EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)
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COMITE NACIONAL DARWIN
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EL "PROYECTO DARWIN": MOTIVACIONES,
ALCANCES Y OBJETIVOS (1978 - 19861.
COMISION NACIONAL DE INVESTIGACION CIENTIFICA Y TECNOLOGICA
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SANTIAGO, 1978
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E INDICE
Prefacio jj
Introducción 1
I. Una Jornada a Través del Tiempo 2
1. El viaje del H.M.S. "Beagle" (1831-1836) 2
La partida 2
El naturalista a bordo del "Beagle" 3
2. El larco camino hacia el Oricen de las Especies (1837-1859) 9
Darwin y el planteamiento del problema 9
"Teoría de la descendencia cori modifica- ciones a través de la variación y la selección natural 12
El Origen y su impacto en la ciencia y la sociedad 13
Los vacíos en la teoría darwjnjana. El neodarwinismo 20
3. La historia post Origen (1859-1882) 21
II. La "Operación Darwin" 23
1. Origen y desarrollo del Proyecto Darwin (PD) 23
2. El Proyecto Darwin: ¿ Cuál es la Idea ? 31
Características de esta empresa 33
Algunos problemas integrados del PD 38
3. Objetivos y propósitos del PD: Una visión de síntesis 59
4. ¿Cómo se llevará a la práctica el Proyec-to Darwin ? 64
Financiamiento del PD 67
La programación del PD: Etapas 68
......-----..- -. .
j
La presente publicación tiene por objeto dar a cono-
cer el Proyecto Darwin, iniciativa nacida del interés común de dos
instituciones: el Instituto de Estudios Internacionales de la Uni -
versidad de Chile y la Comisión Nacional de Investigación Científi-
ca y Tecnológica (CONICYT).
El objetivo primordial del Proyecto Darwin Ps el de
agrupar a quienes componen la comunidad científica internacional -y
en especial a los científicos de los países especialmente invitados
a surnarse a esta iniciativa-, en torno a la tarea de realizar un ho-
menaje, en la mejor tradición académica, a la memoria de Charles R.
Darwin, en el 150Q aniversario del viaje del H.M.S. ItBeagle alrede
dor del mundo, entre 1831 y 1836.
El Gobierno de Chile creó, por Decreto Supremo N
540 de 2 de junio de 1978, el Comité Nacional Darwin, cuya labor se
rá la de llevar adelante el Proyecto Darwin. Con todo, tanto las
metas como las tareas de este Comité son esencialmente universita -
rias y ellas se encuadran en el máximo respeto a la libertad de ex-
presión y a la libre y más espontánea iniciativa de las institucio-
nes e individuos invitados a tomar parte en esta empresa. Espera -
mos que la atenta lectura de El Proyecto Darwin contribuirá a disi-
par toda duda al respecto.
La dirección ejecutiva del Comité Nacional Darwin
agradece públicamente a CONICYT y al Instituto de Estudios Interna-
cionales el apoyo que se ha otorgado a sus labores. Sin esta gene-
rosa ayuda, la tarea del Comité habría sido imposible.
AUGUSTO SALINAS ARAYA Secretario Ejecutivo Comité Nacional Darwin.
-
r
INTRODUCCION
Suele acontecer en las ¿pOCaS de crisis que el hom-
bre olvide por un momento su propia circunstancia y se dedique a
mirar hacia atrás, como si buscase en el pasado una respuesta a
sus presentes interrogantes. La angustia del presente es, pues,
un constante estímulo para que escribamos nuestra historia, tal
vez con la tácita esperanza de encontrar en ella el difuso diseño
de una curva que nos permita no tan sólo interpretar mejor nuestro
presente, sino que ser capaces de hacer un pronóstico válido del
inquietante futuro.
Sucede que hoy noS hallamos en un punto singularaen
te crítico de nuestro acontecer histórico, porque ocurre que, de
pronto, nos hemos dado cuenta que somos tripulantes de paso en una
nave espacial -la Tierra- cuyas dimensiones y cuya capacidad de
cargarnos son finitas. pero al mismo tiempo .'y - aqui reside la ra-
zón de nuestra angustia- intuimos que sabemos muy poco acerca de
su cuidado y mantención y que de este conocimiento depende nuestra
sobrevivencia como especie.
Nuestra actitud hacia el pasado histórico está en
cierto modo condicionada por la suerte de crisis que nos ha tocado
vivir. El romanticismo es propio de generaciones agitadas por con
fictos existenciales y de identidad, y entonces el historiador
tiende a revivir idealmente un pasado mítico, una Edad de Oro. No
puede ser ésta nuestra actitud, puesto que nuestra situación cru -
del exige enfrentarla de manera ciertamente más dinámica y creati
va. Se trata ahora de rescatar lo que hemos perdido o lo que este
mos a punto de perder, que es nada menos que una relación hombre -
naturaleza coherente con la posibilidad de tener un futuro como Hu
manidad, como especie biológica. En las páginas que siguen trata-
remos de explicar nuestro encuentro con el pasado y, en particular,
con la figura de un gran hombre -Charles Darwin- con su obra y so-
bre todo con su enorme capacidad de admiración y de comprensión en
u .... - Ç
-2-
te la naturaleza y ante la vida. Esencialmente, lo que quere*os
es reembarcamos en un "Beagle" imaginario y tratar de reconstruir
el escenario que vivió, observó y describió el gran naturalista in
glés. Esperarnos que la lectura de lo que es hasta ahora el Proyec
to Darwin sea considerada como una cordial invitación para unirnos
en una empresa común, que constituye un verdadero desafio para su-
perar la crisis del mundo contemporáneo.
I. UNA JORNADA A TRAVES DEL. TIEMPO
1. El viaje del H.M.S. "Beagle" (1831-1836)
La partida
El 27 de diciembre de 1831 zarpó de Devonport, pe -
queño puerto vecino a Plymouth, en el sudoeste de Inglate-
rra, un pequeño "brig" de 242 toneladas y diez cañones al
mando del capitán Robert Fitz Roy R.N., cuya misión era
continuar con el reconocimiento y el levantamiento de car -
tas hidrográficas de las costas de Sudamérica y efectuar
mediciones de longitud en diversos puntos del Hemisferio
Sur. No era ésta la primera vez que el H.M.S. "Beagle" se
hacia a la mar cumpliendo órdenes del Almirantazgo británi
co, ya que entre 1826 y 1830 había llevado a cabo simila -
res tareas. En su primer viaje sus marinos habían descu -
bierto un canal al cual bautizaron Beagle en honor del bar
co y habían capturado, en represalia por ciertos robos y
otras tropelias, a tre-s nativos de Tierra del Fuego -Fue -
guja Basket, Jemmy Buttori y York Minster-. que ahora regre-
saban a sus hogares luego de una no muy feliz estadía en
Gran Bretaña. Bajo la experta mirada de su capitán el bar
co había sido sometido a cambios y reparaciones que le per
mitirian afrontar los peligros de la navegación en los ma-
res australes; un tercer mástil le fue añadido con el obje
-3-
to de mejorar su capacidad de maniobra y cuatro de sus
diez cañones fueron removidos para aumentar su carga útil,
en la cual figuraban, además de vituallas y medicamentos,
una gran cantidad de cronómetros y preservativos para los
especímenes que se recolectarían en el largo viaje.
A pesar de su juventud, el capitán Fitz Roy era ya
un avezado marino, experto en hidrografía y aficionado a
todas las artes y ciencias de la navegación de altura. Ex
tremadamerite rígido en sus convicciones religiosas y en el
cumplimiento de sus deberes profesionales, el capitán del
"Beagle" no era ciertamente. hombre de fácil trato para sus
compañeros de viaje, aunque su naturaleza aristrocrática
-era nieto de un duque y sobrino de Lord Castlereagh- mode
raba su carácter irritable y su propensión a salirse fácil
mente de sus casillas. Robert Fitz Roy fue un pionero de
los estudios meteorológicos y más tarde llegó a ser jefe
del primer servicio oficial inglás que proporcionó predic-
ciones científicas sobre el tiempo. Nombrado Gobernador
de Nueva Zelandia, su carácter impredecible y su tendencia
a considerar toda opinión contraria a la suya como una
ofensa personal le hicieron fracasar en este elevado cargo,
y su personalidad depresiva le llevó a suicidarse en 1865.
El naturalista a bordo del "Beagle"
La expedición emprendida por el "Beagle" a fines de
1831 no era esencialmente diferente de las que año tras
año cumplían barcos de Su Majestad británica en todos los
mares, con excepción de la presencia de un joven de 23
años entre la tripulación de 74 hombres que componía la do
tación del barco, y entre los cuales se contaban los tres
r
indios fueguinos ya mencionados, un misionero, un instru -
-4-
mentista, un artista (Conrad Martins, que dejo apuntes pre
cisos y de gran valor artístico de las regiones visitadas)
y los sirvientes de Fitz Roy y de Charles Robert Darwin,
que así se llamaba el joven naturalista embarcado a instan
cias del propio Fitz Roy y que se autodefinía como "extre-
madamente aficionado a la geología y, en general, a todas
las ramas de la Historia Natural".
Charles R. Darwin era un estudiante recién egresado
de Cambridge que a instancias de su padre se había prepara
do para ser un buen párroco rural por el resto de su vida
luego de su fracaso en la Escuela de Medicina de Edinburgh.
El joven Darwin se había mostrado más aficionado a la equi
tación y la caza que a los libros, pero estaba dotado de
una extraordinaria capacidad de observación y de una gran
paciencia y afición natural para recolectar especimenes.
Tales dotes le habían acercado a John 5. Henslow, profesor
de Botánica en Cainbridge, quien lo recomendó a Fitz Roy co
mo naturalista. Darwin hubo de vencer la oposición pater-
na, que consideraba la empresa como "una inútil aventura",
y decidió aprovechar la oportunidad de conocer tierras le-
janas y de "coleccionar, observar y noticiar cualquier co-
sa digna de valor para la Historia Natural". Años después,
al hablar del crucero, Darwin diría: "El viaje del 'Beagle'
ha sido lejos el suceso más importante de mi vida y deter-
minó toda mi. carrera". 2/
11 Nora Barlow (ed.) The Autobiagraphy of Charles Darwin, 1809 - 1882. (New York, The Norton Library, 1969) p. 76
-5-
Importancia histórica y científica de la expedición del
Beag le"
Durante los cuatro años, nueve meses y dos días que
duró el crucero, Fitz Roy y sus compañeros visitaron las
I. Canarias, el archipiélago de Cabo Verde, el Brasil,
Uruguay, Argentina, Chile, Perú, las I. Galápagos, Tahiti,
Nueva Zelandia, Australia, las I. Cocos, la isla Mauritius,
Ciudad del Cabo, Santa Elena y Ascensión, de nuevo Brasil,
las Azores y, luego de haber dado la vuelta al mundo, In -
glaterra otra vez, a cuyas costas arriban el 2 de octubre
de 1836.
Desde el punto de vista del Almirantazgo, el viaje
se consideró todo un éxito. El "Beagle" llevaba a Inglate
rra nada menos que 82 vistas de diferentes costas, 80 car-
tas hidrográficas y planos y 40 cartas de las bahías y
puertos visitados, además de haber llevado a cabo inumera-
bies mediciones de longitud. Por su parte, Darwin redacta
ría, entre 1842 y 1846, tres obras sobre las observaciones
geológicas realizadas durante la travesía. La primera de
estas obras (y la más famosa de ellas) trata de la forma -
ción de arrecifes de coral (The Structure and Distribution
of Coral Reefs, 1842), en la cual formula la hipótesis
-que se ha demostrado correcta- de que tales arrecifes y
atolones se habrían formado sobre los flancos de islas vol
cánicas en proceso de hundimiento; el segundo de sus tex -
tos de geología versa sobre las iSl'as 'volcánicas (1844) y
el tercero, sobre la geología de Sudamérica (1846). Entre
tanto, algunos conocidos naturalistas británicos emprendie
ron la tarea de clasificar y describir las especies despa-
chadas por Darwin a Inglaterra. £1 resultado de este tra-
bajo, realizado por Sir Richard Owen, Gould y Jenyns entre
otros, fue publicado en cinco volúmenes (1840-1848), bajo
es *
el nombre genérico de Zoology of the Beagle. En su obra
Antarctic Flora (1845), J. D. Hooker catalogó algunas espe
cies botánicas recogidas por Darwin. Tanto sus propias ob
servaciones como la atenta lectura de los Principios de
Geología, de Sir Charles Lyell (1830) comenzaron a debili-
tar las creencias religiosas de Darwin durante el viaje,
pero éste prefiri6 callar sus dudas para no enemistarse
con Fitz Roy.
Ninguno de sus libros satisfizó más a Darwin que The
Voyage of the Beagle, y su constante demanda por más de un
siglo parece darle la razón al sabio británico. El Viaje
del BeaQle ha llegado a ser un clásico de la literatura
de viajes, aventuras, tanto por su estilo como por su gran
valor didáctico, al presentar el trabajo de un gran natura
lista en el terreno. Esta obra resume el contenido del
"Diario" que Darwin llevó a bordo por espacio de casi cin-
co años, más los datos y descripciones acumulados en diez
y ocho cuadernos de notas en los que el naturalista del
"Beagle" consignó sus observaciones. Una primera versión
constituyó el tercer volumen de la obra Narrative of the
Surveying Voyages of His Majesty's Ships Adventure and
Beagle .... (1839), editada como el informe oficial sobre
los cruceros científicos llevados a cabo por el "Beagle"
y el "Adventure" entre 1826 y 1836. Los volúmenes escri -
tos por Fitz Roy y el antiguo capitán del "Adventure",
Philip parker King, pasaron desapercibidos por el público,
pero "Journal and Remarcks", el volumen redactado por
Darwin, se convirtió en un inmediato éxito de librería. Du
rante 1839 se pusieron en circulación dos reimpresiones de
este volumen y la versión final, revisada y completada por
Darwin, fue publicada en 1845 bajo el título de Journal of
Researches into the Natural History and Geology of the
countries visited during the Voyages of H.M.S. Beagle
-7-
round the world under the Command of Capt. Fitz Roy, R.N.
Afortunadamente, ediciones posteriores acuñaron el título
más simple y significativo de The Voyage of the Beagle.
Tales resultados habrían bastado para compensar con
creces el esfuerzo del Almirantazgo y de la tripulación
del H.M.S. "Beagle"; es, sin embargo, la evidencia recogi-
da durante el viaje y el uso posterior que Darwin le di6
en la formulación de su teoría sobre el origen y evoluci6n
de las especies, la que otorga al segundo crucero de este
barco la importancia histórica y científica que hoy se le
asigna. En opinión de un conocido especialista, "fue el
vasto y cambiante panorama biológico, tanto de organismos
vivos como extintos, observado por Darwin durante el viaje
del "Beagie", el que puso a éste en el camino del Origen
de las Especies". Y La lectura de Lyell y la observación
del paisaje sudamericano habían convencido al joven natura
lista de que la teoría del autor de Principies of Geology
era la correcta, a saber, que las características físicas
de nuestro planeta eran el producto de la acción de fuer -
zas geológicas actuando a través de inmensos períodos de
tiempo, períodos incomparablemente más extensos que los
4.004 años que los teólogos asignaban a la historia de le
tierra desde su Creación. Este convencimiento y el ingenio
con que Darwin se planteó las preguntas correctas en el
preciso momento, le permitieron formular sus primeras hipó
tesis sobre la existencia de un tronco común para toda las
especies.
El 15 de septiembre de 1835 el "Beagle" llegó a las
islas Galápagos -las Islas Encantadas de los descubridores-
2/ Charles Darwin. The Voyage of the Beagle. Ed. por Leonard Engel. (Garden City, N.Y., Anchor Books, Doubleday & Company Inc., 1962) Introduction: p. ix.
- 8-.
situadas casi justo en la línea del Ecuador, a unas 600 mi
has de la costa. A partir de la lectura de la obra de
Lyehl, Darwin buscaba continuidad y semejanzas, tanto en -
tre las especies vivas como entre éstas y sus predecesoras.
Tal y como Lyell había explicado el desarrollo geológico a
través de su teoría uniformista, así Darwin quería expli -
car la "sucesión de tipos orgánicos", tanto en el espacio
como en el tiempo, a través de una hip6tesis igualmente 16
gica y natural. Durante su estada en la Patagonia, pudo
notar el hecho de que especies desaparecidas eran reempla-
zadas por especies cercanamente emparentadas, como ocurría,
por ejemplo, con la sorprendente semejanza entre el arinadi
lb f6sil gigante encontrado en la pampa y el armadillo ac
tual, que escasamente llegaba a la décima parte de la cor-
pulencia de su antecesor. Esto hizo pensar a Darwin que
estaba no ante especies distintas, sino ante variedades di
ferentes que poseían un ancestro común.
