El Marxismo y La Cuestión Nacional Alan Wood Ted Grant

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El marxismo y la cuestión nacional Escrito por Alan Woods y Ted Grant La cuestión de las nacionalidades -la opresión de las naciones y las minorías nacionales- es una de las características del imperialismo desde su nacimiento hasta la actualidad y siempre ha ocupado un lugar central en la teoría marxista. Escrito en el año 2000, en este largo texto, Alan Woods y Ted Grant realizan un amplio recorrido histórico sintetizando la posición del marxismo sobre la cuestión nacional, en una exposición que abarca desde el siglo XIX hasta la actualidad. Alan y Ted también advierten a lo largo de su trabajo de las desviaciones y falsas interpretaciones que se han hecho del problema nacional, en nombre del marxismo. Un texto imprescindible. INDICE 1. INTRODUCCIÓN 2. PRIMERA PARTE: LA CUESTIÓN NACIONAL EN LA HISTORIA 3. SEGUNDA PARTE: MARX, ENGELS Y LA CUESTIÓN NACIONAL 4. TERCERA PARTE: LENIN Y LA CUESTIÓN NACIONAL 5. CUARTA PARTE: LA CUESTIÓN NACIONAL DESPUÉS DE OCTUBRE 1

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El marxismo y la cuestin nacionalEscrito por Alan Woods y Ted Grant

La cuestin de las nacionalidades -la opresin de las naciones y las minoras nacionales- es una de las caractersticas del imperialismo desde su nacimiento hasta la actualidad y siempre ha ocupado un lugar central en la teora marxista. Escrito en el ao 2000, en este largo texto, Alan Woods y Ted Grant realizan un amplio recorrido histrico sintetizando la posicin del marxismo sobre la cuestin nacional, en una exposicin que abarca desde el siglo XIX hasta la actualidad. Alan y Ted tambin advierten a lo largo de su trabajo de las desviaciones y falsas interpretaciones que se han hecho del problema nacional, en nombre del marxismo. Un texto imprescindible.INDICE1. INTRODUCCIN2. PRIMERA PARTE: LA CUESTIN NACIONAL EN LA HISTORIA3. SEGUNDA PARTE: MARX, ENGELS Y LA CUESTIN NACIONAL4. TERCERA PARTE: LENIN Y LA CUESTIN NACIONAL5. CUARTA PARTE: LA CUESTIN NACIONAL DESPUS DE OCTUBRE6. QUINTA PARTE: EL ESTADO NACIONAL HOY

INTRODUCCIN La cuestin de las nacionalidades -la opresin de las naciones y las minoras nacionales- es una de las caractersticas del imperialismo desde su nacimiento hasta la actualidad y siempre ha ocupado un lugar central en la teora marxista. En particular, los escritos de Lenin se ocupan con gran detalle de este problema tan importante, y todava nos siguen proporcionando una base slida para abordar este tema tan explosivo y complicado. Si los Bolcheviques no hubieran tratado el tema correctamente nunca habran conseguido tomar el poder en 1917. Slo situndose a la cabeza de las capas oprimidas de la sociedad consiguieron unir al proletariado bajo la bandera del socialismo y reunir las fuerzas necesarias para derrocar el dominio de los opresores. De no haber apreciado correctamente los problemas y aspiraciones de las nacionalidades oprimidas del imperio zarista, la lucha revolucionaria del proletariado no habra triunfado. Las dos barreras para el progreso humano son por un lado la propiedad privada de los medios de produccin y por el otro el estado nacional. Pero mientras que la primera parte de esta ecuacin est suficientemente clara, a la segunda no se le ha prestado la debida atencin. Hoy en la poca de decadencia imperialista, cuando las contradicciones latentes de un sistema socioeconmico moribundo han alcanzado unos lmites insoportables, la cuestin nacional surge una vez ms en todas partes, con consecuencias an ms trgicas y sangrientas. Lejos de solucionarse, ha regresado a sus orgenes, a una fase antigua del desarrollo humano y ha adquirido una forma particularmente virulenta y venenosa que amenaza con arrastrar a todas las naciones al barbarismo. Resolver este problema es una condicin previa y necesaria para el triunfo del socialismo a escala mundial.Ningn pas -ni los estados ms grandes y poderosos- pueden resistir el aplastante dominio del mercado mundial. El fenmeno que la burguesa describe como globalizacin, previsto por Marx y Engels hace 150 aos, ahora se revela casi en condiciones de laboratorio. Desde la Segunda Guerra Mundial, en particular durante los ltimos veinte aos, se ha intensificado de manera colosal la divisin internacional del trabajo y se ha producido un enorme desarrollo del comercio mundial, alcanzando un grado que ni Marx ni Engels pudieron imaginar. La interpenetracin de la economa mundial ha alcanzado un nivel nunca visto antes en la historia humana. En s mismo ste es un acontecimiento progresista que refleja la existencia ya de las condiciones materiales para el socialismo mundial. El control de la economa mundial est en manos de las doscientas empresas internacionales ms grandes. La concentracin de capital ha alcanzado proporciones asombrosas. Cada da las transacciones internacionales mueven en el mundo 1,3 billones de dlares, el setenta por ciento de stas se realizan entre las multinacionales. Se gastan vastas sumas dinero para concentrar un poder inimaginable en cada vez menos empresas. Se comportan como canbales feroces e insaciables, devorndose unos a otros a la caza de un beneficio cada vez mayor. En esta orga canibalstica la clase obrera siempre pierde. Nada ms producirse una fusin, la direccin anuncia nuevos despidos y cierres, una presin implacable sobre los trabajadores para incrementar los mrgenes de beneficio, los dividendos y los salarios de los ejecutivos. En este contexto el libro de Lenin, "El imperialismo: fase superior del capitalismo", tiene cada vez ms vigencia y actualidad. Lenin explicaba que el imperialismo es el capitalismo de la poca de los grandes monopolios y los trusts. Pero el grado de monopolizacin de los das de Lenin parece un juego de nios comparado con la situacin actual. En 1999 el nmero de absorciones internacionales fue de 5.100. El valor de las transacciones alcanz el record de 798.000 millones de dlares. Con estas asombrosas sumas se podran resolver los problemas ms acuciantes del planeta, la pobreza, el analfabetismo y la enfermedad. Pero eso presupone la existencia de un sistema racional de produccin en el que las necesidades de la mayora tengan preferencia sobre los beneficios de una minora. El poder colosal de las gigantescas multinacionales, cada vez ms fusionadas con el estado capitalista, crean un fenmeno que el socilogo norteamericano Wright-Mills califica de "complejo industrial - militar", y que ejerce un dominio sobre el mundo jams visto en la historia. Aqu vemos una gran contradiccin. Los apologistas burgueses del capitalismo y los de la pequea burguesa en particular, afirman que la globalizacin ha conseguido que el estado nacional carezca ya de importancia. Esto no es nuevo. Es el mismo argumento de Kautsky durante la Primera Guerra Mundial (la llamada teora del "ultra imperialismo"), y defenda que el desarrollo del capitalismo monopolista y del imperialismo de a poco eliminaran las contradicciones del capitalismo. Ya no habra mas guerras porque el propio desarrollo del capitalismo convertira al estado nacional en algo superfluo. La misma teora que hoy defienden tericos revisionistas como Eric Hobsbawn en Gran Bretaa. Este antiguo estalinista que ahora est en el ala de derecha del laborismo dice que el estado nacional fue un perodo transitorio de la historia humana y que ya est superado. Los economistas burgueses siempre han defendido este argumento. Intentan eliminar la contradiccin inherente al sistema capitalista sencillamente negando su existencia. Y es precisamente ahora, en el momento en que el mercado mundial se ha convertido en la fuerza dominante del planeta, cuando los antagonismos nacionales en todas partes estn adquiriendo un carcter ms violento y la cuestin nacional lejos de desaparecer, adopta un carcter particularmente venenoso e intenso. Con el desarrollo del imperialismo y del capitalismo monopolista, el sistema capitalista ha conseguido superar los estrechos lmites de la propiedad privada y del estado nacional que hoy juegan prcticamente el mismo papel que jugaron los pequeos principados y estados locales en el perodo previo al surgimiento del capitalismo. Durante la Primera Guerra Mundial Lenin escriba: "El imperialismo es la fase superior del desarrollo del capitalismo. En los pases adelantados, el capital sobrepas los marcos de los Estados nacionales y coloc al monopolio en el lugar de la competencia, creando todas las premisas objetivas para la realizacin del socialismo". (Lenin. La revolucin socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminacin. Pekn. Ediciones en Lenguas Extranjeras. 1974. Pg. 1). Quien no comprenda esta verdad elemental no slo ser incapaz de comprender la cuestin nacional, tampoco comprender el resto de las caractersticas ms importantes de la poca actual.La historia de los ltimos cien aos se ha caracterizado por la rebelin de las fuerzas productivas contra los estrechos confines del estado nacional. Despus llega la economa mundial -y con ella las crisis y las guerras mundiales-. Vemos entonces que el cuadro pintado por el Profesor Hobsbawn, un mundo en el que se han eliminado las contradicciones nacionales, es pura imaginacin. La realidad es exactamente la contraria. Con la crisis general del capitalismo la cuestin nacional no slo afecta a los pases ex coloniales, tambin empieza ya a perturbar a los pases capitalistas desarrollados, incluso en lugares donde ya pareca estar solucionado. Blgica -uno de los pases ms desarrollados de Europa- , sufre el conflicto entre Valones y Flamencos, ste ha adquirido un carcter tan violento que en determinadas circunstancias puede llevar a la ruptura del pas. En Chipre los antagonismos nacionales entre griegos y turcos amplan el conflicto alcanzando incluso a Grecia y Turqua. Hace poco la cuestin nacional en los Balcanes ha llevado a Europa al borde de la guerra. En EEUU est el problema del racismo contra los negros y tambin los hispanos. En Alemania, Francia y otros pases presenciamos la discriminacin y los ataques racistas contra los inmigrantes. En la antigua Unin sovitica la cuestin nacional ha originado un caos sangriento de guerras en un pas tras otro. En Gran Bretaa, pas donde el capitalismo lleva ms tiempo de existencia, el problema nacional sigue sin resolver, no slo en Irlanda del Norte, sino tambin en Gales y Escocia. En el Estado espaol tenemos la cuestin de Euskadi, Catalua y Galicia. Pero el caso ms extraordinario es que ms de cien aos despus de la unificacin de Italia, la Liga del Norte defiende la consigna reaccionaria de dividir Italia y para ello se basan en la autodeterminacin del Norte ("Padania"). La conclusin es inexorable. Ignorar el problema nacional es peligroso. Para transformar la sociedad es imperativo mantener una postura escrupulosa, clara y correcta sobre este tema. Con este objetivo nos dirigimos a los jvenes y trabajadores, a la base de los Partidos Comunistas y Socialistas que deseen comprender las ideas del marxismo para luchar para cambiar la sociedad. A ellos va dedicada esta obra. PRIMERA PARTE: LA CUESTIN NACIONAL EN LA HISTORIA Si prescindimos de la lucha de los Pases Bajos por su independencia y del destino de la Inglaterra insular, la poca de la formacin de las naciones burguesas en Europa Occidental comienza con la gran Revolucin Francesa y en lo esencial concluye casi un siglo despus, al constituirse el Imperio Alemn. (Trotsky. Historia de la Revolucin Rusa. Madrid. Zyx. Pg. 315. Vol. 1) Aunque la mayora de las personas creen que el estado nacional es algo natural, y por lo tanto enraizado en un pasado lejano o en la sangre y en el alma de hombres y mujeres, en realidad es una creacin relativamente moderna, en concreto de los ltimos doscientos aos. Las nicas excepciones seran Holanda, aqu la revolucin burguesa del siglo XVI adopt la forma de una guerra de liberacin nacional contra Espaa, e Inglaterra debido a su posicin nica como un reino insular donde el desarrollo capitalista aconteci antes que en el resto de Europa (desde finales del siglo XIV en adelante). Antes no existan naciones, slo tribus, ciudadesestado e imperios. Desde un punto de vista cientfico es incorrecto calificar a estos ltimos como "naciones", algo que se hace con frecuencia. Un autor nacionalista gals incluso hablaba de la "nacin galesa" -antes de la invasin romana de Gran Bretaa!