El Lenguaje de Los Sentimientos Completo

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EL LENGUAJE DE LOS SENTIMIENTOS David Viscott EMECÉ

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En este libro, aspiro a crear un marco de referencia dentro del cual el lector pueda analizar sus propios, sentimientos y su vida. Con ello es¬pero asimismo proporcionar un elemento de guía que permita a los sentimientos hallar su ex¬presión más natural de la manera más económica y socialmente aceptable y que en el proceso cuente con las mayores probabilidades de resol¬ver conflictos y estimular su propio desenvolvimiento. Podemos manejar nuestros sentimientos en forma defensiva o bien constructiva. En la primera, nos volvemos hacia adentro, mientras que la segunda es un expresivo volverse hacia fuera.

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EL LENGUAJE DE LOS SENTIMIENTOS

EL LENGUAJE DE LOS SENTIMIENTOSDavid Viscott

EMECCOMENTARIO DEL AUTOR (INTRODUCCION)Nuestros sentimientos son un sexto sentido, el sentido que interpreta, ordena, dirige y resume los otros cinco. Los sentimientos nos dicen si lo que experimentamos es amenazador, doloroso, lamentable, triste o regocijante. Podemos describirlos y explicarlos de manera sencilla y directa, ya que no hay en ellos nada de mstico ni de mgico. Conforman todo un lenguaje propio. Cuando hablan los sentimientos, nos vemos obligados a escuchar y a veces, a actuar, aun cuando no siempre comprendamos el porqu. No tener conciencia de los propios sentimientos, no comprenderlos o no saber cmo utilizarlos y expresarlos es peor que la ceguera, la sordera o la parlisis. No sentir es no estar vivo. Ms que ninguna otra cosa, los sentimientos nos hacen humanos. Nos hacen, en fin, semejantes.

Los sentimientos son nuestra reaccin frente a lo que percibimos y a su vez tien y definen nuestra percepcin del mundo. Son, en realidad, el mundo en el que vivimos. Dado que buena parte de lo que conocemos depende de nuestros sentimientos, flotar a la deriva en medio de sentimientos confusos o vagamente percibidos equivale a sentirse a la deriva en un mundo confuso.Mi objeto al escribir esta obra es explicar la naturaleza de los sentimientos: su significado, su manera de actuar, su origen, y por ltimo, la forma de comprenderlos y utilizarlos. La explicacin que propongo proviene tanto de mi formacin profesional y experiencia en la clnica psiquitrica, como de la familiaridad y conocimiento que tengo de m mismo, los cuales; segn confo, por ser an incompletos, continan aumentando. Durante el desarrollo de mis puntos de vista he llegado a adquirir la conciencia de mis propias limitaciones y por ello he tratado, de evitar que ellos interfieran en forma negativa. No pretendo proveer aqu la totalidad de las respuestas, pero creo haber adquirido cierto conocimiento de los sentimientos en el curso del tiempo. Intentar, pues, formular aqu los conceptos formados en los trmimos ms directos y sencillos posibles

El lenguaje de los sentimientos es el medio por el cual nos relacionamos con nosotros mismos. Si no podemos comunicarnos con nosotros mismos, no podemos comunicarnos con los dems. Como he sealado, percibimos el mundo por medio de los cinco sentidos. Las impresiones sensoriales que nos llegan por dichos sentidos deben ser integradas nuevamente por cada uno de nosotros: La manera como cada uno percibe con un sentido determinado varia, pero no tanto como la manera como cada uno "crea un sentido" del mundo que percibe. Este proceso de integrar el mundo a nosotros, a nuestra propia manera es un proceso mental bsico, as como tambin un proceso creativo.

Nuestros sentimientos son la reaccin a lo que percibimos por medio de los sentidos y dan forma a nuestras reacciones frente a lo que percibiremos en el futuro. La persona que lleva dentro una gran dosis de enojo no resuelto, por ejemplo puede tender a hallar que el mundo que encara es un mundo tambin lleno de enojo y con ello justificar y perpetuar su propio sentimiento.

Creo que de esto cabe inferir que el mundo es en buena parte el que nosotros mismos nos creamos. En realidad, el mundo se halla mucho ms bajo nuestra influencia de lo que la mayora de nosotros advierte. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestros sentimientos, asumimos, adems, nuestra responsabilidad frente a nuestro mundo. En la comprensin de nuestros propios sentimientos reside la clave del dominio de nosotros mismos la verdadera independencia, lo cual significa lograr el nico poder real que merece ser obtenido. Si bien la idea implica que cada, uno de nosotros acta en forma autnoma, tambin significa que cada uno puede hacer mucho para reconstruir las piezas inconexas de su vida y llevarlas a una armona. Sospecho en verdad que si cada uno aceptase la responsabilidad de poner orden en su propio mundo emocional, el mundo ms amplio podra adquirir tambin mayor realidad, armona y aun paz.

Es mi esperanza que este libro contribuya a despejar el misterio que rodea a los sentimientos, per-mita en mayor medida reconocer y comprender lo que sentimos, muestre el origen de los sentimientos, as como su direccin, a fin de que se transformen en aliados, en lugar de enemigos de nuestro propio desarrollo normal. No es mi propsito proponer soluciones llamativas o sujetas a modas efmeras. El mtodo bsico es la comprensin, mediante la cual aspiro a que cada uno de mis lectores llegue a adquirir una conciencia renovada de s mismo.

Hay mucho en estas pginas, sin duda, que muchos han pensado ya, o por lo menos, sentido con anterioridad. Intentar aqu, no obstante, ordenar este material y darle con ello mayor utilidad, indicando cul es el lenguaje de los sentimientos sobre el que sea posible articular una sintaxis apropiada de las emociones.

A medida que expresamos en forma ms abierta nuestros sentimientos, tenemos menos necesidad de precavernos con cosas que hallamos amenazadoras en el mundo, ya que en lugar de ocultarlos la persona abierta los utiliza como gua para interpretar el mundo que vive. Quienes confan exclusivamente en el intelecto para encontrar su camino en el mundo, no tienden a estar tan en armona con el como quienes utilizan sus sentimientos. Los ms altos logros del hombre no se encuentran en la precisin de su ciencia, sino en la perfeccin de, su arte. El arte del hombre es la celebracin de sus sentimientos en su punto de mayor coherencia.

No es posible captar la realidad sin tener en cuenta los sentimientos. Las abstracciones del intelecto y el razonamiento tienen importancia, pero cuando ellas pierden contacto con los sentimientos, abren el camino para los actos inhumanos y destructivos. Cuando perdemos contacto con nuestros sentimientos, perdemos a la vez el contacto con nuestras cualidades ms humanas. Recordemos a Descartes y digamos, en una parfrasis de su clebre frase: "Siento, luego, soy".

En, este libro aspiro a crear un marco de referencia dentro del cual el lector pueda analizar sus propios, sentimientos y su vida. Con ello espero asimismo proporcionar un elemento de gua que permita a los sentimientos hallar su expresin ms natural de la manera ms econmica y socialmente aceptable y que en el proceso cuente con las mayores probabilidades de resolver conflictos y estimular su propio desenvolvimiento. Podemos manejar nuestros sentimientos en forma defensiva o bien constructiva. En la primera, nos volvemos hacia adentro, mientras que la segunda es un expresivo volverse hacia fuera.

Todo lo antedicho es, como bien lo comprendo, una empresa altamente ambiciosa y por lo tanto, imposible de lograr en su totalidad, aun con las mejores intenciones. El lector podr, segn espero, aceptar las ideas y mtodos propuestos aqu y utilizarlos como mejor le convenga para solucionar interrogantes, reunir los pormenores de su propia experiencia y con ellos crearse la mejor vida posible por y para s mismo.

David Viscott

Ya que el sentimiento

es el primero en prestar atencin

a la sintaxis de las cosas

nunca te besar completamente

e. e. cummings

CAP 1: LOS SENTIMIENTOS

"Los sentimientos son la forma en que nos percibimos. Los sentimientos son nuestra reaccin al mundo que nos rodea. Son la forma en que sentimos el estar vivos. Cuando nuestros sentimientos son armoniosos experimentamos nuestro mximo nivel de conciencia. Sin sentimientos no hay existencia, no hay vida. En trminos simples, cada uno de nosotros es sus propios sentimientos. Lo que sentimos sobre cualquier cosa refleja nuestra historia y desarrollo, las influencias sobre nuestro pasado, nuestro conflicto actual y nuestro potencial futuro. Comprender nuestros sentimientos es comprender nuestra reaccin al mundo que nos rodea.

Sin conciencia de lo que significan nuestros sentimientos no hay verdadera conciencia de la vida. Nuestros sentimientos resumen lo que hemos vivido y nos dicen si ha sido grato o doloroso. No hay dos personas que incorporen a s mismas del mismo modo lo que perciben. La realidad derivada de nuestras percepciones es, en gran parte, la creacin derivada de nuestras propias necesidades y aspiraciones. Aun as, hay ciertas formas comunes en las qu cada uno de nosotros manejamos nuestra reaccin frente a la experiencia, nuestros sentimientos. Cualquiera sea la forma en que reunimos los fragmentos de este mundo dentro de nuestra perspectiva, existen ciertas estructuras universales en los sentimientos y tales reacciones son previsibles y fciles de comprender.

Si bien cada uno de nosotros puede ser diferente en cuanto a lo que considera importante, todos nos asemejamos mucho en cuanto a nuestra forma de reaccionar, por ejemplo, frente a una prdida de importancia. Cuando la experiencia se reduce a sentimientos bsicos como estos, es posible sentir compasin por el prjimo, ya que los sentimientos crean un vnculo comn entre todos los seres humanos. Cuando comenzamos a comprender este hecho, muchos de los misterios de la vida quedan disipados.

Los sentimientos constituyen la reaccin ms _ directa a nuestra percepcin. Cuando recurrimos tan slo a las palabras para describir lo que percibimos estamos tratando, en realidad, de manejar nuestros sentimientos, ms bien que experimentar1os. El pensamiento es una forma mucho ms indirecta de manejar la realidad que el sentimiento. Los sentimientos nos dicen cundo algo resulta doloroso o nos hiere, porque los sentimientos son la herida. El pensamiento explica la herida, justificndola, racionalizndla, ponindola en perspectiva.

Los mas inteligentes entre los hombres no estn en una posicin de especial ventaja en cuanto a su comprensin de lo que sienten. En, verdad una inteligencia superior suele ofrecer severas desventajas cuando la utilizamos para racionalizar sentimientos y para ofrecer rodeos lgicos, pero no por ello menos engaosos para alejamos de la verdad. Todos conocemos a individuos inteligentes que no parecen poseer la menor compresin de sus propios sentimientos y que en consecuencia resultan amigos deficientes y poco merecedores de nuestra confianza. Estos individuos distorsionan el mundo,"si bien lo hacen a veces con una convincente elegancia y an con gracia, aunque continan estando lejos de comprenderse a s mismos. Parecen f'uncionar mejor dentro de los estrechos lmites de su sistema intelectual, el cual les proporciona un refugio seguro desde donde. pueden contemplar el mundo, comentar sabiamente sobre l y al mismo tiempo mantenerse fuera de la corriente del sentimiento humano. Tales individuos ponen su enfoque en un aspecto del crecimiento humano, en el ordenamiento del detalle por medio de la lgica.