Cuando la tripulación del "Beagle" desembarcó en
las Galápagos, Darwin se encontró con un problema algo más
complejo. Hasta ese momento, la fauna y flora sudamerica-
nas habían calzado dentro de un marco caracterizado por la
continuidad en la variación de las formas orgánicas que
coincidía con los cambios graduales del medio ambiente. El
archipiélago de las Galápagos, sin embargo, constituía un
caso radicalmente diferente: mientras el medio ambiente
era esencialmente el mismo en todas las islas, cada una de
ellas poseía una flora y fauna diferente de las demás. Las
distintas variedades zoológicas y botánicas de las Galápa-
gos parecían estar, fuera de toda duda, emparentadas entre
ellas y, lo que era aún más sorprendente, todas recordaban
especies similares sudamericanas. Eran, pues, variedades
MM
descendientes de un tronco común. Darwin vió entonces cia
ro su problema: si quería probar su hipótesis de que las
especies hoy existentes son los actuales representantes de
un árbol genealógico cuyas raíces se pierden en la noche
del tiempo, debería llegar a probar por qué especies tan
cercanas en el tiempo y en el espacio podían ser tan dife-
rentes, y por qué otras especies geográfica y geológicaznen
te tan distintas podían ser tan parecidas. "El viaje del
"Beagle" había hecho de un amable y algo apático joven to-
do un adulto. La aventura había proporcionado al hombre
dotado de gran capacidad de percepción y de originalidad,
la oportunidad de ejercitar sus dotes en armadillos y gli2
todontes, piedras quecaianyca{an, una y otra vez, en los
torrentes de los Andes, tortugas y volcanes y picos de pá-
jaros. Una vez en Inglaterra él armaría todas estas pie -
zas en una nueva síntesis, y la idea del mundo nunca más
sería la misma. Todo esto pudo ser posible porque él ha -
bia excavado y encontrado la caparazón de un Edentado y ha
bía presenciado, en un terremoto, a los Andes empujarse a
sí mismos más y más arriba, y porque también había leído a
Lyell y a Humboldt. El fundamento de sus ideas era tan di
verso como los fragmentos del puzzle que había armado. En
realidad, no podía haber sido de otra manera".
2. El largo camino hacia el Origen de las Especies (1837-1859)
Darwin y el planteamiento del problema
En su Autobiografía, Darwin anota que "el 7 de mar-
zo de 1837 arrendé un departamento en Great Marlborough
3/ Loren Eiseley. Darwin's Century. (Garden City, N.Y., Anchar Books, Doubieday and CO. Inc., 1961) p. 174. Para un enfoque histórico de la obra de Darwin, Cfr. de Stephen Toulmin & Goodfield, The Discovery of Time (New York, Harper Torchbooks, Harper & Row Publishers, 1966)
- 10 -
Street y viví allí cerca de dos años, hasta que me casé.
Durante estos dos años terminé el Viaje del "Beagle", leí
varios trabajos en la Sociedad de Geología, comencé a pre-
parar el manuscrito de mis Observaciones Geol6gicas y dis-
cutí la publicaci6n de la zoología del Viaje del "Beagle".
En julio abrí mi primer cuaderno de notas sobre el Origen
de las Especies, sobre el cual yo había reflexionado larga
mente, y ya nunca cesé de trabajar en el tema durante los
veinte años siguientes". " Al recordar esta época de su
regreso a Inglaterra, Darwin diría más tarde que al prepa-
rar su publicación el Vtaje, se dió cuenta de la enorme
cantidad de hechos que indicaban un tronco común para las
especies.
A partir de julio de 1837 Darwin comenzó a trabajar
en el Origen, utilizando "los verdaderos principios Baco -
nianos", es decir, recopilando hechos y más hechos, sea de
su propia experiencia o de sus lecturas, sin formular nin-
guna hipótesis. Darwin sabía perfectamente que cualquier
teoría sobre la "transmutación de las especies" debería des
cansar, para su pública aceptación, en una sólida base de
evidencias irrebatibles, en parte debido al hecho de que
anteriores teorías evolucionistas estaban completamente de
sacreditadas (en particular, la enunciada por Lamarck en
su Filosofía zoológica, 1809) y que la última palabra en
la materia había sido dada por Cuvier con su doctrina ca -
tastrofista y anti-evolucionista que, debido al prestigio
de su autor, se había impuesto en los medios intelectuales
y académicos de Francia y Europa. No era menos importante
para Darwin el espíritu conservador que a la sazón impera-
ba en Inglaterra y la sempiterna desconfianza de los secto
4/ Darwin, Autobiography, op. cit. p. 83 -
- 11 -
res más tradicionales hacia los hombres de ciencia, respon
sables, según ellos, de los estragos de la Revolución Fran
cesa y cuyo camino habrían pavimentado con sus ideas im -
pías. Por otra parte, al regreso de Darwin Inglaterra es-
taba viviendo el temor de huelgas y levantamientos popula-
res en cuanto a la parte social y, desde el punto de vista
académico, el surgimiento de la llamda "Teología Natural",
cuyos seguidores creían ver en el estudio de la naturaleza
el camino más adecuado para probar la Sondad y la Existen-
cia del Creador. Charles Darwin sabia que sus ideas ero -
sionarían sensiblemente esta doctrina y no ayudarían preci
samente a calmar a los conservadores ingleses; de ahí su
preocupación ante los resultados de su obra.
En octubre de 1838 Darwin leyó y estudió atentaznen-
te el Ensayo sobre el Principio de la población, escrito
en 1795 por Robert Maithus. Fue entonces cuando encontró
al fin la hipótesis que tanto necesitaba. El ya estaba fa
miliarizado con el concepto de "lucha por la existencia",
que Lyell y otros habían utilizado anteriormente para ex -
plicar la situación en los reinos animal y vegetal, y cuyo
proceso explicaba para este autor la desaparición de tan -
tas especies extintas. Darwin, en cambio, aplicó el con -
cepto a la explicación de por qué aparecen nuevas especies.
Lo que él debía explicar era, en primer término, cómo apa-
recen nuevas variedades de plantas y animales y, en segun-
do lugar, por qué algunas de estas variedades podían sobre
vivir a expensas de sus competidoras. Pudo así darse cuen
ta que, dada la existencia de tales variedades, la lucha
por la sobrevivencia otorgaba el triunfo a los más idóneos,
a través de un proceso o mecanismo que Darwin llamó con mu
cha propiedad como selección natural, para diferenciarlo
de la "selección artificial" practicada por los criadores
- 12 -
de animales domésticos. Por otra parte, Darwin conocía
perfectamente el hecho (ya anotado por Linneo) que en una
determinada poblaci6n existían gran cantidad de variedades,
hecho que aprovechan los criadores para obtener por cruza-
miento ejemplares más adaptados al provecho humano.
"Teoría de la descendencia con modificaciones a través de
la variación y la selección natural"
La experiencia recogida durante el crucero del
"Beagle" puso a su disposición la evidencia necesaria para
probar su teoría. Según ésta, existen dos factores que ac
túan constantemente sobre una determinada especie: el en -
torno físico (clima, geomorfología, suelos, etc.) y el am-
biente biológico (alimentos, predadores y competidores).
por otra parte, Darwin señala al comienzo del Origen la
existencia de variedades dentro de una especie, la que es-
tá sometida a la acción de los factores ya mencionados y
al proceso selectivo al que da lugar la lucha por la exis-
tencia; ahora bien, cualquier cambio producido en el am -
biente físico hace aparecer diferencias cualitatitvas de
adaptación entre las variedades existentes: unas varieda -
des (las peor adaptadas) desaparecerán; otras, más adecua-
das al nuevo medio, sobrevivirán. En este sentido, si es-
tas diferencias en la capacidad de adaptación están genéti
cemente determinadas, se irán produciendo cambios gradua -
les tanto en la constitución genética de la especie como
en sus formas. Es por esto que C.H. waddington ha defini-
do este proceso al que Darwin llamó "selección natural" co
mo "una consecuencia inevitable de la variación genética
en la aptitud". La selección natural no es, pues, un agen
te en la transformación de las especies, sino un proceso
que surge naturalmente de una condición propia de los se -
- 13 -
res vivos, cual es su variabilidad hereditaria.
El transformismo a que da lugar el proceso de selec
ción natural se une en Darwin a su convicci6n (apoyada en
la paleontología) de que existe un evidente progresismo en
el cambio sucesivo y gradual de las especies: "A este prin
cipio de conservación, o la supervivencia de los mejores,
le he llamado Selección Natural. Este proceso conduce al
mejoramiento de cada individuo en relación a sus condicio-.
nes de vida, tanto orgánicas como inorgánicas; y consecuen
temente, en la mayoría de los casos, a lo que debiera ser
definido como un avance en organización".!" Transformismo
y progresismo son, pues, las componentes de lo que conoce-
mos como evolución de las especies. progresistas como
Herder y el mismo Cuvier no fueron transformistas; por otra
parte, un decidido transformista, como Lemarck, no otorgó
valor a las evidencias sobre el progreso en la organiza -
c16n de los seres vivos.
El Origen y su impacto en la ciencia y la sociedad
La mayoría de las ideas ya expuestas -y que corteti-
tuyen el pensamiento fundamental del Darwinismo- fueron
puestas por escrito por Darwin 1839. A medidados de 1842
el sabio británico redactó un breve sumario de su teoría,
el que hacia 1844 había crecido hasta alcanzar 231 páginas,
pero la publicación de la obra definitiva hubo de esperar
aún otros 15 años, a causa del deseo ya señalado de Darwin
sobre reunir la mayor cantidad de evidencia antes de entre
gar a la imprenta su manuscrito. El hecho que provocó la
publicación del origen fue la carta que Alfred Russel
Wallace, un botánico inglés, le escribió y por la cual le
5/ Charles Darwin. The Origin of Species (New York, Mentor Book, The New English Library Limited, 1958) p. 88
- 14 -
comunicaba que había llegado a formular una teoría similar
a la suya, trabajando independientemente y sin tener el
más mínimo conocimiento de los trabajos de Darwin. Gracias
a la intercesión de Lyell y Hooker, ambos convinieron en
leer ante los miembros de la Sociedad Linneana un trabajo
sobre la teoría de la selección natural (19 de julio de
1858). En noviembre de 1859 salió por vez primera a la
venta The Origin of Species, By Means of Natural Selection
or the preservation of Favoured Reces in the Struggle for
Life; una primera edición de 1250 ejemplares se agotó de
inmediato, lo que motivó la impresión de sucesivas edicio-
nes, hasta completar seis a principios de 1872. De este
libro se ha dicho que, aparte la Biblia, ninguna obra ha
sido tan influyente, desde cualquier punto de vista, sobre
el pensamiento contemporáneo.
¿ En que reside la enorme importancia que se atribu
ye al Origen de las Especies ? Desde luego, su contenido
no halagaba precisamente a la raza humana y deterioraba ca
si del todo la creencia en un Creador delorden conocido.
Aún más, las ideas de Darwin atentaban contra el fundxnen-
to mismo de la ciencia, que postulaba un Universo inteligi
ble y ordenado. De acuerdo a Darwin, la armonía del mundo
viviente no era el sabio trabajo de un Divino Arquitecto
sino el producto de la acción de fuerzas naturales. El Un!
verso de Darwin es desordenado, caótico, porque está en
constante cambio. No hay ni propósito ni causa final en
él.
a contribución del Origen al logro de una explica-
ción válida del mundo de los seres organizados ha llegado
a ser sin duda el principio más universalmente aceptado en
la biología moderna. En primer término, demostró que las
anteriores teorías (incluido el principio bíblico del Crea
cionismo) eran insostenibles al ser confrontadas con la
- 15 -
evidencia sobre la mutación orgánica. En segundo lugar,
quedó clara y convincentemente demostrada la existencia de
un proceso evolutivo, a través de la presentaci6n de un
gran cuerpo de evidencias que demostraban que los organis-
mos existentes no habían sido creados por separado y que
habían evolucionado gradualmente de organismos primitivos.
Por último, porque introdujo la teoría de la selección na-
tural, la cual proporciona un mecanismo lógico por medio
del cual la transformación de las especies puede y debe
producirse. "La selección natural hizo la evolución cien-
tíficamente inteligible: Por sobre todo, fue el concepto
que terminó por convencer a biólogos profesionales como
Sir Joseph Hooker, T.H. Huxley y Ernst Haecke1"."
Con todo, fue el nuevo lugar del hombre en la natu-
raleza lo que impactó más el sentimiento religioso y la mo
ral Victoriana de la época. "Nunca más el hombre pudo ser
mirado como el Señor de todo lo Creado, un ser distinto,
aparte del resto de la naturaleza. El hombre ya no era
más que el representante de una entre varias Familias del
orden Primates, en la clase de los Mamíferos". 1" Esta fue
una de las causas más importantes en la reacción indignada
de la mayor parte de la sociedad y de los intelectuales eu
ropeos y americanos en contra de Darwin. El Presidente de
la Universidad de Columbia declaró en 1873 que si la teoría
darwiniana fuese verdadera, la existencia de Dios sería im-
posible. Si semejante engendro era el resultado de la cien
cia moderna", entonces, por favor, no más ciencia.
6/ Sir Ju].ian Huxley, er The Origin of Epecies, op. cit. Introdue ción, p. x. Sobre la importancia del Origen y, en general, so-bre Darwin y su obra, cfr. Sir Gavin de Beer, Charles Darwin, A Scientific Biography (Garden City, Doubleday Anchor Books, 1965).
7/ Huxley, op. cit. p. xv
- 16 -
Prefiero vivir con mi simple ignorancia, como mis
padres lo hicieron antes que yo 9.9"8/ Protestantes y ca-
tólicos por igual criticaron el materialismo implícito en
el Origen. En realidad, Darwin nunca negó la existencia
de un Supremo Creador, pero, como Lamarck, insistió en que
la aparición de la vida en el planeta Tierra y su subse -
cuente radiación en formas divergentes, era el producto de
fuerzas naturales, cuyo efecto podía expresarse en leyes
similares a las que regían el orden de los astros y el mo-
vimiento de los cuerpos, y ya en 1842 expresaba su incredu
lidad en la existencia de "innumerables actos de creación";
en cambio, afirmaba que la creación y extinción de espe -
cies "eran efecto de medios secundarios".
L,a polémica entre representantes de la Iglesia An -
glicana y el Darwinismo alcanzó niveles dramáticos en la
reunión que en junio de 1860 organizó la Asociación Britá-
nica en Oxford. Durante una de sus sesiones, el Obispo
Samuel Wilberforce se refirió a la teoría darwiniana con
no mucho conocimiento pero con demasiado sarcasmo e ironía
y, al terminar su intervención, preguntó al conferencista
que le sucedería en la tarima, "si era a través de su abue
lo o de su abuela que 41 afirmaba descender de un mono".
El orador siguiente no era otro que Thomas H. Huxley, el
más ferviente y leal defensor del pensamiento de Darwin.
El expresó que la de Darwin era la mejor explicación sobre
las especies que se había formulado y procedió a dar a la
audiencia un breve resumen del Origen. Al fin de su dis -
8/ Sidney Ratner, "Evolution and the Rise of the Scientific Spirit in América" (philosophy of Science, 1936, Vol. 3, p. 115). Ci tado por Eiseley, op. cit. pp. 194 - 195.
- 17 -
curso, afirmó que él no tendría vergiíenza alguna en tener
un mono por ancestro, "pero que si se avergonzaría de es -
tar emparentado con un hombre (Wilberforce) que utilizaba
sus grandes cualidades para obscurecer y ridiculizar la
verdad 2". Fue éste el primer gran triunfo público del dar
winismo.
La Iglesia Católica fue mucho más flexible y permea
ble ante la embestida del Evolucionismo. Aunque la conde-
na tácita de la teoría transformista estaba implícita en
el Syllabus de Errores, publicadp en 1864 por el Papa Pío
IX para impugnar "el progreso, el liberalismo y la civili -
zación moderna", los intelectuales católicos pudieron leer,
discutir y aún defender libremente el contenido del Origen.
La solución a toda posible controversia entre católicos y
evolucionistas parece estar en la Encíclica Humani Generis
(1951), del Papa pío xii, la cual expresa que la teoría de
la evoluci6n debería ser examinada y discutida tanto por
científicos como por teólogos, al menos en la parte que c om
pete al origen del cuerpo humano, el que según esta teoría
habría evolucionado de la materia orgánica pre-existente.
