El Miedo Es Libre

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Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes, después. J. Paul Este dicho de que “el miedo es libre” se puede interpretar que todos y cada uno de los seres humanos alguna vez lo hemos vivido, sentido, manifestado… lo hemos ocultado, lo hemos negado, lo hemos rechazado… simplemente como que anda muy “cerca” y llega sin llamarlo… ¿Cómo reconocemos al “miedo”? Es ese sentimiento que nos invade y, en muchos casos imposibles de describir, que aumenta y nos ata desde nuestras percepciones y creencias de lo que puede ocurrir, y que además nos hace sentir la impotencia, nos impulsa a sentir que la solución/evitación de la situación se va de nuestras manos. El investigador McWilliams identifica dos caras del miedo: La cara negativa del miedo : ¡La que nos limita! La que nos lleva a crear “nuestras realidades” a dar vida a esos “fantasmas” que nos acosan, a exagerar las posibles consecuencias de la situación, es la que nos priva de cualquier acción para avanzar y resolver. La cara positiva del miedo : cuando la situación que nos atemoriza, o nos desequilibra, impulsa al individuo a cambiar de ruta para crear una nueva situación con resultados diferentes. Nos reta más que atraparnos sin salida. El que nos quedemos experimentando la opción negativa del miedo, ¿Qué consecuencias genera en la vida personal y profesional del individuo? ¡Destructivo en su generalidad! y sus efectos se proyectan, ya que en muchas oportunidades volcamos sobre los que nos rodean el resultado de nuestras reacciones o de nuestra pasividad. El primer paso para generar nuevos resultados está en precisar ¿QUÉ es lo que genera este sentimiento? ¿Cuánto control puedo tener o desarrollar para minimizar las consecuencias? ¿Cuáles opciones puedo HACER POSIBLE para cambiar esta situación? “La mejor definición de locura que conozco es tratar de lograr resultados distintos… haciendo lo mismo.” A.Einstein En consecuencia ante estas situaciones tan comunes en la vida del ser humano, es conveniente analizar que algo debemos cambiar… Iniciemos con esta pregunta: ¿Cómo afecta el miedo al individuo en su vida personal, en las organizaciones, en su gestión gerencial? Seguro que vendrán a nuestra mente cientos de situaciones que nos han llevado a “ser o hacer” lo que no queríamos por el miedo a las ¿EL MIEDO ES LIBRE? Miriam García Instituto del Servicio al Cliente

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Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes,

después. J. Paul

Este dicho de que “el miedo es libre” se puede interpretar que todos y cada uno de los seres

humanos alguna vez lo hemos vivido, sentido, manifestado… lo hemos ocultado, lo hemos

negado, lo hemos rechazado… simplemente como que anda muy “cerca” y llega sin llamarlo…

¿Cómo reconocemos al “miedo”? Es ese sentimiento que nos invade y, en muchos casos

imposibles de describir, que aumenta y nos ata desde nuestras percepciones y creencias de lo

que puede ocurrir, y que además nos hace sentir la impotencia, nos impulsa a sentir que la

solución/evitación de la situación se va de nuestras manos.

El investigador McWilliams identifica dos caras del miedo:

La cara negativa del miedo: ¡La que nos limita! La que nos lleva a crear “nuestras realidades” a

dar vida a esos “fantasmas” que nos acosan, a exagerar las posibles consecuencias de la

situación, es la que nos priva de cualquier acción para avanzar y resolver.

La cara positiva del miedo: cuando la situación que nos atemoriza, o nos desequilibra, impulsa al

individuo a cambiar de ruta para crear una nueva situación con resultados diferentes. Nos reta

más que atraparnos sin salida.

El que nos quedemos experimentando la opción negativa del miedo, ¿Qué consecuencias genera

en la vida personal y profesional del individuo? ¡Destructivo en su generalidad! y sus efectos se

proyectan, ya que en muchas oportunidades volcamos sobre los que nos rodean el resultado de

nuestras reacciones o de nuestra pasividad.

El primer paso para generar nuevos resultados está en precisar ¿QUÉ es lo que genera este

sentimiento? ¿Cuánto control puedo tener o desarrollar para minimizar las consecuencias?

