EL MONTAJE (11)
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EL MONTAJE (10)
La programación que emite una emisora de radio es una secuencia
continua y simultánea de sonidos que, en su conjunto, componen un gran
montaje sonoro que desarrolla una estructura narrativa, compuesta a su vez
de montajes más pequeños: los programas y las informaciones, reportajes,
entrevistas, etc... El montaje es, por tanto, el medio de expresión del
lenguaje radiofónico a través de una combinación de sonidos que tiene por
objetivo facilitar la comprensión de un mensaje, y que se estructura en
función de la expresividad y contenido que se quiera trasladar al oyente.
Habrá pues tantos tipos de montajes, como objetivos comunicativos se
quieran plantear.
Al ser una combinación de elementos sonoros, el montaje genera una
estructura narrativa en la que los sonidos se presentan ante la audiencia de
manera sucesiva y simultánea en un mismo espacio temporal, lo que
confiere al medio radio una capacidad comunicativa pluridimensional. Un
oyente puede escuchar a la vez la locución del presentador y un sonido
relacionado con la información que se le cuenta, lo que le permite disponer
en paralelo de dos elementos informativos, de significación, sobre un
mismo hecho.
EL EJE DE SINCRONÍA (10.1)
El montaje radiofónico es donde se estructuran y armonizan los elementos
sonoros (voz, palabra, sonido, música), disponibles para elaborar un
mensaje concreto, bien sea este una información o noticia, un programa, o
el conjunto de una programación. Para que la estructuración y combinación
de elementos - que es todo montaje - adquiera significación para el oyente,
el planteamiento narrativo deberá atenerse a un eje de sincronía a través del
cual cada uno de esos elementos encuentra su valor significativo.
Este eje de sincronía está referido a dos planos narrativos que no
necesariamente tienen que presentarse en paralelo en todo montaje: uno,
denominado eje sucesivo y otro, eje simultáneo. El primero (eje sucesivo),
define la permanente e imprescindible relación de continuidad que el
mensaje radiofónico establece entre unos sonidos y otros. El segundo eje
(simultáneo), referencia la relación sonora que se establece entre los
sonidos que se emiten de manera simultánea. Ambos planos determinan un
eje de sincronías que permite que los distintos elementos que configuran el
mensaje, obtengan significación para el oyente.
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De nuevo el ejemplo más básico aclarará el concepto: un sonido,
declaración oral o canción emitidos de manera aislada carecerán de
significación para el oyente si no van precedidos de un antes y un después
sonoro que aclare su valor significativo: es el eje sucesivo que siempre
resultará imprescindible para asegurar la comunicación de cualquier
contenido o mensaje. Con un ejemplo similar, si a la palabra libertad
pronunciada de manera reiterada se incorpora de forma simultánea el
sonido del oleaje, se podrá establecer una relación significativa entre
ambas; pero la misma carecerá de significación radiofónica, sin un sonido
anterior y otro posterior que determinen el valor comunicativo que
incorporan al mensaje que se quiere transmitir a la audiencia. De este modo
se puede concluir - para diferenciar la capacidad comunicativa de ambos
ejes -, que, si bien la presentación simultánea de sonidos aporta riqueza
expresiva al mensaje; es la sucesión en la que estos son presentados, lo que
otorga el valor significativo al conjunto del mensaje.
Sucesivo (10.1.1)
Todo montaje radiofónico implica una secuencia temporal de sonidos, en
la que se asienta la continuidad de la cadena sonora que emite la radio. En
este sentido, a la hora de abordar un montaje importa más la relación de
continuidad que cada sonido guarda con los que le preceden y le suceden,
que el propio sonido en sí mimo; lo que garantiza que el mensaje que se
emite sea inteligible para quién lo recibe. Por tanto, en el montaje
radiofónico los sonidos no tienen carácter autónomo, sino que su fuerza
expresiva o significativa dependerá del lugar que ocupen dentro de la
narración, y no de su valor intrínseco.
Al igual que sucede en el mundo del cine y de la televisión con respecto a
las imágenes, la secuencia continua de sonidos con que se presenta la radio,
precisa de una clasificación jerárquica de los elementos sonoros disponibles
y de una orquestación de los mismos, acorde a la intencionalidad
comunicativa que se plantee en cada caso. En los montajes de carácter
informativo, esa jerarquía de elementos deberá primar a aquellos sonidos
que aporten los datos esenciales o fundamentales del hecho; mientras que
en otro tipo de programas el criterio puede ser, por ejemplo, el valor
hilarante de cada uno de los elementos de que se disponga.
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Junto a la clasificación jerárquica de elementos, todo montaje debe
configurar un conjunto armonizado de los sonidos que forman parte de él,
para que no se produzcan estridencias en el mensaje, para que no resulten
abruptas las transiciones de unos montajes a otros o para evitar disonancias
entre los elementos sonoros de un mismo montaje. Es lo que en el mundo
de la televisión o el cine se conoce como <<raccord>>, y que en la radio se
expresa por los niveles de intensidad, entonación y timbre con que se
presentan los distintos planos sonoros de cada elemento ante la audiencia.
Así, por ejemplo, la emisión en un mismo montaje de sonidos con distintas
intensidades o en tonos diferentes puede inducir a error y al despiste del
oyente; salvo que el salto de tono o intensidad se utilice como elemento de
transición para diferenciar un montaje o tema de otro, o con un objetivo
comunicativo específico: denotar caos, confusión, excitación, etc...
Simultáneo (10.1.2)
Junto al carácter sucesivo, la narrativa que establece el montaje
radiofónico permite un segundo eje de expresividad, por medio de las
relaciones significativas que establecen distintos sonidos emitidos de
manera simultánea. Relaciones que en el montaje, y de acuerdo a la
intención comunicativa que se persiga, se pueden establecer con un sentido
armónico (sincrónico), o de contrapunto entre unos elementos y otros
(asincrónico). Una relación sincrónica de sonidos emitidos de manera
simultánea es la que se establece, por ejemplo, cuando a una locución sobre
los datos de un incendio de última hora, se le incorpora de fondo, en
segundo plano, el sonido ambiente – en directo - desde el lugar de los
hechos. Aquí, la emisión simultánea de este segundo sonido sirve para
reforzar el valor significativo de la información que se ofrece en la
locución.
Una relación asincrónica de sonidos es la que se establece, por ejemplo, en
la emisión simultánea de un debate parlamentario, que se presenta al oyente
en primer plano, mientras que de fondo se incorpora - de manera aleatoria
-, el sonido de las risas hilarantes de un grupo de personas. Aquí, el sonido
emitido en segundo plano, no sólo no refuerza el contenido del primero,
sino que ejerce el valor de contrapunto; en este caso, con un objetivo de
burla, humorístico, etc...