Sin embargo, la fe católica obliga a todos sus creyentes a
creer y sostener que el alma de cada hombre ha sido creada
por Dios.
podría afirmarse que tanto la moral como las ideolo-
gias políticas provienen de fuentes diferentes a la ciencia.
Sin embargo, es tal la autoridad del pensamiento científico
y tal la fuerza de su racionalidad, que toda idea o movi -
miento, de cualquier clase que sea, aspira a ser "científ i-
ca", a obtener la aprobación de la ciencia. La grandeza y
9/ Una complete narración de este célebre incidente aparece en el libro de William Irvine, Apes, Angles and Victorians. Darwin, Huxley and Evolution. (Cleveland, Meridian Books, The World publishing Co., sexta edición, 1968). pp. 3 - 7
- 18 -
alcance de la concepción darwiniana sobre el mundo vivien-
te hizo que críticos y seguidores viesen en la teoría del
Origen la fuente de todas las desdichas que azotan al mun-
do moderno o, por el contrario, una doctrina que hacía co-
herentes los esfuerzos por mejorar la sociedad contemporá-
nea. Entre quienes se destacaron más por la aplicación de
las ideas darwinianas a la construcción de un moderno con-
cepto en ciencias sociales, se encuentra Herbert Spencer,
el apóstol del "Darwinismo Social" que, en su libro Crea -
ción y Evolución formuló los principios básicos de una éti
ca evolucionista. Según estos principios, una conducta mo
ral era aquella que contribuía a la mejor adaptación posi-
ble del hombre a su medio y que aseguraba, por lo tanto,
la evolución progresiva del género humano. Siendo la feil
cidad también un resultado de una adaptación satisfactoria,
moral y felicidad eran sinónimos; eran esencialmente una
sola cosa.
Los líderes del capitalismo y del liberalismo man -
chesteriano también vieron en el Origen el necesario apoyo
intelectual a la doctrina del laissez - faire y del indivl
dualismo en el mundo de los negocios. Por otra parte, al-
gunos discípulos de Spencer, como el norteamericano W. G.
Summer, se pronunciaron en contra de toda ley social que
ayudase a los pobres, a los inválidos, a los "menos idó -
neos", ya que al dictar semejantes leyes la sociedad permi
tía la "sobrevivencia del menos apto" y atentaba de este
modo contra la vitalidad de la civilización moderna.
Comunismo y positivismo, las poderosas ideologías
contemporáneas al Origen, vieron en la teoría darwiniana,
en cambio, un serio revés para su causa. Como se sabe, el
positivismo despreciaba todo intento de remontarse hasta
los orígenes. Comte había combatido a Larmarck por esta
- 19 -
razón y Littré hacía lo mismo en 1863 con Darwin, al escri
bir que "en el origen de las cosas, no hemos estado noso -
tros; tampoco estamos en el final de las cosas. No tene -
mos, pues, ningún medio para conocer este origen y este fi
nal' 10 /- En los años siguientes a la aparición del Origen,
algunos revolucionarios europeos creyeron ver en la obra
da Darwin el marco teórico de su acción política; no care-
cían de razón, ya que el sabio británico afirmaba que el
mundo de los organismos vivos emergía constantemente de un
proceso evolutivo, y que esta evolución se realiza por me-
dios puramente materiales. Karl Marx, incluso, ofreció de
dicar a Darwin la traducción inglesa de ElCapital. por
otra parte, el patólogo alemán Rudolph Virchow y fundador
de la patología celular, rechazó la teoría de la evolución
por creerla "socialista" y en 1877 atacó a los seguidores
de Darwin culpándoles de la revolución, a lo que Ernst
Haeckel respondió que darwinismo y socialismo "estaban de
acuerdo como el agua al fuego".
En realidad, resulta difícil ver en la teoría de
Darwin un aporte de cierto valor a la causa de Marx y sus
seguidores. Estos comenzaron por criticar las fuentes del
pensamiento darwiniano, en particular El Ensayo sobre la
población, de Maithus, del que criticaron su teoría sobre
el desfase entre el crecimiento demográfico y el crecimien
to de los recursos; para el marxismo, la tecnología moder-
na que permitía una sobreabundancia de alimentos y mate -
rias primas, echaba por tierra los sombríos pronósticos de
Maithus y sus acólitos.
101 Citado por Marcel Prendnt, en Darwin y el Darwinismo (México D.F. Editorial Grijalbo S.A., 1969) p. 110
- 20 -
Quizás si el mayor escollo teórico entre darwinismo
y marxismo sea el que resulta de la comparación entre "evo
lución" y "revolución", conceptos entre los cuales parece
no haber acuerdo posible. Ambos procesos, sin duda, ac -
túan sobre la base de una lucha, que si en Darwin lo es en
tre individuos de una misma especie compitiendo por la su-
pervivencia, en Marx lo es entre las diferentes clases so-
ciales. En éste último, prevalece la solidaridad dentro
de cada clase, en tanto que en Darwin es allí precisamente
donde se libra la más encarnizada lucha. Por último, la
ideología marxista sostiene que la lucha de clases deviene
obsoleta, a través del establecimiento del comunismo,
mientras que para los evolucionistas la lucha por la exis-
tencia es una característica permanente de los organismos
vivos.
Los vacíos en la teoría darwiniana. El Neodarwinismo
Se ha dicho que Darwin no dejó nunca de ser sino un
aficionado, un naturalista que, con métodos del siglo
XVIII, cambió la idea de la Naturaleza que poseía el siglo
XIX. En realidad, Charles Darwin careció de una educación
formal en la mayoría de las disciplinas científicas, aun -
que tuvo el genio suficiente como para aprender a pensar y
construir hipótesis por sí solo. Con todo, su propia igno
rancia y el atraso en que se encontraban las ciencias bio-
lógicas con respecto a las ciencias físico-matemáticas fue
ron las razones principales que explican la existencia de
notorios vacíos en su teoría. El primero de ellos reside
en la incapacidad de la ciencia de la época para explicar
la existencia y origen de las variaciones genéticas que
dan lugar a las diversas variedades dentro de una especie.
- 21 -
El segundo de estos vacíos se concreta en la falta -en la
teoría darwiniana- de un mecanismo que explique cómo las
características de una variedad exitosa ("apta") en la lu-.
cha por la existencia, pueden ser heredadas por su descen-
dencia. Ambas omisiones vinieron a ser satisfactoriamente
explicadas tan sólo en el presente siglo, gracias a Mendel
y a hombres como Morgan y De Vries.
El progreso de la genética a partir de la enuncia -
ción de la ley de Mendel, permitió entender los mecanismos
que transmiten las cualidades hereditarias y pudo llegarse
así a una nueva expresión de la selección natural, la que
sólo es eficaz cuando actúa sobre alteraciones en la fre -
cuencia de determinados genes en cada población. A esta
nueva enunciación de la selección natural, en términos de
la frecuencia de genes, se le ha denominado neodarwinismo
11/.
3. La historia post-Origen (1859-1882)
La publicación del Origen de las Especies cambió
por entero el enfoque que hasta 1859 habían dado intelec -
tuales y hombres de ciencia al problema de la evoluci6n
biológica. ya no se trataba de discutir si existía o no
un proceso evolutivo válido para todos los organismos, si-
no en qué forma se llevaba a cabo. Como ya se ha dicho en
forma repetida, después de Darwin el hombre ocupó el lugar
que le correspondía en la Naturaleza y esta nueva concep -
ción inició una revolución biológica que cada día adquiere
mayor vigor y trascendencia. Puede afirmarse que la teo -
11/ Una buena introducción al estudio de la evolución la constitu-ye el contenido de la obra de S.A. Barnett et al., A Century of Darwin (London, Heiriemann Educational Books Ltd., 1962).
- 22 -
ría de la evolución, junto a la teoría celular y la gené-
tica, forman la columna vertebral de la biología moderna.
La obra de Charles Darwin entre 1837 y 1858 trans-
formó el crucero del H.M.S. "Beagle" en la expedici6n
científica ms grande jamás realizada. En realidad, el
horizonte que la evidencia recolectada en este viaje abrió
a la Humanidad, sólo tiene parangón con el descubrimiento
de América o con el primer viaje a la Luna en 1969. A ca si 150 años de distancia, la hazaña de Darwin y de los ma
rinos que le acompañaron continúa siendo un ejemplo de
disciplina, de conocimiento náutico y de rigor científico.
Charles Darwin continuó su fecunda obra por espacio
de 23 años luego de la publicación del Origen. Murió en
su casa de Down, cerca de Londres, el día 19 de abril de
1882 y fue enterrado en la Abadía de Westminster, junto a
Sir Isaac Newton. En cuanto al "Beagle", su vieja compañe
re de aventuras, continúo navegando a través de todos los
mares bajo la bandera del Almirantazgo hasta 1845, y fue finalmente dada de baja en 1870.
- 23 -
II. LA "OPERACION DARWIN"
1. origen y desarrollo del Proyecto Darwin (PD)
A mediados de 1976, algunos profesores del Institu
to de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile
comenzamos a investigar sobre el tema "Darwin y Chile: un
caso de estudio sobre la interacción en materia científica
entre un centro de excelencia y una sociedad periférica".
Este proyecto había obtenido máxima prioridad en el concur
so de financiamiento de proyectos de investigación organi-
zado por nuestra universidad y versaba sobre dos puntos bá
sicos: a) un estudio de los aspectos históricos y científi
cos de la visita del H.M.S. "Beagle" a Chile (1834 - 1835)
y b) el impacto de la obra de Darwin en las ideas y la cul
tura chilena de fines del siglo XIX. No era ésta la prime
ra vez que nos ocupábamos de Darwin y su teoría, pero aho-
ra se nos presentaba la oportunidad de contribuir en forma
original al conocimiento del gran sabio inglés y su influen
cia en una cultura no europea.
A poco de comenzar, nos dimos cuenta de la enorme
influencia del pensamiento darwiniano en la historiografía,
la educación, la política y el desarrollo social de Chile
entre los años 1860 y 1914, hasta el punto que resultaba
prácticamente imposible comprender nuestro propio proceso
cultural sin examinar más a fondo las razones que partidia
nos y oponentes de Darwin esgrimían tanto en Chile como
en el Viejo Mundo y América del Norte. Nos percatamos ade
más que el tiempo transcurrido no había borrado por entero
las pasiones desatadas por la controversia en torno a las
ideas del Origen de las Especies y que, antes bien, algu -
nos puntos conflictivos sólo se habían revitalizado, adqui
- 24 -
riendo nuevas formas y dimensiones. Todo análisis, por lo
tanto, debería ser replanteado desde nuestra propia pers -
pectiva histórica, si queríamos que nuestras conclusiones
tuviesen alguna validez y provecho. Al mismo tiempo, la -
lectura del viaje del Beagle fue iluminadora por más de una
razón; las precisas descripciones de Darwin nos mostraron
un escenario de tal modo diferente al Chile actual que a
veces nos parecía que su autor hablaba de un territorio
ajeno a nuestra diaria experiencia. Sólo donde la presen-
cia del hombre se registraba en forma esporádica y superfi
cial, como es el caso de nuestros paisajes australes, emer
gía el escenario darwiniano con toda su prístina belleza,
tal y como se había presentado ante los ojos maravillados
del joven naturalista del "Bealge" hace casi 150 años
atrás*
paralelamente a este quehacer de puro corte acadé-
mico y en razón de nuestro cargo como profesores de un cen
tro de investigación cuyo interés principal reside en el
estudio de las relaciones internacionales y de sus distin-
tos actores, estábamos preocupados por el creciente dete -
rioro de nuestra imagen intelectual en el extranjero, el
que corría a parejas con la pérdida del prestigio que tra-
dicionalmente gozó el ejercicio de las actividades académi
cas de nuestro país. No es éste el lugar ni la ocasión
propicios para analizar y discutir tales hechos, pero sí
podemos afirmar que, tanto en aquella ocasión como ahora,
sostuvimos la necesidad de apoyar y estimular a cualquier
precio la existencia de la investigación científica básica,
como única manera de asegurar la sobrevivencia de valores
e instituciones culturales y sociales caras a nuestra tra-
dición histórica y que desde nuestros comienzos como na -
ción han constituido nuestro orgullo. Además, juzgamos im
- 25 -
prescindible la presencia activa de una opini6n científica
clara y decidida en nuestro desarrollo como nación moderna,
imbuida de los valores espirituales de Occidente. Contri-
buyó poderosamente a convencernos de esta necesidad la au-
sencia significativa de la voz de la comunidad científica
en situaciones y problemas que demandaban una opinión lógi
ca y racional, claramente formulada y avalada con el pres-
tigio de la ciencia. Este hecho, que en otro lugar hemos
llamado "el silencio de los científicos", se manifestaba
particularmente en problemas tan graves para la nación co-
mo la carencia de una política definida en cuanto a la con
servación del medio ambiente, y de nuestros recursos natura
les, evidenciándose así que el peso de la opinión de nues-
tros hombres de ciencia se habían perdido en el tráfago de
nuestra historia reciente.
Se trataba, pues, de asegurar la presencia de nues
tra comunidad científica en la toma de decisiones sobre
problemas tales como la adecuada formulación de una polítl
ca de desarrollo económico, en los que sólo la experiencia
y la capacidad de los hombres de ciencia permitiría la co-.
rrecta visualización de variables tales como el manejo co-
rrecto de ecosisternas o la cabal apreciación del valor de
nuestro entorno natural. Para que esto ocurriera aún en
mínimo grado, debían, a nuestro juicio, conjugarse dos fac
tores. En primer lugar, habría que incentivar la investi-
gación científica en ciertas áreas y disciplinas, de modo
de crear la capacidad de evaluar y aprovechar conveniente-
mente nuestros recursos naturales; en segundo lugar, debe-
rían diseñarse canales apropiados para transmitir la infor
mación y la experiencia así acumulada a los niveles de to-
ma de decisión. Poner en marcha una iniciativa de esta
clase involucraba a su vez un desafío que estábamos cier -
- 26 -.
tos que nuestra comunidad científica afrontaría positiva -
mente, cual es el de participar, en la medida de nuestra
capacidad, en una tarea de nivel mundial que compromete a
hombres de ciencia, educadores, políticos y tecnólogos, y
que no es otra que el análisis objetivo y desapasionado de
nuestras posibilidades de supervivencia y la consiguiente
proposición de criterios para la adecuada solución del pro
blema.
Casi en forma incorisciente,el estudio permanente
del viaje del !3eagle y nuestra constante preocupación por
la supervivencia de la investigación científica en Chile
se fueron fundiendo en una sóla y única idea. Constribuye
ron a esto algunos factores comunes a ambos marcos de aná-
lisis, como la inquietud de algunos sectores académicos an
te el menor grado de desarrollo de la biología de poblacio
nes y organismos en comparación con el rápido crecimiento
de la biología molecular, y la inminente necesidad de cu -
brir yacios evidenciados, por ejemplo, por el desastre del
petrolero "Metula" en el Estrecho de Magallanes o por la
ausencia de participación académica en proyectos que, como
el de las "astillas de Chiloé", podrían devenir en una ame
naza tangible para el frágil equilibrio ecológico de impor
tantes zonas de nuestro territorio. 12/ Los escenarios ob
12/ En diversas oportunidades se ha hecho alución al atraso del conjunto de disciplinas que conformaban la antigua Historia Na tural, con respecto a la biología experimental. En un foro p blico organizado por una publicación semanal, el Dr. Patricio Sánchez ha expresado que "cuando uno compara, por ejemplo, es-tos dos cauces que se han desarrollado en la biología en Chile, es clarísimo que en este momento el más antiguo de los dos, el que comenzó en el siglo XIX y que se refiere (al estudio de) la realidad nacional chilena, está extraordinariamente poco de sarrollado". ("Futuro sin sonrisas", Ercilla, NQ 2038, 2-8 ju ho de 1975, pp. 33-38). También en 1975 se hicieron serias
- 27 -
servados y descritos por Darwin se nos fueron mostrando co
mo un Chile ideal y deseado, un territorio primitivo e in-
contaminado al que deberíamos esforzarnos por aproximarnos
en lugar de alejarnos de él en forma irreversible. El de-
safío que deseábamos formular iba tomando forma. Para en-
cararlo adecuadamente, deberíamos embarcarnos de nuevo en
un "Beagle" imaginario y reencontramos con un Chile ya ca
si perdido.
Con fecha 10 de septiembre de 1976, se envió una
carta al Presidente de la Comisión Nacional de Investiga -
ción Científica y Tecnológica (CONICYT), sometiendo a su
consideración un proyecto que denominamos "Operación
Darwin", cuyo principal objeto era planificar en la mejor
forma posible la conmemoración del 150Q aniversario de la
visita del H.M.S. "Beagle" a nuestro litoral, con Charles
R. Darwin como naturalista embarcado. Se hacía ver al Sr.
Presidente de CONICYT la conveniencia y la necesidad de
convocar a amplios sectores de nuestra comunidad científi-
ca, en una tarea de nivel nacional que se concretaría prin
cipalmente en un homenaje académico a la figura del autor
del Origen de la Especies y en una investigación interdis-
ciplinaria sobre el deterioro del paisaje chileno en el sI
glo y medio transcurrido desde las precisas descripciones
que del mismo hiciera Darwin. El Instituto de Estudios In
ternacionales otorgaba al mismo tiempo su apoyo institucio
nal a esta idea, que concordaba con el constante interés
121 tentativas en la Facultad de Ciencias, U. de Ch., para impulsar el crecimiento de la biología de los organismos.
En cuanto al proyecto "Astillas de Chiloé", se trata de una em presa conjunta entre la Corporación de Fomento (CORFO) y un consorcio japonés para explotar unas 125.000 hás. de bosque au tóctono en la Isla de Chiloé, el que ha despertado una polémi-ca a nivel nacional entre desarrollistas y conservacionjstas.
de este centro académico por promover la discusión interna
cional en torno a los problemas del medio ambiente y por
contribuir al acercamiento de la comunidad científica in -
ternacional, importante protagonista del programa mundial
contemporáneo. 13/ En el fondo, ya se vislumbraba la idea
de transformar la "Operación Darwin" en una acción cientí-
fica de rango multinacional, única manera de cumplir cabal
mente con los objetivos que nos proponíamos.
La respuesta del organismo rector en la planifica-
ción de la investigación científica y tecnológica chilena
fue favorable, por lo que se resolvió crear un Comité que
estudiase el proyecto propuesto, formulase un programa de
acciones destinadas a ponerlo en marcha y estructurarse ju
rídicamente un organismo adecuado para llevar a cabo las
múltiples tareas que' el documento del Instituto de Estudios
Internacionales sugería. Dicho comité comenzó a reunirse
informalmente en octubre de 1976 y en sucesivas reuniones
se fue dando forma a un proyecto de acción definitivo, el
que fue sometido a la consideración de diversos sectores
(académicos, autoridades universitarias, personeros de Go-
bierno y representantes del sector privado) para su aproba
ción. La Semana Científica y Tecnológica, publicación de
divulgación científica editada por CONICYT, daba a conocer
13/ Este interés se ha evidenciado en numerosos seminarios y cursos organizados por el Instituto de Estudios Internacionales, los que han derivado en publicaciones de gran importancia y actuali dad para la formulación de políticas adecuadas. Entre éstas, pueden citarse:
- Francisco Orrego (ed.). Preservación del Medio Ambiente Mari- no (Santiago, Ed. Universidad Técnica del Estado, 1976).
- Francisco Orrego (ed.). Política Oceánica (Santiago, Ed. Uni- versitarias S.A., 1977).
- Francisco Orrego, A. Salinas (eds.) El Desarrollo de la Antár tica (Santiago, Ed. Universitaria S.A., 1978).
- 29 -
en su número de 16 de diciembre de 1976 (Año V, NQs. 222-
223), la constitución oficial del Comité planificador, ocu
rrida el 2 de diciembre, y algunos de los diversos acuer -
dos alcanzados. Si bien se mantuvieron los objetivos y
propósitos que fijaba el proyecto original, el comité inflo
v6 en dos aspectos significativos: a) dado el caso que
Darwin había visitado varios países sudamericanos además
de Chile y que el viaje del H.M.S. "Beagle" se había exten
dido en una circunnavegación del globo que cubría práctica
mente todo el Hemisferio Sur y algunos territorios europeos
del Atlántico intertropical, y conociéndose además que las
condiciones y la problemática ambiental que registra nues-
tro país son similares a las de dichos países y territorios,
se resolvió ampliar -al menos teóricamente- el escenario
geográfico de nuestras actividades, acordándose invitar a
las naciones visitadas por Charles Darwin entre 1832 y
1836 (incluyéndose a Inglaterra por motivos obvios) a par-
ticipar en nuestro proyecto; b) durante la discusión del
proyecto, se fue estructurando la idea de planificar una
línea de investigación interdisciplinaria, que analizase
el cambio de paisaje visitado y descrito por Darwin en el
período entre su estadía y 1980. Se pensó que este proyec
to debería ser el núcleo del programa de investigaciones y
que su importancia radicaría en la posibilidad de construír
- indicadores precisos del deterioro ambiental en vastos te-
rritorios, los que podrían ser susceptibles de aprovechar-
se en la formulación de políticas de desarrollo y conserva
ción de recursos naturales renovables.
Durante los primeros meses de 1977 el Proyecto
Darwin (PD) fue conocido y discutido en diversos medios,
tanto en Chile como en el extranjero. El entusiasmo con
n
- 30 -
que fue acogida esta idea nos estimuló y nos permitió se -
guir adelante, acogiéndose e introduciéndose al proyecto
original todas aquellas ideas y sugestiones que contribuían
a perfeccionarlo o a expandir su esfera de acción. Puede
decirse que en este periodo el PO adquirió un dinamismo in
terno y una fisonomía propia, lo que nos decidió a comuni-
car nuestra idea a organismos y personalidades del exte -
rior. La Secretaría Ejecutiva del Comité encargado del PD,
que correspondió al Instituto de Estudios Internacionales
en razón de haber sido la institución en que se originó el
proyecto, informó de esta iniciativa a las agencias esteta
les de los países visitados por Darwin, recibiéndose de in
mediato una positiva respuesta de éstos, en especial por
parte del CONACYT de la República Argentina, del CNPQ de
Brasil, de la Secretaría General de Planificación Económi-
ca del Ecuador y del Consejo Nacional de Investigación del
Perú. En noviembre de 1977 el Secretario Ejecutivo del co
mité fue invitado por los Gobiernos de España e Inglaterra,
con el fin de que se entablasen contactos directos entre
el Comité Darwin de Chile y diversas instituciones, autori
dades y científicos de dichos países. Esta gira fue muy
auspiciosa y durante ella se sentaron las bases de una mu-
tua cooperación y apoyo, las que a su debido tiempo deberán
dar paso a Convenios de Cooperación Científica en aquellas
áreas y disciplinas que cubra el PD.
El éxito alcanzado motivó a la Secretaría Ejecuti-
va y a CONICYT para crear un organismo a nivel nacional,
cuya estructura institucional le permitiera continuar con
las tareas fijadas y llevar a cabo convenios y operaciones
de financiamiento, asistencia técnica y cooperación inte -
lectual y científica tanto en Chile como en el extranjero.
- 31 -
A fines de 1977 se daba la noticia de la iniciativa de
crear el Comité Nacional Charles Darwin, 14/ el cual se
oficializó a través del Decreto Supremo NQ 540, de 2 de ju
nio de 1978. El Comité Nacional Darwin esté presidido por
el Dr. Ricardo Krebs Wilckens, historiador de gran presti-
gio, ex Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la
Universidad Católica de Chile y Rector (s) de este centro
de estudios superiores en 1969. En este cuerpo legal es -
tán representadas diversas instituciones y organismos na -
cionales, las que actúan en el estudio de proyectos, plani
ficación y toma de decisiones a través de miembros designa
dos por ellas, que se integran en un Consejo presidido por
el Dr. Ricardo Krebs, por el Vicepresidente (que represen-
ta a CONICYT) y por el Secretario Eecutivo. El Comité Na
cional Darwin iniciará oficialmente sus funciones el 14 de
septiembre del presente año, debiendo abocarse de inmedia-
to al estudio de proyectos presentados y a la programación
de la conmemoración del Sesquicentenario de la visita de
Darwin a Sudamérica.
2. El Proyecto Darwin: ¿ Cuál es la idea 7
Un nuevo llamado a la cooperación científica inter
nacional.
El Proyecto Darwin (PD) sigue siendo fiel a su
idea original. Se trata nada menos que de uno de los más
grandes científicos de la historia y su obra, que aún hoy,
a casi cien años de su muerte, continúa siendo fuente cons
tante de inspiración y ejemplo, se dirige particularmente
a destacar la enorme importancia histórica del crucero del
14/ La Semana Científica y Tecnológica, 17 de noviembre de 1977, Año VI. NQs. 266-267.
- 32 -
H.M.S. "Beagle", de cuya iniciación se cumplirán en breve
150 años (27 de diciembre de 1831-27 de diciembre de 1981).
Si bien el Origen de las Especies hizo pasar a la historia
de los grandes acontecimientos náuticos y científicos el
viaje del "Beagle", el viejo "brig" de poco más de 200 to-
neladas y su valerosa tripulación permitieron a Darwin re-
coger las observaciones que posteriormente le llevaron a
formular la teoría de la evolución de las especies por la
selección natural.
El carácter de la obra darwiniana y la figura mis-
ma de Charles Darwin exigen que esta conmemoración posea
un connotado espíritu académico, porque lo que estamos re-
cordando es el triunfo de la capacidad humana y de la obje
tividad científica sobre el conocimiento y las creencias
tradicionales, victoria que puso en marcha el mundo en que
vivimos, con todas sus servidumbres y grandezas. Hemos
pensado, por lo tanto, en llevar a cabo este homenaje prin
cipalmente a través de dos puntos principales: a) un análi
sis histórico - crítico de la obra darwiniana a la luz de
la experiencia y los conocimientos actuales, y b) un estu-
dio multidisciplinario de las regiones, naciones y territo
nos visitados por Charles Darwin entre 1832 y 1836. Nues
tra idea es ambiciosa tanto en el espacio como en el tiem-
po dentro del cual pensamos llevarla a cabo, ya que nues -
tro estudio abarcaría prácticamente todo el Hemisferio Sur
y se efectuaría en un período de aproximadamente siete
años (1979-1986). Por este motivo, y como única posibili-
dad de enfrentarla con éxito, es que estamos haciendo un
llamado a la comunidad científica internacional y a todos
aquellos individuos e instituciones que deseen apoyarnos
en esta empresa cultural, para que encaremos juntos y en
r
- 33 -
abierta cooperación una iniciativa que, dada la problernáti
ca que abarca, resulta indispensable de llevar a buen t4r-
mino.
características de esta empresa
Un modelo relativamente apropiado para la tarea que
nos disponemos a emprender resulta ser el Año Geofísico In
terriacional (AGI), que ha sido definido como "la más ambi-
ciosa y, al mismo tiempo, la más exitosa cooperativa jamás
emprendida por el hombre". 151 En cualquier caso, el AOl
es la iniciativa científica más grande, compleja y compren
siva que se ha concebido, ya que en ella participaron 67
naciones y unos 35.000 hombres de ciencia, que llevaron a
cabo investigaciones en unas 8.000 estaciones distribuidas
por todo el mundo, de polo a polo, con un costo total supe
rior a los USS 2.000.000.000.- Durante los casi viente
años de distancia que nos separan del AGI (que se efectuó
en 1957-1958), se ha llegado a afirmar que el año Geofísi-
co Internacional no fue realmente una empresa de carácter
internacional, sino más bien una serie de actividades a ni
vel nacional, coordinadas internacionalmente. A su vez,
tales actividades nacionales, una vez aprobadas y financia
das por sus respectivos gobiernos, estuvieron casi exclusl
vamente bajo el control y la supervisión de científicos,
siendo por lo tanto enteramente apolíticas. De acuerdo a
Lloyd V. Berkner, Vice-Presidente del Comité del AGI, to-
dos los programas "fueron llevados a cabo por científicos,
con el consentimiento, cooperación y ayuda de los diferen-
15/ Cfr. Committee on International Relations, Science, Technoloçy and American Diplomacy (Washington D.C. U.S. House of Repre - sentatives, U.S. Government Printing Office, 1977). Volume 1: Chapter 5, "The Political Legacy of the International Geophysi cal Year", pp. 297-360.
- 34 -
tes gobiernos, pero no bajo la dirección de éstos". 16/ Las
actividades del AGI fueron, pues, de carácter altamente in-
dividual y no estatal, ya que cada uno de los investiqado -
res involucrados pudo llevar a cabo sus tareas de acuerdo a
su interés personal en determinado problema, interés que,
sin embargo, fue compartido por muchos otros científicos.
El AGI fue, pues, una tarea cooperativa, de carácter acadé-
mico, que contó con la cooperación de los gobiernos.
r'Iuestro proyecto pretende continuar la senda abier-
ta por el AOl, pero con obvias y necesarias limitaciones es
peciales y conceptuales, aún cuando se realizará en un pe -
nodo de tiempo considerablemente más extenso. En primer
término, el PD se realizará mayoritariamente en el Hemisfe-
rio Sur, particularmente en los territorios visitados, oh -
servados y descritos por Charles Darwin. Por otra parte,
el enfoque que se utilizará en el PD es radicalmente dife -
rente al usado durante el AOl, el cual concedió primaria irn
portaricia al estudio de fenómenos físicos y químicos que
afectan al globo terrestre, cubriendo un espectro discipli-
nario que fue desde la glaciología hasta el análisis de la
actividad solar. El Proyecto Darwin, en cambio, es una ini
ciativa para conocer mejor nuestro entorno, sea éste social,
físico o biológico. El criterio utilizado subraya el estu-
dio de ecosistemas a través de todas aquellas disciplinas y
áreas del conocimiento que traten de esta materia. Tampoco
podemos pasar por alto nuestro interés en el mejor conoci -
miento de Darwin y su obra, a través de un examen maduro y
a fondo, realizado desde la perspectiva contemporánea. Por
último, debemos subrayar que nuestra preocupación fundamen-
tal es histórica y, por lo tanto, profundamente humana.
16/ Ibid. pág. NQ 331
- 35 -
Nuestra principal diferencia con el AGI es, pues, conceptual
y no meramente geográfica, ya que nuestro objeto de estudio
es la relación entre el hombre y su entorno en un periodo de
150 años.
Existen aún otras diferencias que nos separan del mo
delo propuesto, pero que son más formales que de fondo. Se
ha expresado que el AGI consistió en la suma de esfuerzos in
dividuales y nacionales, que se hicieron posibles gracias a
la cooperación internacional; se advierte, sin embargo; la
ausencia del sector privado -primordialmente empresas, uni -
versidades, sociedades científicas, etc.- tanto en el finan-
ciamiento como en la conducción y coordinación de los proyec
tos de investigación del AGI. Desde 1958 a la fecha, el pa-
norama de las relaciones internacionales ha cambiado substan
cialmente, evolucionando hacia la asignación de roles de ma-
yor importancia comparativa a actores no tradicionales de di
cho escenario, tales como las grandes multinacionales, los
carteles de materias primas, ciertas instituciones gremiales
y culturales de rango supranacional, etc. Nuestro proyecto,
por lo tanto, consulta la petieión de apoyo y la invitación
a la participación de organismos e instituciones privadas,
no estatales. Se trata de aprovechar la actual coyuntura pa
ra configurar así un presupuesto apropiado a nuestras accio-
nes pero comparativamente modesto en relación al del AGI.
Por último, solicitaremos el apoyo y la colaboración de la
comunidad científica internacional, representada por una se-
rie de organismos y sociedades de gran prestigio, reconocien
do así el papel trascendental que los hombres de ciencia jue
gan actualmente en el panorama mundial. Este enfoque propor
cionará la oportunidad de examinar críticamente la posibili-
dad de realizar acciones interdisciplinarias conducidas en
forma cooperativa por agencias nacionales, organismos inter-
- 36 -
nacionales y grupos privados, sean estos de carácter financie
ro, gremial o académico.
Si bien continuaremos utilizando las vías y canales
tradicionales de financiamiento, 17/ creemos que dentro del
conjunto de nuestras acciones existen algunas que admiten la
posibilidad de un financiamiento directo, en relación a su va
br comercial intrínseco. En su mayor parte, se trata de ope
raciones de extensión, tales como la filmación de documenta -
les científicos, la publicación de textos, promoción turísti-
ca, etc. Nuestro convencimiento en esta materia parte de la
base de que al menos parte de nuestro esfuerzo será capaz de
generar un gran interés en vastos sectores de público, o que
podrá dar lugar a cambios significativos en la educación,
sean estos metodológicos o de contenido.
Como proyecto nacido en un centro académico dedicado
al estudio de las relaciones internacionales, el PD concede
gran importancia al mejoramiento del panorama mundial; conse-
cuentemente, su objeto primordial es el contribuír substan -
cialmente a la mayor comprensión y acercamiento de las nacio-
nes que serán invitadas a formar parte activa del programa,
confiando en que esta iniciativa sea imitada por otros grupos
regionales. Tal y como sucedió con el AGI, el Proyecto Dar -
win examinará el rol de la ciencia y la tecnología en la solu
ción de problemas de carácter internacional, a través del co-
mún trabajo de científicos, personeros de gobierno y represen
17/ En realidad, ya hemos tenido auspiciosos contactos con algunas agencias internacionales y fundaciones privadas en cuanto al fi - nanciamiento de algunos de nuestros proyectos de investigación. Debe así mismo contabilizarse en nuestro Haber la cooperación y la asistencia técnica prometida por prestigiosos organismos públi cos y privados europeos y latinoamericanos. Ha constituído un gran estímulo a nuestro quehacer el interés del sector privado -manifestado a través de empresarios, representantes gremiales y personeros de corporaciones de fomento y desarrollo por cooperar con nosotros en ciertas fases del Proyecto Darwin.
- 37 -
tantes del sector privado y académico en una iniciativa del
todo ajena a cualquier área o tópico de enfrentamiento o con
flicto político. Al promover la buena voluntad internacio -
rial -generada por la comunidad científica- a la solución de
problemas políticos internacionales, el AGI mereció ser cali
ficado como "la ertiDresa pacífica de la Humanidad de mayor
significación histórica desde el Renacimiento hasta nuestros
días" 18/. Si bien en mucho menor escala, el PD aspira tam-
bién a generar una actitud de mayor comprensión y respeto en
tre los países participantes.
En resumen, y con las limitaciones ya mencionadas, el
PD aspira a continuar la obra del AGI en cuanto a constituir
una empresa científica de carácter supranacional, en la cual
hombres de ciencia, empresarios con visión del futuro, acad
micos y personeros públicos se unan en la tarea de generar un
mayor entendimiento entre las naciones participantes y creen la
posibilidad de diseñar mtodos e instrumentos idóneos para la
solución de los problemas regionales. En lo espacial, el PD
se limitará al estudio de los "escenarios darwiriianos", ubica
dos preferentemente -y con excepción de algunos archipiélagos
españoles y portugueses- en el Hmisferio Sur; en lo concep -
tual, se trata de examinar el estado de la teoría de la evolu
18/ Science, Technology and Am. Diplomaçy, Vol. 1, Chapter 5, pág. 348. Las lecciones que dejó el AGI en materia de cooperación científica internacional están bien ejemplificadas en el siguien te párrafo del libro citado: "El esprit de corps engendrado por el AGI parece haber reemplazado el conservantismo natural en el hombre, y expresiones de optimismo flotaron libremente inmediata mente después de esa espectacular actividad científica"... (Se observó, por ejemplo, que (el AGI juntó a muchos hombres bajo condiciones que tendieron a crear armonía y simpatía entre ellos, y demostró que los hombres de ciencia podían fortificar organiza ciones internacionales tales como el ICSU y su pariente UNESCO ..." (Ibid. pág. 347).
- 38 -
ción a la luz del entorno físico y biológico del hombre en
los territorios acotados.
Algunos problemas integrados del PD
Estimamos que ayuda a clarificar nuestro propósito el
examen -aunque breve y superficial- de la problemática que en
frentará el PD. Digamos primeramente oue deberá ser enfocada
ineludiblemente desde una perspectiva interdisciplinaria, tan
to por la variedad de los problemas que henos definido como
porque el método interdisciplinario resulta muchísimo más efj
caz y posihilita un estudio dinámico de los temas a tratar.
Dentro de este contexto, la fiqura y la obra de
Charles Darwin ocupan un lugar de preeminencia. Con toda pro
babilidad, la bibliografía existente sobre la vida del genio
británico y su teoría de la selección natura], es vastisima y
de singular mérito. Sin embargo, existen aún algunos tópicos
relacionados con ambas materias que merecen el interés de los
investigadores. A modo de ejemplo, nos referiremos al estu -
dio del impacto de la teoría darwiniana en la cultura de paí-
ses periféricos, principalmente en las naciones hispanoaineri-
canas. Algo de ésto hemos visto en el caso de Chile, donde
las ideas de Darwin provocaron una controversia en el campo
educacional y pólitico que probó ser enormemente beneficiosa
para el desarrollo intelectual y social de la nación. Otro
tópico de interés resulta ser el impulso que el autor del
Origen de las Especies dió a la institucionalización de la
ciencia como actividad socialmente reconocida y a la profesio
nalización del hombre de ciencia; en este sentido, creemos
que el darwinismo, al unir una metodología Baconiana de inves
tigación con la capacidad de formular hipótesis de un elevado
grado de abstracción, permitió a la ciencia de la época -y,
- 39 -
en especial, a las ciencias de la vida- elevarse más allá de
los límites de un positivismo rígido y quebrar, por otra par
te, la barrera tradicional que limitaba el área en que le
era lícito y moral a un científico efectuar su quehacer pro-
fesiorial.
Este punto nos lleva directamente a un área de pro -
hiemas nue creemos vital en nuestro proyecto. Se trata nada
menos que de examinar nl desarrollo de la ciencia, y princi-
palmente de las disciplinas que integran la biología moderna,
desde que Charles Darwin desembarcó en Inglaterra de regreso
del viaje del 'Beag1e' hasta el presente. En este marco de
análisis preponderanternente histórico, nos preocupa tanto el
desarrollo interno de la niología (primordialmente la teoría
de la evolución y la genática) como el marco social en que
se ha movido la ciencia en este período, esto es, el desarro
llo de las relaciones entre ciencia y sociedad. Existen, es
verdad, muchos volúmenes dedicados al tema de las relaciones
entre ciencia y sociedad; algunos de ellos examinan el proble
ma en determinados períodos históricos y en ciertas socieda-
des. Otros, quizás la mayoría, tratan de la sociología de
la ciencia actual contemporánea. 1.9/ Sin embargo, aún exis-
19/ Entre los primeros pueden citarse, L. M. Marsak (ed.) The Rise of Science in Relation to Society (New York. Mc Millan Co., 1964); de Brown Martin (ed.) The Social Responsability of the Scientist (New York, Fre Press, 1971) y el libro clásico de Robert K. Merton, Science, Technology and Society in 17th Century England (New York, Harper & Row Pbs., 1970).
La actual sociología de la ciencia posee una vasta bibliografía. Bastará con señalar, de w.O. Hagstrom, The Scientific Community (New York, Basic Books, 1965), y de Bernard Barber, Science and the Social Order (New York, Free Press, 1952)
- 40 -
ten notorios vacíos en esta área, teniendo en cuenta el enor
me cambio producido a raíz de la eclosión de la teoría de la
selección natural y de su impacto en el pensamiento científi
co, político, económico y social del siglo XIX. Estimamos,
pues, tarea imprescindible la de realizar un estudio históri
co serio sobre la conducta de la comunidad científica y su
interacción con el medio social que posibilita sus activida-
des en los últimos 150 afios. Desde que Charles Babbage es -
cribió en 1830 The Decline of Science in England hasta hoy,
el entorno científico y las razones que hacen posible la cien
cia han experimentado un cambio profundo. Lueqo de la histó
rica discusión entre Huxley y el Obispo Wilberforce en junio
de 1860 parecía que no existirían jamás límites para la inno
vación científica. Hoy, los últimos experimentos genéticos
provocan la alarma social y se alzan voces, aún en socieda -
des que valoran la libertad de expresión y de pensamiento por
sobre todas las cosas, que pretenden limitar el hasta ayer
libre derecho a elegir el tema y los métodos de irivestiga -
ción. 201 El acontecer histórico de la ciencia en los paí
20/ De acuerdo a Thomas Huxley y muchos otros hombres de ciencia británicos, luego de la publicación del Origen de las Especies, "la Humanidad podía esperar con optimismo no tan sólo el ilimita do crecimiento del conocimiento científico, sino que también ca-bía pronosticar un ilimitado progreso biolóqico". (Citado por William Irvine, Apes, Anels and Victorians (New York, Meridian Books, 6th printing, 1968), pág. 136.
Actualmente, los asombrosos resultados de la investigación en genética (por nombrar tan sólo el campo de la biología) han pro- vocado preocupación en vastos sectores de la opinión pública, tanto en los Estados Unidos como en Europa. Cfr. de Harvey Wheeler, "La Ciencia Bajo la Ley", (en Facetas, Vol. 4, NQ 1, 1971), y el reciente número de Daedalus, titulado Limits of Scientific Inquiry (Vol. 107, NQ 2, Spring 1978).
- 41 -
ses latinoamericanos es un fenómeno poco conocido, pero que
merece ser atendido. De nuevo, creemos que la influencia de
la obra de Darwin fue primordial en el nacimiento del espín
tu científico entre nosotros. Hemos incluído, po lo tanto,
este tema en nuestro programa de investigaciones.
El espectacular desarrollo de la genética a partir de
la labor de paulinq, Watson, Crick, Korona y Shapiro entre
otros, permitirá sin duda la adopción de enfoques originales
y productivos en el examen de la moderna teoría de la evolu-
ción. En 1955 se reunieron en Atlanta, U.S.A., algunos emi-
nentes científicos convocados por la American Association
for the Advancement of Science (AAAs) para estudiar el pro -
blema de las especies. ¿ Son todavía válidos los resultados
de ese syrnposium, a la luz del actual conocimiento científi-
co 7 Esta es una de las tantas preguntas que creemos deben
ser contestadas por la actual generación de biólogos. Mien-
tras, resulta aún más importante y provechoso estudiar la po
sibilidad de una síntesis o, en el peor de los casos, esta -
blecer algunos canales de comunicación más expeditos entre
la biología molecular y la biología ambiental y de poblacio-
nes. Un eminente biólogo contemporáneo ha criticado la opi-
nión de algunos biólogos moleculares que estiman que los or-
ganismos vivos obedecen a las leyes físicas y químicas que
rigen al resto del universo y que las propiedades de tales
organismos son totalmente comprensibles en términos químicos.
según este biólogo, si bien la primera premisa es cierta, no
lo es la segunda. La comprensión de un organismo vivo re -
quiere entender los mecanismos evolutivos que le permiten
adaptarse al cambiante medio en que habita. "Se podría pen-
sar que ésto permitiría a la biología ingresar definitivamen
te en el marco del mundo naturalista, junto con las ciencias
físicas, y a esa conclusión llegaron casi todos los biólogos
- 42 -
evolutivos. Sin embargo, es bastante curioso y bastante trá
gico que la incipiente escisión entre quienes llamamos ahora
biólogos moleculares y biólogos evolutivos tendiera más bien
a ensancharse que a cerrarse. La biología evolutiva y de
los organismos íntegros requiere una ampliación de la filoso-
fía de la ciencia a fin de incluir sus caracteres especiales.
211 La escisión a la que alude Simpson sique ensanchándose,
y este fenómeno parece ser mucho más visible en medios cien-
tíficos de países subdesarrollados iue en Centros de excelen
cia americanos y europeos, donde la importancia atribuida a
la ecología ha contribuido a la mejor valoración de la hiolo
gía de los organismos vivos. "Cuando jóvenes y brillantes
biólogos hablan de genética sin genes y sabios y viejos IDió-
logos de vida sin orga"ismos, es evidente que algo peculiar
está ocurriendo en la biología, tan peculiar que la palabra
"crisis" no es demasiado fuerte". La sóla mención de estas
citas es suficiente para fundamentar nuestra creencia en la
oportunidad de un diálogo serio sobre esta materia.
El periplo del H.N.S. "Beagle" en el Hemisferio Sur
sorprende a las nuevas Repúblicas Sudamericanas y a los vas-
tos territorios de Australia, Nueva Zelandia y Africa del
Sur en un momento muy particular de su historia. Podría de-
cirse que Darwin y sus compañeros asisten al despertar de la
conciencia de nación en estas regiones, cuando apenas han
transcurrido algo más de cincuenta años desde la Declaración
de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamerica.
Que sepamos, nunca se ha intentado hacer una historia cornpa-
rativa de las naciones situadas en el Hemisferio Sur, las que
tan sólo han llegado a constituir un ente de relativa fuerza
211 Cfr. G. Gailord Simpson, La Biología y el Hombre (Buenos Aires, Ed. pleamar, 1974), especialmente el Cap. II. "Perspectivas y Límites de la Biología".
- 43 -
política y menor cohesión en el llamado "Diálogo Norte-Sur".
Puede ser que sea ésta una buena oportunidad para afrontar
esta tarea, en un período tan interesante como es la primera
mitad del siglo XIX. Al menos, el Viaje del Beagle y sus
acusiosas observaciones sobre ciertos aspectos de la socie -
dad sudamericana parece ser un buen punto de partida.
Finalmente, y en lo que a investigaciones propiawen-
te históricas se refiere, el PD deberá ocuparse prioritaria-
mente de aspectos relacionados con la navegación y las expe-
diciones científicas que españoles, ingleses y franceses,
principalmente, llevaron a cabo en los mares del Pacifico
Sur durante los siglos XVIII y XIX. Existe una escasa biblio
grafía en español sobre el terna, y puede afirmarse que la ma
yor parte de ella está obsoleta, con excepción de algunos yo
lúmenes publicados por el Instituto de Cultura Hispánica y
la obra del historiador chileno Sergio Villalobos titulada
La Aventura Chilena de Darwin (Santiago, Ed. Andrés Bello,
1974).
El tema -tan cercano a nuestra propia historia y tan
caro a nuestras mejores tradiciones navales- deberá, pués,
ser objeto de investigaciones interdisciplinarias, en las
que especialjstas en historia naval e historiadores de la
ciencia se reunan a rescatar hazañas náuticas y científicas
vinculadas a nombres corno los del mismo Robert Fitz Roy, La
Pérouse, Azare, Ulloa y Jorge Juan, Cook, La Condauiine,
Ruiz y Pavón y tantos otros. Hoy más que nunca, el océano
Pacífico es factor de unión y mutuo conocimiento entre pue-
blos de culturas distintas; iritroducirse en su historia y
reconstruir su pasado debe ser, sin duda, una tarea común
que acrecentará nuestros vínculos con nuestros vecinos allen
de el océano.
- 44 -
Estamos convencidos que el patromonio cultural de
una nación rio termina en sus grandes monumentos arquitectóni
cos ni en sus contribuciones artísticas, literarias o cientÍ
ficas. También forma parte de la propiedad cultural común
la relación que a través de la historia se ha estructurado
entre el hombre y su entorno físico. Ayudar a reconstruir,
por lo tanto, el paisaje autóctono que vieron los descubrido
res españoles, o colaborar en toda iniciativa que tienda a
evitar la extinción de la flora y la fauna nativas, es una
tarea propiamente cultural, ya que contribuye al rescate de
algo 7ue tradicionalmente es nuestro y que ha ayudado a for-
jar nuestra idiosincracia como nación. El drama de nuestro
tiempo es que va quedando muy poco de qué admirarse, por lo
menos en cuanto a bellezas naturales se trata; de ahí iue
se considere a los parques nacionales (sea continentales o
marinos) y a los museos de historia natural como guardadores
de la parte ms frágil e inestable de nuestro patrimonio cul
tural. El PD se preocupará, pues, en forma prioritaria, de
contribuir a la creación y conservación de "santuarios natu-
rales", museos, bibliotecas especializadas y parque naciona-
les, en especial en aquellos parajes que hemos denominado
"escenarios darwinianos". para ello, promoveremos la dicta-
ción de decretos y leyes especiales y la puesta en marcha de
una gran operación de asistencia técnica internacional, y aus
piciaremos la organización de Seminarios y simposia sobre el
tema, como manera de aprovechar la experiencia lograda en
otras latitudes en estas materias. Nuestra meta es hacer
del Museo y del Parque Nacional sendos pilares de una nueva
aproximación del hombre hacia la naturaleza.
El énfasis en nuestra problemática se traslada ahora
a un campo ms propicio al naturalista que al cientista so -
- 45 -
cial, aunque insistimos en que el carActer multidisciplinario
del PD permanece constante a través de todos o de la mayor
parte de los problemas planteados. Hemos expresado más arri-
ba que el núcleo del PD, casi desde su origen, ha sido el aná
lisis del deterioro de nuestro paisaje en un período de 150
años, y cuando decimos nuestro paisaje queremos ampliar el
t4rmino para abarcar todo el vasto escenario darwiniano. Se
trata de comprobar los cambios sufridos en el entorno de mu -
chos territorios del Hemisferio Sur, a partir del estudio cul
dadoso de las descripciones dejadas por Darwin y por otros na
turalistas, para cotejarlas con el paisaje físico y humano ac
tual. Como sabemos, Charles Darwin aprovechó bien la obra de
viajeros científicos franceses y españoles del siglo XVIII y
conoció, además, la obra de algunos naturalistas hispanoarneri
canos; los nombres de Azara y Juan Ignacio Molina figuran re-
petidamente en sus textos y en el catálogo de su biblioteca,
y los libros de éstos y otros autores aparecen cuidadosamente
anotados y subrayados por el cuidadoso lector que era Darwin.
221 De este modo, las detalladas descripciones dejadas por
el sabio inglés poseen un valor intrínseco aún más grande al
integrar el testimonio de muchos otros viajeros y conocedores
del poco explorado e incontaminado paisaje de los territorios
del Hemisferio Sur.
Se trata, pues, de aprovechar un documento histórico
de primera magnitud en un estudio rigurosamente científico,
22/ Cfr.Historical arid Descriptive Catalogue of the Darwin Memorial at Down House, Downe, Kent., y Handlist of Darwin Papers at the University Library, Cambridge, Cambridge University Press, 1960). He podido ver personalmente algunos de los numerosos volúmenes de autores españoles y latinoamericanos en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge gracias a la amabilidad del señor Peter J. Gautry, Curador del Departamento de Manuscritos.
- 46 -
que nos permitirá analizar los cambios geológicos, climáti-
cos, biológicos y antropológicos ocurridos en un convenien-
te período de tiempo. Es este sin duda un experimento ue
deberemos manejar cori cautela, y que nos obligará a compro-
bar en cada instancia la posible validez de la fuente histó
rica en una investigación de esta naturaleza. Para ello -y
siguiendo fielmente al texto darwiniano- deberemos en primer
término definir lo que hemos denominado "escenarios darwinia
nos", que son aquellos territorios visitados por Darwin y de
los que éste dejó descripciones detalladas. Nos enfrentamos
aquí con problemas geomorfológicos y linigUisticos de cierta
importancia, ya que la teponimia de estos lugares ha evolu -
donado en función de su utilización por diversas culturas.
En cualquier caso, la correcta utilización de documentos his
tóricos en evaluación del paisaje actual será toda una aven-
tura intelectual cuyos resultados podrán ser aprovechados en
proyectos similares.
Una vez acotados los "escenarios darwinianos", dife-
rentes especialistas deberán analizar los distintos cambios,
el por qué de éstos y su magnitud; existen antecedentes para
suponer que nos encontraremos con curvas exponenciales en to
dos aquellos cambios que impliquen el uso del medio geográfi
co por el hombre. Podemos suponer, además, que el recuento
de las actuales especies zoológicas y botánicas variará con-
siderablemente del panorama de los organismos vivos descri -
tos por Darwin y sabemos que deberemos incluir aquí necesa -
riamente la desaparición de grupos étnicos que conoció el au
tor del Origen de las Especies. Cori todo, hay que hacer no-
tar que, si bien podemos postular la extinción de ciertas es
pecies por causas hasta ahora no bien conocidas ni estudia -
das, sabemos que desde la visita de Darwin hasta hoy numero-
- 47 -
sas especies se han incorporado al paisaje biológico de nues
tros países, hasta tornar prácticamente irreconocible el pai
saje que conoció este naturalista. Sin ir más lejos, el ac-
tual paisaje rural chileno tiene muy poco de autóctono, al
menos en la región central del país. Pinos insignes, sauces,
álamos, árboles frutales e interminables cercas de zarzamora
conforman un escenario biogeoqráfico absolutamente desconoci
do a los conquistadores españoles y parcialmente extraño an
en la primera mitad del siglo XIX. 23/ por otra parte,
creemos positivos, al menos desde el punto de vista humano,
lo que sin duda permite cierto optimismo en las proyeccies
al futuro que puedan resultar de nuestro proyecto.
Sin duda será interesante confrontar por vez primera
las descripciones de textos de los siglos XVIII y XIX con el
resultado de las mediciones científicas que se realizarán du
rante el transcurso de la investigación. Estamos convenci -
dos de que las técnicas y métodos propios de la historia y
de la ciencia experimental saldrán favorecidos con este mu -
tuo intercambio de datos y observaciones comparadas. Sólo
así podremos certificar adecuadamente la validez del documen
to histórico como testimonio fiel del, pasado.
23/ En la segunda mitad de 1977, la British Sroadcastinq Corporation (BBC) estuvo filmando en Chile un documental sobre el viaje del "Beagle". Una de las dificultades más grandes de la filmación fue la imposibilidad de hallar una caleta en la que pudiera re - calar el velero especialmente adaptado que hizo las veces del "Beagle", debido a que en todos los sitios apropiados crecían pi nos insignes y eucaliptus, especies que llegaron al país años después de la visita de Charles Darwin.
Es sensible señalar que ha primado el criterio económico por so-bre el científico en cuanto a introducción de especies foráneas se trata. Este hecho ha provocado verdaderas catástrofes ecoló-gicas que han causado la desaparición de muchas especies nativas.
- 48 -
No es necesario aclarar que en los tiltimos años se
han realizado estudios de gran valor científico en el área y
el espacio geográfico que estamos acotando para nuestra futu-
ra tarea. En realidad, se han llevado a cabo investigaciones
que cubren prácticamente todo el espectro del análisis del me
dio ambiente. Sin embargo, debe hacerse notar que la enorme
mayoría de tales investigaciones se han limitado a estudiar
el paisaje actual, es decir, tan sólo un punto de una curva
de cambio en el tiempo, lo que limita evidentemente la capaci
dad de extrapolar los resultados de tales investigaciones y
de emplearlos en pronósticos de largo plazo. El PD aspira,
en primer término, a realizar un estudio histórico del cambio
de carácter multidisciplinario, que permita extraer coridicio-
nes adecuadas a la futura formulación de políticas ambienta -
les a nivel nacional y regional; en segundo lugar, el PD hará
buen uso de la información existente y ofrecerá coordinar y/o
cooperar en aquellas investigaciones puntuales que se estén
efectuando o que se lleven a cabo en el período de siete años
que durará nuestro proyecto. En el caso de Chile, se han ile
vado a cabo novedosas investigaciones en áreas en las que el
PD también pretende incursionar: En 1977, un "qrant" de la
World Wiidlife Fund permitió a científicos chilenos y nortea-
mericanos determinar el impacto ecológico de especies exóticas
en la fauna nativa. Por otra parte, diversos centros académi
cos del país han llevado a cabo un esfuerzo gigantesco cuyo
fin es conocer mejor nuestros recursos naturales. Podemos se
ñaiar la labor del Instituto de Biología de la Universidad de
Concepción, que posee el herbario más importante del país
(unos 50.000 ejemplares), integrado por especies recolectadas
por diversos botánicos chilenos y extranjeros y por fototipos
- 49 -
adquiridos al Chicago Natural History Museum. Resulta intere
sante subrayar el método utilizado por este Instituto en la
búsqueda de especies, la que se hace "conforme a un itinerario
que permite rehacer el camino recorrido por los antiguos botá
nicos clásicos que viajaron por Chile en los tres últimos si-
glos". De esta manera, la investigación se hace histórica en
tanto que se vale de la bitácora de naturalistas como Ruiz y
pavón, J. D. Hooker, Gav, Rodulfo ', Federico Philippi, etc.
M,s recientemente, la iniciativa de un geógrafo, el Dr. Victor
G. quintanilla, ha permitido la publicación de un Diccionario
de Biogeografía para América Latina (Valparaíso, Ediciones
Universitarias de Valparaíso, 1978). Como expresa su autor,
el diccionario "es la herramienta (r'lás adecuada) para compren
der a cabalidad desde las ciencias naturales y auxiliares a
las biológicas, en especial para apreciar el cambio -general-
mente deterioro- del habitat natural". 24/ El PD, cuyo pro-
pósito es realizar investigaciones sobre el cambio del habitat
natural, no puede sino felicitarse de la existencia de estos
estudios, los que sin duda también se han efectuado en otras
naciones que serán invitadas a formar parte del proyecto. No
debemos olvidar -iue el conocimiento científico se construye
en una permanente sumatoria de esfuerzos individuales y colec
tivos, y que cada investigador añade tan sólo un guanta de co
nocimiento al constante flujo de la ciencia.
24/ Sobre la labor del Instituto de Biología de la Universidad de Con-cepción, Cfr. "Chile se llama CONC", en Ercilla NQ 2174, 30 de marzo al 5 de abril de 1977, págs. 61-63.
La información sobre el Diccionario de Biogeografía figura en "Bru gula para un nuevo idioma", Ercilla NO 2244, 2-8 de agosto de 1978 pág. 57.
- 50 -
Como se ha dicho anteriormente, el deseo de quienes he
mos tenido a nuestro cargo la buena marcha del PD es servir
del mejor modo posible a la causa de una mayor comprensión in-
ternacional. Por otra parte, nuestro proyecto se define como
declaradamente conservacionista, en el sentido nue el Comité
Nacional Darwin -o,ms adelante, el Comité Regional- hará lo
que esté de su parte para promover el mejor uso de nuestros
recursos y la conservación del medio ambiente. Ambos propósi-
tos encuentran un marco adecuado en la proposición de crite -
nos y prioridades para la formulación de políticas a nivel na
cional y recional, destinadas a resguardar el equilibrio ecoló
gico. Es aquí, precisamente, donde el Comité Nacional Darwin
y todo organismo que genere el proyecto Darwin deben y tienen
que conservar a toda costa su derecho a una crítica constructi
va y a expresar libremente sus ideas, derecho inalienable que
caracteriza toda actividad académica.
Resulta innecesario destacar aquí la lucha que en todos
los niveles se está dando por combatir la contaminación en to-
das sus formas y por formar conciencia sobre el evidente peli-
gro que conlieva el uso indiscniminado y sin medida ni control
de los recursos de la biósfera; la muy extensa bibliografía
que se ha publicado al respecto y el creciente interés de di -
versas organizaciones públicas y privadas representan bien es-
ta preocupación. En nuestros países, sin embargo, los estudios
sobre medio ambiente y manejo de recursos naturales son recien
tes y la opinión pública tiende a considerar el problema de la
creciente contaminación como alqo que solamente concierne a
los países altamente industrializados. más recientemente, al-
gunos temas polémicos y ciertos hechos desafortunados, tales
como la explotación del bosque autóctono y los últimos desas -
tres de barcos petroleros han iniciado alguna discusión sobre
desarrollo y conservación, sin que sus resultados se reflejen
en la dictación de una legislación apropiada.
- 51 -
Creemos firmemente que toda contribución académica a
la formulación de una política ambiental apropiada deberá te
ner en cuenta dos hechos: a) la innegable necesidad de nues-
tros países de mantener un crecimiento económico de cierta
magnitud; h) el hecho irrefutable de que la tecnología actual,
hecha posible por una política económica equivocada, está ter
minando con nuestras opciones a sobrevivir como especie. Re-
sulta indudable que toda proposición para detener el débil de
sarrollo económico latinoameric.ano y alcanzar un punto de
"Crecimiento Cero" (que algunos conservacionistas de países de
sarrollados propuqnan) será rechazada de plano por naciones
como las nuestras, que están en la etapa de "crecer o morir".
Por otra parte, algunos conservacionistas radicales han llega
do a defender su posición -honesta y profundamente humana- en
términos tan absolutos -ue, de llevarse a cabo sus ideas, se
llegaría a una "hibernización" de la situación actual, es de-
cir, que el actual dinamismo de la Naturaleza, manifestado en
la extinción y aparición cíclica de las especies y en los carn
bios ambientales que hacen posible este ciclo, daría lugar a
un proceso estático, lo que es completamente antinatural. 25/
251 En los últimos años se ha vnido insistiendo en detener el creci-miento económico mundial y tender en cambio hacia un "Crecimiento Cero". En su edición de otoño de 1973, la revista Daedalus reco-pila artículos de destacados especialistas sobre este problema. (Publicado como Vol. NQ 102, NQ 4, de los Proceedings of the American Academy of Arts and Sciences).
Eugerie Rabinowitch ha criticado, por su parte, los argumentos po-co racionales y bastantes apasionados de algunos grupos de conser vacionistas: "De hecho, sin ninguna interferencia del hombre, la historia de la vida en la Tierra incluye la eliminación de innume rabies especies que fueron incapaces de austarse a los cambios y ue fueron reemplazadas por otras ms adaptables". (The Bulletin of the Atomic Scientists, Vol. XXV, N 0 5, nay, 1969, págs. 47ss.)
En fecha más reciente se ha producido el casc extremo de detener
r
- 52 -
La posición cor1trara a esta, ue es la de usufructuar ce los
recursos naturales sin pensar en ei mariana, en un proceso de
descapitafización que terminará por acabar no solo cori estas
riquezas sino con todas nuestras posibilidades de vida, es mu
cnis'.mo más irracional y tiene el inconv:!L1t que no sóio
es posible, sino que esta actualmente imponiendo abrumacora -
rriente su criterio.
La economid de casi todos los países latinoarwricanos
ha pasado de una etapa exciusivanente mcnoproductora a otra
er:-l.pa de nivel superior basada en la apertura indiscriminada
a la inversion extranjera y al fomento de las exjuttaciones
no tradicionales. Ambos factores sólo han acelerado la des -
trucción de nuestro medio ambiente, ya que tanto la ausencia
de una legislación protectora como el deseo de muchos inver -
sionistas de lograr el máximo y más rápido retorno de su ir-i -
versión coinciden en una explotación de recursos aue conduce
a la contaminación del aire y del agua, a la erosión y a la
extinción de nuestra flora y fauna nativa. Análoqainente, la
exportación de productos no tradicionales ha estimulado el
uso int.ensivo del suelo, la tala de bosque autóctono y la ex
25/ la contrución de una represo avaudc en USS !lo millones (en Tennessee, U.3..), debido a una resolución de la Corte Luprema de los Estados Unidos en favor de una diminuta especie de perca, el "snaii darter", cuya vida estaría en peligro a causa de la re presa. El "snail darter" es una de las tn:as esoecies protegi-das por el Acta Federal soore Especies en peliqro de 1975 (Time, June 26, 14918, pág. 21).
Nosotros, más bien postulamos la nuGqueda de un punto medio en - tre ambas posiciones. Es cierto que el arqumnto científico pa-ra la causa del "Crecimiento Cero" es bastante fuerte y altamen-te racional. B. G. :urray Jr., compara dos tipos de crecimiento: el biologico y el económico. l primero es natural y de acuerdo a las leyes naturales ya que tiende a un récimen permanente, en el que los organismos se estacionan en un nivel de equilibrio.
crecimiento económico, por el contrario es creciente y termi-fl.3 por debilitar la calicnc de la vida, así como el crecimiento anorn:i de las células cancerosas atenta contra el oraanisno que las cobija. ("Lo que los ecoloqos pueden enseñar a los econornis-tas', en Facetas, Vol. 6, N 1, i/J, págs. 46ss.)
- 53 -
tinción (por sobreexplotación) de especies de alto valor co -
mercial. El hecho es que nuestro continente parece ser un
buen lugar para el establecimiento de "santuarios de contaxri-
nación" (zonas en las cue industrias altamente contaminantes
pueden operar libres de toda restricción o control legal) y
que en enero de 1975 el Departamento de Comercio del gobierno
de los Estados Unidos haya expresado la conveniencia de inver
tir en ciertas países latinoamericanos debido a la inexisten-
cia o inoperancia de leyes contra la contaminación. 26/ En
un excelente artículo aparecido en portada en 1976, Crescente
Donoso ha criticado esta tendencia al afirnar que 'mientras
unos países sacrifican la naturaleza en ris de desarrol lo
industrial, hay otros que vienen de vuelta a la naturaleza, só
lo que como ya estropearon la propia deben salir a comprar una
26/ Curry - Lindahl, en su libro ya citado, expresa: "El 'desarrollo', en su sentido moderno, no siempre significa progreso. Muchos paí-ses en desarrollo no tienen el capi tal ni los medios de mercado ne cesarios para explotar sus reservas. Por lo mismo, el desarrollo suele dejarse en manos de inversionistas extranjeros, a quienes guían más las razons de lucro que los principios de conservación. Por desgracia, este enfoque de los exploradores suele coincidir con puntos de vista políticos a corto plazo ciue tienen los gobier-nos". (Conservar para sobrevivir), op. cit. pág. 343).
Infortunadamente, la mayoría de las grandes multinacionales están invirtiendo mucho dinero en establecer industrias altamente conta-minantes en algunos países de la región, ya 'ue las leyes de con - trol de la contaminación en los países desa -rollados impiden su ex oansión en tales países. Los "santuarios de contaminación" han proliferado desde un tiempo a esta parte, y ya se puede observar el fenómeno de que muchas de nuestras ciudades presentan índices de contaminación más elevados que los de sus congéneres europeas o norteamericanas. Sobre este tema, Cfr. de R.J. Barnet & R.E. MUller, Global Reach. The Power of the Multinational Corporations. (New York, Simon & Schuster, 1974), especialmente la parte III, ca pítulo 12: "The Ecology of Corporations and the uality. of Growth".
