El FACTOR humano en - CSIC · El FACTOR humano en el desastre de ANNUAL Juan Muñozde Rueda Soy...

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El FACTOR humano en el desastre de ANNUAL JuanMuñozde Rueda Soy aficionado a leer Historia. Lo digo porque no quiero que se entienda que soy pretencioso al emitir juicios que, desdeluego, solo deberían adquirir valor si tuvieran naturaleza académica. Subrayodesde luego, de la mis- ma manera que una académica como M.R. de Madariaga, sen- tencia con un " por supuesto" prologando una tesis doctoral (Ver prólogo de "La sociedad ri- leña frente al Protectoradoespa- ñol de Marruecos" de Mimun Aziza) Mifalta de formación especiali- zada o, si prefieren, académica, no me impide dar una opinión personal que se ha formadodes- pués de la lectura de distintos autores y de alguna revisión his- toriográfiea que tienen el reco- nocimiento científico suficiente. Miinterés por los sucesos del de- rrumbamiento de la Comandan- cia General de Melilla en el vera- no de 1921 va más allá de esta afición a la Historia a pesar de la trascendencia política y por tan- to histórica, que aquellos tuvie- ron sobre la Españaalfunsina y prerrepublicana. Y si meapuran, tambiénsobre nuestra guerra ci- vil. Memuevemás yme eonmue- ve sinceramente la injusticia por la desmemoria ínflíngida a los miles de españoles y a un buen número de rifeños, sacrificados de forma cruel en muchos casos. Fueron, como los califica Rafael Martinez Simancas en su estu- penda novela "Docebalas de ca- ñón", precisamente eso "carne de cañón", o si lo prefieren, már- tires, como reza la placa en me- moria de dos soldados en el pe- queño pueblo de Jimera de Líbar en la sierra de Ronda que le pone nombre a la calle principal: "Martires de Igueriben’. Pretendo, comodigo al princi- pio, dar mi opinión sobre dos cuestiones que me rondan. La primerase refiere a las causas de la derrota en cuantoa la conside- ración de cuál fue la realmente determinante, dando por su- puesto que fueron múltiples los factores y circunstanciasque lle- varon a aquel desastre. La se- gunda cuestión, que es preocu- pante como la gripe en una per- sona de noventa años, es el sec- tarismo, o si prefieren endulzar- lo, la ideología impedimentaria de algunos historiadores. Los hechos resumidos dicen que en el comienzo del verano del año 1921, una parte importante del ejercito Español compuesto por 16.000 nacionales y 4.000 Dibujo de Gamonal para La Esfera indígenas, sobrepasabalos lími- tes de su capacidad de despliege sobre el terreno, coincidiendo con el río Kebir o Amekran en la cabila de Tensaman, cerca de ca- bo Quilates, amenazando a los Verano DE 1921 Una parte importante del ejercito Españolcompuesto por 16.000 nacionales y 4.000 rifeños, sobrepasaba los limites de su capacidad Aquellos SOLDADOS LLEGARON A constituir un frente de más de ochenta kilómetros en unalínea quebrada, sobre un territorio montañoso, muy complicado para las tropas 12000 SOLDADOS Los datos, fríos como el hielo, dicen que tres cuartas partes, 12.000 de ellos, fueron muertos. nunca sometidos por nación al- guna, rifeños de Beni Urriagel. Aquellos soldados llegaron a constituir un frente de más de ochenta kilómetros en una línea quebrada, sobre un territorio montañoso, muy complicado para el desenvolvimientode las tropas, soportando en esas fe- chas temperaturas límites y con el culo (retaguardia diría un mi- litar) al aire, seriamente amena- zado a través de un vasto territo- rio que los alejaba más de cien quilómetros de la Comandancia General de Melilla. Unas cien posiciones colocadas como en un despropósito. Losdatos, fríos como el hielo, di- cen que tres cuartas partes, 12.000 de ellos, fueron muer- tos. El resto heridos, prisioneros y los menos huidos a Melilla o a la zona francesa del protectora- do marroquí. La historiografía detalla con bastante precisión como murieron. Este dato es es- Foto: LaEsfera pecialmente sobrecogedor, de- bido a que un buen número fue masaeradosin armas en las ma- nos y no pocos asesinados tras una rendición pactada y previa la entrega del armamento. Mu- chos de sus cuerpos estuvieron meses insepultos en las mismas posiciones y blocaos, quedando momificados por la sequedad del clima. Muchos de ellos si- guen enterrados baja una super- ficial capa de tierra, dispersos, sin tumbas, a los pies de Iguerí- ben y de otros enclaves. Si hoy se visita la paz y la belleza de esas tierras, sabiendo qué fue lo que allí pasó, no debeextrañarsesi le invade un sentimiento raro. Al- guien puede creer que responde al intento de los espíritus de aquellos soldados muertos que todavía, noventa años después, no han conseguido reivindiear- se. Otros no creerán esto. Pero, oiga, la sensación seguro que le llega. Entrando en el análisis de las causas que desencadenaron tan relevante derrota del Ejercito Es- pañol y si hacemosabstracción de los méritos del enemigo rife- ño, aparecen múltiples motivos que, en muchos casos, interactú- an en la consecución del resulta- do final. Destacamos solo los de mayor relevancia, observando que obedecena dos grupos dife- rentes. Unas razones son de ín- O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Fecha: Sección: Páginas: No hay datos No hay datos 3296 € 07/08/2011 CEUTA 22,23