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La utilización de una u otra modalidad estará en función del guión previo
del que se parta, aunque el empleo de ambas opciones es muy común en los
programas radiofónicos y, especialmente, en los de entretenimiento. No
obstante, el montaje sincrónico de los elementos sonoros - en cuanto a
intensidades y tonos empleados -, es el propio de los programas
informativos por el contenido conceptual del mensaje que se transmite:
para propiciar su comprensión y, a la vez, respetar la mayor fidelidad
posible con respecto al contenido original del hecho del que se informa. Un
montaje informativo con sonidos relacionados como contrapunto unos de
otros, dificultará la comprensión al oyente, ya que el efecto auditivo que se
produce puede anular el valor informativo del hecho original que se
pretende transmitir. En los programas, donde existe una mayor capacidad
de maniobra expresiva y comunicativa, la estructuración asincrónica de los
elementos sonoros puede llegar a alcanzar un primer plano de significación,
especialmente en determinados programas como los de humor. En
resumen, se puede concluir que una combinación en contrapunto de los
recursos sonoros disponibles, incorpora una mayor carga de intencionalidad
deliberada al mensaje, que una organización sincrónica de los mismos.
COMPONENTES DEL MONTAJE (10.2)
En todo montaje radiofónico los contenidos sonoros son sometidos a dos
tipos de tratamiento, indisolublemente unidos: uno de carácter técnico y
otro expresivo, cuya influencia final en el mensaje dependerá de la
intencionalidad comunicativa que se pretenda obtener. La emisión en bruto
de un sonido que no ha sido sometido a un tratamiento técnico - en cuanto a
duración, modulación, intensidad o supresión del ruido -, ni a una selección
de los contenidos; por ejemplo, el discurso de un dirigente político en un
mitin: producirá un efecto en la audiencia distinto, a si ese mismo sonido
se modula y limita su duración a los aspectos más interesantes del discurso.
Distinto también sería el efecto si, además, se introducen nuevos elementos
de expresividad, como pueden ser las opiniones de un comentarista o un
fondo musical.
Técnico (10.2.1)
El montaje técnico es la acción física de limpiar de ruidos, cortar, unir o
empalmar los sonidos que se vayan a utilizar en cada caso, de acuerdo a lo
establecido previamente en el guión.
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El montaje puede realizarse bien en directo, en el mismo momento de la
emisión, o bien grabarse y quedar almacenado para su utilización, en cuyo
caso se denomina editado. El montaje técnico requiere una gran precisión y
pericia por parte de los profesionales. Tarea que en el caso de la edición
analógica implica la necesaria colaboración entre el periodista y el técnico
de sonido, mientras que en la edición digital (capítulos XIII y XIV), los
periodistas pueden desarrollar esta labor de manera autónoma.
Aunque existen notables diferencias entre la edición analógica y la digital,
en ambos casos, el montaje técnico tiene los mismos principios de
actuación.
Limpiar
Consiste en eliminar los ruidos que pueden acompañar a los sonidos
que se quieren emitir y que impiden o dificultan la comprensión de
su valor significativo.
Cortar
Seleccionar, por corte, la duración del sonido que se va a utilizar en
el montaje. Consiste en eliminar los sonidos que preceden y suceden
al fragmento sonoro que se va a emplear.
Pegar
Es la unión de dos fragmentos sonoros que tienen un mismo origen,
pero que se han producido en secuencias temporales distintas. Por
ejemplo, cuando en el montaje de una entrevista se elimina una o
varias partes de la misma y se unen las restantes. La dificultad en
este caso estriba en encontrar el punto exacto de unión, para que no
se produzca un salto de eje narrativo, de <<raccord>> sonoro, entre
un fragmento y otro, que pueda ser reconocido por el oyente.
Empalmar
En este caso la unión se produce entre sonidos que tiene orígenes
distintos. Por ejemplo, la unión que se establece de manera frecuente
entre una música y la declaración del protagonista de un hecho o
entre un fondo musical y un efecto sonoro.
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Mezclar
Cuando se unen de manera simultánea sonidos con orígenes
distintos por medio de una mesa de mezclas; cuya virtualidad es la de
permitir la combinación de múltiples fuentes de sonido de manera
sincrónica o asincrónica, lo que contribuye a enriquecer el contenido
expresivo del mensaje. Su utilización está orientada
fundamentalmente a la edición de montajes en directo, realización de
programas, o para los editados de montaje complejo.
Expresivo (10.2.2)
Es la combinación estructurada de los elementos sonoros, con el objetivo
de trasladar al oyente el valor informativo y significativo de un mensaje;
en función de una duración predeterminada y del contexto sonoro en el que
dicho montaje o programa, va a ser emitido. Este aspecto del montaje
requiere el cumplimiento de una serie de requisitos básicos que garantizan
y facilitan la comprensión del contenido por parte del oyente.
Eliminar
En función del tiempo asignado, se deben rechazar todos aquellos
elementos que resulten redundantes, que enmascaren o que
compliquen la comprensión del contenido significativo del mensaje.
Sintetizar
No se debe abusar de la multiplicidad de sonidos ni de una locución
prolija en datos, ya que pueden complicar innecesariamente la
comprensión para el oyente. Sintetizar significa cumplir con la regla
básica y general para que el mensaje radiofónico cumpla su objetivo
comunicativo; esto es: economía de palabras, sonidos y efectos,
nitidez en cuanto a la audibilidad y la dicción en la locución, y
precisión y sencillez en cuanto a la terminología y exposición del
contenido significativo y conceptual.
Por ejemplo, un efecto sonoro cumplirá mejor su función de llamar
de atención del oyente si se dosifica su utilización a lo largo del
programa, que si se emplea con reiteración o de manera recurrente.
En ambos casos, su valor significativo perderá sentido por
redundante, y se convertirá en una distorsión para comprensión del
mensaje.
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En la misma línea argumental, el abuso en la utilización de la frase
de un protagonista, hará que esta pierda su valor significativo y su
efecto sorpresa; por ejemplo, en el caso del famoso <<manda
huevos>> que pronunció desde la tribuna, cuando era Presidente del
Congreso, Federico Trillo, convertido ya en un elemento más de la
retórica radiofónica.
La dosificación de elementos es especialmente necesaria en el caso
de los montajes informativos, en los que la sencillez y claridad deben
primar sobre cualquier otro criterio, y en los que cargar las tintas
sobre el valor sentimental, dramático o trágico de un hecho debe, en
principio, ser rechazado en aras de una mayor fidelidad al contenido
original de lo que se relata. Si un hecho, un mensaje, puede ser
expuesto con tres sonidos y una locución sencilla y directa, siempre
será más comprensible y tendrá más impacto en el oyente, que si
empleamos cuatro o cinco sonidos y una locución prolija en datos y
conceptos. En este caso, el montaje podrá provocar la saturación y el
aburrimiento del oyente. Sólo en determinados momentos, en los
programas donde prima la evocación, la digresión o el puro
divertimento, puede tener valor comunicativo una locución
incoherente, la acumulación de sonidos o su utilización reiterada y
constante.
