¿El Pueblo de La Biblia?

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Como Iglesia y Pueblo Adventista estamos siendo engañados ferozmente por una relación MISTICA con Jesús mientras lo negamos a El mismo NEGANDO entender y darle importancia de Salvación a SUS DOCTRINAS.

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Estudios sociológicos sobre la religión han demostradoque los movimientos religiosos surgen, normalmente,con el propósito de reformar la cultura en la que na-

cen. Pero en el segundo siglo de su existencia, después dehaber fallecido sus pioneros y aquellos que los conocieron,tienden a perder su identidad y a ser reabsorbidos por lamisma cultura que en un principio pretendían refor-mar.

La Iglesia Adventista del Séptimo Díaenfrenta hoy los desafíos propiosdel segundo siglo de su exis-tencia. Pero, a esto se sumaque le toca vivir en unmundo en el que los llama-dos al ecumenismo y lastendencias pluralistas estánprovocando que un gran nú-mero de denominaciones cris-tianas se inhiban de hablar desus doctrinas distintivas. Bajolas fuertes corrientes de la glo-balización ecuménica, tales de-nominaciones terminan por per-der casi completamente su pro-pia identidad.

Esto nos lleva a preguntarnos:¿no estará también la Iglesia Ad-ventista del Séptimo Día co-rriendo el peligro de perdersu identidad? ¿Podemosdetectar evidencias deello en nuestro me-dio? Y, si las detec-tamos, ¿qué de-beríamos ha-cer para re-ducir suscausas y susefectos?

Este artícu-

I D E N T I D A D

¿Podemos ser considerados aún“el pueblo de la Biblia”?

La inminente crisis entre la verdad y el error requiere intimidad con la Biblia.

ALBERTO R. TIMM

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lo considera brevemente cómo veíanlos adventistas su propia identidad has-ta cerca de 1980, cómo esta comenzó aalterarse a partir de esa década y quédeberíamos hacer para preservarla.

Período de énfasis bíblico-doctrinal (1844-1980)

Durante muchos años los adventis-tas fueron conocidos como “el pueblode la Biblia”. Sus fundadores amabanrealmente la verdad y eran estudiososprofundos de la Palabra de Dios. Gui-llermo Miller, por ejemplo, inició en1816 un período de estudio secuencialde la Biblia, comenzando con Génesis1:1 y avanzando solamente después dehaber comprendido satisfactoriamentecada texto bíblico.

Describiendo los inicios del movi-miento adventista guardador del sába-do, Elena de White escribió: “Me reu-nía con ellos [Jaime White, José Bates,Esteban Pierce, Hiram Edson y otros],y estudiábamos y orábamos ferviente-mente. Con frecuencia permanecíamosjuntos hasta tarde en la noche, y a ve-ces pasábamos toda la noche orando enprocura de luz y estudiando la Palabra.Vez tras vez, esos hermanos se reuníanpara estudiar la Biblia a fin de que pu-dieran conocer su significado y estuvie-

ran preparados paraenseñarla con po-der”.1

John N. An-drews afirmó en1849, en uno desus primeros con-

tactos con Jaime yElena de White,

que “cam-biaríamilerrorespor unaver-

dad”.2 J. O. Corliss escuchó en ciertaocasión que alguien le preguntó a An-drews cuánto había memorizado de laBiblia. La respuesta de Andrews fue:“No me atrevería a afirmar que podríarepetir todo el Antiguo Testamento, pe-ro tengo la certeza de que si se perdierael Nuevo Testamento, yo lo podría re-producir palabra por palabra”.3 Ademásde esto, él fue uno de los más impor-tantes investigadores y expositores delas doctrinas bíblicas durante la etapade formación del mensaje adventistadel séptimo día.

Estos son solamente algunos ejem-plos del amor que los pioneros del mo-vimiento adventista mostraban por elconocimiento doctrinal de las Escritu-ras y por la comprensión de los textosbíblicos. Ese mismo amor continuósiendo una de las características distin-tivas de los adventistas, por lo menoshasta finales de la década de 1970. Sereflejaba tanto en el contenido de lossermones predicados y de los estudiosbíblicos dados, como en los programasde jóvenes.

