sean sacados por las calles públicas y acostumbradas,sufriendo la pena de doscientos azotes, pasados por debajo de la horca

con un dogal al cuello, asistan a la ejecución del último suplicio a quequedan condenados sus capitanes y cabezas; conscados sus bienes, sean

conducidos a los presidios de África por toda su vida natural.

Otros cuatro, “considerando la involuntaria y casual compañía en que

se hallaron con José Antonio Galán”, fueron connados de por vida a vivir acuarenta leguas de distancia de Bogotá, San Gil y el Socorro. Fueron capturadosal tiempo con Galán, pero no se les consideró defensores activos de su causa.

Las sentencias se ejecutaron al pie de la letra. Los alcaldes en lasrespectivas comunidades informaron cumplidamente a la audiencia sobrela llegada y la exhibición de los miembros de Galán y de sus tres cómplices.25

La sentencia de muerte fue la tercera publicación aparecida en la nueva

imprenta que el virrey Flórez había instalado en Bogotá.26

Se enviaron copiasde la sentencia a todas las villas y parroquias del Nuevo Reino, con instruc-ciones de que el pregonero la leyera palabra por palabra, frente a la poblacióncongregada en tres días de mercado consecutivos. El texto revela claramenteque la audiencia consideraba el severo castigo como un acto simbólico paraintimidar al pueblo.

Sirviendo este auténtico monumento de afrenta, confusión y bochorno a

los que se hayan manifestado díscolos o menos obedientes, y de consuelo,satisfacción, seguridad y conanza a los eles y leales vasallos de Su

Majestad... no pudiendo nadie en lo sucesivo disculparse en tan horrendoscrímenes de conjuración, levantamiento o resistencia al rey o a sus ministros,

con el afectado pretexto de ignorancia, rusticidad o injusto miedo.

25

AHN, Los Comuneros , 18:322-38.26 José Toribio Medina, La imprenta en Bogotá(Santiago de Chile, 1904) , pág. 29.

Page 287: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 287/377

287

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El texto de la sentencia pinta a Galán con colores truculentos, dentro deun intento sistemático por manchar su reputación. No sólo es traidor al rey yenemigo de la religión, sino también un ladrón común y corriente sin respeto porla propiedad privada de los individuos o por la propiedad pública de la corona,es decir, los monopolios reales.

De los dieciséis cargos en su contra, once trataban de su “escandalosodesenfreno” y de su “voracidad y designios infames” durante la campaña delMagdalena. Objeto de especial oprobio era su participación en la batalla dePuente Real de Vélez, la intercepción de la valija de correo real en Facatativá,el saqueo de varias agencias de los monopolios reales, su franco irrespeto a

varios magistrados locales, y su presunto robo de las joyas de Vicente Diago.Por supuesto, no se habla de que Galán las hubiera devuelto al día siguiente.27 La sentencia recalca especialmente el incidente en la hacienda de Malpaso,“propia de don Vicente Diago, alzando a los esclavos, prometiéndoles y dándoleslibertad como si fuera su legítimo dueño”.

De los dieciséis cargos sólo dos se ocupaban en acontecimientosposteriores a los de Zipaquirá. Uno de los cargos se refería al incidente en

Chiquinquirá, cuando Galán humilló en público a un magistrado. Y sólo uncargo se refería a la segunda marcha contra Bogotá. Hay una frase que expresael temor que la audiencia sentía por sus capacidades de dirigente:

Últimamente se restituyó a Mogotes [...], hecho el terror y escándalo de

los pueblos que lo miraban como invulnerable, y prestaban asenso a sus

patrañas y fantásticas ilusiones.

Sólo tres de los dieciséis cargos se referían a la vida de Galán antes de1781. Uno se ocupaba en su deserción del ejército en Cartagena. Otro, el de queera “escandaloso y relajado en su trato con mujeres de todos los estados”,podría haber chocado a algunos sacerdotes o a algunas ancianas piadosas,pero no al público masculino en general, que en su vida diaria practicaba el

27

Vicente Diago reconoce que Galán devolvió la mayor parte de las joyas, aunque no todas.Demandó la devolución de las que faltaban, AHN, Los Comuneros , 18:217-25.

Page 288: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 288/377

288

John Leddy Phelan

donjuanismo con diversa fortuna. Amigos y enemigos concuerdan en queGalán era un seductor exitoso, y en sus cartas se muestra como mujeriego.Pero la acusación de haber cometido incesto –acto mirado con repugnancia yhorror– con su hija era algo mucho más grave. El rumor tuvo cierta aceptaciónincluso antes del juicio: Manuel García Olano, quien conoció a Galán en 1777o 1778 en el Socorro, lo mencionaba en una carta privada dirigida a su hija.28 El testimonio de García Olano, tan colmado de prejuicios, no puede tomarsecomo prueba de la veracidad del cargo, y no existe sobre la cuestión ningunaprueba adicional. Cierta o no, la acusación debe tomarse como parte integral dela campaña deliberada de la audiencia para pintar al hombre de Charalá comouna personicación de todos los males.

Un mero análisis del contenido de los cargos contra Galán resulta revela-dor, aunque también algo engañoso. De los dieciséis cargos especícos, once sereeren a su participación en el movimiento antes de lo de Zipaquirá, tres asu vida anterior a 1781 y sólo dos a su trayectoria después de lo de Zipaquirá.En cierto sentido, el único cargo indudable de traición se refería a la abortadamarcha contra la capital. Pero en la sentencia sólo uno de los cargos se ocupaen ese episodio decisivo. El propio Galán y ciertamente también su abogadohabrían podido plantear una defensa convincente basada en que todos susactos en la campaña del Magdalena, once entre dieciséis, eran perdonablesporque estaba cumpliendo órdenes de sus superiores.

Es importante tener en cuenta que la audiencia actuaba a varios niveles.A sus ojos, la frustrada marcha sobre Bogotá era el más odioso crimen de traicióncometido por Galán. Al imponer una sentencia tan severa, trataba de garantizarque nadie siguiera su ejemplo. De ahí que todo posible incidente de su vidahubiera sido magnicado truculentamente, y que la sentencia de muerte fueraampliamente divulgada y promulgada con detalles tan sanguinarios, brutalesy meticulosos.

En la sentencia Galán aparece como epítome de la traición, el robo y lalicencia, y el rey como la personicación de una justicia benigna. Tras recitar

28 Para el texto de la carta ver el interrogatorio de García Olano.

Page 289: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 289/377

289

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

pormenorizadamente la negra letanía de los crímenes de Galán, el texto de lasentencia culminaba en un estallido de cólera:

En n [Galán], es un monstruo de maldad y objeto de abominación,cuyo nombre y memoria debe ser proscrita, y borrada del número de aquellosfelices vasallos que han tenido la dicha de nacer en los dominios de un rey,el más piadoso, el más benigno, el más amante y el más digno de ser amadode todos sus súbditos.

Para que no quedara duda alguna a los súbditos del rey, el textoamonestaba severamente:

Y que sirva el castigo de este reo y de sus socios de ejemplar escarmiento,

no pudiendo nadie en lo sucesivo alegar ignorancia del horroroso crimen,

que comete en resistir o entorpecer las providencias o establecimientos que

dimanan de los legítimos superiores, como que inmediatamente representan

en estas remotas distancias la misma persona de nuestro muy católico y

amado monarca.

El texto no les dejaba a los súbditos leales sino un método permisiblede corregir las injusticias:

Ocurriendo en caso de sentirse agraviados de los ejecutores de su supe-

rioridad por los medios del respeto y sumisión sin poder tomar por sí otro

arbitrio, siendo en este asunto cualquiera opinión contraria escandalosa,

errónea y directamente opuesta al juramento de delidad, que [liga] a todos,

sin distinción de personas, sexos, clases y estados.

Este mensaje habría de convertirse en uno de los fundamentos ideoló-gicos del programa de pacicación de Caballero y Góngora, del que se hablaráen el capítulo 17.

En realidad, la sentencia de muerte se dirigía a tres auditorios distintos,con un mensaje diferente para cada uno. Primero, era una admonición a lasautoridades locales en villas y parroquias para que mantuvieran una vigilancia

Page 290: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 290/377

290

John Leddy Phelan

permanente a n de descubrir y castigar cualquier actividad que pudiera llevara la sedición y la rebelión. Los funcionarios de Bogotá tendían a exagerarla laxitud que mostraron los magistrados locales para aplastar los primerosdisturbios en marzo.

En segundo lugar, la audiencia se dirigía a los rudos y bochincherosplebeyos que se habían alistado con tanto entusiasmo bajo la bandera roja delos comuneros. Se les advertía que una repetición del ejemplo de Galán seríacastigada con toda la severidad que la traición merecía.

Pero el auditorio más influyente al que se dirigía la audiencia eranlos patricios, los criollos socialmente distinguidos, aunque no siempre ricos, que

fueron la espina dorsal del comando en la primera marcha contra la capital. Laaudiencia estaba diciendo, en efecto, que el recurso a las armas y el uso dela fuerza llevarían en última instancia a una revolución social de los de abajo. José Antonio Galán, con deliberación y falsedad, era descrito como un bandidovulgar que no respetaba nada: ni las mujeres, ni la propiedad privada, ni losderechos del rey. Los patricios deberían acudir a los ministros del rey para lasatisfacción pacíca de quejas justicadas. Aliarse con “la chusma” sería abrir

una caja de Pandora de donde habría de salir la anarquía.Con esta célebre sentencia de muerte, la audiencia de Bogotá creó elmito de José Antonio como revolucionario social. Dentro de la realidad histórica,como hemos visto, sus concepciones sociales en poco se distinguían de las desus contemporáneos patricios. No propugnaba un reordenamiento básicode la sociedad.29 Nobles y plebeyos estaban unidos en una lealtad común a laremota corona, y compartían el sentimiento profundo, aunque vago, de queel rey y sus magistrados debían practicar alguna forma de consulta respectoa la cuantía y a la forma de los nuevos impuestos. Galán no se oponía a losimpuestos como tales sino que, juntamente con la mayoría de sus contempo-ráneos, sostenía que las cargas scales no debían rebasar la capacidad de losdiversos grupos para pagarlas. Una vez reconoció que el tradicional 2 por ciento

29 El fallecido Francisco Posada, en su breve pero ingeniosa interpretación marxista, alega queGalán defendía cambios drásticos en el trabajo y la producción. Pero su argumento pierde vigor

cuando conesa que Galán nunca supo bien cuáles eran los cambios sociales que propugnaba(LosComuneros,págs. 77-78,149-53).

Page 291: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 291/377

291

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

de la alcabala era “derecho natural como el morir”.30 Cabe recordar el conocidodicho de Benjamín Franklin de que lo único seguro en la vida es la muerte y losimpuestos. Fuerte, valiente e indomable, José Antonio Galán fue exactamenteun hombre de su tiempo, no un precursor de la independencia social o política.Describirlo así es desgurar el signicativo papel que desempeñó en aquel añodecisivo de 1781.31

Si el arzobispo Caballero y Góngora aprobó la ejecución de Galán, eratambién lo bastante astuto para darse cuenta de que la conciliación constituíael complemento necesario de la represión. La aplicación de esta política es eltema de los tres últimos capítulos.

30 Ver su confesión en Briceño, Los Comuneros,pág. 169.31 Algunos de los historiadores progalanistas son críticos vitriólicos de Juan Francisco Berbeo. El

ejemplo más notable es Arciniegas. Tanto Liévano Aguirre como Francisco Posada, menos retóricos

y más consecuentes, ensalzan a Galán sin negarle a Berbeo sus cualidades de dirigente. Posada, Los Comuneros,págs. 133-41; Liévano Aguirre, Los grandes conictos,págs. 467-88.

Page 292: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 292/377

17. La reconquista del Socorro

El arzobispo Caballero y Góngora se daba cuenta de la necesidad de crear unclima de opinión favorable a las innovaciones que pudiera proponer el gobierno.La incapacidad del regente visitador general Gutiérrez de Piñeres para efectuaruna gestión semejante contribuyó visiblemente al estallido de los disturbiosen 1781.

El instrumento elegido por el prelado fue los capuchinos, una ramade los franciscanos reclutada en la provincia española de Valencia. Antes de1770 su actividad misionera en la Nueva Granada, se había concentradoprincipalmente en la provincia de Santa Marta, y apenas en 1777 establecieronun monasterio en Bogotá.1 Por consiguiente, carecía de vínculos sólidoscon el establecimiento criollo, el cual dominaba otras ramas del clero secular.Como españoles, se podía contar con los capuchinos para defender celosamentela autoridad de la corona. Eran notorios también por su rígido regalismo, queproclamaba el poder y la autoridad de la corona sobre la Iglesia, y que era elequivalente eclesiástico del centralismo político de los Borbones.2

Cuando el arzobispo emprendió el 25 de junio una visita pastoral decinco meses al Socorro ya las villas y parroquias vecinas, lo acompañabancuatro frailes capuchinos. La personalidad dominante de la misión era Joaquínde Finestrad, de treinta y cinco años de edad, quien había llegado a Bogotá el24 de octubre de 1778.3 En el Socorro se convirtió en condente y ayudante deconanza del arzobispo. Permaneció varios años en la región, ya que en 1783Caballero y Góngora lo nombró párroco temporal de la populosa Simacota.4 En 1787, cuando desde Cartagena el arzobispo virrey dirigía la conquista y la

1 Para datos sobre los capuchinos, ver Antonio de Alcacer, La Capuchina, iglesia y conventode capuchinos en Santa Fe de Bogotá(Puente del Común, 1959) y Las misiones capuchinas enel Nuevo Reino de Granada(Puente del Común, 1959).

2 Richard Herr,The Eighteenth Century Revolution in Spain (Princeton, 1958), págs. 11-36.3

Alcacer, Las misiones,pág. 252.4 Caballero y Góngora a Gálvez, 31 de julio de 1783, AGI/ASF 600.

Page 293: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 293/377

293

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

colonización del Darién, Finestrad reclutó tres expediciones de colonizadoresen el Socorro para esa poco gloriosa iniciativa.5

Joaquín de Finestrad era no sólo el comandante de campo de la campañade pacicación, sino también su principal ideólogo y apologista. Más tarde,cuando servía en Cartagena como capellán de la ota española, redactó suVasallo instruido en el estado del Nuevo Reino de Granada y en sus respectivasobligaciones.Terminó su libro el 12 de junio de 1789, apenas un mes antesde que las muchedumbres en el lejano París, más coléricas todavía que las delSocorro en 1781, asaltaran la Bastilla. Este simbólico episodio abrió paso a laRevolución Francesa que, por supuesto, habría de estremecer el mundo queFinestrad trataba de defender con su pluma. Aunque el libro de Finestrad nose publicó hasta 1905, y sólo de manera parcial, muchos de sus capítulos,especialmente los inéditos, se leen como una colección de sermones yhomilías.6 Bien puede presumirse que el libro es una versión de los sermonesque solía predicarle pocos años antes a su grey extraviada. En cuantotal, representa la expresión más articulad a de la política de reconciliación deCaballero y Góngora, y su contenido merece un examen cuidadoso.

Finestrad reconoció que el principal ímpetu ideológico de los comunerosradicaba en una versión diluida y popularizada de las doctrinas de los teólogosespañoles de los siglos XVI y XVII, cuyo vocero más importante era el jesuitaFrancisco Suárez. Finestrad le volvió la espalda a toda esta teoría clásica. Sibien admitía la existencia de un contrato social original para la creación dela sociedad política, su concepto del hombre en estado de naturaleza era unapesadilla hobbesiana de una guerra de todos contra todos. Prevalecían entoncesla violencia, el homicidio, la violación, el fuego, el sacrilegio y el robo. La metaprimordial de la sociedad consistía en conseguir paz y estabilidad, no justicia,

5 Finestrad a Valenzuela, 8 de junio de 1786, AHN, Los Comuneros, 17:112-127; Alcacer, LaCapuchina,págs. 86-87.

6 Finestrad, El vasallo instruido,pág. 6. En la edición publicada, Posada no incluyó los últimoscuatro capítulos “por carecer de importancia histórica”, pág. 204. Sin embargo, estos capítulos sonlos más reveladores en cuanto a la ideología. La versión no publicada se citará en adelante como

Ms. de Finestrad. El manuscrito es el volumen 198 de la colección de libros raros y curiosos de laBiblioteca Nacional de Bogotá.

Page 294: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 294/377

294

John Leddy Phelan

como sostenían los neoescolásticos españoles.7 La justicia era tan sólo unatributo subordinado de la paz.

El contrato social creaba un monarca absoluto que derivaba su autoridaddirectamente de Dios, no de acto alguno del pueblo. Añadía Finestrad: “¿Qué otracosa es un reino sino una dilatada familia en la que el rey es el padre, pues laautoridad de los reyes y de los padres son emanaciones de la autoridad divina?”.Así como la ley natural establece que los hijos deben obedecer a los padres, enla misma forma los súbditos deben obedecer a sus monarcas. Así como la leynatural establece que los brazos y las piernas obedezcan al cerebro, así todoslos miembros de la sociedad deben obedecer al rey, cabeza del cuerpo. Como

ungido del Señor, “el rey es la imagen viva de Dios, su ministro, su vicario y surepresentante en la tierra [...] al que todos los súbditos le han jurado obedienciaamplia y sin límites”.8

La visión de Finestrad sobre el poder ilimitado del rey y sobre la innataimpotencia de sus vasallos se condensa en este pasaje:

Al vasallo no le toca examinar la justicia y derechos del rey sino venerar

y obedecer ciegamente sus reales disposiciones. Su regia potestad no estáen opiniones sino en tradiciones, como igualmente la de sus ministros

regios. El espíritu de presunción audaz y partidaria es el que obra en esteparticular. Al vasallo no le es facultativo pesar ni presentar a examen, aun

en caso dudoso, la justicia de los preceptos del rey. Debe suponerse quetodas sus órdenes son justas y de la mayor equidad. Le será permitida la

humilde representación a n de que, mejor informado, el soberano revoquey modere su real voluntad.9

7 Ms. de Finestrad, págs. 297, 401.8 Ibíd., pág. 365. Víctor Frankl ha señalado correctamente que la imagen paterna para

justicar la obediencia, grata tanto a Finestrad como a Caballero y Góngora, era característicade la teoría política española en el siglo XVII: “La estructura barroca del pensamiento político, his-tórico y económico del arzobispo virrey Antonio Caballero y Góngora”, Bolívar5 (1951): 822-33.Muy cierto, pero también puede anotarse que uno de los principales objetivos del estado borbónico,en contraste con el de los Habsburgos, era promover vigorosamente cambios económicos para

aumentar las rentas reales.9 Finestrad, El vasallo instruido,págs. 153-54.

Page 295: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 295/377

295

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Los neoescolásticos españoles compartían el concepto de que la realezaconstituía una institución divina, creada por el pueblo dentro de un contratosocial con sanción de la Providencia. Pero Finestrad defendía no sólo elderecho divino de la realeza sino también el derecho divino de los reyes.En este aspecto seguía las ideas de Jaime I de Inglaterra, con quien FranciscoSuárez sostuvo una célebre polémica, y del obispo francés Jacques-BenigneBossuet (1627-1704), quien había racionalizado la particular versión delabsolutismo real personicada por el Rey-Sol de Versalles.10 En efecto, Luis XIV,le grand monarque , era un modelo con el que emulaban conscientementesus descendientes Borbones en España. El ideal predilecto de éstos era crear

en sus dominios, en el viejo y en el nuevo mundo, el estado centralizado queLuis XIV había instituido en Francia.

Como Bossuet antes que él, Finestrad tenía sus fuentes favoritas en elantiguo testamento, el imperio romano, los padres de la patrística, y los primerosconcilios de la Iglesia. Al discutir los orígenes de la autoridad política y la natu-raleza del poder real, nunca cita a sus predecesores españoles. Sólo dos vecesalude a Suárez, cuando concuerda con una determinada opinión de este.11

Los autores modernos que cita con más frecuencia Finestrad son elabate Raynal, William Robertson, Hobbes y Maquiavelo. A los dos primeroslos menciona generalmente para refutar sus opiniones hostiles a la colonizaciónespañola en ultramar ya los otros dos, a veces en forma elogiosa, por sus teoríasacerca de la naturaleza y el origen del Estado.

No sólo todas las órdenes del soberano han de obedecerse al pie dela letra sino que otro tanto sucede con las decisiones de sus ministros. Ellema favorito de los comuneros suscitaba la ira del fraile capuchino, quien lodenunciaba como “sacrílego” e “irresponsable”.

Dar la vida al rey y muerte al gobierno es un fantasma de religión y política,que se forman a la moda y gusto propio los que no quieren ni vasallaje

10 Las obras de Bossuet eran muy conocidas en la Universidad de Valencia, donde se educóFinestrad, desde mediados del siglo XVIII. Herr, Eighteenth Century Revolution,págs. 26-27.

11

Muchos eran jesuitas a los que, por orden real, estaba prohibido citar. Ms. de Finestrad, págs.464, 484-85; Gómez Hoyos, La revolución granadina,1: 197-202.

Page 296: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 296/377

296

John Leddy Phelan

ni gobierno que les mande ni rey que les domine [...] Conservar la vidadel rey, dejándoles sin alientos vitales a sus ministros, es concederle a lareal persona sólo una sombra vana de su real nombre. Separar al príncipe

del mando en las monarquías es constituir al gobierno monstruo sin cabeza,es decir, que la potestad de los ministros no es Real, y que sus órdenes nodimanan y provienen directamente de la autoridad pública.

Finestrad culminaba su argumentación al añadir:

Los ministros del rey son imágenes vivas de su real persona; son vicarios

suyos en lo temporal [...] merecen el mismo orden de veneración yobediencia debido al prototipo, por el respeto y relación que condicen ala real persona, cuyo carácter y potestad resplandece y brilla en ellos conmayor claridad que la luz del sol en las estrellas.12

Finestrad denunciaba sin ambages el supuesto implícito sobre el cualactuaban los hombres de 1781: el de que los súbditos tenían derecho de resistira la tiranía. En ninguna circunstancia se justicaba que los vasallos tomaranlas armas contra el rey o contra sus ministros. Los súbditos deben soportarcon paciencia incluso las leyes que parecen injusta y opresivas, y poner su feen el Todopoderoso, pues sólo Él “puede apaciguar los vientos y las olas”.13 Larebelión armada es una violación grave de los mandamientos divinos –el reyes el ungido del Señor– y por tanto traición y sacrilegio son sinónimos. Más deuna vez Finestrad vituperaba “el horrendo sacrilegio de la rebeldía”.14 Además,la rebelión es un remedio mucho peor que la enfermedad de la injusticia, pues“amotinados alborotos [son] más funestos siempre que la misma tiranía”.15 ParaFinestrad no existía precio demasiado alto que pagar a cambio de la paz.

Apartándose de la abstracción política, Finestrad descendía al nivelpráctico y exponía con cierta extensión el argumento de que empuñar las armas

12 Finestrad, El vasallo instruido,págs. 156-57.13 Ms. de Finestrad, pág. 289.14

Ibíd., págs. 297, 410-11.15 Ibíd., pág. 285.