En esta esfera intelectual se forman las defensas. Se utilizan palabras en lugar de sentimientos. El mundo se crea en forma bidimensional con conceptos y no cabe confiar en los sentimientos por resultar, en trminos. literales, tan capaces de desarmamos.

El mundo es tan complicado que no podemos depender en forma exclusiva de nuestra capacidad intelectual para evaluar nuestras percepciones. Percibimos un gran nmero de estmulos y debemos buscar el denominador, comn. Nuestra capacidad de pensar nos permite formamos conceptos y clasificar nuestras impresiones. Afortunadamente, no obstante, contamos con atajos en el proceso mental y el lazo que comprendemos con mayor facilidad entre los estmulos externos y las impresiones percibidas es un sentimiento. Por ejemplo, podemos experimentar un sbito temor que nos advierte que nuestra supervivencia est amenazada mucho antes de que lleguemos a elaborar el concepto mental que nos llevar a idntica conclusin. A veces, en cambio, permitimos que nuestros sentimientos acten sobre nuestras percepciones. Si bien esto puede intensificar nuestro estado de alerta y nuestro sentido de la propia proteccin, tambin puede

distorsionar el mundo que percibimos, en particular cuando nos lleva a sentimos excesivamente vulnerables frente a l.

El mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera. A pesar de ello, todos podemos aprender a encararlo mediante el uso de nuestras aptitudes naturales en forma ms eficaz, en lo cual est incluido el aprender a sentir con mayor sinceridad.

Cuanto ms sinceros nos volvamos, mayor energa tendremos para hacer frente a nuestros problemas. Estar en conitacto con nuestros propios sentimientos es el nico medio de lograr ser abiertos y libres, el nico modo de llegar a ser dueos de nosotros mismos. Ver al mundo en trminos "intelectuales" es tan distinto de sentirlo, como lo es estudiar un pas en un libro de geografa de vivir en l.

Cuando no vivimos con nuestros sentimientos; no vivimos en un mundo real. Los sentimientos son la verdad. Lo que hagamos con ellos determinar si vivimos la verdad o la mentira. El uso de defensas en un intento de manejar los sentimientos puede distorsionar nuestra percepcin de la verdad, pero ella no cambia por eso. La explicacn de los sentimientos hasta creerlos eliminados no los resuelve ni los exorciza. Estn all y es necesario encararlos.

Culpar a otros no les quita su capacidad de herir ni disminuye Su intensidad. Es posible disfrazarlos, negarlos, racionalizarlos, pero el sentimiento doloroso no desaparece hasta que ha recorrido su curso natural. En realidad, cuando eludimos un sentimiento, sus efectos dolorosos suelen prolongarse y resulta cada vez ms difcil manejarlo.

Para comprender los efectos psicolgicos y emocionales gel dolor resulta til comprender su naturaleza fsica. Fisiolgicamente la sensacin de dolor se transmite por determinadas fibras nerviosas y es percibida cuando cualquier receptor sensorial se ve sobrecargado por encima de su capacidad normal de recibir y transmitir informacin. Cuando la presin se vuelve demasiado severa, o la temperatura demasiado elevada, o el sonido demasiado intenso, el estmulo deja de ser percibido como presin, temperatura o sonido, para serlo como dolor. La corriente elctrica llamada de lesin, se inicia en el extremo nervioso y es enviada al cerebro. El impulso doloroso provoca una respuesta de evasin que nos lleva a apartar la parte del cuerpo amenazada, reaccin que a menudo se produce en forma automtica.

La respuesta de evasin resulta bsica para la comprensin de los sentimientos humanos, porque los sentimientos humanos dolorosos tambin producen una corriente de lesin que nos informa que estamos en peligro y que debemos protegemos. Es tan posible sobrecargar los sentimientos como cualquier otro sistema de energa.

Cuando existe la amenaza de una lesin emocional, nuestra reaccin natural es evitarla. Si la lesin no es evitable, debemos aceptarla como una amenaza real, con el fin de hacer los preparativos necesarios para reducir la intensidad de la lesin y con ello decidir en cuanto al mejor remedio. As como durante el desarrollo del espritu de esfuerzo independiente del nio, tambin durante el proceso de la lesin y su curacin existe un momento para prestar apoyo y ayuda y un momento en el que la persona misma deber contribuir al proceso de su curacin, que es a la vez un perodo de crecimiento.

A veces, no obstante, reaccionamos exageradamente frente a sentimientos dolorosos y elaboramos defensas impenetrables. Cuando nuestros sentimientos estn alterados por estas defensas que nos separan del dolor, el proceso de manejar los sentimientos puede hacerse difcil porque perdemos de vista nuestro problema.

Existe un momento apropiado para las defensas y un momento en el cual es necesario bajarlas. El objeto de las defensas es el de protegemos contra mayores daos al proporcionamos algo de distancia y de tiempo. Cuando las utilizamos en exceso para protegemos contra todo dolor, requieren el uso de tanta energa que sus efectos desgastan casi tanto como el dao mismo. La energa consumida por las defensas interviene en la construccin y mantenimiento de una barrera contra la realidad. Todos nosotros necesitamos establecer el equilibrio entre el dolor y las defensas y para ello debemos utilizar como gua nuestra experiencia individual. Si bien a menudo solemos tener pocas posibilidades de eleccin en cuanto a usar o no una defensa, podemos bajarla cuando aprendemos a soportar tanto dolor como nos sea tolerable hasta que ste haya cedido en su mayor parte. No es fcil y requiere valor, pero resulta eficaz.

Existen, bsicamente, dos tipos de sentimientos los positivos y los negativos. Los sentimientos positivos incrementan el propio sentido de fuerza y bienestar, el sentido de plenitud, de vida, de totalidad y de esperanza. Los sentimientos negativos interfieren con el placer, agotan la energa y dejan al sujeto extenuado, con un sentido de bloqueo, vaco y soledad. Los sentimientos positivos son regocijantes, como las expresiones sexuales entre dos seres que se aman o los que acompaan el reencuentro con un amigo, o la consecucin de una meta largamente buscada. Los sentimientos negativos acarrean todo el impacto de la prdida, como la percepcin de pequeas muertes por dondequiera que miremos. Los sentimientos positivos con frecuencia hallan expresin en la obra creativa, como la artstica, o bien una nueva idea. Tambin pueden traducirse en un acto de amor o de altruismo. Llevan involucrado un sentido de renovacin.

El objeto de comprender nuestros propios sentimientos y permitir que fluyan hacia su conclusin natural es que lleguemos a sentirnos tan abiertos y tan libres de sentimientos negativos como sea posible, para convertirnos en una personalidad ms elevada, ms creadora y ms productiva. Ms elevada, porque en forma creciente nos sentimos libres del peso de defensas que tienen su raz en el temor y el sufrimiento. Ms creadora, porque nuestra energa se expresa hacia afuera en forma positiva, realzando todo cuanto entra en contacto con ella de un modo que nos es propio e individual. Ms productiva, porque nuestras energas no se ven ya drenadas por la necesidad de impedir que nuestros sentimientos tengan expresin y porque ganamos fuerza al expresarlos con naturalidad.

Cuando sufrimos las heridas emocionales que todos debemos sufrir de vez en cuando, es posible que nos falten las energas y nos sintamos heridos y sin esperanzas durante un tiempo. Es el resultado natural de sentirnos heridos. Si nos permitimos a nosotros mismos vivir las etapas naturales del dolor emocional sin intentar evitar la realidad, podremos resolver nuestro dolor en forma ms completa. Recuperaremos ms pronto nuestras energas y con ellas, nuestra creatividad y productividad.

Los sentimientos deben reflejar el presente y proporcionar una perspectiva personal de los hechos que encaramos. Ello no quiere decir que no quepan en el presente los recuerdos de momentos felices o de sucesos desgraciados. Significa, ms bien, que los sentimientos deben brotar fundamentalmente de lo que sucede ahora y no de los hechos no resueltos del pasado. Es por esta razn, sin duda, que debemos tratar de resolver el dolor del pasado y gozar de libertad para repasar los pormenores de nuestra vida desde una perspectiva de comprensin, la cual abra el camino hacia un crecimiento continuado. El pasado no debe quedar prisionero en un recuerdo rgido que hayamos mantenido en forma defensiva, por ejemplo, para apoyar sobre l una impresin favorable de nosotros mismos. Cuandobloqueamos las partes del pasado que no nos halagan, o bien nos avergenzan, con frecuencia perdemos mucho ms de lo que habamos previsto. Las defensas que bloquean los recuerdos desagradables tambin bloquean los agradables. Ms an, esta incapacidad de recordar lo que es positivo nos despoja de energa y alegra y nos impide formar y mantener una actividad optimista. El ideal es estar libre de toda necesidad de distorsionar la realidad, de manera que si lo deseamos nos sea posible evocar sentimientos del pasado y examinarlos para volver a resolverlos.

Este proceso de resolver problemas emoCionales a 10 largo de toda la vida hace posible un autntico crecimiento y desarrollo. Los problemas de crecimiento de la infancia, por ejemplo, reaparecen constantemente como conflictos en nuestra vida y continan formndonos. Cuando nos mantenemos abiertos, continuamos ,creciendo. Cuando nos cerramos y adoptamos una actitud defensiva, malgastamos nuestra energa y nunca aprovechamos nuestro potencial. El problema en la fase inicial del desarrollo es la dependencia; la meta de la vida, alcanzar la independencia. El problema de la fase siguiente es el dominio y el control; la meta de la vida, alcanzar la libertad. En la siguiente fase existe el problema de la identidad, inclusive en lo sexual, y el objetivo de la vida es, simplemente, sentirnos cmodos con nosotros mismos y aceptar nuestros sentimientos sin fingimientos.

, La adolescencia representa la primera oportunidad de volver a elaborar estos problemas iniciales, proporcionndonos una ocasin para poner a prueba la validez de conceptos previos, la solidez de defensas anteriores. Es, adems, el momento de reconsiderar ciertas transacciones surgidas del temor de perder el amor de nuestros padres, el control de nuestras emociones, o bien pasar vergenza. Los adolescentes tpicos despliegan una serie de defensas amplias y en constante variacin y desconciertan a las personas que los rodean al cambiar de posicin frente a los problemas, as como la imagen de .s mismos, de un momento al siguiente. El adolescente se ve frente a todas las lecciones que hace mucho tiempo se le exigi aprender, o por lo menos, las que sus padres esperaban que aprendiese. No cabe extraarse que se sienta perplejo.

A medidac que las energas sexuales cada vez mayores del adolescente comienzan a buscar expresin, tienden asimismo a hacerle sentirse sin control. Ellas le crean fantasas y sentimientos que puede hallar inaceptables y por ello actuar de manera autodestructiva con el fin de castigarse. El adolescente siente a veces que est loco y con frecuencia acta como si lo estuviera. La imagen clsica del torbellino del adolescente nos resulta harto familiar a todos, con sus movimientos pendulares y la expresin por medio de la simulacin de los sentimientos, en lugar de "sentir" dichos sentimientos, autnticamente.