Ordenar
El tercer paso en la edición de un montaje consiste en establecer un
orden lógico, coherente, entre los distintos elementos. Una jerarquía
que se establece en función del objetivo comunicativo que se persiga
y el valor significativo de cada uno de esos elementos. En todo caso,
deberá partir del elemento que pueda despertar el mayor grado de
interés o atención por parte del oyente. En el supuesto de un
programa informativo, siempre será con el dato más importante de la
actualidad o del hecho en concreto de que se trate; mientras que en
otro tipo de programas puede ser desde una sintonía llamativa, hasta
una declaración del presentador o un sonido electrónico, etc...
El desarrollo posterior se puede establecer de distintas maneras
(cronológicamente, con planos sonoros distintos, etc...), aunque los
distintos elementos siempre tendrán que tener un referente previo
que justifique su presencia en el montaje. El oyente sólo podrá
comprender el sentido de una palabra, de un sonido, de un efecto o
hasta de un silencio, si está contextualizado, si tiene un referente que
justifique su utilización.
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Recursos Expresivos
Son las opciones a las que puede recurrir de manera intencionada el
redactor o realizador del montaje, para implementar la expresividad
del mensaje. Se trata de elementos sonoros que se pueden introducir
en el montaje de manera simultánea o sucesiva, en función de la
relación que establecen con los sonidos que componen el mensaje
principal. La intencionalidad en la utilización de este tipo de
recursos, puede tener como fin el de reforzar el contenido de la
información que se transmite o también un objetivo estético, en
cuanto a la presentación y puesta en antena del mensaje. Por otra
parte, la utilización de estos recursos implica una alteración en el
orden lógico de la exposición radiofónica, al incorporar elementos
que trasladan realidades sonoras directa o indirectamente
relacionadas con el contenido que se transmite. En función de su
origen, los recursos expresivos pueden ser de carácter técnico,
sonoro o de expresión oral.
Técnicos
Son los que se emplean para mejorar la calidad y
expresividad de los sonidos, en virtud de las opciones de
edición que facilitan los equipos de grabación,
reproducción y mezcla. Son, por ejemplo, los cambios
de velocidad en la reproducción o grabación, el eco, la
reverberación, etc...
Sonoros
Los recursos expresivos sonoros se emplean, por regla
general, con un objetivo estético, como llamada de
atención o como identificación para el oyente. Las
opciones son múltiples, aunque las más frecuentes son:
Repetición:
Dentro de sus opciones expresivas, la más simple
es la reiteración de un mismo sonido a los largo
de todo un discurso o parte de él, bien para
enmarcarlo o para reforzar determinados aspectos
del mismo. Un sonido puede utilizarse de fondo,
bajo otro que se presenta en primer plano, y al que
podemos o no aplicar una frecuencia constante.
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De este modo se puede aportar contraste al
discurso, imprimirle ritmo o sosiego y calma. Otro
recurso es utilizar siempre del mismo sonido en el
inicio, para identificar un programa o los distintos
bloques de contenido que, a su vez, pueden
empezar y finalizar con un mismo sonido. Así
mismo, también en frecuente cerrar un programa
o bloque con un determinado sonido e iniciar el
siguiente con otro sonido similar. En estos casos
se producirá un efecto de continuidad en el
discurso radiofónico, dentro de un mismo marco
de referencia o programa.
Ruptura
Es la utilización de dos sonidos distintos para
diferenciar unos contenidos de otros, por medio
de una ruptura en la armonía sonora que provoca
un efecto de llamada de atención para la
audiencia.
Alteración
Consiste en cambiar el orden lógico de la
secuencia de sonidos, con el objetivo de destacar
un valor significativo en especial y producir un
cierto efecto de sorpresa en la audiencia. Es, por
ejemplo, cuando se emite primero el sonido de los
niños de San Indefonso cantando el premio gordo
de la lotería de Navidad y, a continuación, se da
la explicación de que es el número premiado en el
sorteo. Se trata de un recurso que debe ser
utilizado con cuidado en los programas
informativos, ya que puede despistar al oyente o
inducirle a una interpretación errónea del
contenido informativo. En su utilización extrema,
la alteración implica siempre una clara
manipulación del contenido original.
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Sacar de contexto
Consiste en descontextualizar los sonidos con
respecto a la secuencia, momento y lugar en el
que originalmente se han producido, para situarlos
en un ámbito de referencia distinto. El empleo de
este recurso siempre denota ante el oyente una
clara intencionalidad por parte de quién lo
produce; por lo que su utilización debe estar
vedada en los programas informativos, donde
prima la fidelidad con respecto al contenido
informativo y sonoro originales. El empleo de esta
opción expresiva suele estar reservado a los
programas de entretenimiento y humor, donde el
valor significativo de los distintos elementos del
montaje se justifica, no por la fidelidad a su fuente
de origen, sino por el objetivo comunicativo
establecido de manera previa y deliberada en un
guión. Por el contrario, en los programas
informativos el guión viene determinado por las
noticias de actualidad que se produzcan en cada
momento y por una selección periodística
posterior, en función del valor informativo de
cada una de ellas.
Comparación
Es cuando se ponen en relación dos sonidos
distintos, en virtud de las semejanzas o similitudes
que existen entre ambos, con el objetivo de
generar en el oyente una imagen acústica con un
nuevo valor significativo. Por ejemplo, cuando se
emiten dos declaraciones de un mismo
protagonista, distanciadas en el tiempo y
producidas en momentos y lugares distintos, para
destacar la evolución de su opinión o
planteamiento con respecto a un determinado
asunto.
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Combinación
La combinación de varios sonidos distintos,
enmarcados o no en una misma realidad sonora,
puede cumplir una doble función expresiva. Por
una parte, para reflejar el ambiente concreto en el
que se ha producido el hecho que se relata; por
ejemplo, el debate acalorado en una sesión
parlamentaria. Por otra parte, puede tener por
objetivo provocar en el oyente un determinado
estado de ánimo. Se trata de un recurso muy
utilizado en los programas musicales, para denotar
actividad, movimiento, excitación. En el caso de
los programas de carácter intimista o sentimental,
para trasladar las sensaciones de tranquilidad,
sosiego, reflexión, etc...
Tropo
Aquí el sonido original se utiliza para trasladar al
oyente un valor significativo, distinto al de la
fuente que lo ha producido. Por ejemplo, cuando
se comprime y aprieta papel de celofán para
significar ante el oyente el crepitar del fuego, o el
sonido de una máquina de escribir empleado para
denotar el avance del tiempo o actividad.
Parodia
Es la alteración técnica o la imitación de un
sonido original, producida para destacar los rasgos
sonoros más característicos de la fuente emisora;
todo ello con el objetivo de provocar la risa o,
incluso, la carcajada del oyente. Por ejemplo,
cuando se reproduce un disco o un discurso a
mayor o menor velocidad de la real; por ejemplo,
un disco de Enrique Iglesias reproducido a una
velocidad lenta o unas declaraciones de Manuel
Fraga con la velocidad de reproducción acelerada.
En el caso de las imitaciones, muy frecuentes en
los programas de radio, el efecto estará
garantizado, en función de la profesionalidad y
agudeza del imitador.