Page 297: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 297/377

297

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

contra Carlos III era algo particularmente injusticado, ya que este monarca“benigno y benévolo” buscaba sólo la felicidad de sus súbditos.16

El capuchino apelaba también al patriotismo de su auditorio. “El puebloamericano y español, ambos forman una nación [...] todos somos hijos de unpadre, vasallos de un rey, miembros de un cuerpo, ramas de un tronco, ovejasde un rebaño y cliéntulos de un protector”.17 Estas palabras expresaban laopinión de todos los burócratas de Carlos III en el sentido de que España yAmérica constituían una “patria imperial” común; la crisis de 1781 indicó hastaqué punto los criollos habían llegado a identicarse no con la patria imperialsino con la patria regional de la Nueva Granada. Finestrad pasaba a apelara la calidad especícamente católica del patriotismo español. En 1781 Españaestaba combatiendo contra Inglaterra, su tradicional adversario protestante.¿Por qué los súbditos del rey no habrían de pagar impuestos para adelantaresa guerra?, preguntaba retóricamente –y a menudo– a su auditorio.18

En “nuestra cédula”, el pasquín inamatorio que contenía muy buenaparte de la ideología implícita en la Revolución de los Comuneros, había dosestrofas que arrojaban ciertas dudas sobre la legitimidad del dominio españolen las Indias. Finestrad las interpretaba como una clara denuncia de laconquista española de las Indias y como un franco repudio a la soberanía dela corona española; interpretación que resulta bastante dudosa (ver capítulo 5),pero que hería tan profundamente su patriotismo que consagró todo un capítulodel Vasallo instruido a refutar la proposición de que los reyes españoles noeran los legítimos soberanos de las Indias. Hablaba sarcásticamente del autordel paneto como del “nuevo lósofo”.19 Finestrad sólo expresaba de dientespara afuera las tradicionales justicaciones del dominio español: predicar elevangelio, el derecho de previo descubrimiento, o la aplicabilidad de la doctrinade la guerra justa. Ni siquiera se molestaba en defender con alguna convicciónla conducta de los conquistadores, aunque sin reprobar tampoco ninguno de sus

16 Ibíd., págs. 229-30, 414 ss.17 Ibíd., pág. 417.18

Ibíd., págs. 413, 415, 421-43.19 Ibíd., pág. 463.

Page 298: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 298/377

298

John Leddy Phelan

actos individuales o colectivos. Su argumento nuevo –y bastante mundano– eraque el tiempo –tres siglos– había legitimado la conquista:

De suerte que, si hemos de juzgar la legitimidad de los tronos por su origen,es necesario confundir el buen orden, revolver todos los reinos, destronizar

a todos los reyes y colocar a los legítimos... ¡Qué cosa más monstruosa!...Basta poner la posesión inmemorial para la seguridad de los tronos. Basta

el consentimiento común de los pueblos para venerar a los reyes comolegítimos señores, y basta el reconocimiento de las Cortes para que los

vasallos se conserven en la observancia más rigurosa de la delidad y

obediencia a sus soberanos.

Citando a Maquiavelo y a Hobbes, Finestrad argüía, que la mayor partede los estados se originaron en la fuerza y la violencia, pero que estas entidadespolíticas “han sido legitimadas por el tiempo”.20

En la teoría política de Finestrad hay una profunda aunque ocultacontradicción. De un lado, llegaba casi a idolatrar al rey como vicario de Dios

en la tierra, cuyos mandatos nadie puede poner en duda, y mucho menosresistir. Pero en su defensa de la conquista española citaba con entusiasmoa Maquiavelo y a Hobbes en el sentido de que la autoridad política se originabaen la violencia y la usurpación, y era legitimada por la aceptación generalde ésta durante un periodo de tiempo prolongado. El rey de Finestrad es unmonstruo de dos cabezas, tanto el ungido del Señor de Bossuet como el Leviatánde Hobbes, cuyo poder se adquiría inicialmente aplicando los preceptos de

Maquiavelo. Finestrad hacía caso omiso alegremente de esta contradicción, laque probablemente se escapó también a la atención de sus feligreses. Enn de cuentas, Finestrad era ante todo un predicador. Sin ser, ciertamente, unteórico político provisto de originalidad, trataba de combinar eclécticamentela tradición providencialista de la monarquía con las nociones más mundanalesde la Ilustración sobre el poder político en bruto.

20 Ibíd., págs. 476-77.

Page 299: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 299/377

299

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Finestrad se tomó también muchos trabajos para rechazar el argumentode sus adversarios neogranadinos sobre el “mal gobierno” de los ministros delrey como causa de la crisis de 1781. Le dedicó todo un capítulo a la proposiciónde que la generalizada corrupción de las costumbres en el reino era la causa desu indelidad a las dos majestades de Dios y del rey.21 Pintaba un cuadrochillón de un país entregado a la sodomía, el incesto, la violación, el robo y lablasfemia. Como el Jeremías del Antiguo Testamento, Finestrad tronaba que Dioshabía expresado su cólera contra sus hijos pecadores con el terremoto de 1765,la epidemia de viruela de 1766 y el hambre del Socorro en 1776. Amonestabaa sus descarriados feligreses: “Nuestros pecados son la causa. Nosotros somos

los arquitectos de nuestras ruinas, los autores de nuestras miserias”.22

Finestrad resumía así el negro concepto que tenía de su grey:

Los hijos de este reino andan vacilando y uctuando entre la gracia y elpecado; ya lloran como Pedro sus culpas, ya se glorian como Heliogábalo

en sus concupiscencias [...] este mes penitentes como Magdalena, el otroescandalosos como Jezabel.23

Concluía con la armación de que la maldad era incurable, salvo queel pueblo se arrepintiera sinceramente de sus pecados y de la maldad de surebelión. Dios, en su innita misericordia, podría entonces perdonarlo.

Sin embargo, a pesar de su absolutismo religioso, el capuchino era unhombre muy de su tiempo, del “siglo de las luces”. Creía ardientemente queuna élite ilustrada podía introducir cambios económicos y tecnológicos paraaumentar la riqueza. Compartía la opinión de la mayoría de los altos burócratasde que la riqueza potencial del nuevo mundo estaba virtualmente inexplorada.Se mostraba partidario de congregar a las poblaciones dispersas, de suprimir elvagabundaje, de hispanizar a los indios y de mejorar la minería.24 Ninguna desus propuestas concretas era original. Como representante típico de la época,

21 Título del capítulo 11, ibíd.22 Ibíd., pág. 326.23

Heliogábalo fue un emperador romano célebre por su codicia y su lujuria. Ibíd., pág. 320.24 Finestrad, El vasallo instruido,págs. 133 ss.

Page 300: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 300/377

300

John Leddy Phelan

combinaba un ideal de obediencia ciega a la autoridad constituida con una feoptimista en el Estado como instrumento dinámico para imponer el cambiosocioeconómico desde arriba. Sus sermones constituían parte importante de labase ideológica sobre la cual el arzobispo Caballero y Góngora pudo restablecerla autoridad indisputada del rey, primero en el Socorro y posteriormente entodo el Nuevo Reino.

A las pocas semanas de la llegada de los capuchinos sus sermoneshabían neutralizado el apoyo de los plebeyos a la causa de José Antonio Galán.En la noche del 15 de noviembre varios centenares de plebeyos de la parroquiade Chiquinquirá, donde habían comenzado los motines, visitaron al arzobispo en

actitud arrepentida y humilde. Con una imagen de la Virgen y velas encendidas leentonaron al prelado un poema de quince estrofas. En él su reconocida greyle daba las gracias a su pastor por restablecer la paz en “nuestra villa aigida”y le prometía obedecer las admoniciones de los capuchinos. El poema estababien rimado. El vocabulario era sencillo y gramaticalmente correcto. Desde elbalcón de su residencia, el arzobispo aceptó con sonrisas y con una bendiciónel ofrecimiento de paz de su grey antes descarriada y ahora arrepentida.

No ha sido identicado el autor del poema, pero puede presumirse quevenía de la misión capuchina. El tono sosegado, obediente y humilde de losversos contrastaba fuertemente con el pasquín procaz, directo e inamatorio queel pueblo había aplaudido con tanto entusiasmo.25 El arzobispo había quedadofascinado, y de seguro horrorizado, por la atracción de ese paneto provocador.De modo que no le desagradó un poema que proclamaba el evangelio de laobediencia ciega, así como “nuestra cédula” había entonado con entusiasmo

el elogio de la rebelión.Las autoridades, comprensiblemente, seguían sintiéndose nerviosas antela posibilidad de nuevos tumultos populares. De acuerdo con el consejo del clerolocal, la audiencia promulgó un edicto que prohibía las corridas de toros y lasrepresentaciones teatrales, y que cerraba las tabernas debido a que actos en que

25 Para el texto del poema ver CA, 2: 173-75. Después de ser nombrado virrey en propiedad

Caballero y Góngora, Finestrad organizó en el Socorro una prolija serie de ceremonias religiosas yseculares que duraron 15 días. Para una descripción de estas estas verColección,1:12-21.

Page 301: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 301/377

301

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

se congregara gran número de personas podían incitar a nuevos disturbios.26 Unpárroco anotaba ácidamente: “La valentía de esas gentes proviene del excesode bebida; sin aguardiente son unos corderos”.27

El 20 de octubre el virrey Flórez en Cartagena aceptó el consejo delarzobispo en el Socorro y promulgó un indulto general. Por supuesto, el texto norevelaba que la amnistía excluía a “los instigadores de los pasados desórdenes”.28 Comandantes como Berbeo, Rosillo y Monsalve se sentían muy comprensi-blemente nerviosos ante su suerte. Los tres hicieron una prolija defensa de suconducta. Si bien reconocieron errores especícos de apreciación, la sustanciade su defensa era doble.29 Habían sido obligados a aceptar puestos de mando

por un pueblo airado que no hubiera tenido contemplaciones con sus vidas nicon sus propiedades. Y luego se limitaron a inuir sobre los plebeyos para quela cólera popular no se desbordara en anarquía y pillaje. Si bien Caballero yGóngora se aplicaba diligentemente a averiguar el origen del movimiento, eratambién un político demasiado hábil como para permitir que la venganza seimpusiera a la necesidad de reconciliación. El prelado estaba convencido de quelos ingleses habrían podido contener la rebelión en América del Norte si Londres

hubiera empleado tácticas más conciliatorias. Su principal preocupación erarecuperar la lealtad de las élites locales. Terminó por concederles el indulto atodos los miembros del supremo consejo de guerra, y logró que el propio reylo conrmara.30

Ya el 26 de noviembre Juan Francisco Berbeo le indicó al virrey queestaba dispuesto a renunciar a su puesto de corregidor del Socorro. Sin embargo,la audiencia no suprimió el cargo hasta el 22 de marzo siguiente,31 y Berbeo ysus paisanos del Socorro se vieron vindicados en 1795, cuando el corregimiento

26 El alcalde de Vélez a la audiencia, 15 de noviembre de 1781, AHN, Los Comuneros, S:115-17.

27 Párroco de Chiquinquirá a la audiencia, 17 de diciembre de 1781, ibíd., fs. 256-69, y 28 demarzo de 1782, ibíd., 11:282.

28 CA, 2:163-65.29 Para algunos ejemplos ver la declaración de Francisco Rosillo, 3 de noviembre de 1781,

AHN, Los Comuneros, 5:5-14.30 Caballero y Góngora a Gálvez, 6 de febrero de 1783, CR y AGI/ASF 663; Carlos III a Caballero

y Góngora, 2 de enero de 1782, ibíd.31 Berbeo a Flórez, 26 de noviembre de 1781, AGI/ASF 577-B; CA, 2:193.

Page 302: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 302/377

302

John Leddy Phelan

fue restablecido. Berbeo pudo haber perdido la recompensa burocrática obtenidaen las capitulaciones, pero no recibió ninguna otra sanción pública. Murió en sucama en el Socorro en 1795.

La amnistía era una táctica necesaria para ganarse el favor de las éliteslocales. Finestrad, por ejemplo, se interesó especialmente por los quinientoso seiscientos patricios sin cuyo apoyo, pensaba, ninguna protesta tendría éxitoen el futuro. Si bien les recalcaba que su alianza con “la chusma” sería unainvitación al pillaje y a la anarquía, también les recordaba a los aristócratassu obligación de “prestarle ciega obediencia y delidad espontánea al rey, sinponer en duda la justicia de sus órdenes”.32

La captura de José Antonio Galán por un contingente patricio al mandode Salvador Plata fue, a los ojos del prelado, una prueba dramática de la recu-perada lealtad del Socorro. El hecho de que únicamente se hubiera castigadoa plebeyos constituía tan sólo un aspecto de la política arzobispal de enfrentar alos plebeyos contra los patricios. Los interminables sermones de los capuchinos,además de la draconiana sentencia contra Galán y de su sanguinaria ejecución,intimidaron a todos los grupos de la comunidad. Cuando los restos mutiladosde Galán y sus compañeros fueron exhibidos ostentosamente en las plazasprincipales del Socorro, San Gil y Charalá, a mediados de febrero de 1782, delpueblo amedrentado no brotó siquiera un murmullo.33

Ya el 19 de septiembre el cabildo del Socorro reorganizó la miliciaestablecida en las capitulaciones.34 Argumentaba que, pese al notorio éxitode los sermones de los capuchinos, todavía se necesitaba una milicia enca-bezada por ciudadanos respetables y dignos de conanza para prevenir o paraaplastar cualquier nuevo estallido de descontento popular. Evidentementelos patricios del Socorro se sentían inseguros ante la posibilidad de que lossoldados profesionales del coronel Bernet fueran enviados a la región paraemprender una represión militar. Pero, aunque no lo sabían los ediles del Socorro,

32 Finestrad a Caballero y Góngora, 16 de septiembre de 1782, anexa a Caballero y Góngoraa Gálvez, 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594.

33 Angulo y Olarte a Caballero y Góngora, 21 de febrero de 1782, y Filiberto José Estévez aCaballero y Góngora, 4 de marzo de 1782, en CA, 2:191-92.

34

Cabildo del Socorro a Carlos III, 20 de septiembre de 1781, AHN, Los Comuneros ,4:191-199.

Page 303: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 303/377

303

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

unos días antes la audiencia en Bogotá había decretado que las milicias creadasen la capitulación fueran desbandadas de inmediato y que todos los ocialesrenunciaran en seguida a sus cargos. Bogotá se vio inundada de renuncias yde declaraciones de lealtad.35

El 1º de enero era la fecha habitual para que los cabildos de todo elreino eligieran a sus magistrados ejecutivos, cuyo término duraba un año.Las elecciones de enero de 1782 prometían ser turbulentas, con acusacionesy contracusaciones sobre la lealtad o la deslealtad de los candidatos. A nde prevenir un estallido de faccionalismos la audiencia expidió una ordenpor la que se cancelaban las elecciones y se establecía que los empleados

continuaran en sus cargos durante el año de 1782.36 Se consideraba que supermanencia en ellos era medida aconsejable para consolidar la pacicación.

Si bien es visible que el arzobispo y sus aliados capuchinos condu- jeron una hábil campaña de relaciones públicas, sus esfuerzos conciliatorioscontaron con el respaldo de numerosas concesiones que hizo el virrey el 20 deoctubre, de acuerdo con los consejos del arzobispo. El virrey no sólo disfrutabade considerable prestigio emanado de su alto cargo, sino que también era

popular en la región del Socorro, ya que no se le identicaba personalmentecon el programa scal de Gutiérrez de Piñeres. El 20 de octubre no se limitó aemitir el perdón general sino que así mismo raticó las concesiones ofrecidasprimero por la junta general de tribunales y conrmadas luego en Zipaquirá.Se cancelaron los aumentos a los precios del tabaco y del aguardiente, la tasade la alcabala se rebajó al dos por ciento tradicional, se abolió el impuesto dearmada de Barlovento y se prescindió de las guías y tornaguías. Igualmente,el virrey daba también permiso para el cultivo del tabaco en las jurisdiccionesdel Socorro y San Gil, dentro de los mismos privilegios de que disfrutaba laciudad de Girón.37

El manejo por Caballero y Góngora de la cuestión del tabaco en elSocorro y San Gil ofrece una ilustración clásica de su táctica. Reconocía que laautorización del cultivo era una concesión necesaria en 1781, pero la juzgaba

35 Para una multitud de tales renuncias ver ibíd., fs.136-40, 362-63.36

Ordenanza de la audiencia, 24 de diciembre de 1781, AGI/ASF 594.37 Cabildo del Socorro a Flórez, 19 de noviembre de 1781, AHN, Los Comuneros, 5:135-137.

Page 304: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 304/377

304

John Leddy Phelan

una medida temporal. Instalado como virrey el 15 de junio de 1782, el preladoestaba decidido a salvar la esencia de la reorganización del monopolio deltabaco por Gutiérrez de Piñeres, cuando este restringió su cultivo a cuatropequeñas regiones del Nuevo Reino. Pero actuó con mucha cautela. El 27 deseptiembre de 1782 se dirigió a su grey en el Socorro no como virrey sino comoarzobispo, con tono pastoral y paternalista: “Os escribimos no como juez quequiere confundiros sino como padre lleno de amor y de ternura por nuestrosamados hijos a quienes queremos persuadir”.38

El prelado proseguía con una homilía sobre teorías políticas muy a lamanera de Finestrad, y argumentaba que “los reyes en esta tierra ocupan

el sitio de Dios; que el alma está subordinada a autoridades superiores y porúltimo que quien se opone a los mandatos del rey a Dios mismo se opone”.A partir de estas remotas abstracciones políticas el prelado concluía que eradeber de los súbditos pagar impuestos al monarca, y hacerlo con alegría y sinreticencia alguna.

El arzobispo virrey se tomó muchos trabajos para explicarle a susfeligreses la rutinaria teoría de que el permiso para cultivar tabaco guraba

entre las prerrogativas propias de la corona. El tabaco y los licores no erannecesidades vitales sino lujos, y las restricciones reales no redundaban enindebidas tribulaciones para los pobres. No se contentó con exponer principiosde teoría política sino que descendió también a argumentos más mundanales.Recalcaba –en forma precisa– que el tabaco del Socorro y San Gil era de calidadinferior. Apoyado en hechos y en cifras, anotaba que durante los años en queestuvo prohibido el cultivo del tabaco los diezmos aumentaron de 12.340pesos en 1799 a 15.528 en 1781. El tabaco, sostenía el arzobispo, no eranecesario para la prosperidad del Socorro y San Gil. El algodón y el azúcar eranlos cultivos realmente lucrativos de la región.

El tono de la pastoral era de una dulce y práctica sensatez, ya queCaballero y Góngora prefería siempre aparecer en sus declaraciones públicascomo el buen pastor que cuida de su rebaño. Pero en el mismo despacho le

38

Para el texto de esta pastoral (25 de septiembre de 1782) ver Caballero y Góngora a Gálvez,15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594.

Page 305: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 305/377

305

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

conaba a Gálvez: “Si no obedecen con el espíritu amable manifestado en mipastoral, emplearé la fuerza y la coacción para mantener la autoridad del cargocon que me ha honrado su majestad”. Caballero y Góngora nunca olvidaba susdos investiduras, y tampoco era reacio a cambiar la una por la otra. A su elteniente en el Socorro, Finestrad, le observaba:

Si hasta ahora he empleado medios amables y tolerantes, apropiados para

un mediador y un pastor a n de lograr mis objetivos, como virrey y como

capitán general de este reino puedo emplear la fuerza y la coacción a n de

que se me respete y de que los súbditos obedezcan las decisiones justas

del monarca benigno y poderoso que nos gobierna.39

Por suerte, no tuvo necesidad de abandonar su postura favorita. Elinfatigable Finestrad había allanado el camino para que se aceptara la nuevaprohibición del cultivo del tabaco. Utilizando en sus sermones los argumentosdel arzobispo, Finestrad logró recoger, literalmente, centenares de rmas en todaslas parroquias del Socorro, las que mansamente manifestaban su aceptación

al edicto de Bogotá.40

La apoteosis de la pacicación fue la campaña de los capuchinos parapersuadir a todas las parroquias de la villa del Socorro a que le hicieran a lacorona una restitución simbólica por los daños que se habían causado durantelos disturbios a los monopolios reales de tabaco y aguardiente. En febrero de1784 el cabildo del Socorro había recolectado diligentemente 4.895 pesos, losque fueron entregados a la hacienda real.41

Los capuchinos demostraron ser celosos misioneros al rescatar alSocorro de su “indelidad” a Dios y al rey. El arzobispo virrey se propusoinstitucionalizar la presencia de los capuchinos en el Socorro. Con este objetoexplotó el deseo de los socorranos de tener un monasterio.

39 Caballero y Góngora a Finestrad, AHN, Los Comuneros, 12:283-85.40 Ibíd., 13:116-29.41

Cabildo del Socorro a Caballero y Góngora, 16 de diciembre de 1782, ibíd., 13:83, 85-86,106; 15:139-40.

Page 306: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 306/377

306

John Leddy Phelan

Desde 1776 los principales ciudadanos del Socorro habían elevadopeticiones a las autoridades secular y eclesiástica en Bogotá para que se permitierala fundación de un convento franciscano en la villa.42 Sostenían que el crecientevolumen de la población, así como la prosperidad agrícola e industrial de lacomunidad garantizaban que el Socorro podía sostener con decoro un estable-cimiento religioso de esa índole. En esto intervenía claramente la personalidad yel orgullo comunitario de los socorranos. Un monasterio franciscano le conferíaprestigio espiritual a la comunidad. Tampoco es irrazonable presumir que unconvento, en cuanto acumulara los donativos de sus generosos benefactores,sería fuente de crédito para nanciar a la agricultura y a la industria textil.

El Socorro, en la práctica, adquiriría un banco. Ya no sería necesario quelos comerciantes y los agricultores del Socorro tuvieran que acudir a losmonasterios de Tunja y de Bogotá para conseguir hipotecas y préstamos.Pero las peticiones del Socorro no habían redundado en nada antes de 1781. Lacrisis de ese año puso de presente ante las autoridades, y en forma dramática,la importancia política y económica de ese emporio rural. El Socorro consiguióel anhelado monasterio en 1786, pero no fue un establecimiento franciscano.Los hijos de San Francisco en la Nueva Granada hacía largo tiempo estabandominados por los criollos, de cuyas las habían salido virtualmente todoslos jefes comuneros. El arzobispo virrey dispuso que el nuevo monasteriofuera capuchino, dirigido por frailes provenientes de la provincia capuchina de Valencia.43 Su lealtad a la corona se había demostrado ampliamente con lamisión de Finestrad.

El 27 de enero de 1786 dieciocho capuchinos (catorce sacerdotes ycuatro legos) llegaron al Socorro, en donde fueron recibidos con entusiasmo,en medio de tañir de campanas, voladores y ores regadas en las calles. Lesprometieron su apoyo ciudadanos importantes, algunos de los cuales habíandesempeñado un papel activo en 1781.44 Entre ellos se contaban Salvador

42 Para la solicitud de 1776 ver Archivo Provincial Franciscano de Bogotá, 5:407-24.43 “Nuestra cédula” había previsto que los capuchinos y no los franciscanos fueran enviados

a pacicar el Socorro. Ver estrofa 38 en CA, 2: 129.44 Para la fundación y la breve historia del monasterio capuchino, ver Ramiro Gómez Rodrí-

guez, “La cuna”, cap. 8. y Rodríguez Plata, La antigua provincia del Socorro y la independencia(Bogotá, 1963), págs. 245-47.

Page 307: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 307/377

307

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Plata, Francisco Rosillo, Ramón Ramírez y Juan Manuel Berbeo, hermanode Juan Francisco. Se les dio un lote para que construyeran su sede permanenteen una colina desde la cual se contemplaba una espléndida vista del pueblo.Todavía hoy su fachada, sencilla pero impresionante, domina el horizonte delSocorro. La primera piedra se colocó el 16 de septiembre de 1787, con lasceremonias apropiadas. La iglesia y el monasterio se concluyeron el 24 de juliode 1795. Siempre celosos defensores de la autoridad de la corona española,los capuchinos fueron echados sin ceremonias del monasterio en 1815, cuandosoplaron por el Socorro los primeros vientos de la independencia.

Con su visita pastoral de cinco meses al Socorro, el arzobispo Caballero

y Góngora adquirió una rica experiencia que habría de resultarle invaluablepara consolidar la pacicación de todo el reino, tras haber asumido el virreinatoel 15 de junio de 1782.

