El Metabolismo del mercado anama editores · LA ORIENTACIÓN SOCIALISTA DE LA REVOLUCIÓN...

704

Transcript of El Metabolismo del mercado anama editores · LA ORIENTACIÓN SOCIALISTA DE LA REVOLUCIÓN...

  • i

  • ii

  • iii

    EL METABOLISMO DEL MERCADORegulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    ORLANDO NEZ SOTO

  • iv

    El Metabolismo del Mercado Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin Orlando Nez Soto, 2015 anam Ediciones, 2015 Diagramacin: Nydia Ruiz B.Diseo de portada: Yal Nez FournierImpresin: Ediciones Graphic Print, S.A. (EDIGRAPSA)

    1ra. Edicin 2015.

    anam EdicionesRes. El Dorado No.187Managua, NicaraguaTelfono: (505) 2252-9199E-mail: [email protected]

    Derechos Reservados conforme a la ley.Managua, Nicaragua.

    N330.98N972 Nez Soto, Orlando El Metabolismo del Mercado / Orlando Nez Soto. -- 1ra. ed. -- Managua: 2015 702 p: il. ISBN : 978-99964-0-418-4

    1. HISTORIA EcONMIcA 2. SISTEMAS EcONMIcOS 3. SOcIALISMO 4. cAPITALISMO 5. ANLISIS

  • v

    SUMARIO

    INTRODUCCIN ................................................................................................. 1LIBRO PRIMEROLA FUNCIN DE LA MERCANCA EN EL METABOLISMO DEL MERCADO ................................................................................................ 39 Captulo I BAJO EL REINO DE LA MERCANCA ...................................................... 43 1. Origen y naturaleza de la mercanca ............................................... 44 2. Los principios que regulan las relaciones mercantiles .................... 64 3. La dictadura invisible del mercado .................................................. 85 Captulo II ENTRE EL CRECIMIENTO ECONMICO Y LA DESIGUALDAD SOCIAL ..................................................................................................... 121 1. Dos siglos de capitalismo y un siglo de socialismo ....................... 124 2. A mayor crecimiento econmico, mayor desigualdad social ......... 142 3. De la lucha por el poder a la disputa del sistema .......................... 167LIBRO SEGUNDOSOCIALISMOS NACIONALES EN LAS REDES DEL MERCADOCAPITALISTA MUNDIAL ................................................................................. 183 Captulo III DE LA AUTORREGULACIN A LA REGULACIN CONSCIENTE DEL MERCADO ........................................................................................ 219 1. Avances y limitaciones del socialismo en un solo pas (URSS, cHINA) ............................................................................. 234 2. El control obrero o la economa autogestionaria (YUGOSLAVIA) . 259 3. El socialismo en los pequeos pases perifricos (cUBA) ............ 269 Captulo IV LA ORIENTACIN SOCIALISTA DE LA REVOLUCIN LATINOAMERICANA ................................................................................ 285 1. El socialismo bajo un rgimen de economa mixta y pluralismo poltico (NIcARAGUA) ................................................. 288

  • vi

    2. El socialismo en una economa rentista y perifrica (VENEZUELA) . 315 3. Las posibilidades del socialismo en Amrica Latina ...................... 352LIBRO TERCERO EL NUEVO ESCENARIO DEL MERCADO CAPITALISTA MUNDIAL .......... 379 Captulo V EL IMPERIALISMO Y LAS NACIONES PROLETARIZADAS ................. 383 1. Lahegemonadelascorporacionesfinancierasinternacionales .. 392 2. El desplazamiento de las burguesas nacionales .......................... 410 3. El proletariado por cuenta propia ................................................... 417 Captulo VI SOCIALIZACIN Y DESMERCANTILIZACIN ....................................... 435 1. Socializar el capital y desmercantilizar la economa ..................... 436 2. Los valores culturales dominantes son los valores de la clase dominante .................................................................... 472 3. Socialismo y economa social ........................................................ 484LIBRO CUARTO (APNDICES) DISCUSIN SOBRE EL ORIGEN DEL VALOR Y EL INTERCAMBIO EQUIVALENTE ............................................................................................... 523 Captulo VII (Apndice 1) LA VIEJA POLMICA ENTRE MARGINALISTAS Y MARXISTAS .......... 525 1. El debate sobre la fuente del valor ................................................ 527 2. El reposicionamiento terico .......................................................... 561 3. La polmica despus de la implosin del socialismo .................... 575 Captulo VIII (Apndice 2) LA DISCUSIN SOBRE LEY DEL VALOR Y EL INTERCAMBIO EQUIVALENTE ......................................................................................... 593 1. La ley del valor ............................................................................... 596 2. La discusin al interior del marxismo ............................................. 607 3. El Intercambio desigual, la remuneracin diferenciada y la redistribucin de la plusvala ................................................... 624CONCLUSIONES (AGENDA PARA UN DEBATE) ........................................ 651NDICE GENERAL .......................................................................................... 679BIBLIOGRAFA ............................................................................................... 685

  • vii

    INTRODUCCIN

  • viii

  • INTRODUccIN 1

    INTRODUCCIN

    Yatranscurrierondossiglosdecapitalismoyunsiglodesocialismo,tiemposufi-ciente para realizar un balance de lo que ha sucedido alrededor de estos dos sis-temas contradictorios y antagnicos. El capitalismo y el socialismo se presentan aqu como dos sistemas enfrentados en el teatro de operaciones del mercado: el primero, tomando en cuenta sus reglas; el segundo, soslayndolas1. En todo este tiempo, mientras el socialismo luchaba exitosamente contra el capital, el mercado haca su labor de zapa y, a juzgar por los acontecimientos, todo parece indicar que a la larga, el mercado result ser el principal adversario del socialis-mo y quien despus de un siglo de prolongado combate termin ganndole los espacioseconmicos.Nadiepodrdudardelosheroicossacrificios, laconse-cuencia revolucionaria, los logros polticos, sociales o econmicos y las victorias militares infligidospor los revolucionarios rusos, chinos, vietnamitas, cubanos,nicaragenses o venezolanos, al imperialismo y la contrarrevolucin interna. Sin embargo, nadie puede negar tampoco la recuperacin y rehabilitacin del mer-cado, despus que el capital privado fue desactivado de su secular hegemona.

    Qu misterios posee esa mano invisible del mercado que logr revertir un sinnmero de revoluciones socialistas, ah donde los regmenes capitalistas haban perdido tantas batallas en otros campos de la lucha? Acaso llegamos alfindelahistoriayelcapitalismocorrespondeasupuntodellegadacomolopregonan los neoliberales? A pesar de lo que ha pasado, este libro apuesta a mostrar la necesidad y posibilidad del socialismo para regular el mercado, so-cializar el capital, desmercantilizar la economa y gestionarla democrticamente, siempre y cuando realicemos un riguroso balance, ms all de aquellas posicio-nes que parecen haber regresado las ciencias sociales a los tiempos pre-moder-nos y pre-marxistas cuando la historia se explicaba a partir de la vida y desempe-o de los reyes o presidentes.

    El enfoque de este trabajo se sita desde una opcin por el socialismo, un mode-lo que hoy se encuentra en busca de sus pasos perdidos; abordaje que resultar ms interesante para los lectores progresistas, izquierdistas, activistas sociales, dirigentes polticos con vocacin socialista o sensibles estudiosos del tema, que para un pblico conservador que no siente necesidad de cuestionar lo que est sucediendo en el mundo.

    1 Cuandohablamosdesocialismo,salvosealamientoexpreso,nosestamosrefiriendoalas experiencias de los pases comunistas que priorizaron en sus programas la socializacin estatal de los medios de produccin.

  • 2 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    Esta introduccin, que se presenta como un breve resumen metodolgico y sus-tantivo, tiene como propsito dejar sentado los principales mensajes que apues-tanaservirdeagendaparaundebate.Alfilodelossucesivoscaptulos,lasinte-rrogantes se convertirn en hiptesis y aseveraciones cada vez ms ilustradas, combinando la explicacin sucesiva de algunas categoras con la descripcin y anlisis de los acontecimientos histricos.

    El metabolismo como recurso analgico

    El mtodo de investigacin de ribetes analgicos determina el ttulo de este tra-bajo. Dicho brevemente, hemos extrado el concepto de metabolismo tanto de la biologacomodeloqueMarxtempranamenteentendiydefinicomoelmetabo-lismo social o intercambio entre la sociedad capitalista industrial y la naturaleza, describiendo y enfatizando la importancia de lo que denomin la fractura metab-lica, una nocin que se asemeja a lo que hoy los ecologistas llaman deterioro del medio ambiente o destruccin de la biodiversidad.2 Otra fractura, tan importante como la ecolgica y que afecta por igual el capitalismo y a los procesos de tran-sicin al socialismo, es la fractura de la desigualdad social.

    En trminos generales, el metabolismo alude a ese proceso de intercambio llevado a cabo por los componentes de un sistema, tanto al interior de s mismo como en relacin con otros sistemas, en aras de regular su funcionamiento. La ley que rige el metabolismo del mercado es la ley del valor, cuya principal expresin es el inter-cambio generalizado de valores equivalentes, vehiculizados por las mercancas y regulado por el precio de las mismas, donde todas las variables econmicas se concatenan: el precio de costo y el precio de venta, la competencia y la producti-vidad,elingreso,elconsumoylainversin,laganancia,laacumulacinindefini-da y las crisis peridicas. El precio de mercado, autorregulado automticamente por elmercado o conscientemente regulado por los rganos de planificacin,incide adems en los equilibrios y desequilibrios del sistema, el crecimiento y la igualdad o desigualdad social, tanto en el sistema capitalista como en el socialis-ta, generando fracturas y saltos metablicos. El movimiento de los precios est regulado por la ley del valor. Paradjicamente, los socialistas, fervientes creyen-tes en la teora del valor-trabajo, suelen violentarla, con las consecuencias sabi-das y por saber, mientras que los capitalistas, quienes se empean en negarla, parecieran ms proclives a servirse de ella y a usufructuarla a su favor.

    2 Alfred Schmidt, (tesis de doctorado), El concepto de naturaleza en Marx, siglo XXI de Espa-a Editores, Madrid, 1977. Al haber sealado que Marx fue el primero en plantear el dao de la industria capitalista en el medio ambiente, Schmidt es considerado como pionero de lo que hoy es aceptado universalmente por los ecologistas. Existe una abundante bibliografa al respecto.