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El FACTOR humano en

el desastre de ANNUALJuan Muñozde Rueda

Soy aficionado a leer Historia.Lo digo porque no quiero que seentienda que soy pretencioso alemitir juicios que, desde luego,solo deberían adquirir valor situvieran naturaleza académica.Subrayo desde luego, de la mis-ma manera que una académicacomo M.R. de Madariaga, sen-tencia con un " por supuesto"prologando una tesis doctoral(Ver prólogo de "La sociedad ri-leña frente al Protectorado espa-ñol de Marruecos" de MimunAziza)Mi falta de formación especiali-zada o, si prefieren, académica,no me impide dar una opiniónpersonal que se ha formado des-pués de la lectura de distintosautores y de alguna revisión his-toriográfiea que tienen el reco-nocimiento científico suficiente.Miinterés por los sucesos del de-rrumbamiento de la Comandan-cia General de Melilla en el vera-no de 1921 va más allá de estaafición a la Historia a pesar de latrascendencia política y por tan-to histórica, que aquellos tuvie-ron sobre la España alfunsina yprerrepublicana. Y si me apuran,también sobre nuestra guerra ci-vil. Me mueve más yme eonmue-ve sinceramente la injusticia porla desmemoria ínflíngida a losmiles de españoles y a un buennúmero de rifeños, sacrificadosde forma cruel en muchos casos.Fueron, como los califica RafaelMartinez Simancas en su estu-penda novela "Doce balas de ca-ñón", precisamente eso "carnede cañón", o si lo prefieren, már-tires, como reza la placa en me-moria de dos soldados en el pe-queño pueblo de Jimera de Líbaren la sierra de Ronda que le ponenombre a la calle principal:"Martires de Igueriben’.Pretendo, como digo al princi-pio, dar mi opinión sobre doscuestiones que me rondan. Laprimera se refiere a las causas dela derrota en cuanto a la conside-ración de cuál fue la realmentedeterminante, dando por su-puesto que fueron múltiples losfactores y circunstancias que lle-varon a aquel desastre. La se-gunda cuestión, que es preocu-pante como la gripe en una per-sona de noventa años, es el sec-tarismo, o si prefieren endulzar-lo, la ideología impedimentariade algunos historiadores.Los hechos resumidos dicen queen el comienzo del verano delaño 1921, una parte importantedel ejercito Español compuestopor 16.000 nacionales y 4.000