Page 308: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 308/377

18. La zanahoria y el garrote

A partir de la noche del 12 de mayo de 1781, cuando el regente visitador generalGutiérrez de Piñeres huyó de Bogotá, el verdadero poder político quedó en lasrmes manos del arzobispo Antonio Caballero y Góngora. Pero no era ahídonde residía la autoridad nominal. El virrey Flórez continuó en su cargo hasta el31 de marzo de 1782, aunque su poder real se circunscribía a las provinciasde la costa. La junta general de tribunales, compuesta por la audiencia y porrepresentantes de otros organismos burocráticos, ejerció una especie de autoridadnominal en el interior del Nuevo Reino hasta su disolución, el 10 de septiembrede 1781, cuando se le traspasó a la audiencia la autoridad única.1

El 13 de febrero de 1782, un Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, algoescarmentado pero terco todavía, terminó su exilio de nueve meses en Cartagena yvolvió a Bogotá, ostensiblemente para asumir otra vez sus cargos de regente dela audiencia y visitador general del reino.2 Pero el 21 de enero de 1782 todos losposeedores de alguna autoridad nominal habían recibido un recordatorio del

agradecido Carlos III en el sentido de que en todas las cuestiones referentesa la pacicación del reino se debía acatar la autoridad del arzobispo, a quien elrey concedió carta blanca para otorgar la amnistía.3

Carlos III aceptó por n la renuncia del fatigado virrey Flórez. Su sucesor, Juan de Torreázar Díaz Pimienta, un ocial del ejército que desempeñaba lagobernación de la provincia de Cartagena, fue nombrado virreyad ínterim, el31 de marzo de 1782, pero murió el 11 de junio, tan sólo cuatro días después

de su llegada a Bogotá.4

Gutiérrez de Piñeres convocó inmediatamente a la audiencia. Estetribunal intentó sin éxito una jugada política. Al negarse deliberadamente aabrir el sobre sellado que contenía las instrucciones del rey sobre la sucesión

1 AHN, Los Comuneros , 4:162. Flórez actuó aguijoneado por Gutiérrez de Piñeres. Gutiérrezde Piñeres a Gálvez, 28 de julio de 1781, AGI/ASF 662.

2 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 28 de febrero de 1782, AGI/ASF 661.3

Gálvez a Caballero y Góngora, 21 de enero de 1782, AGI/ASF 633.4 CA, 2:194-97.

Page 309: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 309/377

309

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

en caso de vacancia en el virreinato, la audiencia optó por la solución estatu-taria habitual. La autoridad se dividió entre el regente de la audiencia, en loconcerniente a cuestiones militares, y la audiencia misma para la jurisdiccióncivil o política.5 Dos días después el arzobispo llegó a Bogotá. Insistió en quese abriera el sobre sellado con las instrucciones reales y, dada la considerableresistencia de algunos oidores, atrajo a su opinión una mayoría del tribunal. Elsobre sellado contenía la real cédula del 16 de noviembre de 1777, donde seestipulaba que Caballero y Góngora debería ejercer el virreinatoad ínterimen caso de que el virrey Flórez o el gobernador Pimienta muriesen o quedasenincapacitados para el cargo.6 Caballero y Góngora, que había sido virrey defacto desde el 12 de mayo de 1781, fue debidamente consagrado como virreyde jureel 15 de junio de 1782.

Era obvio que algunos miembros de la audiencia se resentían ante lainuencia política obtenida por el arzobispo después de mayo de 1781. Tambiénhabía varios jueces que sostenían enconadas disputas con el regente visitadorgeneral. Su intento de tomarse el gobierno estaba justicado ostensiblementepor el precedente de que muy raras veces, desde Fernando VI, un arzobispo habíaactuado como virreyad ínterim. Con los Habsburgos del siglo XVII, el 27 porciento de los virreyes interinos había sido eclesiásticos; con los Borbones másrecientes (1746-1813) hubo sólo tres obispos virreyes, un cinco por ciento.7 Los Borbones, cada vez más ansiosos de reducir la inuencia eclesiástica,habían implantado la costumbre de que la audiencia reemplazara transi-toriamente a un virrey fallecido, hasta que su sucesor permanente llegaraa su residencia. La cédula de 1777, donde se estipulaba el nombramiento deCaballero y Góngora, constituía una desviación de esa regla. No se sabe bien porqué tomaron esa decisión Carlos III y Gálvez. Pero para ellos fue una suerte, ya

5 Ibíd., págs. 194-202.6 Caballero y Góngora a Gálvez, 19 de junio de 1782, en AGI/ASF 594, y 31 de enero de

1783, AGI/ASF 736-A. Gutiérrez de Piñeres apoyaba a Caballero y Góngora: Gutiérrez de Piñeresa Gálvez, 20 de junio de 1782, AGI/ASF 658.

7 Michael Flamingo, “Viceregal Recruitment Patterns in the Spanish-American Colonies”,

trabajo de seminario para el profesor Peter H. Smith, otoño de 1971, Universidad de Wisconsin-Madison.

Page 310: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 310/377

310

John Leddy Phelan

que el prelado disponía en abundancia de las aptitudes políticas necesarias pararestañar las heridas de 1781, mientras que la audiencia estaba plagada porlas animadversiones personales y por un faccionalismo virulento.

No sólo el agradecido Carlos III le conrió a Caballero y Góngora la ordende Carlos III sino que el 7 de abril de 1783 lo nombró virrey en propiedad, por elacostumbrado periodo de cinco años.8 Fue el único prelado que entre 1746y 1813 recibió tal honor. Incluso los Habsburgos rara vez habían nombradoa un arzobispo como virrey en propiedad, ya que no se consideraba deseableque por más de un año concurrieran en una misma persona los más elevadoscargos del Estado y de la Iglesia. El destacado honor conferido a Caballero

y Góngora se debió a la circunstancia única de haber restablecido el ordendespués de un grave traumatismo.

El nuevo virrey trató de mantenerse en armonía con la audiencia.Aunque aparentemente se hallase en términos cordiales con sus magis-trados, llegó a desconar de algunos de ellos. Algunos oidores intrigabancon individuos cuya lealtad a la corona en 1781 había sido sospechosa.Se indignó en especial cuando un magistrado le conó a Berbeo que el

indulto del rey podía excluir a los jefes de la revolución. Pacientemente,Caballero y Góngora acopió pruebas sobre la poca confianza que inspirabanalgunos magistrados. El 31 de enero de 1783 emitió sus acusaciones enuna carta a José de Gálvez.9 El ministro de las Indias aceptó de inmediato lasrecomendaciones del prelado. Los oidores Joaquín Vasco y Vargas y Pedro Cataniy los scales Manuel Silvestre Martínez y José Merchante de Contreras sesorprendieron al enterarse de que habían sido trasladados a otras audiencias.10 Con el viaje a España del regente visitador general el 7 de diciembre de 1783,y el retiro por motivos de edad del oidor decano, Juan Francisco Pey y Ruiz,Caballero y Góngora había dado un golpe de estado incruento. Así consolidósu indisputado dominio sobre la magistratura.

8 Gálvez a Caballero y Góngora, AHN, Los Comuneros, 12:172; Carlos III a Caballero y Góngora,17 de abril de 1783, AGI/ASF 633.

9 Caballero y Góngora a Gálvez, 31 de enero de 1783, AGI/ASF 736-A.10

Ver comentario al margen del rey, ibíd., 12 de junio de 1783. Las cédulas se expidieroncuatro días después, el 16 de junio (ibíd.).

Page 311: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 311/377

311

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

El documento más signicativo de su administración virreinal fueel perdón general proclamado el 7 de agosto de 1782, menos de dos mesesdespués de haberse posesionado de su cargo. Junto con “nuestra cédula”, lascapitulaciones de Zipaquirá y la sentencia de muerte de José Antonio Galán, elde indulto general es uno de los documentos claves de la Revolución de losComuneros. En un sentido muy real, constituye la respuesta de Caballero yGóngora a las capitulaciones. En cuanto tal, representa la salida denitivaa la crisis de 1781” Además, en el texto del documento el nuevo virreyesbozaba políticas básicas que habría de emprender su administración.

El documento ofrecía una amnistía general y denitiva a todos los

que hubieran participado en el levantamiento, y conrmaba, por lo tanto, elperdón provisional otorgado por el virrey Flórez en agosto de 1781. Todo el queestuviera encarcelado quedaba libre. Todo el que se hallara escondido teníatan sólo que inscribirse ante la audiencia, dentro de un plazo de un año, paraobtener el perdón. Además, la amnistía general incluía el derecho de ejercercualquier puesto electivo u honorario dentro de la comunidad. El arzobispoaceptaba al pie de la letra la defensa convencional de la mayoría de los capitanes:

la de que las turbas airadas los habían obligado a aceptar cargos dirigentes, y deque sólo ellos podían impedir que la cólera popular se desbordara en anarquíay pillaje. En su carta explicativa a Gálvez, Caballero y Góngora se esforzabaen explicar la necesidad de conciliarse las simpatías de las élites locales en lasvillas y parroquias de donde habían salido la gran mayoría de los capitanes.Los excapitanes solían ser las personas más calicadas para desempeñar cargospúblicos. Si se les descartaba, el gobierno local quedaría en manos de “rústicos

incapaces de administrar una justicia equitativa”.11

Aunque el arzobispo virrey recalcaba la conveniencia de conciliarse losánimos de las pequeñas élites rurales, estaba resuelto a descubrir y castigar alos cabecillas en Bogotá. Sus sospechas se centraban en el círculo de Jorge Miguel

11 Caballero y Góngora a Gálvez, 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594. Esta carta deja enclaro que fue el arzobispo y no el rey quien adoptó esa política. Con razón Cárdenas Acosta criticaa Arciniegas por armar que tal política se originó en España ( Los Comuneros , págs. 195-200).

El perdón fue publicado por la nueva imprenta. Para una copia ver AHN, Los Comuneros, 46-65.Para una copia más accesible ver CA, 2:205-217.

Page 312: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 312/377

312

John Leddy Phelan

Lozano de Peralta. Pero el prelado tenía que actuar cautelosamente para noatraerse la animadversión de las familias criollas –los Prietos, los Ricaurtes, losCaicedos, los Oriundos, los Álvarez– que durante decenios habían desempeñadopapeles destacados en la administración burocrática del Nuevo Reino.

El arzobispo ordenó una investigación secreta de las actividades deManuel García Olano, pariente político del marqués. No se pudieron comprobaractos positivos y especícos de traición, tales como el envío del texto de “nuestracédula”, o el del maniesto de Silos, desde Bogotá al Socorro. Estaba claramenteestablecido que García Olano le suministraba a sus corresponsales en elSocorro informes de última hora sobre los sucesos en la capital y en el Perú.

Pero estas actividades epistolares distaban mucho de la traición propiamentedicha, como lo reconocía el propio arzobispo. En su correspondencia familiary en sus conversaciones, García Olano solía referirse severamente a las políticasde Gutiérrez de Piñeres.12 Mas, para el caso, otro tanto le sucedía a la mayorparte de la Nueva Granada.

De ahí que la decisión de Caballero y Góngora de destituir a GarcíaOlano como director del servicio postal y desterrado a Cartagena con el pretextode infracciones administrativas hubiera sido un acto político, no jurídico. Latáctica de desterrar a los alborotadores políticos y de ocultar las verdaderasrazones de la determinación era típica del estilo político del arzobispo. Enotra ocasión le aconsejó al presidente de la audiencia de Quito que adoptarala misma táctica en una situación parecida.13

Francisco Antonio Vélez, un burócrata trajinado, había sido uno de loscapitanes generales de Bogotá en Zipaquirá, y era por tanto objeto de sospecha.Su hijo fue juzgado por la audiencia por adulterio continuo “con mujeres de lamás baja extracción”. El padre, encolerizado, redactó un ataque calumniosocontra los jueces de su hijo, y le dio así un cómodo pretexto al arzobispo paratrasladar a padre e hijo a cargos burocráticos muy lejanos de la capital.14

12 Expediente de García Olano. Para ejemplos de la simpatía de García Olano hacia loscomuneros, ver CA, 2:219-20. Ver también “García Olano”.

13 Caballero y Góngora a Gálvez, 6 de febrero de 1783, AGI/ASF 736-A.14 CA, 2:219; Caballero y Góngora a Gálvez, 31 de enero de 1783, AGI/ASF 736-A. Cárdenas

Acosta aparentemente no vio otra carta de Caballero y Góngora a Gálvez, 31 de octubre de 1783,AGI/ASF 663.

Page 313: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 313/377

313

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Inevitable sospechoso era otro capitán general de Bogotá, Franciscode Vergara, amigo de Berbeo. No pudieron allegar pruebas en su contra, perocaballero y Góngora tomó una desusada providencia. Envió órdenes secretas ala ocina postal de Cartagena para que interceptaran toda la correspondencia que Vergara pudiera recibir desde Europa, por si Vergara mantenía correspondenciacon sus parientes jesuitas exiliados en Italia.15

Caballero y Góngora empleó tácticas similares cuando levantó el embargoa las propiedades de Ambrosio Pisco pero lo desterró a Cartagena. El virreyle confesó francamente a José de Gálvez que no consideraba como traidor al jefetitular de los indios. Más aún, le reconocía al antiguo cacique de Chía y señor

de Bogotá su contribución a la pacicación de los indios. Pero las consideracionespolíticas, no las jurídicas, eran las que prevalecían en el pensamiento del virrey.Ambrosio Pisco no podía seguir en el altiplano. Allí continuaría siendo un focopotencial para el descontento de los indios, en su calidad de descendiente delos caciques de Bogotá anteriores a la conquista.16

Hay más ejemplos de la ación de Caballero y Góngora a desterrara revoltosos actuales o potenciales con cualquier pretexto. Algunas pruebas

circunstanciales indicaban que el autor de la célebre “nuestra cédula” habíasido el lego dominico Ciriaco de Archila. En 1784 Ardila fue discretamenteenviado preso a un monasterio dominico en España.17

El sospechoso más prominente era el criollo más rico del Nuevo Reino, elprimer marqués de San Jorge de Bogotá. El 15 de junio de 1784 Gálvez ordenóel arresto del marqués y de fray Ciriaco. El arzobispo virrey interpretó esa ordende manera exible. Nunca acusó directamente al marqués de complicidad en lossucesos de 1781, pero en 1786 la ruidosa e interminable querella de don Jorgecon algunos jueces le dio pretexto conveniente para desterrarlo a Cartagena,donde murió el 11 de agosto de 1793.18

15 Caballero y Góngora a Gálvez, 20 de junio de 1782, en CA, 2:221.16 Caballero y Góngora a Gálvez, 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594.17 Ariza, Fray Ciriaco de Archila,pág. 43.18 Para las querellas de don Jorge con la audiencia ver su carta al rey, 31 de octubre de 1785, British

Libraries 1, Egerton 807, ff. 604-608. Ver también Ariza, Fray Ciriaco de Archila,pág. 32, y CA,

1:135. Mi análisis discrepa del de Edmundo Rivas, quien sostiene que el castigo a don Jorge no tuvonada que ver con su actuación en 1781: “El marqués de San Jorge”, BHA6 (1911): 721-50.

Page 314: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 314/377

314

John Leddy Phelan

En el caso de García Olano, Caballero y Góngora logró ser al tiempocompasivo y político. El haber dado de su propio bolsillo 500 pesos a lanumerosa y desamparada familia de García Olano, y recomendar que se lesotorgara una pensión, demuestra la generosidad principesca de que era capazese político implacable pero compasivo. El conde de Floridablanca aceptósu recomendación.19

La conducta de Caballero y Góngora era tanto política como humanitaria.García Olano estaba emparentado con varias familias criollas inuyentes. Elprelado debió de haberse dado cuenta, con realismo pero quizás con hastío,de que era pura locura echarse encima innecesariamente el establecimiento

burocrático criollo.20 Sencillamente, el gobierno tenía que aprender a vivir conellos, en lugar de intentar alejarlos de sus cargos, como en vano trató de hacerloGutiérrez de Piñeres. El establecimiento criollo se tranquilizó al ver que no ibaa ser expulsado de la burocracia. En 1787 fue nombrado el primero y único juez criollo de la audiencia durante el reino de Carlos III: se trataba de Joaquínde Mosquera y Figueroa, de Popayán, tío de los célebres hermanos Mosqueraque desempeñaron papeles estelares en la historia de la república de Nueva

Granada.21

Con la creación de los muchos cargos requeridos por las innovacionesscales de Carlos III, era posible atraerse al establecimiento criollo al otorgarleuna buena tajada burocrática.

19 Caballero y Góngora a Gálvez, 31 de mayo de 1783, AGI/ASF 600; a Floridablanca, 31de enero de 1781. AGI/ASF 736-A. Inicialmente García Olano fue sentenciado a destierro enEspaña, pero luego la sentencia fue rebajada a destierro en Cartagena: AHN, Juicios Criminales,183:154-58.

20 Caballero y Góngora a Floridablanca, 31 de enero de 1783, AGI/ASF 736-A. Una indicacióndel deseo de la corona por conciliarse con las élites criollas fue la decisión del consejo de las Indiasque le permitía al antiguo marqués reasumir su título en 1787. Ver Rivas, “El marqués de San Jorge”, págs. 749-750. Caballero y Góngora rechazó la solicitud del marqués de un alto cargoen la milicia reorganizada, pero le otorgó un cargo a su hijo, de quien no recelaba: Caballero yGóngora a Gálvez, 30 de abril de 1785, AGI/ASF 603. Para otra manifestación de la preocupaciónde Caballero y Góngora por ganarse el establecimiento burocrático criollo ver Caballero y Góngora aGálvez, 31 de octubre de 1783, AGI/663. Para el regreso de los criollos a sus cargos en el reinadode Carlos IV ver cap. 1, nota 26. Otra indicación de la recuperación de los criollos es el nom-bramiento provisional por la audiencia el 19 de diciembre de 1781 de Eustaquio Galavis y Hurtadocomo corregidor de Tunja. Su nombramiento en propiedad fue recomendado con entusiasmo por

Caballero y Góngora: Rojas,Corregidores,págs. 571,573.21 Restrepo Sáenz, Biografías,págs. 383-93.

Page 315: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 315/377

315

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

En el texto del indulto general el arzobispo virrey invocaba la imagenintimidante de José Antonio Galán:

Notorios han sido a todo el reino los escandalosos delitos del nominado José

Antonio Galán, y el ejemplar suplicio con que fue castigado con tres de sus

principales cómplices. Sin embargo, considerando por una parte satisfecha la

justicia, y escarmentados debidamente los que se dejaron seducir y engañar

por un hombre de oscurísimo nacimiento, exaltándolo por desgracia suya

y por una especie de fanatismo, hasta el ridículo concepto de jefe invulnerable;

considerando, por otra parte, la heroica lealtad de aquellos eles vasallos

que, atropellando dicultades y peligros, se arrojaron a prender y disiparesta despechada tropa de facinerosos, para quitar aquel negro borrón a la

patria y precaver que se comunicara el fuego de la rebelión a las provincias

más remotas.22

Había llegado el momento de un acto simbólico de reconciliación. Elprelado instruyó a los alcaldes ordinarios del Socorro, San Gil, Charalá y Guaduas

para que quitaran de las plazas los miembros putrefactos de José Antonio yde sus tres compañeros, y para que los enterraran de acuerdo con los ritos dela iglesia, a n de “borrar, si fuere posible, de la memoria de las gentes aqueltriste monumento de indelidad”.23

Caballero y Góngora se consagró a las cuestiones prácticas relativas alos impuestos que habían suscitado la ira de todos los grupos, en especial de losplebeyos. Su política era la de hacer el máximo de concesiones para aplacar

la cólera popular, sin lesionar excesivamente los intereses de la hacienda real.Por lo tanto, el prelado ofreció mucho menos que el repudio total a los programasde Gutiérrez de Piñeres, tal como se había convenido en Zipaquirá, pero propusoun compromiso serio y signicativo. Reconocía con franqueza lo oneroso de lacarga impositiva, que hoy se pagaba en tributos y mañana en sangre.24

22 CA, 2:208.23

Ibíd., pág. 209.24 Pérez Ayala,Caballero y Góngora,pág. 7.

Page 316: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 316/377

316

John Leddy Phelan

Si bien los indios, como tales, no eran mencionados especícamenteen el texto del perdón general, el arzobispo identicó como fuente principaldel descontento de los indígenas el apetito de tierra y de trabajadores quemostraban criollos y mestizos al inltrarse en las tierras comunales de los indios.Aunque desterró a Ambrosio Pisco, raticó la política formulada inicialmentepor Gutiérrez de Piñeres en su memorando del 3 de febrero de 1780. Se negó aderogar las consolidaciones de resguardos efectuadas antes de 1778, pero legarantizó a la comunidad indígena que no se producirían más reduccionesde los resguardos. El regreso de estos dos funcionarios a un paternalismo a loHabsburgo, aunque modicado, habría de continuar hasta el n del régimen

español. Hasta la época republicana, en la primera mitad del siglo XIX, nopudieron los criollos y mestizos acabar con las tierras comunales indígenas.

En cuanto a los impuestos y a los monopolios reales, el perdón denitivode Caballero y Góngora, el 7 de agosto de 1782, constituía apenas una versiónmodicada de las concesiones formuladas por el virrey Flórez el 20 de octubrede 1781. Hay que recordar que Flórez hizo esas concesiones en atención alconsejo del arzobispo, quien entonces se hallaba en el Socorro. Instalado ahora

en la sede virreinal, Caballero y Góngora mantuvo la rebaja del precio del tabacoy del aguardiente, la reducción de la alcabala al dos por ciento tradicional en lasprovincias del interior y al cuatro por ciento en las de la costa, y la cancelacióndel impuesto de armada de Barlovento.

En octubre de 1781 el virrey Flórez había derogado las guías y tornaguías.Pero en su indulto general Caballero y Góngora las restableció en parte, en formamucho más simplicada, con la esperanza de conseguir, simultáneamente,dar satisfacción a los comerciantes indignados con las tediosas formalidadesde Gutiérrez de Piñeres, y proteger la hacienda real contra posibles fraudes.

El perdón de agosto no mencionaba especícamente el cultivo del tabacoen el Socorro y San Gil. Menos de dos meses después, el 27 de septiembre de1782, Caballero y Góngora dirigió su carta pastoral a las villas del Socorro ySan Gil, en las que derogaba las concesiones de Flórez. La labor de persuasiónde los capuchinos en el Socorro había preparado a la población de la región paraaceptar sin un susurro de protesta la prohibición del arzobispo. Así, Caballeroy Góngora rescató el monopolio real del tabaco de Gutiérrez de Piñeres,

Page 317: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 317/377

317

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

el cual siguió vigente hasta el 1º de enero de 1850, cuando lo abolió ungobierno republicano.

El prelado reconocía sinceramente que la ira popular contra losmonopolios y los impuestos se debía en buena parte a la manera brutal como serecaudaban en los pueblos y parroquias pequeños por funcionarios subalternosde la hacienda. Les prometió solemnemente a los súbditos del rey eliminar esosduros y groseros tratamientos, característicos tan sólo de épocas bárbaras yque tantas protestas habían causado.25 Caballero y Góngora no necesitaba apoyarse,como lo había hecho Gutiérrez de Piñeres, en la coacción brutal para defender losintereses de la hacienda real, sino que contaba también con la capacidad depersuasión de los capuchinos para moldear a la opinión pública.

Como consecuencia directa de la protesta de los comuneros la coronano se atrevió a establecer en la Nueva Granada las cinco intendencias previstaspara supervisar la administración scal. Su creación en los otros virreinatos delnuevo mundo había sido una de las principales innovaciones administrativasde Carlos III. La ecacia de las intendencias para promover el progreso yacrecentar los ingresos reales es una cuestión académica.26 Incluso sin esasunidades administrativas las innovaciones de Carlos III en la Nueva Granadadeben considerarse como un indudable éxito, ya que los ingresos públicosaumentaron de manera espectacular durante los decenios subsiguientes.

