El Fútbol Como Visión Del Mundo

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El fútbol como visión del mundo Profesor de Etnología Director del Laboratorio de Etnología Mediterránea y Comparativa Universidad de Provence Christian Bromberger [email protected] mrs.fr (Francia) Conferencia realizada en el marco de las Jornadas: Las Ciudades y el Fútbol. Imágenes y Palabras. Organizadas por el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y el A.I.E.D. Buenos Aires (Argentina) http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 47 - Abril de 2002 1 / 2 Presentación de Roberto Di Giano (Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte - SEUBE - FFyL - UBA) Para el Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte fue sumamente importante haber concretado un segundo evento con el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo si tenemos en cuenta el excelente resultado alcanzado en las Jornadas anteriores. También para nosotros resulta importante mostrarles a ustedes nuestra producción mas reciente, en una época en que muchos intelectuales y docentes se acostumbraron a "recepcionar", meramente, ideas y conceptos elaborados en Europa y/o EE.UU. Una cuestión que facilitó que aquéllas elaboraciones aparecieran travestidas como universales, aplanando así el pensamiento creativo y comprometido que, pese a todas las adversidades, se sigue produciendo en la Argentina. Los miembros del Area estamos recorriendo desde hace años un camino diferente al poner permanentemente de relieve la importancia del contexto histórico en cada uno de nuestros análisis. Y el resultado de nuestra firme postura es que pudimos alcanzar una forma mas madura de integrarnos al mundo. Así, encaramos el diálogo, el intercambio de conocimientos, con los colegas de los demás países para construir, entonces, un internacionalismo bien entendido. Es desde este lugar que damos siempre una cálida bienvenida a los compañeros que vienen de otras zonas para brindarnos su sólido capital de conocimientos, como es el caso de nuestro amigo Christian Bromberger. Presentación de Lidia González (directora del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires) Estas Jornadas sobre las Ciudades y el Fútbol tiene el honor de presentar la conferencia: "El fútbol como visión del mundo" del catedrático Christian Bromberger, Director del Instituto de Etnología Mediterránea y Comparativa de la Universidad de Provenza, Francia. 1

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El ftbol como visin del mundo

El ftbol como visin del mundo

Profesor de Etnologa Director del Laboratorio de Etnologa Mediterrnea y Comparativa Universidad de Provence Christian [email protected] (Francia)

Conferencia realizada en el marco de las Jornadas:Las Ciudades y el Ftbol. Imgenes y Palabras. Organizadas por el Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos Aires y el A.I.E.D.Buenos Aires (Argentina)

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Ao8 - N 47 - Abril de 2002

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Presentacin de Roberto Di Giano (Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte - SEUBE - FFyL - UBA) Para el Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte fue sumamente importante haber concretado un segundo evento con el Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo si tenemos en cuenta el excelente resultado alcanzado en las Jornadas anteriores. Tambin para nosotros resulta importante mostrarles a ustedes nuestra produccin mas reciente, en una poca en que muchos intelectuales y docentes se acostumbraron a "recepcionar", meramente, ideas y conceptos elaborados en Europa y/o EE.UU. Una cuestin que facilit que aqullas elaboraciones aparecieran travestidas como universales, aplanando as el pensamiento creativo y comprometido que, pese a todas las adversidades, se sigue produciendo en la Argentina. Los miembros del Area estamos recorriendo desde hace aos un camino diferente al poner permanentemente de relieve la importancia del contexto histrico en cada uno de nuestros anlisis. Y el resultado de nuestra firme postura es que pudimos alcanzar una forma mas madura de integrarnos al mundo. As, encaramos el dilogo, el intercambio de conocimientos, con los colegas de los dems pases para construir, entonces, un internacionalismo bien entendido. Es desde este lugar que damos siempre una clida bienvenida a los compaeros que vienen de otras zonas para brindarnos su slido capital de conocimientos, como es el caso de nuestro amigo Christian Bromberger.