- . Los galeses en aquella poca era una aglomeracin de tribus, no diferentes a otras tribus que habitaban en lo que ahora se conoce como Inglaterra. Es un rasgo pernicioso de los escritores nacionalistas que intentan dar la impresin de que "la nacin" (en especial "su nacin") siempre ha existido. En realidad el estado nacional es una entidad que evoluciona histricamente. No siempre existi, ni siempre existir.El estado nacional es un producto del capitalismo. Lo cre la burguesa porque necesitaba un mercado nacional. Necesitaba romper las restricciones locales, la existencia de pequeas reas locales con sus impuestos, peajes, sistemas de monedas, pesos y medidas separados. El siguiente extracto de Robert Heilbroner ilustra grficamente este hecho, en l describe un da en la vida de un comerciante alemn en 1550:"Andreas Ryff, un comerciante barbudo y con abrigo de pieles, regresaba a su casa en Badn; escriba a su esposa y le deca que haba visitado treinta mercados y estaba preocupado. Incluso le preocupaban an ms las molestias de la poca; cuando viaja se tiene que detener cada diez millas aproximadamente, para pagar los peajes habituales; entre Basle y Colonia ha tenido que pagar treinta y un impuestos. Y aqu no acaba todo. Cada comunidad que l visitaba tena su propia moneda, sus propias leyes y reglas, su propia ley y orden. Slo en el rea circundante a Badn existan 112 medidas de longitud diferentes, 92 medidas de superficie de cereales y 123 de lquidos, 63 de licores, y 80 de peso". (R. Heilbroner. The Worldly Philosophers. Pg. 22). La eliminacin de estos particularismos locales fue un paso de gigante en esa poca. La unificacin de las fuerzas productivas en un estado nacional fue una tarea histrica progresista de la burguesa. La base de esta revolucin ya estaba presente a finales de la Edad Media, en el perodo de declive del feudalismo y ascenso de la burguesa. Las ciudades, de a poco, conseguan hacer valer sus derechos. Los reyes medievales necesitaban dinero para sus guerras y para ello se vean obligados a apoyarse en la naciente clase de comerciantes y banqueros, como los Fuggers o los Mdicis. Pero todava no haba llegado la hora de la economa de mercado. Slo exista la forma embrionaria del capitalismo caracterizada por la produccin a pequea escala y mercados locales. Todava no se poda hablar propiamente del mercado o del estado nacional. A grandes rasgos ya estaban presentes los elementos que haran posible el surgimiento de algunos estados europeos modernos, aunque todava estaban en una etapa embrionaria. Francia toma forma de a poco, fruto de la Guerra de los Cien Aos contra Inglaterra, pero estas luchas todava tenan un carcter ms feudal y dinstico que nacional. Los soldados que luchaban en esta guerra tenan ms lealtad hacia su seor local que al rey de Francia, y a pesar de la existencia de un territorio e idioma comn, se consideraban Bretones, Borgoeses o Gascones en lugar de Franceses. Poco a poco, en un perodo que dur varios siglos, surge la autntica conciencia nacional. Este proceso transcurre paralelo al ascenso del capitalismo, la economa monetaria y el surgimiento gradual del mercado nacional, representado en el comercio de lana en Inglaterra a finales de la Edad Media. La decadencia del feudalismo y el ascenso de las monarquas absolutistas que, en su propio inters estimulaban a la burguesa, aceleraron este proceso. Como seala Robert Heilbroner:"Primero fue el surgimiento progresivo de las unidades polticas nacionales en Europa. Debido a las guerras campesinas y de conquista Real, el primitivo feudalismo aislado dara lugar a las monarquas centralizadas. Y con las monarquas lleg el surgimiento del espritu nacional; a su vez esto conllevaba la proteccin Real de las industrias favorecidas, como ocurri con los grandes centros tapiceros franceses, y el desarrollo de armadas y ejrcitos con todas sus industrias satlites necesarias. La infinidad de leyes y regulaciones que atormentaban a Andreas Ryff y a los comerciantes viajeros del siglo XVI se transformaron en las leyes nacionales, en medidas y patrones monetarios ms o menos comunes". (Ibd.. Pg. 34). La cuestin nacional desde un punto de vista histrico, est relacionada con el perodo de la revolucin democrtico burguesa. En el sentido estricto de la palabra, la cuestin nacional no forma parte del programa socialista, la burguesa en su lucha contra el feudalismo tendra que haberla superado. Fue la burguesa la que primero cre el estado nacional. La formacin del estado nacional en su da, fue un acontecimiento tremendamente revolucionario y progresista. No se consigui por medios pacficos y sin lucha. La primera nacin europea como tal -Holanda- , se form en el siglo XVI fruto de una revolucin burguesa que tom la forma de una guerra revolucionaria de liberacin nacional contra el imperialismo espaol. EEUU surge como nacin en el siglo XVIII basndose en una guerra revolucionaria de liberacin nacional y se consolida como tal en una sangrienta guerra civil en la dcada de 1860. En Italia tambin se consigui con una guerra de independencia nacional. La unificacin de Alemania -una tarea progresista en su poca- la llev adelante el Junker Bismarck por medios reaccionarios, basndose en una guerra y una poltica de "sangre y hierro".

La Revolucin FrancesaLa formacin de los estados nacionales europeos modernos (excepto Holanda e Inglaterra) comenz con la Revolucin Francesa. Hasta ese momento la nocin de estado nacional era idntico al de monarqua. La nacin era propiedad del soberano reinante. Esta forma legal anticuada, herencia directa del feudalismo, entraba en conflicto con las nuevas relaciones surgidas del ascenso de la burguesa. Para conquistar el poder la burguesa tuvo que ponerse a la cabeza como representante del pueblo, es decir, de la Nacin. Como dijo Robespierre: "En los estados aristocrticos la palabra patria [nacin] carece de significado, excepto para las familias patricias que mantienen secuestrada la soberana. Slo con la democracia, el estado se convierte realmente en la patria de todos los individuos que lo componen". (Citado por E. H. Carr. The Bolshevik Revolution. Vol. 1. Pg. 414). El primer principio de la Revolucin Francesa fue la centralizacin implacable. Fue la condicin previa para alcanzar el xito en su lucha de vida o muerte contra el antiguo rgimen que contaba con el respaldo de toda Europa. Bajo la bandera de "una Repblica unida e indivisible", la revolucin uni por primera vez a Francia en una nacin, elimin todos los particularismos y separatismos locales de Bretones, Normandos y Provenzales. La otra alternativa era la desintegracin y la muerte de la revolucin. La lucha sangrienta en la Vende, no slo fue una guerra contra el separatismo, tambin lo fue contra la reaccin feudal. El derrocamiento de los Borbones dio un poderoso impulso al espritu nacional en toda Europa. Al principio, el ejemplo de un pueblo revolucionario que haba conseguido derrocar a la vieja monarqua feudal fue la inspiracin y el ejemplo de las fuerzas progresistas y revolucionarias de toda Europa. Despus, los ejrcitos revolucionarios de la repblica francesa se veran obligados a la lucha ofensiva contra la unin de todas las fuerzas europeas dirigidas por Inglaterra y el zarismo ruso que queran acabar con la revolucin. Con las armas en la mano, consiguieron una hazaa prodigiosa, las fuerzas revolucionarias hicieron retroceder a la reaccin en todos los frentes, y revelaron al asombrado mundo el poder de un pueblo revolucionario y una nacin en armas.Los revolucionarios llevaron el espritu de la revolucin a todos los rincones del continente, y adems llevaban el mensaje revolucionario a los territorios que ocupaban. En la fase ascendente de la revolucin, los ejrcitos de la Convencin Francesa aparecan ante los pueblos de Europa como los libertadores. Para triunfar en esta lucha titnica contra el viejo orden, tenan que apelar a las masas para que llevaran adelante las mismas transformaciones revolucionarias de Francia. Esta era una guerra revolucionaria. Hasta entonces no haba ocurrido nada parecido. En las colonias francesas se aboli la esclavitud. El mensaje revolucionario de la Declaracin de los Derechos del Hombre lleg a todas partes anunciando el fin de la opresin feudal y monrquica. Como seala David Thompson:"A ellos [los franceses] los ayudaban los nativos y con ello conseguan que a menudo fuera bienvenido el aspecto destructivo de su tarea. Slo cuando los pueblos vean a sus amos franceses igual de exigentes que sus antiguos gobernantes, se daban cuenta de la necesidad del autogobierno. La idea de que la "soberana" del pueblo debera llevar a la independencia nacional fue el resultado directo de la ocupacin francesa. De la idea de eliminar los privilegios y derechos universales, surga esta nueva demanda como resultado de las conquistas. Los revolucionarios franceses queran extender el liberalismo, pero al final slo conseguan crear el nacionalismo". (David Thompson. Europe since Napoleon. Pg. 50). El agotamiento y la decadencia de la Revolucin Francesa desemboc en la dictadura de Napolen Bonaparte, de la misma forma que la degeneracin del estado obrero ruso aislado, termin en la dictadura bonapartista proletaria de Stalin. El mensaje revolucionario y democrtico original, fue deformado por las ambiciones dinsticas e imperiales de Napolen, que resultara fatal para Francia. Sin embargo, incluso bajo Napolen, aunque de forma distorsionada, persistan algunas de las conquistas de la revolucin y se extendan a los territorios europeos ocupados por Francia, con resultados revolucionarios, en especial en Alemania e Italia. "Sus xitos ms destructivos se encontraban entre los mas permanentes. Napolen extendi y perpetu los efectos de la Revolucin Francesa, acab con el feudalismo en los Pases Bajos y en la mayor parte de Alemania e Italia. El feudalismo estaba acabado como sistema legal -la jurisdiccin nobiliaria sobre los campesinos- , y como sistema econmico -los campesinos pobres tenan que pagar rentas feudales a los nobles- , aunque a menudo fue compensado e indemnizado. Las pretensiones de la Iglesia nunca fueron admitidas y se adapt a esta reorganizacin. Las clases medias y los campesinos, igual que los nobles, eran sbditos del estado, todos sujetos por igual a pagar impuestos. La leva, la recaudacin de impuestos era ms equitativa y eficiente. Los viejos gremios y las oligarquas urbanas fueron abolidos; los aranceles internos se eliminaron. En todas partes exista mayor igualdad (...). En toda Europa comenz una poca de modernizacin a raz de las conquistas napolenicas. Sus intentos violentos de conquistar Europa Occidental y crear un bloque servil de territorios anexionados o satlites tuvo xito, al menos, al sacudir y liberarse de los anticuados privilegios y jurisdicciones, de las cansadas divisiones territoriales. La mayora de las que se eliminaron no fueron restauradas". (Ibd.. Pg. 67).Pero el dominio napolenico tambin supuso inconvenientes. Para no imponer duros impuestos en Francia, Bonaparte los impona en los territorios conquistados. Y a pesar de todos los avances sociales, el dominio francs era el dominio extranjero. Robespierre tena razn al decir que a nadie le gustan los misioneros con bayonetas. La invasin francesa inevitablemente gener una oposicin que adopt la forma de guerra de liberacin nacional que terminara por socavar los primeros triunfos. La derrota de Napolen en las heladas estepas de Rusia y la destruccin del ejrcito francs sirvi de seal para una oleada de alzamientos nacionales contra los franceses. En Prusia toda la nacin se levant y oblig a Federico Guillermo III a declarar la guerra contra Napolen. Del caos sangriento de las guerras napolenicas y la subsiguiente divisin de los vencedores surgieron la mayora de los estados modernos de Europa que hoy en da conocemos.