La suma total de las concesiones scales de Caballero y Góngoraconstituye una victoria signicativa para los hombres y mujeres que en 1781tomaron las armas contra las innovaciones scales del regente visitador general.

25 CA, 2:213.26 La crisis de 1781 fue la justicación de Caballero y Góngora para no introducir el sistema

de intendentes a la Nueva Granada. Ver su Relación de Mando (20 de febrero de 1789) en PérezAyala, Caballero y Góngora,pág. 371 (citado en adelante como Relación de Mando). Tambiénmi Kingdom of Quito,págs. 174-75, y Lillian Estelle Fisher,The Intendant System in Spanish

America (Berkeley, 1929). El estudio más profundo y mejor documentado sobre el sistema deintendentes es el de Lynch, Spanish Colonial Administration. Ver también Navarro García,

Intendencias de Indias; J .R. Fisher,Colonial Peru.Para un estudio reciente y sugestivo ver HorstPietschmann, Die Einihrung des Intendantsystems in Neu-Spanien im Rahmen der allgemeinenVervaltungsreform der Spanischen Monarchie in 18 Jahrhundert(Colonia, 1972). Cuando Flórez

fue virrey en México de 1787 a 1789, se mostró hostil al sistema de intendencia: Brading, Minersand Merchants, pág. 33.

Page 318: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 318/377

318

John Leddy Phelan

Como es obvio, no consiguieron su exigencia máxima de que el nuevo programase cancelara totalmente, pero el arzobispo virrey tampoco siguió el consejo deGutiérrez de Piñeres para que fuera restauradoin toto.

Lo que necesita una explicación es la abrupta alza de los ingresos, de950.000 pesos en 1772 a 2’453.096 al nal del régimen colonial.27 Algo másde la tercera parte del aumento puede atribuirse a nuevas fuentes de ingresos.El monopolio del tabaco, que producía 470.000 pesos, no se establecióproductivamente hasta después de 1781. Otra fuente de ingreso posterior a1772 eran los 65.000 pesos que percibía la corona por la administración directade las salinas, antes propiedad comunal de los indios.

Después de 1781 la corona siguió apoyada en impuestos tradicionales.El ingreso del monopolio de aguardiente, que ya desde la administración delvirrey Mesía de la Cerda (1761-72) producía 200.000 pesos al año, habíaascendido a 295.048. Otras fuentes de ingresos tradicionales e importanteseran la alcabala (184.880 pesos), el gravamen a las importaciones (191.000pesos) y la acuñación de moneda (150.000 pesos). Los diezmos eclesiásticosllegaban a 100.000 pesos. Estas antiguas fuentes de ingreso representaban

920.928 pesos del total de 2’453.096.De ahí que si restamos los 535.000 pesos procedentes de los mono-polios posteriores a 1772, el casi millón de pesos adicionales que la coronarecolectaba después de las innovaciones scales de Carlos III no puedeexplicarse por aumento alguno en las tasas de los impuestos tradicionales.La sustitución de las rentas arrendadas por un sistema de administracióndirecta a cargo de burócratas asalariados es quizás el factor más importantepara explicar el éxito espectacular del programa scal de Carlos III. Despuésde 1781 el gobierno recolectaba con más ecacia los antiguos impuestos queseguían cobrándose a las tasas tradicionales. Todo indica que los tres deceniosposteriores a la Revolución de los Comuneros se caracterizaron por la expansióneconómica moderada y por el aumento signicativo de la población. La im-plantación de la política de libre comercio con el imperio después de 1778

27 Para las estadísticas del tesoro ver Restrepo, Historia de la revolución de Colombia,1:29.

Francisco Antonio Moreno y Escandón, “El estado del virreinato de Santa Fe, 1772”, BHA23(1936): 605.

Page 319: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 319/377

319

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

y la introducción de algunas formas nuevas de tecnología probablementecontribuyeron a consolidar la modesta prosperidad de que siguió disfrutandola Nueva Granada durante los últimos decenios del imperio español.

El monopolio del tabaco, métodos más ecaces para recolectar losimpuestos y una modesta expansión de la economía le dieron a Caballero yGóngora la posibilidad de hacer algunas concesiones tributarias signicativassin poner en peligro el objetivo cardinal de Carlos III: aumentar los ingresos dela hacienda real. El aporte más importante del arzobispo virrey fue el rescate delmonopolio del tabaco, que representaba casi la tercera parte del aumento de losingresos públicos. Mas, para obtenerlo, Caballero y Góngora tuvo que desplegar

toda su pericia de político.Gutiérrez de Piñeres era un tecnócrata enérgico pero sin imaginación,insensible a las sutilezas de la táctica. Con toda la astucia de un príncipeeclesiástico del Renacimiento, Caballero y Góngora era también un políticorealista, compasivo y paciente. Nunca vaciló en su determinación de salvarlas innovaciones scales de Carlos III y de aliviar al mismo tiempo los principalesfactores de descontento, tanto entre las élites como en los demás grupos. Lareceta de su éxito fue introducir las innovaciones scales y económicas de CarlosIII con tácticas paternalistas que evocaban a los Habsburgos. Su estilo políticoera Habsburgo, pero el sólido contenido de su política era Borbón. Político porexcelencia, se daba cuenta de que para llegar a determinada meta la línearecta no es necesariamente la distancia más corta entre dos puntos. Había queemplear el compromiso, la persuasión, el disimulo, la retirada transitoria, a nde seducir a los intereses creados de vieja data para que aceptaran el cambio.En una ocasión le conaba a José de Gálvez: “Es necesario viajar lentamente

para no alarmar la mentalidad de las gentes”.28

Gutiérrez de Piñeres se sentía confuso y molesto con los zigzagueospolíticos de Caballero y Góngora. En lenguaje contenido se quejaba a Gálvez

28 Caballero y Góngora a Gálvez, 15 de octubre de 1782, AGI/ASF 594; Víctor Frankl, “Estructurabarroca”, ha argüido convincentemente que Góngora participaba del concepto barroco de “razónde estado”, el cual sostenía que los gobernantes pueden romper cualquier ley –positiva, natural, yhasta divina– si están en peligro la seguridad y el bienestar del estado. Aunque respeto su erudición,

no puedo adherirme a su tesis principal; el estilo de Caballero pudo haber sido el de los Habsburgosdel siglo XVII, pero el contenido de sus políticas estaba impregnado de espíritu borbónico.

Page 320: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 320/377

320

John Leddy Phelan

de la “política de indulgencia y disimulo” del prelado.29 Pero Gálvez no leprestó atención. Caballero y Góngora manejó a Gutiérrez de Piñeres con suhabitual nesse. Si bien le reconocía su competencia como funcionario scal,desatendía cortésmente sus consejos en materia política. Sin embargo, el virreyseguía consultando al regente sobre todos los asuntos. Gradualmente se fueronacercando uno al otro en virtud del común recelo a los oidores Vasco y Vargasy Catani y a los scales Silvestre Martínez y Merchante de Contreras. No sóloGutiérrez de Piñeres estaba resentido con ellos por haberlo tildado de cobardecuando huyó de Bogotá, sino que el arzobispo y el regente visitador generalcompartían el repudio a la revelación de informaciones condenciales a personas

que no pertenecían al gobierno. Por lo tanto, apoyó la recomendación del virreypara que fueran trasladados a otros cargos.30

En 1782 Gutiérrez de Piñeres ya no era el tozudo guerrero de antesdel 12 de mayo de 1781. Mal de salud y cansado de las batallas políticas deBogotá, esperaba el prometido ascenso a un escaño en el consejo de Indias, enEspaña. El 7 de diciembre de 1783 el regente visitador general salió de Bogotáen largo viaje de regreso a la patria.31 Pese a sus achaques de salud, el primerregente de la audiencia de Bogotá sirvió en el consejo durante diecinueve años,hasta su muerte, en 1802.32

En el perdón general, Caballero y Góngora proclamaba una amnistía yotorgaba algunas concesiones en materia impositiva, pero también les ofrecía alas élites criollas un retorno más que parcial a los procedimientos tradicionalesde gobierno consultivo ejercido juntamente por los españoles de América y de

29 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de julio de 1782; 31 de agosto de 1782, AGI/ASF 658.En su Relación de Mando, págs. 298-307, Caballero y Góngora alaba con entusiasmo los logros yel estilo diplomático del virrey Flórez. Insinuaba con tacto que la crisis de 1781 se precipitó hastacierto punto por las tácticas intransigentes y carentes de diplomacia de Gutiérrez de Piñeres.

30 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de enero de 1781, AGI/ASF 736-A. Estos mismos magis-trados habían sido los principales críticos de Gutiérrez de Piñeres. Para esta controversia ver: Actasde la junta, 9 de julio de 1781, AGI/ASF 663-A, y junta a Carlos III, 31 de julio de 1781, AGI/ASF 662. Para la respuesta del regente ver Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 27 de agosto de 1781,ibíd. Este voluminoso memorando comprendía 48 folios divididos en 26 capítulos, con el título de

Reexiones. Ver también Carlos III a Gutiérrez de Piñeres, 18 de marzo de 1782, ibíd.31 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 15 de enero de 1783, AGI/ASF 658.32

Archivo General de Simancas, Sección XXIII (Dirección General de Tesoro), Inventario 13,legajo 9, documento 122. Samuel Chandler me suministró amablemente este dato.

Page 321: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 321/377

321

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

la península. Si bien recalcaba los peligros potenciales de aliarse a la “chusma”personicada en José Antonio Galán, les presentaba a los patricios algo nuevo,positivo y seductor. La corona, argüía, merecía la obediencia irrestricta de sussúbditos, en particular de los prósperos e inuyentes, no sólo porque así lo habíaestablecido Dios sino también porque solamente el Estado estaba en capacidadde introducir la ciencia y la tecnología. De ese modo aumentaría la riqueza, paramutuo benecio tanto de la corona como de los criollos. El arzobispo apelabaa las élites para formar una nueva alianza con la corona, a n de promover eldesarrollo económico y acrecentar la prosperidad.33

Poco había de original en el pensamiento económico de Caballero y

Góngora. La mayor parte de sus ideas habían sido expuestas antes por Josédel Campillo y Cosío y por Bernardo Ward. Su encomio al valor marcial de losconquistadores y a su presunta ineptitud como agricultores, su oposición alos latifundios, su crítica a la explotación del trabajo de los indios, su deseode congregar las poblaciones rurales dispersas, y su desprecio por la perezay el vagabundaje, tantas veces citados, aparecieron antes sin excepción enlas recomendaciones de Campillo y Ward que fueron origen del plan generalpara la modernización del imperio español durante el reinado de Carlos III.34 Lo destacado en Caballero y Góngora fue la energía con que trató de llevar a lapráctica esos planes.

La visita del oidor Mon y Velarde contribuyó a la subsiguiente pros-peridad de Antioquia.35 Ya en 1783, el décimo libro publicado por la nuevaimprenta en Bogotá era un tratado sobre la vacunación contra la viruela.36 En1784 se fundó en Mompós una Sociedad Económica, cuyas diversas seccionesestaban dedicadas todas a difundir la nueva tecnología. En Bogotá se instituyó

otra entidad semejante en 1801, pero esta última no disfrutaba del patrociniopersonal del arzobispo virrey.37

33 CA, 2:209.34 Para el programa Campillo-Ward ver Ward, Proyecto económico,págs. 225-319. El programa

de desarrollo económico de Caballero y Góngora está expresado muy coherentemente en suRelación de Mando, págs. 315-22, 327-62.

35 Cruz Santos, Economía,1:124-25.36 Medina, La imprenta, págs. 30-31.37

Robert Jones Smith,The Economic Societies in the Spanish World,1763-1821 (Syracuse,1958), págs. 154-56, 235-36.

Page 322: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 322/377

322

John Leddy Phelan

Sin ninguna duda, la hazaña cientíca más deslumbrante del arzobispovirrey fue su patrocinio, activo y continuado, a la célebre expedición botánicaque habría de suscitar la admiración de los cientícos en todo el mundo.38 Caballero y Góngora la organizó en 1783. Tuvo la buena fortuna de conarle sudirección al sabio español José Celestino Mutis. En más de veinticinco añosde investigaciones activas, la expedición acumuló una biblioteca de seis milvolúmenes, un herbario de más de 20.000 plantas, un semillero, una colecciónde muestras y de productos domésticos, una serie de pinturas sobre la faunacolombiana, y más de tres mil ilustraciones botánicas en color, que le hacíanagua la boca a Humboldt cuando las veía. Se ocupó en geodesia, geografía y

zoología, y fundó el Observatorio. Menos éxitos en sus resultados prácticosfue el patrocinio del arzobispo a la expedición mineralógica dirigida por JoséElhuyar, pero la iniciativa es testimonio del vigor de sus intentos de introduciren la Nueva Granada los conocimientos útiles de la Ilustración.39

A n de aumentar la riqueza productiva de la corona y de recuperar lalealtad de los criollos, especialmente entre los jóvenes, el arzobispo subrayóla necesidad de introducir tanto la ciencia aplicada como la pura. Había quecambiar drásticamente los programas de educación superior. La escolásticatuvo que ser reemplazada por el eclecticismo losóco; en el estudio de lasciencias la autoridad de los antiguos y de la revelación religiosa hubo de abrirleel campo a la observación sistemática, la medición exacta y la experimentación.Como todos los ministros “ilustrados” de su época, Caballero y Góngora eradiscípulo de Benito Jerónimo Feijoo. Este sostenía que sólo en el campo de lateología la razón natural debería guiarse por la revelación sobrenatural y porla autoridad. El arzobispo virrey enunciaba concisamente ese objetivo cuando leobservaba a su sucesor:

38 Kathleen Romolo,Colombia, Gateway to South America(Garden City, 1944), pág. 72. Vertambién Diego Mendoza, Expedición botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada(Madrid, 1909); Pérez Ayala,Caballero y Góngora.págs. 145-50, 341-42. Para algunas fuentesprimarias básicas ver Guillermo Hernández de Alba, Archivo epistolar del sabio naturalista JoséCelestino Mutis,2 vols. (Bogotá, 1947-49). Para una bibliografía sucinta ver Pacheco, La ilus-tración, pág. 15, nota 41.

39 Relación de Mando, pág. 345-53. Para una explicación de este fracaso ver Arthur P.

Whitaker, “The Elhuyar Mining Missions and the Enlightment”, Hispanic American Historical Review31 (1931): 557-85.

Page 323: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 323/377

323

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Todo el objeto del plan se dirige a sustituir las útiles ciencias exactas en lugar

de las meramente especulativas, en que hasta ahora lastimosamente se

ha perdido el tiempo, porque un Reino lleno de preciosísimas producciones

que utilizar, de montes que allanar, de caminos que abrir, de pantanos y

minas que desecar, de agua que dirigir, de metales que depurar, ciertamente

necesita más de sujetos que sepan conocer y observar la naturaleza y

manejar el cálculo, el compás y la regla, que de quienes entiendan el ente

de razón, la primera materia y la forma sustancial.40

Durante todo el decenio de 1770 se había librado una verdadera batallaverbal entre los defensores de la vieja escolástica y los partidarios de la ciencia.Se empezó a hablar de la reorganización de la educación superior en 1768,después de la expulsión de los jesuitas y del cierre de su universidad Javeriana.Bogotá se quedó con una sola universidad, la de Santo Tomás, autorizadapara otorgar los grados de bachiller, maestro, licenciado y doctor. La ins-titución era administrada por los dominicos, quienes defendían celosamentecomo verdad única la herencia escolástica de Santo Tomás de Aquino. Pese

a los denodados esfuerzos del virrey Guirior, de Mutis y del scal Moreno yEscandón, las fuerzas del tradicionalismo pedagógico obtuvieron una rotundavictoria el 13 de octubre de 1779. La nueva “junta de estudios” optó por unaforma modicada de escolástica.41

40 Relación de Mando, pág. 341.41 Posiblemente la síntesis más completa de la controversia educativa está en las clásicas publi-

caciones de Guillermo Hernández de Alba, entre ellas Aspectos de la cultura en Colombia(Bogotá,1947), págs. 117-27, 132-74 yCrónica del muy ilustre Colegio Mayor de Nuestra Señora del

Rosario, 2 vols. (Bogotá, 1950), 2:87-96,127-37,141-53,157-65 y 187-91. Para un resumenbreve y reciente ver Pacheco, La Ilustración,págs. 104-22. Con información también útil pero conalgo de prejuicio favorable a los dominicos José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superioresen el Nuevo Reino de Granada. 1653-1810 (Madrid, 1946), págs. 401-56, 532-625; ÁguedaMaría Rodríguez Cruz, O.P., Historia de las universidades hispanoamericanas. 2 vols. (Bogotá,1973), 1:383-88; Gómez Hoyos, La revolución granadina,1:319-22, 325-30. Ver también FrankSafford,The Ideal of the Practical: Colombia’s Struggle to form a Technical Élite(Austin, 1976),págs. 86-97. Para algunas fuentes primarias claves ver Carlos Restrepo Canal, “Documentos del

Archivo Nacional”, BHA24 (1937): 332-71; AHN, Colegios, 2:264-337, 710-96; 4:893-901;AHN, Instrucción Pública, 2:38 ss.

Page 324: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 324/377

324

John Leddy Phelan

Caballero y Góngora estaba resuelto tanto a rescatar el contenidobásico del programa educativo de Moreno como a restablecer el monopoliodel tabaco de Gutiérrez de Piñeres. En ambos propósitos siguió sus habitualestácticas de zigzagueo, sin apartarse jamás de su propia máxima de que esnecesario viajar lentamente. Su política era la de socavar indirectamente alos dominicos y aplazar por algunos años al menos un encontrón directo conellos. Su gran propósito era conseguir apoyo a la ciencia entre la juventudcriolla, de tal modo que la presión de la opinión pública erosionara las defensasde la escolástica.

El patrocinio del arzobispo a la expedición botánica constituyó un

éxito espectacular como divulgación de los benecios de la ciencia moderna.El equipo de investigadores de Mutis constituíade facto, una facultad deciencias, en la que se educaron muchos criollos. José Celestino Mutis era elprimer lugarteniente de Caballero y Góngora en el campo de la educaciónsuperior, así como Joaquín de Finestrad era su comandante de campo en elSocorro. De hecho, Mutis se destaca como el primer ministro de educaciónen la Nueva Granada, aunque ese honor debería atribuírsele también al scal

Moreno y Escandón.Para presionar a los colegios del Rosario y de San Bartolomé, el arzobispoenvió visitadores a esas instituciones. Estos informaron sobre irregularidades enel manejo de los fondos, así como sobre notables deciencias en los programasde enseñanza. El arzobispo no lanzó acusaciones estentóreas.42 Se cuidó deno incurrir en el error táctico de Moreno, quien había atacado la escolásticacon una complacencia visiblemente indiscreta, mas insistió en que las cienciasfísicas y naturales se enseñaran en ambos colegios por profesores calicados.Logró que para la cátedra que desde 1762 ocupaba Mutis en el Rosario senombrase un sustituto cuando el sabio se hallaba totalmente absorbido porla expedición botánica. La selección del candidato fue apropiada tanto desde elpunto de vista pedagógico como del político. Fernando Vergara y Caicedo eradiscípulo de Mutis e hijo de Francisco de Vergara.43 Así, un retoño de la élite

42

Relación de Mando, págs. 339-41.43 Ibíd., págs. 339-40.

Page 325: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 325/377

325

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

burocrática criolla predicaba el nuevo evangelio de las ciencias naturales en lasaulas del Rosario. El joven Vergara pertenecía tanto a Dios como a la ciencia, yaque más tarde murió en un monasterio trapense en España.44 Caballeroy Góngora persuadió a uno de los profesores del colegio de San Bartolomépara que enseñara las más recientes teorías matemáticas, aunque formalmenteno desempeñara una cátedra en ese campo. Los estudiantes apoyaron conentusiasmo la determinación de su profesor.45

Otra medida del arzobispo fue la de implantar la separación entre elcolegio de San Bartolomé y el seminario diocesano. El prelado insistió en quelas dos instituciones ocuparan edicios separados. Se mostraba particularmente

inexible respecto a que los estudiantes de derecho y de ciencias no recibieranuna educación igual a la de los futuros sacerdotes.46

Quizás la medida más efectiva de Caballero y Góngora para aumentarlas matrículas en ciencias naturales fue su insistencia en que se les diera a losestudiantes de los dos colegios la opción de elegir entre losofía especulativa(escolástica) y losofía práctica (ciencias físicas y naturales). Dado el climade opinión favorable a las ciencias, al que tanto había contribuido el prelado,

disminuyó el número de alumnos de losofía escolástica mientras aumentóconsiderablemente el de matriculados en ciencias.47

Hasta 1787 Caballero y Góngora no consideró que la opinión públicaestuviese lista para permitirse una confrontación directa con los dominicos.Retocó la propuesta de Moreno y Escandón para suprimir la universidaddominica de Santo Tomás. Propuso en cambio una universidad estatal ypública, que habría de llamarse universidad de San Carlos –naturalmente, enhonor de Carlos III–. Sin caer en las polémicas de Moreno y Escandón contralos escolásticos, Caballero y Góngora contemplaba una universidad en que “lasciencias útiles y exactas”, como matemáticas, física e historia natural, tendríanplena supremacía.48 Tal universidad de San Carlos nunca llegó a la vida. Los

44 Hernández de Alba,Crónica,2:224.45 Relación de Mando, pág. 339.46 Ibíd., págs. 339-40.47

Salazar, Estudios, pág. 453.48 Para el texto del plan ver Pérez Ayala.Caballero y Góngora.págs. 267-83.

Page 326: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 326/377

326

John Leddy Phelan

dominicos ejercían aún suciente inuencia política en la corte para preservarsu monopolio de la educación terciaria hasta el n del régimen colonial. Peroestaban defendiendo un cascarón vacío. La nueva generación de estudiantescriollos consideraba claramente a las ciencias como el movimiento del futuro.

Los partidarios de innovaciones educacionales tenían que vérselas nosólo con los defensores del statu quo sino también con un rival todavía másinsidioso y más perenne: la carencia de fondos públicos y privados. Dado elapoyo entusiasta de varios virreyes, los innovadores indudablemente habríanlogrado mucho más si hubieran contado con mayores ingresos. Como sueleacontecer, los fondos estaban muy por detrás respecto a la ambición de sus

planes. En la época de Caballero y Góngora se disponía sólo de 13.132 pesosanuales para cátedras de ciencias naturales.49

Si bien los dominicos ganaron la batalla para salvar a la universidad deSanto Tomás, Caballero y Góngora ganó la guerra para consolidar y ampliar lafunción de las ciencias exactas dentro de los programas de educación superioren la Nueva Granada. El arzobispo virrey sólo exageraba un tanto cuando leconaba a Mutis:

Y aunque no se puede decir generalmente que estas ciencias [sico-matemáticas] no se hayan cultivado con felices sucesos en este Reino (siendovuesa merced su primer introductor), puedo no obstante lisonjearme de ser surestaurador, y quien las ha revocado como de un destierro largo y vergonzosoa que las había obligado la ignorancia y el indiserto celo por la antigüedad.50

Mutis fue ciertamente el precursor y Caballero y Góngora el consolidadorde una verdadera revolución intelectual. Además, si bien es cierto que el cambioen los programas educativos era un objetivo usual de todos los ministros deCarlos III, la resistencia al cambio se mostraba mucho más intensa en la NuevaGranada que en otras partes del imperio. México, por ejemplo, fue un precursor. Ya desde 1760 los jesuitas habían transformado los programas en sus escuelas,y hacia 1780 la nueva ciencia era un movimiento intelectual oreciente. Esaoposición realza el papel que desempeñó Caballero y Góngora.