  • INTRODUccIN 3

    Dejado a su libre albedro, el metabolismo del mercado o su autorregulacin capitalista tiende hacia la mercantilizacin y el crecimiento, con las consabidas consecuencias en trminos de desigualdad y diferenciacin social. Por otra par-te, optar por la igualdad social puede acarrear una baja en la productividad y en la competitividad, generando distorsin y desestabilizacin en las economas donde se aplica, como sucedi tantas veces al interior de los regmenes socia-listas.Confiamosenqueunavezqueentendamosconmayoramplitudelmeta-bolismo del mercado y nos acostumbremos a esa nomenclatura, estaremos en condiciones de analizar el proceso de remercantilizacin acaecido en los pases socialistas, tras casi un siglo de experiencia en diferentes pases, as como las posibilidades de enmendar las estrategias de transicin.

    El marco terico

    Aunque se hace referencia a las categoras de la economa neoclsica por el lugar comn que ocupan en nuestro lenguaje, el marco terico conceptual de este trabajo se basa en una orientacin marxista alimentada por mis estudios en las ciencias sociales (ciencias polticas, sociologa y economa poltica). Aunque pertenezco a la tradicin socialista de la segunda mitad del siglo pasado, expe-riment el ambiente crtico del socialismo de Estado a travs de mi participacin en los sucesos parisinos de mayo 68, as como de mi vivencia en un campamen-to durante los gloriosos aos sesenta de la revolucin cubana. Posteriormente, en la dcada de los 80, en Nicaragua, tuve la oportunidad de enriquecer mi ex-periencia poltica sobre la transicin a travs de mi involucramiento directo en la revolucin sandinista. En cuanto a la base acadmica conceptual de este trabajo, la misma est connotada por mis estudios de doctorado en Economa Poltica y quizs, sesgada por mis prejuicios contra la economa neoclsica.

    Alhablardecapitalismo,nosestamosrefiriendoaunrgimensocialdeproduc-cin caracterizado por la produccin generalizada de mercancas, en cuyo seno los individuos, clases, instituciones o pases que poseen o controlan el capital se apropian de los excedentes producidos por el trabajo ajeno, local, nacional y mundial generado e intercambiado en el mercado mundial. El capitalismo de mercado o el mercado capitalista genera crecimiento econmico y poblacional, desigualdad social, acumulacin y consumo sin lmites, crisis peridicas y des-truccin de recursos materiales y humanos.

    Si aludimos ms al mercado capitalista que al modo de produccin capitalista, como es usual en la literatura marxista, es porque queremos englobar una tota-

  • 4 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    lidad mayor que la del capital productivo. El mercado es el mbito donde tiene lugar cualquier forma de intercambio de valores valores de cambio, desde el intercambio entre el capital y el trabajo asalariado en el proceso inmediato de produccin, hasta el intercambio de valores que se realiza fuera de las fbricas, tanto a nivel nacional como internacional; en resumen, abarca toda la esfera del intercambio en general.3 Dicho de otro modo, no pretendemos escamotear el tratamiento del capital, sino que optamos por subsumirlo dentro de la totalidad mercantil capitalista4. Este deslinde puede contribuir a reconocer que, en los pa-ses socialistas, la socializacin del capital, o sea su traslado del sector privado al sector pblico, no necesariamente implic ni tena por qu hacerlo la desmer-cantilizacin total de la economa.

    Para evitar malos entendidos, como los que gener el pensamiento econmico adscrito al circulacionismo (autonoma del mbito de la circulacin), me adelanto a sealar que entiendo la mercantilizacin como el metabolismo econmico de la sociedad capitalista, un proceso en el que se concatenan todos los momentos del sistema y en el que se relacionan produccin, distribucin, cambio y consumo. Este engranaje ya fue explicitado por Marx a mediados del siglo XIX: En la pro-duccin los miembros de la sociedad hacen que los productos de la naturaleza resulten apropiados a las necesidades humanas (los elaboran, los conforman); la distribucin determina la proporcin en que el individuo participa de estos pro-ductos; el cambio le aporta los productos particulares por los que l desea cam-biar la cuota que le ha correspondido a travs de la distribucin; finalmente, en el consumo los productos se convierten en objetos de disfrute, de apropiacin indi-vidual () El resultado al que llegamos no es que la produccin, la distribucin, el intercambio y el consumo sean idnticos, sino que constituyen las articulacio-nes de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad () A decir verdad, tambin la produccin, bajo su forma unilateral, est a su vez, determinada por los otros momentos () Entre los diferentes momentos tiene lugar una accin recproca. Esto ocurre siempre en todos los conjuntos orgnicos.5 Tampoco hay 3 Nosotros entenderemos el mercado (mercado en sentido amplio) como la esfera del inter-cambio de valores en general, desde la produccin hasta el consumo, diferencindolo de la esfera del cambio de mercancas en la circulacin (mercado en sentido estrecho), como comnmente se entiende (comercio, demanda, consumo), en cuyo caso lo explicitaramos en su momento.4 Usualmente, el trmino capital se utiliza para referirse a la riqueza, a los medios de produc-cin o a una relacin social de produccin. A medida que vayamos avanzando en el anlisis, iremos explicando las diferencias conceptuales de trminos que se usan indistintamente segn las diferen-tes escuelas de pensamiento.5 carlos Marx, Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica (Grundrisse) [Borradores de El capital], 1857-1858, t.1., Siglo XXI editores, 14 edicin, Mxico, 1986, pp. 9-20.

  • INTRODUccIN 5

    que desconocer el papel preponderante que en algunos momentos puede tener la distribucin sobre la produccin, como cuando un pas metropolitano rapia a sus colonias y vive de ellas; por no hablar, por ahora, del papel de la violencia en la llamada acumulacin primitiva.

    Histricamente y a pesar de la omnipresencia mercantil y capitalista en las socieda-des contemporneas, el mercado autorregulado fue trastocado a lo largo del siglo XX y principios del actual, demostrndose que puede ser desactivado de distintas formas,entrelascualeslasmsimportantessonlaplanificacinoregulacincons-ciente de la economa, la socializacin del capital y la desmercantilizacin de los servicios. Prueba de ello es que tanto los pases socialdemcratas europeos como las naciones llamadas comunistas situadas en la periferia del sistema-mundo, inclu-so los regmenes totalmente liberales, otorgaron gran importancia y un peso signi-ficativoalsectorpblico.Sinembargo,afinalesdelsiglopasado,elmercadoysusagentes neoliberales empezaron a contraatacar mediante polticas que apuntaron a privatizar las empresas y los servicios estatales, proceso que ha conducido a una beligeranteremercantilizacindelaseconomasdelmundoentero.Estasinflexiones nos muestran que la lucha no se presenta solamente entre el capital privado y el capital pblico, sino entre la mercantilizacin y la desmercantilizacin.

    Antes de presentar los objetivos polticos y las hiptesis de trabajo, quisiera ex-plicitar dos fenmenos que guardan una singular importancia en la lucha entre el capitalismo y el socialismo. Desde el punto de vista econmico, los procesos de mercantilizacin-desmercantilizacin y, desde el punto de vista poltico, la in-fluenciadeljacobinismoenlosprocesosrevolucionarios.

    Entre la mercantilizacin y la desmercantilizacin6

    cuando uno se ubica en el marco realmente existente del mercado capitalista mundial, puede percibir que en los ltimos siglos se ha desarrollado la tendencia hacia la mercantilizacin de las cosas, las personas, la economa, la naturaleza, la sociedad y la vida misma. Hace ya mucho tiempo que la mercantilizacin se ha convertido en una de las fuentes y condiciones de la enajenacin de la humani-dad entera. ciertamente, en una economa de mercado, no se puede impedir que el hombre viva del intercambio o se convierta en comerciante (Adam Smith). Es preciso, empero, diferenciar entre quienes intercambian su cuerpo o su fuerza

    6 En trminos generales, entenderemos por mercantilizacin el proceso por medio del cual las cosas, las personas y los procesos se convierten en mercancas o son regulados por el intercambio mercantil o intercambio de valores equivalentes.

  • 6 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    de trabajo en igualdad de condiciones y aquellos individuos que se dedican al intercambio de mercancas como negocio, mercadeando con el trabajo ajeno.

    A pesar de la creencia de que la humanidad no puede vivir sin mercado y sin dinero, sin propiedad privada y sin Estado, debemos recordar que estas ins-tituciones apenas han ocupado el periodo ms reciente de la presencia del Homo sapiens en la Tierra. Si bien los primeros seres humanos, tal como los conocemos ahora, aparecieron hace aproximadamente unos 150,000 aos, aquellas instituciones no tienen ms de 10,000 aos de existencia y, en al-gunos territorios, como el de los iroqueses de Nueva York, no surgieron sino hasta finales del siglo XVIII, importadas por los colonizadores. El mercadocapitalista, por su parte, naci hace unos 500 aos, pero slo han transcurri-do 200 aos desde que alcanz su mayora de edad. Tambin es reconfor-tante saber que desde que surgi el mercado, la tendencia hacia la mercan- tilizacin ha estado acompaada de una contratendencia hacia la desmercanti- lizacin. En este trabajo, el anlisis de la mercantilizacin y de la desmercantili-zacin est referido a la forma en que se presentan tales fenmenos, tanto en el sistema capitalista como en la transicin al socialismo.

    A pesar de que el mercado capitalista est regido por una ley que establece que las mercancas han de intercambiarse por valores equivalentes, siempre se ge-nera desigualdad, ya sea directamente en el proceso inmediato de produccin (lo que ha sido explicado por el pensamiento de la economa poltica desde los albores del siglo XIX hasta nuestros das); ya sea indirectamente a travs de las relaciones mercantiles en general (una explicacin de ello surgi en el siglo pasa-do durante la polmica sobre el llamado intercambio desigual); o a travs de las diferencias de remuneracin entre productores, regiones o pases (un tema que analizaremos en el ltimo captulo de este libro dedicado a la remuneracin dife-renciada).7 La desigualdad no se expresa nicamente en lo econmico, sino en todas las esferas de la vida donde existen relaciones de competencia o intereses particulares; sin embargo, la competencia mercantil es terreno frtil para estimu-lar cualquier tendencia desigualitaria que pueda anidar en el alma humana.

    Hace mucho tiempo que, al igual que cualquier organismo vivo, el mercado obe-dece el mandato de toda especie -nacer, crecer y multiplicarse-. Sin embargo,

    7 Dicho brevemente, cambiar un billete de 100 dlares por otro billete de 100 dlares o su equivalente en mercancas es un intercambio de equivalentes; la transaccin se convierte en un intercambio desigual cuando uno de los dos participantes produce esta cantidad de dinero en un da y el otro en una semana o un mes.

  • INTRODUccIN 7

    con Europa como centro y el resto de continentes (Asia, frica y Amrica Latina) comoperiferia,sudesarrolloseintensificapartirdelsigloXVconelnacimientodel comercio mundial y la mercantilizacin, no solamente de territorios y meta-les preciosos, entre otras materias primas, sino tambin de personas (esclavos, siervos, indgenas encomendados). Fue as como el mercado llev la mercantili-zacin a su mxima expresin, convirtiendo los medios de produccin y la fuerza de trabajo, en mercancas y en capital.

