El miedo de la Pata Patuleca

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Cuento para niñas y niños, que habla sobre sus derechos y protección.

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Tercera Edición: 2012

Autor:Fernando Moncayo R.Rana Sabia

ECUADOR

Coordinación y Edición:

Ma. Fernanda Porras

Daniela Alvarado

Diseño. ilustraciones y arte:

George BohorquezFernando GavilanesMiguel Almeida

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La pata “Patuleca” vivía felíz y contenta con su familia en medio del campo.

Todas las mañanas iba a la escuela, recogía flores, comía maíz tostado y cantaba

su canción favorita:

También se bañaba en el pequeño arroyo en cuyas aguas cristalinas de vez en cuando

asomaban coloridos peces con ojos verdosos. Eran sus amigos y solían contar historias

de tierras lejanas e inclusive del mar que, según ellos, era inmenso y el agua era salada.

Patuleca no lo podía creer:

- Salada cómo un patacón - pensaba ella y se relamía con los ojos entrecerrados.

Las patas de hoy en día

No saben poesía.

Las patas de ahí al lado

Se chupan un helado.

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Cierto día, cuando se encontraba mirando las abejas que revoloteaban alrededor de

una flor, escuchó una voz a sus espaldas:

- Patuleca, te estaba esperando.

Regresó a ver y se encontró con su tío Gervasio, que sonreía de oreja a oreja.

- Venía a recogerte de la escuela, agregó el tío.

- Qué bien, dijo Patuleca, pero de gana se ha molestado.

- Tú sabes que vivo por aquí cerca y no es ninguna molestia, manifestó el pato

moviendo ligeramente el cuello, hay muchos peligros por ahí.

Por el camino Patuleca se distrajo con una libélula que cantaba, con las mariposas de

llamativos colores y con el viento que mecía las ramas de maíz.

Al llegar dijo al tío: - ¿No entras a almorzar?

Gervasio se excusó: - No gracias, tengo que irme.

Patuleca agradeció la companía y se despidió.

El tío pato le miró con una misteriosa sonrisa y se alejó.

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Esa noche Patuleca durmió a pierna suelta, o sea de una sola. No la despertó ni el

canto del gallo Pintado ni el alboroto que hacían los perros Orejas y Pistacho al jugar.

Cuando desayunó, el sol ya iluminaba los cultivos del cerro contiguo y las gallinas

conversaban sobre política. Era sábado y, por consiguiente, no tenía clases. Se dirigió

al estanque y, al doblar junto a la vieja mata de chilca, se encontró frente a frente con

el tío Gervasio.

- Vaya, dijo el tío, qué sorpresa tan bonita.

Patuleca se sorprendió por el inesperado reencuentro.

- Te acompaño un rato pues la mañana está muy linda - agregó Gervasio.

- Bueno tío, dijo Patuleca, aún sorprendida

Caminaron un buen trecho junto al río. Gervasio detuvo el paso y poniendo

suavemente las alas en los hombros de Patuleca, dijo:

- Vamos por el camino del bosque y recogemos unas moras, son tan

deliciosas.

Patuleca pensó en los moras, tan dulces y rojizas, y le alegró el corazón.

- Desde pequeña siempre me gustaron, dijo, encaminando sus pasos por el sendero,

detrás de Gervasio.

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Cuando se habían adentrado hacia el bosque, súbitamente, Gervasio acercándose a

Patuleca empezó a tocarle debajo de las plumas. Ella se quedó paralizada. No sabía que

hacer. La actitud del tío la cogió de sorpresa.

- Eres una patita tan bonita, le dijo Gervasio, mientras acercaba su pico al cuello de

la pequeña. La patita Patuleca se puso a temblar.

El pato grandulón se ponía cada vez más agresivo.

- !No, no! alcanzaba a decir la pequeña pata intentando defenderse con sus alitas -

¡No me toque!.

- No seas tontita, susurraba Gervasio.

Un ruido algo extraño se escuchó entre la maleza. El pato suspendió su agresividad y

nerviosamente le dijo a Patuleca:

- Si viene alguien no le digas lo que estamos haciendo. Si dices, te pego.

Luego se puso a silbar muy pero muy despacio.

De unos arbustos cercanos salió, brincando, el perro Pistacho.

- Hola Patuleca, le saludó, moviendo graciosamente las orejas.