49 Ibíd., pág. 340.50

Ibíd., pág. 166. La relación entre esta revolución intelectual y la independencia se examinaráen el capítulo siguiente.

Page 327: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 327/377

327

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Por mucho que el virrey creyera en una solución política en donde secombinaran el paternalismo y la conciliación con la rmeza, jamás olvidó queen Zipaquirá, sin apoyo militar, sus únicas defensas contra la cólera popularhabían sido su ingenio y el prestigio de su cargo eclesiástico. En cuanto virrey,estaba resuelto a que un representante del monarca no volviera a hallarse en unasituación tan expuesta. Su remedio fue reforzar el establecimiento militar.

En su declaración nal, dirigida a su sucesor, encomiaba calurosamenteal virrey Flórez por su iniciativa de reforzar las milicias locales antes de introducirlos cambios scales. La crisis de 1781 se había burlado de la predicción deGutiérrez de Piñeres acerca de que los patricios y los plebeyos jamás esta-

blecerían una alianza en contra del gobierno.51

Caballero y Góngora fue elúnico virrey de la Nueva Granada no militar de profesión. Sin embargo, el únicovirrey sacerdotal resultó ser más militarista que cualquiera de sus antecesoreso de sus sucesores militares.

El arzobispo virrey le conaba a su sucesor:

Los gastos de mayor cantidad a que tiene que recurrir la real haciendason sin duda el sustento de las tropas y de la marina. Antiguamente se

hallaban las fuerzas reconcentradas en las plazas marítimas, cuandola policía de las provincias interiores, la administración de justicia y la

autoridad de los ministros del rey descansaban en la delidad de lospueblos. Pero perdida una vez la inestimable inocencia original, necesitó

el gobierno, y desearon los eles vasallos (que nalmente lo vinieron a sertodos) el establecimiento de cuerpos militares para perpetuar el orden y la

tranquilidad conseguida.52

Durante el gobierno de Caballero y Góngora el total de soldados noaumentó en forma apreciable, pero estos quedaron mejor distribuidos entre lasprovincias de la costa y las del interior. En 1789 había 3.959 regulares, 1.220de los cuales estacionados en Bogotá; en 1781 sólo había 75 regulares en la

51 Gutiérrez de Piñeres a Gálvez, 31 de marzo de 1780, AGI Audiencia de Quito 574.52

Pérez Ayala,Caballero y Góngora.pág. 380. Ver también Caballero y Góngora a Gálvez, 29de mayo de 1782, AGI/Audiencia de Quito 574.

Page 328: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 328/377

328

John Leddy Phelan

capital. En 1779 había 14.592 milicianos disciplinados, todos connados en lasprovincias marítimas y ninguno en el interior. En 1789 había 15.032 milicianosdisciplinados, de los cuales 800 estacionados en Bogotá, con otros contingentesen Honda, Tunja y Socorro.53 Durante su mandato el arzobispo virrey le dio unpapel nuevo al ejército como fuerza policial en el interior. La reorganización dela milicia constituyó la respuesta de Caballero y Góngora al artículo 18 de lascapitulaciones. En lugar de una milicia controlada exclusivamente por las élitescriollas, como la contemplada en Zipaquirá, la milicia sería un instrumento delgobierno, aunque buena parte de los ociales fueran criollos.

Caballero y Góngora quería combinar la persuasión pacíca con una

fuerza militar organizada, para recordarles a los vacilantes que sólo el Estadoposeía un poder coactivo legítimo. En este sentido se mostraba idéntico ala mayoría de los burócratas de Carlos III en todo el imperio, quienes, encontraste con los Habsburgos, veían en el ejército, y no en el clero, el bastiónde la autoridad real. A la vez se mostraba distinto en cuanto continuabaapoyándose considerablemente en el clero. Al n de cuentas, era tantoarzobispo como virrey.

La política de Caballero y Góngora de tomar al ejército como fuerzainterna de policía no sobrevivió mucho tiempo a su gobierno. En 1789 elejército ocupaba el rubro más alto del presupuesto. Pero con sus sucesoresinmediatos la inuencia del ejército se redujo verticalmente, disminuyó elpersonal y se limitaron sus funciones. En 1794 el número de milicianoshabía descendido de 15.032 a 6.960, ninguno de los cuales estacionado en elinterior. La guarnición de Bogotá la integraban sólo 564 regulares. Los gastosde mantenimiento parecen haber sido el factor decisivo en la determinación delgobierno de reducir sus cifras.54

Cuando Caballero y Góngora viajó a España en 1789, se hallabagravemente endeudado, pese a un ingreso anual de 80.000 pesos. Obviamente;vivía en forma principesca. Generoso hasta el exceso, le donó a la arquidiócesisde Bogotá su considerable biblioteca y una importante colección de cuadros.55

53 Para las estadísticas militares ver Kuethe, “Military Reform”, caps. 4 y 7.54

Ibíd., cap. 7.55 Pérez Ayala.Caballero y Góngora,págs. 187-94, 197-201, 285-96.

Page 329: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 329/377

329

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Cuando un terremoto devastador asoló a Bogotá en 1785, la generosidad deCaballero y Góngora no se hizo sentir por su ausencia. Contribuyó con su sueldode arzobispo para ayudar a los gastos de reconstrucción. Mientras vivió enCartagena construyó una residencia confortable, aunque no lujosa, en Turbaco,que le costó unos 20.000 pesos. Le donó la casa a la corona para que sussucesores en el virreinato tuvieran una residencia apropiada en un clima algomás salubre y agradable que el de la tórrida Cartagena.56

Claro está que el arzobispo daba frecuentes y generosas limosnas ainstituciones eclesiásticas. Pero su generosidad no consistía exclusivamente enactos desinteresados de pura caridad cristiana. Su magnanimidad perseguía aveces un propósito político más mundanal. Al explicar el lamentable estadode sus nanzas, le conaba al conde de Floridablanca, con discreta candidez yutilizando la tercera persona:

Que el arzobispo de Santa Fe está abrumado de deudas porque hapermitido que sus obligaciones de pastor y de virrey consuman todas sus

rentas, gastando parte de sus entradas en actos caritativos y destinando

otras rentas a nes políticos con miras a comprar y a preservar (si sonpermisibles tales términos) con liberalidad la delidad y la lealtad de losvasallos del rey.57

La fórmula de Caballero y Góngora para restaurar la autoridad realdespués de la convulsión de 1781 fue un mosaico intrincado de lo viejo y delo nuevo. A n de salvar la sustancia del programa neomercantilista, más

bien moderado, de Carlos III, sacricó los objetivos políticos más radicales delmonarca. Llegó a darse cuenta de que no podía desconocerse la compleja red deprocedimientos y de costumbres políticas que gradualmente se había ido formando

56 Para una lista parcial de sus limosnas ver ibíd., págs. 160-162. Algunos establecimientoseclesiásticos y muchos individuos laicos recibieron ofertas del arzobispo para reparar sus casas. Varias pertenecían a familias de la élite criolla como los Ricaurtes, Caicedos, Álvarez, Casals y Vélez.Caballero y Góngora a Gil y Lemos, 15 de mayo de 1789, AGI, Estado 54.

57

Caballero y Góngora a Floridablanca, 26 de marzo de 1789, ibíd. Todo lo referente a susdeudas está en este legajo.

Page 330: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 330/377

330

John Leddy Phelan

en la Nueva Granada durante más de dos siglos. La crisis de 1781 le enseñóque el gobierno podía ir tan de prisa como se lo permitiera su inuencia sobrela opinión pública. Un proceso así hacía inevitables el compromiso y lasconcesiones. El ideal de Carlos III de una monarquía altamente centralizadaen Madrid, que por decisión burocrática imponía los cambios desde arriba,tenía que dejarle campo al sistema tradicional de consulta y compromiso quepuede denominarse la “constitución no escrita” de la Nueva Granada. Elprograma de Carlos III tenía que presentarse en un empaque Habsburgo. Lastácticas paternalistas constituían recurso natural para un arzobispo.

El establecimiento burocrático de vieja data no se conmovía con la

perspectiva de perder sus cargos, como trató imprudentemente de hacerloGutiérrez de Piñeres. Tampoco podía el gobierno imponer brutalmente lasregulaciones y los impuestos nuevos contra los pequeños campesinos criollosy mestizos, igualmente denodados, que en las villas del Socorro y San Gilhabían creado en el desierto comunidades agrícolas de modesta prosperidaden el transcurso de sólo tres generaciones.

Ideológicamente, Caballero y Góngora intentó reemplazar el lema de los

comuneros, profundamente arraigado en los sistemas tradicionales del pasadoespañol –“Viva el rey y muera el mal gobierno”– con la doctrina borbónicade obediencia ciega a todas las formas de autoridad constituida. Aunque seesforzó por plasmar la opinión pública, no vaciló en hacer concesiones. Tratóde amedrentar a las élites criollas para que raticaran su lealtad a la corona alcrear el mito de José Antonio Galán, revolucionario social. Pero se enfrentó a loscriollos no sólo con una amenaza sino también con una perspectiva cautivante:la corona como creadora de prosperidad por medio de la introducción sistemáticade la ciencia moderna y de la nueva tecnología.

La reconciliación fue la meta primordial del arzobispo. La venganzahabría sido contraproducente. Por eso otorgó una amnistía amplia; las excep-ciones notables fueron Galán y sus seguidores inmediatos –una sombría lecciónpráctica– y el destierro de Bogotá de un puñado de perturbadores potenciales.Mientras le daba al gobierno un arma nueva y poderosa en forma de un ejércitorevitalizado, Caballero y Góngora prefería utilizar la táctica de la conciliacióny de la persuasión, al menos mientras produjera los resultados apetecidos.

Page 331: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 331/377

331

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

No pueden menoscabarse las aptitudes políticas de Caballero y Góngora.Pero la relativa facilidad con que este diestro político reconstruyó el sistema esquizás la demostración más convincente de que las causas de la Revolución delos Comuneros no residían en el contenido neo mercantilista moderado de loscambios scales de Carlos III sino en los medios políticamente revolucionarioscon que sus agentes, en un exceso de celo, trataron inicialmente de implantarestas innovaciones en la Nueva Granada.

Page 332: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 332/377

19. Caballero y Góngora y la Independenciade Colombia

La crisis de 1781 no fue una revolución social abortada, ni un primer pasode la Nueva Granada hacia la emancipación política de la corona española.Pero 1781 fue el preludio de dos movimientos de enorme importancia en lahistoria del siglo XIX: el federalismo y el anticlericalismo.

Hay que distinguir nítidamente entre las consecuencias de la crisis de1781 y sus antecedentes históricos. Estrictamente dentro del contexto de 1781,la Revolución de los Comuneros se conformaba a una dialéctica que solíafuncionar durante el régimen colonial. Las autoridades centrales proponíanpolíticas nuevas: tesis; las élites y los otros grupos en la Nueva Granadaprotestaban vigorosamente contra el contenido de las nuevas políticas asícomo contra la forma en que eran aplicadas: antítesis. Caballero y Góngorasuministró la síntesis: un compromiso notablemente operativo y duradero entrelas dos fuerzas.

En este proceso ninguna de las dos partes obtuvo sus máximas aspi-raciones; ninguna, tampoco, quedó con las manos vacías. Carlos III no logróinstitucionalizar su monarquía centralizada y unitaria, pero el poder central que-dó vigorizado en forma considerable. Pero incluso ésta resultó ser una victoriapírrica. La involucración de España en las guerras de la Revolución Francesadespués de 1789 produjo rápidamente una parálisis virtual del control de Madridsobre sus posesiones de ultramar. Lo que ganó la corona por medio desus innovaciones scales y técnicas fue un aumento de la prosperidad en susdominios americanos y un aumento consiguiente en los ingresos reales. Loscriollos de la Nueva Granada no lograron la utopía política consignada enlas capitulaciones de Zipaquirá: autogobierno criollo bajo la égida de la corona.Pero obtuvieron una victoria importante al obligar a las autoridades a actuardentro del espíritu de la “constitución no escrita” cuyos principios fundamentaleseran la consulta, el cogobierno y el compromiso. El establecimiento burocráticocriollo no fue despojado de sus atribuciones, como lo habían pretendido Gálvez

Page 333: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 333/377

333

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

y Gutiérrez de Piñeres. Juan Francisco Berbeo pudo haber perdido su cargo decorregidor, pero el incipiente federalismo que él representaba se vio vindicado en1795 con la creación del corregimiento del Socorro, antecesor del estado deSantander en el siglo XIX. Y los hombres y mujeres de 1781, especialmentelos pobres, obtuvieron no pocas concesiones tributarias y un procedimientomucho menos abrupto para recolectarlas. También los indios obtuvieron unaprotección signicativa.

Para llegar a un compromiso tanto la corona como los comuneroshicieron sus principales concesiones en la esfera política. Ambos, de hecho,renunciaron tácitamente a sus respectivas revoluciones políticas. El arreglo

denitivo estipulaba un regreso al statu quo constitucional previo a 1778, conalgunas modicaciones signicativas en pro de una mayor centralización.

El carácter dialéctico de la crisis de 1881 y de su solución no constituyenovedad. Esa era la forma como la Nueva Granada, así como los otros reinosde las Indias, habían sido gobernados durante más de dos siglos. La coronaproponía, los colonos se oponían, y la burocracia buscaba el compromiso.Mediante el empleo cuidadoso de la fórmula “se obedece pero no se cumple”,este proceso de conciliar intereses conictivos se efectuaba pacícamentedentro de un marco burocrático.1 Lo peculiar de 1781 radica en que introdujoun factor nuevo en esta ecuación política tradicional: la coacción y la amenazade violencia. El gobierno se negó deliberadamente a utilizar el veto suspensivo.Tuvieron que congregarse a un día de camino de Bogotá veinte mil ciudadanosairados, aunque mal armados, antes de que las autoridades se dieran cuentade la necesidad de negociar un arreglo. Es posible especular que si el poderindiviso hubiera permanecido en las manos políticamente expertas del virreyFlórez en vez de pasar a un tecnócrata rígido y autocrático como Gutiérrez dePiñeres no hubiera habido encuentro en Zipaquirá en 1781. Tal era la opinióntácita de Caballero y Góngora.2 Con todo, el choque se produjo. Mas, inclusocon el nuevo elemento de la violencia, la solución de la crisis se conformabaal patrón tradicional de propuesta, oposición y compromiso.

1 Para algunos ejemplos ver mi Kingdom of Quito,págs. 66-85, y mi Hispanization of the Philip-

pines: Spanish Aims and Filipino Responses, 1565-1700(Madison, 1959), págs. 93-120.2 Ver su Relación de Mando, págs. 298-307.

Page 334: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 334/377

334

John Leddy Phelan

La historiografía no le ha sido favorable a Juan Francisco Berbeo.Muchos historiadores a quienes les agrada considerar a los comuneros comoprecursores de la independencia política lo han criticado con diferentes gradosde intensidad por no haber ocupado la capital y por su presteza para aceptarlas capitulaciones de Zipaquirá. Anteriormente dije que no fue incompetenteni desleal; que su objetivo real era el modesto de exigirles a las autoridades lavuelta al espíritu de la “constitución no escrita” de la Nueva Granada. Dentrode este contexto, Berbeo logró un éxito rotundo. Al encabezar hábilmenteuna coalición multiétnica que no carecía de sus propias tensiones internas,Berbeo y sus legiones le enseñaron a la administración española, de Carlos III

para abajo, que no podían desconocerse impunemente las aspiraciones y lastradiciones de la Nueva Granada. No es ésta la materia de que están hechoslos héroes populares, pero es un logro político signicativo, aunque carezca deespectacularidad.

La historiografía ha entronizado a José Antonio Galán como precursorde una frustrada revolución social de los de abajo cuando, dentro de los hechoshistóricos, era en 1781 tan partidario de la revolución social como pudo haberlo

sido Juan Francisco Berbeo.Paradójicamente, el hombre que se dice derrotó a los comuneros, AntonioCaballero y Góngora, ha recibido de los historiadores un tratamiento más amableque el que le han dado a Berbeo. Es verdad que algunos han criticado su dupli-cidad de Jano, pero la mayoría han encomiado la manera conciliatoria comorestableció la autoridad real. Por encima de todo, muchos colombianos ven concomprensible gratitud su patrocinio activo de las enseñanzas de la Ilustración.

Pocos historiadores disentirán respecto a que 1781 constituye una líneadivisoria en la historia de Colombia, aunque existe un honrado desacuerdo sobreel signicado de esa frontera. Algunos historiadores económicos han subrayadola continuidad de 1778 a 1850 del monopolio del tabaco reorganizado porGutiérrez de Piñeres.3 En ese periodo el tabaco, que constituía importante fuentede ingresos para el gobierno, se seguía produciendo para el mercado doméstico.Tan sólo desde 1840 se convirtió en producto de exportación, lo cual constituyó

3 Harrison, “The Evolution of the Colombia Tobacco Trade”, 163-74.

Page 335: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 335/377

335

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

una nueva línea divisoria. En su estudio sobre las formas de tenencia de la tierray de movilización del trabajo, William McGreevey considera el periodo de 1760a 1845 como una unidad histórica. Bajo los últimos Borbones y a comienzosde la república el ritmo del cambio era real, pero lento en comparación conla aceleración que se produjo con la llegada de los radicales, los “Gólgotas”, alpoder, durante los decenios comprendidos entre 1845 y 1885.4

¿En qué sentido representa Caballero y Góngora una continuidaddentro de la historia de la Nueva Granada? La cuestión no ha sido exploradatodavía.

El prelado recibió la recompensa que especícamente había solicitado.

El 19 de junio de 1789 llegó a La Coruña, de donde viajó a Córdoba, en suAndalucía natal, para asumir el obispado de esa histórica sede. Quizás eltriunfo personal más deslumbrante de su gobierno tuvo lugar el 12 y el 13de marzo de 1796, cuando recibió al rey Carlos IV y a su reina durante unagira por Andalucía. La recomendación del capítulo de la catedral al rey, de quesolicitara al Papa el capelo cardenalicio para el arzobispo-obispo de Córdoba,se malogró, pues pocos días después de la salida de la real pareja, la muerte le

llegó súbitamente a Antonio Caballero y Góngora, el 24 de marzo de 1796,a la edad de setenta y dos años.5

Durante sus últimos años y desde la aparente tranquilidad de Córdoba,Caballero y Góngora fue testigo de las primeras oleadas de la RevoluciónFrancesa. Mas esta convulsión no destruyó del todo el mundo que con tantahabilidad había preservado en la Nueva Granada.

La Revolución Francesa terminó por arrasar el principio de autoridadde la corona española en el nuevo mundo. De un lado, el arzobispo virreyintimidó a los criollos con el fantasma de la revolución social, a n de destruirla coalición entre las élites y los plebeyos. Por otra parte trató de forjar unanueva alianza entre los criollos y la corona, basada no sólo en teorías sobre lamonarquía sino en el interés económico. Fue el exponente de una doctrina dela Ilustración que propugnaba una nueva concepción de la legitimidad política,

4 McGreevey,Colombia,págs. 19-48.5

Para su carrera como obispo de Córdoba ver Pérez Ayala.Caballero y Góngora.págs.203-38.

Page 336: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 336/377

336

John Leddy Phelan

la que ha tenido considerable acogida incluso en nuestra época, y no sólo enColombia sino en toda América Latina. Peter H. Smith ha denominado conpropiedad a esta concepción de la legitimidad política como pericia funcional.Ese término, traducido a la terminología del siglo XVIII, quiere decir “despotismoilustrado”. Añade Smith:

Esta noción de logro-pericia se basa en la pretensión de que la autoridad

debe estar en manos de gentes que tienen el conocimiento, la pericia o lahabilidad general para producir logros especícos –por lo general, aunque no

siempre, logros económicos–. En este caso la autoridad deriva esencialmente

de la deseabilidad del logro mismo; hay un compromiso con el objetivo,no con los medios.Se exige así, y presumiblemente se obtiene, la obediencia política por

razones no políticas. La estructura política per se pierde importancia.Los dirigentes están en libertad de adoptar cualquier método, no importa lo

represivo que sea, en tanto puedan demostrar progresos hacia el objetivoque se busca.6

A nales del siglo XIX esta forma de legitimidad política obtuvo ampliaaceptación en muchos países de América Latina bajo el lema positivistade “orden y progreso”. Dos de sus personicaciones más exitosas fueronPorrio Díaz en México y Rafael Núñez en Colombia. Las similitudes y lascontinuidades entre Caballero y Góngora y Núñez son sorprendentes. Ambosestadistas compartían la misma nalidad de utilizar al Estado como instrumentocreativo para promover la prosperidad económica mediante la introducción dela tecnología. Obviamente, el contenido de las políticas especícas de Núñezdiere del de las de Caballero y Góngora, ya que un siglo las separa. Latecnología de Núñez era navegación de vapor, telégrafos, ferrocarriles y mejorasen los correos; la de Caballero y Góngora consistía en la expedición botánica,la consolidación de la nueva ciencia en los programas de educación superior,nuevos métodos de extracción de minerales y la introducción de la vacuna

6 Smith, “Political Legitimacy”, New Approaches to Latin American History,pág. 238.

Page 337: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 337/377

337

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

contra la viruela. En contraste con Caballero y Góngora, cuyo objetivo, en unimperio centralizado, era aumentar los ingresos gubernamentales por mediode una administración más eciente de los monopolios reales, entre los años1880 y 1890 Núñez pensaba en una autarquía de inspiración nacionalista.El Estado debía introducir tarifas para proteger a la industria naciente, enparticular la de textiles. Núñez no podía propiciar en forma tan cruda el idealde Caballero y Góngora de obediencia ciega, pero era partidario de una formamás tenue de autoritarismo político. Ambos, es cierto, tuvieron que consagrarleexcesiva energía a los medios políticos, ya que la tarea del prelado consistía enliquidar un levantamiento y la del jefe conservador en trascender el legado

político de la era radical. Pero ambos compartían la convicción de que la metade la prosperidad económica –considerada en forma distinta– estaba porencima de los medios políticos utilizados.7 Ambos exigían obediencia políticapor razones esencialmente no políticas. Ambos eran abogados del estatismoen nombre del desarrollo económico.

La pericia funcional no desapareció con la generación positivista denales del siglo XIX. Ha aparecido en nuestra época en nuevas encarnaciones,

a medida que docenas de regímenes han buscado la meta de la modernizaciónpor medio del desarrollo. La pericia para el logro ha sido la pretensión de variosregímenes militares contemporáneos, tan distintos como la tiranía de Trujillo enla República Dominicana y la actual dictadura del Brasil. En el decenio del 60,con la inspiración de la Alianza para el Progreso, muchos regímenes muchomenos autoritarios invocaron ese principio de legitimidad política. Todos elloseran herederos remotos del despotismo ilustrado de Carlos III.

Como recalca Smith, la aptitud para el logro no fue la única formade legitimidad política que surgió en América Latina tras el derrocamiento dela legitimidad tradicional de la época colonial. La legalidad, el carisma y lapersonalidad dominante suministraron otros pretextos de igual importanciapara justicar la autoridad gubernamental.8

7 Para un análisis sugestivo de las nalidades de Núñez ver Indalecio Liévano Aguirre. Rafael

Núñez (Bogotá, 1944), págs. 168-81.8 Smith. “Political Legitimacy”, págs. 229-55.