Presentacin de Lidia Gonzlez (directora del Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos Aires) Estas Jornadas sobre las Ciudades y el Ftbol tiene el honor de presentar la conferencia: "El ftbol como visin del mundo" del catedrtico Christian Bromberger, Director del Instituto de Etnologa Mediterrnea y Comparativa de la Universidad de Provenza, Francia. Quin va a actuar como traductor es el seor Jorge Makarz al que agradecemos desde ya, y quisiera tambin agradecer una vez ms a los que han colaborado para que se realizaran estas Jornadas donde hemos debatido diversos temas acerca del ftbol en la ciudad, su implicancia, su desarrollo, su simbologa, las relaciones del ftbol y la educacin, el ftbol y los medios de comunicacin, el ftbol y los estadios. Creo que han sido unas Jornadas provechosas y que con este broche de la conferencia del profesor Bromberger nos podremos retirar reflexionando sobre un tema tan convocante para los argentinos. Agradecemos, entonces al Centro Franco-Argentino de Altos Estudios de la Universidad de Buenos Aires, al Centro Cultural Rojas, a la Direccin de Deportes de la Universidad de Buenos Aires, al Centro Cultural San Martn, a la Facultad de Filosofa y Letras, y al Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos Aires. Muchas gracias.

El ftbol como visin del mundo En primer lugar quiero agradecer al Instituto Histrico de la Ciudad de Buenos Aires y especialmente a su directora Lidia Gonzlez. Y tambin al Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte con sus directores Roberto Di Giano, Tulio Guterman, Julio Frydenberg, Lelia Gndara, por la recepcin calurosa que me han hecho. Fui muy sensible a los estudios sobre Buenos Aires llevados adelante por el Instituto de Estudios Histricos de la Ciudad, y por el trabajo llevado a cabo alrededor del deporte, un dominio que todava no alcanz su plena legitimidad en el campo acadmico. Sin embargo, para acercarnos al tema de esta maana, imaginmonos hoy un estudio de sociologa o antropologa urbana que quisiera dejar de lado al ftbol; el lugar que ocupa este deporte en las conversaciones cotidianas, en la cristalizacin de relaciones de sociabilidad, en la edificacin, en la construccin de las ciudades y de los barrios, en la emblemtica y en el folklore urbano. No tomar en cuenta el ftbol en el estudio de una ciudad hoy sera como si Malinowsky estudiando la poblacin de las islas Trobriand, hubiese desconsiderado el "Kula", o como si Pritchards trabajando con los Nuers en una poblacin septentrional del Sudan no hubiese estudiado la relacin entre los hombres y el ganado vacuno. Muchos trabajos que se expusieron ayer en estas Jornadas mostraron como la cancha es un lugar privilegiado para observar el funcionamiento, los odios y los sueos, de una sociedad urbana. En la situacin actual, el ftbol es una mquina para clasificar las pertenencias territoriales, (que no solamente delimitan estas pertenencias territoriales, sino que contribuyen a formarlas) y para profundizar en una forma pre-formativa el contenido imaginario, la identidad imaginaria digo. El ftbol no es solamente un espejo de una identidad dada sino que participa en la construccin de estas identidades, (Julio Frydenberg lo mostr muy claramente ayer), y la imagen que da de estas sociedades es de una bella infiel. Es en este status hbrido intervlido del ftbol, a la vez reflejo de las realidades urbanas y mentira novelesca, que yo querra terminar con algunas reflexiones estas Jornadas sobre las ciudades y el ftbol. Con justeza ayer, se evoc el status patrimonial de las canchas y los estadios, monumentos y lugares de memoria viva del espacio urbano, espacios urbanos y periurbanos; que no son siempre monumentos formas (Rgis Debray quin pas un tiempo en Amrica Latina, llama monumentos formas a los monumentos que se caracterizan por su monumentalidad y calidades arquitecturales y estticas. Pero siempre se trata de monumentos que condensan memorias y usos, y que estn siempre franqueados, bordeados, por museos. Por ejemplo en el museo del Barza, en Barcelona, es fabuloso por la riqueza de sus colecciones y por la extensin de su superficie). Una ntima ligazn une al espectador y a su estadio, como a los campesinos con sus campanarios. De estos santuarios del mundo industrial, se conocen la historia, se cuentan esas historias, se conocen los momentos de la fundacin, se conocen las modificaciones edicilias sucesivas, el cierre de una cancha y su transferencia a otro sitio (todo esto es vivido como desgajamientos). Florencia Gonzlez me mostr ayer un pedazo de tribuna de madera de Argentinos Juniors, debidamente