La conducta del adolescente es su lenguaje para la expresin de sus sentimientos. Tan vlida es para l como lo es para los adutos "hablar de sus sentimientos". Cuando un padre siente pnico en presencia de la rebelin de su hijo adolescente, tiende a reforzar los peores temores que este abriga acerca de si mismo entonces el padre es quien se presenta como fuera de control para el adolescente, quien puede llegar a creer, en este punto, que nadie puede ayudarlo, situacin que puede conducirlo a poner a prueba sus lmites y a enfrentarse con la ley. .

A menudo los padres tratan de sofocar los sentimientos de sus hijos cuando a ellos mismos les provocan malestar. Esta falta de sinceridad al negarse a admitir sus propios sentimientos puede llevar al nio a rebelarse ms an, por cuanto puede ver, o por lo menos intuir, su defensa "adulta".

Algunos padres llegan a estimular secretamente la rebelda de sus hijos para vivir a travs de ellos su propia rebelda, cuando hacen cosas que ellos mismos desearan haber tenido el valor de hacer, ya sea cuando eran adolescentes o bien en ese mismo momento. El padre que se siente prisioneroen su matrimonio, por ejemplo, puede estimular a su hijo a que se escape de casa y consecutivamente seguirlo con sus fantasas.

As como la adolescencia proporciona una segunda oportunidad de que el nio resuelva los problemas no resueltos durante etapas anteriores de la infancia, suele tambin inducir una segunda adolescencia en los padres.

El nio es en tal caso, no slo, como se suele decir, el padre del hombre en su propio interior, sino tambin, el de su padre exterior.

Debemos recordar siempre lo siguiente. Cuando no tratamos los sentimientos de nuestros hijos como si fueran importantes, cmo podr ser posible esperar de ellos qu acten segn lo que ms les conviene, o sea dando la mejor expresin posible a sus propios sentimientos? La postergacin en el nio de asumir responsabilidad por su propia conducta, o bien forzar tal asunci de responsabilidad en forma prematura, puede originar problemas, por una parte, de violenta ira y de sentimiento reprimido, y por otra, de sentirse abandonado y avasallado.

Se ha afirmado que el adolescente pasa a ser adulto cuando puede hacer lo que quiere, aun cuando sus padres estn en favor de que lo haga. Los padres eficaces no hacen ms difcil esta opcin al oponerse a algo que su hijo desee, simplemente por temer ellos sus propios sentimientos.

Durante los aos consecutivos a la adolescencia, los problemas del pasado continan surgiendo y se resuelven por lo menos en forma parcial, a medida que el tiempo derriba las defensas de las actitudes de resistencia an ms intensas. En aos posteriores es intil mentir. El espejo dice la verdad y debemos aceptarla. No se trata aqu de una simple "toma de conciencia" de las cosas. Significa asimismo aprender a disfrutar de lo que nos agrada. Es lstima que no hayamos sabido antes lo que ahora sabemos acerca de nosotros mismos, que somos lo que somos y que lo hemos sido todo el tiempo. Qu difcil es aprender sencillamente a serI

Excepto que... cmo aprendemos a ser? Abrindonos a nuestros sentimientos. y cmo funcionan los sentimientos? Cul es el proceso natural por el cual se hacen manifiestos? Tomemos en forma breve un ejemplo. Comencemos por la ansiedad. Es un sentimiento negativo, pero como hemos visto, los sentimientos negativos pueden llevar a resultados positivos cuando sabemos cmo manejarlos.

La ansiedad es el temor al dao o a la prdida, sea real o imaginada, que an no se ha producido o bien se ha producido pero no ha sido del todo aceptada.

Cuando una persona experimenta un dao o una prdida, siente dolor. El dolor crea un desequilibrio y exige una respuesta de energa. Esta respuesta correctiva tiene'" que ser dirigida hacia afuera en el punto de origen del dolor. La expresin de sa energa es el enojo. Cuando esa energa no puede ser exteriorizada como enojo, y en lugar de ello se interioriza contra el yo, es percibida como culpa.

Cuando no se alivia pronto esta culpa mediante la aceptacin del enojo original, como respuesta razonable al dao inicial, se vuelve contra la persona que la siente. La culpa se hace mas profunda y se transforma en depresin. Tal depresin puede destruir a una persona y consumir toda su energa.

LA ANSIEDAD ES EL TEMOR AL DAI'ilO O A LA PRDIDA.

EL DAO O LA PRDIDA LLEVAN AL ENOJO.

EL ENOJO CONTENIDO LLEVA A LA CULPA.

LA CULPA NO ALIVIADA LLEVA A LA DEPRESION.

Tales sentimientos surgen en forma natural cuando sufrimos una prdida. Existen tres clases fundamentales de prdida: la prdida de alguien que nos ama o bien la prdida de su amor o de nuestra sensacin de ser amados; la prdida del propio control y la prdida de la autoestima. Cada sensibilidad particular a la prdida tiene origen en una etapa de desarrollo determinada de los primeros aos de la infancia. Desde luego todos somos sensibles a todos estos tipos de prdida, el amor, el control y la autoestima, pero cuando una persona es en especial sensible a un tipo de prdida, tiende a utilizar un determinado tipo de defensas para manejar dicha prdida. La persona que teme perder el control, por ejemplo, ve el mundo en trminos de control. Responde a cada prdida como, si ella reflejara su propia falta de control. Del mismo modo, otras personas interpretan todas las prdidas como pruebas de que no merecen ser amados y otras, ven todas las prdidas en trminos de una disminucin de la propia estima.

Ms adelante me referir con mayor extensin a estos tres tipos de prdidas pero, en general, la forma en que percibimos una prdida depende de nuestra ubicacin en nuestro propio desarrollo emocional.

Es comn a todas estas distorsiones de la prdida, el convencimiento de que debemos ser, sencillamente, perfectos. Decidimos que son nuestras propias imperfecciones, que por lo general nos cuesta admitir, las responsables de nuestro dao. Si creemos estar en falta, pero no podemos, en realidad, admitirlo, es probable que marchemos por la vida tratando de probar que carecemos de todo defecto. Ninguno de nosotros, como es obvio, deja de tener defectos pero es mucho ms saludable encarar dichos defectos y aprender a manejarlos que negar su existencia. Al mismo tiempo, cada uno de nosotros es responsable de vivir la mejor, es decir, la vida ms plena posible. Comprendo que la responsabilidad resulte alarmante a quien la haya eludido siempre, pero al mismo tiempo constituye un acto de liberacin una vez aceptada realmente la idea.

A quin ms habramos de confiar la responsabilidad de nuestros sentimientos, de nuestra vida?

Quin, salvo nosotros, puede saber con certeza lo que sentimos de verdad, especialmente cuando no nos conocemos a nosotros mismos? Otros pueden formular conjeturas aproximadas sobre nuestros sentimientos, pero la responsabilidad de nuestro propio viaje por este mundo est en nuestras propias manos. Siempre fue as. Siempre lo ser.

Es en el terreno de los sentimientos donde los errores del pasado y los problemas del futuro desarrollo individual tienen las mayores posibilidades de ser resueltos una vez ms y mejor. Los problemas que se presentan como cerrados y las defensas que nos parecen rgidas pueden ser llevadas a un movimiento renovado, de tal manera que podamos desplazarnos desde el dao hacia la curacin, desde el dolor hacia el bienestar, desde la fantasa y la defensa hacia la realidad y la aceptacin.

Cuando aprendemos a permitir que nuestros sentimientos hallen su expresin natural, el mundo que percibimos puede tambin cambiar y volverse ms real y nosotros mismos, ms seguros y ms sinceros en nuestra apreciacin de dicho mundo. Sin ello, no existen muchas probabilidades de lograr la felicidad ni la propia realizacin. La vida puede malgastarse en un intento por ser algo distinto de nuestro propio ser en su expresin ms elevada y autntica.

No temamos ser nosotros mismos, y apoyar siempre nuestros sentimientos sin fingir que tienen importancia.

Qu es ese yo? Quines somos? Somos las personas que experimentan sus propios sentimientos y crean su propio mundo.

CAPITULO 2: DAO Y PERDIDA

El hecho de sentirse daado o lesionado, es conocido asimismo como sentirse "mal". Sentirse mal es una expresin amplia y vaga que utilizamos para describir toda clase de sentimientos, sin admitir demasiado.

Como lo esboc en el captulo anterior, la gente se siente herida cuando siente que ha perdido algo. Cuanto ms importante es la prdida, tanto ms importante el dao. A menudo no comprendemos la importancia que tiene algo para nosotros hasta que lo perdemos. Las defensas que nos ayudan a manejar nuestro mundo actan en gran medida protegindonos de la vulnerabilidad a la prdida.

Todos nos sentimos vulnerables frente a algo y ninguno de nosotros se siente completamente seguro. Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad. Cuando vivimos fingiendo que no es posible herirnos, o bien que slo es capaz de herirnos un nmero limitado de prdidas, hacemos algo ms que engaarnos a nosotros mismos. Nos subestimamos en cuanto a nuestras posibilidades. Decir que no podemos ser heridos es otra manera de decir que no nos importa nada de nosotros mismos, de nuestro mundo, ni de quienes viven en l. Si no somos vulnerables a la prdida, el grado en que estamos involucrados en el mundo no es, con toda probabilidad, muy profundo.

Las personas que slo forman lazos superficiales tienen un exagerado temor de acercarse demasiado a otras personas. Temen ser objeto de abandono, traicin o rechazo, a pesar de que su estilo exterior de vida d a otros la impresin de que no hay nada en el mundo capaz de molestarlas nunca. Si alguien se crea un estilo de vida a manera de foso que lo asle de verse envuelto en otras relaciones, cabe abrigar pocas dudas de que en la vida de dicha persona hay poca felicidad, ya que cualquier cosa que acta como defensa rgida asla al individuo de la dicha, a la vez que del dolor. La gente con defensas rgidas vive a menudo en un mundo con aspecto neutro y sin color y que ofrece poco movimiento o variedad. Tanto es retenido por el tamiz de sus defensas, que su opaca y aburrida percepcin del mundo autoperpeta. La alegra es lo opuesto del dolor. En lugar de algo que se agota se recibe con ella algo que nutre. Quienes son incapaces de aceptar ser heridos son tambin incapaces de dar placer a otros. Ambos procesos exigen la apertura. Ser abierto significa ser vulnerable, ser capaz de sentirse herido y tambin de dar placer.

Todo el mundo ha experimentado el ser herido en su vida. A menudo las prdidas ms obvias, aun para el observador superficial, son difciles de reconocer para nosotros, porque sufrimos ms intensamente en los puntos donde actan nuestras defensas. El descubrir qu significa una prdida para nosotros es el primer paso para comprender el dolor de ser heridos y sobreponemos a l.