Dibujo de Gamonal para La Esfera

indígenas, sobrepasaba los lími-tes de su capacidad de despliegesobre el terreno, coincidiendocon el río Kebir o Amekran en lacabila de Tensaman, cerca de ca-bo Quilates, amenazando a los

VeranoDE 1921Una parte importante delejercito Español compuestopor 16.000 nacionales y4.000 rifeños, sobrepasabalos limites de su capacidad

AquellosSOLDADOS LLEGARON Aconstituir un frente de másde ochenta kilómetros enuna línea quebrada, sobre unterritorio montañoso, muycomplicado para las tropas

12000SOLDADOSLos datos, fríos como elhielo, dicen que tres cuartaspartes, 12.000 de ellos,fueron muertos.

nunca sometidos por nación al-guna, rifeños de Beni Urriagel.Aquellos soldados llegaron aconstituir un frente de más deochenta kilómetros en una líneaquebrada, sobre un territoriomontañoso, muy complicadopara el desenvolvimiento de lastropas, soportando en esas fe-chas temperaturas límites y conel culo (retaguardia diría un mi-litar) al aire, seriamente amena-zado a través de un vasto territo-rio que los alejaba más de cienquilómetros de la ComandanciaGeneral de Melilla. Unas cienposiciones colocadas como enun despropósito.Los datos, fríos como el hielo, di-cen que tres cuartas partes,12.000 de ellos, fueron muer-tos. El resto heridos, prisionerosy los menos huidos a Melilla o ala zona francesa del protectora-do marroquí. La historiografíadetalla con bastante precisióncomo murieron. Este dato es es-

Foto: La Esfera

pecialmente sobrecogedor, de-bido a que un buen número fuemasaerado sin armas en las ma-nos y no pocos asesinados trasuna rendición pactada y previala entrega del armamento. Mu-chos de sus cuerpos estuvieronmeses insepultos en las mismasposiciones y blocaos, quedandomomificados por la sequedaddel clima. Muchos de ellos si-guen enterrados baja una super-ficial capa de tierra, dispersos,sin tumbas, a los pies de Iguerí-ben y de otros enclaves. Si hoy sevisita la paz y la belleza de esastierras, sabiendo qué fue lo queallí pasó, no debe extrañarse si leinvade un sentimiento raro. Al-guien puede creer que respondeal intento de los espíritus deaquellos soldados muertos quetodavía, noventa años después,no han conseguido reivindiear-se. Otros no creerán esto. Pero,oiga, la sensación seguro que lellega.Entrando en el análisis de lascausas que desencadenaron tanrelevante derrota del Ejercito Es-pañol y si hacemos abstracciónde los méritos del enemigo rife-ño, aparecen múltiples motivosque, en muchos casos, interactú-an en la consecución del resulta-do final. Destacamos solo los demayor relevancia, observandoque obedecen a dos grupos dife-rentes. Unas razones son de ín-

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Último mensaje por heliógrafo desde Igueriben a Annual

" Sólo quedan doce cargas de cuñónr que empezaremos a dis.parar para rechazar el asalto. Contadlas y, al duodécimo dis.paro, fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estare-

mos envueltos en la posición"

dole política, fundamentalmen-te la impopularidad de esa gue-rra percibida por el pueblo espa-ñol. Esto condicionaba una acti-tud rácana, en todos los órdenes,de los dirigentes políticos y, derebote, determinó el empleo delas tropas peninsulares y la for-ma en que se ejecutaban las ac-ciones de guerra. Al mismo tiem-po, la acción política, como sedenominaba al intento de adhe-sión de las cabilas por medios ci-viles o pacíficos, se basó en lacompra y pensionamiento demuchas familias que, a la postre,o no dio resultado o condujo pre-cisamente al opuesto del desea-do, armando a los afectos quedefectaron y aumentando la in-quina de los no mantenidos. El