testimonial de un elemento arqueolgico y conservado como una reliquia, como esos pedazos de csped que los hinchas ms fervientes toman y conservan. El estadio, la cancha misma, ya sea de tradicin britnica (es decir rectangular) o de tradicin latina (es decir oval, recordando la forma de los anfiteatros con forma de bombonera) ofrecen, por su estructura compartimentada, entre tribuna central cabeceras y palcos, un apoyo a la dramatizacin y a la instalacin social jerarquizada. La cancha, ese extrao espacio donde se ve al tiempo que se es visto, forma una especie de microcosmos que va modelando los contrastes de la sociedad local. Cada espacio compartimentado, constituye una especie de territorio, que simboliza una pertenencia distinta. Estas formas de territorializacin siguen el esquema de una topofilia, el vnculo sentimental con un espacio de la cancha, y esto se lee cuando se analiza en detalle la distribucin del pblico. En el estadio de Marsella, por ejemplo, una cosa que sorprende cuando se analiza la distribucin de los espectadores, es que la geografa social de los espectadores se proyecta a grosso modo en la geografa del estadio, ofreciendo un mapa viviente y a la vez reducido de la ciudad. En Marsella una gran divisin distribuye el espacio urbano que opone un sur privilegiado en relacin a un norte ms pobre. Y en este contraste se verifica en la ocupacin de las cabeceras norte y sur de la cancha; se ve bien que en la cabecera norte hay espectadores que vienen de los barrios del norte y los del sur se concentran mayormente en la cabecera sur. No se le se le pueden encontrar a esto muchas razones prcticas, el precio de las entradas es el mismo para la parte norte o para la parte sur, las entradas a cada una de ellas estn situadas a una centena de metros una de otra, y cuando se han recorrido kilmetros para llegar al estadio esta centena de metros no puede ser una razn, la razn es la apropiacin territorial de una parte del estadio. Cada etapa de la carrera urbana de un hincha se traduce por una ocupacin preferencial del espacio en el estadio. As, un joven del barrio norte comienza su carrera de hincha en el extremo alto de la cabecera Norte, cuando se pone de novio ya va a estar en este lado del estadio cumplimiento tambin una norma, y cuando se convierte en un adulto ya va estar en la tribuna Este con su cuado o con sus amigos del barrio. Y posiblemente segn su trayectoria social pueda terminar en esa tribuna de la ms prestigiosa, lo que significa que la cancha, este anillo particular, en este estadio figura, aparece, el giro de la vida, y las barreras entre los diferentes compartimientos de la cancha no son simplemente barreras materiales, sino que atravesar esas barreras son verdaderos ritos de pasaje. Pero plantear la cancha, el estadio, como un microcosmos que reflejara un macrocosmos, no es sino parcialmente exacto. La distribucin de los espectadores en el seno de una cancha, combina las jerarquas ordinarias, y el orden propio del ftbol. Por un lado, y esto es una imagen, la cancha no es sino una novia infiel, ya que en ella predominan los jvenes (no las mujeres) y las personas adultas, y por otro lado en las cabeceras la espacializacin no est fundada solo en parcialidades extradeportivas, sino tambin en la fuerza demostrativa de los grupos de hinchas, grupos de hinchas que apoyan al mismo equipo. Esto se distribuye desde el centro hasta los bordes, en funcin de su importancia relativa; en el centro se ubica el grupo que supo imponer su hegemona comunicativa, en los mrgenes los pequeos grupos ms recientemente formados, y abajo, en un rincn, la vieja guardia, los jubilados de haber sido hinchas fervientes y fanticos. En general existe una competencia territorial entre los grupos que apoyan un mismo equipo para ocupar el espacio central ms visible. Dos leyes, entonces, regulan las masas deportivas; una reproduce el orden social ordinario y la otra se diferencia de l, fundada como est, no en las relaciones cotidianas, sino en las relaciones de fuerza demostrativas. Las canchas son tambin excelentes observatorios de los procesos de integracin en las sociedades urbanas. Todas las investigaciones llevadas adelante en las canchas britnicas muestran que los espectadores y los hinchas son machos blancos, hombres blancos (en el sentido masculino). Se demostr en las investigaciones que hicimos que eran un 89% de sexo masculino los asistentes a los estadios britnicos. Por el contrario en una ciudad como Marsella con una fuerte composicin de magrebinos, de gente de Africa del Norte, los inmigrantes estn representados en las canchas