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Orales
Son todos aquellos que se pueden poner en práctica
mediante la articulación de los sonidos a través de la voz
y en la locución, para reseñar ideas, pensamientos,
sensaciones, estimular la imaginación, etc... Los
recursos de expresividad oral tienen una doble fuente de
origen: recursos fónicos o producidos por la voz, y los
que se pueden poner en juego durante la locución del
discurso.
Fónicos
Entre los más utilizados en la radio se
encuentran los cambios en el tono, la intensidad o
la velocidad en la articulación y locución de los
sonidos. No transmite lo mismo un tono grave y
cavernoso o grandilocuente que uno agudo y
directo; uno incitará a la reflexión, a la
profundidad, mientras que el otro a la agitación, la
rapidez. De igual modo, la intensidad en la
emisión del sonido repercute de manera distinta
en el ánimo del oyente. Una voz imperativa,
altisonante, traslada más fácilmente una sensación
de rechazo que una que emite un sonido débil o
tenue. En el mismo sentido, una producción
acelerada de los sonidos denotará dinamismo y,
en el caso extremo, confusión; mientras que una
fonación calmada de los sonidos tranquiliza,
sosiega o, en el caso extremo, aburre. Si en el
primer caso se puede llegar a aturdir al oyente, en
el segundo, un tono monocorde terminará por
despertar el desinterés por parte de quién escucha.
Discursivos
Al igual que sucede en el mundo de la literatura,
también existe una retórica radiofónica puesta en
juego en función de los recursos discursivos de
cada profesional en concreto. La ironía, la
antítesis, la metáfora, la cita, la intriga, son los
elementos retóricos más empleados en la radio
como recurso de expresividad oral. Así, la ironía
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tiene como objetivo significar una idea contraria a
la que verbalmente se expresa, por medio de un
contrapunto. Por ejemplo, cuando una vez
expuesto un argumento, se cierra la locución con
una pregunta formulada al aire y dirigida al
oyente, en la que se pone en tela de juicio, la
duda, sobre la validez de lo anteriormente
expuesto. Ese contrapunto puede ser también
sonoro opuesto al sistema verbal. La antítesis se
expresa en la radio para contrastar dos ideas,
pensamientos o sentimientos, para trasladar las
distintas sensaciones que puede transmitir un
mismo hecho. Por ejemplo, contar de manera
jocosa la caída al suelo del Presidente de Estados
Unidos al descender por la escalerilla del avión e,
inmediatamente después, contar el mismo hecho
con formalismo y seriedad.
La metáfora se pone en juego cuando se utilizan
las palabras con un sentido distinto al que
realmente les corresponde, pero con el que
mantiene alguna semejanza. Por ejemplo, <<tejido
social>> para referirse al conjunto de
organizaciones de carácter no público que
cumplen un fin social. También se dan casos
extremos por su complicación para ser
interpretados; por ejemplo, el empleado con
frecuencia por un destacado y afamado
profesional del medio, cuando dice: << vamos a
balizar la actualidad de la mañana>>, para
introducir una jerarquía, una organización en la
información del día. La cita de frases celebres,
refranes, asertos populares son de uso frecuente
en la radio, de hecho hubo un programa
radiofónico en Radio80, dirigido y presentado por
el periodista Jesús Hermida, realizado todo él con
citas literarias e históricas enmarcadas por música.
Ocultar algunos datos fundamentales para
retrasar la interpretación del mensaje, la identidad
del personaje protagonista del hecho o sobre el
sentido final del relato que se expone, es habitual
en algunos programas de radio para retener el
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interés del oyente. Por ejemplo, cuando el director
de un programa da paso a la publicidad en medio
de un encendido debate entre los invitados o,
también, cuando se emite una declaración
contundente de un personaje de actualidad y se
pasa a otro tema, con el anuncio de que más tarde
se dará a conocer la identidad del citado
personaje. Si bien la utilización de estos recursos
retóricos es muy frecuente en la radio, en el caso
de los informativos su empleo debe estar muy
dosificado, ya que el discurso breve y directo
siempre resulta más informativo que el retórico y
recargado.
Al igual que sucede en la literatura, también en la
radio se da una retórica redundante, abusiva, que
puede enmarañar y ocultar el contenido del
discurso. Las muletillas, los latiguillos o las frases
hechas son claros ejemplos de este tipo de
retórica, especialmente inútil y negativa en el caso
de los programas informativos. En este sentido,
es muy frecuente el recurso al estiramiento de los
sonidos de las palabras, por ejemplo, al alargar
innecesariamente las "eses" y "enes" finales. Se
trata de un recurso con origen en las
retransmisiones deportivas, como elemento para
cubrir tiempos muertos o imprimir un ritmo a la
locución ("Liga de Campeonesssss..", "Los
equiposssss, saltan al terreno de juego"); y que se
ha convertido en manía en otros contextos
radiofónicos, especialmente en los informativos:
"en el Congreso de los Diputadossss". En este
caso, se trata de un recurso puesto en juego por el
locutor, para darse tiempo así mismo para pensar
en la continuación del discurso que pronuncia. El
abuso en la utilización de este tipo de recursos
retóricos, no sólo produce un desgaste del sentido
original de la expresión, que pierde el efecto
discursivo que debería producir; sino que además
empobrece el discurso, al transmitir esa impresión
a la audiencia.
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DESARROLLO NARRATIVO (10.3)
Es estructurar de la manera más atractiva y sugerente posible los
elementos disponibles para el montaje, de modo que las imágenes
mentales que se generan el oyente, le permitan extraer el contenido
significativo que se desea transmitir. Se trata pues de trasladar a
imágenes acústicas los contenidos determinados por un guión; bien se
trate de hechos de la realidad o de situaciones de ficción. Proceso,
denominado de edición, que requiere de una planificación y tratamiento
específico de los distintos elementos que se vayan a utilizar, de acuerdo
al ritmo y estilo propios de la emisora y del programa concreto en que
se van a emitir.
Planificación (10.3.1)
Es el paso previo para iniciar la edición del montaje. Lo primero es
definir claramente qué se quiere contar, que contenido, planteamiento o
idea principal es la que se pretende trasladar al oyente. Aunque esta
parezca un afirmación de <<Perogrullo>>, muchas veces la rapidez con
que se trabaja en la radio, la diversidad de matices y datos que ofrece
un mismo hecho o la abundancia de elementos sonoros disponibles,
complican la definición clara del objetivo comunicativo que se
persigue, lo que puede diluir el contenido significativo de lo que se
transmite; cuando no, desviar el interés del oyente hacia los aspectos
menos relevantes o interesantes del asunto de que se trate.
Tal y como se ha expuesto en el capítulo IV, el carácter volátil e
irreversible del mensaje radiofónico y los umbrales de percepción del
oído humano no permiten trasladar varios conceptos a la vez, por lo que
es de capital importancia concretar y definir claramente la idea
fundamental del mensaje que se quiere trasladar, en torno a la cual se
deben ir articulando los distintos elementos sonoros, con el objetivo de
que la idea principal quede presente ante el oyente como resultado final
de ese montaje. La definición clara de la idea – noticia, será pues la
que permitirá determinar qué elementos se van a utilizar en el montaje
y cuales no; así como el tratamiento que se debe dar a cada uno de
ellos. Es obvio que la planificación no será la misma para un montaje
con un objetivo publicitario que para uno informativo, humorístico,
dramático, musical, etc...