La cuestin nacional despus de 1848 El ao 1848 marc el punto de inflexin de la cuestin nacional en Europa. En medio de las llamas de las revoluciones, aparecieron bruscamente las ahogadas aspiraciones nacionales de los alemanes, los checos, los polacos, los italianos y los magiares. De haber triunfado la revolucin, habra abierto el camino para solucionar por mtodos democrticos el problema nacional en Alemania y en todas partes. Pero como Marx y Engels explicaron, la burguesa contrarrevolucionaria traicion la revolucin de 1848. La derrota de la revolucin obligaba a resolver el problema nacional por otros medios. Por cierto, una de las causas de la derrota fue precisamente la manipulacin del problema nacional (por ejemplo los checos) para fines reaccionarios. En Alemania la cuestin nacional se puede resumir en una palabra: unificacin. Despus de la derrota de la revolucin de 1848, el pas estaba dividido en pequeos estados y principados. Esta situacin era un obstculo insuperable para el libre desarrollo del capitalismo en Alemania -y tambin de la clase obrera- . La unificacin era una demanda progresista. Pero lo ms importante era quin unificara Alemania y con qu medios. Marx esperaba que la tarea de la unificacin viniera desde abajo, de la clase obrera con mtodos revolucionarios. Pero no fue as. En 1848 el proletariado no consigui resolver esta cuestin, y lo hara con mtodos reaccionarios el Junker conservador prusiano Bismarck. Para conseguir este objetivo primero era necesario poner fin a la guerra. En 1864 los Austriacos y los Prusianos se unieron para derrotar a los Daneses. Dinamarca perdi la provincia de Schleswig Holstein que, despus de una lucha entre Austria y Prusia se uni a Alemania en 1865. Bismarck maniobr para mantener a Francia fuera del conflicto, y despus form una alianza con Italia para luchar contra Austria. Cuando Austria fue derrotada en la batalla de Kniggrtz en julio de 1866, qued ya garantizado el dominio prusiano de Alemania. La unificacin alemana se consigui con mtodos reaccionarios, con el militarismo prusiano. Esto fortaleci la posicin del militarismo prusiano y del rgimen bonapartista de Bismarck, y sembrara las races para nuevas guerras en Europa. Vemos que para la clase obrera s tiene importancia de qu forma se resuelve la cuestin nacional, qu clase lo hace y con qu intereses. Esto basta para explicar por qu es inadmisible actuar como vitoreadores de la burguesa y pequea burguesa nacionalista -incluso cuando llevan adelante una tarea objetivamente progresista-. Siempre hay que mantener una postura de clase. Objetivamente la unificacin de Alemania fue un acontecimiento progresista, por eso Marx y Engels la apoyaron. Pero esto no presupona el apoyo de los socialistas alemanes a Bismarck. Marx siempre se opuso al reaccionario Bismarck, pero cuando consigui unificar Alemania, de mala gana Marx y Engels apoyaron este acontecimiento porque supona un paso adelante, ya que facilitaba la unificacin del proletariado alemn. Engels escriba a Marx el 25 de julio de 1866: "Este hecho simplifica la situacin; facilita la revolucin, dejar a un lado las reyertas entre las capitales insignificantes y en cualquier caso acelerar el desarrollo... Todos los Estados minsculos sern arrastrados al movimiento, cesarn las peores influencias localistas y los partidos terminarn por volverse realmente nacionales, en lugar de ser meramente locales... En mi opinin debemos aceptar el hecho, sin justificarlo, y utilizar tanto como sea posible las mayores facilidades para la organizacin y unificacin nacional del proletariado alemn".

La unificacin italiana En Italia ocurri una situacin anloga. A finales de la dcada de 1850, a pesar de los reiterados intentos de conseguir la unificacin, Italia todava estaba totalmente dividida y subyugada a Austria, que se haba anexionado sus territorios del norte. Adems varios estados ms pequeos, incluyendo el reino Borbn de Dos Sicilias (el sur de Italia y Sicilia) estaba protegido contra la revolucin por las tropas austriacas dispuestas a intervenir. Los Estados Pontificios del centro de Italia estaban bajo "proteccin francesa". Slo el pequeo reino de Cerdea -de los Saboya Piamonte- , estaba libre del dominio austriaco. Bajo la direccin del hbil diplomtico y hombre de estado, el Conde Cavour, la dinasta conservadora dominante extendi poco a poco sus esferas de influencia y territorios, y expuls a los austriacos de una zona tras otra. Junto con la oposicin conservadora dinstica a Austria -los Piamonteses- , tambin estall un movimiento nacionalista revolucionario radical, en l participaron una mezcla heterognea de republicanos, demcratas y socialistas. Estas fuerzas estaban presentes en cada estado de Italia y en el exilio. El representante ms visible de esta tendencia era Mazzini, sus ideas confusas y amorfas correspondan a la naturaleza del movimiento que l representaba. En contraste, Cavour, que permaneca a la cabeza del estado independiente de Piamonte al Norte de Italia, era un astuto y maniobrero sin principios. Con la tpica intriga diplomtica, primero se uni a Gran Bretaa y Francia en la expedicin a Crimea contra Rusia en 1855. Despus en secreto prometi al emperador francs -Napolen III- , la concesin de los territorios de Niza y Saboya. Cavour consigui un tratado en el que comprometa a los Franceses a ayudar al Piamonte en caso de hostilidades con Austria. La guerra estall en 1859 y fue el punto de partida de la unificacin italiana. Estallaron insurrecciones en todos los ducados italianos y estados pontificios. Junto con las franceses, las tropas piamontesas consiguieron una seal de victoria contra Austria en Solferino. La unificacin de Italia pareca inminente. Pero no corresponda con los intereses de Luis Bonaparte, que rpidamente firm un armisticio con los ejrcitos austriacos en retirada, y abandon a su suerte a los piamonteses y a los revolucionarios.Al final la guerra de liberacin italiana se salv debido a un alzamiento en Sicilia que saludada el desembarco de la fuerza expedicionaria de Garibaldi compuesta por mil voluntarios con camisas rojas. Despus de ganar la batalla de Sicilia, la fuerza rebelde de Garibaldi invadi el sur de Italia y entr triunfalmente en Npoles. La unidad italiana se conseguira desde abajo con mtodos revolucionarios. Cavour, el constante intrigador, convenci a Londres y Pars para que aceptaran el dominio del Piamonte conservador sobre una Italia unida, antes que esperar a que Italia cayera bajo el control de los revolucionarios y los republicanos. El ejrcito de la reaccin dinstica piamontesa march hacia Npoles sin oposicin. Garibaldi en lugar de luchar contra ellos, les abri las puertas y recibi al Rey de Piamonte, Victor Enmanuel, el 26 de octubre, aclamndolo como "Rey de Italia". De este modo el pueblo de Italia slo consigui media victoria sobre el viejo orden.En lugar de una repblica, Italia se convirti en una monarqua constitucional. En lugar de democracia consiguieron el sufragio limitado que exclua al 98% de la poblacin. Al Papa se le permiti continuar dominando los Estados Pontificios (una concesin de Luis Bonaparte). A pesar de esto, la unificacin de Italia fue un paso de gigante. Toda Italia estaba unida excepto Venecia, que permaneca bajo el control austriaco, y los Estados Pontificios. En 1866 Italia se uni a Prusia en la guerra contra Austria y recibi Venecia en recompensa. Al final despus de la derrota de Francia en la Guerra Franco Prusiana (1871) las tropas francesas se retiraron de Roma. La entrada del ejrcito italiano en esa ciudad marc la victoria final de la unificacin italiana.A finales del siglo XIX pareca haberse solucionado la cuestin nacional en Europa Occidental. En 1871 despus de la unificacin alemana e italiana, pareca que la cuestin nacional en Europa estaba limitada a Europa del Este, y con un carcter ms explosivo en los Balcanes, inmersos en las ambiciones territoriales y las rivalidades entre Rusia, Turqua, AustroHungra y Alemania. stas llevaran inexorablemente a la Primera Guerra Mundial. En el primer perodo -aproximadamente desde 1789 a 1871- la cuestin nacional jugaba an un papel relativamente progresista en Europa Occidental. Pero en la segunda mitad del siglo XIX el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo comenzaba ya a superar los estrechos lmites del estado nacional. Se manifestaba en el desarrollo del imperialismo y la irresistible tendencia hacia la guerra entre las principales potencias. Las guerras balcnicas de 1912-13 marcaron el punto y final de la creacin de estados nacionales en Europa suroriental. La Primera Guerra Mundial y el Tratado de Versalles (con la excusa de defender el "derecho de las naciones a la autodeterminacin") acabaron la tarea al desmantelar el Imperio Austro Hngaro y garantiz la independencia de Polonia. SEGUNDA PARTE: MARX, ENGELS Y LA CUESTIN NACIONAL La cuestin nacional tiene una historia muy larga en el arsenal terico del marxismo. Ya en los escritos de Marx y Engels podemos encontrar algunos comentarios muy penetrantes e interesantes sobre la cuestin nacional. Lenin despus se basara en estos escritos para elaborar su propia teora clsica sobre las nacionalidades. Por ejemplo, Marx estudi con gran detalle la cuestin polaca e irlandesa que durante todo el siglo XIX ocupara la atencin del movimiento obrero europeo. Es interesante observar que Marx aborda la cuestin nacional no como si fuera un santo y sea, sino de una forma dialctica.La diferencia entre la dialctica revolucionaria y el pensamiento abstracto qued demostrada contundentemente en los debates sobre la cuestin nacional entre Marx y Proudhon en los tiempos de la Primera Internacional. Proudhon, socialista francs y precursor del anarquismo, negaba la existencia de la cuestin nacional. En la historia del movimiento obrero siempre han existido sectarios que presentan una concepcin abstracta de la lucha de clases. Ellos no parten de la realidad concreta de la sociedad, sino de las abstracciones de su propio mundo imaginario. Los Proudhonistas en el Consejo General de la Primera Internacional consideraban que las luchas de emancipacin nacional de polacos, italianos e irlandeses carecan de importancia. Lo nico necesario era una revolucin en Francia y todo sera perfecto: todo tena que esperar. Pero los pueblos oprimidos no podan esperar y no esperaran. En 1866 Marx escriba a Engels denunciando a la "camarilla proudhoniana" en Pars: "...dice que la nacionalidad es absurda, ataca a Bismarck y a Garibaldi. Como polmica con el chovinismo, sus tcticas son tiles y explicables. Pero cuando los partidarios de Proudhon (entre los que se encuentran mis buenos amigos Lafargue y Longuet) creen que toda Europa puede y debe permanecer tranquila, con sus posaderas pegadas a la silla hasta que los seores de Francia supriman "la miseria y la ignorancia"... resultan ridculos". (Marx a Engels, 7/6/1866. En la edicin inglesa) En el Consejo General de la Primera Internacional o en la Asociacin Internacional de Trabajadores (AIT), Marx tena que luchar en dos frentes: por un lado contra los nacionalistas pequeoburgueses como Mazzini, y por el otro contra los seguidores semi anarquistas de Proudhon que negaban la existencia del problema nacional. El 20 de junio de 1866 Marx escriba: "Ayer en el Consejo de la Internacional tuvimos un debate sobre la guerra actual... El debate, como era de esperar, se limit a la cuestin de las "nacionalidades" en general y a nuestra posicin... Los representantes de la "joven Francia" (no obreros) defendan la postura de que toda nacionalidad y la propia nacin eran "prejuicios caducos". Stirnearianismo proudhoniano... debe detenerse la historia del resto de los pases y todo el mundo tiene que esperar a que los franceses estn maduros para la revolucin social..." (En la edicin inglesa). Pero aunque Marx y Engels daban la importancia debida a la cuestin nacional frente a Proudhon, siempre la subordinaban a la "cuestin obrera", es decir, siempre la consideraban exclusivamente desde el punto de vista de la clase obrera y la revolucin socialista.