en proporcin a su presencia en la ciudad. Expliquemos tambin que en esta ciudad, Marsella, no existen ms equipos comunitarios, es decir, los que reagrupan originarios de la ciudad, los que representa a los italianos, el que representa a los Magrebinos, etc. Lo que el mapa hace aparecer aqu es un fenmeno interesante, es la distribucin de los espectadores de origen Magrebino en el estadio; se los ve ausentes, por supuesto, en las tribunas privilegiadas pero se los ve muy bien representados, hoy en da, en la cabecera Norte. Ellos efectivamente residen en los barrios del norte pobre de la ciudad, pero dicha presencia juvenil est muy localizada. Est tambin muy difundida hacia otros sectores del estadio fundamentalmente hacia la tribuna Este y esta presencia hoy muy bien establecida de la gente del Magreb en el estadio puede interpretarse como un rito de integracin a la sociedad y a la sociabilidad local. Pero este pasaje a travs de la integracin a un club como un rito de integracin a la sociedad local, es lo que hace aparecer, en general, las biografas, los recin llegados, superidentificados con lo nuevo como los conversos estn superidentificados con la causa local. Si el desvo por el ftbol es casi indispensable para comprender el desarrollo de una ciudad es tambin ello debido a la circunstancia que tomaron los clubes de hinchas con relacin a la sociabilidad urbana. Los clubes de partidarios adultos (sin hablar de los ultras y de otro tipo de barra bravas) que son una nueva forma de confraternidad viril autogestionada, impregnan con su marca la sociabilidad de la ciudad urbana contempornea. A ttulo de ejemplo la Asociacin Italiana Npoli Club en los comienzos de los aos 90 contaba con noventa y seis mil miembros repartidos en ciento veintisis secciones y no tiene el record italiano en cifras. La de A.C Miln est sostenido por mil trescientos cincuenta secciones de hinchas y cada seccin debe disponer de un local y de al menos cincuenta miembros. Estos clubes de hinchas juegan un rol muy particular. Hay veces que se trata de casas culturales de barrio que cumplen una funcin social; tienen juego de esparcimiento para los tiempos libres y bibliotecas, ofreciendo a los viejos y a los que no tienen trabajo un marco recreativo. Adems organizan actividades a veces completamente extraas al deporte, como salidas y excursiones familiares, por ejemplo. En Italia un testimonio de la actividad vecinal del fenmeno son los clubes que tienen los bares mientras que en Francia son los bares los que ofrecen el lugar para la asociacin de hinchas. Si la cancha aparece como un microcosmos y las asociaciones de hinchas constituyen uno de los modos mayores de sociabilidad urbana, el equipo y esto hay que destacarlo, simboliza la entidad a la cual todos estn vinculados, y la configuracin de los equipos en el espacio urbano nos muestra en forma caricatural a propsito de las formas de organizacin territorial y sobre los principios de afiliacin mayor. Muchas metrpolis tanto en Europa como en otros lados estn moldeadas por oposiciones religiosas que se reproduce en una reparticin o en una multiplicacin futbolstica. Este es el caso del Glasgow donde la oposicin del Celtic catlico formado por irlandeses (y que era presidido al origen por el obispo mismo de la ciudad) y los Rangers que son protestantes y unionistas. Es una oposicin secular. Escriba Bill Murray a propsito de este tema "Ningn espectador de un partido que opone los Rangers al Celtic puede creer que est asistiendo a un simple partido de ftbol". Una brava marea con los colores verde y blanco agita la mitad del estadio y por el otro lado un desatarse de echarpes rojos, blancos y azules constituyen un contraste notable en que rodean las banderas britnicas. Y a los cantos rebeldes que elogian la repblica de Irlanda responden los cantos del sentirse de pie en el centro republicano en recuerdo de la batalla del ro Boyne y de la victoria de Guillermo III sobre los catlicos. En primer lugar insisto, entonces, sobre el hecho de que el ftbol acusa antagonismos que en la vida cotidiana de Glasgow posiblemente estn mucho menos marcados. Es que tiene precisamente esa capacidad de inflar, darle mucho ms sentido a dichas oposiciones, para darle a la confrontacin un pimiento emocional. Pero tambin este tipo de comunitarismo lo encontramos en otra ciudad como Beirut. En el Lbano hay un campeonato de catorce equipos pero diez son de Beirut; Beirut ocupa un poco el lugar central como Buenos Aires lo ocupa en Argentina, pero Beirut no funciona solamente en los barrios, sino que ms bien los barrios se superponen a las comunidades religiosas, y los diez equipos de Beirut son diez equipos comunitarios. En muchas ciudades esta fragmentacin del espacio puede tener un significado distinto al religioso. El barrio, lo hemos visto para el caso de Buenos Aires. Pero muy frecuentemente domina el principio de biparticin, el seor Gilmar Mascarenhas nos di un ejemplo para Brasil, que opona dos equipos donde cada uno reflejaba un universo social y cultural singular. Un equipo que aparece ms rico y otro ms pobre. Y este ejemplo es tan frecuente, que yo lo encontr en todos lados durante mis excursiones futbolsticas. Y yo me pregunto si hay que ir a buscar explicacin de este fenmeno en la sociologa o si hay que ver en ello la aplicacin de un principio estructural, una especie de universal de la adhesin deportiva que dara un poco ms de densidad al juego y a las emociones. Voy a tratar de explicarme al respecto. Las estructuras dualistas son muy frecuentes en materia de ftbol y toman un poco siempre los mismos contenidos, siempre dan lugar a estos derbys o clsicos entusiastas, donde culminan las emociones. En general se trata de la oposicin entre un club rico y un club ms pobre, entonces se trata de un dualismo jerarquizado: un club que representa la localidad, lo autctono y otro que representa la apertura, lo universal. Este es el caso del norte de Italia. Italia es un pas donde se piensa frecuentemente en forma binaria. Las tres grandes metrpolis del norte de Italia estn divididas entre dos clubes; un club con consonancias masculinas, con referentes masculinas, el Toro, el Gnova, el Miln, y cada una de estas ciudades tiene un club con consonancias femeninas, la Sampdoria, la Inter o la Internacional de Miln, (este nombre, la Internacional a Mussolini no le gustaba y lo bautiz la Ambrosiana) y otro club con consonancia femenina que es la Juventus de Turn. Y esto se resalta en los sobrenombres que se le da al club. Por ejemplo, la vieja seora, la novia de Italia, la madama, la amante, la sudista (sudista hace referencia a que ella desata el apasionamiento en general de los inmigrantes que provienen del sur de Italia). Por el contrario, los emblemas del Toro, por un juego de paronimia entre Turn y Toro, exhibe en forma bastante ostentatoria los atributos de la virilidad del toro. Se tiene entonces de un lado lo local y del otro la apertura, de un lado la tradicin y del otro la innovacin, de un lado entonces tenemos un club ms popular de origen local y del otro uno ms aristocrtico, abierto y que refleja ms lo universal, y en relacin al club local hay una hinchada caliente y hay veces desesperada y en relacin a los clubes que ganan hay una especie de hinchada ms distanciada. En general los colores de la camiseta de los clubes locales tienden al rojo el color de la pasin, y en general, podramos decir que en estos casos se trata siguiendo la tipologa de Levy-Strauss de un dualismo concntrico. El dualismo concntrico es la oposicin entre el pequeo crculo local con un circulo exterior, mientras que en otros casos vemos dualismos diametrales, y es en las oposiciones de estos clubes de la ciudad en donde se disputa en honor local. Uno de los ejemplos: cuando el Juventus juega con el Torino, se opone al Torino, los de Juventus destacan los aspectos trgicos de la historia de sus adversarios. Dicen, por ejemplo, "Grande Toro, si tu tomas el avin nosotros te lo pagamos". Esto es una evocacin al drama de 1949 cuando un avin que traa a todo el equipo de Turn se estrello en una colina cerca de la capital de Piamonte. Y los hinchas del Toro responden con un juego de letras mviles "Animales como ustedes Bruselas estuvo muy buena" evocando a la tragedia en el estadio de Heysel, en Blgica, donde los hinchas del Juventus murieron en gran cantidad. Para comprender, entonces, la fuerza de este dualismo, hay que ver que en Italia los grupos de hinchas constituyen dos redes antagonistas y esto constituye el umbral de la biparticin futbolstica en Italia. La Juventud de Turn est aliada a la Sampdoria de Gnova, a la Atalanta de Brgamo, al Lecce, a Pisa, que son los equipos enemigos del Torino. Y Torino mantiene relaciones con Gnova, Verona, Bari, Florencia, que son los equipos enemigos de la Juventus. Entonces a lo largo de los distingos futbolsticos los miembros de estos dos grupos de equipos se respaldan mutuamente. Cuando, por ejemplo, el equipo de Gnova viene a confrontar con la Juventus los hinchas del Toro van a hinchar por Gnova. En general cuando existe una coreografa muy linda, (recordemos que el partido de ftbol es una forma de justificacin masiva de la estetizacin festiva) los hinchas se visten en ese momento no solamente con los colores del propio club sino tambin con los colores de los enemigos de sus adversarios. Pero yo quiero tambin darles otro ejemplo, que va a ser un ejemplo de dualismo diametral. Es el caso de la ciudad de Tehern, que est dividida en dos equipos; por un lado el equipo local que es el equivalente al Torino, el equipo popular que son los rojos (equipo que se llama La Victoria) y luego hay un equipo contrario, que es aristocrtico, menos ligado a la vida de la ciudad misma, que son los azules. Unos y otros se insultan a travs de los colores que representan. Por ejemplo, los azules dicen de los rojos que son como esas servilletas en el Haman cuando uno va a tomar los baos turcos, esas servilletas que representan un arcasmo. Y esto es diametral porque el norte de la ciudad apoya a los azules que es ms aristocrtico, y el sur de la ciudad que es el ms pobre apoya a los rojos. Entonces podemos preguntarnos sobre las tendencias recurrentes de la sociedad, a esta forma de bipolaridad. Porque se conoce perfectamente en el imperio bizantino donde los azules se oponan a los verdes en las carreras de carros, tambin se conoce en las ciudades italianas, con el conflicto entre guelfos y gibelinos que ocupo toda la historia medieval en Italia. Y adems, tambin se conoce esta enemistad antagnica en el mundo andino. Entonces, en general, podemos tratar de sacar una serie de constantes de estas formas de oposicin. An si se presenta bajo la forma de un dualismo jerarquizado, esto no se resume a un esquema de filiacin social. Son oposiciones ms horizontales que verticales; se expresan a travs de combates rituales, que no cambian para nada el orden de las cosas, ni de la vida social; ella concierne a una gran parte de la poblacin, pero son los adolescentes de sexo masculino, los que son los militantes activos de esta oposicin. Estas oposiciones por mitades, entonces, son evidentemente un medio muy econmico para pensar el mundo, y es en el dominio ldico, una forma de hacer funcionar su emocin a la lgica competitiva. Yo no niego para nada el fundamento social de estas oposiciones, pero me parece que la oposicin ms cercana es uno de los elementos constitutivos de armado de la adhesin militante al ftbol. Esta constitucin de oposiciones, es tambin un medio para desplazar las oposiciones verticales o posiciones jerrquicas hacia oposiciones horizontales constituyendo vecinos enemigos. Un poco como lo mostraba Levy-Strauss cuando sealaba la divisin en dos de la sociedad Bororo. Sea como fuese, la identidad de una ciudad o de un barrio va de la mano de un sentimiento de hostilidad con la construccin de otro club diabolizado. La adhesin a un club local tiene en el mundo del ftbol la contrapartida de la construccin de otro diabolizado con dos variantes. El ms diabolizado es el ms prximo, del que conviene distinguirse y tambin el ms lejano en relacin al cual se mantiene un profundo sentimiento de diferencia, de disgusto o de rencor. As, en Npoles se tiene una gran oposicin, con un desprecio bastante pronunciado a Avellino que es una pequea ciudad cercana cuyos habitantes son considerados como campesinos incultos. Pero lo esencial del odio en estas ciudades en crisis, es un recuerdo o nostalgia de pocas pasadas, apuntando a las ciudades del norte prspero que son relevadas como chivo expiatorio. Todo partido, entonces, contra un equipo septentrional aparece como la ocasin soada de una revancha simblica. Es claro que all la demarcacin entre el norte y el sur, entre las ciudades prsperas del norte y las ciudades pobres del sur, estn sealadas por slganes muy virulentos. Los hinchas de Miln, Turn o Verona cuando van a Npoles cantan "Fuerza Vesubio!" o "Terremoto, vuelve otra vez!" o tambin dicen "Sientan este olor, hasta los perros se alejan, estn llegando los napolitanos!". O "Los que tienen clera" o "Los terremotos" o "Ustedes, el jabn no lo usaron nunca", "Napolitanos de mierda, napolitanos sucios, ustedes son la vergenza de toda Italia". Mientras que los napolitanos le contestan a los del norte, "Sidosos, cero positivos", o concretamente a los de Turn les cantan "Esclavos Agnelli", "Ustedes son chupa culos de la familia Agnelli". Ac se ve que la identidad con Npoles es y se afirma como mucho ms fuerte cuando est golpeada por lo exterior, pero tambin quiero afirmar el hecho que esta denegacin del otro, no es simplemente reflejo de la historia, de la bronca hacia una ciudad ms desarrollada, sino que es una construccin ligada a la historia del ftbol mismo. Por ejemplo, en la historia del campeonato de Francia se desarroll un odio irreductible