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Tratamiento (10.3.2)
Una vez definido claramente el qué se quiere contar, y determinados
los elementos que se van a utilizar para el montaje, el segundo paso
será el de establecer un tratamiento para los mismos; es decir, como
van a ser presentados ante el oyente. A la hora de tratar los distintos
elementos que componen el montaje, lo primero que se deberá
establecer es la relación que van a mantener entre ellos; relación que
dará lugar a unos determinados tiempos narrativos distintos: es decir, la
relación temporal que guardarán entre ellos en su presentación ante el
oyente. Aunque los tiempos narrativos están sujetos a la creatividad de
cada profesional en concreto, los más empleados en el medio radio son
los siguientes.
Cronológico
En este caso los elementos del montaje ofrecen una exposición en el
orden cronológico a como se produjeron los hechos en la realidad. Es
el caso de una retransmisión en directo, en la que los hechos se van
presentando conforme se van produciendo. Es, por ejemplo, el
montaje de la biografía de un pintor, escritor, una negociación
política, una manifestación, etc...
Paralelo
El desarrollo narrativo en paralelo, es cuando se exponen ante el
oyente hechos de interés que se producen al mismo tiempo, pero en
lugares distintos. Por ejemplo, la retransmisión que efectúan todas
las grandes cadenas de la jornada de la liga de fútbol, donde se
expone en paralelo el relato, la narración, de lo más interesante que
sucede en cada estadio, y que el oyente percibe como un único
mensaje; incluso, aunque las narraciones se lleguen a superponer,
como cuando se cantan los goles o en los momentos álgidos de cada
partido en disputa.
Invertido
Es cuando en la exposición ante el oyente se altera el orden
cronológico en el que los hechos se han producido en la realidad, con
el objetivo de generar un efecto de llamada de atención, para centrar
su interés, como estímulo a la imaginación o como sugerencia
sentimental.
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Por ejemplo, cuando la narración se inicia con el dato más
importante o de última hora de un hecho, para continuar el desarrollo
de la información de manera cronológica a como se sucedieron los
hechos. Este desarrollo narrativo es el más utilizado en los
programas informativos, en los que prima la exposición clara y
directa del dato más importante y significativo del hecho que se
relata, que posteriormente se enmarca en el contexto en que se ha
producido, para su mejor comprensión en todos los aspectos de
interés.
El desarrollo narrativo invertido también se utiliza en todo tipo de
programas para pasar del presente al pasado de un mismo hecho o
protagonista. Es como el <<flash back>> cinematográfico, empleado
con el objetivo de situar mejor al oyente con respecto al hecho actual
que se le expone. Es, por ejemplo, cuando en la entrevista con un
cantante se emite uno de sus primeros discos, para poner de
manifiesto su evolución musical en cuanto a similitudes o diferencias
con respecto al disco que acaba de sacar al mercado. En un
programa informativo, por ejemplo, cuando al hilo de la última
reunión para la paz en Oriente Medio, se realiza un recuento de
cuando y como se inició el proceso.
En los programas de entretenimiento la narración invertida servirá
como elemento de creatividad en la evocación de ambientes,
situaciones o vivencias del pasado con reminiscencias en el presente,
y que gracias el estímulo de la imaginación que incorporan, permiten
establecer un juego de sugerencias con el oyente. No obstante, la
utilización de este tipo de narración dentro de un mismo programa
debe dosificarse, ya que su reiteración puede desorientar al oyente
sobre el tiempo narrativo real en el que se encuentra.
Alterno
La narración alterna es cuando se exponen distintos aspectos o
puntos de vista sobre un mismo hecho. En el caso de un programa
informativo, cuando se establecen varias conexiones alternas desde
distintos puntos del lugar donde se han producido los hechos. Por
ejemplo, en el supuesto de unas inundaciones, podremos establecer
una conexión desde la plaza del pueblo más afectado, otra desde el
puesto de mando establecido para dirigir las operaciones de
salvamento, otra desde el centro sanitario ha donde han sido
trasladados los heridos, otra que este con una redactor que realiza el
seguimiento de un equipo de rescate, etc...
197
Además de lo hasta aquí expuesto, el tratamiento narrativo de los
elementos del montaje no sólo está referido a la presentación temporal de
los mismos ante el oyente, sino también a otras características que atienden
al ritmo y estilo propios de cada emisora y de cada programa y presentador
en concreto.
Ritmo y estilo (10.3.3)
Ritmo y estilo son dos elementos más a considerar a la hora de la edición
de un montaje, en el que juegan un papel fundamental porque sirven para
definir una manera propia de hacer radio. Es por medio del ritmo y el estilo
como el oyente puede diferenciar, en función de sus gustos, entre unas
emisoras de otras y entre los distintos programas y locutores de una misma
cadena radiofónica. Aunque establecer el ritmo y el estilo de una
programación, de un programa o de un reportaje o información puede
defender de muy diversos factores, incluso de carácter puntual; de manera
genérica se pueden establecer tres parámetros elementales que son: tipo de
audiencia, la hora de emisión y la personalidad del presentador, realizador
o editor del montaje.
Por tipo de audiencia se entiende el público objetivo o potencial al que se
dirige la programación de una emisora en concreto, dentro del espectro
total de posibles radioyentes. En términos publicitarios es lo que se define
como <<target>> de audiencia, para referir un producto radiofónico que
busca ajustarse a los gustos, preferencias y necesidades de un sector
determinado de la audiencia que puede ser más o menos amplio o
específico. La selección por parte de una emisora de un <<target>> propio,
implica el establecimiento de un ritmo y estilo propios en la manera de
hacer la radio, al que deberán ajustarse los distintos programas que integren
su programación. Un claro ejemplo es la abundancia de emisoras dirigidas
a público muy determinado, por ejemplo, Radio clásica de RNE, los 40
Principales, Radio Olé, etc..., emisoras todas ellas orientadas a un público
que si bien puede ser genérico – es difícil que a alguien no le guste la
música-, demanda contenidos musicales más específicos: clásica, moderna,
española, etc... También tienen o buscan un <<target>> propio las grandes
cadenas de radio generalista, en las que a pesar de los contenidos diversos y
múltiples que ofrecen sus programaciones, la selección y el tratamiento que
se da a los distintos contenidos responde a los gustos de un sector, más o
menos amplio, de la audiencia potencial. Así, por ejemplo, mientras en la
Cadena COPE, se sigue emitiendo el <<Ángelus>> a las doce del mediodía
y existen programas de contenido y orientación católica; por el contrario,
en la cadena SER, se prima una programación laica, carente de contenidos
religiosos específicos.