La cuestin polacaIgual que Lenin, Marx tena una postura muy flexible sobre la cuestin nacional, siempre la abord desde el punto de vista de los intereses generales del proletariado y de la revolucin internacional. En las dcadas de 1840, 1850 y 1860, Marx defenda no slo el derecho de autodeterminacin para Polonia, tambin su independencia, a pesar de que el movimiento independentista polaco en ese momento esta encabezado por los aristcratas polacos reaccionarios. Marx adopt esta posicin no por un apego sentimental al nacionalismo, y menos an porque considerase el derecho de autodeterminacin como una panacea universal. En unas de sus ltimas obras, La poltica exterior del zarismo ruso, Engels destacaba cmo el pueblo polaco con sus luchas heroicas contra la Rusia zarista, en varias ocasiones haba salvado la revolucin en el resto de Europa, como en 1792-1794 la derrota de Polonia por Rusia salv la Revolucin Francesa. Pero hay otro aspecto de la cuestin polaca. "Ante todo Polonia estaba desorganizada totalmente, era una repblica de nobles, basada en la expoliacin y la opresin de los campesinos, con una constitucin que impeda cualquier actuacin nacional, y esto converta al pas en una presa fcil para sus vecinos. Desde principios de siglo haba existido slo, como decan los propios polacos, por medio del desorden.... todo el pas estaba ocupado por tropas extranjeras, lo utilizaban como una casa de comida y bebida... en la que normalmente se olvidaban de pagar". (Marx y Engels. Obras Completas. Vol. 27. Pg. 18. Edicin en ingls). Durante el siglo XIX la cuestin polaca ocup un lugar central en la poltica europea y tambin afect profundamente al movimiento de la clase obrera. En enero de 1863 los polacos una vez ms se rebelaron. La insurreccin se extendi por toda Polonia y llev a la formacin de un gobierno nacional. Pero la direccin de la insurreccin qued en manos de la nobleza menor que fue incapaz de movilizar a las masas para que participaran en la rebelin. Cuando el poder pas a manos de los grandes terratenientes, stos esperaban una intervencin diplomtica de Francia y Gran Bretaa, para alcanzar un acuerdo con el zar -ste lo rompi inmediatamente- . Los rusos aplastaron el movimiento. Por supuesto britnicos y franceses no movieron un dedo. La rebelin polaca levant la simpata y solidaridad de los trabajadores de Europa. La creacin de la Primera Internacional en 1863, fue el resultado directo de una iniciativa internacional destinada a ayudar al movimiento revolucionario polaco. Engels deca que la nica esperanza de la insurreccin polaca era la clase obrera europea. "Si consiguen mantenerse un tiempo", escriba a Marx el 11 de junio de 1863, "podrn incorporarse al movimiento general europeo, que los salvara. Pero si no lo consiguen, Polonia quedar fuera de combate durante diez aos; una insurreccin como sta agota la capacidad de lucha de la poblacin durante un largo tiempo". (Carta de Engels a Marx. 11/6/1863. En la edicin inglesa). La actitud de Marx hacia la cuestin polaca estaba determinada por la estrategia revolucionaria general de la revolucin mundial. En esa poca la Rusia zarista era el principal enemigo de la clase obrera y la democracia -una fuerza reaccionaria monstruosa en Europa, particularmente en Alemania- . Puesto que en ese tiempo no exista clase obrera en Rusia, no exista la posibilidad inmediata de una revolucin en Rusia. Como Lenin dira ms tarde: "Rusia estaba an inactiva y Polonia estaba en ebullicin". (Lenin. El derecho de las naciones a la autodeterminacin). Marx apoyaba la independencia polaca como un medio de asestar un golpe al enemigo principal, el zarismo ruso. Pero en 1851 Marx haba sacado conclusiones pesimistas sobre la "caballeresca e indolente" Polonia, era escptico ante las perspectivas de xito de la insurreccin encabezada por la aristocracia polaca.Queda absolutamente claro que, tanto para Marx como para Lenin, la demanda de la autodeterminacin y la cuestin nacional siempre estaba subordinada a la lucha de clases y a la perspectiva de la revolucin proletaria. Nunca fue un fin absoluto para los marxistas apoyar todos y cada uno de los movimientos de autodeterminacin. Por ejemplo Marx al principio apoy la independencia polaca, y al mismo tiempo se opona a la independencia de los checos y a los movimientos de liberacin en los Balcanes de finales del siglo XIX. Estas dos posturas aparentemente contradictorias en realidad estaban motivadas por las mismas consideraciones revolucionarias. Marx entenda que, mientras una victoria de los polacos representara un golpe contra el zarismo ruso y tendra implicaciones revolucionarias, el zarismo utilizaba el movimiento nacional de los Eslavos del sur como un instrumento para su poltica expansionista hacia los Balcanes. Como tantas veces ocurre en la historia, las luchas de las pequeas naciones sirvieron de moneda de cambio para las maniobras de una gran potencia reaccionaria. Quien no comprenda este aspecto de la cuestin nacional inevitablemente caer en una trampa reaccionaria. Al final de su vida, Engels con una extraordinaria visin de futuro, pronostic levantamientos revolucionarios en Rusia: "Y aqu llegamos al meollo de la cuestin. El desarrollo interno de Rusia desde 1856, promovido por el mismo gobierno, ha cumplido su objetivo. La revolucin social ha dado grandes pasos adelante. Rusia cada da est ms y ms occidentalizada; manufacturas modernas, vapor, ferrocarriles, la transformacin de todos los pagos en especie en pagos en moneda, y con esto el desmantelamiento de los antiguos cimientos de la sociedad cada vez adquiere una velocidad mayor. En la misma medida implica la incompatibilidad del desptico zarismo con la nueva sociedad en formacin. Se estn creando los partidos de la oposicin -constitucional y revolucionaria- y el gobierno slo puede dominar con mtodos ms brutales. La diplomacia rusa ve con horror el da en que el pueblo ruso exija que se lo escuche, y cuando la preocupacin por sus propios asuntos internos no les deje tiempo ni deseos de ocuparse de puerilidades como la conquista de Contastinopla, la India o la supremaca del mundo. La revolucin de 1848 se par en la frontera polaca, y ahora llama a la puerta de Rusia, ahora tiene dentro muchos aliados que slo pueden esperar el momento en que se abra la puerta". (Marx y Engels. Obras Completas. Vol. 27. Pg. 45. En la edicin inglesa). Qu palabras tan extraordinarias!. En 1890 -quince aos antes de la primera Revolucin Rusa y veintisiete antes de Octubre- Engels ya predeca estos grandes acontecimientos, y vinculaba el destino de la cuestin nacional en Europa a la revolucin rusa. Los acontecimientos demostraron que Engels tena razn. Como ms tarde explic Lenin, desde 1880 en adelante la consigna de la independencia polaca no era correcta, debido al desarrollo de la clase obrera en Rusia que pona en perspectiva la revolucin en la propia Rusia.

La Guerra Franco- PrusianaBajo la influencia de Marx y Engels la Primera Internacional tom una postura internacionalista en todos los temas fundamentales. La posicin de la Internacional no era simplemente terica sino tambin prctica. Por ejemplo durante una huelga en un pas, miembros de la Internacional agitaban y explicaban los temas en otros pases para evitar el uso de "esquiroles" (carneros) extranjeros. Como ya hemos visto, uno de los problemas centrales a los que se enfrentaba la clase obrera en la primera mitad del siglo XIX fue la unificacin de Alemania. Marx y Engels se vieron obligados a dar un apoyo crtico a la unificacin de Alemania, aunque en s misma era un hecho objetivamente progresista, Bismarck la realiz por medios reaccionarios. Pero en ningn sentido esto significaba capitular ante Bismarck o abandonar una posicin de clase. La Primera Internacional al principio consideraba la guerra Franco Prusiana de 1870-71 como una lucha defensiva de Alemania. Eso sin duda fue correcto. El rgimen bonapartista reaccionario de Napolen III quera bloquear la unificacin nacional de Alemania por el uso de la fuerza. Pero calcul mal. El ejrcito prusiano pas a travs de las desmoralizadas fuerzas francesas como un cuchillo en la mantequilla. La guerra Franco Prusiana es un buen ejemplo de la posicin flexible y revolucionaria de Marx sobre la cuestin nacional. Dio un apoyo crtico a Prusia en la primera fase de la guerra, cuando tenan un carcter estrictamente defensivo. La posicin de Marx no estaba motivada por consideraciones superficiales o sentimentales (odiaba al reaccionario prusiano Bismarck), sino estrictamente desde el punto de vista de los intereses del proletariado y la revolucin internacional. La victoria de Prusia traera consigo la unificacin de Alemania -una tarea histricamente progresista- . Por otro lado la derrota de Francia supondra el derrocamiento del rgimen bonapartista de Luis Bonaparte, abriendo la perspectiva de acontecimientos revolucionarios en Francia. Tambin representara un golpe contra el zarismo ruso que se basaba en el gobierno bonapartista de Pars para mantener a Alemania dbil y dividida. Por eso Marx al principio apoyaba a Prusia en su guerra con Francia, a pesar del hecho de que la victoria prusiana tendra el efecto de fortalecer a Bismarck -al menos durante un tiempo- .Esta explicacin general no agota la cuestin de la actitud marxista hacia la guerra. Es necesario abordar la cuestin nacional siempre desde un punto de vista de clase. Incluso cuando una lucha nacional concreta tiene un contenido progresista, siempre es necesario para el proletariado mantener su independencia de clase de la burguesa. En el curso de la guerra Marx cambi su postura. Una vez derrocado Luis Bonaparte (octubre de 1870) y declarada la repblica en Francia, el carcter de la guerra en Prusia cambi de una guerra de liberacin nacional a una campaa agresiva dirigida contra el pueblo francs. Dej de tener un carcter progresista y Marx la denunci. La toma de la Alsacia-Lorena por Prusia fue tambin un acto reaccionario injustificable por el carcter progresista de la unidad Alemana. Slo serva para fomentar los odios nacionales entre Francia y Alemania y preparaba el terreno para la carnicera imperialista de 1914-18. La derrota del ejrcito francs llev inmediatamente a la revolucin en Francia y al glorioso episodio de la Comuna de Pars. Marx avis a los trabajadores de Pars para que esperaran, pero una vez que el proletariado entr en accin no dudaron en defender la Comuna de pars. En este momento se transform la naturaleza de la guerra. La cuestin nacional para Marx siempre estuvo subordinada a la lucha de clases (la "cuestin obrera"). Lo correcto de esta postura qued claro con la conducta de la clase dominante en cada guerra. No importa lo grande que sean los antagonismos nacionales entre la clase dominante de los estados contendientes, siempre se unirn para derrotar a los trabajadores. En esa ocasin los generales prusianos se apartaron mientras que sus enemigos, las reaccionarias fuerzas de Versalles atacaban Pars y mataban a los Comuneros.