entre Marsella y Bordeaux. Ahora bien, histricamente, no existi ninguna relacin ni ninguna rivalidad entre Marsella y Bordeaux. Eran dos puertos con destinos completamente diferentes, eran dos poblaciones que se ignoraban espectacularmente una respecto a la otra. Un conflicto futbolstico engrendr esta definicin de identidades negativas en Marsella y Bordeaux y a partir de ese momento los Marselleses pasaron a ser seores, pasaron a ser maestros en materia de psicologa acerca del pueblo de Bordeaux, estigmatizando a su poblacin como burguesa, fra, ciudad de explotadores. Y ac vemos como se trata de formar la racionalizacin de una posicin futbolstica, y como la oposicin futbolstica no refleja necesariamente una oposicin histrica. Esta afirmacin de la identidad en el marco de la ciudades contemporneas, va de la mano con el estilo futbolstico que tiene consonancia con los estilos urbanos. Este estilo que es considerado como el smbolo de una pertenencia comn no corresponde, (est muy lejos de eso) a la prctica real de los jugadores, sino ms bien a la imagen estereotipada, establecida en la larga duracin de una colectividad que se da para s misma y que desea ofrecer hacia los otros. Se trata ampliamente de una relacin imaginaria, no tanto de la manera en que los hombres juegan y viven, sino la forma en que gustan contar el juego de sus equipos y al fin de cuentas la forma que gustan contar su propia existencia. Esto se da de tal forma que una confrontacin entre ciudades o barrios se presentan como una guerra de estilos. En Francia es absolutamente sorprendente, en el imaginario urbano y en la representacin de las identidades urbanas el estilo de Saint-Etienne (con aqul gran equipo de los aos 70, el del trabajo laborioso). Saint-Etienne es una ciudad obrera y el jugador que dej la mayor memoria en el equipo de Saint-Etienne es un compatriota argentino, Osvaldo Piazza. El marcaba su gran coraje, su gran decisin, corriendo en toda la cancha an cuando las condiciones decisorias ya haban desaparecido. El estilo opuesto es el estilo del Nantes. Es un juego mtrico y regular, brillante por sus pases cortos mucho ms que por sus grandes esfuerzos. Y la manera marsellesa que tambin es una forma de estereotipo de la ciudad, es la fantasa, el virtuosismo, (caractersticas con las cuales los hinchas hoy tienen mucha dificultad en reconocerse dadas la situacin del equipo actualmente). Por ejemplo, cuando tomamos la comparacin entre el Npoles y la Juventus de Turn, lo que es sorprendente es que el estilo con el cual los napolitanos gustan reconocerse es un estilo tambin de virtuosismo espectacular, de logros fantasiosos y de exploracin ldica, ac los jugadores emblemticos son las vedettes sudamericanas que llegaron en parejas dobles, Svori y Altafini, Maradona y Careca. Ciertamente es interesante ver este gusto de los napolitanos por las vedettes sudamericanas, no tengo mucho tiempo para hablar de esto pero muy frecuentemente un equipo aparece como la parbola de un destino colectivo, y es interesante ver como esta ciudad de emigracin hacia Amrica del Sur como fue Npoles, hallan reclutados jvenes jugadores latinoamericanos que se convierten en una especie de hijos prdigos. Por el contrario, el estilo de la Juventus de Turn, est hecho de rigor industrial, de disciplina y seguridad. Es el equipo de la Fiat desde 1923, y por su propia disciplina merece, por supuesto, la simpata del presidente de la Fiat, pero tambin de Togliatti que era el antiguo secretario del antiguo partido comunista italiano que era de la Juventus. Podemos entonces seguir estos rastros entre formas de jugar y los rasgos identitarios de las diferentes comunidades urbanas. Es claro que estas relaciones entre los modos de existencias y el juego, tienen una tendencia a deshilacharse hoy en da. Los jugadores y los entrenadores que aseguraban esta continuidad caracterstica, llevaban la mayor parte de su carrera en el mismo club, pero hoy en da se han transformados en meteoros que atraviesan rpidamente la vida de los clubes. Esta nocin de estilo urbano o estilo de barrio no se agota en el reconocimiento de las formas de juego, se encarna tambin en hroes locales que son emblemticos y se traducen tambin en forma de hinchadas particulares, y a travs de un folklore particular. Se espera del hroe que exalte los valores y las calidades propias del grupo, a fin de admirarse admirndolo. Se construye, entonces una leyenda, un elemento legendario, una historia que les place poder contar y poder reconocerse en ella, y es cierto que aparecen all entonces estos hroes emblemticos de la ciudad que estn en