Page 338: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 338/377

338

John Leddy Phelan

Uno de los legados duraderos que Antonio Caballero y Góngora le dejóal país que gobernó con un máximo de benevolencia y un mínimo de represiónes la noción de un Estado dinámicamente intervencionista como promotor de laprosperidad económica. De todos los ministros de Carlos III que buscaron esteobjetivo, fue él, sin duda, el más coherente y el más exitoso. El prelado le dejóa la Nueva Granada otra herencia importante. Él, más que cualquier otra personaen 1781, echó las bases para la emancipación política de una generación mástarde. Lo que en 1781 hacía impensable el repudio de la corona española es quetodos, patricio criollo o mestizo plebeyo, aceptaban un principio de legitimidadpolítica que era providencialista, autoritario y tradicionalista. Durante tres siglos

la corona había pedido, y la había recibido con entusiasmo, la obediencia de sussúbditos dispersos por cuatro continentes, ya que todos creían que Dios habíadispuesto así al mundo.9 Incluso en la esfera del mundo natural se buscabanexplicaciones que se basaran en la autoridad de los lósofos de la antigüedady estuvieran guiadas por la revelación religiosa, tal como la exponían losteólogos escolásticos. Los hombres de 1781 no tenían vara de medir distintadel autoritarismo tradicionalista y providencialista de sus antepasados. Su

protesta angustiada y tumultuaria, consagrada en el lema “Viva el rey y muerael mal gobierno”, era simplemente la petición de que Carlos III y sus ministrosgobernaran de acuerdo con los sistemas consagrados a lo largo del tiempo.

Fue Caballero y Góngora quien les dio a los criollos las herramientasintelectuales para socavar los cimientos mismos del antiguo régimen. Élgarantizó la victoria de una revolución pedagógica al consolidar la supremacíade la razón natural, sin necesidad de la revelación sobrenatural, para explicar el

mundo natural. Su propaganda casi evangélica de la ciencia y de la tecnologíanuevas estaba inspirada en el doble objetivo de sacar a la Nueva Granada de superenne pobreza y de forjar una nueva alianza entre los criollos y la corona.

Pero las consecuencias de largo alcance de su revolución pedagógicadistintas de las que él había anticipado. La generación que llegó a la madurezentre 1781 y 1810 absorbió con avidez la nueva ciencia, pero después de

9

Para un análisis más amplio del carácter bastante complejo de la legitimidad tradicional enEspaña ver Killgdom of Quito,págs. 320-37.

Page 339: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 339/377

339

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

1808 aplicó su metodología racional no sólo al ámbito físico y natural sinotambién, lo que resultó más importante, al mundo político. La losofía políticade la Ilustración, al recalcar el derecho a la insurrección, de soberanía popular,el contrato social y el gobierno representativo, suministraba un verdaderoarsenal de argumentos. Los intelectuales criollos después de 1808 tuvieronasí un criterio hostil para juzgar al antiguo régimen, algo que ostensiblementehacía falta en 1781.

La administración virreinal de Caballero y Góngora fue una líneadivisoria en el ámbito decisivo de la legitimidad política. Por una parte, tratóde reforzar la tradición providencialista de la legitimidad “al reemplazar el“se obedece pero no se cumple” del espíritu de los Habsburgos por la doctrina deobediencia ciega inspirada en el modelo de Luis XIV. Pero no era un ideólogointransigente. Como político práctico, se hallaba perfectamente dispuestoa hacerle concesiones al espíritu de la “constitución no escrita” de la NuevaGranada que se había ido formando gradualmente durante los dos siglos dereinado de los Austrias. Pero su ideal de “despotismo ilustrado”, compartido portodos los ministros de Carlos III, era una forma nueva de legitimidad políticaque podía distinguirse fácilmente de la legitimidad tradicionalista. Y justamentefue eso lo que hizo la generación de 1810. El ideal del Estado como promotorde prosperidad podía llevarse a cabo tanto por una república dirigida por loscriollos como por una monarquía tradicionalista.

El énfasis de Caballero y Góngora en la ciencia y la tecnologíacontribuyó mucho a ampliar los horizontes intelectuales de la generaciónde 1810. El movimiento de independencia fue esencialmente aristocráticoe intelectual. No fue el levantamiento de las masas laboriosas y oprimidassino la obra de criollos de la clase alta, con orientaciones intelectuales, cuyasmentes y cuyas actitudes se habían visto estimuladas por el pensamientocientíco de la Ilustración. Se puede alegar que la introducción de la nuevaciencia no reeja necesariamente una actitud mental más crítica. Los criollosacionados a la ciencia pudieron haber aceptado la nueva ciencia como acep-taron la vieja ciencia escolástica, doctrinas recibidas e inculcadas de manera

Page 340: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 340/377

340

John Leddy Phelan

autoritaria.10 Aunque esto sea cierto en parte, la nueva ciencia representabauna manera racional y secular de mirar el mundo, y el mundo que veían erael de la Revolución Francesa y el de Napoleón. Ciertamente, es una ironía queun arzobispo que trató de crear una solidaridad nueva entre los patricioscriollos y la corona le suministrara a la generación siguiente los instrumentosintelectuales para romper los viejos vínculos de la Nueva Granada con lamadre patria. Para el caso, el propio sobrino de Caballero y Góngora, ManuelTorres, fue el primer representante diplomático de la recién nacida repúblicade la Gran Colombia ante el gobierno de los Estados Unidos.11

Pero en 1810 había entrado en juego todo un conjunto de circunstan-

cias nuevas, y en 1780 nadie hubiera podido anticiparlas. En 1810 se habíadejado sentir el impacto de la revolución de América del Norte. La RevoluciónFrancesa y Napoleón habían contribuido con otros ejemplos explosivos, y lacrisis de la legitimidad monárquica en España le ofrecía a la generación de 1810una seductora invitación a buscar la independencia política.

Por mucho que los patriotas colombianos deban respetar el recuerdo y lasacciones de Juan Francisco Berbeo y de José Antonio Galán, los comuneros, en

última instancia, eran voceros de un mundo que pronto habría de esfumarseen el pasado. Fue Caballero y Gongora quien, sin darse cuenta, abrió la puertaque daba al futuro.

10 Frank Stafford me expuso vigorosamente un argumento semejante en una conversación

personal.11 Pérez Ayala,Caballero y Góngora,págs. 243-47.

Page 341: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 341/377

Nota sobre las fuentes

La mayor parte de la documentación de este libro provino de dos sitios: el ArchivoHistórico Nacional de Bogotá y el Archivo General de Indias de Sevilla. No resultaexagerado armar que la historia de los comuneros no puede escribirse sin largosperiodos de investigación en esas dos célebres instituciones. El principal tesorodel Archivo Histórico Nacional son los dieciocho volúmenes encuadernados demanuscritos con el título de “Los Comuneros”. Son particularmente ricos enlo que concierne a los acontecimientos en la Nueva Granada, especialmente lacorrespondencia de los jefes comuneros entre sí y con las autoridades de Bogotá.Los otros grandes fondos de los archivos nacionales sólo aportan detalles com-plementarios importantes sobre la crisis de 1781. Este sólido acervo documentalfue empastado gracias a la previsión de Germán Arciniegas, quien era entoncesministro de Educación en el gobierno del presidente Eduardo Santos.

Después de ésta, la colección más rica en Colombia, aunque más reducidaen su alcance que la de Bogotá, es el Archivo de la Notaría, alojado en la Casa dela Cultura del Socorro. Esa institución se fundó con el apoyo entusiasta de HoracioRodríguez Plata. La colección, que consta de veintiocho gruesos volúmenes queabarcan el periodo comprendido entre 1691 y 1802, contiene muchas fuentesprimarias para la historia de esa comunidad, especialmente dotes, testamentos,ventas de tierras y ventas de esclavos. Carece de registros sobre transaccionescomerciales. El archivo de la Villa del Socorro ha desaparecido.

La Academia Colombiana de Historia, la colección privada de JoséManuel Restrepo, la Lilly Library en la universidad de Indiana, y el MuseoBritánico albergan también documentos valiosos, pero la mayoría sonduplicados que pueden hallarse en el Archivo Histórico Nacional de Bogotá oen el Archivo General de Indias de Sevilla. Con la amenaza de los piratas o conla posibilidad de que los buques fueran capturados en tiempo de guerra, eracorriente hacer duplicados de toda la correspondencia intercambiada entreBogotá y Madrid, y por lo general una de esas copias permanecía en una delas dos ciudades.

Page 342: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 342/377

342

John Leddy Phelan

La documentación de Sevilla complementa por lo general los fondos deBogotá. El tesoro de Sevilla consiste en los voluminosos informes de los virreyes,la audiencia y los regentes visitadores generales enviados a las autoridadescentrales en España. Muchas de esas relaciones incluyen también como apén-dices copias de la correspondencia intercambiada en la Nueva Granada, de lacual se hallan también muchas copias en Bogotá. Entre las fuentes más útilesguran las siguientes: Audiencia de Santa Fe 658-661, 696-700, 590-593,573-662, 663-A, 577-B, 594, 663-664.

Page 343: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 343/377

343

Índice analítico

AAcosta, José Rito de, 78, 83Aguardiente: y la corona, 37, 44; denición de, 44; e ingresos reales, 46; pro-

ducción ilegal de, 45; legalización de, 45; prohibición, 45; destrucciónde, por los comuneros, 47, 208, 230; aumentos y rebajas de precio, 51,70, 207, 303, 316

Aguardiente, monopolio del: ganancias del, 43-45; establecimiento del, 45;funcionamiento del, 46; distritos administrativos del, 46; administra-ción estatal del, 46-47; y los dueños de cañaduzales, 47, 230; y lascapitulaciones de Zipaquirá, 230; y daños durante los disturbios, 303

Agustinos, 176Aimará, 142Alcabala: y los ingresos reales, 56, 318; administración de sus subdivisiones,

50; reducción de, 179, 304, 316Alcalde de la santa hermandad, 77, 248, 248 (n. 9)Alcaldes ordinarios, 62Alcantuz, Lorenzo, 273, 281, 283, 286Alfabetismo, 93, 94Algodón, hilaza de: su uso como moneda, 73, 186Alianza para el Progreso, 338

Álvarez, familia, 30-33 pássim, 312Álvarez, Manuel Bernardo, 28, 31, 81, 103, 176, 253Álvarez, Rita, 41Álvarez y Lamo, Magdalena, 81Álvarez y Quiñones, Claudio, 81Ambalema, 42, 79, 270América del Norte: tabaco, 42-43; movimiento de independencia 252; fede-

ralismo, 245

Page 344: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 344/377

344

John Leddy Phelan

América española: y las asambleas legislativas, 58; reorganización territorial,160; y la negociación burocrática, 252; y la abolición de la esclavitud,224-25; y la migración extranjera, 256-57

Andalucía, 335Andes, 133, 152Angulo y Olarte, José Ignacio: fuga del Socorro, 70; y la situación en el Soco-

rro, 164; y Galán, 283; mencionado, 72, 82, 83, 96Anticlericalismo, 238, 244Antioquia: rebelión de los esclavos, 216, 270; prosperidad de, 321; mencio-

nada, 161, 162

Aquino, Santo Tomás de, 125, 227, 324Aranda, conde de, 27Araque, Antonio José de, 169, 193Arce, Ignacio de, 206Archila, Ciriaco de: y “nuestra cédula”, 105-06; preso, 106, 275; anteceden-

tes de, 106; y la carta anónima, 207-08Archila, Pedro Fabio, 105, 149, 169

Archivo General de Indias, 107Ardila, Diego de, 98, 116Ardila, familia, 279Ardila, Marcelo de, 271Ardila, Margarita de, 85Ardila, Pablo, 95Ardila y Oviedo, José Ignacio, 95Ardila y Olarte, Ignacio, 95, 98, 278Ardila y Oviedo, Mateo, 85, 88, 93-99, 101, 106, 279Areche, Juan Antonio, 20, 22, 139Arejula, Manuel de, 265Arequipa, 139Argüello, Ana María de, 261Aristóteles, 125Armada de Barlovento, impuesto de: 229; rebelión de Tunja, 119; abolición

de, 180, 229, 303, 316; mencionado, 49, 50, 51, 70, 188, 207

Page 345: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 345/377

345

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Aróstegui y Escoto, 101, 253Arzobispo de Bogotá: salario, 90; como virrey interino, 309; como virrey en

propiedad, 309.Ver también Caballero y Góngora, AntonioArrojo, Joaquín de, 72Audiencia: restricción de autoridad, 22; origen geográco de los funcionarios,

22-31; venta de cargos en la, 24-25; magistrados, 31; europeizaciónde la, 33; reparto de cargos, 53; política durante los motines, 73-74;expedición militar al Socorro, 73-74, 116, 164; y los plebeyos, 121;responsabilidad de la, 121; y veto suspensivo, 105; y los resguardosindígenas, 121-22, 130-31; representación étnica, 176-75; poder de

la, 220; y Galán, 273, 275, 281-89; y Ambrosio Pisco, 277, 283; y lascapitulaciones de Zipaquirá, 277; y la represión ejemplarizante, 283; ylas autoridades reales en Madrid, 282; y Caballero y Góngora, 283; y elcorregidor del Socorro, 301; y las elecciones a los cabildos, 302; y lasinstrucciones del rey, 308-09; juego de poderes, 308-09; faccionalismo,309; y Gutiérrez de Piñeres, 308-09

Austria, casa de, 220, 253, 336; mencionada, 19

Autoridades en Bogotá: y la negociación con los rebeldes, 161, 177, 180,268; y el descontento popular, 166; y la batalla de Puente Real de Vé-lez, 171; y los comuneros, 175, 181, 182-83; y la revolución política deCarlos III, 177; y los criollos, 177, 181, 206, 212-13, 333; y el sistemapolítico tradicional, 178; y la campaña de Galán, 193, 261; y el nom-bramiento de Pisco, 193-94; y el descontento indio, 194; y Gutiérrez dePiñeres, 202; llamado al virrey Flórez, 202-05; y las capitulaciones deZipaquirá, 244; fuerza militar, 276.Ver también Audiencia

Ayala, Antonio de, 101Azpilcueta, Martín de, 108 Azúcar, plantaciones de, 45, 47, 230

BBarichara, 41, 69, 70, 91Barrera, Joaquín de: y los tunjanos, 201-02; mencionado, 166, 150, 151Bastilla, 293Becerra, Antonio, 169

Page 346: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 346/377

346

John Leddy Phelan

Beltrán, Manuela, 71, 88, 91Berbeo, Albino, 77, 248Berbeo, Domingo Antonio, 76Berbeo, hermanos, 77, 88-89Berbeo, Juan Francisco: fortuna de. 67, 76-81; y la élite criolla, 73, 79-81,

206; ascendencia de, 76-79; y Salvador Plata, 82-83; y Francisco de Vergara, 101, 176; acciones militares de, 116, 167-68, 182, 187, 193,196; lealtad a la causa de los comuneros, 117, 208; Y el maniesto deSilos, 157, 158; y los capitanes generales, 161, 200, 204; y la guerrapsicológica, 171, 193, 198-99; y el supremo consejo de guerra, 172,

173; y la ocupación de Bogotá, 181, 186, 196, 206, 231, 232, 269,333; y Ramón Ramírez, 183; habilidad de, 182;y el virrey Flórez, 187;y Gutiérrez de Piñeres, 187; y la independencia política, 187. 193; obje-tivos de, 188-89; y la negociación, 188-89, 194, 204, 215; y FranciscoSuárez, 193; y los indios, 194, 220, 222-23; y Ambrosio Pisco, 193,194, 200, 213-14; y la coalición comunera, 193, 204; y las negocia-ciones de Nemocón, 194; y Caballero y Góngora, 194, 196-97, 208,

216, 277; poder de, 198; y las minas de sal, 200; y las capitulacionesde Zipaquirá, 202, 206-07, 215, 220; y la expedición de Bernet, 203;y los rumores de soborno, 208; y Filiberto José Estévez, 208; y la GranBretaña, 212; y el origen popular de la soberanía, 221; y el descontentopopular, 232; y los plebeyos, 232; y el cargo de corregidor del Socorro,244, 277, 301, 333; y Galán, 269; muerte de, 301; en la historiografía,334; y el federalismo, 333; logros de, 334-35; y la revolución social,334; y los colombianos, 340

Berbeo, Juan Manuel, 77, 83, 88, 305Berbeo, Justino, 77Bemet, José: expedición de, 171, 203, 271, 276, 283, 302Bodega Llano, Joaquín de la, 267 Bogotá: y la venta de cargos en la audiencia,

24-25; y la causa de los comuneros, 34, 120, 180, 204; y los diezmoseclesiásticos, 60; los dominicos en, 121; bibliotecas, 124; ejército, 166,177, 180; y la subversión interna, 180; defensa de, 180-81; estado de

Page 347: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 347/377

347

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

sitio, 181; población de, 196; y la Sociedad Económica, 321-22; terremo-to, 328. Ver también Audiencia; Autoridades en Bogotá

Bolingbroke, Henry Saint-John, 255 Bolívar, Simón, 160, 196Bolivia, 144Borbones: y la descentralización burocrática, 15; derrocamiento de, 16; po-

lítica de nombramientos, 23-24; y los criollos, 23-24, 33, 120; y laventa de cargos judiciales, 24-25; y los cabildos, 120; y la teoría políticaespañola, 125; y el absolutismo francés, 125; centralismo, 125, 295; ylos extranjeros, 256; virreyes obispos, 309

Bossuet, Jacques-Bénigne, 295, 298

Boston: motín del té, 57Boyacá, 130, 155Bozque, 81Bráñez, Domingo, 124Brasil, 338Briceño, Manuel, 122, 212Bucaramanga, 167, 182, 184

Bucareli y Ursúa, 22 Buenos Aires, 23, 158 Burkholder, M.A., 25

CCaballero y Góngora, Antonio: y las capitulaciones de Zipaquirá, 13, 33, 207,

277, 281; y la Ilustración, 16; concepto del Estado, 16, 337; y la “con-stitución no escrita”, 16, 336; lección de la revolución comunera, 19,330; y el ejército, 55, 204, 326-27; tácticas de, 55-56, 319; uso de lafuerza, 56, 319; habilidad política, 75, 259, 310, 319, 330; y Filiberto José Estévez, 83; y Lozano de Peralta, 106, 312, 313; y los capuchi-nos, 109, 292, 305-06; y los indios, 134-35, 226; como negociador,161, 178; como virrey, 178, 259, 303, 309, 336; estrategia de dividira patricios y plebeyos, 188, 276, 302; y Galán, 193, 282, 324, 290,315, 330, 335; y Berbeo, 194, 207, 277; y el supremo consejo deguerra, 194-95, 301; y las excomuniones, 198; colisión en Zipaquirá,

Page 348: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 348/377

348

John Leddy Phelan

198, 334; y los comuneros, 200, 201, 208-09; y la ocupación de Ca- jicá, 201-02; reparto de sobornos, 201, 202, 202 (n. 8); y la expediciónde Bemet, 203-04; y la carta anónima, 207; y la corrupción, 208; y losplebeyos, 215, 302; y las tarifas eclesiásticas, 237; y la obediencia ala autoridad, 258, 300, 330, 330, 338; y el programa scal, 258, 317,318; política de reconciliación, 276, 293, 330; y Salvador Plata, 277;campaña de pacicación, 282, 290, 307; y la audiencia, 283, 290,309, 310; y Finestrad, 298, 305; y la rebelión norteamericana, 301;y el perdón general, 301, 310, 313-16, 319; campaña de relacionespúblicas, 301-02; y el virrey Flórez, 301, 316-17, 327; teoría política,

303; sobre el aguardiente, 303, 316; sobre el tabaco, 303, 316; empleode la fuerza, 305; y Gálvez, 305, 310; poder político, 308; y CarlosIII, 308, 309, 330, 334; golpe político de, 310; y los cabecillas en Bo-gotá, 312; y los antiguos jefes comuneros, 310-12; y García Olano,312; 313, 315; y las élites criollas, 312, 313, 321, 330, 335, 336,340, 314 (n. 20); y Francisco Antonio Vélez, 312; y Francisco de Ver-gara, 313; y Ambrosio Pisco, 313, 316; y los revoltosos políticos, 312,

315, 330; estilo político, 312, 319; impuestos, 316, 317, 318; guíasy tomaguías, 316-17; concesiones scales, 317; y el monopolio deltabaco, 317, 318; paternalismo, 319, 328; y Gutiérrez de Piñeres, 319;pensamiento económico de, 321, 337; y Benito Jerónimo Feijoo, 322;y la Sociedad Económica, 321; y la expedición mineralógica, 322; y laexpedición botánica, 322, 324; actitud ante la ciencia y la tecnología,322-25, 337, 336; y la educación, 321-25, 336; y José Celestino Mutis,324; y los dominicos, 324, 325; regreso a España, 328; estilo de vida,328; generosidad de, 328, 329 (n. 56); como arzobispo-obispo de Cór-doba, 335; muerte de, 335; y la continuidad en la historia de la NuevaGranada, 334; en la historiografía, 334; y la revolución francesa, 335;sobre la legitimidad política, 335; y Rafael Núñez, 337; y los ingresosreales, 337; y la emancipación política, 338; monopolios reales, 337;despotismo ilustrado, 335; objetivos de, 338; y los colombianos, 340;y el sistema de intendencias, 317 (n. 26)

Page 349: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 349/377

349

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Cabildo: y el clero, 53; y las élites criollas, 53, 120, 121; del Socorro, 87-88,187, 189, 282, 302; de Bogotá, 103-105, 177, 204; función del, 120,y la monarquía española, 120; compra de empleos, 120; y la propiedad,120; y los peninsulares, 120; de Girón, 182; elecciones, 302

Caicedo, familia, 32, 33, 101, 312Caicedo y Flórez Ladrón de Guevara, Luis de, 153Caicedo y Villacís, Josefa de, 103Cajicá: campamento, 201California, 36Calviño, Ignacio, 169, 193, 262

Campillo y Cosío, José del: sobre el gobierno económico,18; sobre los mono-polios, 18; sobre el mercado colonial, 18; y el programa de Carlos III,18; aplicación del plan, 18, 19; sobre Francia e Inglaterra, 36; propues-ta de visita general, 56; inuencia sobre Caballero y Góngora, 321

Campomanes, scal, 27Campos, Pedro, 95Campuzano y Lanz, José María: y Gutiérrez de Piñeres, 73-74; en “nuestra

cédula”, 114; y los indios, 135; y la milicia, 164; y el contingente deTunja, 201; mencionado, 116, 149, 169Cañabelares, río, 182Capitanes generales, 172, 188, 277.Ver también Comuneros, los jefesCapitulaciones de Zipaquirá: y cargos ocupados por los criollos, 29-30, 113-

114, 250-51, 253; y el monopolio del aguardiente, 46-47, 230; y elmonopolio de los naipes, 230; y el impuesto de armada de Barlovento,49-50; y la coalición de élites y no élites, 75; y Francisco de Vergara,79; y los habitantes de Bogotá, 101; y las élites criollas, 113, 123, 239; y la teoría política española, 124, 254; y los indios, 135, 151, 220,240; y la campaña de Galán, 193; negociaciones de los comisionados,207, 209-10; y los administradores borbónicos, 167; anulación de,215, 244, 277; inspiración ideológica de, 180, 240; como documento,219, 254-55; y la Ilustración, 219-20; y la tradición de negociaciónburocrática, 220; elogio de los primeros virreyes, 220; nalidad de las,221; y la “constitución no escrita”, 221; redacción de las, 221, 254;

Page 350: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 350/377

350

John Leddy Phelan

lenguaje de las, 221; estructura de las, 220-21; principios teóricos delas, 221; y Berbeo, 221-22; y la coalición de los comuneros, 220; yel tributo, 256; y los esclavos negros, 222, 240; y los negros libres,256,240; y los plebeyos, 227-232, 340; y el monopolio del tabaco,229; y los artículos de primera necesidad, 230; amnistía a las multas,231; y el préstamo forzoso, 231; y la propiedad privada, 232, 239; y elcomercio, 234, 235; y el clero, 236, 237-38, 239, 244; y los diezmoseclesiásticos, 237; y los comerciantes, 239; naturaleza constitucionalde las, 240; naturaleza política de las, 241; y el federalismo, 244; y larevolución social, 244; y la independencia política, 244; y las fuerzas

democráticas, 246; y la autonomía local, 278; y el cargo de regente yvisitador general, 282, 249, 250, 253; y el nacionalismo, 287, 256-57;ideal monárquico de las, 253; y las colonias y la metrópolis, 255-56;y el rey, 257; y los extranjeros, 256; y los Habsburgos, 256; garantíamilitar, 257-58; como revolución política, 258; derogatoria de la am-nistía, 277