    La propiedad privada es el cimiento del mercado, como tambin lo es la divisin del trabajo entre miles de familias, unidades de produccin, empresas y econo-mas nacionales, dispersas y separadas unas de otras, aunque indirectamente articuladas a travs de la produccin y el intercambio social, nacional y mundial.

    Efectivamente, existe un marco nacional del mercado, el que a su vez pertene-ce a una matriz mucho mayor, como es el mercado capitalista mundial. En este gran mercado las naciones se asemejan y juegan el mismo rol que las familias, las unidades productivas y las empresas econmicas en el seno de un pas, sea ste capitalista o socialista. Por otro lado, en la divisin mundial del trabajo unos pases desempean el papel del capital y otros el del trabajo.

    Hoy en da, cualquier intento de convertir la naturaleza, el mundo y la vida mis-ma en mercanca genera un rechazo generalizado. Es interesante recordar que numerosos pensadores, desde los grandes utpicos del Renacimiento hasta los reformadores y revolucionarios del siglo XIX, ya haban expresado ese repudio en los albores del mercantilismo; entre ellos, los ms explcitos fueron los re-dactores del Manifiesto del Partido Comunista (Marx y Engels) en 1848. Engels expresaba que el principio fundamental de la economa burguesa descansaba en la institucin del mercado y que la humanidad misma se ha convertido en una mercanca.8 Para Marx, la competencia y el mercado no son tanto una afrenta a la moral cuanto una fragmentacin y una renuncia de la capacidad de desarro-llo inherente a la especie humana. Es del ms alto inters pararse a considerar la divisin del trabajo y el cambio ya que son las expresiones ostensiblemente enajenadas de la actividad y la fuerza esencial del hombre.9 Posteriormente, tras empearse en descifrar las claves de la explotacin de la fuerza de trabajo por

    8 Federico Engels, citado por Martin Nicolaus, Grundrisse [Borradores de El capital], Op. cit., p. XV. Vase: Marx-Engels, Escritos econmicos varios, Grijalbo, Mxico, 1962.9 carlos Marx, Escritos econmicos varios, Op.cit., p. 103. citado por Martin Nicolaus, Grun-drisse [Borradores de El capital], p. XV.

  • 8 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    el capital, Marx centr su anlisis en el proceso inmediato de produccin, a partir del cual cimentara su teora de la plusvala. Su principal trabajo de envergadura econmica, conocido como los Grundrisse [Borradores de El capital], previamen-te citado, gira alrededor del capital ms que del mercado propiamente dicho.

    Durante el siglo XIX y a inicios del siglo XX, se observa un descenso en la mercan-tilizacin de las personas -aunque no de la fuerza de trabajo-, tras la manumisin delosesclavosylaabolicindelaesclavitud;estatendenciasemanifiestatam-bin, aunque parcialmente, en la reduccin de la jornada laboral (de 16 a 8 horas en los ltimos dos siglos), una medida que se aplica principalmente en los pases ms industrializados. Otra contratendencia frente a la mercantilizacin ha sido el fortalecimiento progresivo del sector pblico alrededor de los aos 30 del siglo XX.

    AmediadosdelsigloXX,especficamenteen1944,resurgenlosdetractoresdelmercado y de la mercantilizacin de la vida. Entre ellos, Karl Polanyi, quien llama laatencinalvisualizarelsignificadodelamercantilizacindelatierra,lostraba-jadores y el dinero mismo: Al disponer de la fuerza de trabajo de un hombre, el sistema pretende disponer de la entidad fsica, psicolgica y moral humana que est ligada a esta fuerza. Desprovistos de la protectora cobertura de las institu-ciones culturales, los seres humanos pereceran, al ser abandonados en la socie-dad: moriran convirtindose en vctimas de una desorganizacin social aguda, seran eliminados por el vicio, la perversin, el crimen y la inanicin. La natura-leza se vera reducida a sus elementos, el entorno natural y los paisajes seran saqueados, los ros polucionados, la seguridad militar comprometida, el poder de producir alimentos y materia prima destruido. Y, para terminar, la administracin del poder adquisitivo por el mercado sometera a las empresas comerciales a liquidaciones peridicas, pues la alternancia de la penuria y de la superabundan-cia de dinero se mostrara tan desastrosa para el comercio como lo fueron las inundaciones y los perodos de sequa para la sociedad primitiva. Los mercados de trabajo, de tierra y de dinero, son sin ninguna duda esenciales para la econo-ma de mercado. No obstante, ninguna sociedad podra soportar, incluso por un breve lapso, los efectos de semejante sistema fundado sobre ficciones groseras, a no ser que su sustancia humana y natural, as como su organizacin comercial, estuviesen protegidas contra las devastaciones de esta fbrica del diablo.10

    En los ltimos aos, un movimiento universal denominado Otro mundo es posible ha enarbolado el rechazo a la mercantilizacin de la vida. Al respecto, existe una

    10 Karl Polanyi. La Gran Transformacin, F.c.E., Mxico, 1991, p.129.

  • INTRODUccIN 9

    diversidad de opiniones y actitudes: unos acusando al capital, otros al mercado; unos apostando a la revolucin, otros a la tica o al comercio justo. Sin embargo, ha sido bajo un mismo lema que centenares de miles de activistas sociales se han concentrado en diferentes partes del mundo, gritando: El agua, la naturaleza, la vida, no son mercancas. Es tambin notorio que, actualmente, un gran nmero deautoresfrancesesyanglosajonesseestnrefiriendo,aunqueparcialmente,alasiniciativasdedesmercantilizacin,definidosporelloscomoprocesos polticos, sociales o culturales encaminados a reducir el enfoque y la influencia del merca-do en la vida diaria.11

    No cabe duda de que ms temprano que tarde el rechazo se concretar en una estrategia y un programa de lucha cuyo objetivo sea erradicar la mercantilizacin de bienes, personas o valores del mismo modo en que se ha intentado erradicar el capital como relacin social de produccin hasta lograr la desmercantilizacin de la economa. Se lograr un enfoque ms integral del socialismo cuando nos planteemos explcitamente como objetivo la desmercantilizacin del capital es decir, de los medios de produccin utilizados como capital, incluyendo la natura-leza , la desmercantilizacin de los servicios y de los bienes de uso en general y, por ltimo, pero no menos importante, la desmercantilizacin de la fuerza de tra-bajo. Lo que pareca una utopa ya dispone de una base objetiva de realizacin, habida cuenta del desarrollo de la tecnologa y las mltiples fuentes de energa acumuladas por la humanidad; muestras de ello sern sealadas y explicadas a lo largo de este trabajo.

    La tentacin jacobina o revolucin desde arriba12

    El otro fenmeno al cual queremos referirnos es el jacobinismo, presente en todos los procesos polticos revolucionarios, liberales o socialistas, momento en que las lites polticas se deciden continuar la revolucin desde arriba.

    11 JohnVail,DecommodificationandEgalitarianPoliticalEconomy,enPoliticsandSociety,Pu-blished by SAGE, http://www.sagepublications. Jean Louis Laville et Antonio David cattani, Diction-naire de lautre conomie, Folio Actuel, Gallimard, Edition Descle de Brouwer, Pars, 2006. Jean Marie Harribey, Economie Politique de la demarchandisation, Altermondialisme, anticapitalisme, No 44, 2do semestre, France, 2008. 12 El apelativo de jacobinos se comenz a utilizar para referirse a los miembros de uno de los grupos radicales de la Revolucin Francesa, as llamados porque sesionaban en el convento de frailes dominicos situado en la calle San Jacobo en Pars. Vanguardizaron las medidas revolucio-nariascontralasantiguasclasesdominantes.InfluenciadosporelContratoSocialdeRousseau,pregonaban la repblica centralizada y la democracia comunitaria del inters comn, representada por un Estado soberano. Su actitud radical era exacerbada por las circunstancias contrarrevolucio-narias internas e injerencistas de las monarquas extranjeras contra la revolucin francesa.

  • 10 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    Toda accin poltica encaminada a contradecir las leyes sociales existentes ge-nera una reaccin que la contrarresta. Las revoluciones polticas, liberales o so-cialistas, se han hecho por la fuerza, tanto por la resistencia de las viejas clases dominantes, como por la necesidad de contrarrestar la inercia del sistema ante-rior, encarnado ste en gran parte de la cultura popular. En el caso de las revo-luciones socialistas, la intervencin del mercado ha generado una reaccin del mismo que tiende a sublevarlo y a sublevar a productores y consumidores. Es as que durante el perodo de transicin, la nueva clase poltica desarrolla lo que yo llamara el sndrome jacobino o voluntad de emprender la revolucin desde arriba, con el consiguiente desgaste de la nueva hegemona, cada vez ms diri-gida a los sectores convencidos, pero no siempre mayoritarios de la poblacin. La revolucin francesa inaugur este sndrome, el que desde entonces no nos ha abandonado.

    En el caso de las revoluciones con vocacin socialista, el sndrome jacobino se prolonga, porque las nuevas clases polticas tienen que intervenir el mercado, fijandoprecios,asignandorecursosinternosydivisas,planificandoycontrolandola produccin, la distribucin, las importaciones y exportaciones, alterando los criterios mercantiles y condicionando la movilidad social a los patrones de una transicinplanificada.Estapoltica,acentuadaenpasesatrasadostecnolgica-mente por el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, es percibida y resentida por los defensores del mercado como una intervencin y violacin de las libertades econmicas. El caso es que durante el periodo de transicin, cada vez que los dirigentes de una revolucin socialista han querido intervenir el mer-cado, ste ha reaccionado distorsionndose e incitando a los productores y los consumidores a rebelarse.

    Si la revolucin es una accin condicionada por la voluntad poltica, las transfor-maciones econmicas lo son an ms por variables objetivas, pues el nivel tcni-co-productivo cuenta en demasa a la hora de querer compatibilizar crecimiento con igualdad social. No es lo mismo, entonces, emprender el socialismo en las condiciones econmicas de un pas industrializado que hacerlo en pases atrasa-dos, tecnolgicamente hablando. Sin embargo, la nica transicin que se conoce a la fecha es la que se ha llevado a cabo en pases cuyas fuerzas productivas presentaban un limitado grado de desarrollo en relacin con el tipo de nuevas relaciones sociales que se deseaba instaurar13.

    13 Ha sido comnmente aceptado por los revolucionarios la necesidad y la posibilidad de crear las condiciones objetivas, es decir, las plataformas econmicas, desde la voluntad poltica y desde arriba.