Las nuevas generaciones de conver-sos entraban en la iglesia con tal con-vicción de la verdad que difícilmenteabandonaban la fe. Los adventistas eranrespetados, y hasta temidos, por los de-más evangélicos debido a su profundoconocimiento bíblico. Los propios ad-ventistas llegaban a vanagloriarse deque una de las evidencias de que po-seían la verdad era el hecho de que sialguno de sus miembros abandonaba laiglesia, no se unía a ninguna otra deno-minación.

Durante este período era una cos-tumbre adventista sagrada hacer el“año bíblico”. Gracias a esta buenapráctica, varios adventistas obtuvieronlos primeros premios en concursos bí-blicos nacionales e internacionales.Muchos adventistas se destacaron por

el elevado número de pasajes bíblicosmemorizados y por su comprensiónprofunda de las enseñanzas bíblicas.

Período de énfasis bíblico-re-lacional (1981- )

Si hasta finales de la década de1970 los adventistas se caracterizaronpor su conocimiento bíblico-doctrinal,a partir de 1980 esa característica co-menzó a ser reemplazada paulatina-mente por un nuevo énfasis bíblico-re-lacional. En otras palabras, el interéspor el conocimiento racional de las en-señanzas bíblicas terminó siendo reem-plazado por una lectura existencialistade la Biblia, como una forma de ali-mentar la relación con Cristo.

Fundamental para esa transición, enSudamérica, fue la publicación de algu-nas obras del pastor Morris L. Vendencomo, por ejemplo, Fe en acción (medi-taciones matinales para 1981), Cómoconocer a Dios (1987), 95 tesis acerca de

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Las nuevas generaciones de conversos entraban en la

iglesia con tal convicción de la verdad que difícilmente

abandonaban la fe. Los adventis-

tas eran respetados, y hasta temi-

dos, por los demás evangélicos de-

bido a su profundo conocimiento

bíblico. Los propios adventistas lle-

gaban a vanagloriarse de que una

de las evidencias de que poseían la

verdad era el hecho de que si algu-

no de sus miembros abandonaba

la iglesia, no se unía a ninguna

otra denominación.

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la justificación por la fe (1988). Más in-fluyentes aún fueron las predicacionesy las publicaciones de Alejandro Bu-llón, entre las cuales se destacan algu-nos de sus primeros libros como, porejemplo, Jesús, tú eres mi vida (1993),La solución para la crisis existencial (enportugués 1988, en castellano 1993) yConocer a Jesús es todo (en portugués1988, en castellano 1996). Estas obrascontribuyeron significativamente paraque muchas personas, que vivían unareligión de mero formalismo doctrinal,tuvieran un encuentro genuino conCristo.

El nuevo énfasis relacional era ne-cesario y llegó en un momento oportu-no para la iglesia. Sin embargo, comoocurre en casi todos los procesos detransición, el péndulo espiritual de mu-chos adventistas no logró detenerse enel punto de equilibrio, y acabó pasandodel extremo del formalismo doctrinal alotro extremo, del existencialismo sub-jetivo. Embriagados por una relaciónmística con Cristo, algunos adoptaronuna postura antidoctrinal que conside-ra las doctrinas básicas de la fe adven-tista como meros vestigios de una reli-gión legalista obsoleta.

La superficialidad actual en el cono-cimiento de las Escrituras ha contribui-do más que ninguna otra cosa a la pér-dida de la conciencia profético-doctri-nal de la denominación. El estudio ob-jetivo (doctrinal) de la Biblia ha sidosustituido por una lectura pietista(existencialista), destinada casi exclusi-vamente a alimentar una relación místi-ca y subjetiva con Cristo. En conse-cuencia, los sermones predicados enmuchas de nuestras iglesias se hanvuelto más superficiales, sustituyendo,en gran medida, el contenido doctrinalde la Biblia por las experiencias perso-nales del propio predicador.

La indiferencia existencialista hacialas enseñanzas de Cristo se ha reflejadotambién en la falta de preparación demuchas personas que ingresan hoy enla iglesia. Desconociendo la diferenciaentre el contexto religioso y social delNuevo Testamento y el complejo mo-saico filosófico, cultural y religioso denuestros días, hay quienes defienden la

teoría de que, hoy, cualquierapuede ser bautizado y acepta-do como miembro de la IglesiaAdventista después de haberescuchado un solo sermón(como el que predicó Pedro enPentecostés, Hechos 2), o ha-ber recibido un solo estudiobíblico (como el que dio Feli-pe al eunuco, Hechos 8:26-40)o incluso haber escuchado unsolo himno (como el que can-taron Pablo y Silas en la pri-sión, Hechos 16:16-34). Paralos adeptos a este nuevo mo-delo existencialista, cualquieraque profese tener una relaciónsubjetiva con Cristo puede sermiembro de la iglesia, inde-pendientemente de si acepta o no lasdoctrinas del Señor.