Capuchinos: y “nuestra cédula”, 109; orientación de los, 109; reputación de

los, 109; y Caballero y Góngora, 276, 292, 303; y los criollos, 292;regalismo, 292; actividad misionera, 292; monasterios, 292, 307; y lacorona, 292, 307; y los plebeyos, 300; y la opinión pública, 303, 317;y la reconquista del Socorro, 305; y la restitución a la corona, 305; y elmovimiento de independencia, 307

Cáqueza, 152Caracas, 90Carares, 79Cárdenas Acosta, Pablo E.: y “nuestra cédula”, 122; sobre los jefes comune-

ros, 117; sobre Berbeo, 117, 212; sobre los comuneros, 212; sobre ladefección de Tunja, 212-13; sobre Galán, 265-66; mencionado, 77,265

Carlos II, 30, 45Carlos III: exigía obediencia a la autoridad, 14, 123; objetivos de, 14, 36,

330; y sus súbditos, 14, 338; lección de los comuneros, 16; como reyde las Dos Sicilias, 19; y los motines de 1766, 19; ventajas sobre sus

Page 351: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 351/377

Page 352: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 352/377

352

John Leddy Phelan

Clero: y la producción de aguardiente, 45; exención de impuestos, 49, 52;educación del, 91; y “nuestra cédula”, 110; y la defensa de Bogotá,180-81; y los fondos de capital, 236; y el control de los motines, 238

Cocuy, 155, 158Cocuy (maniesto del), 155, 158, 194Cochabamba, 139Colbert, Jean-Baptiste, 44Colbert, mercantilismo de, 18 Colegio del Rosario, 104, 181, 324-25 Colegio

de San Bartolomé, 181, 261, 324-25Colombia: y el federalismo, 244; y Rafael Núñez, 337; mencionada, 13, 212,

340 Colonias, 18 Comerciantes: y el impuesto a las ventas, 50, 234-35Comerciantes de Cádiz, 18 Comuneros, ejército de los: rendición del, 164; re-

clutas, 167-68; y Osorio, 167, 169; Puente Real de Vélez, 167, 169;y la invasión a Bogotá, 175; entrada a Girón, 184; territorio que con-trolaba, 185; llegada a Nemocón, 193; campamento del Mortiño, 196;magnitud del, 201; adiestramiento militar, 207.Ver también Comune-

ros, los jefes; Comuneros, Revolución de los Comuneros, los jefes; y ladesobediencia civil, 15, 123; los socorranos, 83; y el cabildo, 83, 85;y la negociación, 82, 178, 189; lealtad a la corona, 86; y el programascal de Carlos III, 86, 123; testimonios tras la extinción del movimien-to de los comuneros, 87-88; estructura de edad de, 88; fortunas de, 88;plebeyos, 95; proyecto de coalición, 111; y Clemente José Estévez, 117;y la legalidad del movimiento, 118; juramento de, 117; como traidores,117; defensa de, 117-18; conictos de, 119; disciplina de sus segui-dores, 118, 173, 184, 198; y el sistema tradicional, 123; y la teoríapolítica española, 124; y Ambrosio Pisco, 147; y el maniesto de Silos,158; y la guerra psicológica, 171; y Osorio, 171; antecedentes de, 175;inuencia de, 175; elección de, 173; y la junta de tribunales, 177; y laocupación de Bogotá, 186, 187; y García Olano, 187-88; y el virreyFlórez, 187; y Cartagena, 204; teoría política de, 218; doblez políticade, 226; desbandada del ejército, 258.Ver tambiénComuneros, ejércitode los; Comuneros, Revolución de los Comuneros, Revolución de los:

Page 353: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 353/377

353

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

interpretaciones de la, 13, 14, 334; ideología de la, 14, 100, 103, 124,128, 293; lema de la, 14, 140, 296, 338; evolución de los objetivos dela, 15; desencadenamiento de la, 14, 41-42, 47, 50; naturaleza de la,14, 162, 216-17, 332, 333; en cuanto crisis constitucional, 14, 216,215; desenlace de la, 15, 310, 330; fracaso de la, 15-16; historiografíade la, 16; éxito de la, 16; consecuencias de la, 16, 332-33; y el mono-polio del tabaco,46; y el monopolio del aguardiente, 46; y la lealtad delas provincias costeñas, 47; y el sistema de guías y tornaguías, 50; yla falta de preparación militar del gobierno, 54-55, 184; posibilidad dehaber evitado la, 56; y el Socorro, 60, 122; y los plebeyos, 71, 213; y

la audiencia, 72, 73; y las élites criollas, 73; coalición, 75, 141, 143,200. 201; extinción del movimiento de los comuneros, 87-88; y elmovimiento de independencia, 93; y la sociedad plural, 98; ejemplorevolucionario para la, 100; y Túpac Amaru, 100, 143; y América delNorte, 100; Gutiérrez de Piñeres como símbolo odiado, 122, 177, 250;poemas de la, 113; anarquía, 118; pillaje, 118; y la contrarrevolución,123; y los comuneros de Castilla, 128; y la autoridad imperial, 128,

161; y los indios, 134, 135; violencia, 144; Puente Real de Vélez, 144,161, 164; semanas decisivas de la, 161; institucionalización de la, 161;intensicación del conicto, 161; y el supremo consejo de guerra, 161;fuerza y coacción, 161, 333; y Tunja, 171, 196, 201; y la independen-cia política, 171, 209-10, 218, 332; organización nanciera de la, 175;y la ocupación de Bogotá, 186-85; y el absolutismo de Carlos III, 193;y la “constitución no escrita”, 193; y Zipaquirá, 198; tensiones entrelos comuneros, 201; en cuanto crisis política, 216-217, 218; desarmede los comuneros, 215; y el regreso a la edad de oro, 220; y el clero,238, 332; rivalidades regionales, 241; y la revolución política, 250,253; y las capitulaciones de Zipaquirá, 257; documentos de la, 310; ylas intendencias, 317; y el federalismo, 332; antecedentes históricos,332; concesiones políticas, 333; y los colombianos, 340.Ver tambiénGeneración de 1781

Connes, 70, 281

Page 354: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 354/377

354

John Leddy Phelan

Consejo de Indias, 24, 27 121, 173 Consejo supremo de guerra: importanciadel Socorro, 172; nomenclatura del, 172; títulos de sus miembros, 172;dirección del, 172, 173; y los Habsburgos, 173; función del, 173; ma-niestos del, 173; y los capitanes comuneros, 173-74; estructura localdel, 173; formación del, 175; y Caballero y Góngora, 198, 301

“Constitución no escrita”: esencia de la, 14, 34; y Caballero y Góngora, 16,259, 336; evolución de la, 119; y la teoría política española, 125, 193;y Gutiérrez de Piñeres, 221; corrosión de la, 220-21; y los criollos, 254,332-33; triunfo de la, 330; y Berbeo, 333; mencionada, 58, 255, 259

Córdoba, 335

Corregidores, 22Correo, 235, 337Cossío y Otero, Francisco de, 63 Covarrubias, Diego de, 124Cravo, 153Criollas, élites: y la audiencia de Santiago de Chile, 24, 25; y la audiencia de

Lima, 24, 25, 27; discriminación contra las, 24; en México, 24, 27; y

la audiencia de Bogotá, 24, 25, 27, 31-32, 315; nacionalismo, 29; ycargos burocráticos, 29-31, 207, 250-51, 253, 333; utopía de las, 123,332-33; y los peninsulares, 32-33, 104, 113, 253; y los privilegios,33-34; y la conmoción política, 34; y la política española de reconci-liación, 34; y los cambios scales, 53; y la jefatura de los comuneros,75, 232; círculos dirigentes, 86; y la propiedad privada, 88, 232-33;bienes de las, 88; y el comercio, 88; y el matrimonio, 88; y la movilidadsocial, 92; y Túpac Amaru, 100-01; y los motines de los comuneros,118; y los cabildos, 120; y los Borbones, 121; avidez de tierra de las,123, 136, 222, 234, 316; y la contrarrevolución, 123; y el proceso detoma de decisiones, 123; tradición ideológica de las, 124; demandas demano de obra de las, 131, 135, 226, 234, 316; y los resguardos, 136;y Ambrosio, Pisco, 151-52; y el descontento de los indios, 155, 213-14; Y el maniesto de Silos, 158; y el autogobierno, 161, 241, 246,250, 253, 332-33; y las autoridades en Bogotá, 177; y el clero, 237;y los plebeyos, 240; papel político de las, 246; y la revolución política,

Page 355: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 355/377

355

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

253; y los Habsburgos, 253; objetivos políticos de las, 254, y la nego-ciación burocrática, 254; y la represión militar, 302; y la “constituciónno escrita”, 333; y la revolución social, 335; y el movimiento de inde-pendencia, 340; y la Ilustración, 336-37; y la Revolución Francesa,335. Ver también Patricios

Cristancho, Roque, 95Cuba, 20, 42Cúcuta, 138Culotas, 281Cundinamarca, 130

Curazao, 79, 212Curití, 66 Cuzco, 100, 139, 144, 157

CHChanchón: 66, 81Chandler, D.S.: 25

Charalá, 39, 41, 66-70 pássim, 167, 261, 262, 270-273 pássim, 279, 288,302, 315Charcas, 25Chía, 147Chibchas: antes de la Conquista, 130; y el trabajo forzado, 131; y Ambrosio

Pisco, 144, 149-50; mencionados, 66, 147, 160Chile: 25, 158Chima, 65, 70, 167,281Chiquinquirá: puente en, 235; y las capitulaciones de Zipaquirá, 234-35; y

la lealtad al rey, 279; mencionada, 75, 95, 106, 196, 201, 273, 287,300

Chire, 153Chochos, 81

DDarién, 203

Page 356: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 356/377

356

John Leddy Phelan

Dependencia, teoría de la, 52-53Despotismo ilustrado, 335, 337,338, 336Diago, Vicente Estanislao, 270Díaz, Porrio, 337Dirección general, 44Domínguez. Francisca Javier. 88Dominicos: y la educación, 110; y la metodología cientíca, 110; y la escolás-

tica, 110, 324; universidad de Santo Tomás, 110, 324Dotes, 88Duitama, 242

EEducación, 91-92, 110, 321-26 pássim, 336Ejército: defensa del imperio, 37, 57, 212; de la Nueva Granada, 54-55, 145-

46; 268El Espinal, 273Elhuyar, José, 322

Esclavitud, 66-67, 224-25Esclavistas, 53Esclavos: mujeres, 66-67; comercio de, 67; fugitivos, 67; manumisos, 67;

crímenes contra sus dueños, 68; aspiraciones de los, 161; y la libertad,161; descontento entre los, 161, 270; rebelión de, en Antioquia, 161-62; solicitudes de los, 161; y las capitulaciones de Zipaquirá, 224-25;y Galán, 269-70

Escolástica, 110, 324, 325Eslava Sebastián de, 119España: motines de 1766, 19; y la Gran Bretaña, 19, 25, 57; Guerra de suce-

sión, 24; rentas del Nuevo Mundo, 36, 332; orientación neomercanti-lista, 42; aptitudes empresariales de, 44; descentralización, 58, 119-20,121; representación de intereses, 119-20 formulación de la política real,120; exibilidad de la burocracia, 121; modernización, 321; control delas posesiones de ultramar, 332; y la Revolución Francesa, 332; crisisde la legitimidad monárquica, 340

Page 357: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 357/377

357

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

España: teoría política, 124, 193, 219, 220España: teólogos: doctrinas, 14; concepto de tiranía, 113-14; y el bien común,

128; teoría casuística de, 221; inuencia sobre los comuneros, 254,293. Ver también Suárez, Francisco

Esquilache, marqués de, 257Estévez, Clemente José: y los motines del Socorro, 72; como teniente corregi-

dor, 83; y García Olano, 83, 100; y los comuneros, 117Estévez, Filiberto José: y los comuneros, 83; y Osorio, 169; como intermedia-

rio, 194; y Berbeo, 208Estévez, José Antonio, 82, 83

Estilo de vida: como determinante de la condición social, 91

FFacatativá, 193, 200, 264, 265, 267, 273, 287Fagle, Pedro, 27 Familia: nombramiento de parientes en cargos públicos, 31-

32; inuencia sobre los asuntos públicos, 31-32Federalismo, 65, 244-45, 333

Feijoo, Benito Jerónimo, 322Felipe Il, 25, 119Felipe V, 24, 25, 31, 45, 63, 121Fernández de Navarrete, Pedro, 124Fernández, Policarpo, 270 Fernández Recamán, Juan Antonio, 273Fernando VI, 24, 25, 31, 121, 131, 309Fernando VII, 256Filipinas, islas, 131Finestrad, Joaquín de: y “nuestra cédula”, 111, 297; y la pacicación del So-

corro, 112, 292-93; y los teólogos españoles, 125; y los comuneros,125, 296; antecedentes de, 293; y la teoría política española, 293; y elpoder real, 293-296; losoa de, 293-303; fuentes citadas por, 295; yla rebelión armada, 296; patriotismo, 296-97; teoría política de, 298,303; Y la autoridad real, 300; proposición de, 298; absolutismo religio-so, 300; y Galán, 300; y el cultivo del tabaco, 305

Fisiocrática, escuela, 67

Page 358: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 358/377

358

John Leddy Phelan

Flórez, Manuel Antonio: carrera de, 23-24; y nombramiento de parientes,31-33; y los criollos, 31-33, 55; antecedentes de, 33; y Gutiérrez dePiñeres, 32-33, 56, 57, 187; y el monopolio del tabaco, 39, 46, 70; y lafamilia Álvarez, 41; y García Olano, 41; y el monopolio del aguardiente,46; logros de, 54; y el ejército, 54, 55, 146, 203, 268; y Gálvez, 56; de-fensa de Cartagena, 57, 187; y reasentamientos indígenas, 135; salidacon la caballería para Cartagena, 166; control de Panamá y Cartagena,180; defensa de Girón, 183; y los jefes socorranos, 188; intento de divi-dir a patricios y plebeyos, 188-89; guarnición de Cartagena, 203, 218;y el desastre de Osorio, 203; y la expedición a Bogotá, 203; y refuerzos

a Bogotá, 203; su papel en la conciliación, 203, 302-03; y contingentepara defender a Honda, 271-72; anulación de las capitulaciones, 277;imprenta, 286; Perdón general, 301, 305, 310; popularidad de, 303;y el cultivo del tabaco, 303; autoridad nominal, 308; poder de, 307;renuncia de, 307; y Caballero y Góngora, 316-17; y el sistema de in-tendencias, 317 (n. 26)

Floridablanca, conde de, 27, 315, 328

Francia: 16, 36, 42, 98, 221; Revolución Francesa, 16, 125, 240, 256, 258,293, 332, 335, 340; y el monopolio real del tabaco, 42Franciscanos, 153, 243, 292, 305.Ver también CapuchinosFranco, Constancio: sobre Galán, 262Frankl, Victor: sobre las capitulaciones de Zipaquirá, 232Franklin, Benjamin, 290

GGalán, Hilario, 273Galán, José Antonio: edad de, 88; condición social, 91; y Gutiérrez de Piñeres,

193, 267, 269, 273, 284; campañas militares, 193-95 pássim, 265,266-275 pássim, 281-86; y el correo real, 193, 200, 265; y las comu-nicaciones entre la costa y la capital, 200, 204; y la revolución social,216, 269, 275; y los esclavos, 216, 269, 274; educación, 215-16;antecedentes de, 261; ocupación 262-63; e Ignacio Calviño, 262; y lasautoridades, 262; sentencia de muerte, 262, 310; y Carlos III, 264; y

Page 359: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 359/377

359

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

la marcha sobre Bogotá, 264, 278, 279; y García Olano, 264-65 y lascapitulaciones de Zipaquirá, 265, 274, 278; fracaso de, 268, 275; ob- jetivos de, 269; y la independencia política, 269, 290; captura de, 273,283, 302; como táctico, 274, 279; y los plebeyos, 278; y sus antiguoscompañeros de armas, 278; y Juan Dionisio Plata, 281; apoyo a, 281,282; castigo de sus seguidores, 283, 286; juicio de, 283-290; cargos dela audiencia contra, 287-88; y la alcabala, 290; y la revolución social,290, 334; en el perdón general, 310, 315; mito de, 330; y la historio-grafía, 334; y los colombianos, 340

Galán, Juan Nepomuceno, 273

Galavis y Hurtado, Eustaquio, 17654,189Gálvez, José de: visita general a México, 20, 21, 22, 23, 27; y los programas

de Carlos III, 20-22; ministro de Indias, 20; y los virreyes, 22; y los crio-llos, 20, 24, 25, 27, 28-30, 287; y Gutiérrez de Piñeres, 27, 56, 319;políticas scales, 37; y los monopolios reales, 37, 38; y García Olano,36; y el ejército, 54; y la política conciliadora, 54; y el virrey Flórez, 54,56; y Moreno, 111; y Caballero y Góngora, 309, 310, 319; y Lozano

de Peralta, 103, 313; y Ciriaco de Archila, 313García Olano, Manuel: destitución de, 41, 312; como intermediario, 83, 100,101, 265; y el levantamiento de Túpac Amaru, 100; amistades en elSocorro, 100; y “nuestra cédula”, 106; y los comuneros, 180, 187-88;y la carta anónima, 207-08; y Galán, 262-63, 287-88; y el correo real,265; y Caballero y Góngora, 312- 13; y Gutiérrez de Piñeres, 312, 313-14; destierro de, 312, 314 (n. 19); y el tabaco, 41 (n. 15)

Generación de 1781: y la autonomía criolla, 15; sobre la legitimidad política,15, 338; y el concepto del bien común, 128; conicto político, 219; ylos impuestos, 227-28, 333; reforma penal, 232; e igualitarismo, 240;y el movimiento de independencia, 253; y Caballero y Góngora, 317.Ver tambiénComuneros, ejército de los; Comuneros, los jefes; Comune-ros, Revolución de los Generación de 1810: intelectuales criollos de la,16; y los teóricos políticos españoles, 124; inuencias externas, 255; yla revolución política, 255; y Caballero y Góngora, 336; y la indepen-dencia política, 340

Page 360: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 360/377

360

John Leddy Phelan

Girón: renta anual de la parroquia, 90-91; gobernación de, 90, 242, 243; po-blación de, 182; situación de, 182; categoría de, 182; lealtad a la coro-na, 182-83; y el Socorro, 183; y Gutiérrez de Piñeres, 183; y el cultivodel tabaco, 182; ejército, 183, 184; acciones de sus jefes, 184; y batallade Pie de la Cuesta, 184; mencionado, 40, 41, SS, 67, 167, 171, 303

Gobernador intendente, 22Gómez Hoyos, Rafael, 111, 221, 232, 287Gómez, Juana Luisa, 86Gómez Latorre, Armando, 267Gran Bretaña: guerra de los siete años, 19; rivalidad con España, 19; pode-

río marítimo, 25; desafíos a la autoridad, 58; “Gloriosa Revolución”de 1688, 58; descentralización política, 57-58; soberanía política, 58;asambleas representativas, 120; Jaime 1, 126; periodos de la Com-monwea1th, 255; pensamiento de la oposición, 255

Grimaldi, marqués de, 257Grupos étnicos: distribución de, 65-66; y condición social, 91; programa polí-

tico común, 98 Guadalajara, 25

Guadalupe, 70Guaduas, 193, 269, 270, 315Guane, 66Guanes, indios, 262Guayaquil. 146Güepsa. 147. 149Guerra de la Oreja de Jenkins. 24Guerra de los Siete Años. 19 Guevara. Ernesto (Che). 261. 270Guías, 50, 180, 188, 234, 303, 316-17Guillén Martínez, Fernando: sobre los comuneros. 246Guirior, Manuel de, 38Gutiérrez de Piñeres, Juan Francisco: y el virrey Flórez, 22, 32, 33, 41, 56; y

la audiencia, 27, 31, 33, 308; y los criollos, 29-30, 33, 34, 55, 111,287. 313, 330; y la familia Álvarez, 31-32; caída de, 34, 57, 161, 177,188; medidas scales. 34, 180; y García Olano. 41; y el monopolio deltabaco. 41, 42, 70, 230; y la dirección general, 44; y los monopolios

Page 361: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 361/377

361

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

reales, 44, 46; y el aguardiente, 46, 230; y los impuestos, 47-50 pás-sim; 70, 72, 229, 234; y las políticas de coalición, 54; inexibilidadscal, 54; como tecnócrata, 54; y los indios, 54, 126, 227, 316; racis-mo, 55; limitaciones de, 55, 56-57, 319; y el ejército, 55, 116, 145-46,164, 203; como virrey de facto, 57; y los motines del Socorro, 73, 74;y la provincia de Tunja, 75, 243; en “nuestra cédula”, 122, 124, 128;como símbolo odiado, 122, 114, 250; y Moreno, 111; y la “constitu-ción no escrita”, 119, 221; llegada de, a la Nueva Granada, 123; y elbien común, 128; y el paternalismo de los Habsburgos, 135; fuga de,161, 177, 180, 268, 271, 308; y Osorio, 164; y la junta de tribunales,

176, 177; exilio de, 207, 307; y la violación de los edictos, 231; y lascapitulaciones de Zipaquirá, 258; y Galán, 268; regreso a España, 310,321; y Gálvez, 319; y Caballero y Góngora, 319; y el consejo de Indias,319-20; muerte de, 321; nepotismo, 31 (n. 30)

HHabana, La, 23, 203

Habsburgos: burocracia, 14, 173, 258; venta de cargos, 24; y los criollos, 33;edad de oro de los, 124; y los indios, 130, 222; terminología de los,220; válvulas de seguridad y controles, 249-50, 258; concepción “fe-deral” de los, 256; sobre las colonias y la metrópolis, 255; y emigracióna América, 256-57; eclesiásticos virreyes, 309, 327; paternalismo alestilo de los, 316, 319; y el clero, 327; y el ejército, 328

Hoadly, Benjamin, 255 Hobbes, Thomas, 295, 298Holanda, 120Honda: impuestos, 39; defensa de, 268; y los comuneros, 270; motín de, 271;

mencionada, 44, 177, 193, 194, 203, 264, 265, 267, 268, 269, 271,327

Humboldt, Alexander von, 90, 93, 322

IIbagué, 273

Page 362: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 362/377

362

John Leddy Phelan

Iglesia: salarios, 90; corporaciones, 236; diezmos, 237, 318; visitadores, 237;notarías, 237; honorarios, 238.Ver también Clero

Ilustración europea: y la Nueva Granada, 16; lósofos políticos de la, 124;ideología política, 220, 298, 336; y los impuestos, 227; doctrinas eco-nómicas de la, 235-36; racionalismo, 255; mencionada, 124, 322,334, 335

Imprenta, 124-25, 286, 321Impuestos: aprobación popular de, 14, 58; recolección de, 19, 227; impo-

sición, 45, 51, 119; y la revolución de los comuneros, 57; sujetos anegociación, 119.Ver también Alcabala

Independencia, movimiento de, 307, 336Indios: y los problemas de tierras, 53, 66, 123, 130-36 pássim, 152,

222,234,137 (n. 15); y los impuestos, 49, 207, 224; mestizaje, 65-66,133; enfermedades epidémicas, 66, 133, 130 (n. 3); y “nuestra cédu-la”, 111; y los Habsburgos, 130; descontento de los, 130, 134, 135,136, 137, 151, 207-10, 224, 222, 316; decadencia de los, 130, 135,222; trabajo forzado, 131; y Fernando VI, 131; cambios demográcos,