Los nios tienden a sentirse inseguros y vulnerables porque son pequeos y hasta cierto punto indefensos, y dependen de la fuerza de otros. Tienen que mantener una buena relacin con su benefactor, lo cual implica no hacer nada que les prive de la relacin protectora. La gente joven no siente que es su propia persona. No siente que puede ser su propia persona, sin incurrir en cierto riesgo de perder la proteccin de los otros. Cuando crecemos llegamos a comprender que por fuerte que haya sido la persona que nos protegi no siempre es posible contar con dicha proteccin, y aun cuando poda drnosla, no siempre saba por qu nos sentamos amenazados, ni contra qu protegernos.

La condicin infantil de ser vulnerables tambien implica ser abiertos. La mayora de las personas, sin embargo, no puede soportar mucho tiempo esta condicin sin colocarse pronto en posicin defensiva. Preferimos ser protegidos a arriesgamos a quedar abiertos a la herida. Para aceptar esta condicin de vulnerables sin que ello implique volvemos defensivos, debemos tener la conviccin slida de nuestra propia bondad y fuerza interior, la conviccin de que, sea lo que fuere que surja en nuestro camino, seremos capaces de encararlo de alguna manera. Tambin es necesario saber que cualesquiera sean nuestros defectos, no son nicos, ni muy diferentes de los de otros. Tampoco son tan graves como creamos. Cuando tenemos oportunidad de cambiar opiniones y experiencias con otros, descubrimos que, en realidad, son pocas las personas con quienes estaramos dispuestos a cambiar nuestros defectos por los de ellos.

El punto decisivo para un cambio de actitud en la mayora de la gente es aquel en el que se acepta la inseguridad y se abandona el esfuerzo para ocultarla. Cabr celebrar, entonces, el da que comprendamos que nuestras imperfecciones son humanas y que tratar de ocultar nuestros problemas no hace ms que hacerlos ms evidentes para los dems y ms difciles an de corregir. Cuando se vierten energas para ocultar faltas, resta poca para corregirlas. Lo esencial es hacer uso de nuestra experiencia y dejar que ella nos seale nuestras fallas al mismo tiempo que puestras cualidades. Tal proceso nos da la definicin de nosotros mismos, Por qu perder el tiempo sealando problemas que advertimos en otros, pero que somos incapaces de contemplar en nosotros mismos?

El sentimos heridos seala lo que es importante para nosotros mucho ms que ningn otro sentimiento. Esto es verdad sobre todo en las personas vulnerables y en las que cuentan con menos defensas contra el dao. No es posible aprender ni crecer a partir de una experiencia que negamos, incluida la de sentirnos heridos. Por su naturaleza misma el dolor es difcil de negar. El dolor duele. Si aceptamos nuestra condicin de vulnerables y la consideramos como prueba de que estamos en una posicin abierta y de sensibilidad frente a nuestro mundo, aceptando que no somos perfectos, dejando de proyectar la imagen de alguien que no lo es, podemos sacar gran provecho de la experiencia de haber sido heridos, ver y comprendernos a nosotros mismos con todas nuestras fallas, con mayor claridad, para tener oportunidad de sobreponemos a ellas y crecer como individuos. Cuando necesitamos fingir ante nosotros que hemos alcanzado ya el xito, no logramos otra cosa que preparar el camino para una prdida grave en el futuro, cuando suframos la herida de no haber llegado a la altura de nuestras pretensiones.

Como nuestra energa es limitada, es malgastarla hacer cualquier uso de ella que no sea la bsqueda de la verdad y de lo que nos ayuda a crecer o a decdir lo que es mejor para nosotros. Hacer otra cosa significa un drenaje de energas en el que terminamos por tratar de justificar algo que sencillamente no es verdad. Ms an, cuando utilizamos la energa para sostener una mentira, resulta, cada vez ms difcil distinguir qu es real, ya que hemos dedicado tanto de nosotros mismos y de nuestra energa a algo que es falso, que renunciar a ello es semejante a perder parte de nosotros mismos. Con el tiempo el temor a aceptar la verdad se agudiza y nos obliga a negar ms y ms de lo que es real.

Cuando buscamos expresar un sentimiento que en su origen es doloroso, en lugar de sentir dolor o enojo por haber sido heridos, a menudo enterramos dicho sentimiento doloroso o bien lo expresamos de otra manera, o sea como un sntoma. Por ejemplo, existen sntomas compulsivos cuyo objeto es destruir "malos" sentimientos o bien alejarlos en forma mgica, como lo hace, por ejemplo, el lavado compulsivo de las manos. Existen los llamados sntomas de conversin, mediante los cuales, en lugar de sentir, una parte del cuerpo es simblicamente afectada, como si en realidad se sufriera la ceguera antes que mirar sentimientos dolorosos. Existen enfermedades fsicas que se agravan a causa de factores emocionales, desdoblamientos de la personalidad y negacin de la realidad. La lista de sntomas posibles es interminable. El significado de cada uno de ellos es, con frecuencia, altamente personal y resulta claro solamente cuando se descubre el significado de los sentimientos simblicamente contenidos en l. Los sentimientos pueden bloquearse en cualquier punto del proceso, en la amenaza, en la herida, en la ira, en la culpa o en la depresin.

Lo esencial es que a menos que decidamos que vale la pena alcanzar nuestra mxima personalidad y el riesgo de experimentar la verdad de nuestros sentimientos, nos hallamos condenados a ser conducidos a- dondequiera que nos lleven nuestras defensas. Qu es posible aprender sobre nosotros mismos que no sospechemos ya? Creemos, acaso, ser tan malvados que el descubrir la verdad nos destruir? Es poco frecuente que la gente se desmorone al descubrir la verdad acerca de s misma. La verdad es que, en general, como todo el mundo, tenemos defectos y no somos tan buenos como esperbamos, aunque al mismo tiempo somos mejores de lo que temamos. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de corregir aquellas fallas que son posibles de corregir y de aceptar aquellas que no lo son para poder continuar creciendo y lograr convertirnos en lo que encierra nuestro potencial.

Si aspiramos a crecer como individuos, debemos comenzar por aceptar el hecho de que como to-

dos, somos humanos, vulnerables y susceptibles de ser heridos y que de todo ella puede surgir la posibilidad de liberarnos mediante la verdad.

Ciertas individuos no fingen ser perfectos sino todo lo contrario, sugieren lo opuesto, que son lo peor de la especie humana, que no tienen cualidades compensatorias y que su vida es sin esperanzas, intil. Estos individuos tienen los mismos problemas defensivos, aunque lo ignoran, que quienes afirman ser perfectos.

Los que viven criticndose a s mismos y proclamando su inferioridad estn diciendo, en realidad: "No se molesten en atacarme, pues yo mismo me he atacado ya y realizado la tarea mucho mejor que nadie". Encaran una herda potencial tratando de neutralizarla de antemano, superando a cualquier crtico que pueda surgir. Cmo, en verdad, ser posible atacarlos, cuando ellos mismos se encargan de atacarse? Mucho de lo que afirman sobre s mismos puede ser verdad, pero no. tanto, ni mucho menos, como llevan a otros a suponer. En otros trminos, no son tan irredimibles como afirman ser. Estn adems tratando de ocuItar, y lo logran dando a sus problemas una apariencia tan abrumadora, que se dira que es una tarea sin esperanzas de xito. decidir cul es el problema ms importante y, mucho menos, intentar resolverlo. Por qu tomarse el trabajo entonces? El resultado final de este proceso de denigrarse a s mismo es pre cisamente idntico que el registrado en quienes niegan la existencia de todo problema. Ambos grupos consideran que no tiene objeto tratar de hacer nada en cuanto a sus propios problemas, en un caso, porque no los tienen; y en el otro, porque slo tienen problemas insolubles.

En presencia de sentimientos heridos y de prdida, resulta notable cunto nos asemejamos todos.

Muchos de nosotros contribuimos asimismo a que nos hieran. Ser heridos prueba que no hemos cometido falta o bien que estamos indefensos y por lo tanto, no podemos asumir la responsabilidad de nuestras dificultades. Implica, adems, que alguien ms es el agresor en nuestra vida. Tales individuos suelen utilizar el ser heridos para controlar a otros consiguiendo que se sientan culpables. Son capaces de causar mucha infelicidad. a cualquiera que caiga prisionero dentro de esa trampa Tratan de dirigir y controlar creando situaciones en las que los otros se ven obligados a hacer algo! Una vez que los otros lo hacen, reaccionan ante ello sintindose profundamente heridos. Se logra as que la parte "causante de la herida" que se encuentra atrapada en la red se sienta culpable, lo cual la lleva a mostrarse enojada con la persona a quien ha herido". El enojo lo confunde, le hace sentirse ms culpable, ya que le resulta difcil ver a la "vctima" como el agresor que es en realidad. Su sentimiento de cuJpa pasa a controlarlo, hasta la prxima vez que se repita. el proceso.

Nunca es posible actuar con xito frente a estos individuos. Con frecuencia crean una situacin en la cual no hacer nada parece equivalente a permitirles que se destruyan a s mismos. Por otra parte, si respondemos a su condicin indefensa, se sienten heridos y afirman que nos inmiscuimos, imponemos nuestra propia voluntad o los despojamos de sus derechos. Si, por el contrario, no prestamos nuestra ayuda, ello se interpreta como prueba de que no nos importa de ellos. Estas personas se aferran habitualmente a su sentimiento de "ultraje" hasta pasado el momento y esperan la ocasin ms propicia para atacarnos, por nuestra conducta negligente. La mejor manera de, encarar el problema es sealarles, simplemente, que nos han puesto en situacin de herirlos, y qu estamos enojados con ellos por habernos manipulado. Es esencial aqu no aguardar tanto tiempo como ellos en abordar el tema. Debemos decrselo tan pronto como advirtamos nuestros propios sentimientos. En materia de sentimientos, la oportunidad en cuanto al tiempo es sumamente importante.

Los problemas que tenga una persona en el manejo de sus sentimientos heridos son en general caractersticos de sus otros problemas en la vida. Las personas incapaces de expresar sus sentimientos heridos suelen verse atrapadas por defensas que controlan sus reacciones. Toda herida a la cual no se le da expresin deja algn dolor dentro. El dolor involucra energa negativa. Cuando este dolor es guardado, desgasta la energa positiva, que se utiliza entonces para equilibrarlo y contenerlo. La vida parece menos dichosa. Los pensamientos y sentimientos carecen de libertad. La concentracin y la productividad disminuyen. Cuando el dolor causado por una _ herida se acumula, contina buscando expresin, pero las defensas impiden que lo haga en forma directa. Los sentimientos negativos que persisten pueden unirse a otros sentimientos negativos o bien teir nuestra percepcin de tal manera que hallamos motivos para sentimos heridos frente a casi todo lo que nos rodea en el mundo. La herida negada exige que se la sienta en otra parte. Cuando, por ejemplo, recibimos un regalo, podemos ver en l un soborno, ms bien que un acto de generosidad. Estamos siempre en actitud suspicaz, imaginando mviles ulteriores ocultos, cuando en realidad no existen.