Estoy buscando la pelota amarilla que ayer se perdió por aquí.

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El pato, que se había alejado unos pasos, exclamó con tono áspero:

- No hemos visto nada.

Pistacho regresó a ver. Al percatarse de la presencia de Gervasio dijo:

- Ah vecino, no le había visto, por eso no lo saludé, porque yo puedo ser travieso

pero eso sí soy un perro muy educado.

- Ajá, dijo el pato.

- ¿Y qué hacen por aquí?, preguntó el perro.

El pato Gervasio lanzó una mirada fulminante a Patuleca.

Ésta, un poco más blanca que de costumbre, dijo con voz temblorosa:

- Buscábamos moras.

- Me gustan mucho las moras, dijo el perro, siempre les pongo azúcar y cuando

puedo hasta nata de leche, susurró como quien cuenta un gran secreto.

Ahora me voy. Hasta luego, que les vaya bien, expresó, alistándose a partir con el rabo en alto y las patas recogidas. - Espera, voy contigo, dijo Patuleca, e inmediatamente, agarrada de la cola del perro, se fue camino abajo sin regresar a ver a su malvado tío.

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El tío Gervasio se quedó inmóvil, rascándose la cabeza. Las nubes taparon el sol y unas

pocas abejas, porfiadamente, daban vueltas alrededor de un naranjo.

Esa noche Patuleca ya no pudo dormir. Cerraba los ojos y sentía que mil fantasmas la

asaltaban. Afuera, en el patio, los perros dormían, roncando, sobre el plato de comida.

Al otro día, Patuleca salió al paseo acostumbrado. Las abejas habían madrugado y

transportaban gran cantidad de polen hacia el panal.

Patuleca entonaba su canción favorita y al voltear junto al árbol de mandarinas se

encontró con el tío Gervasio.

- Te estaba esperando, dijo este.

Patuleca se puso pálida y, apurando el paso, trató de escapar a la persecución del pato.

Gervasio continuó con las mismas insinuaciones y agresiones del día anterior.

Y con las mismas amenazas. Patuleca corrió hacia el patio cercano, donde cuatro gatas

amigas jugaban fútbol. Estas la saludaron y continuaron el partido. El pato, al verla

acompañada, se retiró murmurando palabras que nadie comprendió.

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Y así, pasó una semana. La misma historia. Patuleca salía a caminar o a comprar maíz

y el pato Gervasio la perseguía. Ella nada decía. El miedo la dominaba y cada noche

dormía menos pensando en los fantasmas que la asaltaban.

La pobre Patuleca tenía unas ojeras azules.

Las vecinas comentaban diversas cosas:

- Seguramente está enferma, decían unas.

- Es el amor. Debe estar enamorada, comentaban otras.

Un día que Patuleca caminaba ya sin hablar y con las alas caídas, escuchó una canción

que decía:

Si te hacen daño

¡Hay que contar!

Si agreden tu cuerpo

¡Hay que contar!

No dejes que el silencio

y el miedo

te puedan dominar.

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Levantó la cabeza. Eran las abejas que daban vueltas alrededor de ella.

- Zumbadoras, mis amigas, ¿qué es lo que cantan?, preguntó la pata un poco

animada.

Las abejas repitieron:

Patuleca regresó a la casa y contó a su familia pata las agresiones que sufría por parte

del tío pato. Toda la familia pata y todos los integrantes de la granja rechazaron al pato

por su comportamiento; Gervasio tuvo que abandonar la granja y dicen que nunca

más volvió a querer abusar de nadie.

Desde ese día Patuleca duerme toda la noche. No la despiertan ni el gallo Pintado ni

las jugarretas de Pistacho y Orejas.

“No dejes que el silencio

y el miedo

te puedan dominar.

Tu cuerpo es tuyo

y si tú no lo quieres

nadie lo puede tocar”

y se alejaron volando alegremente.

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4.

1. Una vez leído el cuento dibuja en 1 hoja en blanco la parte que más te gustó deesta historia.

2. Al otro lado de la hoja dibuja la parte que menos te gustó de este cuento.

3. Conversa en clase para conocer las otras opiniones de tus compañeras y compañeros.

Diviértete realizando los siguientes juegos sobre “La Pata Patuleca”.