Series de estudios bíblicos que utili-zan escasamente la Biblia han dejado alos nuevos miembros vulnerables en suconocimiento de la Palabra. Sin haberdesarrollado un genuino amor por laverdad bíblica y sin haber comprendidola naturaleza profética del movimientoadventista, muchos de esos miembrosven a la Iglesia Adventista como unadenominación evangélica más, que sedistingue vagamente de las demás por-que todavía cree en el sábado y en lamortalidad del alma. No es sin razónque encontramos hoy a muchos ex ad-ventistas en otras denominaciones cris-tianas.

Si el objetivo es bautizar el mayornúmero posible de personas, sin preo-cuparse por su permanencia en la igle-sia, entonces cuanto más corta y super-ficial sea la preparación, más fácil seráconvencerlas de descender a las aguasbautismales. Pero si el objetivo es con-seguir el mayor número posible demiembros que permanezcan en la igle-sia y sean misioneros activos, entoncestendremos que enseñarles, antes delbautismo, por lo menos los fundamen-tos de nuestra fe.4 ¿Cómo podrán losnuevos creyentes enseñar a otros la ver-dad si ellos mismos no la aprendieron(Rom. 10:13-15; Jer. 48:10)?

Pero el uso esporádico y superficialde las Escrituras no se refleja solamente

en los sermones y en la preparación decandidatos al bautismo. Los programasde jóvenes de muchas de nuestras igle-sias han perdido completamente de vis-ta la importancia central de la Biblia ensu programación. Enfocados más haciala distracción y el entretenimiento, ta-les programas ya no ofrecen oportuni-dades para que los jóvenes aclaren susdudas sobre las doctrinas y el estilo devida que profesamos. El estudio se-cuencial de la Biblia y los concursos bí-blicos son considerados hoy, por mu-chos, como actividades obsoletas y sinsignificado. Lamentablemente, nuncatuvimos una generación de adventistastan superficial en su conocimiento bí-blico-doctrinal como la actual.

Restaurando la base bíblicade nuestro mensaje

Como iglesia y como individuos,necesitamos preguntarnos: ¿Es este tipode adventismo existencialista el querealmente queremos hoy? ¿Ya no nospreocupa el elevado número de aposta-sías de personas que nunca fueron de-bidamente cimentadas en el mensajeadventista y que, no mucho después desu bautismo, dejan nuestras filas paraunirse a otras denominaciones? ¿Nonos importa el hecho de que estamosmás cerca de los eventos finales que lasgeneraciones anteriores y, al mismotiempo, doctrinalmente somos más vul-nerables que ellas?

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H. Primucci / ACES

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Hoy vivimos, como denominación,en uno de los momentos más críticosde nuestra historia, pues nunca había-mos enfrentado una avalancha tangrande de críticas externas e internascomo las que se presentan en nuestrosdías, especialmente a través de libros,artículos y sites en Internet. Si en el pa-sado las crisis de la iglesia eran sucesi-vas y cíclicas, hoy reaparecen todas almismo tiempo, de forma simultánea ymás desafiante. Como nunca antes, estásoplando “todo viento” de doctrinasfalsas (Efe. 4:14). ¿Será que, con la su-perficialidad doctrinal de hoy, losmiembros de nuestras iglesias podránenfrentar esa avalancha de críticas suti-les y sofisticadas levantadas contra no-sotros?

La coyuntura actual ha llevado amuchos adventistas a preguntarse hastacuándo continuaremos oyendo sermo-nes que no conduzcan prácticamente anada y presenciando bautismos de per-sonas no comprometidas con la fe queprofesamos. Personalmente creo queesta problemática sólo podrá revertirsesi buscamos insistentemente el equili-brio entre la relación con Cristo y elcompromiso con sus doctrinas, si vol-vemos a estudiar la Biblia para com-prender su contenido doctrinal, si deja-mos de avergonzarnos de predicar lostemas fundamentales de la fe adventistay preparamos debidamente a las perso-nas para el bautismo, si volvemos a me-morizar pasajes bíblicos tales como losDiez Mandamientos, las Bienaventuran-zas, los Tres Mensajes Angélicos, etc., ysi preparamos a nuestros miembros pormedio de seminarios de profundizaciónbíblica.