La mejor manera de superar esta situacin es tratar de identificar la causa origjnal de la herida y sufrir y lamentar la prdida inicial que la provoc. Nada resuelve mejor una prdida que sufrir y llorarla como es debido. No resulta fcil localizar las prdidas cuando constantemente proyectamos nuestros sentimientos heridos en lugar de reconocerlos. En el caso de otra persona que acta de este modo, lo mejor que cabe hacer es sealarle los sentimientos que nos parecen irracionales y tratar de inducirla a atenerse a los hechos.

Muchos individuos suelen sentirse asimismo heridos cuando pierden una amistad. Un malentendido entre amigos puede ser uno de los hechos ms desgarradores y dolorosos de la vida. Las amistades suelen quebrarse a menudo porque un amigo traiciona la confianza de que lo ha hecho objeto el otro. Dos amigos comparten la misma vulnerabilidad. Una amistad construida sobre una vulnerabilidad comn puede ser estrecha y hermosa. Ambos amigos tienen puntos dbiles semejantes, y cada uno trata de evitar herir al otro, del mismo modo que l no deseara ser herido. Los problemas surgen cuando un amigo no es capaz de aceptar una ofensa o prdida y en lugar de ello hiere a su amigo exactamente de la misma manera, exactamente como se confiaba en que no lo hiciera. Traiciona la amistad y por traicionar una vulnerabilidad compartida, tambin se traiciona a s mismo. Las heridas ms grandes siempre tienen sus races en el hecho de que alguien haya actuado con poca honestidad. Este es el peor tipo de dolor, ya que al perder un amigo tan ntimo, sentimos como si hubisemos perdido parte de nosotros mismos.

La manera de corregir tal situacin consiste en desplegar una total sinceridad, permitir a un amigo expresar la profundidad de su dolor y al otro aceptar la culpa por su falta de sensibilidad, su imprevisin y su crueldad. Si un amigo no est dispuesto a admitir su propio papel al causar dolor, el otro amigo tiene todo el derecho de evitar mantenerse prximo a l. Por qu habra una persona de buscar sentirse prxima a otra que lo ha herido profundamente, a menos que esta persona est dispuesta a aceptar sus errores? Quien posee tan poca intuicin o responsabilidad explcita para sus actos, no es muy digna de confianza. Si le permitimos volver a acercarse sin haber, alcanzado antes un nuevo nivel ms sincero de comprensin, no haremos ms que colocarnos en situacin de ser heridos nuevamente. En tal caso, sera oportuno, adems, que nos preguntemos "por qu", ya que esta vez somos nosotros quienes nos exponemos solicitando la herida que segn sabemos ya, habrn de inferirnos. Es una insensatez continuar una amistad tan dolorosa.

Sin duda, en una verdadera amistad ambos amigos saben que ocasionalmente herirn al otro o bien sern heridos por ste. Pueden aceptar este hecho no como una debilidad, sino como prueba de la condicin humana de ambos. No ven los sentimientos heridos como pretexto para interrumpir una amistad sincera.

Las prdidas ms difciles de soportar son las que no es posible reemplazar, pues slo cabe aceptarlas. La muerte de alguien amado resulta horrorosamente real, totalmente definitiva. Las palabras conciliadoras que quisimos decir alguna vez no pueden ser ya dichas. Las reparaciones que pensbamos hacer en nuestro amor no se materializarn nunca. Es demasiado tarde. Los nicos cambios que pueden tener lugar ahora estn dentro de nosotros mismos y en nuestra actitud.

Mucho de lo que sucede en el proceso del duelo tiene que ver con la aceptacin de la prdida y con la comprensin de nuestro enojo por haber sido abandonados y dejados solos. Existe asimismo, con frecuencia, mucha culpa por haber sobrevivido al otro y al recordar antiguos conflictos que no resueltos entre la persona que vive el duelo y la persona amada perdida.

Cuando perdemos a alguien a quien amamos, tendemos a utilizar todos los mecanismos defensivos de que disponemos. En general, al or la noticia de la muerte de un ser querido, la primera reaccin es negar el hecho. El deudo suele repetir: "No, no, no," como si tratase de negar la realidad de la prdida. Los sentimientos de vaco y de aislamiento se hacen ms profundos. La persona abrumada por la pena trata de controlar sus sentimientos, de limitar la prdida y de circunscribir el duelo. Puede desear perder la razn o bien comportarse como si la hubiese perdido para obtener alivio a su pena. En su mayora los ofrecimientos simblicos se efectan antes, pero tambin despus de sufrida la prdida: "Que me muera yo en lugar de l, o de ella", por ejemplo. Se proponen tratos y promesas de reforma y purificacin. Es intil. El dolor se intensifica y el, deudo se encuentra tratando de fingir que esto no sucedi, o bien creyendo en la magia, siguiendo rituales ciegamente, haciendo cualquier cosa para mantener viva la esperanza y alejado el dolor. Tales recursos son muy frgiles y la prdida, con toda su tristeza, comienza a hacerse sentir. Poco a poco se va agotando la energa, al serle quitada parte de ese mundo propio que am una vez.

Cada individuo debe resolver su duelo a su manera. Algunas prdidas no se resuelven nunca y quien las ha sufrido aprende a vivir con una sensacin de estar incompleto y eternamente triste. Habitualmente la herida de haber sido dejado solo, as como el enojo causado por esa herida, encuentran poco a poco alguna expresin. A menudo se manifiesta contra alguien que no es quien ha muerto, ya que enojarse con un muerto amado slo aumenta los sentimientos de culpa, muy comunes en el proceso del duelo. Por lo comn, cuando el enojo contra el muerto es justificable, la culpa pasar. A veces, cuando se pierde a alguien importante durante la infancia; y ms tarde en la vida, a alguien ms, el proceso del duelo se extiende. Estos individuos tienden a recurrir una vez ms a sus mecanismos defensivos de la infancia, en su mayor parte, de negacin de la realidad, lo cual no resulta eficaz. En otros casos se sumergen tambin en la prdida sufrida durante la infancia, adems de la experimentada en el presente. Otros pasan la vida tratando de elaborar su culpa viviendo una vida de autocastigo. Estos individuos necesitan dirigir su enojo hacia afuera para poder ser libres. La pena que es inhibida por fin despoja de su propia vida a quien vive el duelo.

Adems, sentir el dolor de la herida no es ms que la prueba de nuestra vulnerabilidad de seres humanos. La herida es la reafirmacin de nuestra capacidad de establece lazos de afecto, de comprometernos emocionalmente en el mundo y hallarle un sentido.

La persona que vive una vida inmune a las heridas vive una vida inmune a la dicha. No hay manera de evitar el dolor si aspiramos a estar abiertos a la felicidad.

Cuando nos sentimos heridos, necesitamos preguntarnos: "Qu he perdido?" Sabamos que era tan importante para nosotros? Si no tenamos conciencia de que lo era, por qu no tenamos tal conciencia? No tener conciencia de nuestros compromisos emocionales significa ser peligrosamente vulnerables, incapaces de adaptamos y protegernos como debemos. No todas las prdidas permiten que nos protejamos contra ellas, pero por lo menos, debemos tener una nocin clara de lo que es importante para nosotros. De qu otro modo podemos tener una reaccin apropiada, realista, al hecho de perderlo?

Tambin es importante saber cmo nosotros, como individuos, experimentamos la herida. Todo el mundo tiene sus propias seales. Algunos sienten dolor de estmago. Otros viven la herida como dolor en el pecho. Es posible tener una representacin fsica de cualquier sentimiento. La tensin y la ansiedad se viven en general como msculos que se ponen tensos en la regin del cuello, as como en otras regiones del cuerpo. El enojo provoca a menudo dolores de cabeza. La culpa y la depresin afectan la parte inferior de la espalda. Por ello, cuando analicemos cualquier situacin en nuestra vida y agreguemos ciertos sentimientos frente a ella, analicemos asimismo nuestras reacciones fsicas. Ello nos permitir familiarizamos con ellas y comprender el significado de nuestros propios sntomas fsicos. A menudo esta expresin fsica aparece mucho antes de que cobremos conciencia del sentimiento que la provoc, como por ejemplo, la sensacin de "cosquilleo" en el es-

tmago antes de que nos demos cuenta de que estamos ansiosos. Nunca nos ser posible utilizar esta informacin fsica con un mximo de beneficio hasta que hagamos el inventario de nuestros propios sntomas y establezcamos su relacin con nuestras emociones. Esto puede exigir algn tiempo, pero, una vez adquirido este conocimiento significar un atajo en la bsqueda de soluciones que habr merecido el esfuerzo realizado.

Tal vez l prdida ms difcil de aceptar entre todas es la que nos obliga a mirar el interior de nosotros mismos, para descubrir que tenemos deficiencias en aspectos que nunca hemos admitido ante nadie y muy especialmente, ante nosotros mismos. Al mismo tiempo, no obstante, nos abre el camino para la forma ms importante de crecimiento que nos "lleva hacia la realidad.

A riesgo de ser repetitivo, quisiera destacar lo dicho ya con anterioridad en este captulo. Qu debemos hacer cuando hemos sido heridos? Si alguien hiere nuestros sentimientos o nos causa dolor, debemos expresar ese dolor a esa persona en forma tan directa y sincera como sea posible. La forma ms sencilla consiste en decir me heriste en mis sentimientos cuando hiciste tal o cual cosa. Este procedimiento puede no producir indefectiblemente los resultados que buscamos, pero el hacer que la otra persona sepa que nos ha herido es la mejor manera de restablecer el equilibrio de nuestros propios sentimientos. Sentirnos heridos desgasta nuestras energas. Podemos compensar este desgaste dirigiendo nuestros sentimientos negativos fuera de nosotros mismos, descargndonos de los sentimientos heridos, o bien expresando en trminos apropiados nuestro enojo frente a quien lo provoco.

Dejemos que nuestra herida sea problema de la otra persona, si ella la provoc. La otra persona podr intentar sealarnos de qu manera nosotros mismos nos pusimos en posicin de ser heridos, o bien evitar aceptar culpa alguna, utilizando otros argumentos. Por nuestra parte, no dejemos de hacer saber de nuestra herida a la persona que nos hiri. Ello no significa que no debamos escuchar las explicaciones que nos de, pero no debemos dejar que ellas se interpongan entre la expresin de nuestro dolor y enojo. Analicemos, entonces, los juicios del otro en busca de elementos de verdad. Tal vez nosotros lo indujimos a herimos. Si es as, es importante saberlo.

La importancia de tomar contacto con el dolor y el placer de la vida, con nuestros sentimientos y experiencia en su existencia real, es lo que nos confiere libertad para hacerla ms realista y positiva adaptacin posible al mundo. Nuestros sentimientos deben fluir naturalmente. Necesitamos resolver problemas cuando se presentan en forma directa y sincera. Si no logramos aprender algo acerca de nosotros mismos cuando nos hieren, habremos perdido una oportunidad de crecer o de cambiar, en cuanto a nuestra manera de encarar el mundo, as como de verificar la validez de nuestras expectativas. Las expectativas determinan de qu manera contemplamos por anticipado al mundo. Por esta razn nuestras expectativas son fuentes potenciales de heridas.