  • INTRODUccIN 11

    Todo parece indicar que para lograr transitar exitosamente del capitalismo al so-cialismo, se debe recorrer un itinerario con dos momentos, paralelos y simult-neos, y, por lo tanto, dos estrategias: la superacin o desaparicin del capital; y la superacin o desaparicin del mercado. Al da de hoy, ha sido la primera, a saber la superacin del capital, la que ha captado en mayor medida la atencin del socialismo a travs de la socializacin de los medios de produccin y su ges-tin estatal en funcin de la colectividad. Los regmenes que emprendieron estas transformaciones econmicas se propusieron, desde el poder, estatizar los me-dios de produccin y hacerlos funcionar como capital pblico, intentando imple-mentarunsistemaenelcuallaacumulacindejardeserunfin,paraconvertirseenunmedioreguladoporunaplanificacincentralenfuncindelasnecesidadessociales. En otras palabras, se propusieron acelerar al mismo tiempo las tareas del crecimiento econmico y las medidas encaminadas hacia la igualdad social.

    La lucha contra el capital result ms exitosa que la lucha contra el mercado. La socializacin-estatizacin del capital no fren totalmente la fuerza remercantiliza-dora del resto de la economa. ciertamente que el socialismo implic un proceso de desmercantilizacin, sobre todo de la mercanca-capital, pero en condiciones adversas y contradictorias que comnmente sealamos como las causas de su implosin, a saber: la competencia econmica desfavorable, pero obligada, con las potencias capitalistas occidentales; y la restriccin personal de las libertades formales del mercado en el campo econmico, poltico y cultural. Lo primero tuvo una repercusin ms econmica, lo segundo min la aquiescencia de las masas, quienes,apesardehaberrecibidobeneficiossociales,experimentaronunpro-gresivo descontento que precipit la reversin del socialismo y su rendicin, en primer lugar ante la economa de mercado, y luego ante el capitalismo occidental. La rectificacinde laspolticaseconmicas llegsiempre tarde,debidoaunafrreaidentificacindelanuevaclasepolticaconelmodelodetransicin,porentusiasmo, conviccin o temor a perder el control de los aparatos polticos, sin los cuales se detendra la transicin.

    Hasta aqu, la historia es conocida y su realidad puede constatarse. Sin embargo, quedan por despejar los motivos por los que, transcurrido cierto tiempo, la pobla-cin lleg a rechazar el rgimen socialista. La respuesta a esta interrogante debe buscarse no solamente en razones externas o en la competencia con los pases capitalistas, sino principalmente en razones internas, ya que fue precisamente el mercado quien logr que la ciudadana optara por la reinstauracin del llamado libremercadoysufielacompaante,lademocraciaformal,loquedesemboca-rafinalmenteenelcapitalismo.Serqueretrocedilahistoriaoquestano

  • 12 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    lleg a considerar al socialismo como miembro pleno y consolidado de su propio devenir?

    Hoy nos enfrentamos a nuevas realidades caracterizadas por el deslizamiento del socialismo hacia el mercado, en momentos en que las medidas neoliberales del mercado capitalista imperial exacerban los habituales daos que el capitalismo impone a la humanidad entera. Las crisis peridicas del capitalismo, cada vez ms rentistas y parasitarias, siguen generando guerras inter-capitalistas, imperia-listas y revoluciones polticas de orientacin socialista, empujando el contradicto-rio andamiaje de la transicin: ni tan despacio que prolongue la tragedia, ni tan rpido que la misma se malogre por utilizar incipientes herramientas que a la larga terminaran revirtiendo el proceso, teniendo que lamentar de nuevo un valioso tiempo perdido.

    Motivaciones polticas e hiptesis de trabajo

    Antes de continuar esta breve resea histrica quisiera adelantar las motivacio-nes, acadmicas y polticas, que me impulsaron a escribir este libro, incluyendo las hiptesis de trabajo, tesis o supuestos a comprobar y a desarrollar respecti-vamente. cabe sealar, ante todo, que a pesar del tratamiento universal, terica y empricamente hablando, del papel del mercado en la transicin del capitalismo al socialismo, la mayor preocupacin y enfoque del anlisis y las conclusiones ataen ms, en este trabajo, a los pequeos pases de la periferia capitalista.

    Laprimeramotivacintratadeindagarlasdificultadesquehatenidoelsocialis-mo para socializar la produccin y regular el mercado, ya sea negando o acep-tando las categoras y relaciones mercantiles, particularmente en lo que respecta al manejo de los precios, la asignacin de recursos, las estrategias de reproduc-cin ampliada y la competencia con el mundo capitalista-imperialista, la gestin democrtica del Estado y la economa. Acaso no era suficiente confiscar lapropiedad privada de los medios de produccin, sustituir a la burguesa, estatizar elcapitalyplanificarlaeconomaparagarantizarlapermanenciadelsocialismo?como veremos, los resultados de un siglo de socialismo han desmentido tal su-posicin.

    La segunda motivacin aspira a entender la razn por la cual el socialismo termi-n sucumbiendo ante el mercado y reconstituyendo el capitalismo, tras un siglo de experiencias en diferentes partes del mundo, llenas de herosmo, tenacidad, sacrificiosdetodaclase,perotambinde logrossocialesextraordinariosPor

  • INTRODUccIN 13

    qulapoblacinprefirielmododevidaoccidentalcapitalistaydesechlasven-tajas del modo de produccin socialista? Acaso esas ventajas, que satisfacan las necesidades bsicas, como empleo, educacin, salud, vivienda, transporte y esparcimiento,noconstituanunalicientesuficiente?Esposibleconsolidarelsocialismo sin democratizar las relaciones econmicas y polticas? Qu rela-cin existe entre mercado, socialismo y democracia?

    La tercera motivacin pretende revivir aquella vieja discusin sobre la necesidad y la posibilidad del socialismo en los pases tcnicamente atrasados de la periferia del sistema capitalista mundial, incluyendo no solamente la estrategia de la revo-lucin poltica, sino tambin la posibilidad de una acumulacin propia, encamina-da a la transformacin social. Tena Marx razn, en dudar de la posibilidad de la revolucin socialista en los pases tcnica y econmicamente atrasados? Estn condenados aquellos pases a recorrer y atravesar previamente la fase de la re-volucin democrtico-burguesa antes de emprender la va hacia el socialismo?

    A continuacin, ofrezco algunas hiptesis con el propsito de que sirvan de gua o punto de partida para disear una agenda que facilite un debate ms explcito y constructivo, de modo que se pueda elaborar un programa histrico que apunte a la vez al crecimiento econmico y al bienestar social, a la satisfaccin de las necesidades y de los deseos, incluyendo la garanta de las libertades polticas, sin que nadie tenga que enajenar su vida ntima o su identidad personal o grupal. Todas las hiptesis tienen como base la sospecha de que en todo intercambio mercantil, la mnima ventaja se convierte en capital para quien la usufructe a su favor,elfinaldeestacostosaecuacinadvendrcuandotodostenganigualdadde oportunidades, pero sobre todo cuando la abundancia permita una voluntad colectiva donde el tiempo libremente disponible sea mayor que el tiempo de tra-bajo necesario para la sobrevivencia o, lo que es lo igual, cuando el excedente pertenezca a toda la comunidad y sea gestionado democrticamente por toda la comunidad.

    La primera hiptesis se relaciona con la necesidad de mantener la ley del valor y las categoras mercantiles en presencia de una produccin social, tema que desarrollaremos ampliamente a lo largo del trabajo, particularmente en los apn-dices incorporados en el libro cuarto. Bien podramos prestar a carlos Marx, de quien nadie puede sospechar de querer prolongar la pesadilla del intercambio mercantil, la formulacin de esta hiptesis: An cuando desaparezca el rgimen capitalista de produccin, siempre que quede en pie la produccin social, seguir predominando la determinacin del valor, en el sentido de que la regulacin del

  • 14 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    tiempo de trabajo y la distribucin del trabajo social entre los diferentes grupos de produccin y, finalmente, la contabilidad acerca de todo esto, sern ms esen-ciales que nunca.14Qusignificaestanormaentrminosconcretosyenquforma los regmenes socialistas la rompieron? cul sera la leccin a la hora de formular o emprender una nueva estrategia? cmo eliminar el valor de cambio cuando la abundancia no est a la orden del da, ni para todo el mundo ni en todo el mundo? Paradjicamente, esta hiptesis nos obliga a encarar otra contradic-cin igualmente vlida y adems constatada, y es que mientras el socialismo repose sobre el cuerpo o el tejido del mercado, nacional o mundial, aun habiendo socializado todo el capital, la reversin de todo el proceso seguir siendo una amenaza permanente.

    La segunda hiptesis, que bien podra desprenderse de la anterior, nos llevara a pensar que si, en un rgimen de transicin, las relaciones sociales de produc-cin avanzan ms rpido que el desarrollo de las fuerzas productivas, se corre el riesgo de erosionar ambas posibilidades a travs del colapso econmico de las economas en transicin o de la renuncia a las transformaciones sociales. Dicho de otra manera, en todo rgimen orientado hacia el socialismo, independien-temente de que se haya socializado la produccin, la remuneracin al trabajo, como dijo Marx, deber hacerse bajo el lema de a cada uno segn su trabajo y no bajo la norma de a cada quien segn su necesidad; de lo contrario, bien podra perderse la batalla de la productividad y de la competitividad. La situacin puede incluso empeorar si, desde el aparato de poder, se imponen precios y se asignan recursos sin haber previamente asegurado el dominio sobre el funcio-namiento de las categoras mercantiles, lo que contribuye frecuentemente a la distorsin del mercado y la desestabilizacin econmica y poltica de la sociedad. A menudo, y por razones polticas, se ajusta la heredada economa de merca-do, distribuyendo excedentes en forma desproporcionada a la creacin de los mismos y sin que se haya garantizado la reproduccin ampliada de la econo-ma. como lo reconoci el presidente de cuba, Fidel castro, uno de los lderes de la revolucin latinoamericana: Y al no tomarse en cuenta la retribucin con arreglo al trabajo, el exceso de dinero circulante se increment notablemente ante una escasez de oferta de bienes y servicios, lo que cre las condiciones favorables y al caldo de cultivo para el ausentismo y la indisciplina laboral.15 Lo anterior guarda relacin con los agregados sociales de la economa, pero tambin con las expectativas de la gente. Desconocer el tiempo de trabajo, como

    14 carlos Marx, El capital, t.3, seccin sptima, captulo IL, p. 856, La Habana, 1986.15 Fidel castro, Informe central al Primer congreso del Pcc, cuba, 1975.