Marx y la cuestin irlandesaAl igual que en Polonia la postura de Marx sobre Irlanda tambin estaba determinada por consideraciones revolucionarias. Naturalmente que simpatizaba con el oprimido pueblo irlands, pero al mismo tiempo Marx siempre critic implacablemente a los dirigentes nacionalistas pequeo burgueses. Desde el principio, Marx y Engels explicaron que la liberacin nacional de Irlanda estaba unida a la cuestin de la emancipacin social, en particular a una solucin revolucionaria al problema de la tierra. Este anlisis guarda mucha relacin no slo con Irlanda sino con la lucha de liberacin nacional en general. En una carta a Eduard Bernstein fechada el 26 de junio de 1882, Engels sealaba que el movimiento irlands constaba de dos tendencias: el movimiento radical agrario que estall en la accin directa espontnea del campesinado y encontraba su expresin poltica en la democracia revolucionaria, y en "la oposicin liberal nacional de la burguesa urbana". Esto es aplicable al movimiento campesino en todos los perodos. Slo puede tener xito en la medida que encuentre una direccin en los centros urbanos. En las condiciones modernas, eso significa que o es la burguesa o es el proletariado. Pero la burguesa ha demostrado en toda la historia su incapacidad para resolver cualquiera de los problemas fundamentales planteados en la revolucin democrtico burguesa -incluido el problema de la independencia nacional- . Irlanda es el ejemplo clsico de esto. El eje central de la posicin de Marx y Engels era la perspectiva de una federacin voluntaria de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Gales. Y esta perspectiva siempre estuvo unida a la perspectiva de que los trabajadores tomaran el poder. Esto a su vez, exiga la defensa incondicional de la unidad de la clase obrera. Engels escriba en enero de 1848: "El pueblo irlands debe luchar vigorosamente, y asociarse estrechamente con la clase obrera inglesa y los Cartistas, para ganar los seis puntos de la Carta del Pueblo -parlamento anual, sufragio universal (...) salario de los parlamentarios y la formacin de distritos electorales- . Slo despus de estos seis puntos y ya a partir de ah sern los representantes del pueblo, es decir, la Nacin. Como deca Robespierre: en los estados aristocrticos la palabra patria [nacin] no tiene significado excepto para las familias patricias que se han apoderado de la soberana. Es slo bajo la democracia cuando el estado es verdaderamente la patria de todos los individuos que lo componen". (Citado por E. H. Carr. La revolucin Bolchevique. Vol. 1. pg. 414). Desde el principio Marx y Engels libraron una lucha implacable contra los nacionalistas liberales de la clase media irlandesa como Daniel OConnell, a quien denunciaron como un charlatn y un traidor del pueblo irlands. Despus dieron un apoyo crtico, por una vez, a los Fenianos pequeo burgueses. En ese momento fue correcto, ya que todava no exista en Irlanda el movimiento obrero, hasta los primeros aos del siglo XX la sociedad irlandesa fue una sociedad fundamentalmente agraria. Pero Marx y Engels nunca actuaron como vitoreadores de los Fenianos sino que adoptaron una posicin de clase independiente. Criticaron severamente las tcticas aventureras de los Fenianos, sus tendencias terroristas, su estrechez de miras nacionalista y su negativa a aceptar la necesidad de unidad con el movimiento obrero ingls. A pesar de que los Fenianos eran el ala mas avanzada del movimiento democrtico revolucionario irlands, incluso llegaban a mostrar inclinaciones socialistas, Marx y Engels no depositaron ninguna ilusin en ellos. El 29 de noviembre de 1867 Engels escriba a Marx: "En cuanto a los Fenianos ests en lo correcto. La brutalidad inglesa no nos debe hacer olvidar que los dirigentes de esta secta son en su mayor parte asnos y en parte explotadores y no debemos de ninguna forma hacernos responsables de las estupideces que ocurren en cada conspiracin.". Pronto qued demostrado que Engels estaba en lo cierto. Dos semanas despus, el 13 de diciembre de 1867, un grupo de Fenianos puso una bomba en la Prisin Clerkenwell en Londres en un intento infructuoso de liberar a sus compaeros encarcelados. La explosin destruy varias casas vecinas e hiri a 120 personas. Como era de prever el incidente desat una oleada antiirlandesa entre la poblacin. Al da siguiente Marx escriba indignado a Engels: "La ltima hazaa de los fenianos en Clerkenwell es una estupidez monumental. Las masas de Londres, que haban demostrado gran simpata hacia Irlanda, se irritarn ahora y sern arrojadas a los brazos del partido gubernamental. No se puede esperar que los proletarios de Londres se dejen hacer volar por los aires para mayor gloria de los emisarios fenianos.". (Correspondencia Marx-Engels. Barcelona. Grijalbo. 1976. Pg. 406) Pocos das despus, el 19 de diciembre Engels responda lo siguiente: "La estupidez de Clerkenwell fue claramente obra de unos fanticos miopes; lo malo de todos los complots es que conducen a semejantes estupideces, porque "hay que hacer algo, hay que emprender algo". Particularmente en Amrica se habl mucho de explosiones e incendios, y ahora unos asnos cometen semejantes absurdos. Adems, estos canbales son en su mayora unos cobardes tremendos, como el Sr. Allen, quien, al parecer, ha tenido tiempo de convertirse en testigo de la acusacin. Fuera de todo esto, qu idea es sa de liberar Irlanda incendiando las sastreras de Londres?". (Ibd. Pg. 408)Si Marx y Engels escriban en estos trminos sobre los Fenianos cabe imaginar que habran dicho hoy de las tcticas terroristas del IRA en los ltimos treinta aos, que comparadas con la "atrocidad de Clerkenwell" esta ltima era un simple juego de nios. La caracterstica ms reaccionaria del terrorismo individual, es que no debilita al estado burgus, lo fortalece, y sirve para dividir a la clase obrera y debilitarla frente a los explotadores.Por supuesto Marx y Engels defendan a los prisioneros fenianos frente a los malos tratos del estado ingls. Siempre defendieron el derecho del pueblo irlands a decidir su propio destino. Pero lo hicieron desde un punto de vista socialista, nunca nacionalista. Como revolucionarios y defensores del internacionalismo proletario, Marx y Engels siempre subrayaron el vnculo entre el destino de Irlanda y la perspectiva de la revolucin proletaria en Inglaterra. En las dcadas de los cuarenta y cincuenta, Marx crea que Irlanda podra conseguir la independencia slo con la victoria de la clase obrera inglesa. Despus en la dcada de los aos sesenta cambi su parecer y pensaba que lo ms probable era que una victoria en Irlanda fuera la chispa que encendiera la revolucin en Inglaterra. Incluso una lectura muy superficial de los escritos de Marx sobre la cuestin irlandesa demuestra que su defensa de la independencia irlandesa despus de 1860, estaba determinada exclusivamente por los intereses generales de la revolucin proletaria, sobre todo en Inglaterra, para Marx el pas clave del xito de la revolucin mundial. En una comunicacin confidencial a los miembros del Consejo General, escrito en marzo de 1870 Marx explica as su postura: "Aunque con toda probabilidad la iniciativa revolucionaria vendr de Francia, slo Inglaterra puede servir de palanca para una revolucin econmica seria. Es el nico pas donde hay menos campesinos y donde la propiedad de la tierra est concentrada en menos manos. Es el nico pas donde la forma capitalista -el trabajo combinado a gran escala bajo control capitalista- abarca prcticamente toda la produccin. Es el nico pas donde la gran mayora de la poblacin est formada por trabajadores asalariados. Es el nico pas donde la lucha de clases y la organizacin de la clase obrera en sindicatos, ha adquirido mayor grado de madurez y universalidad. Es el nico pas donde debido a su dominio del mercado mundial, cada revolucin en materia econmica afectar inmediatamente a todo el mundo. Si el capitalismo y el sistema de arrendamiento de tierra son ejemplos clsicos en Inglaterra, por otro lado las condiciones materiales para su destruccin estn ya ms maduras". (Actas del Consejo General de la Primera Internacional. 1868-70. En la edicin inglesa). Desde este punto de vista, la cuestin nacional irlandesa era slo parte de un dibujo ms amplio de la perspectiva de la revolucin socialista mundial. Es imposible comprender fuera de este contexto, la actitud de Marx sobre Irlanda. La razn por la que Marx era partidario de la independencia irlandesa despus de 1860, era que haba llegado a la conclusin de que los intereses de los terratenientes ingleses, su base ms importante estaba en Irlanda, se podran derrotar ms fcilmente con un movimiento revolucionario, basado en el campesinado irlands y en el que la reivindicacin de la autodeterminacin nacional estuviera indisolublemente unida a una solucin radical de la cuestin de la tierra. En el mismo memorando, Marx explicaba: "Si Inglaterra es el baluarte del arrendamiento y el capitalismo europeo, el nico punto donde se puede golpear con fuerza a Inglaterra es Irlanda.En primer lugar, Irlanda es el baluarte del sistema de arrendamiento ingls. Si ste cae en Irlanda caera en Inglaterra. En Irlanda es cien veces ms fcil ya que la lucha econmica est concentrada exclusivamente en la propiedad de la tierra, adems esta lucha al mismo tiempo tiene un carcter nacional, el pueblo es ms revolucionario y est ms furioso que en Inglaterra. El arrendamiento en Irlanda se mantiene solamente gracias al ejrcito ingls. Una vez acabe la unin forzosa entre los dos paises, estallar inmediatamente una revolucin social en Irlanda. Los terratenientes ingleses no slo perderan una gran fuente de riqueza, tambin su mayor fuerza moral que est representada por el dominio de Inglaterra sobre Irlanda. En segundo lugar, la burguesa inglesa no slo explotaba la pobreza irlandesa para controlar a la clase obrera en Inglaterra con la inmigracin obligatoria de los pobres irlandeses, tambin divide al proletariado en dos campos hostiles. El fuego revolucionario del trabajador celta no congenia muy bien con la naturaleza del trabajador anglosajn, slido pero lento. Al contrario, en todos las grandes centros industriales en Inglaterra existe un profundo antagonismo entre el proletariado irlands y el ingls. El trabajador medio ingls odia al trabajador irlands porque lo ve como un competidor que reduce los salarios y el nivel de vida. Siente antipata nacional y religiosa por l. Es algo similar a cmo consideran los pobres blancos de los estados del sur de Amrica a los esclavos negros. Este