Pinta de azul a los patos abusadores como tío Gervasio y de amarillo a los patos respetuosos.

Escribe la canción que las abejas zumbadoras cantan.

Tú _ _ _ _ _ _ es _ _ _ _

_ _ _ _ _ lo puede _ _ _ _ _

y _ _ t ú _ _ l o _ _ _ _ _ _ _

respeto engaño valiente abuso amor

paz agresivo maltrato violento felizalegría

acosoamenaza cariño miedo amistad grito

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Encuentra las palabras de la frase en esta sopa de letras:

Descifra el mensaje que está escondido.

s ieaou

thcnvlyqgrdpm

TE PERTENECE

DERECHO A

DECIR NO.

TIENES

SOLO A TI.

IMPORTANTE Y

CUERPO ES

J U F G M D A A R A Ñ A K N B Y S S D L CP D F R A O E F B N X M S E O L O K L M AE T D S L P K R V C V D S A R M L V B D I LR A C A C H I S E A S L I G F U L O O L S ET L J Q O F D K A C N O L E Q Q A A E K NE Z A E M T Y U V Q H Q H U J K T X C L AN E J O R U H Q I S R O S P E T I I Y T Q IE T L U O G F D S A B N R T O L R A T O NC J K Q R V H Q A O L C O L K M N H T L EE W J S T Z A Y L F E L I C I D A D O L J L IE D C V A Y H M L K W A C U E R P O Z X OA S L U M Y G S D Q E S O N R I S A U V CS I R I M P O R T A N T E X I Y T R E W S DU Y L P E R R O K E R S D Z X B D A Q E ZT R G F N P K S Q W S E R D E C I R N O IT L H G T M N H Y T W L P P O U E D S L ZP Q L T O L S E N E I T X A O L K Q P Y X M

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5. Marca con una X los derechos que en esta historia podemos relacionar:

Derecho a:

A una vida felíz,

nombre y nacionalidad.

A estar sanos, física,

psicológica y sexualmente,

y si nos enfermamos a que

nos curen.

A disfrutar de una familia,

a crecer con afecto,

cuidados y alimentados.

A opinar, y expresarnos

libremente.

A que se nos respete y nos

protejan de todo tipo de

violencia.

A ser iguales: negros, blancos, mestizos,indios,

enfermos, sanos, creyentes y no creyentes.

A estudiar y jugar.

A especial amor, cuidado y educación,

cuando tenemos dificultad para ver,

oir, hablar, caminar o pensar.

y si nos enfermamos a que

nos curen.

A disfrutar de una familia,

A especial amor, cuidado y educación,

A estar sanos, física,

psicológica y sexualmente,A ser iguales: negros, blancos, mestizos,indios,

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Con la Historia de La Pata Patuleca aprendimos que...

...hay caricias y besos que nos hacen sentir mal,

Si alguien quiere hacerte caricias

de una forma que no te gusta,

tienes derecho

a decir NO y buscar ayuda.

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Escribe la canción que las abejas zumbadoras cantan.

JUFGMDAARAÑAKNBYSSDLCPDFRAOEFBNXMSEOLOKLMAETDSLPKRVCVDSARMLVBDILRACACHISEASLIGFULOOLSETLJQOFDKACNOLEQQAAEKNEZAEMTYUVQHQHUJKTXCLANEJORUHQISROSPETIIYTQIETLUOGFDSABNRTOLRATONCJKQRVHQAOLCOLKMNHTLEEWJSTZAYLFELICIDADOLJLIEDCVAYHMLKWACUERPOZXOASLUMYGSDQESONRISAUVCSIRIMPORTANTEXIYTREWSDUYLPERROKERSDZXBDAQEZTRGFNPKSQWSERDECIRNOITLHGTMNHYTWLPPOUEDSLZPQLTOLSENEITXAOLKQPYXM

Encuentra las palabras de la frase en esta sopa de letras:

Encuentra las palabras de la frase en esta sopa de letras:

Pinta de negro a los patos abusadores como tío Gervasio y de amarilloa los patos respetuosos.

Tú cuerpo es tuyo

nadie lo puede tocar y si tú no lo quieres

“ Si agreden tu cuerpo hay que contar”

respetoengañovalienteabusoamor

pazagresivomaltratoviolentofeliz alegría

acoso amenazacariñomiedoamistadgrito

Solucionario juegos: