El gran pez

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Por SUPUESTO que esto que te mando no es serio. Que faltan precisiones, la investigación concreta, solo, como digo yo, un estornudo de madrugada; por supuesto, que lejos está de ser el primer renglón siquiera de una ponencia. Tengo que reponer miles de cosas para lo cual quiero ver la película nuevamente e investigar la dinámica del director, a los actores, etc. Con respecto a El gran pez, se me hará más sencilla la cosa porque, incluso, pienso tomarla, como te dije, para mi trabajo final en el Instituto. Con respecto a Los crímenes de la calle Oxford tengo la intuición, seguramente no validada por la realidad, de que hay una evocación del cuento de Poe Los crímenes de la calle Morgue. Hace mucho tiempo que vi esa película. Si recuerdo haber visto Crimen ferpecto, y que, en su momento, disparó infinidad de análisis. ¿Será que Tim Burton dirigió al personaje principal de El gran pez hacia ese destinatario directo que desea pescar al ser acuático más grande de los ríos porque el hombre de su adentro es el más me pequeño de los charcos? Será que ese hombre narrador de historias es carne y hueso que transmuta en enunciador de una verdad construida, de una mentira piadosa, de la construcción de un discurso basado en una historia, en parte autobiográfica? Y será que esos halos de magnificencia, de hecho insólito sin explicación, se desvanecen a la luz de ese hijo, lector empírico, hombre real, descendiente avergonzado de un padre que miente, de un padre al que desconoce.

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Por SUPUESTO que esto que te mando no es serio. Que faltan precisiones, la investigación

concreta, solo, como digo yo, un estornudo de madrugada; por supuesto, que lejos está de

ser el primer renglón siquiera de una ponencia. Tengo que reponer miles de cosas para lo

cual quiero ver la película nuevamente e investigar la dinámica del director, a los actores,

etc. Con respecto a El gran pez, se me hará más sencilla la cosa porque, incluso, pienso

tomarla, como te dije, para mi trabajo final en el Instituto. Con respecto a Los crímenes de

la calle Oxford tengo la intuición, seguramente no validada por la realidad, de que hay una

evocación del cuento de Poe Los crímenes de la calle Morgue. Hace mucho tiempo que vi

esa película. Si recuerdo haber visto Crimen ferpecto, y que, en su momento, disparó

infinidad de análisis.

¿Será que Tim Burton dirigió al personaje principal de El gran pez hacia ese destinatario

directo que desea pescar al ser acuático más grande de los ríos porque el hombre de su

adentro es el más me pequeño de los charcos? Será que ese hombre narrador de historias es

carne y hueso que transmuta en enunciador de una verdad construida, de una mentira

piadosa, de la construcción de un discurso basado en una historia, en parte autobiográfica?

Y será que esos halos de magnificencia, de hecho insólito sin explicación, se desvanecen a

la luz de ese hijo, lector empírico, hombre real, descendiente avergonzado de un padre que

miente, de un padre al que desconoce.

¿Quién dijo quién dijo? Quién dijo que cuando se miente no se dice la verdad. En esta

película, el padre quiere ser amado, el padre cree que para ser amado tiene que contar

elocuencias, tiene que ser muy grande, necesita que alguien ponga la atención en su boca y

en sus gestos, que alguien lo ame por lo que cuenta, que alguien se entretenga, como un

lector ávido de apoblarse en otros mundos, en su pueblo, en su historia, aunque

vanagloriada con los artificios de la imaginación.

¿Será que Tim Burton dirigió al personaje principal de El gran pez hacia esa

intertextualidad impensada, no querida, que llevó al personaje principal de Axolotl a

meterse, como un dios, y perder la libertad de Hombre, dentro de un ser acuático, sin saber

cómo salir, lo que llevó al padre de familia a hallarse y ahogarse en su presente, frente a su

hijo, en las anécdotas de su pasado para dotarlas, con toda la omnipotencia de un ser

superior, de aristas fantásticas y maravillosas?

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¿Por qué el hijo no le cree si entre las líneas de lo que cuenta se narran los hechos de su

autobiografía fragmentada? ¿Por qué el hijo, en definitiva, le cree, cuando próximo a la

muerte, el hombre que quiere atrapar al gran pez es despedido, en ceremonia de fiesta,

hacia su muerte y Tim Burton delega esa dirección en el personaje del hijo que, al modo del

padre, escribe el final de la vida más elocuente, tan elocuente que, algún día, persuadidos

por la última escena, a partir de esa última escena, sabemos, queremos, nos dan ganas de

morir asi

*Desde otro punto de vista, recurriendo a lo que Genette consideraría metatexto (una obra

cinematográfica describe cómo una historia se cimenta como discurso), en la película El

gran pez1, el personaje principal (el padre) construye diversas versiones de

acontecimientos que el narrador significa como autobiográficos: el hijo lo subestima

porque piensa que «no son la verdad de la vida del padre» y le demanda esa verdad, La

Verdad, que le cuente algo “real” de él (¿puede contarse algo verdadero de uno?). Hacia el

final de la película, cuando el padre está por morir, el hijo conoce a los personajes/personas

que el padre refería en sus relatos narrados oralmente, comprende que hay algo de

“verdad”, que cuando le contaba su vida, le hablaba, de algún modo, desde la verdad,

aunque ornamentando los acontecimientos con artificios que lo engalanaban. ¿Por qué?

Porque necesitaba contar, acaparar la atención de su público, pensar en un lector presente

que lo aceptara, incluso en ese principal oyente que era su hijo. ¿El padre mintió? ¿lo hizo

por amor? ¿Para darlo, para recibirlo, para pedirlo por favor? Puede ser. Puede ser que no.

Puede que no hayan sido sino mentiras amables, en el decir de Liliana Bodoc (2012) y las

mentiras amables de la literatura y el cine suelen perdonarse antes de sentarse frente a un

libro, antes de sentarse frente a una pantalla (suelen agradecerse, en definitiva): el lector u

oyente avezado, que reconoce el pacto de lectura «sabe» que, cuando un otro narra

oralmente o por escrito, está construyendo y reconstruyendo un acontecimiento y se adentra

a la escucha y a la lectura sin subestimar (suponiendo un lector modelo) lo que claramente

es fantástico. En efecto, el hijo en El gran pez, era un lector empírico: no asumió un pacto

con el narrador que relataba su vida habilitando, de pronto y sin explicación, la irrupción de

1Daniel Wallace (autor); John August (guionista) BARTON, TIM (director), El gran pez. Estados Unidos: Columbia pictures, 2003.

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un elemento fantástico. El hijo, sin embargo, consiente ese pacto cuando el padre está por

morir: deviene en lector modelo.

En definitiva, en El gran pez, cada historia vívida por el padre se convierte en una

serie de versiones, readaptaciones del mismo acontecimiento (discursos). Como lector y

escritor (se me presenta la extrañeza de que un personaje que encarna a un escritor no logre

comprender el pacto propuesto), asumen ese rol cooperativo: el hijo de El gran pez acepta

retroactivamente el pacto que el padre le ha propuesto toda su vida y él mismo reconforta al

padre, imprimiendo desde su impronta narrativa una arista fantástica al último hecho

autobiográfico del padre: el principio de su muerte.