198
El segundo parámetro que determina un ritmo y un estilo es la hora de
emisión del montaje, que viene determinada por los tramos horarios en los
que se divide una programación radiofónica: mañana, tarde y noche. Estos
bloques horarios están establecidos de acuerdo a los hábitos de escucha de
la radio por parte de la audiencia. La actitud de escucha de un oyente no es
la misma a una hora del día, las once de la mañana que, por ejemplo, a las
once de la noche. A una y otra hora su capacidad receptiva será distinta y
sus intereses como demandante de unos contenidos u otros, también será
diferente. Es por ello que, de manera genérica, la programación de la
mañana está orientada hacia la información y los contenidos de actualidad
con un tratamiento más ágil y directo; la tarde a temas de contenido
humano y social tratados con amenidad y distensión; mientras que la noche
atiende a contenidos evocadores y con un tratamiento intimista y
personalizado de los temas. En este sentido, no tiene mucho sentido la
emisión de una radionovela a las diez de la mañana, como tampoco lo tiene
un programa de noticias a la una de la madrugada.
Una vez definido el tipo de audiencia a la que se dirige el montaje y la
hora de emisión del mismo, el tercer elemento que definirá el ritmo y el
estilo será la personalidad del presentador del programa o del editor del
montaje, en cuanto a la estructuración y diseño de los distintos contenidos y
la manera de dar continuidad, de enlazar unos asuntos con otros. La
profesionalidad, el timbre, los tonos, los recursos lingüísticos, el dominio
de los temas; es decir, la manera de hacer y decir de cada uno, es lo que
define a la postre la singularidad de cada montaje o programa que, en
ocasiones, se convierte en el punto de referencia que aglutina a una parte
sustancial de la audiencia en torno a ese programa, y no a otro. Tal sucede
con los denominados comunicadores radiofónicos, profesionales que
consiguen la fidelidad de importantes grupos de oyentes a los que arrastran
en sus cambios de programas o de emisoras: por ejemplo, Iñaki Gabilondo,
Luis del Olmo o José Mª García. Cada uno de ellos ha trabajado en
distintas emisoras y cada uno de ellos aporta un ritmo y un estilo propio, un
sello personal, a la hora de hacer radio. Un estilo más pausado y retórico en
el primer caso, más directo y superficial en el segundo y, más populista y
agresivo en el tercero. Sin llegar a estos casos tan significativos, la
realización de un montaje o programa radiofónico implica la búsqueda de
un estilo comunicativo propio que surge del hacer profesional de cada uno
en concreto. Así, existen editores o presentadores que gustan más de la
utilización de recursos sonoros, mientras que otros se decantan más por los
recursos semánticos y fónicos, etc...
199
Entre los profesionales de radio y de manera frecuente, el ritmo suele
confundirse con la velocidad y la rapidez en la exposición de los
contenidos, al asociar una cosa a la otra. Por sí sola, la velocidad en la
exposición, en la locución, no determina un ritmo, ya que también influyen
otros elementos que atienden a la duración de la narración, al tratamiento y
variedad de los contenidos, a la inmediatez de la información que se
transmite, a la circunstancia concreta de cada momento, a los elementos de
continuidad y enlace de unos temas y otros: las pausas, el tono, la ráfaga
musical, etc...
El ritmo y estilo son, en resumen, el resultado de un conjunto de elementos
en los que la velocidad expositiva no es más que uno de ellos. Una
exposición acelerada de los contenidos, mantenida de continuo, supone
también incurrir en el error - bastante frecuente -, de asociar el ritmo con el
mantenimiento invariable de una misma cadencia expositiva. En uno y otro
caso, bien sea acelerada o lenta, el mantenimiento de una misma cadencia
expositiva a lo largo de todo un programa, más que imprimir un ritmo crea
un espacio radiofónico que termina por despistar, aturdir o aburrir y
desinteresar al oyente.
Las Transiciones (10.3.4)
Las transiciones son los enlaces que se establecen entre unos contenidos
sonoros y otros a lo largo de un montaje o programa. Las transiciones
pueden ser de carácter técnico, verbal o una mezcla de ambos. Las
modalidades más utilizadas son las siguientes:
Yuxtaposición
Yuxtaponer - unir o colocar un objeto inmediatamente
después de la anterior - se emplea como transición radiofónica
para evitar el salto brusco de un sonido a otro y conseguir que
la transición de un asunto a otro sea imperceptible para el
oyente o denote una cierta continuidad temática, sonora o de
ambientación. En el caso de los sonidos supone la introducción
de un nuevo sonido, justo al final del precedente. En el caso de
la música la yuxtaposición busca mantener la cadencia rítmica
entre la música nueva que se introduce al término de la que la
precede. Por último, en el caso de la palabra, la yuxtaposición
consiste, por ejemplo, en hacer coincidir el final de la locución
con el pitido inicial de las señales horarias, con el comienzo de
otra locución o de cualquier otro sonidos o efecto.
200
Fundido
El fundido también tiene por objetivo evitar que se produzca
un salto brusco, aunque no imperceptible, entre un sonido y
otro. En este sentido, el fundido es una transición con la que se
pretende trasladar sin brusquedad de un contexto sonoro a otro
nuevo, a la vez que se aporta la sensación de continuidad al
oyente, al objeto de que no se desenganche de la escucha al
término de un determinado programa o montaje. En lo
concreto, el fundido consiste en hacer desaparecer de manera
progresiva el sonido que se ofrece en primer plano, mientras
emerge desde un segundo plano otro nuevo, que es el que
finalmente se impone y queda en primer plano, mientras el
otro desaparece. Al tratarse de una transición progresiva, en el
fundido hay un momento en el que uno a otro, suenan a un
mismo nivel. El fundido se da, por ejemplo, cuando a la
canción que se radia en ese momento se incorpora desde el
fondo y de manera progresiva, el sonido de otra canción o la
sintonía de despedida del programa o, a la inversa, cuando
bajo la sintonía del programa se introduce desde un segundo
plano el sonido correspondiente a la información o tema con el
que arranca el nuevo montaje. El fundido es el enlace más
utilizada en las despedidas y transiciones de un programa a
otro, y el de menor uso en los programas informativos.
Superposición
La superposición en una transición abrupta de un asunto a otro
que resulta claramente identificable para el oyente. Aquí el
sonido que se escucha en primer plano pasa directamente al
segundo, ante la irrupción de uno nuevo con mayor volumen e
intensidad. Una transición por superposición es, por ejemplo,
cuando un presentador interviene – superpone su voz - en una
acalorada conversación entre dos invitados a los que se baja
progresivamente el volumen de sus micrófonos, como medio
para zanjar la disputa y despedir el programa o dar paso a otra
locución, montaje, sonido o efecto.
201
Resolución
La transición por resolución sirve para marcar de manera clara
el final de un determinado tipo de contenido, y el inicio de otro
nuevo. Consiste en mantener un sonido en primer plano hasta
su finalización, aunque con una progresiva reducción del
volumen hasta su resolución final, lo que puede dar lugar a
unos segundos de silencio antes de la aparición del siguiente
sonido o contenido temático. La transición por resolución se
produce, por ejemplo, cuando el locutor mantiene la locución
hasta un par de segundos antes del inicio de la señales horarias
o cuando se deja sonar la sintonía o el disco de despedida del
programa hasta el final. Si se utiliza en la despedida del
programa, remarcará la diferencia con el que viene a
continuación; y si es en el arranque del mismo, producirá el
efecto de llamada de atención o suspense para el oyente, con
respecto a lo que sigue a continuación.
