El Hombre Ya No Es El Hombre Encerrad1
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“El hombre ya no es el hombre encerrado,
sino el hombre endeudado”
G. Deleuze, “Post-scriptum sobre las sociedades de control”
Previo a describir el paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de
control y la interiorización de la culpa, debemos tener presente en el trabajo
genealógico de Nietzsche relación entre la culpa y la deuda. Esta relación se
presenta en la similitud entre estas dos palabras Schuld (culpa) y Schulden
(deuda).
Nietzsche parte desde el punto de la necesidad de crearle una memoria al animal-
hombre, en transformarlo en un animal al que le sea lícito hacer promesas. Para
ello el hombre es sometido a distintos tratamientos sobre su cuerpo, así lo plantea
—lo que para Nietzsche— el axioma más antiguo que ha existido sobre la tierra:
«Para que algo permanezca en la memoria se lo graba a fuego; sólo lo que no
cesa de doler permanece en la memoria»1.
El axioma mencionado anteriormente se encuentra fuertemente ligado ante los
beneficios y responsabilidades que adquiere el hombre al vivir en comunidad: así
como éste disfruta de los beneficios de vivir en comunidad (protección, vivir en
paz) también se ve obligado a cumplir con la comunidad en cuanto a los perjuicios
que se comentan ante ella. Es este el momento en el que entran en relación la
culpa (schuld) y la deuda (schulden), y es también el momento en el que “todo es
pagable y todo debe ser pagado”. El infractor se vuelve deudor de aquel a quien
confiere un perjuicio. En un primer momento el tema de la deuda estará ligado con
el de la venganza, el acreedor perjudicado no busca ser recompensado
materialmente por el perjuicio, sino que pasará a participar de un derecho de
señores: “la cólera del acreedor perjudicado, de la comunidad, le devuelve al
estado salvaje y sin ley, del que hasta ahora estaba protegido: lo expulsa fuera de
1 GM II p.79
sí, —y ahora puede descargar sobre él toda suerte de hostilidad”2. Habría una
suerte de abandono de un estado civil y regreso a un estado de naturaleza por
parte de acreedor y deudor en donde todo estaría permitido.
Aquí podemos encontrar similitudes en cuanto al desarrollo de los planteamientos
de Nietzsche y Foucault. Ambos comienzan planteando antiguas penas de sus
países correspondientes. Nietzsche nos habla sobre las antiguas penas alemanas:
la lapidación, la rueda, el empalamiento, el hacer que los caballos desgarren o
pisoteen al reo, etc. Mientras que Foucault nos narra la condena de Damiens. En
ambos casos el tratamiento sobre el cuerpo como condena de un delito es
patente.
Pero a medida que el poder de la comunidad se acrecienta el perjuicio producido
por el individuo deja de tener tanta importancia, ya no es tan peligroso y
subversivo, y el derecho pasa de tratarlo como un proscrito a protegerlo de los
inmediatos perjudicados. Es importante poner atención a lo señalado por
Nietzsche: “si el poder y la autoconciencia de una comunidad crecen, entonces el
derecho penal se suaviza también siempre”3.
2 GM II p. 933 Ibídem p. 94