EL HOMBRE Y LA MORAL

Durante los últimos siglos el hombre, ha sufrido varios cambios en cuanto a aspectos tecnológicos, sociales y morales; desde la aparición de nuevas tendencias, hasta la perdida de ciertos valores. Para empezar, la moral surge cuando el hombre deja atrás su lado primitivo y pasa a formar parte de una sociedad colectiva, basada en el comportamiento, en la capacidad de decidir, actuar y pensar como sujeto racional. Pero ¿Que ocurre con la moral del hombre del siglo XXI?

En la actualidad el hombre ha ido perdiendo esa moral que desde niños en el hogar les inculcan, tal vez sea por el mundo mismo que los rodea; un mundo lleno de cambios, donde predomina las ansias por el dinero, la ambición de conseguir lo fácil, o simplemente el camino del mal, es por ello que el hombre actual está en la capacidad de elegir lo moralmente correcto o incorrecto.

Es triste ver que el hombre del siglo XXI, en su gran mayoría ha perdido valores como: la solidaridad, el respeto hacia los demás, la honestidad, hasta la conexión de amor con la familia y amigos; Lo que conlleva a preguntarse ¿Qué tiene el mundo actual, que hace al hombre perder la moral y los valores? No hay que negarse la oportunidad de avanzar con el mundo mismo, de hacer uso de lo llamado “nuevo”. Si se analiza lo que ofrece este mundo, el cual trae consigo más contras que pro, con ello me refiero a dos aspectos importantes; el primero la influencia de los medios de comunicación, los cuales de alguna manera informan, entretienen y divierten; sin embargo la problemática radica en que se ha venido enfocando y centrando en temáticas que solo muestran más y más violencia, una antimoral que refleja robos, muertes y mentiras, donde los más afectados resultan ser los niños, futuras generaciones que observan en los programas de televisión un sin número de ejemplos a seguir. Por esta razón, es de vital importancia el acompañamiento de los padres para su formación moral, ética y de valores. El segundo seria

el dinero y el pensamiento individualista, dos concepciones bien marcadas en las personas del siglo XXI, quienes se interesan más por los aspectos individuales olvidando y dejando de lado que el ser humano es un ser social y necesita de la sociedad para su formación, además hay quienes piensan que el dinero lo es todo, hasta tal punto de considerarlo como la felicidad.

La moral del hombre se ha deteriorado tanto, que se ve reflejada por ejemplo, en ciertas familias donde los hijos ya no respetan a sus padres y hacen lo que quieren; en la sociedad, donde el simple hecho de ceder un puesto a una señora mayor de edad se volvió difícil; en el ámbito laboral, donde se ve la corrupción, ciertos personajes ofreciendo más dinero por actos incorrectos.

De acuerdo con lo anterior, el hombre de este milenio piensa diferente ya no es ese hombre culto y callado de antes, tiene ahora un cierto libertinaje que lo lleva a ser permisivo. Lo que antes era considerado un acto inmoral ya se volvió normal, haciendo referencia a: se volvió común ver a niños de 15 y 16 años robando, cuando debería estar estudiando, o personas que mienten, engañan, sin pensar el daño que hacen a la sociedad a sus propias familias. Pero, no todo puede ser negativo, también existen personas que actúan de forma correcta, que con sus actos ayudan y hacen la diferencia, reflexionan, son solidarios y no se dejan llevar por las ansias de dinero, que ante cualquier mala influencia deciden seguir sus valores como ejes del comportamiento social.

Ya para concluir, la moral del hombre del siglo XXI, ha cambiado para bien o para mal, solo depende de nosotros mismo conservar los valores y la ética que nos forma como personas, y no dejarnos llevar por actos que aunque sean ambiciosos, terminaran perjudicando nuestra formación y a una sociedad de la cual hacemos parte. Hay que pensar no solo en nosotros sino también en nuestras futuras generaciones, se necesita fortalecer esos valores que desde nos han inculcado, porque si no ¿A dónde ira a para esta sociedad? Solo se necesitan personas buenas para mejorar este mundo.