antagonismo entre el proletariado de Inglaterra est nutrido y apoyado por la burguesa. Sabe que en la divisin est el verdadero secreto de mantener su poder". (Ibd.). Y como concluye Marx: "Las resoluciones del Consejo General sobre la amnista irlandesa sirven slo como introduccin a otras resoluciones que confirmarn que, aparte de la justicia internacional, esa es una condicin previa para la emancipacin de la clase obrera inglesa y para transformar la actual unin forzosa (la esclavizacin de Irlanda) en una confederacin libre e igualitaria, si es posible, y si fuera necesario la total separacin". (Ibd.). Observemos con qu cuidado Marx elige las palabras, y cmo expresa escrupulosamente la postura proletaria sobre la cuestin nacional. En primer lugar la cuestin irlandesa no se puede ver aislada de la perspectiva de la revolucin socialista mundial, de la que era una parte integral. Ms concretamente, haba que verla como el punto de partida de la revolucin socialista en Inglaterra Y despus? Marx no da por sentado que la lucha de liberacin nacional en Irlanda necesariamente termina en la separacin de Gran Bretaa. l dice que hay dos posibilidades: o una "confederacin libre e igualitaria" -lo que l consideraba preferible ("si es posible")-, o la "separacin total", lo que l consideraba posible no quiere decir que fuera el resultado mas deseado. Cul de las dos variantes triunfara dependa sobre todo, de la conducta y actitud del proletariado ingls y la perspectiva de una revolucin socialista triunfante en la propia Inglaterra. Las ideas de Marx siempre fueron la revolucin y el internacionalismo proletario. Esto, y slo esto, era lo que determinaba su actitud sobre la cuestin irlandesa, y en cada una de las distintas manifestaciones del problema nacional. Para Marx y Engels, la "cuestin obrera" siempre fue central. Nunca se les ocurri reducir su propaganda y agitacin sobre la cuestin irlandesa a una consigna simple como "tropas fuera!", o actuar como asesores no retribuidos de los nacionalistas. Al contrario libraron una dura batalla contra la perjudicial demagogia de la burguesa y los nacionalistas pequeo burgueses irlandeses, y por la unidad revolucionaria de la clase obrera irlandesa y la inglesa. La historia ha demostrado que Marx y Engels siempre estuvieron en lo correcto en su apreciacin de la burguesa y los nacionalistas pequeo burgueses en Irlanda. En 1922 la burguesa nacionalista irlandesa traicion la lucha de liberacin nacional al llegar a un acuerdo para dividir el Norte y el Sur del pas. Incluso despus los pequeoburgueses nacionalistas han demostrado su total incapacidad de resolver el "problema de la frontera". La tctica del terrorismo individual, tan criticada por Marx y Engels, ha demostrado ser contraproducente e impotente. Despus de 30 aos de "lucha armada" en Irlanda del Norte, la unificacin de Irlanda est ms lejos que antes. La nica forma de resolver la cuestin nacional en Irlanda es con una poltica de clase, socialista e internacionalista -la poltica de Marx, Lenin y ese gran revolucionario y mrtir proletario, James Connolly-Slo la clase obrera puede resolver el problema de la unidad con un programa de clase y dirigir una lucha implacable contra la burguesa en Londres y Dubln. La condicin previa para el xito es la unidad de la clase obrera. Esto nunca se podr conseguir en lneas nacionalistas. El nacionalismo pequeoburgus ha hecho un dao inenarrable a la causa de la unidad de los trabajadores en Irlanda del Norte. Las heridas persisten y hay que curarlas. Pero slo se puede hacer rompiendo con el nacionalismo y adoptando una poltica de clase, recuperando el espritu de las ideas de Larkin y Connolly. La cuestin nacional en Irlanda o se resuelve con la transformacin socialista de la sociedad, o nunca se resolver.

La Segunda Internacional En 1889 se crea la Internacional Socialista, a diferencia de la Primera Internacional, la Segunda estaba formada por organizaciones de masas, sindicatos y partidos socialdemcratas. La desgracia de la Segunda Internacional fue nacer en un perodo de prolongado auge capitalista. En el perodo de 1870 a 1900 la produccin mundial de petrleo aument en dos veces y media. Los ferrocarriles se expandieron dos veces y media. Alemania y EEUU comenzaban a desafiar la hegemona de Gran Bretaa. Exista una lucha feroz que empez a dividir el mundo en esperas de influencia y colonias. El rpido crecimiento de la industria al mismo tiempo supona un crecimiento paralelo de la clase obrera y sus organizaciones en los pases capitalistas desarrollados. En los ltimos treinta aos del siglo XIX la clase obrera en EEUU y Rusia se triplic. En Gran Bretaa entre 1876 y 1900 la afiliacin sindical se cuadruplic. En Alemania la militancia sindical pas de decenas de miles a millones. Al mismo tiempo que creca su militancia, tambin aumentaban los votos y la influencia de masas de los Partidos Socialdemcratas. Pero desde el principio, aunque en teora defendan el marxismo, la nueva internacional careca de la claridad terica que garantizaba la presencia de Marx y Engels. Un ejemplo de esto fue su actitud sobre la cuestin nacional. La Segunda Internacional no comprenda este tema, y recibi un trato poco satisfactorio en su congreso. En 1896 el congreso de Londres de la Internacional aprob la siguiente resolucin: "El Congreso se declara a favor de la plena autonoma de todas las nacionalidades y su simpata con los trabajadores de cualquier pas que en la actualidad sufran el yugo militar, nacional u otros despotismos; y pide a los trabajadores de todos estos pases que sigan la lnea, junto con los trabajadores conscientes del mundo, de organizar el derrocamiento del capitalismo internacional y la creacin de una democracia social e internacional". (Citado por E. H. Carr. La Revolucin Bolchevique. Vol. 1. Pg. 423). Sin embargo la postura de la Segunda Internacional sobre la cuestin nacional era ambigua y vaga. La izquierda sola defender una posicin anti colonialista, pero tambin haba quienes estaban dispuestos a justificar el colonialismo alegando una "misin civilizadora". En los debates sobre la cuestin nacional en el congreso de msterdam de 1904, el delegado holands, Van Kol, defenda el colonialismo. Present una resolucin en la que deca:"Las nuevas necesidades que se nos plantearn despus de la victoria de la clase obrera y su emancipacin econmica, ser la posesin de las colonias necesarias, incluso bajo el futuro sistema socialista de gobierno". Y preguntaba al congreso: "Debemos abandonar a la mitad del planeta al capricho de los pueblos que, an en su infancia, dejan la enorme riqueza del subsuelo desarrollado y las partes ms frtiles de nuestro planeta sin cultivar?". (La lucha de Lenin por un partido revolucionario. Pg. 5. En la edicin inglesa).El congreso dio la bienvenida entusiasta a Dadabhai Naoroji, fundador y presidente del Congreso Nacional Indio, pero en su resolucin sobre la India, mientras peda el auto gobierno, especificaba que la India deba seguir bajo soberana britnica. Ni aprobaba ni rechazaba las opiniones de Van Kol. En el debate sobre la inmigracin, se present una resolucin racista por parte del americano Hillquit y fue apoyada por los austriacos y holandeses. Pero origin tales protestas que al final tuvieron que retirarla. Pero el simple hecho de que una resolucin como sa se presentara en un congreso de la Internacional era un sntoma de la presin de las ideas nacionalistas y burguesas en los partidos socialistas. La Revolucin Rusa de 1905 fue un impulso poderoso para la revolucin colonial, inspir a las masas para actuar en defensa de sus aspiraciones nacionales en Persia, Turqua, Egipto y la India. Sirvi para ahondar las diferencias en las filas de la Internacional Socialista con relacin a la cuestin nacional y colonial. En el Congreso de Stuttgart de 1907, donde Lenin y Rosa Luxemburgo presentaron sus famosas enmiendas sobre la guerra, se dio una dura lucha sobre la cuestin nacional, entre los izquierdistas (en realidad centristas), representados por Ledebour, y la derecha, encabezada por el revisionista Eduard Bernstein. Los delegados holandeses, tpicos imperialistas pequeo burgueses, una vez ms fueron los portavoces del colonialismo. La Izquierda era una minora. En el curso de un acalorado debate Bernstein hizo los siguientes comentarios: "Debemos huir de la nocin utpica de abandonar sin ms las colonias. Las consecuencias ltimas de esta opinin sera devolver a Estados Unidos las Indias (tumulto). Las colonias estn all, debemos adaptarnos a eso. Los socialistas deberan tambin reconocer la necesidad de que los pueblos civilizados acten como los guardianes de los incivilizados. (Ibd. Pg. 10). El delegado polaco, Karski (Julin Marchlewski), respondera de la siguiente forma a los argumentos sobre el papel "civilizador" del colonialismo: "David ha defendido el derecho de una nacin a ejercer tutelaje sobre otra. Los polacos conocemos el significado real de este tutelaje, tanto el zar ruso como el gobierno prusiano han actuado como nuestros guardianes ("Muy bien!").... David cita a Marx para apoyar su posicin de que toda nacin debe pasar por el capitalismo. Lo que Marx dijo era que los pases que ya haban comenzado el desarrollo capitalista deberan continuar el proceso hasta el final. Pero nunca dijo que esta fuera una condicin previa absoluta para todas las naciones... Los socialistas comprendemos que hay otras civilizaciones adems de la Europa capitalista. No tenemos ningn fundamento para creer que nuestra denominada civilizacin, se impondr sobre los pueblos asiticos y sobre su antigua civilizacin. ("Bravo!"). David piensa que las colonias se hundiran en el barbarismo si las dejamos solas. En el caso de la India eso parece poco probable. Ms bien tengo la impresin que la India independiente continuara beneficindose de la influencia de la civilizacin europea en su futuro desarrollo y evolucionara as hasta conseguir su mximo potencial." (Ibd.. Pg. 11). Al final no se pas a votacin la resolucin sobre la India. Aunque los lderes de la Internacional intentaron tapar las grietas con todo tipo de diplomacia, el resultado final de esto fue la catstrofe de agosto de 1914 cuando cada uno de los partidos de la Segunda Internacional -con la excepcin de los rusos y serbios- traicionaron los principios del internacionalismo y apoyaron la guerra imperialista. La ausencia de una poltica internacionalista y revolucionaria qued absolutamente expuesta en el verano de 1914 cuando la Segunda Internacional colaps en lneas social chovinistas.