Expectativas. La vida que est llena de ellas est tambin, por lo general llena de desilusiones. . Las vidas ms llenas de desesperacin son las vidas cuyas expectativas carecen en mayor grado de realidad. Esperar que los dems sean siempre amables y acten en beneficio de nuestros propios intereses, aun a expensas de los de ellos, o suponer que otros quieren escuchar nuestra historia melanclica o disfrutar de nuestra compaa cuando nos mostramos cargosos o cansadores, es otra forma de decir que esperamos que los dems acten en su propia vida conforme con nuestras propias esperanzas en lugar de hacerlo sobre la base de su propia experiencia y sentimientos. El prjimo tiende a cuidar sus propios intereses. Si creemos lo contrario, pecamos de poco realistas y nos colocamos sin necesidad en la posicin de ser heridos. Los dems no estn en este mundo para servimos ni para compensar las prdidas y malos negocios que puedan habernos afectado. Los otros estn en el mundo para hallar su propio camino lo mejor que puedan. Toda expectativa poco realista en cuanto a su conducta tendr como consecuencia que sientan que hacemos uso de ellos, o que los tratamos como objetos carentes de sentimientos o de derechos propios.

En resumen, dir que perder algo importante hiere. Hiere ms an fingir que no es as. Esperar ms de lo que puede ofrecemos la realidad slo nos coloca en posicin para que se nos hiera intensamente y sin necesidad.CAP 3: La AnsiedadLa ansiedad es el temor de ser heridos o de perder algo. Sea el temor real o imaginario; el sentimiento es el mismo. La ansiedad vara desde la leve aprensin de quien prueba la temperatura del agua, antes de nadar, hasta el pnico rayano en el caos, de la persona totalmente incapaz de controlar sus funciones corporales. Entre estos dos extremos se encuentran los sentimientos de temor, miedo, irritabilidad, agitacin, preocupacin, impotencia, inseguridad, tensin, nerviosidad, cobarda, terror, todos ellos, grados diferentes de un sentimiento de incertidumbre en cuanto a la propia seguridad.

El temor, como todos los sentimientos, obedece a un fin importante, en este caso, alertarnos para que nos defendamos. Por ello es que cuando tratamos de fingir que no lo tenemos, rara vez somos beneficiados por tal actitud. El temor nos protege y cuando lo ignoramos, lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo, ya sea por un deseo de impresionar como fuertes o bien de eludir la realidad de nuestros sentimientos. Cuando el temor nos advierte sobre el peligro, est resumiendo toda la informacin que recibe por los cinco sentidos. El, temor llama nuestra atencin a una posible amenaza a nuestro bienestar.

Cuando nos vemos expuestos a una amenaza, el organismo reacciona liberando poderosas hormonas estimulantes dentro de la corriente sangunea. Estas hormonas hacen latir el corazn con mayor fuerza y rapidez, adems de orientar la corriente de la sangre hacia el punto donde es ms necesaria. En un momento de esfuerzo el suministro sanguneo disminuye, por lo general en el abdomen y la piel y aumenta en los msculos. La mayora de los sntomas fsicos de ansiedad, pies fros, "cosquilleo" en, el estmago, transpiracin, dilatacin de las pupilas y palidez son causados por estas hormonas. Estas hormonas del esfuerzo hacen "volar" a nuestra mente y adquirir una conciencia ms aguda de nuestro ambiente inmediato. Un exceso nos lleva a una guardia constante, que a su vez tiende a inmovilizar. Los nios residentes en ciudades bajo ataque areo durante una guerra, por ejemplo, se vuelven tan defensivos frente a su estado de ansiedad crnica que parecen perder su personalidad. La mayora de nosotros no podemos sobrevivir a la ansiedad crnica sin sufrir serias consecuencias.

La intensidad de la ansiedad depende a menudo de la severidad de la prdida inminente, de la cercana de la amenaza, de la importancia de la prdida para el individuo y de la fuerza del individuo y de sus defensas.

De qu nos sentimos ansiosos la mayora de nosotros? La respuesta en trminos generales sera de "perder la vida". Cualquier psicologa que no tenga en cuenta la importancia del instinto de sobrevivir tiene poco que ver con la realidad. Pocos de nosotros podemos observar el instinto de la propia conservacin tal como acta en la vida real, pero nos es posible, en cambio, detectarlo o; por lo menos, responder a l con cierta facilidad en el mundo de la fantasa. Por ejemplo, la gran historia y pelcula de aventuras nos absorbe y nos mantiene inmviles en nuestros asientos mientras nos identificamos con personajes ficticios amenazados por seres, espritus, holocaustos, terremotos, tiburones en apariencia invencibles. El grado en que nos envuelven estas aventuras refleja nuestro instinto bsico de sobrevivir. El sentimiento de asumir un riesgo y sobrevivir resulta vigorizante. Nos da un sentido de vida renovado. Ello es, sin duda, la razn por la cual los deportes que encierran. ciertos riesgos son tan apasionantes.

En el mundo real la ansiedad es bien frecuente, pero los agresores potenciales a nuestras vidas rara vez se presentan definidos con tanta claridad. Es ms probable que sean representados por la burocracia local que nos exige que llenemos una cantidad de papeles sin sentido durante una emergencia, hacindonos perder el tiempo y provocndonos una tensin innecesaria, o por un gobierno que gasta nuestro dinero en forma irresponsable y 'nos amenaza con la crcel cuando no pagamos nuestros impuestos, o por la inflacin, o la recesin con sus amenazas de desempleo. Con frecuencia nos sentimos indefensos para encarar tales amenazas. El agresor es, sencillamente, demasiado poderoso. A veces no estamos seguros, siquiera, de dnde proviene la amenaza. El gobierno; la economa, son amenazas gigantescas y abstractas, amenazas sin rostro y sin personalidad que podamos afrontar.

Los productores de cine, novelistas y autores de guiones de televisin crean aventuras en las cuales las amenazas, por lo menos, aparecen identificadas como personajes reales a quienes es posible buscar, vencer o sobrevivir. Nuestra ansiedad se despierta, vemos al enemigo vencido y sentimos una sensacin de liberacin de nuestra inquietud, una sensacin de alivio.

Casi todos vivimos vidas en las cuales buena parte de la ansiedad que experimentamos est fuera de nuestro control. Buscamos maneras de expresar nuestro instinto de supervivencia o de poner fin a nuestro sentimiento de impotencia. Nuestro Instinto de supervivencia se despierta no exclusivamente a raz de una amenaza concreta de muerte, sino tambin de un temor ms general de morir. La mayora de la gente teme la finalidad horrible del hecho que los hundir en la nada, en el no ser.

Cuando afrontamos la muerte inminente, como por ejemplo, si nos vemos en el camino de un automvil que ha perdido el control, los hechos de nuestra vida se recuerdan en forma vvida. Este abrupto "playback" de hechos pasados surge del aflojamiento sbito y sin discriminacin de nuestras defensas, lo cual nos permite ver nuestro mundo interior y tambin el exterior con mayor claridad, tal como son. Las defensas son una tctica de postergacin que disminuyen la velocidad de las reacciones y nos protegen contra daos emocionales potenciales.

Existe un momento para las defensas y un momento para sobrevivir. Afortunadamente, bajo una tensin considerable, la decisin queda fuera de nuestras manos. La supresin de las defensas se transforma en un, acto instintivo para sobrevivir. La mente se abre en busca de seguridad. Esta apertura de ltimo minuto de la conciencia ha sido observada asimismo en los hospitales de enfermos mentales donde, en presencia de la muerte inminente, algunos pacientes severamente perturbados y, mudos han comenzado de pronto a hablar en trminos emotivos de su propia vida. Es como si la amenaza de muerte implicase tanto castigo, que no quedase ya nada que reprimir para estos pacientes y por ello actuasen sin las restricciones que dieron forma a su con-ducta durante tantos aos.

Slo en raras ocasiones nos sentimos amenazados en nuestra supervivencia inmediata. Tenemos poco sentido de la amenaza fsica que al ser superada nos trae el consiguiente alivio. Nuestra era moderna nos ha privado, probablemente de algo, al alejarnos del contacto personal directo con los elementos de la naturaleza. Nos encontramos en un circo artificial donde nuestros adversarios son los patrones arbitrarios, los horarios exigentes, las prcticas poco equitativas y la burocracia, todos los cuales crean, sentimientos de frustracin y nos amenazan sin damos una oportunidad adecuada de expresar nuestros sentimientos frente a la situacin. Vivimos en una injusta esclavitud emocional. Se nos ha obligado a despojamos de nuestro instinto personal de sobrevivir, en nombre de algo llamado "seguridad a largo trmino", sin que se nos hayan sealado de antemano las consecuencias. Nunca imaginamos que en el curso de nuestra vida cotidiana y nuestra experiencia de trabajo, nuestra mayor amenaza provendra de, nuestros protectores. Peor an, parecemos disponer ya de pocos recursos para combatir estas amenazas, por cuanto luchar contra el sistema nos parece una tarea abrumadora. Puede que Don Quijote haya sabido bien lo que haca cuando eligi como adversarios a los molinos de viento.

Si tuvisemos que analizar el "sistema", comprobaramos que la seguridad que nos ofrece es ficticia. Depende de que el sistema funcione. Cuando sobrevienen tiempos duros el sistema no funciona y puede ser difcil ver con claridad la lealtad de la compaa frente a su personal, situacin conducente a provocar ms ansiedad que seguridad. El mundo moderno nos lleva a muchos a perder la razn.

La respuesta es que cada uno de nosotros, en el grado en que sea posible, debemos asumir una vez ms la tarea de nuestra propia supervivencia. Es posible que no prosperemos tanto desde el punto de vista econmico, pero si logramos disminuir el nivel de nuestra ansiedad asumiendo un, mayor control de nuestro destino, habremos ganado mucho..

Cuando parece imposible manejar en forma directa la tensin de trabajar para una gran compaa o de enfrentarse con la burocracia gubernamental, es necesario encontrar otras salidas para resolver la tensin. Entre stas puede encontrarse el deporte que nos ofrece un desafo fsico o emocional posible de superar. Resulta altamente gratificante hacer frente a una montaa durante el invierno y conquistar sus pendientes ms empinadas. Quiz no hayamos logrado vencer al patrn, ni tampoco hacer ms justas las leyes impositivas, pero habremos, en cambio, enfrentado con xito un desafo concreto y probado nuestra capacidad de "llegar". Puede que el sistema no funcione ya, pero nosotros, s!