  • INTRODUccIN 15

    regulador y remunerador de la produccin y el ingreso, erosiona la movilidad social y disminuye los estmulos materiales. La solucin podra estar en combi-nar las polticas econmicas de la transicin con el margen que los individuos estn dispuestos a aceptar, lo cual est relacionado con la educacin social y las expectativas segn las circunstancias y el lugar de una formacin social determinada cuyos deseos, siempre subjetivos, son tan importantes o ms que las necesidades sociales. Aceptando esta posicin y, situados en el campo de la produccin social, podramos decir que el motor de la historia no depende solamente de la lucha poltica o cultural entre las clases, sujetos colectivos y ca-tegoras sociales que padecen la diferenciacin del sistema imperante (produc-tores, trabajadores, gneros, etnias, estratos, estatus, etc.), sino tambin de los alcances institucionales y econmicos que garantizan la reproduccin ampliada de la riqueza material, a travs de una acumulacin econmica auto-sostenida y competitiva con las economas capitalistas circundantes. ltimamente, distintos tericos y dirigentes socialistas han manifestado entender el socialismo como unarelacinmixtadeplanificacin,mercadoydemocracia,temaqueretomare-mos a lo largo del trabajo.

    La tercera hiptesis apunta a sealar el error de creer que los medios de produccin y de cambio pierden su carcter de capital al estatizarse o colectivizarse parcialmen-te. Ya haba sugerido Engels que: las fuerzas productivas no pierden su condicin de capital al convertirse en propiedad de las sociedades annimas y de los trust o en propiedad del Estado. Para que esto suceda, no hay ms que un camino: que la sociedad, abiertamente y sin rodeos, tome posesin de esas fuerzas productivas, y no admita otra direccin que la suya.16 El mismo Lenin, utilizaba el concepto de capitalismo de Estado para referirse a la experiencia de la Unin Sovitica. Hoy en-tendemos claramente que el capitalismo puede existir independientemente de que la sociedad est poblada de unidades econmicas pblicas, estatales, cooperativas o asociativas; claro est que cuanto ms sociales sean las unidades de produccin y distribucin (pblicas o privadas-colectivas), mayores facilidades tendr la plani-ficacinsobreelmercado,ascomolademocratizacinsobreladistribucin,para erosionarprogresivamentealcapitalismo,elquefinalmentedesaparecerconla desmercantilizacin generalizada. El concepto de capitalismo de Estado tiende a generar una confusin, sobre todo que en los pases capitalistas se ha acuado el concepto de capitalismo monopolista de Estado. El lector se preguntar: por qu, entonces, se le ha llamado socialismo o socialismo de Estado a las experiencias

    16 FedericoEngels,Delsocialismoutpicoalsocialismocientfico,Marx-Engels,ObrasEscogi-das, Editorial Progreso, Mosc, 1955, pp.146-147).

  • 16 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    de los pases comunistas? Hay alguna diferencia entre capitalismo monopolis-ta de Estado, capitalismo de Estado y Socialismo de Estado? Yo creo que s. El capitalismo monopolista de Estado es la utilizacin del Estado en funcin de las corporacionesfinancieras.Ahorabien,ladiferenciaentrecapitalismodeEstadoysocialismo de Estado, partiendo de que todos los medios de produccin o la mayor parte de los mismos estn en manos del Estado y al servicio de la sociedad, es que en el primer caso, la gestin est en manos de una clase poltica o conjunto de funcionarios pblicos, sin participacin de la sociedad organizada, mientras que en el segundo caso, existe una cogestin o participacin democrtica de los traba-jadores en la gestin de la economa y del Estado. como apunta Engels, cuando la sociedad gestione directamente los medios de produccin, a travs de consejos populares (soviet). No es por casualidad que a la revolucin rusa la llamaron revo-lucin socialista sovitica. Por el momento todo socialismo posible sigue siendo un rgimen en transicin entre el capitalismo y una sociedad socialista.

    Ahora las cosas y los conceptos se complican un poco ms, pues ciertos pases excomunistas han empezado a hablar y a denominarse socialismo de mercado. Quizs a eso es a lo que se refera Lenin cuando recurri no solamente a los mecanismos mercantiles, sino a buscar el auxilio de los propios capitalistas al iniciar el perodo de la Nueva Poltica Econmica (NPE). Al respecto, Lenin ex-presa: Tenemos un centenar de explotaciones, minas o bosques. No podemos explotarlo todo: no tenemos suficientes mquinas, vveres, medios de transporte. Por el mismo motivo explotamos mal las restantes empresas. Las concesiones son un pacto con los capitalistas. El concesionario es un capitalista. Dirige las empresas a la manera capitalista, con el fin de obtener ganancias extra, superga-nancias o con el fin de obtener materias primas que no podra obtener o que muy difcilmente podra obtener de otro modo.17 Quizs por eso es que Hugo chvez, presidente de Venezuela (1999-2013) y lder precursor de la revolucin bolivaria-na en ese pas, sintetiza en estas palabras el propsito de superar la contradic-cin que entraa el luchar contra las adversidades del mercado dentro del mismo campo de batalla del mercado y en medio de una economa abierta al mercado internacional: Estamos buscando un proyecto intermedio, tanto Estado como sea necesario y tanto Mercado como sea posible; vamos a gobernar con la mano invisible del mercado y con la mano visible del Estado.18

    17 V.I. Lenin, De la Nueva Poltica Econmica y sus concesiones a los capitalistas en 1921, en Obras Escogidas, tomo 3, p. 616, Editorial Progreso, Mosc, 1961.18 Hugo chvez, Discurso en la toma de posesin de la presidencia, caracas, Venezuela, 29/2/1999. Otros pensadores sealan a las grandes empresas corporativas, con mayor conciencia de clase y del proceso econmico, como otra mano visible.

  • INTRODUccIN 17

    El paso hacia un socialismo pleno slo parece tener viabilidad cuando el mercado capitalista mundial sea sustituido por la asociacin o federacin universal de los pases socialistas del mundo entero. Mientras tanto, las experiencias socialistas nacionales aisladas o las experiencias locales de economa social seguirn siendo una especie de guerrilla econmica luchando en la jungla del mercado mundial.

    La verdad es que a pesar de la experiencia inicial de la Unin Sovitica, las su-cesivas revoluciones socialistas cometieron los mismos errores al violentar las categorasmercantiles, forzar laplanificacin,subestimar lacompetenciaenelmercado mundial en la que estaban inmersos los regmenes socialistas, sosla-yando la importancia de las libertades econmicas y polticas que, aunque forma-les, todava anidan en el sistema capitalista, as como en los valores de la mayora del pueblo.

    Nosotros, sin embargo, no damos por cerrada, ni mucho menos, la discusin o la agenda del socialismo como alternativa a los problemas y causas generados por el capitalismo. consideramos necesario incorporar las experiencias anteriores y ofrecer al mismo tiempo una agenda que nos permita continuar con los debates y las experiencias en marcha. Ahora bien, el socialismo no puede detenerse en la negacin del sistema capitalista o en la crtica a las experiencias socialistas anteriores, ni limitarse a una retrica discursiva sobre un deseado y utpico punto de llegada, sino que ha de encarnarse en un proyecto consciente y cotidiano que se acompae de un horizonte y de una estrategia, un plan de trabajo y una br-jula u hoja de ruta. Y para plantear y desarrollar ese proyecto, no importa que las clases explotadas, las categoras sociales excluidas, los movimientos polticos y los movimientos sociales en general, sujetos de la transformacin, estn en la oposicin o en el gobierno. Estamos convencidos de que las posibilidades de avanzar sern mayores cuanto ms asimilemos las lecciones de la experiencia y registremos crticamente las enseanzas sobre la reversin mercantil acaecida en los pases socialistas.

    No quisiera terminar esta introduccin sin antes considerar lo que para m es la apuesta general de este ensayo, a saber la necesidad de analizar el proceso de mercantilizacin, des-mercantilizacin y re-mercantilizacin de la economa, tanto al interior de un pas como a nivel internacional. Tal propsito se habr cumplido satisfactoriamente si, a partir de los supuestos de este trabajo sobre las contradicciones del metabolismo del mercado capitalista, logremos formular y comprobarlasprincipaleshiptesisqueconfierenviabilidadaunaeconomadetransicin.

  • 18 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    Regulacin y socializacin, desmercantilizacin y democratizacin

    Dicho brevemente, la estrategia socialista apuntara en varias direcciones, entre otras: laplanificacindelmercadoy lasocializacindelcapital; ladesmercan-tilizacin de la economa y la democratizacin de la sociedad. La regulacin y socializacin del capital puede emprenderse desde el gobierno y las empresas estatales, municipales y regionales, as como desde las asociaciones de trabaja-dores-productores, conformando una gran red de trabajadores libremente aso-ciados. A su vez, la desmercantilizacin de la economa puede emprenderse directamente, produciendo bienes y servicios para ser entregados gratuitamente o indirectamente a travs de la redistribucin del ingreso momento en que el sector pblico acopia y redistribuye una parte de los excedentes previamente ge-nerados y tributados por la sociedad. Siempre en el campo econmico, el socia-lismo implica alcanzar el pleno empleo y la desmercantilizacin progresiva de la fuerza de trabajo, superando paulatinamente la divisin del trabajo, disminuyen-do el tiempo de trabajo necesario y aumentando el tiempo de trabajo disponible. No menos importante dentro de una estrategia socialista es asegurar la gestin compartida democrticamente de todos los procesos pblicos o colectivos en los mbitos econmicos, polticos y culturales.19

    a) Regulacin y socializacin del capital como forma de desmercantilizacin

    Regular la sociedad y la economa ha sido una prctica milenaria que forma parte de la pluralidad y sociabilidad del ser humano, a travs de la intervencin de una autoridad a quien se le otorga o se arroga el poder de actuar en nombre de la co-lectividad; puede ser a nivel de la familia, la comunidad, la sociedad e incluso de la humanidad entera. La regulacin de la economa puede hacerse a travs de la planificacin,perosuaccinseextiendemuchomsall,estableciendonormaspara el comportamiento social o manipulando variables econmicas: cobrar im-puestos,construirobraspblicas,acuarmoneda,fijarprecios,asignarrecursospblicos, redistribuir excedentes sociales, etctera. Las llamadas obras pblicas emprendidas por parte de un poder centralizado son tan viejas como la humani-dad misma, no existiendo modo de produccin alguno donde las mismas no se hayan llevado a cabo en diferentes escalas y modalidades, ya sean construyen-do templos o estableciendo sistemas de riego y redes de caminos, entre otros.

    19 Por regulacin entendemos la intervencin del mercado a travs de la accin social del Esta-do,losempresariosocolectivosdetrabajadoresypobladoresengeneral,conelfindealterarsufuncionamiento a favor de quien lo interviene.

  • INTRODUccIN 19

    Laregulacinylaplanificacin,sobretododesdeunapticasocialista,puedenllevarse a cabo ms fcilmente si el Estado cuenta con un bloque de empresas estatales, por lo que los reguladores socialistas han optado por la socializacin del capital.

