El Juego de La Divulgación

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El juego de la divulgación. Por Agustín Espada. La ciencia y el periodismo pocas veces se llevaron bien. Casi nunca dos campos tan ajenos como necesarios se unieron de modo perfecto. Leonardo puso su cabeza y su cuerpo para amalgamar ambas artes. No sabemos bien qué vino primero, o no podríamos adivinarlo a simple vista. Como el huevo y la gallina, el periodista y el científico se retroalimentaron e iluminaron cada línea, aula o escenario que pisó. De Tales de Mileto a Kafka, del Volcán Kilauea al Metrobus, del Big Bang al feudalismo y del laboratorio a la sociedad. Esos debían ser los recorridos. Todo lo que se combina en los tubos de ensayo debía salir, en algún momento, a la calle y todo lo que nos rodea podía ser mejor conocido si se lo estudiaba. Leonardo rompió barreras y prejuicios. Unos que veían a la ciencia como algo ajeno e insípido, otros que subestimaban la capacidad de los primeros de comprender. El periodismo se dejó seducir por una entrega total de la ciencia. Fueron canal y mensaje, él su “alquimista”. Leonardo puso cabeza, pluma y literatura. Fue ésta la clave para que naciese el amor entre dos campos por tanto tiempo desencontrados. La literatura fue el camino para entender, para creer y para crear. La divulgación encontró así su método

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El juego de la divulgacin

El juego de la divulgacin. Por Agustn Espada.La ciencia y el periodismo pocas veces se llevaron bien. Casi nunca dos campos tan ajenos como necesarios se unieron de modo perfecto. Leonardo puso su cabeza y su cuerpo para amalgamar ambas artes. No sabemos bien qu vino primero, o no podramos adivinarlo a simple vista. Como el huevo y la gallina, el periodista y el cientfico se retroalimentaron e iluminaron cada lnea, aula o escenario que pis. De Tales de Mileto a Kafka, del Volcn Kilauea al Metrobus, del Big Bang al feudalismo y del laboratorio a la sociedad. Esos deban ser los recorridos. Todo lo que se combina en los tubos de ensayo deba salir, en algn momento, a la calle y todo lo que nos rodea poda ser mejor conocido si se lo estudiaba. Leonardo rompi barreras y prejuicios. Unos que vean a la ciencia como algo ajeno e inspido, otros que subestimaban la capacidad de los primeros de comprender.

El periodismo se dej seducir por una entrega total de la ciencia. Fueron canal y mensaje, l su alquimista. Leonardo puso cabeza, pluma y literatura. Fue sta la clave para que naciese el amor entre dos campos por tanto tiempo desencontrados.

La literatura fue el camino para entender, para creer y para crear. La divulgacin encontr as su mtodo infalible. Los colores, las historias, las ancdotas y los dilogos. La descripcin y el desarme de los argumentos. Leonardo fue pura bondad, para conocer y para hacer conocer. Su vocacin divulgativa lo llev a ser el ms reconocido.

La ciencia fue un juego para l, bien entendido. Un juego en el que todos podamos jugar y en el que no haba un manual de instrucciones, lo escribamos entre todos. Los dados pasaban de mano en mano y en esos lugares en donde el juego se pona difcil, intransitable, Leonardo nos contaba sus secretos, sus trucos. La apertura deba ser recproca y siempre hubo una sola regla clara: tener la humilde voluntad de aprender.

Nunca perdi su capacidad de asombro, quiz esa fue una de las razones de su xito. En su hambre divulgativo Leonardo era un nio y un maestro al mismo tiempo. Jugaba, se asombraba mientras enseaba como ningn otro. Y ese nio dej su huella en cada una de sus lneas, en cada una de sus entrevistas en las que prefiri dejar contar y preguntar cada detalle de una investigacin, no slo por l, sino tambin por su lector. Quiz por tener tan presente a su nio interior se pudo poner en el lugar de aquellos que recin ingresaban al mundo de las ciencias.

Su mayor legado ser doble. Primero por haberle dado el lugar apropiado a la ciencia dentro del periodismo argentino. Luego, por haber realzado el rol y los avances de la ciencia nacional, muchas veces ignorada y subestimada. Su aporte a la ciencia argentina es tan importante como el de los propios cientficos. Llevar la ciencia a la sociedad, explicarla al estudiante, al trabajador, al padre y al hijo. Para l, los laboratorios alejados de las problemticas diarias y las sociedades que ignoran a sus cientficos se pierden mutuamente. Se necesitan, se retroalimentan, juegan para el mismo equipo.

Leonardo dibuj el mejor de los tableros, escogi cada una de las fichas y escribi las tarjetas de consignas. Cuatro sillas completaron la escena: en una la ciencia, en otra la literatura, en la tercera nosotros y en la ltima se sent l. Jug todo lo que pudo y nos dej ganar ms de lo que creamos posible. Aprendimos jugando entre ciencia, literatura y periodismo. Hoy su silla qued vaca y tenemos que seguir el juego pero vaya ventaja que nos dej su presencia.