¿Cuáles opciones puedo HACER POSIBLE para cambiar esta situación?

“La mejor definición de locura que conozco es tratar de lograr resultados distintos…

haciendo lo mismo.” A.Einstein

En consecuencia ante estas situaciones tan comunes en la vida del ser humano, es conveniente

analizar que algo debemos cambiar…

Iniciemos con esta pregunta: ¿Cómo afecta el miedo al individuo en su vida personal, en las

organizaciones, en su gestión gerencial? Seguro que vendrán a nuestra mente cientos de

situaciones que nos han llevado a “ser o hacer” lo que no queríamos por el miedo a las

¿EL MIEDO ES LIBRE? Miriam García

Instituto del Servicio al Cliente

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consecuencias de “ser o hacer” algo diferente de lo que las situaciones/personas con poder sobre

nosotros nos llevaron…

Cierto, el miedo en algunos casos nos lleva a reacciones ¡insospechadas! Agresividad, pasividad,

superar limitaciones que nunca nos hubiésemos creído capaz de hacerlo… Lo importante es

“entrenarnos” hacia la “cara positiva” de ese sentimiento. Tomar las riendas!

¿A qué le tememos? Resulta que el miedo al Castigo y el miedo al Fracaso, han sido

identificados (T. Lowe & G. McBean) como los dos primeros “monstruos” que se encuentran muy

entrelazados en la vida del individuo. Hemos vivido estos miedos desde niños y los hemos

alimentado en nuestro desarrollo… Podríamos recordar experiencia de nuestra niñez cuando

mentir o conseguir un “culpable” era la mejor salida para evitar un castigo o justificar un fracaso.

Recordemos situaciones en resultados escolares, deportivos, aceptación o rechazo social, etc.

Surge muy asociado con la palabra “error”. Haber cometido un error nos vincula con un resultado

no deseado. Es igual si nos vimos involucrados o estuvo un ser querido involucrado. La situación

la asociamos con un castigo inminente, con una penalización. En consecuencia, buscamos las

posibles formas de evadir la vergüenza, el dolor de las consecuencias de ese error.

A nivel personal y profesional: ¿cuál es la primera reacción? Mentir, ubicar la víctima que mejor calce para justificar ese error… Entramos en el juego de la JJ: Juzgar-Justificar

Emitimos nuestro Juicio: identificando quién es el culpable (Locus de control externo) Localizar el

culpable “fuera de nosotros, de lo que nos puede involucrar” y allí hay lugar para apuntar hacia el

profesor que “me raspó” en inglés, el jefe que me botó, el compañero/amigo que creí que era

fiable, el supervisado que tenía la responsabilidad de hacerlo mejor…

Nos Justificamos, si las evidencias recaen inexorablemente sobre nosotros. Y las mejores

respuestas son “no tuve otra posibilidad”, fui víctima de las circunstancias, me ví obligado a

hacerlo…

Qué tal si aceptamos que EN NOSOTROS está la opción “del cambio de ruta” (cara positiva del

miedo). Dar paso a la disposición para identificar las causas que generan la situación, y de

inmediato responder a la pregunta: ¿cuál es mi cuota para realizar cambios a esta situación?

Identificarme con esta oportunidad para hacerlo mejor (oportunidad de mejora), para ser creador

y generador de opciones y no ¡víctima de la situación!

Eso nos lleva a perder el “Miedo al Cambio”. Esa limitante que nos ciega y nos ancla en el “NO”

es posible, “realmente no puedo hacer nada” (¡doble negación!).

Estamos invitados a movernos para influir en el ambiente. Vernos como parte de un sistema en el

cual nuestro aporte, nuestro análisis objetivo- SUME hacia el logro de nuevas realidades, hacia la

transformación del presente o de ese futuro al que tememos y nos paraliza desde el presente.

Invitados a prepararse para ser transformador y no víctima, creador/innovador para ser libre en la

decisión de actuar para alcanzar nuevas metas, nuevos logros, nuevas realidades ¡ÉXITOS!