otro grupo responde a cuestio-nes estrictamente militares y re-sulta diverso. Si destacamos losmás comentados, nos encontra-mos con el desprestigio de lasunidades peninsulares para el ti-ferio, consecuencia de su separa-ción de la primera línea de com-bate. El inadecuado uso de lastropas de Regulares y fuerzas dePolicía por distintos motivos queiban desde el origen de la reclutahasta el desempeño de funcio-nes eontrarias para las que secrearon. La deficiente prepara-ción y entrenamiento del solda-do, al que además se equipabapor debajo de las necesidadesoperativas. La conciencia gene-ralizada en la tropa de no enten-der los motivos de España. Laoficialidad y los jefes de las uni-dades no estuvieron, en muchoscasos, a la altura de las circuns-tancias. Por no estar, ni tan si-quiera estaban con sus unidadescuando se desencadenaron loshechos y, por último, la estrate-gia de avance y despliege llevadaa cabo de manera muy personalpor el comandante general quese reveló a todas luces inadecua-da.La última de estas razones, esdecir, el fracaso completo de mé-todos y procedimientos de losplanes de operaciones, de la es-trategia militar en suma, creoque se hubiera bastado por sí so-la, aún faltándole el apoyo de las

MuerteDE LOS SOLDADOSUn buen número fuemasacrado sin armas erl lasmanos y no pocos

asesinados tras unarendición pactada y previa laentrega del armamento

razones restantes, para provocarlos mismos resultados. Los rife-ños de Abdelkrim se toparon enTensaman con un ejército desba-ratado e inoperante antes de en-trar en combate directo. Visite elterritorio, sitúese en Igueriben oen Annual, tras la adquisiciónnecesaria de los datos históricos,y posiblemente opine como yo.No puedo cuestionar, por simpleignorancia y falta de elementosde juicio, la capacidad militardel Comandante General, perosi él (que en gloria esté) me per-mite, con algo de socarronería,le recomendaría para los efec-

MesesINSEPULTOSMuchos de sus cuerposestuvieron meses insepultosen las mismas posiciones y

blocaos, quedandomomificados por lasequedad del clima

tos, la lectura de un librito inte-resante. Vamos a obviar el tiem-po, dado que se editó en 2010. Setitula "La otra guerra de Afriea.Cólera y conflicto internacionalen la olvidada expedición mili-tar de Francia a Marrueeos en1859" de F.J. Martínez Antonio,historiador de la Medicina, delInstituto de Historia del Centrode Ciencias Humanas y Socialesdel CSIC. Narra las operacionesmilitares de un cuerpo de ejerci-to, similar en número al de Sil-vestre y que operó en un territo-rio de las mismas característicasorográficas y de paisanaje. Era

cercano a Beni Urriagel, los BeniSnasen. El ejercito fue sometidoa durísimas circunstancias agra-vadas por una terrible epidemiade cólera que los diezmó. Sindescubrir novedades relevantesen operaciones militares, descri-be detalladamente como actúa yse mueve una columna militarpara conseguir sus objetivos conprevención del éxito necesario.Seguro que esto ya lo sabía Sil-vestre. ¿Qué pasó entonces?.Aún sin que me lo permitan voy aenjuiciar ahora, siendo como esatrevida la ignorancia que sinpudor me adjudico. Fue el FactorHumano. Me refiero claro está aldel mando. Ese factor humanotan determinante en incontablessucesos históricos. El mismo fac-tor humano que llevó a Cortés ala conquista del imperio Aztecacon un grupo ridículo de hom-bres, arrastró al general Fernán-dez Silvestre a la muerte y al sa-crificio de tantos hombres ino-centes.Por último una referencia conci-sa y vuelvo a enjuiciar, refirién-dome a la carga ideológica quelastra a un número nada despre-ciable de historiadores académi-cos, en el sentido principal de lapalabra academia. El sectaris-mo, tanto nacionalista como po-lírico, convierte de hecho a laHistoria en un relato para adic-tos, por muy doctorado que seael investigador.

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