Es la civilizacin moderna misma que se encuentra en el fondo de buena parte de nuestra ansiedad y tensin. La industrializacin se ha desarrollado con frecuencia a expensas del individuo. Las exigencias de la vida colectiva e industrial dictaminan que suprimamos nuestro instinto de sobrevivir y suframos en silencio

las ansiedades derivadas de este gnero de vida, experiencia que nos desgasta, porque suprimir cualquier emocin requiere un gasto de energa. Vivir en un mundo donde una compaa cua1quiera afirma saber qu es mejor para nosotros y pretende que sigamos ciegamente su poltica, implica colocar la supervivencia de dicha compaa antes que la nuestra. Ninguna compaa u organizacin que coloque su propia supervivencia por encima del bienestar de cualquiera de sus miembros, considerados individualmente, puede actuar conforme con las verdaderas necesidades de los mismos. Intuimos esto y nos sentimos incmodos en nuestro trabajo, un poco utilizados, tal vez, un poco como si fusemos una cifra annima. Muchas firmas de hoy estn creando productos en un extremo de la lnea de produccin y trabajadores deshumanizados por el otro. Trabajar con mquinas sin rostro que ofrecen para nosotros como nico inters el de evitar que nuestras manos o nuestra ropa, queden atrapadas en los engranajes resulta aburrido. La "forma habitual de defenderse contra esta monotona consiste en bloquearla y retirarse hacia un nundo interior. Este apartarse del mundo no hace ms que intensificar el sentimiento de tedio. La ansiedad y el aburrimiento tienden a ser concomitantes, y a menudo dan lugar a trastornos como la depresin y el alcoholismo.

Este sentimiento de impotencia en un mundo mecanizado mina poco a poco nuestra capacidad de asumir el control de nuestra vida privada. Tendemos a levantar un muro protector de tal magnitud contra nuestra ansiedad en el trabajo que cuando volvemos a casa todava nos acompaan estos muros defensivos. Cuando buscamos la ternura y el amor que nos faltan en el trabajo, solemos sentirnos defraudados, si, como ocurre a menudo, imponemos exigencias poco realistas a quienes amamos, en el intento de compensar nuestra infelicidad. Con frecuencia nuestra ansiedad cargada de tensin nos dificulta la tarea de comprender que los familiares a quienes recurrimos en casa tambin tienen sus necesidades. Al aumentar la tensin del trabajo, aumenta tambin la so1idez de nuestras defensas y disminuye, la riqueza de nuestra vida personal y familiar. A menudo no sabemos reconocer lo que ha sucedido en rea1idad, hasta que el dao est hecho. La intimidad de la unidad familiar ha sido socavada. El marido se siente no realizado, la mujer se siente mrtir, los hijos se rebelan. Toleramos tal situacin porque no reconocemos o admitimos el problema. "Razonamos".que los tiempos no son los mejores, que deberamos estar agradecidos por el pan que llevamos a nuestra mesa. Sin embargo, qu empleo vale, en verdad, este tipo de suicidio emocional? Es poco mejor y a veces; peor que la nada.

La nica forma de reaccionar frente a una amenaza en cuanto la percibimos es con un sentido de direccin. En general no nos conocemos tan bien como para lograr comprender con exactitud qu tememos y, por lo tanto, no podemos aliviar del todo nuestro sentimiento de ansiedad. Algunos de nosotros llegamos al punto de ignorar que lo que sentimos es ansiedad.

Qu sentimos, exactamente, cuando estamos ansiosos? En primer lugar, nos sentimos inseguros, agitados, inestables. Hay una sensacin creciente de que est por sucedernos algo malo, un sentido vago de prdida inminente. Los acontecimientos parecen estar fuera de nuestro control y producirse en nuestro perjuicio.

Cmo manejar estos sentimientos? Antes de poder hacer nada frente a nuestra ansiedad, debemos ser capaces de admitir que estamos ansiosos. Esto puede no resultar tan sencillo como suena. Muchos individuos abrigan nociones peculiares acerca de sus propios sentimientos. Consideran que admitir que estn asustados es admitir una debilidad. Niegan, entonces, su ansiedad y tratan de fingir que no sucede nada. Cada vez que negamos nuestra ansiedad minamos nuestra capacidad de defendernos contra lo que nos amenaza. Decir que no estamos ansiosos equivale a decir que no existe la amenaza. Cmo exp1icar, entonces, nuestros sentimientos? y qu fin tienen stos?'

Cuando nos sentimos ansiosos estamos percibiendo la amenaza, aun cuando no tengamos conciencia de ello. No ignoremos nuestra ansiedad, pues, ella significa que algo que consideramos importante est bajo amenaza.

Cuando un individuo tiene un severo problema de percepcin, suele distorsionar la realidad que enfrenta. El mundo de la persona sorda, o ciega se diferencia mucho del mundo del resto de nosotros. Sin embargo, el mundo del sordo o del ciego se diferencia menos del mundo de la persona que ve o que oye, que del de una persona tan rgida en sus defensas que altera la realidad. La persona ciega carece slo de vista, pero no de perspectiva. La persona sorda no percibe el sonido, pero no carece de comprensin. Estas, personas. tienen sus maneras propias de percibir la realidad. Las personas con defectos fsicos cuentan con menor espacio para funcionar, con menor margen para cometer errores. La viveza y la facilidad con que responden a un sentimiento de advertencia tal como la ansiedad da la medida de este hecho. Prestan mayor atencin a los sentidos que poseen y a los sentimientos derivados de stos y como resultado de tal actitud tienen mayor conciencia del mundo que los rodea que el resto de nosotros..

Encender un fsforo en la habitacin donde se encuentra un ciego con frecuencia le provoca agitacin y de inmediato busca el origen del humo. Este aumento en su estado de alerta en el uso del olfato es una compensacin de su falta del sentido de la vista. No se trata tan slo de que la persona disminuida tiene mayor agudeza en los sentidos que posee. Los sentidos del resto de nosotros se ven tan bombardeados por nuestro entorno que tendemos a bloquear los estmulos que nos llegan y nos alertaran de ordinario acerca de lo que nos amenaza.

Cada uno de nosotros necesita aumentar el, nivel de su propia conciencia en cuanto a sus propios sentimientos y percepciones. Esto no significa que, como el ciego, debamos investigar cada rastro de humo, pero sin duda debemos saber que el humo est all, con el fin de estar preparados para reaccionar en caso necesario. Cuando tratamos de bloquear lo que nos pone ansiosos, lo que nos asusta, preparamos nuestro camino para mayores sufrimientos. Es mejor hacer algo frente a los problemas mientras sean menores y sea posible dominarlos. El constante bloqueo de las amenazas que se presentan a nuestra conc.iencia consume una cantidad cada vez mayor de energa. En la medida en que tal gasto aumenta, termina por romper nuestras vallas defensivas y por abrumarnos.

Cuando existe una defensa entre nosotros y nuestra capacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos, dicha defensa tambin se levanta entre nosotros y nuestras mayores probabilidades de sobrevivir. Sentirse, ansioso es sentirse incmodo. Tiene que hacemos sentir incmodos. Si la ansiedad no fuera incmoda, no haramos nada por vencerla. La mejor manera de eliminar un sentimiento de ansiedad reside en evitar la amenaza que la provoc, en lugar de negar dicha amenaza o soslayarla mediante mecanismos defensivos. Cuando estamos en peligro, debemos saberlo. Cuando debemos apoyarnos en otra persona para que acte segn nuestros mejores intereses en el caso de vemos amenazados, hay algo que marcha muy mal en nuestra vida. Pasar la responsabilidad de nuestra propia seguridad a, otra persona o bien, a una institucin puede ser til para acallar nuestros temores en forma momentnea, pero en definitiva socava el proceso natural de la propia supervivencia.

Los sentimientos de ansiedad y de temor pueden contribir a reavivar sentimientos infantiles de impotencia, pero admitir que sentimos temor no significa que seamos nios. Cuando sentimos temor es natural desear que alguien ms grande, ms capaz y ms fuerte, venga en nuestro auxilio.Estas esperanzas infantiles tienden a disiparse, por lo general, con la adquisicin de experiencia como adultos. Cada da percibimos con mayor claridad, si mantenemos los ojos bien abiertos, que la nica persona con quien podemos contar en verdad para obtener ayuda somos nosotros mismos. La sociedad moderna ros transmite dos mensajes contradictorios. Debemos depender de nosotros mismos, ser nosotros mismos, hacemos cargo de nuestro propio destino y al mismo tiempo, conformamos, jugar el juego con el resto, ser un "buen" ciudadano. A menudo se da al individualismo el nombre de "excentricidad", tolerada tan slo, en teora, en la, prctica se requiere el conformismo.El cumplimiento de nuestros deberes para con la sociedad y la obtencin de las recompensas tradicionales puede, con harta frecuencia, no llenar nuestras necesidades emocionales. Queremos algo, ms; pero no sabemos dnde buscarlo. Lo que hallamos es un mar de ansiedad. Por temor, tendemos a seguir.el camino elegido por quienes afirman conocer el camino "correcto". No cabe sorprenderse de que sintamos ansiedad durante buena parte del tiempo. Comenzamos a perder la iniciativa, el sentido de nosotros mismos, el de nuestras metas y objetivos en la vida.

Para muchos estos conceptos pueden parecer inconsistentes con las realidades duras y prcticas de la vida. Debemos trabajar, debemos llevarnos bien y preocuparnos de que puedan despedirnos de nuestro empleo. La verdad, es...s, y no. Ese es el mensaje que estamos condicionados a aceptar, pero no es necesariamente la

realidad de nuestros mejores intereses o aun supervivencia. Es el mensaje de otros, de una estructura, con sus propios intereses creados, no necesariamente idnticos o consistentes con los del individuo en cuestin. Un hecho cierto en la vida es que muchos de nosotros renunciamos o bien cedemos con demasiada facilidad, sin buscar, siquiera, alternativas o someter a prueba su validez. Tenemos la incertidumbre de lo novedoso. No quiero decir con esto que debamos renunciar al trabajo, la familia y la sociedad para obedecer a alguna mstica voz interior, sino que por lo menos, debemos dar una oportunidad de expresin a lo mejor de nosotros mismos. Tratemos de escucharnos, aceptemos nuestra responsabilidad en cuanto a la solucin de amenazas a nuestra vida y bienestar, por lo menos, en la medida en que nos sea posible dentro de los recursos que llevamos dentro. Tenemos con esto un principio para llegar a ser seres libres. Acaso no es esto algo a que todos debemos aspirar?

Aparte de la ansiedad creada simplemente por nuestra sociedad, cada individuo necesita llegar a transar con las amenazas y temores de su propia vida interior personal, basados ambos en prejuicios de su propia educacin (llamamos prejuicios a una serie organizada de sentimientos capaces de ser desencadenados por algn estmulo exterior). Sea el objeto del prejuicio un grupo, una idea o una actitud, el prejuicio se altera solamente mediante la experiencia.

Cuando somos nios adquirimos nuestros prejuicios a causa del temor. Lo que comienza como el temor a un objeto, situacin o persona determinados, tiende a volverse generalizado. El temor frente a un lugar oscuro, por ejemplo, se transforma en temor a la oscuridad. Nuestros prejuicios son como reservorios de sentimientos negativos se interponen en el camino de la bsqueda de la verdad. Tememos al extrao slo en parte porque puede causarnos dao, pero ms an porque no participa de nuestra percepci6n particular de la verdad. Lo que dice acerca de nosotros deriva de lo que l percibe en nosotros. Tendemos a temer al extrao porque es capaz de ver nuestra imperfeccin y porque puede daarnos al revelar la verdad sobre nosotros mismos.