    Socializarlaproduccinoredistribuirexcedentessignificatrasladarlapropiedad,la produccin o la gestin de los medios de produccin o de los excedentes a ma-nos de gobiernos municipales, gobiernos nacionales, organismos internaciona-les, pero tambin a manos de cooperativas o asociaciones colectivas. Socializar es una forma de desmercantilizar la economa, pues tales atribuciones, medios de produccin o bienes de consumo dejan de ser mercancas o pertenecer a pro-ductores privados y pasan a ser patrimonio de dominio, gestin y goce o acceso gratuito y universal.

    En la poca moderna, la intervencin del mercado, a travs de la regulacin y planificacindelaeconoma,lasocializacindelcapitalylaredistribucindelosexcedentes, se desarroll con las revoluciones liberales que institucionalizaron la cosa pblica (la res-pblica) desde que existen los estados-naciones, proceso de socializacin que se reactiv en toda la primera mitad del siglo XIX, impulsado por las llamadas economas de guerra, el keynesianismo surgido a raz de la gran depresin de los aos 30 y el socialismo emprendido por la socialdemocracia del norte europeo, pero sobre todo durante las revoluciones comunistas y el estable-cimiento del socialismo a lo largo de todo el siglo XX.

    Despus de la implosin del socialismo, estas economas estn siendo orienta-das hacia un socialismo de mercado, lo que parece ser una especie de economa mixta de carcter socialista. Una economa mixta de carcter socialista implica transitar progresiva y conjuntamente a travs de reformas o nuevas prcticas por un socialismo desde arriba y desde abajo. Incorporar en la agenda el socialis-modemercadonosignificahacerdelanecesidadunavirtud,sinoreconocerlacorrelacin de fuerzas existentes, entre el socialismo y el mercado, recordando que todo nuevo sistema se emprende necesariamente en el marco, nacional e internacional, del sistema anterior. Esto nos permite pensar que aun dentro del marco del viejo rgimen, en este caso del capitalismo, pueden tomarse medidas de carcter socialista. cunto tiempo le ha tomado al capitalismo alcanzar la madurez en tanto qu sistema econmico es capaz de hacerse cargo de su pro-pia reproduccin y despus de cuntas restauraciones del sistema anterior?20

    20 Un ejemplo extremo y paradjico de sistemas de transicin que conviven con variables del sistema anterior ha sido la del propio capitalismo, empezando por el pas capitalista ms desa-rrollado en el siglo XIX, como lo fueron los Estados Unidos, donde la burguesa naciente convivi

  • 20 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    El socialismo de mercado estara caracterizado, no solamente por recuperar la socializacin de los medios de produccin y de cambio, sino por la redistribucin progresiva de los excedentes en funcin del bienestar social de la poblacin, tal como se hace en los Estados de bienestar, as como por una progresiva marcha hacia la gestin econmica por parte de la comunidad, los trabajadores, consumi-dores y pobladores en general. De esta manera, el capital, en tanto que relacin social de explotacin y el poder desde arriba, debera irse disipando a travs de la gestin democrtica de los medios de produccin, la economa y la sociedad. como dira Saint-Simon, el gobierno sobre los hombres sera sustituido por la ad-ministracin de las cosas. En el socialismo de mercado, an ms que en el capi-talismo de Estado, las categoras mercantiles se mantendran hasta alcanzar los niveles de productividad y produccin de los pases capitalistas ms avanzados econmicamente (crecimiento, productividad, tecnologa), combinando o susti-tuyendo la democracia representativa con la democracia participativa y directa.

    Si bien es necesario auxiliarse de la informacin que proporciona el mercado, es menestercontarconunaestrategiaderegulacinyplanificacin,socializaciny desmercantilizacin. Debemos estar conscientes de la contradiccin inheren-te a cualquier economa en transicin, en la que ser tan difcil desarrollarse econmicamente sin apoyarse en los mecanismos del mercado, como transitar al socialismo manteniendo la beligerancia del mercado. En este sentido, puede decirse que el mercado tiene la misma funcin que la plataforma de lanzamiento de un portaviones: si bien lo necesitamos en el primer impulso para despegar, al mismo tiempo debemos procurar desprendernos o alejarnos del mismo.

    En todo caso, lo que nos interesa saber es que, tanto la regulacin como la socia-lizacin, son fenmenos inmersos en el mercado, por lo tanto su uso servir para enrumbar los procesos de discriminacin mercantil, al mismo tiempo que para cumplirconelfindedesmercantilizarlaeconoma,nodebiendoemprendersesinuna estrategia que las ubica dentro del mercado.

    b) La desmercantilizacin a travs de la redistribucin del ingreso

    Adems de la desmercantilizacin a travs de la socializacin, estatal o asocia-tiva, del capital, existe una desmercantilizacin de los bienes y servicios por la

    con relaciones esclavistas de produccin, a pesar de que siempre se ha dicho que las relaciones capitalistas de produccin se caracterizan por el intercambio entre el capital y el trabajo asalariado. Sobre el caso de modos de produccin divorciados de las relaciones de produccin que les corres-ponden, volveremos a hablar en los captulos posteriores.

  • INTRODUccIN 21

    va de la redistribucin del ingreso nacional, tal es el caso de aquellos bienes o servicios distribuidos gratuitamente por el sector pblico. Se trata de la sociali-zacin de los costos o gastos sociales llevada a cabo por el Estado, tomando excedentes de toda la sociedad, una vez que stos se hayan producido.

    Si bien la tendencia del mercado, en tanto que relacin social, apunta a la con-centracin y la exclusin, la desmercantilizacin es una forma tendiente a neutra-lizar, disminuir y erradicar la concentracin y la exclusin de la riqueza. Empresa nada fcil, esta ltima, habida cuenta de la prctica mercantil milenaria y de la importancia de la competencia (individual o grupal, deportiva o militar, poltica o ideolgica, econmica o poltica) en nuestra civilizacin. claro est que existe una gran diferencia entre la competencia en general y la competencia mercantil.

    La desmercantilizacin de los bienes o servicios de consumo pone mayor nfasis en el acceso gratuito y universal de los mismos a travs de la intermediacin del sector pblico, sean stos producidos por empresas gubernamentales, municipa-les o asociativas, o disponibles gracias a la captacin por el Estado de los exce-dentes tributarios proviniendo de todos los productores, incluyendo las empresas estatales, privadas o asociativas, tal como sucede en los llamados Estados de bienestar.

    En este punto se hace necesario optar por incrementar el peso del sector pblico con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), as como la renta tributaria como contribucin al sector pblico. De manera general, ya que habra que adecuarse a las circunstancias de cada pas, convendra asegurarse que la distribucin se estructure de manera que el sector pblico administre el 50% del PIB. Asimismo, el gasto pblico debe repartirse proporcionalmente, tomando en cuenta las si-tuacionesespecficasylasnecesidadesdecadapas:amaneradeejemplo,el50% para el sector social, el 25% para infraestructura, tecnologa y funcionarios estatales, el 15% para seguridad ciudadana y el 10% restante para amortizacin o pago de deudas. cabe sealar que en ciertas ocasiones algunos pases, de corte capitalista o socialista, ya han logrado estos porcentajes, ya sea bajo el modelo de la socialdemocracia y de los Estados de Bienestar, principalmente en Europa, ya sea bajo el modelo de los pases llamados comunistas.

    Otro indicador de importancia es el peso de la tributacin en relacin con el PIB. Las cifras actuales muestran una gran diferencia entre los pases miembros de la Organizacin para la cooperacin y el Desarrollo Econmicos (OEcD), que presentan un mayor nivel econmico y social, respecto del resto de naciones

  • 22 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    que pertenecen al llamado Tercer Mundo21. En algunos pases latinoamericanos como Mxico, Brasil o Argentina, existen indicadores cercanos a los de la OEcD, mientras en otros como Hait, Nicaragua y Bolivia, se mantienen en escalas muy bajas. Para los primeros, la carga tributaria con respecto al PIB gira alrededor del 30%, siendo los impuestos directos o sobre la renta mucho mayores que los impuestos indirectos. En cambio, para los segundos, la proporcin es al revs, lo que acrecienta fuertemente la desigualdad y constituye uno de los obstculos al desarrollo. El impuesto sobre la renta (IR) o la herencia deberan avanzar ms que el impuesto indirecto al consumo (IVA). Adems, convendra que las recau-dacionestributariasfiscalesseandecarcterprogresivo,debiendopagarmselque gana ms o tiene ms ingresos.

    Los recursos generados por esta recaudacin tributaria podran ser empleados, por ejemplo, para subsidiar las labores domsticas que desempean principal-mente lasmujeres en el hogar, a la vez que paramuchos pases significarapoder disminuir sustancialmente los gastos armamentistas. Algunos pases han implementado medidas, o las estn reivindicando, para entregar pensiones uni-versales a mujeres que trabajan en casa o para adultos mayores que no pudieron cotizarsuficientementedurantesuvidaactiva.

    Otros indicadores similares servirn para combinar la voluntad poltica con la rea-lidad, es decir, con las posibilidades y alcances de la productividad, la competitivi-dad entre clases, categoras, sujetos, sectores, regiones o pases. Lo importante es contar con una estrategia frente al mercado; de lo contrario seguiremos siendo objetos de la ciega estrategia de ste. O nosotros regulamos al mercado o el mer-cado nos regular a nosotros. La ventaja de disponer de un programa como ste es que se puede emprender por va revolucionaria o por va evolucionaria; cuando un movimiento poltico y social est en el poder o cuando est en la oposicin; adems, se puede medir de acuerdo a los indicadores econmicos y sociales ac-tuales elaborados con tal pretensin. Los movimientos polticos y sociales partirn de los indicadores econmicos y sociales actuales en cada pas, buscando como acercarse a los promedios regionales y a los ndices mayores alcanzados por un determinado pas en una regin concreta, como puede ser el caso de Amrica Latina. Tal como lo hizo la revolucin francesa, la que arranc su vida poltica

    21 como sabemos, la denominacin de Tercer Mundo, se utiliz para diferenciarlo del primer mundo desarrollado y del segundo mundo socialista. corresponde a lo que tambin se ha llamado la periferia del sistema-mundo para diferenciarlo de los centros capitalistas metropolitanos. De tal manera que a pesar de la desaparicin o debilitamiento de los regmenes socialistas, preferimos mantener el nombre, alternndolo con el de pases perifricos.

  • INTRODUccIN 23

    invocando los derechos de los ciudadanos, o como lo hace el capitalismo intere-sndose por medir el PIB o el PIB per cpita, en tanto que indicador esperado de su crecimiento propuesto, o como lo hacen los organismos internacionales que se proponen medir el ndice de Desarrollo Humano (IDH) para lograr estabilizar las sociedades.

