El Paseante Solitario

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El paseante solitario (un relato del siglo XXI) Me despierto en la calle Canvas, sobre el colchón mugriento en el que pasé la noche, al lado de los cubos de la basura instalados por el ayuntamiento de Navas de San Antonio. Levanto la manga izquierda de mi camisa y miro el reloj: son las once de la mañana. Crujo mis huesos, extiendo los brazos, sacudo mis piernas, limpio de polvo mis pantalones. En marcha. Me dirijo a mi casa, situada en la misma calle, a cincuenta metros de dónde me encuentro. Todavía estoy borracho. Ninés se ha marchado a su casa, iré a verla más tarde. Llego. Abro la puerta del portal. Subo de dos en dos los escalones hasta el tercer piso. Llamo. Abre Clara. Cuando desaparece nuevamente, por el pasillo, para volver a dormir a la habitación, deja atrás el aroma de su cuerpo caliente que acaba de salir de la noche. En silencio me dirijo a la cocina. Me preparo una gran taza de café sin leche y me dispongo a leer, en la terraza, el periódico de ayer, mientras fumo. No sé si este espacio que me reservo es para fumar, seguramente no es para leer las noticias de política, economía o sociedad. Llevo dos semanas

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Un breve relato sin acabar.

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El paseante solitario(un relato del siglo XXI)

Me despierto en la calle Canvas, sobre el colchn mugriento en el que pas la noche, al lado de los cubos de la basura instalados por el ayuntamiento de Navas de San Antonio. Levanto la manga izquierda de mi camisa y miro el reloj: son las once de la maana. Crujo mis huesos, extiendo los brazos, sacudo mis piernas, limpio de polvo mis pantalones. En marcha. Me dirijo a mi casa, situada en la misma calle, a cincuenta metros de dnde me encuentro. Todava estoy borracho. Nins se ha marchado a su casa, ir a verla ms tarde. Llego. Abro la puerta del portal. Subo de dos en dos los escalones hasta el tercer piso. Llamo. Abre Clara. Cuando desaparece nuevamente, por el pasillo, para volver a dormir a la habitacin, deja atrs el aroma de su cuerpo caliente que acaba de salir de la noche. En silencio me dirijo a la cocina. Me preparo una gran taza de caf sin leche y me dispongo a leer, en la terraza, el peridico de ayer, mientras fumo. No s si este espacio que me reservo es para fumar, seguramente no es para leer las noticias de poltica, economa o sociedad. Llevo dos semanas