"Autonoma nacional cultural" Una variante peculiar de la cuestin nacional en la Segunda Internacional fue la que plantearon los socialdemcratas austriacos antes de la Primera Guerra Mundial. Defendan la teora de la autonoma nacional cultural. En Rusia el Bund judo defenda la misma posicin. En la Conferencia de Brnn de los socialdemcratas austriacos (1899) los eslavos del sur rechazaron la autonoma nacional cultural defendida por los austriacos. En su lugar, la Conferencia aprob la consigna de "autonoma territorial", que aunque insuficiente era mejor. Ms tarde bajo la influencia del terico centrista Otto Bauer y su compaero Karl Renner (que escriba bajo el pseudnimo de Rudolf Springer), el partido cambi su posicin y adopt la autonoma nacional cultural.Al rechazar el vnculo entre nacin y territorio, Bauer defina una nacin como "un carcter de comunidad familiar". (Otto Bauer. Due Nationalfrage and die Sozialdemokratie. Viena 1924. Pg. 2). Pero qu es el carcter nacional?. Bauer lo define como "la suma total de caractersticas que distinguen a las personas de una nacionalidad de las de otra -las caractersticas complejas y espirituales que distinguen a una nacin de otra-". (Ibd. Pg. 6) La naturaleza rada de esta definicin es deslumbrante. Es una pura tautologa: un carcter nacional es lo que hace a una nacin diferente de la otra!. Qu hace a una nacin diferente de otra?. "El carcter de un pueblo est determinado exclusivamente por su destino.... Una nacin no es nada sino una comunidad de destino [determinada] por las condiciones en las que las personas producen sus medios de subsistencia y distribuyen los productos de su trabajo". (Ibd. Pg. 24). Una nacin segn Bauer, es "el agregado de personas ligadas a una comunidad de naturaleza por un destino colectivo". (Ibd. Pg. 135). Renner la defini como sigue: "Una nacin es una unin de personas que hablan y piensan del mismo modo [eso es] una comunidad cultural de personas modernas no atada ya a la tierra". (R. Springer. Das Nationale Problem. Leipzig. Viena. 1902. Pg. 35). Esta forma de abordar la cuestin nacional no era cientfica, sino subjetiva y "psicolgica" por no decir mstica. Era un intento oportunista e infructuoso de buscar una solucin a la cuestin nacional en el imperio Austro Hngaro haciendo concesiones al nacionalismo burgus. Por el contrario, el marxismo aborda la cuestin nacional desde un punto de vista histrico y econmico.Al contrario que los Bolcheviques, que buscaban una solucin al problema nacional en el derrocamiento revolucionario del zarismo, los socialdemcratas austriacos trataban la cuestin con el espritu de las pequeas reformas y el gradualismo. Bauer escriba: "Por lo tanto debemos aceptar primero que la nacin austriaca permanecer en la misma unin poltica, en la que coexistan juntos al mismo tiempo y preguntar cmo las naciones dentro de esta unin arreglarn sus relaciones entre ellas y el estado". (Citado por Stalin. La cuestin nacional y el marxismo. Pg. 23). Una vez roto el vnculo entre nacin y territorio, la reivindicacin es la agrupacin de las diferentes nacionalidades que viven en diferentes reas, en una unin nacional interclasista. Los miembros de los diferentes grupos nacionales se reuniran en una conferencia y votaran para decidir a qu nacionalidad queran pertenecer, alemanes, checos, hngaros, polacos, etc., despus elegiran su propio Consejo nacional -un "parlamento cultural de la nacin"- , el estilo de Bauer. De esta forma los socialdemcratas austriacos intentaban evitar un choque abierto con el estado Habsburgo y reducan la cuestin nacional a un asunto puramente lingstico y cultural. Bauer lleg tan lejos como para afirmar que la autonoma local de las nacionalidades sera una pasarela al socialismo que "dividira a la humanidad en comunidades delimitadas nacionalmente" y "presentaran un dibujo accidentado de uniones nacionales de personas y empresas". Esta filosofa es totalmente contraria a la posicin de clase y principios internacionales del marxismo. Representa al nacionalismo pequeoburgus con frases "socialistas". Por esta razn Lenin fue muy mordaz con ella, y en particular era muy hostil con la idea de escuelas separadas para las diferentes nacionalidades. Sobre esto Lenin escriba: "La autonoma cultural nacional significa precisamente el ms refinado y, por tanto, el ms nocivo nacionalismo, significa la corrupcin de los obreros con la consigna de la cultura nacional, la propaganda de la divisin de la escuela por nacionalidades, idea profundamente perniciosa e incluso antidemocrtica. En una palabra, este programa est en pugna, sin duda alguna, con el internacionalismo del proletariado, respondiendo nicamente a los ideales de los pequeos burgueses nacionalistas". (Lenin. Problemas de poltica nacional e internacionalismo proletario. Mosc. Progreso. 1981. Pg. 7).En ninguna otra parte el efecto daino de esta teora pequeo burguesa es ms evidente que en el campo educativo. Lenin se opona a cualquier situacin privilegiada para el lenguaje, en contraposicin con Otto Bauer y la defensa de la "autonoma cultural nacional", se opona vehementemente a crear escuelas separadas para los nios de las diferentes nacionalidades. "Llevando a la prctica, el plan de autonoma extraterritorial (es decir, no ligado al territorio en que vive tal o cual nacin) o cultural-nacional slo significara una cosa: dividir la enseanza escolar por nacionalidades, es decir, establecer curias nacionales en la enseanza escolar. Bastar con imaginarse claramente esta verdadera esencia del clebre plan bundista para comprender todo su contenido reaccionario, incluso desde el punto de vista de la democracia, sin hablar ya del punto de vista de la lucha de clase del proletariado por el socialismo". (Lenin. Notas crticas sobre la cuestin nacional. Mosc. Progreso. 1974. Pg. 24). Aqu vemos la diferencia fundamental entre el leninismo y el nacionalismo pequeoburgus. Los marxistas lucharn contra cualquier forma de opresin nacional, incluida la lingstica. Es impermisible que un hombre o mujer sea privado del derecho a hablar en su lengua, a pensar en ella o a utilizarla en un juzgado o en cualquier otra funcin oficial. En general, no hay razones particulares para la existencia de un idioma "oficial", o cualquier privilegio especial de un idioma sobre otro. Separar a los nios sobre bases nacionales, lingsticas o religiosas es totalmente reaccionario y retrgrado. La segregacin de las escuelas jug un papel reaccionario en Sudfrica y EEUU. La separacin de nios catlicos y protestantes en Irlanda del Norte en las llamadas escuelas religiosas juega un papel pernicioso. La religin no tiene lugar en el sistema educativo y debera eliminarse de l. Si las iglesias desean ensear sus doctrinas, deben hacerlo en sus templos y con su dinero, financiado por su congregacin, no por el estado. Y mientras las escuelas satisfacen las necesidades de diferentes grupos lingsticos, y el dinero sea para este objetivo, es totalmente inaceptable separar a los nios en lneas nacionales o lingsticas y de esta forma crear la base para posteriores prejuicios y conflictos.La hostilidad hacia los franceses entre la poblacin flamenca en Blgica es el producto de generaciones de discriminacin de la lengua flamenca y la imposicin del francs. Sin embargo, existen en esta cuestin todo tipo de contracorrientes. En Sudfrica la enseanza de las lenguas nativas en las escuelas (en lugar del ingls) fue una medida de opresin nacional. Los representantes de las nacionalidades no rusas se esforzaron por ensear a sus hijos el ruso. Por ejemplo en las escuelas religiosas de Armenia, a los nios se los enseaba en ruso a pesar de no ser obligatorio. Los Bolcheviques se oponan a la discriminacin contra cualquier lengua, a la asimilacin forzosa y la imposicin a la fuerza de un idioma y cultura dominantes. Pero no hay razn para que cualquier idioma tenga el monopolio. En Suiza no hay una, sino tres lenguas oficiales. Ahora con la tecnologa moderna, no existen motivos par que las personas no puedan recibir una educacin y comunicarse en un parlamento o en un juzgado en el lenguaje que elijan. Pero lo que es inaceptable es la introduccin del veneno religioso y nacionalista en las escuelas. "Los marxistas, estimado socialnacionalista, tienen un programa escolar general, que reclama, por ejemplo, una escuela absolutamente laica. Desde el punto de vista de los marxistas, en un Estado democrtico no es admisible, nunca y en ningn caso, apartarse de este programa general (la poblacin local es la que determina las materias "locales", los idiomas, etc., que han de completar ese programa). En cambio, el principio de "retirar de la incumbencia del Estado" la enseanza escolar para entregarla a las naciones significa que nosotros los obreros, permitimos que las "Naciones" de nuestro estado democrtico gasten el dinero del pueblo en escuelas clericales!. Sin l mismo darse cuenta, el seor Libman ha puesto en evidencia el carcter reaccionario de la "autonoma cultural nacional"!". (Lenin. Notas crticas sobre la cuestin nacional. Mosc. Progreso. 1974. Pg. 31) En este y en cada uno de los aspectos de la cuestin nacional, mientras combatan resueltamente todas las manifestaciones de opresin y discriminacin sin excepcin. Los marxistas tenan una posicin de clase. En Blgica donde los nacionalistas flamencos y valones han intentado -por desgracia con cierto xito- dividir la sociedad belga y el movimiento obrero en lneas nacionales utilizando la cuestin del idioma, los marxistas plantearon reivindicaciones transicionales con relacin al idioma. Por ejemplo si un empresario obligaba a un trabajador a aprender flamenco o francs, ellos exigan que se los ensease dentro de su horario laboral sin reduccin salarial y bajo el control de las organizaciones obreras, y es ms tendran derecho a recibir una paga extra por aprender nueva cualificacin. Vemos cmo Lenin siempre insisti en la necesidad de abordar la cuestin nacional estrictamente desde un punto de vista de clase. "La consigna de la democracia obrera", escriba Lenin, "no es la cultura nacional, sino la cultura internacional de la democracia y el movimiento obrero mundial (...) El programa nacional de la democracia obrera exige: ningn privilegio para ninguna nacin o idioma; solucin absolutamente libre y democrtica del problema de la autodeterminacin poltica de las naciones, es decir, de su separacin como Estado; promulgacin de una ley general para todo el pas, declarando ilegal y sin efecto toda medida (de los zemstvos, municipios urbanos, comunidades, etc.,) que establezca cualquier privilegio para una de las naciones y menoscabe la igualdad de derechos de las naciones o los derechos de una minora nacional; cualquier ciudadano del Estado tiene derecho a exigir la revocacin de tal medida por anticonstitucional y que se castigue como delincuentes a cuantos traten de llevarla a la prctica.". (Ibd.. Pg. 8) La naturaleza divisoria de la "autonoma cultura y nacional" demostr sus efectos perniciosos en la unidad de los trabajadores de Austria. Despus del Congreso de Wimberg, el Partido Socialdemcrata Austriaco comenz a dividirse en partidos nacionales. En lugar de un partido de trabajadores unido en el que estuvieran representadas todas las nacionalidades, se formaron seis partidos separados -alemn, checo, polaco, rutenio, italiano y yugoslavo- . Esto estimul la extensin del sentimiento chauvinista