consonancia con el imaginario local. Hay que decir algo, por ejemplo, del caso de Maradona que fue emblematizado en Npoles. Es cierto que su carcter virtuoso, lleno de facetas brillantes, su sentido de la familia y de la amistad, el hecho de que halla sido alguien que se volvi rico pero que conservaba una cultura de pobre, hizo que Maradona haya tenido algo particular con Npoles. A pesar de que, por ejemplo, se haba adaptado muy mal al tipo de juego geomtrico del Barcelona y al modo de vida de la capital catalana, una ciudad distinta, poco popular en sus formas de vida y en sus representaciones. Es que en Barcelona se prefiri siempre los jugadores de Europa del Norte, el amor por las lindas cosas que tiene Maradona, su carcter indisciplinado, lo hicieron en Npoles un verdadero hijo legtimo de la ciudad. Por otra parte se le reconocan orgenes napolitanos, una forma de adopcin como otro, y luego su ligazn con Giuliani y Russo de la Camorra, su paternidad ilegtima, el escndalo que revel su consumo de cocana, su abundante uso del telfono rosa (telfonos con nmeros pornogrficos). Nada de esto atent contra su reputacin y lo que fue muy sorprendente fue la transformacin de este personaje en algo intermedio entre el hroe y el santo; San Genarmando, (ustedes saben que San Genaro es el patrono de la ciudad de Npoles). Una transformacin, mitad parodia mitad seria, de Maradona en objeto de culto. Maradona constituy para Npoles lo que Platini a la Juventus de Turn. El poeta que se opone al filsofo. El estilo desconcertante opuesto al rigor geomtrico. Ustedes ven perfectamente como ac se crearon dos dolos en consonancia con el estilo de estas dos ciudades. Hay que insistir sobre las formas en que se cuentan las historias de los clubes. Cuando los napolitanos cuentan las historias de su club hay un temblor que produce la admiracin por el personaje que control la vida del club entre 1936 y 1967, D'Achile Lauro. l era un armador de barcos, intendente de la ciudad y que se destac por sus estallidos, sus denuncias, contra los errores de los rbitros. Cuando l recibi al jugador brasileo Vinicio lo convoc en su casa y le dio un bofetn para afirmar su autoridad de padre padrn. Cuando estaba descontento con los jugadores o con el entrenador los convocaba a las siete de la maana en su casa donde los reciba en calzoncillos recordndoles sus deberes de virilidad. Existen estas historias de los clubes donde los hinchas crean historias imaginarias y que forman episodios fuertes de la historia que se transmiten fundamentalmente en forma oral. An las crnicas locales ocupan en ello un rol importante, aunque no creo que los cronistas locales, los periodistas, den mucha informacin, porque las personas saben perfectamente el momento en que se produjo el dos a uno y saben perfectamente cul fue el jugador que hizo los goles. Pero estos cronistas y periodistas son muy importantes en la dramatizacin de los acontecimientos, igualmente que para difundir este tipo de acontecimientos que toman un sentido particular para los hinchas y las personas de la ciudad; estilo de juego, historia del club con sus jugadores. Lo que hay tambin que sealar es el tipo de participacin de la hinchada que es caracterstico de la ciudad o una parte de una ciudad. La burla punzante es una de las marcas de la hinchada. Si los hinchas hacen del juego un drama, tambin hacen del drama un juego. En el mundo de los hinchas florecen los juegos bajo forma de palabras, el juego sobre el sentido de las palabras, pero se ve algunos de los insultos muy expandidos y escuchando las intervenciones de ayer yo creo que hay una especie de internacional de los insultos. Pero cada club se singulariza, sin embargo, por formas especificas de participacin de su hinchada. En general, cuando Npoles llega a una cancha del norte de Italia, los hinchadas de los clubes adversarios despliegan una bandera que dice "Bienvenidos a Italia", pero los napolitanos retoman el estigma para estigmatizar mejor a los estigmatizadores. Y cuando ganaron el campeonato en el 87 y en el 90 pintan sobre las paredes: "Milano, Torino, Verona Eso es Italia? Mejor sera ser africanos". Hay una especie de placer en este juego de tomar los estigmas para estigmatizar a los estigmatizadores, y este componente de humor y de irona es muy fuerte, incluyendo ese elemento de diversin creados por la cantidad de metforas que se empiezan a elaborar. Existen, entonces a travs de estos ejemplos, el estilo del equipo y la historia que cuentan los elementos legendarios urbanos, el tipo de apoyo a una identidad, ms o menos imaginaria, de la ciudad o del barrio. PAGE 3