Cada uno se siente vulnerable de manera diferente. Cuando conocemos nuestra propia vulnerabilidad, sabemos mucho acerca de nosotros mismos. Como hemos visto ya, todo el mundo es vulnerable a la prdida de un ser querido, a la prdida del control, a la prdida de la autoestima. Cada uno de estos tipos de prdida crea la correspondiente categora de ansiedad. Ciertas personas estn tan sensibilizadas por la experiencia particular de su propia vida que una de las categoras mencionadas toma precedencia sobre las otras y tie su forma de ver el mundo.

La gente que tiende a depender de otros es especialmente vulnerable a la prdida del amor, sea porque durante la infancia experiment una prdida de este gnero, o bien porque vivi con la amenaza de la separacin o el rechazo. Estos individuos viven su vida sintiendo una prdida aun antes de haber perdido nada. Pueden llegar a precipitar una prdida potencial con el exclusivo fin de desprenderse de su ansiedad. A menudo crean un sentimiento de impotencia en otras personas, quienes sienten enojo contra, ellas por haberlos hecho sentir as y las rechazan, con lo cual se produce una nueva prdida. A causa de que la gente con poca independencia tiende a actuar en forma regresiva e infantil cuando se ve amenazada, muy poco de lo que hace parece ser eficaz para prevenir las prdidas que temen. Su poca disposicin a asumir, responsabilidad, frente a su propia vida slo aumenta su dolor y aleja ms todava a las personas cuyo amor y afecto temen perder.

, Los individuos con poca independencia ven el mundo en el marco del rechazo o de la prdida y hallan, seguramente, en todas partes, pruebas de que tal prdida es inminente. Tomemos el caso, por ejemplo, de la mujer tan lastimada por prdidas y separaciones sufridas durante su infancia, que vea las prdidas entretejidas en la textura de su vida con mucha mayor claridad que, su vida, misma. Una tarde, al salir furiosa de la casa de su nuera despus de haber reido con ella, comenz a sentirse ella misma abandonada, a raz del hecho de haber partido por su iniciativa. Condujo su automvil por la autorruta, siguiendo otro automvil. Recorridos unos cuantos kilmetros comenz a sentir un extrao afecto hacia este automvil, pues en su imaginacin, le vea como indicndole el camino hacia su casa. Estaba cuidndola. Cuanto ms se alejaba de la casa de su nuera, con tanta ms intensidad volvan antiguos sentimientos de abandono vividos durante su infancia. Al cabo de un rato el automvil que iba siguiendo sali de la carretera y ella qued redcida a las lgrimas, sintindose abandonada por el mundo e incapaz, tanto en sentido figurado como literal, de encontrar el camino a su propia casa.

La experiencia de esta mujer es tpica de las formas en que los incidentes registrados en el presente pueden dar salida a dolores no resueltos de nuestro pasado y hacer del mundo una pantalla sobre la cual proyectamos nuestras heridas.

El siguiente tipo de prdida que provoca ansiedad es la prdida del control. Se trate de poder, dinero, posicin, influencia o ttulo lo que valoremos ms que nada, pocos de nosotros nos sentimos tan desgraciados ni tan desesperados como la gente que "controla" y siente que est por perder dicho control.

Los individuos que ms temen perder el control son los que hacen especial hincapi en poseerlo todo el tiempo. Viven conforme a reglas. Se sienten ms cmodos cuando conocen los lmites precisos de una situacin dada. Se aflojan solamente cuando estn seguros de comprender cmo se integra todo. Aun entonces suelen estar alertas a cosas que podran marchar mal e inventan procedimientos adicionales para asegurarse que lo que no ha marchado mal hasta entonces no marche mal en el futuro. Cuando, en efecto, las cosas amenazan salir de control, tienden a envolverse ms y ms en las reglas y detalles del sistema y comienzan a verlos como dotados de una calidad permanente y aun religiosa. Les confieren entonces atributos rituales o mgicos en su esfuerzo por exorcizar su propia ansiedad. Pensemos en la persona que revisa su lista de compras por hileras que corresponden a los pasillos que ofrecen la mercadera en el supermercado, que mantiene su casa impecable, que paga sus facturas a vuelta de correo, cuya libreta de cheques est correcta hasta el ltimo centavo, cuyo calendario est planeado con meses de anticipacin, con lo cual consigue incluir aun el futuro dentro de su propio control. Controla todo, en realidad, esta persona?

De hecho, en el caso de estas personas que tienden a controlar todo, el orden y la rutina parecen tener mayor importancia que los sentimientos. Por ser la prdida de control tan alarmante para ellas, intentan controlar las piezas de su mundo en forma cada vez ms minuciosamente detallada, realizando siempre listas ms largas y precisas, limpiando cada vez con ms empeo su casa o su lugar de trabajo. Ms beneficioso para ellas sera admitir que se sienten heridas y ansiosas y comprender que es esto lo que las hace sentirse fuera de control. Cuando experimentamos un sentimiento sin ocultarlo, se disipa ms pronto y nos agota mucho menos.

La prdida de la estima tambin provoca ansiedad. Puede manifestarse como temor al fracaso, temor a ser descubierto como un individuo sin valor alguno o como temor al ridculo. Quienes viven en el temor de ser avergonzados a menudo tratan de ocultar sus verdaderos sentimientos. Pueden fingir que sus sentimientos son poco importantes, o que la prueba a que fue sometido su propio valor no tena trascendencia; como por ejemplo, el estudiante que pasa por la escuela aprobando apenas sus materias, por temor a correr el riesgo de hacer el esfuerzo y no salir el . mejor. Siempre puede repetirse: "Si en realidad hubiese estudiado, habra sido el mejor de la clase". Puede llegar a creerlo.

Estos individuos son a menudo competitivos y al mismo tiempo, estn inseguros de su propio valor. Se sienten ansiosos no solamente cuando los critican sino adems cuando otras personas los superan. Rara vez actan como ellos mismos, sino de tal manera que a su juicio parezcan de mayor valor ante los otros. Rara vez hacen un esfuerzo honrado por triunfar, sino que limitan dicho esfuerzo a dar tan slo la impresin de xito. Es un hecho irnico que el esfuerzo necesario para lograr el xito sea slo un poco mayor que el requerido para salvar el prestigio.

No es posible alcanzar el verdadero xito hasta que estemos dispuestos a ser juzgados en cuanto a nuestro rendimiento. Al negarse a ser objeto de este juicio, el individuo que se preocupa en exceso por la estima que merece, elude hacer el esfuerzo ,mximo con el fin de proteger su frgil imagen propia. En realidad no est seguro de que podra ser el primero y como no sabe en qu medida podra rendir, teme determinado.

Estos tres problemas de prdida, como orgenes de ansiedad, reflejan etapas del crecimiento que todos hemos vivido. En la medida en que estos problemas del pasado continan irresueltos, seguimos vulnerables a situaciones semejantes en el presente. Y tambin en cierta medida los tres problemas, el de perder el amor, el control o la estima son capaces de desencadenar sentimientos de ansiedad en cada uno de nosotros.

La cuestin en este punto es: Cmo procedemos a manejar nuestra ansiedad? Puesto que la ansiedad es una advertencia, resulta esencial que comprendamos en primer trmino qu peligros nos seala y sacar de ella informacin til.

A veces es sumamente difcil determinar si la causa de la alarma est en el presente o bien en el pasado. La seora que se apeg al automvil sencillamente no era capaz de hacer tal distincin. Cuando era nia su madre se haba ido con un hombre. No pudo hacer frente a la prdida y opt por negarla. Actu como si no hubiera sucedido. Ante los dems, apenas daba la impresin de extraar a su madre. El precio que pag por ello fue vivir una vida en la cual cualquier cosa que pudiese recordarle el haber perdido a su madre reactivaba los sentimientos originales de prdida. Al eludir el dolor por la prdida original cada nueva prdida importante o pequea, desencadenaba en forma. simblica la antigua.

Al manejar una ansiedad proveniente de una prdida presumiblemente demasiado terrible para reconocer y afrontar, esta mujer fue inducida a pasar revista a los puntos fuertes de su personalidad. Revis su vida y comprob que en muchos, aspectos era capaz de manejarla adecuadamente.

Lleg a comprender que el impacto de la prdida original dependa en su intensidad de su falta de defensa que por ser una nia. Con el tiempo comenz a reconstruir su propia imagen. Vista desde esta nueva perspectiva, su vida ofreca indicios de que podra soportar en este punto la prdida de la madre ocurrida durante su infancia. Se permiti a s misma vivir un duelo que era irremediable, y acept el hecho de que estaba fuera de control. En el proceso se liberaron sus sentimientos y quedaron as disponibles para una nueva inversin en el presente. Todo esto llev tiempo y la mujer sigue siendo muy sensible a la prdida. Lo ser siempre. Por lo menos ha dejado ahora de estar cautiva de su propia ansiedad. Ya no esgrime sus prdidas por anticipado. Es capaz de disfrutar de la vida porque sta no est ya automticamente contaminada por el pasado.

El manejo de la ansiedad en el plano primordial del presente resulta menos difcil. Cuando nos sentimos ansiosos por razones que no nos resultan claras, o cuando una situacin que tendra que hacernos felices slo nos hace sentimos amenazados, cabe detenerse a pensar. El primer paso para llegar al control de situaciones de ansiedad es: "Qu es lo que tanto temo perder?" Formular esta pregunta nos coloca a veces a una distancia suficiente del problema como para encarar su solucin. La pregunta comienza a esbozar la respuesta: La empleada ,de oficina temerosa de pedir un aumento, el inquilino, temeroso de provocar la ira de su vecino, cuya radio estruendosa lo ensordece todas las noches, el muchacho temeroso de invitar a una chica a salir... o el caso opuesto en estos tiempos de cambio... todos ellos pueden estar presa de una ansiedad general, sin saber el motivo de ella hasta que se detienen a pensar y se preguntan Qu tengo miedo de perder? Como respuesta pueden surgir, respectivamente, las siguientes: mi empleo, una "amistad", mi masculinidad, mi feminidad" Casi todos debemos afrontar la ansiedad a diario a travs de nuestra vida. Los abogados sienten ansiedad cuando tienen que actuar en e1 juzgado. Los contadores la sienten poco antes de una auditora. Los profesores se ponen tensos antes de pronunciar una conferencia, los estudiantes, antes de un examen. Las dueas de casa sienten aprensin antes de dar una fiesta, los directores teatrales, minutos antes del estreno. La de ellos es una ansiedad preparatoria, el temor de ser un fracaso de quedar desprestigiados. Esta ansiedad en cantidades moderadas, nos ayuda a cargamos de energa que nos permita realizar nuestro mximo esfuerzo. Es comn a toda persona que participa activamente en algo. Sin embargo, suele suceder que el nivel de ansiedad que acompaa la produccin es tan elevado que impide a quien la sufre emprender, siquiera, dicho esfuerzo. El llamado susto del actor en grado moderado, en cambio, no es una enfermedad y slo cuando llega a impedirle trabajar es necesario tratarlo. Algunas