Ráfaga
Es un efecto sonoro o musical necesariamente breve, que se
utiliza de manera instrumental para separar contenidos,
situaciones o bloques informativos. La ráfaga no tiene más
significación que la de delimitar o diferenciar las partes de un
montaje o programa, y favorecer la continuidad sonora. Estos
separadores son imprescindibles en los programas
informativos a los que aportan ritmo y continuidad; mientras
que en otro tipo de programas no son especialmente
frecuentes. Las ráfagas pueden ser indicativos del programa o
emisora que se escucha, indicadores del inicio de bloques
publicitarios o llamadas a las distintas emisoras de una misma
cadena radiofónica, para engancharse o desengancharse de la
emisión nacional.
Mantener la antena
Es otro tipo de transición que tiene lugar cuando se produce
un hecho imprevisto durante el desarrollo de un programa.
Mantener la antena supone cubrir los tiempos muertos - de
silencio - que se pueden producir, por ejemplo, cuando se corta
la conexión en directo con una emisora, con un corresponsal,
una grabación que se atasca o que no llega a tiempo, una
entrevista telefónica en la que de golpe se corta la línea, etc...
202
En esos casos el presentador está obligado a mantener la
antena (cubrir la emisión), e improvisar una transición de un
asunto a otro, en un primer momento, por medio de la locución
y, después de unos cuantos segundos, con recursos sonoros al
alcance en ese momento: un disco, otra conexión, una ráfaga,
etc...; con el objetivo de no reseñar más allá de lo necesario el
salto sonoro que se ha producido. En estos casos la naturalidad
y mantener la calma son siempre las mejores alternativas.
TIPOS DE MONTAJE (10.4)
Si bien existen tantos tipos de montajes como guiones y contenidos se
puedan imaginar o ideas se quieran trasladar a lenguaje radiofónico, todo
dependerá del formato en el que vayan a ir insertos y de la creatividad de
cada realizador, editor o presentador. Bajo este criterio general, existen
unos modelos que son los más utilizados en la radio, ajustados a unos
criterios narrativos mínimos para trasladar el mensaje que se desea en cada
momento.
Informativo
Es el que tiene como meta trasladar los datos de un hecho o
noticia con la mayor objetividad posible, en cuanto a su ajuste
con la realidad a la que se refieren. Su desarrollo narrativo
parte de lo más a lo menos importante o menos relevante, de
lo general a lo particular; y en él deben estar respondidas las
famosas cinco preguntas que debe contener toda información
periodística: ¿Quién?. ¿Qué?, Cómo?, ¿Dónde? y ¿Por qué?.
Preguntas que específicamente en el caso de la narración
informativa en radio deben comenzar de manera preferente por
el ¿Quién?, ya que las características del medio obligan a
ubicar al oyente con respecto a quién es el autor o cual es el
origen de todo aquello que se le cuenta, para evitar su despiste
y pérdida de atención. Así mismo, en el montaje informativo
radiofónico no se suele recurrir al empleo de música o efectos
sonoros no relacionados con el origen sonoro de la
información; al menos no son recomendables en los montajes
relativos a la información puntual del día o el momento. Por
ejemplo, en la información sobre una rueda de prensa o un
debate parlamentario, no tiene sentido ofrecer un fondo
musical o un efecto sonoro, salvo que se persiga algún otro
objetivo más allá del meramente informativo.
203
Por el contrario, la música y los efectos sonoros si son de uso
frecuente en los reportajes informativos, en los que se trata de
recrear o remarcar un ambiente, una situación o un
determinado concepto o idea.
Descriptivo
Aquí, el montaje se orquesta con el objetivo de describir una
realidad por medio de una secuencia de sonidos imitativos u
originales de esa misma realidad. No se trata tanto de objetivar
una realidad en concreto, como de describir un ambiente
específico en el que se desarrolla una acción, por medio de
aquellos sonidos que sean más fácilmente identificables por el
oyente. Por ejemplo, para describir un ambiente rural se puede
recurrir al sonido de los árboles mecidos por el viento, el
mugido de una vaca o de cualquier otro animal de granja, el
sonido de un puchero en el fuego, el de un tren en la lejanía,
las campanas de una iglesia, etc...
En este tipo de montaje el desarrollo narrativo se estructura
intercalando todo tipo de recursos sonoros que aporten un
significado concreto que contribuya a reforzar el contenido de
la exposición verbal que, en este caso, no tiene que arrancar
del dato más informativo, sino de aquel que mejor traslade y
sitúe al oyente en el ambiente o situación que se le quiere
describir.
Conceptual
En el montaje conceptual la secuencia de sonidos no tiene
porque ajustarse de manera objetiva a ninguna realidad en
concreto, pues lo que se pretende es trasladar al oyente ideas y
conceptos, por medio de la evocación de vivencias, hechos y
datos – reales o inventados - que estimulen su capacidad de
abstracción y movilicen su estado de ánimo. Por ejemplo, un
montaje conceptual para expresar las ideas de solidaridad y
libertad que para la sociedad internacional supuso la caída del
muro de Berlín; podría estar conformado por la canción << el
muro>> de <<Pink Floyd>>, mezclada con el sonido de unas
campanas, de un numeroso grupo de personas que aplaude y
vitorea el discurso del, por entonces canciller alemán, Helmut
Kohl, con una locutor que aparece y desaparece del primer
plano sonoro con datos especialmente significativos, etc... El
204
resultado será una mezcla de sonidos, con orígenes sonoros
distintos, pero con un valor significativo y conceptual común a
todos ellos, en virtud de la intencionalidad del desarrollo
narrativo preestablecido.
Creativo
El montaje creativo es el que deliberadamente se aleja de toda
realidad objetiva, para trasladar al oyente a un mundo de
ensoñación e inventado. Implica la subordinación de los
distintos elementos del montaje a un objetivo,
fundamentalmente estético o artístico, surgido de la voluntad
expresa del autor. Normalmente, en la radio se entiende por
montaje creativo aquel en el que una vez definida la idea que
se quiere transmitir al oyente, se deja entera libertad al editor
para establecer los elementos que debe utilizar y la manera de
relacionar unos con otros. El desarrollo narrativo podrá ser
realizado por medio de combinaciones y mezclas de sonidos
no habituales y aleatorias, que pueden dar lugar a actos
comunicativos nuevos y originales.
El hecho de que en la radio no exista (como en otros ámbitos
de la comunicación), una tradición en la experimentación y
exploración de nuevos modelos de comunicación radiofónica,
hace que no sean muchos los ejemplos de montajes elaborados
con un objetivo meramente estético o artístico. No obstante, es
en los programas nocturnos donde la creatividad en el montaje
ha tenido su campo de actuación. Se trata, fundamentalmente
de montajes donde abundan los efectos de sonido artificiales o
distorsionados, y en los que la expresión verbal queda muy
limitada en intervenciones muy puntuales y medidas.