133; hispanización de los, 133, 134, 143, 152; Y los comuneros, 135,141, 164, 171, 175, 193, 220; y Túpac Amaru, 141, 153; y AmbrosioPisco, 147-48, 149; caciques, 147; y la Iglesia, 152; rebelión de losllanos, 152-53; identidad de, 152, 160; Y las minas de sal, 152, 224;imperio inca, 158-59; y Berbeo, 194; y las capitulaciones de Zipaquirá,220-21; y el clero, 222, 237; y los negros libres, 224-25; y los corregi-dores, 222; explotación de los, 222, 237; motín en Nemocón, 277, 151(n. 25); y Caballero y Góngora, 316; protección de los, 333

Intendencias, 44, 317, 317 (n. 26)

J Jaime 126, 244 Jesuitas, expulsión de los, 26-27, 125, 153, 239, 324 Jiménez de Quesada, Gonzalo, 309 Jorge III, 58, 140 Junta de estudios, 324

Page 363: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 363/377

363

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Junta de tribunales: y Gutiérrez de Piñeres, 161-62, 177-81 pássim; com-posición de la, 176, 177; funciones de la, 176, 177; y Puente Real de Vélez, 177; y el cabildo, 176-77; y la ocupación de Bogotá, 177, 178;temores de la, 178; y la milicia local, 180, 181; y Caballero y Góngora,178, 194; y los negociadores, 178, 194; planes de emergencia, 180;y el clero, 180-81; y los forasteros, 181; toque de queda, 181; y loscomuneros, 187, 212; y Berbeo, 189, 194; Y los criollos, 202; y loscapitanes generales de Bogotá, 206; y las capitulaciones de Zipaquirá,207, 209, 268; y los precios de los monopolios reales, 187-88; y Galán,270; autoridad de la, 308; disolución de la, 308

K Kuethe, Allan J., 146

LLabranza grande, 153La Coruña, 335

La Mesa de Juan Díaz, 273 La Niña, 224La Paz, 139Las Casas, 112Latifundios, 68-69, 90Lebrija, río, 182Legitimidad política, 15, 213, 335-340 pássimLeiva, 167, 196, 201León, reino de, 18, 220, 256León y Pizarro, José García de, 145, 146Lewin, Boleslao, 157Liévano Aguirre, Indalecio: interpretación del movimiento de los comuneros,

212-13Lima, 25, 90, 100, 141, 143, 144Locke, John, 220Lozano, Josefa de, 103Lozano de Peralta, Jorge Miguel (oidor), 103

Page 364: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 364/377

364

John Leddy Phelan

Lozano de Peralta, Jorge Miguel (1731-93): bienes de, 90, 92; y las capi-tulaciones de Zipaquirá, 102-103; vínculo entre Bogotá y el Socorro,102-103; cargos honorícos, 90; y el cabildo, 90; y el monopolio dela carne, 90; antecedentes de, 103-104; y “nuestra cédula”, 103, 106;título de nobleza, 104-05; pleitos, 90; y José Groot de Vargas, 90; y loscriollos, 105; y los comuneros, 180, 246; y los capitanes generales,206; viaje a Curazao, 212; y Caballero y Góngora, 312; muerte de, 313;destierro de, 313; cargo militar, 314 (n. 20)

Luis XIV, 14, 295, 336Luis XV, 14

LLLlano Grande, 42, 273Llanos de Santiago de las Atalayas, 152, 241Lleras Camargo, Alberto, 77

M

Machiavelli, Nicoló, 295, 298MacGreevey, William, 334-35Magallanes, estrecho de, 36Magdalena río, 42, 177, 182, 185, 193, 241, 264, 268, 271Maldonado de la Zerda, Juan, 63, 77, 88Malpaso, 270, 274, 287Manare, 154, 155Manila, 25Maracaibo, 79Mariana, Juan de, 124Mariquita, 111, 193, 241, 270, 273Marqués de San Jorge.Ver Lozano de Peralta, Jorge MiguelMartínez Silvestre, Manuel, 149, 176, 310, 319Medina, Agustín de, 234 Mendoza, Francisco Javier de, 153-54Mercantilistas, 37-38Merchante de Contreras, José, 310, 319

Page 365: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 365/377

365

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Mesía de la Cerda, Pedro, 38, 45, 46, 221, 318Mestizaje, 65, 133, 135Mestizos: apetencia de tierra, 121-22, 222-23, 234, 316, 137 (n. 17); y los

resguardos, 133-36 pássim; y la escasez de mano de obra, 226, 234,316; y el clero, 237

México: visita general de Gálvez, 20, 22; descontento criollo, 26-27; y ventade cargos en la audiencia, 24; utilidades de los monopolios, 37; repar-timiento, 90; plata, 143; guerra de independencia, 239; Iglesia, 239;burócratas de Carlos III, 239; cabildo de, 287; y cargos burocráticos delos criollos, 287; reforma educativa, 326; Porrio Díaz, 337

Minería, 36, 337. Ver también SalinasMinifundios, 69. 242Miranda, Francisco de, 183Modernización: defensiva, 19, 36, 259; mediante el desarrollo, 338Mogotes: plebeyos de, 278; y Galán, 278, 282; mencionado, 181, 273, 279,

287Molina, Antonio, 98, 198, 279

Molina, Isidro, 88, 98, 106, 193, 273, 278-81 pássim, 286Molina, Luis de, 124Mompós: Sociedad Económica, 321; mencionado, 182, 268, 271Monarquía: autoridades.Ver Autoridades en BogotáMonarquía, legislación de la: cédula del 21 de febrero de 1776, 28; cédula

del 19 de enero de 1775, 32; cédula del 23 de marzo de 1774, 39; cé-dula del 17 de agosto de 1780, 51; cédula del 27 de octubre de 1694,60; cédula del 25 de octubre de 1771, 63; cédula del 23 de mayo de1767, 125; y términos de los resguardos, 131; cédula del 2 de agostode 1780, 135; cédula del 16 de noviembre de 1777, 309

Monarquía, rentas de la: aumento de las, 37, 318, 332; y utilidades de losmonopolios, 37, 230, 230 (n. 17); y el tributo de los indios, 224, 231(n. 20); fuentes de las, 318.Ver también Monopolios reales

Moniño, Francisco Antonio.Ver Floridablanca, conde deMoniquirá, 147, 167-68

Page 366: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 366/377

366

John Leddy Phelan

Monopolios reales, 37, 44, 144, 188, 213, 224.Ver también Aguardiente,monopolio del; tabaco, monopolio del

Monsalve, Antonio José, 83-86 pássim, 93, 98, 116, 180, 301Monsalve, Miguel Francisco, 169, 278Montenegro, María Blasina, 77 Mon y Velarde, Juan Antonio, 321 Moreno,

Juana María, 77Moreno y Escandón, Francisco Antonio: en “nuestra cédula”, 110; anteceden-

tes de, 110, 111; y Gutiérrez de Piñeres, 110, 111; y la educación, 110,111, 324, 325; y los indios, 111, 134, 146, 222; traslado de, 111,176; y la provincia de Tunja, 243

Moreno y Meneses, Josefa, 81Mortiño, El, 196, 200, 201, 208Mosquera, hermanos, 315, 27 (n: 20)Mosquera y Figueroa, Joaquín de, 313Mujeres: y la industria textil, 62; participación en la revolución de los comu-

neros, 71; mencionadas, 51, 66, 184Mutis, José Celestino: y la expedición botánica, 322; y los criollos, 324; y la

educación, 324; ministro de educación, 324; y la revolución intelectual,326NNaipes, monopolio de los, 37 Napoleón, 256, 340Nariño, Antonio, 227Negros: hispanización de los, 161; libres, 224-25; mencionados, 65, 66.Ver

también EsclavosNeiva, 265, 270, 273Nemocón: salinas, 149, 175, 200; motín de los indios, 277, 151 (n. 25);

mencionado, 149, 193, 195, 196Neomercantilismo, 36Nieto, Pedro Antonio, 207, 221, 271Nobles.Ver Criollas, élites; Patricios“Nuestra cédula”, 103, 105-16 pássim, 128, 186-87, 244-45, 287, 297,

300-01, 310-13 pássim

Page 367: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 367/377

367

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Nueva Granada: economía de la, 37, 53; administración de la, 53-54; socie-dad plural, 98; factores demográcos, 141; virreinato de, 160; inspira-ción ideológica de la, 254; y los Estados Unidos, 255; extranjeros, 256;terremoto de 1765, 298; epidemia de viruela, 298; y las innovacionesde Carlos III, 317; rentas públicas, 318; y la Revolución Francesa, 340;y la revolución de América del Norte, 340; y Napoleón, 340

Nunchía, 42Núñez, Rafael, 337

O

Ocaña, 41Ocupación: y la condición social, 91Oiba: características de la parroquia, 69; motines, 70; renta anual de la parro-

quia, 91; mencionada, 63, 64, 65, 83, 116, 169Oligarquías, 212Onzaga, 282Oriundo, familia, 32, 33, 312

Ortiz, Juan Manuel, 88, 95, 273, 278, 281, 283, 286Osorio, José Pardo de: expedición militar, 116, 161, 164; rendición de, 149,161, 164, 170; y los cabildos, 167; fondos secretos, 167, 208, 262; ad-vertencia sobre el ejército de los comuneros, 169; salvoconducto, 171;y la ocupación de Bogotá, 186

Oviedo, 77Oviedo, Basilio Vicente, 69

PPaita, 135Palafox y Mendoza, Juan de, 37Pampamarca, 140Pamplona: y los comuneros, 185; mencionada, 60, 156, 167, 243, 277Panamá, 42, 44, 47, 180, 203Pando, José, 191Papel, monopolio del, 37, 231

Page 368: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 368/377

368

John Leddy Phelan

Partido liberal, 238Pastor, Luis Marín, 284Patricios: determinantes de la condición de los, 90-93; educación de los, 91-

92; y los plebeyos, 96, 123, 213; y la autoridad real, 113, 213, 277;poder político, 123; y las innovaciones de Carlos III, 124; regreso a laedad de oro, 123, 215; y Túpac Amaru, 144; aspiraciones de los, 213;y la negociación, 213; y la revolución social, 215; y encarcelamiento,231; y el préstamo forzoso, 231; y Caballero y Góngora, 279; y la sen-tencia de Galán, 290.Ver también Criollas, élites

Paya, 153

Peninsulares: y los cargos en la audiencia, 24; y los criollos, 24, 30, 33, 113;y los monopolios reales, 113; y los cultivos de tabaco, 113; y “nuestracédula”, 112, 113

Perú: resistencia popular al cambio, 20; visitador general en, 20; alcabala, 49;mita, 131; levantamiento de Túpac Amaru, 139; motines contra los im-puestos, 139; innovaciones scales, 139; popularidad de los panetosen, 139-40; plata, 143; decadencia económica de, 143, 160; indios,

143, 145Peso, valor del, 88-89Pey y Ruiz, Juan Francisco, 33, 176, 177, 253, 316Pie de la Cuesta, 170-71, 184Pilcorvaco, Juana, 139Pimentel, 149Pinchote: motines, 70; mencionado, 81, 281Pisco, Ambrosio: y los negocios, 146; y los monopolios reales, 147; y los

indios, 147, 149-52, 194, 213-14, 313; fortuna de, 147; carrera de,146-51; y los comuneros, 149; lealtad al rey, 149; como señor de Chía,149; como príncipe de Bogotá, 149; papel político, 149-52, 313; y lasautoridades españolas, 149; y Manuel Silvestre Martínez, 149; comocacique de Bogotá, 151; en Puente Real de Vélez, 169; y el nombra-miento por Berbeo, 193-94; y la redacción de las capitulaciones, 220; yla audiencia, 277; destierro, 313

Pisco, Ignacio, 147

Page 369: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 369/377

Page 370: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 370/377

370

John Leddy Phelan

Portobelo, 79, 203Portugués, imperio, 23 Positivismo, 337, 338Prada, Pedro Alejandro de la, 83-87 pássim, 171, 282Préstamo forzoso, 51, 180, 188Prieto, familia, 32, 33, 312Puente Real de Vélez, 119, 149, 151, 161-72 pássim, 177, 186, 196, 203,

208

QQuechua, 143

Quevedo y Villegas, Francisco de, 124Quito: y la audiencia, 25, 312; motín del ron en 1765, 55, 145; descontento

en, 146; tranquilidad en, 145; y el monopolio del aguardiente, 145; ylas capitulaciones de Zipaquirá, 145; y la rebelión de Túpac Amaru, 145;indios, 145,-146; ejército, 145; mencionado, 138, 158, 178, 200

R

Radicales, 334-35, 337Ramírez de Arellano, Juan Félix, 273Ramírez, José Antonio, 184 Ramírez, Ramón 83-88 pássim, 183, 184, 305Ráquira, 193Raynal, abate Guillaume, 295Reforma penal, 232Regalismo, 292República Dominicana, 338Resguardos, 111, 130-36Residencia, objeto de la, 249Revilla, Manuel, 176Revillagigedo el Joven, 22Revolución Francesa.Ver FranciaRicaurte, familia, 32, 33, 312Riohacha. 203Roa, Ignacia, 267

Page 371: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 371/377

371

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Robertson, William, 295Robledo, Francisco, 41, 46Rosillo, Francisco José, 83, 88, 93, 98, 282, 301, 305Rubio, Gregorio José, 169Rueda, Melchor José de, 149, 169

SSaavedra y Fajardo, Diego de, 124San Bartolomé, 116San Bartolomé, matanza de, 203 Sal, monopolio real de la, 256; mencionado,

207Salinas, 37, 200, 318Sandoval, Miguel Rafael, 279San Gil: fundación de, 62; rivalidad con el Socorro, 63, 202; composición

étnica, 65-66; población india, 65-66; información demográca, 65;motines, 70; renta anual de la parroquia, 90-91; y los tunjanos, 202;y la ocupación de Bogotá, 244,281; y Galán, 281-48; y el cultivo del

tabaco, 303, 317San José de la Robada, 70San José, valle de, 70Santa Ana, 70Santa Fe de Bogotá.Ver BogotáSanta María, Francisco, 206Santa Marta: guarnición militar, 54; obispo de, 90; orden capuchina, 292;

mencionada, 42, 45, 47, 203, 241Santander, 69, 153, 244, 262, 333Santander del Norte, 153Santa Rosa, 196; 201Santo Domingo, 25, 164Santos del Corral, María, 85Santo Tomás, universidad de, 110, 325Sevilla, 23, 27Silos, 155, 157, 158

Page 372: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 372/377

372

John Leddy Phelan

Silos, maniesto de: y Túpac Amaru, 155, 156; y Carlos III, 156; orígenesdel, 156; autenticidad del, 157; distribución del, 157; hipótesis sobre el,158; Y los penisulares, 158-59; y Berbeo, 158; resonancia en la NuevaGranada, 160; y los Borbones. 160; y los americanos, 158; contenidoideológico del, 160; y las cuestiones scales, 160, 161; Y los Habsbur-gos, 160

Simacota: motines, 70; renta anual de la parroquia, 91; y “nuestra cédula”,105; mencionado, 39, 65, 106, 134, 281, 292

Smith, Peter H.: sobre la legitimidad política, 335-36. 338Smith, Robert S.: sobre la alcabala, 49

Sociedad Económica de Amigos del País, 36Socorro: alianza entre Bogotá y el, 34, y el tabaco, 41, 303, 317; y el présta-

mo forzoso, 51; motines, 57, 70-74 pássim, 116; y los diezmos ecle-siásticos, 60; situación del, 62; categoría ocial del, 60, 62, 207, 244,301, 333; Y dirección de la Revolución de los Comuneros, 60, 83; loca-lización del, 60; prosperidad del, 60-61, 69, 70, 76; aumento de pobla-ción, 62, 65, 242; rivalidad con San Gil, 63, 202; cabildo, 63, 83, 86;

composición étnica, 65, 242; población india, 66, 242; población escla-va, 66; mestizaje, 66; epidemia de viruela, 69-70, 188; élites criollas,70, 75, 76, 118, 172; política de los monopolios, 71; textiles, 73, 242;plebeyos, 75; estructura social del, 76; dirigentes, 76, 83; archivos no-tariales, 76, 85; educación en el, 91; movilidad social, 96; unidad del,98, 100; y el levantamiento de Túpac Amaru, 100; y “nuestra cédula”,103; patriotismo regional, 122, 123; y el monasterio, 110, 305-06; ylealtad al rey, 118-19, y el supremo consejo de guerra, 155, 172; ca-pitanes generales, 161; rivalidad con Tunja, 241-45; ganadería, 242;producción agrícola, 242; y el crédito, 242, 305; exacciones scales,243; autogobierno, 243; lucha por la autonomía, 244, 278; militanciadel, 276; apoyo a Galán, 281; hambre de 1776, 298; restitución a lacorona, 305-06

Sogamoso: resguardos, 131; descontento en, 139; mencionado, 130, 134,141, 146,151, 152, 167, 196, 201, 242, 279

Sogamoso, río, 147

Page 373: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 373/377

373

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Solís, José de, 220Soto, Domingo de, 124, 232Suárez, Francisco: y los teólogos españoles, 125, 193, 290; losofía política

de, 125-26; justicia distributiva, 227, 231; y Jaime I de Inglaterra, 295Suárez, río, 60, 64, 116, 166, 167Surinama, 140Susa,149

TTabaco: y los ingresos reales, 37; reino del, 39; superproducción de, 38, 41

(n. 15); norteamericano, 42; hispanoamericano, 42; mercado mundialdel, 42; exportación de, 42; destrucción de, durante la Revolución delos Comuneros, 47, 216; precios, 53, 70, 180, 213, 303, 316; comocosecha comerciable, 230; restricción de su cultivo. 230; uso del, 229;en el Socorro y en San Gil, 303

Tabaco, monopolio del: su establecimiento en España, 37; utilidades del, 37,318; y arrendamiento de rentas, 38; centralización del, 39; intereses

locales, 38; administración del 38; reorganización del. 39, 41-42; suestablecimiento en la Nueva Granada, 38, 121, 221; restricciones al,40, 41; abolición del, 42,317; en el mercado francés, 42-43; estructuradel 44; capitalismo de Estado, 44; reforma del. 121-23; objeto de la ira,229; y daños durante los disturbios, 305 y Caballero y Góngora, 317

Támara, 154, 155Tecnócratas, 18, 23, 229, 239Tejada, Ignacio, 281Ten, 154, 155Terán, Bárbara Rodríguez, 77, 83Textiles, 62, 241, 242Tocaima, 273Tornaguías, 50, 180, 188, 233, 303, 316- 17Torreázar Díaz Pimienta, Juan de, 308Torres Almeyda, Luis, 267-68Torres. Blas Antonio, 169, 193, 278, 283

Page 374: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 374/377

374

John Leddy Phelan

Torres, Camilo, 253Torres, Manuel. 340Trujillo Molina, Rafael Leonidas, 338Tungasuca, 140Tunja: destrucción de propiedades en, 47; y los monopolios reales, 51; y los

diezmos eclesiástiéos, 60; y los impuestos, 70, 119; corregidor de, 90;resguardos, 131; descontento en, 139; alianza con los comuneros, 164,171, 172, 196; importancia estratégica de, 172; y batalla de PuenteReal de Vélez. 172; caída de, 175; y los negociadores, 201; fuerza mi-litar de. 201; defección del campo de los comuneros. 201. 202; cam-

pamento de Cajicá, 204; fundación de, 241; industria textil, 241; y laencomienda, 241; extensión territorial de, 241-42; fuentes de riqueza,241; rivalidad con el Socorro. 242-43; clase aristocrática. 242; pobla-ción, 242; iglesias y conventos de, 242; población indígena, 242; ytensión entre Socorro y San Gil, 244

Túpac Amaru, José Gabriel Condorcanqui Noguera: rumores sobre, en el Soco-rro. 100; ejemplo revolucionario de, 100-101; ejecución de, 101, 141,

155, 164; y el visitador general, 140; y los indios, 140-41; anteceden-tes de, 140; como víctima de la tensión entre dos culturas, 140; comorey de las Indias, 156; y el maniesto de Silos. 156-39; y la indepen-dencia política, 157; y la Iglesia católica, 160; Túpac Amaru, rebeliónde: y los peninsulares, 140; fracaso de, 140-41; y los indios, 141, 143-44; y los mestizos, 142, 144; y los criollos, 142, 144; su ejemplo enla Nueva Granada, 144; y la Revolución de los Comuneros. 144; comoguerra racial, 143; y otros jefes indios, 143 Turbaco, 328

UUbaté, 149, 164,273Universidad Javeriana, 264Uribe, Miguel de, 95

V Valcárcel, Daniel, 157

Page 375: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 375/377

375

El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781

Valencia, 292 Vargas, 116 Vargas, Francisco de, 100, 101 Vargas. José Groot de, 90 Vargas. Pedro Fermín de, 67 Vasco y Vargas, Joaquín: y la junta de tribunales. 176, 178; como comisiona-

do, 178; y la audiencia, 178, 310; traslado de, 310, 319; y Caballero yGóngora. 319; y Gutiérrez de Piñeres. 319

Vélez de Guevara y Suescún, Nicolás, 27, 100, 157, 100 (n.2) Vélez. Francisco Antonio, 103, 206, 312-13

Vélez, familia, 101 Vélez: resguardos, 131; descontento en, 139; mencionado, 60, 62, 67, 130,

134, 146, 151, 152, 235 Venezuela, 42, 161, 185 Ventas, impuesto a las, 49-51 pássim, 188, 213, 229, 234.Ver también,

Alcabala; Impuestos Veragua, 203 Verdugo, Toribia, 261

Verdugo y Oquendo, Andrés, 133-134 pássim Vergara, Francisco de: y el tribunal de cuentas, 34, 79, 176; y la élite criolla,79, 176; y las capitulaciones de Zipaquirá, 79, 101; vínculo entre Bo-gotá y el Socorro, 101; y Lozano de Peralta, 103; y Caballero y Góngo-ra, 313; mencionado, 206

Vergara y Caicedo, Fernando, 325 Vergara y Caicedo, Juan de, 103 Vesga y Gómez, Nicolás José de, 265 Veto suspensivo, 97 Vidalle, Luis, 212 Villalonga, José Antonio, 152 Villar, Elena de, 67 Viruela, 36, 69-70, 321, 337 Virreyes: restricción de su autoridad, 20; y los burócratas de Carlos III, 22;

y el visitador general, 22; como políticos, 23; como supervisores dela hacienda, 22; y las élites criollas, 23; y los plebeyos, 23, 121; an-tecedentes de los, 22-24; y la opinión pública, 54; como árbitros, 54;

Page 376: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 376/377

376

John Leddy Phelan

responsabilidad de los, 121; y las órdenes reales, 121; y el veto suspen-sivo, 120; y los indios, 121-22

Visita general: de Gálvez a México, 20, 22; y los virreyes, 22; y Carlos III, 22;propósito de la, 249 Vitoria, Francisco de, 112, 124

W Walpole, Robert, 255Ward, Bernardo, 18, 36, 37-38, 49, 257, 321Weber, Max, 274

Y Yareguíes, 79

ZZapata y Porras, Joaquín, 284Zapatoca, 40, 41, 184Zipaquirá: fuerzas comuneras en, 109, 149, 193, 198, 200; lugar de nego-

ciación, 151-52, 186, 166, 193, 201-104, 219, 265; salinas de, 175,200; motín en, 198; conducta de Galán en, 273; mencionada, 193,196, 232, 244, 253, 258, 259, 277, 278, 281, 303, 316, 326, 327

Page 377: El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

8/20/2019 El Pueblo y El Rey - Jhon Phelan

http://slidepdf.com/reader/full/el-pueblo-y-el-rey-jhon-phelan 377/377