    En realidad este ejercicio ya comenz en el seno de muchos movimientos so-ciales, partidos polticos, intelectuales y lderes polticos. En el caso de aque-llas fuerzas sociales que se proponen cambiar el mundo, no es ocioso que sus programas generales aterricen en un conjunto de indicadores o metas del mo-vimiento revolucionario: material de estudio para que el pueblo pueda expresar lo que quiere y saber por qu lucha, compromiso de los lderes polticos y socia-les, material ideolgico para avanzar en una hegemona alternativa, como fuerza ideolgica encarnndose en las masas y convirtindose en fuerza material, como la carne y energa del proyecto en marcha. Slo as un proyecto revolucionario dejar de ser mera propaganda electoral y el socialismo mera retrica anticapi-talista.

    En todo caso, vale la pena retener qu indicadores sociales alternativos como los que estamos sealando, nos permitirn adentrarnos en una cultura desmercan-tilizadora, pudiendo los mismos alcanzarse mediante luchas sociales desde la oposicin o desde instituciones tomadas por fuerzas anticapitalistas.

    En la medida que se desmercantilizan los servicios, como educacin, salud, vivienda, alimento, cultura, deporte o entretenimiento, avanzar la desmercantili-zacin de la fuerza de trabajo, pues los trabajadores podrn liberarse del tiempo de trabajo dedicado a comprar aquellos bienes o servicios. A mediano y largo pla-zo, la desmercantilizacin podr medirse, asimismo, por la duracin de la jornada laboral, la que podra rpidamente y en todo el mundo reducirse a unas 3 horas diarias o 25 horas semanales, dependiendo del grado de productividad del traba-jo, pero en condiciones de pleno empleo. En otras palabras, el tiempo disponible tender a hacerse mayor que el tiempo laboral para todas las personas y no sola-mente para los nios, jvenes y adultos mayores. La gente destinar ms tiempo para vivir que para producir valores de cambio. como deca Aristteles: La escla-vitud desaparecer cuando las hilanderas hilen solas, momento en que la ley del valor tender a desaparecer, como lo argumentara Marx en el famoso fragmento de sus Borradores sobre el maquinismo22. como sabemos, la desmercantilizacin

    22 carlos Marx, Grundrisse, t.2, pg. Op.cit., pp 227-230.

  • 24 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    por la va de la disminucin de la jornada de trabajo no depende solamente de la productividad de la economa, sino de la correlacin poltica de fuerzas entre el trabajo y el capital.

    Para aquellos lectores que les pueda parecer difcil concebir una comunidad des-mercantilizada les sugiero que piensen en esos centros juveniles o de ancianos, centros de entretenimientos o centros vacacionales, cuyo funcionamiento inter-no prescinde completamente de las relaciones mercantiles a las que estamos habituados. En muchos pases, sobre todo industrializados o donde funcion el socialismo de Estado, muchas actividades estuvieron desmercantilizadas, entre ellas las raciones de alimentos, igual que en la guerra, los servicios de educa-cin y salud, la entrada a los museos, centros deportivos, parques nacionales o zoolgicos, la educacin militar y muchos otros entretenimientos. Quisiera des-tacar la vida de un gran centro vacacional contemporneo como son los gran-des enclaves tursticos, como el de la cadena Barcel-Meli, donde ms de mil familias, despus de pagar un estipendio por entrar a vacacionar durante una semana, reciben un brazalete con el cual pueden vivir a expensa totalmente de los servicios del centro. Todos y todas tienen la misma cabina amueblada com-pletamente, con servicios de ducha caliente, aire acondicionado, televisin, etc.; acceso a los campos deportivos, piscina y centros nocturnos de recreacin; el acceso a los tres tiempos de comida y a los aperitivos que quieran, hasta saciar-se completamente. Pues bien, al interior de esos centros vacacionales reina una comunidad completamente desmercantilizada y ajena a los recuerdos del mer-cado y sus auxiliares estatales. Nadie puede comprar o vender ninguno de los bienes y servicios que consume. No hay mercado de ninguna especie. Por tanto no hay dinero ni diferenciacin alguna, pues todos tienen los mimos derechos, las mismas oportunidades. En cuanto a la variedad de bienes a consumir, como los alimentos o la recreacin, existen muchas variantes al gusto del consumidor.

    La nica actividad mercantilizada, aparte del aporte para entrar, es la que reali-zan los trabajadores del centro, pero eso tambin tiene fcil solucin. En algunos centros y albergues juveniles uno tiene que trabajar un da a la semana para compensar los servicios de la comunidad.

    claro est que en dichos centros vacacionales, los visitantes tienen que pagar una suma determinada de dinero para entrar. Pero dado el nivel de abundancia real y potencial generados por la humanidad, as como el nivel de automatiza-cin, robotizacin u oferta energtica, la humanidad ya est en capacidad de ofrecer ese nivel de vida a toda la poblacin del planeta. Lo que falta es que las

  • INTRODUccIN 25

    comunidades presionen a los gobiernos comunales, municipales, nacionales y mundiales, para que la riqueza generada por la humanidad empiece a redistri-buirse en funcin de las necesidades y deseos de ella misma.

    Efectivamente, el brazalete que el turista recibe como prueba de que pag el va-lor y precio de la entrada a ese centro vacacional, equivale o equivaldr al tiempo de trabajo de cada uno, ms el tiempo de trabajo acumulado por la sociedad o por la humanidad entera que estara disponible para los ciudadanos.

    c) La democratizacin de la poltica, la economa y la cultura

    como sealamos en los apartados anteriores, el socialismo pleno se alcanzara cuando los productores, trabajadores, pobladores o cualquier otra categora so-cial existente gestionen, asociadamente y en forma compartida, toda cosa pbli-ca y toda relacin social.

    La democracia socialista se habr logrado cuando los trabajadores y consumi-dores gestionen directa y democrticamente las unidades econmicas, es decir, sus centros de trabajo y de distribucin; cuando los estudiantes administren de-mocrticamentesuscentrosescolares;cuandolospobladoresdefinandemocr-ticamente los presupuestos municipales y cuando una poblacin educada en el socialismo decida democrticamente la distribucin del presupuesto nacional; cuando las asociaciones nacionales tomen democrticamente las riendas de las instituciones pblicas, tanto en el orden econmico como poltico; pero tambin cuando los hombres y las mujeres, en tanto que pareja amorosa, gestionen de-mocrticamente sus cuerpos y sus relaciones en funcin del amor y no de una pretendidaunidadeconmicafamiliarescenificadaporlasparejasconyugales;cuando los padres de familia dirijan los centros Infantiles, donde los nios no padezcan la desigualdad generada por la diferencia de ingresos de sus padres; cuando las comunidades indgenas administren democrticamente, no solamen-te sus comunidades y territorios, sino sus relaciones con el resto de las socieda-des que las circundan; cuando la cultura heredada de cada sociedad evolucione y se universalice de acuerdo al libre goce de su libertad, identidad e intereses compartidos; cuando las organizaciones polticas y sociales gestionen democr-ticamente su vida interna.

    La democratizacin de la poltica y de la economa es una de las asignaturas pen-dientes del socialismo. La propuesta marxista-leninista, hasta antes de la implo-sin de los regmenes socialistas y de su enrolamiento en el pluralismo poltico,

  • 26 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    haba descansado en lo que se llam la dictadura del proletariado. ciertamente, la teora se refera a una dictadura clasista como la que ejerce la burguesa en los pases capitalistas, pudiendo hablarse de dictadura democrtica de la burguesa sobre las clases subalternas o de dictadura propiamente dictatorial de la bur-guesa, ya sea sobre clases anteriores o sobre las nuevas clases subordinadas. Lo mismo pasara con la dictadura del proletariado sobre las clases dominantes anteriores, es decir, sobre los restos de la oligarqua o la burguesa, la que podr ser democrtica o dictatorial propiamente dicha. claro est que todo esto tiene sus circunstancias y por lo tanto sus momentos. Por lo general, al inicio de las revoluciones, liberales o socialistas, la constante ha sido la imposicin dictatorial por medios dictatoriales del proyecto de una clase sobre las anteriores o sobre nuevas clases o estratos de la sociedad.

    El principal terico-prctico en la historia del socialismo, como fue Lenin, conce-di igual importancia a la democracia, en cuanto a encarar los problemas polti-cos, que a las fuerzas productivas, para resolver los problemas socioeconmi-cos; tanto as que plante el socialismo como una combinacin de ambas. Su definicindelsocialismocomolasumadeSoviets+Electrificacin,siguesiendovlida hasta nuestros das; los Soviets para garantizar la democracia popular, la electrificacinparagarantizarelcrecimientoeconmico.Loprimeroparaimpedirque el nuevo poder poltico-econmico de la burocracia terminara convirtiendo la legtima dictadura de clase sobre las clases anteriores, en la ilegtima dictadura institucional o personal del gobierno sobre las nuevas clases; lo segundo para recuperar el desfase tecnolgico con respecto a Occidente.23

    En la mayora de los pases socialistas la dictadura de clase se emprendi bajo una forma autoritaria y qued en manos de la burocracia estatal y la tecnocracia de las empresas pblicas, con una reducida participacin de los trabajadores y la poblacin en general en los asuntos econmicos, polticos y culturales. La visin de un socialismo democrtico, en el que la economa y la poltica sean gestiona-das por la comunidad, requiere un entrenamiento participativo en todos los niveles de la vida en sociedad, tal como se ha venido ensayando hasta ahora en diferen-tes pases, sin tener que esperar la toma del poder por un movimiento poltico. En Europa conocimos la experiencia del socialismo de Yugoslavia. All, la mayora de las empresas estaban entonces gestionadas por los trabajadores y las distintas

    23 como sabemos y explicaremos en el cuerpo de este trabajo, las circunstancias en que evo-lucion el proceso, es decir las reformas de la Nueva Poltica Econmica (NEP) en 1921, la des-estalinizacin en 1953 y la Perestroika en 1989 no terminaron de la mejor manera, a pesar de los extraordinarios avances en aspectos vinculados con el crecimiento y la justicia social.

  • INTRODUccIN 27

    federaciones nacionales se turnaban para presidir todo el Estado plurinacional.24 En Amrica Latina existen ricas experiencias socialistas de carcter asociativo y autogestionario que han intentado y estn intentando transitar por una orienta-cin ms democrtica y comunitaria, es decir, asociativa y autogestionaria. Tal experiencia tiene sus mejores antecedentes en la revolucin chilena de Salva-dor Allende, la revolucin sandinista en Nicaragua y las actuales revoluciones bolivarianas, incluyendo la revolucin cubana.25 Estas experiencias van desde la cogestin o gestin obrera en los centros laborales, comits de gestin en los centros institucionales, comits populares municipales y cooperativas, consejos ciudadanos, comunidades indgenas, movimientos sociales, sindicatos o gremios con prcticas democrticas en la toma de decisiones, hasta las recientes expe-riencias de economa social.26 Es posible que los tiempos nos agobien o mermen nuestro optimismo, pero es preciso recordar que a pesar de sus ms de doscien-tos aos de existencia, la democracia burguesa no ha eliminado totalmente la es-clavitud, como se desprende de las cifras sobre la trata de mujeres. Por otro lado, la democracia occidental tampoco se ha vacunado contra peridicas dictaduras, fascismos o guerras imperialistas impunes, las que castigan frecuentemente a un sinnmero de naciones.

    Finalmente,podemosafirmarque,lejosdeserunlastreparalaplanificacincen-tralizada, la democracia puede convertirse en un valor agregado que facilita tanto la colaboracin productiva de los trabajadores y de los pequeos productores, a travs de la asociatividad, como la apropiacin del modelo por toda la comuni-dad. Este tema reviste suma importancia en aquellos pases donde los procesos de transformacin incluyen el pluralismo poltico y la democratizacin de la socie-dad27. Hasta los mismos obstculos generados por la presencia de las categoras mercantiles pueden paliarse a travs de la participacin de los trabajadores en la programacin presupuestaria. Ernest Mandel, crtico del socialismo de Estado,

    24 En el captulo III se presenta la experiencia yugoslava.25 El lema de la revolucin sandinista de los aos 80, que analizaremos en el captulo IV, re-zaba: Economa Mixta, Pluralismo Poltico y No Alineamiento. Sobre el modelo de las actuales revoluciones bolivarianas, habra que remitirse igualmente al captulo IV, en el que se evidencia el carcter comunitario de estas revoluciones, principalmente en Ecuador y Bolivia.26 En el libro tercero se dedica una seccin especial al concepto y la prctica de la economa so-cial.27 Afinalesdelsiglopasadoseiniciaronexperienciasrevolucionariasdondesecombinlavo-cacin socialista con la democracia representativa. En Amrica Latina destacaron los casos de chile en 1970 y de Nicaragua en 1979. Vase: Orlando Nez y Roger Burbach, Democracia y Revolucin en las Amricas, Editorial Vanguardia, Nicaragua, 1986.

  • 28 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    afirma:La sobrevivencia de categoras de mercado y monetarias se hace inevi-table durante el periodo de transicin del capitalismo al socialismo. Sin embargo, esto no es cierto para los servicios; en este dominio, de acuerdo con los recursos que tiene la sociedad y que puede proporcionar, la distribucin se puede hacer basndose en la salud, la educacin, los transportes pblicos, la electricidad, el gas o la vivienda. Sin embargo, los mecanismos de mercado no son los nicos ni siquiera los principales instrumentos que el plan puede utilizar para alcanzar sus objetivos. Los clculos econmicos, las consultas directas a los consumidores, las discusiones en asambleas populares pueden utilizarse con el mismo objeto de equilibrar la oferta y la demanda. 28

    A nivel internacional, el socialismo slo puede avanzar liberando a las naciones proletarizadas de la hegemona del imperialismo, caracterizado ste por el poder de las potencias imperiales y las grandes corporaciones mundiales. Simultnea-mente, las naciones descolonizadas o desimperializadas formaran federaciones regionales, en las que el intercambio se regira por la complementariedad y la solidaridad. Dicho de otro modo, un programa socialista, dadas las condiciones actuales, deber incluir una agenda internacional que permita al pas escapar de las redes del imperialismo e ingresar en las redes de las federaciones regionales e internacionales, basadas en relaciones de cooperacin. En la poca anterior fue decisiva la conformacin de un bloque socialista conformado por lo que se conoci como la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS); una coa-licin estratgica, tanto para los propios pases del bloque sovitico, como para lasrevolucionesdeliberacinnacionalconvocacinsocialistaqueflorecieronentodas las reas de la periferia capitalista. En esta segunda etapa existen muchas experiencias que ilustran lo estratgico de dichas conformaciones regionales; tal es el caso, por ejemplo, para Amrica Latina, del bloque de Petrocaribe, el que estrena en el siglo XXI una verdadera relacin de economas que funcionan bajo el principio de la solidaridad y de la complementariedad29.

    Por lo anteriormente dicho, conviene agregar, como principio y pilar de cualquier agenda socialista, la soberana nacional de los pases que padecen la dictadu-ra imperial, pues, como lo expresa Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua:

    28 Ernest Mandel, Ensayos sobre el neocapitalismo, t.3, Editorial Era, Mxico. 1974, pp. 214 y 2191. 29 Petrocaribe es un bloque de pases de alrededor de 20 naciones del caribe, donde Venezuela intercambia petrleo por alimentos con los pases centroamericanos y caribeos. Realmente fun-ciona como una gran cooperativa grannacional, apelativo que se utiliza para diferenciarlo de las empresas transnacionales.

  • INTRODUccIN 29

    La fuerza que envuelve, todava, nuestro planeta es la tirana del capitalismo global.30 Emanciparse de esa tirana slo puede lograrse, al menos en el Tercer Mundo, a travs de alianzas y formacin de bloques regionales. En el caso de la regin latinoamericana, la experiencia muestra que la soberana de cada nacin latino-americana-caribea slo ser posible a travs de la soberana de toda Amrica Latina31.

    En todo caso, vale la pena hacer un balance de las formas democrticas, tanto en los pases socialistas, como en los pases capitalistas, tanto en el campo poltico como social, econmico y cultural. Todo parece indicar, a la luz de las experien-cias, que un crecimiento sin igualdad o una democracia poltica sin justicia social nos retrotrae a una sociedad de estilo ateniense, es decir una organizacin social en la que slo un pequeo nmero de ciudadanos goza de plena democracia y bienestar, mientras que la gran mayora llmense esclavos, mujeres, metecos o extranjeros, como sucede hoy en el capitalismo est totalmente excluida de los derechos y las oportunidades. En cambio, una sociedad con una administracin tutelada por aparatos de poder, en la que existe igualdad de oportunidades para sobrevivir, pero pocas posibilidades polticas para la mayora de la poblacin de participar y tomar decisiones, recuerda el estilo espartano; modelo que prevaleci en gran parte de los pases socialistas, siendo llevado al extremo en camboya y corea del Norte32. Por otra parte, cualquier rgimen poltico de corte progresista, con algn grado de proteccin social asistencialista, pero sin crecimiento, pro-ductividad ni competitividad, y por ende encaminado a la penuria y precariedad, se asemeja a una familia responsable y solidaria internamente, pero empobreci-da; tal es lo que sucede en muchos pases progresistas o izquierdistas del Tercer Mundo. Finalmente, un pas metropolitano en el que en la mayor parte del tiempo reina el crecimiento, la democracia y el bienestar social, y cuyos miembros gozan de similares derechos y relativa igualdad de oportunidades, pero a costa del pillaje a poblaciones del exterior, se emparenta con los antiguos imperios que

    30 Daniel Ortega, Discurso pronunciado ante los Partidos Polticos de Izquierda (Foro de Sao Pablo) de Amrica Latina, Managua, Nicaragua, 20/2/2014.31 En el caso de Amrica Latina y a inicios del siglo XXI se ha avanzado en la integracin regio-nal a partir de las experiencias de la Unin de Naciones del Sur (UNASUR) y de la comunidad de Estados Latinoamericanos (cELAc).32 Las libertades cvico-polticas y la democracia poltica, social y econmica son temas que la izquierda ha mantenido fuera de la agenda de la revolucin y el socialismo, dejando de este modo a la derecha un espacio que se ha revelado importantsimo en la lucha por la hegemona entre el capitalismo y el socialismo.

  • 30 EL METABOLISMO DEL MERcADO Regulacin-Socializacin-Desmercantilizacin

    concedan muchas prerrogativas a sus ciudadanos, pero a costa de la expolia-cin de lo que consideraban su periferia.

    Conclusiones preliminares

    En este apartado presentaremos algunas constataciones o resultados que pro-vienentantodelacomprobacinomodificacindealgunastesis,comodeloshallazgos resultantes del proceso de anlisis. La autocrtica de numerosos diri-gentes de diversos y diferentes regmenes socialistas, as como el tratamiento que muchos analistas le han dado a los temas tratados en este trabajo me exi-men de pretender hacer profecas del pasado; espero, sin embargo, que este trabajo contribuya a sistematizar las lecciones extradas de las experiencias y a alimentar el debate, que en mi opinin es esencial mantener abierto, sobre las posibilidades de seguir avanzando por la sendas del socialismo. A continuacin, enuncio algunas constataciones que expresan sintticamente las limitaciones, contradicciones o errores del socialismo durante el siglo pasado y a comienzos de este siglo.

    1. Limitaciones del socialismo en un solo pas, habida cuenta de la fuerza que tiene el mercado mundial, lugar obligado para intercambiar mercancas, a tra-vs del comercio exterior, es decir, de las obligadas importaciones y exporta-ciones que un pas socialista tiene que mantener con el entorno del mercado capitalista mundial.

    2. Tendencia del socialismo a centrar el anlisis y el seguimiento de las medidas de polticas econmicas alrededor del capital, descuidando las implicancias observadas desde el mercado, interior y exterior, abandonando, sobre todo al inicio, el uso de las categoras mercantiles33, creyendo que la sola estatiza-cin de los bienes de capital bastara para eliminar la ley del valor y, por ende, soslayando el apoyo que puede obtenerse del manejo apropiado de las cate-goras mercantiles.34

    33 Por su formacin marxista, los socialistas tendieron a conferir mayor importancia al capital quealmercado,unadeficienciaarrastradadesdelosclsicosdelmarxismo.34 Estedesaciertosehamanifestadoeneldescuido,oelexceso,alahoradefijarycontrolarlosprecios del mercado. Todo precio de mercado tiene un lmite inferior, que es el costo de produccin (amortizacin del capital y de los salarios) ms una ganancia media proporcional al capital aportado; asimismo, existe un lmite superior, condicionado por la demanda efectiva o la capacidad adquisitiva delosdiferentessectores.Violentaresaregulacin,queesproductodelacompetenciadeinfinitas

  • INTRODUccIN 31

    3. Subestimacin por parte del socialismo de la importancia que tiene la cul-tura fetichista de mercado, no solamente en relacin con la produccin, la competencia y la productividad, sino tambin respecto a las ilusiones de las masas respecto al consumo y a la participacin en la vida poltica, inclu-yendo la influencia del dinero en los deseos subjetivos de lasmultitudes,an empobrecidas. Dicho de otro modo, el socialismo centr su atencin en el anlisis y tratamiento del valor de cambio de las mercancas, d