y los antagonismos nacionales en el movimiento obrero, con resultados negativos: el Partido Checo no quera hacer nada con el Alemn, etctera. Como siempre ocurre, las llamadas polticas prcticas de reformas consiguieron resultados contrarios a los que pretendan. Adoptaron el programa de la autonoma cultural - nacional para evitar la ruptura del imperio Austro Hngaro, pero ocurri precisamente lo contrario. El derrocamiento de los Habsburgo podra haber llevado a una revolucin proletaria, como ocurri en febrero de 1917 en Rusia. Pero el fracaso de la clase obrera en tomar el poder llev directamente a la desintegracin de Austro Hungra en lneas nacionales, mientras que la poltica de Lenin del derecho de las naciones a la autodeterminacin tuvo el efecto de unir a los trabajadores y campesinos de las naciones ms oprimidas, y crear las condiciones para una federacin sovitica. Esto no es separatismo, era la posicin del Bolchevismo. Brillantemente vindicada despus de 1917. TERCERA PARTE: LENIN Y LA CUESTIN NACIONAL "Mientras que en los Estados de nacionalidad homognea la revolucin burguesa desarrollaba poderosas tendencias centrpetas, que actuaban bajo el signo de la lucha contra el particularismo, como en Francia, o la fragmentacin nacional, como en Italia y Alemania, en los Estados heterogneos, como Turqua, Rusia, Austria-Hungra, la revolucin burguesa desata un movimiento de carcter centrfugo". (Trotsky. Historia de la Revolucin Rusa. Madrid. Zyx. 1974. Vol. 2. Pgl 316).Rusia antes de la revolucin era un pas atrasado y semifeudal, dependiente del imperialismo extranjero. Una situacin similar a la que tienen hoy los pases del Tercer Mundo. El problema de las nacionalidades ocupaba un lugar central en la vida poltica rusa. Aunque a la Rusia zarista le gustaba enmascarar su poltica expansionista bajo el disfraz de la proteccin a las pequeas naciones oprimidas de los Balcanes, en realidad era una prisin para todas las nacionalidades. El 43% de la poblacin perteneca a la Gran Rusia -la nacionalidad dominante, y el otro 57% estaba formado por ucranianos, georgianos, fineses y dems nacionalidades oprimidas. Setenta millones de rusos dominaban a noventa millones de no rusos, y a su vez todos eran dominados y oprimidos por el estado zarista. Para empeorar las cosas el nivel cultural y econmico -al menos en los territorios occidentales- de los pueblos subyugados en general era ms alto que en la misma Rusia. Mientas que podra decirse que la expansin de Rusia hacia el Cucaso, en particular hacia Asia Central, jugaba un papel relativamente progresista, no ocurra lo mismo con Polonia, Finlandia y dems estados Blticos. A este respecto Engels comentaba lo siguiente: "Finlandia es finesa y sueca, Besarabia rumana, el reino de Polonia polaco. En este caso no se trata de la unin de razas dispersas pero emparentadas para que todas lleven el nombre de rusos, lo que tenemos aqu es la descarada conquista por la fuerza de territorios extranjeros, simplemente eso". (Marx y Engels. Obras Completas. Vol. 27. Pg. 28. Edicin en ingls). Con relacin a la cuestin nacional, el Partido Bolchevique desde el principio mantuvo una postura muy escrupulosa. Era esencial para ganar a las masas y en particular al campesinado. La cuestin nacional por regla general afecta menos a la clase obrera que a las masas de la pequea burguesa, y en especial al campesinado. Desde un punto de vista histrico la cuestin nacional y la cuestin agraria estn unidas estrechamente. En algunas ocasiones marxistas con mucha formacin tratan el problema incorrectamente. Para llegar a las masas de la pequea burguesa y ganarlas a la causa de la revolucin, era absolutamente necesario utilizar demandas democrticas y parciales, por ejemplo el derecho a la autodeterminacin. Pero estas consignas slo tienen sentido si forman parte de la lucha del proletariado y su partido para ganar la direccin de las masas en su lucha directa contra la burguesa, los partidos y tendencias pequeo burguesas. La condicin previa para el xito de la revolucin es sostener una lucha implacable contra la burguesa y la pequea burguesa nacionalista. Y para dirigir esta lucha es necesario mantener una postura clara con relacin a la cuestin nacional.Trotsky, igual que Lenin, escribi tambin mucho sobre la cuestin nacional. Es de inters especial el maravilloso captulo de "La Historia de la Revolucin Rusa", dedicado a la cuestin nacional, es el mejor resumen de la posicin del Partido Bolchevique sobre esta cuestin. Pero fue fundamentalmente Lenin quien desarroll la postura marxista sobre la cuestin nacional. Trotsky resumente as la postura Bolchevique: "Lenin haba previsto con suficiente tiempo el carcter inevitable de los movimientos centrfugos nacionales en Rusia, y durante aos enteros luch en forma obstinada, especialmente contra Rosa Luxemburgo, por el famoso pargrafo 9 del viejo programa del Partido, que formulaba el derecho de las naciones a disponer de s mismas, es decir, a separarse completamente del Estado. Esto no significa que el Partido Bolchevique tomase sobre s la propaganda separatista. Lo nico que prometa era resistir con firmeza todo tipo de opresin nacional, incluida la retencin forzada de una nacionalidad en los lmites de un estado comn. Slo de este modo pudo el proletariado ruso conquistar gradualmente la confianza de las nacionalidades oprimidas.Pero ste es solo un aspecto del asunto. La poltica bolchevique en el problema nacional tena un segundo aspecto, que a pesar de su aparente contradiccin con el anterior, en realidad lo complementaba. En los marcos del Partido y, en general, de las organizaciones obreras, el bolchevismo aplicaba el centralismo ms riguroso, combatiendo sin tregua el menor contagio nacionalista que enfrentara a los obreros los unos a los otros o que pudiera dividirlos. Negando categricamente al estado burgus el derecho de imponer a una minora nacional una residencia forzada y hasta una lengua oficial, el bolchevismo consideraba un deber sagrado vincular estrechamente en un gran todo a los trabajadores de las diversas nacionalidades, apelando a su voluntaria disciplina de clase. Por este motivo, se negaba en forma terminante a organizarse como una federacin de secciones nacionales. Una organizacin revolucionaria no es prototipo del estado futuro sino el instrumento para su creacin, y todo instrumento debe ser adecuado para fabricar el producto, pero no debe asimilarse a l. Slo una organizacin centralizada permite el triunfo revolucionario, aunque se luche contra la centralizacin opresiva de las naciones". (Ibd. Pg. 316-317).

Qu es una nacin?En el perodo anterior a la Primera Guerra Mundial, Lenin dedic una gran parte del tiempo a la cuestin nacional, y en concreto a responder las teoras revisionistas de Otto Bauer. Entre 1908 y 1910, Lenin estuvo en el exilio y prcticamente aislado. Debido a la ausencia de contactos con Rusia y la escasez de colaboradores, recibi con entusiasmo la llegada de Stalin, un joven georgiano casi desconocido para l. Como era habitual Lenin pas mucho tiempo animando al recin llegado, algo que haca habitualmente con los jvenes camaradas. Adems Stalin era georgiano, perteneca a una nacionalidad oprimida. Lenin vio la oportunidad de instruir a su pupilo -que demostr ser extremadamente diligente- en las ideas fundamentales de su poltica sobre la cuestin nacional. El resultado fue un largo artculo que apareci a finales de 1912 en las pginas de la revista Prosveshcheniye ("Ilustracin") titulado La cuestin nacional y el marxismo. En 1914 el artculo apareci como panfleto con el ttulo La cuestin nacional y el marxismo. Aparece en el segundo volumen de las obras de Stalin. Durante aos fue considerado el manual del partido sobre la cuestin nacional, realmente a pesar de su presentacin algo formalista no es un mal artculo. Pero en ningn caso fue el resultado del genio terico de Stalin. En realidad este artculo no fue obra de Stalin. A. H. Carr lo comenta: "La evidencia interna y externa demuestra que fue escrito bajo la inspiracin de Lenin". (E. H. Carr. La Revolucin Bolchevique. Vol. 1. Pg. 425-6). Las ideas de este artculo son de Lenin. La introduccin a este artculo, escrita en el momento lgido de la agitacin antisemita con el clebre caso Beyliss, adverta de "la oleada de nacionalismo avanzaba ms y ms, amenazando envolver a las masas obreras". Y aade: "En este momento difcil, incumba a la socialdemocracia una alta misin: hacer frente al nacionalismo, proteger a las masas contra la "epidemia" general. Pues la socialdemocracia, y solamente ella, poda hacerlo contraponiendo al nacionalismo el arma probada del internacionalismo, la unidad y la indivisibilidad de la lucha de clases." (Stalin. La cuestin nacional, el marxismo y la lingstica. Madrid. Akal. 1977. Pg. 15). La cuestin central era como definir una nacin, que no es tan fcil como parece. Es como definir el tiempo. San Agustn dijo que l saba qu era el tiempo, pero si alguien le peda que lo definiera era incapaz de hacerlo. Ocurre lo mismo con una nacin. Todos creen saber que es, pero si pedimos la definicin, encontraramos grandes dificultades. El panfleto publicado con la firma de Stalin intenta dar una definicin. El resultado probablemente sea lo ms cercano a una formulacin satisfactoria. Frente a la definicin subjetiva de Bauer, una nacin se define aqu con un sentido cientfico marxista: "Nacin es una comunidad humana estable, histricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad del idioma, del territorio, de la vida econmica y de la psicologa, manifestada sta en la comunidad de la cultura". (Ibd. Pg. 20). Una nacin debe tener una lengua y territorios comunes, una historia y cultura compartida, y tambin estar unida por poderosos lazos econmicos. Es definicin tan general, que sin duda es correcta y en cualquier caso infinitamente superior a la forma "psicolgica" de abordar el tema por parte de Otto Bauer y los seguidores de la "autonoma nacional cultural". En la vida real siempre se encuentran variantes que contradicen esta definicin en uno o ms aspectos. Responder a qu es una nacin es algo notoriamente resbaladizo y ha llevado a ms de un anlisis al desastre,Por ejemplo, tomemos el caso del idioma. La importancia del idioma para una nacin es evidente. Parece ser la marca ms indistinguible de la nacionalidad. En "La Historia de la Revolucin Rusa", Trotsky expresa la importancia del idioma de la siguiente forma: "La lengua es el instrumento ms importante de vinculacin entre los hombres y, en consecuencia, de vinculacin en la economa. Se convierte en lengua nacional cuando la victoria de la circulacin mercantil unifica una nacin. Sobre tal base se erige el Estado nacional, que es el terreno ms cmodo, corriente y ventajoso para el desenvolvimiento de las relaciones capitalistas. (Trotsky. Historia de la Revolucin Rusa. Vol. 2. Pg. 315).Hay excepciones incluso para esta regla tan importante. Pocos por ejemplo negaran que Suiza es una nacin. La identidad nacional suiza ha sido forjada durante siglos de lucha para conservar una identidad nacional individual, principalmente frente a Austria. Los suizos no tienen un idioma comn, como correctamente destac Lenin: "En Suiza existen tres idiomas oficiales, pero durante los referndums los proyectos de ley se imprimen en cinco idiomas, es decir, en los tres oficiales y en dos dialectos romances. Segn el censo de 1900, de