- 5 11 -
nueva entre los pobres". 27/
El criterio más usual no es precisamente el enunciado.
Podría decirse que la opinión más generalizada -y que en mu -
chas ocasiones se expresd de modo confuso en algunas políticas
de gobierno- es la de una "creencia qeneracional ciega en los
supuestos beneficios del desa:rolio industrial", 28/ por sobre
toda '-onsideración de rango ecológico. Jn crítico del trabajo
de Donoso piensa que la posición de ste es la del "avaro su -
friendo pobrezas sentado sobre el baúl cDr, su dinero... ¡ntes
que satisfacer un deseo bucólico de que nuestros descendientes
puedan pasear bajo sombrías arboledas al sonido musical del
viento, debemos preoc'parnos de que los niños de hoy cispongan
de lo necesario para alimientarse, cohijarse, educarse y marite
nerse sanos y que sus padres tengan un inqreso compatible con
la dignidad humana". El mismo pensamiento ha sido sustentado
recientemente por uno de nuestros más importantes medios de co
murticación, cuando en su editorial afirma que "es evidente que
el combate a la pobreza extrema y el esfuerzo por sacar del in
fradesarrollo ciertas zonas del país sari nás importantes que
la conservación de determinadas especies naturales, por valio-
sas -'ue estas últimas san". ¿'/
¿ Cómo llegar a un consenso teniendo en cuenta estas
posiciones extremas 7 En realidad, ésta ha sido la tarea que
se rian fiadc numerosos organismos internacionales y diversos
grupos privados. Entre lOS primeros figura el Programa de las
27/ "Si los dólares no dejan ver el bosque". Portada, NQ 50, abril de 1976, :gs. 11-17.
28/ Ibid. ibid. pág. 16
29/ Carta al Director. Portada, NQ 51 9 mayo de 1976. El editorial citado fue publicado en l Niercurio, 13 de junio de 1978, pág. 3.
- 55 -
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que se ha de
finido como "la conciencia ambiental ciei sistema de la NU".
Pues bien, este proqrama se ha filado como objetivo ayudar a
qobiernos y otros organismos a asegurar que las consieracic
nes ambientales se tomen r-lfl cuenta plenamente en el proceso
de desarrojio. ¿rl SU informe anual para 75, el PNUMA con-
sidera obsoleta la posición jue considera al desarrol'o "co-
mo inevitablemente destruct:vo del medio ambiente", como tam
bién a la cue sustenta la idea lue la protección del medio
ambiente "es a menudo ur. obstáculo a la expansión económica
en los países desarrollaos y al procenu c." desarrollo de los
países en desarroilo"; por el contririo, el PNUMA se sa en
ue "las consideraciones ambientais que demandan una ordena-
ción racional de los r'cursos de 1:-3 tierra sor la mejor garan
tía de que el desarrollo pueda llevarse adelante sobre una ba
se sostenible". 30/ Nuestros países están deseosos por alcan
zar el grado de industrialización y el standar de vida de los
países desarrollaoos. En realidad, creemos y sostemos que po
demos lograr un nivel de calidad de la vida muy superior, en
tanto que seamos capaces de formular una política de desarro-
no (y no tan sólo de "crecimiento") que evite daños ncesa -
nos a los recursos renovables, manteniendo a toda costa la
calidad del entorno como base cei proceso de desarrollo. En
realidad, resulta, lícito poner en duda índices económicos ta
les como el PNB, ya ue si en éste se incluyeran factores ta-
les como el deterioro ambiental el crecimiento sería práctica
mente nulo. Esto sucedería, por ejemplo, si ej costo de la
protección del medio anbiente se transmitiera totalmente al
precio de lOS bienes de capitaL y consumo. Por lo tanto, de-
be pensarse en n nuevo concepto de crecimiento económico ue
30/ programa de las Naciones Unidas para el Necio Ambiente (PNUMA), informe anual, 1975.
r
r L
Sb - -
expresa una armonía entre desarrollo y conservación. Como
afirma Gerard Eldiri, el crecimiento económico significa redu
cir la escasez de bienes y servicios; ahora bien, si se redu
ce la escasez (o se aminora el temor a una futura escasez)
de bienes como el aire puro, el agua incontaminada o la belle
za natural del medio ambiente, se está enriqueciendo e]. .q&er
mundial y se está aumentando la satisfacció' -i humana. Esto irn
pilca "contribuir al crecimiento económico en un sentido más
amplio que la mera expansión de la producción, que en sí mis-
ma no es más que un medio de acrecentar la satisfacción indi-
vidual y comunitaria". 31/ Por otra parte, no resulta proba-
ble que la producción (en sentido tradicional de la expresión)
se vea menoscabada por medidas de control del entorno, ya que
una sana política de regulación ambiental será un estímulo pa
ra la investigación tecnológica y para el rápido desarrollo
de industrias anticontaminantes, sin pasar por alto el factor
multiplicador que tendrá la alta inversión fiscal en este ru-
bro.
El PD acoge la proposición de Richard L. Clinton, en
el sentido de "resucitar el sentido original del término 'de-
sarrollo' , para así dotarlo de una base empírica -"ente determi
nable y éticamente (o ideológicamente) neutral. Esta base
consistiría en una relación sostenible entre una población y
el ecosistema del cual forma parte". A este tipo de desarro-
llo se le .a denominado después de Maurice Strong, como ecode-
sarrollo. La aceptación de una política de ecodesarrollo im-
plica, sin embargo, un cuidadoso estudio de los diversos eco-
sistemas que sostienen la población latinoamericana y el re -
chazo al "efecto demostración" de las pautas de consumo de
31/ "r'xecesidad de cooperación y coordinación intergubernamentales en la política del control del entorno't, en Ecología y Contaminación.
Formas de cooperación internacional. (Buenos Aires, Ed. Marymar, 1971) págs. 211-218.
- 57 -
los países industrializados. De acuerdo a Clinton, "como el
hombre es el recurso más valioso, el ecodesarrollo debe con-
tribuir ante todo a su realización". 32/
¿ Cómo puede el PD contribuir a la formulación de una
política semejante ? Ante todo, a través de las investigacio
mes antes señaladas, que no sólo aportarán un conocimiento a
fondo de nuestro entorno, sirio cue aspirarán como supremo ob-
jetivo a formar una qeneracióri de investiaadores jóvenes im -
buidos de nuevos valores. En este sentido, estimamos que la
historia deberá hacer un aporte significativo al mejor conoci
miento de ias relaciones hombre-entorno en :mérica Latina, e
una perspectiva temporal. Si bien es aún posible aceptar ue
la historia política sigue siendo la columna vertebral del
edificio histórico, siempre henos pensadc cue importantes te-
mas de nuestro pasado han ido quedando en la penumbra, entre
ellos la reconstrucción de las relaciones entre una población
tan dinámica cono la latinoamericana 'i la espléndida qeoira -
fía del continente. En este marco histórico, la investiga -
ción sobre la tenencia de la tierra, la propiedad urbana, la
política aqraria y los intentos de colonización del territo -
rio podrá contribuir a despejar alqunas incógnitas que hasta
hoy ni siquiera han sido planteadas.
La formación de una conciencia regional sobre la mate
ria será también replanteada desde el punto de vista del PD.
Como expresa el informe del PNUMA, "los cambios entre la rela
cióri entre el hombre y su medio ambiente físico dependen en
buena medida de los cambios en la organización y en los fines
de la sociedad... (el) oropósito (del hombre) debe ser el de
construir una sociedad que sea intrínsecamente compatible con
su medio ambiente". }Kai Curry - Lindahl subraya la tremenda
32/ "Hacia una Teoría del codesarroiio; Concepto Clave para ubicar el papel de las Políticas de la Población en el Proceso de Desa - rrollo", en Comercio ixterior, Vol. 26, NQ 1, enero 1976, pqs. 64-7 1.
fl
- 58 -
importancia de la cooperación internacional en la re-educa -
ción de nuestra sociedad, al decir que "hay que educar a toda
gente para que comprerida por qué a la larga una estrategia
con fundamentos ecológicos restaurará el ambiente de nuestro
mundo... sin eaucacióri rio se puede fomentar una comprensión
del uso apropiado de los recursos naturales a escala nacional
o global". 33/ El PD aspira a diseñar modelos pedagógicos
que puedan ser captados rápida y fácilmente por las nuevas ge
neraciones. Uno de los inconvenientes más graves de la edu -
cación actual sobre el medto ambiente es el proceso pedagógi-
co, que es mucho más lento que la destrucción de los ecosiste
mas.
De lo anteriormente expuesto se deduce nuestro inte -
rés por aportar el resultado de nuestras futuras investigacio
nes a la planificación de una estrategia para llevar a buen
término una acción ecológica a nivel regional e internacional.
Estamos convencidos de que nuestra responsabilidad no termina
en el mero aporte al avance del conocimiento en la materia,
sino que deberemos hacer lo posible para que las conclusiones
a que lleguemos sean bien utilizadas a nivel de gobiernos y
organismos internacionales.
33/ PNUMA, Ibid. La cita de Curry - Lindahi figura en su libro citado, Conservar para sobrevivir, op. cit. Págs. 387-388 Debe entenderse, sin embargo, zue el proceso educacional formal es lento y debe competir desventajosamente con el "efecto demos-tración" de las sociedades de consumo y con los pseudo valores que ha ido incorporando la política económica que sigue la mayo-ría de nuestros países. Recientemente un alto funcionario reojo nal declaro que "en 1977 se extrajeron (en la III Región) 24 mi-llones de unidades (de locos), lo que parece ser excesivo (sic). Sin embargo, las divisas que produce y la ocupación que propor - ciona lo convierten en recursos de gran importancia para la re - qión". (La Tercera, 11 de julio de 1978).
- 59 -
3. Qbjetivos y propósitos del Proyecto Darwin: una visión de
síntesis
Una vez visualizados a vuelo de pájaro algunos de los
problemas y tópicos más importantes que cubre el PD, resulta
necesario subrayar la permanencia de nuestros propósitos ini-
ciales y que, a través de la lectura de las páginas anterio -
res, han ido quedando claros. Con todo, hemos deseado defi -
rtirlos inequívocamente, cosa que es por lo demás una excelen-
te 000rtunidad para resumir y puntualizar lo anteriormente ex
presudo. por lo tanto, los principales objetivos que persigue
el PD, y que tratará de materializar el Comité Nacional Darwin,
Son los que a continuación se señalan:
a) Necesidad de un homenaje internacional a arwLn y su obra
con ocasión del 150Q del crucero del H.M.S. "Beagle". Sin
duda, el viaje del "Beagle" es la expedición científica
más famosa e importante en la historia de la Humanidad, y
constituyó la base para la redacción del Origen de las Es-
pcies. A siglo y medio de este magno acontecimiento, cree
rnos justo y necesario detenernos a examinar la obra darwi
niana y evaluar su impacto histórico.
b) Hacer un llamado a la comunidad científica internacional
en torno a un trabajo común de gran significación. Tal y
como sucedió con el AGI en 1957-1958, creemos que esta se
rá una buena oportunidad para que los hombres de ciencia
de diferentes países aporten su experiencia y conocimien-
to en una tarea pacífica y de significativos alcances pa-
ra la mejor comprensión internacional. En particular,
nuestra írivitación a colaborar en nuestro proyecto se di-
rige a los hombres de ciencia -y a quienes crean en la
ciencia como factor de unidad, progreso y concordia- de
los países "darwinianos" del Hemisferio Sur (Argentina,
Brasil, Chile, Ecuador, perú y Uruguay en América Latina,
además de Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica) , más
los científicos de aquellas naciones que, por una u otra
causa no nueden oerrnanecer ajenas a la tarea que nos he -
rnos fijado. Aludimos aquí a las comunidades científicas
de Inglaterra, España, Portugal, Francia y los Estados
Unidos. La patria de Charles Darwin debe y tiene que es-
tar presente; por otra parte, territorios de España, Fran
cia y Portugal fueron visitados por el sabio inglés y li-
bros y trabajos de naturalistas de estas nacionalidades
fueron estudiados por Darwin. Por último, los Estados Uni
dos han llegado a poseer una experiencia y un "know how
de primera magnitud en problemas que, como la lucha contra
el deterioro ambiental y la formulación de políticas equi-
libradas de desarrollo, preocupan a nuestro Comité. Gru -
pos empresariales y voluntarios norteamericanos cooperan
en estas tareas, ye sea financiando proyectos o participan
do activamente en su realización. Es este un ejemplo que
deberemos seguir.
c) Aooyar las actividades científicas en América Latina
El desarrolio del pensamiento científico en nuestros pal -
ses está plagado de visicitudes que en el transcurso del
tiempo parecen agravarse. Las escasas ocasiones en que se
han formado algunos centros de excelencia académica, diver
sos factores han conspirado para hacer imposible su tarea
dándose lugar a la llamada "fuga de cerebros", que no es
sino la búsqueda de la materialización de legítimos deseos
de contribuír al avance del conocimiento que caracteriza a
todo hombre de ciencia. Sin lugar a dudas, la institucio-.
nalizacióri de la ciencia resulta imprescindible como nú -
cleo de todo proceso de modernización, tarea histórica en
la que están empeñados nuestros pueblos. Es por esto que
- 61. -
nuestro propósito primario ha sido el crear oportunidades
de estímulo y motivación a la ciencia latinoamericana.
Creemos que el PD resulta una buena ocasión para ello: En
primer término, 'l PD es una iniciativa original, novedo-
sa, que sin duda impulsará la investigación en áreas que,
como las que se originaron en la anticua Historia Natural,
no han sido prioritarias en nuestro desarrollo científico:
en segundo luqar, nuestros proyectos de investigación son
mayoritariamente interdisciplinarios, lo que contribuirá
poderosarnente al me 5 or conocimiento de metodologías y téc
nicas distintas y al trabajo fructífero e innovador en
las fronteras de á rea s y disciplinas diferentes. En ter-
cer lugar, los resultados de nuestra tarea son provechosos
en tanto que podrán utilizarse en la implementación de
planes de desarrollo nacionales y regionales; el PD es,
además, un proyecto llamativo en cuanto a que llegará fá
cilmente a la opinión pública, sirviendo así a la causa
de la legitimación social de la actividad del hombre de
ciencia. Por último, estamos conscientes de que uno de
los mayores problemas del desarrollo científico regional
ha sido un financiamiento escaso e intermitente. El Comi
té Nacional Darwin y los comités regionales que se formen
en el futuro procurarán por todos los medios a su alcance
crear canales alternativos de financiamiento, utilizando
fuentes no tradicionales de apoyo a la investigación.
Estamos ciertos aue, al menos, nuestra iniciativa senta-
rá las bases para un nuevo diálogo entre académicos hom -
bres de ciencias y personeros de los sectores público y
privado no tan sólo de la región sino cue de muchos paf -
ses del Hemisferio Sur. Se cumplirán así nuestros deseos
de propender a la integración cultural de nuestras nacio-
nes, cosa que sin duda acrecentará la comprensión y el res
peto mutuos.