Dramático
El montaje dramático centra su desarrollo narrativo en el
contenido sentimental - emociones y vivencias - de unos
personajes o de una situación concreta, que puede
corresponder a una realidad específica o inventada. En el caso
de un hecho real, por ejemplo el incendio en una comunidad
de vecinos, el montaje dramático va más allá del mero
contenido informativo del hecho, con la incorporación al
mensaje de músicas o efectos sonoros que refuercen los
aspectos más emotivos y trágicos. En el caso de los programas
205
informativos, el desarrollo narrativo deberá atenerse, en todo
caso, al carácter noticioso del hecho que se relata y, por lo
tanto, deberá evitar cargar las tintas sobre el dramatismo
propio de la situación.
Si se trata de un montaje dramático inventado, el objetivo
será trasladar la intensidad de las situaciones descritas por un
guión y vividas por unos personajes, por medio de toda una
serie de recursos (diálogos, ambientación sonora, diversidad de
tonos, sonidos iconográficos, etc...) que permitan al oyente una
percepción progresiva de la trama que se le plantea y de los
perfiles de esos mismos protagonistas. Es la intensidad
dramática que debe reflejar el desarrollo narrativo, al objeto de
que el oyente se pueda identificar con la situación y emociones
planteadas, y con unos personajes en los que pueda
estigmatizar sus filias y fobias.
Musical
El montaje musical puede tener un doble objetivo. De una
parte, el de servir de estimulo al oyente como incitación a la
acción y a la excitación o, por el contrario, a la relajación y la
reflexión. De otra parte, también puede ser un mero elemento
de distracción, entretenimiento o acompañamiento del oyente,
durante las múltiples tareas que puede desarrollar mientras
permanece a la escucha. Es el caso, por ejemplo, del hilo
musical empleado en centros de trabajo, consultas médicas, etc
..., como medio para trasladar al trabajador un ambiente de
actividad agradable y cómodo o de tranquilidad y normalidad a
los pacientes. Ejemplos de lo anterior son también todos los
programas dedicados a tipos de músicas específicas: clásica,
rock, pop, etc... En todos los casos el desarrollo narrativo debe
mantener unas constantes en cuanto al mantenimiento
sostenido de una misma acústica a lo largo del montaje. No
tendría sentido, porque rompería el sentido comunicativo que
se persigue, incluir una canción de la copla española en un
montaje sobre música <<reagge>>; salvo que se quiera reseñar
deliberadamente algún dato especialmente significativo. Sin
embargo, el desarrollo narrativo si puede e incluso debe, variar
en cuanto al número de combinaciones y la frecuencia con que
se producen las mismas, en función del objetivo final que se
persiga. Buena prueba de ello son las emisoras musicales
<<Los 40>>, <<Cadena 100>>, etc ... en las que no todas las
206
canciones suenan el mismo tiempo, unas suenan enteras y
otras no, otras se distorsionan, etc... La frecuencia y el número
de combinaciones no será el mismo tampoco si se quiere
propiciar la relajación o evasión del oyente que si, por el
contrario, se quiere animar e incitar a bailar a quién permanece
a la escucha.
Intimista
En este caso el montaje busca establecer una relación
personalizada con cada oyente, mediante la exposición ante el
micrófono de las vivencias e impresiones intimas del
presentador o protagonistas, como apelación al oyente para
que participe desvelando sus propias opiniones e intimidades.
En este supuesto, es la personalidad del presentador o editor
del montaje la que determina el desarrollo narrativo que, en
todo caso y para ser eficaz, deberá contar con la participación
del oyente. Desde este punto de vista, el resultado narrativo
será la combinación de elementos sonoros, en los que las
intervenciones de los oyentes deben ser parte sustancial del
montaje final. Son los programas que fundamentalmente se
emiten de madrugada, por ejemplo, <<Hablar por hablar>> de
la cadena SER, en el que todo el montaje consiste en un fondo
musical que aparece y desaparece a lo largo del programa, las
llamadas de los oyentes y las breves exposiciones orales de la
presentadora que les da paso.
Humorístico
Con el objetivo de divertir y provocar la sonrisa, el montaje
humorístico depende en su desarrollo narrativo de la
personalidad y creatividad de su editor o presentador. En este
caso son aceptables todo tipo de combinaciones de sonidos,
acústicas, etc... Queda para el oyente la valoración final sobre
la creatividad, originalidad o buen gusto, de quién pone el
montaje en antena. Un ejemplo de la utilización de sonidos
impensables como elementos del desarrollo narrativo del
montaje, son los frecuentes eructos en antena de los
protagonistas del programa <<Gomaespuma>>, emitido hasta
2002 en la emisora M-80.
207
Divulgativo
El desarrollo narrativo deberá atenerse a la regla de la mayor
simplicidad en la exposición de los datos, que deberán estar
relacionados por un hilo argumental de causa efecto. Bajo esta
premisa, se pueden diferenciar dos tipos de montaje
divulgativo en función de su contenido: uno histórico-
sociológico y otro teórico-técnico, y cuya diferencia estriba en
que en los montajes del primer tipo es más fácil combinar y
obtener un cierta variedad de opciones sonoras como
elementos de significación, mientras que el número de
recursos sonoros suele ser bastante reducido en el caso de los
montajes teórico-técnicos. Así, por ejemplo, en el caso de un
hecho extraído de la realidad social: un reportaje sobre los
preparativos del intento de golpe de Estado del 23F, se podrán
incorporar a la expresión oral una gran variedad de elementos
sonoros: grabaciones del hecho, sonidos o efectos que denoten
el carácter simbólico de lo acontecido, declaraciones de
protagonistas, historiadores, sociólogos, etc..., que contribuirán
a aligerar al oyente la comprensión del contenido del mensaje.
Sin embargo, en el caso de un montaje para divulgar un
contenido teórico o de carácter técnico, la utilización de
elementos sonoros como complemento de la expresión oral, no
sólo pueden ser difíciles de encontrar, sino que incluso pueden
contribuir a dificultar la comprensión del oyente. En este caso,
el empleo de elementos sonoros debe limitarse a cumplir una
función de acompañamiento, de estímulo de la comprensión
del oyente, y como herramienta para la dosificación del
contenido y aspectos más complejos del tema a lo largo del
montaje. El desarrollo narrativo deberá reposar
fundamentalmente sobre la expresión oral, mediante
intervenciones breves, que eviten la mezcla de conceptos en
una misma intervención. Los cambios de tono, el juego de
distintas voces en la exposición de datos y conceptos, y las
entrevistas y declaraciones breves, resultan imprescindibles
para evitar un ritmo cansino y tedioso, que es el principal
peligro en este tipo de montajes que, por otra parte, son poco
frecuentes en la radio. No obstante, existen programas
radiofónicos divulgativos y dedicados a la formación como los
emitidos por la Universidad nacional a Distancia (UNED), a
través de RNE.