Mi interés no está en Cristo sin susdoctrinas, ni en las doctrinas sin Cristo,sino en Cristo con sus doctrinas. Enotras palabras, jamás deberíamos trans-formar la relación con Jesús en un sus-tituto de las verdades bíblicas, ni exal-tar las verdades bíblicas en detrimentode la relación con él. Nos estamos

aproximando rápidamente a la mayorcrisis entre la verdad y el error de todoslos tiempos, y necesitamos desespera-damente un conocimiento más profun-do de “la verdad tal como es en Jesús”.5

Deberíamos imitar más de cerca elejemplo dejado por Cristo en su rela-ción con la verdad. “En sus enseñanzas,Cristo no sermoneaba como lo hacenlos ministros actuales. Su obra consistíaen edificar la armazón de la verdad.Juntó las preciosas joyas de las cualesse había apropiado el enemigo colocán-dolas en la armazón del error. Él lasvolvió a engastar en la trama de la ver-dad, para que todos los que recibieranla Palabra pudieran ser enriquecidospor este medio”.6

Consideraciones finalesCreo que la superficialidad doctri-

nal que enfrentamos hoy es una de lasestrategias satánicas más importantescon el fin de que no estemos prepara-dos para los eventos finales, de modoque no podamos exponer de formaconvincente la base bíblica de nuestrasdoctrinas. Si el zarandeo vendrá “por laintroducción de falsas teorías” doctri-nales,7 muchos acabarán dejando la feadventista por no haber construido sureligión sobre el fundamento inamovi-ble de la Palabra de Dios (ver Mat.7:24-27; Isa. 40:8; Juan 17:17).

El espíritu de profecía nos advierte:“Muchos se apartarán de nosotros, dan-do oído a espíritus seductores y doctri-nas de demonios. El Señor desea quetoda alma que pretende creer la verdadtenga un conocimiento inteligente de loque es esa verdad. Se levantarán falsosprofetas y engañarán a muchos. Todo loque pueda ser sacudido será sacudido.¿No debe toda persona, pues, llegar acomprender las razones de nuestra fe?En lugar de tener tantos sermones, de-be haber un escudriñamiento más pro-fundo de la Palabra de Dios, abriendolas Escrituras, texto por texto, e inves-tigando para encontrar las poderosas

evidencias que sostienen las doctrinasfundamentales que nos han guiado has-ta donde estamos, sobre la plataformade la verdad eterna”.8

_______________Referencias

1 Elena G. de White, Mensajes selectos (MountainView: PI, 1966), t. 1, p. 241.

2 Citado por Elena de White, Spiritual Gifts (Bat-tle Creek: James White, 1860), t. 2, p. 117.

3 J. O. Corliss, “The Experiences of Former Days- N° 8”, Advent Review and Sabbath Herald (15 de sep-tiembre de 1904), p. 9.

4 Elena G. de White, El evangelismo (Buenos Ai-res: ACES, 1993), pp. 226-240.

5 Elena G. de White, Testimonios para los minis-tros (Buenos Aires: ACES, 1977), p. 455.

6 White, El evangelismo, p. 46.7 White, Testimonios para los ministros, p. 112.8 White, El evangelismo, p. 267.

_______________ALBERTO TIMM es profesor de Teología Histórica enla UNASP, campus 2, y director del Centro de Investiga-ción White del Brasil.

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ni en las doctrinas sin Cristo, sino

en Cristo con sus doctrinas. En

otras palabras, jamás deberíamos

transformar la relación con Jesús

en un sustituto de las verdades bí-

blicas, ni exaltar las verdades bíbli-

cas en detrimento de la relación

con él. Nos estamos aproximando

rápidamente a la mayor crisis entre

la verdad y el error de todos los

tiempos, y necesitamos desespera-

damente un conocimiento más pro-

fundo de “la verdad tal como es en

Jesús”.

Mi interés no está en Cristo sin

sus doctrinas,