- 62 -
d) Contribuir efectivanente a la formulación de políticas de
ecodes arrollo
Quizás si el más grande desafío para un hombre de ciencia
moderno sea restaurar la confianza social en la ciencia,
contribuyendo al progreso de la sociedad. Sabemos que re
suita difícil -si no imposible- hacer oir la voz de la co
munidad científica por encima de otros grupos de presión
de mayor prestigio social o con mayores medios a su alcan-
ce. Sin embargo, nuestra primera tarea será la de procu -
rar abrir canales expeditos de comunicación entre las auto
ridades de gobierno y los hombres de ciencia. Sólo así lo
graremos que nuestras proposiciones de políticas de desa -
rrollo -'ue estimamos más adecuadas en razón de nue maneja
mos más variables para su formulación, sean escuchadas. Re
sulta prioritario, por lo tanto, evaluar los recursos natu
rales renovables, conocer bien su velocidad y capacidad de
regeneración y, en función de este conocimiento, diseñar
criterios y prioridades para el crecimiento económico armó
nico y sin pausas nue nos ayudará a alcanzar metas insospe
chadas de desarrollo. En segundo trrnino, resulta esencial
formar un Banco de Datos regional sobre los estudios reali-
zados y que se están llevando a cabo en cuanto a conocimien
to del medio ambiente, evaluación de recursos y control de
la contaminación. Existe una prodigiosa cantidad de infor-.
mes subutilizada y dispersa, por lo cual será necesario
crear mecanismos de coordinación a nivel regional.
e) Proteger la fauna y flora nativas. Es esta una tarea prio-
ritaria del PD, y la que sin duda atraerá más fácilmente
tanto el financiamiento externo como el apoyo decidido de
grandes sectores de la opinión pública. A través de este
objetivo estaremos manifestando además nuestra más cordial
cooperación a todos los grupos académicos o constituídos
- 63 -
por ciudadanos voluntarios que luchan en todo el mundo por
la causa de la conservación. Se trata aquí de conocer corn
prehensivamente nuestras especies zoológicas y botánicas,
examinar su habitat y 'stablecer en lo posible su grado de
estabilidad como especIe. No tan sólo deberemos proteger
- - asta donde sea racionalmente posible hacerlo- las espe -
cies existentes, sino examinar las posibles causas por las
ue muchas especies nue Darwin conoció y catalogó se han
extinguido. La protección de la fauna y la flora nativas
requiere conocer el impacto ecol&iico de diversas especies
foráneas introducidas a lo largo de más de 400 aios, como
también resulta necesario realizar estudios de control del
deterioro de su entorno natural. Será este sin duda un
hermoso esfuerzo, pleno de sorpresas, frustaciones y reen-
cuentros con la pródiga natraleza del Hemisferio Sur.
f) Contribuir a la formación de una conciencia ecológica y
de amor a la naturaleza en nuestros países. Hemos expresa
do nuestro ferviente deseo de enfrentarnos con los proble-
mas pedagógicos inherentes a la formación de una mayor con
ciencia del peliqro que representa la destrucción del me -
dio ambiente. Deberemos encarar tales problemas con enfo-
ques y técnicas oriqinales, que lleven a la modificación
parcial o radical del curriculum escolar tanto en ciencias
naturales como en ciencias sociales.
Desde ya, podemos destacar algunas ideas que sin duda apun-
tan en esta dirección: primero, los aspectos históricos y
sociales del deterioro del ambiente; segundo, la promoción
de museos, parques nacionales y diversas acciones de exten
sión. A través de estas iniciativas acrecentaremos la po-
sibilidad de modificar positivamente la relación hombre -
- 64 -
entorno.
Tales son nuestros orincipales objetivos. bin duda, a me-
dida que trariscurra el proyecto se irá estructurando una
jerarquía de propósitos y objetivos diferentes a la que he
mos señalado. .in embargo, confiamos en que no perderemos
de vista las metas con que se inició el PD y cuya consecu-
ción es un estímulo en nuestro trabajo.
4. ¿Cómo se llevará a la prctica el Proyecto Darwin ?
Concretar en todos sus puntos un Droyecto de la natura
leza, complejidad y alcances del PD parecería resultar de una
ambición desmedida, que choca abiertamente con la actual cir -
cunstaricia lcttinoarnericana y mundial. Existen, sin embargo,
algunos factores 'iue desdicen categóricamente esta posición,
el principal de los cuales es el hecho de haberse llevado a ca
bo innumerables proyectos de investigación en el escenario que
corresponderá. al PD, sobre problemas similares y con parecidos
enfoques. Los resultados de esta investigación existen y son
susceptibles de aprovecharse. Lo mismo puede decirse de los ac
tuales proyectos que se están efectuando en Chile y en otros
paises de la región, algunos de los cuales hemos citado ante -
riorrnente. Se trata, por lo tanto, de utilizar la información
34/ En este sentido, se publica en nuestro rnedio una revista que es un verdadero alarde de educación ecolócica. Se trata de ¿xpedición a Chile, redactada por el Instituto Juan Ignacio Molina y que publi-ca la Editorial Gabriela Mistral.
La mayoría de los países latinoamericanos han hecho un gran esfuer zo en la creación de parques nacionales. No o:stante, existen otras prioridades cue restan financiamiento a la adecuada manten - ción de estos santuarios naturales. Como un estridente ejemplo de lo expresado, considérese el caso de las Islas Galápagos, 'ue en la actualidad luchan desesperadamente por su supervivencia como la boratorio inigualable del proceso de la vida. El establecimiento de la estación de investigación Charles Darwin cerca de Santa Cruz (1962) ha ayudado poderosamente a la causa de las Islas Encantadas (como le llamaron los españoles). Véase Time, june 26, 1978 pág. 50 y SS.
- 65 -
existente o de modificarla de acuerdo a nuestros propios enfo
ques y perspectivas. No partiremos de cero en esta empresa,
sino que basaremos la mayor parte de nuestras acciones en una
gran masa de datos, resultados y materiales ya existentes.
Existe aún otro argumento aún más convincente: Si bien
es cierto que nuestra tarea es principalmente académica y es-
tá dirigida por ende al avance del conocimiento, no es menos
cierto que ella enfoca problemas cuya solución es urgentemente
necesaria para la supervivencia de nuestra sociedad; en otras
palabras, tales estudios deben hacerse, so pena de atentar en
forma irreversible en contra de nuestras opciones y las de las
generaciones venideras. El PD no es tan sólo un homenaje o
una conmemoración más, sino que reinvindica su carácter de ser
una empresa de cooperación internacional, vital en la mayor
comprensión de nuestros paises y en elevación de la calidad de
la vida de su población.
Con todo, precisamente aclarar en lo posible la forma
en que el PD se llevará a cabo. Para ello distinguiremos entre
acciones de investiqación, de formulación de políticas y de ex-
tensión, para referirnos luego al posible financiamiento de es-
tas actividades.
i) Programas de investigación: Se refieren a la ejecución de
proyectos originales o a la utilización, coordinación y/o
colaboración de y con proyectos terminados o en etapa de
real i zación.
ji) Formulación de políticas: Se trata de la utilización de
los resultados a que se llegue con algunas investigaciones
propuestas. se utilizarán tales datos en la redacción de
proposiciones para la formulación de políticas (educaciona
les, conservacionistas, de desarrollo, etc.) a nivel nacio
r
nal y regional. Este tipo de acción es de abierta coope-
ración con los distintos gobiernos y organismos regiona -
les e internacionales, para lo cual será necesario crear
canales expeditos de comunicación.
iii) Acciones de extensión: Gran parte e nuestro esfuerzo se
rá informar a la comunidad e inteqrr a la población en
nuestras tareas. Ello será posible en la medida que se
implementeri diversos programas de extensión, tales como
filmación de documentales, exoosiciones, publicación de
textos, mejoramiento de museos y parques nacionales, tu -
rismo dirigido, etc. Todo aporte educacional será tam -
bin consIderado en este marco: cursos, programas de per-
feccionamiento, ciclos de conferencias, planificación de
curricula, etc.
Estos programas darán lugar a las siguientes acciones:
a. Programas de Investigación:
- Recolección de datos y elaboración de hipótesis de trabajo
- Trabajos en terreno
- Seminarios y simposia (Las reuniones de trabajo tendrán lu -
gar en cualquier país participante del PD, procurándose lle-
varlas a cabo en los sitios visitados por Darwin. En lo que
se refiere a Chile, hemos obtenido el apoyo logístico de im-
portantes organismos nacionales para llevar adelante todo ti
po de reuniones científicas).
- Publicaciones (El PD procurará en lo posible publicar los
trabajos a que de lucar nuestra investigación. Sin embargo,
es oportuno señalar que todos los científicos participantes
tendrán la máxima libertad para publicar los resultados de
su trabajo).
b. Programas de formulación de políticas:
- Recopilación de los resultados de la investigación
- Formación de un Banco de Datos
- 67 -
- Compilación de un Indice de organizaciones públicas y pri-
vadas que particiPan en la asesoría o la torna de decisio -
mes en política de desarrollo.
- Compilación y arlisis comparado de la biblioqrafía existen
te.
- Seminarios sobre formulación de políticas ambientales y de
desarrollo que permitan reunir a representantes de todos
los sectores.
c. Programas de extensión:
- Posibilitar el Turismo "dirigido" para el mejor conocimien-
to de los escenarios darwinianos. Este tipo de turismo no
requiere de inversiones costosas ni de una sólida y perma -
nente infraestructura. Se trata de abrir senderos ("trails")
susceptibles de ser recorrido a pié, y que unan entre sí los
sitios darwiniarios. Tanto Chile como el resto de los países
invitados al Programa cuentan con numerosos Parques Naciona
les y paisajes aún no contaminados que coinciden aproximada
mente con los escenarios darwirtianos.
- Acciones pedagógicas, destinadas a crear conciencia en tor-
no a los problemas de que se ocupa el PD.
- Seminarios y simposia sobre el lugar que Museos y Parques
Nacionales deben tener en la vida cultural de nuestra socie
dad.
- Filmación de documentales, grabación de programas radiales
y de TV, etc.
- publicaciones
Financiamiento del PD
Sin duda, la mayor dificultad con que tropieza todo
proyecto de esta envergadura es el financiamiento. Hemos señala-
do que el PD es una iniciativa original, en el sentido que tras -
ciende el área estatal para buscar decididamente el concurso y la
adhesión de diferentes medios y sectores sociales. Creemos que
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esta característica del PD seri positiva en cuanto a que nuestra
búsqueda de recursos económicos no se orientará tan sólo a las
fuentes tradicionales de financiamiento sino que, por el contra-
rio, crearemos nuevas opciones promoviendo el interés de grupos
hasta ahora ausentes de las grandes empresas culturales, por ayu
darnos y cooperar con nosotros.
Resulta apropiado señalar que nuestro proyecto pilo-
to, que se dirige a implernentar el programa nacional de iritroduc
ción del salmón del Pacífico en la XI y XII Regiones, ha encon -
trado recursos en un sinnúmero de instancias no tradicionales,
lo que por cierto motiva nuestro optimismo en cuanto al financia
miento del proyecto. Por otra parte, alaunas de las agencias es
tatales con las cuales nos hemos contactado, tanto en Chile como
en otros países latinoamericanos, se han mostrado dispuestas a
apoyar en la medida de sus posibilidades esta iniciativa.
Tan importante como el financiamiento directo resul-
tan las acciones de cooperación y asistencia técnica internacio-
nal. Durante los últimos meses hemos estado trabajando en este
sentido y podemos afirmar confiadamente que el PD contará con un
apoyo óptimo por parte de organismos internacionales y sociedades
científicas.
Por último, estamos convencidos de que ciertas accio
nes de extensión podrán autofinanciarse, dado el interés crecien
te de la opinión pública por los temas y problemas que abordare-
mos. Así mismo, tanto el Comité Nacional Darwin como los diver-
sos organismos que de él emanen, estarán en situación de vender
servicios (asesorías y consultorías) a medida que progresen las
investigaciones programadas.
La programación del Proyecto Darwin; Etapas
La prirn9ra tarea a la cual se abocará el Comité Na -
cional Darwin será la de redactar un Programa tentativo de acti-
vidades a nivel nacional, como así mismo el Calendario de eventos
programados entre 1978 y 1986. Dicho Programa dispondrá la ejecu
ción de diversos proyectos de investigación y acciones de exten -
Sión que se lleven a cabo en territorio chileno o en que interven
aan académicos, científicos y organismos de esta nacionalidad. De
be entenderse, con todo, que el Programa -aún en su parte nacio -
rial- no sólo esta abierto a individuos y entidades extranjeras,
sino que el Comité invitará a especialistas e instituciones de
otros países a participar activamente en nuestros proyectos.
La organización provisoria del Programa consulta tres
etapas conceotualmente bien delineadas:
a) Etapa Nacional: A cargo del Comité Nacional Darwin, el que
asesorará a autoridades de Gobierno y de CONICYT sobre las
diversas acciones y medidas ideadas para llevar a cabo el PD
en territorio nacional. El Comité pretende generar a la bre-
vedad una Corporación Privada sin fines de lucro, cuyos fines
serán administrar los fondos del Comité y llevar a la prácti-
ca las iniciativas que este organismo legal disoonga.
Por expresa disposición del Decreto Supremo que le
da vida, el Comité posee facultades para comunicarse con di -
versas organizaciones privadas y públicas, tanto en Chile co-
mo en el extranjero. Una de las primeras iniciativas del Co-
mité será la de impulsar la creación de una Comisión a nivel
regional, que reuna representantes de las naciones latinoame-
ricanas visitadas por Darwin que deseen formar parte del PD.
Sin perjuicio de las actividades de carácter regional
o internacional iue programen futuros organismos emanadas del
espíritu de cooperación internacional, el Comité Nacional
Darwin planificará sus actividades en un período de siete años,
a partir de septiembre de 1978. Tales actividades tienen a
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cumplir los mismos fines y objetivos ya señalados en la sec-
ción 3.
b) Etapa Regional: Coincide en el tiempo con la etapa nacional,
aunque con un obvio retraso en su iniciación. La programa -
ciórt de actividades a nivel regional estará a cargo de un or
qanismo legal, de carácter supranacional , creado por el deseo
unánimemente manifestado de Argentina, brasil, Chile, Ecuador,
Perú y Uruguay para tomar parte activa en el PD a escala con-
tinental. Por lo tanto, la primera tarea -y en la cual ya es
tamos trabajando- será la de contactar a las autoridades, or-
ganismos y agencias estatales a cargo del desarrollo científi
co y tecnológico, universidades y hombres de ciencia de esas
naciones hermanas para crear como empresa común un Comité Re-
gional Darwin; en este caso, nuestro papel se reduce a tomar
la iniciativa en este llamado y a proponer la aceptación to -
tal o parcial de los propósitos, objetivos y actividades seña
lados.
c) Etapa Internacional: Esta etapa englobará las actividades a
escala nacional y recional, y a ella están cordialmente invi-
tados individuos e instituciones de Australia, España, Estados
Unidos de Norteamérica, Francia, Nueva 'elaridia, Portugal y
Sudáfrica. Poseemos promisorios antecedentes que nos permiten
esperar la participación activa de hombres de ciencia y de di-
versas agencias y entidades privadas de estos países en nues -
tro proyecto. Como antes en la Etapa Regional, procederemos a
convocar a una reunión ampliada, probablemente a través de los
Agregados Culturales de estas naciones en Chile, con el fin de
echar las bases de un organismo consultivo, coordinador y eje-
cutivo, en el cual tendrán representación los países partici -
pantes, diversos organismos internacionales, asociaciones
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de científicos, etc. Al igual que en el caso anterior, pro-
pondremos a estos organismos nuestras ideas y proyectos, pa-
ra su discusión a este nivel.
El Trabajo de programación, coordinación y ejecución
En cuanto a laEtap8Nacional, la programación, coor-
dinacióri y ejecución del PD está a cargo y bajo la responsabili-
dad directa del Comité Nacional Darwin y CONICYT. Sin embargo,
se espera que en breve pueda constituírse una Corporación priva-
da a cargo de la ejecución total del Proyecto en su etapa nacio-
nal, lo que facilitará enormemente la administración del PD. El
Comité Nacional actúa a través de un Consejo en el cual están
representados diversos sectores del país, y une de sus primeras
tareas será la de formar organismos y subconités asesores, los
cuales tendrán a cargo las siguientes áreas: Historia y Ciencias
Sociales, Biología Evolutiva y Genética, Ciencias de la Tierra,
Ecología y Conservación, Extensión y Relaciones públicas y Asun-
tos Internacionales. El Comité Nacional Darwin podrá crear nue-
vos organismos asesores en la medida que el trabajo así lo requie
ra. Por otra parte, este Comité nominará e invitará a diversas
personalidades de la vida nacional a tomar parte en nuestras ac-
tividades, con lo cual se estará cumpliendo nu'stro deseo de ha -
cer del PD una empresa nacional.
Inmediatamente después de la Ceremonia de iniciación
de actividades, la Secretaría Ejecutiva iniciará una serie de
contactos con diversas autoridades universitarias, personeros del
sector privado y altos funcionarios públicos, invitándoles a par-
ticipar en nuestro proyecto.
Para terminar, quisieramos reiterar una vez más nues-
tro carácter esencialmente académico, abierto a toda crítica o su
gerencia, dispuesto a compartir las tareas que nos hemos fijado o
se nos fijen en el futuro. Nos guía únicamente el deseo de servir.
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Servir a la causa común de la Humanidad, a la paz y la compren -
sión internacional a la ciencia y a los cintíficos. Como en to
da iniciativa universitaria, pretendemos ir publicando los resul
tados de proyectos y seminarios de modo lue sean accesibles a to
do el mundo en el menor tiempo posible. Respetaremos, eso sí,
la absoluta libertad del investigador a publicar el resultado de
su trabajo en la forma y el medio que él libremente disponga.
Nuestra íntima preocupación ante la crisis actual de la ciencia
nos hará redoblar nuestros esfuerzos para asegurar al hombre de
ciencia su máximo derecho: el derecho a expresarse libremente.
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